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Las patologías alimentarias


Las patologías alimentarias

La anorexia se caracteriza por un alto nivel de exigencia, búsqueda de la perfección, no solo en su cuerpo sino en todo lo que realizan. Mantienen muy buen desempeño escolar, mientras sus condiciones psicofísicas se lo permiten.

Mantienen la necesidad de completar los mandatos de sus padres, aun aquellos que son implícitos. Proviene de familias con altos niveles de exigencia, sobre todo hacia esta hija en particular.
Tal es el caso de la paciente F, 19 años, estudiante universitaria que al escuchar una conversación de su padre, con un nivel de rigidez y exigencia muy pronunciado, que entabla con un familiar y comenta que la hija de un amigo terminó tal carrera universitaria en tres años; Cree que a través de este discurso le esta determinando que debe finalizar sus estudios en ese periodo u otro aun menor. Creen en la exigencia “implícita”. Se idealiza una forma de vida, con una búsqueda de perfección.
Presentan una alteración en la imagen corporal. Aun con pesos mórbidos sé auto encuentran frente al espejo gordas. A esta deformación de la imagen corporal se la denomina DISMORFOFOBIA.
Se observa una perdida significativa de peso. Superior al 15 % por debajo de los índices de las tablas, teniendo en cuenta talla y edad. Tienen un miedo intenso a la obesidad. A la vez que presentan un peso bajo mantienen la intención de seguir bajando. Eligen un peso determinado, fijado subjetivamente y alejado de una realidad saludable.
Hay una negativa a alimentarse.

Los desordenes alimenticios son enfermedades conductuales devastadoras producidas por una serie de factores que pueden incluir trastornos emocionales, presiones familiares, sensibilidad genética o biológica, cultura de sobreabundancia de comida y obsesión con la delgadez.
La bulimia y la anorexia comparten características muy similares, como por ejemplo la depresión, la ocultación de alimento y la obsesión por la perdida de peso. Estos trastornos alimenticios existen desde hace mucho tiempo, pues fue en 1873 cuando se hizo la primera descripción y definición de estas enfermedades.

Bulimia: Esta enfermedad generalmente empieza a principio de la adolescencia y la juventud, cuando las mujeres jóvenes intentan las dietas restrictivas, fracasando y reaccionando con exceso de comida.
En respuesta a esta conducta los pacientes intentan bajar de peso mediante la ingesta de laxantes, pastillas para adelgazar, medicamentos para reducir líquidos o a través de la provocación del vomito.

Anorexia: Las personas con anorexia nerviosa enflaquecen al punto de inanición, perdiendo por lo menos de un 15 a un 60 % del peso corporal normal.
Los síntomas de la anorexia son la repulsión por la comida, temor abrumador por tener sobrepeso junto con una imagen distorsionada de sus propios cuerpos, llegando al punto de convertir a los alimentos en enemigos.
Se generan situaciones de aislamiento y restricciones sociales, seguidas a las restricciones alimentarias enlazadas a una vida hiperactiva, en algunos casos ligadas al gasto calórico. Se idealiza un “cuerpo puro” sin alimento, en realidad una conducta mortal.
Presentan amenorrea, (Perdida o ausencia del periodo menstrual). La personalidad definida también con carteles obsesivos compulsivos, nos refiere a la tendencia a la perfección e idealización de actos, posturas, ropa, cuerpo, sujetos.
Deseos de no comer, deseos de nada. ¿Se puede desear la nada? Si, se puede desear no comer nada, no pesar nada. ¿Sé esta deseando la nada? La nada es no estar. No estar vivo.
Les cuesta mucho decir lo que sienten, lo que les pasa. Hablamos y comemos por el mismo agujero: la boca. Cuando empiezan a hablar de los que les acontece comienzan a comer. Hablamos de alimento y palabra.
Cuesta entender tal necesidad de lograr el control absoluto de todo: del peso, de las notas frente a los exámenes, del cuerpo de la comida y el agregado de un deseo teñido de perfección sobre todo lo que toca y hace. Porque no hay un placer sobre las actividades, en realidad hay una sensación de “deber hacer”, de “obligación”. El lograr el control de todo también conlleva a la búsqueda de controlar el hambre.
¿Cómo puede tolerarse el hambre? ¿Se pierde el deseo de comer? El hambre esta en relación con contracciones gástricas, sin embargo si se impide sentirla, por ello no estaría ligado a un fenómeno localizado. Coexisten las incidencias endocrinas, metabólicas, la influencia del sistema nervioso y el deseo.
Debemos distinguir entre hambre y apetito. El hambre es un estado somático provocado por la privación de alimento y que desaparece con la ingestión de comida. El apetito es un estado consciente caracterizado por el deseo de comer, condicionado por una experiencia anterior y provocado por el gusto de una comida concreta.
Se pierde el hambre, se pierde el apetito y se pierde, sobre todo, la auto confianza en sus deseos de hambre o apetito. Son tan negados que cuesta mucho recuperarlos.
La creencia errónea del “vivir del aire”. Del abandonar la necesidad de comer. Sienten “miedo a la comida”.
Las dietas hipe restrictivas generan mal humor, destruyen el humor y rompen las relaciones sociales, además del daño físico en ocasiones irreparables.
Expresan miedo o terror frente a las comidas.
Esta “represión alimentaria”, esta “imposibilidad de expresión”, también representa la negación frente a la sexualidad.
Ambas patologías alimentarias evidencian altos niveles de estrés, acompañadas de imposibilidad de elaborar situaciones traumáticas.
Se ha observado en los pacientes que padecen anorexia nerviosa el síndrome TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo) caracterizado por: obsesiones con relación a la limpieza (recordamos una paciente que subía la enceradora a la mesada de la cocina, a la mesa, etc. aun con bajo peso), lavado de manos o utensilios por sensaciones de asco, chequear cerraduras, llaves de paso, frenos de mano, etc. Una conducción a la “duda permanentemente”. Tal compulsión inhabilita el desarrollo de la vida cotidiana del sujeto. Presenta trastorno de ansiedad. Recibe imágenes obsesivas, automatización patológica de la conducta, sensación de molestia permanente. Actos visibles (como el chequear llaves, revisar, lavar, etc.) o invisibles (los que realizan mentalmente) como forma de controlar la ansiedad. La función de las obsesiones tienen que ver con limitar -erróneamente- o manejar esta ansiedad, y a diferencia del paciente que padece BED o bulimia, no comen, realizan determinados actos. También el TOC se manifiesta en pesarse constantemente.
La incidencia de TOC frente a la anorexia nerviosa se estima en el 30% de las pacientes. Y en el 60% de las pacientes con anorexia nerviosa se observa personalidad obsesiva, perfeccionista, rígida e introversión. Con relación a los alimentos pueden almacenarse, desmenuzarse, ocultarse, tirarlos, dárselos al perro, etc.
Los trastornos obsesivos compulsivos se agravan con la pérdida de peso. Con relación a ello se recuerda el estudio de 1950 de Minesotta con veteranos de la 2º guerra mundial. Si el paciente no recupera el peso los TOC no se curan.
Hasta un año después de la consolidación del peso normal puede persistir la sintomatología del TOC. El TOC es utilizado como descarga.
Aun en niños pequeños pueden detectarse en la forma de guardar los juguetes, en sus aprendizajes, métodos de estudio, como acomodan su ropa, etc.
En realidad tras esta obsesión permanente por el peso hay “otras cosas”. Son invadidos por una sensación permanente de que todos los cambios son bruscos, ya que esta imposibilidad de crecer (reemplazada en el imago por el engordar) les impide aceptar cualquier imprevisto, cambios, nuevas etapas, etc., ya que cualquier imprevisto los descontrola. Presentan una conducta retraída ante las dificultades.
Se la observa con la piel seca, áspera, amarillenta y fría. Puede presentar además en manos y pies. Visten con ropa amplia y suelta, aunque hay pacientes que utilizan talles minúsculos. Oscilan entre la depresión y la hiperactividad. Su cabello es pajoso y quebradizo. Presentan constipación crónica, perturbación en el sueño y perdida del interés y apetito sexual.
Si el comienzo de la enfermedad es prepuberal se presenta baja estatura. Se observa arritmia cardiaca, hipo o hipertensión arterial. Aspecto depresivo, deshidratación y desnutrición.

Cuando la enfermedad persiste por lo largo tiempo se observa: modos de comportamiento más rígidos y auto controlados, la agresividad (que antes se hallaba reprimida) se vuelve contra sí misma y contra los otros.
Los criterios diagnósticos de esta afección son: (DSMR 1987, ICD 10 1986, DSM IV 1993)
*Peso 15% por debajo del peso normal sobre talla y edad y/o detención del crecimiento.
*Miedo intenso por el peso y las formas corporales.
*Distorsión del esquema corporal.
*Trastornos en el interés y apetito sexual.
*Amenorrea.
*Ninguna enfermedad física que pueda dar cuenta de este trastorno.
*Cuentan con imposibilidad de crecer
Expone la paciente B de 19 años de edad “... supongo que mi mamá me quiere tanto que no puede aceptar que crecí y me sigue tratando como a una nena, a veces me hace reproches como cuando era chica, quiere que obedezca y que me salga todo perfecto...”

En la anorexia, al igual que el resto de las patologías alimentarias, las pacientes viven una especie de “catástrofe permanente”. Quiere decir que ante un incendio o un derrumbe lo que menos vamos a pensar es en comer. Bueno, estos pacientes viven en un cuadro de movilización de angustia permanente, definido como “estrés crónico”.
La anorexia causa perdidas de masa ósea al 90 % de las mujeres afectadas por este problema.
Investigadores del Hospital General de Massachussets han observado en pruebas realizadas con 130 pacientes que un 38 % de los casos podrían encuadrarse, además, en lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera osteoporosis.
La anorexia nerviosa es una perdida de peso extrema relacionada con restricciones en la alimentación, un miedo irreal a ganar peso y una imagen equivocada sobre el propio cuerpo.
Se trata de un problema que afecta especialmente a las jóvenes y ha alcanzado gran trascendencia entre las modelos y el mundo de la moda, en el que la perdida de peso se puede llegar a convertir en una obsesión.
La anorexia y la pérdida de masa ósea que lleva asociada son un problema médico muy grave.
La ingestión suplementaria de hormonas femeninas (estrógenos) o parece reducir el riesgo de perdida de masa ósea.
La perdida de masa ósea es un problema relacionado con las mujeres con anorexia.
Los científicos del Hospital General de Massachussets indican que se ha confirmado la perdida de masa ósea en un 92% de las mujeres estudiadas, sea en las caderas, extremidades o espina dorsal. La investigación se ha realizado con 130 mujeres de entre 20 y 25 años que padecen anorexia nerviosa la mayoría de ellas con irregularidades en el periodo de la menstruación.
La perdida de la menstruación, que esta asociada con la alteración de los niveles de las hormonas femeninas, es un claro indicio de anorexia entre mujeres jóvenes.
El deterioro en la masa ósea conduce en ocasiones a la aparición de fracturas, es una complicación de la anorexia, pero hasta ahora no se sabía si era el resultado de la falta de estrógenos o de la mal nutrición.
“Algunas mujeres jóvenes están experimentando, por culpa de la anorexia, una perdida de masa ósea comparable a la que sufren mujeres varios decenios mayores que ellas “ por los problemas hormonales asociados a la menopausia, a declarado Anne Klibanski, responsable de la Unidad Neuroendocrina del Hospital de Massachussets.
Los investigadores han advertido que llegado un determinado grado de perdida de masa ósea debido a la anorexia, los resultados pueden ser irreversibles.

La bulimia se caracteriza por:
*Deseos de anorexia.
*A diferencia de los pacientes con anorexia, tienen conciencia de que el patrón alimentario es anormal.
*Tienen episodios recurrentes de voracidad, lo que denominamos “atracón”. A posterior surgen las CCI (conductas compensatorias inadecuadas) tales como: el vómito autoprovocado, el uso de laxantes, los diuréticos, la gimnasia excesiva, la rumiación. Temen no ser capaces de parar la ingesta voluntariamente. Y luego de cada episodio de voracidad padecen de sentimientos auto despreciativos.
*Alternan períodos de dietas restrictivas, episodios de atracón y conductas compensatorias. Una vez roto el período de dieta, la compulsión de comer vorazmente es mayor. Luego surge la búsqueda de “borrar lo que comió”, “sacárselo de encima”, desembarazarse de la comida”. En esta última frase hay una ligazón particular al embarazo, a la sexualidad, al rol materno, al abuso.
*Baja tolerancia frente a la frustración. Todo debe “salir perfecto”.
Nos hallamos frente a la búsqueda de aprobación permanente, necesidad del “aplauso”. Viven con una “autoestima prestada”. Quizá por ello conviven con deseos de ser “otro”. Por ello se sienten de acuerdo a las expresiones de los demás.
Así como se presentan como colaboradoras y solidarias sustentan un nivel de competitividad altísimo por temáticas corporales.
Recuerdo el informe de un acompañante terapéutico que describe su primera salida con su acompañada padeciente del trastorno que nos ocupa, donde ésta volteaba la cabeza y seguía los cuerpos de las personas que transitaban cerca de la confitería en la que se hallaban. Comentaba en forma crítica a cerca de sus cuerpos, despreciaba a las “hiperdelgadas”, hablaba sobre sus formas, ropas y peinados.
Bulimia significa “hambre de buey”. Se inician en la enfermedad como en las pacientes con anorexia: todo empieza con una dieta, pero no tienen el mismo “control” hacia el no-comer que la paciente con anorexia logra, y luego del período de control restrictivo comen todo lo que no comieron. Comen mucho y cualquier cosa, en general hidratos de carbono. Actualmente se han observado ingestas elevadas, utilizando productos denominados “diet”, como algunos pacientes relatan atracones que incluyen un kilo de dulce de leche diet, frascos de mermelada light, una docena de alfajores bajos en calorías, productos lácteos, entre otros. Las ingestas se producen en general a solas. La rapidez de las mismas generan rupturas de esófago y estómago. Si bien antes se estimaban que se desarrollaban en horas de la tarde, en la actualidad los atracones se presentan en diversos horarios e incluso, en algunos casos, varias veces por día.
Para efectuar un diagnóstico de bulimia se recurre a la frecuencia mínima de dos episodios semanales durante tres meses. Pueden mantener peso normal, bajo o sobrepeso. En la anorexia puede sospecharse de la enfermedad ante la pérdida significativa de peso sin causa orgánica o delgadez excesiva, incluso ante la negativa a alimentarse. En la bulimia no está determinada con la misma “detección superficial” la enfermedad, pues puede tener peso normal, pueden alimentarse, en apariencia, normalmente.
En general, provienen de familias dietantes, miembros con obesidad o temor mórbido a engordar.
La no resolución de estas conflictivas pueden contemplar abusos de drogas e, incluso, serias depresiones.
Las características de las pacientes con este padecimiento, en la medida que no reciben atención terapéutica adecuada, empeoran porque tienen importantes tendencias impulsivas: riesgo al abuso de sedantes, anfetaminas, cocaína, alcohol, robos, promiscuidad sexual. Estados variables de ánimo con períodos depresivos, angustia y desesperación, aislamiento social, vergüenza. Atracones en forma disimulada, secreta y planificada. Padecen extrema culpa y autoaborrecimiento después de cada atracón. Presentan los siguientes signos clínicos: alteraciones del esmalte dental (dientes amarillentos amarronados) en vomitadores, lesiones en los nudillos de los dedos, voz ronca y/o dolor crónico de garganta por lesión de mucosa esofóbica). Pueden alternar entre un aspecto saludable (hasta con sobrepeso) y un aspecto descuidado o depresivo.
Cuanto más comen, más quieren comer. Son ansiosos e impulsivos. Se visten y se arreglan según su estado de ánimo. Los criterios diagnósticos (DSMIII-R, ICD-10, DSM IV 1986, 1987 y 1993) son: miedo intenso por el peso y las formas corporales, atracón, conductas compensatorias inadecuadas (laxantes, vómitos autoinducidos, diuréticos, gimnasia excesiva), pueden haber tenido episodios de anorexia, imposibilidad de control de impulsos, preocupación constante por la comida y sensación de haber traicionado su aspiración de peso ideal, vestimenta de acuerdo al estado de ánimo.
Relata la paciente A, de 18 años y diagnóstico de bulimia: “...No niego que me siento mal después de todo lo que comí anoche y no vomité; me siento un cerdo y no sé cómo sacarme todo de adentro. Ayer me sentía tan mal que casi lloro, tenía ganas de hablar con alguien, pero no sé por qué cuando tengo la posibilidad de hacerlo no lo hago. Soy una frustrada, Nunca logro lo que quiero... Me siento mal y me siento bien, quiero cambiar. En realidad, no sé qué me pasa... Siento a veces que Nunca podré dejar de vomitar, pero por otros instantes que sí, me siento no sé cómo... Siempre pensé que cuando sea flaca voy a parar. Pero no puedo...”.

TRASTORNO POR ATRACÓN
Citado en el manual de psiquiatría DSM IV, actualmente en listado de diagnósticos en revisión. También denominado BED (Binge Eating Disorders).
Confundido con la bulimia nerviosa, puesto que comparten las mismas características. Un error en su diagnóstico nos orientará sobre un camino de tratamiento incorrecto y, por ende, un fracaso en su curación.
Al igual que en la bulimia, los pacientes presentan un apetito desmesurado, tal como se ha descrito en un atracón en las características de bulimia.
La diferencia se evidencia en que en el trastorno por atracón no se presentan conductas compensatorias inadecuadas. Vale decir que estos pacientes no buscan “quitarse” de alguna forma errónea aquello que han ingerido. Aunque en realidad, al igual que en la bulimia, se sienten totalmente culpables por la cantidad y el tipo de comida recibida.
Una de las consecuencias de este padecimiento es la obesidad. Aunque si los atracones presentan mucha distancia entre uno y otro, si son poco frecuentes, el paciente también puede mostrar un peso prácticamente normal.
Se estima que esta patología de la conducta alimentaria afecta al 2% de la población y al 30% del público que acude a nutricionistas.
Si bien muestran que su desempeño diario puede ser normal, desarrollan, en mayor o menor grado, depresión. En general, no pueden dar cuenta frente a otro de lo que les sucede. Ocupan su boca con alimento y entonces no pueden hablar. Es trabajo terapéutico lograr que puedan conectarse con lo que sienten, con lo que les pasa. Padecen de trastornos en el sueño, crisis de llanto y de euforia, dificultades de convivencia con familias de origen y/o de pareja.
Como forma de calmar la angustia que sobrellevan en algunos casos, también recurren al abuso de sustancias y al alcohol. Desarrollan trastornos de ansiedad, conductas fóbicas sociales, escolares, de exposición ante su grupo familiar extenso, entre otros. Dentro de las diferencias también se describen que quienes padecen BED versus quienes sufren de bulimia se ha hallado que comen más durante cada comida, que no son tan “adictas” a las dietas como el grupo con bulimia. Así también persisten en conductas de “picoteo” entre comidas. En los períodos de “no dieta” surgen los atracones, lo que conlleva a “vivir a dieta”. Se han observado conductas de aislamiento, cambios en los estados de ánimo e, incluso, atribuciones irracionales en paradoja al pensamiento mágico que reina sobre la bulimia. Se ha detectado que en un grupo numeroso de pacientes que deja las CCI, egresando de la bulimia y aún no curado, atraviesa BED, como alternativa antes de lograr la superación de la patología alimentaria. Así mismo, hemos observado que otros pacientes luego de presentar mejorías en su cuadro anoréxico presentan síntomas bulímicos. Evidencian pensamientos variables en torno a los métodos para la pérdida de peso y mantienen una grave deformación de la imagen corporal.

¿EXISTEN OTROS TRASTORNOS?
Ya citamos a la anorexia, a la bulimia y a los trastornos por atracón. Nos referiremos a los T.A.N.E.S (Trastornos en la alimentación no específicos), anorexia bulimiforme y Bulimarexia.
Los T.A.N.E.S se presentan compartiendo las mismas características que la anorexia y la bulimia, sólo se exceptúan en uno de los criterios diagnósticos. Por ejemplo, pueden no poseer deformación de la imagen corporal. Evidencian el resto de los caracteres descriptos.
En el caso de la anorexia bulimiforme presenta idéntica descripción a la anorexia, con el agregado de alternar períodos hiperrestrictivas con ingestas y CCI (Conductas Compensatorias Inadecuadas). Manteniendo el desarrollo de la personalidad estructurada, rígida y obsesiva que se observa en la anorexia. En el caso de no curarse, algunos casos se recuperan y luego se manifiestan signos de bulimia nerviosa.
Cuando nos referimos a bulimarexia, hablamos de pacientes que evidencian los signos y síntomas de la bulimia, aunque difieren de ésta por presentar episodios de atracones, conductas compensatorias inadecuadas con períodos hipe restrictivos.




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