Cómo sobrevivir a una madre narcisa
Karyl McBride, psicóloga estadounidense:


De niña, la doctora Karyl McBride tenía una muñeca que hablaba. Cuando uno le daba cuerda repetía una y otra vez las mismas frases: "Cuéntame un cuento" o "Por favor, péiname".

Hoy, el recuerdo de esa muñeca tiene un significado especial para la psicóloga: "Puede parecer extraño, pero cuando pienso en cómo describir a una madre narcisa, veo a esa muñeca que habla. Las interacciones de una madre narcisa con su hija son tan predeciblemente centradas en sí misma como las de la muñeca. No importa cuántas veces la hija "le dé cuerda" a su madre con la esperanza de que se concentre en ella y sus necesidades, el involucramiento de la madre siempre tendrá que ver con mamá", dice.

La doctora McBride sabe de lo que habla. Ella misma es hija de una madre narcisa e investigó durante dos décadas lo que ella llama "el narcisismo maternal" y sus efectos sobre las hijas. Ese trabajo, que incluyó cientos de entrevistas con mujeres afectadas, resultó en el libro "Will I ever be good enough? Healing the daughters of narcissistic mothers" (¿Seré alguna vez suficientemente buena? Sanando a las hijas de madres narcisas), que se lanzó en Estados Unidos el año pasado y acaba de ser reeditado en una versión de bolsillo.

"Empecé a investigar hace 20 años porque me di cuenta de que el mundo de la salud mental no había hecho nada al respecto. Es un tema tabú, las niñas buenas no hablan mal de sus madres, no odian a sus madres, por eso para las hijas es muy difícil hablar de esto. Llegan a la consulta con problemas de ansiedad, depresión, ataques de pánico o dificultades en sus relaciones sin darse cuenta de que a la base hay un problema con su madre. Este libro levanta la cortina sobre un problema real", dice McBride por teléfono desde Colorado, Estados Unidos.

Retrato de una madre narcisa

Las últimas cifras entregadas por la Asociación Psiquiátrica Americana indican que sólo en Estados Unidos hay actualmente 1.5 millón de mujeres con trastorno de personalidad narcisista. Pero McBride cree que la prevalencia es mucho más alta, y estaría en aumento. "El narcisismo es un desorden amplio, en un extremo está el trastorno de personalidad narcisista, pero también hay muchas mujeres que tienen más o menos rasgos narcisistas. Hay muchas madres que no tienen el trastorno, pero sí tienen rasgos importantes de ese tipo y dañan a sus hijas. Además, por lo menos en Estados Unidos, vivimos en una cultura extremadamente narcisista", comenta la experta.

McBride distingue el narcisismo maternal del simple narcisismo, y lo define de la manera siguiente: "Es la falta de empatía y la incapacidad de amar incondicionalmente. Generalmente estas madres tienen su propio pasado doloroso de no haber tenido padres capaces de conectarse con sus necesidades emocionales, tienen una herida profunda que no reconocen y como no trabajan en sanarla se la traspasan a sus hijos", explica la especialista.

La principal dificultad para las hijas de madres narcisas está en que éstas últimas, con su comportamiento, las aniquilan y borran su identidad. La imagen, explica McBride, es un elemento fundamental para las mujeres narcisistas y eso impregna toda la dinámica familiar. Más importante que las emociones y los sentimientos de cada uno de los miembros, les importa que ellas y la familia parezcan perfectas o casi a los ojos de los demás. Pero al mismo tiempo, como viven centradas en sí mismas, tampoco quieren que sus hijas se destaquen demasiado y les quiten protagonismo. "El mensaje que recibe la hija es: sé buena, sé amorosa, sé inteligente, etc, para que me consideren una buena madre. Pero cuidado con que te vaya demasiado bien y con hacerme sombra porque ahí te envidiaré. Por un lado son muy exigentes y ponen en evidencia las debilidades de sus hijas y por el otro son envidiosas y celosas de sus virtudes, entonces al final erradican todo el ser de sus hijas. Transmiten mensajes confusos y muy complicados de manejar", dice la psicóloga.

Esa tóxica relación se expresa de maneras muy distintas. McBride da el ejemplo de los relatos que le hicieron dos de sus pacientes. Una era adolescente, muy buenamoza y delgada. Al punto que su madre no lo pudo soportar. "Estaba celosa, entonces un día entró a la pieza de su hija, sacó toda la ropa del clóset y empezó a romperla y tirarla por el dormitorio. Le gritaba: ¿Qué te crees? ¡Nadie puede usar una talla 36! Debes ser anoréxica, te voy a llevar al médico. Y la hija no tenía nada de anoréxica".

Otro caso que le tocó ver fue el de una joven que sufría de depresión. Fue al psiquiatra y éste le recetó un antidepresivo. Contenta de haber encontrado una manera de salir adelante, quiso compartir la noticia con su madre.

"Pero ella agarró los remedios y los tiró por el excusado diciéndole: ¿Tan mala madre soy? ¿Cómo te atreves a hacerme esto? En estos casos se ve como para una madre narcisa todo tiene que ver con cómo se refleja en ella más que con alentar, querer y cuidar a su hija".

A la incapacidad de esas madres de ver las necesidades de su sus hijas se suma otro factor dañino para las hijas. Generalmente, las familias en las que hay una madre narcisa son disfuncionales: "Desgraciadamente son familias desconectadas emocionalmente. No hay una comunicación saludable en la que se habla de los sentimientos y no se cuida al otro con empatía. Generalmente el padre orbita en torno a la madre para que su matrimonio funcione, entonces la hija no sólo no tiene a una madre que la acoja, sino que tampoco lo hace el padre porque está demasiado ocupado con su señora", explica McBride. "Y muchas veces, la madre impide que los hijos sean cercanos entre ellos porque le da celos la conexión que puedan tener", agrega.

Los efectos en las hijas

Esa dinámica es dañina para todos los niños, pero la investigación de la doctora McBride demuestra que se les hace particularmente pesado a las hijas mujeres. Generalmente, explica, las madres narcisas tienen otro trato con sus hijos hombres: los ven como el niño de oro, les prestan más atención y no compiten tanto con ellos porque no se sienten celosas de la relación que pueden tener con su padre.

Con las hijas, el asunto es distinto y los efectos, devastadores. La experta cuenta que las niñas van internalizando tres mensajes principales: "No soy suficientemente buena, aunque haga muchos esfuerzos"; "No me siento digna de amor: si mi propia madre no me quiere, ¿quién puede?", y "me valoran por lo que hago más que por quién soy".

Eso se traduce en dos patrones de conductas: el primero corresponde a lo que McBride llama las hijas "Mary Marvel" o "María Maravilla". "En un extremo están las hijas que, en reacción a la idea de que son valoradas por lo que hacen más que por lo que son, deciden tratar de ganarse el cariño de su madre exigiéndose y exigiéndose para intentar cumplir con las expectativas de mamá", dice la psicóloga.

Al otro extremo están las hijas que internalizan más el mensaje de que hagan lo que hagan no será suficiente para sus madres y tiran la esponja. Empiezan entonces a autoboicotearse.

"Son dos extremos de mujeres que externamente viven vidas que parecen muy distintas, pero internamente cargan con el mismo peso emocional. Se sienten muy inseguras, vacías e inadecuadas. No desarrollan un claro sentido de sí mismas.

Y todo eso las afecta en distintos aspectos: afecta sus relaciones románticas, su manera de criar, sus opciones profesionales", dice McBride.

El tema de las relaciones es particularmente complejo. Por un lado porque sienten que no son dignas de ser queridas. Pero además, McBride dice que las hijas de madres narcisas heredan lo que ella llama "el legado del amor distorsionado". "Aprenden que el amor sólo está relacionado con lo que uno puede hacer para el otro o lo que el otro puede hacer para uno y eso es una trampa porque lleva a relaciones de codependencia y hace que elijan el hombre equivocado para relacionarse".

El camino a la sanación

Lo esperanzador del libro de Karyl McBride es que no implica que tener una madre narcisa sentencie a ser infeliz. Asegura que existen claves que permiten sanarse de las heridas que deja una mala relación con la madre y cortar el círculo vicioso.

"Muchas veces, las hijas se ponen muy temerosas cuando se embarazan. Temen no tener las habilidades para ser madre y, sobre todo, les da terror la posibilidad de terminar siendo igual a su madre. He visto a muchas hijas convertirse en madres maravillosas porque se dan cuenta de lo que les ocurrió y trabajan en recuperarse de esa experiencia. Si no lo hacen, corren efectivamente el riesgo de cometer muchos de los mismos errores".

En "Will I ever be good enough", la autora entrega un verdadero plan de recuperación en cinco pasos.

El primero consiste en hacer un duelo: el duelo de la madre que uno no tuvo y de la niña que uno no pudo ser. "Tiene que ver con aceptar que mamá tiene sus limitaciones, que es cómo es y que no podemos cambiarla", dice la psicóloga.

El segundo paso corresponde a un proceso de separación que generalmente se da en la adolescencia, pero que en las familias con madres narcisas suele no hacerse de manera adecuada. "De alguna manera, la hija tiene que hacer el trabajo de individuación de nuevo", explica McBride.

Eso es necesario para que pueda cumplir el tercer paso y desarrollar un sentido de sí misma, es decir definir quién es como mujer y conectarse con sus propios talentos, intereses y valores.

El cuarto paso está quizás menos relacionado con procesos sicológicos y más con los pragmáticos. Consiste en aprender a lidiar con la madre de una manera más sana, estableciendo límites claros. "Uno tiene que ver si su mamá es demasiado tóxica y hay que alejarse de ella o si, ahora que tiene más poder de control y que se ha recuperado, puede establecer una relación civilizada con ella, teniendo en mente que no va a ser más que eso".

El quinto y último paso tiene que ver con el futuro y con la relación que las hijas de madres narcisas establecerán con sus propias hijas. "Tienen que preocuparse de no transmitir el legado del amor distorsionado, para no mantener el mismo modelo con sus hijos", dice McBride

En la recuperación de las hijas, dice la experta, los padres pueden jugar un rol importante. Si toman conciencia de la necesidad de conexión de sus hijas y las apoyan emocionalmente, pueden contribuir de manera significativa en aplacar su dolor.

También lo pueden hacer las hermanas. "Si ambas se rebelan contra su sufrimiento y trabajan en recuperarse pueden ayudarse mucho la una a la otra porque se validan mutuamente y reconocen lo difícil que fue su experiencia con su madre", asegura la experta.

Karyl McBride también cree que la sociedad tiene una tarea pendiente: la de prestarles más atención a las necesidades emocionales de los niños.

"Tenemos que enfocar más la crianza en quiénes son nuestros hijos como personitas, en sus rasgos propios y en enseñarles valores, porque lo que veo hoy es que todo gira en torno a lo que los niños hacen. Los padres hablan de mi hija la bailarina, mi hijo el futbolista, o de mi hijo que está en tal colegio o mi hija que está en tal universidad. Hay que conectarse con quiénes son ellos y valorarlos por eso", concluye.

En internet: Más información en http://willieverbegoodenough.com

david de maria

Los trastornos de las estrellas


Los trastornos de las estrellas


Esta semana Daryl Hannah denunció que, durante años, Hollywood la mantuvo en una lista negra por padecer el síndrome de Asperger. El trastorno, similar al autismo, le impedía acudir a las entrevistas y eventos de promoción de las películas, por lo que los responsables de varios estudios decidieron dejar de contar con ella para sus producciones.

Hannah padece este síndrome de Asperger, lo que le dificulta en gran medida las relaciones sociales y la empatía hacia los demás, aunque nunca pensó que podría llegar a complicarle en tal medida su carrera como actriz. Pero las dificultades del síndrome le impidieron incluso que irmara contratos de actuación: "Los ejecutivos de los estudios me llamaban para trabajar, pero era demasiado tímida para devolverles las llamadas. Al final, un par de estudios le dijeron a mi manager que me habían puesto en su lista negra".

Sin embargo, Hannah no es la única en Hollywood que padece un trastorno de estas características. Las estrellas de cine, aunque muchas veces se repite aquello de que son dioses, evidentemente lo son sólo en la pantalla y en la memoria de los espectadores. Como seres humanos de carne y hueso pueden sufrir las mismas enfermedades que el resto de los mortales. Con la diferencia de que las suyas, en muchos casos, acaban saltando a los medios de comunicación y convirtiéndose en algo público. Más o menos graves, actores y actrices soportan padecimientos afecciones y dolencias varias que, en el peor de los casos, les condicionan la vida, como en el caso de Hannah, y en otros alcanzan como mucho la categoría de anécdota.

Dolencias o disfunciones menos graves son, por ejemplo las que sufren la actriz Julia Roberts y su hermano, Eric, ambos aquejados de tartamudeo y que no les supuso ningún freno para el desarrollo de sus respectivas carreras profesionales (especialmente en la de Julia, es evidente). Dolencia que también sufrieron Sandra Bullock y Bruce Willis, y todos ellos tuvieron que pasar por terapia para poder hablar en público.

Más grave es el caso de Jean-Claude Van Damme, que tiene que estar medicado de por vida a causa de un trastorno bipolar. Conocidas son su crisis de violencia provocadas por la enfermedad que, unidas a su fuerte adicción a la cocaína, dieron como resultado el estancamiento y posterior decadencia de su carrera. Y nadie imaginaría que el siempre lúcido, inteligente e irónico Stephen Fry, uno de los actores más talentosos del cine británico que se consagró con 'Wilde', sufre el mismo problema que Van Damme. Él mismo lo reveló en un documental, 'La vida secreta del maníaco depresivo', donde Fry entrevistaba a colegas que sufren el mismo problema, como Richard Dreyfuss o Carrie Fisher, narrando asimismo sus vivencias.

Otra afección que afecta a muchas estrellas es la dislexia. Ejemplo de ello son nada más y nada menos que Tom Cruise, Woody Harrelson, Salma Hayek, Whoopi Goldberg y Keira Knightley, que han reconocido públicamente su problema y todos lo han superado copn el tratamiento adecuado, aunque Cruise se empeñe en decir que él lo consiguió gracias a la Cienciología.

No se puede decir, sin embargo, que sea algo leve -aunque tampoco grave- el trastorno obsesivo compulsivo que sufren Woody Allen, Harrison Ford, Billy Bob Thornton, Alec Baldwin, Cameron Diaz y Winona Ryder (esta última también cleptómana; y el primero de la lista hipocondriaco). Como vemos, son unos cuantas estrellas las que padecen este desorden de la personalidad. Un trastorno que antes era considerado como una importante enfermedad psiquiátrica, que no respondía a ningún tratamiento; actualmente se sabe que es un problema común que afecta al 2% de toda la población y que se puede tratar con eficaces terapias.

Johnny Depp sufre un extraño "mal" llamado coulrofobia, y que consiste nada más y nada menos que en el terror a los payasos. Carmen Electra, hidrofobia, es decir que la asusta el agua. Danny Glover es epiléptico; Kim Basinger tiene miedo a los espacios abiertos; Nicole Kidman, a las mariposas; Orlando Bloom.... ¡a los cerdos!

En fin, que si creían que el dinero lo era todo, andan muy desencaminados. Y si no, échenle un ojito a la lista de famosos que han intentado suicidarse: Owen Wilson, Halle Berry, Elizabeth Taylor...
http://blogs.terra.es/blogs/hconfidencial/archive/2010/02/18/los-trastornos-de-las-estrellas.aspx

MADRES CASTRANTES


cuando terminara el sufrimiento esta madre que en nombre de el amor universal y de que toda madre es perfecta, y que por el simple hecho de haber parido un hijo se cree con todo el derecho de hacernos la vida imposible a toda la familia, hasta el extremo de tener que recurrir a medicacion para poder soportar la presion, ya no sabemos que pensar hemos intentado hablar con ella por todos los medios y lo unico que conseguimos es desgastarnos emocionamente, por que cuando le hablamos pone el piloto automatico nos dice lo que queremos oir, y parece que le alegramos el dia por que despues de cada charla conseguimos una sonrisa por su parte, al principio teniamos la esperanza de encontrar una solucion, ahora solo deseamos encontrar el equilibrio y el desapego emocional, para que deje de hacernos daño mientras tenga que compartir casa con nosotros.
fuente:amatista


Hay cariños que matan, desde luego. Hay madres que tienen el gravísimo defecto de someter a sus hijos hasta extremos de escándalo, sin querer darse cuenta de que el daño creado es casi de juzgado de guardia, haciéndolo en nombre del amor y quedando tan panchas. Madres escrutadoras, inquisidoras que siguen todo el tiempo el rastro de sus hijos sin apenas descanso ni respiro. Les llaman con frecuencia, algunas varias veces al día, para saber donde están, con quien y cómo, que están haciendo o van a hacer, si han ido al cajero o que pan han comprado. No importa que haga tan sólo algunas horas que supieron de él o ella. El caso es tener completa información de sus movimientos y hasta sus pensamientos. No sólo les llaman sino que pueden meterse en la vida sentimental del hijo para boicotearla. Si viven cerca de la hija porque esta ya tiene casa propia, o le piden la llave o allí se le presentan sin haber previo aviso ni invitación filial, con la excusa de ofrecerle un plato cocinado para el día. Otras veces exigen a su hijo que vaya a visitarles con frecuencia y si no lo hacen le cae una buena bronca. Frecuentemente le culpabilizan, manipulan y utilizan abierta o sibilinamente de tal forma que el hijo se sienta atrapado en la culpa y con la sensación de estar frustrando los deseos dominantes de su madre. La atmósfera de asfixia es irrespirable mientras algunos hijos (si son únicos tienen más riesgo de sufrir esa cruz) se someten, se ciñen, se pliegan y obedecen al dominio castrante y quedan atrapados cual insecto en la tela de araña. Ante esas madres que no ceden en su afán de dominio y de maltrato no queda más remedio que declarar una desobediencia civil en toda regla, arriesgándose a sufrir un escándalo, una riña severa, amenazas y gritos amén de manipulaciones verbales, chantajes y a veces improperios. No importa. Ante esas madres castrantes ¡desobediencia! hasta la liberación final. Es cuestión de vida o muerte, de sometimiento o de liberación. Atención, hijo o hija esclavizada, o te sometes o te libras del yugo. Casi no hay medias tintas. Tu vida privada es sólo tuya y ni en nombre del cariño puede ser invadida o violentada. Me refiero a los hijos mayores que deben estar emancipados y a ese tipo de madres, solamente. Luego dirán que las relaciones familiares no son a veces relaciones opresoras.
Escrito por: Miguel Silveira

un poquito de musica en la desesperanza

El Toc de amores no es el más conocido entre los distintos tipos de TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo).


toc de amores miedo a no querer

El Toc de amores no es el más conocido entre los distintos tipos de TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo).

El toc de amores se caracteriza por la idea obsesiva de no amar más a la pareja. Estas dudas constantes sobre si han dejado de querer a su pareja "comen" literalmente a las personas con Toc de amores y las agotan mentalmente, tal y como ocurre con la mayoría de las ideas obsesivas de los distintos tipos de trastorno obsesivo - compulsivo.

En el Toc de amores es frecuente que las personas que lo sufren se pregunten repetidamente si su actual pareja es realmente la persona adecuada para ellas y si realmente la quieren o no. En general, la mayoría de las personas son conscientes de que las parejas pasan por épocas mejores y épocas peores. Sin embargo, las personas que sufren Toc de amores, con frecuencia, son incapaces de reconocer esto: si no sienten intensamente en cada minuto atracción y deseo hacia su pareja, piensan que ya no están enamorados y que han dejado de quererla.

Con frecuencia, el Toc de amores deriva en rupturas temporales o permanentes. Las personas con Toc de amores llegan a poner fin a relaciones de pareja que son perfectamente adecuadas para ellas sólo porque consideran que sus sentimientos hacia la pareja no son como ellos piensan que deberían ser. Cuando esto sucede, es decir, cuando terminan con su relación de pareja, a menudo no tienen una idea clara de porqué lo hacen (a parte del hecho de que sus sentimientos no son los correctos) y no son capaces de dar una explicación coherente si se les pregunta.

El Toc de amores puede activarse por diferentes tipos de pensamientos e imágenes y esto, a menudo, varía de paciente a paciente. Películas, programas de televisión y canciones pueden actuar como fuertes desencadenantes.

Al ver las películas o escuchar las canciones, las personas con Toc de amores comienzan a preguntarse por qué su relación no refleja la conexión emocional profunda que aparece en la pantalla o en la canción, sin tener en cuenta que éstas suelen estar idealizadas y son poco realistas, por lo que acaban convenciéndose a ellas mismas de que su relación de pareja no funciona porque no les pasa lo mismo. Estos pensamientos llegan a ser tan obsesivos que toman la decisión de terminar con la relación.

Otras personas se comparan con lo que ven a su alrededor, especialmente con otras relaciones de pareja próximas (familiares, amigos, compañeros de trabajo, etc.)

Además de los pensamientos obsesivos que hemos comentado, también es frecuente que las personas con Toc de amores experimenten intrusiones visuales (imágenes mentales) que actúan como un pico de activación. Por ejemplo, se imaginan besando a alguien que no es su pareja, o se imaginan que su pareja está besando a otra persona y se atormentan con la idea, en el primer caso, de que están siendo infieles o, en el segundo caso, de que su pareja les está siendo infiel.
http://www.tupsicologoenvalencia.es/toc-amores-miedo-a-no-querer/2-34-24-34.htm

FAMILIA CHANTAJE EMOCIONAL, SENTIMIENTOS COMO MONEDA


FAMILIA
CHANTAJE EMOCIONAL, SENTIMIENTOS COMO MONEDA
El chantaje emocional es una práctica habitual de maltrato psicológico que denota debilidad e inseguridad en quien lo practica y servidumbre en quien lo padece. La imposición se lleva a cabo utilizando los sentimientos como arma. La negación a aceptar las exigencias del otro se califica de traición a la amistad o el cariño.

El chantaje emocional es una de las prácticas psicológicas más utilizadas, pero no por ello es legítima. De una forma inconsciente o voluntaria, se presiona a otra personas, víctimas del chantaje emocional, para que actúen, digan o piensen de una determinada manera, aunque vaya en contra de sus principios.

Esta presión, no es sólo patrimonio de la pareja; en cualquier relación de tipo personal se puede ser tanto víctima como verdugo. De hecho, es un recurso muy utilizado entre padres e hijos. ¿Es que ya no me quieres? o Con todo lo que he hecho por ti, son alguna de las frases más utilizadas por aquellos que lo practican.

Perfil del chantajista
Son personas que saben cuánto se valora la relación con ellos y conocen los puntos débiles y los aspectos vulnerables de quienes les rodean. Este tipo de extorsionadores, a pesar de poder dar la impresión de ser personas maquiavélicas y enrevesadas, en el fondo esconden debilidad e inseguridad ante el criterio y la libertad de actuación de sus seres queridos.

Su espíritu posesivo, les hace mostrarse como víctimas cuando su prójimo no actúa según su capricho o antojo. Para conseguir que se acaten sus deseos, han aprendido a provocar la culpa. Susan Forward, en su libro Chantaje emocional, distingue diferentes perfiles del chantajista:


El castigador, dice exactamente lo que quiere y las consecuencias a las que a las que tendrá que atenerse si no se cede a sus deseos.


El autocastigador se dañará, a sí mismo, si no se hace lo que él quiere pero, claro, antes avisa.


La víctima “obliga” a adivinar sus deseos para, luego, dejar claro que es nuestra responsabilidad el asegurar que lo obtenga.


El provocador ofrece promesas maravillosas siempre que se acate su voluntad.

Egoismo y complacencia
Los chantajistas de emociones, se aprovechan de la mala sensación que produce estar a malas con ellos. Les da lo mismo que se acceda a sus deseos sólo para aplacar ese malestar. Se trata de una práctica encubierta que viene a decir si quieres que yo esté bien, y por lo tanto estemos a gusto; haz lo que yo deseo, aunque no te guste y te haga sentir mal.

Esta manipulación suele producirse en el contexto de una relación con muchos elementos positivos. Se sabe cómo es el otro en su mejor momento, y se permite que el recuerdo de las experiencias agradables eclipse la sensación de que algo no funciona, prefiriendo ceder a los deseos propios para que ese buen momento no se rompa. Es como si se estuviera obligado a “pagar” para obtener el amor y el respeto de las personas que se aprecian.

Síntomas del chantaje
La gente que utiliza los sentimientos y emociones como método de conseguir lo que pretenden, se sirve de técnicas como amenazar con complicar la convivencia o poner fin a la relación si no se hace lo que ellos quieren. Otra forma, es dar a entender que se abandonarán, se harán daño o se deprimirán si no se hace lo que pretenden. Siempre quieren más, por mucho que se les dé.

Habitualmente, ignoran o no hacen caso de los sentimientos y aspiraciones de su pareja. Lo más importante es que ellos se sientan bien. Para que la relación funcione, ellos tienen que sentirse a gusto, y su pareja hacer de tripas corazón.

Califican al otro de egoísta, interesado, insensible o descuidado si no se cede; y se deshacen en alabanzas cuando se accede a sus deseos. Las armas básicas que usa el chantajista emocional para conseguir lo que quiere, son el temor, la obligación y la culpa.


CHANTAJE EMOCIONAL LÁGRIMAS QUE AHOGAN

Las relaciones humanas no son precisamente un camino de rosas. Entre flor y flor se esconde alguna espina que nos desgarra la carne. El pinchazo se agudiza cuando proviene de personas con las que mantenemos un intenso vínculo que deseamos conservar. Pero este anhelo es aprovechado por muchos, titiriteros de los afectos, empeñados en hacer sombra hasta que el amor se marchita y muere.


-M.M.M.-
Prácticamente todos nosotros conocemos a personas que se valen de mil ardides para que hagamos lo que quieren. Se trata de un chantaje en toda regla y utilizan los sentimientos como valor de cambio. Pero lo que nos deja indefensos es que estos extorsionadores son nuestros padres, hijos, parientes o amigos. Por eso nos quedamos muy aturdidos cuando nos plantean una exigencia como condición para seguir en buena armonía. Sin embargo, acceder a sus caprichos nos produce un malestar profundo que poco a poco se va enquistando hasta transformarse en rencor. Algo nos dice que somos víctimas de una manipulación intolerable, pero nos resulta aún más insoportable negarnos a sus pretensiones por miedo a levantar su ira, provocarles ese silencio helador que tanto nos angustia, o que lleve a cabo sus reiteradas amenazas.

Julia, administrativa de 45 años, se hunde cada vez que su marido apela a la sentencia: «“Con todo lo que yo he hecho por tí”. Llevo diez años casada –dice–, cuando conocí a mi marido, yo atravesaba una etapa muy difícil, y él me ayudó a superarla. Lo que nunca imaginé es que su apoyo me iba a resultar tan caro. Ahora siempre que tomo una decisión que a él le disgusta, zanja la discusión con su típica frase “Julia, qué egoísta eres, con todo lo que yo he hecho por ti, y ahora tú vas y me lo pagas de esta manera” . Él sabe que ese recuerdo me derrumba y acabo cediendo a sus deseos. Tampoco soporto que me diga lo de “Tú verás”. Cuando le anuncio que voy a quedar con unas amigas para ir al cine y luego, si se tercia, tomar algo por ahí, él sólo contesta: “Tú verás lo que haces, eres mayorcita” . Como el tono que utiliza me desagrada, intento cerciorarme de que de verdad no le importa que salga; pero él vuelve a repetir; “Ya te he dicho que tú verás...”. No sé por qué pero esas palabras me hacen sentir culpable y acabo quedándome en casa aburrida y rencorosa.»

No todos los extorsionadores tienen el mismo estilo, asegura Susan Forward, autora del libro Chantaje Emocional. Algunos son pasivos y otros muy agresivos; algunos son directos y otros extremadamente sutiles; algunos revelan las consecuencias exactas que padeceremos si los disgustamos y otros recalcan lo mucho que les hacemos sufrir, pero todos tienen algo en común: su comportamiento manipulador. Además, el chantaje emocional suele producirse en el contexto de una relación con muchos elementos positivos. Sabemos como es el otro en su mejor momento y permitimos que el recuerdo de las experiencias agradables eclipse la sensación de que algo no funciona.

Fátima, estudiante de arte dramático de 23 años, es otra víctima de chantaje emocional. Como en los últimos tiempos se notaba demasiado triste ha decidido poner fin al apagón. “Yo tengo dos madres, la biológica y la mujer que me ha cuidado durante veinte años. Mi madre biológica ha tenido una vida desdichada y cuando nací ella se sintió incapaz de sacarme adelante, así que buscó a una persona para que me atendiera. Desde los tres meses viví con una familia normal, es decir, compuesta de padre, madre y cuatro hermanos. Mi nueva familia, a la que quiero mucho, se ha desvivido por mí y me ha enseñado muchos valores, sobre todo el de lucha y aprecio por la vida.




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¿ERES VíCTIMA DE CHANTAJE EMOCIONAL?


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Para saber si eres blanco de un chantajista, previene Susan Forward, observa si las personas que consideras importantes:
• Amenazan con volverte difícil la vida si no haces lo que quieren.
• Amenazan constantemente con poner fin a la relación si no haces lo que quieren.
• Te dicen o dan a entender que se abandonarán, se harán daño o se deprimirán si no haces lo que quieren.
• Siempre quieren más por mucho que les des.
• Habitualmente ignoran o no hacen caso de tus sentimientos y aspiraciones.
• Hacen generosas promesas que están supeditadas a tu comportamiento y rara vez las cumplen.
• Te tratan de egoísta, malo, interesado, insensible o descuidado cuando no cedes.
• Se deshacen en alabanzas cuando cedes y las retiran cuando te mantienes firme.
• Utilizan el dinero como arma para salirse con la suya.

Para saber más:
Chantaje Emocional, Susan Forward. Editorial: Martínez Roca.
Cuando digo No me siento culpable, Manuel J. Smith. Editorial: Grijalbo.


Mi madre biológica siempre se ha mantenido en contacto conmigo y nos veíamos a menudo. Aunque a ella le gustaba fantasear con cuidarme, nunca se atrevió a dar el paso. Cuando cumplí veinte años me propuso que nos compráramos un piso y recuperásemos el tiempo perdido. Me despedí de mi familia con mucho dolor, pero a la vez me resultaba estimulante el reencuentro con ella. Sin embargo la experiencia no ha resultado todo lo bien que imaginábamos. Mi madre se pasa el día lamentándose por haberme dejado al cargo de otras personas. Ahora para compensar, sólo quiere retenerme y dispensarme atenciones propias de niño pequeño. Me hace sentir culpable cada vez que salgo con mis amigos porque, dice, les prefiero a ellos antes que a ella. Tampoco aguanta que hable y visite a mi otra familia, debido a sus celos. Me chantajea con la comida: si yo no estoy en casa, no prueba bocado, algo que me saca de quicio por su endeble salud. Mi deseo es que tengamos una convivencia agradable y vivir el presente en lugar de los años perdidos, como ella pretende. No soporto que sufra, por eso he acudido a un terapeuta que me ha enseñado algunas formas de tratarla. Me parece que ella sigue sintiéndose igual, pero yo he conseguido liberarme de la culpa, y eso, es mucho”.

El chantajista emocional es una persona insegura, llena de miedos, que teme perder nuestro cariño. Sin embargo, en lugar de aceptar sus temores, se las apaña para hacernos creer que somos nosotros los necesitados, los que sin ellos andaríamos perdidos por el mundo, en definitiva, llegan a convencernos de que todo lo que nos imponen es por nuestro bien. Para conseguir que acatemos sus deseos, han aprendido a provocarnos la culpa y hacernos dudar de nuestras decisiones. Se aprovechan de la inquietud que nos produce estar a malas con ellos, aunque accedemos a sus exigencias para aplacar nuestro malestar, nos quedamos con la mosca detrás de la oreja; es como si estuviéramos obligados a “pagar” para obtener el amor y el respeto de las personas que apreciamos. Con nuestra sumisión, logramos que la tormenta no estalle, sin embargo se trata de una calma que hace aguas por todas partes, ya que el resentimiento va llenando de números rojos una cuenta que debería rebosar de afectos. Si no queremos caer en la bancarrota del amor, debemos poner límites a esas relaciones tan abusivas.

Una de las claves para liberarnos de la manipulación, aseguran los expertos, es determinar dónde empiezan y terminan nuestras responsabilidades hacia los demás. La solución pasa por crear relaciones nuevas y sanas no sólo con los chantajistas de nuestra vida, sino con uno mismo. Como dice Manuel J. Smith en su libro Cuando digo NO me siento culpable podemos complacer a alguien temporalmente haciendo lo que desea, pero esa persona deberá cargar sobre sus propios hombros todo el esfuerzo, el sudor, el dolor y el miedo al fracaso necesarios para ordenar su existencia con miras a la salud y la felicidad.

Nereida Cuenca.
http://www.forosdelmobbing.info/phpBB3/viewtopic.php?f=63&t=7330

El Sol negro: un psicópata en la familia


nosotros tenemos un lunita negra
El Sol negro: un psicópata en la familia

Hugo Marietán. Publicado en Alcmeon, 48, noviembre 2005

Introducción

La familia básicamente es un sistema. Y todo sistema que permanece es porque de alguna manera beneficia a sus miembros.

Por suerte, la mayoría de los psicópatas demuestra su psicopatía por fuera de la familia. A tal punto que muchas veces la familia ni se entera de las actividades psicopáticas del individuo. Tienen familia pero no descargan la psicopatía en ella. Un porcentaje escaso lo hace dentro de la familia.

Hace poco consultó una señora que había estado casada 25 años y hacía 2 años que estaba separada. Quería saber que pasó con ella que en 27 años no se enteró que estaba con un psicópata. Lo descubrió por azar. En un momento revisó algunas cosas de la casa que compartió con este hombre y encontró una caja llena de fotografías de mujeres adolescentes en actitudes eróticas con él. Él siempre andaba con una cámara fotográfica, pero ella tomó esto como un hobby inocente. De vez en cuando él salía a cazar con unos amigos. Investigó a estos amigos y se dio cuenta que todos participan de la misma perversa afición. Dice que con ella un par de veces él intentó tomar fotografías en posturas especiales, y por eso las reconoció cuando vio las fotos, eran las mismas posturas. Se preguntaba cómo no pudo detectar la psicopatía. Fuera de esto, era hombre trabajador, buen padre, etcétera.

El efecto Sol negro

Yo llamé a la acción del psicópata en la familia el efecto ‘Sol negro’, porque hace que todo el sistema familiar gire alrededor de él, como si fueran planetas alrededor de un Sol. A diferencia del Sol que da luz, da energía, da vida y permite el desarrollo de los individuos, el psicópata, toma la energía de todos, opaca a la gente, impide el desarrollo de los miembros de la familia, ejerce un poder intenso. Son como‘vampiros energéticos’, desvitalizan.

Hace unos meses viene a consultar una mujer que se dedica a la creación de guiones teatrales. Hasta un mes antes estaba casada y era parte de un circuito psicopático en el que estuvo durante cuatro años. Esta guionista parecía anémica, en el sentido médico del término. Por la falta de fuerza física y el atolladero mental en que se encontraba: parecía totalmente chupada energéticamente.

Me dijo que perdió todos sus amigos, (los psicópatas, en su afán de poder, separan de todas las personas que son significativas, los va sacando para concentrar el poder sobre él), y se quedó sin relaciones de tipo sociales, sin contactos. Contó que su ex marido hasta le sacó su parte creativa, la opacó. Toda su energía estaba puesta en el modo de poder satisfacerlo, tarea bastante imposible, siempre había un pero, siempre faltaba algo.

El emergente

Cuando en un sistema familiar hay un psicópata, ¿qué es lo que primero aparece en nuestro consultorio? Aparece el emergente, aquel que es signado como “enfermo”.

Una vez llegó a la consulta una chica, acompañada por su madre y su padre, tenía todas las características de un síndrome esquizofreniforme. Tenía alucinaciones auditivas, visuales, percepciones delirantes, ideación de ser perseguida, premoniciones. Con esto, es fácil dejarse llevar y colocar el rótulo de esquizofrenia. Por suerte con la práctica se aprende que en la esquizofrenia hay que esperar para hacer el diagnóstico.

Más adelante me entero que el hermano de esta joven de 28 años estaba internado en una granja de recuperación de adictos graves. Una segunda hermana se casó muy joven: se marginó del sistema. El padre era una persona muy ansiosa, irradiaba tensión.

En contraste con todo esto, la madre soportaba estoicamente la carga de esta familia tan pesada y de difícil convivencia. Una madre abnegada que llevaba su cruz.

Las tres instancias

Por lo general en las familias donde hay un psicópata en primera instancia se ve el emergente, en segunda se ve que hay otros miembros de la familia que están con problemas psicológicos o psicopatológicos, y recién en tercera instancia, con mucha investigación y la mentalidad abierta, se ve al psicópata, se ve al Sol negro.

Así, he concluido que cuando en una familia hay varios miembros con descompensaciones psicopatológicas hay que buscar al psicópata, en algún lado está.

En este caso la psicópata era esta madre, que además padecía una ludopatía grave. Tenía acciones francas de cosificación; por ejemplo su madre, una anciana de pocos recursos, vivía de una pensión. Ella tenía el poder para cobrar esa pensión y sacaba el dinero y lo jugaba. Pedía préstamos a la empresa en la que trabajaba el marido, a cuenta; bueno, hacía toda una serie de cosas que no vienen al caso ahora que la tipificaban como psicópata. Sin embargo, si uno la toma en una primera instancia, parecía una madre sufrida y victimizada.

Los rasgos neuróticos del psicópata

Algunas veces el psicópata presenta rasgos neuróticos. Esta es una observación que yo investigo desde hace tiempo, la presencia de rasgos neuróticos en los psicópatas. Esto es importante de destacar porque nuestra formación nos lleva a canalizar los diagnósticos a través de las psicosis o de las neurosis, y cuando observamos rasgos neuróticos vamos por una vía muy directa a pensar el cuadro como neurosis, dejando de lado otras posibilidades, y ahí nos perdemos.

Lo emocional impide el análisis

El otro error que podemos cometer al momento de detectar a un psicópata es dejarnos invadir por lo emocional o lo ético ante las acciones psicopáticas. Lo afectivo anula el posterior seguimiento intelectual del caso; nos quedamos con el impacto y paramos de razonar.

La acción invisible de la psicopatía

Sabemos que hay otros soles oscuros, que si hay un depresivo, uno o más miembros de la familia giran alrededor de él, sabemos que se da en otros estados también, como en la psicosis. Un neurótico grave también puede hacer girar a la familia alrededor de él, pero en todos los casos la familia puede detectar la enfermedad, es un depresivo, es un neurótico. La psicopatía no se nota, la psicopatía permanece invisible y solo nosotros la captamos a través de los efectos que producen en la familia.

La atmósfera psicopática

Después tienen que pensar en lo siguiente, los miembros de esas familias, sobre todo los chicos de estas familias, están en esa atmósfera, han crecido en esa atmósfera psicopática, entonces para ellos es indistinguible qué es un psicópata y qué no es un psicópata, qué es lo que está bien y qué es lo que está mal, ellos han crecido así. En la adolescencia los chicos se abren más a la comunidad e intentan afirmar su personalidad, y encuentran en la psicopatía un escollo.

Las reacciones a la psicopatía

Entonces pueden reaccionar de distintas maneras:
a) ignorar el tema, negarlo

b) someterse
c) rebelarse: la rebeldía es faltar a la obediencia, es ser indócil, oponerse con tenacidad, pero dentro del sistema; desde el sistema se critica el sistema.
d) revolucionar: es atacar el sistema desde afuera o desde la marginalidad, clandestinamente.
e) radiarse: es alejarse del sistema, como hizo la chica mayor de este caso que conté, que a los 17 o 18 años se casó y se fue. Es girar a una órbita mucho más amplia
f) enfermar

Los efectos de la psicopatía

Si bien la psicopatía no es visible, en el sentido de no ser detectada como una depresión o una neurosis, se ve a través de los efectos.

Para algunos miembros hay algo que no cierra, que no está bien. Y a medida que van creciendo más se nota esto. En los niños suelen notarlo las maestras, los compañeros, hay algo en ese pequeño que no está funcionando bien, no se sabe qué es, pero se nota que está englobado en una situación que no es la normal.

El no darse cuenta activo

La esposa del psicópata por supuesto es una complementaria. La complementaria tiene un modo de no darse cuenta especial. Las cosas anómalas acontecen y la familia o los amigos le dicen que lo que está viviendo es un desastre, todos se lo señalan, pero la complementaria no ve, hay un no darse cuenta activo, trabaja para no darse cuenta.

Cuatro puntos para destacar

Me gustaría insistir en cuatro puntos.

Primero, que cuando ustedes sospechen una psicopatía, traten de controlar su sistema emocional, el psicópata puede suscitar repugnancia y reacciones afectivas negativas una vez conocida la acción psicopática: un incesto, una perversión, produce un choque emocional importante y así no se puede analizar nada. Tenemos que “enfriarnos” y estudiar el caso, para ayudar, si lo solicitan, a la gente que está alrededor del psicópata.

Segundo, en aquellas familias que presenten varios miembros con alteraciones psicopatológicas, busquen al psicópata, es muy probable que lo encuentren.

Tercero, no se dejen confundir por los rasgos neuróticos, el psicópata puede presentar rasgos neuróticos.

Cuarto, el psicópata es un gran absorvedor de energía y ejerce un poder especial sobre la familia.

En la psicopatía

En el caso de la psicopatía he observado que se cumple lo que me ha dicho una vez un familiar de un psicópata. Hace muchos años ya que he dejado de buscar las claves de esta profesión en libros de idioma inglés, francés o alemán para dedicarme a escuchar que me dice el paciente, qué me dicen los familiares. No qué me debe decir el paciente, de acuerdo a lo que leí o traduje, sino qué me dice, qué hace, qué me quiere decir este paciente. Decía, entonces, que un día un padre de un psicópata me dijo: doctor, este muchacho me roba la vida. Observen qué profundo es ese sentimiento y cuánta verdad lleva. Él se daba cuenta que lo absorbía tanto, que la conducta era tan anormal, tan demandante que el tenía que invertir su vida en el hijo. Lo que no podía hacer era discriminar, como lo estoy haciendo yo que sintetizo tantos casos semejantes, que el estaba girando alrededor de un Sol negro. Que él estaba corriendo como un bombero detrás de un piromaniaco que siempre estaba un paso adelante, que llevaba la iniciativa. Chocaba los autos (un clásico entre los marihuaneros), robos de poca monta, drogas, alcohol, manipulaciones, mentiras, falta de disciplina y constancia en los proyectos, cuando los tenía o se los imponían. El padre siempre tratando de solucionar los problemas en que se metía el hijo, de ver cómo se podía solucionar el problema, ilusionándose con un cambio que nunca se producía. Apostando a que era una etapa alocada de la juventud de su hijo, que ya iba a “madurar”.

“Doctor, este muchacho, me roba la vida”.

Era un Sol negro.

Estractos selecionados por M. Parés de "El Sol Negro" de Hugo Marietán

Exrraído de http://www.marietan.com/material_psicopatia/el_sol_negro.htm

¿En qué consiste el acoso familiar?


¿En qué consiste el acoso familiar?

por Marina Parés*

En mi trabajo con víctimas de acoso moral en el trabajo, alguna vez coincidi con personas que habian sufrido esa misma forma de hostigamiento pero en el seno de su familia. Si ya es grave ser rechazado y hostigado en el lugar de trabajo, lo es todavia más el haber crecido en una familia que te ha designado como "oveja negra" y depositaria de todos los defectos, según expresión de una afectada consiste en "nacer en campo enemigo". En mi trato con dichos afectados he podido comprobar que los miembros estigmatizados pasan por las mismas fases que pasan las víctimas de acoso moral en el trabajo, con una pequeña variación en la duración de las mismas. Entre las víctimas de acoso familiar he encontrado los casos más alarmantes de acoso.

Considero que el acoso familiar es el Síndrome de la Oveja negra, éste síndrome hace referencia a aquella persona que es rechazada por los suyos con argumentaciones inverosímiles. En esa persona se depositan todos los "males" de la familia de manera que el resto de miembros familiares puedan verse liberados. Opino que en esa familia hay un miembro susceptible de ser un psicópata integrado, que ha logrado contaminar a su nucleo familiar, si bien reconozco que esa puede ser una afirmación objeto de controversia, no puedo dejar de indicarla a tenor de las diferentes entrevistas en profundidad que he realizado con afectados por acoso familiar. El acoso familiar va más alla de la violencia psicológica entre la pareja, y es intergeneracional, eso significa que se transmite a cada miembro familiar. Los miembros jóvenes de este clan familiar aprenden una peculiar manera de dominar las relaciones humanas consistente en la marginación y estigmatización d euno de sus miembros, por ello es muy habitual encontrar una "oveja negra" en cada generación. En una puede ser una hija, en otra un tio, etc...

DEFINICIÓN DE ACOSO FAMILIAR

He definido el concepto de la siguiente manera:

" Este término se hace servir para identificar situaciones en que un familiar o un grupo de familiares ejercen un conjunto de comportamientos caracterizados por una violencia psicológica, aplicada de forma sistemática durante un tiempo sobre otro familiar tendente a provocar el desprestigio y la exclusión de los eventos familiares" (Definición de Marina Parés Soliva, Julio 2007 ©2007marinapares).


El acoso familiar consiste en el trato vejatorio y humillante hacia un miembro familiar por parte del resto de la familia, a través de la rumorologia. El resto de los familiares consiguen una unidad interna a base de las críticas y rumores vertidos contra el familiar estigmatizado. Es tan común esa peculiar manera de comportarse entre los miembros de esa familia, que se hace dificil poder distinguir quién es (o fue) el instigador del acoso. Soy del parecer que el instigador del acoso familiar, es el mismo personaje que instiga acosos en otros entornos (laborales, sociales...) y dado que su personalidad corresponde a una psicópata integrado socialmente, esa manera de relacionarse se va a manifiestar en todos los lugares donde haya interelación entre personas.

El psicópata integrado socialmente consigue destacar en su medio familiar y alzarse como referente de virtudes, se convierte en el "modelo" a seguir por los demás, y muy a menudo llega a conseguir un gran prestigio social en su ciudad, que utiliza para dictar lo que es "correcto o incorrecto" en el seno de su familia. Ese personaje es muy popular entre los suyos, y tiene mucha credibilidad y poder tanto para premiar a aquellos miembros que se someten a sus designios como de castigar a aquellos que se rebelan. Se trata de un experto manipulador, y dado que en la recuperación de las víctimas es necesario poder identificarlo, a modo de separar el grano de la paja, una manera que hemos encontrado para facilitar esa identificación del resto de la familia, que también hostiga a la víctima pero de una manera imitativa, ha sido esa peculiar forma de alternar premio y castigo a la que he denominado "regalo de compensación" que es propia del instigador. El perverso integrado va a conseguir lo que quiere de cualquier manera, y eso implica que a menudo sus intereses topan con los intereses o sensibilidades de otros miembros familiares que le son afines, cuando esto ocurre, el perveso no se detiene, consigue lo que quiere y al mismo tiempo ofrece al familiar perjudicado un "regalo de compensación" a modo de compra para seguir contando con su lealtad a pesar de haber pisoteado su sensibilidad.

Al tratarse de una patologia individual (la psicopatia) que ha contaminado todas las relaciones humanas en la familia (hostigamiento), podemos decir que la perversión se ha convertido en un "sello" familiar y podemos afirmar que es transgeneracional ya que incluso cuando el instigador ha fallecido, ha dejado instalado el acoso familiar como un legado. Las siguientes generaciones actuaran de la misma manera, a saber: designando una oveja negra en cada generación. En el supuesto que ninguno de los descendientes haya heredado esa patología, el acoso familiar irá perdiendo virulencia hasta desaparecer en las generaciones siguientes; en cambio si alguno de los miembros ha heredado la psicopatía, el acoso familiar mantendrá su virulencia. Los estudios médicos y psiquiáticos indican que la posibilidad de heredar la psicopatia es bastante alta.

En el acoso familiar existen dos tipos de víctimas, los sometidos y la oveja negra. Para la oveja negra el alejamiento de la familia de origen y la formacion de una familia sana será la manera para resolver la situación; en cambio para los familiares sometidos al dominio de un psicópata integrado el tratamiento es mucho más difícil. La negación a reconocerse a si mismo como verdugo de otro familiar es un aspecto que impedirá la resolución de su situación y por tanto el mantenimiento de relaciones tóxicas en el seno familiar.

El acoso familiar no es otra cosa que la manifestación de la violencia perversa del psicópata integrado socialmente, esta vez, en su ambiente familiar.
Grafico: Actuación del Gang de Acoso. ©2005marinapares
Se permite su reproducción citando a la autora y a la fuente

* Marina Parés Soliva. Diplomada en Trabajo Social. Perito Social Jurídico. Presidenta del Servicio Europeo de Información sobre el Mobbing.

Agradecemos la difusión de este artículo en el foro "Desde los Tejados"

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El "mobbing maternal"

NOTA: INFORMACIÓN AÑADIDA POR MARINA PARÉS CON POSTERIORIDAD (Marzo 2008)

El mobbing maternal es una subclasificación del acoso familiar

Durante el mes de marzo del año 2008 han aparecido en diversos medios españoles de comunicación informaciones sobre el acoso a la mujer trabajadora que ha quedado embarazada o que se reincorpora de una baja maternal y dicho acoso, ha sido denominado, por personas poco conocedoras del fenómeno del acoso, como "mobbing maternal", ya expliqué en diversos medios la poca fortuna en utilizar ese término, lo que ahora hay que señalar es que precisamente cuando el acoso familiar, tema del presente artículo, está instigado por una figura materna, ya sea la abuela o la madre, es cuando se denomina "acoso maternal".

En conclusión, el "mobbing maternal" es aquel en que el psicopata integrado es una mujer que tiene un rol fuerte dentro del entorno familiar. Una manifestación de su poder entre los familiares es que consigue que todos los miembros de la misma "bailen" alrededor de ella. Es la figura que premia o castiga, es a la que se le ha de consultar cualquier decisión importante referente a los miembros de su familia. En definitiva, es la que tiene el poder de decir lo que esta bien y lo que no esta bien dentro de esa familia. Muy a menudo tiene a alguno de sus hijos esclavizado en servirla a costa de la renúncia del mismo a tener una vida independiente. El tema es interesante y requiere mayor profundización, pero esta nota añadida posteriormente al artículo original tiene la finalidad de clarificar conceptos, mas que en adentrarse en ellos. El fenomeno del acoso es de reciente conceptualización, de ahi que, a veces, como ha ocurrido esta vez se utilicen conceptos de forma errónea, y eso no tiene mayor dificultad, es decir, se puede resolver facilmente a través de aportar la información veraz que ayude a clarificar los conceptos referentes al acoso moral.

En conclusión, el "mobbing maternal" es aquel ejercido por una mujer con un rol fuerte y dominante en su entorno familiar, es, por tanto, una subclasificación del "acoso familiar"; en cambio el acoso a la mujer trabajadora como consecuencia de su maternidad es una subclasificación del acoso laboral o mobbing. El término adecuado para nombrarlo es "mobbing a la madre trabajadora", no nos de miedo nombrar a las cosas por su nombre, este tipo de acoso laboral es una discriminación por razón de sexo, ya que sólo la mujer se queda embarazada, y por tanto el acoso a la madre trabajadora es de los pocos tipos de acoso que estan tipificados legalmente como delito, y perseguibles.

Ojala que estas lineas aclaratorias permitan que el acoso ejercido contra la mujer trabajadora que se queda embarazada o que se reincorpora a su lugar de trabajo después de una baja maternal sea perseguible penalmente como acoso por discriminación por razón de sexo.


A fin de evitar plagios, proponemos que se cite la fuente y el autor. Muchas gracias

Autora: Marina Parés. Fuente: www.acosomoral.org (año 2008)



http://www.acosomoral.org/acosofamiliar.htm