querer es poder



Querer es poder
La impresionante plasticidad del cerebro abre infinitas posibilidades a la transformación humana
Cada persona puede, si quiere, transformarse a sí misma y a su realidad. Es una enseñanza que procede no sólo de la tradición oral (querer es poder), sino del budismo. Recientes investigaciones científicas corroboran además la validez de esta capacidad humana: somos libres para decidir qué tipo de persona deseamos ser. La piedra filosofal para la transformación es una mezcla de la voluntad, la intención y de la impresionante plasticidad del cerebro. La meditación permite cultivar cualidades nuevas que poco a poco se van incorporando de forma natural a la vida cotidiana. Por Angela Boto.

Cuando era pequeña mi abuela me repetía “querer es poder”. Aquello me ponía furiosa porque me daba la impresión de que no comprendía mis dificultades para lograr algunas cosas y que no veía los obstáculos que me encontraba en el camino. Después de los años y de alguna que otra lectura, he tenido que admitir que aquella dulce mujer que apenas había pisado una escuela, se había, con su rica sabiduría popular, adelantado a las conclusiones de las investigaciones neurocientíficas del nuevo milenio y al mismo tiempo, estaba describiendo los principios básicos de una tradición filosófico-espiritual que ni siquiera sabía que existía, el budismo. La enseñanza profunda que trataba de transmitirme mi abuela era que cada uno de nosotros puede, si quiere, transformarse a sí mismo y por extensión, su realidad. Del mismo modo, desde hace siglos los budistas sostienen que tenemos la capacidad de convertir el dolor en sabiduría, la envidia en compasión, la angustia en esperanza; que tenemos en nuestra mano la posibilidad de borrar las heridas del pasado y esculpir un futuro. Podemos aprender a ser felices y plenos. En los reinos de la ciencia, sin embargo, siempre se había pensado lo contrario. El cerebro, el capitán general de nuestro comportamiento y nuestro sentir, es inamovible, decían. No sólo no se puede cambiar, añadían, sino que a lo largo de la vida vamos perdiendo neuronas que nunca más se vuelven a recuperar. Fatalidad irreal Pero los últimos años de investigación neurocientífica demuestran que semejante fatalidad no es real. Más bien todo lo contrario. Y he ahí que la ciencia demuestra los principios del budismo: con la intención, con la voluntad, con el deseo se cambia lo que antes se consideraba escrito en piedra: la arquitectura cerebral. Desde hace dos décadas el Dalai Lama se reúne periódicamente con neurocientíficos occidentales con el objetivo de aunar dos aproximaciones con orígenes muy diferentes, pero con el objetivo común de comprender la mente humana, su realidad y los caminos para alcanzar el bienestar. De estos encuentros han salido infinidad de proyectos y datos muy valiosos. El Dalai Lama ha insistido desde el principio en que la fuerza de la mente puede cambiar el cerebro y con él nuestra manera de vivir y de crear el mundo que nos rodea. Sin embargo, ésta era una hipótesis difícil de aceptar para los científicos. La reunión de 2004 en Dharamsala (India) entre ciencia y budismo tuvo como tema de discusión la mencionada propuesta de Su Santidad. Parece que los investigadores han tenido que plegarse a las evidencias de los estudios y dar la razón al budismo. La periodista científica Sharon Begley ha recogido el encuentro en el libro Train your mind, change your brain (entrena tu mente, cambia tu cerebro), que acaba de publicarse en Estados Unidos, y en él se puede leer la siguiente cita de Michael Merzenich, un neurocientífico de la Universidad de California-San Francisco (EEUU), que testifica el cambio de pensamiento: “cada momento elegimos y esculpimos cómo va a trabajar nuestra siempre cambiante mente, elegimos quién seremos en el momento siguiente”. O dicho de otro modo, somos libres para decidir qué tipo de persona deseamos ser. La piedra filosofal La piedra filosofal para la transformación mental es una mezcla del querer es poder, es decir, de la voluntad, la intención o la fuerza de la mente y de la impresionante plasticidad del cerebro. Al igual que el entrenamiento físico fortalece los músculos, el entrenamiento mental modifica los circuitos del cerebro en la dirección que deseamos. Si uno se empeña y lo desea puede construir y potenciar los circuitos de la felicidad, de la armonía, de la empatía y todo el etcétera que se quiera. Para los budistas el entrenamiento mental por excelencia, la herramienta para cambiar el cerebro y la realidad, es la meditación. Así, el Dalai Lama habla del arte de la felicidad y cuenta su propio cambio gracias a la meditación. Explica que cuando era joven se enfadaba con mucha frecuencia y sentía rabia. Ahora, tras muchos años de meditación, esas emociones se han esfumado y no es porque pueda controlarlas, sino porque ni siquiera se presentan en su vida. Pero por supuesto no hace falta ser un monje budista para disfrutar de los efectos transformadores y creativos de la meditación. David Lynch, el siempre sorprendente director de cine, en su libro Catching the big fish (Atrapar el pez grande), explica cómo esa técnica ha influido en su creatividad y en su consciencia: “cuando buceas en tu interior, el auténtico ser está ahí y la verdadera felicidad está ahí. Hay un océano enorme, sin límites, de ella”. Nuevas cualidades La meditación permite cultivar cualidades nuevas que poco a poco se van incorporando de forma natural a la vida cotidiana. En un principio hay que tener la voluntad para dirigir la mente hacia el lugar que deseamos y de este modo se comienzan a formar nuevas conexiones cerebrales que son primero caminos y con el tiempo se convierten en autopistas cerebrales para la alegría, la compasión, la empatía… Para eliminar los pensamientos o emociones negativas no hay que luchar contra ellas sino reemplazarlas por otras positivas. Decir “no a la guerra” es seguir dando protagonismo al conflicto, afirmar “sí a la paz” crea un nuevo circuito y borra la huella de la guerra. Numerosos experimentos han demostrado que la práctica de la meditación altera la geografía neuronal de modo que se potencia la actividad en áreas relacionadas con las emociones positivas, el bienestar y la felicidad. “Lo que estamos viendo es que la felicidad no es simplemente un estado, sino que es un producto de habilidades que se pueden mejorar con entrenamiento mental”, afirma Richard Davidson de la Universidad de Wisconsin-Madison (EEUU), uno de los primeros investigadores en llenar el cráneo de los monjes budistas de electrodos. Y de nuevo no es necesario ser un monje budista o pasar horas en estado meditativo: se ha visto que incluso las formas más básicas de entrenamiento mental producen efectos positivos. Se puede considerar como si se educara a un niño jugando, pero en este caso el niño es nuestro propio cerebro. Es lógico que los efectos en el cerebro de los monjes sean mucho más significativos, pero con tan solo una semana de meditación ya se pueden observar cambios en el cerebro de personas que nunca antes habían practicado esta técnica. La diferencia es que están más activas las áreas asociadas con el bienestar y el pensamiento positivo. Una clave muy importante para la transformación es la observación de uno mismo, ese buceo interior del que habla David Lynch. Experimento de Schwartz Un ejemplo clarificador de esta mirada interior es un experimento realizado por Jeffrey Schwartz, neuropsiquiatra de la Universidad de California-Los Ángeles (EEUU), con personas que padecían trastorno obsesivo compulsivo – la patología de las manías como el personaje de Jack Nicholson en Mejor Imposible que no dejaba de lavarse las manos y cada vez estrenaba una pastilla de jabón. Schwartz, budista y practicante de la meditación, quiso comprobar el potencial terapéutico de ésta. Siguiendo la idea de lo que se conoce como meditación consciente, es decir, observar lo que ocurre en el interior sin juzgar, enseñó a sus pacientes a separarse de su enfermedad; a observar los síntomas con la parte más lúcida de ellos mismos reconociendo que sólo eran manifestaciones de su trastorno. Una semana de entrenamiento fue suficiente para que los pacientes afirmaran que sentían que la enfermedad había dejado de controlarlos. Pero lo más extraordinario y sorprendente para los científicos fue que las pruebas de imagen cerebral demostraban que sus redes neuronales habían cambiado. La simple educación mental había reducido la actividad en los circuitos cerebrales que causan la enfermedad. Se han obtenido resultados similares en casos de depresión, pero no hace falta sentirse mal para comenzar a entrenar la mente y modificar nuestras vivencias. De hecho, otro de los principios fascinantes del budismo es que afirma que la realidad exterior es el producto de nuestras proyecciones. De modo que si se modifica el interior, el resto también cambiará. La influencia del entorno Hay quienes aseguran que todos deberíamos hacernos preguntas sobre nuestros conflictos internos a la vista de los que se producen en el mundo. Quizá una de las zonas donde los conflictos son más profundos es en Oriente Próximo. Y precisamente en la Universidad Bar Ilan de Israel, bajo la dirección de Phillip Shaver y Mario Mikulincer, se han llevado a cabo varios experimentos con conclusiones particularmente interesantes para esa zona del planeta. Un grupo de estudiantes israelíes judíos evaluó a otro grupo de estudiantes. Aunque los examinados eran todos judíos, Shaver y Mikulincer manipularon los datos e hicieron creer a los examinadores que algunos de ellos eran árabes. Como seguramente muchos supondrán, la percepción de los evaluadores fue mucho más negativa cuando pensaban que estaban ante un árabe. Los encontraban impulsivos, vagos, conflictivos… Pero hay esperanza. Cuando los científicos hicieron a los examinadores que recordaran momentos en los que alguien les daba amor, las calificaciones cambiaban radicalmente. Ya no había diferencia alguna en la percepción de judíos y árabes. Los experimentos se repitieron empleando distintos tipos de imágenes mentales, por ejemplo, sentirse rodeado de gente que te ama, te apoya y que está dispuesta a ayudarte y los resultados fueron siempre los mismos. Conclusión conmovedora La conclusión es conmovedora y esperanzadora. Los recuerdos de amor, de apoyo, activan circuitos mentales relacionados con la sensación de seguridad emocional, de solidez y de autoestima. Entonces el mundo y las personas que nos rodean se ven a través de ese cristal y lo que se percibe es tolerancia, comprensión, apertura y empatía. Cuando el mundo interior está en paz y armonía, el mundo exterior se contagia de esa paz y armonía. Y aquí es donde volvemos a encontrarnos con el budismo. Una de las formas principales de meditación está orientada a la compasión y su objetivo es entrenar la mente para alcanzar una profunda empatía por todos los seres vivos. Entre las técnicas que los budistas emplean para potenciar la compasión está revivir el amor de la madre. Continuando con los cuidados maternos, llegamos a la parte más extraordinaria del asunto. Con el “querer” se puede incluso doblegar la genética, burlar el supuesto determinismo del ADN. Los cambios que incorporamos a nuestro comportamiento a base de cultivar lo mejor de nosotros mismos se transmiten a las generaciones futuras igual que ocurre con el color de los ojos o de la piel. La ciencia lo ha constatado con animales de laboratorio en los que es posible hacer un estudio tan complejo. Amor maternal recuperado Los trabajos de Michael Meaney de la McGill Universitiy en Montreal (Canadá) han demostrado que ratas nacidas de madres poco amorosas repetían el comportamiento de sus progenitoras con sus propias crías. Sin embargo, cuando las hijas de las descuidadas madres eran criadas por otras cariñosas y solícitas dejaban de lado la genética y se volvían como sus progenitoras adoptivas. En la siguiente generación, aquellas que estaban abocadas por sus genes a no ocuparse de sus vástagos dieron un golpe de timón y cambiaron el curso de su descendencia. Si algo así se puede lograr con sólo el instinto animal, imaginemos hasta dónde se puede llegar con la voluntad consciente. Definitivamente “querer es poder”.

angustia

me siento desolada angustiada no quiero seguir asi tengo tanto miedo los pensamientos no paran
y no puedo continuar no tengo vida no veo la tele, no oigo la radio, tengo miedo a la prensa,me paso el dia pensando pensando creo que mi vida nunca volvera a ser la que fue mi chico dice que si que no haga caso y volvere a la normalidad. me dan tanto miedo estos malditos pensamientos
estoy cansada de comprobar de evitar estos dias estoy evitando la ritualizacion se dice asi no ?
y que? me la como la ansiedad con patatas el resumen es que no quiero vivir asi antes de que esta obsesion viniese podia vivir con mucho miedo es cierto pero 10 años de miedo sirven para saber que
de el miedo a los murcielagos y la rabia no te mueres por lo menos en los ultimos años. estoy cansada y por lo que parece nadie puede ayudarme a salir de estas obsesiones y no tengo paciencia para esperar a que venga otra mas terrorifica y me salve

entrevista Enzo Cascardo especialista en psiquiatría


Por LAURA E. ROTUNDO

Enzo Cascardo es especialista en psiquiatría y Secretario General de la Asociación Argentina de Trastornos de Ansiedad.
En diálogo con La Mañana de Neuquén, el Director del Centro de Investigaciones Médicas en Ansiedad, explicó en detalle las características del “Trastorno Obsesivo Compulsivo” -más conocido como T.O.C.-.
Actualmente, este problema afecta a 25 personas de cada mil y cada vez es más frecuente padecerlo en la infancia.

¿Qué es el T.O.C.?
La sigla significa “Trastorno Obsesivo Compulsivo” y se trata de un trastorno clasificado de las irregularidades de ansiedad, que se caracteriza por la presencia de obsesiones y compulsiones.
Llamamos obsesiones a la aparición de ideas intrusivas e irruptivas que surgen de golpe y que generalmente tienen que ver con una misma temática. Por ejemplo, ideas excesivas e irracionales de pensar que cuando se toca un elemento, uno está siendo contaminado. También son comunes las ideas de dudas, de pensar si hice o no una acción; la necesidad de simetría y de necesitar que las cosas guarden un cierto orden.
Estas ideas hacen que la persona tenga muchísima ansiedad, que sólo se logra calmar cuando se ejecuta algunas compulsiones que se llaman “rituales”. Estos actos también son repetitivos e irracionales... la persona que piensa que se contamina cuando toca algún objeto, precisa lavarse las manos permanentemente y los seres humanos que todo el tiempo dudan, necesitan verificar muchas veces si cerraron la llave del gas, si dejaron la cerradura abierta o no cuando entraron o salieron de su casa. Quienes, en cambio, tienen la necesidad de llevar un orden determinado, son las que están siempre poniendo todo en su lugar.
Otra obsesión tiene que ver con no poder desprenderse de sus cosas y esto puede abarcar desde una colección de algo hasta la orina propia, en casos más graves.
Estos casos son los más comunes.
La primera característica común de todas las obsesiones y compulsiones es que suelen ser irracionales y hasta son reconocidas en algún momento, por quien las tiene, como actitudes sin sentido... por eso muchas personas llegan a la consulta.
Otra cualidad es que son muy intensas, pueden ocupar desde una hora hasta todo el día, por lo que hay gente que no puede hacer nada y por eso se genera su vida social y laboral... su calidad de vida en general.

¿Es más común en mujeres u hombres o en niños o adultos?
Todos los trastornos de ansiedad, son bastante más frecuentes mujeres que en hombres, excepto el T.O.C. que aparece igual en ambos sexos.
La edad promedio de una primera consulta, suele estar alrededor de los 22 años. Pero, sospechamos -porque a medida que pasa el tiempo, lo vemos más- que cada vez hay más T.O.C. infantil y más pacientes no dicen que empezaron con este trastorno a más temprana edad.

¿A qué razones se atribuye la aparición de este trastorno?
Del T.O.C. es del que más se sabe sobre su base neurobiológica.
Es un trastorno donde la genética juega un rol fundamental. Si bien, no se transmite como una diabetes, sí se trasladan vulnerabilidades importantes. En padres con T.O.C., suele darse una descendencia con T.O.C.
Por otra parte, el trastorno tiene que ver con los primeros momentos de la vida... traumas infantiles o maltrato infantil y además, tiene una base orgánica muy fuerte y ya hay evidencia de cuáles son los circuitos cerebrales y neuronales involucrados en hetiopatogenia.

¿Qué significa?
Hetiopatogenia son los mecanismos por los cuales se produce el T.O.C.. Los circuitos motores, tanto directos como indirectos, son los afectados por este trastorno.

¿El T.O.C. se cura o se controla?
Sin dudas, de todos los trastornos de ansiedad, el T.O.C. es uno de los más difíciles de tratar. En realidad, la eficacia de los tratamientos no va más allá del 60 por ciento y los que mejor resultan, son aquellos que combinan la medicación y la terapia.
Respecto a los medicamentos, los mejores son los llamados agentes inhibidores de la recaptación de serotonina -que habitualmente se usan como antidepresivos pero también son antiobsesivos, a dosis altas- y la terapia es a denominada “cognitivo - conductual”, que es específica para este tipo de problemas.
Si se cura o se recupera el paciente es difícil de responder.
En mi caso, en los tratamientos que realizamos, existen distintos objetivos: el primero es que el paciente se mejore en más de un 50 por ciento. Una vez lograda esta meta, la segunda es que el paciente pueda recuperar su calidad de vida, el tercer propósito es que se muestre totalmente asintomático y el cuarto es que la persona afectada por T.O.C., pueda dejar la medicación.

¿Y eso sucede?
No es común que un paciente con T.O.C. pueda dejar la medicación en algún momento de su vida. Pero que no sea habitual, no significa que sea imposible. Es un cuadro que lleva años de tratamiento.

¿Existen varios tipos de T.O.C.?
Hay varios tipos. Dos grandes divisiones serían: los pacientes que son altamente conscientes de su enfermedad -que son los que evolucionan mejor al realizar el tratamiento- y otro grupo, que tiene muy baja conciencia del mal que los afecta -que son los que menos progresan-.

¿Pero por qué algunos pacientes no se dan cuenta de lo que tienen y otros sí?
Porque la ligazón entre la obsesión y la compulsión es un poco “mágica”.
Hay pacientes que no se hacen nada si se les ocurre, en un momento determinado, un pensamiento malo. Por ejemplo, si una persona afectada sale de la casa y en ese instante cree que algo malo puede pasarle a un hijo, tiene la necesidad de volver atrás y hasta que no esté seguro de lo contrario, no va hacer nada.
Esto afecta muchísimo la calidad de vida de las personas.

Y en el caso de no tratarlo a tiempo, ¿en qué puede derivar?
En general, el T.O.C. no es una patología que se va agravando y que nos hace vulnerables a otro tipo de cosas.
Sí está muy asociado a la depresión porque, de hecho, los pacientes se desaniman mucho.
El T.O.C. es lo suficientemente importante como para complicarle la vida a un ser humano y como para no desembocar en otros problemas más graves.
Otro tipo, tiene que ver con un grupo de patologías que llamamos del espectro obsesivo – compulsivo, entre las cuales están los trastornos con tics, el arrancamiento de pelo compulsivo, la cleptomanía, la piromanía y una serie de conductas impulsivas que ya sabemos que están relacionadas con el T.O.C..

Existen algunas versiones que sostienen que la medicación, a largo plazo, puede producir efectos adversos en los pacientes, ¿esto es así?
Los medicamentos tienen un potencial para causar efectos adversos, también a corto plazo.
Hoy por hoy, de cómo está la industria farmacéutica, hay fármacos muy específicos a disposición de los pacientes.
La verdad es que si los pacientes tienen que ingerir durante mucho tiempo este tipo de fármacos, como el inhibidor de la recaptación de serotonina, no suelen provocar efectos adversos graves.
Los ansiolíticos pertenecen a otra línea de medicamentos y en el T.O.C. está absolutamente comprobado que no tiene ninguna eficacia.
El problema es que la mayoría de las veces, la gente se automedica y después surgen los problemas. Esto tiene que llevar un control periódico por un médico.

¿Cómo tiene que tratar la familia, a un integrante que padece T.O.C.?
Es una pregunta que suelen hacernos y es muy difícil responder.
Los familiares siempre cuestionan... ¿le decimos todo que sí al enfermo o le discutimos todo? Lo ideal sería pararse en una situación intermedia.
No se encuentra en la misma situación, la familia que está en tratamiento, que la que no. Lo primero que deben hacer los familiares es interiorizarse acerca del T.O.C. y leer mucho sobre este trastorno.
Es necesario hablar con el terapeuta de la persona afectada, para ver cómo los más cercanos a él pueden facilitar el tratamiento del paciente. Una de las claves es que el paciente prevenga las respuestas... esto significa que cuando aparece la idea obsesiva, se “aguante” la ansiedad que ésta le provoca, sin llevar a cabo el ritual.
Si deja pasar unos minutos, media hora o puede esperar a que la ansiedad baje, ya no tiene la necesidad de lavarse, por ejemplo, en el caso de pensar que está contaminado.
De esta manera se va reeducando y se van extinguiendo las respuestas mal adaptativas, generando respuestas más adaptativas. En esto de ayudar a que “banque” la ansiedad, la familia puede colaborar muchísimo.
En todo caso, lo que no se tiene que hacer es hacer sentir mal al paciente diciéndole que ya es grande para hacer tal o cual pavada, porque además de no poder controlar lo que les sucede, se desaniman más al oír estas afirmaciones... que no ayudan.

¿El T.O.C. no tiene nada que ver con la locura, entonces?
No, no tiene nada que ver con la locura ni con la ezquizofrenia, aunque algunos autores sostengan lo contrario.
Una idea obsesiva es obsesiva y una idea delirante, que tienen las personas con trastornos psicóticos, es algo absolutamente diferente.

¿Existe alguna estadística sobre las personas que padecen el T.O.C.?
El T.O.C. tiene una prevalencia, según todos los estudios que hubo hasta el momento, del 2,5 por ciento, a lo largo de la vida. De cada 1000 personas, 25 de ellas tuvieron, tienen o tendrán este trastorno.
Sin embargo, en junio de 2005 se realizó un informe en Estados Unidos que ubica la prevalencia en el 1,6 por ciento. Lo que aumentó, en realidad, es el número de consultas.

¿El vivir tan acelerados influye de alguna manera en que exista más gente afectado con el T.O.C.?
El vivir acelerados seguramente traerá más ansiedad. Pero no toda la ansiedad que produce esto, es patológica ni toda es mala.
Sí es cierto que los desafíos que nos proponen los tiempos modernos, que tienen que ver con algunas incertidumbres, en personas vulnerables genéticamente pueden desencadenar en más trastornos de ansiedad.

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En estos días estoy de bajón total. Y como es normal en mí duermo pero las obsesiones no me dejan ni en sueños. Y pienso que la vida ha terminado para mí y amargo hasta a el gato. Necesito que se vallan los miedos quiero certezas al 100x100 no soporto ni el más mínimo
Margen de incertidumbre en estos momentos las obsesiones son para mí terribles no las soporto. Y es difícil de
Comprender para alguien ajeno el que se le pueda tener tanto miedo a una idea lo que quizás no comprenden las personas que no sufren de toc es que son ideas dolorosas
No deseadas y aberrantes que no puedes sacar de tu cabeza y que te roban la vida día a día


serotonina y profaz




Serotonina y depresión El funcionamiento de los ISRS es, en principio, sencillo. La mayoría de las neuronas (células principales del sistema nervioso) se comunican entre sí mediante una sustancia química o neurotransmisor: en los lugares llamados sinapsis estas sustancias son liberadas por una neurona –la que envía información– y captadas por la superficie de otra –la que recibe la información.La liberación del neurotransmisor está siempre acompañada de la casi inmediata eliminación del mismo, de tal manera que tiene muy poco tiempo para actuar sobre la célula receptora. Si esta eliminación falla o se bloquea, el neurotransmisor tiene más tiempo para actuar, por lo que aumentan sus efectos. La serotonina es una de estas sustancias transmisoras de información. Actúa en muchísimas sinapsis del sistema nervisoso y está siendo eliminada continuamente por un proceso de re-captación: es absorbida, captada de nuevo por la neurona que la liberó. Los fármacos ISRS impiden esta recaptación, de tal manera que la serotonina permanece más tiempo de lo normal en las sinapsis, aumentando su efecto sobre las células receptoras.
La teoría inexistente Por razones todavía desconocidas, esta estrategia de aumentar los niveles de serotonina en las sinapsis ayuda a mejorar los síntomas en la mayoría de las depresiones. Este hecho dio lugar hace años a la teoría de que la depresión es un desequilibrio químico en el cerebro consistente en una disminución en los niveles de algunos neurotransmisores. En la actualidad, instituciones, médicos y el gran público tienen asimilado que esa relación (menos serotonina = depresión) es una teoría científicamete válida, pero no es así: no hay absolutamente ninguna evidencia científica seria que demuestre la existencia de una deficiencia de serotonina en la depresión, ni en ningún otro desorden psiquiátrico. Esta es al menos la tajante conclusión de Jeffrey R. Lacasse y Jonathan Leo, los dos autores del artículo de PLoS Medicine (del Florida State University College of Social Work y el Lake Erie College of Osteopathic Medicine repectivamente). El hecho de que los fármacos ISRS funcionen relativamente bien –el Prozac es el antidepresivo más recetado de la historia– dio lugar a la citada teoría, pero esto de buscar la causa de una enfermedad sobre la base de la respuesta a un tratamiento es un mal argumento; es algo así como decir que, ya que el Frenadol o la Couldina alivian los síntomas del catarro, éste se debe a la existencia de niveles bajos de esos compuestos en el cuerpo. La confusión está en todos los niveles: en el portal tecnociencia,gestionado por el Ministerio de Educación y Ciencia español, y con el apoyo técnico del CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas), puede leerse algo similar a lo que aparece en la publicidad de las campañas farmacéuticas se ha demostrado que la bioquímica del cerebro juega un papel significativo en los trastornos depresivos. Se sabe que las personas con depresión grave tienen desequilibrios de ciertas sustancias químicas en el cerebro, conocidas como neurotransmisores . Pues no, no hay nada demostrado en la literatura científica. Hay instituciones –como la británica National Institute for Clinical Excellence– que, tomando los datos científicos con rigor, aconsejan tratar la depresión moderada con métodos no farmacológicos (por ejemplo la psicoterapia). ¿De dónde viene la confusión? Los autores del artículo comentado creen que de la publicidad de las empresas farmacéuticas, que no dudan en utilizar frases científicamente inexactas para distribuir sus productos por el mundo. Esto –aseguran Lacasse y Leo– lleva a una sociedad hiper-medicalizada, con pacientes que acuden a las consultas influídos por lo que escuchan en los medios de comunicación y que pueden ser escépticos con los médicos que les dicen que es mejor una terapia alternativa a la farmacológica. Además de la intoxicación mediática, también entra en juego muchas veces el interés por la no-información, ya que estas compañías no sacan a la luz los datos de los estudios que no le son favorables –hay por ejemplo estudios que demuestran que sustancias placebo u otras como el extracto de hipérico (Hipericum perforatum) son tan eficaces en el tratamiento de la depresión como los ISRS–.

Llevo un mes sin tomar las pastillitas y lo he notado valla si lo he notado he caído en picado ganas de llorar conforme avanzaba la fecha de la regla y sentimiento de culpa a nivel general vuelta

a las obsesiones y con la misma fuerza que antes solo tengo ganas de dormir y dormir a pesar
de no descansar porque hasta durmiendo tengo pesadillas. de ay la búsqueda sobre la serotonina a pesar de que tengo la
Obsesión añadida de que a mí no me afecta nada físico por que yo debo de ser muy fuerte esta
Obsesión también es por haberme dejado las pastillas por que antes de tomarlas también me machacaba con esto y encima pienso
Que debo de ser mala persona por las cosas que pienso. así que estoy hecha un cromo
Mi chico me a dicho que las vuelva a tomar que no ay color de como estoy a como estaba
Pero se me ha metido en la cabeza el no tomarlas porque quiero avanzar por mi misma y así estoy.
Por lo menos sigo la auto terapia de exposición con la tele más o menos. pero lo que si estoy controlando son las compulsiones cuando algo me da miedo y automáticamente pienso hacer la
Compulsión la corto aunque me suba la ansiedad. a ver qué pasa también voy a empezar a hacer ejercicio y a hacer régimen que llevo
Un año y medio. sin hacerlo desde que nos estafaron que empecé con la ansiedad hasta hoy a ver si con todo esto mejoro
Sin necesidad de medicación y si no es así tendré que tomarla de nuevo a ver que pasa