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fuente:CRISTINA DE MARTOS
El saber sí ocupa lugar

* El hipocampo debe resetear la información que contiene para poder almacenar más
* Hacer ejercicio físico favorece el 'vaciado' de recuerdos en esta estructura
* El constante recambio de neuronas en esta área está detrás de este fenómeno



para que se formen nuevos recuerdos, es preciso borrar los antiguos. No significa que para aprender a conducir haya que olvidar la tabla del dos, porque este fenómeno no es generalizado. Sólo ocurre en una pequeña estructura del cerebro, dónde el continuo recambio de neuronas es esencial para que las viejas memorias desaparezcan y dejen sitio a las nuevas.

En los primeros compases de la formación de ciertos recuerdos es crucial la función del hipocampo, una estructura del cerebro situada en el lóbulo temporal que interviene en los procesos de aprendizaje y memoria. Cuando, al poco tiempo de adquirir un miedo lo evocamos, su recuperación depende de la actividad de esta área del sistema nervioso central. Pero, con el paso del tiempo, su activación se reduce sin que, por el contrario, dicho miedo desaparezca.

¿Qué ha sucedido entonces con ese recuerdo? Numerosos estudios indican que nuestro cerebro desplaza la memoria de unos compartimentos a otros, y acaba almacenada en estructuras superiores como el neocórtex. Este reseteo de la información del hipocampo tiene lugar "para preservar su capacidad de aprendizaje", explica un trabajo publicado en la revista 'Cell'.

Junto a este fenómeno del decaimiento de la actividad hipocampal durante la recuperación de recuerdos, los científicos han constatado otro sorprendente hallazgo: la continua regeneración neuronal en esta estructura. Esta neurogénesis se ha relacionado con procesos antidepresivos, algunas enfermedades del sistema nervioso central, el aprendizaje y la memoria. Tal vez, se aventuraron los autores del citado trabajo, también fuera responsable de mantener el hipocampo como una hoja en blanco.

Cada nueva neurona, para ser funcional, debe establecer conexiones con los circuitos que la rodean. Esta integración constante de células nerviosas en las redes hipocampales "podría alterar la información preexistente en ellas", señala el estudio, lo que explicaría por qué los recuerdos desaparecen de esta área.
Correr para aprender

Los investigadores, procedentes de la Universidad de Toyama (Japón), diseñaron dos experimentos. Trabajando con ratas cuya capacidad de neurogénesis había sido drásticamente limitada –bien mediante radiación bien genéticamente- comprobaron que la activación del hipocampo al evocar un determinado recuerdo se mantenía en el tiempo sin que parecieran debilitarse los circuitos que lo contenían.

Al inhibir la formación de nuevas neuronas, el periodo en el que las memorias permanecen en el hipocampo se prolongó. Hecho que sugiere cierta conexión entre ambos fenómenos.

Después, sometieron a otro grupo de ratas a una rutina que estimula la neurogénesis: el ejercicio físico. Tras dos semanas corriendo en una rueda, "la proliferación celular en el hipocampo aumentó marcadamente", explica el estudio. Al contrario de lo observado antes, el debilitamiento de la actividad del hipocampo se había acelerado en estos roedores sin que, por ese motivo, hubieran desaparecido los recuerdos.

Estos datos sugieren "la existencia de un mecanismo que coordina la pérdida de memoria en el hipocampo y su traslado a otras estructuras", señalan los autores. En ese trasvase de información, la neurogénesis del hipocampo desempeñaría un papel central, al desplazar a las viejas neuronas y alterar los circuitos nerviosos.

"El aumento de la neurogénesis causado por el ejercicio aceleraría la pérdida de memoria en el hipocampo y, al mismo tiempo, facilitaría su transferencia al neocórtex", ha explicado Kaoru Inokuchi, quien ha dirigido el estudio. "La capacidad de almacenamiento de recuerdos del hipocampo es limitada, pero el ejercicio puede incrementar [de este modo] la capacidad [total del cerebro]", añade.

APROXIMACIÓN PSICOBIOLÓGICA AL TRASTORNO OBSESIVO-COMPULSIVO


.
Marisa Arnedo1, Lola Roldán y José Manuel Morell2
Universidad de Granada
Resumen
El trastorno obsesivo-compulsivo representa en la actualidad un tema central
dentro de la psicopatología. Investigaciones recientes sugieren la participación de
variables genéticas, bioquímicas y neuroanatómicas en el origen del problema. En
este artículo se revisan las principales aportaciones psicobiológicas que se han realizado
dentro de este tema, con especial incidencia en la relación que se ha establecido
entre el trastorno obsesivo-compulsivo y alteraciones en el sistema
frontobasal.
PALABRAS CLAVE: Trastorno obsesivo-compulsivo, sistema frontobasal.
.
«Debo reconocer que todavía no he conseguido desentrañar
sin residuo alguno la complicada estructura de un caso grave
de neurosis obsesiva...Los fragmentos de conocimientos, trabajosamente
extraídos, que aquí ofrecemos, podrían parecer
poco satisfactorios, pero la labor de otros investigadores se enlazará
a ellos, y el esfuerzo común podrá conseguir aquello que
para uno solo es demasiado arduo»
(Freud, S. Obras Completas, pp. 1441)
308 Marisa Arnedo, Lola Roldán y José Manuel Morell
María es una licenciada universitaria de 28 años. A pesar del tiempo transcurrido,
todavía acude a la consulta con cierta inquietud porque no quiere recordar
aquellos días, hace ahora cuatro años, en que se entregaba desde la mañana a la
noche a una extraña y urgente necesidad de lavar y limpiar todo lo que le rodeaba.
Teme que puedan volver aquellas ideas absurdas que le impulsaban, a pesar de su
resistencia, a organizar auténticos rituales de lavado: «tres veces una mano, dos la
contraria...», y esto sólo para empezar. Luego, tras cambiar la secuencia, presionaba
con fuerza su piel con detergentes cáusticos. María repetía esta ceremonia muchas
veces al día, aunque siempre procuraba aislarse y ocultarse incluso de sus familiares
más próximos.
Al final sólo obtenía un alivio momentáneo de su tensión, y no pasaba mucho
tiempo antes de que se viera embargada por intensos sentimientos de incompetencia
y tristeza, y, peor aún, por creencias de «estar volviéndose loca»... Como alternativa,
aprendió a evitar situaciones y objetos que pudieran precipitar el inicio de un
nuevo ritual.
María presenta un cuadro psicopatológico típico denominado Trastorno Obsesivo
Compulsivo.
Características del trastorno obsesivo compulsivo
Las obsesiones se definen como pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes
y persistentes que causan estados de ansiedad y malestar de una intensidad considerable
(Tallis, 1995). Es importante matizar que no se trata de simples preocupaciones
insistentes, generadoras también de malestar, que suelen guardar relación
con acontecimientos de la vida diaria del individuo y cuyo contenido puede cambiar
de un día para otro. Por el contrario, el contenido de las obsesiones tiene un carácter
más estable, aunque varíe entre individuos, y siempre surge en la mente del
paciente de manera reiterativa una y otra vez (Foa y Wilson, 1992).
La aparición de pensamientos obsesivos, fuente importante de ansiedad o malestar,
impele al individuo a una urgente necesidad de ignorarlos, suprimirlos, o bien,
neutralizarlos mediante otros pensamientos o actos. Y así surgen las compulsiones
(Botella y Robert, 1995).
El componente compulsivo del Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) incluye
comportamientos o actos mentales (estos últimos serían considerados también como
obsesiones en el CIE-10), que aparecen recurrentemente y que, en general, son
patrones fijos y estereotipados, elaborados de manera idiosincrásica por el paciente.
Estos se pueden manifestar como conductas abiertas (lavarse las manos) o encubiertas
(contar). En la mayoría de los casos el individuo se ve abocado o impulsado
a la necesidad urgente de ritualizar para reducir el malestar que lleva asociado una
obsesión. Aunque no siempre consiga su objetivo, la no realización del ritual le supondría
un malestar incluso mayor (George, 1991).
El acto compulsivo puede también cumplir una función preventiva en tanto que
protege de potenciales situaciones temidas. En este sentido, aunque lo más frecuente
es que el comportamiento ritualista surja como consecuencia de una obsesión, se
pueden encontrar actos compulsivos sin pensamientos obsesivos, cumpliendo en
Aproximación psicobiológica al trastorno obsesivo-compulsivo 309
estos casos una función más de evitación que de escape del contenido obsesivo.
Asimismo, existen obsesiones que no se asocian a compulsiones y que, en general,
suelen ser bastante resistentes al tratamiento (Labrador, Cruzado y Muñoz, 1995;
Zohar e Insel, 1987).
En cualquier caso, el miedo, la aversión y la vergüenza que experimenta el paciente
como consecuencia de sus obsesiones y rituales, le impulsan a aprender un
repertorio, cada vez más amplio, de conductas de evitación que le permitan protegerse
de las situaciones que teme. La no exposición a dichas situaciones se convierte
así en una forma, aunque transitoria, de reducir la ansiedad y los sentimientos de
culpa (Turner y Beidel, 1994).
Criterios diagnósticos del trastorno obsesivo compulsivo
Aunque históricamente se viene considerando al TOC como una patología a medio
camino entre la neurosis y la psicosis, en las últimas ediciones de los Manuales de
Clasificación de los Trastornos Mentales (CIE-10 y DSM-IV) se le ubica dentro de los
denominados Trastornos de Ansiedad, un criterio que no todos los investigadores
comparten (Montgomery, 1993; Jakes, 1994).
Uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta en la evaluación del
TOC es la determinación del grado de certidumbre que el paciente otorga a sus
obsesiones y compulsiones, hasta el punto de calificarlas a veces de absurdas e
irracionales (Botella y Robert, 1995). No obstante, la obsesión en estos casos se
caracteriza por presentar cierta cualidad egodistónica, ya que, aunque, en general,
el individuo llega a asumir que las ideas que aparecen son fruto de sus elaboraciones
mentales, no puede evitar mostrar cierta perplejidad ante el contenido de sus pensamientos,
como si no los reconociera en consonancia con su sistema de creencias.
La resistencia que el individuo opone para aceptar y asumir como propias las
obsesiones se ha venido considerando como característica esencial que diferencia al
TOC de las simples preocupaciones persistentes, por una parte, y de las ideas delirantes,
por otra (Botella y Robert, 1995). Este criterio de resistencia, que obviamente
no se aplica al diagnóstico de TOC en población infantil, está siendo también
cuestionado en la actualidad en el adulto, ya que no se encuentra en todos los casos
y, aunque pueda surgir en fases iniciales del trastono, parece ir desapareciendo gradualmente
durante su evolución (Tallis, 1995).
Epidemiología del trastorno obsesivo-compulsivo
El TOC es un trastorno crónico, de inicio gradual, grave y relativamente frecuente.
Se estima una prevalencia de más de 2.5% en Estados Unidos y de, aproximadamente,
2 % en Europa (Freeman, 1992; Olivier, 1992; Tallis, 1995). Estos índices de
prevalencia suelen ser constantes en los diferentes países en donde se han estudiado,
con independencia de la cultura o la localización geográfica, y son mayores que
los estimados para otras psicopatologías, como, por ejemplo, la esquizofrenia, los
ataques de pánico o la anorexia nerviosa (Kolada, Bland y Newman, 1994; Zohar,
Zohar-Kadouch y Kindler, 1992).
310 Marisa Arnedo, Lola Roldán y José Manuel Morell
Aunque habitualmente su inicio suele situarse en la adolescencia, sobre todo en
varones, y algo más tarde (alrededor de los 26-35 años) en mujeres, no es infrecuente
su aparición en población infantil (Freeman, 1992; Jenike, 1989). Resulta
sorprendente comprobar las enormes similitudes que guarda el modo de presentación
del TOC en todos los grupos de edad.
Con respecto al contenido de las obsesiones, las ideas de contaminación son
los temas más frecuentes. También suelen aparecer constantes dudas patológicas,
necesidades exageradas de simetría, preocupaciones somáticas e impulsos agresivos
y/o sexuales (Botella y Robert, 1995) (Tabla 1).
En cuanto a las compulsiones, la comprobación es el comportamiento que se
observa con mayor frecuencia, seguido de los rituales de aseo, necesidades imperiosas
de contar, preguntar o confesar, y tendencia al acaparamiento (Freeman, 1992)
(Tabla 1).
Suele ser frecuente encontrar en un mismo paciente distintos tipos de obsesiones
y compulsiones asociadas.
Tabla 1.
Frecuencia de síntomas obsesivo-compulsivos en una muestra de 250 sujetos (Freeman, 1992)
OBSESIONES % COMPULSIONES %
Contaminación 45 Comprobación 63
Dudas patológicas 42 Aseo 50
Somatizaciones 36 Contar 6
Necesidad de simetría 31 Preguntar o confesar 31
Impulsos agresivos 28 Simetría 28
Impulsos sexuales 26 Acaparamiento 18
Otras 13 Compulsiones múltiples 48
Obsesiones múltiples 60
Trastornos obsesivo compulsivo y patologías relacionadas
El TOC es un trastorno incapacitante, que llega a interferir significativamente
con el desarrollo de la vida laboral, social y personal del paciente. El individuo con
TOC sufre mucho a causa de su patología, pero es un gran simulador y oculta su
problemática incluso a los familiares más próximos (Jenike, 1989). Suele limitar sus
rituales compulsivos a momentos de intimidad y restringe al máximo las situaciones,
principalmente sociales, que pudieran poner al descubierto su sintomatología.
La tendencia del individuo con TOC a ocultarse de su entorno, junto con su reticencia
a solicitar ayuda externa, hace que en muchos casos no se recurra a la
consulta profesional hasta que no surgen complicaciones adicionales (dermatitis,
migrañas, depresiones...) y para entonces el TOC ya puede estar bien instaurado.
Entre las psicopatologías con las que el TOC más se ha relacionado está la depresión:
Aproximación psicobiológica al trastorno obsesivo-compulsivo 311
Juan es un chico que camina siguiendo una imaginaria línea recta. Tiene que
realizar sus desplazamientos laterales formando un perfecto ángulo recto. No están
permitidas las curvas. Gira sobre sí mismo un número preciso de veces antes de
entrar en la consulta, y necesita sentarse en sillas determinadas —hasta en cuatro
diferentes— antes de pasar al despacho. Su voz ha de ser bien timbrada y el contenido
de su discurso correctamente expresado. De ahí que pregunte insistentemente
«¿Me he expresado en el castellano más correcto?». Con frecuencia necesita repetirse
en su interior «1-verde limón, 2-rojo corazón, 3 naranja...».
No obstante, su preocupación actual no es tanto por el contenido de sus pensamientos
como por el hecho de constatar que sus rituales ya no tienen tan buena
calidad como al principio. A veces, cuando se le pregunta, reconoce que todo lo
que piensa y lo que hace es absurdo, pero otras veces no parece tenerlo tan claro.
Cuanto más considera lo irracional de su comportamiento más sentimientos de tristeza
le embargan. Incluso ha habido épocas en las que ha estado muy deprimido...
Si bien durante mucho tiempo se ha considerado la coexistencia de depresión y
TOC como posible evidencia de que comparten un sustrato bioquímico común (a
través de la serotonina), estudios recientes indican que los síntomas depresivos pueden
surgir como consecuencia de la desestructuración personal y social que provoca
el TOC y, en estos casos, como ocurre en otras patologías, pasarían a considerarse
secundarios a la presencia del trastorno (Rasmussen y Eisen, 1992). Aún así, investigaciones
actuales estiman en, aproximadamente, un 33% los pacientes con TOC
que no manifiestan nunca depresión en el transcurso de su vida. En todo caso, cuando
la depresión aparece, se puede observar un empeoramiento en las obsesiones, que
no consiguen mejorar hasta que el estado depresivo se ha resuelto (Ricciardi y McNally,
1995).
Existen, sin embargo, otras patologías en donde la relación con el TOC sí podría
tener un origen más primario. Así, por ejemplo, se ha detectado una alta incidencia
de tics en los pacientes con TOC (Rapoport y Leonard, 1993). Algunos pueden presentar
el Síndrome de la Tourette (Cohen, Riddle y Leckman, 1992), y, en muchos
casos, el TOC coexiste con otros trastornos de ansiedad (agorafobia, ataques de
pánico, tricotilomanía...) (Freeman, 1992; George, 1991; Jenike, 1989; Rasmussen
y Eisen, 1992; Swedo, 1993; Tallis, 1995). Se hipotetiza, incluso, una posible relación
entre TOC y algunas alteraciones del comportamiento nutritivo, como la bulimia
(Turner y Beidel, 1994) o la anorexia nerviosa (Kaye, Weltzin y Hsu, 1993; Yaryura,
Jose y Neziroglu, 1995).
Por último, mencionar que también en el TOC se han descrito características de
personalidad premórbida que incrementarían en algunos individuos la vulnerabilidad
para adquirir esta psicopatología. Entre los rasgos de personalidad que parecen
caracterizar a los pacientes con TOC a lo largo de su vida se citan el perfeccionismo,
la escasa tolerancia a la frustración, la falta de resolución en la toma de decisiones,
la frecuente aparición de sentimientos de culpa y cierta rigidez y obstinación mental
(Tallis, 1995; Turner y Beidel, 1994).
312 Marisa Arnedo, Lola Roldán y José Manuel Morell
Factores biológicos en la etiología del trastorno obsesivo-compulsivo
Los resultados de los estudios que abordan las posibles etiologías del TOC sugieren
la implicación de factores biológicos en el origen del trastorno.
Existen, principalmente, cuatro grupos de datos que apoyarían esta relación:
1. Estudios Genéticos
Diversos estudios han detectado mayor incidencia de síntomas neuróticos y trastornos
de ansiedad en familiares próximos al paciente con TOC (Botella y Robert,
1995; Rapoport, 1989; Tallis, 1995). Asimismo, el índice de concordancia en la aparición
del TOC parece ser más elevado entre gemelos monozigóticos que dizigóticos
(Cryan, Butcher y Webb, 1992).
Aunque aún no se ha podido identificar ningún gen relacionado con el trastorno,
la hipótesis genética ha cobrado especial relevancia en los últimos años, al demostrarse
la coexistencia de TOC y determinadas patologías genéticas, como tics, el
síndrome de la Tourette y coreas como la de Sydenham o la de Huntington (Cohen
et al., 1992; Cummings y Cunningham, 1992; Rapoport, 1991). Más aún, en algunos
casos se ha llegado a considerar a todos estos trastornos como manifestaciones
fenotípicas diferentes de una alteración genética común (Tallis, 1995).
2. Estudios Bioquímicos
El tratamiento farmacológico más eficaz en el TOC es aquel que emplea
inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina, tales como clomipramina,
fluvoxamina y fluoxetina (Hewlett, Vinogradov y Agras, 1992; Lelliott y Monteiro,
1986; McTavish y Benfield, 1990; Piccinelli, Pini, Bellantuono y Wilkinson, 1995;
Rapoport, 1989; Zohar e Insel, 1987; Zohar et al., 1992).
Si bien la efectividad de estos fármacos ha sido repetidamente confirmada, aún
se discute su mecanismo de acción sobre la bioquímica cerebral del paciente con
TOC.
Así, por ejemplo, la hipótesis inicial, formulada por Yargura-Tobías y Bhagava en
1977, atribuía la aparición de los síntomas obsesivos-compulsivos a una reducción
de la serotonina cerebral (Turner y Beidel, 1994). Si éste fuera el caso, los inhibidores
de la recaptación incrementarían la disponibilidad de este neurotransmisor en los
receptores postsinápticos, logrando así una mayor efectividad (Piccinelli et al., 1995;
Zohar e Insel, 1987).
Estudios más recientes cuestionan esta hipótesis, al demostrar que los agonistas
de la serotonina exacerban los síntomas del TOC, un cuadro que sólo se logra invertir
tras la administración de antagonistas. Estos resultados apuntarían más a un incremento
que a un déficit de serotonina en el origen del problema (McTavish y
Benfield, 1990; Tallis, 1995).
Por su parte, el análisis de metabolitos de la serotonina en el líquido
cefalorraquídeo de los individuos con TOC ha resultado poco clarificador, al aportar
resultados a veces contradictorios y difíciles de interpretar (Tallis, 1995).
Aproximación psicobiológica al trastorno obsesivo-compulsivo 313
En cualquier caso, sí parece haber acuerdo entre los distintos investigadores al
considerar poco probable que síntomas tan complejos, como los que aparecen en el
TOC, puedan atribuirse a la acción de un solo transmisor. Antes bien, la explicación
bioquímica del TOC tendrá que considerar, como ocurre en otras patologías, no sólo
la posible interacción entre varios neurotransmisores, sino también los diferentes
mecanismos de acción que un mismo transmisor tiene sobre distintas áreas del sistema
nervioso. En este sentido, estudios recientes han empezado a administrar, en
pacientes resistentes al tratamiento convencional, una combinación de inhibidores
de la recaptación de la serotonina con fármacos que actúan sobre otros
neurotransmisores con los que podría estar relacionada dicho transmisor, como la
dopamina (neurolépticos, IMAOS) o GABA (ansiolíticos). Aunque aún son pocos los
ensayos clínicos de los que se dispone, los datos preliminares muestran mejorías significativas
en las obsesiones tras el tratamiento (Piccinelli et al., 1995; Zohar et al., 1992).
3. Estudios anatómicos: hacia la delimitación de un circuito neuroanatómico implicado
en el Trastorno Obsesivo Compulsivo
Durante los últimos años, se ha venido incrementando el número de estudios
que describen una correlación significativa entre la aparición de síntomas obsesivocompulsivos
y alteraciones en áreas cerebrales concretas, especialmente aquellas que
afectan al sistema fronto-basal. Así, por ejemplo, se ha observado que lesiones en
determinadas regiones del lóbulo frontal o en estructuras de los ganglios basales,
producidas como consecuencia de tumores, traumatismos craneoencefálicos, accidentes
cerebrovasculares, patología infecciosa o epilepsias, pueden precipitar el inicio
de sintomatología obsesiva, o bien, agravar el cuadro si el sujeto ya presenta
rasgos obsesivos subclínicos en fases premórbidas (Baer et al., 1995; Levin y
Duchowny, 1991; Rapoport, 1989).
Asimismo se ha registrado una mayor incidencia de TOC en patologías relacionadas
con procesos degenerativos que afectan al sistema frontobasal, como
parkinsonismo secundario, corea de Huntington o corea de Sydenham (Cummings
y Cunningham, 1992; Eslinger y Damasio, 1985; Laplane et al., 1989).
Estos resultados han impulsado el desarrollo de una importante línea de investigación,
cuyo objetivo es explorar más específicamente la relación entre sintomatología
obsesivo-compulsiva y disfunción cerebral, mediante técnicas de neuroimagen y
empleando como sujetos experimentales pacientes con TOC que no presentan ninguna
patología neurológica asociada.
Aunque las imágenes obtenidas con Tomografía Axial Computadorizada (TAC) y
la Resonancia Magnética (RM) muestran ciertas anomalías en alguna de las estructuras
implicadas en el circuito frontobasal, como, por ejemplo, reducción en el volumen
del nucleo caudado (Rapoport, 1989; Robinson et al., 1995), las alteraciones
más significativas que se observan en pacientes con TOC no afectan tanto a la estructura
como al metabolismo de estas regiones cerebrales. En este sentido, las técnicas
de neuroimagen funcional (Tomografía por emisión de fotón simple (SPECT) y
Tomografía por emisión de positrones (PET)) muestran hipermetabolismo, especialmente
localizado, en la corteza órbitofrontal y en ganglios de la base, que, en muchas
314 Marisa Arnedo, Lola Roldán y José Manuel Morell
ocasiones, se extiende también al cíngulo y a núcleos talámicos (Baxter et al., 1992;
Martinot et al., 1990; Nordhal et al., 1989; Rubin et al., 1992; Swedo et al., 1992).
Este hipermetabolismo en el circuito frontobasal no puede considerarse como
un efecto inespecífico que se produce en el cerebro por la presencia de una patología
crónica, como es el TOC, sino que parece asociarse de manera particular con la
sintomatología obsesivo-compulsiva. En efecto, los resultados de investigaciones
recientes que miden el metabolismo cerebral con técnicas de PET mientras el sujeto
siente el impulso de realizar el ritual (lavarse las manos), muestran un incremento de
la actividad en las regiones cerebrales antes citadas (McGuire, et al., 1994). Más
interesante aún son los resultados que McGuire y colaboradores obtienen al
correlacionar el patrón de actividad cerebral y la intensidad de los síntomas, medida
a través de una escala jerarquizada de elementos contaminantes que provocan en
el individuo un incremento progresivo del deseo de iniciar el ritual. Los datos reflejan
una correlación positiva entre estas dos variables en áreas órbitofrontales, basales
y talámicas, así como en regiones hipocampales del hemisferio izquierdo y en el giro
cingulado posterior. Según los autores, estas dos últimas áreas podrían estar más
relacionadas con la ansiedad que provoca el trastorno, mientras que el circuito frontobasal
y talámico podría ser responsable del trastorno obsesivo-compulsivo en sí.
Por otra parte, estos mismos autores muestran correlaciones negativas entre la
sintomatología obsesiva-compulsiva y la actividad metabólica en áreas témporoparietales,
que están funcionalmente implicadas en el análisis del espacio
extrapersonal. Según McGuire et al. (1994), estos datos podrían ser el resultado de
la atención focalizada y preferente que el individuo con TOC tiene sobre sus demandas
internas, frente a la estimulación del medio externo que, obviamente, va a
resultar menos atendido.
Finalmente, mencionar que la especificidad en la relación entre hipermetabolismo
frontobasal y sintomatología obsesivo-compulsiva puede quedar definitivamente
demostrada en los resultados de las investigaciones que describen la normalización
en el patrón de actividad de estas zonas cerebrales tras la intervención farmacológica
o el tratamiento con terapia cognitivo-conductual. Las anomalías en la actividad
cerebral persisten, sin embargo, en aquellos individuos que no responden a ninguna
intervención (Baxter et al., 1992; Swedo et al., 1992).
4. Estudios Neuropsicológicos
Los resultados de estas investigaciones confirman la presencia de alteraciones en
pruebas que miden la actividad funcional de dos grandes regiones cerebrales: el
sistema frontobasal y las áreas témporo-parietales, especialmente del hemisferio
derecho (Christensen, Kim, Dysken y Hoover, 1992; Flor-Henry, Yeudall, Koles y Howart,
1979; Insel, et al., 1983; Levin y Duchowny, 1991).
Entre las funciones temporales y parietales más afectadas por el TOC se incluyen
memoria visual inmediata, reconocimiento y memoria tactil, orientación de líneas,
percepción espacial y praxias visoperceptivas y visoconstructivas (Tabla 2).
Con respecto a las funciones superiores mediadas por el circuito frontobasal, las
que sufren más deterioro con el TOC son: velocidad de procesamiento, capacidad
Aproximación psicobiológica al trastorno obsesivo-compulsivo 315
de cambio y flexibilidad cognitiva, razonamiento y planificación de nuevas estrategias,
atención, fluencia fonética, denominación y programación y regulación del
movimiento (Abbruzzese, Bellodi, Ferri y Scarone, 1995). Observaciones cualitativas
muestran en estos sujetos un descenso en la actividad espontánea y en la motivación
(Laplane et al., 1989), así como la aparición de frecuentes perseverancias e
intrusiones, falta de iniciativa y desorganización en la búsqueda y planificación de
estrategias para la resolución de problemas (Levin y Duchowny, 1991). (Tabla 3)
Tabla 2.
Pruebas neuropsicológicas que muestran deterioro en áreas témporo-parietales de
pacientes con TOC
ESTUDIO REALIZADO PRUEBAS ALTERADAS
Flor-Henry et al. (1979) Test de Ejecución Táctil
Insel et al. (1983) Test de Ejecución Táctil
Examen Perceptivo (Halstead-Reitan)
Laplane et al.(1989) Copia y Recuerdo de la Figura de Rey
Levin y Duchowny (1991) Test de Retención Visual de Benton
Test de Orientación de Líneas de Benton
Cubos (WAIS)
Rompecabezas (WAIS)
Christensen et al. (1992) Prueba de Memoria Visual de Wechsler
Cubos (WAIS)
Test de Ejecución Táctil
Tabla 3.
Pruebas neuropsicológicas, mediadas por el circuito frontobasal, que muestran deterioro
en pacientes con TOC.
ESTUDIO REALIZADO PRUEBAS ALTERADAS
Flor-Henry et al. (1979) Clave de Números (WAIS)
Prueba de Categorías (Halstead-Reitan)
Prueba de Purdue
Laplane et al. (1989) Dígitos Inversos (WAIS)
Pruebas de Fluencia Fonética
Ejecuciones premotoras
Test de Wisconsin
Levin y Duchowny (1991) Test de Denominación de Boston
Christensen et al. (1992) Test de Wisconsin
Fluencia Fonética
316 Marisa Arnedo, Lola Roldán y José Manuel Morell
Significación funcional del circuito neuroanatómico implicado
en el trastorno obsesivo-compulsivo
De acuerdo con los resultados neuroanatómicos y neuropsicológicos obtenidos
en pacientes con TOC, se han formulado varias teorías que intentan explicar la relación
entre la aparición de síntomas obsesivos-compulsivos y la afectación del circuito
frontobasal.
En este sentido, son bien conocidas las proyecciones anatómicas que llegan al
núcleo caudado procedentes de la corteza órbitofrontal y del cíngulo. El caudado, a
su vez, envía fibras inhibidoras al globo pálido, vía preferente de salida de la información
que se procesa en los ganglios basales. Del globo pálido la información,
principalmente inhibidora, llega al tálamo, que la proyecta de nuevo a la corteza,
cerrando así el circuito (Cummings, 1993). Una anomalía en las estructuras basales
podría originar una desinhibición general, que conduciría a un sistema hiperactivo y
reverberante.
Desde diferentes teorías se intenta explicar el modo en que esta hiperactividad
cerebral podría relacionarse con la aparición de síntomas obsesivo-compulsivos. Algunos
de estos modelos suelen incorporar en sus planteamientos conceptos
neuroetológicos que se adaptan bien a los contenidos de las obsesiones. En este
sentido, se sabe que las ideas obsesivas más frecuentes suelen estar relacionadas
con comportamientos de higiene, agresión, sexualidad o peligro, que algunos autores
consideran como patrones instintivos que se instauran en el cerebro por su alto
valor adaptativo. En cierto modo se les ha equiparado con las conductas de acicalamiento
y lavado («grooming») que se observan en varias especies, y que incluso
se han investigado en modelos animales de TOC porque también tienden a incrementar
su aparición de manera compulsiva en situaciones de ansiedad o miedo
(Olivier, 1992).
La primera teoría acerca de la etiología del TOC que incorpora concepciones
neuroetológicas es la de de Rapoport (1989, 1991). Para esta investigadora las funciones
que desempeñan los ganglios de la base en el cerebro pueden constituir un
hecho clave para explicar el cuadro de obsesión-compulsión. Por una parte, se les
considera estructuras que contienen el repertorio de patrones fijos de acción típicos
de la especie que tienen significado adaptativo de autoprotección y, por otra, constituyen
un sistema de integración de estímulos sensoriales. Según Rapoport, en
condiciones normales, un patrón determinado sólo se desencadenaría ante estímulos
específicos (por ejemplo, el lavado de manos ante la presencia de la suciedad),
y, una vez cumplido su objetivo, señales sensoriales apropiadas (comprobación de
que las manos están limpias) serían también las que provocarían la inhibición de
este comportamiento.
En esta teoría, las áreas corticales controlarían, mediante la estimulación sensorial
adecuada que envían al estriado, el inicio, mantenimiento y, finalmente, la inhibición
de un determinado patrón de comportamiento. Un fallo en el sistema provocaría
que, por una parte, estos patrones se desencadenaran ante cualquier estímulo
que el sujeto advirtiera como peligroso, aunque no fuera el apropiado, y, por
otra, sería más difícil interrumpirlos una vez que se hubieran desencadenado. El
Aproximación psicobiológica al trastorno obsesivo-compulsivo 317
individuo se convierte así en un escéptico que no concede crédito a sus datos sensoriales
ni confía en poder refutar la obsesión por medio de la lógica (Rapoport,
1989).
También para Baxter et al. (1992), la modulación de estos patrones fijos de comportamiento
se llevaría a cabo a través de la intrincada red de conexiones que se
establece entre ganglios basales y área orbital. Una hiperactividad en los ganglios
basales, como la que se produce en el TOC, originaría la aparición de las secuencias
repetitivas que se observan en los rituales compulsivos. Por otra parte, la
hiperfrontalidad, sobre todo de áreas orbitales, podría exacerbar funciones que
normalmente son mediadas por estas zonas cerebrales, provocando algunos de los
síntomas que se observan en el TOC, como el incremento en la rigidez mental, la
excesiva preocupación y los sentimientos de culpa que caracterizan las obsesiones.
La escasa flexibilidad para el cambio de comportamientos que muestran estos
sujetos, junto con la dificultad en el control de las interferencias estimulares, podría
conducir a la aparición repetitiva de una misma conducta, sobre la que el sujeto ya
no tendría control (Insel, 1992; McGuire et al., 1994). Es como si la hiperactividad
en estas áreas cerebrales pudiera generar estimulación interna, de carácter obsesivo,
con una intensidad relevante. A este respecto, se han descrito casos de sujetos
con focos epilépticos frontales (no necesariamente orbitales) que comunican episodios
transitorios de pensamientos que les impulsan a actuar de manera compulsiva,
sin que puedan controlar sus actos (Insel, 1992).
Las teorías que implican al sistema frotobasal en el origen del TOC pueden incorporar
perfectamente los datos bioquímicos y farmacológicos más relevantes hasta
el momento, ya que los ganglios de la base son áreas cerebrales con alta concentración
de serotonina procedente, entre otras estructuras, del rafé dorsal (Molliver, 1987).
Cualquier déficit o exceso en la bioquímica de la serotonina repercutiría en la actividad
funcional del circuito frontobasal.
Asimismo las técnicas de psicocirugía que mayor eficacia han demostrado
en el control del TOC, como la cingulotomía o la capsulotomía, podrían apoyar
también estos planteamientos, ya que se han dirigido específicamente a interrumpir
vías excitadoras para reducir la hiperactividad en el sistema frontobasal
(Baer et al., 1995).
Tratamiento del trastorno obsesivo-compulsivo
Las intervenciones que en la actualidad más eficacia terapéutica obtienen, principalmente
en cuanto al mantenimiento de logros conseguidos mediante la terapia,
son aquellas que están apoyadas en modelos conductuales o cognitivo-conductuales
asociadas, según el caso, a tratamiento farmacológico (James y Blackburn, 1995;
Labrador et al., 1995; Turner y Beidel, 1994).
En la elección de la intervención terapéutica que se aplique a un paciente con
TOC van a confluir un gran número de variables, entre las que cabría destacar: la
presencia o ausencia de estímulos externos que originen pensamientos obsesivos, la
naturaleza de las obsesiones y compulsiones (manifiestas o encubiertas), el grado
de interferencia que produce el TOC en la vida del paciente, la cronicidad del tras318
Marisa Arnedo, Lola Roldán y José Manuel Morell
torno, expectativas del paciente respecto a la terapia, el grado de generalización de
comportamientos de evitación que posee y, sobre todo, la presencia de otros trastornos
mentales asociados con el TOC.
Los tratamientos psicológicos que se aplican van dirigidos, por una parte, a reducir
el malestar asociado a las obsesiones mediante técnicas de exposición, y, por
otra, a disminuir la frecuencia de aparición de actos compulsivos u obsesiones, utilizando
técnicas de prevención de respuesta (Grayson, Foa y Steketee, 1985).
Las técnicas de exposición consisten en poner en contacto al paciente, de forma
deliberada y progresiva (se parte de estímulos que generan niveles medios de malestar)
con aquellas situaciones (se incluyen pensamientos) que evitaba con anterioridad
o cuya presencia provoca altos niveles de ansiedad, hasta que el malestar vaya
remitiendo de manera significativa.
El cambio de expectativas (la comprobación de que no ocurre nada nocivo) si no
se ejecuta el ritual tras la exposición a tales estímulos suele conseguir la extinción
final del ritual.
Por su parte, la prevención de respuesta tiene como objetivo el bloqueo riguroso
de cualquier maniobra relacionada con la ejecución del ritual durante el proceso de
exposición (Echeburúa y Corral, 1992). En función de las características que presente
el TOC podemos aplicar una amplia gama de variantes de estas técnicas, tales
como la exposición prolongada en vivo, exposición con intención paradójica,
saciación, parada de pensamiento, etc. El empleo de estas técnicas muestra índices
de mejoría en torno al 75% de los casos tratados (Cruzado, 1993; James y Blackburn,
1995).
Conclusión final
Como se puede apreciar por los resultados expuestos, y aunque aún se este lejos
de ofrecer una explicación global del Trastorno Obsesivo Compulsivo, las investigaciones
que desde la neurociencia y la psicología clínica se están realizando contribuyen
de manera decisiva a avanzar en el conocimiento y en el abordaje terapeútico
de esta patología. Pero aún son muchas las cuestiones que quedan por resolver...
En estos casos, como decía Freud, «no queda más posibilidad que comunicar las
cosas tan imperfectas e incompletas como las sabemos y podemos hacerlas
públicas...Sólo el esfuerzo común podrá conseguir en un futuro desentrañar su
complicada estructura» http://www.psicologiaconductual.com/private/revista/93/Aproximacion%20psicobiologica.pdf

ALTERACION DE LOS GENES EN LAS ENFERMEDADES MENTALES


1. Publicado por jose megias verges el 08/05/2009
http://www.tendencias21.net/notes/Nuevo-mecanismo-molecular-relacionado-con-la-esquizofrenia_b1364771.html?com

ALTERACION DE LOS GENES EN LAS ENFERMEDADES MENTALES

La alteración de los genes será la solución para erradicar las enfermedades mentales
El psiquiatra Ted Mauger aboga por la estimulación cerebral para los casos de pacientes con trastornos obsesivo-compulsivos



Ingeniería genética y estimulación cerebral. Ésas son las alternativas para que, en un futuro, se puedan solucionar los problemas mentales que sufre una parte importante de la población mundial. Las claves las dio ayer Ted Mauger, psiquiatra estadounidense experto en psicofarmacología y profesor en la Universidad de Michigan. Mauger ofreció ayer una conferencia a otros psiquiatras en el Hospital de San Agustín sobre el tratamiento asertivo comunitario, antesala del V Simposium de Salud mental que se celebrará hoy y mañana en Avilés.

«El futuro pasará por no dar fármacos a los enfermos mentales, sino alterar los genes que ocasionan esas enfermedades para evitar que se produzcan. Las pastillas intentan cambiar las cosas, pero no erradican la enfermedad, sólo la esconden», aseguró ayer el psiquiatra.

Y es que, por ejemplo, en el cincuenta por ciento de los casos de las personas que padecen trastornos obsesivo-compulsivo, las pastillas no siempre funcionan. En estos casos, lo que se realiza es «enseñar al paciente a vivir con la enfermedad». Pero en EE.UU. dieron con la clave para mejorar la situación y, hace apenas un mes, se aprobó la utilización de la estimulación cerebral, que, hasta ahora, sólo se practicaba con enfermos de parkinson, también en personas que padecen trastorno obsesivo-compulsivo. Mauger prevé que en EEUU la aplicación de esta técnica ya sea algo habitual dentro de un año. En España, desconoce cuándo llegará. «Son como unos electrodos que se introducen en el cerebro y con los que se podrá controlar la enfermedad. Es un práctica compleja y muy cara; cada estimulación cerebral costará como 10.000 euros», señaló. Ted Mauger es experto, sobre todo, en el tratamiento asertivo comunitario de salud mental, un programa que empezó a andar en los años 80 y que desde hace nueve años también hay en Avilés. «En esos años, en EEUU, nos dimos cuenta de que las personas enfermas mentales acababan en la cárcel o en las calles ya que sus familias no les querían. Pero volver al hospital no era la solución y de ahí surgió ese tratamiento ambulatorio en el domicilio del paciente», explicó el psiquiatra.

Para que el programa funcione es importante, según Mauger, establecer una relación entre pacientes y el equipo médico, pasar tiempo con ellos y también aprender de su situación. «El problema no es la enfermedad mental, sino resolver ese problema y para ello, les damos el tratamiento de la manera que haga falta. Cuando hay un familiar se utiliza su ayuda, si no el equipo médico es el que actúa para controlar que se la está tomando. En EEUU, por ejemplo, la mitad de los pacientes son tratados directamente por el equipo médico, ya que la familia no suele aceptar al enfermo mental y lo echan de casa. En España, hay una mentalidad diferente», comentó.

Pero para que el paciente mejore no sólo está la medicación, sino también enseñarle nuevos hábitos de vida más saludable.

El Misterio de la Mente


El Misterio de la Mente
extraido de : http://www.pfizer.com/cerebro/etour4.html

La mente es algo que tu cerebro hace. La percepción, el aprendizaje y la memoria, la consciencia y el conocimiento de sí mismo -todo esto es parte de tu mente. Los sueños son parte de tu mente. Sin embargo, la manera en que tu mente funciona es un misterio. La exploración de la mente es una frontera en la investigación del cerebro.

¿Ver es Creer?


¿Montañas o Valles?
¿Qué áreas parecen hundirse hacia dentro, como cráteres? ¿Cuáles parecen sobresalir como montañas? Tu cerebro asume que, al igual que la luz del sol, la luz viene de arriba. Debido a este sesgo, las áreas con sombreado en la parte superior se ven cóncavas y las otras convexas. Si voltea uno las imágenes de cabeza, parecen invertirse.
Crédito por la gráfica - Al Seckel, Illusionworks


¿Es real lo que ves? ¿Tus ojos, cual ventanas, proporcionan acceso directo al mundo fuera de tu cabeza? ¡No! Tus ojos sólo envían señales eléctricas a tu cerebro, le cual después las procesa e interpreta. Las imágenes que "ves" son las versiones que tu cerebro hace del mundo.

Tu cerebro interpreta el mundo de acuerdo a prejuicios inherentes. Dependiendo de tu diseño genético modificado por las experiencias, tu cerebro asume la manera en que el mundo debe verse. Lo que ves es lo que obtienes - pero puede no ser lo que realmente está allí.

El Río de la Consciencia

¿Quién eres? La respuesta salta de tu consciencia, tu conocimiento de ti mismo. Pero esta consciencia no es fija. Es una corriente en movimiento basada en los recuerdos de lo que has sido en el pasado, tu percepción de lo que eres ahora y tus expectativas de lo que serás en el futuro. Tu cerebro está creando constantemente e interpretando quién eres tú.

El sentido de quién eres procede de una película interior que tu cerebro crea constantemente. Tú eres la estrella, el guionista, el camarógrafo, el productor y el director. Tú eres el estudio de cine y la sala de cine. Es decir: tu cerebro es todo esto.

Nosotros sabemos lo que es la consciencia desde adentro. Pero cuando los científicos tratan de entenderla desde afuera, las cosas se vuelven confusas. ¿Cómo es posible que alguien pueda llegar a entender tu mundo privado? Algunos científicos creen que las respuestas vendrán si seguimos explorando. Otros creen que jamás descubriremos los secretos de la consciencia.

¿Tú qué crees?

Sueño, Luego Existo...

¿Alguna vez te has preguntado porqué sueñas? Durante mucho tiempo, los sueños se consideraban sucesos sobrenaturales, tal vez incluso mensajes de los dioses. Ahora los científicos sospechan que los sueños proceden del talento de tu cerebro para fabricar imágenes y contar historias. Es posible que tus sueños te ayuden a escribir el guión de la película que pasa en tu mente. Es posible también que tus sueños sean una clave para saber quién eres.

A partir de aproximadamente 20 semanas de vida, el feto presenta movimientos oculares tipo REM. El sueño REM (por sus siglas en ingles, movimiento rápido del ojo) indica que se sueña. ¿Los fetos sueñan? ¿En qué puede soñar un feto? Es posible que el hecho de soñar en el seno materno dé al cerebro una vista previa de atracciones que aún no han llegado. Es posible que durante toda la vida, el sueño ajuste tus conexiones neurales, conectando y reconectando tu sistema de circuitos cerebrales.

¿Has descubierto que después de una noche de buen sueño puedes recordar con más claridad? Es posible que el sueño seleccione y afirme recuerdos en tu cerebro. En la quietud de la noche, tu cerebro puede convertir los sucesos del día en sueños. A través de los sueños tu cerebro puede examinar esos acontecimientos y hallarles un sentido. Puede borrar algunos y añadir otros a tu reserva de memoria.

Tu mente oscila constantemente entre despertar y soñar. Y tú no tienes que estar dormido para soñar. ¿Alguna vez te has sentido como "ido"? ¿Alguna vez has soñado o fantaseado de día? Estas son formas de soñar. Despertar y dormir son un acto de equilibrio electroquímico. Debido a que siempre estamos caminando en la cuerda floja, tu cerebro puede tocar el poder renovador de soñar en cualquier momento.






¡Tú Eres tu Cerebro!

Soñar puede ser tan real e importante como despertar. El despertar es resultado de la tormenta eléctrica en tu cerebro. Soñar es resultado de la tormenta eléctrica en tu cerebro. Todo lo que experimentas es resultado de la tormenta eléctrica en tu cerebro.

Todo cuanto eres, todo cuanto has sido y lo que serás, depende de tu cerebro.

¡Tú Eres tu Cerebro!

¡Explora el mundo dentro de tu cabeza!

¿Puede nuestro cerebro comprenderse a sí mismo por completo? Nadie sabe, pero continúa intentando. ¡Hay muchísimo más por descubrir!





Agradecimiento especial a...
El Instituto Nacional de Salud Mental
El Instituto Nacional de de Trastornos Neurológicos y Accidente Cerebrovascular
El Instituto Nacional sobre Drogadicción
La Sociedad de Neurociencia
La Alianza Dana para Iniciativas Cerebrales





El Cerebro Vivo:



Diferencias, Trastornos, Distinciones

Debido a que no todos los cerebros están "conectados" precisamente de igual manera, no todos los cerebros se comportan exactamente igual. Cada uno tiene sus propios dones; cada uno tiene sus propias fallas. En ocasiones, tu cerebro puede no funcionar perfectamente bien. A veces puede ser atacado por una enfermedad. Sin embargo, tu cerebro funciona mejor de lo que jamás hubieras podido suponer, logrando cosas muy importantes.

En esta exhibición aprenderás acerca de algunos trastornos y enfermedades de origen cerebral y la manera en que pueden ser tratados por profesionales del cuidado de la salud. Estos exhibidores no pretenden proporcionar información completa sobre los trastornos en sí, todos los tratamientos disponibles, cómo pueden compararse los distintos tratamientos o qué efectos secundarios pueden causar. Si tiene alguna pregunta sobre cualquiera de estos trastornos o tratamientos, debe consultar a su médico o a otro profesional de la salud.

En esta exhibición se describen discapacidades, trastornos y enfermedades con los términos preferidos por los principales grupos médicos y profesionales. El nombrar estos problemas con exactitud es un gran paso para aceptarlos, reconocerlos y manejarlos.

Vida en la Familia Humana

La mitad de toda la población de los Estados Unidos experimenta algún grado de disfunción cerebral en algún momento de su vida. Los problemas relacionados con el cerebro, tales como depresión, trastorno bipolar, esquizofrenia, trastorno obsesivo compulsivo y abuso de alcohol, constituyen cinco de los diez problemas de salud más comunes en el mundo. Sin embargo, en su mayoría, los trastornos cerebrales pueden ser tratados. Hay ayuda disponible y el panorama es alentador.

En el pasado, las personas con trastornos cerebrales podían haber sido consideradas débiles o locas o poseídas por demonios. Ahora sabemos que muchos trastornos cerebrales son muy semejantes a los trastornos médicos en cualquier parte del cuerpo: son trastornos físicos. Debido a que el cerebro es un órgano electroquímico, muchos trastornos cerebrales involucran diferencias eléctricas y químicas. No se trata de demonios.

Solamente una de cada tres personas con un trastorno cerebral diagnosticable busca tratamiento. ¿Por qué? Una razón de esto es el estigma alrededor de estos trastornos -la noción errónea de que ser tratado por un problema "mental" significa un defecto de carácter. La verdad es que los trastornos cerebrales no difieren de las dolencias en cualquier otra parte del cuerpo. No hay de qué avergonzarse.

Un Acto de Equilibrio

Tu cerebro está ajustando constantemente sus circuitos de señales eléctricas y de mensajeros químicos. Demasiados mensajeros neurotransmisores que saltan los espacios sinápticos pueden sobrecargar las neuronas receptoras. Un número demasiado pequeño de mensajeros puede ser insuficiente para las neuronas. Estas clases de desequilibrios están asociadas con trastornos cerebrales.

Uno de los neurotransmisores más importantes es la dopamina. Un nivel sano de dopamina hace que te sientas bien. Además estimula el movimiento y el pensamiento. Sin embargo, un nivel demasiado alto o demasiado bajo puede causar problemas. Niveles alterados de dopamina están involucrados con una serie de disfunciones cerebrales, incluyendo esquizofrenia y mal de Parkinson.

La mayoría de las personas pueden filtrar la avalancha de información que procede de sus sentidos. Las personas con esquizofrenia a menudo no pueden. Tienen problemas para pensar con lucidez, manejar sus emociones, tomar decisiones, relacionarse con otros. Con frecuencia tienen delirios y expresan ideas que son evidentemente falsas, tales como creer que tienen poderes especiales. Y sufren alucinaciones, oyen voces o ven objetos que no existen.

Para descubrir más acerca de la esquizofrenia, haz clic aquí.

En 1817, el médico inglés James Parkinson habló por primera vez del mal que llevaría su nombre en un trabajo titulado "Ensayo sobre la Parálisis Temblorosa". El título describe los síntomas de este trastorno: temblor de brazos y piernas y "parálisis" -dificultad con movimientos normales.

Para descubrir más acerca del mal de Parkinson, haz clic aquí.

Todos sentimos ansiedad algunas veces. Esto es normal. La preocupación y los temores ocasionales son normales. Pero cuando dominan los pensamientos de una persona sin razón aparente, es posible que esa persona padezca un trastorno de ansiedad. Estos son los trastornos cerebrales más comunes en los Estados Unidos. Es posible que la causa sea un desequilibrio de substancias químicas producidas en forma natural en el cerebro y, en particular, del neurotransmisor serotonina, prima de la dopamina.

Hay mucho tipos de trastornos de ansiedad, entre ellos figuran los siguientes:

* Trastorno de ansiedad social
* Trastorno de tensión postraumática
* Trastorno de ansiedad generalizada
* Trastorno de pánico
* Trastorno obsesivo compulsivo

Altas y Bajas - Trastornos del Estado Anímico

Todo mundo conoce los estados de ánimo -felicidad o tristeza, excitación emocional o depresión. Forman parte de la vida. Pero para algunas personas, estas altas y bajas son más intensas y duran más tiempo de lo habitual. Es posible que esas personas sufran trastornos del estado anímico. Dos de los trastornos del estado anímico más comunes son: depresión (a veces denominada trastorno depresivo unipolar) y enfermedad maniaco depresiva (trastorno bipolar).

Todos nos sentimos deprimidos en ocasiones. Pero la depresión es diferente. En un trastorno depresivo mayor, el sentimiento de tristeza o el desinterés por las actividades puede durar semanas o meses. Este estado de ánimo puede no deberse a una causa evidente. La depresión puede arruinar la vida de una persona, afectando las relaciones familiares, las amistades y la capacidad para ir al trabajo o a la escuela.

La depresión maniaca (o trastorno bipolar) está marcada por cambios entre altas y bajas severas -entre manía y depresión- a menudo con largos períodos de normalidad entre ellas. Las personas que padecen este trastorno tienen una energía increíble cuando se encuentran en un polo y son presa de la desesperación en el otro. Estas personas se encuentran en un subibaja aterrador.

Para descubrir más acerca de la depresión o del trastorno bipolar, haz clic aquí.

¿Aflicción o Don?

Se cree que las personas mencionadas a continuación, tanto del pasado como del presente, han sufrido o han reconocido públicamente que han padecido trastorno bipolar o depresión mayor:

Artistas:
Vincent van Gogh
Georgia O'Keeffe
Jackson Pollock

Escritores:
Ernest Hemingway
Sylvia Plath
Patricia Cornwell

Actores:
Patty Duke
Carrie Fisher
Margot Kidder

Músicos:
Ray Davies
Charlie Parker
Charles Mingus

Políticos:
Winston Churchill




Los antiguos Griegos creían que la creatividad estaba inspirada por la locura impuesta por los dioses. ¿Pueden los trastornos mentales conducir a grandes logros? En algunos casos, la respuesta parece ser afirmativa. Estudios demuestran un vínculo entre los trastornos del estado anímico y la creatividad. Puede ser que en algunas personas, estas condiciones sean un don y un aflicción al mismo tiempo.

¿Por qué el trastorno maniaco depresivo y la depresión están asociados con la creatividad? Puede ser que la manía de la depresión maniaca - un sentido exagerado de alegría y vitalidad- intensifica el pensamiento. La manía permite a la gente trabajar largas horas sin dormir. Promueve una actitud desafiante. Estos trastornos fuerzan a la gente a experimentar una variedad de emociones extremas, en ocasiones provocando una dolorosa toma de decisiones entre vivir y morir.

La Relatividad Del Cerebro

No todos los cerebros están "conectados" exactamente igual. No todos los cerebros tienen la misma forma. No todos los cerebros funcionan precisamente igual. Cada uno de nosotros tiene dones y talentos especiales. Los científicos han aprendido mucho sobre la manera en que el cerebro funciona, pero las razones de estas diferencias en el conocimiento, la inteligencia y la creatividad aún no son claras. En estas áreas, el cerebro sigue siendo un misterio.

La creatividad es una de las cualidades más importantes del cerebro. La creatividad entreteje viejas ideas o cosas familiares en una forma nueva. La creatividad desvía las rutas conocidas y las fórmulas aceptadas. Los resultados son nuevos conocimientos y nuevas ideas.

Creando la Memoria

En cierto modo vivimos en el pasado. Siempre estamos recordando lo que hemos visto, oído, experimentado. Sin memoria no sabríamos quiénes somos. Pero nuestro cerebro no almacena los recuerdos como una videograbadora: nuestro cerebro crea una nueva versión de nuestros recuerdos cada vez que los recordamos. Nuestra memoria es frágil y cambiante.

La memoria es la interpretación que hace tu cerebro de acontecimientos pasados. Una memoria o recuerdo está hecho de diminutas porciones de información. Cada una de estas porciones es almacenada en un lugar diferente y es recuperada de manera distinta también. Cuando recordamos algo reunimos todas esas porciones y piezas y, luego, las actualizamos. No es extraño que las personas que han experimentado el mismo hecho rara vez lo recuerden igual.

Fisiopatología diferencial del Trastorno Obsesivo-Compulsivo




Fisiopatología diferencial del Trastorno Obsesivo-Compulsivo


Extracto de la Conferencia del Dr Miguel Márquez, dictada durante el 1er Seminario Intensivo de Trastornos de Ansiedad


A partir de que “en la década del cerebro” hemos encontrado que el sistema nervioso central es, esencialmente, un sistema neural dedicado a la toma de decisiones relacionadas con la supervivencia nos hacemos la siguiente pregunta:

¿Qué tiene de impresionante el tejido cerebral humano, que da la posibilidad de que aparezca la mente y la inteligencia?

No es otra cosa que su configuración. El contenido de la actividad del cerebro descansa en las configuraciones y la actividad entre las neuronas, expresándose en lo que vemos nosotros en la clínica cotidiana y en nuestro funcionamiento, que son las motivaciones, emociones, cogniciones y comportamientos.

Nos imaginamos un cerebro más o menos perfecto, más o menos acomodado, que utiliza fundamentalmente estructuras y funciones que vienen de antes, para incorporar nuevas habilidades o posibilidades. De manera tal que el desarrollo de ese cerebro por selección natural, guiado por la actividad genética, lo que hace es incorporar nuevas habilidades, dos de las cuales son la conciencia y la ansiedad, que permiten que el sujeto pueda manejarse mejor en el entorno, en condiciones ventajosas con relación a los otros animales.

Entonces se organizan circuitos. Debajo de cada actividad, de cada emoción, de cada motivación, de cada comportamiento, de cada cognición hay redes complejas organizadas de alguna manera, invisibles aún a la vista de los más expertos; y se encuentran entremezcladas por debajo para dar como resultado una capacidad, una habilidad o una función.

Es decir, por debajo de cada una de las funciones antes mencionadas se encuentra el complejo de la amígdala extendida, el estriado ventral, los circuitos fronto-estriatales o de los sistemas hipocámpicos, que se encargan de sostener desde el punto de vista del circuito neural la función a la cual están dedicados.



Esto es cierto y aplicable tanto para la función normal como para la patológica, y dentro de ésta para todas las enfermedades.


Ahora me voy a referir a los trastornos obsesivos compulsivos. (TOC)

Los síntomas esenciales son:

aparición de eventos intrusivos y
los impulsos a desarrollar conductas repetitivas.


Los eventos intrusivos pueden ser primariamente cognitivos, como es en el caso del TOC convencional o en el caso del trastorno dismórfico corporal; o pueden ser primariamente sensoriomotores, como son el caso de trastornos de Gilles de la Tourette o la tricotilomanía.

Las conductas repetitivas, que conforman la otra mitad del TOC tienden a ser intentos que parecen racionales -aunque no lo son- de neutralizar las situaciones cognitivas que están impulsadas por emociones y otros estados afectivos; o pueden ser intentos para aliviar la sensación de tensión física, que está impulsados por una urgencia somática que tiene el individuo, que necesita hacer eso para tranquilizar a su propio cuerpo.


Lo que nosotros hacemos es procesar la información y esto se puede hacer mediante operaciones explícitas concientes u operaciones implícitas inconcientes, ya sea a nivel del conocimiento clásico en la amígdala o como procedimientos, habilidades u operaciones seriales estereotipadas que se desarrollan en los sistemas córticosestriatales.


Dicho de otra manera: un sujeto tiene un conjuntos de ideas y las puede expresar a nivel explícito (conciente), pero la mayor parte de nuestro trabajo mental se hace a nivel de operaciones implícitas (inconscientes), donde la amígdala y los sistemas corticoestritales juegan un rol fundamental.


De manera conciente hay conexiones entre el lóbulo frontal y el tálamo que lo que modulan son las aferencias accesibles a la conciencia (entrada) y salidas que se inicien concientemente. Pero en el vasto universo de nuestra actividad cotidiana, en lo mínimo que pueden estar ustedes haciendo ahora, si todo estuviera en lo conciente no tendríamos capacidad de funcional.


La mayoría de nuestros actos de higiene, de conservación, de sumisión, de enfrentamiento, etc., se hacen a través de patrones funcionales automáticos, seriados, estereotipados e inconcientes.


Hay una actividad conciente entre el lóbulo frontal y el tálamo, y actividad inconciente con la inclusión de los sistemas cortico-estriatales, que activan o inhiben el funcionamiento talámico, dándole la graduación perfecta. Así es como vivimos, como comemos, como caminamos, como pensamos.



La función del estriado es aumentar la eficiencia del cerebro, haciéndose cargo de los procesos inconcientes, reduciendo la carga de los sistemas de procesamiento conciente mediante una especie de filtrado, dejando pasar sólo aquello que necesitamos tener funcionando en la conciencia y manejando a niveles inconcientes todo el resto. El sentido de todo esto, es lograr la organización de una conducta espectacularmente adaptativa.


Entonces, el filtrado estriatal media procesos reglados sin necesidad de los recursos de la conciencia y toma a su cargo procedimientos, habilidades u operaciones seriales estereotipadas. Cuando nos vamos a bañar lo hacemos de una manera serial estereotipada y ninguno está pensando en cuáles son los pasos a seguir para organizar nuestra limpieza.


En las fallas del filtrado talámico por deficit modulatorio, la conciencia se llena de eventos intrusivos, apareciendo entonces ideas obsesivas que, superando el filtrado de aquel, se meten en la conciencia. Esta información que debería haber sido filtrada de manera implícita adquiere acceso a los sistemas de procesamiento conciente, generándose un conjuntos de síntomas que son las intrusiones ideatorias cognitivas obsesivas.


Pero al mismo tiempo, los procedimientos automáticos que teníamos para funcionar no cierran el circuito que fue iniciado por estas motivaciones, de manera tal que el sujeto por ejemplo termina de lavarse las manos y no tiene la sensación de que las mismas están limpias; por lo tanto se las vuelve a lavar y sin embargo el circuito no cierra, repitiendo la acción muchas veces sin terminar de encontrar la sensación corporal de que las manos están limpias ni la ideación de que aquí ha terminado el problema de su suciedad, hasta que encuentra una nueva manera de cerrar la cuestión. Por ejemplo, si se lava las manos 3 veces a la derecha, 4 a la izquierda y luego cierra la canilla con el codo cierra de alguna manera su sensación de suciedad y termina con su procedimiento, a pesar de que lo hace de una manera literalmente diferente y nueva.


Para organizar todo este comportamiento perfecto las neuronas nacen en la cantidad en que deben nacer, en el momento en que deben nacer, migran a los lugares a los que deben llegar, envían proyecciones a sus objetivos con los que tienen que conectarse, se conectan con las células adecuadas en las regiones donde están indicadas, todo ello bajo la tutela de factores químicos y de cerraduras y llaves moleculares.


La perturbación de estos mecanismos constituyen la base fisiopatológica del trastorno obsesivo compulsivo primario esencial, que es el que viene marcado por la genética, que comienza temprano, el que viene puro, aquel que surge en sujetos que tienen familiares y descendencia con problemas obsesivos.


Por eso, desde mi punto de vista, de acuerdo a su fisiopatología el TOC primario o esencial es un trastorno del neurodesarrollo.


También hemos visto en la clínica que hay otros cuadros que tienen que ver con trastornos del neurodesarrollo como el trastorno de Tourette; o que tienen que ver con el neurodegenerativo como la enfermedad de Humgtington, que además de sus síntomas propios, tienen frecuentemente sintomatología obsesiva compulsiva y llegan a generar un TOC. Esto ocurre porque las disfunciones que dan origen a estas enfermedades comparten las áreas en donde se asienta el funcionamiento de la disfunción que lleva al TOC.


Podemos afirmar que de acuerdo a su fisiopatología el TOC puede ser además de un trastorno del neurodesarrollo, un cuadro clínico comórbido con distintos trastornos neurológicos (esencialmente trastornos del movimiento, porque justamente el TOC se asienta en el área de organización de los movimientos, que es la zona del estriado).

Pero a su vez si en ese mismo lugar, aparece una lesiones vascular, o secuelas de encefalitis virales, o actúan ahí los anticuerpos antiestreptocócicos, o aparecen tumores, la probabilidad de que la disfunción de este sistema ocurra es muy alta.


Entonces, después de epidemias encefalíticas, de cuadros vasculares o de infecciones, como la fiebre reumática, hay frecuentemente síntomas obsesivos compulsivos.

Por eso podemos decir que tambien puede ser un trastorno secundario a lesiones focales del SNC.


Cuando revisamos el procesamiento de la información vimos que donde estaban las problemas era en los procedimientos debidos a operaciones seriales de los sistemas cortico-estriatales. Pero estos no están solos y a veces son afectados por un mal funcionamiento amigdalino, o por alteraciones a nivel del núcleo de procesamiento de la información explícita o conciente.


La información sabemos que llega a la amígdala, allí se va a procesar en el núcleo accumbens, que es donde se organizan las motivaciones, las programas y todo lo demás, y de ahí va al estriado. Pero esta información que viene de la amígdala, como puede ser la idea de un temor, es inhibida por un feedback del mismo estriado a través de la accumbens, o una vez que termina el circuito cortico-estriado-talámico a nivel del tálamo o de la misma corteza orbitofrontal para frenar la amígdala.



Imaginen que por alguna disfunción o una falla en donde fuere la amígdala no se frena y el temor amigdalino sigue; esa idea termina perforando el filtro del estriado y del tálamo, y metiéndose en la corteza órbitofrontal. De esa manera una idea obsesiva, que no se erige en ninguna alteración del neurodesarrollo, ni en ninguna lesión, ni en ninguna enfermedad neurodegenerativa, sino a un miedo aberrante condicionado amigdalino, termina generando una idea obsesiva (por ejemplo, temor de contaminación) que después se encarga de complementarse con rituales, compulsiones y todo lo demás.


De la misma manera que nuestros pacientes obsesivos se lavan las manos, no para evitar el SIDA o cualquier otra enfermedad, porque ellos saben que así no lo evitan, sino que lo hacen para evitar ese miedo a tener SIDA.


Cuando ustedes tienen pacientes con TOC si lo exponen y hacen la prevención de la respuesta, esa técnica de la conducta que evita que el paciente continue con el ritual para evitar el temor a la contaminación, va a llegar un momento en que el paciente no necesita hacerlo más. La razón por la cual esto pasa es por la ordenación de este sistema que dispara disfuncional, se corrige con esa técnica de la conducta.


Por eso Leruc decía que esta conductas de evitación no son reacciones emocionales ni conductas voluntarias, sino que están en el medio; son respuestas instrumentales que se aprenden porque se refuerzan. Entonces, en el sujeto que se lava las manos y calma el miedo a contaminarse, repite el lavado de manos porque de esa manera aprendió que calma ese miedo.


De manera tal que pensamos que además de ser esencialmente un trastorno del neurodesarrollo, puede ser un cuadro clinico comórbido, un trastorno secundario a lesiones focales, un trastorno ligado al miedo condicionado amigdalino, o un trastorno de la ansiedad.


Ahora lo que quiero es hacer una invitación a ustedes en el trabajo de todos los días.

Si nosotros miramos la neuropsicología del TOC hemos visto que son sujetos que:


habitualmente tienen un nivel intelectual normal
fallan al apreciar el contexto
tienen recursos atencionales inapropiados
tienen disminución de la fluidez para materiales verbales y no verbales
tiene rigidez cognitiva
fallas en el filtrado de los estímulos ambientales y dificultades para incorporar el feedback del ambiente


Sesgos

atencionales referidos a los procesos ideativos
emocionales y motivaciones hacia situaciones amenazantes
Problema de la memoria
Déficit de la función ejecutiva


Entonces ¿qué se nos ocurrió?

Poner por un lado estos déficit neuropsicológicos:

las falla del filtrado por cualquiera de las causas antes mencionadas
las fallas de la memoria
la dificultad para el automonitoreo
la dificultad para planificar e implementar acciones estratégicas efectivas


Nosotros creemos que hay una correlación casi exacta con los síntomas que vemos todos los días.

Las fallas en el filtrado creemos que son la causa de las intrusiones hilatorias o somáticas

Las fallas de la memoria, esencialmente en la memoria para el trabajo, genera dudas obsesivas.

La dificultad para el automonitoreo obliga a realizar compulsiones que vuelvan, y vuelvan, y vuelvan a confirmar lo que ya está confirmado.

Y la dificultad para planificar e instrumentar acciones estratégicas tiene que ver con la idea de chequeos permanentes.

Con lo cual hay una correlación entre los déficits neuropsicológico que comenzamos a aprender a detectar y los síntomas intrusivos y las conductas repetitivas que constituyen el TOC.


Vemos que en la falla del filtrado estriatal y amigdalino vamos a encontrar intrusiones y temores obsesivos. En la falla de las funciones ejecutivas vamos a ver disminución de recursos atencionales, de las acciones estratégicaseficaces, fallas en el automonitoreo, chequeos y compulsiones. Y los problemas de memoria, disminuye la codificación y el reconocimiento, generando dudas.


Si nosotros tomamos la neurobiología y pensamos en el neurodesarrollo, las lesiones, la ansiedad, etc., el tratamiento del TOC se hace con fármacos..

Cuando vemos el aspecto cognitivo comportamental con los síntoma, intrusiones, compulsiones y miedo, el tratamiento es la psicoterapia cognitiva conductual.


En todos los libros se indica que este es el tratamiento que corresponde para esta patología. Pero si nosotros en estos niveles de intervención aprendemos a detectar las fallas neuropsicológicas y le agregamos un nuevo nivel, que son las disfunciones neuropsicolóogicas, y aprendemos a trabajar sobre los sesgos, sobre la memoria, sobre las funciones ejecutivas, sobre la organización e implementación de estas estratégicas, sin que nada tenga que ver con la sintomatología, simplemente mejorando el desarrollo operaciones de la WM, nosotros obtenemos un conjunto de intervenciones psicológicas, que constituyen un tercer espacio terapéutico, que nos pueden dar alternativas posible en un cuadro que, como ustedes saben, muchas veces es inabordable, inmanejable y con una gran resistencia a la terapéutica convencional, que hace que muchas veces el TOC sea considerado como “incurable”.


Entonces, la propuesta es adicionar ese tercer espacio terapéutico sobre la base de la detección de las dificultades neuropsicológicas, la elaboración de técnicas para detectar las fallas en las funciones neuropsicológicas básicas y trabajar corrigiendo ya no el síntoma sino el origen de ellos, o la función alterada, que es la que origina los síntomas.






Conclusiones


La disfunción primaria que explica fisiopatológicamente el TOV y su espectro se encuentra en los sistemas conticoestriatales.
Una disfunción ejecutiva secundaria provoca otras alteraciones neuropsicológicas.


Estas disfunciones se expresan en los diferentes síntomas clínicos del trastorno obsesivo-compulsivo


De acuerdo a su fisiopatología el TOC puede ser:


un trastorno del neurodesarrollo


un cuadro clínico comórbido con distintos trastornos del movimiento


un trastorno secundario a lesiones focales del SNC


un trastorno ligado al miedo condicionado amigdalino


un trastorno de ansiedad


Los diferentes mecanismos fisiopatológicos explican por que nuestros pacientes responden de manera distinta al tratamiento, lo que explica las diferencias en la respuesta a los tratamientos y justifica diferentes abordajes terapéuticos


El análisis del nivel neuropsicológico de intervención, entre el biológico y el sintomático, va a permitir adicionar nuevas alternativas terapéuticas y es probable que nos den herramientas para que en un futuro muchos de los pacientes obsesivos que no tienen alternativas de mejoría, tengan un alivio en su sintomatología, que en última instancia es el último objetivo en nuestra práctica profesional.