El secreto del psicópata


http://www.bbc.co.uk/mundo/ciencia_tecnologia/2009/08/090807_psicopatas_mecanismo_rg.shtml
El secreto del psicópata
BBC Ciencia

Esta es la imagen de un cerebro "normal".
Científicos de Londres dicen haber descubierto un mecanismo para comprender por qué algunas personas se convierten en psicópatas.
El estudio, realizado en pacientes psiquiátricos, concluye que esta patología se debe a que existe una comunicación imprevisible entre dos partes del cerebro.
Julian Siddle, periodista de ciencia de la BBC, explica que el detonante del comportamiento psicópata es una comunicación defectuosa entre la parte del cerebro relacionada a las emociones, el miedo y la agresividad y otra parte encargada de la toma de decisiones.
El Dr. Michael Craig, del Instituto de Psiquiatría del King's College de Londres, quien dirigió el estudio, dijo a la BBC que la interferencia entre estas dos partes del cerebro es comparable a transitar por una carretera en mal estado.
"Las conexiones en el cerebro del psicópata, o las 'carreteras', no están tan bien construidas como las de una persona que no lo es. Es como si la 'carretera' del psicópata tuviera más baches y estuviera peor mantenida que la de una persona que no padece la psicopatía".
Posibles implicaciones
Craig dice que ese trastorno por sí solo no basta para diagnosticar la psicopatía, pues puede tratarse de otro desorden psíquico, pero contribuye a explicarlo.
El resultado final es, entonces, que esta característica del cerebro no es necesariamente producto de una psicopatía sino de un fenómeno que se presenta en los psicópatas y no en las personas que no padecen esta enfermedad.
Los científicos del King's College observaron la actividad cerebral de nueve pacientes psiquiátricos que cumplían condenas por delitos como violaciones u homicidios.
Aunque se trata de un estudio pequeño, esto podría tener implicaciones relacionadas a la toma de decisiones en el sistema de justicia penal, especialmente a la hora de estudiar si un criminal puede reincidir.

Trastorno obseso-compulsivo. Un informe actualizado



DefiniciónEl trastorno obseso-compulsivo (TOC) se caracteriza por la presencia de pensamientos forzados, intrusos e inútiles en una mente dubitativa, pensamientos que no pueden ser rechazados, juntamente con el deseo fuerte e imperioso de llevar a cabo acciones mentales o motoras hasta que satisfagan el componente emocional e intelectual implicado.SintomatologíaEl TOC, al afectar el pensamiento, el humor, la volición, la percepción y la actividad motora, produce modificaciones de la conducta, y con el tiempo, deterioro en la interacción social y en las relaciones familiares, y pérdida de la capacidad para funcionar, lo que a su vez produce pérdidas económicas.El TOC abarca una amplia gama de síntomas secundarios que si son intensos y frecuentes pueden enmascararlo. Los síntomas más importantes son la ansiedad, la depresión, las fobias, la conducta agresiva, los trastornos sexuales y las alteraciones en la percepción. La presencia de la duda obsesiva es una clave diagnóstica que se manifiesta como la incapacidad de tomar decisiones y la tendencia a sobreanalizar situaciones.El examen clínico del TOC debe ser exhaustivo, ya que ello permitirá encontrar señales que pueden permanecer ocultas por la intensidad de los signos primarios del TOC. Estos síntomas son delirios, excitación maníaca, deformación de la imagen corporal, disorexia, automutilaciones, hiperquinesia, hipocondriasis, cólera, excitabilidad, convulsiones, distonias y trastornos del sistema nervioso autónomo. La presencia de estos síntomas puede indicar formas subclínicas, variantes o comorbilidad dentro del espectro clínico del TOC.EpidemiologíaLas estadísticas más recientes han indicado que alrededor de seis millones de norteamericanos sufren de TOC. Esta prevalencia es dos veces mayor que la de la esquizofrenia.(1)El trastorno comienza durante la niñez y la adolescencia en el 50% de los casos, afectando en una relación 1:1 a ambos sexos y siendo significativamente más frecuente en hombres solteros.Entre el comienzo de la enfermedad y la primera consulta con un profesional suele transcurrir un lapso de entre cinco y siete años. Este lapso es indicativo del comienzo gradual y progresivo de la enfermedad. Por lo general el paciente consulta cuando la gravedad de los síntomas interfiere con la realización de las actividades diarias, el estudio o el trabajo. El 8% de los padres de los pacientes padecen de TOC.ClasificaciónLa clasificación clínica del TOC y su espectro es muy importante, ya que un buen diagnóstico conducirá a un tratamiento más eficaz. Nosotros también hemos elaborado una clasificación etiopatogénica alternativa que tiene por objeto mejorar las proposiciones teóricas de los investigadores.(1) En resumen, hemos clasificado los trastornos obseso-compulsivos en:1) primarios,b) formas complejas y3) trastornos asociados,de acuerdo con los rasgos fenomenológicos que constituyen el perfil semiológico de cada entidad clínica. Consideramos que la clasificación del DSM III R sobresimplifica la clínica de estos trastornos, lo que conlleva el riesgo de un diagnóstico erróneo, con el subsecuente error en la selección de la terapéutica. Diagnóstico diferencialHabrá que repetirlo una y otra vez: la sintomatología proteiforme del TOC puede ocasionar errores diagnósticos. El diagnóstico diferencial se hará con las siguientes enfermedades:1) esquizofrenia,2) psicosis maníaco-depresiva,3) trastornos esquizoafectivos,4) depresión mayor,5) trastornos de ansiedad,6) trastornos fóbicos,7) síndromes cerebrales orgánicos, y8) personalidad obseso-compulsiva.En el enfermo que padece de TOC el criterio de realidad siempre permanece intacto.Aspectos dinámicosEl enfermo que padece de TOC se caracteriza por tener que controlar todo. A diferencia del enfermo esquizofrénico, vive su realidad en el mundo exterior. Como consecuencia es hipervigilante. El contenido del pensamiento del paciente obseso-compulsivo se caracteriza no sólo por la abundancia de ideas obsesivas, sino además de ideas fijas, sobrevaloradas y paranoides que se entretejen en un curso del pensamiento que es, por definición, rígido y minucioso. Este perfil dinámico se adhiere a una gran necesidad de dependencia, debida principalmente a la dificultad de tomar decisiones. Estos aspectos del trastorno deben tenerse en cuenta al diseñar el modelo terapéutico a seguir.Aspectos biológicosEn este trabajo nos limitaremos al enfoque biológico de esta condición. Por supuesto que hay una amplia literatura accesible que ocupa un lugar de importancia en la fisiopatología del TOC.Las bases neuroquímicas para un postulado teórico se han hallado en el estudio de los mecanismos indolaminérgicos, sobre todo la serotonina (5-HT). Estas investigaciones se realizaron midiendo neurotransmisores o sus metabolitos en sangre total, trombocitos, orina, y líquido cefalorraquídeo de enfermos con TOC.Se encontraron niveles significativamente bajos de 5-HT en enfermos con TOC al compararlos con un grupo control de personas normales,(2) mientras que el triptofano (TRI) total y libre plasmático (precursor de la 5-HT) y su catabolito, el ácido 5-hidroxiindolacético (5-AHIA), medido en orina de 24 horas de recolección, permanecieron normales.(3)Se ha demostrado que los enfermos de TOC que respondieron favorablemente al tratamiento con clorimipramina presentaron niveles altos de 5-AHIA en el líquido cefalorraquídeo al ser comparados con enfermos de respuesta terapéutica débil.(4)Según otro estudio, el 5-AHIA en el líquido cefalorraquídeo fue levemente alto en un grupo pequeño de pacientes con TOC (n= 7) comparados con un grupo control.(5)La eficacia de bloqueadores potentes (5-A) y específicos de la retoma de la 5-HT(6, 7, 8, 9) es un factor adicional para fundamentar la hipótesis serotoninérgica.(10) Históricamente la encefalitis pandémica de 1915-1926 introdujo los conceptos necesarios para proponer un modelo neuropsiquiátrico de las enfermedades mentales. En el caso del TOC, los síntomas psiquiátricos de la encefalitis se caracterizaron por la presencia de obsesiones y compulsiones.Los síntomas que fueron observados en enfermos postencefalíticos incluyeron:1) dudas,2) compulsiones,3) conducta repetitiva, y4) arritmonamía.En la encefalitis las obsesiones y las compulsiones son de tipo primitivo y no intelectuales.(11)Lesiones cerebrales que abarcan desde tumores hasta accidentes cerebrovasculares han sido asociadas al TOC.(12, 13, 14, 15, 16) La tomografía computada ha demostrado una disminución del volumen del núcleo caudado en TOC(17) y un aumento del índice ventrículo-cerebral(18) en un grupo de adolescentes que padecían TOC.Estudios metabólicosUn trastorno del metabolismo periférico de la glucosa fue observado en enfermos de TOC al realizarse la prueba oral de sobrecarga de glucosa.(19) Debido a que la glucosa participa activamente en los mecanismos reguladores de la absorción del triptofano en el cerebro,(28) debe ser considerada la relación glucosa-5-HT.La tomografía por emisión de positrones en una muestra de paciente afectados de TOC con comienzo infantil ha demostrado un aumento del metabolismo de la glucosa en las áreas frontal izquierda, sensorio-motora derecha, prefrontal bilateral y cingular anterior,(21) mientras que en adultos las regiones afectadas fueron la circunvolución frontal izquierda y el núcleo caudado bilateral.(22) Estos estudios pueden asociarse a las observaciones de los enfermos postencefalíticos.Aspectos neurofisiológicosSe ha demostrado actividad eléctrica anormal y una disfunción del lóbulo frontal izquierdo con conexiones cíngulo-orbitales.(25, 26, 27)Pruebas neuropsicológicas han mostrado deficiencias consistentes con un compromiso fronto-parietal.(28, 29)Modalidades terapéuticasEl tratamiento del TOC debería hacerse con un criterio global incluyendo el uso de medicación, terapias de comportamiento y cognitiva, y participación del grupo familiar. La intervención psicoquirúrgica será contemplada una vez que todas las otras vías terapéuticas han fracasado y el paciente es decididamente refractario a todas las terapias utilizadas. La necesidad de un plan terapéutico comprensivo es indispensable en los casos graves y crónicos, que ocasionan una destrucción del equilibrio bío-psicosocial del enfermo. Los agentes con actividad anti obseso-compulsiva pueden facilitar la tarea de mejoría del enfermo. Ha sido comprobada la eficacia terapéutica de la clomipramina,(30, 31) fluoxetina,(32) fluvoxamina(33) y sertralina.(34) El promedio de eficacia de estas drogas para el TOC es del 50 %.El L-triptofano, aminoácido precursor de la serotonina, en combinación con piridoxina y ácido nicotínico,(35) con litio y tranilcipromina(36) fue utilizado, obteniéndose resultados moderados. En enfermos de TOC refractarios a los tratamientos standard, el agregado de clonazepan,(37) fenfluramina(38) o clonidina(39) ha demostrado eficacia para coadyuvar en el proceso de recuperación. Debemos añadir que la potenciación de estas drogas para aumentar la eficacia terapéutica requiere estudios adicionales.Ocasionalmente, con resultados prometedores, se ha llevado a cabo el uso concomitante de varias drogas (polifarmacia), por las siguientes razones:1) tratar subgrupos de TOC,2) por razones terapéuticas ante el fracaso al utilizar una sola droga,3) para aumentar la acción terapéutica de la droga primaria, y4) para controlar síntomas secundarios tales como la ansiedad grave.Las recaídas como consecuencia de la suspensión del tratamiento abarcan un promedio del 10 al 90%.(40) Nosotros preferimos una combinación de tratamiento farmacológico-conductista.(41, 42) De ese modo se logran dos propósitos:1) usar menos medicación, lo que disminuye la presencia de efectos secundarios, y2) menos posibilidad de recaídas. Las intervenciones quirúrgicas cerebrales para el tratamiento del TOC están limitadas a los casos refractarios a los tratamientos no invasivos. Los pacientes con compulsiones graves parecen responder mejor a los procedimientos psicoquirúrgicos. Los beneficios son sintomáticos y no producen cura completa; se precisan alrededor de seis meses para observar una mejoría aceptable. La eficacia del tratamiento alcanza a un promedio que oscila entre el 50 y el 80%, con una posibilidad importante de sufrir una recaída. La cirugía órbito-frontal y la del cíngulo han contribuido a validar la hipótesis orgánica del TOC. Podemos agregar que la cirugía de coagulación estereotáctica de la zona intralaminar y la del núcleo medial del tálamo se ha utilizado para tratar compulsiones, fobias, tics y el síndrome de Gilles de la Tourette.(43) Dado que el TOC presenta como síntoma principal la duda, los enfermos confían en sus parientes para tomar decisiones, por lo tanto se establece un fuerte lazo de dependencia. Los pacientes necesitan ayuda para poder funcionar y enfrentar la vida. Con el paso del tiempo este lazo de dependencia se transforma en una relación simbiótica que causa beneficios secundarios individuales o mutuos. Como resultado, una mejoría amenaza la simbiosis, por lo que se obliga a “sabotear” el tratamiento a los efectos de mantener el status quo. De allí la necesidad impostergable de integrar el núcleo familiar al modelo terapéutico. Una vez que se ha obtenido una mejoría notable con recuperación de la funcionalidad, el enfermo deberá participar en un programa de rehabilitación con la idea de ubicarse nuevamente dentro del marco social y laboral.Curso y pronósticoLa evolución del TOC se caracteriza por una fase aguda, una subaguda y una crónica. Por lo general el inicio es insidioso, con un aumento gradual en la intensidad y frecuencia de los síntomas. La enfermedad hace picos alrededor de los 18, 25 y 40 años. Estos picos pueden ser debidos a cambios psicosociales, tales como ingreso a la universidad, servicio militar, casamiento, menopausia, y “crisis de la edad media”. El TOC puede empeorar como consecuencia del estrés, embarazo, puerperio, divorcio, pérdida económica, virosis y enfermedades graves. El TOC no sigue un ciclo estacional ni un ritmo circadiano.Los pacientes podrían reportar un aumento en obsesiones durante la noche, cuando están solos o sin hacer nada. El TOC parece ser crónico, aunque se pueden presenciar recuperaciones espontáneas o remisiones de larga duración. La duración de una recaída puede acortarse en los pacientes que hayan sido previamente tratados.Existe una forma maligna de TOC que sigue un proceso de deterioro. En estos casos podría ser necesaria la psicocirugía.Perspectiva filosóficaSe ha asociado el TOC con las siguientes enfermedades: trastornos alimentarios, epilepsia, trastornos de ansiedad generalizados, síndrome de Gilles de la Tourette, Corea, enfermedad maníaco-depresiva, retardo mental, trastornos de pánico, Parkinson, fobias, esquizofrenia, automutilación y trastornos de dismorfia corporal. Este trastorno multifacético representa tantas conexiones clínicas que, en fin, se podría explicar en términos de un continuo patológico. El continuo comienza en un punto determinado en el cerebro como resultado del impacto de una noxa. El impacto produce un efecto ondulante que involucra en su trayectoria varios subsistemas histoelectroquímicos que causan el mosaico sintomatológico observado. Como ejemplo se podría utilizar el concepto de un abanico cuyos pliegues representan distintos síntomas. Por lo tanto la fuerza del impacto determina el tamaño de la apertura y un panorama mayor de síntomas presentes.(44)Por último, el TOC puede considerarse como un modelo del sistema general de proceso.

Regina Brett,,las 45 lecciones que la vida me ha enseñado



las 45 lecciones que la vida me ha enseñado, de “The Plain Dealer”, Cleveland , Ohio “Para celebrar la llegada a mi edad avanzada , una vez escribí las 45 lecciones que la vida me ha enseñado. Es la columna más solicitada que jamás había escrito.”
La vida no es justa, pero aún así es buena.
Cuando tengas duda, el siguiente paso, dálo más corto.
La vida es demasiada corta para perder el tiempo odiando a alguien.
Tu trabajo no te cuidará cuando estés enfermo. Tus amigos y familia sí. Manténte en contacto.
Liquida tus tarjetas de crédito cada mes.
No tienes que ganar cada discusión. Debes estar de acuerdo en no estar de acuerdo.
Llora con alguien. Alivia más que llorar solo.
Está bien si te enojas con Dios. El lo puede soportar.
Ahorra para el retiro comenzando con tu primer cheque de nómina.
Cuando se trata de chocolate, la resistencia es inútil.
Haz las paces con tu pasado para que no arruine el presente.
Está bien permitir que tus niños te vean llorar.
No compares tu vida con otros. No tienes ni idea de lo que se trata su travesía.
Todo puede cambiar en un parpadear de ojos. Pero no te preocupes, Dios nunca parpadea.
Respira profundamente. Esto calma la mente.
Elimina todo lo que no sea útil, hermoso o gozoso.
Si algo no te mata, en realidad te hace más fuerte.
Nunca es demasiado tarde para tener una niñez feliz. Pero la segunda depende de tí y de nadie más.
Cuando se trata de persguir aquello que amas en la vida, no aceptes un “no” por respuesta.
Enciende las velitas, utiliza las sábanas bonitas, ponte la lencería cara. No la guardes para una ocasión especial. Hoy es especial.
Preparate de más, y depués sigue la corriente.
Sé excéntrico ahora. No te esperes a ser viejo/a para usar el morado.
El órgano sexual más importante es el cerebro.
Nadie está a cargo de tu felicidad, más que tú.
Enmarca todo lo llamado “desastre” con estas palabras: “En cinco años, ¿esto importará?”
Siempre elige vida.
Perdónale todo a todos.
Lo que las otras personas piensen de ti no te incumbe.
El tiempo sana casi todo. Dale tiempo al tiempo.
Por más buena o mala que sea una situación, algún día cambiará.
No te tomes tan en serio. Nadie más lo hace.
Cree en los milagros.
Dios te ama por lo que Dios es, no por lo que hayas hecho o dejado de hacer.
No audites la vida. Sólo llega y aprovéchala al máximo hoy.
Llegar a viejo es mejor que la alternativa— morir joven.
Tus niños sólo tienen una niñez.
Todo lo que verdaderamente importa al final es que hayas amado..
Sal todos los días. Los milagros están esperando en todas partes.
Si todos apilaramos nuestros problemas y vieramos los montones de los demás, rápido arrebataríamos de regreso los nuestros.
La envidia es una pérdida de tiempo. Tú ya tienes todo lo que necesitas.
Lo mejor está aún por llegar.
No importa cómo te sientas… párate, arréglate y preséntate.
Cede.
La vida no está envuelta con un lazo, pero sigue siendo un regalo.

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Últimas observaciones



Como familiar, es posible que nunca termine por librarse del todo de los sentimientos de aislamiento y frustración que acompañan a las luchas diarias para afrontar los desafíos planteados por el TOC. Compartir estos sentimientos con otras personas que sufren las consecuencias de un TOC mejora mucho el proceso de curación. Aprendiendo todo lo que pueda y utilizando las orientaciones propuestas, podrá responder a preguntas como: “¿Por qué no puede parar?” “¿Cómo puedo ayudarle?” Los familiares pueden ayudar, mediante la educación y los contratos de conducta, a que la persona supere el TOC. Posiblemente les sea útil a las familias recordar que, una vez tratado el TOC, la terapia de apoyo es beneficiosa para muchas de las personas afectadas. Son típicos los sentimientos de depresión, los conflictos conyugales motivados por los ajustes realizados y la sensación de ir atrasado con respecto a los compañeros, requiriéndose a veces una atención especial. Cuando disminuyen los síntomas del TOC, es posible que la persona empiece a darse cuenta de cómo ha desaprovechado su vida, lo que suele confundir a los familiares, porque suponen que, una vez mejorado el TOC, todo lo demás también mejorará. También aquí son frecuentes los síntomas y los sentimientos mencionados antes y forman parte del proceso de recuperación. La recuperación y la curación se producen con ayuda profesional, comprensión de los familiares y amigos y tiempo.
Acerca de los autores Barbara Livingstone Van Noppen, M.S.W. trabaja como asistente social en el consultorio de TOC del Butler Hospital. Es investigadora del Departamento de Psiquiatría y Conducta Humana, de la División de Biología y Medicina de la Universidad Brown. La Sra. Van Noppen disfruta de prestigio internacional como especialista en el tratamiento de familias afectadas por un TOC. En 1986, introdujo un programa de tratamiento de conducta multifamiliar en el consultorio de TOC del Butler Hospital. Además, ha publicado varios artículos sobre el funcionamiento de familias afectadas por el TOC y su intervención familiar. Michele Tortora Pato, M.D. es psiquiatra especializada en el tratamiento del TOC y profesora asociada de la Universidad Pública de Nueva York en Búfalo. Es directora de los Servicios Ambulatorios y del programa de TOC en el Hospital General de Búfalo, y directora de Formación de Residentes del Departamento de Psiquiatría. La Dra. Pato ha escrito mucho sobre el TOC, entre otros, un libro publicado por la American Psychiatric Press, Current Treatments of OCD. La Dra. Pato tiene un interés especial por el tratamiento a largo plazo del TOC. Steven Rasmussen, M.D. es psiquiatra y director del consultorio de TOC del Butler Hospital. Tiene varios años de experiencia en el tratamiento multidisciplinar del TOC. El Dr. Rasmussen es profesor auxiliar de Psiquiatría y Conducta Humana en la Universidad de Brown, y ha publicado numerosos artículos sobre el TOC. Junto con la Sra. Van Noppen y Richard Marsland, A.T.S., han puesto en marcha un grupo de apoyo multifamiliar en el Butler Hospital que se reúne todos los meses. El Butler Hospital, abierto en 1847, es un hospital psiquiátrico privado de Providence, Rhode Island. Es el mayor hospital universitario de psiquiatría de la Universidad de Brown.


Orientaciones especiales para niños y adolescentes


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APRENDER A VIVIR CON EL TRASTORNO OBSESIVO-COMPULSIVO
Orientaciones especiales para niños y adolescentes



“Cuando mis padres me llaman estúpido, todo empeora. Yo sé que no soy estúpido, pero no puedo evitar hacer estas tonterías”. Al tratar de recordar cuándo comenzó el TOC, muchos adultos se remontan a su infancia. Acordándose de sus sentimientos de vergüenza, aislamiento y miedo, desearían que alguien se hubiera molestado en sentarse y hablar con ellos sobre su extraña conducta, en lugar de criticarlos. Los niños saben que hacen cosas que otros niños no hacen. De hecho, están muy acomplejados por ello. Tienen miedo de contarle a su padre o su madre (u otra figura con autoridad) sus rutinas al vestirse, la necesidad que tienen de cepillarse los dientes un número determinado de veces, su temor a los “gérmenes” presentes en su pupitre de la escuela, sus esfuerzos por escribir perfectamente el palito de la “t”, su incapacidad de lanzar la pelota de baloncesto hasta que un “buen” pensamiento no sustituye a otro “malo”, etc. Los niños (como los adolescentes y los adultos) intentan con todas sus fuerzas ocultar esas conductas compulsivas por miedo a que alguien lo descubra, ya que “me encerrarían”, “sabrían que estoy verdaderamente loco”, “me echarían de su lado”.
Desconocedores del tratamiento psiquiátrico, los niños suponen que hay algo intrínseco en ellos que funciona mal y que no pueden corregir. Como los adultos, también creen que quizá sean los únicos en tener ese problema. El primer paso consiste en reconocer una conducta excesivamente ritual. Tenga en cuenta, sin embargo, que la mayoría de los niños pasan por una fase del desarrollo rica en rituales. Los rituales a la hora de ir a la cama y las oraciones proporcionan seguridad y comodidad; lo mismo ocurre con los amuletos “de la suerte”, los juguetes ordenados o las colecciones de objetos “especiales”. Pero si los rituales y las “rutinas” empiezan a interferir en el funcionamiento social y escolar del niño –si se queda en casa para “acabar” tareas incompletas o abandona sus actividades habituales-, debe encenderse una luz de alarma. Además, si las interrupciones de una “rutina” crean excesiva ansiedad, frustración u hostilidad, probablemente sea hora de pedir consejo psiquiátrico.
Los problemas que los niños con TOC suelen afrontar se ilustran bien en una anécdota relatada por una mujer con TOC, que ahora tiene 34 años. Esa mujer recuerda que, como cualquier otra niña afectada por obsesiones agresivas (preocupación por la posibilidad de hacer daño a alguien), sufría un intenso dolor emocional. Lo peor era guardarse todos sus miedos, porque sus padres esperaban que “se olvidara de todo eso” y “se tranquilizara”. Insiste, como hacen otros, que los padres deben facilitar la comunicación. El intento de conectarse con el niño en un plano emocional les brinda la oportunidad de responder; es como tender la mano. Los niños precisan que se les dé una especie de marco para entender lo que les pasa. A veces no pueden explicarlo a menos que un adulto les ofrezca varias posibilidades. Un niño puede decir con alivio “£Sí! Eso es justo lo que me pasa.., ¿cómo lo sabes?”. Este fenómeno no es exclusivo de los niños. Ocurre a cualquier edad cuando alguien se siente desesperadamente solo en sus experiencias y encuentra a otra persona que siente lo mismo o le comprende.
Algunas propuestas para los padres sobre cómo iniciar una conversación con un hijo que podría tener un TOC, son las siguientes: “Oye, parece que andas preocupado todo el tiempo, ¿por qué no nos dices lo que te ronda por la cabeza?” “Todo el mundo tiene preocupaciones y es bueno que nos las cuentes.” “Nos hemos fijado que repites la misma acción, y tú, ¿te has dado cuenta? ¿Tienes miedo de algo? ¿Puedes tratar de hacerlo una sola vez? ¿Qué ocurre entonces? ¿Te parece que no queda bien?” Para tratar de sensibilizar y comprender mejor la lucha solitaria de un niño contra el TOC, ATOC ha producido un vídeo llamado Niños como Yo en el que se relatan experiencias personales. Ese vídeo se distribuye como instrumento educativo a especialistas y educadores. “Mis padres no entienden que quiera arreglármelas solo. Si no interrumpieran mis rituales, yo estaría bien.” De los adolescentes, al contrario que de los niños, se espera que sean más responsables y “maduros”. De hecho, el término “adolescente” procede del verbo latino “adolescere” que significa “crecer”. No obstante, siguen teniendo una gran dependencia de los padres para todo tipo de cosas. En el caso de los niños pequeños, no es 39extraño que los padres realicen tareas que deberían hacer los niños, o que les ayuden a vestirse, bañarse y comer. Pero a medida que la infancia va cediendo paso a la juventud, el deterioro funcional de los adolescentes con TOC afecta tanto a los padres como a los propios jóvenes. La esperanza de que el niño “deje atrás las rarezas” se vuelve menos probable. Las interferencias de los síntomas obsesivo-compulsivos con las actividades de la vida diaria se toleran peor. En lugar de discutir constantemente y amenazar en exceso con castigos, sería preferible pedir consejo médico y psiquiátrico. Sabiendo que el proceso de desarrollo equivale a alejarse emocionalmente de los padres, el adolescente con TOC se encuentra realmente en un aprieto, porque necesita a los adultos más que otras personas de su edad, lo que, a la vez, le molesta. Los sentimientos de ira y hostilidad pueden prevalecer más de lo normal. La excesiva preocupación por lo que piensan los demás y el intento de esconder los síntomas, puede dificultar el proceso de desarrollo de un adolescente que trata de adquirir una identidad positiva y de autoestima. El estigma social de la enfermedad mental puede agravar la presión existente de “encajar” en el entorno que el adolescente siente con intensidad. La tendencia de los adolescentes a formar grupos muy unidos de compañeros es indispensable en el proceso de descentralización del egocentrismo. Compartiendo ideas con sus compañeros, los adolescentes ponen a prueba sus teorías y descubren sus puntos débiles.
El grupo proporciona algunas de las comodidades de la familia, pero con una mayor sensación de independencia. Además, es un período de reflexión sobre la vocación profesional y la sexualidad. Muchos de estos procesos de desarrollo normales se ven dificultados o bloqueados por el TOC. Los adolescentes con TOC suelen sentirse muy aislados e incompetentes. Se pierden esa experiencia típica de pertenencia a un grupo y de individualización. Es habitual que se sientan muy atemorizados, preguntándose “¿Cómo podré trabajar algún día?”, o avergonzados de sus conductas: “¿Quién se casará conmigo?”. El creciente conflicto interno y la sensación de extrañeza, que se magnifican en presencia de los síntomas obsesivo-compulsivos, son especialmente dolorosos para los adolescentes presionados por el proceso “normal” de desarrollo. “Pero mamá, todo el mundo lo hace”. Ahora bien, no todos los jóvenes tienen un TOC. Puede que sea normal hacerse un agujero en las orejas, pero no tener las manos en carne viva de tanto lavarlas o visitar a un terapeuta. A veces es difícil conseguir que el adolescente colabore; en esos casos, el contacto con un grupo de apoyo integrado por otros jóvenes podía servir de ayuda. Además, los padres de adolescentes con TOC suelen olvidarse de que siguen siendo padres y pueden fijar límites. No conviene modificar las expectativas de que realicen ciertas tareas domésticas y participen en actividades familiares por el hecho de que presenten un TOC. Antes de que los síntomas terminen por descontrolarse, la familia puede adoptar una serie de medidas para evitar una situación desesperada: 1) Aprenda todo lo que pueda sobre el TOC. Acuda a un grupo de apoyo. Hable con otros padres y familias. 2) Sin juzgarlo, anime al adolescente a hablar sobre sus “preocupaciones”. Comparta toda la información que tenga con él/ella e intente que acuda a un grupo de apoyo con o sin usted.3) No altere las rutinas o las expectativas relacionadas con la casa. Si su hija saca la basura a cambio de una paga y deja de hacerlo por miedo a contaminarse, no siga dándole la paga “porque tiene un problema”. No haga las tareas domésticas que tengan asignadas sus hijos. Si normalmente se lavan su ropa y dejan de hacerlo porque creen que “no pueden”, no lo haga por ellos. Ofrézcase a enseñarles, pero no asuma las tareas que ellos deberían hacer.Recuerde que se encuentran en la etapa del desarrollo de adquirir independencia, no de perderla. Además, a los hermanos les molesta tener que realizar tareas adicionales que no les corresponden. 4) La familia proporciona modelos de rol y una misma forma de resolver los problemas, y es fundamental que ayude a fijar límites. Conviene recordar a la familia los problemas típicos de la adolescencia y cómo el TOC intensifica las preocupaciones normales, como puede ser la fijación de límites, hasta dónde se está dispuesto a tolerar y ceder. “Dividirse” puede también originar problemas (uno de los padres se rinde a las demandas del TOC y el otro se niega a ello). Es conveniente que ambos padres unifiquen sus reglas y expectativas, que posiblemente tendrán que revisar cada cierto tiempo dependiendo de la evolución del TOC. 5) La terapia de conducta de apoyo individual puede ayudar al adolescente en el proceso de separación y control de síntomas. 6) La medicación puede reducir los síntomas hasta un nivel controlable, de forma que toda la familia sea capaz de afrontar mejor el problema.7) Los Grupos de Apoyo Psicoeducacionales Multifamiliares pueden prestar ayuda y orientación a la persona con TOC y a todos sus familiares. 8) Un “colega” adolescente con TOC puede ofrecer el apoyo necesario entre compañeros. Una vez que empieza la recuperación de los síntomas del TOC, es conveniente que los familiares evalúen sus expectativas de forma realista. Si la persona ha “perdido” una serie de años de la adolescencia como consecuencia del TOC, no habrá pasado por la experiencia completa de la adolescencia. Es posible que tarde más tiempo en conseguir el permiso de conducir, un empleo, una pandilla y amigos íntimos, o decidir sobre su educación o carrera profesional. Todo eso quizá desanime a la persona con TOC, cuando mire a su alrededor y vea que sus amigos están haciendo ya todas esas cosas que tan lejos le parecen a ella, provocándole sentimientos de inutilidad o impotencia. Si reconoce usted estas señales o el adolescente puede hablar sobre ello, elogie sus esfuerzos por superar el TOC. Recuérdele con optimismo las destrezas que ha adquirido para ayudarse a sí mismo y que terminará “alcanzando” a los demás. Con paciencia y una actitud positiva, conseguirá usted ayudar a su familiar a seguir adelante. Los consejos de apoyo pueden beneficiar a la persona afectada o a la familia. De nuevo, no se olvide de la existencia de grupos de apoyo. Si un adolescente se niega a visitar a un profesional (con o sin padres), los padres no deben olvidar que pueden insistirle en que vaya. Eso requiere un serio compromiso por parte de los padres de ayudar verdaderamente a sus hijos con TOC a aprender todo lo que puedan sobre su trastorno y a pedir consejo profesional. Quizá tenga usted mismo que prepararse para fijar límites si la vida familiar se está deteriorando por las dificultades de controlar el TOC. Si llega a ese punto, es fundamental que se mantenga firme, coherente y persistente. Las consecuencias de no someterse a un tratamiento varían según el caso. A veces, los síntomas pueden ser tan graves que el adolescente posiblemente se arriesgue a tener que irse a vivir a otro sitio o ingresar en un hospital contra su voluntad si los síntomas llegan a suponer una amenaza para su vida o la de alguien que vive con él, decisión que debe recaer en un psiquiatra experto en este trastorno.

Orientaciones para educadores y empresarios



APRENDER A VIVIR CON EL TRASTORNO OBSESIVO-COMPULSIVO
Orientaciones para educadores y empresarios



Los capítulos anteriores van dirigidos a los familiares, pero muchas de las propuestas son válidas para educadores, asesores y empresarios. No obstante, estos últimos se encuentran en una posición única para ayudar y remitir a esas personas a tratamiento sin verse implicados emocionalmente. Como las familias, los educadores y los asesores pueden interpretar los síntomas obsesivo- compulsivos como defectos de carácter o rarezas de conducta que podrían evitarse fácilmente.
En general, los síntomas no se reconocen y se malinterpretan. Las personas con TOC están preocupadas por su rendimiento educativo o laboral y por la posibilidad de que otros “descubran” su TOC. Esa preocupación les generan más ansiedad, exacerbando así los síntomas y perjudicándoles más. Aunque quizá no todos los educadores o empresarios estén interesados en aprender cosas sobre el TOC, los que sí lo están pueden ayudar a las personas con este trastorno a conservar su funcionalidad y autoestima mientras luchan contra los síntomas. Un entorno educativo/laboral de apoyo que trate a la persona con dignidad es óptimo. Intente colaborar con la persona para permitir cierta flexibilidad, cuando sea posible, y maximizar los éxitos, lo que no significa necesariamente reducir los niveles o los requisitos. Por ejemplo, un estudiante universitario con TOC me pidió que hablara con uno de sus profesores, que en su opinión le ponía notas más bajas de lo que merecía porque detallaba sus trabajos más de los necesario, le preguntaba si podía repetir las tareas que les mandaba para “cerciorarse” de que había oído bien y le pedía que le confirmase sus respuestas para “asegurarse” de que decía lo correcto. Una vez obtenido su consentimiento por escrito, llamé a su profesora y está me comentó que había empezado a reconocer algunas conductas del estudiante como propias del TOC, confesándome también que uno de sus familiares tenía este trastorno. Reconoció que algunas de sus reacciones habían sido bruscas y constituían un intento de poner fin a las aparentemente interminables preguntas. En una conversación a tres bandas comentamos algunos principios de la terapia de conducta y decidimos que la profesora ofrecería al estudiante la posibilidad de reunirse con ella una vez a la semana durante 15 minutos para examinar sus preocupaciones y preguntas. Fuera de ese espacio, el estudiante debía resistirse a pedir confirmación.Si formulase alguna pregunta, la profesora le recordaría su acuerdo. Envié un paquete con documentación adicional sobre el TOC a la profesora. El estudiante incluso la invitó, si estaba interesada en saber más sobre el tema, a asistir a nuestro grupo de apoyo mensual. Se trata de un ejemplo fantástico de cómo utilizar los contratos de conducta fuera del entorno familiar. Hay ejemplos parecidos en el entorno laboral y educativo. Es importante ser flexible. Las personas con TOC son concienzudas, trabajadoras y se preocupan por hacer las cosas bien. Aunque posiblemente a veces eso sea un problema, los empresarios solidarios pueden sacar provecho de estas características y mantener trabajando a un empleado de confianza y responsable incluso cuando los síntomas están más exacerbados.

No hacer comparaciones entre un día y otro



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No hacer comparaciones entre un día y otro


En los períodos sintomáticos, las personas con TOC suelen sentirse como si “empezaran de nuevo”.Quizá haya usted cometido el error de comparar los avances de su familiar con su nivel funcional antes de que se manifestara el TOC. Debido a los altibajos del TOC, es importante analizar el conjunto de cambios desde el inicio del tratamiento. Las comparaciones entre un día y otro son engañosas porque no reflejan con precisión las mejorías. Ayude a la persona a establecer un “criterio interno” que le permita evaluar el progreso realizado. Los días en que sufra una “recaída”, recuérdele que “mañana podrá intentarlo de nuevo”, para que no interprete la intensificación de los rituales como un fracaso. Sentir que uno mismo es un fracaso es algo autodestructivo: provoca un sentimiento de culpabilidad, de “imperfección”. Estas distorsiones crean estrés, que puede exacerbar los síntomas y originar sentimientos de “pérdida de control”. Usted puede ayudar a la persona recordándole el progreso que ha realizado desde el peor episodio y desde que inició el tratamiento.
Reconocer las “pequeñas” mejorías Las personas con TOC suelen quejarse de que la familia no entiende lo que supone realizar algo como acortar cinco minutos la ducha o resistirse a pedir confirmación una vez más. Aunque todo eso le parezca insignificante a la familia, es un gran paso para ellos. Reconocer estos logros aparentemente “pequeños” es un instrumento poderoso para animar a la persona afectada a que siga intentándolo y que ésta sepa que usted es consciente de los esfuerzos que hace por mejorar. Las palabras de elogio constituyen un sólido refuerzo positivo. No dude en utilizarlo.
Crear un ambiente de apoyoCuanto más pueda evitar las críticas personales mejor. Es el TOC lo que pone nervioso a todo el mundo. Intente aprender cuanto sea posible sobre el TOC. Su familiar sigue necesitando su aliento y aceptación como persona. Recuerde que la aceptación y el apoyo no significan ignorar la conducta compulsiva. Haga lo posible por no participar en la compulsión. Sin ser hostil, explique que las compulsiones son síntomas del TOC a los que no va a contribuir porque quiere que la persona se resista. De esta forma, transmitirá una actitud que no juzga y refleja la aceptación de la persona.
Mantener una comunicación clara y sencilla Evite dar largas explicaciones. En general, esto es más fácil de decir que de hacer, porque la mayoría de las personas con TOC piden constantemente confirmación a quienes les rodean: “¿Estás seguro de que he cerrado la puerta?” “¿Puedo estar seguro de que la cerré bien?”. Es probable que usted haya descubierto que cuanto más intenta demostrar que no hay necesidad de preocuparse, tanto más le refutan sus pruebas. Incluso la explicación más sofisticada no funcionará. Siembre hay un “¿y si?”
Atenerse a un contrato de conducta En sus esfuerzos por tratar de ayudar a controlar las compulsiones, es posible que le tachen de “egoísta o negativo”, pese a su actitud “colaboradora”. Puede parecer obvio que todos ustedes intentan alcanzar un objetivo común de reducción de los síntomas, pero cada persona puede hacerlo de forma diferente. En primer lugar, es preciso llegar a un acuerdo entre los familiares y la persona afectada en beneficio de ésta última sobre la no participación de la familia en los rituales (lo que incluye también resistirse a las incesantes peticiones de confirmación). Lo ideal es que todos alcancen este acuerdo. La participación en un grupo de apoyo educacional familiar de TOC o la consulta con un terapeuta familiar experto en TOC suele facilitar la comunicación familiar. En general, las respuestas cortas y sencillas son las mejores.
Fijar límites, pero siendo sensibles al estado de ánimo de la persona Teniendo en mente el objetivo de colaborar entre todos para reducir las compulsiones, los familiares pueden darse cuenta de que tienen que mostrarse firmes en cuanto a1) los acuerdos alcanzados previamente sobre su participación en las compulsiones, 2) el tiempo dedicado a hablar sobre el TOC, 3) el grado de confirmación que se le dará, o4) el perjuicio que causan las compulsiones en la vida de otros.El estado de ánimo suele determinar la medida en que la persona es capaz de rechazar las obsesiones y resistirse a las compulsiones. Además, muchos familiares comentan que saben cuándo la persona “tiene un mal día”. Es entonces cuando la familia posiblemente tenga que “retirarse”, a menos que peligre la vida de la persona con TOC o exista la posibilidad de que se produzcan situaciones violentas. En los “días buenos”, convendría que los familiares les animaran a resistirse lo más posible a las compulsiones.
Seguir con la rutina familiar normal Las familias suelen preguntar cómo pueden “deshacer” todos los efectos de meses o años tolerando los síntomas obsesivo-compulsivos. Por ejemplo, para “mantener la paz”, un marido permitió que, por el miedo que tenía su esposa a la contaminación, prohibiera a sus cinco hijos traer amigos a casa. El intento inicial de evitar el conflicto cediendo, no hace sino aumentarlo. Es preciso poner límite a las obsesiones y las compulsiones. Es importante que los hijos lleven amigos a casa o que los miembros de la familia puedan utilizar cualquier lavabo, sentarse en cualquier silla, etc. La negociación y la fijación de límites permiten conservar la vida y las “rutinas” familiares. Recuerde que tolerar la exposición a sus miedos y recordarle las necesidades de otras personas beneficia a la persona con TOC.A medida que recupere su funcionalidad, aumentará su deseo de seguir avanzando.
Recurrir al humor La capacidad para distanciarse uno mismo de los miedos irracionales y reírse es saludable, especialmente cuando se hace en compañía. Eso puede ser un gran alivio, aunque sin olvidar la necesidad de tener en cuenta el estado de ánimo de la persona antes de burlarse del TOC. Si bien las propiedades curativas del humor se conocen desde hace mucho tiempo, quizás no sea buena idea hacer bromas cuando los síntomas del TOC son agudos.
Apoyar el régimen terapéutico Verifique siempre con el médico todo lo relacionado con las preguntas, efectos secundarios y cambios que perciba. No cuestione las instrucciones sobre la medicación dadas por el médico o especialista. Todos los medicamentos tienen efectos secundarios que varían en intensidad. Algunos son muy molestos (sequedad de boca, estreñimiento). Coméntelos con el médico y evalúe los riesgos y los beneficios.
Es importante pasar un tiempo separados Los familiares tienden por naturaleza a creer que deben proteger a la persona con TOC estando todo el tiempo con ella, lo que puede ser destructivo porque todas las personas necesitan estar un tiempo a solas. Transmita el mensaje de que la persona puede quedarse sola y cuidar de sí misma. Además, el TOC no puede gobernar la vida de todos: usted tiene otras responsabilidades además de hacer de “niñera”.
Ser flexibles Sobre todo, tenga en cuenta que éstas son simples orientaciones! Analice siempre la gravedad de los síntomas obsesivo-compulsivos y el estado de ánimo de la persona afectada, así como el nivel de estrés cuando decide imponer ciertos límites. Sea razonable e intente transmitir comprensión en sus acciones.

Orientaciones para vivir con el TOC



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Orientaciones para vivir con el TOC

Las respuestas de los familiares a las personas afectadas por un TOC varían. Existen cinco respuestas típicas:1) familias que cooperan en los rituales para mantener la paz familiar, 2) familias que no participan en ellos pero permiten la compulsión, 3) familias que se niegan a reconocer o a permitir las compulsiones en su presencia, 4) familias que se dividen en su respuesta: algunos miembros ceden continuamente y otros se niegan a ello, y 5) familias cuyos miembros oscilan entre uno y otro extremo, intentando encontrar la solución “correcta”. En cualquier caso, las respuestas extremas o incoherentes crean más sentimientos de frustración y desesperación, pues los síntomas del TOC parecen aumentar. La tendencia natural a ignorar las señales de advertencia del TOC parece que demora la búsqueda de ayuda profesional. Cuanto más se sabe sobre el TOC, más optimista se puede ser sobre el tratamiento y la recuperación. En un esfuerzo por ayudar a otras familias, algunas personas afectadas por el TOC y sus familiares, buenos conocedores de la dificultad de abordar este problema de primera mano, han elaborado la siguiente lista.
Orientaciones generales 1. Aprender a reconocer las señales indicativas de que una persona tiene problemas. 2. Modificar las expectativas durante los períodos de tensión. 3. Evaluar el progreso teniendo en cuenta el nivel funcional de cada persona. 4. No hacer comparaciones entre un día y otro. 5. Reconocer las “pequeñas” mejorías. 6. Crear un ambiente de apoyo en casa. 7. Mantener una comunicación clara y sencilla. 8. Atenerse a un contrato de conducta.9. Fijar límites, pero siendo sensibles al estado de ánimo de la persona. 10. Seguir con la rutina familiar “normal”. 11. Recurrir al humor. 12. Apoyar el régimen terapéutico. 13. Dedicar tiempo a otros miembros de la familia. 14. Los familiares tienen que ser flexibles!
El modelo de Orientaciones Familiares se ha adaptado de Schizophrenia and The Family: Carol Anderson, M.D.: Douglas Reiss, M.D.; Gerard Hogarty, MSW, The Guilford Press, NY. 1986. Reconocer las señales La primera orientación dirigida a los familiares insiste en la necesidad de que éstos reconozcan las “señales de advertencia” del TOC. A veces, las personas afectadas por este trastorno tienen pensamientos que usted desconoce y que forman parte del TOC, por lo que hay que vigilar los cambios de conducta. La lista de 12 señales que se muestra más adelante no es, en modo alguno, exhaustiva. No ignore algunos cambios significativos atribuyéndolos a “rasgos de su personalidad”. Recuerde que los cambios pueden ser graduales, pero en general diferentes del modo en que la persona se ha comportado en el pasado. Cuando se pide a las familias que hagan una lista de las nuevas conductas observadas o peculiaridades que empiezan a interferir con las relaciones sociales o laborales de la persona afectada, suelen referirse a misteriosos períodos de tiempo que la persona pasa a solas (en el baño, vistiéndose, haciendo los deberes), rechazo, irritabilidad, indecisión. Estas conductas pueden confundirse fácilmente con la pereza o la manipulación. Es esencial que usted aprenda a identificar esas tendencias como señales del TOC y no como rasgos de personalidad. Sólo así podrá colaborar con la persona para combatir los síntomas, en lugar de alejarse de él. Las personas afectadas por el TOC suelen decir que cuanto más se les critica o culpa, más empeoran sus síntomas.
Entre las señales que hay que observar, se encuentran las siguientes: 1. Pasar a solas largos períodos de tiempo sin una razón que lo justifique. 2. Hacer las mismas cosas una y otra vez: conductas repetitivas. 3. Hacer preguntas constantes para calmar la propia necesidad de reafirmación. 4. Dedicar más tiempo de lo normal a tareas sencillas. 5. Retraso permanente. 6. Excesiva preocupación por nimiedades y detalles. 7. Reacciones emocionales extremas ante cosas sin importancia. 8. Incapacidad de dormir bien.9. Quedarse levantado hasta tarde acabando de hacer cosas 10.Cambio importante en los hábitos alimentarios. 11.Considerar la vida diaria una lucha. 12.Conductas de evitación.
Modificar las expectativas Casi todas las personas con TOC explican que cualquier tipo de cambio (incluso los positivos) les produce tensión. Y es entonces cuando afloran los síntomas. Además de reconocer los síntomas obsesivo- compulsivos, puede usted ayudar a moderar esa tensión modificando sus expectativas en momentos de transición. En lugar de transmitir un mensaje frustrante como “£deja eso!”, una frase del tipo “No te extrañe que tus síntomas empeoren; fíjate en los cambios que estás experimentando” puede tranquilizarle, servirle de apoyo y crear una alianza positiva. Además, los conflictos familiares sólo avivan el fuego y favorecen la intensificación de los síntomas. La flexibilidad con el programa de conducta durante los períodos de tensión sirve de ayuda.
Saber que las personas mejoran a ritmos diferentesLa gravedad de los síntomas obsesivo-compulsivos depende de cada persona y suele medirse por el grado de angustia emocional y el grado de deterioro funcional. El progreso de cada persona debe evaluarse con 29 2 3referencia al propio nivel funcional, no al de otros.Es conveniente animar a la persona para que se “fuerce” a sí misma todo lo posible y consiga el nivel funcional más alto posible. No obstante, si la presión para funcionar “a la perfección” supera la capacidad de la persona afectada, se crea otra tensión que genera más síntomas.Por ejemplo, quizá haya observado diferencias entre personas con síntomas obsesivo-compulsivos y haya comentado (o pensado): “Si esta persona puede asumir responsabilidades familiares y trabajar, ¿por qué no puedes tú?”.Éste puede ser un ejemplo de una expectativa difícil de justificar si se considera el modelo o la evolución de la enfermedad en cada persona. Igual que existe una diversidad según la persona en la gravedad de los síntomas obsesivo-compulsivos, también la rapidez de la respuesta al tratamiento varía mucho. Hay que tener paciencia. Una mejoría lenta y gradual puede resultar más positiva al final si se quieren evitar recaídas.
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Cuando la persona con TOC no lo reconoce




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Cuando la persona con TOC no lo reconoce


He recibido llamadas y cartas describiendo lo que quizá sea la peor situación: cuando los familiares reconocen los síntomas del TOC, pero la persona afectada no y rechaza toda ayuda. Lo ideal no siempre coincide con la realidad. Es posible que algunos de ustedes tengan un familiar que se niega de plano a someterse a un tratamiento o, incluso, que niega la existencia de los síntomas de un trastorno.
Se trata de situaciones muy duras que producen desesperación. Quizá no tenga otra alternativa que seguir adelante con su vida, mientras recuerda periódicamente a la persona afectada que está dispuesta a ayudarle, que comprende su vergüenza y angustia y que sus síntomas de TOC pueden mejorar. En general, las personas con TOC no pueden empezar una medicación o una terapia de conducta a menos que no sea por voluntad propia. A veces, cuando el malestar o la afección se agrava tanto que afecta al trabajo, a las relaciones o a la capacidad de disfrutar de la vida, la persona con TOC termina por aceptar asesoramiento profesional. Algunas familias me han relatado que la persona afectada había “tocado fondo” y la situación se había deteriorado mucho antes de que admitiera tener un problema. Es un proceso doloroso y usted, como fuente de apoyo, tiene diferentes posibilidades. A menudo, admitir un “problema” no significa aceptarlo. Para el conjunto de la familia, la aceptación es un proceso que lleva su tiempo.
Como familiar, su objetivo es doble: 1) obtener ayuda y ofrecer ayuda usted mismo, y2) ayudar a la persona afectada a conocer mejor el TOC y el tratamiento disponible. 23El primer paso consiste en que el padre o la madre y la persona afectada reconozca el TOC. A continuación, es importante informarse todo lo posible sobre este trastorno. Además, pueden participar en grupos de apoyo del TOC, inscribirse en ATOC, leer el Boletín del TOC y, quizá, contactar con otra familia en la misma situación (a través de ATOC). Es muy importante hablar con otros familiares para compartir los sentimientos de ira, tristeza, culpa, vergüenza y aislamiento. El hecho de comentar con otras familias el método que emplean para afrontar los síntomas y cómo deben afrontar en su caso el TOC les permitirá reflexionar con más criterio sus respuestas y ofrecer alternativas.
En general, usted debería: 1) Tener en casa publicaciones, cintas de vídeo y casetes sobre el TOC. Ofrecer esa información a la persona o dejarla a la vista (estratégicamente situada) para que pueda consultarla cuando esté sola.2) Recomendar a la persona querida que es bueno para ella que usted se involucre lo menos posible en las conductas que siente necesarias. Usted está para ayudarle a resistir sus compulsiones, pero no puede ayudarle a llevarlas a cabo. Explíquele que hace lo posible por comprender su dolor, pero que rendirse a las demandas irrazonables sólo empeorará las cosas. 3) Explíquele que, con los tratamientos actualmente disponibles, la mayoría de las personas experimentan una reducción significativa de los síntomas. Existen formas de ayuda y otras personas con el mismo problema. 4) Proponga a la persona con TOC que participe en grupos de apoyo con o sin usted, contacte con otra persona en la misma situación (a través ATOC) o con un profesional de la consulta local de TOC.
Si la persona sigue negándose a reconocer que algo va mal, puede usted adoptar medidas definitivas, entre las que se incluyen: 1) Siga ayudándole y, cuando sea posible, obtenga asesoramiento/ayuda profesional de alguna persona experta en el TOC. 2) No se involucre en el TOC: no intente tranquilizar a la persona, no permita que se lave las manos más veces de lo normal, compruebe cosas sin cesar, o evite determinadas situaciones. El hecho de que no participe en los rituales puede aumentar la hostilidad de la persona afectada por sentirse frustrada. De nuevo, explíquele tranquilamente que se ofrece a buscarle ayuda profesional, pero que no puede seguir viviendo de acuerdo con las reglas del TOC y que no lo hará. Recuérdele que su participación puede hacerle sentir mejor temporalmente, pero no ayuda a reducir sus síntomas; de hecho, sólo crea una espiral descendente. Ésta suele ser la parte más difícil para las familias..., es duro establecer límites con empatía, algo que normalmente ha de hacerse para ayudar a la persona a reconocer la existencia de un problema. Después de todo, si sigue haciéndole sentir cómodo, contribuyendo a reducir su ansiedad temporalmente, ¿qué interés tendría en afrontar la aparentemente insuperable tarea de cambiar? Si ha sido usted un “cómplice” del TOC y ahora lo reconoce, retírese poco a poco y defienda su posición. Por otro lado, si siempre se ha negado a tener nada que ver con el TOC, aparte de gritar un “déjalo ya”, ha de abandonar esa actitud y aprender a decir lo mismo pero de forma que refleje una mayor voluntad de ayudar y una mayor comprensión de la lucha que supone para la persona. En cualquier caso, la coherencia es algo fundamental, lo que a veces exige hablar con otros familiares para unificar la estrategia, puesto que, de otro modo, sus buenas intenciones podrían debilitarse. Por ejemplo, una madre dejó de hacer la colada de su hijo de 28 años, pero empezó a hacerla su marido porque no habían pactado un plan para afrontar los síntomas del TOC. En casos muy graves, la persona afectada por el TOC puede optar finalmente por irse de casa. Si no es menor de edad, vive solo y no constituye un peligro para sí mismo o para los demás, es posible que usted no pueda hacer mucho para que busque ayuda, lo que no significa que usted deje de ayudarle o al menos de intentarlo. A veces es cuestión de perseverar durante años. De nuevo, recuerde que aprender a aceptar el TOC y a sacar provecho del tratamiento es todo un proceso.

¿Desaparece el TOC?



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¿Desaparece el TOC?

La mayoría de las personas con TOC tienen altibajos.Si espera que, una vez desaparecidos los síntomas obsesivo-compulsivos, ya no reaparezcan, posiblemente se sienta decepcionado. Hay personas que sufren un episodio y después no vuelven a manifestar los síntomas durante el resto de su vida. Con todo, lo mejor es estar preparado para la aparición de los síntomas en momentos de estrés o de cambio, y ayudar a que la persona afectada también lo prevea.
Son varios los factores que pueden influir en los altibajos del TOC. El más común es el estrés, que puede aflorar en muchas situaciones, incluso en momentos felices o positivos. Las personas con TOC suelen comentar que no les gustan los cambios y que éstos les resultan difíciles. Por ahora no existe una “cura” garantizada para el TOC. Existen formas eficaces de tratamiento que pueden ayudar a llevar una “vida normal”.Como familiar, usted puede aprender a prever y a reaccionar ante esos altibajos.
Tratamiento
Los especialistas coinciden en que lo mejor es un tratamiento combinado que incluya medicación, terapia de conducta y formación y apoyo a los familiares. Son varios los medicamentos que tienen un efecto beneficioso en las personas con TOC, como la clomipramina, fluvoxamina, sertralina, fluoxetina y paroxetina. Todos ellos producen cambios en el sistema cerebral de la serotonina. Algunos también se comercializan como antidepresivos, lo cual es positivo, pues muchas personas con TOC presentan además síntomas de depresión, entre otros, pérdida de interés y energía, dificultad para concentrarse y dormir, incluso ideas suicidas. No siempre está claro si estos síntomas son secundarios al TOC; es decir, si la depresión se produce como respuesta a la necesidad de convivir con el TOC, o si se trata de una enfermedad diferente (depresión primaria).
Afortunadamente, los medicamentos que se prescriben tratan tanto los síntomas obsesivo-compulsivos como los depresivos. Es importante que tanto las personas con TOC como sus familiares sepan que los medicamentos por sí solos no siempre eliminan todos los síntomas. Combinar la medicación con otras modalidades de tratamiento ayuda a un mejor control de los síntomas. Hasta la fecha, en 15la mayoría de los casos parece ser que los medicamentos están pensados sólo para controlar, y no para “curar”, los síntomas. De nuevo, contrariamente a la creencia popular, los medicamentos por sí mismos rara vez eliminan por completo los síntomas del TOC. Cuando son eficaces, la mayoría de las personas con TOC aseguran que les ayudan a olvidarse de las preocupaciones y resistirse a las compulsiones con más facilidad. Por tanto, la persona con TOC tiene que esforzarse algo para controlar los síntomas, pero la medicación puede contribuir a facilitar el proceso.
Cuando se deja de tomar ésta, los síntomas pueden reaparecer en unas semanas, y la persona afectada tiene más dificultades para resistirse a las compulsiones. La adición de otras formas de tratamiento, especialmente la terapia de conducta, permite albergar la esperanza de reducir o interrumpir la medicación a largo plazo. La terapia de conducta es más eficaz que la terapia psicodinámica tradicional. A diferencia de la psicoterapia, que suele hurgar en el pasado para encontrar las “raíces” del problema, la terapia de conducta adopta una perspectiva práctica (soluciones “aquí y ahora”) para eliminar las conductas no deseadas. Se recomienda elaborar, en primer lugar, una jerarquía o lista de las situaciones, objetos (desencadenantes externos) y pensamientos, imágenes e impulsos (desencadenantes internos) temidos/evitados que producen angustia. Cada uno de estos factores se puntúa según una escala del 0 al 100 en función del grado de angustia que producen (lo que se llama unidades subjetivas de angustia: USA).
La principal técnica de tratamiento de la conducta es la de “exposición y prevención de la respuesta”. Para eliminar los síntomas, la persona con TOC tiene que exponerse a las situaciones temidas o evitadas. Lo mejor es una exposición gradual, empezando por los factores que hayan obtenido una menor puntuación USA. 16A continuación, hay que animar a esa persona para que consiga resistirse a las compulsiones que siente necesidad de llevar a cabo por temor a las consecuencias o a una mayor ansiedad. Esta parte es la llamada prevención de la respuesta. A medida que se practica la exposición y la prevención de la respuesta, la persona afectada se da cuenta de que “no ocurre nada malo” cuando opone resistencia a los rituales. Al principio siente ansiedad por un miedo irracional a que se produzca una catástrofe. Con el tiempo, es capaz de decirse a sí misma: “Bien, sólo me he lavado una vez y no me ha pasado nada malo”. Si, cuando no hace caso a las compulsiones, tiene la sensación de que le falta algo o de “no encontrarse bien”, la exposición a situaciones “desencadenantes” y la resistencia a los rituales consigue también que ese malestar disminuya con el tiempo. La exposición y la prevención de la respuesta suelen provocar un aumento inicial de la ansiedad; no obstante, a medida que se opone resistencia a las compulsiones, con el tiempo e insistencia se produce una disminución apreciable del malestar y una mayor capacidad para resistirse a los rituales. No desespere: con la repetición y con prolongados períodos de práctica, la ansiedad se reduce. Es lo que se llama habituación. La terapia de conducta exige mucha práctica y paciencia, además de una intensa motivación para tolerar niveles crecientes de ansiedad. La exposición y la prevención de respuesta pueden entenderse mejor con el símil del ejercicio físico. Cuando una persona empieza a correr, por ejemplo, lo hace a un ritmo lento y recorre poca distancia. A medida que va adquiriendo fuerza y resistencia, podrá cubrir mayores distancias a un ritmo más rápido. Los dolores musculares que sufre al correr se interpretan como signos de un buen uso de zonas hasta entonces poco entrenadas. Del mismo modo, cuando se empieza la 17terapia de conducta, el aumento inicial de la ansiedad suele achacarse a la posibilidad “de estar haciendo algo mal, porque se supone que tenía que hacerme sentir mejor”, en lugar de “esta ansiedad es una buena señal de que me estoy enfrentando a cosas que me angustian, por lo que es normal que al principio me sienta peor”.
Muy a menudo se abandona la terapia de conducta como consecuencia de ese aumento inicial de la ansiedad, olvidando que el proceso de habituación exige su tiempo. Comparado con el tiempo que una persona lleva padeciendo los síntomas del TOC, el uso continuado de la exposición y la prevención de respuesta permite reducir la angustia y las compulsiones con bastante rapidez. Con todo, la mayoría de las personas esperan, de forma poco realista, que sus problemas desaparezcan con más rapidez. Incluso después de haber dejado de actuar compulsivamente, esas preocupaciones permanecerán porque las conductas cambian antes que los pensamientos y los sentimientos. Entender todo esto le ayudará a ser, como persona de apoyo, un mejor entrenador. La intervención de la familia es un importante complemento de la medicación y la terapia de conducta. El grupo de apoyo psicoeducativo multifamiliar ha demostrado ser una estrategia eficaz. Dicho grupo está formado por familiares y personas con TOC que se reúnen para aprender sobre el trastorno, sus efectos en la familia y las estrategias para afrontarlo. Calvocoressi y sus colegas observaron que el 88 % de los familiares encuestados participaban de alguna forma en los síntomas del TOC. En ese estudio se correlacionó significativamente la mayor contribución familiar a los síntomas con disfunción familiar y actitudes negativas hacia la persona con TOC. Esas actitudes posiblemente sirvan para mantener la intensidad de los síntomas obsesivo-compulsivos, por lo que una intervención 18adecuada de los familiares puede ayudar a abordar esos problemas, y facilitar la recuperación. Los grupos de apoyo psicoeducativos multifamiliares son singulares porque brindan la oportunidad poco habitual a todas las personas afectadas de sentirse menos aisladas y raras. Se trata de un proceso capacitador basado en el aprendizaje sobre el TOC, el intercambio de experiencias similares y el análisis de formas diferentes de resolver los problemas. Usted se sentirá aliviado al saber que hay otras personas que luchan contra los mismos miedos, preocupaciones, preguntas y conflictos relacionados con el TOC.
Los grupos de apoyo psicoeducativos multifamiliares pueden estar dirigidos por profesionales o basarse en principios de autoayuda. Si está usted a punto de formar un grupo como ese por su cuenta, es recomendable que consulte con profesionales para obtener información médica adecuada. Además, las familias pueden aprender por sí solas viendo cintas de vídeo y leyendo publicaciones. Otro enfoque multifamiliar que incorpora a familiares y otras personas de apoyo es el tratamiento de conducta multifamiliar (TCMF). Consta de 6-7 familias e incluye a la persona con TOC. Se celebra una reunión privada con cada unidad familiar en dos ocasiones antes de que el grupo empiece a funcionar. Cada sesión dura una hora y media, y tiene como finalidad recabar información y describir con detalle el TCMF. Posteriormente se celebran 12 sesiones multifamiliares semanales de dos horas cada una, sesiones semanales multifamiliares y sesiones de revisión semestrales. Durante las 12 sesiones semanales, se ofrece psicoeducación sobre el TOC, así como terapia de conducta activa. El tratamiento se diseña después de la terapia de conducta individual, y consiste 19en la exposición directa y la prevención de respuesta, con deberes para casa y ejercicios de autocontrol entre las sucesivas sesiones. Además, las familias observan los ejercicios de exposición y de prevención de respuesta, comparten las experiencias y estrategias de resolución de problemas con otras familias, y aprenden a negociar acuerdos sobre la mejor forma de responder a las demandas del TOC. Dichos acuerdos se llaman contratos de conducta familiares. El objetivo principal del contrato de conducta consiste en conseguir la colaboración de los familiares para el diseño de planes específicos sobre la forma de controlar los síntomas obsesivo-compulsivos desde el punto de vista de la conducta. Esa colaboración reduce los conflictos y mantiene la unidad familiar. Con una mejor comunicación y una mayor comprensión de los puntos de vista de los demás, es más fácil que los familiares ayuden a la persona a controlar sus síntomas obsesivo-compulsivos, en lugar de posibilitarlos. La experiencia ha demostrado que la terapia de conducta familiar más eficaz se basa en las negociaciones entabladas por los familiares y las personas con TOC en torno a esos “contratos”. Algunas familias pueden hacerlo por sí solas, pero la mayoría necesitan orientación e instrucción profesionales. La idea que subyace al contrato familiar es que la persona con TOC y las personas de apoyo acuerden unos objetivos realistas.
El proceso en sí mismo tranquiliza y reafirma a la persona con TOC. El mensaje de la familia es el siguiente: “Sabemos que algo va mal, y colaboraremos entre todos para que mejore". Por ejemplo, la persona con TOC puede elegir la acción compulsiva de clasificar y lavar un montón de ropa “contaminada” como objetivo que debe evitar. A continuación, comenta directamente con sus familiares cómo pueden ayudarla: 1) acompañándole 20mientras realiza la tarea, 2) acordando que los familiares sólo le tranquilizarán una vez diciéndole que, en realidad, la ropa no está contaminada, o 3) dándole algún tipo de compensación una vez alcanzado el objetivo (cenar fuera, muchos elogios) como refuerzo positivo. Un ejemplo de cómo funcionan los contratos de conducta familiares es el caso de un hombre de 35 años con compulsión acumulativa. Guardaba ropa de su adolescencia que no se había puesto en 20 años. Primero fue su armario el que llenó hasta arriba, pero luego empezó a llenar de cosas su dormitorio y otras habitaciones, hasta el punto de resultar insoportable. Este hombre y su mujer acordaron que todos los días durante un mes tiraría una prenda de su armario. Puesto que a las personas con tendencia a acumular cosas les resulta difícil desprenderse de algo, fue necesario poner límites. Si antes de las 20:00 h no había entregado a su mujer una prenda, ella tenía permiso para ir al armario y elegir 3 artículos de los que él seleccionaría uno. Si antes de las 20:30 h aún no había elegido la prenda, lo haría ella en su lugar. De esta forma, la familia anima firmemente a la persona con TOC, pero haciéndola responsable de afrontar sus miedos y resistirse a las compulsiones o la evitación.
Unas palabras de advertencia antes de utilizar por su cuenta alguna de estas estrategias: es preciso definir, entender y acordar claramente con los familiares implicados en estas tareas todos los objetivos y las contingencias. Las familias que deciden aplicar “reglas del TOC” sin comentarlas primero con la persona afectada, descubren que su intención de combatir el TOC fracasa. El plan concebido para cambiar las conductas existentes debe aplicarse en etapas claramente definidas y comentadas. Después de participar en un grupo de educación y apoyo familiar por primera vez, un marido abandonó la reunión con el mensaje de 21negarse a contribuir o participar en rituales y reducir la conducta evasiva todo lo posible. Tras 20 años de ayudar a su mujer “para mantener la paz”, el marido llegó a su casa y dejó de “ayudarla” con sus compulsiones. Es de imaginar la ira que eso provocó en su mujer, y el marido regresó a su antiguo estilo, para sentirse nuevamente desconcertado, enfadado, mal informado, engañado e impotente. El marido se había llevado a casa el mensaje correcto de la primera reunión; el error residía en la forma de ponerlo en práctica. Las personas que se han visto “presionadas” hasta el extremo de cerrar la llave de paso general del agua de la casa para evitar el lavado compulsivo, o de quitar interruptores o pomos para que no se comprueben, han comprobado con frecuencia que el hecho de interrumpir la compulsión para terminar con ella suele provocar intensos conflictos familiares, que a menudo son tan dolorosos como vivir con los síntomas obsesivo-compulsivos. Así, lo más importante es que, antes de que intervengan los familiares, la persona afectada y los familiares deben discutir, negociar y acordar un plan de acción.
Para que funcione la terapia de conducta familiar, este proceso es esencial. La única excepción a las “reglas” del TOC son las situaciones mortalmente peligrosas o arriesgadas. En algunos casos, la terapia de conducta familiar individual puede ser especialmente útil para quienes necesitan asistencia profesional más intensa de la que puede obtenerse en un grupo.

¿Cuáles son las causas del TOC? ¿Tengo yo la culpa?




APRENDER A VIVIR CON EL TRASTORNO OBSESIVO-COMPULSIVO
¿Cuáles son las causas del TOC? ¿Tengo yo la culpa?


Algunos familiares se han preguntado, “Si tengo rasgos subclínicos, ¿desarrollaré ese trastorno?”. No hay pruebas que respalden ese vínculo. De hecho, muchas personas tienen rasgos obsesivo-compulsivos durante toda su vida y no llegan a desarrollar un TOC.
Tanto los factores ambientales como genéticos parecen contribuir a la aparición de los síntomas obsesivo- compulsivos. Los últimos estudios genéticos, junto con un análisis de anomalías neurobioquímicas en personas con TOC, indican que este trastorno puede tener un cierto componente genético. Así, varios miembros de una gran familia pueden estar afectados por un TOC u otros trastornos relacionados, como el síndrome de la Tourette (ST). Los miembros de la familia pueden presentar diversos síntomas, obsesiones y compulsiones, ansiedad generalizada, crisis de angustia y tics complejos motores o vocálicos (síndrome de la Tourette). Según los estudios genéticos, existe un índice de concordancia más elevado de TOC en gemelos monocigóticos (cerca del 65 %) que en gemelos bicigóticos (alrededor del 15 %). Hasta la fecha no se han realizado estudios sobre hijos adoptivos o gemelos que hayan crecido separados. Parece ser que las personas afectadas por un TOC presentan una vulnerabilidad genética que se ve influida por situaciones de estrés y factores ambientales, originando la aparición de síntomas. Aunque la mayoría de las anomalías se asocian a un neurotransmisor llamado serotonina, es posible que 11también participen otros neurotransmisores. En otras investigaciones se ha sugerido la alteración de algunas regiones específicas del cerebro como causantes de los síntomas obsesivo-compulsivos. Dichas regiones del cerebro son muy ricas en receptores de serotonina y están asociadas al aprendizaje de procesos y a conductas de aproximación/huida. También se han identificado trastornos similares al TOC en el reino animal. Por ejemplo, existe un trastorno consistente en limpiarse y lamerse en exceso que puede afectar a perros, gatos o incluso pájaros.
Dicho trastorno produce caída del pelo o de las plumas por lamerse o escarbarse con el pico en exceso, de forma compulsiva. Los daños en la piel pueden causar infección y, en casos extremos, poner en peligro la vida del animal. Por fortuna, los animales afectados responden a los mismos medicamentos utilizados para tratar el TOC, que actúan a través de un mecanismo serotoninérgico. Pese a que muchas investigaciones científicas se han centrado en factores biológicos, existe una extensa literatura publicada sobre el modelo teórico de aprendizaje del TOC. El modelo más popular se basa en la teoría de dos fases de Mowrer para la adquisición y el mantenimiento de actitudes de miedo y rechazo.
En la primera fase de la adquisición, objetos neutrales (retretes, tijeras), pensamientos (“alguien se va a hacer daño”) o imágenes (el demonio) se asocian a miedo/ansiedad, a través de su relación con un estímulo de aversión que produce malestar. En la segunda fase, o de mantenimiento, se refuerza el rechazo de los desencadenantes (situaciones, objetos) ya que así disminuye la ansiedad. Esta explicación es demasiado simplista. Además, los desencadenantes internos (pensamientos, imágenes, impulsos) pueden producir angustia y desatar compulsiones. Por otra parte, las compulsiones no siempre se exteriorizan. De hecho, muchas personas afectadas por el TOC describen compulsiones mentales, como contar, analizar una conversación o comprobar una habitación mentalmente. Los modelos cognitivos complementan los modelos de conducta o aprendizaje, abordando el proceso cognitivo típicamente alterado en el TOC. Pese a que estos pensamientos tan molestos para las personas con TOC son comunes para la mayoría de nosotros, esas personas experimentan un malestar excesivo, por miedo a que suceda una catástrofe, y les resulta más difícil rechazar ese tipo de pensamientos. Los investigadores del campo cognitivo están estudiando los fenómenos cognitivos (creencias, memoria, procesamiento de la información, actitudes, percepciones) para distinguir los procesos de razonamiento obsesivo-compulsivo de las formas comunes de pensamiento.
Es importante reconocer que el TOC no es “culpa” de la persona afectada. Igualmente, usted, como familiar, ha de saber que no es el causante del TOC; éste no está originado por una determinada educación. Los padres que sufren un TOC temen enseñar a sus hijos a tener los síntomas. Un padre que no para de “lavarse” puede tener un hijo que no para de “comprobar cosas”. Aunque la genética parece desempeñar un papel en el TOC y los hijos imitan a los padres, no es posible aprender la ansiedad que acompaña al TOC de los padres. Quizá sea humano sentirse responsable de los fenómenos psicológicos que no tienen una explicación única y clara. Es posible que se pregunte a sí mismo: “Bien, si yo no he sido, ¿cuál es la causa?”. Actualmente, la mejor explicación general es la siguiente: una predisposición genética en la que muy probablemente esté implicado el neurotransmisor serotonina puede determinar que una persona sea vulnerable al desarrollo de un TOC. Ciertos valores, la ética y las creencias personales pueden contribuir a ello, pero los padres no causan el TOC.
Todos podemos sentirnos culpables por la forma en que hemos educado a nuestros hijos o hemos respondido a nuestro cónyuge. Culpar a los familiares no conduce a nada. Por el contrario, éstos pueden aprender a participar eficazmente en el tratamiento del TOC y a desempeñar un papel crucial facilitando mejoras funcionales y no favoreciendo la persistencia de los síntomas. Usted, como familiar, puede aprender conductas de apoyo que le alejen de las compulsiones e influir en la evolución de los síntomas de la persona con TOC y en su vida.
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El Trastorno Obsesivo-Compulsivo es muy frecuente y se asocia a Depresión y a Trastornos de Ansiedad, y también al Síndrome de Asperger. El tipo de personalidad suele ser perfeccionista, rígida, con una mala aceptación de la duda. Siempre se parte de una inseguridad, el Trastorno Obsesivo es una mala respuesta a esa inseguridad, a una realidad a la que no es capaz de enfrentarse. Las obsesiones son pensamientos, ideas o imágenes que le vienen a la persona y le producen una gran angustia. Las compulsiones son la manera errónea de intentar aliviarse del sufrimiento, cayendo en hábitos repetitivos o comprobatorios, o analizando y volviendo a analizar la obsesión que le angustia. De esta forma, alimentamos la obsesión, que vendrá cada vez con más fuerza.

El tratamiento que he desarrollado es una conjunción de Sofrología y Psicoterapia Cognitiva, dos formas de tratar al ser humano que encajan y se potencian la una a la otra. En las sesiones entonces, va a haber una parte de entrenamiento mental en estado de relajación, y una parte de Psicoterapia de ir hablando y aprendiendo cómo llevar ese entrenamiento a la realidad.

La Sofrología es el estudio de la armonía de la Mente. La técnica básica es una adaptación de técnicas orientales (principalmente budistas) a occidente. La Sofrología equilibra y potencia las capacidades mentales. La Mente tiene la capacidad de la Razón, del pensamiento analítico, del Yo, pero la Mente es algo más que eso. La Mente tiene otra capacidad, que es la emocional, la intuitiva, la de la sensibilidad. A través de esta capacidad emocional el ser humano tiene la posibilidad de percibir la Serenidad, la Armonía. Pues bien, en el Trastorno Obsesivo hay una sobrevaloración de la Razón, y esto ha producido un desequilibrio mental, en el que la capacidad emocional está infravalorada, enferma. El tratamiento va a consistir en recuperar el equilibrio mental, variando el sistema de creencias: no creer tanto en el yo-pensamiento y atreverte a creer en la Mente-Serenidad.

La Psicoterapia Cognitiva considera que el Trastorno Obsesivo-Compulsivo es un trastorno del pensamiento, un mal aprendizaje en la forma de pensar. El pensamiento domina la Mente de la persona. Y cae en el laberinto de las compulsiones, es su manera de luchar contra él. Es una trampa: no hay que luchar contra la obsesión, hay que luchar contra las compulsiones. El obsesivo vive atrapado en un laberinto del que no sabe salir. Atrapado entre los pensamientos culpabilizantes del pasado y los pensamientos anticipadores y angustiosos del futuro. No vive la Realidad del tiempo presente, la auténtica realidad.

La Vida tiene el Bien y el Mal, pero se crece hacia el Bien. La vida es una oportunidad para "darnos cuenta". Una oportunidad que se nos brinda para percibir la Realidad, saliendo del yo-pensamiento para encontrar nuestra Mente-Serenidad: "Los demás forman parte de mí". Saber vernos desde ahí, desde la Vida. En el Trastorno Obsesivo hay una interpretación de la Realidad distorsionada por el miedo. Un obsesivo saldrá del laberinto cuando deje de tenerle miedo al pensamiento que le viene, cuando consiga aceptar que no es más que un simple pensamiento, cuando no se identifique con él. Eso no es nada en la Realidad del Ahora: "El Tiempo no existe". Atrevernos a Salir del Laberinto.

Dr.Adolfo Martínez-Conde

quien tiene un amigo tiene un tesoro, pero los tesoros estan en los museos, o en las profundidades ,

http://www.familiayeducacion.org/index.php?option=com_content&task=view&id=51
Educación - Escuela de Padres
Escrito por Ángeles Carranza

Un buen amigo y una buena relación de amistad no es algo que surge espontáneamente y sin esfuerzo. Por eso hay que preparar a los hijos desde la infancia, para la vida de amistad: ¿Qué queremos que sepan?

  • Que sepan distinguir entre verdadera amistad y falsa..
  • Que sepan elegir bien a sus amigos.
  • Que sean capaces de tener muchos amigos.
  • Que sean capaces de mantener en el tiempo una amistad.
  • Que estén dispuestos a portarse bien con sus amigos, cumpliendo
    los deberes para con ellos.

Si educar es preparar para la vida, es fundamental preparar a los hijos para esa fuente de felicidad que es la amistad autentica.

¿Qué es la amistad?

La amistad es una modalidad de amor. Existen diferentes tipos de amor: entre esposos, padre e hijos, entre hermanos, abuelos y nietos, y entre amigos. En todos hay que dar y recibir. Por tanto, la preparación para el amor implica aprender a dar y aprender a recibir en lo material y en lo espiritual (buenos ejemplos, consejos, correcciones oportuna etc.).

¿Qué es lo que hace que la amistad sea diferente de las demás modalidades de amor?

Lo propio de la amistad es el afecto desinteresado. En la amistad verdadera cada amigo quiere a su amigo no por lo que puede obtener de él, sino por sí mismo , por ser quien es. Le quiere por ser persona y por ser un determinado tipo de persona. En esta amistad se busca el bien del otro como persona a través de la ayuda mutua, y se crea entre ambos un compromiso.

La amistad es una relación social privada que supone el afecto. La esencia de la amistad es la correspondencia, sin estos aspectos no hay amistad.


Otro rasgo de la relación de amistad: es la comunicación de aspectos íntimos de la propia verdad a otra persona; el amigo le da no simplemente algo de lo que tiene o hace, sino algo de lo que es, algo de si mismo. Por eso se puede decir que la amistad es un intercambio de confidencias, una comunicación leal y abierta de los secretos del corazón.

Una amistad interesada que no persigue la mejora personal entre los amigos es, por tanto, una falsa amistad.

En la amistad verdadera existen unas reglas que no deben ignorar: hay que ser sincero, generoso, leal, respetuoso y en muchas cosas
hasta valiente. Un amigo no es tu cómplice para comportarte mal y taparte. El vicio compartido no genera amistad.

¿Cómo se averigua, en la practica, si mi amigo es verdadero o falso?

La prueba de la amistad es la prueba del tiempo. Si la amistad es verdadera permanece a lo largo de los años, sin ser afectada por el olvido o por el distanciamiento, también crece en la distancia.

Otra prueba: si una relación de amistad hace peores como personas a los dos amigos no es verdadera amistad, lo contrario es señal inequívoca de amistad.

Observar que le pasa a nuestros hijos con los amigos.


¿Cómo distinguir al buen amigo del falso? esto dicen dos chicos adolescentes:

  • Los amigos verdaderos te ayudan en la necesidad, te comprenden, mientras que los amiguetes te abandona en un momento difícil.
  • El amigo verdadero es el que no te va a fallar nunca, estando a tu lado en los momentos buenos y malos, sin actuar por interés.

¿ Cuales son lo deberes para con los amigos?

Estos deberes se derivan de la práctica de los valores que exigen la amistad. El amigo tiene que ser:


  • Fiel al compromiso de la amistad.
  • Firme ante las dificultades.
  • Sin abandonarlo en las necesidades.
  • Leal que le lleva a evitar la murmuración y la critica.
  • Corregir, la lealtad implica ello. La corrección mutua entre los amigos, hace mejores a los dos.
  • Respetar, valorándolo en lo que es, beneficiarle.
  • Comprender, consolar y el estímulo en los momentos de ocupación y desánimo.
  • Aconsejar en las decisiones importantes y difíciles.
  • Buen ejemplo en todo tipo de situaciones.

Con todo esto vemos que una amistad autentica es una situación educativa permanente. Y un descanso para los padres.

La relación de amistad responde a una necesidad espiritual del hombre y ayuda mucho a vivir los valores.

Algunos objetivos y medios para la educación de la amistad.

Se trataría de que los hijos lleguen a tener las siguientes conductas:

1. Que tengan amigos.
  • Hacer una labor preventiva. Implica educar sin proteccionismo, ya que los hijos mimados no saben adaptarse a las necesidades de los demás y no aceptan las reglas de la convivencia. Esto constituye un serio obstáculo para llegar a tener amigos.
  • Favorecer los juegos y deportes, la entrada de compañeros del
    colegio en casa, excursiones, etc.

2.Que tengan buenos amigos.
  • Estimular y valorar las conductas amistosas como por ejemplo, prestar apuntes, visitar a un compañero de clase enfermo, ayudar a estudiar, etc.
  • Que sepan distinguir entre la verdadera y la falsa amistad, el compañerismo o una relación solo para divertirse.

3.Que sean buenos amigos.
  • El buen ejemplo de los padres en su vida de amistad.
  • Las buenas lecturas. Libros que relatan historias de verdadera amistad.

4.Que sepan hacer compatible vida de amistad y vida familiar.
  • Padres e hijos adolescentes, necesitan mucha flexibilidad, para lograr que la vida familiar no impida la vida de amistad y viceversa.
  • También es útil establecer acuerdos y reglas de juego en esta cuestión con base en este principio: un tiempo para la familia y un tiempo para los amigos.

5. Que traten de ser amigos de sus padres y de sus hermanos.
  • Aún disculpando la actitud de los adolescentes de hablar temas de intimidad solo con los amigos es deseable que los hijos se esfuercen en abrir su corazón en casa, de hecho lo necesitan pero les cuesta hacerlo.
  • Los padres podemos facilitar esta actitud de los hijos si ponemos empeño en escuchar y comprenderles.
  • Se necesita, además, que los hijos quieran el bien que sus padres les proponen cada día, que acepten interiormente sus orientaciones.
  • Es conveniente abrirse a ellos y pedirles opinión y consejo en algunos temas, de este modo se estará fomentando que ellos hagan lo mismo. Se necesita mucho trato personal, tiempo, tacto y paciencia.
  • La confianza es necesaria para una educación eficaz. Para que los hijos adolescentes lleguen a confiar en sus padres es necesario que previamente confien en ellos. Es otro requisito de la amistad.
Ángeles Carranza
Orientadora familiar