Trastorno obsesivo compulsivo


Trastorno obsesivo compulsivo

Respecto al tratamiento del trastorno obsesivo compulsivo, Gastó considera que “desde hace quince años no se han producido avances notables. Lo que se ha logrado es pulir y perfeccionar las técnicas de diagnóstico y clarificar los criterios que se emplean para el manejo de enfermos obsesivo compulsivo. El trastorno obsesivo compulsivo puro responde, prioritariamente, al tratamiento con antidepresivos serotoninárgicos. Se trata de enfermos particularmente graves porque no responden relativamente y requieren tratamientos combinados con terapias comportamentales. Son enfermos crónicos, aunque este término no guste. Lo que quiere decirse es que llevan años sin acudir al especialista y se requieren muchos meses para encontrar una respuesta favorable, aunque siempre suele haber síntomas residuales. Está calculado que entre el tres y el cuatro por ciento de la población mundial padece esta enfermedad”.

Explica el experto que “el trastorno obsesivo compulsivo no se considera un trastorno afectivo primario. Aunque en las entradas de clasificación actual se incluye en el terreno de los trastornos de ansiedad, hay un acuerdo casi unánime en que se trata de un trastorno con una entidad propia y muy específica”.

El trastorno obsesivo-compulsivo engloba entidades con diferentes caras


El trastorno obsesivo-compulsivo engloba entidades con diferentes caras
Tradicionalmente encuadrado en los desórdenes de ansiedad, el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) parece una enfermedad bastante más amplia de la que debería hablarse en plural. Así, cada tipo de TOC requiere un tratamiento específico, tal como ha puesto de manifiesto uno de los especialistas que más ha trabajado en esta enfermedad, Joseph Zohar.
Sonia Moreno 20/03/2007
El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) nos remite a la imagen de un paciente lavándose compulsivamente las manos. Ciertamente, los rituales de lavado, así como los de comprobación y de puesta en orden de objetos son síntomas característicos de esta entidad psiquiátrica, pero no son los únicos: "El TOC, aunque sería mejor hablar de los TOC, es la enfermedad del Y si...; los pensamientos negativos se suceden en el paciente, que no puede evitar imaginar la peor posibilidad ante un hecho cualquiera y actuar como si esa suposición fuera real", ha explicado Joseph Zohar, director de la División de Psiquiatría del Centro Médico Chaim Sheba, en Israel, y de la Clínica de Ansiedad y TOC de este centro.

Zohar, que se encuentra en Madrid con motivo del XV Congreso Europeo de Psiquiatría, es uno de los mayores especialistas en TOC y, de hecho, codirige el grupo que está elaborando los nuevos criterios para el diagnóstico del espectro de conductas obsesivas-compulsivas que se incluirán en el DSM V-ICD.

"Uno de nuestros propósitos para el DSM V es abandonar el término trastorno obsesivo-compulsivo y acuñar el de trastornos, porque, en realidad son varios: por ejemplo, está el TOC que se combina con los trastornos del tic -como el síndrome de Tourette, una enfermedad caracterizada por movimientos y vocalizaciones involuntarios-; si tienes TOC y un trastorno de tic, el tratamiento es diferente al de otros tipos de TOC: habría que administrar una combinación de inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina y de agonistas dopaminérgicos".

Además, el TOC se considera parte de los trastornos de ansiedad según la clasificación DSM IV, cuando "no creemos que deba constreñirse sólo a un desorden de la ansiedad, sino considerarse una enfermedad bastante más amplia". Zohar cita entre las diferencias que alejan al TOC de los trastornos de ansiedad la prevalencia según el sexo: "En general, los trastornos de ansiedad se producen con más frecuencia en las mujeres, mientras que en el TOC, cuya prevalencia en la población general es de un 2 por ciento, la proporción es 1:1; tampoco hay respuesta a los fármacos noradrenérgicos ni a las benzodiacepinas, como en cambio sí ocurre con los trastornos de ansiedad".

En la esquizofrenia
Otro de los tipos de TOC, identificado por el propio Zohar y Juan José López Ibor, es el trastorno esquizo-obsesivo. En alusión al psiquiatra español, Zohar ha recordado que "fue el profesor López Ibor el primero en describir el papel de los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS) en el TOC, la base actual del tratamiento del trastorno, aunque siempre en dosis mayores de las que empleamos con otros tipos de enfermedades psiquiátricas para las que también se indican los ISRS".

Ahora, estos psiquiatras han comprobado que el 20 por ciento de los pacientes con esquizofrenia tienen síntomas obsesivo-compulsivos.

En estos pacientes, tenemos que tratar ambas enfermedades. Esta alteración es un ejemplo más de las diversas caras del TOC, que pueden despistar al clínico: "Si un médico no está obsesionado por el TOC y no hace preguntas específicas no lo detectará".

Las preguntas recomendadas son: ¿se lava mucho? ¿Lo comprueba siempre todo? ¿Se preocupa por la simetría y/o el orden? ¿Suele tener pensamientos de los que le gustaría deshacerse pero no puede? ¿Tiende a acumular cosas o a coleccionarlas?. "Mi experiencia es que sin ellas no puedes diagnosticar un TOC. No es cuestión de que contesten afirmativamente a un número concreto, tan sólo son la base para empezar a hablar del tema".

Hechos vitales que conducen al TOC
El origen neurobiológico del TOC no significa que haya factores vitales que puedan contribuir a desencadenarlo en los sujetos predispuestos. Así, Zohar se ha referido a dos hechos biográficos que favorecen la aparición del trastorno: un episodio traumático y el embarazo. Durante este último y después del parto, se produce un aumento del riesgo de desarrollar conductas obsesivo-compulsivas.

"Es menos conocido, y también menos frecuente que la depresión postparto, pero también se produce; al parecer con el aumento de la oxitocina, una hormona que se ha relacionado con el trastorno".

En cuanto al trastorno por estrés postraumático, se calcula que un 30 por ciento de los afectados desarrollará el TOC. "El estrés postraumático es uno de los cuadros psiquiátricos donde se puede realizar tratamiento preventivo, evitando en el afectado la memoria emocional que lo desencadene

psicología transpersonal


Soy un observador de la niebla", se autodefine el doctor Almendro: "Construyo puentes entre lo decible (material) y lo indecible (espiritual), busco resquicios y tiendo escaleras". Dice el doctor Almendro (obras en las editoriales Kairós y La Llave) que cada día se dan más crisis psíquicas: catalogadas como patologías, Almendro las ve como grietas que se abren hacia la conciencia, vías de sanación de una vida absurda. Desde tal perspectiva aborda la psicología transpersonal estas rampantes crisis, que sostiene que son oportunidades al conocimiento verdadero, a otro encaje en el mundo. Por eso diagnostica el doctor Almendro (www.oxigeme.com) que "el caos se avecina" para generar otro paradigma: igual que hay cambio climático en la biosfera, así lo hay en la psicoesfera.

- ¿Qué es la psicología transpersonal?

- La que entiende que la psique traspasa al individuo, que no está constreñida a la personalidad individual, al yo, al ego personal.

- ¿Tengo vida psíquica más allá de mi psique personal? Cuesta de aceptar.

- A Jung también le costó aceptarlo, aunque al final lo hizo: "En la medida en que la psique tiene un aspecto no espacial, puede haber psique fuera del cuerpo", escribió.

- ¿Una psique impersonal, pues?

- Transpersonal: la psique traspasa el ego. Abraham Maslow ya señaló que la psicología transpersonal se centra y focaliza en el cosmos, no en el ego encapsulado.

- ¿Quién fue el primero en sostener esto?

- Un viejo texto alquímico ya apuntaba: "El alma sólo está confinada al cuerpo parcialmente, al igual que Dios está sólo parcialmente confinado al cuerpo de mundo".

- Ah. ¿Estamos hablando de psicología... o de otra cosa distinta?

- De psicología... transpersonal.

- ¿Qué relación existe entre mi psique personal y la transpersonal?

- Estamos en un terreno misterioso y fascinante, contemplado en la teoría del caos, de los fractales y los hologramas: ¡cada parte del conjunto contiene el conjunto entero!

- ¿Y qué dice de esto la psicología clásica?

- No lo contempla.

- Pero si mi psique palpita más allá de mí..., ¿qué soy yo?

- Ésa es una pregunta palanca: ¡no deberíamos dejar de formulárnosla jamás! Y, más que para respondérnosla, se trata de no dejar de hacérsela, de vivir en ella...

- Pero sé algo seguro: soy un cuerpo.

- Eres cuerpo, y emociones, y mente... y conciencia.

- ¿La conciencia es un precipitado mental?

- La conciencia está más allá de la mente: conoce sin el discurrir de la mente. Y podemos ejercitarnos para ir haciéndonos más y más sensibles a la conciencia.

- ¿Cómo?

- Partamos del cuerpo, lleguemos a la emoción, subamos a la mente... y detengámosla.

- ¿Por qué?

- Porque la mente está adaptada para la supervivencia cotidiana, y para eso es muy útil. Pero te distrae de la conciencia. Si aprendes a detener su actividad a voluntad, modificarás tu percepción: aflorará la conciencia.

- ¿Y qué ganaré, en tal caso?

- Una vivencia curativa, terapéutica. Ya estamos usándola como psicoterapia: te ayuda a ver más allá de tu obviedad material.

- ¿Y qué es lo que se ve?

- La realidad integral. Porque en nuestro estado ordinario tememos a la vida interior... y por eso nos volcamos en la vida exterior, en los objetos. ¿Y es eso la realidad? ¡No! Hemos llegado al extremo de convertirnos en "materia mecánica rentable" y nada más: ¡el hombre es ya sólo un producto de supermercado para el hombre...!

- ¿Estamos apartados de la conciencia?

- Sí, y quizá por ello estamos de parto: veo cada día más casos de "crisis emergente".

- ¿Qué es eso?

- Así llamo a un estado de crisis, de desasosiego, de caos personal, de sentirte roto. Me llega cada día más gente así a la consulta...

- ¿Y qué les ocurre?

- Expresan un desencaje entre esa "vida mecánica" que nos han convencido de que es la buena... y atisbos de conciencia.

- ¿Qué tipo de atisbos?

- Pueden manifestarse como una alucinación, una vivencia inexplicable... Y esas personas me vienen a ver aterrorizadas, ¡temiendo estar volviéndose locas!

- ¿Y no?

- ¡No!

- ¿Y qué hace usted?

- Si te hacen creer que ante ciertas vivencias no ordinarias estás volviéndote loco..., ¡acabarás loco! Así que, como le dije el otro día a un paciente: "No sólo no estás loco, sino que estás excesivamente cuerdo".

- ¿Y le sirvió eso de algo?

- Le serenó.

- ¿No debemos temer a la locura, doctor?

- Sólo debemos temer al miedo. El miedo nos destruye. Mire, deberíamos entender que el mundo cotidiano no es más que una alucinación... conveniente. Pero alucinación, al cabo. La alucinación en la que vives.

- Es una forma de verlo...

- Es que no hay más que eso: formas de ver. Soportamos el rozamiento del mundo gracias a que llegamos aquí con una coraza, la coraza de nuestra psicogenealogía. Y la mayoría de las personas muere con esa coraza puesta. Pero a otras comienza a apretarles hasta la asfixia... y necesitan romperla, mudarla por otra más flexible.

- Ah, he ahí su "crisis emergente", ¿no?

- Ajá. También se le llama "enfermedad". Bueno, pues si se trata de una patología, digo que es una "patología iniciática".

- ¿Iniciática en qué sentido?

- Para la psicología transpersonal, todo obstáculo es palanca. ¡Es la ciencia que permite transformar el sufrimiento en dicha!

- Vaya, ¡menuda piedra filosofal...!

- La ciencia convencional sostiene que el gen, la hormona, la neuroquímica, es causa de tal o cual alteración. ¿Sí? Es causa... ¿o es efecto? ¿Y si..., y si en verdad la conciencia pudiese alterar lo bioquímico?

- ¿Puede?

- Desarrollo ahora un protocolo de investigación con anatomopatólogos para testar nuestra capacidad de acceder a nuestra farmacia interior. Éste es el reto último de la ciencia: habérselas con lo inmaterial.



fuente:Entrevista publicada en La Contra de la Vanguardia el 14/09/2007, y realizada por Víctor-M Amela

¡Zas!





Un día, en 1972, al doctor Rosenhan se le ocurrió una extraña idea. Llamó por teléfono a ocho amigos y les preguntó si tenían algo que hacer durante el próximo mes. Cuando Rosenhan les explicó lo que se proponía, todos dejaron de lado su agenda, sus trabajos y sus vidas familiares y respondieron que no. No tenían nada que hacer en absoluto durante el próximo mes.


La semana siguiente fue extraña para David Rosenhan y sus ocho amigos. Ninguno de ellos se duchó, afeitó, depiló ni lavó los dientes. Además, es probable que el experimento que se proponían llevar a cabo los estuviera poniendo bastante nerviosos. Por fin, una mañana, se levantaron de la cama y se vistieron con ropa manchada o vieja. Salieron de sus casas y se dirigieron, cada uno de ellos, a un hospital psiquiátrico con servicio de urgencias. Eran hospitales de todo tipo, desde los más lujosos a los más baratos. Hospitales psiquiátricos repartidos por todos los Estados Unidos.


Cuando fueron atendidos solo mintieron en su nombre y en su residencia. El resto de datos que proporcionaron eran completamente ciertos. Por fin, en todos los casos, en todos los hospitales, el médico les hacía la pregunta crucial.

-¿Por qué está usted aquí, señor?

-Oigo voces -respondían todos.

-¿Voces? ¿Y qué dicen?

- ¡Zas! -respondieron todos.

Estar cuerdo en sitios de locos





Rosenhan estaba convencido de que la psiquiatría tenía problemas graves. En los años setenta hablar de psiquiatría era casi sinónimo de hablar de psicoanálisis. Y éste tiene más de filosofía -siendo amables- que de ciencia. Licenciado en psicología y en derecho, Rosenhan se dispuso a preparar un experimento con el que averiguar la fiabilidad de los diagnósticos psiquiátricos: infiltrar un grupo de falsos pacientes. Las instrucciones que dio a sus amigos fueron bien simples. Solo debían mencionar las voces imaginarias en el momento de su ingreso. Inmediatamente después de ingresar, aquellos que ingresaran, debían decir que ya estaban bien. Lo único que tuvieron que ensayar antes del experimento era como esconder pastillas bajo la lengua.




A todos ellos se les diagnosticaron enfermedades graves: esquizofrenia paranoide y psicosis maniacodepresiva. Todos ellos fueron ingresados. Los psiquiatras que los trataron explicaron su locura en base a las experiencias personales de cada uno de ellos. En todos los casos, para los médicos que diagnosticaron a los falsos pacientes, sus problemas eran consecuencia de sus experiencias personales. Un único y absurdo síntoma, ¡Zas!, era explicado igual en un grupo de pacientes completamente diferentes.




Una vez ingresados todos los participantes en el experimento se comportaron de forma completamente normal. Dijeron a los médicos que ya estaban bien. Que ya no escuchaban las voces. Eran educados, comían y, en teoría, tomaban su medicación, un montón de pastillas que ocultaban bajo la lengua y luego escupían en el váter. Sin embargo todos permanecieron ingresados una media de 19 días, 7 días el que menos y 52 el que más. Todos fueron dados de alta por “una buena reacción al tratamiento y una remisión de los síntomas”




Ni los médicos ni las enfermeras se dieron cuenta de que sus pacientes estaban completamente sanos. Los locos sí. Uno de ellos le dijo a Rosenhan: “Tú no estás loco. Eres periodista o profesor” Y otro: “Estás espiando el funcionamiento del hospital”




En 1973 Rosenhan publicó un artículo en la revista Science sacando a la luz su experimento y dejando a la psiquiatría con el culo al aire. Se títulaba “On Being Sane in Insane Places” (Estar cuerdo en sitios de locos) y con él, Rosenhan se ganó el desprecio de multitud de psiquiatras.

Un hospital negó la validez científica del experimento y aseguró la completa eficiencia de su servicio de urgencias. Lanzaron un reto a Rosenhan: durante los tres meses siguientes debía enviar uno o más pacientes falsos al hospital y éste se comprometía a detectarlos con facilidad. Sus psiquiatras no erraban en los diagnósticos. Rosenhan recogió el guante. Los resultados no pudieron ser más favorables para el hospital ya que sus psiquiatras detectaron con suma facilidad y sin género de duda a 41 impostores. Sin embargo, Rosenhan no había mandado a nadie... Habría sido interesante contemplar las caras de los psiquiatras cuando conocieron esto, así como saber que fue de los pacientes que, con algún problema grave (alguno habría entre los 41), fueron enviados a casa acusados de farsantes.


Spitzer, un importante psiquiatra psicoanalista fue uno de los críticos más duros con el trabajo de Rosenhan calificándolo de acientífico. Es curioso que un psicoanalista acuse a nadie de acientífico, pero Spitzer parecía llevar bien la contradicción. Confiaba por completo en los nuevos métodos de diagnóstico psiquiátrico recogidos en el DSM-III 1980 (Manual diágnostico y estadístico de los trastornos mentales), usado por prácticamente todos los psiquiatras de Estados Unidos y de Europa. Sin embargo, el DSM no era ni tan riguroso ni tan científico como afirmaba Spitzer. La homosexualidad dejó de ser considerada una enfermedad mental en la edición de 1968 (DSM-II) y lo extraño no es la fecha tan tardía, lo extraño fue que está decisión fue tomada mediante votación de los miembros de la Asociación Americana de Psiquiatras. Desde luego es un método muy democrático, pero de científico no tiene nada. ¿Alguien puede imaginarse a un grupo de físicos sometiendo a votación cual es la velocidad de la luz? ¿O la forma de la molécula de ADN?


Feynman va al loquero


Lo que le sucedió al físico Richard Feynman (Informe minoritario, El jardinero fiel de Stalin) cuando acudió al examen médico para decidir si era apto para el ejército habría encantado sin duda a Rosenhan. Feynman fue una de las mentes más lúcidas del siglo XX y un científico de primera línea. Fue llamado a filas ya que la ocupación de Alemania tras la Segunda Guerra Mundial requería de una fuerza importante. Pero antes de ingresar en el ejército, todos los reclutas debían pasar un examen médico. Y esto incluía también un examen psiquiátrico.



Las conversaciones de Feynman con los psiquiatras están recogidas en sus memorias “¿Está usted de broma, sr. Feynman?” y, la verdad, no tienen precio. Aquí reproduzco algunas de ellas:



Tomo asiento frente a él, en la mesa, y el psiquiatra empieza a ojear mis papeles, “¡Hola, Dick! -me dice con voz alegre-. ¿Dónde trabajas?”

Yo estoy pensand: “¿Quién se cree este tío que es para llamarme por mi nombre de pila?” Y respondó fríamente: “Schnectady”

[...]

“¿Crees que la gente va por ahí hablando de ti?”, me pregunta en voz baja y con tono serio.

Yo me animo y contestó en seguida: ”¡Desde luego! Cuando voy a casa de mi madre no hace más que contarme lo que sus amigas dicen de mí” Pero el tío no está escuchando mi explicación. En cambio, se pone a anotar algo en mi papel.

Después en tono grave e igualmente serio, me dice: “¿Te parece que la gente se te queda mirando?”

Estoy a punto de decir que no, cuando va él y añade: “Por ejemplo, ¿crees que alguno de los chicos que esperan en los bancos está mirándote ahora?”

[...]

“Psé. Creo que habrá un par de ellos mirándonos”

Él me dice: “Bueno, vuélvete y compruébalo”, ¡pero él no se molesta siquiera en averiguarlo él mismo!

Me vuelvo, y no falla, dos tíos mirándonos. Así que los señaló y digo: “Sí, nos está mirando aquél y también aquél otro” Y, claro, cuando me vuelvo y los señaló los demás empiezan a mirarnos también, así que digo: “Y ahora también aquél, y el otro, y el de más allá...¡ahora todos!” Pero el psico no se molesta en levantar la vista y mirar. Está ocupado en escribir más cosas en mi papel.

[...]

“¿Habla usted solo, consigo mismo?” me dice.

“Pues sí. A veces, cuando me estoy afeitando o pensando; a veces, pero muy de cuando en cuando.” Sigue escribiendo cosas en mi informe.

[...]

“¿Cree usted en lo supranormal?”

Respondo: “No se que es “lo supernormal”

“¿Cómo? ¿Es usted doctor en física y no sabe lo que es lo supernormal?”

“Exactamente”

“Es lo que sir Oliver Lodge y su escuela defienden”

No es que fuera de gran ayuda pero ya sabía de que se trataba. “Usted se refiere a lo sobrenatural”

“Puede llamarlo así si lo desea”

“Perfectamente, lo haré”

“¿Cree usted en la telepatía mental?”

“Yo no. ¿Usted sí?”

“Bueno, procuro mantener la mente en disposición receptiva”

“¿Cómo? ¿Un psiquiatra como usted, en disposición receptiva? ¡Ja!”

El diálogo siguió así durante largo rato.

Ya casi al final de la entrevista me dice: “¿Qué valor da usted a la vida?”

“Sesenta y cuatro.”

“¿Por qué ha dicho usted sesenta y cuatro?”

“¿Pues en cuánto supone usted que se debe medir el valor de la vida?”

“¡NO! ¡Lo que quiero saber es por qué ha dicho usted sesenta y cuatro y no setenta y tres, por ejemplo!”

“Aunque yo le hubiera dicho setenta y tres, usted, me habría hecho la misma pregunta”


Feynman, por supuesto, fue declarado “INÚTIL PARA EL SERVICIO”


fuente: salinger. que supo aconsejarme en los peores momentos

la vida que nos toca vivir


a veces me cuestiono si la sociedad en la que vivimos no contribuye a los trastornos mentales tanto como puede contribuir la genética. la predisposición a la ansiedad es nuestro pan de cada día vivimos en un una sociedad de consumo deshumanizada en la que las relaciones sociales están limitadas por la escasez de tiempo que nos deja el trabajo. el cual solemos repartir entre amigos y familia y no tenemos tiempo para nosotros mismos para ordenar nuestras ideas para hacer limpieza mental y descansar de los problemas cotidianos.nos solemos dejar para lo ultimo. ya descansare cuando tenga vacaciones o cuando me jubile. suelen ser los comentarios que solemos hacer a los amigos y familiares cuando nos dan un toque de atención y seguimos con nuestra estresante rutina diaria sin prestar atención a los avisos que nos da nuestro organismo que no esta preparado para hacer frente a las duras jornadas diarias a las que le sometemos.el trabajo, los asuntos pendientes, las cargas familiares, las presiones económicas, el tráfico, las prisas…, en una sociedad competitiva y cambiante en la que vivimos, en la que no importa el alma. y ha convertido nuestras ciudades en junglas de hormigón donde somos presas fáciles de la ansiedad y las enfermedades mentales. como seria nuestra vida en otro tipo de sociedad menos industrializada donde se conciliase la vida familiar con la vida laboral y tuviésemos tiempo para nosotros mismos?. seguirá siendo una autopia pero sirva como reflexión
habrían tantas depresiones,tantos infartos etc. lograríamos ser felices o por el contrario el ser humano no esta preparado para la felicidad y cuando no tenemos problemas nos los inventamos.

toc Cómo identificarlo y qué hacer al respecto?



Una enfermedad en la que las obsesiones y compulsiones obstaculizan el desarrollo de la vida cotidiana de las personas. ¿Cómo identificarla y qué hacer al respecto?
La Asociación Psiquiátrica Americana ha definido al trastorno obsesivo compulsivo (TOC) como un mal de ansiedad que impide el trabajo o la vida normal debido al poco control que se tiene sobre las obsesiones y compulsiones. Puede aparecer durante la niñez o adolescencia, pero muchas veces no se le da la importancia que merece.

Para entender el TOC es necesario diferenciar entre obsesión y compulsión y saber identificarlas.

Las obsesiones son pensamientos e impulsos recurrentes que suelen ser exagerados e irracionales. Las personas con TOC las reconocen como problemas, pero aunque trata de ignorarlos, no puede resolverlos con lógica o razonamiento. Las más típicas son inquietudes excesivas sobre la contaminación, la limpieza y la necesidad de simetría o exactitud.

Por otro lado, las compulsiones son comportamientos repetidos que se realizan como respuesta a una obsesión y están destinados a reducir la angustia que provocan éstas. Por ejemplo, las personas con TOC pueden repetir una misma frase o comportamiento con la intención de alejar el daño del que creen pueden ser víctimas debido a una obsesión. Asimismo, pasan horas lavándose o limpiando para eliminar todo tipo de contaminación, organizan por orden alfabético todos los libros que poseen y aún así sienten que no están acomodados perfectamente, coleccionan de manera exagerada cualquier objeto o verifican información cientos de veces.

La causa del TOC es desconocida, se piensa que se trata de un desequilibrio bioquímico en el cerebro, es decir, una falla en el transporte de mensajes neurales entre las células cerebrales. Existen estudios que suponen que es heredado, pero se cree que factores ambientales también pueden ocasionarlo.

Es importante mencionar que las personas con TOC casi siempre tratan de esconder su problema por temor a ser discriminados, es común que logren ocultar los síntomas obsesivocompulsivos. Desafortunadamente, esto puede ocasionar que los rituales del trastorno estén muy arraigados y sean difíciles de cambiar.

El TOC no desaparece por sí solo, por eso es muy importante detectarlo con tiempo y obtener tratamiento médico, el cual vario dependiendo del caso y del avance y profundidad de la enfermedad.

Este trastorno suele empezar a edad temprana, si se detecta oportunamente será mucho más sencillo evitar que los síntomas empeoren con el tiempo; de lo contrario, de acuerdo con la Secretaría de Salud, puede provocar discapacidad porque no permitirá que una persona lleve a cabo sus actividades cotidianas.

De acuerdo con este organismo, entre 15 y 25 por ciento de las personas que padecen TOC tiene problemas laborales y cerca del 50 por ciento se divorcia debido a este mal sin haberlo detectado.

En México no existen muchas instituciones dedicadas a estudiar y tratar este padecimiento, pero afortunadamente en el Instituto Nacional de Psiquiatría Juan Ramón de la Fuente se cuenta con una clínica dedicada exclusivamente a este mal.

Les recomiendo que revisen este test para detectar el grado de carácter obsesivo compulsivo en cualquier persona. Se debe responder con rapidez y sin pensar mucho en el significado exacto de la pregunta, pero lo más importante es que el resultado no es un diagnóstico final. En caso de que conozcan a alguien que padezca TOC deben acudir con un especialista.

Estudios con rayos X muestran cambios significativos en la actividad cerebral después de cuatro semanas de terapia diaria para el trastorno obsesivo-c


Por David Douglas
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NUEVA YORK (Reuters Health) - Estudios con rayos X muestran cambios significativos en la actividad cerebral después de cuatro semanas de terapia diaria para el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), según investigadores en California.

El TOC es un tipo de trastorno de ansiedad que produce pensamientos u obsesiones recurrentes sobre un temor particular, como la suciedad en el cuerpo. Este pensamiento hace que las personas que lo sufren intenten apaciguar la ansiedad, como lavarse las manos permanentemente.

"Nuestros resultados destacan los beneficios extraordinarios y rápidos de la terapia (cognitiva conductual) intensiva y diaria para el TOC, aun en pacientes que no han respondido a la terapia estándar", dijo a Reuters Health el autor principal del estudio, doctor Sanjaya Saxena.

La terapia cognitiva conductual es un tipo de consejería muy utilizado, en el que una paciente con TOC aprende a reconocer y a manejar un pensamiento erróneo en lugar de tratar de modificar los sentimientos que provoca.

"No hay duda de que la terapia cognitiva conductual intensiva debería ser el tratamiento de primera elección" para los pacientes con TOC que no responden al tratamiento estándar, agregó Saxena.

En la revista Molecular Psychiatry, el equipo dirigido por Saxena, de University of California, en San Diego, señala que la terapia cognitiva conductual intensiva mejora significativamente el TOC en cuatro semanas con gran efectividad.

Para conocer si se podían documentar los cambios en la actividad cerebral después de un período de terapia tan corto, el equipo realizó a 10 pacientes estudios especiales por tomografía computarizada antes y después de las cuatro semanas de terapia cognitiva conductual. Esos mismos estudios también los hicieron a 12 personas normales (grupo control).

La terapia cognitiva conductual consistió en sesiones individuales de 90 minutos cada una cinco días a la semana, más cuatro horas diarias de "tarea" en el hogar.

Los pacientes tratados con terapia cognitiva conductual notaron una mejora significativa de los síntomas y la terapia demostró alterar la forma en que las sustancias químicas se procesaban en varias áreas clave del cerebro.

"Los resultados deberían alentar a los médicos a utilizar la terapia cognitiva conductual intensiva, que no se encuentra disponible masivamente", dijo Saxena.

"Ellos deberían también convencer a los seguros de salud y a terceros pagadores a cubrir la terapia cognitiva conductual intensiva, dado que la mayoría no lo hace, porque es muy efectiva en un período tan corto y produce efectos neurobiológicos", agregó el investigador.

FUENTE: Molecular Psychiatry, online 17 de enero del 2008.

Trastorno Obsesivo Compulsivo Postparto


Uno de los trastornos conductuales postparto menos reportados y menos diagnosticados es el trastorno obsesivo-compulsivo postparto (TOCP), el cual puede llegar a convertirse en una condición médica extremadamente angustiante para muchas mujeres. A pesar de que los expertos no están completamente seguros del número exacto de mujeres que se encuentran afectadas por este trastorno; se estima que entre un dos y un tres por ciento de mamás primerizas o recientes padecerán TOCP.

¿Qué es el TOCP?
Las personas afectadas por trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) carcomen su mente con pensamientos particulares, con impulsos o con ciertas imágenes. Estos pensamientos o impulsos -por lo general- llevan a estas personas a pasar por un estado de gran ansiedad, a disgustarse con suma frecuencia y a sentirse molestas. Como consecuencia de ello, las personas que padecen TOC tienen impulsos compulsivos que las ayudan a aliviar y a olvidarse momentáneamente de esos pensamientos plagados de ansiedad y de tristeza.

La principal diferencia entre el TOCP y el trastorno obsesivo-compulsivo que afecta a la población general, es que las mujeres que desarrollan el trastorno durante el período postparto tienden a focalizar sus pensamientos obsesivos en sus bebés. A pesar de que las mujeres que padecen este trastorno pueden llegar a ser propensas a desarrollar pensamientos bizarros; las mismas son absolutamente conscientes del hecho de que sus pensamientos no son normales. No obstante, algunas mujeres que padecen dicho trastorno se muestran reticentes a pedir ayuda, por miedo a que otras personas puedan llegar a mirarlas con desprecio, a causa de sus peculiares pensamientos y temores.

Síntomas del Trastorno Obsesivo-Compulsivo Postparto
Los signos típicos del TOCP afectan negativamente la rutina diaria de la mujer que padece este trastorno, y pueden llegar a influenciar en sus relaciones personales. Los rituales que muchas mujeres establecen para poder afrontar y lidiar con sus pensamientos obsesivos les consumen demasiado tiempo e interfieren en sus actividades cotidianas. Entre los signos propios del trastorno obsesivo-compulsivo postparto se pueden incluir:

Pensamientos intrusivos, recurrentes y obsesivos, los cuales usualmente involucran al bebé.
Comportamiento elusivo, posiblemente relacionado con el bebé, pero - generalmente- nada que pueda llegar a causar temor o preocupación.
Establecimiento de rituales entre los que se pueden incluir:
Conductas repetitivas (tocar el pomo o la manija de cada puerta por la que pasan.).
Comportamientos obsesivos, relacionados con limpiar y/o lavar cosas constantemente.
Acaparar y guardar cosas (acciones que llevan a cabo para combatir su temor de perder objetos).
Ansiedad y/o depresión.
Temor.
Las mujeres afectadas por el TOCP usualmente experimentan pensamientos obsesivos relacionados con la posibilidad de que su bebé pueda lastimarse. Ésto puede llegar a dar como resultado el desarrollo de comportamientos repetitivos, tales como: esterilizar repetidamente la mamadera del bebé por temor a que la misma pueda contaminarse, o ir a ver y controlar al bebé una excesiva cantidad de veces. Algunas mujeres también podrían albergar temores relacionados con el hecho de que ellas mismas posiblemente podrían llegar a lastimar a sus bebés de alguna manera, como por ejemplo: ahogar al bebé mientras lo están bañando. No obstante, aunque estos temores pueden llegar a convertirse en extremadamente turbadores; muy pocas mamás que padecen este particular trastorno son propensas a dañarse a ellas mismas o a dañar a sus bebés.

¿Quiénes Corren Riesgo de Desarrollar TOCP?
A pesar de que cualquier mujer cuenta con potencial para desarrollar TOCP, las mujeres que posean antecedentes personales o antecedentes familiares de haber padecido trastorno obsesivo-compulsivo corren mayor riesgo de desarrollar TOCP. Por otro lado, las mujeres que desarrollan trastorno obsesivo-compulsivo durante su embarazo son - por lo menos- dos veces más propensas a desarrollar TOCP.

Aunque el TOCP puede surgir por primera vez durante el período postparto, a estas mujeres ya se les podría haber diagnosticado TOC antes de que quedaran embarazadas. En este caso, los síntomas del TOC incluso podrían llegar a empeorar durante el período postparto.

Sometiéndose a los Tratamientos Adecuados
Es verdaderamente importante que todas las mujeres afectadas por TOCP busquen ayuda profesional. Si este trastorno no fuera tratado a tiempo, el TOCP podría llegar a afectar negativamente las capacidades de la mujer que lo padeciera, así como también podría llegar a interferir en las relaciones con su pareja, con sus familiares, con sus amigos y con su bebé.

Existen diferentes opciones de tratamientos; los cuales están disponibles para las mujeres que padecen TOCP. Algunas podrían ser tratadas con medicamentos anti-obsesivos. Otras podrían recibir medicación, combinada con otros tipos de tratamientos, o quizás podrían no tener que consumir ninguna clase de medicación.

Otros tratamientos disponibles utilizan la psicología para poder ayudar a estas mujeres. A través de diferentes tipos de asesoramiento, entre los que se incluyen: terapia de pareja, grupos de apoyo, terapia interpersonal y terapia de comportamiento cognitivo, las mujeres que padezcan este trastorno serán capaces de modificar su comportamiento y su forma de actuar. Ésto las ayudará a ganar control sobre el TOCP.

La última forma de terapia, toma en cuenta un enfoque social para tratar este problema. A través de diferentes tratamientos, las mujeres que padezcan TOCP serán capaces de aprender estrategias de adaptación. Además, debido a que este enfoque hace participar a la pareja, a los familiares y a los amigos de la mujer afectada; la misma podrá crear una red de apoyo social.

Teniendo en cuenta los diferentes tratamientos y sus particulares enfoques, será posible que todas las mujeres que padezcan TOCP puedan someterse a una terapia personalizada; la cual será la más beneficiosa de acuerdo a su caso particular. Con los cuidados y los tratamientos adecuados, es posible que cualquier mujer que padezca este trastorno pueda sobrellevar su dolencia y recuperarse completamente .

La función eléctrica del cerebro


La función eléctrica del cerebro

La sinapsis es el procedimiento de transmisión de información en forma eléctrica entre una neurona y otra. Entre las células cerebrales existe un espacio en el que se registra un intercambio de información por elementos llamados neurotransmisores. Todo el cerebro se comunica por pequeños impulsos de electricidad, explica el psiquiatra duranguense Carlos Salas Martínez.

Dentro de la sinapsis existe un mecanismo de recaptura de un neurotransmisor, que comúnmente es la serotonina. El antidepresivo no sustituye ningún elemento en el cerebro, sino que simplemente provoca que la serotonina trabaje más tiempo en el lugar donde tiene que hacerlo. De este modo este neurotransmisor se queda más tiempo en la otra neurona, para que mantenga un efecto más prolongado, de tal modo que el individuo pueda funcionar en la vida social.

Los tratamientos suelen variar en su intensidad, en el tipo de medicamento antidepresivo y si éstos deben ser apoyados con otros para obtener un mayor efecto, según el trastorno de ansiedad del que se trate.

Salas Martínez indicó que las neurociencias hoy en día explican la relación que tiene el cerebro con las emociones. Durante los últimos diez años las investigaciones en las neurociencias han tenido grandes descubrimientos y los avances tecnológicos y científicos han sido grandiosos para ayudar cada vez más a las personas que padecen de trastornos de ansiedad o psiquiátricos.

Afirmó que la prescripción médica a través de un profesional en una persona que padece de trastornos de ansiedad debe ser acompañada por un tratamiento psicológico o psicoterapia, para que los episodios de recaída sean más espaciados y el paciente esté más consciente de por qué recayó.

Salas Martínez dijo que los científicos han visto cómo los ambientes adecuados y funcionales pueden afectar en forma positiva al paciente, mientras que los hostiles no le favorecen.

La psicoterapia ayuda a la persona enferma a tener mayor conocimiento de sí mismo, se da cuenta de que en su infancia y en su pasado existieron experiencias y eventos que los llevaron a crear un ambiente con mucha ansiedad, o bien que la heredó de sus padres o que ha sido una carga genética que se dispara con experiencias específicas en su vida cotidiana.

Sin piel por miedo a contaminarse las manos

Vivir en una comunidad rural tiene sus desventajas y lo fue para Daniel Ramírez de 37 años de edad, quien debido a su tardía atención tuvo repercusiones en su salud, de quien relata su tratamiento la doctora Dora Chamorro Salinas, psiquiatra.

Daniel llegó al Instituto Nacional de Psiquiatría, cuando Dora Chamorro hacía su especialidad hace unos años. Este sujeto se mantenía con las manos frente a él, cuidándolas de que no fuera a ensuciarse, ya que temía que hubiera alguna contaminación. Llegó sin dermis o piel en las manos, debido a que se lavaba sus manos a cada momento, para supuestamente mantenerlas limpias.

El diagnóstico fue trastorno de ansiedad obsesivo compulsivo con síntomas de delirio. Su obsesión se concentraba en su miedo a contaminarse. Debido a esta idea lavaba sus manos continuamente (compulsión) al grado de usar detergente. Siempre andaba con sus manos al frente y hacia arriba, cuidándolas de que no fueran a ensuciarse.

En el caso de Daniel su tardío tratamiento provocó que fuera más difícil su recuperación, ya que la enfermedad avanzó; además, él no estaba consciente de que estaba enfermo, lo que también provoca resistencia a la misma.

Su tratamiento fue un inhibidor selector de recaptura de serotonina, se le administró otro medicamento para disminuir la ansiedad y debido a que estaba ?rayando? dentro de lo delirante, se le administró un neuroléptico para disminuir las ideas obsesivas. En unos meses se vieron resultados. Los trastornos obsesivos compulsivos son comunes por la contaminación de la que los pacientes piensan que pudieran ser víctimas; sin embargo, pueden mantenerse ideas obsesivas de cualquier tipo.

ALTERACIONES

Los trastornos de ansiedad más comunes

Los trastornos de ansiedad provocan alteraciones importantes en la vida del individuo que los padece y muy frecuentemente llegan a ser incapacitantes si no son tratados a tiempo.

· Crisis de angustia (ataques de pánico): se caracteriza por aparición brusca, recurrente de síntomas de aprensión, terror, acompañado de palpitaciones, sensación de asfixia, opresión en el pecho, despersonalización o desrealización, miedo a perder el control o ?volverse loco? y sensación de muerte inminente.

· Fobia específica: es un miedo irracional y desproporcionado a una situación dada (animales, oscuridad, altura, etcétera).

· Fobia social: miedo irracional a encontrarse ante situaciones sociales o hablar en público, por lo que la persona trata de evitar dichos eventos.

· Trastorno por estrés postraumático: surge como respuesta a un acontecimiento altamente traumático (secuestro, asalto, violación, etcétera). Las personas que lo sufren tienen recuerdos frecuentes del suceso con temor a que se repita, pesadillas, etcétera, acompañados de ansiedad importante.

· Trastorno de ansiedad generalizada: se caracteriza por la presencia de ansiedad y preocupaciones excesivas por acontecimientos que aún no suceden.

· Trastorno obsesivo compulsivo: las personas que lo padecen,tienen pensamientos recurrentes absurdos o imágenes (obsesiones) que no pueden evitar, lo cual provoca que realicen alguna actividad (compulsión) para neutralizar estos pensamientos.

Circuitos neurobiológicos de la ansiedad


Circuitos neurobiológicos de la ansiedad

Dr. Carlos A. Lamela


Material extractado del XXº Congreso Argentino de Psiquiatría – Mar del Plata, Argentina


Los circuitos neurobiológicos de la ansiedad


Los circuitos que están involucrados en la ansiedad están dentro de las normas que regulan al SNC.

Ya se sabe que nuestro sistema nervioso transmite información en serie, lo cual quiere decir que múltiples vías de información van a ser transmitidas siguiendo una única vía neuronal.

Es muy común que trabajen en paralelo, lo cual quiere decir que las diferentes variedades de una misma realidad sensorial van a ser transmitidas por diferentes vías.


Por ejemplo: en el caso de la visión, por un lado se transmite la forma, por otro el color, por el otro el movimiento, por vías diferentes y en paralelo, para luego integrarse en un centro, para conformar la imagen que nosotros podemos ver.


Esto nos lleva a la tercera parte, que es el nivel jerárquico del sistema nervioso, en el cual hay estructuras que están diferenciadas de otras para funciones específicas.

Hoy sabemos que las neuronas cambian en base a lo que aprendemos, a nuestra experiencia. Es lo que permite nuestro vínculo con el entorno y tener la particularidad única que tiene cada ser humano, en base a lo que incorpora de éste a través de la cognición, y en base a sus propias posibilidades y la experiencia previa que tenga cada uno, su historia natural.


Si tenemos que pensar en los sistemas que están involucrados en la ansiedad, tenemos que poner a la amígdala como el gran centro integrador, el cual va a recibir estímulos y a la vez se va a ocupar tanto de la expresión emocional (expresión somática de las emociones, del estrés y la ansiedad) así como del procesamiento consciente de la experiencia emocional.


Veamos cada uno de estos componentes en particular:


¿Qué pasa con el ingreso de los estímulos hacia la amígdala, que serían las aferencias sensoriales?

La mayoría de los sentidos (vista, tacto y oído) van hacia la amígdala y de ahí pasan al tálamo, lo cual le permite a este último poder modular en mayor o menor medida el ingreso de los estímulos sensoriales. (Recuerden que cualquier amenaza o estímulo estresante ingresa por nuestros sentidos)


El olfato es una excepción, ya que no pasa por el tálamo sino que va directo a la vía de corteza entorrInal. Esto hace que muchas veces un olor pueda desencadenar una sensación muy fuerte, porque tiene un vínculo directo con el sistema límbico.

Los sistemas viscerales también pueden ser una amenaza ingresando vía locus coeruleus y de ahí a la amígdala.

Esto es lo que les pasa fundamentalmente a los pacientes con pánico, en los cuales todos los estímulos que pasan por las vísceras son tomados como una amenaza manifiesta.


Expresiones aferentes:

¿Cómo expresa la amígdala las emociones?

Por sus vínculos con los núcleos del tallo cerebral y con los núcleos hipotalámicos.


Es importante destacar el papel de los CRF o CRH en todo lo que tiene que ver con el estrés, porque es un neuropéptido que interviene en todas las conductas estresantes, que tiene dos vías de acción:

produce un aumento rápido de ACTH y cortisol
va actuar sobre dos tipos de receptores centrales a esteroides: CRF1 o MR y CRF2 o GR


Si bien ya expliqué cómo el organismo recibe una amenaza y a su vez como ésta la expresa, no hay elementos para poder diferenciar por qué un estímulo en una determinada persona va a generar una respuesta adaptativa y en otro la respuesta va a ser desadaptativa, generando en ella un trastorno de ansiedad o un cuadro depresivo.


Veamos cómo procesa nuestro organismo la información que recibe:

Un estímulo llega al tálamo y de ahí pasa a la amígdala. Esa vía se llama vía talámica directa, que es una vía muy rápida, porque los estímulos son de corta latencia que producen una reacción de estrés. Es una vía de supervivencia.


Por ejemplo, si veo que aparece alguien con un arma o con una actitud agresiva hacia mi persona, antes de ser conscientes de quién es la persona y si es peligroso, yo tengo una respuesta muy rápida y adaptativa del estrés.

Luego de activarse esta vía, que es muy rápida, poco discriminativa y se maneja con niveles por debajo de la consciencia, se activa la vía talámica indirecta, que va hacia las cortezas sensoriales primarias y a las cortezas asociativas, para luego bajar con información altamente discriminada que viene de las cortezas.


Siguiendo con el ejemplo anterior, esta vía es la que nos va a dar más información acerca de si la persona que estamos viendo es conocida o no, si es una broma o es una persona peligrosa, etc.

Esta vía llega 300 milisegundos después, por lo cual a veces pueden generarse desincronizaciones y conductas desadaptativas.

En este sentido, la corteza prefrontal medial tiende a producir respuestas de parálisis y la corteza prefrontal dorsolateral va a estar vinculada con respuestas adaptativas, como puede ser la planificación de qué puede hacer uno frente a este estímulo (salir corriendo, frenar al agresor, etc.)


La amígdala es la que va a evaluar cuál es la magnitud de la amenaza y como hacerla consciente, para la cual va a necesitar de la corteza prefrontal dorsolateral, de la corteza cerebral anterior y del hipocampo.


El hipocampo es el que se va a encargar de comparar la sensación traumática actual con la original. Mientras que se produce este proceso la amígdala no se apaga, y es el mismo hipocampo el que la apaga, por la vía septohipocampal, que es una vía probablemente gabaérgica.


Hay cuatro zonas involucradas en la parada de la amígdala, que son el hipocampo, el septum, la sustancia gris y la corteza prefrontal.

En cuanto a los factores que intervienen podemos decir que por un lado en la amígdala y en el hipocampo hay receptores (tipo el omega II) que están vinculados con la ansiedad y donde actúan todos los derivados benzodiazepínicos que conocemos.


Por otro lado, éste tiene una importante inervación serotoninérgica a partir de la rafe medial, que son receptores que producen también ansienosis y en este caso la buspirona es el modelo patrón que actúa sobre estos receptores.

El rafe dorsal va a actuar sobre el hipocampo y la amígdala, pero vía el 5HT2, que es un ansiogénico. Por eso los bloqueantes 5HT2 disminuyen la ansiedad.


Por último el CRF, que es un neuropéptido muy inestable, es una de las vía en que actúa el FHTA, siendo los antagonistas del CRF otra vía de investigación para bloquear la respuesta de estrés emocional.


Veamos qué se ha visto en base a los circuitos neuronales, en el caso del pánico, del estrés post-traumático y en el TOC.

En el caso del pánico, lo que se vio en los estudios por imágenes fue una reducción de la actividad frontal y un aumento de la actividad límbica y paralímbica.

La disminución de la actividad prefrontal podría estar vinculada a que la corteza prefrontal hace una lectura no correcta de las amenazas que entran por los sentidos y de esta manera no apaga a la amígdala.


Este es un poco el gran sello del paciente con pánico, que no lee correctamente estímulos que no son amenazantes y por otro lado tenemos la activación de todos los circuitos del miedo, especialmente la amígdala, que está vinculada a todas las descargas que presenta el paciente panicoso.


Así como en el pánico el peligro es interno y viene desde nuestro propio organismo, en el estrés post-traumático el peligro viene desde afuera, siendo por ello más fácil de estudiar en modelos animales.


En el estrés post-traumático se han visto tres hallazgos:

una hiperreactividad de la amígdala,
una insuficiente modulación del hipocampo y
una insuficiente modulación de la corteza prefrontal


La amígdala hiperreactiva que se ve en estos pacientes con estrés post-traumático no se sabe si es una causa o consecuencia.

Uno podría pensar en una vulnerabilidad de estos pacientes a desarrollar un estrés post-traumático; o podría ser un marcador de estado que mediaría cuando el paciente responde con una gran hiperactivación ante estímulos estresantes.


La disminución de la modulación del hipocampo tendría que ver con el hecho de que éste está siempre chequeando entre el trauma actual y el original.

Y la insuficiencia en la corteza prefrontal tendría que ver con una falla en el control de la amígdala por el cortex prefrontal.

En cuanto al TOC, sabemos que el DGM4-TR se siguen involucrando dentro de los trastornos de ansiedad, pero cada vez tenemos más evidencias clínicas y neurobiológicas que se acercarían más hacia el espectro obsesivo-compulsivo, que lo vincula más con el Tourette, con el trastorno dismórfico corporal y con la tricotilomanía.


El TOC estaría vinculado con el circuito córtico-estriado-talámico-cortical.

Este circuito tiene una vía directa que va desde la corteza del tálamo y comparte información con la vía direccional consciente y altamente discriminada, y hay una vía cortico-estriado-talámica, que es la que maneja información en general por debajo de la consciencia y es de mucho más rápido pasaje.

Está última es una vía directa que va de corteza a estriado, de allí al globo pálido interno y luego al tálamo. En el caso del TOC lo que se vio fue una predominancia de esta vía.


Lo que se sabe es que en el Tourette hay una disfunción en el estriado dorsal-putamen, responsable de los síntomas sensoriomotores; mientras que en el TOC hay una disfunción en el circuito del cortex órbitofrontal y en el estriado ventromedial-caudado, que está vinculado a lo cognitivo y a lo emocional.


Solamente a través de la comprensión e integración de los modelos fisiopatológicos conseguiremos tratamientos cada vez más sofisticados y específicamente dirigidos, contando así con mejores opciones terapéuticas para aquellos que sufren trastornos de ansiedad.

fuente: lundbeck.com
bueno parece que se vuelve a funcionar mantendre el blog de wordpress como respaldo de momento
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el viernes pasado tuve problemas con el blog se perdieron todos los enlaces y por suerte los pude recuperar pero hoy he vuelto a tener problemas y voy a probar con wordpress. e migrado todos los enlaces a ver si es mas estable aun no es definitivo estoy en fase de pruebas os dejo el enlace para que la visiteis y me comenteis que os parece un saludo amatista

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TRASTORNO OBSESIVO-COMPULSIVO: Este trastorno consiste en la persistente intrusión de pensamientos o impulsos desagradables en la conciencia del individuo, y en las urgencias irresistibles —compulsiones— a desarrollar acciones o rituales para reducir la ansiedad consiguiente. Ambas características se suelen dar juntas en este trastorno (por ejemplo, una persona obsesionada con la idea de que su vivienda puede ser saqueada y su familia atacada, comprobará de forma constante que todas las ventanas y puertas estén cerradas, numerosas veces al día; otro caso típico es el de las personas que tienen la compulsión de lavarse las manos constantemente). TRASTORNO POR ANGUSTIA DE SEPARACIÓN: Ocurre durante la infancia y consiste en un miedo irracional a estar separado de los padres. A menudo los adultos que sufren de agorafobia (miedo a espacios públicos abiertos) han sufrido la angustia de separación cuando eran niños. TRASTORNO POR ESTRÉS POSTRAUMÁTICO: Este término se acuñó después de la guerra del Vietnam para describir los síntomas psicopatológicos experimentados por los veteranos de guerra cuando retornaban al hogar. En la I Guerra Mundial se llamó ‘neurosis de guerra’, y en la II Guerra Mundial, ‘fatiga del combate’. Pero este trastorno no es exclusivo de estas situaciones, ya que puede aparecer después de cualquier tipo de desastre, como un accidente aéreo o una catástrofe natural. Los síntomas consisten en revivir los sucesos traumáticos, sufrir desarreglos del sueño, como pesadillas e insomnio, padecer ansiedad, distanciarse de los entornos normales, y perder el interés por las actividades que se realizaban antes de que ocurriera el desastre. PERSONALIDAD MÚLTIPLE: Trastorno extremadamente infrecuente en el que más de una personalidad coexiste en el mismo individuo. A menudo, una de las personalidades es inconsciente de lo que ocurre mientras la otra domina, por lo que aparecen periodos de amnesia. Este trastorno sigue a una experiencia infantil extremadamente traumática. TRATAMIENTO DE LAS NEUROSIS: Las neurosis pueden ser tratadas mediante el psicoanálisis, la psicoterapia o la modificación de conducta (especialmente en el caso de las fobias y de los trastornos obsesivo-compulsivos). En este tipo de trastornos, la medicación suele ser sólo un medio complementario para reducir los niveles de ansiedad, como la relajación o la hipnosis. Muchas de las neurosis responden bien al tratamiento y sus efectos perturbadores sobre el individuo se logran atenuar en gran medida. Aun cuando las neurosis se encuentran entre los trastornos más comunes de la practica médica, probablemente ninguna otra entidad clínica es, con tanta frecuencia, tan mal comprendida. En vez de utilizarlo exclusivamente para un grupo especifico de trastornos mentales, la palabra se ha vuelto de uso popular para describir trastornos emocionales de la más diversa naturaleza. Con mucha frecuencia se titula de "neuróticos" a individuos con un comportamiento excéntrico o un poco inestable. Trastornos de esta clase afectan de manera fisiológica y psicológicamente a los individuos que presentan este cuadro clínico. Manifestaciones: Las manifestaciones principales incluyen una angustia exagerada, síntomas histéricos, fobias, síntomas obsesivos y compulsivos y una depresión grave. Causas: "Rosenhan, D (1975). Funcionalmente las neurosis son reacciones inadecuadas a las causas del estress". (pp. 118) Se pueden presentar también después de un gran susto o disgusto. Comportamiento de las personas que sufren de neurosis: Muy a menudo la enfermedad incluye angustia y una exageración o hiperactividad de los mecanismos que emplea el paciente comúnmente para resolver su angustia y estress; la forma que adoptan los episodios neuróticos, corresponde a la personalidad del individuo que los sufre. Frecuencia con que se presentan las crisis: Los episodios neuróticos aparecen más frecuentemente entre los 25 y los 45 años y, con excepción de las neurosis hipocondríacas, siguen aumentando hasta los 60 años de edad. Aunque los síntomas neuróticos son raros durante la niñez, algunos rasgos de personalidad asociados con neurosis adultas pueden ser identificadas durante la pubertad. Las mujeres parecen ser más susceptibles a los rasgos histéricos y a las neurosis depresivas. "En 1973, Kolb, realizó estudios que indicaron que la neurosis de angustia y las neurosis depresivas juntas constituyen más del 80% de los episodios neuróticos que se ven en la práctica médica general". (pp. 509) Clasificación de las neurosis: "Ya es hora de reconocer la real clasificación de las neurosis, teniendo en cuanta todos y cada uno de los síntomas para no equivocarnos, pues la verdad en que son ocho los tipos de neurosis que hoy afectan al mundo" (Reich, P y Kelly, M, Medicina interna de Harrison, 1971, pp. 2324) Los tipos de neurosis están clasificados según sus características, dentro de estas hay ocho principales. Véase figura 1 y tabla 1 Figura 1 Clasificación de las neurosis Tabla 1 Características de las neurosis Tipo de neurosis Características Neurosis de angustia Angustia episódica difusa en Ataques; molestias somáticas Parestesias, mareos y pesimismo Neurosis fóbicas Miedos intensos irracionales Hacia objetos o situaciones; Ataques de angustia que pueden Coincidir con síntomas físicos Neurosis Pensamientos persistentes de Obsesivocompulsivas Contenido angustioso y actos Incontrolables, se nota depresión y sentido de culpa Neurosis depresivas Autocrítica excesiva en forma Episódica, disminución de la Confianza y de la autoestimación se acompaña de molestias físicas Neurosis neurasténicas Debilidad, fatigabilidad, con un Bajo grado de autoestimación Neurosis de Sentimientos de irrealidad y de Despersonalización Extrañeza hacia determinadas Partes del cuerpo, hacia sí mismo y hacia el ambiente, se pueden Presentar episodios de pánico Neurosis hipocondríacas Preocupación con respecto a los Procesos orgánicos, acompañados de quejas múltiples de tipo físico, es común la depresión Neurosis Histérica Tipo conversivo Parálisis paradójicas, crisis Convulsivas, diferencias sensoriales y dolor; viven una actitud de Indiferencia. Tipo disociativo Alteraciones de la conciencia y del Sentido de identidad, la angustia No es evidente. Nota: Características esenciales de los ocho principales tipos de neurosis. Neurosis de angustia: Este tipo de neurosis varía en su gravedad desde periodos de agitación moderada, hasta estados de profunda ansiedad caracterizados por una gran tensión. En las neurosis de angustia es posible que en forma transitoria se presenten otras manifestaciones neuróticas como las obsesiones, las fobias y las quejas de tipo hipocondríaco. Los trastornos de tipo fisiológico como palpitaciones, hiperventilación, excesiva sudación, temblores, insomnio, anorexia son unos de los mas nombrados por los neuróticos de angustia. Un episodio de angustia es una experiencia dolorosa y debilitante además los pacientes sufren de fatiga, debilidad e irritabilidad entre los episodios agudos de angustia. Los primeros sentimientos que tienen los pacientes son terror, hiperventilación, sofocación, mareo, parestesias y otras sensaciones amenazantes que llevan al paciente a buscar ayuda médica urgente. Neurosis hipocondríaca: Esta clase de neurosis aparece en varias formas a través de diferentes trastornos psiquiátricos. Puede llegar a convertir a la enfermedad en una expresión de sentimiento de culpa. Los síntomas expresan tanto su angustia como una parte de auto castigo y llevan al paciente a un aislamiento total de naturaleza inmadura en el cual buscan obtener una gran protección y un cuidado exagerado. En este caso se le debe informar al paciente sobre la situación neurológica que padece, para estimular su angustia con ayuda de especialistas y en algunos casos para que en sus episodios neuróticos exista un aislamiento entre el médico y el paciente; pues eso constituye un importante elemento de apoyo. Neurosis obsesivo-compulsiva: Aquí son extremadamente comunes las variaciones, el cuadro clínico de este tipo de neurosis es de los mas complicados y de los más dolorosos e incapacitantes. Los individuos más propensos a sufrir la neurosis obsesivocompulsiva son los de personalidad meticulosa, perfeccionista, rígida y en general personalidades inseguras que carecen de espontaneidad y son intolerantes a sus propias reacciones de furia. Sus pensamientos están dominados por las secuencias de ideas, el recuerdo de una escena de comportamiento perverso o de actos violentos. Todos los síntomas apuntados se acompañan de dudas, vacilaciones e indecisiones constantes. Las dudas pueden llegar a ser un verdadero delirio cuando en el momento de tomar una decisión importante no se puede posponer para más adelante. Se presentan a menudo rasgos depresivos y el paciente suele sentir un inevitable sentimiento de culpa o de vergüenza. Casi siempre el enfermo sufre de insomnio, inquietud y fatiga, resultantes de un gran estado de tensión. Neurosis depresivas: En este tipo de neurosis se presenta una reacción excesiva de depresión cuando ocurre un conflicto, sobre todo alguna perdida emocional. Las reacciones se caracterizan por una perdida de auto estimación, aparición de impulsos inhibitorios o de agresividad y distanciamiento de algunas personas. En los estados de depresión se expresa cierto grado de hostilidad por que esta agresividad hace sentir a la otra persona inútil, incapaz de agradar y rechazada. Neurosis neurasténica: Este trastorno se caracteriza por debilidad, fatigabilidad y sentimiento de encontrarse exhausto. Es muy común que existan depresión y sentimientos de autodesprecio. "La neurosis neurasténica es frecuente en la adolescencia tardía." (Feldman, R, 1998, pp. 406) Puede aparecer también a continuación de un episodio psicótico agudo. Neurosis de despersonalización: Aquí los síntomas dominantes son sentimientos de irrealidad y de extrañeza hacia sí mismo, hacia su cuerpo y hacia el ambiente. En algunos casos se encuentra asociada con las primeras etapas de una reacción esquizofrénica. Los síntomas de esta neurosis recuerdan algunos trastornos neurológicos que afectan a los lóbulos temporal y parietal. Neurosis histéricas: Las neurosis histéricas son menos frecuentes de lo que sugiere la palabra histeria. En este tipo de neurosis se identifican claramente dos clases: 1. De tipo conversivo, en la cual los síntomas incluyen a los sistemas neuromusculares y sensoriales. 2. De tipo disociativo, en la cual aparecen los trastornos de la conciencia. En algunos casos se tiene la impresión de que el paciente obtiene beneficios a partir de su estado de incapacidad lo cual lo lleva a confundir la enfermedad con la simulación. Los síntomas principales de las neurosis histéricas no están bajo el control consciente del paciente, así la verdadera simulación puede llegar a ser una manifestación de un trastorno de personalidad. Se ha comprobado que en algunos casos, los pacientes presentan alucinaciones visuales, aisladas no acompañadas de pensamientos falsos. El tipo de histeria de conversión presenta una enorme variedad de síntomas difusos, como parálisis motora o ceguera, trastornos del sistema nervioso, incluyendo temblores y parálisis localizadas, parestesias y estados variables de crisis de tipo epiléptico. Los estados disociativos surgen por la repentina emergencia del estado consciente de impulsos destructivos primarios; esos estados se presentan con cierta frecuencia después de que los pacientes han cometido un acto violento y llegan a constituir problemas en el juicio. Psicopatología Trastorno "Obsesivo - Compulsivo" Aspectos históricos del Trastorno Obsesivo-Compulsivo. El término obsesión proviene del latín obsessio, -onis; significa asedio, es utilizado como sustantivo para describir una perturbación anímica producida por una idea fija, o una idea que pertinazmente asalta a la mente de una persona. Desde el punto de vista de la patología es un síndrome de carácter ideativo y emocional, que consiste en la aparición de pensamientos o sentimientos que se imponen y van acompañados con estados de ansiedad; en este estado obsesivo hay una imposición de la idea obsesiva o de la emoción sobre el paciente variando en el grado de imposición pudiendo llegar a lo gravemente patológico tiranizando la voluntad del sujeto. Otra acepción del término obsesión es la aportada por The C.V.Mosby Co. (1989) que propone que es una idea, temor o impulso que se apodera del ánimo del paciente, dominándolo por completo y provocando un estado de ansiedad y angustia. Por su parte, Dorsch (1981) tiene en cuenta la derivación latina de obsidere que significa sitiar, cercar, y define el término como "idea, temor, acto que se presenta repetidamente y es sentido por el individuo como forzado, impuesto en contra de su voluntad". Sillamy (1974) considera el término obsesión como "preocupación intelectual o afectiva que acosa a la conciencia". Por otra parte, el término compulsión va íntimamente asociado al de obsesión, así pues la compulsión es la consecuencia de la obsesión, y que derivado del latín compulsio, -onis se como "apremio y fuerza que, por mandato de autoridad, se hace a uno, compeliéndole a que ejecute alguna cosa". The C.V.Mosby Co (1989) la define como "impulso irracional, irresistible y repetitivo de realizar un acto contrario a la razón que produce ansiedad si no se lleva a cabo, y suele ser resultado de una idea obsesiva". Dorsch (1981) lo define como "fuerza interior que determina y domina el pensamiento y la acción de una persona en contra de su voluntad y el individuo se siente coaccionado". Sillamy (1974) ve en el término la "tendencia a la repetición, donde el sujeto realiza actos irracionales sabiendo muy bien que no corresponden a ninguna razón lógica, y sólo para conjurar la angustia que nacería si no se realizase estas acciones". Como se ve en las definiciones anteriores es difícil diferenciar realmente una obsesión de una compulsión en el sentido de que en ambos términos se incluye tanto ideas, pensamientos, temor, emociones, impulsos, sentimientos y actos, junto al denominador común de la ansiedad. Es decir, en las definiciones anteriores no está delimitado cada uno de los componentes de la obsesión y/o de la compulsión. No obstante sí se ponen de manifiesto características diferenciales respecto a otros trastornos o psicopatologías, especialmente en cuanto a la diferenciación de neurosis/psicosis, en ningún caso se refiere que los sujetos con obsesiones o compulsiones presenten ideas delirantes o alucinaciones, sin embargo es algo que en algún momento del proceso del sujeto puede estar presente mediante síntomas de psicosis reactivas breves cuando la sintomatología de la neurosis obsesivo-compulsiva genera en el sujeto un grado de deterioro o alcanzan un grado de frecuencia e intensidad tal que su comportamiento puede verse afectado por síntomas de tipo psicótico; en otras ocasiones es difícil delimitar si la idea obsesiva puede corresponder a un trastorno de tipo paranoide o simplemente camufle una depresión o sea consecuencia de ésta. Una de las primera obras en referencia a la neurosis obsesivo-compulsiva es la de Freud (1896), posteriormente los escritos de Löwenfeld (1904) y de nuevo Freud (1923) con revisiones a su obra Paranoia y Neurosis Obsesiva donde expone el caso del llamado "hombre de las ratas", aquí hace referencia a los elementos básicos de la neurosis: la presencia de un deseo obsesivo, el temor contrario y enlazado a tal deseo, un afecto penoso y un impulso a la adopción de medidas defensivas (Pág. 114); en otro lugar (Pág. 178 ss) propone hablar de pensamientos obsesivos en tanto que los productos obsesivos pueden equivaler a muy diversos actos psíquicos, pudiendo ser determinados como deseos, tentaciones, impulsos, reflexiones, dudas, mandatos y prohibiciones; refiere que las "representaciones obsesivas" dan lugar a "delirios" que los identifica como el resultado mixto de las reflexiones razonables de un sujeto como oposición a su ideación obsesiva, ello significa que a través del lenguaje del paciente se observa tanto la idea obsesiva como su interpretación errónea emitida por el paciente encubriendo o deformándola y del mismo modo puede observarse a través de la fórmula protectora o conductas impulsivas. Manteniendo cierta línea psicodinámica y haciendo referencia a la psicopatología infantil Ajuriaguerra (1991) expone que las obsesiones y compulsiones se relacionan con un Yo limitado en la expresión de su pensamiento o en sus actos, limitación que se resuelve mediante la enfermedad, que un alivio transitorio pero inútil porque su porvenir es la repetición, caracterizándose esencialmente por la incoercibilidad, la lucha y la angustia. La edad media del comienzo del trastorno es a los 7 años y medio y su sintomatología lo suficientemente grave como para trabar la actividad general del niño. Otros autores como Collon (1960) y Prick (1952) plantean que los trastornos obsesivos pueden desarrollarse tempranamente pero verdaderamente el síndrome obsesivo no puede sentirse subjetivamente por debajo de cierta edad y de cierto nivel de maduración mental que se sitúa alrededor de los 7 años de edad. El comportamiento obsesivo-compulsivo en el niño no puede valorarse sólo como una descripción sintomática ya que "puede tener, considerando el momento evolutivo del niño, un valor de normalidad o de anormalidad". Estos autores en referencia a Piaget proponen que una ritualización convulsiva es inherente al desarrollo normal del niño ya que en el curso de todas sus actividades el niño ve al mismo tiempo placer y displacer, y el ritual se encuentra en todas las formas de aprendizaje, y llega el momento en el que el niño impone sus propios hábitos, así dependiendo de la intolerancia o de la complacencia inflexibles de los padres dependerá el riesgo de que el niño fije tales rituales. En el período de latencia, cuando el Yo comienza a afirmarse y a organizarse los mecanismos de defensa, reaparecen los rituales encontrándose comportamientos compulsivos de tipo manía de lavado, ritos al acostarse, actividades de orden, enumeración, recordatorios, necesidades de control, etc. y al mismo tiempo observarse rasgos de personalidad obsesivos como meticulosidad en los actos, perfeccionismo, elección precisa de expresiones verbales, inestabilidad o inhibición psicomotríz, focalización de actos en forma de tics y pensamiento lento o sin fluidez. Otros autores como Bender y Shilder (1940) diferencia la "compulsión" de la "impulsión", en estas últimas los niños están sujetos a ciertas actividades pero no consideran que sus ideas o actos sean anormales, ni se acompañan de reacciones ansiosas y se puede experimentar satisfacción a diferencia de las compulsiones. Ajuriaguerra (1991) clasifica el síndrome obsesivo en el curso de la pubertad o de la adolescencia en (1).obsesiones ideativas, (2)obsesión fóbica y (3).obsesiones impulsivas. En las primeras, ideativas, la característica esencial es la duda y la rumiación dialéctica de contrarios; en la segunda, fóbica, el rasgo importante es la fobia; y en la tercera, impulsiva, el temor a actuar o pensar de una forma determinada acompañándose con una lucha ansiosa que evita el cumplimiento del acto, encontrándose los caracteres propios de la obsesión. También afirma que la evolución de la sintomatología obsesiva puede generar otros cuadros sindrómicos o preceder a una desorganización psicótica, e incluso ser el mecanismo defensivo contra una psicosis, no obstante otros autores como Bollea y Giannotti (1972) consideran que la aparición de obsesiones y compulsiones están en la base depresiva de la personalidad, y Guareschi y Fabiani (1972) refieren que los síntomas obsesivo-compulsivos pueden ser manifestaciones de una psicosis depresiva de fondo, a una psicosis esquizofrénica, una depresión neurótica o una neurosis con defensa obsesiva. Como factores explicativos de la sintomatología obsesivo-compulsiva infantil, hay tres puntos de vista, uno el constitucionalista, otro el organicista y por último el psicodinámico. Los constitucionalistas valoran el factor hereditario, pero no se debe confundir herencia con psicopatología familiar. Los organicistas plantean que hay una correlación de las obsesiones-compulsiones con enfermedades como la epilepsia (Sauget y Delaveleye, 1958), la patología del sistema extrapiramidal (Gaston, Reda y Ciani, 1969), la encefalitis epidémica y la corea. Por último, los psicodinámicos consideran que el trastorno obsesivo-compulsivo depende en cuanto a sus manifestaciones y valor pronóstico de la cronología de su aparición; Lebovici y Diatkine (1957) plantean que el núcleo obsesivo es el resultado de una regresión de estructuras de la libido, con puntos de fijación pregenital y emergencia de impulsos, deseos y fantasmas sexuales agresivos, unidos a la angustia y culpabilidad, movilizando reacciones de defensa por parte del Yo bajo la influencia del Superyo; consideran que ciertas manifestaciones durante el primer año son pasajeras y normales siendo la primera estructuración del Yo, sin embargo pueden convertirse en patologías a partir de ciertas relaciones con una madre ansiosa y perfeccionista; por otro lado estos rituales pueden encontrarse en formas sintomáticas graves preneuróticas o prepsicóticas. Durante el período de latencia, puede llegar a decirse de manera paradójica que el Yo del niño es precisamente obsesivo todo él en este período, sin embargo algunos trastornos del comportamiento, así como tics y fobias pueden integrarse en el cuadro de una evolución neurótica de probable tipo obsesivo-compulsivo. En la adolescencia sí tiene ya una significación patológica normal presentándose como transitorio y cede rápidamente cuando se toma una actitud comprensiva hacia el adolescente. Sandler y Joffe (1965) plantean que el síndrome obsesivo puede ser transitorio, no son neuróticos los niños sino que los síntomas aparecen en el transcurso del desarrollo progresivo y no son una regresión sino que puede tratarse de una exageración de las formas normales de comportamiento. Proposiciones generales actuales. Vallejo-Nájera (1991) expone que las obsesiones son pensamientos insistentes que dominan al sujeto, al menos intermitentemente, pese a que éste los considere injustificados, absurdos, e intente librarse de ellos; propone que la diferencia principal con las ideas delirantes es que el obsesivo "sabe" que sus ideas son absurdas, pero no puede sustraerse a su influjo, mientras que el delirante cree que sus ideas delirantes son ciertas. Llama compulsiones al impulso patológico que lleva a realizar determinados actos o ceremoniales en relación con las ideas obsesivas; el paciente es de nuevo consciente de que estos actos son absurdos y desea librarse de ellos, pero sufre tal angustia al no realizarlos que cede a sus impulsos compulsivos. Las obsesiones y compulsiones suelen estar tan enlazadas que se presentan unidas en la neurosis obsesivo-compulsiva. Hace la diferencia entre el predominio de las obsesiones, llamándose neurosis obsesiva, o bien el predominio de las compulsiones llamándose neurosis compulsiva, aunque en general van unidas siendo mixtas y dando lugar a la llamada neurosis obsesivo-compulsiva. Polaino y Maldonado (1987) exponen que las obsesiones pertenecen al grupo de alteraciones del contenido del pensamiento, dentro de las cuales inlcuye los juicios repetidos y absurdos, la duda patológicas, la interrogación obsesiva y por último la idea obsesiva. Definen la obsesión como la presencia patológica de un pensamiento o impulso, persistente e irresistible, que no puede eliminarse mediante ningún esfuerzo lógico y que domina al sujeto, por lo menos intermitentemente, aún a pesar de considerarlo injustificado y absurdo e intentar librarse de él. El miedo obsesivo puede estar solapado con alguna fobia. El sujeto con obsesión se siente muchas veces obligado a realizar rituales específicos o estereotipados con el fin de disminuir los efectos ansiosos por sus pensamientos, estos actos son las compulsiones y que el paciente también considera conscientemente como absurdas. Polaino (1987) expone que las neurosis obsesivo-compulsivas son lo mas atormentador, los enfermos se ven forzados a pensar o realizar, contra su voluntad, ideas acciones siempre molestas y frecuentemente repugnantes por la índole inmoral y dolorosa de tales representaciones o impulsos. El enfermo sabe en todo momento que sus pensamientos no son normales, pero no acaba de desprenderse de la noción de que esos mismos pensamientos y gestos pueden tener cierto carácter significativo. El comportamiento compulsivo puede adquirir en casos extremos proporciones tales que las actividades habituales quedan anuladas sin que el enfrmo sea capaz por sí solo de llevar a cabo modificación alguna, siendo por tanto una de las alteraciones psíquicas más difíciles de tratar. La tendencia a la cronicidad es una constante; los esfuerzos del paciente por el autocontrol de estas ideas son infructuosos, a pesar de que reconozca la irrealidad de las ideas; sea como consecuencia de ellas o como característica acompañante es propio en estos pacientes la inhibición, el aislamiento social, la aparición de síntomas depresivos, las respuestas de ansiedad, las conductas estereotipadas en forma de rituales, el descenso de la autoestima y la baja tolerancia a la ambigüedad; según Kaplan (1981) las compulsiones podrían expresar el deseo infructuoso del paciente por controlar sus ideas obsesivas. Cuando el cuadro lleva muchos años de evolución la ansiedad deja paso a la depresión. Trastorno obsesivo-compulsivo Síntomas y trastornos asociados Características descriptivas y trastornos mentales asociados. Con frecuencia existe evitación de situaciones que se relacionan con el contenido de las obsesiones, como son la suciedad o la posibilidad de contraer enfermedades. Por ejemplo, un individuo obsesionado por la suciedad puede evitar las salas de espera públicas o estrechar las manos de las personas extrañas. Las preocupaciones hipocondríacas son frecuentes, traduciéndose en visitas repetidas al médico para que éste descarte cualquier enfermedad. También puede haber sensación de culpa, sentimientos patológicos de responsabilidad y trastornos del sueño. Cabe observar asimismo un consumo excesivo de alcohol o fármacos sedantes, hipnóticos o ansiolíticos. La realización de los actos compulsivos puede convertirse en una de las principales actividades diarias del individuo, traduciéndose en problemas conyugales, laborales o sociales. Los comportamientos permanentes de evitación pueden conducir a un confinamiento total del individuo en su propio hogar. El trastorno obsesivo-compulsivo puede asociarse a trastorno depresivo mayor, otros trastornos de ansiedad (fobia específica, fobia social, trastorno de angustia), trastornos alimentarios y trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad. Existe una alta incidencia de trastorno obsesivo-compulsivo en el síndrome de la Tourette, con unas cifras que oscilan entre el 35 y el 50 %. Por el contrario, la incidencia de síndrome de la Tourette en individuos con trastorno obsesivo-compulsivo es menor, situándose los porcentajes entre el 5 y el 7 %. Un 20-30 % de los individuos con trastorno obsesivo-compulsivo manifiestan la presencia actual o pasada de tics. Aunque el trastorno obsesivo-compulsivo se suele iniciar en la adolescencia o a principios de la edad adulta, también puede hacerlo en la infancia. La edad modal de inicio es menor en los varones que en las mujeres: entre los 6 y 15 años para los varones, y entre los 20 y 29 años para las mujeres. La mayor parte de las veces la aparición del trastorno es de carácter gradual, si bien se han observado casos de inicio agudo. La mayoría de los individuos presentan un curso crónico con altas y bajas, con exacerbaciones de los síntomas que podrían estar relacionadas con acontecimientos estresantes. Alrededor del 15 % muestra un deterioro progresivo de las relaciones sociales y ocupacionales. Aproximadamente un 5 % sigue un curso de carácter episódico, con síntomas mínimos o ausentes en los períodos intercríticos. La tasa de concordancia del trastorno obsesivo-compulsivo es superior en los gemelos homocigotos que en los dicigotos. La incidencia de trastorno obsesivo-compulsivo en parientes de primer grado de individuos con síndrome de la Tourette es superior a la observada en la población general. El trastorno obsesivo-compulsivo debe diferenciarse del trastorno de ansiedad debido a enfermedad médica. El trastorno de ansiedad relacionado con sustancias se diferencia del trastorno obsesivo-compulsivo porque las obsesiones o compulsiones se consideran etiológicamente relacionadas con esta sustancia (p. ej., drogas, fármacos o tóxicos). Los pensamientos, impulsos, imágenes o comportamientos recurrentes o intrusos pueden aparecer en el contexto de muchos otros trastornos mentales. El diagnóstico de trastorno obsesivo-compulsivo no debe efectuarse si el contenido de las ideas o rituales se relaciona exclusivamente con otro trastorno mental (p. ej., preocupación por la propia apariencia en el trastorno dismórfico corporal, inquietud por un objeto o situación temidos en la fobia específica o social, estiramiento del cabello en la tricotilomanía). El diagnóstico adicional de trastorno obsesivo-compulsivo puede seguir estando indicado si el contenido de las obsesiones o compulsiones no mantiene relación alguna con el trastorno mental concomitante. En el episodio depresivo mayor la constante cavilación sobre acontecimientos potencialmente desagradables o sobre posibles acciones alternativas es una característica frecuente y se considera un aspecto de la depresión congruente con el estado de ánimo más que un síntoma de trastorno obsesivo-compulsivo. El trastorno de ansiedad generalizada se caracteriza por preocupaciones excesivas, que se diferencian de las obsesiones por el hecho de que el individuo las experimenta como una inquietud excesiva referente a circunstancias de la vida real. En cambio, el contenido de las obsesiones no suele versar sobre problemas de la vida real, y el individuo las considera inapropiadas. Si estas ideas perturbadoras de carácter recurrente se relacionan exclusivamente con el miedo a padecer o estar padeciendo una enfermedad importante y este miedo deriva de la incorrecta interpretación de síntomas físicos, en vez de un trastorno obsesivo-compulsivo debe diagnosticarse una hipocondría. Sin embargo, si la preocupación por tener una enfermedad se acompaña de rituales como lavados o comprobaciones excesivas por el miedo a empeorar o bien a contagiar dicha enfermedad a los demás, puede estar indicado el diagnóstico adicional de trastorno obsesivo-compulsivo. Si existe una preocupación prominente por contraer la enfermedad (más que por padecerla) y no hay comportamiento ritual alguno, el diagnóstico más apropiado es fobia específica a la enfermedad. La capacidad de estos individuos para reconocer que las obsesiones o compulsiones resultan excesivas o irracionales se manifiesta a lo largo de un continuó. En ocasiones en el trastorno obsesivo- compulsivo el sentido de la realidad puede haberse perdido y la obsesión adquiere a veces dimensiones delirantes (p. ej., la creencia de que uno es el responsable de la muerte de otro individuo por el simple hecho de haberla deseado en algún momento). En estos casos la presencia de síntomas psicóticos puede hacerse constar mediante el diagnóstico adicional de trastorno delirante o trastorno psicótico no especificado. La especificación con poca conciencia de enfermedad puede ser útil en las situaciones que se encuentran a medio camino entre la obsesión y el delirio (p. ej., un individuo cuya preocupación por contraer una enfermedad, aunque exagerada, es menos intensa que en el trastorno delirante y se justifica por la ubicuidad innegable de los gérmenes). Las ideas delirantes de carácter recurrente y los comportamientos estereotipados extraños que se observan en la esquizofrenia se diferencian de las obsesiones y compulsiones por el hecho de no revestir carácter egodistónico y no ser congruentes con la realidad. No obstante, algunos individuos presentan síntomas de trastorno obsesivo-compulsivo y esquizofrenia a la vez, lo que justifica el diagnóstico simultáneo de ambos trastornos. Los tics (en el trastorno de tics) y los movimientos estereotipados (en el trastorno de movimientos estereotipados) deben diferenciarse de las obsesiones. A diferencia de los actos compulsivos, los tics y los movimientos estereotipados son típicamente menos complejos y no tienen como objetivo neutralizar una obsesión. Algunos individuos presentan síntomas de trastorno obsesivo-compulsivo y trastorno de tics a la vez, lo que puede justificar el diagnóstico simultáneo de ambos trastornos. Algunas actividades como comer (p. ej., trastornos alimentarios), el comportamiento sexual (p. ej., parafilias), el juego (p. ej., juego patológico) o el consumo de sustancias (p. ej., dependencia o abuso de alcohol), han recibido la calificación de «compulsivas» cuando se llevan a cabo de forma excesiva. Sin embargo, y según la definición recogida en este manual, no pueden considerarse compulsiones toda vez que la persona suele obtener placer a través de dichas actividades y muchos desean abandonarlas debido a sus consecuencias perjudiciales. Aunque el trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad y el trastorno obsesivo-compulsivo comparten semejanzas nominales, las manifestaciones clínicas de estos trastornos son bastante diferentes. El trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad no se caracteriza por la presencia de obsesiones o compulsiones; el individuo, ya al principio de la edad adulta, está permanentemente preocupado por el orden, el perfeccionismo y el control. Si el individuo presenta síntomas de ambos trastornos, puede estar indicado el diagnóstico simultáneo de trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad y trastorno obsesivo-compulsivo. Las supersticiones y los comportamientos repetidos de comprobación son frecuentes en la vida cotidiana. En estos casos sólo debe considerarse el diagnóstico de trastorno obsesivo-compulsivo si aquellos suponen una pérdida diaria de tiempo significativa o dan lugar a un acusado deterioro de la actividad global del individuo o a un malestar clínicamente significativo. Un trastorno de la personalidad es un patrón permanente e inflexible de experiencia interna y de comportamiento que se aparta acusadamente de las expectativas de la cultura del sujeto, tiene su inicio en la adolescencia o principio de la edad adulta, es estable a lo largo del tiempo y comporta malestar o perjuicios para el sujeto. Criterios para el diagnostico de trastorno obsesivo-compulsivo A. Se Cumple para las obsesiones y las compulsiones: Las obsesiones se definen por (1), (2), (3) y (4): 1. Pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y persistentes que se experimentan en algún momento del trastorno como intrusos e inapropiados, y causan ansiedad o malestar. 2. Los pensamientos, impulsos o imágenes no se reducen a simples preocupaciones excesivas sobre problemas de la vida real. 3. La persona intenta ignorar o suprimir estos pensamientos, impulsos o imágenes, o bien intenta neutralizarlos mediante otros pensamientos o actos. 4. La persona reconoce que estos pensamientos, impulsos o imágenes obsesivos son el producto de su mente (y no viven impuestos como en la inserción del pensamiento). Las compulsiones se definen por (1) y (2): 1. Comportamientos p. Ej. Lavado de manos, puesta en orden de objetos, comprobaciones) o actos mentales (p.ej., rezar, contar o repetir palabras en silencio) de carácter repetitivo, que el individuo se ve obligado a realizar en respuesta a una obsesión o con arreglo a ciertas reglas que debe seguir estrictamente. 2. El objetivo de estos comportamientos u operaciones mentales es la prevención o reducción del malestar o la prevención de algún acontecimiento negativo; sin embargo, estos comportamientos u operaciones mentales o bien no están conectados de forma realista con aquello que pretende neutralizar o prevenir o bien resultan claramente excesivos. A. En algún momento del curso del trastorno la persona ha reconocido que estas obsesiones o compulsiones resultan excesivas o irracionales. Nota: Este punto no es aplicable en los niños. B. Las obsesiones o compulsiones provocan un malestar clínico significativo, representan una pérdida de tiempo (suponen más de 1 hora al día) o interfieren marcadamente con la rutina diaria del individuo, sus relaciones laborales o su vida social. C. Si hay otro trastorno en el Eje 1, el contenido de las obsesiones o compulsiones no se limita a él (p.ej. preocupaciones por la comida en un trastorno alimentario, arranque de cabellos en la tricotilomanía, inquietud por la propia apariencia en el trastorno dismórfico corporal, preocupación por las drogas en un trastorno por consumo de sustancias, preocupación por estar padeciendo una grave enfermedad en la hipocondría, preocupación por las necesidades o fantasías sexuales en una parafilia o sentimientos repetitivos de culpabilidad en el trastorno depresivo mayor) D. El trastorno no se debe a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p.ej. drogas, fármacos) o de una enfermedad médica. Trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad Síntomas y trastornos asociados Cuando las normas y los protocolos establecidos no dictan la respuesta correcta, la toma de decisiones se convierte en un proceso de larga duración y a menudo doloroso. Los sujetos con trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad tienen tantas dificultades para decidir qué tareas son prioritarias o cuál es la mejor forma de hacer alguna cosa concreta, que puede ser que nunca empiecen a hacer nada. Tienen tendencia a trastornarse o enfadarse en las situaciones en las que no son capaces de mantener el control de su entorno físico o interpersonal, si bien es típico que la ira no se exprese de manera abierta. Por ejemplo, una persona puede enfadarse si el servicio de un restaurante es malo, pero, en lugar de quejarse a la dirección, meditará sobre cuánto va a dejar de propina. En otras ocasiones, la ira puede expresarse con una indignación justiciera por lo que aparenta ser una cuestión secundaria. Las personas con este trastorno están especialmente atentas a su status respecto a las relaciones de dominio-sumisión y muestran una deferencia exagerada a una autoridad a la que respetan y una resistencia exagerada a una autoridad que no respetan. Los individuos con este trastorno suelen expresar afecto de forma muy controlada o muy ampulosa y se sienten muy incómodos en presencia de otras personas emocionalmente expresivas. Sus relaciones cotidianas son serias y formales, y pueden estar serios en situaciones en que los demás ríen y están contentos (p. ej., al dar la bienvenida a la novia en el aeropuerto). Se contienen cautelosamente hasta estar seguros de que lo que van a decir es perfecto. Pueden estar preocupados por lo lógico y lo intelectual y ser intolerantes con el comportamiento afectivo de los demás. Es frecuente que les cueste expresar sentimientos de ternura y es raro que hagan halagos. Los sujetos con este trastorno pueden experimentar dificultades y malestar laborales, especialmente al enfrentarse a situaciones nuevas que exijan flexibilidad y transigencia. Aunque algunos estudios sugieren una asociación con el trastorno obsesivo-compulsivo, parece que la mayoría de las personas con un trastorno obsesivo-compulsivo no tienen un patrón de comportamiento que cumpla los criterios para el trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad. Muchos de los rasgos del trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad se solapan con las características de la personalidad «tipo A» (p. ej., hostilidad, competitividad y sensación de urgencia), y estas características pueden darse en la gente con riesgo de sufrir un infarto de miocardio.