nuestro cerebro nos engaña

Trucos de la mente





Estudios científicos han demostrado que el cerebro nos engaña cuando recordamos o pensamos en nosotros mismos, cuando soñamos y percibimos lo que nos rodea, valiéndose de cualquier estratagema para conseguirlo, ya que para él lo importante es nuestra supervivencia. Para conseguirlo debe poseer la mayor cantidad de información disponible, y en ausencia de ésta la tomará “prestada”, aunque no sea exacta. Con ello conseguirá que la realidad que nos rodea tenga sentido y sea coherente. De esta forma, creeremos que todos nuestros comportamientos están bajo control y que nuestra memoria parezca un reflejo fiel de lo ocurrido, otorgándonos una mayor seguridad.

Redes - ¿Por qué nos engaña el cerebro? - Parte 1
Los objetos que nos rodean pueden ser reales, pero lo que experimentamos como realidad son ilusiones creadas en nuestro cerebro. Cuando recordamos un suceso, el cerebro rellena los huecos con contenidos imaginados e irreales, para otorgar una coherencia. A veces, recogemos información de una forma inconsciente, que al salir a la superficie nos parece maravilloso y sobrenatural. La actitud, la emoción, la imaginación y lo vivido influyen en nuestro recuerdo. A veces nos muestras cosas que no están y otras nos elimina cosas que sí están. Se dice que cuando Cristóbal Colón desembarcó en el Nuevo Mundo, cogió desprevenido a los indígenas porque no habían visto acercarse a las embarcaciones, al no poseer ninguna lógica el que estuviesen allí, porque nunca habían visto nada parecido.

El “deja vu”, fenómeno por el que tenemos la percepción o experiencia de estar viviendo algo que ya hemos vivido anteriormente, ocurre, según una de las teorías, porque en el cerebro se produce un retraso de milésimas de segundo en procesar la información, pero no en almacenarla en la memoria. Por eso, al procesarla tenemos la sensación de que la estamos viviendo y recordando a la vez. Es decir, el presente se hace pasado en nuestro cerebro.

La sensación de unidad mental o conciencia de uno mismo también es fruto de nuestro cerebro, constituyendo una ilusión mental más. De hecho, hay estados en los que desaparece, como al estar anestesiados, cuando dormimos sin soñar, o cuando estamos muy borrachos…

Redes - ¿Por qué nos engaña el cerebro? - Parte 2

Antes de Ver el Siguiente Video, Lee el Texto con las Instrucciones

Un ejemplo de lo anterior se puede ver con el experimento que numerosos psicólogos han realizado. En ellos, se ha estudiado el cerebro evaluando la capacidad de atención, o concentración, que poseen las personas. . En el video aparecerán dos equipos de chicas pasándose una pelota de baloncesto mientras mueven de un lado para otro. Tienes que prestar mucha atención y contar el número de pases que se dan las tres chicas que visten manga corta. Para que el experimento sea válido hay que contar todos los pases en una única visualización del video.

En este experimento el resultado es irrelevante. La cuestión es: ¿has visto el gorila que se pasea entre los jugadores? Si no crees, que en el video se puede ver con absoluta claridad un hombre con una gabardina que pasa entre los jugadores, vuelve a mirarlo.




No te preocupes, es lo que sucede en la mayoría de los casos. Al estar concentrado, el cerebro de forma inconsciente descarta la información "innecesaria". Diariamente, nuestro cerebro procesa 400.000 millones de bits de información por segundo pero sólo somos conscientes de 2.000 bits, es decir, un 0,0000005 %...

Los videos pertenecen al programa "Redes", de la segunda cadena de Televión Española.

Referencias:
http://neofronteras.com/?p=36
http://www.khouse.org/articles/2000/265/
http://www.hispamp3.com/noticias/noticia.php?noticia=20040112082725

fuente:ciencia popular.com

La eficacia del diván


Científicos estadounidenses del Instituto de Neuropsiquiatría de UCLA
acaban de demostrar que las terapias cognitivas del comportamiento producen
cambios en la función cerebral similares a los que se obtienen cuando los
pacientes con trastornos obsesivo compulsivos reciben medicación.
.

Woody Allen, no sólo estaría de acuerdo con el doctor Jeffrey Schwartz, sino
que se mostraría encantado de que la ciencia le proporcione más argumentos para
seguir defendiendo la psicoterapia. Un estudio liderado por este especialista,
del Instituto de Neuropsi-
quiatría de UCLA, Los Angeles, sugiere que este tipo de tratamiento puede
producir cambios en el cerebro similares a los que provoca la medicación en
pacientes obsesivo compulsivos. «Lo que quiere decir esta investigación es que
las terapias cognitivas del comportamiento eficaces pueden tener efectos
biológicos y no sólo psicológicos», declara el doctor Eric Hollander, de la
Escuela de Medicina del Mount Sinai, en Manhattan.
El trabajo del equipo de Los Angeles, publicado el pasado miércoles en The
Archives of General Psychiatry, irrumpe en el mundo de la psiquiatría en un
momento en el que los avances en neuroquímica estaban poniendo en entredicho la
eficacia de tumbarse en el diván del psicoterapéuta. Sin embargo, estos
expertos pudieron comprobar los efectos de la psicoterapia en nueve pacientes
obsesivo compulsivos utilizando una prueba que permite obtener imágenes del
cerebro, la Tomografía por Emisión de Positrones (PET).
Durante nueve semanas, los pacientes se sometieron a terapias cognitivas de
comportamiento. Posteriormente, los expertos comprobaron que seis de los nueve
enfermos mejoraron sustancialmente con la psicoterapia, mientras que los tres
restantes sólo mostraron un avance discreto. Las imágenes del PET revelaron dos
cambios significativos en la función cerebral. Uno de ellos se refiere al
«estrechamiento» ligado a la actividad de ciertas estructuras cerebrales.
«Nosotros sabemos que en los trastornos obsesivo compulsivos la clave está en
las estructuras que están "encerradas" de forma conjunta. Pero en los pacientes
que responden a la terapia estas estructuras pueden actuar de forma más
independiente, como sucede en el caso de las personas que no sufren este
trastorno», afirma Jeffrey Schwartz.
El segundo descubrimiento se refiere a una zona del cerebro conocida como
núcleo caudado. Dicha zona, normalmente inactiva, está activa en los pacientes
obsesivo compulsivos. «Nuestro segundo hallazgo, que confirma los resultados
obtenidos en otro trabajo realizado por nuestro equipo y que fue publicado el
año pasado, es que la actividad del núcleo caudal se reduce en los pacientes
que responden a la psicoterapia». Pero para los científicos de UCLA la
verdadera trascendencia de este trabajo reside en que se ha comprobado la
efectividad de la psicoterapia en este tipo de trastorno psiquiátrico. «Lo más
importante es que las terapias cognitivas del comportamiento pueden por sí
solas, y sin medicación, invertir los problemas que sufren estos pacientes».
No obstante, algunos expertos opinan que no todos los pacientes responden igual
a la psicoterapia. El doctor Don Black, director de la clínica de trastornos
obsesivo compulsivos de la Universidad de Medicina de Iowa, es uno de ellos.
«Para llevar a cabo este tipo de terapia se necesita que el paciente sea capaz
de enfrentarse a sus propios miedos y para algunos pacientes esto es demasiado,
y no pueden o no quieren hacerlo». Michael Jenike, director de una clínica para
el tratamiento de este trastorno en el Hospital General de Massachusetts
insiste en que, aunque está demostrado que el mejor tratamiento es el que
combina los medicamentos con la terapia, este estudio puede favorecer el que
los especialistas que sólo recurren a los fármacos incluyan la psicoterapia
como parte terapéutica de sus pacientes.

fuente: PATRICIA MATEY, el mundo suplementos

despersonalizacion


En la bibliografía varios clínicos citan ejemplos de pacientes que presentan diversas variables y grados de despersonalización- desrealización. Sin embargo, he optado por citar un breve fragmento de una novela del escritor húngaro Sandor Marai, “Divorcio en Buda”, editado en el 2002. Uno de los personajes de ésta novela (el Sr Greiner) describe sus sensaciones de esta manera: “en este momento pienso que nada tiene sentido. Miro a mi alrededor. Todo me resulta conocido, todo está perfectamente ordenado, en su sitio exacto, situado en el tiempo y en el espacio: ésta es mi casa, mi nombre figura en la puerta, mi dirección y mi número de teléfono están en la guía, estos son mis muebles, en esa habitación está descansando mi querida Anna. (...) Todo está bien y, sin embargo,, así todo junto carece de sentido. No sé como explicarlo. No lo comprendo ni yo mismo. Qué sentido tiene todo? Bueno, quizá no deba tener un sentido determinado. Es la realidad, sí

Pero entonces, qué ha ocurrido?, Salgo al recibidor, en el perchero está mi abrigo tal como lo ha colgado la criada, en la pared está el grabado con la vista de Oxford y al lado, el barómetro con la figurita del señor con paraguas y la señora con sombrilla. Ahora es el señor quien está en primer plano. Sí, sigue lloviendo. Vuelvo dentro, me gustaría despertar a Anna, más qué podría decirle? No obstante, siento que debería aclarar algo antes de que lleguen mis pacientes. En este estado no puedo trabajar, no me encuentro capaz de curar, ni siquiera de vivir. Miro la lámpara y la enciendo pensando que quizás me faltaba la luz, ya está encendida, ya hay luz, así todo adquirirá sentido. Pero la luz no ha servido de nada. Me pongo de pie de un salto, me llevo las manos al pecho, seguramente estoy muy pálido. Me invade un miedo terrible. Tengo la sensación de que ha ocurrido algo. La sensación? No, se con certeza absoluta que ha ocurrido algo.”


El señor Greiner describe la sensación de no ser uno exactamente el mismo, de que algo diferente ocurre y no puede explicarse. La desrealización consiste en producir una sensación de que las situaciones son irreales o que se vive dentro de un sueños. Greiner experimenta un alejamiento emocional de su propio entorno y sus propios actos. Sin embargo esta disminución emocional es paradojalmente asociada a un sentimiento angustioso de que “algo no está bien”.


Por último es interesante citar un material clínico aportado por Rosenfeld en 1947 (pág 20) acerca de una paciente llamada Matilde quien describe su experiencia de despersonalización como “una manta que la separa del mundo”, sintiéndose muerta y separada de sí misma. Para Rosenfeld (1947. pág 21), este estado parte de defensas contra sentimientos de “culpa, depresión y persecución”. Para este autor, la despersonalización es un proceso esquizoide que afecta la estructura del yo, causando diferentes grados de disociación. Ésta posición fue mantenida previamente por Melanie Kein, quien en 1946 ya había planteado que en la despersonalización se produce una regresión a la posición esquizoparanoide.

Para que el lector comprenda con sencillez el concepto de intención paradójica, deberá retirar diez segundos la vista de esta pantalla durante los cuales tiene que procurar no pensar en elefantes rosas.

Difícil, ¿eh? En eso consiste la intención paradójica. Sucede cuando la mente actúa de manera contraria a lo que se pretende.

Tal efecto puede ser causa y terapia a la vez. Por ejemplo, para alguien que tiene insomnio, tratar de quedarse dormido voluntariamente le provoca una ansiedad que hace que se mantenga despierto toda la noche. La terapia, no obstante, puede consistir en dar a los pacientes instrucciones para que no se queden dormidos.

Asimismo, para el combatir el tartamudeo, no sólo no se intenta que el sujeto trate de hablar correctamente, sino que se le obliga a “tartamudear ex profeso” antes de comenzar cualquier conversación (Erikson y Frankl, 1973).


Mientras pelaba las patatas, a la mujer se le pasó por la mente usar el mismo cuchillo para degollar a su marido que leía el periódico a su lado. La reciente madre pensó fugazmente en lo fácil que sería ahogar al bebé con una almohada. El estudiante tuvo la instantánea de lanzarse a la vía del metro mientras esperaba que este llegara. El devoto católico rumió que podría tener relaciones sexuales con la Virgen María. Al heterosexual convencido se le ocurrió por un momento que podía insinuarse con el amigo de toda la vida. El pacifista se imaginó en un destello actuando como un francotirador durante una manifestación.
Si de verdad fuéramos honestos y observáramos con distancia el escándalo que nos produce, admitiríamos que con frecuencia tenemos ideas inconfesables que nos pasan volando por la mente y que no tienen nada que ver con nuestros valores y decisiones racionales. Estas ideas son tan taimadas que a veces juegan con nosotros mostrándonos un “yo” perverso que no cuadra con el “yo” coherente con nuestras creencias y nuestro sentido de lo que está bien y lo que está mal.

“Intenta no pensar en un oso blanco”.

La presencia de pensamientos no voluntarios o invasores en la mente es un fenómeno bastante universal. Muchos podríamos preocuparnos y dudar de si somos o no obsesivo-compulsivos. Lo cierto es que los rasgos obsesivos se presentan en un gran número de personas consideradas " normales”. De hecho, psicólogos ingleses investigaron los pensamientos obsesivos en una muestra de 302 personas de la población general y el 84 % informó que habían experimentado el asalto de pensamientos, imágenes o impulsos indeseados más de una vez en su vida. El contenido de los pensamientos intrusos a lo largo de los tiempos ha ido cambiando según las modas e inquietudes de cada época. Así, en épocas más oscuras de la humanidad en las que las religiones regían sin cuestión las vidas de las personas, los contenidos transgresores y pecaminosos proliferaban entre los citados pensamientos. Con el paso del tiempo, los temas referidos a la contaminación por gérmenes o por virus como el Sida, haber cometido una negligencia, atentar contra la ley, ser víctima de radiación y propagarla, sufrir enfermedades contagiosas, realizar acciones demoníacas, sufrir un descontrol de la agresividad o de la sexualidad, encallarse en dudas insolubles han ido alternándose en la florida imaginación obsesiva.
Por esta razón, no habría que preocuparse por tener ideas escandalosas de vez en cuando, sino por creer que éstas pueden hacerse realidad aunque uno no lo quiera. Solo por pensarlas. Si éste fuera el caso, estaríamos traspasando los límites de la normalidad mediante el pensamiento mágico propio de la enfermedad obsesiva.

Para entender con un fácil experimento la razón porque un pensamiento no se va de la cabeza, podemos acudir a la historia de los hermanos Tolstoy.
La historia de Tolstoy sobre el oso blanco nos cuenta que su hermano le dijo un día: “quédate en el rincón hasta que dejes de pensar en un oso blanco.” A pesar de ser una instrucción teóricamente fácil, el joven Tolstoy fue incapaz de realizarla. Se quedó horas en el rincón pensando sin parar en osos blancos.
Eso es lo que nos pasa a todos cuando queremos dejar de pensar en algo. Cuánto más luchamos contra la idea, ésta se hace cada vez más frecuente e insistente. No deja de volver y volver a la cabeza. Siempre que deseamos dejar de pensar en algo logramos el efecto contrario. Así se mantienen las ideas obsesivas.

La enfermedad secreta.

La enfermedad obsesivo- compulsiva va saliendo poco a poco de su vida secreta gracias a películas y series como “El aviador”, la película de Scorsese que narra la lucha del millonario Howard Hughes contra su enfermedad obsesiva, “Mejor imposible” donde el actor Jack Nicholson borda la tipología de un obsesivo y “Monk” el detective privado obsesivo-compulsivo que resuelve casos de asesinato con facilidad, pero se encalla ordenando sus calcetines.
En tiempos, el Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) se consideraba un trastorno relativamente infrecuente, pero con el tiempo esto resultó no ser cierto ya que era un problema infra diagnosticado por el secretismo de los afectados. Actualmente se sabe que muchos pueden tardar hasta 17 años en consultar y, en consecuencia, recibir diagnóstico y tratamiento. Tanto es así, su estimación llega casi a un 3% de la población general.
También se sabe que es la cuarta enfermedad mental más frecuente en los Estados Unidos y en el Reino Unido.
El ocultamiento de la enfermedad se debe a que el obsesivo es totalmente consciente de su problema y teme darlo a conocer por temor a no ser comprendido y ser considerado loco. En muchas ocasiones el inicio ocurre en la infancia o en la adolescencia.

Obsesiones, compulsiones y miedo

Lola tiene las manos dañadas por el uso excesivo de la lejía que utilizaba para librarse de todo posible germen. Su temor era que pudiera contagiar a su familia con el cáncer a pesar de saber que esto no era factible. Los actos que llevaba a cabo para evitarlo, su compulsión, era lavarse escrupulosamente con lejía cada dedo repetidas veces, y hasta cuarenta veces al día durante 20 minutos.
Su obsesión era tan exagerada que había implicado a todos los miembros de la familia. El marido y los hijos debían quitarse los zapatos al entrar en casa y cambiarse toda la ropa. Cualquier indicio de contaminación le suponía un sufrimiento enorme y la incapacidad de controlar el avance de los gérmenes por la casa la sumía en un estado depresivo constante. Su actividad en casa era febril y se centraba solamente en limpiar, frotar y volver a empezar. Tenía la sensación de que le faltaban horas al día y nunca estaba satisfecha.
Tomás podría parecer a primera vista un chico meticuloso, cuidadoso y pendiente de los detalles. Sin embargo, sólo él sabía lo mal que lo pasaba cuando volvía al coche repetidas veces (hasta seis o siete) para cerciorarse de que había cerrado bien las puertas.
Cuando tenía que mandar alguna carta, su empeño era cerrarla y volverla a abrir no fuera que hubiera hecho algo mal o hubiera olvidado algún detalle. En la oficina repasaba el trabajo hasta diez veces y se detenía a mirar continuamente si los papeles importantes aún estaban allí. Miraba varias veces la papelera para ver si algo importante se había caído inadvertidamente. Al cerrar nunca se fiaba que la secretaria apagase las luces y las estufas y llegaba a volver dos y tres veces al despacho a ver si todo estaba en orden. En casa las dudas se centraban en la llave del gas y su familia no podía entender que no acabara de confiar en sus propios sentidos al verlo repetir una y otra vez el camino a la cocina para repasarlo todo tantas veces.
Su temor u obsesión era el ser responsable de un posible daño a sí mismo o a otros por su falta de atención. Sus actos o compulsiones eran verificar y comprobar.

Para Víctor todo el problema estaba en su cabeza. Él era consciente de lo absurdo de sus preocupaciones, pero esto no lo libraba de aquellos incómodos pensamientos que a veces lo aterraban y a veces le causaban verdaderas crisis de angustia. Pero nada podía hacer ya que cuanto más los deseaba alejar más se repetían impidiéndole trabajar, leer, estudiar e incluso mirar la tele. Además todo lo que oía o leía se encadenaba mágicamente con ellos dándole la sensación de que estaba atrapado. Su estado de ánimo estaba muy decaído y a veces creía que no valía la pena vivir de ese modo.

Cada uno de estos pacientes pertenece a un tipo característico de trastorno obsesivo compulsivo, aunque es frecuente que se mezclen diversos aspectos en la misma persona:
compulsión por la limpieza.
compulsión por la comprobación.
pensamientos, imágenes e impulsos obsesivos.
lentitud y prolijidad excesivas.
Las obsesiones se definen como ”pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y persistentes que se experimentan, al menos en algún momento mientras dura el trastorno, como invasores e inapropiados y provocan malestar o ansiedad en un grado importante”. Las ideas son vividas como algo que no es voluntario, que no tiene que ver con la voluntad de la persona y, peor aún, muchas veces son contrarias a sus valores. Se reconocen como irracionales y poco realistas, aunque no siempre eso se tiene tan claro. Las obsesiones pueden desencadenarse a partir de desencadenantes internos o externos. Entre los internos: ciertas sensaciones físicas o estados de ánimo y entre los externos, objetos, situaciones, personas o información. La angustia que provocan las obsesiones impulsa al afectado a buscar estrategias diversas para escapar. El significado que la persona le da al pensamiento es la causa del malestar intenso que padece. El pensamiento no es lo más preocupante en las obsesiones, sino la importancia que adquiere para la persona. Si el afectado cree que el pensamiento se puede hacer realidad con solo pensarlo, por ejemplo, su angustia será inmensa. Por eso es importante identificar qué significa para él ese pensamiento, es decir, las supuestas consecuencias de pensar en él. Esto es lo que diferencia a una persona con trastorno obsesivo-compulsivo de otra que solo tiene pensamientos intrusos.
Si el temor al pensamiento obsesivo crea demasiada angustia, la persona puede sentirse llevada a desplegar una serie de movimientos supuestamente protectores y defensivos que constituyen las compulsiones. Su acción produce alivio a corto plazo, mientras que al mismo tiempo incrementa la probabilidad de la aparición de más obsesiones.

Las maniobras de control (o pseudo control) llamadas rituales o compulsiones pueden tener estas formas:
Evitar situaciones, objetos, personas, lecturas, películas y demás.
Realizar conductas y actos repetitivos, estereotipados, cuidadosamente orquestados.
Dialogar en forma de contra pensamientos, esta vez intencionados y consoladores, para sortear la incomodidad y el malestar. Esta es la estrategia de neutralización. Pueden ser rezos, canciones o diálogos con las obsesiones.

Prohibido prohibir.

Retomamos el lema representativo del mayo francés para insistir en ello: Para superar las obsesiones es fundamental aceptar el pensamiento obsesivo. Cuando se acepta pensar lo impensable y se permite que las obsesiones vengan cuando quieran dejando de luchar contra ellas, solo entonces se reduce la ansiedad y se obtiene la paz mental. Cuando la ansiedad remite los pensamientos obsesivos tienden a desaparecer. La idea de pensar cosas inaceptables puede parecer escalofriante, pero se ha demostrado que es la mejor terapia. Esta técnica, concretamente, se llama en psicología “intención paradójica”. Es como si inoculáramos la enfermedad para librarnos de ella. Es como prescribir la enfermedad.
Algunas personas sienten temor a pensar los pensamientos impensables por miedo a que se hagan realidad. Pero esto es totalmente imposible. Nadie hace, realmente, algo que no quiere hacer. Y esto es lo que importa.
Existen diversas teorías que podrían explicar porqué esta técnica funciona, pero lo que sí está claro para todos los profesionales de la psicología, es que para dominar los pensamientos no podemos prohibirlos. Hay que tomar el toro por los cuernos y aceptar lo que pensamos y lo que sentimos.

Despiece

Clasificación de las obsesiones.

Según el tipo de ritual que desempeña el afectado, pueden clasificarse las obsesiones en siete categorías

Lavadores y limpiadores. Preocupados por la contaminación producida por determinados objetos o situaciones. Estos pueden ser: los fluidos corporales, los gérmenes, la enfermedad y los productos químicos. Su manera de combatir la angustia le conduce a lavarse las manos de modo excesivo, tomar duchas prolongadas o limpiar la casa durante horas. Tienen mucho cuidado de no entrar en contacto con agentes contaminantes diversos, absteniéndose de tocar muchas cosas, como objetos que hayan caído al suelo o las manillas de las puertas.

Verificadores. Inspeccionan todo de manera excesiva con el fin de que no ocurra nada malo, como accidentes o catástrofes. Lo más frecuente es revisar estufas y aparatos eléctricos para prevenir incendios, controlar que las ventanas y puertas estén bien cerradas para impedir que entren ladrones y repasar el trabajo realizado para impedir errores o críticas. La revista se hace reiteradamente porque, a menudo, poco después de haber examinado todo, vuelven a tener dudas de haberlo hecho bien y de forma adecuada. Entre la duda y la comprobación pueden pasar horas realizando sus rituales.

Repetidores. El hecho de repetir acciones tiene, para este tipo de obsesivo, la facultad de impedir que un pensamiento alarmante se haga realidad. Tiene la convicción de que está actuando de una manera eficaz para impedir consecuencias catastróficas. Detrás de estas acciones aparentemente neutras, subyace la idea de que está impidiendo que pase algo malo. En su pensamiento mágico, cree supersticiosamente que sus acciones son útiles.

Mantenedores del orden. Exigen que todo lo que les rodea esté dispuesto de acuerdo a ciertas pautas rígidas, incluyendo distribuciones simétricas. Dedican gran parte de su tiempo a cerciorarse de que las cosas estén en el “lugar correcto” y advierten de inmediato cuando se ha modificado su disposición preestablecida. Se sienten sumamente incómodos cuando las cosas se alejan de la perfección.

Acumuladores. Este tipo de obsesión lleva a la persona a coleccionar objetos que para otros no tienen ninguna utilidad ni valor. Afirma que debe conservar todos esos objetos por si algún día los llega a necesitar. En casos extremos, tiene que alquilar un espacio adicional para colocar una cantidad enorme de objetos inservibles.

Ritualizadores mentales. Estos obsesivos se dedican a repetir pensamientos deliberadamente para contrarrestar su ansiedad. Tratan de evocar ideas, discursos, listas, números, oraciones, recuerdos, palabras, canciones y todo tipo de actividad mental repetitiva, del mismo modo que los repetidores de comportamientos. La diferencia es que en este caso las repeticiones son mentales.

Obsesivos puros. Los obsesivos puros sufren su aflicción exclusivamente en el plano de las ideas. Sus contenidos suelen ser altamente angustiantes como pensar que tienen una enfermedad grave, atraparse en eventos traumáticos del pasado, imágenes de conducta sexual incorrecta, impulsos de matar y hacer daño a ellos mismos, a personas queridas o indefensas. No practican rituales de conducta. Creen que por el hecho de pensar esas cosas, todo se puede hacer realidad. Sus rituales suelen ser del ámbito mental o cognitivo. Es decir, otros pensamientos que neutralizan los anteriores. Entre estas estrategias se encontrarían:
Elaborar el pensamiento.
Buscar elementos tranquilizadores.
Sustituir el pensamiento por otro.
Realizar una acción mental específica para ahuyentar el pensamiento.
Emplear actividades distractoras
Enfocar a atención al entorno y detener el pensamiento.

Despiece.
“Son las cuatro de la tarde de un sábado. He recogido la cocina y la ropa. Todo está ordenado. Necesito tenerlo así para poder disfrutar de una película que me interesa ver por televisión. Mi hija pequeña me avisa que dará comienzo en unos instantes. Me siento tranquilamente en un sofá que está situado al lado de la ventana. De repente aparece el pensamiento: ¿Y si te tiraras por la ventana? ¿Por qué no te tiras? Este pensamiento me paraliza; me pongo rígida; comienzo a sudar; el corazón me late muy aprisa; me cuesta respirar; tengo frío, un frío muy intenso; tengo náuseas...

Pienso que no podré resistir y acabaré tirándome por la ventana y como vivo en un cuarto piso me mataré. Sin embargo, sé que no quiero hacerlo, que solo es un pensamiento. Dudo. No puedo asegurar que no lo haré. Vuelvo a dudar. Intento mirar la película, pero el pensamiento me machaca el cerebro y no me deja en paz. Bajo la persiana; quizá así no lo haga, pienso. La persiana me lo impedirá.

Observo a mis hijos y me digo que tengo mucha suerte con estos hijos, por lo tanto, ¿ por qué voy a querer tirarme por una ventana?. No quiero hacerlo, sin embargo este razonamiento no me sirve para nada. Sigo encontrándome mal y necesito ir una y otra vez al cuarto de baño. Me coloco de espaldas a la ventana intentando parar este pensamiento que me tortura. Finalmente no puedo aguantarlo más y me marcho de la habitación. Pero en los días siguientes el pensamiento sigue torturándome hasta el punto de tenerlo presente incluso en mis sueños. El miedo a hacer aquello que no quiero invade cada instante de mis días." (Testimonio ofrecido por una paciente).

Despiece
Temática más habitual de las ideas intrusas.

Agresión y violencia: Temor a matar a un ser querido; a atacar físicamente a una persona; a atropellar a alguien mientras se conduce sin darse cuenta; a haber escrito o dicho algo inadecuado inadvertidamente, a insultar a un jefe; a enviar una carta ofensiva a un amigo.
Sexuales: Temor a poder abusar de un niño. Actuar como homosexual cuando se es, en realidad, heterosexual.
Blasfemias y sacrilegios Tener relaciones sexuales con Cristo o Satán o con la Virgen María. Hacer gestos o conductas inapropiadas en una iglesia.

Despiece
Forma de pensar del obsesivo-compulsivo
Creer que sus pensamientos están unidos de forma automática a las acciones. A esto se le llama pensamiento mágico. Pensar que solo el hecho de pensar algo, este algo puede hacerse realidad. Al sobreestimar la importancia de los pensamientos se da la fusión pensamiento/ acción en la imaginación del afectado.
Pensar que se es responsable de que todo salga bien o mal. Exagerar su responsabilidad propia sobre los hechos.
Exagerar su control sobre el entorno y necesidad de estar seguro de todo. Gran intolerancia a la incertidumbre.
Interpretar exageradamente las probabilidades de consecuencias negativas derivadas de sus pensamientos y acciones. Establecer relaciones supersticiosas (atribuir arbitrariamente unas causas a unas consecuencias.)

fuente: psicologa isabel larraburu

El trastorno obsesivo compulsivo provoca una alteración en la vida de las personas, en su comportamiento social y laboral. Los especialistas investigan para encontrar mejores vías de tratamiento.





El Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) cons-tituye un trastorno de ansiedad crónico que generalmente comienza en la adolescencia y tiene un curso oscilante a lo largo de la vida del paciente. Quienes lo padecen se ven atrapados en un esquema de conductas y pensamientos repe-titivos que carecen de sentido, y le son angustiantes y muy difíciles de dominar.



De acuerdo con la definición del Diagnostic Stadistical Manual (DSM-IV), está caracterizado por la aparición de obsesiones, que son ideas persistentes, pensamientos, sonidos o imágenes experimentadas como intrusas o inapropiadas, y causan una marcada ansiedad o estrés. Generalmente el paciente las reconoce como propias y no como impuestas por otras personas o influidas externamente.



Las obsesiones son egodistónicas, es decir, que son vividas, por lo menos al comienzo, como pensamientos repugnantes y sin sentido, que el enfermo intenta denodadamente ignorar o suprimir (ideas de contaminación, orden/simetría, dudas repetitivas, entre otras).



Las compulsiones son conductas repetitivas, causan intenso malestar y se ejecutan según determinadas reglas, en forma estereotipada y como respuesta a una obsesión. Ejemplos: lavarse las manos, ordenar, revisión, o actos mentales como rezar, contar y repetir palabras en silencio.



El sujeto se siente obligado a realizar el acto de compulsión para reducir el estrés que acompaña a su obsesión, o para evitar algún evento o situación aterrorizante.



La incidencia del TOC es muy difícil de determinar, pues a pesar de la angustia que esta enfermedad provoca, los pacientes temen comunicar los síntomas a sus familiares, y con poca frecuencia buscan ayuda especializada, con lo cual ocultan sus manías y pensamientos repetitivos, lo cual ha llevado a subestimar el número de personas que padecen la enfermedad.



Hasta la década de los años 80 del siglo pasado se pensaba que el TOC era una entidad rara, poco frecuente y con insuficiente respuesta al tratamiento; sin embargo, una encuesta realizada por el Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos demostró que afecta a más del 2 por ciento de la población estadou-nidense, lo que significa que es un trastorno usual, frecuente y más común que enfermedades mentales más severas, como la esquizofrenia, el trastorno bipolar o el trastorno de pánico, en uno u otro sexo.



Con relativa frecuencia se asocian al Trastorno Obsesivo-compulsivo otros trastornos psicopatológicos, y se ha encontrado que las dos terceras partes de los pacientes con TOC tuvieron en el curso de la vida un trastorno psiquiátrico comórbido. La depresión constituye el síndrome comórbido más frecuente, y en ocasiones resulta difícil distinguir su origen, aunque algunos pacientes piensan que, de no tener el trastorno obsesivo, no estarían deprimidos.



También son frecuentes los trastornos por ansiedad, incluyendo el trastorno de pánico, ansiedad generalizada, fobias sociales y específicas, así como los trastornos por estrés post-traumático y los de personalidad, principalmente los de Cluster de ansiedad (evitación, dependencia, obsesivo-compulsivo).



Se relaciona además con el riesgo para el consumo de alcohol y abuso de otras drogas, con el Síndrome de Gilles de la Tourette, y otros múltiples desórdenes por tic, con esquizofrenia, con desorden esquizofreniforme o con el trastorno bipolar.



La etiología del TOC es hetero-génea, al igual que en otros trastornos psiquiátricos, como por ejemplo la esquizofrenia, y con una amplia combinación de factores etioló-gicos, aunque los avances en imágenes cerebrales han dado un mejor entendimiento de su neuroanatomía y patofisiología, con fuertes evidencias de que circuitos cerebrales subcorticales frontales, y otras regiones cerebrales están implicadas en la patogénesis del trastorno. Por otra parte, dichos estudios han conducido a teorías que explican cómo el cerebro media en la sintomatología del TOC.







Pacientes en estudio

Se estudiaron un total de 15 pacientes, 6 (40 por ciento) del sexo femenino y 9 (60 por ciento) del masculino, 12 de la raza blanca y 3 mestizos, con una edad promedio de 30 años y una escolaridad media superior. Ellos acudieron a la consulta externa de Psiquiatría del Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas, entre el año 2000 y el 2003. Como criterio de inclusión se tuvo en cuenta que el TOC fuera idiomático, y no secundario a otra patología de origen neurológico, como epilepsia o traumas craneales.



Los pacientes fueron evaluados por una psiquiatra y una psicóloga, y mediante una entrevista se realizó el diagnóstico, siguiendo los criterios de inclusión del DSM-IV para este trastorno, así como de otras manifestaciones sintomáticas.



La intensidad de la sintoma-tología obsesivo-compulsiva fue medida con la aplicación de la Escala de Yale-Brown, específica para la patología, que arrojó un puntaje promedio de la evaluación inicial muy elevado (24,7 puntos). Fue explorado además el contenido de las obsesiones y compulsiones. Estas eran motivadas por contaminaciones (4), chequeos (3), conteos (3), dudas (3), ideas de desastre (1), simetría (1) y muerte (1).



El inventario de Beck se utilizó para cuantificar la depresión, y el de Spielberg para la ansiedad. La depresión fue ubicada en un nivel de moderada a severa, con 34 puntos, y la ansiedad muy elevada, con 56,7.



Para el estudio de personalidad se empleó el Cuestionario de Trastorno de la Personalidad PDQr (Personality Disorder Questionnarie revised), que registra alteraciones y confirma la presencia de trastornos.



Adicionalmente se realizaron otros estudios, como electroencefalograma de vigilia (EEG), una tomografía axial computarizada simple de cráneo (TAC) y pruebas neuropsicológicas, para descartar u obtener información acerca de posible daño orgánico.







Conclusiones

Un análisis demográfico de la muestra estudiada indica la mayor incidencia de la enfermedad en el sexo masculino y la raza blanca. La edad promedio es de 30 años y el nivel escolar medio superior.



Al tratar de caracterizar el Trastorno Obsesivo-compulsivo corroboramos que no es una entidad única y aislada en cuanto a su sindro-mología. Al estar implicadas varias estructuras neurales en la base de este trastorno, las áreas que están afectadas son responsables de la presencia de diferentes síntomas neuropsiquiátricos.



Se observa que en cada uno de los pacientes coexiste más de una patología, conjuntamente con el diagnóstico inicial de TOC. La depresión es una condición predominante en la totalidad de los casos, incluso muchos de los pacientes fueron atendidos la primera vez por depresión, como motivo principal de consulta.



La TAC no reveló alteraciones, y la posible base orgánica del trastorno se confirma al encontrarse alteraciones electroencefalográficas funcionales en todos los sujetos registrados, las que, a pesar de ser cualitativas, muestran una relación con los hallazgos de las pruebas neuropsicológicas en cuanto al compromiso de áreas fronto-temporales. Fueron consistentes todos los resultados en el análisis intrasujeto.



Todos estos datos permitieron la aplicación de un esquema terapéutico adecuado, tanto para el TOC como para los trastornos comórbidos.



El Trastorno Obsesivo-compulsivo provoca una alteración en la vida cotidiana, en el funcionamiento social, laboral y en lo personal, y esas consecuencias indeseadas para el individuo nos motivaron a realizar este estudio para profundizar y buscar mejores estrategias de tratamiento para quienes lo padecen.


“Yo me doy cuenta que esos pensamientos son absurdos, son ilógicos, y tampoco quiero pensarlos. Pero no puedo evitar pensarlos, y para contrarrestarlos me pongo a pensar o invento un remedio mental, que sólo me aleja temporariamente de ellos, pero al poco tiempo vuelven a aparecer y esto ya me está perjudicando en mi trabajo, porque ocupo mucho tiempo en esto y no logro cumplir con mi tarea”
El TOC es una enfermedad caracterizada esencialmente por la presencia de obsesiones y/o compulsiones. La edad más frecuente de comienzo del TOC es la adolescencia tardía o la adultez temprana. La edad de inicio en el varón, respecto a la mujer, suele ser más precoz, existiendo una mayor frecuencia de presentación en la pubertad.

¿Qué son las obsesiones?

Las obsesiones son pensamientos, ideas o imágenes mentales persistentes, repetitivas e inapropiadas que se imponen en la conciencia, difíciles de hacer desaparecer aunque la persona trate voluntariamente de evitarlas.
Su contenido es inquietante y/o desagradable, por lo que la persona afectada intenta resistirse mediante la imposición voluntaria de otro pensamiento o un acto mental o motor.

¿Cuáles son las obsesiones más comunes?

Contaminación: temor a contagiar o ser contagiado o contaminado.
Agresivas: miedo a realizar una acción violenta, como lastimar a un ser querido o bien a uno mismo.
Sexuales: pensamientos o imágenes acerca de tener relaciones sexuales, con niños o animales, incestuosas, o de tener conductas aberrantes o volverse homosexual.
Somáticas: estar extremadamente preocupado y obsesionado por diversas funciones corporales, como la frecuencia cardiaca, aspectos de la imagen corporal o anatómica o el temor a desarrollar una enfermedad amenazante para la vida.
Religiosas: necesidad de confesar pecados inexistentes o ínfimos que se supone haber cometido y estar preocupado por la culpa consiguiente.
Necesidad de simetría y precisión: obsesión de colocar los objetos de manera simétrica o de tener los sucesos ordenados, o hacer y deshacer ciertas acciones motoras de una manera exacta, por ejemplo, caminar hacia adelante y luego hacia atrás de la misma manera para entrar o salir de un lugar.
Duda o responsabilidad patológica: preguntarse repetidas veces si se ha realizado una acción. Por ejemplo, ¿cerré la puerta?, ¿apague la luz?, ¿cerré la llave de gas? etc.
Coleccionismo o acumulación: pueden ser cartones, papeles, trastos inútiles, envases, bolsas de compras, revistas o periódicos viejos apilados, etc.

¿Qué son las compulsiones?

La compulsión es un comportamiento de carácter repetitivo y excesivo, esta acción compulsiva se repite muchas veces, invirtiendo un tiempo exagerado en su realización y obstaculizando el desarrollo de las actividades cotidianas. Por ejemplo; lavarse las manos durante media hora varias veces al día.
A través de la compulsión se intenta calmar la ansiedad que generan las ideas obsesivas. Al igual que en la obsesión, estos comportamientos se viven como absurdos, pero si no se lleva a cabo el acto compulsivo, la ansiedad aumenta de tal manera que la persona se ve “obligada” a realizar el acto para sentir un alivio, aunque sea transitorio.
Estos actos compulsivos, que se repiten siempre de una forma determinada, se denominan rituales obsesivos.

¿Cuáles son las compulsiones mas frecuentes?

Lavado de manos: relacionado con el temor a la contaminación y a la suciedad
Contar objetos de unas determinada manera
Comprobar o chequear hechos o situaciones, se relaciona con la duda

¿Cuándo hablamos de Trastorno Obsesivo-Compulsivo?

Cuando las obsesiones y compulsiones se presentan más de una hora por día, todos los días interfiriendo en las actividades cotidiana, agobiando o imposibilitando la vida familiar, social, académica y/o laboral de las personas.


fuente:hemera centro de estudios del estres y la ansiedad

La Terapia Cognitivo conductual redujo síntomas en pacientes con trastornos obsesivos sin rituales


La Terapia Cognitivo conductual redujo síntomas en pacientes con trastornos obsesivos sin rituales compulsivos observables.
British Medical Journal 1998. Volume 1(1), February 1998, p 12, 13.

Índice

* Objetivo
* Diseño
* Lugar
* Intervención
* Principales mediciones
* Principales resultados
* Conclusión
* Comentario

Objetivo

Determinar la eficacia de la terapia cognitivo conductual para pacientes con trastorno obsesivo compulsivo (TOC) sin rituales compulsivos observables.
Diseño

Prueba controlada aleatoria.
Lugar

Quebec, Canadá.
Pacientes

29 pacientes (edad media 36 y 55% varones) que fueron diagnosticados con TOC ,basándose en el DSM III-R; se usaron actividades de neutralización cognitiva; no tenían aparentemente rituales compulsivos o compulsiones relacionadas funcionalmente con la obsesión central¸ y no reunían criterios diagnósticos para trastornos por abuso de sustancias , trastornos psicóticos , trastornos mentales de origen orgánico, parafilias o trastornos de control de impulsos y completaron una evaluación pre-tratamiento .

Eran elegibles los pacientes con trastornos de ansiedad o del estado de ánimo secundarios al TOC, y aquellos que recibían medicación en una dosis standard por 12 o más semanas.
Intervención

Los pacientes asignados al tratamiento (n = 15) se encontraron dos veces por semana con terapeutas entrenados en sesiones de 1.5 horas y recibieron un programa estandarizado (explicación de obsesiones cognitivas, entrenamiento en EPR (exposición y prevención de respuesta) , reestructuración cognitiva, e instrucción en prevención de recaídas). La finalización de la terapia se basó en mejoras clínicas para un máximo de 40 sesiones. Las sesiones post tratamiento (follow-up) se realizaron a los 1, 2 y 3 meses y se realizó una sesión de impulso a los 6 meses. A los pacientes asignados al grupo de lista de espera (n= 14) se les dijo que la terapia comenzaría a las 16 semanas de la evaluación inicial y recibirían llamadas telefónicas semanalmente.
Principales mediciones

Puntajes medios post- test en la Escala obsesiva-compulsiva Yale-Brown (Y-BOCS) , Evaluación del funcionamiento actual (CFA), Inventario de Padua (PI), Inventario de ansiedad de Beck (BAI) y el Inventario de depresión de Beck (BDI).
Principales resultados

El análisis de datos mostró los más bajos puntajes medios post-test (funcionamiento mejor) para el grupo de tratamiento comparado con el grupo lista de espera en el Y-BOCS (12.2 v 22.0), CFA (4.7 v 5.7), PI (54.7 v 83.9), y BAI (12.8 v 21.6) (p<0.05). No se observaron diferencias en los puntajes para BDI. Los puntajes principales post-test del grupo de tratamiento para todas las pruebas fueron más bajos que los principales puntajes pre-test (p<0.001), pero entre los principales puntajes pre y post- test no hubo diferencias.
Conclusión

El tratamiento cognitivo-conductual redujo los síntomas en pacientes con trastorno obsesivo compulsivo sin rituales compulsivos observables.
Comentario

El estudio de Freeston y colegas resulta una contribución trascendente para los hallazgos sobre TOC (Freeston MH, Ladouceur R, Gagnon F, et al. Cognitive-behavioral treatment of obsessive thoughts: a controlled study. J Consult Clin Psychol 1997 Jun;65:405–13). Aunque mucho se ha logrado con el tratamiento de pacientes con TOC y rituales compulsivos ostensibles, es aún limitado el trabajo con los que no presentan rituales visibles .Se han hecho interesantes e importantes contribuciones teóricas, pero los trabajos empíricos rigurosos sobre el tratamiento de fenómenos de TOC encubiertos han brillado por su ausencia. El estudio hecho por Freeston y colegas constituyó una evaluación sistemática de un tratamiento para éste problema. El paquete se basó en las particularidades que seguían al problema : importancia de la valoración de la obsesión; sentido erróneo de la responsabilidad; estrategias de neutralización que el paciente usa para reducir los efectos de la obsesión; y la búsqueda de tranquilidad a través de reaseguros.

El paquete consistía en elementos específicamente diseñados para tratar con estas características. Este paquete de tratamiento cognitivo conductual mostró ser efectivo. Comparado con los controles de la lista de espera , los pacientes del grupo de tratamiento mostraron mejoras sustanciales. La mayoría de estos logros se mantuvo en las pruebas de seguimiento. Los hallazgos tienen implicaciones para la práctica. Hasta ahora,era difícil tratar pacientes con TOC sin rituales observables. Los resultados de este trabajo estimularán a los clínicos a tratar a estos pacientes, y les dará un paquete de tratamiento evaluado.

Una preocupación fue que el estudio era largo, con una media de 40.5 horas. Un insumo terapéutico tan grande puede ser problemático para los parámetros clínicos comunes. Freeston y colegas dicen que la relativa inexperiencia de los terapeutas y las dificultades al aplicar un nuevo tratamiento pueden haber sido parte de las razones de un requerimiento tan grande de tiempo. Cuando el paquete es reevaluado y redefinido puede conseguirse una mejora más rápida. El trabajo también necesita ser realizado sobre las contribuciones comparativas de los varios componentes del paquete resultante. El reciente artículo de Rachman proporciona nuevas ideas y entendimiento que probablemente contribuirán a futuras investigaciones en esta área (Rachman S. A cognitive theory of obsessions. Behav Res Ther 1997;35:793–802) incluyendo el perfeccionamiento del artículo de Freeston et al.

La revisión de Abramowitz es un meta-análisis de los estudios sobre tratamiento psicológico y farmacológico del TOC. Debido al incremento de pruebas controladas para el tratamiento del TOC y las demandas de eficacia de drogas de IRS (inhibidoras de la recaptación de serotonina) con este grupo de pacientes, se necesita una revisión de éste campo.

Treinta y dos estudios fueron incluidos en este análisis. Esto incluyó 37 comparaciones de tratamientos. Los tratamientos fueron Exposición con prevención de respuesta, otros tratamientos psicológicos y medicación IRS y no IRS. El meta análisis mostró que la EPR y la terapia cognitiva fueron efectivas en pacientes con TOC. La eficacia de EPR está bien establecida, por lo que no fue sorpresa.. Los "acercamientos cognitivos" eran heterogéneos y solapados con la EPR, siendo entonces necesario esperar para trabajos más sistemáticos. En cuanto a los efectos de la medicación, los IRS mostraron que producían mejoras sustanciales en los pacientes. Sin embargo, las drogas no IRS no fueron mejores que el placebo. También se vio que la clomipramina podría ser tangencialmente más efectiva que otras IRS, pero se necesitan ulteriores comparaciones directas.

Para los clínicos practicantes, los análisis confirman el rol de los tratamientos psicológicos y la medicación IRS para pacientes con TOC. Sin embargo, el análisis no contesta la pregunta acerca de la eficacia comparada de los dos tratamientos. La literatura no contiene suficiente información hasta ahora sobre este punto. La otra cuestión que queda es el valor de los tratamientos combinados. De nuevo debemos decir que se esperan futuros trabajos.

Los clínicos que aplican tratamientos psicológicos se interesarán por conocer más acerca de la naturaleza de los componentes de las intervenciones psicológicas en el TOC. El hallazgo realizado en este análisis de que la terapia cognitiva también fue efectiva, resalta la necesidad de definir y desarrollar las intervenciones cognitivas y evaluarlas. Dado el número muy limitado de estudios de terapia cognitiva y la falta de refinamiento de las técnicas y paquetes, la mejor establecida EPR permanece como el tratamiento a elegir para los pacientes con TOC.


fuente:.comportamental.com

TRATAMIENTO COGNITIVO DEL TRASTORNO OBSESIVO - COMPULSIVO DE LA PERSONALIDAD


OBJETIVOS DEL TRATAMIENTO
.La meta general es modificar, o al menos reinterpretar los Supuestos Personales, de modo que sean mas flexibles :

.Disminuir las exigencias de seguridad

.Disminuir las exigencias perfeccionistas
INTERVENCIONES ESPECIFICAS
1-Comenzar la terapia como centrada en “formas prácticas” de solución de problemas del Eje I, reduciendo el contacto emocional en esta fase

2-Indecisión, posposición y rumiación : Enfoque de resolución de problemas de modo secuencial . Recoger y manejar Pensamientos Automáticos asociados a estos problemas . En la misma línea se genera un programa de actividad semanal

3-Ansiedad y somatizaciones : Uso de meditación y relajación . Manejo de Pensamientos Automáticos de “pérdida de tiempo” mediante balance de ventajas-desventajas y experimentos personales de dias de relajación y nivel de ansiedad/disfrute

4-Minusvaloración del placer versus maximización de la productividad : Tomar conciencia de esto anotando actividades de ocio y placer asociado, contrastandolo con los supuestos personales de productividad

5-Preocupación y rumiación excesiva : Parada y distracción del pensamiento. Enfoque de resolución de problemas para problemas resolubles

5-Perfeccionismo y polarización : Tareas de metas graduadas .Diarios predictivos de comprobación de efectos reales de tareas imperfectas frente a expectativas catastrofistas
MANEJO DE LA RELACIÓN TERAPÉUTICA
1-Al principio se presenta la terapia como una forma práctica de solución de problemas, minimizando el contacto emocional

2-El paciente suele mostrar una transferencia mediante la lucha de poder y oposición en la terapia (p.e olvido de tareas o introducción de nuevos temas no programados) . El terapeuta puede mostrar contratransferencia mediante mediante su lucha de poder, la exasperación y el aburrimiento hacia el paciente . Estos elementos sirven para conocer los problemas en curso y el manejo delas cogniciones subyacentes

3-En las fases más avanzadas de la terapia se puede sugerir al paciente el registro de pensamientos automáticos y supuestos personales de la relación terapéutica y su manejo

4-Como regla general, se presenta tempranamente el modelo cognitivo, el trabajo con agendas y los pasos secuenciales

5-Al paciente que demanda con insistencia la seguridad de éxito de la terapia y su buena evolución futura, se le indica que tales demandas reflejan sus propias dificultades (p.e exigencia de seguridad) , se le pregunta por pensamientos automáticos/Supuestos personales asociados a estas demandas, y se le puede dedicar una o varias sesiones tratar esta cuestión

6-Se le advierte al paciente que al final del tratamiento pueden haber recaídas , su manejo y el seguimiento o reinicio d ela terapia si fuese necesario


fuente: psicologia online

Reflexiones

En los últimos días de este mes de enero he vuelto a ver un rayito de luz en mi vida. después de la recaída de el mes de diciembre. No tuve más remedio que volver a la medicación y lo cierto es que la necesito mal que me pese. No voy a decir que sea milagrosa. Por que las obsesiones están acechando. Pero es cierto que la medicación me ofrece el soporte necesario para salir a la calle y enfrentarme a mis miedos espero poder enfrentarlos cada día un poco más.

Es curioso ver como hay días en los que me encuentro casi tan bien que pienso hoy podría decir estoy curada. Y de repente ocurre algo que activa mi ansiedad y me encuentro inmersa en mis obsesiones. Es como un extraño cambio de escenario paso de la tranquilidad y la seguridad a la inseguridad de mi obsesión y en esos momentos me siento sola con el toc y con mi dialogo interno que a veces me recuerda a los prisioneros de guerra cuando repiten siempre lo mismo
nombre, batallón, etc... En cierto modo es parecido en cierto modo es una guerra sin tregua en la que la lucha es por recuperar el control de la vida sin obsesiones controladoras sin miedos sin isis...

¿Qué es el TOC?


"Fina, de 34 años, sale de su casa al trabajo. Previamente, como hace todos los días, deja todo totalmente cerrado: ventanas, puertas? Revisa el orden de los muebles y la comida de los gatos. Es su ritual. Sale y, cuando llega al coche, no se acuerda si ha cerrado la puerta o no. Sube al coche y piensa que es una tontería: siempre cierra la puerta. En un momento empiezan las sensaciones molestas: palpitaciones, sofocos? Los pensamientos de si ha cerrado o no son cada vez más recurrentes. Al final tiene que salir del coche y verificar si ha cerrado o no la puerta."

¿Qué es el TOC?

Antiguamente el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) se relacionaba con problemas de control de impulsos, pero en la actualidad se cree que la ansiedad es la causa principal de su aparición. Los estudios indican que el 90% de las personas padece ideas de tipo intrusivo, o, lo que es lo mismo, pensamientos que aparecen en nuestra mente sin que lo deseemos. Pero ¿por qué algunos podemos superarlos y otros no nos dejan vivir? La respuesta tiene relación con la interpretación que hacemos cada una de esas ideas.

Factores de riesgo

Algunos estudios señalan que el padecer trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) o no depende de dos variables: la vulnerabilidad biológica o la predisposición genética; y la vulnerabilidad psicológica. Padecer ciertos trastornos como depresión o ansiedad puede facilitar la aparición del TOC.El trastorno obsesivo-compulsivo, como cualquier otro problema emocional, es extremadamente tortuoso. Para las personas que lo sufren, se trata de un mal misterioso, y son incapaces de encontrar su origen.

Síntomas y tratamiento

Al contrario de lo que se pueda pensar, el TOC tiene cierta "racionalidad" y podríamos decir hasta un protocolo de actuación:

- En primer lugar aparece una situación estresante. Este es el botón que va a despertar los síntomas. En el ejemplo tratado, Fina tiene la necesidad de comprobar si ha cerrado o no la puerta; es algo vital para ella.

- En segundo lugar, ese botón o situación estresante provoca la aparición de la obsesión. Es un pensamiento que la persona no elige, es automático e involuntario. Muchas veces en consulta el paciente indica que esos pensamientos vienen del inconsciente, no de su yo real. En el caso de Fina, esa obsesión es el pensamiento recurrente de si ha cerrado o no la puerta.

- Esta obsesión, pensamiento automático y recurrente, nos provoca un malestar. La reacción emocional que libera el TOC es la ansiedad. Experimentamos síntomas como palpitaciones, taquicardias.

- A continuación encontraríamos la compulsión, reacción que neutraliza nuestro malestar y cuyo fin es ponerse a salvo del temor inducido por la obsesión.

- Por último, estaría el alivio, lo que llamamos "la trampa de la ansiedad" que es una solución a corto plazo, pero es en realidad una conducta dañina para el individuo a largo plazo.

Los síntomas y su recurrencia nos indicarán el nivel de afección que sufre el individuo. Puede tratarse de algo que el individuo domina y controla en su día a día, o por el contrario puede ser que la persona necesite atención psicológica.

avances en el tratamiento toc


Una nueva técnica de estimulación cerebral profunda podría lograr buenos resultados en los casos en los que el resto de tratamientos han fracasado.

Las personas aquejadas por el trastorno obsesivo compulsivo pueden pasar hasta una década antes de tener un diagnóstico correcto y, por consiguiente, un tratamiento adecuado.

El tratamiento se trata de la estimulación cerebral profunda,que consiste en la interrupción de unas determinadas vías o circuitos neuronales (se ha observado que las personas con TOC tienen unos patrones de actividad cerebral diferentes a los de quienes no sufren la patología, lo que indica un funcionamiento anómalo en una parte concreta del cerebro).
Antiguamente esta vía se interrumpía mediante cirugía pero esta nueva técnica sólo requiere la implantación de unos electrodos muy similares a los que se emplean en el párkinson, y cuya función se pretende sea la misma que la de la cirugía, sólo que de forma menos agresiva y reversible, y logra efectos positivos en pacientes extremos.
Entre los inconvenientes de esta técnica destaca su elevado coste y el escaso número de casos realizados, apenas unos cientos en todo el mundo.

Hay quienes afirman que todos podemos tener algunos rasgos obsesivos, lo cual pudiera ser cierto. No obstante, cuando no nos perturba nuestro diario vivir, no pasa de que nos cataloguen simple y llanamente como personas necias o neuróticas. Sin embargo, el problema es distinto cuando la vida llega a tornarse insoportable por la enorme dosis de ansiedad que nos genera la obsesión -combinada con la compulsión- y, por consiguiente, también genera enormes dosis de infelicidad entre la gente cercana al enfermo.

Pensemos en toda esa gente que conocemos con obsesión y rayan en lo compulsivo, las cuales la manifiestan en diversas formas, con hábitos de limpieza exagerados. Éstas insisten en un orden tal que nada se puede salir de su línea, y si alguien se atreve a mover algún artículo de su lugar exacto, esto les ocasiona una ansiedad incontrolable.

Otros que se encuentran en la categoría del TOC (trastornos obsesivos compulsivos) son los que checan y rechecan puertas y ventanas, terminando perturbados por tanta angustia. También hay quienes tienen obsesión con rezos y rituales, haciéndolos en un orden específico; y si falla dicho orden, su vida se transforma en una repetición continua que los lleva a terminar exhaustos por acciones que se reciclan de manera estéril. Ellos y ellas creen que si no cumplen con esas acciones con precisión, algo malo pudiera suceder.

En pocas palabras, tales actitudes son ilógicas e irracionales, brotan involuntariamente y generan estrés y sufrimiento.

Otros obsesivos compulsivos pueden sentir enorme temor a la contaminación, por tal motivo se lavan las manos una y otra vez. La pantalla grande ha manejado innumerables casos de personas que padecen este síndrome, y se ha llegado a la conclusión de que muchas de las personas con mentes brillantes son obsesivas compulsivas. Es más, son muchos los famosos a los que se les ha diagnosticado TOC (u OCD, obsesive compulsive disorders, por sus siglas en inglés). Podemos mencionar, entre otros, a Howard Hughes, Harrison Ford, Penélope Cruz, Beethoven, Donald Trump, Einstein, David Beckham , Woody Allen, Harrison Ford, Emily Lloyd
Michelle Pfeiffer, Winona Ryder.

y seguramente también la padecen muchos de los grandes empresarios, gobernantes y artistas de nuestros tiempos.

Se dice que este síndrome en muchas ocasiones es genético. Pero también se especula que en familias o en ambientes donde las expectativas y la competencia exigen un alto grado de esfuerzo es usual que aparezcan personalidades obsesivas compulsivas como respuesta de sobrevivencia.

La buena nueva es que, desde 1986, en Estados Unidos inició la fundación OCD, dedicada a brindar ayuda a miles de personas que padecen estos desórdenes. Y en nuestra ciudad también se está trabajando al respecto. Tenemos a otra valiosa regiomontana, Sofía Garza de Paredes, quien decidió traer a Monterrey a la doctora Perryin, una de las mejores especialistas en desórdenes de ansiedad en Estados Unidos,
Esperamos que la iniciativa privada junto con el gobierno de Nuevo León apoye la idea de fundar un centro de tratamiento para los miles de regiomontanos que padecen estos trastornos.

fuente: irma_mtz@prodigy.net.mx

avances de investigacion


Los ratones nacidos sin una proteína cerebral clave desarrollaron síntomas obsesivos compulsivos que desaparecieron cuando fueron tratados con medicamentos contra la ansiedad, lo que arroja nuevos indicios sobre los mecanismos cerebrales detrás del desorden.


Un grupo de investigadores informó el miércoles que los ratones que carecían del gen SAPAP3, que produce una proteína que ayuda a los nervios a comunicarse, se frotaban sus caras hasta hacerlas sangrar y desarrollaban una aversión a los espacios abiertos y soleados.

"Creemos que no pueden controlarse", dijo Guoping Feng, especialista en genética molecular del Centro Médico de la Duke University, cuyo estudio fue publicado en la revista Nature.

Feng indicó que estas conductas se asemejan a las que desarrollan los humanos que padecen el llamado desorden obsesivo-compulsivo (DOC).

Ese trastorno de la ansiedad está caracterizado por pensamientos intrusivos y conductas compulsivas reiteradas, como lavarse las manos con extrema frecuencia, las cuales perjudican la vida diaria.

El DOC afecta al 2 por ciento de la población mundial.

El equipo de Feng centró su investigación en la función de la proteína producida por el gen SAPAP3 y creó roedores sin ese gen.

Inicialmente, estos ratones eran normales, pero después de cuatro a seis semanas desarrollaron manchas en sus caras. Filmaciones mostraron la conducta compulsiva de fregarse en los animales.

Análisis posteriores mostraron que los ratones estaban excesivamente ansiosos. Cuando se los colocó en una caja oscura con una puerta que daba a espacios abiertos luminosos, los ratones normales salían pero los que carecían de la proteína optaban por mantenerse dentro de la caja.

"Sienten que el espacio abierto es un ambiente más riesgoso", explicó Feng durante una entrevista telefónica. "Esta es una muestra más de que aumentaron su ansiedad", agregó.

Cuando los investigadores restauraron el gen faltante, los roedores se comportaron de manera normal.

La fluoxetina, un medicamento contra la ansiedad comercializado por Eli Lilly and Co. bajo la marca Prozac y utilizado para tratar los síntomas de DOC en seres humanos, también alivió el problema.

Feng dijo que éste es el primer estudio en sugerir que un defecto en la parte del cerebro conocida como estriado puede provocar los síntomas de DOC.

El SAPAP3 es parte de la familia de las proteínas que regulan el químico neurotransmisor glutamato, que Feng cree que sería un blanco útil para las compañías que desarrollan nuevos fármacos para combatir los desórdenes de la ansiedad.