Reducir la velocidad para vivir mejor




“ Muchas veces un comentario negativo,

el tener que enfrentar una situación difícil de aceptar…

suponen una sobrecarga complicada de manejar ”

Cuando atravesamos por un período lleno de preocupaciones, tensiones, conflictos o temores, el agotamiento y la alteración nos impiden reconocer y disfrutar los aspectos positivos que también tiene nuestra vida; inclusive, hasta nos quitan la claridad mental que necesitamos para analizar objetivamente nuestra situación, de manera que podamos tomar la decisión más acertada para actuar de la mejor manera.

Muchas veces un comentario negativo, el tener que enfrentar una situación difícil de aceptar, o la presión que sufrimos por todas las responsabilidades y los compromisos que tenemos suponen una sobrecarga complicada de manejar. Por esta razón, es bueno intentar bajar la velocidad con la que llevamos nuestra vida, a tiempo de preguntarnos si podremos continuar con ese ritmo por mucho más tiempo.

Generalmente nos obligamos a continuar adelante con nuestra actividad, sin darnos el tiempo y el permiso necesarios para detenernos un poco, y recuperar el balance y la claridad mental que nos hace falta. Le exigimos a nuestro cuerpo la vitalidad que ya no puede darnos producto del estado de estrés en el que nos encontramos.

Reaccionamos agresivamente a los cambios y exigencias de nuestro entorno, el tráfico nos desespera, todo lo que suponemos que puede pasar en el futuro nos inquieta, la situación económica nos quita el sueño y hasta discutimos con las personas que más queremos. Cuando el estrés y la tensión sobrepasan el límite de lo que podemos manejar, comenzamos a perder nuestro bienestar y la capacidad de gerenciar nuestra vida.

Algunas emociones como la rabia, la frustración, el miedo, la tristeza o la envidia nos hacen perder la energía que necesita nuestro cuerpo para funcionar con la vitalidad y la claridad mental que necesitamos para ser objetivos al momento de actuar o de tomar una decisión.
¿Sabías que sólo unos pocos minutos de rabia pueden hacernos gastar más energía vital que un día de trabajo físico?

Salir huyendo de las situaciones difíciles como si así pudiéramos evitarlas, no nos librará de ellas. Por el contrario, nos obligará a repetirlas en otro momento, porque seguirá siendo un tema pendiente por resolver.
¡Vale la pena reunir el valor y las herramientas necesarias para afrontarlas y resolverlas!

Es importante mantener la calma, porque mientras más tiempo pases afectado emocionalmente, más difícil te será superarlo, desarrollar una actitud positiva, tener una visión optimista de la situación y evitar sentirte víctima de los demás o de la vida.
Recuerda que todos somos parcialmente responsables de las situaciones que vivimos.

Claves para recuperar el balance
Busca las causas del estrés.
Revisa tu rutina diaria e identifica aquellas situaciones que te causan tensión como, por ejemplo, tratar de resolver algo que no depende de ti, tener más compromisos o responsabilidades de las que puedes manejar, la autoexigencia, el perfeccionismo, problemas de relación con otras personas…
Y pregúntate qué puedes hacer para resolverlas.

Tranquiliza tu mente.
Evita darle vueltas en tu cabeza, una y otra vez, a aquella situación que te preocupa o que te afecta. Practica dejar de pensar por unos minutos concentrando tu atención en cada cosa que haces. Trae tu mente al momento presente cada vez que sea necesario.

Acepta lo que no puedes cambiar.
Cuando te encuentres en situaciones difíciles o inevitables, es importante que asumas tu realidad sin fantasear o imaginar que será distinto. Esto te ayudará a enfrentar la situación con fortaleza y optimismo, confiando en tus capacidades y en la presencia de La Divinidad a tu lado para ayudarte a superarla con el tiempo.

Usa tu libre albeldrio.
Cuando te encuentres involucrado en un comportamiento que no te reporta ningún beneficio y que solamente te desgasta y consume energía, recuerda que puedes elegir dejar de hacerlo.
Pregúntate:
¿Por qué estoy haciendo esto?,
¿A quién beneficio con esta actitud?
Seguramente descubrirás que puedes cambiar de actitud y dejar de repetir ese hábito o esa actuación que te causa tanto daño.

¡Suelta el pasado, deja de preocuparte por el futuro,
vive el presente, la vida es maravillosa, todo va a estar bien!

Maytte Sepúlveda, arquitecta venezolana, facilitadora de seminarios de mejoramiento personal y profesional. Desde 2002, es Embajadora de la Paz ante las Naciones Unidas, nombrada por el World Peace Initiative of Women reunido en Ginebra. Dirige la Fundación Compartir, entidad non profit creada en 1992, sin ninguna filiación política o religiosa pero con la misión de crear y difundir técnicas para el desarrollo integral del Ser Humano. ‘Reducir la velocidad para vivir mejor’.fuente Mont.: JMS/Caracas. http://almaenmovimiento.wordpress.com/2008/01/23/reducir-la-velocidad-para-vivir-mejor/

COMBATE EL ESTRES




COMBATE EL ESTRES

Este es un ejercicio ideal para aquellos momentos en los que hemos sufrido mucho estrés o presión como por ejemplo tras un duro día de trabajo, un examen importante, etc.
Está indicado para que te tranquilices una vez llegues a casa y no permitas que la mente siga analizando y dándole vueltas una y otra vez al asunto.
El ejercicio consta de dos partes.
Lo harás tumbado y con los ojos cerrados de la siguiente manera:

PARTE PRIMERA
Respira lo más profundamente que puedas tres veces Después lleva tu atención a tu pies. Tómate tu tiempo para sentirlos y después imagina y siente como pesan y se relajan; pesan y se relajan.
Sigue subiendo llevando tu atención a través de la tibia, peroné y rodillas.
Tómate tu tiempo para sentirlos y después imagina y siente como pesan y se relajan; pesan y se relajan.
Sigue subiendo llevando tu atención a través de los muslos, pantorrillas, genitales, glúteos y cintura.
Tómate tu tiempo para sentirlos y después imagina y siente como pesan y se relajan; pesan y se relajan.
Sigue subiendo llevando tu atención ahora a través del abdomen, pecho, espalda, hombros, brazos y manos.
Tómate tu tiempo para sentirlos y después imagina y siente como pesan y se relajan; pesan y se relajan.
Sigue subiendo llevando tu atención a través de tu cuello, músculos de la cara, cuero cabelludo, y finalmente mente.
Tómate tu tiempo para sentirlos y después imagina y siente como pesan y se relajan; pesan y se relajan.
Vuelve a respirar profundamente tres veces y siente como eres un todo que pesa y se relaja; pesa y se relaja.

PARTE SEGUNDA
A continuación imagina una luz muy dorada y brillante que comienza a introducirse en tu mente.
Esa luz es totalmente revitalizante, de manera que siente como te despeja la mente y calma todas las ansiedades.
Visualiza como esa luz va bajando por tu cabeza, a través de tu cuello, hombros, espalda, brazos y manos, pecho, abdomen, cintura, glúteos y genitales, pantorrillas y muslos, rodillas, tibia y peroné, tobillos y finalmente pies.
Tómate todo el tiempo que necesites para que esa luz inunde todas esas partes de tu cuerpo y las revitalice, despeje y equilibre.
Cuando hayas llegado a los pies imagina y siente como la luz hace que estés todo dorado, sale a chorros por las plantas de los mismos, y comienza a moverlos poco a poco. Ve moviendo todo el cuerpo lentamente hasta ir desperezándote del ejercicio y finalmente abre los ojos.
Después levántate y estírate, especialmente la espalda.
Practícalo siempre que lo desees y pronto comenzarás a ver los resultados.

EJERCICIO DE RELAJACION

Un sencillo ejercicio para ayudarte a relajarte después del trabajo, algún acontecimiento estresante, etc.
Esto es lo que debes hacer:

Ponte ropa muy cómoda y descálzate.
Deshazte de todas la joyas y si llevas el pelo recogido suéltalo. Después y muy suave haz unos cuantos movimientos giratorios lentos con los pies, con las manos y con la cabeza.
Ten especial cuidado con la cabeza y si tienes problemas cervicales no lo hagas. Y a la vez que los haces ve respirando profundamente.
Después túmbate en la cama, el sofá, una tumbona, ... y apaga la luz.
Si quieres puedes tener una luz blanca encendida y música relajante puesta.
Ten todo el cuerpo estirado boca arriba y lo más cómodo posible.
Respira despacio, pero a gusto.
Entonces empieza a imaginar un cielo azul maravilloso, sin una nube.
Durante un ratito recuerda el olor y sensación del aire cuando el cielo está despejado. Recuerda lo a gusto que te sientes ante un día así.
Después a ese cielo dibújale en la mente un inmenso y profundo océano azul.
Observa detenidamente que está en calma y que puedes oír las suaves olas.
Siente la profundidad y serenidad de ese mar durante otro ratito.
Después a ese cielo maravilloso y a ese sereno y profundo mar añádele un bello sol amaneciendo.
Inúndate de la sensación de frescura y renovación que nos transmite el amanecer todos y cada uno de los días de nuestra vida.
Y durante un ratito disfruta de él.
Por último introdúcete a ti en la imagen encima de una verde hierba. Siente el frescor y relajación que te transmite y disfruta de ella otro ratito.
Para finalizar hazte con una visualización del conjunto y durante varios minutos disfruta de la serenidad que te aporta hasta que te sientas completamente relajado.

MAXIMA RELAJACION

La práctica que te proponemos a continuación es una de las más conocidas para alcanzar un máximo grado de relajación.
Se llama la técnica Schultz y si sigues los sencillos pasos que se te indican podrás alcanzar niveles insospechados de tranquilidad y paz interior.
Ni que decir tiene que puede ser utilizado en cualquier momento que nos apetezca, pero es especialmente útil cuando hemos llegado a un nivel de estrés, inquietud o miedo insoportable o que nos desborda.
Apréndete muy bien los pasos para poder realizarlos después al máximo.
El ejercicio es así:

Paso 1: preparación
Ha de buscarse un lugar donde podamos estar totalmente tranquilos sin que nada ni nadie nos moleste.
Es recomendable desenchufar los teléfonos y pedir silencio en la casa si la compartimos con alguien en ese momento.
Después ha de crearse un ambiente silencioso y con luz muy tenue.
Vale la luz de la velas, o dejar que entre un poquito de luz en la habitación.
A continuación ha de escogerse una posición lo más cómoda posible: puede ser tumbado o sentado.
Elegiremos en aquella que sabemos que no estaremos molestos.
Cuidado si se escoge la posición tumbada porque uno podría dormirse enseguida, y ahora no buscamos eso.
Paso 2: instauración de la tranquilidad
Comienza el ejercicio fijando en tu mente las palabras clave Estoy completamente tranquilo.
Estas palabras deben ser o pronunciadas o mentalizadas todas las veces que haga falta hasta que se hayan interiorizado.
Esto significa que a medida que las vayas pronunciando deben empezar a hacerte sentir mejor, más tranquilo y sosegado.
Pasarán así de ser unas simples palabras a convertirse en un estado de ánimo.
No sigas al siguiente paso, hasta que las palabras se hayan transformado en el estado de ánimo.
Paso 3: fase de pesadez
A continuación fijaremos en nuestra mente las palabras clave Mis piernas son pesadas. Esto quiere decir que a medida que lo dices o lo piensas tu cuerpo va asimilando las palabras y transformándolas en una sensación de pesadez real.
Debes realizar este proceso con todas las partes de tu cuerpo.
Te recomendamos sigas un orden ascendente para no perderte.
No sigas al paso siguiente hasta que las palabras hayan transformado la idea en una sensación real de pesadez en todo tu cuerpo.
Paso 4: fase de calor
En esta fase las palabras clave serán Mi pierna derecha está caliente.
El calor produce la relajación de todo el cuerpo, así que al igual que en el paso anterior, convertiremos estas palabras en una sensación real en nuestro cuerpo.
Debes realizar este proceso con todas las partes de tu cuerpo.
Te recomendamos sigas un orden ascendente para no perderte.
No sigas al paso siguiente hasta que las palabras hayan transformado la idea en una sensación real de calor en todo tu cuerpo.
Paso 5: fase de regulación cardiaca
En esta fase vamos a regular el ritmo del corazón, porque de todos es sabido que los sentimientos como los nervios y el miedo aceleran su función. En este caso, las palabras clave que vamos a utilizar son Mi corazón tiene un ritmo constante y vigoroso.
Al igual que en los otros pasos, no seguiremos a la fase siguiente hasta que esas palabras se hayan transformado en una realidad para nuestro corazón.
Seguramente tendrás que repetirlas en voz alta o mentalmente durante un rato largo. Tómate todo el tiempo que necesites para ello.
Paso 6: fase de regulación respiratoria
Ahora, después de haber relajado los músculos y regulado la actividad del corazón llega el momento de normalizar la respiración.
Para ello utiliza las palabras clave Mi respiración es tranquila.
Una vez más debes conseguir que las palabras dejen de ser simples ideas y se conviertan en una sensación real.
Si necesitas respirar profundamente en algún momento, siéntete libre de hacerlo.
No sigas al paso siguiente si tu respiración no lleva un ritmo tranquilo y natural.
Paso 7: fase de regulación de las vísceras abdominales
En esta fase las palabras clave son Mi plexo solar irradia calor.
El plexo solar es toda la zona del aparato digestivo y que suele estar siempre revuelta en casos de estrés o de miedo.
El calor tranquilizará esta zona y te ayudará a alcanzar un mayor grado de relajación. Repite las palabras hasta que se conviertan en una sensación corporal real.
Paso 8: fase de regulación cefálica
Esta es la última fase y sólo debes llegar a ella cuando hayas sido capaz de superar como se te indica el paso 7.
Aquí relajaremos la actividad cerebral concentrándonos en la frente.
Las palabras claves son Frescor agradable sobre la frente.
Repite una y otra vez esas palabras, mentalmente o en voz alta, hasta que la cargazón cerebral haya desaparecido.
Cuando lo hayas conseguido ya habrás terminado el ejercicio.
Tras conseguir alcanzar el paso 8 estarás totalmente relajado y tranquilo.
Te asombrará la calma que emanarás.
Después ten en cuenta que no podrás volver rápidamente a la vida agitada, así que descansa un ratito y ve recuperando el vigor con leves movimientos, enciende la luz y acostúmbrate a ella, bebe un vaso de agua, etc...

RELAJA CUERPO Y MENTE

Este es un sencillo ejercicio que recoge de alguna manera los principios del Tai Chi.
Es muy fácil de hacer y se puede realizar a cualquier hora del día, preferentemente cuando estés muy estresado o no puedas deshacerte de determinado pensamiento.
La idea general será dejar que el cuerpo fluya y se mueva al son de la música.
Para ello necesitarás una o varias canciones de música clásica o música New Age, que no sean estridentes ni te alteren, sino que sean básicamente sedantes.
Te recomendamos las melodías con instrumentos de viento y cuerdas, sonidos de la naturaleza, voces relajantes, ...
El ejercicio consta de los siguientes pasos:
Realiza el ejercicio en una habitación a oscuras o semioscuras y enciende la música que has escogido al respecto, de manera que el volumen esté a tu gusto.
No tengas miedo de poner el volumen alto si ves que te lo "pide" el cuerpo.
Comienza el baile de pié, con los brazos a lo largo del cuerpo.
Durante unos instantes, sólo escucha la música, no te muevas. Respira profundamente tres veces, a ser posible como la parte final del ejercicio controlando la respiración. Después comienza a mover los pies al son de la música, como tu quieras.
Ten presente que debes moverlos como el cuerpo te "pida", así que no te limites ni tengas vergüenza de nada.
Mantén dicho movimiento durante unos minutos.
A continuación añádele al movimiento de los pies, el de las piernas.
Muévelas como quieras, lo importante es que te sientas totalmente libre, así que no te preocupes por hacer movimientos rítmicos o estéticos.
Haz lo que te salga de dentro al escuchar la música.
Muévete durante unos minutos.
Pasado un ratito añádele al movimiento las caderas, la cintura el abdomen y la parte de abajo de la espalda.
Baila relajado dejando que sea tu cuerpo el que lleve el ritmo y los movimientos.
Tu no tienes que pensar nada.
Disfruta así durante unos minutos.
Después añádele a las partes del cuerpo que ya estás moviendo, el tronco de tu cuerpo. No dudes en realizar los movimientos que surjan y tómate unos instantes para disfrutarlo.
A continuación, ya estás preparado para mover con las partes del cuerpo que ya estás moviendo, los brazos y las manos.
Se original, no te quedes en convencionalismos, escucha a tu guía interior y deja que te muestre cómo debe de ser el baile que estás haciendo.
Sigue todas las indicaciones que te de, sin vergüenza. Libera tu cuerpo y tu mente. Por fin ya estás en disposición también de introducir movimiento con tu cuello y cabeza en el baile.
Ahora ya todo tu cuerpo ha de moverse liberándose de cualquier limitación. Mantén el baile durante varios minutos.
¡Disfruta de tu cuerpo! Para finalizar, comienza a levantar brazos y manos lentamente hacia arriba; mientras vas balanceándote a un lado y al otro como si fueras un árbol a merced del viento.
Deja que el balanceo siga el ritmo que ha escogido tu cuerpo para la música que estás escuchando.
Y después de varios minutos, ve bajando de nuevo los brazos hasta poner la posición inicial del baile.
Así terminas como empezaste: escuchando sin moverte unos minutos de la música. Después ya puedes encender la luz.
Comprobarás que te encuentras mucho mejor y más relajado. Sin duda es un ejercicio muy eficaz que sólo requiere un poco de práctica. Cuanto más lo practiques mejor serán los resultados.

RELAJACION MENTAL

Son numerosas las situaciones en que nuestra mente se ve tan atareada que cuando nos correspondería descansar somos incapaces de hacerlo porque no paramos de pensar.
Esto es un verdadero problema, especialmente cuando nuestra actividad mental ni siquiera nos deja dormir bien.
Por ello aquí te ofrecemos un sencillo ejercicio infalible para relajar tu mente y descansar plenamente:
Lo primero es buscarse un lugar tranquilo y cómodo donde podamos tumbarnos.
El ejercicio se realizará con la habitación a oscuras y los ojos cerrados.
Una música agradable y un poco de incienso pueden ser utilizados para favorecer tu relajación.
Respira profundamente tres veces.
Elimina toda la tensión de tu cuerpo y ve relajándolo desde los pies a la cabeza.
Tómate el tiempo que necesites.
Ahora visualiza tu cerebro, e imagina que tiene dos puertas.
Visualiza que las dos puertas están abiertas y cómo los pensamientos que entran por la puerta de la izquierda se van por la puerta de la derecha.
Es ahora el momento de cerrar la puerta de la izquierda impidiendo que ningún pensamiento pueda entrar en nuestro cerebro.
Centra tu atención en los que todavía están en tu mente y vete despidiéndolos y observando cómo van saliendo de ti por la puerta de la derecha.
Cuando haya salido el último pensamiento, cierra la puerta de la derecha. Así, ahora tu cerebro es una habitación vacía que está a oscuras.
No hay pensamientos, no hay nada. Mantén el estado de vacío mental todo lo que te sea posible, y si lo haces para poder dormir bien, déjate dormir con esa sensación.

VACIA TU MENTE

¿Cuántas veces nos hemos ido a la cama con millones de pensamientos que no nos dejan dormir?
Por ello será un ejercicio muy útil para aquellos que estáis todo el día funcionando con la mente en un análisis continuo de todas las situaciones pasadas, presentes y futuras de vuestra vida.
Además a un nivel un poco más elevado, este ejercicio es totalmente válido como preparatorio para una buena meditación.
De manera que al vaciar nuestra mente de los pensamientos de ese momento cuando vamos a meditar, favoreceremos una interiorización más profunda.
Al fin y al cabo, es nuestra mente la que siempre nos pone obstáculos para ello.
Este ejercicio no requiere un tiempo mínimo, si no más bien una importante atención a todo lo que vaya sucediendo.
Puedes realizarlo antes de irte a dormir o en cualquier momento del día, especialmente si quieres meditar.
En este caso puedes crear ambiente con música suave, alguna vela e incienso, pero no es necesario.
Utiliza tu imaginación para conseguir que el lugar te sea totalmente agradable y que por supuesto nadie te interrumpa el ejercicio.
Esto es lo que debes hacer:
Tres serán las posiciones ideales para este ejercicio.
A) Una de ellas puede ser tumbado en la cama, con la espalda recta, cuello y hombros relajados y palmas de las manos hacia abajo.
B) Sentado en una silla, con el cuerpo relajado, los pies cruzados en la zona de los tobillos y las manos apoyadas encima de las piernas de la siguiente manera: las palmas hacia arriba, mano derecha debajo de la mano izquierza. Los dedos gordos pueden tocarse o no.
C) Sentado en una superficie recta, con las piernas cruzadas en la típica posición de yoga o loto o si no eres tan flexible, simplemente con ellas cruzadas.
Manos en el centro de la siguiente manera:
las palmas hacia arriba, mano derecha debajo de la mano izquierza.
Los dedos gordos pueden tocarse o no.
Respira profundamente 3 veces para relajarte.
Si puedes, que sea como la fase final del ejercicio controlando la respiración.
Cuando ya estés relajado visualiza que te encuentras en un cine al aire libre.
De esos que tienen una gran pantalla al aire libre y que puedes ir en coche o sentarte en una silla.
Detállalo todo muy bien.
Observa cuánto medirá la pantalla, si es coche o facilitan sillas, qué colores hay, ... Después de fijarlo en tu mente vuelve a respirar profundamente otras 3 veces y siente como un aire puro entra en tu cuerpo refrescándote y limpiándote de manera que una luz blanca te va llenando a medida que inspiras.
A la vez observa como a medida que espiras muy lentamente, se van disipando tus tensiones, tus dudas y tus miedos.
Cuando ya te sientas como nuevo observa cómo en la pantalla se van reflejando uno a uno todos tus pensamientos, los acontecimientos del día, las disputas, los buenos momentos, lo que te preocupa, lo que tienes miedo.
Tómatelo con mucha calma.
Y mientras se van reflejando siente que se pierden, que se van disipando, que cada vez se van haciendo más y más borrosos hasta desaparecer. Se trata de que tu simplemente seas un observador, un individuo que va a ver esa película sin desesperarse por lo que vea y sin que le afecten las escenas que se reflejan.
Es una película como otra cualquiera y que tras un rato termina y desaparece.
Cuando hayas conseguido hacer desaparecer cada uno de esos pensamientos o escenas de tu película estarás preparado para irte a dormir o para meditar...
Es posible que las primeras veces te resulte difícil, pero con constancia llegará a ser un mecanismo completamente natural y muy positivo.
http://www.formarse.com.ar/ejercicios/ejercicios_relajacion.htm

El autoconocimiento a través de la desidentificación


El autoconocimiento a través de la desidentificación
por Tomás Agosin

Los temas entrega, desapego y desidentificación corresponden a prácticas espirituales conocidas en todo el mundo en varias tradiciones místicas. Cada uno a su manera ayuda a reducir el egocentrismo y de ahí que favorezcan el yo (según Jung en el sentido de plenitud espiritual) y la conciencia cósmica. En el siguiente artículo, Tomás Agosin presenta una forma sencilla y profundamente humana de reflexionar y de poner en práctica la reducción del ego para lograr una conciencia espiritual más profunda.

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Yo acostumbraba pensar que la transformación espiritual era un proceso misterioso que le ocurría a alguien muy especial, con mucho estudio y con un gran desarrollo espiritual. Pensaba también que ese proceso estaba lleno de sentimientos exaltados y de experiencias sobrenaturales. Estas imágenes hacían de la transformación espiritual una meta distante, si no imposible para mí. Pero he descubierto que la transformación espiritual es una realidad mucho más simple que cualquiera de los conceptos y asociaciones que sobre ella tengamos. Ahora pienso que la transformación espiritual es el proceso de cambio de mi actual manera de ser (acciones, pensamientos y sentimientos) por otra que sea más consistente con mis ideales espirituales.

Para hacer que nuestras vidas sean más consistentes con nuestras aspiraciones espirituales tenemos que empezar por conocer quiénes somos realmente, no lo que deseamos ser ni lo que sentimos que deberíamos ser. Así después sabremos qué necesitamos cambiar, qué necesitamos dejar atrás y qué necesita más énfasis en nuestras vidas para que reflejemos mejor lo que queremos ser y la forma en que queremos vivir.

La desidentificación, que es la capacidad de observarme a mí mismo, es tanto una herramienta maravillosa como la práctica que me puede proporcionar el autoconocimiento en forma objetiva. Cuando yo estoy totalmente identificado con mis pensamientos, con mis sentimientos o con mis acciones eso es lo que yo soy y entonces me convierto en las circunstancias transitorias de mi vida. Pero cuando observo mis pensamientos, mis sentimientos, mis reacciones y mis formas de hacer las cosas, aprendo a ver claramente quién soy y puedo poner alguna distancia entre mis experiencias y yo.

Es importante practicar este ejercicio sin juzgar. Verme objetivamente sin juzgarme y deponiendo la crítica es solamente observarme como se ve una película, poniendo alguna distancia entre mis experiencias y yo y suspendiendo todos los comentarios. Más adelante puede haber tiempo para el análisis crítico, pero no mientras me observo a mí mismo. El poder verme como los otros me ven (en cuanto a mis acciones) o como otros me verían si pudieran leer mi mente y mi corazón es particularmente difícil en nuestra cultura, pero es esencial para que este ejercicio dé fruto. Esta práctica de desidentificación me ayuda a adquirir el autoconocimiento en forma objetiva.

La desidentificación puede practicarse en cada momento del día. Hay algunas formas de facilitar la adquisición de este hábito. La primera es recordarnos constantemente a nosotros mismos que nos observemos: ¿Qué estoy pensando? ¿Qué estoy sintiendo? ¿Qué opinión estoy dando? ¿Cómo estoy reaccionando?

Podemos practicar la desidentificación cambiando nuestro sentido de ser por el de tener; es decir, de un “Yo soy”, a un “Yo tengo”. Cuando “Yo soy” algo, es para siempre y es todo mi ser; cuando “Yo tengo” algo, es temporario y tiene límites. “Yo tengo”, además, tiene ese matiz de no ser “yo mismo”, matiz que me ayuda a ver que el sentido más profundo de quién yo soy trasciende los particulares de un momento. Por ejemplo: “Soy una deprimida” versus “Tengo una depresión”, “Yo pienso” versus “Tengo tal pensamiento...” Pensamientos, sentimientos, reacciones, juicios, son experiencias transitorias de nuestro ser. La desidentificación nos ayuda a ver esas experiencias como pasajeras y relativas de modo que no adquieren esa profunda importancia que tienen cuando me he sumergido completamente en ellas. Aprendemos que no son “Yo” sino solo una pequeña parte de “Mi”. Aprendemos que todas las experiencias pasan, no importa cuán dolorosas o dichosas sean. Aprendemos que los sentimientos, opiniones, pensamientos y reacciones que aparecen son del momento y nada más. De este modo aprendemos a ver cómo pensamos, cómo sentimos y cómo reaccionamos. Con el tiempo descubrimos que todo es transitorio, que todo pasa.

Podemos practicar la desidentificación recordando que no somos solamente el pensamiento o el sentimiento que estemos experimentando ahora. Así puedo repetirme a mí mismo: “Yo no soy mis pensamientos”, “Yo no soy mis opiniones”, “Yo no soy mis memorias”, “Yo no soy mis reacciones”, y del mismo modo, según lo que haya capturado mi conciencia en determinado momento. Otra vez, la táctica aquí es crear cierta distancia para adquirir mayor objetividad y para centrarme a mi mismo en aquello que trasciende la experiencia momentánea.

De este modo, la desidentificación nos lleva a una expansión de conciencia porque, al separarme a mí mismo de lo que es transitorio – pensamientos, sentimientos, reacciones – puedo permanecer centrado en lo que no tiene los límites de tiempo y espacio. Hay un aspecto de mi conciencia que no cambia – solamente “Es”. Esa “Entidad”, esa pura conciencia, es mi capacidad de auto-observación. Si puedo permanecer centrado en lo trascendente, me abro a la vida con un nuevo estado de atención, un verdadero nuevo despertar. Puedo integrar lo trascendente y lo contingente en cada momento, porque las dos dimensiones existen siempre.

Así, la desidentificación nos ayuda a conocernos a nosotros mismos tal cual somos, y a permanecer conectados con la dimensión trascendente de la conciencia, expandiendo nuestra percepción de ser. Icon

Este artículo fue originalmente publicado en Seeds of Unfolding, No. 3, 1985. Es uno de los muchos artículos escritos por el Dr. Tomás Agosin, psiquiatra en el Departamento de Psiquiatría de la Facultad de Medicina Alberto Einstein en Nueva York, y miembro fundador de Cafh en Nueva York. El Dr. Agosin falleció en 1991.

Consejos para manejar nuestras obsesiones


Consejos para manejar nuestras obsesiones
Escrito por Vicky

Es normal sentirnos estresados cuando tenemos muchas cosas que hacer y el tiempo no es precisamente nuestro mejor aliado. Sin embargo, a veces el problema puede venir de nuestra propia mente, convirtiéndose en una obsesión que afecte nuestra salud y buen ánimo.

¿Alguna vez no les ha pasado que han tenido una idea que da vueltas a su cabeza sin podérsela sacar de ella? Pues de eso trata una obsesión. Es un pensamiento incontrolable y tan fuerte -por lo menos, mientras no recibamos ayuda- que no nos deja vivir tranquilos porque hacemos que todo gire en torno a él.

teensobsesivos

Ser obsesivos(as) no nos hace locos(as), pero tampoco debemos dejar que las preocupaciones excesivas -y muchas veces, sin razón- dirijan el tiempo y esfuerzo que podríamos utilizar para las cosas que nos gustan y hacen felices. Por ello quiero compartir los consejos que encontré en una interesante web de psicología y que creo nos pueden ayudar a manejarlas hasta sentirnos libres de ellas. A tomar nota:

* Ser obsesivos por decisión propia: Aunque esto suene contradictorio, debemos aceptar y convivir con nuestras obsesiones en vez de obligarnos de dejarlas de lado o analizarlos al mínimo detalle. Al decidir mantener nuestras obsesiones sentiremos que son voluntarias e iremos perdiendo la sensación de que son incontrolables.
* Poner un horario y rutina a las obsesiones: Si sentimos que los pensamientos obsesivos empiezan a invadirnos, dejémoslos para cinco minutos después y cuando llegue ese momento retrasémoslos otros cinco minutos para que no sean tan fuertes. Más tarde podemos escribirlos o grabarlos y hacerlo así todas las veces, de manera que se vayan diluyendo por flojera y que al leerlos/escucharlos nos demos cuenta de los absurdos que son.
* Tener “obsesiones melodiosas” y auto-tranquilizarnos: Cuando una obsesión sea muy fuerte, convirtamos las palabras mentales a una canción y cantémosla con una melodía lo más alegre posible. Así mismo, hablémonos a nosotros(as) mismos(as) con palabras de ánimo y calma, si es posible, haciendo respirando profundamente entre cada frase para relajarnos.
* Afrontar los retos: Muchas cosas que nos obsesiones surgen de no atrevernos a realizar cosas por miedo a equivocarnos y que los demás nos consideren mal. Así que el mejor remedio contra eso es ir hacia adelante y concentrarnos de lleno en aprender. Al ver que somos capaces de hacerle frente a nuestros miedos, sentiremos mayor seguridad y, por ende, nuestra ansiedad y obsesiones disminuirán.

Fuente: Cepvi.com
http://www.teens.com.pe/2009/10/26/consejos-para-manejar-nuestras-obsesiones/

Psicología de la felicidad




Qué ocurre cuando nos intentan convencer ciertos psicólogos de que está en nuestras manos el control absoluto de nuestras vidas y que, por ello mismo, podemos desterrar de su horizonte cualquier sufrimiento que la avasalle? Una cierta incredulidad nos invade, quizás porque estemos acostumbrados a leer libros cuyo tema esencial es el sufrimiento humano, del que los autores de esos libros parecen saber bastante, puede que por experiencia propia o por esa asombrosa capacidad de simbiosis con lo ajeno de la que dispone su cerebro creador, esencialmente adivinador, esencialmente certero, esencialmente comprehensivo de la naturaleza humana.


El sufrimiento es parte de la existencia humana y como tal debemos aceptarlo

¿Estarán todos esos escritores equivocados o acertarán, al menos en cuanto que detectan un rasgo esencial de la condición humana, de por sí tan frágil, tan vulnerable, tan mortal? Para la psicología del optimismo sin duda estarán equivocados y su insistencia en el sufrimiento como condición no infrecuente del hombre será expresión de su condición patológica antes que de su perspicacia crítica y de su sabiduría empática (en tanto que saben no solo de sí mismos, sino de los demás, y, en ocasiones, aun antes de los demás que de sí mismos).

Dos ideas angulares difunden esas filosofías: la felicidad está al alcance de la mano de cualquiera y el sufrimiento es una perfecta inutilidad, algo así como un absurdo capricho que se conceden ciertos hombres irresponsables que juegan con él como juegan con su salud cuando fuman o con su dinero cuando juegan o con... Sin duda la literatura, muchas veces encargada de difundir una idea atribulada y sufriente, cuando no mísera, de la condición humana, es un error. Los artistas juegan, no son serios, fingen, no hablan de la verdad. En las ficciones todo está permitido y los poetas, los menos ficcionales de los escritores, hablan de cosas irreales que solo caben en psicologías complicadas, poco representativas del hombre común. Si alguien dice que su existencia no sabe de dónde viene ni adónde se dirige, y que las piedras son mucho más afortunadas que los hombres porque no conocen el placer ni el sufrimiento, ni saben nada de la muerte, ese puede ser un buen poeta -¡y era buenísimo!- pero sin duda estaba mal de la cabeza porque ¿acaso la existencia es tan compleja y carente de sentido como para desear ser piedra antes que hombre?

Pero hay más. Esa filosofía de la dicha al alcance de la mano presupone que la felicidad es el único objetivo de la existencia, el más loable de todos, sin ponerse a pensar en el perfil endiosado de esa palabra, tal vez engañosa por prometer demasiado, puede que exactamente lo inalcanzable, en vez de prometer lo posible real, la normalidad sin vuelos extáticos pero capaz de engancharse a la vida sin padecimientos excesivos y con bienestares modestos, acarreando dignamente con las incertidumbres que el hecho de vivir y morir trae consigo. Por sus excesos prometedores, tan poco realistas a veces, es más que probable que esa felicidad sea un engaño, una ridícula e irreal abstracción, y prometerla puede que sea también parte del engaño y no digamos si, además, se anuncia como empresa fácil, con no más que unas pildoritas aquí y allá de psicología cognitiva-conductual, que es la que ha inventado el sueño americano de la felicidad al alcance de la mano para cualquier visitante de un gran centro comercial en un día de domingo.

Pero, además, ¿y si hubiera otros objetivos en la vida que no estuvieran marcados por El Dorado de la felicidad? Imaginemos que no existe tal cosa, o que designa un terreno vago irreal, ¿qué hace tanta gente en su busca, a cambio de buenos dineros, si lo que va encontrar, como mucho, es una mayor aceptación de sus frustraciones, un mayor amor a sí mismo y un control racional de la jungla caótica de su mente? Muchos dirán: ¿te parece poco? No, no es poco, incluso es mucho, pero a eso es mejor no llamarlo felicidad, sino algo parecido a autocontrol, realismo, capacidad de adaptación, equilibrio y sensatez.

Puede que bienestar fuera la palabra adecuada, la mejor de todas. Sentirse bien consigo mismo durante buena parte de los días de la existencia: no está nada mal, pero no suena a éxtasis, a nirvana, a cosas así de lejanas. Y no solo eso, sino también hacerse cargo del sufrimiento propio y ajeno, sin estar encerrados en la cápsula individual que protege nuestros grandes bienes, como pequeños capitalistas que somos todos, guardianes de nuestra empresa, y ciegos a los sufrimientos ajenos, puesto que no forman parte de nuestra felicidad, y encabronados con los propios puesto que nos han dicho que el sufrimiento es algo inútil. Con tal de que no sea devastador y espantosamente autodestructivo, el sufrimiento es parte de la existencia humana y como tal debemos aceptarlo, cuando así sea necesario: cuando alguien sufre a nuestro lado, cuando perdemos pie, cuando la existencia naufraga, cuando mueren los otros, cuando...

Ángel Rupérez es escritor.
http://www.elpais.com/articulo/opinion/Psicologia/felicidad/elpepiopi/20100705elpepiopi_5/Tes

recta de la felicidad




Ingredientes:

* 5 tazas de AMOR
* 4 cucharadas de ESPERANZA
* 4 cucharadas de TERNURA
* 3 tazas de RISAS
* 2 tazas de PERDÓN
* 4 tazas de FE
* 2 cucharadas de GENTILEZA
* 2 cucharadas de COMPRENSIÓN



Preparación:

Tómese el AMOR y la TERNURA y mézclese con la FE. Incorpórese la COMPRENSIÓN y la GENTILEZA, a continuación se le agregará la ESPERANZA y el PERDÓN. Rocíese abundantemente con RISAS. Cocínese con la LUZ DEL SOL y sírvanse diariamente RACIONES GENEROSAS.


Basada en la original de Natur-Andalus, herbodietética.
Por gentileza de Pedro.
http://www.lanaturaleza.es/recetafelicidad.htm

TRASTORNO OBSESIVO - COMPULSIVO -TOC-





"No podía hacer algo sin un ritual. Estos rituales trascendían a todos los aspectos de mi vida. Para mí, era muy importante contar. En la noche, cuando ponía mi despertador, tenía que hacerlo en un número que no sumara un "mal" número. Si mi hermana tenía 33 años y yo 24, no podía dejar la televisión en el canal 33 o en el 24. Me echaba champú tres veces en lugar de una porque tres era un número de suerte y uno no lo era. Me demoraba mucho al leer porque contaba las líneas de cada párrafo. Si estaba escribiendo una tarea para mi examen en la escuela no podía tener cierto número de palabras en una línea si sumaban un mal número. Siempre estaba preocupada pensando que si no hacía cierta cosa mis padres iban a morir. O me afligía hacer algo que causara daño a mis padres lo cual era totalmente irracional. No podía usar nada que dijera Tucumán porque mis padres eran de ahí. No podía escribir la palabra "muerte" porque me preocupaba que algo malo sucediera.
El vestirme en las mañanas era muy difícil porque yo tenía una rutina y si me desviaba de ella, tenía que volver a empezar.
Yo sabía que esos rituales no tenían sentido pero no podía evitarlos hasta que me sometí a terapia."

¿Cuáles son los síntomas cardinales?

El TOC es una enfermedad que hunde a las personas en ciclos interminables de pensamientos recurrentes (obsesiones) y en impulsos a reiterar determinadas acciones (compulsiones). Alrededor de un 20% de las personas tienen solamente obsesiones o compulsiones. El 80% padece ambas.
Obsesiones
Una obsesión es una idea, pensamiento, imagen o impulso persistente, que se filtra sin que la persona quiera en el pensamiento cotidiano.
Las obsesiones más comunes incluyen el temor a la contaminación, el temor a hacer daño a un ser querido o una duda constante acerca de haber realizado una acción. Casi todas las personas se dan cuenta de que sus obsesiones no tienen sentido, pero no pueden ignorarlas o suprimirlas.
Compulsiones
Para liberar la ansiedad algunas personas con TOC sienten que tienen que hacer algo, entonces se lavan las manos una y otra vez o se fijan varias veces si se apago la luz o el gas. Esta sensación de que deben repetir determinadas acciones o rituales constituye su
compulsión. Una compulsión es una acción repetida de un modo ritualizado para evitar algún acontecimiento desagradable en el futuro o dentro de la familia.
La ejecución de ciertos rituales puede llevarles horas lo cual interfiere en su vida normal tanto familiar, como social y laboral.
Los rituales disminuyen la ansiedad, la incomodidad, o la sensación de disgusto, pero solamente por un breve periodo de tiempo.

¿Quién padece TOC?

El TOC afecta adultos, en igual proporción a mujeres y hombres, adolescentes y niños. Aparece normalmente antes de los 25 años, y menos del 15% desarrolla este trastorno después de los 35 años.
En la aparición infantil afecta con mayor frecuencia a varones que a niñas y las obsesiones y compulsiones son similares a las que se ven en los adultos.

¿Cuáles son las causas del TOC?

Recientes avances en investigación ponen en evidencia que el componente biológico tiene un papel central en este trastorno.
Se piensa que resulta de la interacción de factores:

1. neurobiológicos: falla en la neurotransmisión de las neuronas encargadas de regular patrones de conducta repetitivos,
2. ambientales: factores perinatales, infecciosos, hormonales
3. psicosociales: estrés y ansiedad, que determinan modos especiales de conocer la realidad (estilo cognitivo).

¿Cómo evolucionan los síntomas Obsesivo Compulsivos en el tiempo?

Librado a su evolución natural el TOC tiene tendencia a persistir en el tiempo y a esta tendencia hacia la cronicidad se debe su condición invalidante. Aunque en algunos casos los síntomas obsesivo-compulsivos desaparecen sin tratamiento, lo más frecuente es la tendencia a empeorar y a persistir durante toda la vida de no mediar un diagnóstico temprano y un tratamiento específico.
http://www.soltaramarras.com.ar/ver2010/index.php?option=com_content&view=article&id=113&Itemid=191

Enfrentándote al pánico


Enfrentándote al pánico

Cuando se padecen ataques de pánico, además de la medicación y de la psicoterapia es imprescindible para poder superarlos con éxito y terminar con ellos para siempre, tener un claro guión que te ayude a saber qué es lo que tienes que hacer y pensar, en el preciso momento que se presenta el ataque de pánico, pues es posible que estes solo. Quién lo padece sabe que es un rato muy duro, que se pasa muy mal, pero si aprendes a controlarlo in situ, estas en el camino de salir de este problema para siempre.

Este guión, si es seguido al pie de la letra, insistiendo cada uno en el punto que más lo necesite, funciona y es capaz de ser el mejor compañero en ese momento tan difícil. Su utilidad está demostrada desde hace más de 25 años cuando Mathews y cols. lo publicaron en 1981. Los ataques empiezan a verse con otra perspectiva y es la de que tú puedes hacer algo para no aumentarlos, para soportarlos tal y como son. Cada ataque se convierte en una ocasión de aprender a que no estas indefenso, a que puedes acabar con esto. Verás que poco a poco te van dando menos miedo, que tú eres más fuerte y estas poniendo en marcha recursos que no sabías que tenías. No es fácil, pero si estas dispuesto sí es infalible.

Está basado en teorías de la psicología cognitiva que explican que es uno mismo el que aumenta el pánico con uno o varios pensamientos de pavor, y que si controla estos pensamientos termina controlando el miedo y este desaparece, primero poco a poco y después para siempre, pues unos pensamientos que ya no te aterrorizan no vuelven a presentarse. Era tu miedo el que los alimentaba y los tenía presentes. Lo óptimo es hacerse un pequeño guión con los 10 puntos y llevarlo en el bolsillo para poder leerlo y que sea tu guía en ese momento en que se presenta el ataque, ya que cuando el nivel de ansiedad es muy elevado dificulta mucho el pensar y recordar lo memorizado. Después puede aprenderse de memoria y repetirlo en tu mente como si te lo repitiera tu terapeuta si pudiera estar contigo en ese momento.

DIEZ REGLAS PARA AFRONTAR EL PÁNICO:

1. Recuerda que las sensaciones que estas experimentando en este momento en tu cuerpo son las reacciones corporales normales del estrés en su forma más exagerada. Son eso y nada más. No inventes.

2. No son en absoluto perjudiciales ni peligrosas. Son solamente desagradables, muy desagradables, pero esto es todo. NO SUCEDERÁ NADA PEOR. PUEDES AGUANTARLO PERFECTAMENTE, tu cuerpo está preparado para experimentar estrés en millones de ocasiones. No te va a pasar nada. Esto es todo.

3. Deja de aumentar el pánico con pensamientos atemorizantes sobre lo que está sucediendo y a donde podría conducir.

4. Observa lo que está sucediendo en tu cuerpo justamente ahora, no lo que temas que pueda pasar.

5. Espera y deja tiempo al miedo para que se pase. No luches en contra. No trates que desaparezca a toda costa. No huyas de él. Simplemente acéptalo.

6. Observa que cuando dejas de aumentar el miedo añadiendo pensamientos atemorizantes, empieza a desaparecer por sí mismo.

7. Recuerda que el objetivo es aprender a cómo afrontar el miedo sin evitarlo, por lo tanto este ataque es una oportunidad para progresar.

8. Piensa en el avance que has conseguido hasta ahora a pesar de todas las dificultades. Piensa en lo satisfecho que estarás cuando lo consigas esta vez.

9. Cuando comiences a sentirte algo mejor, mira a tu alrededor y empieza a planear que vas a hacer después.

10. Cuando este dispuesto a continuar con lo que estabas haciendo o a donde ibas, comienza de forma relajada y tranquila, no hay necesidad de esfuerzo ni de prisas. Felicitaté por el avance conseguido. Después analizarás que es lo que más te ha ayudado para tenerlo muy claro y poderlo utilizar con facilidad en la próxima ocasión.

Es conveniente que trabajes en la idea de la certeza de que si sigues enfrentándote así al miedo lo puedes superar, con el tiempo, definitivamente. Se trata de volver a recuperar el control de tu vida, y de NO EVITAR nada. Cualquier actividad o situación que evites para no enfrentarte con el miedo o el pánico, es precisamente lo que lo va a hacer crónico. Logras esconderlo pero asi siempre estará al acecho y no te librarás por completo de él. Animo. Todo el que se lo propone lo ha conseguido. Es dificil pero no imposible. También puede ayudarte cuando te planteas dejar los ansiolíticos
http://www.psicologosclinicos.com/articulos/tag/controlar-tus-pensamientos-durante-el-panico/

Técnicas para controlar los pensamientos negativos


Técnicas para controlar los pensamientos negativos

Hay gente que tiende a valorar cosas, acontecimientos y personas de forma excesivamente negativa. Su pensamiento tiende por tanto a establecer el negativismo como hábito y sin darse cuenta será su forma habitual de pensamiento y lenguaje. Otras personas no lo hacen habitualmente, aunque sí cuando están pasando una situación dolorosa. Todas los acontecimientos y personas tienen, objetivamente, sus aspectos positivos y negativos. Comprobarás si tu tendencia es al negativismo, si al evaluar una situación te resulta difícil ver su parte positiva.



Desvia tu atención de una emoción negativa
Para vencer la tendencia al negativismo puedes usar las llamadas Técnicas de Distracción que consisten en desviar tu atención de una emoción negativa, a una actividad placentera.
Los pasos serían: en primer lugar tienes que elegir una actividad que para ti sea placentera y después comienza a realizarla.
Se trata de hacer una conducta (leer, cantar, cocinar, escribir, etc) y por tanto activar músculos, atención, pensamiento, etc. Esto supone dejar de centrarte en algo negativo, ya que no se puede tener dos actividades opuestas al mismo tiempo en el organismo.

Cinco son las Técnicas básicas de distracción
1/ Técnica de externalización que es el acto de centrar tu atención en sensaciones que se originan fuera del cuerpo. La externalización funciona porque distrae tu atención y aparta a tu cuerpo haciendo que te centres en lo externo, impidiendo así que aparezca el malestar. Consiste en usar uno o más sentidos para centrarte en alguna sensación externa:

Usar el sentido visual: observa minuciosamente, puedes leer signos, examinar el dibujo de una pared, tela o alfombra cercana. Observa las diferentes actividades de las personas que te rodean o del ambiente. Si lo haces bien seguro que dejas de sentirte mal.

Escuchar atentamente: escucha conversaciones de los demás o ruidos de fondo, por ejemplo el tic-tac de un reloj o el paso de un avión. Éste es el fundamento de por qué funcionan las técnicas de relajación, donde un terapeuta dirige mediante su conversación a un paciente y consigue que salga de su negativismo.

Sentir las texturas: toca alguna tela que tengas cerca, un papel, el volante que estás conduciendo. Percibir táctilmente sirve para eliminar negativismo y estrés. Para las personas que tienen ansiedad cuando están en un lugar cerrado (vagón del tren), éste puede ser un medio útil para bajar la ansiedad.

Saborear u oler: saborea y huele el chicle o algo que tengas en la boca, presta atención a los diversos olores que te rodean.


2/ Técnica de la repetición: contar baldosas, las líneas o grietas del suelo, tamborilear con los dedos alguna canción, enrollar un trozo de papel de manera sistemática. Si haces esto no puedes estar recreándote en tu pensamiento negativo.

3/ Técnica antimonotonía: a veces realizar las actividades de forma habitual hace que éstas se vuelvan desagradables para nosotros. Cambia la decoración de tu habitación, de tu puesto de trabajo. Vuelve a casa por otro camino o modifica el lugar donde haces tus compras. A veces basta con que algo sea novedoso para que sea más placentero. Las actividades que han llegado a ser automáticas porque se realizan a menudo, no funcionan para positivizar el pensamiento porque no necesitas emplear toda tu atención.

4/ Técnicas simples que requieran concentración: recordar la letra de una canción que te gusta, determinar cuál va a ser el costo de una compra, pensar en un acontecimiento que te sea de agrado o alegría. Empléalo siempre que te des cuenta que estás pensando en negativo.

5/ Técnica de la conversación: conversar es una forma efectiva de distracción que puede usarse casi en cualquier lugar. Hablar por teléfono puede ser tan efectivo como hablar con alguien en persona. También puedes hacerlo con un extraño esperando en una fila. La conversación sirve más como distractor cuando se es el conversador activo más que el oyente pasivo. Ojo, si eliges usar esta técnica no lo hagas con alguien que sea negativo o se encuentre en un mal momento emocional, ya que te generará más dolor.

Si vas realizando estas técnicas cuando percibas que estás pensando en negativo, poco a poco conseguirás manejar el malestar y te sentirás mejor. Elige cuál de ellas emplear y no pierdas tiempo, verás como tu tendencia al negativismo irá desapareciendo.

http://mujer.terra.es/muj/articulo/html/mu24242.htm