La Violencia Intrafamiliar


La Violencia Intrafamiliar
Por Paola Silva F. – Psicóloga- Santiago de Chile. Celular 09 841 3484
Correo - e: paolasilva@chile.com

Introducción:


Vamos a definir la violencia Intrafamiliar como aquella violencia que tiene lugar dentro de la familia, ya sea que el agresor comparta o haya compartido el mismo domicilio, y que comprende, entre otros, violación, maltrato físico, psicológico y abuso sexual.


Entendemos que la violencia doméstica es un modelo de conductas aprendidas, coercitivas que involucran abuso físico o la amenaza de abuso físico. También puede incluir abuso psicológico repetido, ataque sexual, aislamiento social progresivo, castigo, intimidación y/o coerción económica.
Hay autores que señalan que la violencia Intrafamiliar se da básicamente por tres factores; uno de ellos es la falta de control de impulsos, la carencia afectiva y la incapacidad para resolver problemas adecuadamente; y además en algunas personas podrían aparecer variables de abuso de alcohol y drogas.

El niño y la niña golpeados

Todos sabemos que siempre es triste y doloroso arrastrar la vida cuando no se recibió amor, sobre todo de los padres durante la niñez. Todo el que ha estudiado siquiera un poco al ser humano, le va a decir que los cinco primeros años de la vida dejan una marca imborrable para toda la vida, para bien o para mal. Por eso, el privar a un niño de amor es como privar de fertilizante a un árbol que empieza a crecer, pero el golpearlo es como echarle veneno, lo va a terminar de matar psicológicamente y emocionalmente, o mejor va a crecer herido de muerte. Pero hay golpes y golpes, algunos golpes sacan sangre o dejan morados, incluso un mal golpe puede producir la muerte, pero hay otros mas sutiles que no se ven, pero que se graban a fuego lento no sólo en mente sino en la identidad de ese niño o de esa niña. Se graban en su "yo", y los frutos de estos golpes emocionales se van a ver después en sus relaciones con personas significativas y en su relación con el mundo.

Me gustaría hablar un poco más detalladamente de esos golpes, que solamente los ven o los oyen quienes los dan, aunque no piensen en las consecuencias futuras y terribles que van a traer en sus hijos.

Está claro, que cuando se repiten los golpes físicos, pero sobre todo los psicológicos o emocionales, se va agotando el amor. Nosotros los adultos sabemos como duele el silencio, tal vez más que las palabras ofensivas. Ese silencio es el peor de los castigos, ahora imagínese a un niño que no ha hecho nada y no se le habla, y no se le abraza y acaricia, cómo se va conformando su identidad...pensemos en eso.

¿Han pensado en el daño que hacen a sus hijos, posiblemente muchas veces sin darse cuenta, cuando en lugar de relacionarse con sus hijos pequeños están preocupados del trabajo, con la limpieza, etc., en forma obsesiva y perfeccionista la casa? Son golpes lentos que van formando defectuosamente la escultura de su hijo.

Silencio y ausencia, cuando se reprocha al hijo los pequeños errores pero cierras tu corazón y tu boca cuando hace algo bien. Por, ejemplo, cuando el niño empezó el kinder e hizo un dibujo, que pudo ser cuatro rayas cruzadas, pero que para él era una obra de arte, en lugar de abrazarlo o alabarlo, guardaste silencio. Con ello se produce en el hijo que aprenda a ver sólo los errores, pero no lo bueno que hay en sus personas.

Todos estos golpes emocionales y psicológicos, hacen tanto daño en la niñez porque el niño o la niña no sabe defenderse; su mente apenas empieza a desarrollar lentamente ciertos mecanismos de defensa para poder filtrar y analizar lo que ve y oye. Su mente es como una esponja: recibe todo. No tiene capacidad para decir esto es verdad o no es verdad, lo que dicen es justo o injusto. Por eso los mensajes-golpes son como olas gigantescas que llegan sin control a lo más profundo de ese ser indefenso. Pero que distinta es la niñez y el futuro de sus hijos cuando ellos palpan el amor entre su padre y su madre, cuando ellos desde pequeños ven que su madre recibe con un beso, un abrazo al padre que llega del trabajo, o cuando el padre viene con un ramo de flores para su esposa o le da un beso a su esposa. Son detalles que se van grabando en el alma de los niños, que van modelando su personalidad, que van llenando de amor ese tanque-corazón. Créame, esa será la mejor herencia que podrá dejar a sus hijos.

Las causas de la codependencia

En todas las familias existe cierta disfuncionalidad en mayor o menor grado. A menudo las personas codependientes han sido objeto de algún tipo de abuso físico o verbal, o sufrieron el abandono de uno de sus padres o de ambos, ya sea físico o emocional.


El codependiente busca alivio en alguna adicción para "anestesiarse" ante su dolor. A veces lo hace a través de relaciones personales disfuncionales y muchas veces dañinas; o mediante adicciones al dinero, el sexo, la ira, las drogas, la bebida, etc. El codependiente está atado a lo que le sucedió en su familia de origen y se siente internamente torturado por ello, aunque la mayoría de las veces no se da cuenta de lo que le está sucediendo.

Cada uno de nosotros tenemos una necesidad innata de recibir amor. A esta necesidad la podemos llamar "el tanque del amor". Al nacer el niño, ese tanque está vacío. Si los padres son personas emocionalmente sanas cuyos tanques de amor están llenos, pueden llenar el tanque de sus hijos y estos crecerán y se desarrollarán psicológicamente sanos. Sin embargo, si uno de los padres o ambos no tenían lleno su propio tanque, lo más probable es que el niño no reciba suficiente amor porque su padre o su madre no lo tuvieron para darlo. Esta falta de amor deja cicatrices en el alma de los niños que llevan a ciertos comportamientos disfuncionales en la adultez, como la codependencia. El codependiente no puede dar lo que no recibió, por lo tanto, la codependencia se convierte en un círculo vicioso que continúa de generación en generación si no se busca ayuda psicológica.

Los niños de familias disfuncionales crecieron sin haber escuchado mensajes importantes de sus padres tales como ; "eres muy inteligente", "estás haciendo un buen trabajo" o "gracias mi amor, agradezco mucho tu ayuda." Debido a ello al crecer se sienten abandonados, tienen baja autoestima y buscan la aprobación de otras personas para sentirse mejor consigo mismos. A veces su hambre de amor y aprobación son tan grandes al llegar a la adolescencia o la adultez, que están dispuestos a soportar cualquier cosa, con tal de recibir aunque solo sean "migajas" de cariño y atención.

Dinámica de la VIF:

Al principio de la mayoría de las relaciones es muy difícil que aparezca la violencia. Durante este período se muestra un comportamiento positivo. Cada miembro de la pareja muestra su mejor faceta. La posibilidad de que la pareja termine es muy alta si ocurriera algún episodio de violencia.

FASE 1. ACUMULACIÓN DE TENSION

La dinámica de la violencia Intrafamiliar existe como un ciclo, que pasa por tres fases.

· A medida que la relación continúa, se incrementa la demanda así como el stress.

· Hay un incremento del comportamiento agresivo, más habitualmente hacia objetos que hacia la pareja. Por ejemplo, dar portazos, arrojar objetos, romper cosas.

· El comportamiento violento es reforzado por el alivio de la tensión luego de la violencia.

· La violencia se mueve desde las cosas hacia la pareja y puede haber un aumento del abuso verbal y del abuso físico.

· La pareja intenta modificar su comportamiento a fin de evitar la violencia. Por ejemplo: mantener la casa cada vez más limpia, a los chicos más silenciosos, etc.

· El abuso físico y verbal continúa.

· La mujer comienza a sentirse responsable por el abuso.

· El violento se pone obsesivamente celoso y trata de controlar todo lo que puede: el tiempo y comportamiento de la mujer (cómo se viste, adónde va, con quién está, etc.)

· El violento trata de aislar a la víctima de su familia y amistades. Puede decirle, por ejemplo, que si se aman no necesitan a nadie más, o que los de afuera son de palo, o que le llenan la cabeza, o que están locos etc.

Esta fase difiere según los casos. La duración puede ser de semanas, días, meses o años. Se va acortando con el transcurrir del tiempo.

FASE 2. EPISODIO AGUDO DE VIOLENCIA

· Aparece la necesidad de descargar las tensiones acumuladas

· El abusador hace una elección acerca de su violencia. Decide tiempo y lugar para el episodio, hace una elección consciente sobre qué parte del cuerpo golpear y cómo lo va a hacer.

· Como resultado del episodio la tensión y el stress desaparecen en el abusador. Si hay intervención policial él se muestra calmo y relajado, en tanto que la mujer aparece confundida e histérica debido a la violencia padecida.

FASE 3. ETAPA DE CALMA, ARREPENTIMIENTO O LUNA DE MIEL

· Se caracteriza por un período de calma, no violento y de muestras de amor y cariño.

· En esta fase, puede suceder que el golpeador tome a su cargo una parte de la responsabilidad por el episodio agudo, dándole a la pareja la esperanza de algún cambio en la situación a futuro. Actúan como si nada hubiera sucedido, prometen buscar ayuda, prometen no volver a hacerlo, etc.

· Si no hay intervención y la relación continúa, hay una gran posibilidad de que la violencia haga una escalada y su severidad aumente.

· A menos que el golpeador reciba ayuda para aprender métodos apropiados para manejar su stress, esta etapa sólo durará un tiempo y se volverá a comenzar el ciclo, que se retroalimenta a sí mismo.

Luego de un tiempo se vuelva a la primera fase y todo comienza otra vez.

El hombre agresor no se cura por sí solo, debe tener un tratamiento. Si la esposa permanece junto a él, el ciclo va a comenzar una y otra vez, cada vez con más violencia.

Personalidad del maltratador:

Los agresores suelen venir de hogares violentos, suelen padecer trastornos psicológicos y muchos de ellos utilizan el alcohol y las drogas lo que produce que se potencie su agresividad. Tienen un perfil determinado de inmadurez, dependencia afectiva, inseguridad, emocionalmente inestables, impaciente e impulsivos.

Los agresores trasladan habitualmente la agresión que han acumulado en otros ámbitos hacia sus mujeres.

Maltratador, frecuentemente es una persona aislada, no tiene amigos cercanos, celoso (celotipia), baja autoestima que le ocasiona frustración y debido a eso se genera en actitudes de violencia.

Una investigación de los psicólogos norteamericanos, el Dr. John Gottman y Dr. Neil Jacobson. Señalan que los hombres maltratadores caen en dos categorías: pitbull y cobra, con sus propias características personales:

Pit bull:

Solamente es violento con las personas que ama
Celoso y tiene miedo al abandono
Priva a pareja de su independencia
Pronto ora, vigilar y atacar públicamente a su propia pareja
Su cuerpo reacciona violentamente durante una discusión
Tiene potencial para la rehabilitación
No ha sido acusado de ningún crimen
Posiblemente tuvo un padre abusivo.

Cobra:

Agresivo con todo el mundo
Propenso a amenazar con cuchillos o revólveres
Se calma internamente, según se vuelve agresivo
Difícil de tratar en terapia psicológica
Uno depende emocionalmente de otra persona, pero insiste que su pareja haga lo que él quiere.
Posiblemente haya sido acusado de algún crimen
Abusa de alcohol y drogas.
El pitbull espía a su mujer, es celópata, cae bien a todas las personas, excepto a sus novias o esposas. El cobra es un sociópata, frío, calculador, puede ser cálido. El maltrato no cesa por sí solo.
Después de que la mujer ha sido físicamente maltratada y tiene miedo, a veces cesa este tipo de abuso y lo reemplaza con un constante maltrato psicológico, a través del cual le deja saber a su víctima, que el abuso físico podría continuar en cualquier momento.

En ocasiones la violencia del maltratador oculta el miedo o la inseguridad, que sintió de niño ante un padre abusivo que lo golpeaba con frecuencia, al llegar a ser un adulto prefiere adoptar la personalidad del padre abusador a sentirse débil y asustado. En otros casos, los comportamientos ofensivos son la consecuencia de una niñez demasiado permisiva durante la cual los padres complacieron al niño en todo. Esto lleva al niño a creerse superior al llegar a ser un adulto y a pensar que él está por encima de la ley. O sea, que puede hacer lo que quiera y abusar de quien quiera. Piensa que se merece un trato especial, mejor que el que se les da a los demás.

La violencia doméstica no siempre resulta fácil de definir o reconocer. En términos generales podríamos designarla como el uso deliberado de la fuerza para controlar o manipular a la pareja o al ambiente más cercano.

Se trata del abuso psicológico, sexual o físico habitual. Sucede entre personas relacionadas afectivamente, como son marido y mujer o adultos contra los menores que viven en un mismo hogar.

La violencia doméstica no es solamente el abuso físico, los golpes, o las heridas. Son aún más terribles la violencia psicológica y la sexual por el trauma que causan, que la violencia física, que todo el mundo puede ver. Hay violencia cuando se ataca la integridad emocional o espiritual de una persona.

La violencia psicológica se detecta con mayor dificultad. Quien ha sufrido violencia física tiene huellas visibles y puede lograr ayuda más fácilmente. Sin embargo, a la víctima que lleva cicatrices de tipo psicológicas le resulta más difícil comprobarlo. También lo dificulta, por ejemplo, la habilidad manipuladora de su esposo que presenta a su esposa como exagerada en sus quejas o simplemente como loca..

A la violencia física precede, a veces, años de violencia psicológica. La violencia psicológica es, despreciar a la mujer, insultarla de tal manera, que llega un momento en que esa mujer maltratada psicológicamente, ya cree que esos golpes se los merece. Y qué difícil es convencer a una mujer de que vaya a pedir auxilio cuando cree que no lo necesita.

Hay mujeres que se avergüenzan por lo que les sucede y que hasta se creen merecedoras de los abusos. Por eso prefieren mantenerlos en secreto y así esa situación puede prolongarse durante años. Los que maltratan a sus víctimas lo hacen de acuerdo a un patrón de abuso psicológico.

Igual que en el caso del alcohólico, el que golpea a una mujer o la maltrata psicológica o sexualmente, lo primero que hará es negarlo.

Negación es decir: "No, es que yo le pego con razón". No hay ninguna razón para golpear a una mujer, ni a nadie. Pero lo niegan. Dicen: "Yo no la he golpeado, yo no le hecho nada, sólo tocarla".

Otra forma de abuso psicológico es el aislamiento, en que le hacen el vacío a la mujer, ni le hablan, ni la miran y entonces ella se va creyendo que se merece ese trato.

La intimidación es también un abuso. "Si dices algo te mato." Muchas mujeres no se atreven a hablar, por las amenazas que sus maridos o sus compañeros lanzan contra ellas.

Tanto el adicto a cualquier droga como el abusador, siempre tienen excusas y le echan la culpa a alguien.

También dentro de ese hábito de abuso psicológico está el abuso económico. "Si dices algo no te voy a dar la mensualidad".

Dentro de ese abuso psicológico de los maridos que golpean (lo que se llama en psicología la triangulación), hay otro tipo de abuso: utilizar a los hijos para hacerles sentir culpables a las esposas. En este caso los hijos sirven de mensajeros: "dile a tu madre que..."

Las amenazas a través de los hijos, las amenazas de que le van a quitar al hijo, todos estos son abusos psicológicos que preceden al abuso físico.

Todos estos abusos impiden que la mujer deje el hogar, ese hogar violento. Es que esa violencia psicológica a que están sometidas muchas mujeres, es más horrorosa que el abuso físico. Pregúntele a cualquier mujer a la cual han maltratado físicamente qué es lo que le duele más; si las palabras hirientes, los desprecios o los golpes. Los golpes se pasan, los abusos psicológicos, los insultos, los desprecios se clavan en el corazón.



Manifestaciones de violencia psicológica:

a) Abuso verbal: Rebajar, insultar, ridiculizar, humillar, utilizar juegos mentales e ironías para confundir, etc.
b) Intimidación: Asustar con miradas, gestos o gritos. Arrojar objetos o destrozar la propiedad.

c) Amenazas: De herir, matar, suicidarse, llevarse a los niños.

d) Abuso económico: Control abusivo de finanzas, recompensas o castigos monetarios, impedirle trabajar aunque sea necesario para el sostén de la familia, etc.

e) Abuso sexual: Imposición del uso de anticonceptivos, presiones para abortar, menosprecio sexual, imposición de relaciones sexuales contra la propia voluntad o contrarias a la naturaleza.

f) Aislamiento: Control abusivo de la vida del otro, mediante vigilancia de sus actos y movimientos, escucha de sus conversaciones, impedimento de cultivar amistades, etc.

g) Desprecio: Tratar al otro como inferior, tomar las decisiones importantes sin consultar al otro.




¿Por qué se mantiene la mujer en esta relación?

La persona abusada se vuelve codependiente de su marido (el agresor), aún después de ser golpeada. Es frecuente escuchar esta frase: "Es que yo lo quiero tanto". Personas que llevan años soportando golpes dicen: "Yo no me separo porque lo quiero". Es imposible querer a una persona que te está tratando como si fueras un animal, eso es depender de esa persona.

Otro motivo por el cual algunas mujeres no se separan de este problema de codependencia, es que las anima la familia y lamentablemente la Iglesia, a permanecer con el abusador. Sobre todo la familia les aconseja que mantengan esa relación por "el bien de tus hijos". "¿Cómo vas a dejar a tus hijos sin padre?", les dicen.

¿Qué es mejor, tener un padre que golpea a su madre y que luego golpeará a sus hijos, o no tener padre? Se les hace mucho más daño a los hijos cuando ven que su padre golpea a su madre. Para los niños pequeños la madre es la base de toda su vida, la base de su afectividad, la base de su seguridad. Si una madre es golpeada, sus hijos se derrumban afectivamente. Es mucho mejor separase. Yo no estoy a favor del divorcio, pero la separación es, a veces, menos dañina.

A veces las mujeres no se separan y sufren en silencio por miedo a perder su seguridad económica y la de sus hijos. Esto sucede sobre todo en la mujer que no tiene educación.

Otras veces no se separan debido a las amenazas de más violencia o de muerte, si intentan separarse. "Si le dices algo a la policía te mato".

Cuando se pregunta a algunas mujeres por qué aguantaron maltrato durante años, la respuesta más común es ésta: "Por mis hijos; no quería que se criaran sin un padre". Parece una respuesta válida, pero si la analizamos profundamente descubrimos su inconsistencia. Sucede que en una situación de violencia los hijos también sufren. El crecimiento en una atmósfera de miedo, tensión y terror influirá negativamente en su desarrollo emocional y más tarde se manifestará en el abandono escolar, en el uso de drogas, en desórdenes psicológicos y en violencia y delincuencia.

En muchos casos influye el factor económico. Soportan cuanta vejación venga con tal de no perder la seguridad económica para sí y sus hijos. Se trata generalmente de mujeres con poca preparación académica, conscientes de que sin el marido no podrían vivir cómodamente.

Lo peor es que la mujer repetidamente abusada se destruye psicológicamente. Su yo, su identidad individual. Eso la incapacita para tomar las decisiones correctas. Cae en la ambivalencia efectiva ("¡Qué bueno es él cuando no me golpea!"); su autoestima queda por los suelos hasta creer ella misma que merece tales insultos y golpes.

Cuando una persona cae a ese nivel, su capacidad de decisión queda prácticamente anulada, porque el principio vital está herido de muerte. Si a una persona así aplastada se le amenaza con un "Si me denuncias, te mato", se sentirá paralizada. Quizás en un último intento de supervivencia reaccione, pero usando las mismas armas que a ella la han destruido.

El amor no debe doler. El amor implica confianza, protección, respeto a los gustos del otro, comunicación, caricias, ayudas al crecimiento emocional y espiritual. Consiste en compartir la vida con alegría, dialogar sobre las diferencias y preferencias, y respetar la integridad física, moral y espiritual de la persona amada.

Las mujeres que aguantan una relación abusiva indefinidamente acaban perdiendo su salud física y menta, se enferman, toda la familia termina enferma. Las mujeres en situaciones abusivas pierden su autoestima. No saben protegerse, ni se dan cuenta del peligro que corren.

El porqué de la violencia doméstica

Primero hay una raíz cultural histórica. Durante mucho tiempo nuestra sociedad ha sido muy machista, el hombre ha creído que tiene el derecho primario a controlar, a disciplinar con severidad, incluso a abusar de la vida de la mujer y de los hijos. Eso ha sucedido bajo la apariencia del rol económico del hombre, proveedor de la alimentación.

No crea que en EE.UU.. no se golpea a la mujer. El padre americano, en tiempos de la colonia, tenía derecho hasta de matar al hijo cuando no le obedecía.

Otra causa es la cultura actual. La gente se tira de los pelos. ¿Por qué pasa esto? El modelo presente de nuestra sociedad está reforzando el uso de la fuerza para resolver los problemas. Por eso el abusador usa la fuerza física, para mantener el poder y el control sobre la mujer, porque ha aprendido que la violencia es efectiva para obtener ese fin de control y como ellos no han sufrido las consecuencias, las mujeres se han callado.

La violencia doméstica ocurre en todos los niveles de la sociedad, no solamente en las familias pobres. En las familias ricas sucede lo mismo. Lo que pasa es que una mujer a quien le dieron una paliza, si tiene dinero, se va tranquilamente a una clínica privada y aquí no ha pasado nada. Las que son pobres tienen que ir al hospital y allí los médicos dicen: "A esta mujer la han golpeado" y la policía se encarga de eso.

Entre blancos, negros, amarillos, católicos, judíos, protestantes y evangélicos; entre todos, existe la violencia doméstica. Pero no por ser protestantes o católicos, sino, por no ser como deben ser.

Otra causa de este problema son los medios de comunicación. En la televisión la violencia es glorificada, los estereotipos que nos presentan son de violencia sexual. Cuando un marido por la fuerza tiene relaciones sexuales con su esposa, eso se llama violencia sexual, porque la mujer también tiene derecho a decir que no. Si a una mujer, como yo oigo todos los días, se le insulta, se le veja, se le dice barbaridades, no se le habla y solamente se la utiliza para tener relaciones sexuales con ella; ¿Cómo va a querer estar con su marido? Tiene el derecho a decir que no, todo el derecho del mundo.

En muchos casos, también la violencia doméstica está íntimamente relacionada con el alcohol y las drogas. ¿Qué sucede cuando una persona consume drogas o se emborracha? En esta parte del cerebro tenemos los centros vitales, comunes con los animales y allí está el centro de la agresividad o del instinto agresivo. Todos los hombres y las mujeres lo tenemos. Pero en la persona normal, esos centros se comunican con la parte consciente del hombre, lo cual diferencia al hombre del animal.

Cuando uno toma alcohol o usa cualquier droga, estos centros quedan como un barco sin timón. Y ¿Qué le pasa a un barco sin timón? Pues se estrella contra las rocas. Sobre todo la agresividad, el instinto sexual, quedan sin control. Entonces viene el golpear a la mujer y a los hijos bajo el efecto del alcohol y el abusar de la mujer sexualmente. El 50 % de los casos (que se conocen) de abuso sexual entre los hijos, es entre personas alcohólicas o adictas, porque surge el animal que hay dentro de nosotros mismo, en España.

Los recuerdos, los valores, los consejos, cuando uno usa o abusa del alcohol o drogas, no funcionan y viene la violencia doméstica.

A pesar de la llamada "liberación femenina" (que en realidad muchas veces ha llevado a la mujer a mayor esclavitud), todavía hay hombres que consideran a esposa e hijos como objetos de su propiedad. Por eso se creen con el derecho a descargar sobre ellos su frustración o malhumor maltratándolos a su antojo.

Como los hijos imitan a padres, se da con frecuencia que quienes en la niñez fueron testigos de abusos físicos entre sus padres, repiten la misma conducta cuando llegan al estado adulto. Aprendieron que los problemas y conflictos se afrontan con la fuerza bruta.

Ese aprendizaje negativo se arraiga tanto que muchas veces pasa de generación en generación. Si a esto se añade la "glorificación" de la violencia en los medios de comunicación, podemos entender el por qué muchos seres humanos recurren a la violencia, a veces con una frialdad que asusta más que el mismo acto violento.

La experiencia enseña que muchos de los abusadores familiares parecen "mosquitas muertas"; pasan por personas educadas y suaves, pero en el fondo son individuos celosos con una pobre imagen de sí mismos y que viven en un mundo irreal. Si a esas personas les da por tomarse unos tragos de más, cosa frecuente, la explosión violenta será mucho mayor.

¿Qué pasa con las víctimas de la violencia familiar?

Muchas siguen sufriendo hasta quedar completamente destruidas física, psicológica y moralmente. Otras acusan a sus agresores ante la policía, que muchas veces no toma debidas cartas en el asunto. Y ocurre, además, lo que no quisiéramos que ocurriera: La víctima también se vuelve violenta.

Entendemos que las personas que sufren hambre endémica se subleven y hasta se alcen en armas. ¿Por qué no entendemos que una mujer pisoteada, escarnecida, degradada en lo más íntimo de su ser pueda explotar y volverse violenta? Eso, aunque no se justifique, se explica.


La violencia doméstica: Un mal sobre el cual es difícil hablar:

¿Qué constituye violencia?

¿Es simplemente darle golpes a una persona? También la violencia psicología nos ha dado una nueva visión del ser humano y de sus necesidades psicológicas. Ahora sabemos que hay otro tipo de violencia que también hace daño a las personas: la violencia psicológica o verbal.

Destruir la autoestima de una persona sistemáticamente mediante críticas, desprecios, abandono o insultos; también son formas de violencia. No cabe duda de que a veces los golpes al espíritu son mucho más dañinos que los golpes al cuerpo y dejan heridas más profundas. Las víctimas de este tipo de violencia por lo general continúan sufriendo calladamente y por eso no reciben la ayuda que tanto necesitan. Una persona golpeada en su cuerpo puede mostrar las heridas y recibir ayuda. Sin embargo, la que es golpeada sistemáticamente en su psiquis, en su espíritu, no tiene heridas físicas que mostrar al mundo para poder pedir ayuda. Como este tipo de abuso o violencia doméstica ocurre mayormente en la privacidad del hogar, generalmente pasa desapercibido, a veces durante muchos años. Por añadidura, generalmente la violencia verbal o psicológica precede a la física.

Cuando a la mujer se le coacciona para que aborte (lo cual constituye violencia también contra una criatura inocente que no ha nacido), utilice peligrosos anticonceptivos y abortivos o se practique la dañina esterelización; todos estos también constituyen actos de violencia.

¿Por qué permanecen muchas mujeres en una relación abusiva?

Las víctimas del maltrato verbal muchas veces piensan que éste no es lo suficientemente grave como para tratar de hacer algo para impedirlo. Algunas temen que no les creerán si denuncian al abusador, pues a menudo éste goza de una buena imagen pública. Las que están siendo golpeadas tienen miedo a las represalias por parte del agresor ya que a menudo éste amenaza con matarla. Otras temen enfrentar la vida solas o simplemente no tienen los medios para hacerlo. A veces alguien que la víctima respeta le dice que debe permanecer en esa relación abusiva "por el bien de sus hijos". En el caso de la mujer del alcohólico o drogadicto, ella es una codependiente de su esposo o "compañero" y la codependencia es una enfermedad emocional que requiere tratamiento de un psicólogo o psiquiatra. Todas estas mujeres tienen en común una baja autoestima y una incapacidad para poner límites porque vienen arrastrando problemas emocionales desde su niñez. A menudo la raíz de la violencia doméstica tanto para las víctimas como para sus victimarios, es el vacío afectivo. O sea, la falta de amor y atención en su niñez.

En los hogares disfuncionales en los cuales un cónyuge maltrata al otro, es común el maltrato a los niños. Constituye violencia no sólo el darles fuertes golpes, sino también gritarles, menospreciarlos, castigarlos excesivamente o negarles la atención, la aceptación y el amor que son tan imprescindibles para su desarrollo emocional y social. También es un acto de violencia en el caso de los padres divorciados, el hablar mal del ex-cónyuge delante de los hijos o utilizarlos para hacerle daño al otro.

Lamentablemente, cuando una mujer está siendo víctima de cualquier tipo de violencia por parte de su esposo o "compañero", está tan enfrascada en defenderse que a menudo no puede darse cuenta del daño que también están sufriendo sus hijos. A veces permite hasta los maltratos físicos o verbales a éstos por parte del padre o padrastro, porque se siente incapaz de detenerlos ni siquiera en lo que respecta a sí misma.

Los casos de violencia doméstica o intrafamiliar abundan. Es algo que puede sucederle y en verdad a veces les sucede a personas que se consideran religiosas, porque se trata de una enfermedad psicológica que debe ser tratada.

Todos los que están involucrados en la violencia están enfermos y necesitan ayuda

Hasta que no se conozcan los hechos, ninguno de ellos la recibirá. No se les hace ningún favor a los miembros de una familia que está en estas circunstancias al ayudarle a mantener este horrible secreto. Se les debe motivar a obtener ayuda de un sacerdote o pastor y/o un psicólogo.

El continuar permitiendo este tipo de abuso tiene graves consecuencias sobre todo para los niños, muchas de las cuales sólo se manifestarán pasados muchos años. A veces los niños se convierten en victimarios y las niñas en víctimas igual que su mamá. Los niños que crecen en hogares violentos tienen una gran probabilidad de ser criminales en el futuro.

Muchas mujeres han intentado de diversas maneras evitar las situaciones de violencia, ya sea modificando conductas propias, a través de separaciones temporales, recurriendo a distintos profesionales e inclusive a los sistemas de seguridad y justicia, sin lograr cambios. Sumemos la presión social fundada en mitos como "algo habrá hecho", "la mujer buena tiene que sacrificarse por la familia", "los celos son una manifestación de amor" y tendremos a una mujer muy confundida, convencida de que nada de lo que haga podrá modificar la situación.

Recuerde que la violencia familiar es un proceso cíclico y que, a medida que pasa el tiempo, los ciclos de tranquilidad se reducen en duración, en tanto los episodios van aumentando en intensidad y frecuencia. La duración de este ciclo, que pocas veces es percibido por la víctima, es un indicador valioso.

También es importante tener en cuenta factores circunstanciales o permanentes, que tiendan a aumentar los niveles de stress del abusador y/o a reducir sus umbrales de inhibición (falta de trabajo, problemas de adicción, salud, etc.)


Mitos acerca de la Violencia Intrafamiliar
El problema de la violencia familiar está muy exagerado.

El maltrato es la causa más común de lesiones o daño en la mujer, más aún que los accidentes automovilísticos, violaciones o robos combinados. Las secuelas de la violencia doméstica producen altísimos costos al estado y a la sociedad en general. La violencia física es la causa de un cuarto de todos los intentos de suicidio realizados por la mujer. El 50% de los hogares padece de alguna forma de violencia. Debido a la proyección estadística de la violencia Intrafamiliar se irá incrementando con el paso del tiempo si no hacemos algo para detenerla.



Hombres y mujeres han peleado siempre; es natural.

En cada familia o relación existen conflictos ocasionales o más o menos permanentes, pero no hay necesidad de resolverlos mediante la violencia. El maltrato es un crimen de abuso, poder y control. El golpeador habitualmente piensa que tiene el derecho de controlar a su pareja y/o niños por cualquier medio, aún a través de los golpes. La violencia no es una manera aceptable ni justificable para solucionar problemas, aún cuando sólo sea ocasionalmente.



La violencia intrafamiliar es un problema de las clases sociales bajas y de las poblaciones marginales.

La violencia intrafamiliar se produce en todas las clases sociales, sin distinción de factores sociales, raciales, económicos, educativos o religiosos. Las mujeres maltratadas de menores recursos económicos son más visibles debido a que buscan ayuda en las entidades estatales y figuran en las estadísticas. Suelen tener menores inhibiciones para hablar de este problema, al que consideran "normal". Las mujeres con mayores recursos buscan apoyo en el ámbito privado y no figuran en las estadísticas. Cuanto mayor es el nivel social y educativo de la víctima, sus dificultades para develar el problema son mayores, por diversas razones. Sin embargo, debemos tener en cuenta que la carencia de recursos económicos y educativos son un factor de riesgo, ya que implican un mayor aislamiento social.



El maltrato generalmente se produce una sola vez.. Debería ser un asunto familiar privado, no un crimen.

El incidente de maltrato rara vez es un hecho aislado. En realidad el maltrato generalmente se produce como una escalada en frecuencia e intensidad, con el agravante de tener un comienzo insidioso (la víctima no lo nota al principio). La incidencia posterior de la violencia es menor cuando el golpeador es denunciado o arrestado, que cuando la policía separa a las partes o actúa como mediadora. Las mujeres maltratadas se merecen la protección que, además, es su derecho, del sistema judicial y policial y necesitan de los recursos que la comunidad puede brindar. La mayor parte de las mujeres que consulta lo hace después de haber padecido un promedio de 7 años de violencia doméstica.



Si la mujer maltratada realmente quisiera, podría dejar a su abusador.

Muchas mujeres dejan a sus parejas. Muchas mujeres que se divorcian por abuso eligen no hablar de la violencia. Sin embargo existen razones sociales, económicas, culturales, religiosas, legales y/o financieras que mantienen a las mujeres dentro de la relación. El miedo es otra de las razones que las hace permanecer en sus hogares. Los peores episodios de violencia suceden cuando intentan abandonar a su pareja. Los golpeadores tratan de evitar que las mujeres se vayan a través de amenazas de lastimarlas o matarlas, de lastimar o matar a sus hijos, de matarse ellos o de quedarse con la tenencia de los chicos.

Las actitudes sociales, tales como la creencia de que el éxito del matrimonio es responsabilidad de la mujer y que las mujeres lastiman a sus hijos si los privan de su padre, sin importar cómo actúe él, mantienen a muchas mujeres dentro de la relación violenta. Además, las mujeres con chicos que abandonan el hogar tienen el 50% de posibilidades de verse económicamente perjudicadas y terminar viviendo por debajo de niveles de pobreza.



No existe la violación conyugal.

Por lo menos una quinta parte de las mujeres maltratadas son forzadas a mantener relaciones sexuales durante el episodio de violencia o inmediatamente después. De la misma manera son forzadas a realizar actos sexuales indeseados.



El embarazo detendrá la violencia.

Frecuentemente hay un aumento de la violencia durante el embarazo y muchas veces el primer episodio de violencia física se produce durante el embarazo. Generalmente los golpes se dirigen especialmente al vientre de la mujer, produciéndole un aborto o complicaciones en el embarazo.

Muchas jóvenes inician una relación con un hombre violento al quedar embarazadas.



Los chicos no se dan cuenta de que su madre es golpeada, por lo cual no son afectados.

Al menos en la mitad de los hogares en los que la madre es maltratada, también lo son los niños. También pueden ser lastimados por la violencia en contra de su madre, a través de objetos voladores, o mientras están en sus brazos. Aún cuando los niños sólo sean testigos de la violencia contra la madre, las consecuencias para su salud y su supervivencia son graves. Frecuentemente son ellos quienes instan a la madre a abandonar la relación violenta o quienes se interponen entre los padres para proteger a la madre.

Los varones tienen más posibilidades de convertirse en violentos cuando crecen. Las niñas aprenden que la sociedad acepta la violencia hacia las mujeres.

Los niños que viven en hogares violentos se sienten asustados y confundidos. Están en un alto riesgo de experimentar problemas de conducta, aprendizaje, problemas físicos relacionados con el stress y problemas de adicción. Los niños aprenden mientras observan y ven que la violencia funciona (se consigue lo que se busca) especialmente si se utiliza contra alguien menos poderoso. Aprenden que está bien solucionar problemas y controlar a los demás mediante la violencia, especialmente cuando no hay ninguna intervención que frene la violencia.



Las mujeres maltratadas son masoquistas y locas, provocan y disfrutan del maltrato.

Las mujeres no provocan ni merecen el maltrato. Merecen una vida libre de violencia. De la misma manera que sucede con la violación, se hace el intento de acusar a la víctima del comportamiento del atacante. Los golpeadores comúnmente echan la culpa de su comportamiento a frustraciones menores, al abuso de alcohol o drogas o a lo que su pareja pudo haber dicho o hecho. La violencia, sin embargo, es su propia elección. No conocen maneras no violentas de manejar su enojo.

Las reacciones de la mujer maltratada frente a la violencia son normales y necesarias para sobrevivir, dadas las circunstancias. Ella no está loca ni disfruta del maltrato. Generalmente lo que siente es miedo, impotencia, debilidad y vergüenza. Sigue ilusionada en que su pareja va a cambiar. El muestra remordimientos o promete que va a cambiar.



Los hombres que maltratan a sus mujeres están enfermos y no son responsables por sus acciones.

El maltrato es un comportamiento aprendido de las experiencias de la infancia y de los mensajes sociales justificando la violencia contra las mujeres. Los hombres que maltratan a sus mujeres o a sus hijos son, por lo general, sumamente seductores y agradables. También son excelentes vecinos y cumplidores en el trabajo. Si realmente estuvieran enfermos serían violentos no sólo dentro del hogar, sino también fuera de él. Pocos de ellos presentan alguna patología, sólo un 10% de los casos. Los golpeadores no están fuera de control y acusan a sus parejas de provocarla. Este mito permite justificar la violencia, evitando que la sociedad sancione el maltrato.



La violencia familiar es provocada por el alcohol y las drogas.

El alcohol y las drogas son factores de riesgo, ya que reducen los umbrales de inhibición, pero no producen la violencia. La combinación de modos violentos para la resolución de conflictos con adicciones o alcoholismo suele aumentar el grado de violencia y su frecuencia. Muchos golpeadores no abusan ni de las drogas ni del alcohol y muchos abusadores de drogas o alcohol no son violentos. Son dos problemas separados que deben ser tratados por separado.



Los violentos no cambian.

Los hombres que golpean pueden aprender a ser responsables de su propio comportamiento y pueden aprender modos no violentos de actuar o comunicarse. Obviamente, los cambios sólo se producirán si el violento toma conciencia de su problema y desea solucionarlo.



Una vez que se detienen los golpes, todo va a estar bien.

El abuso psíquico, emocional y sexual generalmente son anteriores a los golpes y continúan aún cuando éstos se hayan detenido. Estos comportamientos también deben cesar para poder comenzar el proceso de reparación. Las mujeres maltratadas sienten miedo, ansiedad, indefensión, ira y vergüenza. Se desarrolla una muy pobre autoestima debido a los constantes insultos y desvalorización de su pareja. Habitualmente es aislada por su pareja y ha perdido contacto con amigos y familia. Suele estar asustada de ser culpabilizada por ellos de la violencia. El soporte de amigos, familiares y la comunidad son necesarios para reconocer sus fuerzas y para creer que ella es una buena persona que merece una vida libre de violencia. La recuperación de la violencia es un proceso que puede llevar un tiempo muy largo.

La violencia emocional produce secuelas tan severas que muchas veces se diagnostican psicopatologías graves como consecuencia del maltrato.



La violencia doméstica sólo es un problema familiar.

Es un crimen contra la sociedad agravado por el vínculo, de la misma manera que lo es la violencia entre extraños,. Problemas sociales como el alcoholismo, las adicciones, la delincuencia juvenil, el suicidio y la fuga de hogar aumentan cuando hay violencia en el hogar. Las empresas pierden billones de dólares al año debido al ausentismo y la baja productividad resultante de la violencia intrafamiliar. Los costos médicos producidos por violencia intrafamiliar ascienden a millones de pesos. Las comunidades gastan millones de pesos al año en intervenciones a través de los programas de asistencia y prevención de la violencia.





PREVENCIÓN E INTERVENCIÓN EN LA DINÁMICA DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR.

La amenaza de ejercer violencia y su ejercicio al interior de la familia son conductas aprendidas y reforzadas por la violencia en los medios y en la sociedad y por la estructura tradicional de dominación en la familia. Con frecuencia aquellos que ejercen la violencia fueron víctimas u observadores de ella en sus familias de origen.

Desde un punto de vista sistémico las complejas conductas disfuncionales que hay trás la denominada "violencia intrafamiliar" son manifestaciones de desordenes o implicaciones sistémicas que tienen su origen en dos tipos de eventos en la historia familiar de los perpetradores y de las victimas:

eventos acaecidos en la familia de origen de uno o de ambos miembros de la pareja que han quedado inconclusos. Ellos pueden haber tenido como protagonistas de injusticias, actos de violencia y/o culpabilidad no asumida, a personas de otras generaciones. Sus consecuencias se vienen repitiendo y seguirán repitiéndose a lo largo de muchas generaciones si los hechos acaecidos no son reconocidos y concluidos apropiadamente en el contexto del alma familiar.
eventos que han afectado el equilibrio en la relación de pareja o actos graves en los que se ha implicado uno o ambos y no han asumido responsablemente sus consecuencias o sus culpas. En estos casos la violencia intrafamiliar es una manifestación de desordenes asociados a otras conductas disfuncionales, como por ejemplo el incesto, los celos, el alcoholismo, destinos familiares difíciles tales como la discapacidad de un hijo, la homosexualidad no asumida..
Un nuevo método psicoterapéutico, creado por el alemán Bert Hellinger, nos ha permitido observar estos eventos cargados de altos niveles de energía afectiva que han sido bloqueados y cómo se expresan a través de sentimientos o emociones sustitutas que resultan incomprensibles incluso para quién las manifiesta, y no se pueden resolver sin una mirada al sistema completo en que se ejercieron.
Así, por ejemplo, si el dolor por actos de violencia perpetrados contra uno por un ser querido no es reconocido y sentido, éste nos lleva paradójicamente a la ceguera ante las propias conductas violentas; por el mismo mecanismo, la negación de una culpa no reconocida de otros miembros del sistema familiar y que no ha sido compensada apropiadamente, se expresa a través de actuar un papel de victima o de victimario de un descendiente a pesar de que éste no tuvo ninguna responsabilidad en los hechos negados o silenciados.

En el enfoque ante la violencia se considera que las causas de esta conducta se hallan en el ámbito de la historia de los afectados y que su curación depende del reconocimiento de la necesidad de poner en orden algo en la psiquis o alma de la familia de origen y/o actual de uno o de ambos integrantes de la pareja.

También es preciso dar herramientas para el manejo de conflictos a quienes ejercen la violencia, proveer a las victimas de habilidades para confrontar en forma apropiada a quienes los hacen objeto de su violencia y fijar límites y aprender a mantener el delicado equilibrio entre dar y recibir de lo bueno y lo malo en el intercambio conyugal.

El trabajo con grupos en que participan miembros de familias, afectadas en diversos grados por el fenómeno de la violencia intrafamiliar, debe estar libre de juicios morales o éticos. Es necesario mirar a los individuos, incluidos a los perpetradores de la violencia, como a niños que obedecen los estándares válidos en su familia de origen. Si se desviaran de ellos, se sentirían culpables y no aceptados ya en su familia de origen. Es aún más difícil cuando esos estándares operan no sólo en la propia familia sino en otras del grupo de referencia de los concernidos. Entonces la presión por seguir esos estándares es aún mayor. Con este trasfondo se puede mirar a las familias de las victimas y los perpetradores de una manera más relajada y con el ánimo de comprenderlas. Así ambos pueden tener un lugar en el corazón del terapeuta y del grupo.

También es preciso estar consciente de que la gente está identificada con perpetradores, entre sus antecesores, que fueron condenados sin reconocer que estaban implicados sistemicamente. Aquí cabe realizar ejercicios en que los perpetradores ya fallecidos y sus victimas encuentran paz al unirse en un pesar común, lo que facilita la ocurrencia de cambios significativos en las familias.



Es posible observar algunos signos en determinadas etapas de nuestra relación de pareja.

En el noviazgo

Últimamente son frecuentes las noticias de mujeres heridas o golpeadas, inclusive muertas, por sus esposos. Las que han buscado ayuda han reconocido que desde la época de sus noviazgos aparecían detalles que al pasarlos por alto no les permitieron darse cuenta de lo que vendría después.

Cuando uno se enamora suele ver todo "color de rosa". La figura de la otra persona aparece ante nuestros ojos como perfecta. Si le vemos algún pequeño defecto, corremos inmediatamente a buscar una justificación o lo vemos como un asunto pasajero.

El excesivo control de nuestros actos

Si él, por ejemplo, llama constantemente al trabajo o a la casa para saber qué está haciendo ella, se toma como un signo de amor y de preocupación hacia la mujer amada. Si se enoja porque llegamos 10 minutos tarde a la cita, lo atribuimos a un exceso de responsabilidad y puntualidad.

Muchas veces no es hasta que se ha establecido el matrimonio que comenzamos a darnos cuenta quién es realmente la persona que tenemos al lado y nuestra primera sensación es la de habernos casado con un extraño al que hay que dar cuenta de todo, cumplir horarios severamente estrictos y que socava poco a poco nuestra capacidad de decidir y autoestima.

Algunas frases comunes a las que generalmente no prestamos atención son: ¿a dónde vas?, ¿con quién?, ¿por qué?, ¿vas con esa ropa tan provocativa?, ¿a qué hora regresas?, ¿lo saben tus padres? ¿esa amiga yo la conozco?, ¿dónde vive? Y otras que nos parecen puro interés amatorio pero que luego se convierten en motivos de gran ansiedad por si casualidad la hora que dijimos se va a extender o si hubo improvisaciones de último momento que luego él no va a comprender y les va a otorgar otros significados.


El afecto para ellos no es compartible

La primera etapa pudiera decirse que transcurre fundamentalmente en ese tipo de control posesivo. Es importante observar cómo reaccionan ante el amor que podemos sentir hacia otras personas. A ellos les molesta en demasía el cariño hacia familiares, amigos e hijos. Los celos de este tipo prácticamente aparecen en todos los hombres violentos. Es por eso que el nacimiento de los hijos desemboca muchas veces en episodios violentos. Ellos sienten que ya no tienen todo el cariño, que el bebé se lleva la mayor parte, que están desatendidos y por lo general, son incapaces de manejar adecuadamente la situación.

Desean todo nuestro tiempo, pensamientos y devociones para estar seguros de nuestro afecto. Por lo general son personas con baja autoestima que necesitan constantemente una reafirmación de nuestros sentimientos.

¿Conociste bien a su familia de origen?

Es muy importante conocer a la familia del futuro esposo y cómo transcurrió su infancia. Los hombres violentos en su mayoría proceden de hogares donde eran comunes las discusiones, insultos, desvalorizaciones, roturas de objetos, golpes, etc. No todas las personas que tuvieron un hogar así son violentas, pero existen muchas posibilidades de que repitan el modelo familiar cuando establezcan sus propias familias.

La violencia no siempre tiene que ver con los golpes. Las descalificaciones, desvalorizaciones e insultos son síntomas que indican la presencia del fenómeno. Frases comunes son: "Así no se hace eso", "Déjame a mí que tú no sabes", "Eres muy lenta", "Cállate, no seas tarada", "¿qué decís?, si de esto tú no sabes", etc.

El dinero, otro aspecto de la violencia

Otras formas de violencia tienen que ver con lo económico. En estos casos, el hombre mantiene el control del dinero, supervisa en qué cosa se gastó algo por mínimo que sea y la mujer tiene que pedir, a veces, hasta para compras muy pequeñas, como leche, bizcochos, etc.

Cualquier tipo de manifestación de violencia puede convertirse en otra. A medida que avanza la relación, de los insultos se puede pasar a romper objetos, de eso a los golpes y si no hay una detención del problema se puede llegar hasta la muerte.

http://www.psicologia-online.com/colaboradores/paola/violencia/index.htm

El maltrato emocional se origina en el comportamiento de los padres y afecta sicológicamente al niño


Humillación, predisposición e inseguridad son los sentimientos que se pueden ver refejados en el futuro cuando un pequeño padece este tipo de situación en la niñez.
Siempre que se oye hablar de maltrato infantil, se asocia con el hecho de que los adultos golpeen físicamente a los niños; sin embargo, existe otra clase, mucho más sutil, pero no por ello menos dañina: se trata de un maltrato silencioso, que abarca el ámbito emocional y sicológico.

“Este lo padecen los niños que constantemente son ignorados, ridiculizados, insultados, rechazados, confinados, despreciados, regañados o subvalorados ante los demás por sus propios padres”, explica la sicóloga infantil María Isabel Guerrero.

El maltrato emocional proviene principalmente de los padres, pues ellos son la fuente de autoestima del niño. Así que si ellos no les brindan la aprobación y el reconocimiento que requieren para consolidar y fortalecer su personalidad, su estabilidad emocional puede tambalear.

Los padres no deben olvidar que la capacidad para crear ideales y obtener logros está relacionada con el reconocimiento permanente que los adultos le dan al niño.

Por eso, “las figuras paternales deben funcionar como ‘un espejo de aumento’, en el cual el niño vea reflejada su importancia, su certeza de ser capaz de vivir y sortear todas las vicisitudes de la vida”, asegura Clara Maya Gallego, sicóloga sicoanalista.

Este tipo de maltrato puede originarse desde la gestación por una madre que no quiere a su hijo. De la misma manera, sucede con padres que no aceptan al niño porque no pueden tolerar algunas de sus características personales, como su llanto, su ansiedad, su dificultad para aprender, entre otras.

En este sentido, no hay que olvidar que el niño se hace sujeto en la relación que establece con los otros, inicial y especialmente con los padres; es decir, que sobre ellos recae una gran responsabilidad, pues al “aceptar la existencia del hijo, su género y sus características personales, el niño internaliza –es decir, hacer propia– esta aceptación, lo cual hará que se sienta contento con su existencia”, comenta Maya.

Ahora bien, si, por el contrario, los padres rechazan al hijo, él lo percibirá e internalizará una imagen del mundo y de personas ‘malas’, hostiles y amenazantes, frente a las cuales tendrá que defenderse, contraatacar, retraerse del medio o refugiarse en sí mismo.

Autoestima lesionada
“Cuando las personas significativas para el niño –como sus padres, hermanos y maestros– lo humillan, lo comparan con otro para recalcar sus falencias, se burlan de él y lo ridiculizan, el niño se siente vulnerado y atacado, y como consecuencia va a tener sentimientos de inseguridad, dificultad para valorar a los otros y establecer vínculos; también, resentimiento con otras personas, que impulsan deseos de venganza y retaliación”, dice Maya.

Igualmente, el niño se asustará frente a los retos, perderá o no adquirirá la capacidad para superar obstáculos y manejar las frustraciones e incertidumbres propias de la vida.

Además, esto crea las condiciones para el desarrollo de trastornos síquicos serios.

Efectos del maltrato
Por su parte, el médico sicoanalista Juan Rafael Padilla afirma que cuando un niño es maltratado de esta manera, le queda imposible establecer un vínculo confiable –también llamado apego seguro– con sus padres. En su lugar, crea una serie de apegos inseguros; es decir, formas particulares de relacionamiento con que se protege de vivencias de angustia y dolor emocional que no encontraron un receptor adecuado en los padres.

“El niño puede crear tres tipos de apego inseguro: el apego rechazante, en que crea una barrera frente a los demás, mostrándose indiferente a las necesidades emocionales, tanto propias como de los otros. El apego preocupado, en que el infante extrema la necesidad de cercanía para protegerse del temor. Finalmente se encuentra el apego desorganizado, en que pierde momentáneamente contacto con la realidad para no percatarse de que la fuente de su temor es justamente la o las personas que deberían proporcionarse tranquilidad y sosiego”, concluye el especialista.

Secuelas del maltrato
El médico sicoanalista Juan Rafael Padilla señala que cuando un niño es maltratado emocionalmente, esto lo predispone a presentar ciertas actitudes, reflejadas, por ejemplo, en el matoneo o intimidación escolar. “Esto sucede porque el infante ha creado una barrera frente a los demás; eso lo hace incapaz de identificarse con las necesidades emocionales de los demás, tal como sus padres fueron incapaces de hacerlo con él. De esa manera, fácilmente se convertirá en el ‘matón’ del curso. Otro niño maltratado, que suele necesitar de protección, mostrará abierta e inconscientemente su indefensión e inseguridad y será el ‘matoneado’ ”.

http://www.abcdelbebe.com/node/154231

Por Melissa Serrato Ramírez

Redactora ABC del bebé

UNA NEUROSIS OBSESIVA EN UNA NIÑA DE 6 AÑOS



UNA NEUROSIS OBSESIVA EN UNA NIÑA DE 6 AÑOS

Esta modificación en la actitud de la niña frente a sus padres se debió a los grandes cambios en su vida de ficción e instintiva. Su sadismo disminuyó y sus fantasías de persecución fueron menores en número e intensidad.
Se produjeron importantes cambios en su relación con la realidad, que se manifestaron entre otras cosas en una mayor infiltración de la realidad dentro de sus fantasías.
En este período del análisis, después de haber representado en el juego sus ideas de persecución, Erna decía a menudo con sorpresa: "Pero mamá realmente no pudo haber querido hacer esto. Realmente ella me quiere". Pero como su contacto con la realidad era mayor y su odio inconsciente a la madre se hizo consciente, comenzó a criticarla como persona real, con creciente libertad. Mejoraron al mismo tiempo sus relaciones con ella y aparecieron al mismo tiempo sentimientos maternales genuinos y tiernos frente a su hijo imaginario. Una vez, luego de haber sido cruel con él, me preguntó con voz profundamente emocionada: "¿Verdaderamente habré tratado a mis hijos así?" El análisis de sus ideas de persecución y la disminución de su ansiedad no sólo lograron afirmar su posición heterosexual sino que hicieron que las relaciones con su madre mejorara, aumentando sus propios sentimientos maternales.
Me gustaría decir aquí que, en mi opinión, la normalización de estas actitudes fundamentales que son las que permitirán más tarde al niño elegir su objeto amoroso y determinarán el curso total de su vida, es uno de los principios fundamentales del éxito del análisis de un niño.
La neurosis de Erna apareció muy temprano. Antes del año evidenció acentuados síntomas de enfermedad (debe hacerse notar que era mentalmente muy precoz). Desde entonces aumentaron las dificultades y entre los 2 y 3 años su crianza se transformó en un problema sin solución; su carácter ya era anormal y padecía de una franca neurosis obsesiva. Sin embargo, recién a los 4 años se percibió la naturaleza anormal de sus hábitos de chupeteo y masturbación. Se comprenderá, pues, que a los 6 años su neurosis obsesiva fuera ya crónica. En fotografías de sus 3 años ya se ve la misma expresión neurótica que se observaba en su rostro preocupado de los 6 años.
Querría dar al lector la impresión de lo excepcionalmente grave de este caso. Los síntomas obsesivos, que entre otras cosas privaban a la niña casi completamente del sueño, la depresión y otros signos de enfermedad, el anormal desarrollo de su carácter, eran sólo un débil reflejo de la anormal, incontrolable y extravagante vida instintiva subyacente. El pronóstico de una neurosis obsesiva como ésta, que desde años había tenido un carácter progresivo, era necesariamente grave. Puedo afirmar con seguridad absoluta que en un caso semejante la única posibilidad de curación está en un tratamiento psicoanalítico hecho a tiempo.
Entraré ahora a estudiar la estructura del caso con todo detalle. Los hábitos de limpieza de Erna no presentaron dificultad y se lograron tempranamente, cuando tenía un año. La severidad no fue necesaria; la ambición de esa niña precoz había sido un fuerte incentivo para la adquisición rápida de los hábitos de limpieza . Pero este éxito fue acompañado de un completo fracaso interno. Las tremendas fantasías analsádicas de Erna mostraron hasta qué punto estaba fijada en este estadío y cuánto odio y ambivalencia surgía de él. Un factor de este fracaso era la fuerte predisposición constitucional analsádica; pero otro factor que desempeñó un papel importante, ya señalado por Freud como uno de los factores de la predisposición a la neurosis obsesiva, fue el precoz desarrollo de su yo en comparación con el desarrollo de la libido. Además el análisis mostró otra faz crítica en el desarrollo de Erna que también se había cumplido con un aparente éxito externo. No había aceptado todavía el destete. Padeció también una tercera privación cuando tenía entre 6 y 9 meses: la madre advirtió el placer experimentado por la niña cuando limpiaban su cuerpo, especialmente los genitales y el ano. La hiperexcitabilidad de esta zona era evidente. La madre cuidó de ella con mayor discreción al lavar esas partes, siendo fácil de realizar cuanto mayor y más limpia se volvía la niña. Pero ésta, que había sentido la minuciosidad primera como una forma de seducción, sintió la reserva de su madre como una frustración. Los sentimientos de ser seducida, tras lo cual estaba el deseo de ser seducida, se repitieron constantemente en su vida. En cada relación, por ejemplo, con la niñera o con cualquier otra persona que se ocupaba de su educación, como también en el análisis, trataba de reproducir la situación de ser seducida o bien acusar de haber sido seducida. Analizando esta específica situación de transferencia fue posible seguir las huellas de su actitud hasta las situaciones más tempranas, es decir, hasta la experiencia de ser cuidada cuando era pequeña.
Así, en cada uno de los tres acontecimientos que llevaron a la producción de la neurosis de Erna, podemos discernir el papel desempeñado por los factores constitucionales . Ahora nos queda por ver de qué modo la experiencia de la escena primaria cuando tenía 2 años y medio, combinada con esos factores constitucionales, desencadenó el desarrollo de la neurosis. A los 2 años y medio, y otra vez a los 3 años y medio , compartió el dormitorio de sus padres durante un veraneo. Durante ese tiempo pudo observar el coito entre ellos. Los efectos de esto no sólo se observaron en el análisis, sino que se habían evidenciado externamente. Durante el veraneo en que hizo sus primeras observaciones se produjo en ella un cambio absolutamente desfavorable. El análisis mostró que el ver a sus padres copulando desencadenó la neurosis con toda su fuerza. Se intensificó su sentimiento de frustración y envidia en relación con sus padres y elevó a un punto agudo sus fantasías e impulsos sádicos frente a la gratificación sexual que ellos estaban obteniendo .
Los síntomas obsesivos de Erna fueron explicados como sigue . El carácter obsesivo de su chupeteo fue causado por fantasías de chupar, morder y devorar el pene de su padre y el pecho de su madre . El pene representaba a todo su padre y los pechos a toda su madre. Y además, como hemos visto, la cabeza, para su inconsciente, simbolizaba el pene. La acción de golpear la cabeza sobre la almohada tenía por objeto representar los movimientos del padre en el coito. Ella me dijo que durante la noche tenía miedo a ladrones y asaltantes no bien cesaba de golpear su cabeza. De este modo se liberaba de este temor identificándose ella misma con el objeto temido.
La estructura de su masturbación obsesiva fue muy complicada. Erna diferenciaba varias formas de masturbación: una presión de sus piernas que ella llamaba "ranking" ; un movimiento de balanceo, ya mencionado, que llamaba "sculpting"•, y un tirón en el clítoris, llamado "juego del armario", del que ella "quería sacar algo muy largo". Más aun, solía provocar una presión en la vagina tirando la punta de la sábana entre sus piernas. Varias identificaciones actuaban en estas diferentes formas de masturbación, de acuerdo con las cuales, en las fantasías que las acompañaban, ella representaba el papel activo del padre o el pasivo de la madre, o ambos a la vez. Estas fantasías de masturbación de Erna, que eran muy fuertemente sadomasoquistas, mostraban una clara conexión con la escena primaria y con las fantasías primarias. Su sadismo estaba dirigido contra sus padres en el acto del coito, y como reacción a esto tenía fantasías correspondientes de carácter masoquista.
Durante una serie de horas analíticas Erna se masturbó de estas diferentes maneras. Debido a la transferencia bien establecida fue posible inducirla a describir estas fantasías de masturbación en los períodos de intervalo. De este modo pude descubrir las causas de su masturbación obsesiva y así librarla de ella. Los movimientos de balanceo, que comenzaron en la segunda mitad de su primer año de vida, surgieron de su deseo de ser masturbada y se originaron en las manipulaciones relacionadas con su toilette cuando era muy pequeña. Hubo un período del análisis durante el cual describía a sus padres copulando por medio de distintas formas de juego, y luego desahogaba su furia contra la frustración que esto involucraba. Durante esas escenas no dejó nunca de producir una situación en la que ella misma se balanceaba adoptando una postura entre acostada y sentada, exhibiéndose y eventualmente pidiéndome abiertamente que tocara sus genitales y a veces que los oliera. En esa época asombró una vez a su madre pidiéndole, después del baño, que levantara una de sus piernas y la palmeara o tocara debajo, tomando al mismo tiempo la posición de un niño al que empolvan sus genitales, posición que ella no había adoptado durante muchos años. La explicación de sus movimientos de balanceo llevaron a la completa cesación del síntoma obsesivo.
El síntoma más rebelde de Erna fue su inhibición para aprender. Era tan intensa, que a pesar de todos sus esfuerzos tardó 2 años en aprender lo que habitualmente los niños aprenden en pocos meses.
Esta dificultad se vio francamente disminuida en la última parte del análisis, y cuando concluí el tratamiento había sido reducida, aunque no completamente dominada.
Ya hemos hablado del favorable cambio que se efectuó en la relación de Erna con sus padres y en la posición general de su libido como resultado del análisis, y hemos visto cómo sólo gracias al análisis fue capaz de dar los primeros pasos hacía una adaptación social. Sus síntomas obsesivos desaparecieron (masturbación obsesiva, chupeteo, balanceo, etc.), no obstante haber sido tal su gravedad, que ocasionaron en parte su insomnio. Con su cura y la disminución de su ansiedad su sueño se hizo normal. Las crisis de depresión también desaparecieron .
A pesar de todos estos resultados favorables no consideré que el análisis estuviera completo cuando fue interrumpido por razones externas después de 575 horas de tratamiento, habiendo durado 2 años y medio. La extraordinaria gravedad del caso, que no sólo se manifestaba en los síntomas presentados por la niña sino en la deformación de su carácter y en su personalidad completamente anormal, hubiera exigido un análisis adicional con el objeto de eliminar las dificultades que aún tenía. Se interrumpió en un estadío insuficientemente estable, lo que se veía cuando frente a situaciones difíciles tenía una marcada tendencia a recaer en algunos de sus antiguos trastornos, aunque estas recaídas eran siempre más leves que en la situación primera. En estas circunstancias podía temerse siempre que en situaciones difíciles, o a la entrada de la pubertad, pudiese enfermar otra vez o manifestar otros trastornos.
Llegamos con esto a un problema de importancia capital, y es el de saber cuándo puede decirse que el análisis de un niño está terminado. En el período de latencia, por buenos que sean los resultados obtenidos y por más que satisfagan a la gente que rodea al niño, no podemos considerar esto como evidencia suficiente de que el análisis está terminado. He llegado a la conclusión de que aunque un análisis haya tenido un desarrollo bastante favorable durante el período de latencia, cosa ésta muy importante, no es una garantía suficiente de que el desarrollo futuro del paciente sea exitoso . La transición a la pubertad y de ésta a la madurez parecería ser la prueba de si el análisis de un niño ha sido suficiente o no. Más adelante, en el capítulo 6, ahondaremos este problema, pero quiero dejar sentado el hecho empírico de que el análisis asegura la futura estabilidad del niño en proporción directa con la cantidad de ansiedad que ha podido resolver en las más profundas capas mentales. En esto, y en el carácter de sus fantasías inconscientes, o más bien en los cambios que éstas han sufrido por el análisis, debemos encontrar un criterio que nos ayude a juzgar si un análisis ha sido suficiente.
Volvamos al caso de Erna. Como ya he dicho, al finalizar el análisis sus fantasías de persecución habían disminuido tanto en cantidad como en intensidad. En mi opinión, sin embargo, el sadismo y la ansiedad pudieron y deberían haber disminuido mucho más, con el objeto de prevenir una enfermedad en la pubertad o al entrar en la adultez. Ya que no fue posible en ese momento continuar el análisis, el completarlo se dejó para el futuro.
Trataré ahora algunos problemas relacionados con la historia de Erna y que son de importancia general; algunos de ellos surgieron del análisis de este caso. He encontrado que, en el análisis de Erna, el trato extenso de temas sexuales y la libertad concedida en los juegos y fantasías condujo a una disminución y no a un aumento de la excitación y preocupaciones en materia sexual. Erna era una niña cuya excesiva precocidad sexual chocaba a todo el mundo. No solamente su tipo de fantasías sino su conducta y modales eran los de una niña púber muy sensual. Esto se mostró en su conducta provocativa frente a hombres y muchachos. En este aspecto también mejoró su conducta durante el análisis, y al finalizar éste mostraba una naturaleza más infantil en todo sentido. Aun más, así, con el análisis de sus fantasías de masturbación desapareció su masturbación obsesiva .
Otro principio analítico que quiero subrayar aquí es la necesidad de hacer consciente, tanto cuanto sea posible, las dudas y críticas albergadas por el niño en su inconsciente en lo que se refiere a sus padres y especialmente a su vida sexual. Su actitud frente al ambiente también se beneficia con esto, haciendo emerger a la conciencia las quejas inconscientes y los juicios adversos, que al ser confrontados con la realidad pierden su virulencia originaria, permitiendo así una mejoría en su relación con la realidad. Además, la capacidad de criticar conscientemente a sus padres ya es, como lo mostró el caso de Erna, el resultado de una mejoría en su relación con la realidad .
Llegamos ahora a un problema técnico especial. Se ha dicho más de una vez que Erna tenía frecuentes ataques de rabia durante la hora de análisis. Estas crisis de furia e impulsos sádicos no pocas veces asumían formas convergentes hacia mí. En los neuróticos obsesivos es común el hecho de que el análisis libere fuertes afectos, y en los niños la liberación es más directa e incontrolable que en los adultos. Muy al comienzo del tratamiento hice comprender a Erna que no debía atacarme físicamente, pero que tenía libertad de descargar sus afectos de otro modo; acostumbraba así a romper sus juguetes o despedazarlos, a derribar las sillas, desparramar los almohadones, patear el sofá, volcar agua, ensuciar papel, ensuciar los muñecos o el lavatorio, injuriarme, etc., sin el menor impedimento de mi parte . Pero al mismo tiempo yo solía analizar su ira y lograba así disminuirla, esclareciéndola a veces por completo. En la técnica analítica hay tres maneras de manejar estos estallidos emocionales durante el tratamiento: 1) El niño tiene que dominar parte de sus afectos, pero se le debería exigir esto únicamente cuando la realidad lo exige; 2) Puede liberar estos afectos injuriando, o por los otros modos ya mencionados; 3) Estos afectos disminuyen y se aclaran por continuas interpretaciones, rehaciendo el camino desde la situación presente a la originaria. Claro que el tiempo empleado en estos métodos varía mucho. Por ejemplo, con Erna, desde el principio yo había tenido que idear el siguiente plan:
En una época acostumbraba a tener crisis de rabia cuando le decía que su hora había terminado, y entonces abría yo las dobles puertas de mi cuarto para que se refrenara, sabiendo que le era muy penoso que la persona que la venía a buscar viese cualquiera de estas explosiones. En este período, cuando Erna se iba, mí cuarto parecía un campo de batalla. Cuando el análisis estuvo más adelantado se satisfacía desparramando rápidamente todos los almohadones antes de irse, y algún tiempo después dejaba mi cuarto perfectamente tranquila. He aquí otro ejemplo, tomado del caso de Pedro (3 años y 9 meses), que en una época tuvo también fuertes crisis de rabia. En el último período de su análisis dijo espontáneamente señalando un juguete: "Me basta con pensar que he roto eso" .
Conviene señalar acá que la insistencia con que el analista debe subrayar el ejercicio del control parcial de las emociones por parte del niño, regla que naturalmente el niño no siempre puede respetar, de ningún modo debe ser considerada como medida pedagógica. Tal exigencia se funda en las necesidades de las situaciones reales que puede comprender el niño más pequeño.
Del mismo modo hay ocasiones en las que yo no ejecuto en su totalidad todas las acciones que me han sido atribuidas en el juego, sobre la base de que su realización completa seria muy difícil o muy desagradable para mí.
Sin embargo, en tales casos, sigo las ideas del niño hasta donde sea posible. Es muy importante que el analista traduzca el mínimum de emoción posible frente a las crisis emocionales del niño.
Utilizaré ahora los datos obtenidos en este caso para ilustrar los puntos de vista teóricos obtenidos desde entonces y que desarrollaré en la segunda parte de este volumen . Las doradas lámparas de la locomotora, que eran para Erna "tan lindas, rojas y ardientes" y que ella chupaba, representaban el pene de su padre (así como el "algo largo y dorado" que ayudaba al capitán a salir del agua) tanto como el pecho de su madre. El sentimiento de culpa que acompañaba al acto de chupar se hizo evidente porque cuando yo representaba el papel de niño, el chupar esa lámpara era, según ella, mi falta más grave. El sentimiento de culpa puede ser explicado porque para ella chupar era también morder y devorar el pecho de la madre y el pene del padre. Quiero referirme aquí a mi creencia de que el proceso del destete, junto con los deseos del niño de incorporar el pene del padre y sus sentimientos de envidia y odio frente a la madre, son los que ponen en movimiento el complejo de Edipo. En la base de esta envidia está la primera teoría sexual infantil de que la madre, al copular con el padre, incorpora el pene de éste y lo retiene dentro de si .
En el caso de Erna comprobé que esta envidia era el punto central de su neurosis. Las agresiones que al comenzar el análisis ella realizaba en su papel de "tercera persona" contra la casa ocupada sólo por un hombre y una mujer, resultaron ser la descripción de sus impulsos destructivos contra el cuerpo de la madre y el pene del padre, que ella imaginaba en el interior de la primera. Estos impulsos, estimulados por la envidia oral de la niña, se expresaban en el juego de hundir un barco (su madre) y separar del capitán (su padre) la "cosa larga y dorada" y su cabeza, que lo hacía flotar, es decir, lo castraba cuando copulaba con la madre. Los detalles de sus fantasías de agresión mostraban lo intenso de su ingenio sádico para atacar el cuerpo de su madre. Ella quería, por ejemplo, transformar los excrementos en combustibles y explosivos para destrozarla. Esto se representaba en el incendio y destrucción de la casa y en la "explosión" de los que estaban dentro. El cortar papel (haciendo "picadillo" y "ensalada de ojos") representaba la completa destrucción de su padre en el acto sexual. El deseo de Erna de morder mi nariz y reducirla a flecos, era no sólo un ataque directo contra mí, sino también simbolizaba una agresión contra el pene incorporado de su padre, como se pudo ver en el material producido en conexión con esto .
Que Erna atacó el cuerpo de su madre no sólo con el fin de tomar y destrozar el pene del padre, sino también las heces y niños, se evidenció en las luchas que cada variedad de pescado, sucesivamente, despertaba entre la vendedora de pescado (su madre) y yo como la niña, en las que empleaba todos los recursos. Imaginaba, además, como hemos visto, que yo después de haber observado cómo ella y el policía batían juntos monedas y pescado, trataría de tomar el pescado por cualquier medio. El ver a sus padres en el acto sexual despertó en ella el deseo de robar el pene de su padre o cualquier otra cosa del interior de su madre. Recordarán que la reacción de Erna frente a su deseo de robar y destrozar completamente el cuerpo de su madre se expresó en el miedo que tuvo, después de luchar con la vendedora de pescado, de que una ladrona le robase todo cuanto tenía dentro de sí. Es este miedo el que he descripto en el capítulo 11 como perteneciente a las primeras situaciones de peligro en la niña y que equivale a la ansiedad de castración del varón. Quiero mencionar aquí la relación entre esta temprana situación de ansiedad de Erna y su extraordinaria inhibición para aprender, conexión que he encontrado después en otros análisis . Ya he señalado que en Erna se produjo un cambio de inhibición sólo después del análisis de las capas más profundas de su sadismo y de su temprana situación edípica. Su deseo de saber, fuertemente desarrollado, estaba tan intensamente enlazado con su intenso sadismo, que la defensa frente a este último la llevó a una completa inhibición de un número de actividades basadas en su deseo de aprender. La aritmética y la escritura representaban en su inconsciente violentos ataques contra el cuerpo de la madre y el pene del padre . Ellos significaban destrozar, cortar y quemar el cuerpo de su madre junto con los niños que contenía y castrar al padre. La lectura, también, como consecuencia de la ecuación simbólica entre el cuerpo de su madre y los libros, llegó a significar una violenta extirpación de sustancias, niños, etc., del interior de su madre .
Finalmente, haré uso de este caso para tratar otro punto al que, a través de mis experiencias posteriores, le atribuyo validez general. Creo que no sólo el carácter de las fantasías de Erna y sus relaciones con la realidad, típicas de los casos en los que actúan fuertes rasgos paranoides, sino también las causas subyacentes de estos rasgos paranoides y la homosexualidad a ellos asociada, son factores fundamentales en la etiología de la paranoia en general. En la segunda parte de este libro (cap. 9) discutiré este tema ampliamente. Aquí sólo he querido señalar con brevedad el hecho de haber descubierto rasgos fuertemente paranoides en varios análisis de niños, llegando así a la convicción de que una de las más importantes y prometedoras tareas en el análisis de niños es poner al descubierto y aclarar rasgos psicóticos en la primera infancia.
fuente:http://psicopsi.com/UNA-NEUROSIS-OBSESIVA-EN-UNA-NINA-DE-6-ANOS-I

testimonio carloncho


fuente:Carloncho.webtoc
YO TAMBIEN TENGO TOC Y ESTOY MUCHO MEJOR!! LES BRINDO ESTOS 4 GRANDES CONSEJASOS QUE ME AUDARON Y ME SIGUEN AYUDANDO BASTANTE Y ESPERO QUE LO PRACTIQUEN USTEDES TAMBIEN xD !!!

BUENO GENTE MUCHACHONES AMIGOS AMIGAS .. USTEDES SABEN Q EL TOC ES UNA MIERDA DONDE NOS KIERE MANEJAR A SU ANTOJO ALIMENTANDOSE DE NUESTRAS, OBSESIONES, DE NUESTRA ANSIEDAD DE NUESTROS TEMORES , PREOCUPACIONS , ,,, EN SI DE TODO LO NEGATIVO ,,, QUE DEBEMOS HACER? ESO SE PREGUNTARA LA MAYORIA .. BUENO ES MUY SIMPLE

PRIMERO: SI SE SIENTEN MAL NO CALLEN!!!! PORK ESO ES LO PEOR ... HABLEN O DIGANLE A SU FAMILIA POK EL TOC KIERE Q NOS ENCERREMOS EN NUESTRO MUNDO DE TRISTEZA !!! Y NO TEMAN PORK SEA LO QUE SEA ELLOS LOS APOYARAN .. APARTE QUE USTEDES SE SENTIRAN MEJOR !!!

SEGUNDO: BUSQUEN UN PROFESIONAL QUE LOS AYUDE RESPECTO AL TEMA DEL TOC BUSQUEN UNA PERSONA QUE LOS ORIENTE, QUE LOS AYUDE A ANFRENTAR ESTE TOC .. SERIA BUENO QUE BUSQUEN UN PSICOLOGO Y UN PSIQUIATRA .. LOS 2 SON BUENOS PROFESIONALES QUE LOS ORIENTARAN!!!

TERCERO: OLVIDARSE DE HACERSE LA VICTIMA O PENSAR EN ESTA PALABRA """"" TENGO TOCC ... PADESCO DE TOC """" OLVIDENSE DE ESA PALABRA , OLVIDENSE QUE PADESEN DE ESA ENFERMEDAD .. EMPIECEN A PENSAR QUE NO TIENEN NADA Y ESTAN BIEN .. SEAN POSITIVOS xD !!! PORK LO Q HACEN ES RECORDAR ESA MIERDA .. OLVIDENSE QUE TIENEN ALGO ... EL TOC LO QUE KIERE ES ESO!! , QUE LO TENGAMOS PRESENTE .. PERO NOSOTROS NO LE DAREMOS EL GUSTO ..... ASI VERAN QUE EL TOC BAJARA SU FUERZA !!

CUARTO: HACER LO QUE EL TOC NO LE GUSTA QUE HAGAMOS EN POCAS PALABRAS SENTIRNOS BIEN, DISFRUTAR CADA SEGUNDO DE NUESTRAS VIDAS .. CLARO Q ESTO TRAERA UN POCO DE ANSIEDAD PERO ESE ES EL MOMENTO DE RESPIRAR DECIR BASTA Y GUARDAR LA CALMA Y SEGUIR HACIENDO LO QUE EN ESE MOMENTO HACIA EN SUS ACTIVIDADES (TRABAJANDO, QUEASERES,ETC)Y SONREIR PENSAR EN COSAS BONITAS,ETC.... MIENTRAS UNO REALIZA SUS ACTIVIDADES .. PERO EL OBJETIVO DE ESTO ES NO DECAER Y SENTIRSE MAL SINO HACER LAS COSAS QUE A UNO LE GUSTAN POSITIVAMENTE CLARO ESTA .. TAMPOCO DEBEMOS DE CAER EN PREGUNTARNOS DICIENDONOS LAS PALABRITAS """ Y SI? "" """" PERO?"""" ENTRE OTRAS .. A ESAS Y A LAS PREGUNTAS O GANAS DE FILOSOFAR NO LES HAGAN CASO SOLO HAGAN LO QUE REALMENTE LES GUSTA NADA MAS !!!! SONRIAN A LA VIDA .. SEAN POSITIVOS Y ALEJEN TODO LO MALO ....... EN POCAS PALABRAS .... DISFRUTEN CADA SEGUNDO DE SUS VIDAS xD !!!!


BUENO POR SIAKA YO PADESCO DE TOC .. PERO LO QUE LES MENCIONE SON 4 CONSEJASOS QUE LES BRINDO Y QUE ME AYUDARON Y ME SIGUEN AYUDANDO BASTANTE .. AHORA ME SIENTO MUCHO MEJOR Y ME SENTIRIA MAS AUN SI LO PRACTICAN .... BUENO ME VOY DESPIDIENDO CHAU A TODOS CUIDENSE Y RECUERDEN ::

DISFRUTEN CADA SEGUNDO DE LA VIDA .. CADA SEGUNDO xD !!!

JUNTOS VAMOS VENCIENDO AL TOC !!!

SU AMIGASO CARLONCHO !!!!! xD

Personas

un millon de cicatrizes

Un gen que protege al cerebro de la ansiedad y el estres



Un gen que protege al cerebro de la ansiedad y el estres

Editor Dr. Francisco Gil el 20 Agosto 2008

Instituto Cajal
Un equipo del Instituto Cajal de Madrid, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha descubierto que el gen ‘adrenomedulina’ protege al cerebro de la ansiedad y el estrés, según el estudio que han publicado en la revista Proceeding’s de la Academia Nacional de Ciencias estadounidense (PNAS).

Para llegar a esa conclusión, los investigadores han elaborado una batería de pruebas de comportamiento del cerebro de ratones a los que se les había suprimido este gen del sistema nervioso.

Los resultados han demostrado que los individuos sin el gen ‘adrenomedulina’ se movían más que los otros y presentaban una mala coordinación motora. Pero, además, los animales modificados tenían más ansiedad y presentaban movimientos estereotipados, característicos del síndrome obsesivo-compulsivo.

Los autores del estudio han determinado que los animales que carecen de adrenomedulina cerebral son más sensibles a los agentes que dañan el cerebro. Según el estudio, la ausencia de este gen hace que las neuronas de áreas concretas del cerebro tengan un citoesqueleto, estructura supramolecular que contribuye a la integridad de la célula, más rígido, lo que tiene consecuencias perjudiciales en el comportamiento animal.

Según Alfredo Martínez, director del trabajo, gracias a esta investigación se ha detectado que muchos de los efectos psicológicos causados por la ausencia del gen adrenomedulina se corrigen con la edad, de manera que en humanos de más de 30 años no se pueden apreciar las consecuencias perjudiciales explicadas anteriormente. Todo indica que tiene que haber un mecanismo de compensación dependiente de la edad responsable de esta normalización, según señala el CSIC.

Los investigadores habían descrito con anterioridad que el cerebro, en condiciones normales, presenta niveles altos de adrenomedulina, los cuales aumentan en situaciones de daño cerebral.

Con éste último estudio, el equipo del Instituto Cajal ha determinado que la adrenomedulina es un factor que protege al cerebro tanto frente a las agresiones externas (isquemias, traumatismos, etc.), como a las internas (exceso de estrés y ansiedad).

“En la actualidad estamos trabajando en la búsqueda de sustancias de aplicación farmacológica que puedan aumentar la acción de la adrenomedulina cerebral, y, de ese modo, poder frenar el daño producido por el estrés y la ansiedad excesiva”, ha explicado Martínez.
fuente:http://www.cienciaysociedad.info/salud/un-gen-que-protege-al-cerebro-de-la-ansiedad-y-el-estres/

ASCO Y PSICOPATOLOGÍA: NUEVA FRONTERA EN PSICOLOGÍA CLÍNICA


foto:lemur
extracto de el articulo:ASCO Y PSICOPATOLOGÍA: NUEVA FRONTERA EN PSICOLOGÍA CLÍNICA
Un tipo de vinculación psicopatológica del asco ha sido con el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). Diversas investigaciones recientes han constatado que ciertos tipos de pacientes con TOC, i.e., aquellos en los que predominan las obsesiones de limpieza y/o las compulsiones de lavado (cerca de la mitad de todos los pacientes con TOC), suelen experimentar sentimientos de asco, más que sentimientos de miedo o ansiedad, asociados a los objetos "contaminantes", lo cual también podría interpretarse a partir del modelo de evitación de la enfermedad. Las fobias y el TOC son los trastornos cuya relación con el asco ha sido claramente demostrada. Otros trastornos mentales sobre los que se ha referido evidencia preliminar que los vincula con emociones de asco son los trastornos alimentarios y las disfunciones sexuales. No es de extrañar que se sospeche de un papel importante del asco en los trastornos alimentarios, toda vez que en éstos son frecuentes los síntomas de asco hacia la comida y hacia el propio cuerpo.

Finalmente, algunos datos recientes indican que la sensibilidad al asco interfiere con el placer sexual y parece estar implicada en varias disfunciones sexuales relacionadas con el deseo sexual (deseo sexual hipoactivo, etc.), la excitación sexual y la aversión al sexo y el vaginismo. El asco podría estar implicado en muchos otros trastornos mentales, aparte de los aquí indicados. Es posible también que las implicaciones del asco no se reduzcan al campo de la psicopatología y la Psicología clínica, sino también a otros ámbitos de la Psicología. Las variantes de asco interpersonal y sociomoral pueden asociarse a fenómenos de rechazo social (racismo, marginación, rechazo de personas enfermas, etc.) y a cuestiones de tipo moral (incesto, abuso infantil, homosexualidad, etc.).

Nos encontramos ante una nueva frontera que afecta a la Psicología clínica y de la salud y a otros campos de la Psicología. Es posible que muchos trastornos de ansiedad tengan más relación con reacciones de asco que con las propias reacciones de ansiedad o miedo. Algo similar podría ocurrir con otros trastornos mentales. Si esto es así, es necesario modificar muchos de los presupuestos aceptados actualmente tanto para la psicopatología como para el tratamiento de un amplio rango de trastornos mentales. Así mismo, esto implica que los tratamientos de muchos trastornos podrían beneficiarse incluyendo en los protocolos componentes dirigidos a corregir las respuestas de asco. Aunque esto ya ha comenzado a llevarse a cabo para algunos trastornos (fobias y TOC), los datos son aún preliminares y deben extenderse a otros trastornos mentales. Otro reto de esta nueva frontera consistiría en (a) delimitar conceptual y empíricamente los tipos de asco y sensibilidad al asco de otros constructos psicológicos emparentados, tales como la sensibilidad a la ansiedad, el afecto negativo, la ansiedad y el neuroticismo, y (b) clarificar qué tipos de asco o sensibilidad al asco se asocian a qué tipos de síntomas y trastornos mentales. Datos iniciales sobre esta cuestión han sido publicados recientemente por nuestro grupo
http://www.infocop.es/view_article.asp?id=2384

Espectro y tratorno obsesivo-compulsivo



fuente:J.M. Menchón
Servicio de Psiquiatría. Hospital de Bellvitge. Barcelona.
El espectro de los trastornos obsesivo-compulsivos es un concepto que se ha introducido recientemente y en el que se considera que pensamientos obsesivos y rituales compulsivos también se pueden encontrar en otros trastornos además de en el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). A partir de ello, Hollander ha propuesto que estos trastornos están relacionados entre sí. Entre los trastornos propuestos Hollander destaca trastornos de tics (síndrome de Gilles de la Tourette), trastornos neurológicos(corea de Sydenham, corea de Huntington, epilepsia, autismo, enfermedad de Parkinson), trastornos del control de los impulsos (tricotilomanía, juego patológico,compulsiones sexuales, cleptomanía, conducta autolesiva, compra compulsiva), trastornos de personalidad impulsivos (trastorno antisocial de la personalidad, trastorno límite de la personalidad), trastornos somatomorfos(hipocondría, trastorno dismórfico corporal), trastornos disociativos (despersonalización), trastornos de la conducta alimentaria (anorexia nerviosa, trastorno por atracón), trastornos delirantes (trastorno delirante subtipo somático), trastornos esquizo-obsesivos (TOC delirante, TOC esquizotípico). Para obviar el problema de relacionar tan dispares categorías de trastornos, Hollander propone utilizar una aproximación dimensional que la concreta en las siguientes dimensiones: compulsividad-impulsividad (o evitación de riesgo versus búsqueda de riesgo), cognitiva-motora, incertidumbre-certidumbre (o delirante) de las ideas. Hollander fundamenta la relación entre los trastornos principalmente en la similitud de la sintomatología, relación que apoya en la superposición entre estos trastornos de otros aspectos como características asociadas (curso clínico, historia familiar), neurobiología (respuestas hormonales a estimulación, neuroimagen), respuesta a las terapias de conducta y a las farmacológicas. Finalmente, presupone que estos trastornos pueden compartir aspectos etiológicos. La cuestión de este planteamiento –considerar un espectro de los trastornos obsesivo-compulsivos– es si este abordaje nosológico es válido y útil. En primer lugar, la consideración de que comparten sintomatología similar puede ser controvertida. La impresión es que la característica principal en la que se basa la relación propuesta es la presencia de repetición, bien de protopulsiones, bien de compulsiones, bien de conductas repetidas, bien de preocupaciones exageradas (como en la hipocondría). El análisis fenomenológico de estos fenómenos excede de la intención de la presente discusión y se encuentra ampliamente detallada y descrita en otros lugares. Es importante distinguir en el análisis el nivel en el que se considera el fenómeno esencial subyacente –la obsesión– del nivel en que se consi-deran las manifestaciones aparentes –la conducta–. En este sentido, el análisis debe realizarse desde un marco conceptual único, pues el considerar conductas (sin su referente fenomenológico) y fenomenología conjuntamente va a implicar un aparente solapamiento de manifestaciones. Otro argumento en que se apoya el solapamiento sintomático de estos trastornos es la presencia de casos en los que es difícil establecer el carácter de las manifestaciones (p. ej., obsesiones o delirios) o bien que ambos fenómenos (obsesiones y delirios) aparecen en el mismo caso. Si bien es cierto que se observan estas situaciones en la clínica, no cabe considerarlas como la norma, por lo que no puede tomarse la parte por el todo o apoyarse en excepciones para substanciar la norma general. Con otro ejemplo, la presencia de depresión post-psicótica en un esquizofrénico o la presencia de delirios en una depresión delirante no se considera en general (excepto quizá para los defensores de la psicosis única) como pertenecientes a una misma esfera de trastornos. Respecto a los datos neurobiológicos, se sugiere que hay estudios en los que se muestran hallazgos a partir de los cuales se podrían relacionar los trastornos. Por ejemplo, los trastornos en los que se han hallado datos que implican al sistema serotoninérgico son tantos que pronto será más práctico listar aquéllos en los que no están implicadas alteraciones del mismo. Además, los estudios neurobiológicos no han mostrado alteraciones similares para todos los trastornos incluidos en el espectro de TOC. Similares objeciones pueden señalarse a los aspectos terapéuticos de estos trastornos. Para la muchos de estos trastornos no hay estudios bien controlados y replicados que sustenten la eficacia de determinadas terapéuticas, en muchos casos, los estudios han sido escasos y no adecuadamente controlados. No debe olvidarse que el problema que se plantea es fundamentalmente nosológico. Si el espectro del TOC debe considerarse como una categoría, no parecen haber datos suficientes que avalen esta posición. Es más, incluye trastornos tan dispares como la hipocondriasis, la personalidad antisocial, la compra compulsiva o el autismo, que se hace difícil concebirlos como pertenecientes a la misma categoría; no es sencillo pensar que puedan haber mecanismos etiopatogénicos similares subyacentes a estos tratornos. Si la posición es a considerar que no constituyen un solo espectro sino que son varios los espectros, ello nos conduce a la posición clásica de diferentes categorías de trastornos. Si se propone una organización dimensional de la psicopatología a partir de las características observadas en el TOC, aparte de ser un proyecto probablemente muy ambicioso, se está considerando la psicopatolgía desde otro enfoque. En tal caso, los datos que deberían aportarse no tienen que provenir a partir de similitudes (biológicas o clínicas) entre categorías sino que debería sustentarse en las relaciones entre dimensiones (p. ej., compulsividad-impulsividad o cognitiva-motor) y las características en estudio (antecedentes familiares, pruebas biológicas), independientemente de la categoría diagnóstica a la que pertenecieran los individuos (TOC, epilepsia o compra compulsiva). Esto daría validez a dicho enfoque; sin embargo, no hay datos sólidos que sustenten tal aproximación y las consideraciones son, hasta la fecha, especulativas. En conclusión, no parecen que hayan suficientes datos que validen en la actualidad la presencia de un espectro de TOC. Asimismo, la utilidad clínica o heurística es probablemente escasa. Por ejemplo, en una reciente revisión de uno de los trastornos que podrían considerarse más próximos al TOC como es el trastorno dismórfico corporal, Phillips concluye que si bien hay muchas similitudes,sus diferencias sugieren que no son trastornos idénticos aunque, dadas sus similitudes, puedan entrar en el concepto de espectro; sin embargo, indica que deben ser diferenciados tanto en los ámbitos clínicos como de investigación. Todo ello no impide que los hallazgos que se puedan establecer, por ejemplo, entre sistemas neurotransmisores o neuroanatomía y psicopatología, puedan ayudar a comprender mejor los mecanismos etiopatogénicos subyacentes en otros trastornos; no obstante, más dudoso es que ello representara una significativa relación entre ambos trastornos. Más que una crítica al espectro de TOC, lo que se pretende en esta discusión es poner en evidencia las carencias de esta posición y que, al menos para una parte de clínicos, no está todavía suficientemente sustentada. En cualquier caso, es de esperar que en un futuro cercano aparezcan estudios que puedan confirmar o desestimar el interés de mantener esta consideración nosológica del espectro del TOC.

http://www.psiquiatria.com/articulos/trobsesivo/etiologia/3240/