Hollywood rescata la angustia del trastorno obsesivo compulsivo




La idea se repite en la cabeza y cuanto más quiere uno eliminarla, más le agobia. Puede ser la necesidad de cerrar la puerta de un armario que vemos abierta desde la cama, la sensación de habernos dejado encendido el calentador o el pleno convencimiento de que nuestro hijo pequeño está en apuros. Angustioso, ¿verdad? Pues ése es el estado normal para una persona con TOC, el trastorno obsesivo compulsivo. Según Jerónimo Saiz, jefe del servicio de psiquiatría del Hospital Ramón y Cajal (Madrid), «ideas obsesivas tiene todo el mundo, pero los enfermos de TOC se distinguen porque éstas son exageradas y absurdas e interfieren en su vida normal haciéndoles perder tiempo y energía». La enfermedad vuelve a estar ahora de actualidad por una nueva película que aborda el problema, 23, que este fin de semana se ha estrenado en España y está interpretada por Jim Carrey. Se trata de un hombre que lee en un libro -titulado 23- la historia de su vida y se atormenta cuando el personaje que supone es él comete un asesinato. Está por ver si la película retrata la angustia interior que una idea semejante puede suponer para quien la sufre, pero así es el TOC. Normalmente, quienes padecen este mal lo descubren en la adolescencia -«los picos de la aparición de la enfermedad se sitúan entre los 14 y los 22 años», según Jerónimo Saiz- pero hay un 35% que se percatan de su mal a los 30 o 40 años. El doctor Juan Carlos Díaz del Valle, del servicio de psiquiatría del Juan Canalejo de A Coruña, limita más los años: «Lo normal es detectarlo en hombres, entre los 6 y 15 años y en mujeres, entre los 20 y 29». Las causas, dicen los psiquiatras, son genéticas, o cuando menos congénitas, y pocas veces tiene que ver el ambiente. Díaz del Valle explicó cómo se había llegado a esta conclusión: «En el TOC hay un componente genético muy importante. Se analizaron gemelos iguales, homocigóticos y la proporción de TOC si uno lo era resultaba mayor que en gemelos dicigóticos [diferentes]». Al margen de casos más o menos amables que todos tengamos en mente -el caso más paradigmático es el de Jack Nicholson-Melvin en Mejor imposible o el reciente anuncio de David Beckham de que padecía la enfermedad-, los psiquiatras, y los enfermos, no dejan lugar a las dudas: «Es una enfermedad muy grave, que genera muchísimo sufrimiento» en quienes la padecen, dice Díaz del Valle. La mayor parte de los enfermos tardan mucho en ser diagnosticados, de ocho a diez años, pero una vez determinada el tratamiento es relativamente fácil y muy eficaz. Se combina la prescripción de fármacos que actúan sobre la serotonina (hormona vinculada al bienestar) con una terapia cognitivoconductista, para que el paciente sepa anticiparse a las crisis. Sólo el 15% se estancan y son muchos menos los que necesitan cirugía: «En el Canalejo -apunta Díaz del Valle- en diez años sólo tuvimos que recurrir una vez a la psicocirugía». Sobre lo que no parece existir unanimidad es sobre la oportunidad de que los famosos anuncien padecer TOC (Beckham o el cantante Roberto Carlos, por ejemplo). Para los psiquiatras es un signo de normalización, mientras que algunos pacientes piensan que pequeños tics compulsivos no pueden considerarse del mismo nivel que sus dolencias.
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los tipos de personalidad



Los tipos de personalidad están relacionados a cambios estructurales en el cerebro – lo cual puede explicar porqué un niño crece siendo impulsivo y extrovertido mientras otros se vuelven diligentes e introvertidos.

Diferencias anatómicas entre cerebros de 85 personas han sido medidos y relacionados con las 4 categorías principales de tipos de personalidad definidas por los psiquiatras usando los sistemas de evaluación reconocidos.

Las investigaciones revelaron que las diferencias cerebrales son estructurales y pueden ser medidas por variaciones en el tamaño de regiones específicas del cerebro que parecen estar relacionadas a cada una de los 4 tipos de personalidad.

Los escáneres cerebrales que miden las diferencias en volumen a la medida de menos de un milímetro cúbico encontraron, por ejemplo, que personas definidas con personalidades búsqueda-novedad tienen estructuralmente más grande el área del cerebro encima de los orificios oculares, conocida como la parte inferior del lóbulo frontal.

Personas con volúmenes más pequeños de tejido en esta región mostraron niveles más altos de timidez, comportamiento búsqueda -aprobación y gran tendencia a buscar gratificación de fuentes externas como comida o drogas, dijo la Profesora Annalena Venneri de la Universidad de Hull.

Personas con personalidades “evitación-daño” tienen volúmenes de tejido significativamente más pequeños en regiones cerebrales llamadas área orbito-frontal y en la región occipital posterior, esto es comparado con otros tipos de personalidad.

Personalidades “dependencia- recompensa” sobresalieron teniendo volúmenes de tejido más pequeños las áreas cerebrales fronto-striatal y límbica.

Si los descubrimientos son confirmados por otros científicos, eso significaría que los niños no solamente nacen con un tipo de personalidad, sino que desarrollan automáticamente cerebros diferentes como resultado de ser ese tipo de persona. Nacería la posibilidad de examinar la personalidad futura de un niño estudiando su anatomía cerebral a través de un escáner de hospital.

“Este estudio demuestra que nacemos con rasgos de personalidad, pero la expresión completa de ésta puede ser modulada durante el desarrollo y un acercamiento correcto”, dijo la profesora Venneri, quien llevo a cabo el estudio con colegas de la Universidad de Parma en Italia y la Universidad de Washington en St. Louis.

Los 4 tipos de personalidad están clasificados en “búsqueda novedad” – caracterizada por acciones impulsivas; “evitación daño” – marcados por timidez y permisión; “dependencia recompensa” – con personalidad adictiva; y “persistente” – personas que tienden a ser industriales, trabajadoras y perfeccionistas.

“Si andas buscando el volumen, estas cuantificando el tejido que hay. Lo que encontramos no es especulativo. Hay una pequeña diferencia entre personas con rasgos de personalidad diferentes”, dijo la profesora Vanneri.

Steve Connor | NZ Herald
http://maspsicologia.com/2009/04/nacemos-con-personalidad-propia-dicen-cientificos/

Tratar de reprimir un pensamiento incrementa las posibilidades de que éste regrese


Tratar de reprimir un pensamiento incrementa las posibilidades de que éste regrese

Las visiones parecen provenir de las “cañerías” de nuestro cerebro durante los peores momentos posibles, durante entrevistas laborales, una primera cita, una importante cena de trabajo. ¿Qué pasaría si empiezo una guerra de comida con los hors- d´oeuvre o me río del tartamudeo del anfitrión?

“Ese simple pensamiento es suficiente -escribió Edgar Allan Poe en El demonio de la perversidad , ensayo acerca de impulsos indeseados-. “El impulso progresa a un querer; el simple querer, a deseo; el deseo, a un anhelo incontrolable.”

Agrega: “No hay pasión en la naturaleza tan demoníacamente impaciente como la de aquel que, tiritando al borde del precipicio, considera la idea de la caída, o la del que medita sobre la pregunta: «¿Estoy enfermo?»”.

En algunos pocos casos, la respuesta puede ser afirmativa. Pero la gran mayoría de las personas rara vez, si alguna, actúa a partir de estos impulsos. Y estas rudas fantasías de hecho reflejan la actividad de un cerebro sensible y socialmente normal, sostiene un trabajo publicado la semana última en la revista Science.

“Hay todo tipo de trampas en la vida social, dondequiera que miremos; no sólo errores, sino que los peores posibles errores vienen a la mente fácilmente -explica el autor del trabajo Daniel M. Wegner, psicólogo de la Universidad de Harvard-. Y el hecho de que venga a nuestras mentes lo peor, en ciertas circunstancias, puede incrementar las posibilidades de que pase.”

La exploración de impulsos perversos tiene una rica historia (¿podía ser de otra manera?), desde las historias de Poe hasta las del marqués de Sade a los deseos reprimidos de Freud y las observaciones de Darwin acerca de muchas de las acciones que se realizan “en directa oposición a nuestras voluntades conscientes”.

En la última década, los psicólogos sociales han documentado cuán comunes son estos impulsos y cuándo aumenta la posibilidad de que alteren el comportamiento.

En un nivel básico, ser socialmente funcional significa controlar nuestros impulsos. El cerebro adulto gasta, sugieren algunos estudios, la misma cantidad de energía inhibiendo que actuando, y la salud mental se basa en inventar estrategias para ignorar o suprimir pensamientos muy turbadores, como el de la
propia muerte, por ejemplo. Estas estrategias son programas psicológicos generales, subconscientes o semiconscientes que usualmente se manejan con el piloto automático.

Los impulsos perversos parecen aparecer cuando las personas se concentran intensamente en evitar errores específicos o tabúes. La teoría es simple: para evitar insultar a un colega, el cerebro primero tiene que estar pensando en esto; la misma presencia del insulto catastrófico, a su vez incrementa las posibilidades de que lo digamos.

“Sabemos que lo que está en nuestras mentes puede influir en nuestros juicios y comportamientos simplemente por estar ahí, flotando en la superficie de la consciencia”, opina Jamie Arndt, psicólogo de la Universidad de Missouri.

La evidencia empírica de esta influencia se ha reunido durante los años recientes, como el doctor Wegner documentó en su nuevo trabajo. En el laboratorio, los psicólogos tienen personas que tratan de desterrar un pensamiento de su mente y encuentran que éste vuelve, alrededor de una vez por minuto. De igual
manera, a las personas que tratan de no pensar en cierta palabra se les escapa durante un test rápido de asociación de palabras.

Incluso los “errores irónicos”, como los llama Wegner, son muy fáciles de evocar en el mundo real. Hay estudios que muestran que los golfistas que saben que deben evitar errores específicos los hacen más cuando están bajo presión.

Los esfuerzos por ser políticamente correctos pueden ser particularmente traicioneros. En un estudio de investigadores de las universidades Northwestern y Lehigh, 73 estudiantes leían una historieta sobre un compañero ficticio, Donald, un hombre negro, en la que se lo describía de manera ambigua. Después,
tenía que responder preguntas acerca del personaje. Un grupo trataba de evitar caer en estereotipos y el otro no se controlaba.

El estudio proveyó “una demostración de que la supresión de estereotipos hace que estos se vuelvan hiperaccesibles”, concluyeron los autores.

El riesgo de decir o hacer algo que no queremos depende del estrés que experimentamos, según Wegner. Al concentrarnos intensamente en no mirar fijo un lunar prominente de un nuevo conocido, al tratar de seguir una conversación, aumenta el riesgo de decir: “Leímos sobre el lunar -es decir, sobre la Luna. ¡Luna!”

“Hay cierto alivio en que pase lo peor, para no tener que seguir preocupándonos más”, explica Wegner.

Algo que puede ser difícil de explicar, claro, si uno acaba de arruinar la fiesta.

Benedict Carey, New York Times | La Nacion
http://maspsicologia.com/2009/07/si-no-quiere-que-ocurra-trate-de-no-pensar-en-ello-si-puede/

Desde hace años, los psiquiatras saben que los niños que sufrieron maltrato o descuido corren un riesgo elevado de desarrollar posteriormente problema


Desde hace años, los psiquiatras saben que los niños que sufrieron maltrato o descuido corren un riesgo elevado de desarrollar posteriormente problemas mentales, que van desde la ansiedad y la depresión hasta la adicción y el suicidio.

El vínculo no es sorprendente, pero suscita una pregunta científica crucial: ¿El maltrato provoca cambios biológicos que pueden incrementar el riesgo de sufrir estos problemas?

Durante la última década, varios investigadores de la Universidad McGill, en Montreal, liderados por Michael Meaney, han demostrado que cuidados maternos afectuosos alteran la expresión de genes en los animales, lo que les permite moderar sus respuestas fisiológicas al estrés. Estos “amortiguadores” biológicos son transmitidos más tarde a la siguiente generación: los roedores y primates no homínidos biológicamente preparados para controlar el estrés tienden a cuidar mejor a sus propias crías, según Meaney y otros investigadores.

Ahora, por primera vez, tienen evidencia de que el mismo sistema funciona en los humanos. En un estudio de víctimas de suicidio dado a conocer en la publicación Nature Neuroscience, los investigadores en Montreal reportaron que las personas que sufrieron maltrato o descuido en su infancia presentaron alteraciones genéticas que reforzaban su probabilidad de mostrarse biológicamente más sensibles al estrés.

En el estudio, científicos de McGill y el Instituto de Ciencias Clínicas de Singapur compararon los cerebros de doce personas que habían tenido infancias difíciles y se habían suicidado, con los de doce personas que se habían quitado la vida, pero no habían sufrido abuso o descuido en su juventud. Los científicos determinaron la índole de la educación de los individuos mediante entrevistas extensivas con sus familiares, así como un examen de sus historiales médicos.

Cuando una persona sufre estrés, la hormona conocida como cortisol circula en gran cantidad y pone al cuerpo en alerta. Entre otras formas, el cerebro reduce esta ansiedad física al producir, en las células cerebrales, receptores que ayudan a eliminar el cortisol, lo que inhibe el sufrimiento y protege a las neuronas de una exposición prolongada a la hormona, que puede ser dañina.

Los investigadores descubrieron que los genes que codifican estos receptores eran aproximadamente 40 por ciento menos activos en individuos que habían sido maltratados cuando niños, en comparación con los demás. Encontraron diferencias igualmente impactantes entre el grupo víctima de maltratos y los cerebros de doce individuos de control que no habían sido maltratados y cuya causa de muerte no era el suicidio.

Los expertos indican que, debido a diferencias individuales en la maquinaria genética que regula la respuesta al estrés, muchas personas manejan su sufrimiento a pesar de haber tenido infancias horribles. Otras pueden encontrar consuelo en la compañía de otros, lo cual les ayuda a regular el inevitable dolor que conlleva el vivir una vida plena.

Benedict Carey | New York Times

http://maspsicologia.com/2009/04/ninos-maltratados-sufren-alteraciones-cerebrales/#more-629

Cómo aprender a valorar lo que tienes y dejar de amargarte solo


Aunque somos la especie más evolucionada la raza humana es probablemente la raza más infeliz. ¿Nuestra inteligencia es un regalo o un castigo? Creo que la raza humana está en el punto álgido de su infelicidad pues se ha quedado en el camino entre la mente retrasada y la mente evolucionada. Cuando ves a cualquier retrasado mental y le conoces te das cuenta inmediatamente que es alguien feliz, o al menos la mayoría, cosa que no puedes decir de una persona con un coeficiente intelectual normal.

Cualquier perro o animal que ves, está tranquilo, feliz, conforme con lo que tiene, a gusto, tal vez el simple hecho de mirar un gato te puede enseñar que es realmente valorar la vida. Los perros no se preocupan por si llegarán tarde al trabajo, por lo que pensará su dueño o si éste les va a dejar por otro pese a no tener ninguna prueba, tampoco son inseguros. Una persona puede estar 2 años con pareja y esos 2 años desconfiar de su pareja, agobiarla y cansarla con ataques de celo repentinos y recurrentes.

Yo, personalmente, jamás he visto a un perro que se te eche a llorar cada dos por tres porque tiene miedo de que le dejes, en ese aspecto los perros nos ganan en inteligencia, un perro simplemente disfruta a tu lado, juega contigo, ni siquiera se plantea la posibilidad de que lo abandones, el juega, se ilusiona al verte, come, duerme y es muy feliz. ¿Por qué tú no puedes ser feliz como un perro?

¿Acaso tendría que bajar mucho tu cociente intelectual?

No creo que sea eso, lo que tienes que hacer es valorar lo que tienes, dejar de ir en bus preocupado y sumergido en tus problemas, mayoritariamente absurdos, para mirar por la ventana y apreciar la gran ciudad dónde estás. Dejar de estar aburrido y deprimido en tu trabajo para valorar que aún en crisis tú tienes la suerte de tener trabajo y poder seguir con tu vida con toda normalidad. Dejar de comer con desganas y deprimirte en tu sofá para valorar que ahora mismo estás ahí y no en una tribu perdida de África dónde cada segundo de su vida lo destinan a buscar comida y agua y tú solo dedicas a eso 30 minutos a la semana, incluso ellos puede que sean más felices que tú.

Hoy en día si te paras en la calle y observas a la gente, parecen todos zombies andando, con caras largas, tristes, mirando al suelo, viendo a sus semejantes como enemigos en vez de amigos, comparando, desconfiando, yendo a la defensiva, prácticamente nadie está disfrutando el momento. ¿Te has convertido tú en uno de esos zombies incapaz de valorar lo que tiene?
Cómo aprender a valorar lo que tienes

Me gustaría que vieras ahora y repasaras mentalmente aquello que crees que es importante en tu vida, imagínate primero todo lo imprescindible que si te lo quitaran ahora tu vida cambiaría un montón. Pese a que has pensado unas cuantas cosas seguramente desprecias muchas veces esas cosas y no les tienes el aprecio que realmente tienen que tener por eso muchas personas terminan perdiendo partes importantes de su vida y se quedan amargadas y solas.

Ahora imagínate que te quitan todo eso que tanto aprecias, imagínate que te lo arrebatan todo de un día para otro, quiero que te recuestes en una cama, cierres los ojos y te imagines con todos los detalles esa situación, sino puedes acostarte en la cama simplemente cierra los ojos y hazlo. El nivel de realismo de la situación dependerá de tu capacidad imaginativa, si eres incapaz de sentir malas emociones con esa situación tu capacidad imaginativa es totalmente nula, algo bastante grave por cierto.

Aquí se demuestra la frase de: “no valoras algo, hasta que lo pierdes” aunque realmente hay cosas que no solo no hay que valorarlas, sino que hay que perderlas (una pareja que te maltrata es mejor no valorarla y perderla ya que vivirás mejor). Pero el caso común es que se valora poco lo que realmente vale y se valora mucho cosas sin sentido. Vamos al trabajo para ganar dinero en vez de ir para hacer lo que nos gusta y ser felices para luego gastarnos el dinero en cosas inútiles que terminan en el fondo del armario en dos días y aunque nos bombardean con publicidad masiva e indiscriminadamente eres tú y solo tú el responsable de un consumismo positivo.

Piensa que siguiendo con tu actitud a parte de la posibilidad de perder aquello que más quieres pero que no lo valoras puedes terminar más solo que la una y más amargado de lo que estás, hay que empezar a valorar las cosas porque si algo roza lo irónico y lo absurdo es que nuestro cociente intelectual sea 10 veces superior al de un perro pero que nosotros seamos incapaces de apreciar las cosas como lo hace un perro. ¿No es irónico?

Valora lo que tienes, saborea los momentos, desde el instante que te levantas de la cama hasta que te despiertas al día siguiente debes valorar todos y cada uno de los puntos de tu vida. Yo nunca me levanto deprimido y triste pensando: “Vaya mierda de día”, me levanto ilusionado pensando cuál será el artículo del día, siendo consciente de lo afortunado que soy por poder vivir y estar invirtiendo constantemente en un proyecto propio, en un sueño propio en el que absolutamente nadie de mi entorno creía ni apoyaba pero que sin embargo a día de hoy vuela cada vez más alto.

No soy uno de esos aburridos autónomos cansado de trabajar, aburrido que ya ha dejado de valorar lo que hace, soy alguien que valoro cada segundo de mi vida y con quien la comparto, alguien capaz de contemplar la belleza de una foto y apreciar ese digno instante, alguien que cada segundo de su vida se siente agradecido por haber nacido en un país dónde la sanidad es pública y no se tiene una visión comercial de la misma, alguien que agradece cada segundo de su vida el apoyo y felicitación de miles de lectores. A veces me gusta ponerme a mirar por el balcón y fijarme en la calle, en los detalles y aprecio mucho ese momento porque antes no lo he podido hacer debido a que compartía piso con hasta 8 personas. ¿Y porqué compartí piso con hasta 8 personas? Porque soy muy tolerante, moldeable, no solo me adapto a cada contexto sino que lo aprecio y me siento muy afortunado por ser capaz de apreciarlo.

Hay gente atrapada en los recuerdos, en las buenas sensaciones de los recuerdos y eso es porque son incapaces de apreciar el presente. Tal vez mi mayor virtud no sea la capacidad creativa, emprendedora, literaria… sino la capacidad de apreciar las cosas ya que esto me permite desarrollar todas las demás.

Ten en cuenta que apreciar las cosas no significa conformarte con lo que tienes, todo lo contrario, significa apreciar lo que tienes y trabajar para mejorarlo si el caso lo requiere, significa ser capaz de entrar en contacto con tus sentidos, tus emociones y disfrutar de lo que te rodea en vez de vivir amargado, frustrado y cabreado.

Mira más por la ventana del autobús, mientras te relajas en la silla del trabajo piensa y visualiza lo afortunado que eres, disfruta una buena película dejando que tu cuerpo sea un receptor y amplificador de emociones, aquí lo principal es que tus emociones positivas fluyan y te permitan apreciar y valorar todo lo que concierne a tu vida y tienes a tu alrededor.

Disfruta de una vez la vida y deja de amargarte porque en tu vida tienes mucho que disfrutar.
http://revista-digital.verdadera-seduccion.com/como-aprender-a-valorar-lo-que-tienes-y-dejar-de-amargarte-solo/

¿Qué necesito de los demás para ser feliz?


¿Qué necesito de los demás para ser feliz?



"Interpretamos lo que nos sucede de forma egocéntrica: queremos que la realidad se adapte a nuestros deseos"

Por más que nos lo hayan hecho creer, no somos medias naranjas: somos naranjas enteras

Los
"El rencor es una semilla muy tóxica que echa raíces en nuestro interior, nos debilita y nos hace vulnerabldemás no nos dan ni nos quitan nada. Nunca lo han hecho. Sólo son espejos de lo que tenemos y nos falta
es"

Teresa Casas "No poder tener hijos ha sido una lección de amor incondicional"35 años. Casada. Gestora financera. El detonante de su fortalecimiento fue el no poder ser madre.

"Al cumplir los 30, lo que más valoraba era la estabilidad que me daban mi profesión y mi relación de pareja. Pronto surgió un nuevo proyecto compartido: ser padres. Poco a poco esta ilusión se convirtió en un difícil reto. Y a día de hoy todavía no hemos podido hacerlo realidad. He probado todo tipo de tratamientos para conseguir quedarme embarazada, pero no ha habido manera. Incluso pusimos en marcha dos procesos de adopción. Han sido cinco años de muchos sueños y esperanzas, pero también de lágrimas y frustraciones. Tras este largo y duro proceso, que he compartido codo con codo con mi pareja, agradezco al destino que no me lo haya puesto fácil. La adversidad me ha brindado la oportunidad de crecer y descubrir algo que no esperaba: la libertad. Me he cuestionado muchas cosas y se me han abierto puertas que no esperaba. He cooperado en proyectos infantiles en varias partes del mundo y me siento comprometida con mi crecimiento personal. Y este viaje hacia adentro me ha preparado a la vez para ser madre de cualquier niño, de cualquier raza, condición, con o sin problemas. Mi corazón está lleno de experiencias de amor hacia otros niños y niñas, que siempre formarán parte del hijo que algún día quizás llegará a mi vida. Me siento agradecida porque este tiempo de espera me ha permitido conocerme a mí misma, entrando en contacto con mi verdadera esencia. Ahí residen mi confianza y mi coraje. He aprendido a luchar por mis sueños desde la libertad y a tomar consciencia de lo que quiero hacer con mi vida. Además de llegar a ser madre, estoy comprometida con impulsar proyectos orientados a fomentar el desarrollo personal en la sociedad".

No estamos solos. Y aunque queramos, tampoco podemos estarlo. Nuestra existencia se entremezcla constantemente con la vida de otras personas. Somos hijos. Hermanos. Padres. Abuelos. Amigos. Novios. Esposos. Ex. Viudos. Cuñados. Tíos. Sobrinos. Primos. Yernos. Suegros. Compañeros. Jefes. Empleados... Desde que nacemos hasta que morimos, cada paso que damos y cada etapa que vivimos van acompañados por una serie de roles sociales, que a la vez son fuente de alegría y de tristeza, de confianza y de miedo, de paz y de ira...

De las relaciones humanas surgen nuestros momentos de mayor felicidad y también nuestros peores instantes de sufrimiento. En algunos casos, como le pasó a Teresa Casas, estas experiencias suceden incluso antes de poder establecer un vínculo afectivo. La gran paradoja es que las personas que más queremos son también con las que más conflictos tenemos. Por eso muchos concluyen que no pueden vivir con los demás, pero tampoco sin ellos.

Frente a esta disyuntiva, los expertos en crecimiento personal abogan por concebir nuestra vida social como una oportunidad de aprendizaje. Sobre todo para mejorar nuestra competencia en el arte de establecer vínculos sanos y sostenibles. Entre otros reconocidos psicólogos, destaca el escritor Xavier Guix, quien defiende que "hablando no se entiende la gente". A su juicio, "la mayoría de conflictos humanos tienen su raíz en la confusión, en los malentendidos lingüísticos y, sobre todo, en nuestra incapacidad para establecer relaciones reales, objetivas y profundas".

No en vano, en toda comunicación humana existen tres niveles: "Primero están nuestras motivaciones, es decir, lo que pretendemos conseguir o aportar en nuestra interacción con los demás. Luego viene nuestra manera de expresar dichas intenciones por medio del lenguaje, la actitud y la conducta. Y finalmente se encuentra la interpretación subjetiva de nuestro interlocutor", explica este experto. "Por más que a este proceso lo llamemos comunicación, a veces hay un abismo entre las motivaciones del emisor y la interpretación final del receptor".

Y no sólo eso. En general, "los seres humanos interpretamos lo que nos sucede de forma egocéntrica: queremos que la realidad se adapte a nuestros sueños, necesidades y expectativas, lo que condiciona y dificulta nuestra interrelación con otras personas", añade Guix, autor de Pensar no es gratis. Creencias, comunicación y relaciones. Así, "los problemas aparecen cuando los demás no cumplen con lo que esperamos de ellos, cuando hacen o dicen cosas con las que no estamos de acuerdo o cuando se interponen en nuestro camino para conseguir lo que deseamos". Y concluye: "Por más que solamos buscarla fuera, la raíz de nuestros conflictos relacionales está en nuestro interior".

Elma Roura "Mi madre ha sido mi gran maestra en el arte de vivir"

25 años. Vive en pareja. Terapeuta y fundadora del centro Desarrolla-te. El detonante de su fortalecimiento personal fue el sufrimiento derivado de la relación con su madre.

"Ya desde muy pequeña solía escuchar a mi madre decir que su vida sería mejor, que sería más feliz, si pudiera cambiar de jefe, de trabajo, o si consiguiera llegar más pronto a casa... Finalmente todo eso llegó, pero ella seguía sintiéndose presa del sufrimiento, culpando a los demás por su infelicidad. Después de convivir con tanta depresión, así como de experimentar algún que otro episodio traumático, me di cuenta de que el único lugar donde podía buscar respuestas era dentro de mí. Eso me hizo despertar. Por el camino, la relación con mi madre se erosionó hasta tal punto que dejamos de hablar. Entonces mi anhelo de felicidad casi se convirtió en una obsesión. No paraba de luchar y de reaccionar por todo y contra todos. No lograba comprender en qué consistía esto de 'vivir'. Sin darme cuenta, me había convertido en la mujer insatisfecha de la que tanto trataba de huir. Con el tiempo descubrí que en realidad no luchaba contra ella, sino contra mí misma. Al comprender que no era necesario demostrar nada a nadie, y que todo dependía de cómo yo observaba la realidad, dejé de buscar la felicidad: la había encontrado dentro de mí. Desde entonces sigo aprendiendo cada día, compartiendo y acompañando a los demás en su proceso de aprendizaje, pero con una serenidad interna que parece sobrevivir a todas las tormentas de la vida. Si bien mi madre ha sido la persona con la que más conflictos he tenido, también es de la que más he aprendido y a la que estoy más agradecida. Actualmente mi relación con ella está basada en el cariño y el amor. Le debo mucho más que el hecho de poder estar viva".

La historia de Elma Roura no es, ni mucho menos, un caso aislado. La sombra de "papá y mamá" suele ser más alargada de lo que nos gustaría. Y es curioso, porque nadie pone en duda que nuestros padres (y madres) son de las personas que más nos van a querer a lo largo de nuestra vida. Sin embargo, sus buenas intenciones a veces tienen un efecto nocivo en la construcción de nuestra identidad y nuestro estilo de vida.

Así, el condicionamiento recibido durante nuestra infancia nos deja una huella difícil de borrar. "El legado emocional de nuestros padres es como una mochila que cargamos a nuestras espaldas, repleta de creencias, normas y valores que nos dicen quiénes hemos de ser y de qué manera hemos de vivir", afirma el director del Instituto Gestalt, Joan Garriga, experto en constelaciones familiares.

Y ésta es la esencia de la gran mayoría de conflictos existentes en el seno de las familias. "Algunos padres hacen con sus hijos exactamente lo que les hicieron a ellos cuando eran niños: inculcarles una manera determinada de ver y comprender el mundo, obstaculizando el descubrimiento de sí mismos y de la vida", sostiene Garriga. Eso sí, se ha de tener muy en cuenta que "nadie nos ha enseñado a ser padres, sin duda alguna la profesión más exigente de todas".

Sea como fuere, "al entrar en la edad adulta muchos hijos culpan a sus progenitores por sus carencias afectivas, sus inseguridades e incluso por la rabia que experimentan al ver cómo el conflicto y la insatisfacción siguen protagonizando sus relaciones más íntimas", añade Garriga, autor de ¿Dónde están las monedas? El cuento de nuestros padres. Aunque es mucho más fácil y cómodo señalar a nuestros progenitores como los culpables de nuestra infelicidad, "tarde o temprano llega un día en que no nos queda más remedio que responsabilizarnos de nuestro destino".

Sin duda alguna, "ésta es la verdadera emancipación, que suele venir acompañada de una de las mayores crisis existenciales que sufrimos a lo largo de nuestra vida: aceptar que, más allá de nuestro pasado, nuestro único problema en este preciso momento somos nosotros mismos". Al igual que consiguió Elma Roura con su madre, "lo que nos cura es que podamos abrazar en nuestro corazón a nuestros padres y no tanto que seamos abrazados por ellos", concluye Garriga.

Carlos Ocho "El amor llena de dicha

al que ama y no tanto al amado"

28 años. Soltero, con pareja. 'Product manager' de la escuela de negocios EADA. El detonante de su fortalecimiento fue una ruptura de pareja que le desgarró por dentro.

"Siempre me he considerado y me han visto como una persona muy abierta, cercana y sociable. Sin embargo, mi punto débil siempre fueron las relaciones de pareja, una dificultad que ya vi en mis padres, quienes terminaron separándose. A los 22 años, tras 8 años de confusión y dudas, de conflictos internos y de mentiras, tuve la honestidad y el coraje de enfrentarme a mí mismo. Acepté mi homosexualidad. Desde aquel día, mi compromiso con la verdad y con ser transparente conmigo mismo y con los demás no ha dejado de crecer. Al principio, mis relaciones de pareja seguían durando muy poco y siempre sufría mucho cuando finalizaban. Pero todo cambió hace dos años. Tras romper con mi último novio, entré en una profunda crisis que me anuló como persona. A pesar de la angustia y del dolor que sentía, me di cuenta de que aquella dramática experiencia no provenía tan sólo de la separación. Si bien había un cierto dolor asociado al duelo de aquella ruptura, me hice responsable del sufrimiento que añadía yo. Esta toma de consciencia fue el comienzo de mi trabajo interior. El autoconocimiento me ayudó a comprender los porqués de todo lo que me había sucedido en mis relaciones más dolorosas y conflictivas. A día de hoy sólo conservo gratitud por todas esas experiencias de adversidad y superación personal, pues sin ellas no hubiera descubierto mi verdadera vocación. Estoy comprometido con enseñar y compartir con los demás el inmenso poder que reside en nuestro interior. El gran reto es dejar de vivir de forma inconsciente, aprendiendo de todo lo que nos depara la existencia".

Tanto si aprendemos de nuestros padres como si no, el siguiente gran maestro que aparece en nuestra vida viene bajo el nombre de "pareja". Ninguna otra relación puede proporcionarnos una mayor estabilidad emocional que la de nuestro compañero (o compañera) sentimental. Sin embargo, las consultas de psicólogos y terapeutas están llenas de pacientes que han convertido estos vínculos afectivos en una adicción muy difícil de lidiar y mucho más de superar. De hecho, algunas personas temen enamorarse y comprometerse por miedo a volver al infierno que supone separarse del ser querido.

Por más romántico que pueda parecernos, "el sufrimiento derivado de cualquier relación amorosa tan sólo pone de manifiesto que hemos encerrado nuestro amor en la invisible cárcel de la dependencia", afirma el psicólogo clínico, Walter Riso, autor de ¿Amar o depender? Cómo superar el apego afectivo y hacer del amor una experiencia plena y saludable.

En opinión de este experto, "depender de la persona que se ama es una manera de enterrarse en vida, un acto de automutilación psicológica donde el amor propio, el autorrespeto y la esencia de uno mismo son ofrendados y regalados irracionalmente". No en vano, detrás de esta dependencia se esconde uno de los virus más letales que atenta contra nuestra salud emocional: el apego.

Popularmente se considera sinónimo de "afecto, cariño o estimación". De hecho, hay quien dice que el apego es "natural" y "sano", pues es una muestra del "amor" que sentimos por la persona a la que vivimos apegados. E incluso algunos afirman con cierto orgullo que "cuanto más apego se tiene, más se ama". Pero nada más lejos de la realidad. "Cuando nos apegamos a nuestra pareja creemos inconscientemente que sin ella no podemos ser felices, destruyendo cualquier posibilidad de amarla", sostiene Riso.

Bajo el embrujo de esta falsa creencia, "nace en nuestro interior la obsesión de poseerla, de garantizar que esté siempre a nuestro lado", añade este experto. "Y el miedo a perderla nos lleva a tomar actitudes defensivas y conductas preventivas". Es entonces cuando aparecen los celos, "un síntoma que revela que vemos a nuestra pareja como algo que nos pertenece".

Por el camino terminamos perdiéndonos a nosotros mismos, tal y como le sucedió a Carlos Ocho. De ahí que las rupturas sentimentales supongan una de las experiencias más traumáticas, pero a la vez más transformadoras de nuestra vida. "De nuevo a solas, cara a cara con nosotros mismos, podemos tomar consciencia de que nuestra felicidad, antes de ser compartida, debe existir primero dentro de nosotros mismos", concluye Riso. Por más que nos lo hayan hecho creer, no somos medias naranjas: somos naranjas enteras. Al menos así podemos sentirnos cuando nos amamos a nosotros mismos.

Nuria Chiva "Lo que buscaba en los demás era lo que no me daba a mí misma"

27 años. Vive en pareja. Educadora social.

El detonante de su fortalecimiento fue

una depresión, en la que cayó por olvidarse

de sí misma.

"A los 21 años estudiaba tercero de carrera, trabajaba ocho horas al día y era directora y monitora voluntaria en una organización social. Intentaba sacar las mejores notas, ser la mejor en el trabajo, la mejor en la familia, la mejor amiga y la mejor novia. Pero tener una agenda frenética y el deseo constante de intentar agradar a todo el mundo me llevó a pagar un precio muy alto: una mañana no pude levantarme de la cama. Fui víctima de un fuerte ataque de ansiedad. Estuve 10 meses de baja por depresión. No tenía fuerzas ni ganas para vivir. Me quedé vacía. Durante aquella depresión salieron a flote la separación de mis padres, la muerte de mi abuela y una fuerte dependencia emocional hacia el que había sido mi primer amor. Fue entonces cuando decidí emprender un duro trabajo personal con la ayuda de un psicólogo. A su lado descubrí que todo lo que no encontraba en mí lo buscaba en el exterior, haciendo mil cosas para tapar mi vacío y creando todo tipo de dependencias con los demás. ¡Me había olvidado de mí misma! Gracias al apoyo incondicional de mi madre, de mi ex pareja y de unos pocos amigos, aprendí una gran lección: si mi autoestima la dejo en manos de los demás, de lo que no depende de mí, estoy perdida. Hoy doy gracias a la vida por haberme ofrecido esa vivencia, ya que he iniciado un camino de búsqueda hacia mi aceptación y mi crecimiento personal. Ahora intento escucharme para darme lo que necesito. Y cada día valoro más a las pocas personas con las que puedo establecer vínculos afectivos de verdad. Doy gracias por haber encontrado a mi actual pareja, Santi, y por ser hija de mi madre, que es mi gran maestra en la escuela de la vida".

Después de nuestros padres y de la pareja, otro de los vínculos afectivos más importantes es el formado por nuestro círculo más íntimo de amigos. A todos nos gusta sentir que pertenecemos a un grupo humano. Saber que podemos contar con otras personas nos da seguridad. Su apoyo nos ayuda en nuestra toma de decisiones. Además, parece que las tristezas se diluyen cuando se comparten, mientras que las alegrías se multiplican.

Para algunos, los amigos son aquellas pocas personas que verdaderamente nos comprenden y nos aceptan tal como somos. E incluso hay quien afirma que, al ser elegidos de forma voluntaria y consciente, constituyen una especie de segunda familia. Sin embargo, etiquetar a alguien como nuestro "amigo" también puede traer consigo diferentes conflictos. Al empezar a tener expectativas, en ocasiones podemos cosechar grandes decepciones y frustraciones, hasta el punto de poder convertirnos en "enemigos". No en vano, sólo llegamos a odiar aquello que hemos amado.

Pero, entonces, ¿qué podemos hacer para vivir en paz con los demás? La respuesta parece estar más a nuestro alcance de lo que pensamos: se encuentra dentro de nosotros mismos. Aunque nos cueste reconocerlo, "la única relación real y verdadera es la que mantenemos con nosotros mismos, pues nadie más puede conocer nuestras motivaciones más profundas". Así de contundente es el sabio hindú Jiddu Krishnamurti (1895-1986), uno de los filósofos contemporáneos más reconocidos y admirados hoy.

Para Krishnamurti, todos nuestros vínculos afectivos "son un reflejo de la relación que mantenemos con nosotros mismos". Y añade: "Cada uno de nosotros somos la única causa de nuestro bienestar y de nuestro malestar". Así, los demás no nos dan ni nos quitan nada. Y nunca lo han hecho. Tan sólo son espejos que nos muestran lo que tenemos y lo que nos falta.

De hecho, "no vemos a los demás como en realidad son, sino como nosotros somos", un fenómeno que los psicólogos denominan "proyección". Y esto es lo que descubrió Nuria Chiva cuando se dio cuenta de que quería que los demás le dieran lo que ella no se estaba dando. Para Krishnamurti, esta toma de consciencia "es el principio que nos conduce hacia la sabiduría".

En su obra maestra, La libertad primera y última, se desprende que "nuestra felicidad, nuestra paz y nuestra capacidad de servir y de amar a los demás son fortalezas que emergen de nuestro interior cuando nos liberamos de la esclavitud de la mente". Es decir, "cuando ponemos fin a la ignorancia de no saber quiénes somos y a la inconsciencia de no querer saberlo". De ahí que "nuestras relaciones constituyan una maravillosa forma de conocernos a nosotros mismos".

Gisèle Rottier "La muerte

de mi hijo me hizo despertar a la vida"

55 años. Divorciada y con tres hijos.

Empresaria. El detonante de su fortalecimiento fue la muerte de su hijo Víctor.

"Era una de esas personas que no se hacía demasiadas preguntas. Simplemente trataba de que mi vida fuese cómoda y tranquila. Pero todo cambió en octubre de 2003, cuando mi padre y mi hijo Víctor, de 23 años, tuvieron un accidente de coche. Mi padre murió en el acto y mi hijo llegó al hospital con vida. Fueron cinco días de incertidumbre y agonía. Al final falleció. Entré en un estado de 'shock'. La cruda realidad era tan horrible que un intenso dolor empezó a acompañarme las 24 horas del día. Y así seguí durante cinco interminables años, lo que me llevó a profundizar dentro de mí misma, descubriendo mi dimensión espiritual. Mi alma estaba enferma. Aquella revelación me llevó a buscar respuestas para comprender el porqué de aquella terrible pérdida. Quería darle sentido a su muerte. Así fue como empecé a hacerme fuerte, a luchar por recuperar mi vida, a tratar de ser feliz no sólo por mí, sino también por mis hijos. Abandoné el papel de víctima y comencé a ser más constructiva, más positiva. Hace más de un año que ya no siento dolor en el alma. Me siento bastante en paz. Ahora su recuerdo me da fuerzas; es mi fuente de inspiración. Me hace valorar y disfrutar mucho más de mi vida, pudiendo ser una mejor madre para mis otros dos hijos. Aunque pueda parecer lo mismo, existe una gran diferencia entre existir y estar vivo. Mi hijo Víctor tuvo que morir para que yo lo comprendiera. Superar este proceso de duelo me ha hecho madurar: ahora ya sé quién soy y qué quiero hacer con el resto de mi vida. No puedo cambiar lo que pasó, pero llevo a mi hijo en el corazón. Ha sido mi gran maestro. Como él decía, la vida hay que vivirla".

De todas las experiencias de aprendizaje, superación y fortalecimiento asociadas con nuestras relaciones humanas, el fallecimiento de un ser querido es sin duda la más difícil y dura de afrontar. Dado que la muerte sigue siendo un tabú en nuestra sociedad, su aparición en nuestra vida nos suele coger desprevenidos, tal y como le pasó a Gisèle Rottier.

Aunque cada proceso de duelo es diferente, la reconocida psiquiatra suizo-estadounidense Elisabeth Kübler-Ross (1924-2004), autora de La muerte: un amanecer, estableció cinco fases que atravesamos al sufrir una pérdida:

1. Negación: negamos lo que nos ha sucedido, pues no somos capaces de asumir las consecuencias que implica la muerte del ser querido.

2. Ira: adoptamos el rol de víctima, sintiendo ansiedad, irritación y enfado, y buscando culpables con quienes canalizar nuestro malestar.

3. Lucha: intentamos cambiar lo que ha sucedido, negociando con los demás e incluso con la vida la posibilidad de recuperar al ser querido.

4. Tristeza: al empezar a reconocer la realidad de la situación, nos sentimos desanimados, frustrados y derrotados, lo que puede hundirnos en la depresión.

5. Aceptación: finalmente asumimos y aceptamos la pérdida, recuperando la normalidad de nuestra vida, pero con un nuevo nivel de comprensión, madurez y consciencia.

Condecorada con 23 doctorados honoris causa, Kübler-Ross verificó que "cuando las personas superan este proceso, aprendiendo de lo que les ha sucedido, descubren su espiritualidad, que no es más que recuperar los valores esenciales que nos permiten llevar una vida más plena y con sentido". De ahí que "no debamos luchar contra el dolor, pues su función consiste en romper la carcasa de ignorancia que nos separa de la comprensión, entrando en contacto con nuestro ser más profundo".

Rafael de la Fuente Labori "Perder a mi padre me hizo madurar y valorar a mi familia"

22 años. Soltero, con pareja. Estudia ADE y Derecho, y realiza prácticas en una empresa. El detonante de su fortalecimiento fue la temprana muerte de su padre.

Mi padre falleció de leucemia cuando yo apenas tenía 10 años. Al ser un niño, pensaba que su ingreso en el hospital era algo transitorio, que al cabo de unos días volvería a estar en casa, totalmente recuperado. Pero un día me dieron la noticia. Mi padre había muerto. Y en tan sólo un segundo comprendí que nunca más lo volvería a ver, que se había ido para siempre. Este hecho ha marcado mi vida de una manera determinante. A lo largo de estos 12 años he pasado por varias etapas. Crecer sin una figura paterna ha provocado que durante mucho tiempo me sintiera como un niño desorientado, como un barco sin rumbo. Pero a través de la reflexión y la comprensión estoy cada día más cerca de la aceptación. Su pérdida ha despertado y guiado una sana curiosidad por mirar dentro de mí. El verdadero camino es llegar a conocerse a uno mismo. Es el gran reto y la tarea más difícil. Sé que por ahí puedo convertirme en una persona mejor, más madura, que pueda aportar felicidad y amor a quienes me rodean. La muerte de mi padre me ha llevado a comprender lo importante que es pasar más tiempo con las personas que amas. A no discutir ni pelear por tonterías. Y a no desaprovechar la ocasión de recordar con palabras y gestos lo mucho que aprecias a un ser querido. Agradezco a mi madre, a mi hermana y al resto de mi familia el intentar mantenernos unidos. Gracias al amor de todos ellos, el sufrimiento se ha ido diluyendo con el tiempo. Mi padre ha dejado un bonito recuerdo en nuestra memoria. Ahora sé que una persona nunca muere si la recordamos con cariño. Por ello, siempre le tengo muy presente, pensando que él estaría orgulloso de que hayamos podido rehacer nuestras vidas".

Llegados a este punto, concluimos que en la vida no siempre ocurren las cosas que nos gustaría que pasaran. A raíz de estos desencuentros con la realidad, el miedo, la ira y la tristeza suelen envenenar nuestra mente y nuestro corazón mediante pensamientos y sentimientos negativos, alejándonos del equilibrio y bienestar con el que conectamos cuando aprendemos a fluir con lo que nos pasa. Además, "cuando culpamos a los demás o al destino de aquello que nos ha sucedido, nos convertimos en víctimas del rencor", afirma la psicóloga Carmina Martorell, especializada en terapia familiar.

Pero ¿en qué consiste exactamente? "El rencor es una semilla muy tóxica que va echando raíces en nuestro interior a través del pensamiento obsesivo y victimista, debilitando nuestro sistema inmunológico y volviéndonos todavía más vulnerables frente a nuestras circunstancias". Además, "al culpar a otro de nuestro malestar puede surgir el impulso de querer castigarlo, un afán de venganza que consideramos justificado y que creemos que pondrá fin a nuestra desazón".

Lo paradójico de este proceso es que "el más damnificado por nuestro rencor, resentimiento y odio no es el objeto al que se dirigen -nuestro supuesto agresor-, sino el sujeto que los emite, es decir, nosotros mismos". Finalmente, "al estar saturados por nuestro propio veneno, empezamos a darnos cuenta de que el rencor es totalmente inútil para hacer frente a los reveses que nos da la vida", apunta esta experta.

Martorell suele explicar a sus pacientes que "todos los seres humanos lo hacemos lo mejor que podemos y estamos en nuestro derecho de cometer errores para aprender y evolucionar". Aunque a veces nos ocurren incidentes dolorosos, "los hechos no son los responsables de nuestro malestar, sino la interpretación y la actitud que tomamos frente a ellos". Y añade: "Nadie puede herirnos emocionalmente sin nuestro consentimiento".

Para evitar las emociones negativas desde el inicio, "podemos aprender a aceptar las cosas tal como nos vienen, y a los demás, tal como son". Aceptar no quiere decir estar de acuerdo con lo que ha pasado o se ha dicho de nosotros. Ni siquiera tolerarlo o resignarse. "Aceptar significa no reaccionar mecánica e impulsivamente, lo que nos permite tomar la mejor actitud y conducta en cada momento y frente a cualquier persona", concluye esta terapeuta.

Nadie dijo que vivir fuera un asunto fácil. Y mucho menos cuando la vida consiste en relacionarse con los demás. Diariamente. Dado que no podemos cambiar lo que nos ha ocurrido, sí tenemos la opción de modificar nuestra actitud, de reinterpretar ciertos acontecimientos adversos y dolorosos de una forma más sabia y objetiva, dejando en nuestro corazón un poso de paz.

Ver nuestros conflictos relacionales como una oportunidad de crecimiento y aprendizaje es una cuestión de entrenamiento y compromiso. Y de cambiar el foco de atención, dejando de señalar a los demás para empezar a mirarse a uno mismo. Tal como dijo el sabio Darío Lostado: "Si no te conoces tú, ¿quién te conocerá? Si no te conoces a ti, ¿a quién conocerás? Si no te aceptas tú, ¿quién te aceptará? Si no te aceptas a ti, ¿a quién aceptarás? Si no te amas tú, ¿quién te amará? Si no te amas a ti, ¿a quién amarás?"
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Algunos de los ejemplos de obsesiones, compulsiones y conductas de evitación más co-munes se presentan a continuación clasificadas por temas (Cruzado,


Algunos de los ejemplos de obsesiones, compulsiones y conductas de evitación más co-munes se presentan a continuación clasificadas por temas (Cruzado, 1998; Salkovskis y Kirk, 1989; Steketee, 1999).
- Contaminación. Obsesiones sobre sufrir daño o contagiar a otros por contacto con sus-tancias que se piensa son peligrosas, por ejemplo, suciedad, gérmenes, orina, heces, san-gre, semen, secreciones vaginales, animales, productos de limpieza para el hogar, radia-ción, etc. Compulsiones típicas son lavarse o ducharse concienzudamente, desinfectarse, limpiar cosas, buscar tranquilización. Además, se tiende a evitar el contacto con los obje-tos contaminados (p.ej., bolsas de basura, personas con ciertas enfermedades, hospitales, lavabos públicos, pomos de puertas) y aparecen conductas defensivas o de búsqueda de seguridad tales como coger las cosas con guantes, abrir las puertas con los codos o pedir a otros que manipulen los objetos considerados contaminados. Un ejemplo concreto es que si una persona tiene la obsesión “el peine del peluquero tiene el virus del SIDA”, puede llamar al doctor, comprobar el cuerpo para los síntomas del SIDA, lavarse las ma-nos y el cabello y esterilizar todas las cosas que los demás puedan tocar.
- Daño accidental no debido a contaminación o violencia física; por ejemplo, accidente, enfermedad. Obsesiones sobre dejarse la llave del gas o la puerta de casa abierta, un fue-go encendido o aparatos eléctricos conectados; haber atropellado a alguien; hacerse daño con un objeto afilado; escribir cosas comprometedoras; pensar que a un familiar le ocurri-rá algo grave; pensar que se pondrá veneno o cristales en la comida. Compulsiones: com-probar repetidamente la llave del gas, puerta, quemadores o aparatos (en ocasiones la comprobación puede ser mental); telefonear a hospitales o policía, rehacer la ruta, com-probar golpes o marcas en el coche, leer los periódicos al día siguiente; observarse dete-nidamente para comprobar si se está herido; comprobar repetidamente lo escrito; telefo-near, repetir ciertas jaculatorias, caminar de determinada manera o tocar ciertos objetos; revisar la comida. Los pacientes creen que si no realizan las comprobaciones, se produci-rá una catástrofe de la que serán responsables.
- Violencia física hacia sí mismo u otros por parte de uno mismo u otros. Obsesiones sobre tirarse al tren, matar a un hijo con un cuchillo, ahogarlo con una bolsa de plástico, apalizar a un amigo, tirar a alguien por una ventana o al tren, imágenes de asesinatos o cuerpos desmembrados. Compulsiones: pensar repetidamente que no se quiere morir, buscar tranquilización, comprobar que no se ha causado ningún daño, formar una contra-imagen. Conductas de evitación: no acercarse a las vías hasta que el tren esté parado, no quedarse solo con la persona a la que se puede dañar, ocultar cuchillos y bolsas de plásti-co, tener sólo cuchillos de plástico.
- Conducta socialmente inaceptable. Obsesiones sobre proferir o escribir obscenidades o insultos, decir algo poco respetuoso sobre una persona fallecida, robar, engañar, mentir. Compulsiones: intentar mantener el control de la conducta, preguntar a otros si uno se comportó adecuadamente en una situación dada, confesar conductas inaceptables que no se han hecho. Conducta de evitación: no acudir a situaciones sociales.
- Sexo. Obsesiones sobre órganos sexuales, actos sexuales indeseados (cometer una viola-
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ción, exhibirse, abusar de niños), dudas sobre la propia orientación sexual. Compulsio-nes: intentar sacar de la mente los pensamientos sexuales, pensar en otras cosas, recordar-se experiencias heterosexuales cuando asalta la obsesión de homosexualidad, realizar un ritual mental (p.ej., contar de 1 a 10 y de 10 a 1 cien veces). Conductas de evitación: no quedarse solo con personas del sexo preferido.
- Religión. Obsesiones: pensamientos o imágenes blasfemos (p.ej., “voy a ofrecer mi co-mida al diablo”, verse haciendo el amor con Jesucristo), pensamientos de ser castigado, dudas religiosas. Compulsiones: rezar, buscar ayuda religiosa o confesarse, hacer peni-tencia, pensar una frase que contrarreste la obsesión (p.ej., ofrecer otras cosas a Dios), formar una contraimagen de adoración a Jesucristo.
- Acumulación. Obsesiones sobre tirar cualquier cosa valiosa o cosas aparentemente poco importantes que puedan necesitarse en el futuro, sobre provocar un daño o cometer un error si se tiran ciertas cosas o sobre escrúpulos morales por malgastar. Compulsiones: acumular gran cantidad de objetos tales como revistas, facturas, apuntes, ropa, etc. que pueden llegar a llenar la casa e incluso otros lugares. La persona evita deshacerse de los objetos acumulados, que son de poco uso o valor, y puede tardar varias horas antes de decidirse a tirar algo. De un 20% a un 33% de los pacientes con TOC presentan conduc-tas de acumulación. Frost et al. (2004) citan varias investigaciones según las cuales la acumulación puede no ser sólo un síntoma del TOC, sino un trastorno aparte en el que las personas no presentan otros síntomas del TOC.
Hay que distinguir entre el trastorno compulsivo de acumulación y el denominado Síndrome de Diógenes. Este, a diferencia del anterior, se da principalmente en personas de edad avanzada, y en las que generalmente existe un importante deterioro cognitivo o alguna demencia. Además, algunos de los síntomas principales y definitorios del Síndro-me de Diógenes son el abandono extremo del autocuidado (higiene, alimentación, salud, etc.) y la ausencia de conciencia de enfermedad. Las personas con Síndrome de Diógenes suelen acumular basura (por ejemplo, restos de comida) o incluso animales que han sido abandonados en la calle, mientras que los acumuladores compulsivos almacenan objetos sin valor.
- Orden, simetría, exactitud. Obsesiones sobre que las cosas deben estar en el sitio ade-cuado y/o simétricamente colocadas, la lectura perfectamente comprendida, la escritura perfectamente hecha, las palabras empleadas con precisión y las acciones realizadas del modo correcto de acuerdo con una secuencia o número particular; por ejemplo, “si no limpio mis dientes del modo correcto, tendré que hacerlo otra vez hasta que lo consiga”. Compulsiones: ordenar los objetos de una manera determinada, comprobar mirándose o midiendo que las partes del cuerpo son simétricas, leer con lentitud o volver a leer lo ya leído, repasar y reescribir lo escrito, preguntar sobre lo que se ha dicho, seguir una se-cuencia estricta a la hora de hacer algo como cocinar o limpiar, repetir la acción un “buen” número de veces, repetirla hasta que parezca bien.
Esto último puede conducir a la lentitud compulsiva, que es especialmente difícil de tratar. Actividades cotidianas como levantarse de la cama, asearse y vestirse pueden lle-var horas debido a la necesidad de seguir un orden programado, llevar a cabo comproba-ciones mentales y repetir las acciones que no se han realizado “bien”. La lentitud es se-lectiva, afecta a ciertas acciones, pero no a otras. Cuando hay órdenes directas o grabadas para realizar las acciones, no se produce el enlentecimiento, pero los efectos no se man-tienen.
- Muerte. Obsesión: Imágenes de seres queridos muertos. Compulsión: Imágenes de las
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mismas personas vivas. Conductas de evitación: No hablar de temas de muerte, leer al respecto o visitar sitios relacionados.
- Tema somático. Obsesiones sobre tener una enfermedad (cáncer, SIDA, problemas car-díacos) o algún defecto imaginado en alguna parte del cuerpo a pesar de opiniones con-trarias. Hay que establecer aquí el diagnóstico diferencial con hipocondría y trastorno dismórfico corporal. Compulsiones: Pedir a médicos y amigos que aseguren que no se tiene la enfermedad, autoobservarse (p.ej., tomarse el pulso o la temperatura), comprobar la apariencia en el espejo.
- Sin sentido (frases, imágenes, melodías, palabras, series de números carentes de senti-do). Por ejemplo, una persona que oye internamente la melodía de un programa deportivo de TV mientras lee puede repetir la acción hasta conseguir leer el mismo trozo sin escu-char la melodía.
- Temas diversos: a) Necesidad de recordar cosas poco importantes (matrículas, números antiguos de teléfonos, eslóganes), b) pensamientos de perder cosas, c) obsesiones sobre sonidos o ruidos (relojes, voces, etc.).
Otras compulsiones a mencionar son las de: a) contar: el paciente se ve impelido a contar numéricamente cosas como los libros de una biblioteca o las baldosas que va pisando por la calle, o el número de veces que realiza una actividad como lavarse las manos; y b) tocar: impulso de tocar superficies rugosas o calientes o de rozar a otras personas o tocarlas suavemente.
El riesgo de desarrollar TOC en una persona que presente obsesiones/compulsiones es más alto cuando el contenido de las mismas tiene que ver con daño, sexo, religión, moral y con-taminación. Además el riesgo de TOC es más alto conforme aumenta el número de obsesio-nes/compulsiones (2,)5 para una, 7,4% para 4, 36,4% para 4 y 44% para 5) (Rucio et al., 2008).
El TOC puede no ser un trastorno único, sino un espectro de síndromes potencialmente coincidentes. Estudios que han realizado análisis factoriales y de agrupamiento de las diferentes obsesiones y compulsiones indican cinco subtipos de TOC (Starcevic y Brakoulias, 2008): a) Obsesiones de contaminación y compulsiones de limpieza. b) Obsesiones de duda y compulsiones de comprobación (aunque algunos estudios han asociado las obsesiones agresivas con compulsio-nes de comprobación). c) Obsesiones, frecuentemente de carácter sexual, religioso, agresivo o somático, sin compulsiones manifiestas. d) Obsesiones de simetría con compulsiones de orden y organización (a veces acompañadas de de obsesiones de exactitud/perfeccionismo, repetición, contar y lentitud obsesiva). e) Obsesiones y compulsiones de acumular y coleccionar. Los límites entre estos subtipos no siempre están claros y muchos pacientes presentan obsesiones y compul-siones de diferentes subtipos. A pesar de esto, algún subtipo predomina y los pacientes tienden a mantener a lo largo del tiempo los síntomas del mismo subtipo.
Por otra parte, el metaanálisis de Bloch et al. (2008) ha distinguido sólo cuatro subtipos: a) Obsesiones de simetría y compulsiones de repetir, ordenar y contar. b) Obsesiones de contenido agresivo, sexual, religioso y somático con compulsiones de comprobación. c) Obsesiones de con-taminación y compulsiones de limpieza. d) Obsesiones y compulsiones de acumulación. En niños también se encontraron cuatro subtipos, pero con las diferencias de que la comprobación cargó en el factor de simetría y las obsesiones somáticas en el factor de limpieza.
Algunas actividades como comer, jugar, consumir sustancias o practicar sexo son etiqueta-das de compulsivas cuando se llevan a cabo en exceso. Sin embargo, no son auténticas compul-siones porque la persona obtiene placer de las actividades y puede desear resistirse a las mis-mas sólo a causa de sus consecuencias nocivas.
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La mayoría de los pacientes con TOC presentan más de un tipo de obsesión y compulsión (el 60% de los casos clínicos; el porcentaje es del 54% entre la población general que presenta obse-siones/compulsiones). Además, la inmensa mayoría presentan tanto obsesiones como compulsio-nes (internas o externas) y al menos la mitad presentan compulsiones manifiestas. Sólo el 2% tienen obsesiones puras, sin rituales externos o internos. El 90% de las compulsiones se llevan a cabo en respuesta a las obsesiones, mientras que el 10% restante no se perciben relacionadas con una obsesión. La existencia de compulsiones sin obsesión precedente ha recibido dos explicacio-nes: a) La compulsión (p.ej., comprobar si se ha cerrado bien el coche) previene la aparición de la obsesión (Cruzado, 1998). b) Este tipo de compulsiones suelen ser de larga evolución y estereoti-padas y además muy eficaces, por lo que han llevado a la desaparición de las obsesiones y ansie-dad subsecuente, que sí existían al principio del trastorno (Salkovskis, 1985). Es de esperar que los pacientes con este tipo de compulsiones presenten poca resistencia a las mismas y experimen-ten poco malestar al realizarlas, aunque sí cuando se previene su ocurrencia.
Lee y Kwon (2003) han agrupado las distintas categorías de obsesiones en dos subtipos –autógenas y reactivas– que difieren en una serie de características, en la valoración o significado que se otorga a las mismas y en las estrategias de control subsecuentes. Los autores presentan datos obtenidos de población universitaria para apoyar su propuesta, aunque se requerirán datos con poblaciones clínicas. A continuación se describen los dos subtipos:
- Las obsesiones autógenas tienden a aparecer súbitamente y es relativamente difícil iden-tificar los estímulos que las disparan, son percibidas como egodistónicas, irracionales y aversivas, e incluyen pensamientos/impulsos/imágenes sexuales, agresivos, blasfemos e inmorales. Cuando se pueden identificar los estímulos disparadores, estos están conecta-dos con las obsesiones de modo asociativo o simbólico en vez de realista y lógico, tal como ocurre en el otro tipo de obsesiones. Ante las obsesiones autógenas, las personas exageran la importancia de las mismas (consideran que pensar eso es tan malo como hacerlo y/o que indica que se es una persona terrible) y consideran fundamental contro-larlas. Como estrategias de control predominan la detención del pensamiento, distracción, contraimágenes, otras compulsiones internas (rezos, contar números) y autocastigo.
- Las obsesiones reactivas son disparadas por estímulos externos identificables, son perci-bidas como relativamente realistas y racionales como para hacer algo respecto al estímulo disparador, e incluyen pensamientos sobre contaminación, suciedad, errores, accidentes, asimetría, desorden y pérdida de cosas consideradas importantes. Ante este tipo de obse-siones, las personas exageran su responsabilidad en la producción y prevención de conse-cuencias negativas. Las estrategias de control predominantes suelen ser compulsiones manifiestas de lavado, comprobación, orden, acumulación, etc.
Para que pueda diagnosticarse el TOC, la persona ha tenido que reconocer en algún momen-to que sus obsesiones o compulsiones son excesivas o irrazonables. Esto no se aplica a los ni-ños porque puede que no posean suficiente capacidad cognitiva para hacer tal reconocimiento. Sin embargo, incluso entre los adultos existe una gran variabilidad al respecto. Algunas personas tie-nen poca conciencia de que sus obsesiones y compulsiones son excesivas e irrazonables, mientras que en otros esta conciencia puede depender del momento y situación; así, un paciente puede re-conocer como irrazonables sus comprobaciones de si ha atropellado a alguien cuando está en la consulta, pero no cuando está conduciendo. En aquellas ocasiones en las que un paciente intenta resistirse a una compulsión que ve como irrazonable, la ansiedad puede incrementarse de tal ma-nera que se ve impulsado a llevar a cabo la compulsión con el consiguiente alivio temporal de la ansiedad. Tras sucesivos fracasos en resistirse a las obsesiones o compulsiones, la persona puede claudicar ante ellas, no volver a experimentar el deseo de resistirse e incorporar las compulsiones en sus rutinas cotidianas.
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Por otra parte, cuando un paciente tiene poca conciencia de que sus obsesiones son excesivas o irrazonables (lo cual se ha constatado hasta en el 25-30% de los casos; Foa, 2004; Kozak y Foa, 1997b), puede decirse que está en el límite entre las obsesiones y los delirios. Las obsesiones serí-an entonces ideas sobrevaloradas, esto es, ideas persistentes e irrazonables que son mantenidas con menos intensidad que las ideas delirantes (se acepta la posibilidad de que puedan no ser cier-tas). La presencia de ideas sobrevaloradas está asociada a un mal pronóstico cuando se encuentran cerca del extremo delirante (5% de los casos), pero en los demás casos hay que tener en cuenta que la conciencia sobre la irracionalidad de las obsesiones es menor cuando se está muy ansioso y mejora cuando la ansiedad se reduce.
Conviene tener en cuenta que fenómenos similares a las obsesiones y compulsiones son relativamente frecuentes en la población general (Freeston et al., 1991; Muris, Merckelback y Clavan, 1997; Rachman y de Silva, 1978, citado en Steketee, 1999). Piénsese, por ejemplo, en los pensamientos desagradables que a veces nos asaltan, en las supersticiones (tocar madera, cruzar los dedos, llevar un amuleto en situaciones difíciles como los exámenes, repetirse cierta frase), en los pensamientos utilizados para neutralizar otros pensamientos, en las conductas repetitivas de comprobación, lavado y orden y en los rituales deportivos (vestirse en un determinado orden, to-mar bebidas que dan suerte antes del partido, saltar al campo pisando con determinado pie, santi-guarse, etc.); véanse también las tablas 3 (parte B) y 4. Muchas de las cogniciones intrusas en población general tienen que ver con los siguientes temas: salud personal, experiencias embarazo-sas o dolorosas, conducta sexual personalmente inaceptable, agresión y daño, amigos o familiares sufriendo un accidente y amigo y familiares sufriendo una enfermedad.
Las manifestaciones obsesivas y compulsivas en la población normal son similares en forma y contenido a las obsesiones y compulsiones observadas en población clínica; las diferencias estriban en que son menos frecuentes, intensas, duraderas, vívidas y molestas, son más manejables y fáciles de rechazar, generan menos resistencia e interfieren menos en la vida. Para poder hablar de TOC, las obsesiones o compulsiones deben causar fuerte malestar, consumir tiempo (más de una hora diaria) o interferir significativamente con la rutina normal de la persona, con su funcio-namiento laboral (o académico) o con sus actividades o relaciones sociales acostumbradas. Según los datos del estudio epidemiológico de Rucio et al. (2008), los pacientes informan gastar una media de 5,9 horas diarias en sus obsesiones y 4,6 en sus compulsiones.
Según explica Bragado (1994), los rituales son bastante habituales en distintas etapas evolutivas. Entre los 2,5 y 3 años tienen que ver con la comida, el baño y el momento de irse a la cama. Estos últimos (pedir otro beso, otro vaso de agua, otra narración del mismo cuento) aumen-tan entre los 4-6 años (edades en las que son frecuentes los miedos a la oscuridad, fantasmas y monstruos) y suelen desaparecer a los 8-9 años. Rituales típicos a los 5-6 años son caminar a la pata coja, andar sin pisar las hendiduras entre losetas o baldosas, contar números que dan suerte y cruzar los dedos para anular un pensamiento o protegerse por haber dicho una mentira. Entre los 6 y 11 años los niños coleccionan ciertos objetos y se implican en juegos muy formalizados con reglas muy específicas y prohibiciones de ciertas acciones. De todos modos, estos rituales evolu-tivos no guardan una relación de continuidad con los síntomas obsesivo-compulsivos.
De acuerdo con Foa (2004), las principales diferencias entre el TOC en adultos y niños es que estos son menos capaces de identificar las obsesiones, pueden tener más dificultades para esta-blecer el vínculo funcional entre obsesiones y compulsiones, pueden tener creencias más inamo-vibles y tienden a presentar más pensamiento mágico y menos comorbilidad significativa (p.ej., depresión).

La autoestima: aprender a quererse uno mismo


Nuestras creencias, son la parte fundamental de nuestra vida. Lo que creemos, se manifiesta; nuestros pensamientos son órdenes que serán obedecidas y las veremos reflejadas en nuestra vida como experiencias. Si piensas en miedo, en carencias, en desamor y fracaso, actuarás como un imán para ello, atrayéndolo de manera natural, instantánea, convirtiéndose en tu realidad inmediata.

Exactamente lo mismo pasa cuando pensamos en dinero, amor o éxito, éstos vendrán de manera fácil, casi sin buscarlos provocando milagros diarios en nuestra vida. Los pensamientos del presente, crean nuestro futuro. El pensamiento y las palabras van juntos, ambos contienen vibraciones energéticas que atraen lo que llaman, sucesos de la misma calidad de sus vibraciones.

Los pensamientos son sólo eso, y pueden cambiarse, nosotros tenemos el poder de hacerlo, es sólo una programación. Nosotros somos los únicos responsables de la vida que nos hemos construido, no podemos culpar al destino, a nuestros padres a la suerte o a Dios; si aceptamos nuestra responsabilidad, nos estaremos dando la oportunidad de elegir un cambio consciente, que no nos permita volver a nuestras creencias negativas y desde luego a nuestra vida llena de sacrificio y sufrimiento.

Si analizamos las afirmaciones anteriores, nos daremos cuenta que las podríamos resumir en una sola frase: Baja autoestima. Es el resultado de no valorarnos como personas, como trabajadores, como seres capaces de inspirar amor, admiración, etc. Es lo que nosotros creemos y es lo que estamos viviendo.

Nuestra vida actual, es reflejo de un pasado arraigado a nosotros. Las experiencias que vivimos, nos hicieron pensar que así era la vida. Lo que vimos en nuestro entorno, nuestra sociedad y los acontecimientos, fueron la influencia que nos dieron un patrón determinado de pensamientos.

Nuestros padres son la principal fuente de creación en nuestro patrón de creencias. Si tuvimos la suerte de vivir en un hogar lleno de amor, de unión y felicidad, ¡tenemos parte del camino ganado! y habrá poco que restaurar. Pero si pertenecemos a una familia agresiva, que nos repitió incontables veces "Eres un inútil" "Nadie se va a fijar en ti" "El éxito es para los ricos" "Los hombres no lloran" etc., entonces te darás cuenta, que una gran lista de estas ideas limitantes están construyendo tu realidad actual y que aparte tienes que luchar contra una gran dosis de resentimiento, culpa y rencor, no sólo hacia tu familia, sino también hacia ti mismo y hacia el mundo entero.

Nuestros padres hacen lo mejor que pueden, con las armas que tomaron en su experiencia con el pasado. Si a ellos no les enseñaron lo que es el amor, no pudieron aprenderlo y por consecuencia no te lo pudieron enseñar, en este caso, el amor encierra todo, y entre ello se encuentra el autoestima, una persona con falta de autoestima puede tener muchos matices al manifestarse, desde tener actitudes violentas (para obligar a la gente a la aceptación de sus ideas) como un carácter debilitado y temeroso de enfrentarse a la vida.

En este mundo no hay culpables, todos somos partícipes de un rol que desempeñamos por acuerdo mutuo entre Dios y nosotros. Esto se da desde otros planos.

Ahí es donde elegimos la vida que llevaremos aquí en la Tierra, desde la ciudad en la que naceremos, hasta nuestro color de piel, y desde luego, también hemos escogido a los padres que cuentan con los elementos que nosotros necesitamos como aprendizaje. De todo lo malo que hayamos podido absorber, podemos también descubrir que aprendimos cosas buenas.

Los pensamientos son sólo eso, y pueden cambiarse, podemos elegir entre ellos. ¿Cuántas veces te has negado a pensar que eres una persona exitosa?

¿Cuantas veces no has aceptado que puedes inspirar confianza y amor en los demás? En estos casos, tú estás eligiendo estos pensamientos, de la misma manera, puedes elegir, pensamientos contrarios que eleven tu autoestima. El amor hacia uno mismo es parte fundamental en este proceso de cambio y curación. El reconocimiento de nuestro propio poder y de todas nuestras capacidades es el camino para elegir la vida que merecemos vivir.

La vida que siempre hemos querido tener pero creemos que no es para nosotros, que no la merecemos.

En la mayoría de los casos, el problema que vemos manifestarse dentro de nuestra vida, no es el verdadero problema, resulta que solo se trata de la manifestación de lo que es el verdadero problema.

No importa el tipo de problema, puede ser que no tengamos suficiente dinero, que estemos enfermos, no tengamos amigos, no conseguimos un buen empleo... en fin. Cualquiera que sea el problema tiene un fondo, una raíz, que a final de cuentas es el mismo en todos los casos.

En base a lo anterior se comentan algunas recomendaciones para mejorar la autoestima de una forma sencilla y eficaz.

Apruébate a ti mismo, ámate a ti mismo, siéntete merecedor de todo lo bueno. La mayoría de las veces, la falta de amor a nosotros mismos le cierra la puerta a cualquier oportunidad que esté por venir. ¿Cuántas veces nos convertimos en comerciantes, vendemos el mejor producto o servicio pero sintiéndonos culpables por cobrarle a la gente? sentimos que le robamos. Esto es desear el dinero, pero creyendo que nuestro trabajo no vale lo suficiente. Es justo aprender a valorarnos a nosotros mismos.

Piensa en todas aquellas cosas que te hagan feliz, haz lo que verdaderamente disfrutes aunque sea una vez por semana. Haz ejercicio a tu propio ritmo. Nutre tu cuerpo y tu mente con los alimentos que tu organismo requiera.

Todo en la vida es aprendizaje, si ya has decidido dar el paso para el cambio, toma en cuenta que entrarás a una etapa de aprendizaje continuo, el reprogramar nuestros pensamientos no se logra de la noche a la mañana, pero tiene el mismo sistema de aprendizaje que cualquier otra cosa, si aprendemos a manejar, un nuevo programa de computadora, etc., todo lleva la misma mecánica, al principio seremos torpes, pero conforme vamos aprendiendo dominaremos el terreno.

Apóyate a ti mismo en todo lo que emprendas, por ejemplo, si hoy tienes que hacer una presentación de algún proyecto ante un grupo de personas, piensa que todo saldrá bien, deja a un lado el miedo.

Cuando termines la presentación, no te critiques a ti mismo con frases como "estuve fatal" "¡te equivocaste!" "Si hubiera dejado de temblar y mostrarme tan nervioso"... toda esta crítica solo servirá para que la próxima vez que tengas que enfrentarte a una nueva presentación ¡Te bloquee el miedo!. Sustituye esta crítica por apoyo, por ejemplo "Creo que puedo cambiar algunos puntos", "Vamos a adaptar esto y ajustar aquello", suena distinto ¿verdad?.

En este caso estarás afinando puntos que te llevarán a perfeccionar lo que estás haciendo, al no haber sentimiento de frustración estamos eliminando el miedo, porque la próxima vez, estaremos seguros de que nuestro proyecto lucirá mucho mejor con una presentación corregida.

Al principio nos será difícil empezar a entender las leyes del universo y sobre todo como estar acorde con ellas para que las cosas funcionen bien.

Esto también es un proceso, es como cuando utilizaste tu computadora por primera vez, al principio te costaba trabajo y "no entendías nada" conforme fuiste aprendiendo y entendiendo los programas las cosas funcionaron mejor, ahora seguramente ya dominarás algunos programas, puedes hacer tus trabajos fácil, digamos que de manera automática, y puedes solucionar problemas sobre la marcha sin ninguna dificultad. Es igual con las Leyes del Universo, en el momento en que empezamos a entender como funcionan, empezamos nosotros a funcionar mejor.

No creas en las limitaciones, no importa que lo que estés deseando parezca imposible, cuando las Leyes del Universo actúan sobre lo que tu deseas, siempre encuentran los caminos para hacértelo llegar, no olvides que tus ángeles siempre están contigo y tienen una mayor visión que nosotros para hacer que las cosas sucedan, solo tenemos que confiar en ellos, tener fe.

Para llevar a la práctica todas estas ideas en la vida diaria y que nuestra vida empiece a funcionar en todos los aspectos, vamos a partir de un principio: "Para cambiar al mundo necesito cambiar yo primero".

Ve por pasos ¿Qué es lo que tienes como prioridad para cambiar? Elige un aspecto de tu vida, pueden ser tus relaciones, tu trabajo, el dinero, en fin. Ya que tengas lista tu prioridad, busca que es lo que no te gusta y analiza si eso que no te gusta es solamente reflejo tuyo. Por ejemplo, si no te sientes a gusto en tu trabajo tal vez sea porque tienes un jefe demasiado intransigente ¿Tu eres así?.

Otro ejemplo, si no puedes hacer amigos a largo plazo, tal vez sea porque no confías en ellos, porque sientes que te critican a cada momento ¿Tu criticas a los demás?

Todo lo que nos sucede, nos llega por atracción, es decir, nuestra forma de ser y de pensar atrae personas y circunstancias que son compatibles con nosotros, hay un dicho que dice "Dios los cría y ellos se juntan", y es verdad. Atraemos lo que somos, lo que tenemos a nuestro alrededor es nuestro propio reflejo.

Entonces, si quieres que las circunstancias cambien, detente un momento y analiza que es lo que te falta aprender, sobre todo cuando vivimos sucesos semejantes, una y otra vez se repite la historia, por ejemplo, cuando pruebas una y otra vez un noviazgo (con distintas personas) y nunca concluye bien... algo falta por aprender.

Si queremos que nuestros amigos, nuestra familia o nuestros jefes cambien su actitud con nosotros, hay que analizar eso que no te gusta de ellos, seguro es una característica que tu tienes y no te has dado cuenta de ello. La única manera de que las personas cambien con nosotros es cambiando nosotros mismos. De otra manera tu puedes cambiar una y otra vez de amigos, una y otra vez de trabajo, y al final, solamente estarás trasladando los mismos problemas a otro lugar. En el momento en que corrijas tus actitudes, verás como todo se comporta de diferente manera.

El ser humano tiene una capacidad muy grande para ver los defectos de los demás, pero nunca ve los propios, lo maravilloso de esto, es que los defectos de los demás son los nuestros, eso que tanto nos molesta de la gente con la que convivimos es precisamente lo que también nosotros manifestamos y no nos damos cuenta, y es eso lo que tenemos que cambiar.
http://www.gestiopolis.com/canales7/rrhh/el-autoestima-y-la-autoayuda.htm

Ser vulnerable





Ser vulnerable

Artículo publicado por Merlina Meiler


Hombres y mujeres tenemos áreas en las que somos vulnerables.

En las que nos han sucedido hechos que nos dañaron, o que aún hoy nos hacen trastabillar o nos sacan de nuestro eje. No somos perfectos y todos tenemos nuestros momentos de incertidumbre. Manifestar nuestra vulnerabilidad, en estos casos, es la mejor manera de compartir el peso que nos agobia y de obtener el apoyo que tanto necesitamos para sobrellevar la situación y salir adelante.

Mostrarnos tal cual somos es la mejor manera de estar rodeados por gente afín a nosotros. De nada sirve tapar nuestra verdadera esencia o intentar vender una imagen distinta de nosotros mismos, todo esto cae con el tiempo y da lugar a resultados que no buscamos. Mostrarnos tal cual somos también implica abrirnos a las personas de nuestra confianza y compartir con algunas de ellas lo que nos afecta.

Ser inexpugnables, aparentar que todo lo podemos o simular que lo que nos sucede no tiene mayor relevancia solo añadirá un peso extra a nuestro malestar. Asimismo, dará lugar a que quienes nos rodean no tomen las actitudes que desearíamos, ya que ignorarán lo que efectivamente sucede en nuestro interior.
Claro que tenemos nuestras fortalezas y nuestras debilidades, pero esconder nuestra vulnerabilidad impide que las demás personas se acerquen de la manera que precisamos o anhelamos.

En lo personal, no temo mostrarme vulnerable. Me conecta con mis seres queridos de una manera muy especial cuando más los necesito. Y no creo que sea una característica femenina abrir nuestro corazón o nuestra mente y dejar salir nuestras dudas y nuestras inseguridades ante quienes sabemos que nos tenderán una mano o nos darán un consejo que, probablemente, nos aporte más de lo imaginado. Me parece un acto sano y maduro buscar ayuda cuando la necesitamos.

¿Sueles mostrarte vulnerable?
http://www.mejoraemocional.com/opinion/ser-vulnerable/

tonterias para aburrir


como siempre nos ocurre, nos han vuelto a dañar los amigos, esos que cuando estan de buenas nos sonrien y nos dicen vuestra amistad es lo mas importante que tenemos por que somos familia, si a esa familia a la que recurren cuando tienen un problema o necesitan algo, el problema es que pecamos de sinceridad y no nos gustan las dobleces y en ocasiones, cuentas cosas que te ocurren o problemas que has tenido con la familia, y eso te hace vulnerable ante ellos, saben donde estan nuestros puntos debiles, y como machacarnos durante una temporadita para luego perdonarnos, y borron y cuenta nueva hasta la proxima, la penultima vez fue en navidad despues de hacer la comprar y planearlo todo nos dejaron tirados, con una mala excusa.no lo hemos olvidado pero tenemos un problema no somos rencorosos, y eso a mi forma de ver las cosas es muy malo, por que bajas la guardia una y mil veces y no aprendes de los errores,el por que tolero esta amistad? es por mi chico a el le cae bien y le da pena jajajaja.
si por mi fuese, siendo como soy ya habria cortado hace muuuuchos años pero por respeto hacia mi marido, los aguanto no se por cuanto tiempo mas no lo se.
pero hacen con nostros casi lo que quieren con sus rabietas y sus chantajes emocionales. el problemas es que al final despues de tantos años terminas por apreciar a la gente a pesar de sus rarezas y su caracter, y hay es cuando te hacen daño.
fuente:amatista

quiero un botecito de esta medicina,para que no me vuelvan a dañar

Sepa defenderse de la agresión psicológica


Sepa defenderse de la agresión psicológica


Usted puede ser víctima deUsted puede ser víctima de un acosador psicológico sin saberlo. Es un daño que comienza de modo muy sutil y luego es tarde para rechazarlo. No permita que le suceda.Puede tratarse de su pareja, su jefe, un compañero de trabajo… Cualquiera de estas relaciones puede ser responsable de que esté pasando una situación muy desagradable, en la que siente que el aire se vuelve irrespirable, no puede sostener la tensión y anda de mal en peor, con sensación de agobio, cansancio, incluso insomnio…

¿Le está sucediendo algo similar? Muy bien: se trata de las consecuencias de la agresión psicológica. Preparesé a ponerse firme y a terminar con esa situación.

Detención

Es fundamental conocer la forma en que trabaja un agresor. Es un individuo que planifica sus estrategias y, para tener éxito, apela a diferentes recursos. Básicamente, este tipo de atacante pone en práctica sistemáticamente las siguientes técnicas:

La mentira. Es su arma principal. Como lo que más le importa es la trama que va tejiendo alrededor de usted, puede decir cualquier mentira que le sea útil en un momento determinado.

El chataje. Siempre propone intercambios que supuestamente benefician a su víctima, pero no son más que burdas maniobras.

La generación de miedo. La idea de proteger siempre es falsa en el acosador. Lo que en realidad quiere transmitir es miedo. En ese contexto, puede actuar como “salvador”, solucionando los problemas que él ha fabricado.

La culpa. Uno de sus recursos predilectos. Si logra provocar culpa, hará que sea usted quien acuda a él.

La orden. Directamente, cuando vea que quiere escapar de la persecución, acudirá a todo el poder que tenga sobre usted.

Violencia mental

El acosador utiliza contra su victima lo que los profesionales denominan “crueldad mental”: violencia, o ensañamiento que ejerce una persona contra otra sin agresión física, pero sí emocional y psíquica. El acoso en sí consiste en la persecución con presiones y apremio para conseguir algo contra la voluntad de la víctima.

Como ve, no es algo con lo que se pueda ser sutil ni suave al afrontarlo.

Es interesante señalar que esto ya está lejos de ser algo excepcional. Por el contrario, los expertos afirman que esta situación prolifera a nuestro alrededor: manipulaciones, intrigas, presiones, zancadillas, desprecios… Y en todos los terrenos de la vida cotidiana: pareja, familia, escuela, trabajo. Esto prodría provenir de un problema de falta de autoestima generalizada en la sociedad, generada por la crisis de valores, inseguridad en uno mismo y presión social constante.

Prevención ante todo

Quien se somete a una situación de acoso psicológico no es el tipo de persona que “comprenderá” o “aprenderá” fácilmente, y la solución, en todo caso, no pasa por lo que usted intente lograr. Debe hacer acopio de energías y seguir del camino por donde su perseguidor transita. No hay posibilidades de prolongar en el tiempo su actitud de tratar de adaptarse a la situación o buscar que el acosador comprenda. Sólo se librará de la desagradable situación encarando una serie de acciones directas y concretas.

Para ponerse en acción, debe fijar sus propias reglas de conducta. Es lo primero que conmoverá al acosador, que es quien quiere fijarlas por usted. Luego, intente poner en práctica los principios que le proponemos y empezará a deshacerse de esta molesta agresión que puede llegar a causarle mucho daño.

Estrategias de defensa

Lo primero que usted debe hacer es evitar enfrentarse abiertamente. Eso es lo que estimula al acosador. No tolere situaciones donde, supuestamente “por su bien”, intenta tomar decisiones por usted y decirle lo que debe hacer. Siempre tratará de utilizar todos sus recursos para influenciarlo y someterlo, y así mantener el poder sobre usted. Suele utilizar recursos como: “¿Para qué almuerzas con tu hermana una vez a la semana, si ella no te necesita para nada?”, o “Este nuevo cliente no es bueno para ti, creo que lo atendera tu compañera”. Ante esta clase de situaciones:

Confirme su postura

Responda firmemente ante estos recursos de sometimiento. “Puede que mi hermana no me necesite, pero me encanta estar con ella”, o “Me parece bien que deribe el cliente a mi compañera si confía en ella, pero sepa que me encanta contactar nuevos clientes”. El acosador espera que vacile, así que nunca lo haga.

Trate de diálogar francamente con él

Pero si ve que se niega -abiertamente o no- a hacerlo, deje las cosas como están. Recuerde que él busca el enfrentamiento para ejercer su supuesto dominio.

Nunca le hable en todo confidente

Reduzca todo intercambio personal o íntimo, porque así no le dará opción a que use la demagogia o pueda manipular hechos o intenciones. Y, por supuesto, si se trata de una relación de trabajo, evite toda invitación o sugerencia de almorzar juntos, tomar café, etcétera.

Marque los límites

Mantenga claramente las distancias. Aun cuando pueda evitar el trato (por ejemplo por cuestiones laborales), fije un marco en el que ese trato se manejará.

Apóyese en los demás

Confiando en amigos o compañeros, haciéndolos participar del problema que tiene, hallará esa seguridad de la cual las actitudes de su perseguidor, a veces, le generan dudas.

No deje pasar desapercibido a su agresor

Aclare siempre la situación señálelo con nombre y apellido, diciendo claramente cuánto le molesta la situación. Y no se desanime si la primera actitud de la persona a la que le cuenta lo que lo que pasa es minimizar el hecho, pero manténgase firme en expresar lo que le sucede.

Trate de reunir pruebas de lo que pasa

Una agresión psicológica se enfrenta con hechos concretos. Por ejemplo: si el perseguidor lo molesta con llamadas telefónicas, grábelas. Junte notas, cartas, todo lo que sea palpable como prueba. Pero siempre manteniendo cierta distancia de la situación, para que ésto no se convierta en una obsesión incontrolable.

Actitud mental frente al agresor

Una vez que usted haya aprendido a detectar a un agresor psíquico y conozca la forma en que éste procede, puede desvial el mal simplemente con el poder de su pensamiento. Tenga en cuenta que la negatividad siempre puede invertirse y ser transformada en algo inocuo o, incluso, positivo. Cuando sienta las vibraciones adversas que surgen de su agresor, concentre su propio pensamiento en esa energía y trate de visualizarla como una nube negra que permanece suspendida entre los dos. Reprográmela poco a poco, utilizando su mente. Imagine que lentamente la nube se va disipando, disolviendo hasta desaparecer por completo. En su lugar, cree en su pensamiento un cristal fino pero indestructible, totalmente transparente. Será una barrera entre usted y su agresor, pero le permitirá verlo y vigilarlo de tal manera que siempre será consciente de sus intenciones.

http://elcamino.iespana.es/autoayuda/defensaagresorp.html

Las Anorexias y la Regulación Obsesiva




dejar de ingerir alimentos como un modo de regular la imagen corporal corresponde a una conducta normal de seres humanos insertos en una cultura que valora la silueta como parte de los ideales estéticos y de autocuidado. ¿Qué hace que algunos la extremen hasta llevarla a riesgo de muerte?.
Los trastornos de la alimentación, las anorexias (Caparrós 1997), reconocidos como una patología de curso y pronóstico particular suceden en diferentes edades y estructuras de personalidad. Caracteres obsesivos, narcisistas, dependientes y limítrofes han sido reconocidos como posibles constantes en poblaciones de pacientes en terapia ( Selvini 1987)
Siendo posible en diferentes etapas de la vida, es frecuente que sucedan al inicio de la adolescencia los síntomas que terminan por consolidar la patología restrictiva ( imc >17.5 ; amenorrea por 3 ciclos; alteración de la imagen corporal ; temor a subir de peso) . De restrictiva puede pasar a ser bulímica o quedar como cuadro mixto en el curso de la patología y el desarrollo. Esto hace pensar que “las anorexias” corresponden a cuadros donde el comer , el cuidado y las relaciones familiares manifiestan su disarmonía en las conductas de restricción y o vómitos de alimentos.
Nos interesa en este escrito describir cómo la organización pulsional obsesiva puede ser utilizada en los períodos restrictivos de las anorexias y cómo el fracaso de esta organización obsesiva hace caer en el descontrol la ingesta de alimentos. Lo obsesivo podrá seguir diversos cursos : hacer síntomas transitorios independientes del comer , mantenerse como rasgo en la personalidad o entronizarse como estructura de personalidad.
LO OBSESIVO EN LOS TAL
En forma normal la vida pulsional es administrada tanto por un sistema de organización obsesiva como por el de una organización histérica. Ambos son polos de una institución psíquica normal ( Capella 1996). Conviene decir qué entenderemos por pulsión , la biología que nunca será satisfecha aunque siempre insistirá. Un concepto que queda a medio camino entre la necesidad de la biología orgánica y la necesidad del deseo como propuesta del entorno social.
Sin embargo existirán ciertos períodos durante la vida en que uno de los polos tome la hegemonía en función de alcanzar objetivos exigentes propuestos como deseables.
Uno de esos períodos sensibles para el desacople de estos polos es la entrada a la adolescencia, es decir la elaboración de la pubertad (Bloss 1986). Se tratará la mayor parte del tiempo de una niña (frecuencia de estos trastorno 9:1 mujeres: hombres) que decidirá, como parte de la nueva administración de su cuerpo regular la ingesta para lograr la silueta que espera se torne deseable según los modelos vigentes para su tiempo, o encuentre el peso propuesto por el médico o participe en esta nueva aventura con sus antes compañeras de juego. Así la sexualidad, el deseo de pertenencia o las indicaciones médicas caen en un mandato de regulación. Para lograrlo será necesario echar a andar mecanismos de restricción, inhibición, normativa. Esta organización traerá al primer plano la constelación obsesiva, funcional para estos fines.
Dependiendo de la carga pulsional con la cual ha llegado al mundo y de el curso que ha seguido la pulsión en función de la historia y de los eventos traumáticos que le ha tocado vivir, esta tarea puede llegar a buen puerto, logrando su objetivo y manteniendo la salud, o puede derivar en un sistema patológico: insistente, repetitivo, rígido, independiente del objetivo inicial, que se consolidará como regulador de la ingesta.
Además entrarán a la escena como eficientes reguladores las imágenes ideales del yo, que en este período comienzan a distanciarse de aquellas de los padres, y los sistemas superyoicos de sanción, culpa, vergüenza que pondrán en tensión la escena de la autoimagen de modo que el logro de la inhibición conectará con sensaciones de poder y la aceptación del alimento con fracaso y baja en la autoestima.
Un Trastorno de alimentación es una patología transnosográfica y transestructural, de modo que tiene muchos modos de presentación aunque todas las pacientes puedan compartir la alteración de la imagen corporal, los temores de subir de peso y las alteraciones somáticas en el curso de esta patología. Aunque el DSMIV diferencia entre anorexia, bulimia y otros cuadros se presume se trataría de una misma patología con manifestaciones conductuales consecutivas o mixtas. (Vandereycken, 1991)
Una paciente con trastorno de alimentación utilizará estos mecanismos obsesivos de control de diferentes modos. Algunas limitarán su uso a los alimentos, otras los trasladan hacia los ejercicios, los estudios, los amigos, los objetos, los pensamientos llegando incluso a hacerse síntomas de un síndrome obsesivo compulsivo o parte de un trastorno obsesivo compulsivo de clínica habitual.. De modo que la relación que se establece entre la constelación obsesiva y los trastornos de alimentación podría entenderse como:
a. Organización obsesiva al servicio de una baja de peso limitada: trastorno de alimentación utilizando la organización obsesiva
b. Organización obsesiva generalizada: trastorno de alimentación mas un Trastorno Obsesivo Compulsivo ( TOC) transitorio
a. Con tendencia a la angustia; b. con tendencia a la depresión.
c. Organización obsesiva sintomática con TOC
d. Organización obsesiva como modo preferente de la personalidad : trastorno de alimentación en trastorno de personalidad obsesiva

La organización obsesiva puede aparecer como un modo de:
a. Organización Preferente : siendo elegida por su eficiencia en el manejo del control tanto del trastorno de alimentación como de otros espacios vitales.
b. Organización Suplementaria: sumándose a otros elementos de tipo psicótico o impulsivo que estén sustentando el trastorno de alimentación.
c. Organización Alternativa : se usa en ciertos contextos emocionales , pero puede ser suplantada por organizaciones más histéricas o narcisistas
d. Organización Funcional : utilizada solo para el logro de la reducción de ingesta
Cerca de un 25% de las pacientes con trastorno de alimentación (Yager 2000 ) cumplirán con los criterios de síndrome obsesivo compulsivo según el DSMIV. La población de pacientes que nos ocupará es aquella que aloja un trastorno de alimentación dentro de una organización pulsional obsesiva. Esto puesto que es aquí donde podremos observar con mayor claridad el funcionamiento de un sistema obsesivo en el control de la ingesta . Asunto que aparece esencial en el trastorno de alimentación llamado restrictivo y que según hemos detallado corresponde con la esencia de la voluntad : el control.
Cuando el trastorno de alimentación se aloja en esta organización obsesiva hay mayores probabilidades que el dolor psíquico se fije dentro de una estructura rígida, dura, resistente, estable y obstinada.
LO OBSESIVO SE ORGANIZA EN EL COMER ¿Ser o comer?
El acto de comer es una conducta que queda entre el campo pulsional y el simbólico. Comparte así las características del aparato mental que integra los aspectos derivados de las necesidades del organismo con aquellas derivadas del deseo, más cerca del discurso social.
Los reguladores de este acto serán tanto el ideal del yo como el superyo. El ideal del yo es una construcción cercana a la cultura donde se desarrolla este organismo y el sistema superyoico es el ejercicio de la inhibición y la restricción en pos de un objetivo. De este modo ideal del yo y superyo pueden mantener una relación de colaboración.
En lo pulsional el juego entre la pulsión de vida y la pulsión de muerte darán las energías necesarias para el impulso y el freno del impulso, cualquiera que este sea.
1-LO PULSIONAL: La energía que busca descargar la tensión que la impulsa ( Laplanche 1971), no siendo completamente instintual ni completamente cultural , puede ser entendida como la herencia filogenética humana ; dispuesta a ser transformada y fragmentada desde la historia de cada individuo particular. Mas allá de lo instintual , una dimensión biocultural , referente de las no satisfacciones parciales. Para Freud las pulsiones serán orales, anales y genitales , mientras que Lacan las distinguirá en orales, anales, escópicas (mirar) e invocantes (oír) Toda pulsión , se dice, quedará conectada con la dimensión del deseo. El instinto buscará su objetivo que es satisfacerse y la pulsión es el camino (Evans 1997) .Así en el comer, la pulsión , como la entendió Freud ,tiene una fuente ( el hambre), un motor, movimiento o energía ( el deseo de comer) un objeto (el alimento) y un fin ( la saciedad). En los trastornos de alimentación habría un continuo rodear el objeto sin alcanzar el fin. Las pacientes realizan distintos actos que teniendo relación con los alimentos no son comer. El hambre que es la necesidad pondría en acción el movimiento hacia el alimento , sin embargo diversos dispositivos intermedios distraerían este movimiento hacia pensamientos o acciones que no consumarían la demanda de alimento en el comer. La paciente ,en vez de comer, fantasea con comida, se la prepara a la familia, colecciona recetas, estudia nutrición. Pareciera que el goce se obtiene de este circulo del deseo que termina en lograr no desear aquello que se desea, la afánisis (Nasio, 1996) .No comer, no pesar, no decir, no existir , al fin, acercarían la organización a la pulsión de muerte. Sin embargo, no parece que la pulsión de vida y muerte puedan ser vistas como opuestos sino como parte del mismo proceso de vida que requiere tanto del movimiento de la construcción como el de deconstrucción ; tanto de la acción como de la pasividad; tanto la conexión como la desconexión; La inmovilidad y el movimiento. La pulsión de muerte se haría presente en la organización obsesiva ,entonces a través de la inhibición del acto. Varios mecanismos se desarrollarían para lograr que actos tan importantes como comer sean bloqueados. Uno de ellos es la duda .Un pseudomovimiento de balancín dejaría a la paciente en perpetua vacilación. No poder decidir , dudar y posponer son modos que adquiere esta pulsión de estaticidad. La duda acerca de la cantidad , el peso, la limpieza, la preparación , o las calorías de los alimentos pueden objetar la ingesta . Es tanta la angustia que se genera en torno a la pregunta ¿ puedo comer esto? que se requiere la asistencia de otro confiable ,ya sea por su profesión ( nutrióloga) o por su amor ( la madre) que tome la decisión por ella y le resuelva el dilema. Igual asunto sucede con la pregunta ¿soy gorda o soy flaca? Que podrá ser enunciada mil veces a la madre, las amigas o algún hermano que se la permita. Una pregunta obsesiva que parece no poder responderse. Como si se buscara objetividad, razón en la sinrazón . La duda de la imagen es parte del síntoma obsesivo. Poner en duda : la imagen, el peso, la cantidad de alimentos que debe ingerir, el valor de sí, la eficiencia, la solidez de la familia, la coherencia de sí misma. Ponerse en duda ,eso es lo obsesivo de la organización pulsional que usa los aspectos pasivos para atenazar los activos de la pulsión de vida .
Basada en la descripción freudiana de la organización básica de la neurosis obsesiva “..El contenido principal de su padecer son unos temores....además de impulsos...prohibiciones a dichos impulsos...” pag127) Un caso de neurosis obsesiva). Lo obsesivo habita en el conflicto no resuelto entre el deseo y el temor que este deseo se cumpla. El deseo de comer y el temor a engordar será tramitado en las distintas pulsiones parciales. Las pulsiones se manifiestan a través de acciones, es decir de verbos . Las acciones surgen desde el cuerpo y tienen a su vez representación simbólica .Esta suele mostrar la ambivalencia característica de lo obsesivo con un desplazamiento de los verbos corporales a las relaciones vinculares y a la relación con los alimentos , siendo unas isomórficas de otras. Es decir, cada pulsión tendrá manifestaciones propias de los órganos implicados en ella, como veremos a continuación.
La pulsión oral : esta pulsión se ejerce a través de los movimientos de : chupar, incorporar, triturar, desgarrar, moler, transformar , contener, romper/ligar. El Instinto tendría como objetivo comer: la demanda , inscrita en lo biológico como hambre, busca la satisfacción por la sobrevivencia. El hipotálamo tendría funciones en la homeostasis del apetito, regulando hambre , saciedad e incluso calidad de la ingesta (Halmi 2000). La pulsión oral , en cambio, haría un camino que no siempre alcanza el alimento como objetivo. Es posible tender hacia la satisfacción para no encontrarla . Hacer del objeto de la pulsión un objeto de deseo. Y hacer del objeto, un objeto del no deseo. En la anorexia se pondría en acción un rodeo oral que sostendría activa la pulsión sin satisfacer el instinto. De este modo la relación que la paciente anoréxica tendría con la pulsión oral está siempre presente por la constante insatisfacción. Incluso presente desde el hambre que es la pura necesidad orgánica. No es fácil separar en la pulsión oral qué porción de la pulsión es de vida y cuál de muerte. La relación que se establece con los alimentos lleva ambas tendencias para lograr satisfacerla. Comer es agredir para vivir. Desgarrar, triturar , fragmentar y destruir para incorporar y desarrollar. En la paciente con trastorno de alimentación es aquello de incorporar alimentos lo que genera el temor que llega a extremos de angustia . La anoréxica no rechaza sino que reduce la ingesta (Selvini 1997) , es decir controla la cantidad y la calidad haciendo que la pulsión oral consiga su objetivo en parte . En los momentos bulímicos de la enfermedad en cambio, acepta y expulsa por la boca condensando en un solo lugar del sistema digestivo funciones que el cuerpo ha disociado . El cuerpo acepta por la boca y expulsa por el ano. En los momentos bulímicos la boca se analiza. La boca es tratada como un esfínter que expulsa o que retiene . Y podemos ver cómo esta zona del cuerpo que tiene tanto funciones en el habla como en el comer puede ser clausurada para ambas funciones . Con el característico “no sé” se clausura el habla y con la característica oposición ,el comer. La boca destruye primero aquello que va a incorporar. Fragmentar, perder la totalidad del alimento, serán funciones fisiológicas necesarias que sin embargo son mantenidas a raya en sus formas simbólicas cuando lo agresivo no es concebido en el ideal del yo. El temor a ser desmenuzada, desparramada, derrumbada, deconstruida o destruida es una fantasía en sí o proyectada en la relación diádica con la madre . El alimento a su vez será movido con todos estos verbos en el plato :la comida se revuelve en el plato , se desmenuza, se fragmenta, se excluye, se desparrama, se bota, se hace nada.
El aspecto agresivo de la pulsión permitirá regular la distancia y la angustia de fusión con mayor intensidad cuanto más sea la mora adolescente con su autonomía. Frente a este conflicto surge el control como un acto de defensa, de negociación como una zona de acuerdo , que sin embargo en los trastornos de alimentación constituye una zona de restricción del deseo. Tanta puede ser la restricción y tan fuerte la pulsión que se puede producir una inversión de modo que ya el deseo de comer sea el deseo de no desear comer. Y el no comer sea la gratificación de la pulsión. Esto hace pensar que lo que en un inicio era un deseo de ser hermosa pasa a constituirse en un modo de regular las relaciones familiares. Restringiendo más de la cuenta , la adolescente pondrá en cuestión el cuidado parental y descubrirá tanto la fragilidad de la familia como la suya . Las inseguridades, los duelos parentales y conyugales se presentan , como en una crisis, con intensidad suficiente como para que ella decida preservar cualquier deseo propio a costa de una inmolación ofrecida para la unión familiar. “El amor no ha podido extinguir al odio, sino solo forzarlo a lo inconsciente; y en lo inconsciente , protegido del influjo de la conciencia que pudiera cancelarlo, es capaz de conservarse y aún de crecer” (Freud, 1908 Un caso de neurosis obsesiva pag186)
Diariamente se ocupa mucho tiempo en asuntos relacionados con esta pulsión oral . Fantasías de bacanales, temores de ser invadida, contaminada, inflada, engordada por los alimentos ; temores a enfrentar el plato de comida, deseos de alimentar a otros conforman parte de los circuitos en los cuales esta pulsión se despliega. Por otra parte la incapacidad de alimentarse por si misma despierta en la madre sus propios circuitos pulsionales orales-maternales activándole el cuidado regresivo.
La pulsión anal: Se ejerce a través de los verbos: retener, expulsar, excluir separar, apartar eliminar. Esto remite al verbo “producir “ y al pronombre “mi” . “Yo produzco esta mugre / regalo desde/ en mi cuerpo” el logro “mi” tiene que ver con la separación que se produce entre algo que ,estaba dentro y ahora está afuera ,y salió de mi cuerpo. En su función de “cerrar” la paciente tratará la boca como un ano. Cerrar la boca a los alimentos y las palabras. Por desplazamiento , los alimentos pueden ser tratados como excremento y vivenciados como sucios , grasosos, contaminados y así utilizar el asco como defensa al deseo de ingesta. Las palabras que escenifican los conflictos serán tratadas de igual forma : son temidas y serán calladas . Los afectos derivados de la agresión son tan persecutorios como los alimentos y generan grandes montos de angustia..
Es frecuente que las pacientes con trastorno de alimentación presenten síntomas de constipación, que en parte pueden deberse a la disminución de la motilidad intestinal y en parte a la retención activa que se hace de materia fecal, como si siguiera activo este erotismo a fuerza de querer controlarlo. El temor que entra en conflicto con soltar el intestino es el de ensuciar, embarrar, manchar que puestos en lo simbólico se alían con la sensación de inadecuación, de escasa valía,( Gabbard 2000) de “ser cacho” que las pacientes de organización mas obsesiva relatan en su subjetividad. El orden , la pulcritud , el asco causan la impresión de ser formaciones reactivas contra lo sucio y perturbador, lo que no debe pertenecer al cuerpo ( El carácter anal 1908)
Existe un enlace entre lo anal agresivo y lo sádico . Una relación entre el cortar de lo anal y un temor a eliminar, excorporar, desembarazarse , que leído desde lo simbólico aparece como un temor a eliminar ( matar) un objeto. “me da tanta rabia que quisiera matarla” está en lugar de “ separemos nuestros cuerpos, fisiologías , subjetividades para obtener autonomía” . La función cortar, separar, excluir de lo anal puede producir angustia en sistemas diádicos fusionados, primitivos. En las organizaciones obsesivas lo sádico con su polo masoquista aparece como expresión del superyo , que es una estructura que regularía paradójicamente en forma sádica el sadismo . El hombre de las ratas internaliza sádicamente la normativa paterna en forma de una duda torturante “soy un buen hombre o un criminal” En la anorexia el comer entendido desde relaciones de dominación/ sumisión diría “Si como, me someto, si me someto, soy nada “.En este sistema relacional comer por amenaza o seducción no quiebra la organización obsesiva que sustenta la conducta. El temor a eliminar se va desplazando hasta el deseo de eliminarse y borrarse que sienten constantemente las pacientes con trastorno de alimentación. Temor que se presenta en la baja de ingesta ( que parece buscar levitar sobre la materia y ser solo un yo sin cuerpo ) y en los atracones, donde se elicita un estado de conciencia focalizado que borra todo excepto el objeto comida que hay que devorar hasta que duela.
La pulsión genital : Se ejerce en relación a otro, no tiene el carácter autoerótico de la anteriores y se encuentra inhibida en las organizaciones obsesivas de los trastornos de alimentación. Llegar a lo genital supone un desarrollo que hace posible el acceso de otro a los equilibrios emocionales, afectivos. En la organización obsesiva de los TAL las pulsiones pregenitales se encuentran activadas por la patología del comer de modo que lo genital no adquiere el carácter organizador que se espera en la adolescencia. Concitar este tipo de organización sería un logro terapéutico.
2-LO SIMBOLICO Las pulsiones serán tramitadas, es decir reprimidas, suplantadas, puestas en esfuerzo de desalojo en el orden simbólico. Se domeñará la pulsión a fuerza de símbolos. Lo obsesivo es un sistema que permite sitiar, acorralar, ordenar lo pulsional con la razón, la lógica. Así lo obsesivo transcurre en la superficie de lo racional / irracional tomando de lo irracional su pasión y de los racional su herramienta de expresión. Lo obsesivo tiene un lenguaje similar al consciente. “No contiene el salto anímico de la inervación somática –la conversión de la histeria-que no es posible acompañar conceptualmente ...el lenguaje de la neurosis obsesiva ...es un dialecto del lenguaje histérico“ ( Freud Un caso de neurosis obsesiva 1908).
El orden lógico de lo simbólico deconstruirá lo instintual transformando un organismo biológico en un organismo humano de una cultura dada .Lo simbólico aliena radicalmente a los seres humanos de lo dado natural ( Evans 1997) Lo simbólico estará relacionado con la pulsión de muerte, pues tiende a fijar restricciones a lo vivo, a desconectarlo, alienarlo para incluirlo en un orden común. Lo simbólico en la postmodernidad está sustituyendo el logocentrismo por el iconocentrismo (Debray1992 ). En la identificación femenina participarán intensamente las imágenes producidas por los medios como simulacros de ser . Se ha cambiado la imagen corporal por la experiencia corporal .Modelos fotográficos o cinematográficos en posturas y gestos de desafío, de erotismo, de fragilidad , de poder, desposeídos de la intención que los genera. Este “pseudeismo” puede pasar inadvertido y presentarse al ideal del yo como modelo a ser alcanzado. Someter la fisiología hasta hacerla “imagen” es una tarea imposible ,que de todos modos, la paciente encarga al superyo. Esta instancia inhibitoria intensificará sus normas y sus castigos hasta jugar con la vida en el desafío. Quedará así organizado lo obsesivo como sistema inicialmente eficiente que termina por enmarañarlo todo excepto la decisión obsesiva de la paciente de bajar de peso. En las últimas fases de la patología la idea obsesiva de bajar de peso parece constituir el lugar desde donde se organiza todo el psiquismo de la paciente hasta semejar un cuadro de pobreza vivencial psícótica . En ese sentido lo vivo tenderá , paradójicamente, a lo inorgánico y alcanzará el más allá del principio del placer ( Freud 1925) con su aparataje lógico. A tanto puede llegar que se construya el delirio de pensar que se puede prescindir del cuerpo como forma de vida o como forma de muerte. La tarea terapéutica: ni foto, ni cineto, persona, mujer. La lógica que utiliza la organización obsesiva es subsidiaria al objetivo de inhibir el acto y el impulso de modo que utiliza formas destinadas a lograrlo. Llamaremos obsesiva la formulación de un pensamiento que se presenta de forma repetitiva y persiste, sin que el individuo pueda apartarlo de su mente. El pensamiento obsesivo puede adoptar diferentes formas:
a. La duda y la ambivalencia: el péndulo La gran estrategia obsesiva para atenazar el impulso y el acto es la duda. ¿Soy flaca, soy gorda? ¿Cómo mucho o como poco? ¿ Me aceptan o me rechazan?¿ soy buena, soy mala? Hay la búsqueda de un absoluto : Lo justo, lo hermoso, lo bueno. Como si quisiera escapar de la ambivalencia que ha provocado la dicotomía cartesiana de un razonar positivista y moderno. El razonar obsesivo es logocéntrico , categorial, jerarquizante, excluyente, discreto en el manejo de las palabras. El pendular del pensamiento que oscila entre dos opuestos: amor/ odio; ternura/ agresión ;vida / muerte ; gorda / flaca ; alimento permitido/ alimento prohibido. Este síntoma hizo nominarlo a Fabret “locura de duda”. La imposibilidad de elegir genera angustia y la angustia necesidad de adscribirse a un modelo en el cual no haya nada que elegir. Las dietas ordenan , aseguran y dejan sin posibilidad de elegir. Por eso una dieta será seguida con adhesión y religiosidad cuanto mas obsesiva sea la organización a la base .” así la parálisis de la decisión se difunde poco a poco por todo el obrar de un ser humano” ( Freud 1908 Un caso de neurosis obsesiva pág 188)
Como se trata de una lógica que intenta objetivar el valor de sí, los números cobran gran importancia de modo que la cantidad de calorías , gramos o trozos pueden hegemonizar la vida. Lo mismo sucede con el promedio de notas. Los números parecen evaluarla. ¿Cuán cerca o lejos se encuentra del ideal de si misma ? la duda se despeja con estos números y la duda se siembra, también cuando estos números deben hacerse presente: en el control de peso, en la evaluación escolar.
La insistencia del “o” , la exclusión del “Y” como lógica. Las cosas son o no son. O soy flaca o soy gorda o soy buena o soy mala. La imposibilidad de aceptar la ambigüedad, la tendencia hacia, la fijan en el movimiento pendular infinito.
b.- Manejo del tiempo: hay una instalación del después como un aplazamiento , un mas allá que podría solucionar , distinguir, seleccionar. Posponer multiplica la cantidad de tiempo asignada a la decisión. La infinitud del tiempo se refleja por ejemplo en cómo el hombre de las ratas sigue presentando a su padre del cual nos enteramos después que está muerto. Un tiempo alargado que la anoréctica usa para saltarse comidas. “ha situado los castigos no sólo en la temporalidad, sino en la eternidad, en el mas allá”( Freud pág. 135 Un caso de neurosis obsesiva )
c. Buscar coherencia: Ordenar a través de los principios del cogito y la moral. Principios que instalan la institucionalidad del ser. La restricción incluida en el discurso desde el inicio de la civilidad .Una lógica del disimulo donde lo pulsional queda relegado al lugar de lo innombrable. La comida como vehículo de la relación fuera -dentro se acerca a lo prohibido cuando revierte el hambre en saciedad y la saciedad en angustia, la angustia de alejarse de la imagen ideal y quedar puesta en el vacío . Los principios morales pueden organizar rituales más allá de las comidas. La renuncia es un buen organizador conductual derivado de la evitación pulsional.
d. Despojar el afecto. Otro modo de vaciar la vivencia y dejar la representación desleída de afecto. El afecto es lo que acerca a lo pulsional y éste es evitado por incontrolable. El control es esencial para sostener una integración del tipo obsesivo que desconectaría , desintegraría la experiencia . La anoréctica utiliza este mecanismo obsesivo como una defensa a la dependencia que significa la conexión emocional con su ambiente familiar que ha fallado en contenerla ( Winnicott 1974)
e. Lo mágico, animista ,infantil: Aspectos de omnipotencia , superstición y dudas. Creación de mitología supersticiosa en torno al comer y los alimentos; por ejemplo, no se puede dormir después de comer ; no se pueden juntar comidas; es imposible cambiar un alimento por otro en la dieta; de la carne se selecciona aquello que no tiene nervios. Los vegetales se comen con ciertas normas una parte primero otra después y otra se deja. Creencia en presagios y premoniciones que intentan controlar la ingesta. Crear compulsiones que anularían expectativas funestas ( como subir de peso) y hacerla religión al asentarse en axiomas que parecen asegurar la inseguridad subjetiva.
f. Repetir: pensamiento que crea cadenas de lógicas y cadenas de actos que pueden ponerse en escena sin necesidad de volver a concatenarlos cada vez, sino hacer uso de ellos automáticamente como sucede con los rituales de pensamientos “Soy gorda, asquerosa, nadie me va a querer , mejor me quedo en casa” o en los rituales para comer o asearse “No pude comer mas tarde porque había pasado la hora de almuerzo y ya no correspondía” Mayor insistencia en el cambio , mayor resistencia. (Firpo 2000). La paciente puede quedar prisionera de sus propios rituales-compulsiones de alimentación , siendo el propio ritual una resistencia a la sanidad. La compulsión es un acto que se realiza con frecuencia y de manera repetitiva, a modo de ritual, con el fin de reducir la tensión emocional y aliviar la ansiedad. En muchas ocasiones, los actos compulsivos son, en sí, actos normales y habituales, como el hecho de lavarse las manos o de colocar en orden los objetos que se hallan encima de una mesa, pero lo que los convierte en compulsión es el hecho de presentarse de forma reiterada, con una frecuencia anormal, y que sean vividos por el sujeto como algo cuya realización es ineludible.
Los rituales serán utilizados como un modo de huir de la falta ( falla, culpa por la falla) las críticas , la angustia, el vacío, la depresión, la confusión. Negarse a comer también puede transformarse en un rito que se repite para quedar a salvo de la culpa de comer. Dar vueltas sobre el mismo asunto: ¿cuántas calorías, cuánto peso hoy, cuántos abdominales alcancé a hacer? Termina siendo muy egodistónico y es reconocido como síntoma. Esta defensa contra lo pulsional evolucionará en la adolescencia “ Las funciones yoicas defensivas pueden con el tiempo perder su naturaleza defensiva y convertirse en valiosas partes integrantes del patrimonio del yo, cuya función es mas amplia que la defensiva original (Bloss 1996).
4-EL SUPERYO como instancia que reglamenta y controla la ejecución de los mandatos e ideales utilizando el displacer de la culpa , el asco, la vergüenza, la angustia como reguladores esenciales del vivenciar y que serán luego utilizados para inhibir la pulsión genital . En las mujeres el temor a la pérdida de amor sería un regulador de género muy eficiente (Levinton 1999) En los trastorno de alimentación no es solo la imagen corporal la que debe regular el hacer, sentir y pensar de la paciente . Cuentan los atributos morales de bondad, entrega, sacrificio, consideración a los demás , cuidado del hogar exaltados al punto de aparecer como figuras de un cuidado obsesivo , santificante (Raimbault, 1989), sacralizadas y denigrado a la vez. Cuidar y ser cuidada son dimensiones que regula el superyo de modo que en ocasiones se preferirá cuidar y no asistir a la culpa que genera el que otros la cuiden. La tiranización de este superyo no se entiende necesariamente mirando al padre. Es a veces desde la línea materna que se hereda la organización obsesiva. El sometimiento al superyo aseguraría el logro. El goce logrado colinda con lo masoquista. También esta conducta se puede generalizar mas allá de la conducta alimentaria por ejemplo dejar que las manos estén dañadas por el frío y no querer usar crema para cuidarlas. La severidad del superyo toma como foco el tema de la alimentación. Superyo como un sistema protector , imperativo categórico, daría la coherencia a la identidad. Esta conciencia critica y exagerada será usada tanto en sí mismo como en los demás. Trabajar, lograr ( peso, notas ) febrilmente parece justificar la existencia. La culpa sería el sistema regulador de las dudas( Gabbar 2000), las preguntas hechas al derecho de vivir.
El control tiene un soporte biológico y otro racional. El biológico utiliza lo enteroceptivo como el asco, la plenitud gástrica, el dolor abdominal postprandial y la lasitud postprandial como displacer evitable . El sistema sería capaz de alucinar propioceptivamente el volumen del cuerpo de modo de hacer sentir a la niña inflada en partes o totalmente . Habrían también alucinaciones visuales : verse gruesa, abultada o grasosa. El soporte racional lo daría el uso de la lógica a ultranza. La creación de un código personal “código ético, ascético y estético” .
5-EL IDEAL DELYO : Durante la adolescencia colabora con los aspectos progresivos de la individuación. En la organización obsesiva el ideal tiene relación con el orden ,el ahorro y la pertinacia ( voluntad) ( Freud1908) Cuando en una organización obsesiva ingresa el trastorno de alimentación a lo clásicamente descrito, se sumará la perfección en la imagen, la eficiencia y lo familiar. El ideal parece rezar “Buena alumna, buena niña, buena familia ( unida y feliz) y buena facha “. La prepuber habría encarnado un ideal parental ”niñita carente de agresividad, limpia, prolija , físicamente atractiva, dispuesta a renunciar a las actividades sexuales” esta fantasía que pudo ser compartida por la niña y sentida como fuente de poder ( control obsesivo de la pulsión) se rompe con la llegada de la pubertad. Los padres se tornan reminiscentes y le reclaman “ ¿por qué no eres como antes?” ...cuando nos sentíamos tranquilos contigo y queridos por ti. La niña sintomática intensificará la misma organización que lograba los deseos de los padres , pero esta vez utiliza esta organización obsesiva en un objetivo propio : un ideal que considera de su propiedad “ser flaca” y que defenderá con la vida . Habrá una merma en su flexibilidad, espontaneidad y eficiencia. Más insistencia en que lo abandone ( que coma y suba de peso ) más resistencia en fijar el control de sí misma a través de su ideal. El ideal como vimos suele incluir valores familiares como la unión y la armonía exenta de conflictos. El desleir afectivo defenderá frente a la sobrecarga de afectos.
El orden del aseo corporal , la escrupulosidad en los alimentos que se van a ingerir , el cumplimiento de los deberes escolares y familiares. El ahorro puede generalizarse de la paciente a la familia : sacar del carro del supermercado la mercadería que la madre ha decidido comprar, disminuir el gasto en calefacción, en vacaciones o esparcimiento independiente de los recursos familiares. La pertinacia llega a la obstinación absurda : modos de servir la mesa, modos de comer ciertos alimentos por ejemplo respetando los bordes o sólo comer los bordes.
La sumisión al ideal del yo y la frustración de no lograrlo recursa en el círculo obsesivo y la deja presa de una organización que la excluye no sólo de la sanidad sino qué de la especie, puesto que la infertiliza dejándola en amenorrea .
El ideal, por otra parte, otorga una autosuficiencia narcisista que contrarresta la regresión a la díada materna como lugar de aquietamiento esencial y simbiótico más cercano a lo oral, pulsión a la cual se teme. El resultado de esta enfermedad es poner en conflicto la díada madre hija y por tanto el triangulo que se ha creado entre dos adultos que se aman y un niño que debe crecer.
CONCLUSIÖN
La vida pulsional se irá organizando durante el desarrollo explorando los modos de adaptación más eficientes y oportunos, integrando la energía orgánica con la restricción que ofrece la cultura donde se despliega.
La vida pulsional al estilo obsesivo organizará las dimensiones orales, anales y genitales tomando del acto de comer aspectos que sustentarán esta organización.
El devenir que este pulsionar mantenga estará sostenido por una suma de factores que dependen tanto de la organización biológica como de la historia de relaciones que ha activado , sostenido o desalentado este tipo de organización en la vida psíquica.
Las pacientes con trastorno de alimentación utilizarían en beneficio a su objetivo la organización pulsional obsesiva quedando algunas atrapadas , otras reforzadas y otras frustradas de no poder sostenerla a perpetuo.
La organización obsesiva se caracterizará por dejar no resolver el conflicto entre el deseo y la represión del mismo. La duda en el peso, en la imagen, en el éxito inmovilizarán el desarrollo , el contacto con otros, la planificación abierta a los cambios de la existencia , constituyendo así un factor de riesgo en la rigidez.
Las pulsiones orales, anales y genitales se expresarán tanto a través de actos motores como de caminos simbólicos de estos actos que llevan a conductas mas complejas. Incorporar en lo oral será restringido no solo a los alimentos sino también a las personas. El control anal pasará a ser una estrechez afectiva bajo el control no ya del ano sino del superyo y del ideal del yo quienes imponen un registro regulador entre las grandes pulsiones de la vida y la muerte.

http://www.iztacala.unam.mx/carreras/psicologia/psiclin/vol6num2/Cordella.html