LA ANSIEDAD, EL MIEDO Y LA AMIGDALA.

Evolutivamente hablando, el miedo ha supuesto la capacidad de reaccionar frente a entornos peligrosos.

El miedo según algunas investigaciones, se genera en circuitos creados por la comunicación entre distintas áreas de la amígdala, órgano que gestiona las emociones, situada en el cerebro más primitivo, en la zona conocida como "sistema límbico". Cuando estes circuitos se han formado, la reacción de miedo se convierte en crónica. Por ello, es fácil, ser sensible a condicionamientos inconscientes y a que miedos situados en la infancia perduren para siempre.

Comenta Punset, basándose en las investigaciones de Joseph Ledoux, que es muy difícil, desprogramarnos de estes circuitos, entre otras razones, porque existen más circuitos de la amígdala, hacia el córtex prefrontal (responsable de la capacidad de razonar y planificar) que en dirección opuesta.

Esto implica que las emociones tienen una influencia superior sobre el órgano que gestiona la razón, que viceversa. En una frase muy divertida de Punset, que lo resume muy bien "Las admoniciones de "no fumes", "no te drogues", "no bebas demasiado" recorren un camino vecinal y tortuoso, mientras que los impulsos en busca de tabaco, bebida u otras drogas, circulan por autopistas muy bien señalizadas".


¿Cómo nace un miedo crónico?

Parece ser que aquí interviene lo que en neurología, se conoce como "marcadores somáticos". Por ejemplo, en algún momento asociamos un determinado estímulo (un acto violento, un animal como la serpiente), con la emoción del miedo. Si la asociación se repite con frecuencia, por tener varias experiencias de miedo con estes estímulos, creamos un marcador somático.

Estes nos sirven de referentes automáticos para vivir el día a día, alejándonos de los peligros de manera instintiva. Nuestro sistema emocional, nos permite tomar diariamente decisiones de manera automatizada, sin necesidad de estar meditando con cada una de ellas.

Pero este atajo, aplicado a los marcadores somáticos, supone que estes pueden haber sido programados con un exceso de asociaciones negativas. Y este exceso, por la naturaleza automática de la respuesta, puede fácilmente perjudicar la capacidad consciente de respuesta al estímulo, generando una respuesta que no deseamos.

SOLO CON IMAGINARLO, YA PRODUCIMOS ANSIEDAD.

Un apunte interesantísimo es que la existe algo que nos distingue de los animales (donde ellos nos ganan). Y es que es suficiente con imaginarnos una situación estresora, para que se desencadene nuestra ansiedad y las hormonas correspondientes. Para los seres humanos es suficiente con IMAGINAR un peligro para sufrir ansiedad.



EL MIEDO Y LA CORTEZA CEREBRAL (eliminando los receptores de serotonina de la ecuación)

A su vez, y esto lo sabemos bien, quienes hemos tenido que tomar, medicación para ello, la ansiedad, está especialmente relacionada con la existencia de los receptores de la serotonina en la corteza cerebral, área especializada en la actividad compleja del cerebro (que cubre el sistema límbico, donde se encuentra la amígdala ya mencionada). Como demuestra el último experimento en la pobres raticas que lo han sufrido, los ratones SIN RECEPTORES DE SEROTONINA SON MENOS ANSIOSOS Y MENOS INHIBIDOS EN SU CONDUCTA, lo que se puede ver en este artículo de Jano

Fuentes: "El viaje a la felicidad". Eduardo Punset. Editorial Destino
Artículo de Jano.