Por:Stan Popovich


Puede ser resistente para la gente con OCD tener que experimentar los pensamientos obsesivos que son intrusos, asustadizos, y difíciles de manejar. Consecuentemente, aquí está una lista corta de las técnicas que una persona puede utilizar para ayudar a manejar sus pensamientos obsesivos y temerosos.



La primera cosa que lo hace una necesidad de la persona no es morar o centrarse en el pensamiento que provoca del miedo cuando viene. Cuanto más una persona intenta razonar hacia fuera el pensamiento o el foco en el miedo detrás del pensamiento, más fuerte el pensamiento llega a ser. La próxima vez que usted encuentra un pensamiento obsesivo, consiga en la práctica de no morar en ella.



De mis entrevistas con los varios profesionales, he aprendido que es generalmente el miedo detrás de los pensamientos que nos consigue trabajó para arriba. No haga caso del miedo detrás de estos pensamientos obsesivos, cueste lo que cueste cómo el fuerte el miedo puede ser. Si usted no hace caso del miedo detrás de estos pensamientos, después los pensamientos llegan a ser más fáciles a manage.



Una persona debe visualizar una muestra roja de la parada en su mente cuando encuentran un pensamiento que provoca del miedo. Cuando viene el pensamiento negativo, una persona debe pensar en una muestra roja de la parada que sirva como recordatorio para parar el centrarse en ese pensamiento y para pensar en algo más. Una persona puede entonces intentar pensar en algo positivo para substituir el pensamiento negativo.



A veces, una persona puede encontrar muchos de pensamientos asustadizos que vienen en ellos de una vez. En vez de conseguir trastorno, recuerde que estos pensamientos estén exagerados y no basados en realidad. Aunque sus pensamientos temerosos le dicen de otra manera, el hecho es que hay circunstancias y factores en cada situación que no pueda ser anticipada. Podemos ser noventa y nueve por ciento en predecir el futuro pero todos lo que toma están para que ese un por ciento diferencie más grande.



Aunque soy un laico y no un profesional, me he entrevistado con a muchos consejeros y aprendí que hay muchas maneras de ocuparse de estas clases de pensamientos. Hay maneras de ocuparse de sus pensamientos obsesivos y con el tratamiento apropiado, usted puede vivir un life. productivos

 

Artículo de fuente: http://www.articles3k.com

Stan Popovich es el autor “de la guía de un laico al miedo de manejo usando la psicología, el cristianismo y métodos no resistentes” - un libro que presente una descripción de técnicas en miedo de manejo. Para más Info vaya: www.managingfear.com para los artículos libres sobre miedo de manejo van por favor: www.managingfear.com
Pensamientos ingobernables / Del desarrollo del tratamiento participaron expertos argentinos

Una terapia controla las obsesiones

Logra la recuperación de entre el 40 y el 60% de los pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)
Por Fabiola Czubaj  | LA NACION
 
 
Acumular recortes de diarios, organizar la ropa en el placard por colores o baldear el patio todos los días a las seis de la mañana pueden ser manías tan comunes como benignas para nuestra salud mental. Pero cuando esas rutinas son incontrolables hasta el punto de no poder dejar de hacerlas por temor a que algo malo suceda, es probable que se trate del trastorno obsesivo-compulsivo (TOC).
"Es una enfermedad que genera mucha vergüenza. No se trata de esas manías que todos podemos tener con la limpieza de la casa o un hobby, como coleccionar objetos, sino de pensamientos reiterados de que algo malo puede pasar y de que hay que hacer algo para evitarlo, como barrer, lavarse las manos, no tirar objetos o rezar", explicó la doctora Amparo Belloch Fuster, catedrática de psicopatología de la Universidad de Valencia, España.
Ella forma parte del Grupo de Trabajo sobre Cogniciones Obsesivo-Compulsivas -del que participa la Fundación Aiglé de nuestro país-, que desarrolló un programa multicéntrico de tratamiento del TOC con sesiones grupales o individuales.
Entre los 4 y 6 meses que dura el programa, de 4 a 6 de cada 10 pacientes se recuperan. En el resto, las obsesiones y las compulsiones se reducen hasta permitirles llevar una vida normal. "Todos los pacientes mejoraron algo y otros se recuperaron completamente -comentó, sobre los 50 pacientes atendidos en Aiglé el doctor Fernando García, coordinador de Investigación-. Nos dicen que sus vidas cambian totalmente; que pudieron saber de qué se trataba lo que les pasaba; aprender herramientas para solucionarlo y encontrarse con otros con el mismo sufrimiento."
Los estudios en los que se puso a prueba la efectividad del nuevo programa frente a la terapia de primera elección (exposición con prevención de respuesta), demostraron que los resultados son comparables. "El programa funciona igual o mejor; las tasas de recuperación y de mejoría son iguales o algo superiores", resumió Belloch Fuster, de visita en el país para participar de un seminario inaugural de encuentros de la Fundación Aiglé, donde el doctor Héctor Fernández-Alvarez coordina el programa. Informes: (011) 4781-3897.
Con otro estudio, los investigadores argentinos y españoles determinaron qué pacientes eran los mejores candidatos para las 16-18 sesiones que incluye el programa. "Son, principalmente, los que se conocen como obsesivos puros, que suelen tener rituales encubiertos, que otros no ven, como rezar o pensar."
Y al comparar las sesiones grupales con las individuales, las primeras dan mejores resultados en el largo plazo (a un año o más), mientras que los encuentros a solas con el terapeuta son más efectivos en el corto plazo, aunque con más recaídas. Entonces, un paciente con TOC grave puede mejorar rápidamente con sesiones individuales y, luego, mantener los resultados con sesiones grupales.
Una persona puede convivir más de 30 años con el TOC. "Es un trastorno crónico que afecta mucho la calidad de vida; en algunos casos, no quieren salir de la casa", agregó García.
Pero ¿por qué aparecen estas obsesiones y compulsiones? Según la especialista española, existe una predisposición genética. "Si a eso se une haber tenido depresión, TOC, experiencias traumáticas difíciles de tolerar o bajo nivel de tolerancia al estrés o el malestar, aumentan la posibilidad de que se activen estos pensamientos de que algo malo puede suceder. De hecho -señaló-, los pacientes suelen decir que su cabeza es el peor enemigo que tienen."
El TOC aparece a cualquier edad; en hombres y mujeres por igual, aunque en ellas es más común los pensamientos asociados con la contaminación o la limpieza, y en ellos, los relacionados con la acumulación, la duda y el miedo a deshacerse de objetos. Situaciones como la pérdida del trabajo, el posparto o una mudanza lo pueden activar.
"Antes, se pensaba que era una enfermedad muy poco frecuente porque los pacientes sólo consultaban cuando aparecía la depresión que produce el TOC -dijo Belloch Fuster-. Hoy sabemos que afecta a entre el 2 y el 2,5% de la población."
Durante las sesiones, los pacientes comprenden que tienen una enfermedad, dejan de sentir vergüenza por sus comportamientos y aprenden a controlar los pensamientos que los hostigan. "Podemos garantizar que van a mejorar mucho hasta hacer una vida normal", finalizó Belloch Fuster.
OBSESIONES

  • Pensamientos no deseados que causan angustia y malestar.

  • Miedo al contagio de gérmenes.

  • Imágenes sobre hacer daño a otros o a sí mismo.

  • Preocupación excesiva por la moral y la religión.

  • Dudas constantes sobre todo.

  • Acumulación de objetos.
COMPULSIONES

  • Higiene y limpieza como, por ejemplo, lavarse continuamente las manos.

  • Repetir una conducta para protegerse contra daños imaginarios.

  • Verificación por miedo a hacer daño, como puede ser revisar si el gas está apagado.

  • Ordenar constantemente las cosas.

  • Rezar reiteradamente.
.http://www.lanacion.com.ar/1403014-una-terapia-controla-las-obsesiones

¿Para qué sirve 1 minuto?
Un minuto sirve para sonreír. Sonreír para el otro, para tí y para la vida.
Un minuto sirve para ver el camino, admirar una flor, sentir el perfume de la flor, sentir el césped mojado, percibir la transparencia del agua.
Se requiere apenas de un minuto para evaluar la inmensidad del infinito, aunque sin poder entenderlo. Un minuto apenas para escuchar el canto de los pájaros.
Un minuto sirve para oír el silencio, o comenzar una canción.
 Es en un minuto en que uno dice el "sí" o el "no" que cambiará toda su vida. Un minuto para un apretón de mano y conquistar un nuevo amigo.
 Un minuto para sentir la responsabilidad pesar en los hombros, la tristeza de la derrota, la amargura de la incertidumbre, el hielo de la soledad, la ansiedad de la espera, la marca de la decepción, la alegría de la victoria.
 En un minuto se puede amar, buscar, compartir, perdonar, esperar, creer, vencer y ser. En un simple minuto se puede salvar una vida.
 Tan sólo un minuto para incentivar a alguien o desanimarlo. Un minuto para comenzar la reconstrucción de un hogar o de una vida. Basta un minuto de atención para hacer feliz a un hijo, un padre, un amigo, un alumno, un profesor, un semejante.
 Solo un minuto para entender que la eternidad está hecha de minutos. De todos los minutos bien vividos.
 Un minuto... Cuántas veces los dejamos pasar sin darnos cuenta... pero también cuántas veces traemos a nuestras vidas los recuerdos de los minutos vividos llenos de felicidad, de alegría y también de tristezas
 Decimos "un minuto" y nos parece nada. Pero cómo se aprecia ese minuto al levantar la mano y saludar a un amigo que se va para siempre, cómo se valora ese minuto que hace que lleguemos tarde a nuestros trabajos, cómo se espera ese minuto que nos lleva a reunirnos con los que amamos, cómo nos llena de emoción ese minuto en que nos entregan a nuestro hijo al nacer, y cómo también deseamos que la vida le otorgue más minutos a quien la muerte separará físicamente de nosotros y no veremos más.
 Un minuto... parece increíble... parece tan poquito y sin embargo puede dejar una huella tan profunda en nuestra vida. Lo importante es no vivir la vida porque sí, dejando pasar el tiempo.
 Alguien alguna vez dijo: "Vive cada minuto como si fuera el último". Si todos recordáramos esa frase a diario aprenderíamos a vivir la vida intensamente. Aprenderíamos a no posponer las emociones más lindas de la vida pensando que "si no es hoy será mañana".
Tu tiempo es ahora... el futuro es incierto... Vive cada minuto intensamente. La vida es Hoy...
 Que el reloj de tu vida marque cada minuto al compás de los latidos de tu corazón.

http://redcrecer.com/profiles/blogs/para-que-sirve-un-minuto-no-se-de-quien-es-el-texto-pero-me









Obsesiones, ¿pánico?

""La armonía llega a tu interior a través de tu mente. El predecesor de toda acción es el pensamiento".
Wayne W. Dyer
Los trastornos de ansiedad son los más concurridos dentro de la patología neurótica del ser humano. En las salas de urgencias de Psiquiatría de cualquier hospital general suele observarse a diario cuando surge la crisis.
El episodio de crisis de pánico es quizás el más paralizante para la persona que lo vive porque el poder de los pensamientos en esos momentos es tan grande que la sensación de la persona es "ser atrapada por sí misma". La reacción: la huida del propio yo; algo realmente imposible.
Pero vamos a intentar ordenar el tema para vuestra comprensión, empezando por la definición de trastornos de ansiedad. La ansiedad es aquella emoción que sentimos cuando creemos vernos amenazados por algo o alguien. Es una respuesta innata en el ser humano que de niño le preserva de muchos peligros y es normal que se experimente en determinadas situaciones.
Cuando la ansiedad surge sin que haya ningún estímulo temerario que justifique su presencia, entonces es una respuesta innecesaria que debe tratarse como trastorno psicológico.
Según la clasificación psiquiátrica de las diferentes enfermedades mentales, DSM IV, los trastornos de ansiedad se clasifican en:
  1. Trastorno de angustia sin agorafobia
  2. Trastorno de angustia con agorafobia
  3. Agorafobia sin historia de trastorno de angustia
  4. Fobia específica
  5. Fobia social
  6. Trastorno obsesivo-compulsivo
  7. Trastorno por estrés post-traumático
  8. Trastorno por estrés agudo
  9. Trastorno de ansiedad generalizada
  10. Trastorno de ansiedad debido a…
  11. Trastorno de ansiedad no especificado.
Pero como el objetivo de este artículo no es académico, hablaremos puramente de las crisis de pánico y las obsesiones.
Las denominadas crisis de pánico son episodios desbordantes de ansiedad en los que la persona deja de actuar paralizada por el miedo. No hay estímulo aparente que lo justifique, al menos en la realidad, porque ella cree que puede desvanecerse, sufrir un infarto o cualquier otra situación de pérdida de control. Los pensamientos se suceden rápidamente invadiendo todo criterio lógico y racional. A partir de aquel momento ya nada es lo que parece y la duda inunda todo raciocinio.
El sujeto sufridor de pánico teme cualquier acción y ningún lugar es seguro porque es su pensamiento el que le desborda, le descontrola. Los pensamientos que se suceden para desequilibrarlo siguen unos mismos esquemas:
  • Parecen taquigrafiados
  • Son repetitivos
  • Son específicos
  • Contienen palabras clave
  • Son irracionales, a pesar de lo cual casi siempre son creídos
  • Suelen ser difíciles de detener o desviar.
  • Dramatizan utilizando términos del tipo: "debería de", "y sí…"
  • Se viven como espontáneos.
La persona escucha atentamente esos mensajes que se envía a sí misma, se los cree y asume el descontrol y el miedo que la paralizan queriendo escapar a toda costa de sí misma, es decir de sus pensamientos. Los pensamientos automáticos al ser creídos se asientan con más fuerza en la persona formando parte de su cotidianeidad. Este hecho reduce la socialización en la persona que los sufre, quien limita salidas y contactos por el temor de que se vuelva a producir la crisis. Empieza por evitar aquellos lugares en los que sintió que le invadían esos pensamientos automáticos y poco a poco, con la generalización de sus ataques, se convierte en alguien incapaz de salir de su propia casa.
La solución a esta conducta tan limitativa está en trabajar los pensamientos que provocan esa desagradable emoción. Para ello contamos con diferentes técnicas dentro de la psicología cognitivo-conductual como la detención del pensamiento, la detección previa de esos pensamientos, la confrontación de esos con la realidad, etc.… La consecuencia que se pretende con ese intento de confrontar los pensamientos distorsionados con lo racional es para que uno mismo se crea lo absurdo del pensamiento paralizante y así eliminarlos del lenguaje interior.
Vamos a analizar un pensamiento distorsionante y su confrontación con la realidad para comprender mejor el proceso:
"Soy una persona que por motivos de mi trabajo suelo tener reuniones en los que dirijo a un grupo de subordinados cómo hacer su trabajo. Suelen ser rutinas que por mi propia y amplia experiencia no me suponen ningún temor. El problema surge el día en que como otros tantos días voy a una reunión más general de la firma y estando tranquilamente conversando con unos y otros, siento que se pronuncia mi nombre en alto y la sala queda en silencio en espera de que yo acuda a la "invitación" para contestar la pregunta en cuestión que se me hace y de la que no puedo acordarme. El miedo paraliza mis piernas y siento desfallecer, no soy capaz de moverme y mucho menos de mediar palabra, ¿qué me sucede? No puedo explicarlo pero aquel día hice totalmente el ridículo" -Estas son las palabras introductoras del problema de pánico frente a situaciones sociales que padece un paciente de 38 años -. Y prosigue así:
"A partir de aquel día no he podido seguir desarrollando mi trabajo con la comodidad que me caracterizaba. Ahora temo cualquier reunión por más simple que sea y ha llegado un punto mi temor que no soy capaz de ir al trabajo por miedo a que soliciten mi presencia y mis palabras en una improvisada reunión."
Le pregunto cómo se siente y describe: "Me siento un fracasado, alguien poco cualificado y ridículo, sé que la gente se ríe de mí por incompetencia."
¿Qué crees te pasó aquel día? - solicito - "Vi demasiados ojos pendientes de mí y creí que no sabría que decir"
¿Acaso no eres alguien competente en tu trabajo? - cuestiono - "Antes sí, ahora ya no."
¿Qué te lleva a pensar así? - pregunto - "No haber podido abrir la boca aquel día".
¿Crees que la competencia en un trabajo se valora por un día y no por un cúmulo de situaciones? - insisto - "Vi sus caras y supe lo que pensaban".
Si tú hubieras pertenecido al grupo que estaba a la escucha, te hubieras preocupado en pensar que alguien que no respondía a una demanda era clasificado de incompetente - increpé yo - "Eso es algo diferente, yo era quién no pronunció respuesta".
Lo único cierto es que no diste respuesta a la solicitud de opinión, lo demás son conjeturas que tú mismo te haces sin ningún apoyo racional. Si en vez de ello no le hubieras dado importancia porque en definitiva todos podemos tener un mal día, no dejarías que un episodio sin más importancia que la que tu pretendas darle te estropee la vida. Si te hubieras reído de tu "pánico" en el instante en que sucedió considerando como normal el acontecimiento, ahora no estarías aquí. Te sentiste incómodo interpretando los pensamientos de los demás asistentes para ridiculizarte. Son tus pensamientos de aquel instante los que han mantenido tu conducta de pánico actual. - manifesté -.
* * *
En la vida, a diario, nos encontramos con situaciones que nos provocan el pánico. Si los pensamientos automáticos que nos invaden en aquel momento son irracionales y dramáticos tendemos con ello a prolongar la emoción desagradable, generalizándola en otras situaciones posteriores. El pensamiento genera una emoción que se mantiene si la situación que provocó el pensamiento fue vivida como amenazante.
Imagínate resbalando en plena sala de juntas cuando estás sirviendo un café. Ante el gran resbalón, los jefes se ríen y tú piensas: "Menudo ridículo acabo de hacer, seguro que han pensado que soy una inútil y tonta." La emoción sentida es de vergüenza y en un futuro evitarás servir el café en la sala de juntas. Si además, cada vez que te cruzas con uno de los que presenciaron el "desastre" piensas seguro que aún se ríe de mí, el pánico invadirá diferentes áreas de tu vida, evitando situaciones de tu entorno cotidiano. Cuanta más negatividad e irracionalidad le dieras a tus pensamientos, más agudo sería el pánico. "Lo que piensas" se traduce en tus acciones, por ello es importante que se intente mantener un buen contacto con la realidad a la hora de expresar el lenguaje interior.
Las obsesiones son pensamientos deformantes que se mantienen constantemente en tu mente creando una obsesión continua. La obsesión es un fenómeno que aparece en tu conciencia contra la voluntad del sujeto. Se vive como absurdo, ilógico, ajeno al yo. El fenómeno obsesivo puede ser: una idea, un recuerdo, un temor, un impulso, un acto, …puede tener un contenido indiferente para el sujeto pero lo normal es que sea algo vivido como intolerable y desagradable. Debido a ello, el sujeto tiende a desarrollar unas conductas defensivas y rituales para vencer la obsesión, es lo que denominamos "compulsión". Los obsesivos con personas con tendencia a la pulcritud y al orden, son perfeccionistas que exigen mucho de los que forman su entorno.
Pánico y obsesión corresponden a luchas internas de la persona que se siente continuamente amenazada por sí misma y sus pensamientos. La primera acumula una gran dosis de ansiedad paralizando toda reacción. La segunda, más rígida y controladora, manifiesta rituales para eliminar la obsesión que no puede evitar. Los dos sufren pero la clave para vencer ambos está en la detección de los pensamientos distorsionantes.
Trabaja tus pensamientos, confrontándolos con la realidad para vencer estos trastornos.
Gloria Marsellach Umbert - Psicólogo









Obsesiones, ¿pánico?

""La armonía llega a tu interior a través de tu mente. El predecesor de toda acción es el pensamiento".
Wayne W. Dyer
Los trastornos de ansiedad son los más concurridos dentro de la patología neurótica del ser humano. En las salas de urgencias de Psiquiatría de cualquier hospital general suele observarse a diario cuando surge la crisis.
El episodio de crisis de pánico es quizás el más paralizante para la persona que lo vive porque el poder de los pensamientos en esos momentos es tan grande que la sensación de la persona es "ser atrapada por sí misma". La reacción: la huida del propio yo; algo realmente imposible.
Pero vamos a intentar ordenar el tema para vuestra comprensión, empezando por la definición de trastornos de ansiedad. La ansiedad es aquella emoción que sentimos cuando creemos vernos amenazados por algo o alguien. Es una respuesta innata en el ser humano que de niño le preserva de muchos peligros y es normal que se experimente en determinadas situaciones.
Cuando la ansiedad surge sin que haya ningún estímulo temerario que justifique su presencia, entonces es una respuesta innecesaria que debe tratarse como trastorno psicológico.
Según la clasificación psiquiátrica de las diferentes enfermedades mentales, DSM IV, los trastornos de ansiedad se clasifican en:
  1. Trastorno de angustia sin agorafobia
  2. Trastorno de angustia con agorafobia
  3. Agorafobia sin historia de trastorno de angustia
  4. Fobia específica
  5. Fobia social
  6. Trastorno obsesivo-compulsivo
  7. Trastorno por estrés post-traumático
  8. Trastorno por estrés agudo
  9. Trastorno de ansiedad generalizada
  10. Trastorno de ansiedad debido a…
  11. Trastorno de ansiedad no especificado.
Pero como el objetivo de este artículo no es académico, hablaremos puramente de las crisis de pánico y las obsesiones.
Las denominadas crisis de pánico son episodios desbordantes de ansiedad en los que la persona deja de actuar paralizada por el miedo. No hay estímulo aparente que lo justifique, al menos en la realidad, porque ella cree que puede desvanecerse, sufrir un infarto o cualquier otra situación de pérdida de control. Los pensamientos se suceden rápidamente invadiendo todo criterio lógico y racional. A partir de aquel momento ya nada es lo que parece y la duda inunda todo raciocinio.
El sujeto sufridor de pánico teme cualquier acción y ningún lugar es seguro porque es su pensamiento el que le desborda, le descontrola. Los pensamientos que se suceden para desequilibrarlo siguen unos mismos esquemas:
  • Parecen taquigrafiados
  • Son repetitivos
  • Son específicos
  • Contienen palabras clave
  • Son irracionales, a pesar de lo cual casi siempre son creídos
  • Suelen ser difíciles de detener o desviar.
  • Dramatizan utilizando términos del tipo: "debería de", "y sí…"
  • Se viven como espontáneos.
La persona escucha atentamente esos mensajes que se envía a sí misma, se los cree y asume el descontrol y el miedo que la paralizan queriendo escapar a toda costa de sí misma, es decir de sus pensamientos. Los pensamientos automáticos al ser creídos se asientan con más fuerza en la persona formando parte de su cotidianeidad. Este hecho reduce la socialización en la persona que los sufre, quien limita salidas y contactos por el temor de que se vuelva a producir la crisis. Empieza por evitar aquellos lugares en los que sintió que le invadían esos pensamientos automáticos y poco a poco, con la generalización de sus ataques, se convierte en alguien incapaz de salir de su propia casa.
La solución a esta conducta tan limitativa está en trabajar los pensamientos que provocan esa desagradable emoción. Para ello contamos con diferentes técnicas dentro de la psicología cognitivo-conductual como la detención del pensamiento, la detección previa de esos pensamientos, la confrontación de esos con la realidad, etc.… La consecuencia que se pretende con ese intento de confrontar los pensamientos distorsionados con lo racional es para que uno mismo se crea lo absurdo del pensamiento paralizante y así eliminarlos del lenguaje interior.
Vamos a analizar un pensamiento distorsionante y su confrontación con la realidad para comprender mejor el proceso:
"Soy una persona que por motivos de mi trabajo suelo tener reuniones en los que dirijo a un grupo de subordinados cómo hacer su trabajo. Suelen ser rutinas que por mi propia y amplia experiencia no me suponen ningún temor. El problema surge el día en que como otros tantos días voy a una reunión más general de la firma y estando tranquilamente conversando con unos y otros, siento que se pronuncia mi nombre en alto y la sala queda en silencio en espera de que yo acuda a la "invitación" para contestar la pregunta en cuestión que se me hace y de la que no puedo acordarme. El miedo paraliza mis piernas y siento desfallecer, no soy capaz de moverme y mucho menos de mediar palabra, ¿qué me sucede? No puedo explicarlo pero aquel día hice totalmente el ridículo" -Estas son las palabras introductoras del problema de pánico frente a situaciones sociales que padece un paciente de 38 años -. Y prosigue así:
"A partir de aquel día no he podido seguir desarrollando mi trabajo con la comodidad que me caracterizaba. Ahora temo cualquier reunión por más simple que sea y ha llegado un punto mi temor que no soy capaz de ir al trabajo por miedo a que soliciten mi presencia y mis palabras en una improvisada reunión."
Le pregunto cómo se siente y describe: "Me siento un fracasado, alguien poco cualificado y ridículo, sé que la gente se ríe de mí por incompetencia."
¿Qué crees te pasó aquel día? - solicito - "Vi demasiados ojos pendientes de mí y creí que no sabría que decir"
¿Acaso no eres alguien competente en tu trabajo? - cuestiono - "Antes sí, ahora ya no."
¿Qué te lleva a pensar así? - pregunto - "No haber podido abrir la boca aquel día".
¿Crees que la competencia en un trabajo se valora por un día y no por un cúmulo de situaciones? - insisto - "Vi sus caras y supe lo que pensaban".
Si tú hubieras pertenecido al grupo que estaba a la escucha, te hubieras preocupado en pensar que alguien que no respondía a una demanda era clasificado de incompetente - increpé yo - "Eso es algo diferente, yo era quién no pronunció respuesta".
Lo único cierto es que no diste respuesta a la solicitud de opinión, lo demás son conjeturas que tú mismo te haces sin ningún apoyo racional. Si en vez de ello no le hubieras dado importancia porque en definitiva todos podemos tener un mal día, no dejarías que un episodio sin más importancia que la que tu pretendas darle te estropee la vida. Si te hubieras reído de tu "pánico" en el instante en que sucedió considerando como normal el acontecimiento, ahora no estarías aquí. Te sentiste incómodo interpretando los pensamientos de los demás asistentes para ridiculizarte. Son tus pensamientos de aquel instante los que han mantenido tu conducta de pánico actual. - manifesté -.
* * *
En la vida, a diario, nos encontramos con situaciones que nos provocan el pánico. Si los pensamientos automáticos que nos invaden en aquel momento son irracionales y dramáticos tendemos con ello a prolongar la emoción desagradable, generalizándola en otras situaciones posteriores. El pensamiento genera una emoción que se mantiene si la situación que provocó el pensamiento fue vivida como amenazante.
Imagínate resbalando en plena sala de juntas cuando estás sirviendo un café. Ante el gran resbalón, los jefes se ríen y tú piensas: "Menudo ridículo acabo de hacer, seguro que han pensado que soy una inútil y tonta." La emoción sentida es de vergüenza y en un futuro evitarás servir el café en la sala de juntas. Si además, cada vez que te cruzas con uno de los que presenciaron el "desastre" piensas seguro que aún se ríe de mí, el pánico invadirá diferentes áreas de tu vida, evitando situaciones de tu entorno cotidiano. Cuanta más negatividad e irracionalidad le dieras a tus pensamientos, más agudo sería el pánico. "Lo que piensas" se traduce en tus acciones, por ello es importante que se intente mantener un buen contacto con la realidad a la hora de expresar el lenguaje interior.
Las obsesiones son pensamientos deformantes que se mantienen constantemente en tu mente creando una obsesión continua. La obsesión es un fenómeno que aparece en tu conciencia contra la voluntad del sujeto. Se vive como absurdo, ilógico, ajeno al yo. El fenómeno obsesivo puede ser: una idea, un recuerdo, un temor, un impulso, un acto, …puede tener un contenido indiferente para el sujeto pero lo normal es que sea algo vivido como intolerable y desagradable. Debido a ello, el sujeto tiende a desarrollar unas conductas defensivas y rituales para vencer la obsesión, es lo que denominamos "compulsión". Los obsesivos con personas con tendencia a la pulcritud y al orden, son perfeccionistas que exigen mucho de los que forman su entorno.
Pánico y obsesión corresponden a luchas internas de la persona que se siente continuamente amenazada por sí misma y sus pensamientos. La primera acumula una gran dosis de ansiedad paralizando toda reacción. La segunda, más rígida y controladora, manifiesta rituales para eliminar la obsesión que no puede evitar. Los dos sufren pero la clave para vencer ambos está en la detección de los pensamientos distorsionantes.
Trabaja tus pensamientos, confrontándolos con la realidad para vencer estos trastornos.
Gloria Marsellach Umbert - Psicólogo









Obsesiones, ¿pánico?

""La armonía llega a tu interior a través de tu mente. El predecesor de toda acción es el pensamiento".
Wayne W. Dyer
Los trastornos de ansiedad son los más concurridos dentro de la patología neurótica del ser humano. En las salas de urgencias de Psiquiatría de cualquier hospital general suele observarse a diario cuando surge la crisis.
El episodio de crisis de pánico es quizás el más paralizante para la persona que lo vive porque el poder de los pensamientos en esos momentos es tan grande que la sensación de la persona es "ser atrapada por sí misma". La reacción: la huida del propio yo; algo realmente imposible.
Pero vamos a intentar ordenar el tema para vuestra comprensión, empezando por la definición de trastornos de ansiedad. La ansiedad es aquella emoción que sentimos cuando creemos vernos amenazados por algo o alguien. Es una respuesta innata en el ser humano que de niño le preserva de muchos peligros y es normal que se experimente en determinadas situaciones.
Cuando la ansiedad surge sin que haya ningún estímulo temerario que justifique su presencia, entonces es una respuesta innecesaria que debe tratarse como trastorno psicológico.
Según la clasificación psiquiátrica de las diferentes enfermedades mentales, DSM IV, los trastornos de ansiedad se clasifican en:
  1. Trastorno de angustia sin agorafobia
  2. Trastorno de angustia con agorafobia
  3. Agorafobia sin historia de trastorno de angustia
  4. Fobia específica
  5. Fobia social
  6. Trastorno obsesivo-compulsivo
  7. Trastorno por estrés post-traumático
  8. Trastorno por estrés agudo
  9. Trastorno de ansiedad generalizada
  10. Trastorno de ansiedad debido a…
  11. Trastorno de ansiedad no especificado.
Pero como el objetivo de este artículo no es académico, hablaremos puramente de las crisis de pánico y las obsesiones.
Las denominadas crisis de pánico son episodios desbordantes de ansiedad en los que la persona deja de actuar paralizada por el miedo. No hay estímulo aparente que lo justifique, al menos en la realidad, porque ella cree que puede desvanecerse, sufrir un infarto o cualquier otra situación de pérdida de control. Los pensamientos se suceden rápidamente invadiendo todo criterio lógico y racional. A partir de aquel momento ya nada es lo que parece y la duda inunda todo raciocinio.
El sujeto sufridor de pánico teme cualquier acción y ningún lugar es seguro porque es su pensamiento el que le desborda, le descontrola. Los pensamientos que se suceden para desequilibrarlo siguen unos mismos esquemas:
  • Parecen taquigrafiados
  • Son repetitivos
  • Son específicos
  • Contienen palabras clave
  • Son irracionales, a pesar de lo cual casi siempre son creídos
  • Suelen ser difíciles de detener o desviar.
  • Dramatizan utilizando términos del tipo: "debería de", "y sí…"
  • Se viven como espontáneos.
La persona escucha atentamente esos mensajes que se envía a sí misma, se los cree y asume el descontrol y el miedo que la paralizan queriendo escapar a toda costa de sí misma, es decir de sus pensamientos. Los pensamientos automáticos al ser creídos se asientan con más fuerza en la persona formando parte de su cotidianeidad. Este hecho reduce la socialización en la persona que los sufre, quien limita salidas y contactos por el temor de que se vuelva a producir la crisis. Empieza por evitar aquellos lugares en los que sintió que le invadían esos pensamientos automáticos y poco a poco, con la generalización de sus ataques, se convierte en alguien incapaz de salir de su propia casa.
La solución a esta conducta tan limitativa está en trabajar los pensamientos que provocan esa desagradable emoción. Para ello contamos con diferentes técnicas dentro de la psicología cognitivo-conductual como la detención del pensamiento, la detección previa de esos pensamientos, la confrontación de esos con la realidad, etc.… La consecuencia que se pretende con ese intento de confrontar los pensamientos distorsionados con lo racional es para que uno mismo se crea lo absurdo del pensamiento paralizante y así eliminarlos del lenguaje interior.
Vamos a analizar un pensamiento distorsionante y su confrontación con la realidad para comprender mejor el proceso:
"Soy una persona que por motivos de mi trabajo suelo tener reuniones en los que dirijo a un grupo de subordinados cómo hacer su trabajo. Suelen ser rutinas que por mi propia y amplia experiencia no me suponen ningún temor. El problema surge el día en que como otros tantos días voy a una reunión más general de la firma y estando tranquilamente conversando con unos y otros, siento que se pronuncia mi nombre en alto y la sala queda en silencio en espera de que yo acuda a la "invitación" para contestar la pregunta en cuestión que se me hace y de la que no puedo acordarme. El miedo paraliza mis piernas y siento desfallecer, no soy capaz de moverme y mucho menos de mediar palabra, ¿qué me sucede? No puedo explicarlo pero aquel día hice totalmente el ridículo" -Estas son las palabras introductoras del problema de pánico frente a situaciones sociales que padece un paciente de 38 años -. Y prosigue así:
"A partir de aquel día no he podido seguir desarrollando mi trabajo con la comodidad que me caracterizaba. Ahora temo cualquier reunión por más simple que sea y ha llegado un punto mi temor que no soy capaz de ir al trabajo por miedo a que soliciten mi presencia y mis palabras en una improvisada reunión."
Le pregunto cómo se siente y describe: "Me siento un fracasado, alguien poco cualificado y ridículo, sé que la gente se ríe de mí por incompetencia."
¿Qué crees te pasó aquel día? - solicito - "Vi demasiados ojos pendientes de mí y creí que no sabría que decir"
¿Acaso no eres alguien competente en tu trabajo? - cuestiono - "Antes sí, ahora ya no."
¿Qué te lleva a pensar así? - pregunto - "No haber podido abrir la boca aquel día".
¿Crees que la competencia en un trabajo se valora por un día y no por un cúmulo de situaciones? - insisto - "Vi sus caras y supe lo que pensaban".
Si tú hubieras pertenecido al grupo que estaba a la escucha, te hubieras preocupado en pensar que alguien que no respondía a una demanda era clasificado de incompetente - increpé yo - "Eso es algo diferente, yo era quién no pronunció respuesta".
Lo único cierto es que no diste respuesta a la solicitud de opinión, lo demás son conjeturas que tú mismo te haces sin ningún apoyo racional. Si en vez de ello no le hubieras dado importancia porque en definitiva todos podemos tener un mal día, no dejarías que un episodio sin más importancia que la que tu pretendas darle te estropee la vida. Si te hubieras reído de tu "pánico" en el instante en que sucedió considerando como normal el acontecimiento, ahora no estarías aquí. Te sentiste incómodo interpretando los pensamientos de los demás asistentes para ridiculizarte. Son tus pensamientos de aquel instante los que han mantenido tu conducta de pánico actual. - manifesté -.
* * *
En la vida, a diario, nos encontramos con situaciones que nos provocan el pánico. Si los pensamientos automáticos que nos invaden en aquel momento son irracionales y dramáticos tendemos con ello a prolongar la emoción desagradable, generalizándola en otras situaciones posteriores. El pensamiento genera una emoción que se mantiene si la situación que provocó el pensamiento fue vivida como amenazante.
Imagínate resbalando en plena sala de juntas cuando estás sirviendo un café. Ante el gran resbalón, los jefes se ríen y tú piensas: "Menudo ridículo acabo de hacer, seguro que han pensado que soy una inútil y tonta." La emoción sentida es de vergüenza y en un futuro evitarás servir el café en la sala de juntas. Si además, cada vez que te cruzas con uno de los que presenciaron el "desastre" piensas seguro que aún se ríe de mí, el pánico invadirá diferentes áreas de tu vida, evitando situaciones de tu entorno cotidiano. Cuanta más negatividad e irracionalidad le dieras a tus pensamientos, más agudo sería el pánico. "Lo que piensas" se traduce en tus acciones, por ello es importante que se intente mantener un buen contacto con la realidad a la hora de expresar el lenguaje interior.
Las obsesiones son pensamientos deformantes que se mantienen constantemente en tu mente creando una obsesión continua. La obsesión es un fenómeno que aparece en tu conciencia contra la voluntad del sujeto. Se vive como absurdo, ilógico, ajeno al yo. El fenómeno obsesivo puede ser: una idea, un recuerdo, un temor, un impulso, un acto, …puede tener un contenido indiferente para el sujeto pero lo normal es que sea algo vivido como intolerable y desagradable. Debido a ello, el sujeto tiende a desarrollar unas conductas defensivas y rituales para vencer la obsesión, es lo que denominamos "compulsión". Los obsesivos con personas con tendencia a la pulcritud y al orden, son perfeccionistas que exigen mucho de los que forman su entorno.
Pánico y obsesión corresponden a luchas internas de la persona que se siente continuamente amenazada por sí misma y sus pensamientos. La primera acumula una gran dosis de ansiedad paralizando toda reacción. La segunda, más rígida y controladora, manifiesta rituales para eliminar la obsesión que no puede evitar. Los dos sufren pero la clave para vencer ambos está en la detección de los pensamientos distorsionantes.
Trabaja tus pensamientos, confrontándolos con la realidad para vencer estos trastornos.
Gloria Marsellach Umbert - Psicólogo










Obsesiones, ¿pánico?

""La armonía llega a tu interior a través de tu mente. El predecesor de toda acción es el pensamiento".
Wayne W. Dyer
Los trastornos de ansiedad son los más concurridos dentro de la patología neurótica del ser humano. En las salas de urgencias de Psiquiatría de cualquier hospital general suele observarse a diario cuando surge la crisis.
El episodio de crisis de pánico es quizás el más paralizante para la persona que lo vive porque el poder de los pensamientos en esos momentos es tan grande que la sensación de la persona es "ser atrapada por sí misma". La reacción: la huida del propio yo; algo realmente imposible.
Pero vamos a intentar ordenar el tema para vuestra comprensión, empezando por la definición de trastornos de ansiedad. La ansiedad es aquella emoción que sentimos cuando creemos vernos amenazados por algo o alguien. Es una respuesta innata en el ser humano que de niño le preserva de muchos peligros y es normal que se experimente en determinadas situaciones.
Cuando la ansiedad surge sin que haya ningún estímulo temerario que justifique su presencia, entonces es una respuesta innecesaria que debe tratarse como trastorno psicológico.
Según la clasificación psiquiátrica de las diferentes enfermedades mentales, DSM IV, los trastornos de ansiedad se clasifican en:
  1. Trastorno de angustia sin agorafobia
  2. Trastorno de angustia con agorafobia
  3. Agorafobia sin historia de trastorno de angustia
  4. Fobia específica
  5. Fobia social
  6. Trastorno obsesivo-compulsivo
  7. Trastorno por estrés post-traumático
  8. Trastorno por estrés agudo
  9. Trastorno de ansiedad generalizada
  10. Trastorno de ansiedad debido a…
  11. Trastorno de ansiedad no especificado.
Pero como el objetivo de este artículo no es académico, hablaremos puramente de las crisis de pánico y las obsesiones.
Las denominadas crisis de pánico son episodios desbordantes de ansiedad en los que la persona deja de actuar paralizada por el miedo. No hay estímulo aparente que lo justifique, al menos en la realidad, porque ella cree que puede desvanecerse, sufrir un infarto o cualquier otra situación de pérdida de control. Los pensamientos se suceden rápidamente invadiendo todo criterio lógico y racional. A partir de aquel momento ya nada es lo que parece y la duda inunda todo raciocinio.
El sujeto sufridor de pánico teme cualquier acción y ningún lugar es seguro porque es su pensamiento el que le desborda, le descontrola. Los pensamientos que se suceden para desequilibrarlo siguen unos mismos esquemas:
  • Parecen taquigrafiados
  • Son repetitivos
  • Son específicos
  • Contienen palabras clave
  • Son irracionales, a pesar de lo cual casi siempre son creídos
  • Suelen ser difíciles de detener o desviar.
  • Dramatizan utilizando términos del tipo: "debería de", "y sí…"
  • Se viven como espontáneos.
La persona escucha atentamente esos mensajes que se envía a sí misma, se los cree y asume el descontrol y el miedo que la paralizan queriendo escapar a toda costa de sí misma, es decir de sus pensamientos. Los pensamientos automáticos al ser creídos se asientan con más fuerza en la persona formando parte de su cotidianeidad. Este hecho reduce la socialización en la persona que los sufre, quien limita salidas y contactos por el temor de que se vuelva a producir la crisis. Empieza por evitar aquellos lugares en los que sintió que le invadían esos pensamientos automáticos y poco a poco, con la generalización de sus ataques, se convierte en alguien incapaz de salir de su propia casa.
La solución a esta conducta tan limitativa está en trabajar los pensamientos que provocan esa desagradable emoción. Para ello contamos con diferentes técnicas dentro de la psicología cognitivo-conductual como la detención del pensamiento, la detección previa de esos pensamientos, la confrontación de esos con la realidad, etc.… La consecuencia que se pretende con ese intento de confrontar los pensamientos distorsionados con lo racional es para que uno mismo se crea lo absurdo del pensamiento paralizante y así eliminarlos del lenguaje interior.
Vamos a analizar un pensamiento distorsionante y su confrontación con la realidad para comprender mejor el proceso:
"Soy una persona que por motivos de mi trabajo suelo tener reuniones en los que dirijo a un grupo de subordinados cómo hacer su trabajo. Suelen ser rutinas que por mi propia y amplia experiencia no me suponen ningún temor. El problema surge el día en que como otros tantos días voy a una reunión más general de la firma y estando tranquilamente conversando con unos y otros, siento que se pronuncia mi nombre en alto y la sala queda en silencio en espera de que yo acuda a la "invitación" para contestar la pregunta en cuestión que se me hace y de la que no puedo acordarme. El miedo paraliza mis piernas y siento desfallecer, no soy capaz de moverme y mucho menos de mediar palabra, ¿qué me sucede? No puedo explicarlo pero aquel día hice totalmente el ridículo" -Estas son las palabras introductoras del problema de pánico frente a situaciones sociales que padece un paciente de 38 años -. Y prosigue así:
"A partir de aquel día no he podido seguir desarrollando mi trabajo con la comodidad que me caracterizaba. Ahora temo cualquier reunión por más simple que sea y ha llegado un punto mi temor que no soy capaz de ir al trabajo por miedo a que soliciten mi presencia y mis palabras en una improvisada reunión."
Le pregunto cómo se siente y describe: "Me siento un fracasado, alguien poco cualificado y ridículo, sé que la gente se ríe de mí por incompetencia."
¿Qué crees te pasó aquel día? - solicito - "Vi demasiados ojos pendientes de mí y creí que no sabría que decir"
¿Acaso no eres alguien competente en tu trabajo? - cuestiono - "Antes sí, ahora ya no."
¿Qué te lleva a pensar así? - pregunto - "No haber podido abrir la boca aquel día".
¿Crees que la competencia en un trabajo se valora por un día y no por un cúmulo de situaciones? - insisto - "Vi sus caras y supe lo que pensaban".
Si tú hubieras pertenecido al grupo que estaba a la escucha, te hubieras preocupado en pensar que alguien que no respondía a una demanda era clasificado de incompetente - increpé yo - "Eso es algo diferente, yo era quién no pronunció respuesta".
Lo único cierto es que no diste respuesta a la solicitud de opinión, lo demás son conjeturas que tú mismo te haces sin ningún apoyo racional. Si en vez de ello no le hubieras dado importancia porque en definitiva todos podemos tener un mal día, no dejarías que un episodio sin más importancia que la que tu pretendas darle te estropee la vida. Si te hubieras reído de tu "pánico" en el instante en que sucedió considerando como normal el acontecimiento, ahora no estarías aquí. Te sentiste incómodo interpretando los pensamientos de los demás asistentes para ridiculizarte. Son tus pensamientos de aquel instante los que han mantenido tu conducta de pánico actual. - manifesté -.
* * *
En la vida, a diario, nos encontramos con situaciones que nos provocan el pánico. Si los pensamientos automáticos que nos invaden en aquel momento son irracionales y dramáticos tendemos con ello a prolongar la emoción desagradable, generalizándola en otras situaciones posteriores. El pensamiento genera una emoción que se mantiene si la situación que provocó el pensamiento fue vivida como amenazante.
Imagínate resbalando en plena sala de juntas cuando estás sirviendo un café. Ante el gran resbalón, los jefes se ríen y tú piensas: "Menudo ridículo acabo de hacer, seguro que han pensado que soy una inútil y tonta." La emoción sentida es de vergüenza y en un futuro evitarás servir el café en la sala de juntas. Si además, cada vez que te cruzas con uno de los que presenciaron el "desastre" piensas seguro que aún se ríe de mí, el pánico invadirá diferentes áreas de tu vida, evitando situaciones de tu entorno cotidiano. Cuanta más negatividad e irracionalidad le dieras a tus pensamientos, más agudo sería el pánico. "Lo que piensas" se traduce en tus acciones, por ello es importante que se intente mantener un buen contacto con la realidad a la hora de expresar el lenguaje interior.
Las obsesiones son pensamientos deformantes que se mantienen constantemente en tu mente creando una obsesión continua. La obsesión es un fenómeno que aparece en tu conciencia contra la voluntad del sujeto. Se vive como absurdo, ilógico, ajeno al yo. El fenómeno obsesivo puede ser: una idea, un recuerdo, un temor, un impulso, un acto, …puede tener un contenido indiferente para el sujeto pero lo normal es que sea algo vivido como intolerable y desagradable. Debido a ello, el sujeto tiende a desarrollar unas conductas defensivas y rituales para vencer la obsesión, es lo que denominamos "compulsión". Los obsesivos con personas con tendencia a la pulcritud y al orden, son perfeccionistas que exigen mucho de los que forman su entorno.
Pánico y obsesión corresponden a luchas internas de la persona que se siente continuamente amenazada por sí misma y sus pensamientos. La primera acumula una gran dosis de ansiedad paralizando toda reacción. La segunda, más rígida y controladora, manifiesta rituales para eliminar la obsesión que no puede evitar. Los dos sufren pero la clave para vencer ambos está en la detección de los pensamientos distorsionantes.
Trabaja tus pensamientos, confrontándolos con la realidad para vencer estos trastornos.
Gloria Marsellach Umbert - Psicólogo
usuarios.multimania.es/puntodevista/Pr/tema5/tema5.html -




fuente:http://www.publicanary.com/espiritual/3.htm

 
Se dice: "Eres lo que piensas".
Es verdad ya que la calidad de nuestros pensamientos
tarde o temprano se hace visible mediante nuestras palabras,
nuestro comportamiento e incluso a través de
las expresiones de nuestra cara.

La semilla se nuestras palabras y acciones es el pensamiento.
Una afirmación simple pero muy precisa.
Lo que hacemos, lo que decimos, lo que sentimos,
todo tiene su origen en la mente.
La energía de la mente humana es el pensamiento.
Posiblemente es el mayor pero a la vez el menos comprendido
de los recursos energéticos del universo.
Todo lo que está hecho por el hombre
empezó primero por un pensamiento o una idea
que vino a la mente, sea de una casa nueva,
un descubrimiento científico o incluso una guerra.
Primero hay un pensamiento,
después se hacen los planes y
finalmente ese pensamiento se exterioriza
en la forma de palabras o acciones.

¿Pero porqué hemos de pensar de forma positiva?
y, ¿quién dice que todavía no tenemos la maestría en ese arte?
Como entendemos que los pensamientos son la raíz
de las acciones y de la actitud,
hemos de cambiar estas raíces para que nuestras acciones
y comportamiento se hagan más positivos.
Lo primero, antes de que empecemos
a aprender este arte de pensar en positivo,
es descubrir cuántos tipos de pensamientos
puede crear nuestra mente.
Normalmente emerge cuatro tipos de pensamientos
de nuestra mente.
Entendiendo cada uno de ellos podemos empezar
a escoger los pensamientos que nos den beneficio
y descartar los que son inútiles o dañinos para nosotros.

LOS CUATROS TIPOS DE PENSAMIENTOS SON:

· Pensamiento necesarios o mundanos
Son aquellos que se refieren a nuestra rutina diaria como: "que comemos , qué tengo que hacer hoy, cuánto tengo que pagar de alquiler, etc." Pensamientos que tratan con la vida diaria.


· Pensamientos inútiles
Son los que no tienen utilidad ni constructiva ni particularmente negativa. Se refiere a cosas del pasado, como " si esto no me hubiera ocurrido, porqué me dijo eso, si solo hubiera hecho esto o lo otro, etc."… Demasiados pensamientos sobre algo que ya no podemos cambiar. Los pensamientos inútiles tratan también sobre el futuro, como "¿qué va a ocurrir si…?, ¿cómo va a ocurrir…?, ¿qué haré si…?, etc." Muchos de nuestros pensamientos entran bajo esta categoría y aunque no son negativos, aún así nos vacían de nuestra fuerza interior y nos hacen sentir cansados.




· Pensamientos negativos y/o destructivos
Son los más dañinos, especialmente hacia nosotros mismos. Aparte del impacto que puedan causar a los demás, estos pensamiento causan una gran pérdida de nuestra paz y fuerza interior. Los pensamientos negativos están basados en la ira, avaricia, expectativas insatisfechas, desacuerdos, celos, etc. Si nuestros pensamientos están basados en estas debilidades es como si estuviéramos envenenando nuestra propia mente y también la atmósfera de nuestro alrededor. No importa cuánta razón tengamos, pensando con negatividad siempre seremos los perdedores ya que los pensamientos negativos nos arrebatan nuestro autorrespeto y también los demás pierden el respeto hacia nosotros.


· Pensamientos positivos

Son los únicos que nos permiten acumular fuerza interior y nos capacitan a ser constructivos. Los pensamientos positivos son los que siempre dan beneficio en todas las situaciones sin atraparnos en la apariencia externa de una situación. Pensar positivamente no significa que ignoremos la realidad a nuestro alrededor y pretender vivir en lo irreal o pretender ser otro. Pensar positivamente significa ver los problemas y reconocer su realidad, pero al mismo tiempo ser capaces de encontrar soluciones a ese problema. A menudo, esto requiere tolerancia, paciencia y sentido común. Es fácil ser pesimista, así como ser optimista, pero necesitamos ser muy cuidadosos y maduros si queremos ser realistas. Una persona que piensa positivamente será consciente de las debilidades de los demás a su alrededor pero aún así dirigirá su atención hacia las buenas tendencias de los demás.


Estamos acostumbrados a ver la negatividad que existe en el mundo,
sin embargo, al dirigir constantemente nuestra relación hacia ella
no hemos conseguido cambiarla por lo mejor.
Tenemos que ser conscientes de que donde quiera que se dirijan
mis pensamientos es ahí donde irá también nuestra energía.
Concentrándonos ahora en el aspecto positivo de nosotros mismos,
hacemos algo constructivo para llevar a cabo en nosotros
y en nuestro entorno inmediato.
Esto se puede entender como el mayor desafío de nuestros tiempos
para el que necesitamos valentía y autoconfianza.

El pensamiento es como una semilla,
cada pensamiento produce su flor y su propio fruto.
Es decir, los pensamientos pueden ser
constructivos o destructivos,
amorosos o rencorosos,
de felicidad o depresivos.

Cuando somos capaces de entender y utilizar esta energía de la mente,
entonces la podemos canalizar para producir aquellos "frutos"
que nos proporcionan más felicidad y contentamiento.

Como cambiar tus hábitos y costumbres
CONVIERTE A TU MENTE EN TU MEJOR AMIGO

La razón por la que queremos alcanzar un conocimiento más profundo de nuestra mente es para poder entender como se crean nuestros pensamientos, y como se expresan en palabras y acciones.
Nuestra mente es nuestro mejor amigo si la alimentamos sólo con pensamientos positivos,
pero se convierte en nuestro peor enemigo si le permitimos que piense pensamientos negativos o inútiles.
Las cualidad de este "alimento" depende por completo de nosotros.
Aunque las circunstancias exteriores nos influyen fuertemente aún así
podemos convertirnos en los maestros de nuestra mente
e ir más allá de esa influencia.
Nuestro esfuerzo para lograr este estado
depende del objetivo que nos hemos fijado para nosotros mismos.
Este objetivo elevado depende de cuánto hayamos entendido los
beneficios prácticos de pensar en forma positiva.
Sin este reconocimiento básico no nos sentimos motivados
para cambiar lo necesario en nosotros.

La mente es probablemente la parte menos comprendida del ser humano,
tan poco conocida que le ha sido muy difícil a la gente entender qué es,
cómo funciona y sobre todo, cómo controlarla.
Es sólo cuando comprendemos cómo funciona algo
que podemos tenerlo bajo nuestro control y dominarlo.
La mente no es algo material que podamos ver, tocar o medir con instrumentos científicos.
La mente es algo invisible, pero aún así, sus efectos se pueden ver en nuestra cara,
nuestras palabras o nuestro comportamiento.
Si, por ejemplo, nuestros pensamientos son de tristeza
aunque intentemos evitar esa tristeza con una sonrisa artificial,
tarde o temprano se hará visible a través de los ojos de las palabras.
La mente es como el viento, invisible, no podemos verlo pero podemos ver sus efectos.
Es como los cimientos de una casa, no podemos verlos
pero son los responsables de la estabilidad del edificio.
O es como las raíces de un árbol, están bajo tierra y no las podemos ver,
pero aún así le dan al árbol la fuerza para soportar las tormentas.


Algo muy importante que se aplica a muchos aspectos en la vida es:
Nuestras palabras y acciones son el espejo de nuestros pensamientos.


Al principio, hablamos de alimento para la mente.
De la misma forma que alimentamos a nuestro cuerpo
diariamente para que pueda mantenerse sano y fuerte,
lo mismo se aplica a la mente.

La gente hoy en día pone más atención a tener una dieta sana y equilibrada, pero
¿cuántos de ellos ponen la misma atención al alimento de la mente,
es decir, a la cualidad de sus pensamientos?

Hay dos factores que influyen en nuestra forma de pensar:

1º. Todas las influencias externas en nuestra vida diaria, por ejemplo, la gente con la que entramos en contacto, situaciones que debemos afrontar, todo tipo de noticias de la prensa, objetos materiales, etc. Dependiendo del interés o la intención que les demos, de acuerdo a ello es su influencia en nuestra mente.

2º. Impresiones de nuestro subconsciente; estas impresiones pueden ser positivas o negativas, las últimas son a menudo debidas a profundos hábitos causados por el acontecimientos del pasado, todo lo que está profundamente alojado en el ser.

Con atención y algunas disciplinas, las influencias externas
y mis reacciones hacia ellas se pueden cambiar.
Por ejemplo, veo que me estoy enfadando debido a lo que
alguien me está diciendo y esto está creando
pensamientos negativos en mi mente,
así que poniendo atención en mí mismo pongo un freno,
un punto final para parar la expansión o reacción innecesaria.
 
Sin embargo, la influencia de los hábitos fuertes o del pasado,
profundamente enraizados en la conciencia del ser,
son más difícil de detectar y, por tanto,
más difíciles de revisar y controlar.
Pero, sea la influencia del exterior o del interior o de ambos,
la respuesta es la misma.
En algún lugar en mi interior tengo que tener la capacidad
o el poder para filtrar o analizar los patrones
o tipos de pensamientos creados
de manera que mis palabras y acciones puedan ser
positivas y de beneficio para mí y para los demás.

¿Cuál es esta capacidad, este poder o facilidad para filtrar y analizar?

Se llama intelecto.

El trabajo de la mente es crear pensamientos,
luego éstos se convierten en palabras y acciones.
Las impresiones son características de la personalidad
que constantemente alimentan a la mente
y determinan la creación con las influencias exteriores.
Estos rasgos o hábitos trabajan automáticamente.
Por ejemplo, si desde niño se me ha dicho que
no soy bueno, que no valgo, etc.
si esto lo oigo de la familia, en el colegio y en otros lugares,
al cabo del tiempo se desarrolla un sentimiento de inseguridad
que arraiga profundamente en la personalidad.
De hecho se convierte en la personalidad y por eso se dice
que esa persona no tiene confianza en sí misma,
no tiene autorespeto, depende de la opinión de los demás, etc.

Así que, ¿cómo revisarse y cambiar?
¿cómo hacer que estas impresiones paren de crear automáticamente
patrones de pensamientos y de acciones negativas?

La respuesta es utilizar el filtro del intelecto en el ser.
Cuando hay un objetivo de cambiar,
para ser más positivo y mejor,
reside en uno mismo no en ningún poder exterior.
El intelecto, cuando está atento, puede desapegarse
y observar los hábitos y cómo influyen al ser.
Con práctica el intelecto aprende a filtrar
lo que es correcto de lo incorrecto e intenta poner sólo
los pensamientos correctos en la mente.
Es muy importante darse cuenta que tenemos este filtro
en nuestro interior que nos permite discernir
y tomar decisiones precisas y beneficiosas.
Sin embargo, a menudo, aunque el intelecto
se de cuenta de lo que es correcto e incorrecto,
no hay el poder para poner lo correcto en la práctica.
Especialmente cuando uno se ha hecho adicto a cierto hábitos
o impresiones subconscientes es como imposible.

Por ejemplo, una persona puede comprender perfectamente
que fumar mucho es muy malo para la salud;
o que no tener autoconfianza sobre algo
influye mucho en el estado mental,
sin embargo, no hay el poder para cambiar
tales hábitos o patrones de pensamientos.
 
Ahora bien, necesitamos comprender que hay impresiones
positivas en el ser, de la misma forma que están negativas.
Las positivas pueden considerarse como fuentes de energía
que son cualidades eternas o poderes
que existen en el interior de cada ser humano.
Por ejemplo, la paz, la felicidad, la verdad son recursos
de energía eterna que la gente no toma constantemente.
Aunque a veces hay la experiencia de paz, amor felicidad
es pocas veces constante, hay muchas interferencias
de las impresiones negativas tales como el miedo,
dudas, celos, ira, ego, etc.
Estas impresiones negativas destruyen o polucionan
el libre fluir de las energías positivas y eternas hacia el ser.

El intelecto debe trabajar para separar
los flujos negativos y positivos
que a menudos están mezclados para
permitir que sólo los positivos
entren en la conciencia.
 
¿Cómo entrenar al intelecto para hacer esto?
¿Cómo revisar y transformar los flujos negativos?

Es por esta razón que practicaremos unos ejercicios
que ayudan a concentrar la mente e intelecto,
ir hacia mi interior hacia las energías positivas y eternas.
Con la concentración adecuada de la mente y del intelecto
hacia mis fuerzas constructivas interiores de paz,
amor y felicidad, puedo hacerme poderoso.
Poderoso en el sentido de permanecer positivo
frente a situaciones negativas;
pacífico cuando todo alrededor mío es caótico,
es decir, no ser influenciado negativamente
sino influir con mi positividad.
Cuando estoy estable en mi poder interior de paz,
entonces puedo dar eso a los demás y ayudarles a calmarse.
 
Vamos a hacer ahora un ejercicio de silencio
entendiendo que utilizo la energía de la mente,
de los pensamientos, y la energía de mi intelecto,
comprendiendo cómo profundizar hacia mi interior
y emerger los recursos interiores de paz, amor
o cualquier recurso que yo desee.

En estos ejercicios nos concentraremos principalmente en la paz.
Esta es la fundación, ya que cuando hay equilibrio
y armonía interior se hace fácil construir sobre ella
los otros poderes del amor, felicidad, verdad, etc.

La experiencia de paz profunda me calma, me clarifica
y me llena de energía para pensar y actuar positivamente.
Vamos a empezar.

"Me veo a mí mismo como un punto de luz,
un punto de energía en el centro de la frente.
¿Quién soy? ¿Quién soy de verdad?
Soy energía,
Soy un punto de luz pura,
y dentro de esta luz
está mi mente, mi intelecto y mis impresiones:
Voy a crear un pensamiento y situarlo en mi mente:
Soy un ser de paz, soy un ser pacífico.
Me sumerjo en este pensamiento,
suavemente me concentro en este pensamiento de paz
y ahora, con mi intelecto, entiendo que tengo
una gran fuerza interior de paz, la tengo que alcanzar
y utilizar para recargar mi ser.
Esta fuente de paz eterna está siempre en mi interior.
Ahora voy allí con mi pensamiento.
Me dirijo profundamente con mi pensamiento,
muy profundamente
hacia mi interior.
Empiezo a experimentar esta fuerza interior de mi ser,
esta fuente eterna de paz.
Absorbo esta paz,
la absorbo y me hago totalmente pacífico.
En silencio, en concentración,
me experimento como un ser totalmente en paz.
Soy un ser de paz.
En silencio permanezco en este pensamiento.
Soy un punto de energía viviente,
un ser de paz."

si estuviese  hablando en términos vinícolas diría que este este siendo un  mal año para la cosecha.
pero si  hecho la vista  atrás recuerdo que lo empeze lesionada.y en silla de ruedas de lo cual deduzco que es una muy mala racha. que suma y sigue.
problemas no deseados con la familia política.
desencuentros con amigos.
el trabajo que no acompaña.
todo esto alimenta  la ansiedad y como sabemos las ansiedad es el mejor amigo del toc.
el toc  esta dando mucha guerra este año  con todo lo que  conlleva consigo.
perdida de tiempo. preguntar una y mil veces lo mismo. cansancio de uno mismo mismo. descanso deficiente . y  bruxismo. como siga así por mucho tiempo  me volveré a cargar alguna pieza dental y  no esta la economía para gastos.
ya vendrán tiempos mejores,  me gustaría ver un futuro libre de miedos  donde la palabra humano  no tenga  como significado animal que tropieza dos veces en el mismo toc....
un saludo:amatista




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viernes 25 de febrero de 2011

Vivo con ella porque es mi madre

Las madres no castradoras mantienen un vínculo incestuoso con sus hijos, pero disimulado porque evitan tener relaciones sexuales con ellos.

En otro artículo (1) les comentaba que las madres castradoras son las mejores, a diferencia de las no-castradoras que seguramente tienen hijos apáticos, dependientes y quizá poco productivos y/o reproductivos (que no desean alejarla para fundar una familia o que, si la fundan, la incluyen).

Aclaraba —y lo repito porque el vocablo induce a confusión—, que una madre castradora no es la que anula a su hijo cortando o atrofiando su aparato reproductor (acepción literal), sino que es la que corta el cordón umbilical, da un paso al costado, deja de ser invasiva, entrometida, pegajosa.

Las madres no castradoras y sus hijos, difícilmente se dan cuenta de si están pudiendo desarrollarse plenamente o si —por el contrario— están inseparablemente unidos con un vínculo infantil.

La vida familiar parece normal, las cosas ocurren como siempre ocurrieron, el adulto que conserva intacto su cordón umbilical, puede decir «mi mamá es como todas las madres, a veces un poco quejosa pero la quiero porque es mi mamá, no deseo que se muera, me cuida con el mismo amor de siempre».

Si bien es cierto que sienten horror hacia las relaciones sexuales incestuosas, las practican todo el tiempo, evitando los aspectos genitales, pero conservando todo los demás: convivencia, secretos, lenguaje con claves exclusivas, gastos compartidos, mutua vigilancia de la salud, las amistades, las manías, las extravagancias tolerables. Mantienen un pacto de exclusividad (celos), igual que los matrimonios monógamos comunes (exogámicos).

Estas personas (madre con hijo, padre con hija, madre con hija, padre con hijo), probablemente no tienen relaciones carnales ... pero sólo las evitan porque tienen la sexualidad anulada o para imaginar que no conforman una pareja incestuosa.


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http://lenguaje-y-psiquis.blogspot.com/2011/02/vivo-con-ella-porque-es-mi-madre.html