MADRES CASTRANTES


cuando terminara el sufrimiento esta madre que en nombre de el amor universal y de que toda madre es perfecta, y que por el simple hecho de haber parido un hijo se cree con todo el derecho de hacernos la vida imposible a toda la familia, hasta el extremo de tener que recurrir a medicacion para poder soportar la presion, ya no sabemos que pensar hemos intentado hablar con ella por todos los medios y lo unico que conseguimos es desgastarnos emocionamente, por que cuando le hablamos pone el piloto automatico nos dice lo que queremos oir, y parece que le alegramos el dia por que despues de cada charla conseguimos una sonrisa por su parte, al principio teniamos la esperanza de encontrar una solucion, ahora solo deseamos encontrar el equilibrio y el desapego emocional, para que deje de hacernos daño mientras tenga que compartir casa con nosotros.
fuente:amatista


Hay cariños que matan, desde luego. Hay madres que tienen el gravísimo defecto de someter a sus hijos hasta extremos de escándalo, sin querer darse cuenta de que el daño creado es casi de juzgado de guardia, haciéndolo en nombre del amor y quedando tan panchas. Madres escrutadoras, inquisidoras que siguen todo el tiempo el rastro de sus hijos sin apenas descanso ni respiro. Les llaman con frecuencia, algunas varias veces al día, para saber donde están, con quien y cómo, que están haciendo o van a hacer, si han ido al cajero o que pan han comprado. No importa que haga tan sólo algunas horas que supieron de él o ella. El caso es tener completa información de sus movimientos y hasta sus pensamientos. No sólo les llaman sino que pueden meterse en la vida sentimental del hijo para boicotearla. Si viven cerca de la hija porque esta ya tiene casa propia, o le piden la llave o allí se le presentan sin haber previo aviso ni invitación filial, con la excusa de ofrecerle un plato cocinado para el día. Otras veces exigen a su hijo que vaya a visitarles con frecuencia y si no lo hacen le cae una buena bronca. Frecuentemente le culpabilizan, manipulan y utilizan abierta o sibilinamente de tal forma que el hijo se sienta atrapado en la culpa y con la sensación de estar frustrando los deseos dominantes de su madre. La atmósfera de asfixia es irrespirable mientras algunos hijos (si son únicos tienen más riesgo de sufrir esa cruz) se someten, se ciñen, se pliegan y obedecen al dominio castrante y quedan atrapados cual insecto en la tela de araña. Ante esas madres que no ceden en su afán de dominio y de maltrato no queda más remedio que declarar una desobediencia civil en toda regla, arriesgándose a sufrir un escándalo, una riña severa, amenazas y gritos amén de manipulaciones verbales, chantajes y a veces improperios. No importa. Ante esas madres castrantes ¡desobediencia! hasta la liberación final. Es cuestión de vida o muerte, de sometimiento o de liberación. Atención, hijo o hija esclavizada, o te sometes o te libras del yugo. Casi no hay medias tintas. Tu vida privada es sólo tuya y ni en nombre del cariño puede ser invadida o violentada. Me refiero a los hijos mayores que deben estar emancipados y a ese tipo de madres, solamente. Luego dirán que las relaciones familiares no son a veces relaciones opresoras.
Escrito por: Miguel Silveira