EL PAPEL DE LA HERENCIA Y EL MEDIO EN LA DETERMINACIÓN DEL DESARROLLO- Ivanna Arbelo, Cecilia Dalto




Por un lado encontramos a los innatistas defendiendo una prefiguración del desarrollo psicológico en los genes, y por otro lado los ambientalistas rechazando toda idea de determinación. La etapa caracterizada por el dualismo no resultó ser muy fructífera cuando se discutía qué porcentaje de la conducta o del desarrollo se debía a la herencia y qué porcentaje al ambiente. A estos porcentajes se llegaba a través del uso de fórmulas de escasa consistencia teórica.
En nuestros días es común aceptar que nuestro comportamiento y desarrollo se ven influidos tanto por aspectos genéticos como por aspectos ambientales, el problema fundamental es conocer cómo se relacionan los unos con los otros.
Para estos asuntos es necesario recurrir a una aportación de los enfoques etológicos; se trata de la afirmación según la cual la distinción entre lo innato y lo adquirido es en cierto sentido una falsa distinción. Lo que es innato en los niños actuales de nuestra especie, lo es porque resultó adquirido en algún momento de la filogénesis. Por otro lado, lo que para un sujeto determinado es adquirido, lo es en tanto que dispone de unos instrumentos innatos para realizar esa adquisición.
Nuestro código genético. En él se pueden distinguir unos contenidos cerrados y unos contenidos abiertos. Los contenidos cerrados no son alterables como consecuencia de la experiencia individual, son contenidos que nos definen como especie como por ejemplo nuestras características morfológicas.

Los contenidos abiertos tienen que ver con posibilidades de adquisición y desarrollo, pero están ahí no como contenidos sino como potencialidades, por ejemplo en el ámbito del lenguaje (patrimonio de la especie). Éste no está prefigurado en nuestro código genético como contenido concreto (como lo está, por ejemplo, el color de los ojos), sino como posibilidad de desarrollo.
Los procesos psicológicos están posibilitados por los genes que nos definen como miembros de la especie, están limitados por un cierto calendario madurativo que determina el momento en que ciertas adquisiciones son posibles, y están finalmente determinados en su concreción por las interacciones de la persona con su entorno.
El concepto de canalización hace referencia al hecho de que los seres humanos somos más semejantes los unos a los otros cuanto más pequeños somos. Eso significa que los primeros tramos de nuestro desarrollo están más cerrados en nuestro código genético que los posteriores, al menos en lo que se refiere a los aspectos madurativos.
Se dice que el desarrollo temprano está fuertemente canalizado: los procesos madurativos determinados por la parte cerrada del código genético van haciendo aparecer capacidades que, a poco que se encuentren con una estimulación mínima por parte del medio, se materializan en desarrollo.
Esto no significa que el desarrollo temprano sea independiente de la estimulación. Los mínimos de estímulo sólo garantizan mínimos de desarrollo. Por otro lado, esa garantía se refiere sólo a los primeros meses de la vida del niño, hasta el año y medio o dos, y afectan sólo a lo que podríamos denominar el calendario básico del desarrollo. En cualquier aspecto psicológico que se considere, la importancia de la educación es crucial desde el principio de la vida del niño. Cuanto menos canalizado es el desarrollo, más sensible resulta al influjo de la riqueza o de la pobreza de la estimulación del medio.
Las relaciones entre la herencia y el medio, son relaciones marcadas por la complementariedad y por un peso diferencial en función del aspecto de que se trate y del momento que se considere.
Lo que entendemos por medio se remite en general al entorno social y material que rodea a las personas. El medio más importante en lo que al desarrollo se refiere es el medio humano, el medio social, y no el medio material; lo que no significa que los objetos, los estímulos no sean importantes, sino que significa que la relación que con ellos mantiene los niños está en gran parte mediada por la intervención de los adultos. Lo más interesante de un objeto cualquiera son las interacciones que el adulto y el niño mantienen en torno a él.