Si miras hacia atrás sentirás seguramente que hubo algún momento anterior de tu vida que te hubiera gustado cambiar.
Es posible que algo de lo que dijiste o te dijeron, que hiciste o que dejaste de hacer, tuviera una consecuencia totalmente contraria a la que te hubiera gustado.
Si además ese hecho fue importante, probablemente pienses que de haber sucedido de otra forma tu vida hubiera podido ser diferente.
Si sufriste, si pasaste dolor, también es posible que hubieras dado entonces todo lo que poseías si te hubieran otorgado el poder de parar el tiempo, para así intervenir en él y cambiar lo que sucedió.
Podrías incluso pensar si después de escuchar aquella frase para la que no estabas preparado, y antes de decir la siguiente que trajo la que vino después, ojalá hubieras podido detener el tiempo para saber que decir o que hacer. Si antes de actuar como actuaste hubieras podido detener el tiempo para averiguar de que otra forma podías hacerlo, ¿habrían cambiado las cosas? ¿serían hoy distintas de cómo fueron?
Mi respuesta es NO. En mi opinión, para que las cosas hubieran cambiado en aquel momento, tendrías que poder ser distinto de quiénes eras entonces.
En aquel momento eras quién eras. Tenías una determinada manera de ver el mundo, de interpretar las cosas que sucedían a tu alrededor. Eras lo que eran entonces tus creencias, tus juicios, tus opiniones, tus miedos, tu particular mirada de la realidad, y aunque hubieras podido parar el tiempo nada de lo que eras en aquel momento podía cambiar por lo que tampoco hubieras podido cambiar lo que sucedió.
Deteniendo el tiempo quizá hubieras podido cambiar una frase o una acción concreta, pero sin poder cambiar quién eras en aquel instante la siguiente frase o acción habría nacido de las mismas creencias, juicios, opiniones o miedos que tenías en aquel momento y por tanto nada habrías podido cambiar.
Entonces, ¿cómo cambiar las cosas?
Para cambiar el exterior hay que cambiar el interior.
Tan solo si nos permitimos observarnos y cuestionarnos a nosotros mismos podemos transformar aquello que no que queremos que permanezca en nosotros, y transformando en nuestro interior aquellas creencias, juicios, opiniones o miedos que nos llevaron a equivocarnos en el pasado podremos cambiar no sólo una frase o acción concreta sino todo un comportamiento exterior que en su día falló.
Y que hay mejor que equivocarse, que perder algo o a alguien importante, para preguntarnos, ¿qué tengo yo que ver con lo que me sucede?
Si lo que me va mal siempre tiene una causa exterior a mí, si sólo me reconozco en lo que va bien en mi vida, nunca podré tomar conciencia de lo que me falta. Y sin conciencia de lo que me falta no hay nada que cambiar, todo está bien para mí aunque nada ocupe su lugar.
Entonces, ¿quién soy yo que no me permito equivocarme?
Si no puedo equivocarme tampoco puedo aprender, y quién no aprende no avanza y al no avanzar nada cambia, porque quién no avanza en realidad retrocede.
Quién se permite un proceso interior de cambio vive su propia alquimia y ve en sus errores las mejores lecciones de su vida. Y es porque las ve y porque se las permite a sí mismo por lo que su interior cambia y transforma el exterior.
En ocasiones, la transformación es tan grande que la vida nos regala una segunda oportunidad en aquel lugar del camino en el que un día nos atascamos.
Cuando eso ocurre hemos utilizado el futuro para cambiar el pasado. Ya veis: no hace falta detener el tiempo, basta con saber aprovecharlo.
Y es que para ser quién eres hoy, primero tuviste que ser quién fuiste.

Observar Los Pensamientos


Sabemos que es fundamental atender a los pensamientos para comprender las causas psicológicas y emocionales que nos pueden afectar para recuperar la salud tanto física como psíquica.
Es fundamental en estos momentos atender muy profundamente a nuestros pensamientos y sentimientos ya que debida a tanta información que recibimos por los distintos medios de comunicación a veces es difícil reconocer cuales son nuestros auténticos pensamientos.
Es tanto el ruido mental que a veces acumulamos, que nuestras ideas se acumulan y es difícil discernir entre lo que  es beneficioso y lo que no resulta adecuado para cada persona.
Para ello hay que hacer un verdadero esfuerzo de observar nuestros pensamientos y comenzar a elegir entre todas las opciones aquella que nos venga bien.
Muchas de las veces no nos resulta fácil porqué:
El ritmo que llevamos es tan rápido que no nos permite parar.
A veces la cantidad de pensamientos que pasan por nuestra cabeza son tantos que no podemos tener claridad de pensamientos y hay como un aturdimiento general
También a menudo la cabeza nos juega malas pasadas atrayendo un pensamientos que generalmente no es muy gratificante y nos hace caer en la incertidumbre.
Cuando estos pensamientos negativos se repiten una y otra vez se convierten en OBSESIONES.
Las obsesiones tienen la peculiaridad de hacernos pensar que todo a nuestro alrededor ocurre como nosotros estamos pensando, con lo cual cada vez parece más dificil salir de ese estado y la obsesión tiende a perpetuarse.
Cuando una persona cae en ese estado padecen
No poder dejar de pensar sobre el tema que les preocupa.Sobrecarga su nivel emocional
Tienen cambios bruscos de temperamento.
Su vida les parece inestable, o vacía o sin sentido (como si no tuvieran un rumbo fijo, cambian de opinión muy frecuentemente y no saben a que es debido).
Caen en estados depresivos y de ansiedad.
Se preocupan mucho del pasado o del futuro.
Tienen generalmente carencias afectivas profundas por resolver.
Estas personas pueden padecer problemas físicos como:
Colesterol
Problemas renales
Obesidad
Problemas diabéticos.

Afortunadamente podemos salir de estos estados aprendiendo observar nuestros pensamientos y ser capaces de discernir entre aquellos que nos son beneficiosos y los que no lo son.
Hay que hacer un buen ejercicio de voluntad, de atención y de paciencia para poder hacer esta reflexión sobre nosotros mismos.
Tambien es bueno buscar un sistema adecuado como la Programación Neurolinguistica y las esencias florales que te ayudan a resolver los conflictos psicológicos e integrar lo que pensamos y sentimos.
Elaborar tus emociones y buscar un equilibrio entre lo que damos y lo que recibimos en la vida.
La vida es tan bella como tú la quieras ver, por eso os invito a que puedas ver tu vida de otra manera y así mejorar tus pensamientos y escuchar tu intuición para superar tus limitaciones y conseguir estar cada día más en paz.
Os lo deseo de todo corazón.
Elvira García
http://www.secretosdeprosperidad.net/salud-y-bienestar/observar-los-pensamientos/
Hubo una vez en la historia del mundo, un día terrible en el que el odio, que es el rey de los malos sentimientos, los defectos y las malas virtudes convocó a una reunión urgente con todos ellos.
Todos los sentimientos negros del mundo y los deseos mas perversos del corazón humano llegaron a esta reunión con curiosidad de saber cual era el propósito.
Cuando estuvieron todos hablo el Odio y dijo: “los he reunido aquí a todos porque deseo con todas mis fuerzas matar a alguien".
Los asistentes no se extrañaron mucho pues era el Odio que estaba hablando y el siempre quiere matar a alguien, sin embargo todos se preguntaban entre si quien seria tan difícil de matar para que el Odio los necesitara a todos.
Quiero que maten al Amor", dijo. Muchos sonrieron malévolamente pues más que uno le tenía ganas.
El primer voluntario fue el Mal Carácter, quien dijo: “Yo iré, y les aseguro que en un año el Amor habrá muerto, provocaré tal discordia y rabia que no lo soportara". Al cabo de un año se reunieron otra vez y al escuchar el reporte del Mal Carácter quedaron tan decepcionados. “Lo siento, lo intenté todo pero cada vez que yo sembraba una discordia, el Amor la superaba y salía adelante”.
Fue entonces cuando muy diligente se ofreció la Ambición que haciendo alarde de su poder dijo: “En vista de que El Mal Carácter fracasó, iré yo. Desviaré la atención del Amor hacia el deseo por la riqueza y por el poder. Eso nunca lo ignorará”. Y empezó la ambición el ataque hacia su víctima quien, efectivamente cayó herida pero después de luchar por salir adelante renunció a todo deseo desbordado de poder y triunfó de nuevo.
Furioso el Odio, por el fracaso de la Ambición envío a los Celos, quienes burlones y perversos inventaban toda clase de artimañas y situaciones para despistar el amor y lastimarlo con dudas y sospechas infundadas.Pero el Amor confundido lloró, y pensó que no quería morir y con valentía y fortaleza se impuso sobre ellos y los venció.
Año tras año, el Odio siguió en su lucha enviando a sus más hirientes compañeros, envío a la Frialdad, al Egoísmo, a la Cantaleta, La Indiferencia, la Pobreza, La Enfermedad y a muchos otros que fracasaron siempre porque cuando el Amor se sentía desfallecer tomaba de nuevo fuerza y todo lo superaba.
El Odio convencido de que el Amor era invencible les dijo a los demás: “Nada que hacer. El Amor ha soportado todo, llevamos muchos años insistiendo y no lo logramos”.
De pronto de un rincón del salón se levantó un sentimiento poco conocido y que vestía todo de negro, con un sombrero gigante que caía sobre su rostro y no lo dejaba ver, su aspecto era fúnebre como el de la muerte: "Yo matare el Amor", dijo con seguridad.
Todos se preguntaron quien era ese que pretendía hacer sólo lo que ninguno había podido. El Odio dijo: “ve y hazlo".
Tan solo había pasado algún tiempo cuando el Odio volvió a llamar a todos los malos sentimientos para comunicarles después de mucho esperar que por fin EL AMOR HABIA MUERTO.
Todos estaban felices pero sorprendidos. Entonces el sentimiento del sombrero negro habló: “Ahí les entrego el Amor totalmente muerto y destrozado” y sin decir más se marchó.
“Espera " dijo el Odio, “en tan poco tiempo lo eliminaste por completo, lo desesperaste y no hizo el menor esfuerzo para vivir. ¿¿Quien eres??”
El sentimiento levantó por primera vez su horrible rostro y dijo:
SOY LA RUTINA
Nuevos aportes a la comprensión de mecanismos obsesivos


Reprodución del trabajo presentado en las
II Jornadas Aragonesas de Psicología de Octubre de 1993
Autor:  Jose Luis Catalan Bitrian
Palabras Claves: PSICOTEEAPIA OBSESION La simulación de conducta por métodos artificiales para la construcción de servomecanismos, sensores y sistemas expertos en la toma de decisiones, han reforzado poderosamente la idea de que la conducta se reorganiza jerárquicamente con subsistemas de relativa autonomía y autocontrol (1).
Esta idea jerárquica de la organización de la conducta está de acuerdo con la hipótesis piagietiana de las habilidades sensorio-motrices que constituirían la base de la acción más compleja.
La mayoría de las obsesiones se centra más en requisitos básicos para llevar a cabo un propósito que en el hecho de que éste último fuese problemático. Es más atasco en el manejo de medios que en el establecimiento y sostenimiento de finalidades.
Si consideramos las rutinas básicas adquiridas como servomecanismos inducidos por acciones más complejas, la conducta obsesiva se nos aparecería como el caso de un programa mal diseñado cuyas condiciones de éxito difícilmente se cumplen, entorpeciendo por esta razón la fluidez del curso de la acción.
 
El fracaso en el cierre del acto
 
La pragmática del acto intencional (2) cuenta con tres momentos básicos en los que un acto se inicia, desarrolla temporalmente su curso realizativo y finaliza (querer-hacer, hacer y haber-hecho).
El momento de inicio de un acto, sobre todo si pensamos en actos rutinarios al estilo de anotar un número o apagar un interruptor, se establece por esquemas organizativos de clase superior (siguiendo los ejemplos anteriores, podrían tratarse de anotar una dirección o salir de casa).
El momento de finalizar un acto consiste en realizar una evaluación rápida acerca de si se han cumplido las condiciones de satisfacción para ese acto.
El fracaso del cierre del acto se da en la obsesión por:
- deslizamiento conceptual de objetivos y condiciones
-inseguridad de haber realizado otra operación distinta o contraria
-inseguridad acerca de si algo ha sucedido realmente o si se trata de un recuerdo engañoso
- inseguridad de que haya pasado desapercibido un error
- inseguridad de que el cerebro esté funcionando correctamente
Se pueden entender estos casos de fracaso del acto no tanto como falsas percepciones cuanto temores que apuntan a una desconfianza acerca del funcionamiento mental.
 
Transgresión de categorías cognitivas convencionales
 
Las máquinas de traducción automática están forzando a la lingüística y a las ciencias cognitivas en general al estudio de cómo ser organiza el conocimiento, de forma que pueda ser expresado en diferentes lenguas naturales (3).
Las dificultades de elaborar las ambigüedades del lenguaje y establecer cómo se organiza el conocimiento han ido poniendo de manifiesto el papel del contexto, la categorización y la tipicidad semántica (4).
La relevancia que posee alterar los prototipos cognitivos del significado de /limpio/, /ordenado/, /seguro/, etc. puede tener graves implicaciones en la conducta obsesiva.
Así, por ejemplo, cuando se entiende por suciedad no sólo las manchas visibles o el tacto pegajoso de la mano, sino también una suciedad invisible o una falta de brillo o blancura de la mano que conducirán a que se produzca una evaluación de fracaso de la conducta de lavado.
 
Y si..
 
Los algoritmos utilizados para controlar la conducta básica forman parte del aprendizaje de esa conducta y por lo general funcionan de forma transparente al sujeto. No obstante aun la conducta más simple puede ser problematizada y ello conduce a interferir su curso espontáneo.
Se supone que hemos aprendido a caminar correctamente, a utilizar las posturas corporales adecuadamente, a utilizar el lenguaje de una forma bien construida y, en fin, todos los recursos operacionales que nos entregan datos y maniobran nuestro cuerpo según nuestro deseo.
Pero en la obsesión, el sujeto se plantea una profunda desconfianza y actúa como si el cuerpo se fuera a rebelar y conducirle a las más siniestras situaciones. Este temor es el motor de un conjunto variopinto de sospechas (y si tuviera un impulso asesino.., y si me hubiera dejado la llave de gas abierta...)
Conforme se practica la desconfianza aumentan la frecuencia e intensidad de las sospechas, la vigilancia y toda suerte de mecanismos de control. Se llega al punto en el que lo que teme el obsesivo y lo que hace para defenderse de ese temor, entran en tan íntimo comercio que producen una confusión gradual y una penosa inseguridad sobre la calidad de su rendimiento.
 
Supuestos pragmáticos
 
La pragmática ha estudiado el papel que cumplen ciertos supuestos conceptuales que no necesariamente están explícitos pero que proporcionan el contexto en el que la conducta se hace inteligible (5).
Beck (6) ha explotado en su análisis de la depresión los "supuestos depresógenos". De igual modo podríamos hablar de supuestos obsesivos cuya detección y análisis pueden jugar un papel decisivo en la psicoterapia.
.La idea de que la obsesión es algo así como la introducción de una locura que está generando.
.El control es imposible, por lo que iniciado un impulso no hay forma de parar bajo pena de arrastrar las más peligrosas consecuencias.
.No hay participación voluntaria en la ideación obsesiva.
En ocasiones los supuestos se mezclan con ideas supersticiosas y/o acientíficas con las que el sujeto se justifica
 
¿En qué puede fallar mi cerebro?
 
Podemos aspirar a la realización de deseos complejos siempre que podamos confiar en nuestro bagaje de recursos disponibles. En la obsesión, muy ligada a procesos depresivos, existe una notoria visión reducida de la imagen propia, instalándose creencias de auto-ineficacia e indefensión que hacen aparecer inquietantes hipótesis de un mal funcionamiento psíquico.
Estos temores suscitan a su vez conductas defensivas.. Una búsqueda extraordinaria de seguridad acaba interfiriendo en conductas de naturaleza semiautomática que funcionan óptimamente en un régimen de desatención.
Los lenguajes de inteligencia artificial suelen presumir de poseer cualidades no procedurales, es decir, trabajan con múltiples soluciones. Mientras que una pregunta de tipo precedural se conforma con la primera respuesta correctaun_dato_correcto(X) - X=A
una pregunta de tipo no procedural busca agotar todas las respuestas posiblesun_dato_correcto(X)- X=A,B,...Z
Cada vez que se necesita sacar una conclusión, utilizando el último tipo de preguntas, se establecería una diferente para cada uno de los diferentes puntos de partida.
Esta conducta exploratoria es similar a las sospechas y temores obsesivos cuya pregunta es:que_podría_estar_estar_fallando(X) - A,B,... Z
La conducta exploratoria es adecuada bajo ciertas circunstancias, pero suele ser ineficaz cuando más que explorar lo adecuado es utilizar una rutina ya comprobada en la historia del aprendizaje.
 
La creación de lo temido
 
Hay un mecanismo de especial peso en el mantenimiento y crecimiento de las obsesiones, y es aquel por el cual el sujeto pretendiendo exorcizar lo temido lo crea con sus exceso de celo.
Esto es lo que viene a suceder si se tiene miedo de que aparezca un impulso asesino y al sujeto no se le ocurre cosa peor que coger fuerte un cuchillo para que "no se escape", o temiendo quedar "enganchado" a una idea horrorosa que ese mismo temor encienda la mecha de la primera vez que lo hace.
En este mecanismo magnificador del miedo el sujeto parece ir hacia lo que teme empujado por algún tipo de fuerza imposible de controlar, excitando el miedo como una liebre que corriera tras una zanahoria que se ha colgado ella misma ante la cara, o mejor aún, como una de esas estructuras recursivas autogeneradas y autoperpetuadas que Hofsttadter (7) nos ha mostrado.
El desfallecimiento ante la idea de estar sucumbiendo parte de:
.la premisa de estar desarmado
.de la confusión entre lo que provoca y lo que interpreta como acaecido sin su consentimiento (v.gr. producido por trastorno cerebral)
.de lo que tiene de prueba de descontrol el fracaso del control habido hasta ese momento (la imposibilidad de cambiar una vez que se ha empezado mal).
 
Causalidad mágica y superstición
 
La tremenda sensación de vivir en una pesadilla que pueda terminar en tragedia propia o de algún allegado viene acompañada de la dependencia de un ritual cuyo cumplimiento evita o provoca la maldición.
Se pone preferentemente el énfasis en la de seguridad que proporciona el ritual y se desatiende la precaución previa de asegurarse de la realidad del peligro.
El sujeto se pregunta a sí mismo que podría ocurrir de malo y el cerebro responde con la misma diligencia que si se le hubiera pedido una lista de palabras que empiecen por 't' y terminen en 'a'. Para asombro del obsesivo, que espera que ningún suceso horrible pudiera surgir en ese momento, el cerebro le responde con A, B... Z diabólicas posibilidades.
El coqueteo con los posibles terrores antes los que uno se sentiría impotente tiene la virtud de irrealizar la indefensión del sujeto ante sucesos potenciales, le provoca suficiente ansiedad como para titubear, dar un paso en falso y dudar en exceso de su seguridad.
El abuso (adicción) del estudio de posibilidades aciagas que podrían suceder se convierte en un hábito contraproducente.
Cuanta más excesiva seguridad instala el obsesivo para evitar lo fatídico más un fatídico artificialmente poderoso vence imaginarias debilidades e indefensiones, desafiando poco a poco al triunfo de la acción cotidiana con la sombra de la sospecha.
 
Puntos claves para una psicoterapia de la obsesión
 
El considerar la obsesión como una especie de temor (dirigido fundamentalmente al propio funcionamiento mental o a la capacidades de desarrollar la estructura básica de la acción) sugiere el tipo de estrategia a seguir:
.exponer al sujeto a lo temido, esto es, aquello A,B,...Z que sucedería si no hiciera A1,B1,...Z1.
.preparar con recursos de control de la ansiedad para el momento en el que realice la exposición.
.elaborar la naturaleza de la obsesión ( oponer miedo a ataque de locura)
.clarificar los mecanismos concretos que han mantenido y acrecentando las obsesiones (los enumerados en los epígrafes anteriores y similares)
.en la medida que se tengan datos suficientes, explicar la historia genética de los síntomas con el fin de impedir la especulación de un origen genético, enfermedad mental, contagio, etc.
.realizar pruebas empíricas de que el sujeto posee control voluntario sobre la conducta (deshacer la quimera de la voluntad perdida) eligiendo para ello:
-ramificaciones menores y más sencillas de abordar -generalmente las más recientes o nuevas-
-técnicas de conducta paradójica
-técnicas de manipulación de la atención
.clarificar las categorías típicas que rigen normalmente el acto particular elegido por la obsesión (v.gr. que podemos entender por /limpio/, /seguro/, /correcto/ etc.) con toda suerte de ejemplos, demostración ad absurdum, y exposición minuciosa de argumentos.
.Discriminar la conducta de "sospechar", de forma que el sujeto tenga clara conciencia de cuando lo hace, qué efectos tiene, y por qué razón debería renunciar a ella. Las sospechas por lo general versarán sobre especulaciones que comienzan con el "y si...".
.trabajar las relaciones del nivel de ánimo/inseguridad, propiciando estrategias que permitan al sujeto una mejoría de su animación general que indirectamente refuercen la seguridad de sujeto de que realmente dispone de recursos básicos suficientes.

estrogenos y salud mental


El estrógeno se considera que juegan un papel importante en la salud mental de la mujer. El retiro repentino de estrógeno, estrógeno fluctuante, y los períodos de bajos niveles de estrógeno se correlaciona con la sostenida disminución significativa del estado de ánimo. La recuperación clínica del parto, la perimenopausia y postmenopausia la depresión ha demostrado ser eficaz después de los niveles de estrógeno fueron estabilizados y / o restauradas.
Los bajos niveles de estrógeno en ratones de laboratorio masculina puede ser una causa del trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). Cuando los niveles de estrógeno se plantearon a través del aumento de la actividad de la enzima aromatasa en ratones de laboratorio masculino, rituales TOC se redujeron drásticamente. los niveles de la proteína del hipotálamo en el gen de la COMT se incrementan al aumentar los niveles de estrógenos que se cree para volver ratones que aparecen rituales TOC a la actividad normal. Deficiencia de aromatasa, es en última instancia, se sospecha que está implicado en la síntesis de estrógeno en los humanos y tiene implicaciones terapéuticas en seres humanos que tienen el trastorno obsesivo-compulsivo.

 http://www.news-medical.net/health/What-Does-Estrogen-Do-%28Spanish%29.aspx 

riesgos

Nos obsesiona la seguridad. Ponemos rejas y alarmas en casa, no dejamos al niño trepar al árbol para que no se caiga, casi nos desnudamos en el aeropuerto para evitar que alguien lleve armas… Condicionamos nuestros hábitos para eliminar el riesgo de nuestras vidas. Pero ya en la antigüedad clásica los filósofos advertían que vivir es desear, y el que desea y algo espera siempre corre riesgo

El del folio es uno de los muchos ejercicios con los que trata de inculcar a sus alumnos que no hay que temer al riesgo, que un artista siempre tiene que arriesgar, porque cada vez que sube al escenario está expuesto al error propio y al de sus compañeros, a accidentes, a imprevistos… y ninguna de esas circunstancias puede paralizarle.

"El ejercicio rey es la improvisación, porque uno no puede negar los riesgos ni preocuparse por ellos, lo que ha de hacer es dotarse de las herramientas necesarias para superarlos", asegura Egea, consciente de que estas enseñanzas serán muy útiles para sus alumnos tanto si en un futuro han de ganarse la vida encima de un escenario como si no. Porque vivir es asumir riesgos, cada día, en las circunstancias más nimias: al saludar a alguien, al llamar por teléfono, al iniciar una relación, al decidir qué estudiamos… "El riesgo nos rodea, está inmerso en la vida cotidiana desde el momento de nacer e incluso antes, pues los padres, desde sus defi ciencias y sus heridas, son un riesgo para el bebé que va a nacer", explica Concepción Cirac, terapeuta del servicio de psicología aplicada de la UNED.

Las tomas de riesgo son inherentes al comportamiento humano. Constantemente nos proponemos retos, empeños, tomamos decisiones, entramos en acción… Y cada una de esas actuaciones entraña un riesgo, porque tras ellas está el éxito o el fracaso. Otra cosa es que seamos conscientes de estar asumiéndolo, pues la sociedad del bienestar actual se caracteriza por un masivo interés por la seguridad y son muchas las personas que, ante un riesgo evidente, se paralizan. "El riesgo es connatural a la vida, pero es algo cuantitativo, se presenta siempre según un más y un menos, y hay un umbral a partir del cual si nos arriesgamos empezamos a tener cierta seguridad de que vamos a perder - sea la partida o la vida-, y lo que no queremos normalmente es traspasar ese umbral", refl exiona Rafael Alvira, catedrático de Filosofía de la Universidad de Navarra.

Carmelo Vázquez, catedrático de Psicopatología en la Universidad Complutense y referente de la denominada psicología positiva, asegura que las personas tendemos a asumir muchos riesgos individuales porque constantemente retamos nuestras capacidades pero, en cambio, cada vez estamos menos dispuestos a asumir riesgos externos, ajenos a nuestro control.

"Exigimos seguridad alimentaria, más seguridad a las compañías aéreas, infalibilidad a los médicos… Queremos riesgo cero cuando salimos a la calle, fruto de una idea irracional de que todo es predecible y tenemos que ser cuidados", justifica. La reciente denuncia a un hospital madrileño por parte de la familia de una enferma octogenaria que se cayó en sus instalaciones y se rompió una cadera le sirve de ejemplo para explicar que exigimos mucho, y de modo irracional, cuando hay factores externos relacionados con el riesgo, mientras que hay una tendencia al optimismo y a subestimar el riesgo cuando se trata de riesgos individuales y cotidianos.

Como muestra de esto último cita un estudio realizado en Dinamarca, a las puertas del registro civil, según el cual ninguna de las parejas recién casadas encuestadas creía que se fuera a divorciar, cuando las estadísticas indican que más del 40% de los matrimonios daneses acaban en ruptura. "No creemos que nosotros vayamos a tener cáncer, que nos vayan a echar del trabajo, que nos vayamos a separar…; hacemos estimaciones sesgadas, autoprotectoras, que van en contra de las probabilidades reales", comenta Vázquez. Sin embargo, está convencido de que esa subestimación del riesgo, aunque a veces suponga un problema, resulta en general positiva porque es un impulsor enorme de actividad, de metas, de iniciativas.

Claro que la percepción del riesgo depende de aspectos cognitivos que permiten evaluar correctamente o no la probabilidad de que algo suceda, pero también de variables de personalidad. Hay personas que no pueden dormir si asumen algún riesgo, y otras que no duermen si no asumen riesgos importantes. "Los riesgos a veces nos vienen dados, pero otras veces los podemos ir a buscar, y ahí es donde encontramos gente que no los busca nunca y otros con una necesidad casi compulsiva de someterse a situaciones de riesgo; la historia de una persona, su ideal del yo, su narcisismo y autoexigencia tienen mucho que ver en ello", dice Concepción Cirac.

En su opinión, la falta de reconocimiento interno, la necesidad de demostrarse a uno mismo y a los demás la valía, puede llevarnos a entrar excesivamente en situaciones de riesgo. Cirac otorga también un papel muy importante a la seguridad que se haya recibido en la infancia. "Los niños tienden al ejercicio continuo de sus habilidades, a superar sus propios límites, y es importante que los padres les den confi anza, seguridad, para que al contactar con el riesgo también entren en contacto con lo lúdico; eso conforma el ser humano, le hace ser más fl uido y tolerante con lo que luego supone arriesgar y asumir retos", señala esta psicóloga de la UNED.

Porque aunque el riesgo sea intrínseco al ser humano, psicólogos, sociólogos y fi lósofos tienen claro que la educación, la confi anza que transmiten los padres y los modelos de sociedad determinan una mayor o menor seguridad a la hora de arriesgar. "Entra en juego la motivación, la preparación, las expectativas… Nos exponemos al riesgo según nuestras capacidades y lo que creemos que podemos superar, según lo que conocemos de nosotros, salvo que haya un problema de distorsión de la realidad", afirma Cirac. Y añade que es este tipo de riesgo asumido, elegido, el que reporta autoestima, nos hace sentirnos competentes y nos permite crecer, pues a través de él se entra en contacto con la frustración y uno aprende a sobreponerse: "Hay que arriesgarse y saber que si se fracasa no pasa nada, que no se acaba un matrimonio por una discusión ni una obra de teatro porque un actor se quede en blanco".

Rafael Alvira considera que el riesgo tiene otra vertiente crucial para la vida que es la sorpresa, el aportar novedad. "Sin novedades, sin esperar nada, uno se aburre, y el aburrimiento es lo contrario de la vida", afi rma. Además, opina que el riesgo implica tener presente la muerte y, en consecuencia, permite ver la vida con más intensidad: "A la gente que tiene un carácter de vivir con intensidad le gusta más arriesgar que a otros que son más tranquilos, que arriesgan menos, pero que llevan también una vida más triste.

De ahí que considere como una enfermedad la obsesión por la seguridad de la sociedad occidental actual. "Necesitamos seguridad para vivir, pero si es excesiva mata la vida; sólo se puede vivir la vida si se toma en serio lo imposible, como Don Quijote, y la civilización actual sólo busca lo posible, la seguridad", enfatiza Alvira. En términos similares se expresa el neurocirujano pediátrico Ben Carson, del hospital Johns Hopkins de Baltimore, cuando en su libro Toma el riesgo: aprendiendo a identificar, elegir y vivir con riesgo aceptable afi rma que cualquiera que rehúsa examinar sus límites, que no está dispuesto a salir de su zona de confortabilidad, está destinado a vivir en un encierro.

"Si no tomas riesgos, no logras mucho en la vida, y riesgo implica con frecuencia elegir por un momento o por toda una vida", dice. Su consejo es que, a la hora de asumir riesgos, de tomar decisiones, se haga un análisis de lo mejor y lo peor que puede pasar si se hace algo o si no se hace nada. Porque en muchas ocasiones, como declaró hace unas semanas el comisario europeo Joaquín Almunia con relación a la crisis fi nanciera, "el mayor riesgo es no hacer nada".

O, como dice el reportero Simon Hunt en la película La búsqueda (The hunting party,2007) a su cámara cuando le pregunta por qué siempre que están juntos corre peligro: "Porque, querido amigo, correr peligro en realidad es vivir. El resto es televisión". Claro que generalizar implica ya incurrir en ungran riesgo, porque arriesgar signifi ca cosas diferentes para cada persona, como ponen de manifi esto los testimonios que acompañan este reportaje.
http://www.lavanguardia.es/premium/publica/publica?COMPID=53575296250&ID_PAGINA=22088&ID_FORMATO=9&turbourl=false