OBSESIONES…………….


OBSESIONES…………….
Puede que no haya nada de malo en verificar si usted sacó las llaves de la casa, o si cerró
las ventanas o apagó la estufa antes de salir, sin embargo, hechos tan inocentes como
estos pueden llegar a convertirse en verdaderas obsesiones y/o rituales que generan alta
ansiedad y afectan el disfrute normal de las actividades cotidianas.
Generalmente se cree las obsesiones son hechos aislados que suceden a personas
mentalmente perturbadas, sin embargo, la realidad es muy diferente, este trastorno como
se le conoce T.O.C. ( trastorno obsesivo-compulsivo) afecta según investigaciones a un 3%
de la población mundial y se presenta en personas comunes y corrientes, entre la gente
“normal”, la gente que asiste a la universidad, que trabaja en una empresa, comerciantes,
personas que tienen un negocio, una familia, amas de casa, etc. en una población
heterogénea, se puede manifestar en la adolescencia o en la vida adulta, también se
manifiesta en varios niveles de severidad y no todos aunque la mayoría están acompañados
de comportamiento compulsivo.
Por otra parte, así las personas sientan un gran malestar y vivan presas del stress por lo
que las ideas obsesivas implican en sus vidas, evitan a toda costa contar lo que les pasa o
pedir ayuda, por dificultad para explicar lo que les pasa o por temor a que pueda ser un
problema serio o los cataloguen como locos, por otra parte, algunas veces el sujeto no
tiene conciencia clara de la severidad del problema y puede considerarlo normal o atribuirlo
a una característica de su personalidad, al decir por ejemplo “soy prohibido” “soy
desconfiado” “soy limpio”.
Como se había dicho existen varios niveles de severidad del trastorno obsesivo-compulsivo
T.O.C, cuando este es severo la persona se encuentra sometida a un stress intenso y sus
síntomas compulsivos pueden llegar a ser muy evidentes como por ejemplo cuando la
persona decide no dejar entrar a nadie en su casa para que no sea contaminada, o cuando
usa guantes en su trabajo para no ensuciar sus manos, o cuando su ritual de baño demora
dos horas o mas.
Estos actos compulsivos de limpieza o protección están frecuentemente asociados a ideas
obsesivas de contaminación. Así como actos compulsivos de verificación pueden estar
asociados a ideas obsesivas de inseguridad, de temor a ser violentados o robados, en
todos los casos éstos actos compulsivos pretenden “neutralizar”, la ansiedad resultante de
las ideas obsesivas subyacentes asociadas, sin embargo, en su lugar interfieren en la vida
normal del sujeto sometiéndolo a un nivel alto de ansiedad y de stress, que en algunos
casos le paraliza totalmente de sus actividades.
Hay ideas obsesivas que aunque menos dramáticos y se manifiestan de forma menos
evidente, no implican menor malestar e intrusión en la vida del sujeto.
Mejor Vivir Sonia R. Ortega Benavides.
Psicóloga clínica
Universidad Incca de Colombia, Bogotá, D.C.
Estas ideas obsesivas pueden estar relacionadas con el orden y simetría teniendo la
necesidad de tener todo bajo estricto orden, arreglando toda su ropa con una simetría
perfecta y sintiendo mucha ansiedad cuando los demás no siguen sus mismos parámetros,
hay ideas obsesivas de contar, tiene que contar por ejemplo todos los fósforos de una caja
para tenerlos completos, etc.
En el tiempo se ha creído que estos trastornos obedecen a mecanismos que usa el
consciente para escapar de temores, otros especialistas aseguran que son compensaciones
subconscientes resultantes de frustraciones repetidas en la infancia.
Existen causas etiológicas como las que tienen que ver con mecanismos neurobiológicos,
según las cuales los responsables del trastorno son algunos neurotransmisores como la
serotonina.
Otras causas tienen que ver con la herencia y la crianza, juntas y separadas.
Independientemente de la etiología o la causa que genere el trastorno, existen métodos
para medir y para dar solución al TO.C. como las que se encuentran en el programa
www.mejorvivir.com, también hay terapias conductuales, terapias de medicación. Lo mejor
es estudiar cada caso particular antes de tomar una decisión sobre el mejor tratamiento.
MINI-TEST DE OBSESIONES Y COMPULSIONES
Haga este Test para saber cual es su nivel de ansiedad relacionado con ideas obsesivas o
rituales compulsivo.
Escoja la opción que mejor se acomode a su caso particular:
1- Con que frecuencia considera le suceden pensamientos obsesivos:
a) Casi nunca
b) 1 o 2 veces al mes
c) 2 o más veces a la semana
d) 1 o más veces al día
2- Cuanto tiempo utiliza en rituales de limpieza o comportamiento
compulsivo:
a) menos de una hora al día
b) 2 horas al día
c) 3 a 5 horas al día
d) Mas de 5 horas al día
3- Cuanto siente le afectan los rituales o ideas obsesivas en su vida:
a) muy poco o nada
b) a veces impiden concentrarme o disfrutar
c) mucho, me molesta perder tiempo en esas tonterías pero no he podido
evitarlo.
d) Demasiado, me siento paralizado, afectado en mi estabilidad emocional.
4- Que tanto control tiene usted sobre sus ideas obsesivas y/o compulsiones
a) puedo controlarlos voluntariamente
b) los controlo pero con esfuerzo voluntario
c) los controlo pero solo temporalmente
d) no los controlo
RESULTADOS:
Compare con la tabla y sume sus puntos.
Mejor Vivir Sonia R. Ortega Benavides.
Psicóloga clínica
Universidad Incca de Colombia, Bogotá, D.C.
1- a) 1 punto
b) 2 puntos
c) 3 puntos
d) 4 puntos
2- a) 1 punto
b) 2 puntos
c) 3 puntos
d) 4 puntos
3- a) 1 punto
b) 2 puntos
c) 3 puntos
d) 4 puntos
4- a) 1 punto
b) 2 puntos
c) 3 puntos
d) 4 puntos
Si obtuvo 7 puntos o menos su nivel de pensamiento obsesivo y actos compulsivos están
dentro de los parámetros normales, mas entre menor puntaje obtenga.
Si obtuvo 8 puntos o más es conveniente considerar ayuda profesional

Vivir con ansiedad, afecta todos los ámbitos de la vida






por: Roche/Redacción
Fuente: esmas.com

Todas la personas en algún momento de su vida han experimentado ansiedad, pero si se prolonga por más de un mes altera todos los ámbitos de la vida

Aunque se puede confundir el miedo con la ansiedad, se tratan de emociones distintas.

La primera se define como una respuesta emotiva y fisiológica a una amenaza externa real, mientras que la ansiedad es un estado cuyas fuentes son irreales. Ambos fenómenos conducen a la fatiga o agotamiento.

Todo ser humano en algún momento de su vida ha experimentado ansiedad, es una emoción que no tiene fronteras. Si este padecimiento se prolonga por más de un mes, es suficiente para alterar significativamente el rendimiento de la persona en las diversas áreas de su vida.

Los trastornos de ansiedad pueden iniciar a temprana edad, pueden ubicarse en la adolescencia (15 años) y los rangos de edad en que se concentran la mayoría de los pacientes se ubican entre los 25 y 45 años.

En la vida cotidiana se puede experimentar la ansiedad normal, pero ya es patológica cuando intervienen varios factores, como el tiempo que se sufre, la intensidad de la misma, la incomodidad de una situación, entre otras.

Sin duda lo que más claramente define a la ansiedad como una enfermedad es cuando deteriora de manera significativa el estilo de vida, el desempeño laboral o la adaptación social. El sufrimiento en sí mismo justifica el inicio de un tratamiento.

La ansiedad patológica se presenta como consecuencia de los siguientes trastornos:

1. Trastorno de Pánico. Ataques de pánico inesperados con preocupación por más de un mes, en los que se experimentan por lo menos cuatro de los siguientes síntomas: Sensación de ahogo o falta de aliento, mareos, inestabilidad o desmayo, palpitaciones, temblores, sudoración, náuseas, sensación de irrealidad o despersonalización (estar separado de uno mismo); miedo a perder el control o volverse loco; escalofríos o sofocaciones, miedo a morir, opresión o malestar torácico y sensación de entumecimiento u hormigueo.
La mayoría de los pacientes con trastorno de pánico desarrollan agorafobia, la ansiedad que se genera al encontrarse en lugares o situaciones donde escapar resulta difícil o vergonzoso o donde no se dispone de ayuda.

2. Trastorno por estrés post-traumático. Son una serie de síntomas que se presentan durante más de un mes y aparecen después de haber vivido un acontecimiento estresante y traumático. Los síntomas principales son: recuerdos o sueños recurrentes sobre la experiencia vivida que produce malestar importante; sensación de que el acontecimiento traumático está ocurriendo en el instante que se recuerda (flashback); malestar psicológico intenso o respuestas fisiológicas al estar expuesto a un símbolo o situación que evoque al acontecimiento; evitación persistente de estímulos asociados al trauma; dificultad para conciliar y mantener el sueño, irritabilidad o ataques de ira, dificultad para concentrase, hipervigilancia (estar vigilante o expectante para evitar sufrir nuevamente el trauma) y respuestas exageradas de sobresalto.

3. Fobia específica. Miedo persistente a un objeto, o a una situación. La exposición a un estímulo fóbico casi siempre genera ansiedad.

4. Fobia social. Miedo persistente a una o más situaciones en donde la persona se siente sujeta a escrutinio y teme realizar algo humillante o embarazoso y afecta considerablemente el desarrollo social.

5. Trastorno Obsesivo–Compulsivo. Son obsesiones y compulsiones graves que provocan pérdidas de tiempo significativo o un marcado deterioro en la actividad general.

6. Trastorno de Ansiedad Generalizada. Ansiedad y preocupación excesiva que se observa durante un periodo de 6 meses. No son simples temores pasajeros, es una experiencia continua de inquietud y aflicción sobre diversos asuntos de la vida cotidiana y que no pueden ser controlados por la persona. Las preocupaciones se acompañan de tensión motriz (temblores, tensión muscular, dolores, fatiga precoz e inquietud, etc.); hiperactividad autonómica (falta de aliento, palpitación, escalofríos, sudoración, mareos, dolor de cabeza, dificultad para tragar náusea o alteraciones gastrointestinales, etc.); Vigilancia (dificultad para concentrarse, irritabilidad, alteraciones del sueño, impaciencia e inquietud).

Lo más importante es que existen tratamientos contra la ansiedad.

1. Con medicamentos que regulan la alteración en el funcionamiento de tres circuitos de transmisión neuronal que involucra ciertas moléculas que son sintetizadas en el cerebro y permiten funciones tan diversas como, la modulación de la actividad cerebral, memoria, manifestación y expresión emocional, entre otras.
En la práctica cotidiana lo común es que se combinen uno o varios fármacos para obtener una respuesta favorable para el paciente ansioso.

2. Terapias no farmacológicas. Para explicarle al paciente el tipo de trastorno que padece y sus consecuencias, así como de guiar en los primeros pasos para el control de sus síntomas, pude incluir psicoterapia; terapia cognitivo conductual, intervención social, ya que se trabaja con la familia. Otras técnicas complementarias son las técnicas de relajación como puede ser la meditación, el ejercicio aeróbico que disminuye el estrés, la higiene del sueño, relajación muscular progresiva y la técnica del Biofeedback.

Si necesitas ayuda, puedes llamar al 01800-ANSIEDAD (26743323)

Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC)

El Trastorno Obsesivo Compulsivo es una enfermedad neurológica que es caracterizada por pensamientos recurrentes, incontrolables y obsesiones desagradables; o de comportamientos repetitivos, los cuales uno no puede controlar. Los individuos con TOC reconocen que sus obsesiones y compulsiones son irracionales y excesivas, pero no tienen ningún control sobre ellas.

Algunos ejemplos pueden ser el de la mujer que se queja a su dermatólogo de la sequedad de su piel y que casi nunca se siente limpia, empleando diariamente dos horas en ducharse. O la obsesión, más de cuatro horas diarias, de un hombre en pensar que el café de su empresa está envenenado, preparando continuamente nuevo café para sus compañeros. O la obsesión, bastante común, conocida como Diógenes, de las personas por guardar todo lo que encuentran, siendo imposible el desecharlas por si algún día pudiesen ser necesarias.

Otras compulsiones típicas son: realizar comprobaciones una y otra vez (por ejemplo, asegurar que ha cerrado la puerta con llave); acciones repetitivas, como tocar ciertos objetos; contar; mantener todo en orden, por color o tamaño. Un individuo puede tener varios o todos de estos síntomas y estos pueden variar durante el curso de la enfermedad. Individuos con TOC pueden desarrollar depresión, sentir ansiedad, malestar y repugnancia. Otra forma de comportamiento que puede ser parte del desorden es el impulso de arrancarse los pelos de las cejas y del cabello (Trichotillomania). La preocupación excesiva con un defecto corporal, o solamente imaginado, puede ser otra forma del desorden llamado dismorfofobia, o la hypochondriasis, preocupación constante de tener una enfermedad seria.

Según el Instituto Nacional de Salud Mental, los trastornos obsesivo-compulsivos afectan a una de cada 40 personas, en Estados Unidos, alrededor de 7 millones de sus habitantes padecen este trastorno que generalmente se desarrolla entre los 20 y 30 años de edad. Todo tipo de personas puede sufrir de este trastorno sin importar su grupo social o étnico, o si es hombre o mujer.

la enfermedad de la duda


La Enfermedad de la Duda. El Trastorno Obsesivo-Compulsivo. (TOC) La Vanguardia. Una obsesión es un pensamiento, imagen o impulso no deseado que se vive como repugnante, carente de sentido e inaceptable y que es muy difícil de eliminar de la mente.

Cuando surge una obsesión, la persona siente una gran ansiedad e intenta hacer alguna cosa para tranquilizarse o evitar que suceda algo de consecuencias inevitables. Estos actos repetidos y, a veces estereotipados se llaman compulsiones.

" Son las cuatro de la tarde de un sábado. He recogido la cocina y la ropa. Todo está ordenado. Necesito tenerlo así para poder disfrutar de una película que me interesa ver por televisión. Mi hija pequeña me avisa que dará comienzo en unos instantes. Me siento tranquilamente en un sofá que está situado al lado de la ventana. De repente aparece el pensamiento: ¿ Y si te tiraras por la ventana? ¿Por qué no te tiras? Este pensamiento me paraliza; me pongo rígida; comienzo a sudar; el corazón me late muy aprisa; me cuesta respirar; tengo frío, un frío muy intenso; tengo náuseas...

Pienso que no podré resistir y acabaré tirándome por la ventana y como vivo en un cuarto piso me mataré. Sin embargo, sé que no quiero hacerlo, que solo es un pensamiento. Dudo. No puedo asegurar que no lo haré. Vuelvo a dudar. Intento mirar la película, pero el pensamiento me machaca el cerebro y no me deja en paz. Bajo la persiana; quizá así no lo haga, pienso. La persiana me lo impedirá.

Observo a mis hijos y me digo que tengo mucha suerte con estos hijos, por lo tanto, ¿ por qué voy a querer tirarme por una ventana?. No quiero hacerlo, sin embargo este razonamiento no me sirve para nada. Sigo encontrándome mal y necesito ir una y otra vez al cuarto de baño. Me coloco de espaldas a la ventana intentando parar este pensamiento que me tortura. Finalmente no puedo aguantarlo más y me marcho de la habitación. Pero en los días siguientes el pensamiento sigue torturándome hasta el punto de tenerlo presente incluso en mis sueños. El miedo a hacer aquello que no quiero invade cada instante de mis días."

Aunque la palabra obsesión forma parte de nuestro vocabulario coloquial, los psicólogos la utilizamos para nombrar la manifestación de un trastorno de ansiedad que se basa en pensamientos y hábitos repetitivos y absurdos a los cuales los afectados no se pueden sustraer a pesar de ser conscientes de su futilidad. La enfermedad afecta a un gran número de personas que, a menudo, la sobrellevan en absoluto secreto. El grado de gravedad depende del nivel de angustia que estos pensamientos generan y del tiempo y energía que se dedica a reducir la ansiedad mediante rituales.

¿Habré mirado bien? ¿Habré cerrado bien? ¿Habré limpiado bien?

Lola tiene las manos dañadas por el uso excesivo de la lejía que utilizaba para librarse de todo posible germen. Su temor era que pudiera contagiar a su familia con el cáncer a pesar de saber que esto no era factible. Los actos que llevaba a cabo para evitarlo, su compulsión, era lavarse escrupulosamente con lejía cada dedo repetidas veces, y hasta cuarenta veces al día durante 20 minutos.

Su obsesión era tan exagerada que había implicado a todos los miembros de la familia. El marido y los hijos debían quitarse los zapatos al entrar en casa y cambiarse toda la ropa. Cualquier indicio de contaminación le suponía un sufrimiento enorme y la incapacidad de controlar el avance de los gérmenes por la casa la sumía en un estado depresivo constante. Su actividad en casa era febril y se centraba solamente en limpiar, frotar y volver a empezar. Tenía la sensación de que le faltaban horas al día y nunca estaba satisfecha.

Tomás podría parecer a primera vista un chico meticuloso, cuidadoso y pendiente de los detalles. Sin embargo, sólo él sabía lo mal que lo pasaba cuando volvía al coche repetidas veces (hasta seis o siete) para cerciorarse de que había cerrado bien las puertas.

Cuando tenía que mandar alguna carta, su empeño era cerrarla y volverla a abrir no fuera que hubiera hecho algo mal o hubiera olvidado algún detalle. En la oficina repasaba el trabajo hasta diez veces y se detenía a mirar continuamente si los papeles importantes aún estaban allí. Miraba varias veces la papelera para ver si algo importante se había caído inadvertidamente. Al cerrar nunca se fiaba de que la secretaria apagase las luces y las estufas y llegaba a volver dos y tres veces al despacho a ver si todo estaba en orden. En casa las dudas se centraban en la llave del gas y su familia no podía entender que no acabara de confiar en sus propios sentidos al verlo repetir una y otra vez el camino a la cocina para repasar todo tantas veces.

Su temor u obsesión era el ser responsable de un posible daño a sí mismo o a otros por su falta de atención. Sus actos o compulsiones eran verificar y comprobar.

Para Víctor todo el problema estaba en su cabeza. Él era consciente de lo absurdo de sus preocupaciones, pero esto no lo libraba de aquellos incómodos pensamientos que a veces lo aterraban y a veces le causaban verdaderas crisis de angustia. Pero nada podía hacer ya que cuanto más los deseaba alejar más se repetían impidiéndole trabajar, leer, estudiar e incluso mirar la tele. Además todo lo que oía o leía se encadenaba mágicamente con ellos dándole la sensación de que estaba atrapado. Su estado de ánimo estaba muy decaído y a veces creía que no valía la pena vivir de ese modo.

Cada uno de estos pacientes pertenece a un tipo característico de trastorno obsesivo compulsivo, aunque es frecuente que se mezclen diversos aspectos en la misma persona.

La investigación actual distingue los siguientes rasgos como presentes en los diversos tipos de afectados por el trastorno:


1. compulsión por la limpieza.
2. compulsión por la comprobación.
3. pensamientos, imágenes e impulsos obsesivos.
4. lentitud y prolijidad excesivas.

Obsesiones y compulsiones

Las obsesiones y las compulsiones básicamente se distinguen por su función . Las primeras se componen de pensamientos, imágenes e impulsos cuya principal característica es la de ser involuntarios ; además, están asociados a un incremento de la ansiedad. Por su parte, las compulsiones, sea en forma de acciones u otros pensamientos, tienen la función de neutralizar y conjurar las obsesiones con la peculiaridad de ser voluntarias. La intención con que se efectúan las compulsiones es la de reducir la ansiedad o la probabilidad del riesgo de que ocurra algo nefasto.

El contenido de los pensamientos, impulsos e imágenes obsesivas acostumbra a ser personalmente repugnante. Cuanto más inaceptable para la persona es una idea intrusa, más incomodidad siente cuando ésta se manifiesta. Se dan entonces paradojas como la del sacerdote que se imagina blasfemando en público o la del pacifista con impulsos violentos.

La inspiración común a todos los aquejados es la de prevenir que sucedan hechos ominosos, la cual va seguido de intentos para lograrlo. Los obsesivos de la limpieza se parecen a los que padecen fobias y desempeñan variadas conductas con el fin de soslayar los "objetos contaminados " con los que le depara la vida. Cada vez que la maniobra de evitación falla, le " ponen inmediato remedio " lavando y limpiando. En las obsesiones de comprobación el empeño es el de no ser responsable de causar daño a sí mismo o a otros.

Epidemiología

La mayoría de los obsesivo - compulsivos inician el trastorno antes de los veinte años. El 80% antes de los 30. La forma y el contenido de las obsesiones es sorprendentemente similar en Europa, USA, Canadá e India. La proporción hombre - mujer es de 2:3. En las mujeres es el 4º trastorno más frecuente.

Un reciente estudio epidemiológico del NIMH en USA aporta datos que indican que el trastorno es mucho más frecuente de lo que se consideraba. Se halló una incidencia del 2% en la población general. También es un 2% la cifra de obsesivos entre la población psiquiátrica.

Una observación sociocultural merece mención: el 86% de las mujeres obsesivas estudiadas por Rachman y Hodgson en 198O sufrían obsesión por la limpieza. Además, parece ser que la conducta sexual y afectiva de los obsesivos puede ser muy pobre, según estudios de Hare (1971), ya que existe una tasa muy alta de celibato, particularmente entre los hombres. También se observa que en ambos sexos el matrimonio es tardío. Igualmente la tasa de fertilidad es muy baja, aún más que en pacientes esquizofrénicos.

Los límites de la normalidad

Muchos de nosotros podríamos preocuparnos y dudar de si somos o no obsesivo-compulsivos. Lo cierto es que los rasgos obsesivos se presentan en un gran número de personas consideradas " normales ". De hecho, psicólogos ingleses investigaron los pensamientos obsesivos en una muestra de 302 personas y el 84 % informó que habían experimentado el asalto de pensamientos, imágenes o impulsos indeseados más de una vez en su vida.

A continuación sugerimos un ejercicio de detección de un posible trastorno obsesivo - compulsivo por si los lectores albergan alguna duda con respecto a sus tendencias obsesivas y la necesidad de acudir a un psicólogo.

Consulte la siguiente escala sobre el tiempo que le ocupan, la interferencia que ejercen en su vida cotidiana, el malestar subjetivo que le ocasionan, la resistencia que opone y el control que posee sobre algunos pensamientos y acciones.

1.Dedicación en tiempo a pensamientos obsesivos y rituales compulsivos.

0.Ninguna

1.Leve: menos de una hora al día, o intrusión ocasional ( de pensamientos o rituales)

2.Moderada: de una a tres horas al día o intrusión frecuente.

3.Severa: de tres a ocho horas al día.

4.Muy severa: casi todas las horas en que está despierto.

2.Interferencia debida a pensamientos obsesivos o rituales compulsivos.

0.Ninguna.

1.Leve: ligera interferencia que apenas perjudica su vida.

2.Leve a moderada interferencia.

3.Moderada: clara interferencia en el trabajo o en la actividad social, pero no incontrolable.

4.Muy severa: Incapacitante en las diversas facetas de su vida.

3.Malestar asociado a pensamientos obsesivos y rituales compulsivos.

0.Ninguno

1.Leve: infrecuente y apenas turbador.

2.Moderado: evidente malestar derivado de pensamientos o rituales.

3.Severo: pensamientos frecuentes o acusado incremento de la ansiedad si la ejecución de las compulsiones es impedida.

4.Muy severo: malestar casi constante a causa de pensamientos o rituales.

4.Resistencia a pensamientos obsesivos o rituales compulsivos.

0.Siempre se esfuerza por resistir, o bien los pensamientos no exigen oponer resistencia.

1.Hace un gran esfuerzo por resistir la mayor parte del tiempo.

2.Hace cierto esfuerzo por resistir.

3.Cede por completo ante los pensamientos o rituales.

Si su respuesta a alguna de las cuestiones precedentes ha puntuado 3 ó 4, debería consultar a un psicólogo para obtener un diagnóstico, y, sobre todo un tratamiento.

Obsesiones de contenido agresivo:

Miedo a dañar a otras personas.

Miedo a hacerse daño a sí mismo.

Imágenes horribles y violentas.

Miedo a proferir obscenidades o insultos.

Miedo a actuar sometido a impulsos criminales.

Miedo a aparecer como responsable de algún error o fracaso.

Miedo a que ocurra alguna catástrofe.

Obsesiones de contaminación

Preocupación o disgusto por secreciones o desechos corporales

( Orina, heces, semen o saliva.

Preocupación por la suciedad y gérmenes.

Obsesiones de contenido sexual

Pensamientos o imágenes que repugnan a la persona ( pedofilia, incesto, bestialismo, homosexualidad, etc..).

Obsesión por necesidad de simetría, exactitud u orden

Obsesiones diversas

Miedo a no hablar con total precisión.

Imágenes intrusas, por ej. , imagen mental de un perro.

Sonidos, palabras o música intrusos y absurdos.

Números de la suerte y números nefastos.

Colores con significado especial.

Obsesiones-compulsiones somáticas

Preocupación exagerada por alguna parte del cuerpo, por ej. , la nariz.

Compulsiones de cómputo

Contar una y otra vez hasta cierto número.

Sumar matrículas de los coches.

Compulsiones de comprobación

Comprobación de puertas, cerraduras, interruptores, etc.

Rituales de repetición

Entrar y salir por las puertas, sentarse y levantarse de las sillas, etc.

Compulsiones de ordenar y arreglar

Hacer y deshacer una maleta, ordenar repetidamente el contenido de cajones, clasificar objetos según cierto orden ( colores, tamaños...

Compulsiones de coleccionismo y acumulación

Acumular periódicos viejos, cartas, papel de envolver, ropa vieja, etc.

Compulsiones diversas

Necesidad de informar, preguntar o confesarse.

Necesidad de comparar y medir.

adolescente y toc consulta


PREGUNTA.- Tengo una paciente de 13 años que presenta compulsiones tanto mentales como motoras y algunas obsesiones. No tiene deterioro funcional significativo, va a la escuela (es una excelente alumna) y también realiza actividades como tocar el piano y jugar al tenis. Pero el cuadro es muy florido y, a pesar de ir desarmando rituales, se arman otros automáticamente.

¿Qué se recomienda en estos casos? ¿Se debe administrar medicación? Le agradecería que me informase sobre literatura científica que pueda ser de ayuda.

RESPUESTA.- Las obsesiones son ideas, pensamientos o imágenes 'intrusas', esto es, no deseadas, que surgen reiteradamente, de forma involuntaria y que producen en los pacientes un elevado estrés emocional. En algunos casos puede condicionar la aparición de una gran inquietud interna y agitación. Las compulsiones, por otro lado, son comportamientos repetitivos que van dirigidos a reducir (aunque sea de forma temporal) la ansiedad creada por las obsesiones. Las compulsiones son percibidas por los pacientes como una obligación interna a adherirse fielmente a ciertas reglas o rituales.

Cuando los pacientes no pueden llevar a cabo las compulsiones, pueden llegar a mostrar un alto distrés emocional. En la mayoría de las ocasiones describen el llevar a cabo la compulsión como algo ilógico, pero no encuentran otra forma alternativa de aliviar su sentimiento de desasosiego interno.

El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) es un trastorno psiquiátrico ampliamente reconocido en el que se producen estas obsesiones y/o compulsiones descritas. Habría que descartar este diagnóstico en la paciente sobre la que consulta.

El contenido de las obsesiones y las compulsiones de los pacientes que padecen TOC es muy variado. En los adolescentes, las obsesiones se centran con mayor frecuencia en la suciedad y los gérmenes, en el temor a provocar un acontecimiento nefasto para sus seres queridos, así como en obsesiones de exactitud y de simetría. Las obsesiones pueden llegar a ser muy incapacitantes para el funcionamiento diario de los pacientes (dificultades de relación y adaptación a la vida familiar, escolar y con los amigos). En cuanto a las compulsiones más frecuentes en adolescentes se encuentran: rituales de limpieza, acciones repetitivas (hacer y deshacer cosas), así como rituales de comprobación.

El diagnóstico precoz y el enfoque adecuado del tratamiento son fundamentales, no sólo para aliviar el distrés emocional del paciente, sino también para preservar un buen funcionamiento familiar y social.

La naturaleza y la severidad de los síntomas obsesivos-compulsivos y el impacto que el trastorno cause en la vida de los niños y adolescentes y en sus familias varía de forma significativa de unos casos a otros. De este modo, las características individuales cobran una especial relevancia a la hora de planificar el tratamiento en un paciente concreto, por lo que es necesario una evaluación individualizada y cuidadosa de los síntomas, de la comorbilidad, y de los factores psicosociales.

Aproximadamente más de la mitad de los pacientes diagnosticados por primera vez de TOC a los que se pauta un tratamiento basado en la evidencia científica (terapia cognitivo-conductual y/o determinados fármacos) responden de forma satisfactoria. No obstante, muchos pacientes pueden no responder inicialmente a determinados dosis o regímenes de tratamiento, pero sí hacerlo posteriormente con la optimización de dosis o modificaciones de sus regímenes de tratamiento.

No obstante, hay que indicar qué obsesiones o compulsiones leves que no sean causa de un distrés significativo ni generen un impacto importante en el funcionamiento de los pacientes podrían requerir una monitorización y no sería necesario iniciar un tratamiento adicional.

Como bibliografía le indico el siguiente libro y un artículo de la Asociación Americana de Psiquiatría Infantil y de la Adolescencia:

'OCD in children and adolescents: a cognitive-behavioral treatment manual'. Escrito por John S. March (MD) y Karen Mulle 'Practice parameters for the assessment and treatment of children and adolescents with obsessive-compulsive disorder'. AACAP. 'J Am Acad Child Adolesc Psychiatry'. 1998 Oct;37(10 Suppl):27S-45S.

Juan José Carballo
Psiquiatra infantil y de la adolescencia de la Fundación Hospital Jiménez Díaz de Madrid,

fuente:elmundo salud