entrevista Enzo Cascardo especialista en psiquiatría


Por LAURA E. ROTUNDO

Enzo Cascardo es especialista en psiquiatría y Secretario General de la Asociación Argentina de Trastornos de Ansiedad.
En diálogo con La Mañana de Neuquén, el Director del Centro de Investigaciones Médicas en Ansiedad, explicó en detalle las características del “Trastorno Obsesivo Compulsivo” -más conocido como T.O.C.-.
Actualmente, este problema afecta a 25 personas de cada mil y cada vez es más frecuente padecerlo en la infancia.

¿Qué es el T.O.C.?
La sigla significa “Trastorno Obsesivo Compulsivo” y se trata de un trastorno clasificado de las irregularidades de ansiedad, que se caracteriza por la presencia de obsesiones y compulsiones.
Llamamos obsesiones a la aparición de ideas intrusivas e irruptivas que surgen de golpe y que generalmente tienen que ver con una misma temática. Por ejemplo, ideas excesivas e irracionales de pensar que cuando se toca un elemento, uno está siendo contaminado. También son comunes las ideas de dudas, de pensar si hice o no una acción; la necesidad de simetría y de necesitar que las cosas guarden un cierto orden.
Estas ideas hacen que la persona tenga muchísima ansiedad, que sólo se logra calmar cuando se ejecuta algunas compulsiones que se llaman “rituales”. Estos actos también son repetitivos e irracionales... la persona que piensa que se contamina cuando toca algún objeto, precisa lavarse las manos permanentemente y los seres humanos que todo el tiempo dudan, necesitan verificar muchas veces si cerraron la llave del gas, si dejaron la cerradura abierta o no cuando entraron o salieron de su casa. Quienes, en cambio, tienen la necesidad de llevar un orden determinado, son las que están siempre poniendo todo en su lugar.
Otra obsesión tiene que ver con no poder desprenderse de sus cosas y esto puede abarcar desde una colección de algo hasta la orina propia, en casos más graves.
Estos casos son los más comunes.
La primera característica común de todas las obsesiones y compulsiones es que suelen ser irracionales y hasta son reconocidas en algún momento, por quien las tiene, como actitudes sin sentido... por eso muchas personas llegan a la consulta.
Otra cualidad es que son muy intensas, pueden ocupar desde una hora hasta todo el día, por lo que hay gente que no puede hacer nada y por eso se genera su vida social y laboral... su calidad de vida en general.

¿Es más común en mujeres u hombres o en niños o adultos?
Todos los trastornos de ansiedad, son bastante más frecuentes mujeres que en hombres, excepto el T.O.C. que aparece igual en ambos sexos.
La edad promedio de una primera consulta, suele estar alrededor de los 22 años. Pero, sospechamos -porque a medida que pasa el tiempo, lo vemos más- que cada vez hay más T.O.C. infantil y más pacientes no dicen que empezaron con este trastorno a más temprana edad.

¿A qué razones se atribuye la aparición de este trastorno?
Del T.O.C. es del que más se sabe sobre su base neurobiológica.
Es un trastorno donde la genética juega un rol fundamental. Si bien, no se transmite como una diabetes, sí se trasladan vulnerabilidades importantes. En padres con T.O.C., suele darse una descendencia con T.O.C.
Por otra parte, el trastorno tiene que ver con los primeros momentos de la vida... traumas infantiles o maltrato infantil y además, tiene una base orgánica muy fuerte y ya hay evidencia de cuáles son los circuitos cerebrales y neuronales involucrados en hetiopatogenia.

¿Qué significa?
Hetiopatogenia son los mecanismos por los cuales se produce el T.O.C.. Los circuitos motores, tanto directos como indirectos, son los afectados por este trastorno.

¿El T.O.C. se cura o se controla?
Sin dudas, de todos los trastornos de ansiedad, el T.O.C. es uno de los más difíciles de tratar. En realidad, la eficacia de los tratamientos no va más allá del 60 por ciento y los que mejor resultan, son aquellos que combinan la medicación y la terapia.
Respecto a los medicamentos, los mejores son los llamados agentes inhibidores de la recaptación de serotonina -que habitualmente se usan como antidepresivos pero también son antiobsesivos, a dosis altas- y la terapia es a denominada “cognitivo - conductual”, que es específica para este tipo de problemas.
Si se cura o se recupera el paciente es difícil de responder.
En mi caso, en los tratamientos que realizamos, existen distintos objetivos: el primero es que el paciente se mejore en más de un 50 por ciento. Una vez lograda esta meta, la segunda es que el paciente pueda recuperar su calidad de vida, el tercer propósito es que se muestre totalmente asintomático y el cuarto es que la persona afectada por T.O.C., pueda dejar la medicación.

¿Y eso sucede?
No es común que un paciente con T.O.C. pueda dejar la medicación en algún momento de su vida. Pero que no sea habitual, no significa que sea imposible. Es un cuadro que lleva años de tratamiento.

¿Existen varios tipos de T.O.C.?
Hay varios tipos. Dos grandes divisiones serían: los pacientes que son altamente conscientes de su enfermedad -que son los que evolucionan mejor al realizar el tratamiento- y otro grupo, que tiene muy baja conciencia del mal que los afecta -que son los que menos progresan-.

¿Pero por qué algunos pacientes no se dan cuenta de lo que tienen y otros sí?
Porque la ligazón entre la obsesión y la compulsión es un poco “mágica”.
Hay pacientes que no se hacen nada si se les ocurre, en un momento determinado, un pensamiento malo. Por ejemplo, si una persona afectada sale de la casa y en ese instante cree que algo malo puede pasarle a un hijo, tiene la necesidad de volver atrás y hasta que no esté seguro de lo contrario, no va hacer nada.
Esto afecta muchísimo la calidad de vida de las personas.

Y en el caso de no tratarlo a tiempo, ¿en qué puede derivar?
En general, el T.O.C. no es una patología que se va agravando y que nos hace vulnerables a otro tipo de cosas.
Sí está muy asociado a la depresión porque, de hecho, los pacientes se desaniman mucho.
El T.O.C. es lo suficientemente importante como para complicarle la vida a un ser humano y como para no desembocar en otros problemas más graves.
Otro tipo, tiene que ver con un grupo de patologías que llamamos del espectro obsesivo – compulsivo, entre las cuales están los trastornos con tics, el arrancamiento de pelo compulsivo, la cleptomanía, la piromanía y una serie de conductas impulsivas que ya sabemos que están relacionadas con el T.O.C..

Existen algunas versiones que sostienen que la medicación, a largo plazo, puede producir efectos adversos en los pacientes, ¿esto es así?
Los medicamentos tienen un potencial para causar efectos adversos, también a corto plazo.
Hoy por hoy, de cómo está la industria farmacéutica, hay fármacos muy específicos a disposición de los pacientes.
La verdad es que si los pacientes tienen que ingerir durante mucho tiempo este tipo de fármacos, como el inhibidor de la recaptación de serotonina, no suelen provocar efectos adversos graves.
Los ansiolíticos pertenecen a otra línea de medicamentos y en el T.O.C. está absolutamente comprobado que no tiene ninguna eficacia.
El problema es que la mayoría de las veces, la gente se automedica y después surgen los problemas. Esto tiene que llevar un control periódico por un médico.

¿Cómo tiene que tratar la familia, a un integrante que padece T.O.C.?
Es una pregunta que suelen hacernos y es muy difícil responder.
Los familiares siempre cuestionan... ¿le decimos todo que sí al enfermo o le discutimos todo? Lo ideal sería pararse en una situación intermedia.
No se encuentra en la misma situación, la familia que está en tratamiento, que la que no. Lo primero que deben hacer los familiares es interiorizarse acerca del T.O.C. y leer mucho sobre este trastorno.
Es necesario hablar con el terapeuta de la persona afectada, para ver cómo los más cercanos a él pueden facilitar el tratamiento del paciente. Una de las claves es que el paciente prevenga las respuestas... esto significa que cuando aparece la idea obsesiva, se “aguante” la ansiedad que ésta le provoca, sin llevar a cabo el ritual.
Si deja pasar unos minutos, media hora o puede esperar a que la ansiedad baje, ya no tiene la necesidad de lavarse, por ejemplo, en el caso de pensar que está contaminado.
De esta manera se va reeducando y se van extinguiendo las respuestas mal adaptativas, generando respuestas más adaptativas. En esto de ayudar a que “banque” la ansiedad, la familia puede colaborar muchísimo.
En todo caso, lo que no se tiene que hacer es hacer sentir mal al paciente diciéndole que ya es grande para hacer tal o cual pavada, porque además de no poder controlar lo que les sucede, se desaniman más al oír estas afirmaciones... que no ayudan.

¿El T.O.C. no tiene nada que ver con la locura, entonces?
No, no tiene nada que ver con la locura ni con la ezquizofrenia, aunque algunos autores sostengan lo contrario.
Una idea obsesiva es obsesiva y una idea delirante, que tienen las personas con trastornos psicóticos, es algo absolutamente diferente.

¿Existe alguna estadística sobre las personas que padecen el T.O.C.?
El T.O.C. tiene una prevalencia, según todos los estudios que hubo hasta el momento, del 2,5 por ciento, a lo largo de la vida. De cada 1000 personas, 25 de ellas tuvieron, tienen o tendrán este trastorno.
Sin embargo, en junio de 2005 se realizó un informe en Estados Unidos que ubica la prevalencia en el 1,6 por ciento. Lo que aumentó, en realidad, es el número de consultas.

¿El vivir tan acelerados influye de alguna manera en que exista más gente afectado con el T.O.C.?
El vivir acelerados seguramente traerá más ansiedad. Pero no toda la ansiedad que produce esto, es patológica ni toda es mala.
Sí es cierto que los desafíos que nos proponen los tiempos modernos, que tienen que ver con algunas incertidumbres, en personas vulnerables genéticamente pueden desencadenar en más trastornos de ansiedad.

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