El pensamiento obsesivo


El pensamiento obsesivo, es en realidad el mecanismo elemental a través del cual, el cerebro elabora las ideas y saca las conclusiones de la experiencia. Las obsesiones forman parte del procesamiento mental de los problemas y los conflictos. Las obsesiones ayudan a estructurar al sujeto, delimitar sus prioridades, organizar sus emociones, consolidar sus creencias y establecer los afectos perdurables. Al igual que otras facetas de la mente, el proceso obsesivo normal puede tornarse enfermizo, existiendo una frontera difusa e imprecisa entre las obsesiones normales y las patologicas, siendo muy dificil a veces la diferenciación. Las obsesiones patológicas con respecto a las sanas, se caracterizan porque provocan un alto grado de malestar subjetivo, son más irracionales, requieren enormes cantidades de tiempo empleado en su rumiación, se acompañan de actos compulsivos, suelen ser invalidantes y tarde o temprano, cristalizan en la estructuración de rituales. La obsesividad, es un proceso normal que se activa ante el afrontamiento de un peligro, pero pierde toda su eficacia cuando la idea obsesiva se torna recurrente, bizarra o irracional y conduce al ensimismamiento permanente o al aislamiento excesivo. Entonces, la persistencia de la idea obsesiva promueve el cuestionamiento del yo por el sujeto que la sufre o por los que le rodean, poniendo en entredicho al individuo y su narcisismo, acentuándose aún más la brecha de la diferenciación, sumiendo al sujeto en la soledad, encerrándole en su propio yo, enclaustrándole en su atribulado castillo mental.

compras compulsivas




El verano es esa época del año en donde disfrutamos del sol, del tiempo libre, y aprovechamos para organizar nuestras vacaciones.
Pero también, como sucede desde hace varios años y estando aún en plena temporada, las marcas arrancan con sus rebajas, y nos tientan con las vidrieras colmadas de carteles ofertando descuentos y liquidaciones de temporada. Frente a tal bombardeo de ofertas, como controlarse?

Hoy en día, el consumo se ha convertido en un factor valorado socialmente, que marca tendencias y define posiciones sociales. Siendo un recurso que ha quedado al servicio de la moda.

Por un lado, ir de compras puede resultar una buena terapia para evadirse de los problemas cotidianos. Pero como cualquier conducta placentera es susceptible de convertirse en adicción. En algunos casos, puede devenir en un impulso irrefrenable, difícil de controlar.
La adicción por las compras en sí misma, afecta a poca gente, pero es más común de lo que se cree. Se suele gastar más de lo que se puede en cosas que realmente son innecesarias, por el solo hecho de comprar.

Esta patología emergente de la sociedad moderna recibe el nombre de oniomanía (del griego onios: para la venta), refiriéndose al apego o adicción a las compras. La persona siente el deseo obligatorio y el impulso incontrolable de hacer compras. La compra genera la satisfacción de ese deseo y la sensación de bienestar. Pero como en toda adicción esa satisfacción es temporaria, luego sobreviene la culpa, la ansiedad y la depresión, y es necesario volver a comprar para apaciguar ese estado, cayendo en un círculo vicioso.

El síndrome del comprador compulsivo afecta a hombres y mujeres, comprendidos entre 30 y 40 años, que generalmente se caracterizan por la baja autoestima, poco autocontrol, sentimientos de inseguridad, tendencia a la fantasía, sensación de soledad o vacío espiritual.

Las compulsiones se definen como comportamientos o actos mentales cuyo propósito es prevenir o aliviar la ansiedad. Se presenta bajo la forma de una fuerza interna que presiona al sujeto, bajo la amenaza permanente de un incremento del nivel de angustia, y lo moviliza a realizar una determinada acción, o a pensar en alguna idea.

La causa que provoca la adicción a las compras se desconoce, pero los especialistas sostienen que hay diversas variables que intervienen a nivel causal: biológicas, sociales y psicológicas.
Desde el aspecto biológico se hace referencia a anomalías cerebrales vinculadas a ciertos neurotransmisores (serotonina), que determinan la falta de control sobre la impulsividad.
Entre las razones de orden psicológico los factores determinantes son el miedos, las depresiones, vacío emocional, y la autoestima baja. La compra es un intento para manejar estas sensaciones.
En el orden social, se juega la característica consumista de la sociedad actual, el valor social que adquiere la capacidad adquisitiva y la tendencia a crear necesidades donde no las hay.

Recientemente se ha publicado un artículo donde se sostiene que los compradores compulsivos comúnmente padecen otros trastornos psiquiátricos como depresión, trastornos de ansiedad y otros trastornos en el campo del control de impulsos, como el juego compulsivo y los atracones de comida. Esta tendencia se encuentra en la etapa de investigación.

La compra compulsiva, no es un diagnóstico psiquiátrico establecido aún, pero en este momento se está evaluando su inclusión en la próxima edición del Manual de Diagnósticos y Estadísticas de los Trastornos Mentales (DSM-IV).

En cuanto a pronóstico y tratamiento, esta adicción a diferencia de otras, es más difícil de detectar por el objeto de adicción en juego (las compras), y por la socialización del mismo. Y muy raramente, una persona acuda por cuenta propia en busca de ayuda profesional para tratar su tendencia a comprar compulsivamente. La mayoría de las veces no se lo considera un problema sino un comportamiento normal, hasta que comienza a afectar otros ámbitos como el laboral, se crean deudas, surgen las discusiones familiares, el malestar anímico y el incremento de ansiedad.

Lic. Eliana Maratea

fuente: activamente

Casos clínicos de TOC.




Casos clínicos de TOC.

Formas clínicas de la neurosis obsesiva.

Tema XI. PSICOPATOLOGÍA Y FENOMENOLOGÍA DE LA NEUROSIS OBSESIVA.

Psicopatología clásica para residentes MIR y PIR psiquiatría.

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Docencia residentes mir y pir psiquiatría y psicología de Aragón

La duda y el espíritu humano: versos de Lao-Tse.
"una vez soñé que era una mariposa, y al despertar me encontré hombre. Ahora una duda me atormenta: ¿es el hombre quién ha soñado ser mariposa, o es la mariposa la que sueña que es hombre?".

Extraido de: Bruno Cassinelli. Historia de la locura. Iberia-Joaquin Gil Editor. Barcelona 1942.



Queridos residentes de psiquiatría (MIR psiquiatría) y de psicología clínica (PIR psicología).

La finalidad de este texto es la reflexión psicopatológica de los pacientes que sufren de Trastorno Obsesivo Compulsivo, TOC, o "neurosis obsesiva".

Se adjuntas casos clínicos, extraídos de mi casuística, con el afán de reivindicar la clínica y semiología psiquiátrica.



Veamos pues, algunos ejemplos clínicos de TOC.

Pacientes con neurosis obsesiva.



Tipo reflexión obsesiva, racionalización obsesiva sobre temáticas filosóficas.

Caso 1. Varón 30 años.

-Rumiación obsesiva, tipo reflexión filosófica sobre la existencia humana.

Ideas que me obligan a reflexionar: una idea fija, intrusa, persistente, que me obliga a una reflexión obsesiva:

-¿Qué soy?. ¿quién soy?. “Que no soy nadie, que no soy nada”

-“El contraste de mi ser, con el universo: “Yo tan pequeño, versus el espacio inmenso, el cosmos infinito”.

-Reflexión obsesiva sobre el paso del tiempo:

“Vivo la lentitud del tiempo, y la necesidad de percatarme del paso del tiempo”.

“obligado a contar el tiempo, a contar los segundos, los minutos,....¿hasta la infinitud?”. (fijación por comprobar las manecillas del reloj, que se mueven, que transcurre el tiempo).

-Reflexión obsesiva sobre la vida y la muerte.

-¿Cuál es mi posición ante el mundo?. “El mundo seguirá sin mí”.

-Pensar sobre la muerte, la vida después de la muerte, ¿existe Dios?.

-¿el sentido de la vida?: “No encuentro sentido a nada, y empiezo a preguntarme cosas, y a dudar de todo”.

Búsqueda de antagonizar el pensamiento, cantar, gritar, para antagonizar la obsesión cognitiva reflexiva. Asociado a manía de comprobar y reflexionar sobre todo.



Caso 2. Varón de 25 años.

-Duda obsesiva sobre la identidad: idea de extrañeza yoica.

Necesidad de comprobarse a sí mismo, duda obsesiva sobre la propia existencia:

¿cómo sé que existo realmente?.

Necesidad de verificaciones variadas: el paso del tiempo, y mi imagen en el espejo.

“Un día creer que no era yo, necesidad de asegurarme de ser yo”



-Duda obsesiva sobre la corporalidad, e identidad física: mirarse al espejo, repasar los rasgos faciales, y físicos. ¡compulsión por mirarme¡. ¿si no me miro en el espejo me deformaré?. (asociado a ritual de auto-observación especular)

-Obligación –obsesiva- de mirarme en todos los espejos, y varias veces.

Ver también “dismorfofobia”: idea de fealdad, o malformación física.



Casos obsesivos de fijación corporal:

-Mirar mi nariz repetidamente, medirla, volver a mirarla, creer que es grande, deforme,...hasta ponerme pinzas, y deformarla.

-“Mi pelo es graso, y lacio, y me quedo calvo: lo miro, remiro, peino y repeino, lo repaso todo, no me lavo, no dejo que me lo toquen, es una idea fija, obsesiva,...que me aflige y me hace sentir feo, y evito mirar a la cara, salir a la calle”.

(estudiar la diferencia fenomenológica con delirios de fealdad corporal, dismorfofobia, y delirio de desprendimiento de mal olor corporal)





Caso 3. Varón 40 años.

Comprobación, cognición mágica y clínica psicótica:

“necesidad –obsesiva- de dejar la pasta de dientes hacia la derecha, y cerrar el tape sin mirar, por si me quedo encerrado.

Obsesión: “¡Me puedo quedar encerrado dentro de una botella de agua”¡

Compulsión ritual: Comprobar que la cierro, y pensar que estoy fuera.



Antagonismo obsesivo, con significado mágico.

-Si pienso en “no”, tengo que imaginarme el “sí”.

-“Pensando algo bueno, puede pasar algo malo. Si pienso en mi madre, creo que por este motivo le pasará algo malo”..

La conducta se ritualiza según el pensamiento mágico: “botones, atarme las botas, etc. debo de estar pensando en algo bueno, y en alguien indiferente, por temor a la idea de muerte de un ser querido”.

-Al vestirme, o para cualquier actividad, sólo puedo hacerlo si pienso en el “sí”.

-Si oigo música, debo de antagonizar palabras, pensando en el si. Repetir la música, hasta que asocio a la palabra el “si”.

-Al cruzar un semáforo, tocar con la mano izquierda, por si un familiar cae enfermo.

-Si leo palabras “dormir”, creo que no podré despertar.

Solución mágica y ritual: imaginar una barra blanca, brillante, que oculta la palabra “mágica”.

Fenómenos de autoscopia, de desplazamiento del yo: me siento detrás de mí, como si escuchase mi propia voz. (en un paciente en particular. No siendo típico de la patología obsesiva)



Caso 4. Delirio de contaminación por brea.

Mujer. 35 años.

-“El buzón permanece sucio. Debo usar guantes y pinzas para coger las cartas, colocarlas en un plástico, que no toquen la mesa, ni la ropa”.

-Lugares sucios, a los que no se puede acceder, ni tocar, por temor a extender la suciedad.

-Impido que mis hijos y marido se acerquen, si lo tocan, les obligo a cambiarse de ropa, y lavarse, tirar la ropa que creo que está contaminada.

-Zapatos, ropa manchada de brea, que debe ser guardada en un armario “sucio”.

-Una amiga habló sobre la “brea”, ya no podrá entrar en mi casa, ni yo ir a la suya.

Evitar los pomos, paredes, calles sucias, y necesidad de rituales de lavado de manos, de forma repetida y ritualizada.

“No me puede tocar mi hija, hasta que no se lava, y le lavo la ropa de la calle”.



Caso 5. Varón con neurosis obsesiva. 50 años.

“si cojo algún objeto del suelo, me siento sucio, y debo ir a casa, a lavarme, ducharme por completo, cambiarme de ropa”.

-Ducharme, e ir al rellano de la casa, depositar una monedad (de 1 €) debajo del felpudo, sólo así me siento bien. Si no lo hago temo una desgracia.”

-Escribir en papeles las palabras que se me ocurren, si no las escribo no me quedo tranquilo, se queda la palabra en el aire, y creo que pasará algo grave.

-Repasar la conversación dicha, buscar las palabras en el María Moliner, comprobar que han sido bien dichas, que son las correctas.

Rituales agresivos sobre terceras personas:

“Golpear con el nudillo del dedo, un diente de mi mujer hasta que salga sangre, sólo así me quedo tranquilo”

Un caso de Cleptomanía obsesiva: sic “fumaban a mi lado, me sentí sucio, hasta que robé un mechero no me quedé tranquilo”. En ocasiones, siento la necesidad imperiosa de coger objetos de las tiendas, para librarme de las obsesiones.



Caso 6. Vida condicionada por los números:

Mujer de 65 años:

“Toda mi vida depende de los números” , “los hay buenos –p.ej: el 4 y el 7-, y malos como el 8”.

“Vivo encarcelada”. “con mis números y mis obsesiones”. “tengo la obligación de vivir, por haber tenido la desgracia de nacer”.

-Obsesión por contar todos mis actos:

-“Para beber agua, tengo que contar el número de tragos”

-“No puedo dejar el vaso, sino es con un número bueno”.

Apagar la TV bajando el sonido, o taparme los oídos, para no oír la última palabra, y evitar preguntarme. ¿cuántas letras tiene?. Necesidad de buscar otra palabra con las mismas letras.

-Andar por la calle, entrar en la iglesia, beber, comer, tocar los objetos, todo está condicionado por los números mágicos.



Caso 7. Niño de 12 años con neurosis obsesiva de inicio infantil. "Manía de hablar al revés".

“sufro de la manía de deletrear todas la palabras que digo”, “debo repetir los dígitos de una cifra, y deletrear al revés todas las palabras”

Si digo: No me pasa nada, debo decir: “on em asap adan”.

Si digo: “yotse neib”, quiero decir: “Estoy bien”.



Caso 8. Rituales protectores en mujer de 60 años.

“Debo escupir en el suelo, o en la silla”. “debo de mojarme los oídos con saliva”.

Si no escupo, ya no estaré bien, ya no seré tan perfecta, con mis cinco sentidos.

Para prevenir algo, para tener éxito, “un examen, una cita, etc.”, “ya es parte de mi vida”.

Rituales más simples, que acompañan la vida diaria, y que pueden pasar inadvertidos a los otros: “levantarme, ir a la puerta, tocarla, volver a sentarme”. “Levantarme, o ir andando, y dar un giro sobre mí misma”.



Caso 9. Joven con neurosis obsesiva tipo: Impulso irrefrenable a blasfemar.

Sic “ya de niño, estando en misa, me entraban ganas de blasfemar”.

“Para aliviarme, pensé en una blasfemia. Después me sentía un pecador, que decía sacrilegios, y empecé con rituales de rezos y oraciones, para calmarme”.

Creo que no soy dueño de mis pensamientos, que se me pueden escapar las palabras blasfemas. “En la mente, se me representan imágenes de sexo, y me tengo que rezar”.



Caso 10. Mujer que sufre de miedos irracionales.

“mi mente es como una cárcel, miedos irracionales a cosas que no son. Mis pensamientos contaminan lo que toco”.

Si llevo algo en las manos, y pienso en arsénico, puede contagiarse.

-Tiro los alimentos a la basura, la comida, y también ropa, por si se ha contaminado, a través de mis pensamientos forzados.

-Al pensar en algún tóxico, se me contaminan las cosas.

-Me impongo controlar mis palabras e ideas, repetir mi conducta –lavarme las manos, los platos 15 veces- hasta que mi pensamiento cambia.

-Si al colgar la ropa pienso “arsénico”, tengo que volver a lavarla. Le hago colgar la ropa a mi marido, el no sabe el motivo real, de mi conducta.



Inicio de mis miedos obsesivos e irracionales: En un viaje, al pasear por la calle, vi jeringuillas usadas, y tuve que tirar toda mi ropa. ¡como si hubiera podido cogerlas sin querer y pincharme, dudaba, muy insegura¡.



La obsesión con la palabra diablo: me dio por pensar en el diablo, por posesiones, por repetir la palabra “diablo”, y pensar que sucedería una desgracia.

Tenía que repetir todos mis movimientos hasta lograr pensar en la palabra “buena”, para deshacer la relación.

“mi mente es como una cárcel”. (expresión típica de muchos de nuestros pacientes)





Caso 11. Miedo a la basura, a los productos de limpieza considerados tóxicos.

P.ej: fobia y obsesión a la lejía.

“Miedo a salir a la calle, a tocar basuras". "Miedo a los productos de limpieza".

"Temor a la contaminación por lejía". "creo que tocado la lejía". "Hago lavar a mis hijos, y les obligo a cambiar de ropa, por que creía que había tocado lejía”



Caso 12. Mujer con ideas obsesivas de contenido sexual.

“Idea obsesiva de mirar el culo a los hombres por la calle”,

“el temor a perder el control, de tocar el culo a los hombres que pasan”.

“Me contengo, lucho contra la idea, lo evito con una gran lucha”.

-Fobias obsesivas de impulsión añadidas:

También, ideas de agredir a mi hijo, de clavarle un cuchillo, que evito, y me parecen odiosas. Miedo a los cuchillos, a las tijeras y agujas, los evito, los guardo en un cajón para no verlos.



Caso 13. “No puedo escribir cartas por temor a decir obscenidades e insultos”.

“sufro de un intenso temor a escribir palabrotas, obscenidades, e insultos en las cartas”. –“Tengo la obligación de releer las cartas que escribo muchas veces, de volver a leer. Pero dudo, no me convenzo, y si he leído mal, y si he escrito una palabra sin darme cuenta”

- “No me atrevo a echar la carta, ya no escribo postales, ni cartas a la familia, y amigos”.



Caso 14. Joven con obsesión por la perfección en los detalles, y que por ello sufre de lentitud obsesiva primaria. Obsesión por la "perfección" de los objetos y ropas.

-sic “Con 23 años, en la universidad, me obsesioné con la escritura”. “Las letras debía estar perfectas, rectas, y bien hechas, excelente caligrafía, ...perfecta”.

“Tenía que repasar letra por letra, comprobar la forma, no soportaba la imperfección caligráfica. (indiferente al contenido verbal)

-Después los libros. Repasar hoja a hoja, buscar dobleces, rayas, imperfecciones, hasta tirarlos a la basura recién comprados.

-Después los objetos de todo tipo: mirarlos a fondo, remirar, imaginármelos, tocarlos, repasarlos a fondo, hasta encontrar un defecto mínimo pero intolerable, y que me provoca gran irritabilidad. La ropa, mis zapatos, camisas, etc,..la mayoría no puedo estrenarlas, porque están con alguna falta, mancha, raya, o imperfección.



-Hasta dos horas para vestirme. Porque repaso todo, lo miro, y remiro, me quedo absorto, y no avanzo. Ensimismado, repaso todas las costuras, botones, dobleces, hasta que puedo avanzar, muchos días no me puedo vestir por no acabar de mirarlo todo bien.

Hasta cerrar los ojos para evitar fijarme en los defectos de la puerta, el baño, la pintura, etc,...me encerré un mes en la habitación para no ver los objetos, y evitar vestirme...”





Caso 15. Varón con miedo obsesivo al contagio del sida a través del tacto.

Duda obsesiva de escrúpulo a la enfermedad del SIDA.

-“Si veo una mancha roja, creo que es sangre.

-“Si veo un chicle en la calle, creo que lo he tocado, que lo he chupado, y que está contaminado”

-“Cualquier mancha roja, creo que la he podido tocar, que puede ser de sangre”

-“ Dudo, reconozco que no me he agachado, pero creo que estoy sucio, que tengo las manos sucias de la mancha, debo de lavarme y lavarme repetidas veces.

“llevo la idea fija en la cabeza durante días”. Por el contrario, soy cazador y me encanta abrir en canal a las presas, y no sufro por la sangre de los animales.



Caso 16. Mujer, 55 años, duda obesiva de contaminar la comida con jabón, o detergentes.

Temor obsesivo a provocar envenenamiento en su familia.

"¿Y si he echado -sin ser consciente- jabón en la comida?".

Necesidad de tirar la comida ante la duda. Necesidad de esconder y alejar los productos de limpieza de la cocina. Imposibilidad de cocinar si ha tocado recientemente el jabón de labar o detergente.

Reconoce lo exagerado e injustifiacdo de su obsesión, pero persiste la inseguridad y la duda obsesiva.

es una enfermedad relativamente frecuente. Probablemente cerca del 1% de la población presenta esta enfermedad.


Trastorno obsesivo-compulsivo

Trastorno obsesivo-compulsivo
El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es una enfermedad relativamente frecuente. Probablemente cerca del 1% de la población presenta esta enfermedad.

La distribución por sexos es equitativa y, si bien puede aparecer a cualquier edad, aproximadamente en dos tercios de los casos los primeros síntomas aparecen antes de los 20 años de edad.

Por ser muy frecuente la presencia de ansiedad elevada, el TOC se incluye en las clasificaciones diagnósticas habituales entre los llamados trastornos de ansiedad. Se desconoce cuál o cuáles son las causas de la enfermedad. No ha podido establecerse ningún factor ambiental que predisponga claramente a padecer esta enfermedad; por el contrario, sí parece existir cierta predisposición genética.
Sintomatología del TOC

Dos síntomas son los característicos de esta enfermedad: las obsesiones y las compulsiones.

* ¿A qué denominamos obsesión en medicina? Una obsesión es un pensamiento, un impulso o una imagen, que se presenta de forma repetida y que el individuo que la presenta la vive como intrusa (es decir, la considera totalmente inadecuada, sin sentido). El paciente con TOC, justamente por no sentirse identificado con ese pensamiento, impulso o imagen que su cabeza repite de forma constante, acaba presentando una gran ansiedad. Un ejemplo de obsesión sería que el paciente, tras salir de casa estando seguro de que ha cerrado correctamente el grifo del lavamanos, tiene la cabeza que no le para de repetir “¿habré cerrado el grifo?”. Es decir, el paciente está seguro de que ha cerrado el grifo pero su cabeza acaba produciéndole ansiedad porque no para de repetir “¿has cerrado el grifo?”. En psiquiatría, si un individuo que espera los resultados de un escáner no hace más que pensar “tendré un cáncer”, diremos que está muy preocupado por un miedo real, pero no diremos que está obsesivo.
* ¿A qué denominamos compulsión en medicina? Una compulsión es cualquier acto (motor o mental) que el individuo realiza con la finalidad de reducir la ansiedad derivada de una obsesión. Por ejemplo, siguiendo el caso anterior, una compulsión sería que el paciente, para tranquilizarse, aunque sabe perfectamente que ha cerrado el grifo del lavamanos, vuelve a casa para comprobarlo. Pero a veces (es bastante frecuente) la compulsión no es tan lógica. Un ejemplo de compulsión no lógica sería que el individuo del ejemplo anterior en vez de volver a casa y mirar el grifo del lavamanos, decida que, para frenar la angustia por el grifo, también sería útil (aunque ni él mismo sabe por qué le resulta útil) no el volver a casa, sino por ejemplo, contar tres veces hasta 17.


Aproximadamente el 90% de los pacientes con diagnóstico de TOC tienen obsesiones y compulsiones. En el resto de los casos o sólo hay obsesiones o sólo hay compulsiones.


Tratamiento y pronóstico del TOC

El TOC es una enfermedad que, si bien se puede curar, tiene tendencia a cursar de forma crónica. Con ello quiero decir que al suspender el tratamiento hay muchas posibilidades de que reaparezca la enfermedad.

El tratamiento más adecuado es el tratamiento combinado farmacológico y psicológico. Entre los tratamientos farmacológicos, la fluoxetina, la fluvoxamina y la clomipramina son los fármacos probablemente más eficaces. Por lo que respecta al tratamiento psicológico, las técnicas cognitivo-conductuales son las que disponen de más evidencias científicas.

El tratamiento psicológico ha demostrado que, además de mejorar los síntomas de la enfermedad, reduce las posibilidades de que se produzca un reinicio de los síntomas en el futuro. Por el contrario, no hay evidencias que sugieran que los fármacos utilizados para frenar los síntomas agudos de la enfermedad también ayuden a evitar nuevos episodios de enfermedad en el futuro. Dicho de otra manera, el tratamiento psicológico mejora los episodios agudos y reduce el riesgo de recaídas, mientras que el tratamiento farmacológico reduce los síntomas de la enfermedad activa pero no reduce el riesgo de recaídas.

TRATAMIENTO EFICAZ PARA EL TOC INFANTIL



TRATAMIENTO EFICAZ PARA EL TOC INFANTIL
// fecha de publicación 28/05/2008 6:00:00

ISSN 1886-1385 © INFOCOP ONLINE 2007

A pesar de que el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) puede diagnosticarse a partir de los 5 años de edad, muy pocos estudios se han centrado en el desarrollo de tratamientos eficaces para este grupo de edad.

Un nuevo estudio publicado recientemente en Journal of the American Academy of Child and Adolescent Psychiatry dirigido por J.B. Freeman, ha puesto de manifiesto que la terapia familiar cognitivo-conductual puede producir mejoras significativas en niños afectados de TOC. El objetivo de esta intervención es proporcionar una serie de herramientas tanto a los niños como a los padres para ayudarles a entender, manejar y reducir los síntomas del TOC.

Según la American Academy of Child and Adolescent Psychiatry, al menos 1 de cada 200 niños y adolescentes presenta TOC, un trastorno de ansiedad caracterizado por obsesiones recurrentes y compulsiones que pueden provocar dificultades en el funcionamiento diario. Las compulsiones consisten en conductas repetitivas como lavarse las manos, contar, conductas de comprobación o limpieza, etc., y son realizadas a menudo con el objetivo de prevenir los pensamientos obsesivos o eliminarlos. La realización de estos "rituales", sin embargo, sólo proporciona un alivio inmediato y el hecho de no llevarlos a cabo puede provocar un malestar y una ansiedad intensos interfiriendo notablemente con la rutina normal del niño, con su rendimiento académico, sus actividades sociales o sus relaciones personales. De esta manera, si un niño con TOC no recibe tratamiento la enfermedad puede causarle graves dificultades en su desarrollo y funcionamiento, así como cronificarse hasta la edad adulta.




En el estudio de Freeman, participaron 42 niños diagnosticados de TOC con edades comprendidas entre 5 y 8 años, que fueron asignados a dos grupos de tratamiento: tratamiento cognitivo-conductual-familiar y tratamiento de relajación-familiar (una aproximación que entrena al niño y a sus padres en técnicas de relajación para reducir la ansiedad asociada al TOC). Ambos grupos recibieron tratamiento durante 14 semanas, completando un total de 12 sesiones. Al finalizar este periodo, se observó que el 69% de los niños que participaron en el tratamiento cognitivo-conductual mostraron una mejora significativa en los síntomas asociados al TOC, frente a un 20% de los niños que completaron el programa de relajación.

De esta manera, la investigación proporciona la primera evidencia empírica de una intervención eficaz para el tratamiento del TOC infantil y pone de manifiesto que los niños con TOC, desde muy temprana edad, pueden participar activamente y beneficiarse del tratamiento cognitivo-conductual si éste es adaptado a su nivel de desarrollo.

Freeman y colaboradores señalan además algunas recomendaciones y consideraciones clínicas a la hora de elaborar tratamientos para niños con TOC:

*

La intervención será más eficaz si incluye a los padres en todas las fases del tratamiento.

*

Los clínicos deben tener en cuenta las características individuales de desarrollo del niño y ajustar los componentes del programa (psicoeducación, exposición, trabajo en casa...) de acuerdo a su nivel de desarrollo.

*

Es necesario evaluar el contexto familiar y, particularmente, la respuestas de los padres ante la conducta ansiosa del niño.

*

Es importante enseñar a los padres a tolerar su propia ansiedad.

*

Es aconsejable promocionar el uso del humor, como estrategia para el afrontamiento del estrés.

Cuatro de cada cien niños tienen patología compulsiva


Cuatro de cada cien niños tienen patología compulsiva
Un estudio relaciona los casos más graves con padres con enfermades mentales


VERÓNICA MARTÍN SANTA CRUZ DE TENERIFE Hay niños que no pueden dormir por la noche porque tienen un temor atroz a que alguno de sus familiares muera o enferme. Hay niños que no son capaces de vivir sin que todo, absolutamente todo, esté en orden tal y como ellos entienden el orden. Se trata de niños que padecen algún trastorno obsesivo o compulsivo. El psiquiatra infantil del Hospital de Día Infantil y Juvenil Diego Matías Guigou y Costa, Pedro Javier Rodríguez, asegura que se trata de "entre un tres y un cuatro por ciento de los niños, aunque a las consultas llegan muy pocos porque sus síntomas se suelen confundir".
El especialista es coautor del Estudio descriptivo de una serie de pacientes con trastorno obsesivo compulsivo en el que se estudian once casos de forma sistemática y a lo largo del tiempo en niños tratados por su unidad. El psiquiatra infantil explica que "es muy importante acudir al Pediatra en cuanto se tengan sospechas de que puede haber comportamientos anormales" porque una de las principales conclusiones es que "cuanto más pequeños son los niños, mejor responden al tratamiento, necesitan menos psicofármacos y se curan en menos meses".

Temor a la muerte. Las obsesiones más frecuentes en estos niños son el temor a la muerte y a padecer una enfermedad, mientras que las compulsiones más habituales son la limpieza y el orden. El 55 por ciento de la muestra presentan, al mismo tiempo, otras enfermedades psiquiátricas y en el 65 por ciento de los casos alguno de los padres tiene un diagnóstico psiquiátrico.
Pedro Javier Rodríguez explica que hay dos tipos de trastornos "unos en niños de once o doce años en los que hay antecedentes familiares de enfermedad mental, que evolucionan más lentamente; y otros en pacientes de ocho o nueve años donde la obsesión o compulsión actúa de una forma más benigna y, normalmente, en un año están ya curados".
El especialista apunta que la diferencia entre estos trastornos y los "rituales del desarrollo que son obra del normal neurodesarrollo del niño está en que, en el caso de la patología, impide al niño realizar de forma correcta su vida".
Insiste en que "todos hemos ido saltando por la calle pisando sólo los adoquines de un color determinado o hemos ido contando los coches que pasan o nos ha gustado comer con determinado cubierto o plato" pero "el signo de alarma es cuando esas manías impiden el desarrollo normal de la vida". Por ejemplo, que el niño se niegue totalmente a comer sin ese tenedor al que está acostumbrado y pierda peso o que la negación de esas manías lleva a horas de conflicto. "Si ese tipo de cosas suponen dos o tres horas de pataletas diarias, entonces puede ser un problema que hay que consultar al pediatra".
En niños mayores, los síntomas podrían ser más sutiles porque, en ocasiones, al menor "le da vergüenza decir a sus padres que no duerme porque piensa todo el rato en la muerte", remarca el psiquiatra y explica que "en esos casos, hay que estar atentos a los signos secundarios como el rendimiento escolar, a que esté más irritable de lo normal o a los problemas de sueño".