¿manias?

¿Manía o enfermedad?

LA MAYORÍA NO ESTÁN DIAGNOSTICADOS
Un millón de españoles sufren la Enfermedad de Toc


¿Manía o enfermedad?

Diagnosticar cuándo una manía se ha convertido en una obsesión-enfermedad es muy difícil. En España hay un millón de enfermos de Toc.
Gabriel Relaño

Comprobar una y otra vez si hemos cerrado la puerta de casa o esquivar las baldosas de un color en la calle son manías que podemos tener todos. ¿Pero qué ocurre cuando se convierten en obsesión? En España hay más de un millón de enfermos de TOC, un trastorno obsesivo compulsivo, que trasforma la vida cotidiana en una pesadilla.

Cualquier gesto de la vida cotidiana se convierte en un ritual para los enfermos de Toc, un tipo de enfermedad obsesiva-compulsiva. Por ejemplo Emiliano nos explica que en su caso los libros tienen que estar siempre paralelos al borde de la mesa. Hasta que no coloca los libros así así, él dice que su cabeza le repite "tienes que hacerlo, tienes que hacerlo". Emiliano es obsesivo-compulsivo. Su vida cotidiana es una ceremonia ritual tras otra. Tiene que darle varias vueltas a los objetos que coje y tocar varias veces los objetos. Un ejemplo: para sentarse tiene que mover cuatro veces la silla, tiene que darle cuatro vueltas a los cubiertos, cuatro a las servilletas, tocar el plato cuatro veces y luego ya se pone a comer.

El diagnóstico es difícil, la frontera que convierte una simple manía en la enfermada Toc es bastante difusa.

Otro ejemplo es Rafael. Él es obsesivo puro. El miedo regula sus actos cotidianos, por ejemplo, cuando cierra la llave del gas siempre tiene que volver a comprobarlo. La idea de que por su culpa puede suceder un desastre invade todos sus pensamientos.

El Toc afecta a más de un millón de personas en España, la mayoría sin diagnósticar y clasificados como simples maniáticos.

Memoria implícita y explícita en pacientes con Trastorno Obsesivo Compulsivo



Memoria implícita y explícita en pacientes con Trastorno Obsesivo Compulsivo: un estudio del potencial relacionado a los eventos.
(Implicit and explicit memory in patients with obsessive-compulsive disorder: An event-related potential study.)


KEYWORDS: Obsessive-compulsive disorder; Event-related potentials; Implicit memory; Explicit memory; Old/new effect.)


Se investigaron la memoria implícita y la memoria explícita en pacientes con trastorno obsesivo compulsivo (TOC) utilizando el potencial relacionado al evento (PRE).

Para la evaluación de la memoria implícita, se administró una tarea de decisión del léxico. Entre un total de 320 palabras y 140 no palabras, se repitieron 200 palabras, mientras que las restantes 120 palabras y las 140 no palabras no fueron repetidas. Para la memoria explícita, se administró una tarea de reconocimiento continuo en la cual se repitieron 280 palabras y el resto no.

En la tarea de reconocimiento tanto los sujetos control como los pacientes TOC mostraron características más positivas a las viejas palabras que a las palabra nuevas durante períodos post estímulo 200–600 ms. Ambos grupos mostraron un tiempo de reacción más rápido a las palabras viejas que las palabras nuevas. En la tarea de decisión de léxico, los controles mostraron el efecto nuevo/viejo durante un periodo post estimulo 200–500 ms, mientras los pacientes TOC no lo hicieron. De esta manera, los pacientes TOC mostraron tiempos de reacción más prolongados a las viejas palabras comparadas con los controles.

Los resultados indican que los pacientes TOC han preservado la memoria explícita e implícita. La ausencia del efecto viejo/nuevo en el PRE en pacientes TOC fue discutida en términos de la difusión el sistema frontoestriatal, el cual juega un rol importante tanto en TOC como en la memoria implícita.



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Un caso clínico ilustrativo


Un caso clínico ilustrativo

¿Qué me pasa, doctor? Una de cada cuatro enfermedades tiene un origen psicosomático

Por Marta Aguilar. (Artículo publicado en la Gaceta de los Negocios - 27 noviembre 2007)

Pablo acude al médico por un fuerte dolor de cabeza que lleva acechándole más de dos semanas. Los síntomas no son del todo claros, podría tratarse de una migraña pero la descripción del dolor no se ajusta del todo al estándar de esta patología. Pasados unos minutos, el facultativo pregunta si hay algo que le preocupe especialmente o está pasando por una época de estrés en su vida laboral o familiar. Pablo se acaba de separar y acumula una gran tensión emocional desde hace unos meses. El diagnóstico es claro: dolor somático, un término que, aunque cierto, no convence a la mayoría de los pacientes, que buscan una causa física a su malestar.

Pero el caso de Pablo es muy habitual. Los expertos estiman que el 25% de todas las patologías conocidas tiene una base u origen somático, es decir, están producidas por factores psicológicos como la ansiedad o la angustia y relacionadas con tipos específicos de personalidad como la alexitimia (dificultad para exteriorizar los problemas psicológicos) o la hipocondria. Según afirma el doctor Manuel Álvarez Romero, presidente de la Sociedad Andaluza de Medicina Psicosomática (SAMP) “las emociones y el modo de experimentarlas, son una fuente importante de trastornos biológicos. Existe un importante número de pacientes cuyas enfermedades no son causadas de modo exclusivo o prevalente por los factores orgánicos sino que su proceso patológico no es más que el reflejo de su sufrimiento psíquico, emocional, afectivo, personal o social.” Por ello, los expertos definen la medicina psicosomática como aquella que implica dar mayor importancia a cómo enferma el paciente que a la patología que padece y tiene en cuenta las características bio-psico-socio- espirituales de cada uno.

Un claro perfil

Entre un 20 y un 35% de los pacientes que frecuentan las consultas de Atención Primaria se pueden considerar enfermos fundamentalmente psicosomáticos. Esto porcentajes se elevan al 50% si nos referimos a los que acuden a la consulta de un psiquiatra. Pero ¿cómo detecta el facultativo la presencia de una patología oculta? Los expertos describen un perfil muy definido del enfermo psicosomático:

* el patrón de enfermedad que presenta no se ajusta a la teoría.
* suele haber una exageración de síntomas
* la consulta es ambigua o ambivalente
* la información que ofrece el paciente resulta incoherente y contradictoria. Esto se debe, fundamentalmente, a la ansiedad que le produce el desconocimiento de la causa de su malestar.

Enmascaradas

Los trastornos de la conducta alimentaria (anorexia y bulimia, fundamentalmente), los digestivos, los reumáticos, la hipertensión arterial, las jaquecas y migrañas, las enfermedades coronarias, las metabólicas (como la gota o la diabetes) son patologías eminentemente psicosomáticas. Detrás de los síntomas físicos se esconde la tensión no exteriorizada, la preocupación y la angustia por algún problema no resuelto que supera el ámbito psicológico y se manifiesta a través de la enfermedad. En opinión del doctor Álvarez, “el modo de afrontar los sucesos vitales, de experimentar y vivir las emociones y de adaptar la conducta a las circunstancias que nos rodean define en gran medida nuestra predisposición ante determinadas patologías. Una actitud mental sana es la mejor protección del bienestar físico”.

Y está demostrado. Un reciente estudio publicado en la revista “Archives of General Psichyatry” desvela que la mortalidad por patologías cardiovasculares es mucho menor entre las personas optimistas. La investigación, desarrollada durante diez años por un equipo de psiquiatras y psicólogos holandeses, incluyó a 475 mujeres y 466 varones de entre 65 y 85 años con historiales médicos y hábitos de vida similares. Cada uno de ellos fue sometido a un test idéntico al que la sanidad holandesa utiliza para valorar el bienestar personal de la población jubilada y que distingue a los individuos que ven la botella “medio llena” de los que la describen como “medio vacía”. Diez años después, el 77% de los casi 400 pacientes que habían fallecido por patología cardiaca (infarto, isquemia o ictus) pertenecían al grupo de los pesimistas y sólo el 23% al de los que veían la vida como un camino de felicidad.

Una medicina barata

Escuchar al paciente, aprender a leer entre líneas y a valorar los posibles componentes psicológicos y emocionales implícitos en su sintomatología forma parte de los nuevos retos de la atención asistencial actual. Según los expertos, una formación integral en psicosomática requiere tanto habilidades farmacológicas como psicoterapéuticas. Estas últimas incluyen el aprendizaje de técnicas de modificación del comportamiento que consisten, fundamentalmente, en crear actitudes saludables y adaptativas, estrategias eficientes de resolución de conflictos y enseñar a controlar los impulsos.

Para el doctor Álvarez, “la formación en psicosomática de los facultativos de hoy es prácticamente nula y eso crea carencias asistenciales. ¿Se imagina la cantidad de errores de diagnóstico que se pueden evitar si se escucha a un paciente? La respuesta es clara: se ahorran costes y se ofrece una alternativa a la medicina defensiva, que es tan cara y poco eficaz”. Igualmente resalta que, con la aplicación de esta disciplina “también conseguiríamos reducir las listas de espera, así como el número de enfermos crónicos”.

Un caso practico: Un Trastorno de Personalidad Anancástico

“La llamaremos Marta- comienza el doctor Álvarez- como ella quería que la nombrara cuando la pusiera como ejemplo. Tiene 33 años, esta casada y es profesora de Secundaria. Madre de un niño que es todo nervio y con un marido de temperamento tranquilo. Ella es hiperresponsable, perfeccionista, cuidadosa, generosa, anticipativa y superprotectora. Una magnífica profesional, una hija preocupada y atenta que, sin embargo, tiene la sensación de que no logra ser una perfecta esposa y madre. Empieza a obsesionarse con no llegar a lo que ella cree que le pide la vida y genera un cuadro de depresión con ansiedad que le impide acudir al trabajo y le obliga a no puede estar acompañada en todo momento. Marta se culpa de la mala educación que le está dando a su hijo y comienza a tener problemas con los profesores de la guardería, que considera tratan al niño de un modo injusto. Se va a casa de sus padres porque no es capaz de aguantar a su marido y, cuando llega a mi consulta, está tomando una cantidad de ansiolíticos absolutamente excesiva”.

“El simple hecho de darle esperanza y convencerla de que la espiral de sufrimiento se podía deshacer- continúa el doctor Álvarez- le genero mucha paz y paro el hilo obsesivo. El ayudar a poner en orden su vida familiar y su matrimonio fue otro de los factores que mejoró su estado. Con respecto a la medicación, cambiamos los ansiolíticos por fármacos antidepresivos y antiobsesivos que era lo que realmente necesitaba. Esta mujer es hoy una persona feliz y segura, estable y capaz de afrontar las distintas situaciones de la vida”.

fuente:El síndrome del perfeccionista: el anancástico
Un libro sobre cómo superar un problema tan común y devastador

http://sindromedelperfeccionista.com/

El síndrome del perfeccionista: el anancástico



El síndrome del perfeccionista: el anancástico
Un libro sobre cómo superar un problema tan común y devastador

Tal como refiere la Introducción de “El síndrome del Perfeccionista:El anancástico”, fue detonante para su elaboración uno de los capítulos de “¿Sabes pensar?” (Ediciones Almuzara. Córdoba. 2006), uno de los libros del Dr. Alvarez Romero. Lo copiamos a continuación:

¿Cómo piensa un Anancástico?

Entre los distintos tipos de personalidad hay uno al que cuesta especialmente lograr la actitud de autoperdonarse. Es el que corresponde a la llamada Personalidad Anancástica muy emparentada con el espectro psicopatológico obsesivo. Más adelante la desarrollaremos pues merece la pena, dada la frecuencia de su presentación y los dolorosos desajustes sociofamiliares que ocasiona.

Aunque pretendemos publicar un texto exclusivo sobre la Personalidad Perfeccionista o Anancástica vayan por delante sus rasgos más característicos:

1. Perfeccionismo y minuciosidad.
2. Hiperresponsabilidad.
3. Tendencia al control y la previsión.
4. Sentido exacerbado de la justicia.
5. Hiperexigencia consigo y con los demás.
6. Exagerada atención al qué dirán o pensarán los demás respecto a sí.
7. Radicalidad, casi todo es blanco o negro, hay pocos grises en la vida.
8. Anticipación ideativa con tendencia a la negatividad.
9. Fácil frustración, vivenciando antes lo que falta por hacer que lo ya hecho.
10. Etc. Etc.

Pensando en quienes la padecen y con la pretensión de vacunar respecto a las previsibles complicaciones –la ansiedad, la depresión y el desvalimiento –hace unos años escribí un texto en base a unas ideas del libro El Síndrome de Peter Pan de A. Polaino (B-14) que suelo facilitar, en la consulta, a mis pacientes. Lo titulo Conocimiento propio y perdón y resumido viene a decir:

1. Es propio del hombre (y de la mujer), ser contingente y cometer errores. Es algo que olvidamos con frecuencia y que nos pasa una elevada factura. Es bueno recordar de continuo la necesidad de pedir perdón, esperarlo, aceptarlo y agradecerlo, y quizá más necesario aún es el saber pedirnos perdón y perdonarnos.
Con la fortaleza y la confianza que proporciona el perdón del propio yo se alcanzan las energías necesarias con las que acometer la próxima batalla que, sin duda alguna, antes o después acontecerá. Y en ella no plantearemos una pelea cuerpo a cuerpo entre el yo y la realidad o entre la persona y sus tendencias o condicionamientos. Más bien se tratará de buscar alianzas con el Otro y los otros para conseguir una fortaleza que, siendo necesaria, no poseemos por nosotros mismos.
2. Hay que aprender a actuar serenamente con independencia de los resultados que se obtengan. Más deben importar el esfuerzo y la constancia que pongamos por intentar hacer de sí la mejor persona posible que el logro de unos objetivos concretos.
3. Hemos de ser conscientes de las propias limitaciones y capacidades y aspirar al conocimiento propio con la natural desconfianza, pero sin recelos ni despechos.
4. Al considerar los propios errores conviene hacerlo en un contexto amplio, sin amordazarlos ni tampoco magnificarlos. Hemos de vivir sin miedo a los posibles errores que pudiéramos cometer en un futuro. Prudentes, pero no timoratos.
5. Gran cosa es el conocer la propia indignidad con la paciencia necesaria, sabiendo que de nada sirve lamentarse, juzgarse o tratarse con dureza. No cabe enfurecerse o encolerizarse porque aquello que se había soñado lograr o vencer ha resultado ser una nueva derrota o sencillamente porque se comprueba una vez más que uno tiene errores.
6. Gran virtud es la comprensión, la tolerancia y el saber ser indulgente consigo mismo y con los demás. Dejar que emerja, en ocasiones, una cierta compasión respecto de sí no es mala cosa. No es bueno lamentarse, descalificarse, y menos aún con radicalidad y por completo. Independientemente de lo hecho, cada persona, incluido uno mismo, es más digna de amor que de desprecio porque además de lo mucho que tiene de positivo, es única, irrepetible, incognoscible, inabarcable e impredecible.
En este nuevo horizonte veritativo, es donde emerge la serenidad de espíritu que tolera todo siendo indulgente consigo mismo y con los demás, sin por ello dejar de reconocer o disfrazar los errores propios o ajenos. Es decir, esto es estar en verdad, situación que, en palabras de la mística castellana no es otra cosa que lo que se conoce con el término de humildad.
7. Comprenderse a sí mismo, incluso en lo que respecta a los propios errores, forzosamente ha de contribuir a adquirir una gran lucidez en relación con las debilidades ajenas, a ser prudentes a la hora de juzgar a los otros, a entretejer el juicio que vaya a hacerse de ellos con los hilos –sutiles pero vigorosos- de la ternura y la prudencia (B-50).
8. La conducción del propio yo: constituye una empresa dialógica, dinámica e innovadora. En ella se concitan y conviven, al mismo tiempo, el peso del destino y la conciencia del esfuerzo, la confianza y la desconfianza, la dignidad y la humildad, la Autoestima y desestimación, la lucidez acerca del yo y la opacidad de lo misterioso, la seducción y el rechazo, el sobrevalorarse y el infravalorarse, el amor por el hombre y su desdén, el sobrestimarnos cuando nos infravaloran y el infravalorarnos cuando nos sobrestiman. Y en esta dinámica vital, todos aquellos elementos que parecían ser irreconciliables con el propio yo, acaban por serlo y se alcanza el equilibrio y la homeostasis.
En esa dinámica vital, los valores se convierten en virtudes, en hábitos de comportamiento, en un nuevo estilo vital que optimiza nuestro primitivo talante, ese que ahora queda atrás, ignorante, precario y quizá “patoso” para la vida.
9. Y en esa alegre y positiva dinámica, no cabe instalación sino crecimiento en sabiduría, en conocimiento propio y en apertura a la trascendencia que es propia de la naturaleza humana.
10. Sea este decálogo profiláctico y curativo del Anancasticismo aunque, con frecuencia, requiere la actuación del profesional de Salud Mental experto y competente que administre la medicación oportuna antiobsesiva y equilibradora junto a la psicoterapia que aporta las actitudes habituales saludables en las respuestas del paciente.
11. ¡Cuánto mejora la calidad de vida y la salud de un Anancástico bien atendido! Y corregido o “reconvertido” como suelo decirles en la consulta.

fuente:El síndrome del perfeccionista: el anancástico
Un libro sobre cómo superar un problema tan común y devastador

http://sindromedelperfeccionista.com

¿Tienes una obsesión que tiene algo que ver con los animales?


¿Tienes una obsesión que tiene algo que ver con los animales?

¿Se siente usted como yo tiene que alimentarlos en exceso o que temen que puedan morir.?

¿Usted siempre comprobar para ver si les dio agua, aunque usted sabe que lo hizo.

A veces, y muchas veces OCD tipos y pueden hacer la mezcla en casi todos los que sufren de OCD.

Por lo tanto, en este caso podemos ver una combinación de control y preocuparse por los animales.

¿Usted siente que tienen miedo de que le puede doler el animal por accidente?

Usted no tiene que preocuparse por estas cosas, en realidad puede estar confortado por ellas.

La preocupación que demuestra que realmente la atención y que usted nunca realmente hacer nada para perjudicar su animal de cualquier manera o forma.

Lo que realmente necesitamos es darse cuenta de que, aunque usted puede sentir como que tiene a un animal mascota una cierta ccontradad de veces o algo malo puede suceder a ellos oa cualquier otra cosa puede ser su preocupación, usted puede estar seguro de saber que esto es sólo el TOC .

Recuerde, OCD se extiende como un cáncer en nuestros pensamientos y seguirá haciéndolo hasta que hagamos algo al respecto.

Tome acción: Lo que hay que hacer es cuando se sienta la necesidad de hacer algo por miedo respecto a un animal, se niegan a hacerlo. Usted quiere asegurarse de que usted no alimentar la compulsión o éste se fortalezca. Si resistir la tentación, la OCD obtendrá más débiles y, eventualmente, morir.




fuente: revistasalud.es

No te tomes nada personalmente.


VIVIR SIN MIEDO Y AMAR

Si vives sin miedo, si amas, no hay lugar para esas emociones. Si no tienes ninguna de esas emociones negativas, lógicamente te sientes bien. Cuando te sientes bien, todo lo que te rodea está bien. Cuando todo lo que te rodea es magnífico, todo te hace feliz. Amas todo porque te amas a ti mismo, porque te gusta como eres, porque estás contento contigo mismo, porque te sientes feliz con tu vida. Estás satisfecho con la película que tú mismo produces y con los acuerdos que has establecido con la vida. Estás en paz y eres feliz. Vives en ese estado de dicha en el que todo es verdaderamente maravilloso y bello. En ese estado de dicha, estableces una relación de amor con lo que percibes en cada momento.

Sea lo que sea lo que la gente haga, piense o diga, No te lo tomes personalmente. Si alguien te dice que eres maravilloso, no lo dice por ti. Tú ya sabes que eres maravilloso. No es necesario que otras personas te lo digan para creértelo. No te tomes nada personalmente. Incluso si alguien te dispara con una pistola a la cabeza, no es nada personal.

Como ya sabes que las opiniones que tienes sobre ti mismo no son necesariamente verdaderas, no es necesario que te tomes cualquier cosa que llegue a tu mente como algo personal. La mente tiene la capacidad de hablarse a sí misma, pero también de escuchar la información disponible de otras áreas cerebrales. A veces, cuando oyes una voz en tu mente, te preguntas de dónde proviene. Es posible que provenga de otra “realidad” en la que hablan seres con unamente similar a la humana. Los toltecas denominaron a estos seres con el nombre de “Aliados”. En Europa, África e India, los llamaron “Dioses”.

Nuestra mente también existe en el plano de los dioses. También vive en esa realidad y es capaz de percibirla. La mente ve con los ojos y percibe la realidad que nos llega cuando estamos despiertos, pero también ve y percibe sin los ojos, aunque la razón apenas es consciente de esta sutil percepción. La mente vive en más de una dimensión. Es posible que, en ocasiones, tengas ideas que no se originan en tu mente, pero las percibes en ella. Tienes derecho a creer o no lo que esas voces te dicen y a no tomártelo personalmente. Tenemos la opción de creer o no las voces que oímos en nuestra mente, como decidir qué acuerdos tomar en el Sueño del Planeta.

EL MITOTE

La mente es capaz de hablarse y escucharse a sí misma. Pero cuando muchas partes de tu mente hablan todas al mismo tiempo, se origina un gran problema. A esto lo llamamos Mitote. Podemos comparar el Mitote con un enorme mercado, en el que miles de personas hablan y hacen trueques al mismo tiempo. Cada una tiene pensamientos y sentimientos diferentes, cada una tiene un punto de vista propio. Todos los acuerdos que hemos ido estableciendo a lo largo de nuestra vida no siempre son compatibles entre sí. Cada acuerdo es como un ser vivo independiente: tiene su propia personalidad y supropia voz.

Los acuerdos incompatibles se contradicen unos con otros, y el conflicto se va extendiendo hasta que estalla una gran guerra en la mente. El Mitote impide que los seres humanos sepan lo que en realidad quieren, cómo lo quieren, o cuándo lo quieren. No están de acuerdo con ellos mismos, porque unas partes de la mente quieren unas cosas y otras quieren exactamente lo contrario. Una parte de la mente pone objeciones a determinados actos y pensamientos, y otra los apoya. Todos estos pequeños seres vivientes crean conflictos internos, porque están vivos y cada uno tiene su propia voz. Únicamente si hacemos un inventario completo de nuestros acuerdos, descubriremos todos los conflictos y, con el tiempo, llegaremos a poner orden en el caos del Mitote.

No te tomes nada personalmente, significa que si lo haces, te expones a sufrir por nada. Los seres humanos somos adictos al sufrimiento en diferentes niveles y grados, apoyándonos unos a otros para mantener esta adicción. Hemos acordado ayudarnos mutuamente a sufrir. Por ejemplo, si tienes necesidad de que otros te maltraten, será más fácil que terminen haciéndolo, y si estás con personas que necesitan sufrir, algo en ti hará que acabes maltratándolas. Es como si llevasen un cartel colgado en la espalda que dice: ¡Golpéame, por favor!

Piden continuamente justificaciones que expliquen su sufrimiento, pero su adicción al dolor no es más que un acuerdo previo que han tomado y que refuerzan a diario. Vayas donde vayas, encontrarás siempre gente que te mentirá, pero a medida que tu conciencia se expanda, descubrirás que tú también te mientes a ti mismo. No esperes nunca que los demás te digan la verdad, porque ellos también se mienten a sí mismos. Tienes que confiar plenamente en ti y decidir por tu cuenta si te crees o no lo que alguien te dice.

Cuando realmente vemos a los demás tal como son, sin tomarnos personalmente lo que hacen o dicen, no pueden dañarnos. Si te mienten, no importa. Te mienten porque tienen miedo a que descubras que no son perfectos, ya que quitarse la máscara social resulta doloroso. Si los demás dicen una cosa, pero luego hacen otra y no prestas la debida atención a ambas, te mientes a ti mismo. Pero si tratas de ser veraz contigo, te ahorrarás mucho dolor emocional.

VERACIDAD

Decirte la verdad a ti mismo puede ser doloroso a corto plazo, pero no necesitas aferrarte al dolor, puesto que la curación ya esta en camino. Que las cosas te vayan mejor es sólo cuestión de tiempo. Si alguien no te trata con amor ni respeto y finalmente se marcha de tu lado, quizá te resulte doloroso durante un tiempo, pero al final tu corazón sanará. Entonces elegirás lo que de verdad quieres. Descubrirás que para elegir correctamente, más que confiar en los demás, debes confiar en ti mismo.

Cuando el no tomarse nada personalmente se convierte en un hábito firme y sólido, evitas muchos disgustos. Tu rabia, celos y envidia desaparecerán, y si no te tomas nada personalmente, incluso tu tristeza también se esfumará. Si conviertes el Segundo Acuerdo en un hábito permanente en tu vida, descubrirás que nada puede devolverte al Infierno. Te vuelves inmune a los magos negros y ningún hechizo te afectará, por muy fuerte que parezca ser. El mundo entero puede contar chismes sobre ti, pero si no te los tomas personalmente, te volverás inmune a ellos. Alguien puede enviarte veneno emocional de forma intencionada, pero si no te lo tomas como algo personal y no lo ingieres, se vuelve más nocivo para el que te lo envía que para ti.

Ya ves lo importante que es este acuerdo. No tomarse nada personalmente te ayuda a romper muchos hábitos y costumbres que te mantienen atrapado en el Sueño del Infierno, causándote un sufrimiento innecesario. Cuando te acostumbres a no tomarte nada personalmente, no necesitarás depositar tu confianza en lo que hagan o digan los demás. Bastará con que confíes en ti mismo para elegir con responsabilidad y acierto. No eres responsable de los actos de los demás, solo eres responsable de ti mismo. Cuando comprendas esto de verdad y no te tomes las cosas personalmente, será muy difícil que los comentarios insensibles o los actos negligentes de otros te hieran.

Si mantienes vivo este acuerdo en tu vida, podrás viajar por todo el mundo con el corazón abierto sin que nadie te hiera, y podrás decir -Té Amo, sin miedo a que te rechacen o te ridiculicen. Pedirás lo que necesitas, dirás sí o no (lo que tú decidas) sin culparte ni juzgarte. Podrás seguir la voz de tu corazón. Y aunque estés en medio del caos, experimentarás felicidad y paz interior. Permanecerás en un estado de dicha y el Infierno no podrá afectarte.

Autor: V&B. Adaptado de Miguel Ruiz

22 formas de overclockear el cerebro


“Acabo de descubrir que el cerebro es como un ordenador. Por lo tanto no hay gente estúpida, simplemente gente que funciona bajo DOS.”

- Anónimo.

El cerebro es un super ordenador de tres kilos. Es el centro de control que dirige tu vida. Está implicado en absolutamente todo lo que haces.

Tu cerebro determina cómo piensas, cómo te sientes, cómo actúas, y cómo te vas a llevar con el resto de la gente. Tu cerebro determina hasta qué clase de persona eres. Determina cómo de inteligente, si eres un borde o si eres amable. Determina cómo de bien te sientes contigo mismo, e incluso con lo que haces en el trabajo o cómo te llevas con tu familia. Tu cerebro también influye en tu estado de ánimo y en tu forma de relacionarte con el sexo opuesto.

Tu cerebro es más complejo que cualquier ordenador que podamos imaginar. ¿Sabías que tienes cien mil millones de células nerviosas en el cerebro y que cada una de esas células está conectada a todas las demás? ¡De hecho, tu cerebro tiene más conexiones que estrellas hay en el universo! Optimizar las funciones de tu cerebro es algo esencial para que puedas ser lo mejor que puedes, ya sea en el trabajo, en tu tiempo libre o en tus relaciones.

Es simple, tu cerebro es el centro de todo lo que haces, todo lo que sientes y piensas, y de todo detalle de cómo te relacionas con la gente. Es tanto el ordenador que controla tu compleja vida como el órgano que alberga tu alma. Y cuando vas a correr, a hacer pesas o haces yoga para mantener tu cuerpo en buenas condiciones, existe la posibilidad de que ignores tu cerebro y confies en que haga bien su trabajo.

Ejercitar la mente tiene un efecto positivo para el cerebro sea cual sea tu edad. Así que aquí tienes 22 formar de incrementar tu poder mental:

1.

Renueva tus células cerebrales.

Varios estudios sugieren la posibilidad de que aquellos que practican ejercicio físico consiguen un mejor cerebro. Científicos del Instituto de Estudios Biológicos de La Jolla, en California, han descubierto que un ratón que se ejercita en su rueda de correr de vez en cuando dobla la cantidad de células que posee en el hipocampo, la zona del cerebro que se encarga del aprendizaje y la memoria, que un ratón que se pasa el día en su casa sentado hablando en chats sobre el Señor de los Anillos.

Los investigadores no están seguros de por qué el más activo de los roedores reaccionó de esa forma, pero se posible que la propia voluntad natural de hacer ejercicio le eliminara estrés con sus consecuentes beneficios. Por lo tanto podemos sacar la conclusión de que buscar una forma entretenida de hacer ejercicio en vez de forzándonos a hacerlo nos hace más listos (y de paso más felices).

Así que dedícate a algún deporte, entrénate para alguna maratón, triatlón o gimcana, o hazlo con un amigo para mantener el interés.
2.

Ejercita tu mente.

El ejercicio físico no es lo único que hace que aumente el número de células cerebrales. Puedes buscar otras formas de ejercitar otras zonas de tu cerebro, tal y como hacen los pianistas por ejemplo. El profesor de neurobiología Lawrence C. Katz de la Duke University, Philosophiae Doctor, co-autor de “Mantén Vivo tu Cerebro“, nos dice que encontrar la forma de aprovechar los aspectos de nuestro cerebro que permanecen inactivos puede ayudar a mantener tanto los nervios de las células como las dendritas, las zonas de las células que reciben información y la procesan.

Tal y como hacer pesas ejercita nuestros músculos, Katz dice que encontrar nuevas formas de pensamiento y de ver las cosas pueden mejorar el funcionamiento de las zonas inactivas de nuestro cerebro.

Experimenta nuevos gustos y olores; intenta hacer las cosas con la mano que no utilizas; busca un camino nuevo para ir al trabajo; viaja a nuevos lugares; crea arte; lee novelas de Dostoyevsky; escribe una comedia de situación para Ted Kennedy y Rush Limbaugh (en resumen, que hagas cosas que fuercen a tu cerebro a trabajar).
3.

Pregunta por qué.

Nuestros cerebros tienden a ser curiosos. Según crecemos y “maduramos”, muchos de nosotros reprimimos o negamos nuestra curiosidad natural. ¡Date el lujo de ser curioso! Pregúntate por qué suceden las cosas. Pregunta a alguien que lo sepa. La mejor forma de ejercitar nuestra curiosidad es preguntando “¿Por qué?”. Conviérte en tu nueva costumbre el preguntar al menos diez veces diarias “¿Por qué?”. Tu cerebro estará mucho más contento y te sorprenderás de la cantidad de oportunidades y soluciones que se te presentarán en la vida y en el trabajo.
4.

Ríete.

Los científicos nos dicen que la risa es buena para la salud; libera endorfinas y otros poderosos químicos en nuestro organismo. La verdad es que no necesitamos que ningún científico nos diga que reirnos sienta bien. La risa nos ayuda a reducir estrés y a romper con los prejuicios. Reirnos es como una “recarga de pilas” para nuestro cerebro. Ríete más y hazlo con ganas.
5.

Pon cara de pez.

El aceite Omega-3, que se puede encontrar en las nueces, miel y especialmente en el pescado, se sabe hace tiempo que es muy saludable para el corazón. Pues bien, recientes estudios sugieren que también es buen combustible para el cerebro, y no sólo porque ayude al sistema circulatorio, que es el que transporta el oxígeno al cerebro. Por lo visto también mejoran la función de las membranas que rodean las células cerebrales, de modo que las personas que consumen mucho pescado tienden menos a tener depresiones, demencia, e incluso a sentirse ignoradas.

Los científicos se han percatado de que ciertos ácidos grasos son esenciales para el correcto desarrollo cerebral de los niños, y que no suelen añadirse a los alimentos infantiles. Es posible que tu estado mental, e incluso tu inteligencia, puedan mejorar con un consumo suficiente de este tipo de aceites.

Consumir tres raciones de pescado a la semana, tales como salmón, sardinas, atún o caballa puede ser un buen comienzo.
6.

Recuerda.

Coge un álbum de fotos viejo o el anuario del instituto. Tu cerebro es una máquina de memoria, ¡dale la oportunidad de trabajar! Pasa un rato recordando viejos tiempos. Deja que tu mente se refleje en ellos y te reconforte con emociones positivas, además de crear nuevas conexiones con tus recuerdos para ayudarte en tu vida actual y los retos que se te presenten.
7.

Acaba con las grasas.

¿Acaso las grasas “malas” pueden volverte tonto? Cuando investigadores de la Universidad de Toronto empezaron a alimentar a unas ratas con una dieta cuyo porcentaje de grasas era del 40%, estas comenzaron a perder contacto en ciertas funciones mentales, incluyendo la memoria, la percepción espacial y el aprendizaje. El problema se agrava mucho más con una dieta repleta de grasas saturadas, precisamente las que abundan en la carne y los productos lácteos.

Pese a que nunca vayas a acabar dando vueltas por un laberinto buscando un trozo de queso cheddar, estos resultados se pueden dar por válidos por dos buenas razones: la grasa reduce el flujo de sangre bien oxigenada al cerebro, y puede ralentizar el metabolismo de la glucosa, la forma de azucar que el cerebro usa como combustible.

Puedes llevar una dieta con un 30% de grasas, eso sí, siempre que la mayoría provengan del pescado arriba mencionado, aceites vegetales, legumbres y verduras. Hagas lo que hagas aléjate de las grasas pesadas, las que abundan en los snacks y aperitivos varios.
8.

Resuelve un puzzle.

A algunos les gustan los de piezas, a otros los de palabras, a otros los puzzles de lógica… da igual cuales te gusten a ti. Resolver puzzles en tu tiempo libre es una forma estupenda de activar el cerebro y mantenerlo en buenas condiciones. Hazlo por diversión, pero no olvides que estás ejercitando el cerebro.
9.

El efecto Mozart.

Hace una decada Frances Rauscher, un psicólogo de la Universidad de Wisconsin en Oshkosh, y sus colegas, impactaron en la gente con el descubrimiento de que escuchar a Mozar mejora el razonamiento matemático y espacial. Hasta las ratas atraviesan los laberintos a más velocidad y con más acierto tras escuchar Mozart que tras escuchar cualquier otro ruido o música del compositor minimalista Philip Glass.

El año pasado Rauscher dió a conocer que, al menos en el caso de las ratas, parace que una sonata de piano de Mozart estimula la actividad de tres de los genes implicados en la comunicación de señales entre nervios y células del cerebro. Este sonido es la forma más armoniosa de aumentar tus facultades mentales.

Antes de que te pongas a rebuscar entre los CD’s, atento a esta advertencia. No todos los que han buscado el efecto Mozart lo han encontrado. Es más, hasta aquellos que lo descubrieron tienden a pensar que la música mejora el poder mental simplemente porque hace que aquellos que la escuchan se sientan mejor (relajados y estimulados al mismo tiempo) y que cualquier otro estímulo similar puede producir el mismo efecto. De hecho hay otro estudio que sostiene que escuchar una buena historia da unos resultados similares.
10.

Mejora tus habilidades en cosas que ya haces.

La estimulación mental repetitiva está bien siempre que tengas intención de expandir tus habilidades y tus bases de conocimiento. Algunas actividades tales como la jardinería, la costura, jugar a las cartas, leer, pintar o hacer cruzadas tienen su valor, pero fuérzate a aprender nuevas técnicas de jardineria, a coser patrones más complicados, jugar a las cartas contra gente mejor que tú para aprender, leer nuevos autores que escriban sobre nuevos temas, aprender a pintar con una nueva técnica o esforzarte con cruzadas más complicadas. Forzando a tu cerebro a alcanzar niveles superiores lo ayudarás a mantenerse sano.
11.

Se un pensador, no un bebedor.

La idea de que el alcohol mata células cerebrales es bastante vieja, pero la realidad es un poco más complicada. De hecho, hay un estudio realizado entre 3500 hombres japoneses que bebían moderadamente (una bebida al día) tenían mejores capacidades cognitivas al envejecer que aquellos que no bebían nada. Desgraciadamente eso es válido solo para esa cantidad “moderada”, cualquier cosa por encima de eso hace que tu memoria y tu capacidad de reacción bajen drásticamente. Ese mismo estudio nos dice que aquellos que tomaban más de 4 bebidas diarias obtuvieron los peores resultados.

La tan habitual práctica del “colocón de fin de semana” es igualmente dañina, pese a que se practique un par de días a la semana. Un estudio relaizado en ratas nos descubre que aquellos que consumen grandes cantidades de alcohol tienen menos células cerebrales nuevas en la región del hipocampo justo tras la borrachera, y apenas ninguna un mes después. Esto sugiere que el alcohol no solo daña el cerebro de las ratas, sino que además impide que después se repare (en términos humanos digamos que no esperes aprobar el examen de Mensa precisamente con buena nota).
12.

Juega.

Dedica tiempo a jugar. Tómate tu tiempo para ello. Juega a las cartas. Juega a videojuegos. Juega a juegos de mesa. Juega a las sillas. Juega a las batallitas. Da igual a qué jugues, ¡juega y punto! Es bueno para tu espíritu y bueno para tu cerebro. Da la oportunidad al cerebro de ser estratégico y eso lo mantiene en marcha.
13.

Duérmete en los laureles.

Echar un vistazo a información importante y después echarte a dormir hace que la capacidad de retención aumente de un 20 a un 30%. Puedes dejar en la mesita de noche aquello que quieres recordar para tenerlo a mano, si es que no te impide dormir. Si no puedes dormir porque no dejas de dar vueltas a alguna cosa, escríbelo varias veces, de esa forma lo “sacas” de tu mente y podrás dormir (ya sabes, papel y lápiz siempre a mano).
14.

Concentración.

La concentración puede incrementar tu capacidad mental. Obvio, supongo, aunque aquello que te quita la concentración no siempre lo es. Aprende a darte cuenta de cuando te distraes. A veces es algo subconsciente. A lo mejor es tan simple como tener que hacer una llamada por la tarde sin olvidarte y eso te mantiene distraído toda la mañana, impidiendo que pienses con claridad, aunque no te des cuenta de ello.

Acostúmbrate a pararte a preguntarte “¿En qué estuve pensando?”. Identifícalo y plántale cara. En el ejemplo que he dado arriba, si no vas a poder hacer la llamada, déjalo para el día siguiente, de modo que tu mente se quede a gusto con ello. Eso hace que estés mucho más relajado al haberlo admitido y podrás pensar con más claridad. Usa esta técnica desde ya mismo.
15.

Haz el amor, hazlo por tu cerebro.

En una serie de estudios realizados por el Doctor Winnifred B. Cutler y sus colegas de la Universidad de Pennsylvania y más tarde en la Universidad de Stanford, se descubrió que el contacto sexual tiene un importante impacto en el bienestar emocional y físico de las mujeres. El contacto sexual con su pareja al menos una vez a la semana las hace más fértiles y les ayuda a tener un ciclo menstrual más regular, menstruaciones más cortas, una menopausia más tardía, mayor cantidad de estrógenos y un envejecimiento más ralentizado.

Varios estudios cerebrales realizados en UCLA han demostrado que la reducción de los niveles de estrógenos está asociada al decrecimiento de la actividad cerebral y a los fallos de memoria. El aumento de los niveles de estrógenos en las mujeres por mediación del sexo mejora su actividad cerebral y su memoria.

En el estudio del Doctor Cutler se demuestra que llegar al orgasmo no influye, siempre que el sexo fuera con otra persona. Los lazos íntimos y emocionales tienen posibilidades de ser los factores que influyen en los aspectos positivos del sexo. Como psiquiatra me he encontrado a muchas personas que utilizan el sexo como medio para expresar dolor, enfado o desaprobación. El estudio del Doctor Cutler sugiere que esto es por auto-defensa. Cuanto más te contengas, peor para ti. Hacer el amor apropiadamente es la fuente de la juventud de tu cerebro.
16.

Juega con pasión.

Si no te sientes realizado no podrás hacer grandes cosas. Cuando la gente crece mediante el aprendizaje y la creatividad, se sienten mucho más realizados y dan un 127% más de si mismos en el trabajo. Disfruta de ti mismo y disfruta del mundo. Recuerda todas esas cosas que te encantaban hacer cuando eras niño y aplica la esencia de esas cosas al trabajo. Es la clave de tu genialidad, de tus talentos naturales y dones. Da Vinci, Edison, Einsteins y Picasso eran grandes amantes del juego y la exploración.
17.

Ciclos de conciencia.

Tu conciencia aparece y se desvanece a lo largo del día. Para la gran mayoría parece ser que son ciclos de 90 minutos, con 30 minutos de baja conciencia. Procura observarte para descubrir en qué momentos estás en esos ciclos. Si aprendes a reconocer y controlar tu estado mental, podrás dedicar los momentos de más lucidad a las cosas más importantes. En cambio para aplicar la creatividad a un problema haz lo contrario, dedícate a ello en los momentos en los que tu mente está menos lúcida.
18.

Aprende a hacer algo nuevo.

Esto puede parecer bastante obvio. Sí, cuando nos esforzamos en aprender cosas nuevas nuestro cerebro despliega todo su potencial. Puede que haya algún tema en el trabajo o en tus aficiones sobre lo que quieras aprender más. Estupendo.

Adelante, aprende sobre el tema. Si no se te ocurre nada ahora mismo intenta por ejemplo aprender vocabulario nuevo todos los días. Hay una importante correlación entre el vocabulario y la inteligencia. Cuanto más vocabulario tenemos, más formas de resolver los problemas encuentra nuestra mente al asociar mejor las ideas. Esfuérzate por aprender. Es una de las mejores formas de mantener el cerebro lleno de energía.
19.

Escribe para que te lean.

Soy fan de escribir en un blog para capturar ideas y pensamientos. Por supuesto, escribir para uno mismo también tiene su valor. Yo he descubierto que mi cerebro se estimula mucho al escribir para que me lean. El mayor beneficio de escribir es que expande tu capacidad cerebral. Encuentra nuevas formas de escribir para que te lean, ya sea escribiendo algo a tus amigos, o empezando un blog, lo que sea, pero hazlo.
20.

Prueba la Aromaterapia para reactivar tu cerebro.

Un día, según me estaba quedando dormido escuchando una de esas contribuciones interminables en una conferencia, de repente se me activó el cerebro de golpe al notar el olor a limón de la colonia de alguno de los presentes. Inmediatamente me puse alerta y me resultó mucho más sencillo presta atencion al orador. He descubierto que la aromaterapia es realmente útil y desde entonces la uso para revitalizarme o relajarme.

Como revitalizantes incluyo a la menta, el pino o el limón. Como relajantes el incienso, el geranio o las rosas. Unas gotas de aceites de esencia en un difusor en el baño hacen maravillas. También puedes probar a poner un poco en un trozo de algodón e inhalar. Un consejo para tu puesto de trabajo: asegúrate de que no hay nadie alérgico a ellos cuando los vayas a usar.
21.

Drogas que aumentan tu capacidad cerebral.

El café y otras bebidas con cafeína ayudan considerablemente a los estudiantes a conseguir mejores resultados en los exámenes. Como la cafeína constriñe los vasos sanguíneos del cerebro, los efectos a largo plazo sobre tus capacidades mentales no están muy claros. Por eso es mejor que pruebes con gingsen o té de hierbas. El Gingseng ha demostrado su capacidad de mejorar el riego sanguíneo y la concentración.
22.

Crea una red de confianza mental.

Rodéate de gente que te inspire confianza en una amplia variedad de campos de modo que te animen a estimular tu creatividad. Lee revistas sobre temas variados. Haz conexiones entre la gente, lugares y hechos para descubrir nuevas oportunidades y para encontrar soluciones a tus problemas.

Recuerda que no importa qué edad tengas o a qué te dediques: tu cerebro necesita desafíos constantes para alcanzar sus límites de rendimiento. Ya sea resolviendo puzzles de lógica, memorizando frases de Shakespeare o aprendiendo a hacer algo nuevo, pero mantén ocupado el cerebro, de lo contrario acabará más oxidado que un coche en un vertedero.

fuente:http://sigt.net/archivo/22-formas-de-overclockear-el-cerebro.xhtml
por.por Kazka

La Personalidad Obsesiva y sus relaciones de pareja


La Personalidad Obsesiva y sus relaciones de pareja

Decimos que el hombre es un animal de costumbres y decimos esto porque la tendencia más general es la de dejar las cosas como están; esto es debido a que las modificaciones de cualquier clase, tienen como consecuencia que el individuo se altere, se intranquilice, se sorprenda o incluso que le perturbe su estatus o modo de vida. Vamos así a parar al hecho de que, por ejemplo, el ser humano tiende a mantenerse firme en sus opiniones, actitudes, experiencias y hábitos, pudiendo llegar a afirmar aquello de que "más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer". Pero, aferrándose de tal manera a los hechos conocidos o habituales, resulta inevitable que a la hora de abordar cualquier novedad, ésta se vea mediatizada por prejuicios que, sin duda, entorpecen la correcta percepción de la misma, viéndose, efectivamente y confirmando su teoría, como algo negativo, dañino o, cuando menos, inútil. Y de esto, y sin el más mínimo esfuerzo, se pasa a continuación a lo que entendemos como personalidad obsesiva, en la cual, la nota predominante es su necesidad de seguridad y estrechamente relacionado, encontramos la prudencia, la previsión, la planificación de metas seguras, etc. Además, el problema de una personalidad obsesiva puede definirse como una cuestión de ansiedad frente a los riesgos, a los imprevistos y a las contingencias transitorias de la vida.

Una persona obsesiva lleva muy mal el hecho de que no existan principios absolutos e inamovibles; que no se puedan fijar y canalizar los actos; se ilusiona con la posibilidad de encasillarlo todo en algún sistema, a fin de poder dominarlo sin fallos, y de desarrollarlo con absoluta perfección. Estas personas tienen un miedo constante a que todo se vuelva inseguro, con el riesgo de convertirse en caótico si se muestran un poco más flexibles o si actúan de modo espontáneo, sin control consciente. Tienen miedo a dar el primer paso y son víctimas fáciles de la vacilación y las dudas. Por esto mismo, en la mayoría de las ocasiones, se dedican a preparar minuciosamente algo que tienen que hacer, pero luego se quedan sólo en esos preparativos, sin conseguir avanzar ni un ápice y, al menor intento de avance, volverán siempre para atrás, con el fin de comprobar si los preparativos son correctos.

Una teoría psicológica afirma que todo lo que se reprime, se acumula, con lo que el receptáculo psicológico se va llenando progresivamente, aumentando poco a poco la presión interior. La personalidad obsesiva necesitaría así, cada vez, más tiempo y energías para mantener ocultas sus represiones, lo que permite fácilmente comprender la estrechez de miras y la intransigencia que conlleva este comportamiento, rayando en el absolutismo. Sólo es consciente de que lo que quiere es hallar el punto justo, con lo que hace imposible la aparición de asociaciones libres que aligeran normalmente el modo de actuar de un individuo.

Y por más diferentes que sean las obsesiones, en todas ellas nos encontramos con una falta absoluta de espontaneidad; así todo resulta previsible, nada se modifica, no se pueden presentar sorpresas y esa persona consigue, por tanto, sentirse segura.

Los individuos que presentan rasgos obsesivos intentan, en todo momento, controlar sus sentimientos que, según ellos, no son dignos de fiar, por ser demasiado subjetivos y cambiantes; la pasión les resulta aún más sospechosa, ya que es totalmente imprevisible e irracional y constituye un signo de debilidad. Como consecuencia de todo esto, dosifican sus afectos y demuestran escasa comprensión con respecto a su pareja. Aunque manifiestan un alto sentido de la responsabilidad y mantienen sus decisiones (de matrimonio, de fidelidad, etc.) una vez que las han tomado. Además, desean que su pareja dependa de ellos por una necesidad de poder; pretendiendo moldearla con arreglo a su propia voluntad y considerándola de su exclusiva propiedad. Antes de contraer vínculo alguno, tienen grandes dudas, pero una vez decidido, ese vínculo ya es para ellos algo totalmente indisoluble. Cuanto más intensos son los rasgos obsesivos, tanto más se tomará el matrimonio como un contrato con derechos y deberes estrictos, se sobrevalora y se convierte en algo firme e indestructible. Mientras todo se mantenga en un marco que ellos consideran razonable, no hay nada que objetar; pero cuando desaparece la relación afectiva como tal, aparece entonces una verdadera lucha en torno a los derechos y a los principios; llegándose, incluso, bajo una apariencia de corrección, a descargar amargos sentimientos de hostilidad y exigencias de poder.

Para los individuos con rasgos obsesivos muy acentuados, lo más importante es que la pareja funcione; en lugar de un sano intercambio de ideas, actitudes y deseos, se imponen las condiciones y los reglamentos; la sexualidad se practica de acuerdo a un horario y a un calendario prefijado y es vista como un deber más, con el que hay que cumplir; además, esas manifestaciones le sirven para demostrar su dominio y su poderío y la pareja se convierte en un simple instrumento de comprobación.

Sin embargo, cuando una persona presenta unos rasgos obsesivos más leves, y por tanto más normales, aunque no es en general un amante apasionado, conviene aclarar, en su favor, que son constantes y dignos de confianza; proporcionan a su pareja un afecto permanente, apoyándola, defendiéndola y protegiéndola sin descanso; son previsores y atentos y sostienen sus relaciones afectivas basándose en el respeto, el cariño y la responsabilidad.



Ana I. Rico Prieto.
fuente:airema psicoterapia

de obsesivos y reglas


Desde el mismo momento en que estamos supeditados a ciertos hábitos de conducta podríamos afirmar que somos víctimas, de alguna manera, de un cierto rasgo obsesivo. Hay algunos ritos que desarrollamos a lo largo de nuestra vida, al levantarnos, al vestirnos, al relacionarnos con los demás, que nos satisfacen, con lo cual de vez en vez tratamos de desarrollarlos más frecuentemente y si no lo conseguimos, digamos que nos frustran o nos descolocan, dejándonos momentáneamente sin saber qué hacer o cómo salir del paso. Ahora bien, aunque eso pueda resultar desagradable, no lo percibimos como torturador y, por tanto, no experimentamos auténticas Obsesiones. Sin embargo, cuando alguien se ve impulsado irremediablemente a realizar esos protocolos con exclusividad, sin posibles modificaciones y aunque en ciertos momentos resulten absurdos, es entonces cuando se puede hablar de Obsesiones y a quienes las desarrollan les definimos como Personalidades Obsesivas.

Una personalidad obsesiva suele estar, pues, muy apegada a instituciones, reglas y principios, ajustándose a ellos de forma absoluta, con lo que evitan la angustia de lo no previsto, la angustia de la inseguridad en los resultados de una conducta. Por eso mismo, pueden caer fácilmente en una crisis en el momento en que sus principios, opiniones, hábitos, etc., chocan con un nuevo conocimiento o avance que contradice o amenaza la orientación seguida hasta ese momento y les obliga a renunciar a sus convicciones.

Suelen ser personas rencorosas por el mero hecho de que la contradicción pone en peligro su propia seguridad y estabilidad y ese peligro es una ofensa que debe ser paga descoda por quien la realiza. Esto, asimismo, les hace ser desconfiados, tanto porque les asusta lonocido, como porque lo que cambia no puede ser fiable al no ser duradero. En el ámbito laboral, prefieren los trabajos en los que se exige solidez, precisión, responsabilidad, constancia, perfección y paciencia. Casi siempre llegan a adquirir notables conocimientos dentro de su especialidad, son dignos de crédito y trabajan con regularidad; pero si se les pretende sacar de esa especialidad, se muestran tan perdidos que pueden entrar en crisis. La improvisación es su mayor enemiga.

Es así fácilmente comprensible que los rasgos obsesivos se acentúen en la vejez, cuando el hombre se esfuerza por conservar y custodiar lo que posee y busca detener la marcha del tiempo. No quieren ceder su puesto, aunque sean ya demasiado mayores para desempeñarlo bien. Les gusta considerarse insustituibles.

Si nos fijamos en el desarrollo de la vida de una persona obsesiva, con frecuencia encontramos una infancia en la que se castigaron o se reprimieron demasiado pronto y de forma rígida los impulsos normales, tanto agresivos como afectivos, así como los actos espontáneos. Una postura intransigente en el entorno del niño le hace vivir como peligrosa cualquier desviación respecto de la norma impuesta y esta desviación se vive como peligrosa porque lleva consigo reproches, amenazas, pérdida de cariño y castigos. A fuerza de obtener estos resultados tan negativos, el niño se va convirtiendo en una persona prudente y controlada, aunque también se va manifestando cada vez como más inseguro y cohibido. Todo esto, a medida que pasa el tiempo, se transforma en su segunda naturaleza y esas actitudes controladas pasan a ser automáticas. Las dudas van ganando terreno y se convierten en una obsesión. Consideran que deben estar absolutamente en lo cierto, de lo contrario pueden ser castigados; y si no encuentran la solución exacta, se ven asediados por la angustia. Esto consolida también su tendencia al perfeccionismo.

Pero hay otro rasgo, asimismo, muy característico de las personalidades obsesivas: Con el fin de conseguir la mayor seguridad posible, se convierten en individuos muy dependientes de lo que dicen los demás, de lo que se debe decir y hacer en todo momento; es decir, se vuelven esclavos de los convencionalismos. En este orden de cosas, debemos tener presente algo que puede degenerar también en un comportamiento obsesivo: la sociedad, normalmente, exige y recompensa el orden, la limpieza, la dependencia y la constancia y ya hemos visto que son, precisamente, estas cualidades, aunque aumentadas desproporcionadamente, las que tipifican lo que denominamos como trastornos obsesivos.

Si resumimos ahora todo lo expuesto, tenemos que una Obsesión es un pensamiento repetitivo que el individuo no puede apartar de su mente, incluso aunque le provoque dolor y angustia. Y si la obsesión la situamos a nivel mental, a nivel conductual encontramos las llamadas Compulsiones, entendiendo por ello un acto o una serie de actos que la persona se siente obligada a hacer, aunque no tengan sentido. Muchas compulsiones aparecen con forma de rituales, que se convierten en condición previa antes de desarrollar una acción o que se ejecutan, incluso, como una ceremonia supersticiosa, sin la cual el individuo no sería capaz de seguir funcionando.

Esto conlleva serias molestias para las personas que rodean al individuo obsesivo, ya que ellas mismas ven limitada su personalidad si no quieren herir susceptibilidades y pretenden mantener el ambiente lo más tranquilo posible. En estas circunstancias, sería útil tratar de poner los medios adecuados para que el sujeto obsesivo se vaya liberando de su peculiar forma de ver y entender la vida o, cuando menos, hacerla más llevadera tanto para él como para los que están a su lado.



Ana I. Rico Prieto.
fuente: airema psicoterapia

Esa obsesión, nada sana, por la salud




"Es un aprensivo", decimos algunas veces para referirnos a alguien que está todo el tiempo pendiente de su ritmo cardíaco, de su temperatura corporal, de la aparición o no de manchas en su piel. Constituyen esa clase de personas tan preocupadas por su salud que es esa misma obsesión por no estar mal, la que los lleva a ponerse mal. Porque se puede observar cómo, paradójicamente, su salud es más vulnerable que la del resto de los individuos. Todo esto nos lleva a una cuestión que ya ha sido esbozada en otros artículos, pero aún así, cualquier cosa que se diga al respecto parece quedarse coja; estoy aludiendo al Poder de la Mente. Ese mecanismo sorprendente que, por mucho que se investigue, no deja que nos acerquemos, ni remotamente, al total de sus posibilidades.

Pero volviendo al principio, muy cerca de nosotros, incluso puede que nosotros mismos, porque es algo más común de lo que parece, podemos encontrarnos con personas que centran toda su actividad en la consecución de la buena salud o, dicho con más propiedad, en eliminar cualquier posibilidad de sufrir una enfermedad. Se trata de seres humanos que se levantan cada mañana buscando esa pastilla que les permitirá superar el día sin que un sobresalto les altere sus biorritmos; que, a continuación, cuentan sus pulsaciones para comprobar que todo está en orden; que vigilan estrechamente sus comidas, para evitar la ingestión de algo que pueda dañar su estómago... en resumen, que mantienen obsesivamente unas pautas de conducta destinadas, como si de un ritual sagrado se tratara, a preservar su cuerpo de cualquier cosa que le pueda perjudicar. Y así pueden llegar, incluso, a evitar casi el respirar con tal de impedirles la entrada en su organismo a los pequeñísimos microbios que inundan el aire.

Puede que visto así parezca un poco exagerado, sin embargo y lamentablemente no lo es. Y digo lamentablemente porque las consecuencias de esta actitud no las padece en exclusiva el individuo afectado por esta Obsesión, sino que, con ella, trae de cabeza a todos los que le rodean ya que, ante la más mínima alteración, por ejemplo, en los latidos de su corazón, pone en pie de guerra a sus conocidos para que le lleven al hospital, en la creencia de estar al comienzo de un infarto.

Lógicamente, este comportamiento obsesivo conlleva un desgaste, ya no sólo mental, sino también físico. Su explicación parece estar en el hecho de que el cerebro se ve tan bombardeado con preocupaciones, sensaciones negativas, etc., que llega un momento en que necesita dar la alarma y lo hace poniendo en marcha una serie de procesos que desencadenan una dolencia física real. Aquí se cierra el círculo, porque el Aprensivo comprueba cómo, desgraciadamente, él tenía razón al decir que se encontraba mal y al esforzarse tanto por remediar esa situación que, como luego se ha podido comprobar, la padecía realmente.

O, en otro orden de cosas, ¿por qué una persona temerosa de sufrir un accidente de circulación es más propensa a darse un golpe con el coche, que otra que no piensa tanto en ese tema? La respuesta es muy simple: Esa cuestión le angustia realmente y su obsesión le lleva a ponerse al volante de su automóvil con auténtico pánico. Ahora bien, cuando se es víctima del pánico, parece como si la mente se embotara, como si no se pudiera pensar; esto disminuye la capacidad de reacción, los reflejos se paralizan y basta una simple casualidad, ocurrida en el arcén de la carretera y percibida apenas con el rabillo del ojo, para que se produzca el temido accidente. En todas estas obsesiones, lo que subyace, pues, es la angustia ante las hipotéticas consecuencias, el miedo a sufrir un daño físico y la certeza de que el mal pende sobre nuestras cabezas como la Espada de Damocles.

El miedo, cualquiera que sea su procedencia y cualquiera que sea su manifestación, hace que el individuo se convierta en un ser vulnerable. Se suele definir el Miedo como un sentimiento vital de amenaza; es la vivencia de que algo puede hacer daño y tanto mayor es, cuando mayor es esa amenaza. El problema surge cuando no se produce la mencionada amenaza y, sin embargo, se vive esa misma sensación de miedo. Y es aquí donde entra en juego el componente obsesivo de la situación.

A mi Gabinete de Psicoterapia han venido, en ocasiones, personas aquejadas de sensaciones físicas negativas, sin una base real que las explicara. En todas ellas, se presentaba el mismo elemento obsesivo que convertía un hipotético mal en una sensación auténtica y, en todas ellas, sin necesidad de ahondar demasiado en el problema, se producía un miedo, casi patológico, a experimentar determinados síntomas o a ser víctima de enfermedades concretas. Así era cómo ese mismo miedo les hacía estar absolutamente pendientes de su salud y tan desmedida atención se convertía en un auténtico ritual de exploraciones y actividades preventivas que pasaban a convertirse en algo vital; llegaba así un momento en que, si por cualquier circunstancia, no se había podido desarrollar ese protocolo, la persona en cuestión empezaba a temer que su descuido ocasionara la aparición del mal y se obsesionaba con esa presencia, hasta el punto de comenzar a experimentar la sintomatología inherente a la misma.

Sería saludable no llegar a desencadenar semejantes procesos obsesivos, pero si ya se han establecido, seamos conscientes de ello para atajarlo convenientemente antes de que el cerebro haga de las suyas y nos sumerja en la temida patología.



Ana I. Rico Prieto.

fuente: airema psicoterapia