El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) se considera una condición heterogénea que comprende temas obsesivos y estrategias de control asociadas. El presente estudio ex post facto fue diseñado para estudiar la utilidad del modelo de obsesiones autógenas-reactivas en el contexto de las aproximaciones cognitivas que proponen que el TOC surge a partir de un conjunto determinado de creencias. Trescientos treinta adultos no clínicos completaron un conjunto de cuestionarios que evalúan intrusiones obsesivas y valoraciones relacionadas, creencias, y estrategias de control, así como síntomas obsesivo-compulsivos, depresivos, y tendencia a preocuparse. Las obsesiones autógenas se valoraron como más molestas y más inaceptables, originando más sentimientos de culpa, y produciendo una mayor necesidad de ser controladas que las reactivas. Las obsesiones reactivas se valoraron como más incontrolables y con más probabilidades de convertirse en reales. Los sujetos con obsesiones autógenas estaban más deprimidos que los que presentaban obsesiones reactivas. Finalmente, las obsesiones autógenas mostraron más relaciones con diversas creencias disfuncionales y estrategias de control que las reactivas.

Los pensamientos automáticos tienen normalmente las siguientes características:


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fuente:Pantuflita,webtoc
Los pensamientos automáticos tienen normalmente las siguientes características:

1. Son mensajes específicos.
2. A menudo parecen taquigrafiados, compuestos por unas pocas y esenciales palabras o una imagen visual breve.
3. Los pensamientos automáticos, no importa lo irracionales que sean, casi siempre son creídos.
4. Se viven como espontáneos, entran de golpe en la mente.
5. A menudo se expresan en términos de “habría de, tendría que o debería”.
6. Tienden a dramatizar.
7. Son relativamente idiosincráticos, es decir, una misma situación puede generar diferentes pensamientos y emociones.
8. Son difíciles de desviar.
9. Son aprendidos.

Para conseguir el control de las emociones desagradables, el primer paso es prestar atención a los pensamientos automáticos. Para identificar los pensamientos automáticos que son los continuos causantes de sentimientos ansiógenos, hay que tratar de recordar los pensamientos que se tuvieron inmediatamente antes de empezar a experimentar la emoción y aquellos que acompañaron el mantenimiento de la emoción.

Una vez llegados a este punto, debemos reconocer que los pensamientos crean y sostienen las emociones. Para reducir la frecuencia de las emociones dolorosas, es necesario primero escuchar los pensamientos y preguntarse , posteriormente, si son ciertos. Los pensamientos son los responsables de los sentimientos.

TÉCNICA: Cómo combatir los pensamientos deformados

Es efectiva para reducir la frecuencia e intensidad de la ansiedad interpersonal y general, la depresión, desesperación, ineficacia, baja autoestima, la cólera crónica y el perfeccionismo compulsivo.

Lo primero que hay que hacer es aprender a identificar los 15 tipos de pensamientos deformados que seguidamente os describiremos:

1. Filtraje: esta distorsión se caracteriza por una especie de visión de túnel; sólo se ve un elemento de la situación con la exclusión del resto. Se resalta un simple detalle y todo el evento queda teñido por este detalle.
2. Pensamiento polarizado: Se tiende a percibir cualquier cosa de forma extremista, sin términos medios.
3. Sobregeneralización: En esta distorsión se produce una extensión, una conclusión generalizada a partir de un incidente simple o un solo elemento de evidencia. Esta distorsión conduce inevitablemente a una vida cada vez más restringida.
4. Interpretación del pensamiento: Cuando una persona interpreta el pensamiento hace juicios repentinos sobre los demás. En la medida que su pensamiento interpreta, también se hacen presunciones sobre cómo está reaccionando la gente a las cosas que la rodean, particularmente cómo están reaccionando los demás ante usted.
5. Visión catastrófica: Cuando una persona catastrofiza, una pequeña vía de agua en un barco de vela significa que seguramente se hundirá. Estos pensamientos a menudo empiezan con las palabras “y si…”.
6. Personalización: Es la tendencia a relacionar algo del ambiente consigo mismo. Por ejemplo, una madre deprimida se censuraba cuando veía algún signo de tristeza en su hijo. El error básico de pensamiento en la personalización es que se interpreta cada experiencia, cada conversación, cada mirada como una pista para analizarse y valorarse a sí mismo.
7. Falacias de control: Existen dos formas en que puede distorsionarse el sentido de poder y control de una persona. Una persona puede verse a sí misma impotente y externamente controlada, o omnipotente y responsable de todo lo que ocurre alrededor. La persona que se siente externamente controlada, se bloquea. El polo opuesto de la falacia del control externo es la falacia del control omnipotente. La persona que experimenta esta distorsión se cree responsable de todo y de todos.
8. La falacia de justicia: Se basa en la aplicación de las normas legales y contractuales a los caprichos de las relaciones interpersonales. Se expresa a menudo con frases condicionales: “Si me quisiera, no se burlaría…”.
9. Razonamiento emocional: En la raíz de esta distorsión esta la creencia de que lo que la persona siente tendría que ser verdadero. Si se siente como un perdedor, entonces tiene que ser un perdedor.
10. Falacia de cambio: El supuesto fundamental de este tipo de pensamiento es que la felicidad depende de los actos de los demás. La falacia de cambio supone que una persona cambiará si se la presiona lo suficiente. La esperanza de felicidad se encuentra en conseguir que los demás satisfagan nuestras necesidades. Las estrategias para cambiar a los otros incluyen echarles la culpa, exigirles, ocultarles cosas y negociar.
11. Etiquetas globales: Se trata de generalizar una o dos cualidades en un juicio global, con lo cual la visión que se tiene del mundo es estereotipada y unidimensional.
12. Culpabilidad: A menudo la culpabilidad implica que otro se convierta en el responsable de elecciones y decisiones que realmente son de nuestra propia responsabilidad. Otras personas focalizan la culpabilidad en ellas mismas exclusivamente.
13. Los debería: En esta distorsión, la persona se comporta de acuerdo a unas reglas inflexibles que deberían regir la relación de todas las personas. Las palabras que indican la presencia de esta distorsión son debería, habría de, o tendría. No sólo son los demás quienes son juzgados, sino que también la persona se hace sufrir a sí misma con los debería.
14. Tener razón: La persona se pone normalmente a la defensiva; tiene que probar continuamente que su punto de vista es el correcto, que sus apreciaciones del mundo son justas y todas sus acciones adecuadas. Las opiniones de este tipo de personas raramente cambian porque tienen dificultad para escuchar nuevas informaciones. Cuando los hechos no encajan en lo que ya creen, los ignoran.
15. La falacia de la recompensa divina: En este estilo de ver el mundo la persona se comporta “correctamente” en espera de una recompensa. Se sacrifica y trabaja hasta quedar extenuada y mientras tanto imagina que está coleccionando puntos angelicales que podrá cobrar algún día.

Para empezar a combatir las distorsiones, se debe volver al momento en que se experimentó la emoción ansiógena o el conflicto interpersonal. El siguiente procedimiento que está formado por cuatro pasos, le ayudará a identificar que se sintió y pensó en tal situación. También le ayudará a descubrir las distorsiones y a reestructurar los pensamientos. Los cuatro pasos son:

1. Nombrar la emoción
2. Describir la situación o suceso
3. Identificar las distorsiones
4. Eliminar las distorsiones, reescribiendo de nuevo el pensamiento.

TÉCNICA: La aserción encubierta

Ayuda a reducir la ansiedad emocional a través del desarrollo de dos habilidades separadas: la interrupción del pensamiento y la sustitución del pensamiento. A la primera indicación de un pensamiento habitual que sabemos que conduce a sufrir emociones desagradables se interrumpe el pensamiento subvocalizando la palabra “Basta o Stop”. Entonces se llena el hueco dejado por el pensamiento interrumpido con pensamientos positivos previamente preparados que sean más realistas, asertivos y constructivos. Adquiriendo estas habilidades se capacita a una persona para enfrentarse con éxito a los pensamientos que antes conducían a altos niveles de ansiedad, depresión o cólera.

La interrupción del pensamiento actúa como un castigo o táctica distractora, reduciendo la probabilidad de que reaparezca el mismo pensamiento otra vez y creando un espacio en la cadena de pensamientos para una aserción positiva. Las emociones negativas quedan cortadas antes de que puedan surgir.

Esta técnica es útil si se padece de múltiples fobias o de una constelación de miedos de carácter general, relacionados entre sí.

Pasos a seguir:

1. Identificar y valorar los pensamientos estresantes.
2. Fijar una interrupción temporal: si se utiliza un despertador se programará para cuando ya tengamos en mente el pensamiento estresante a sonar en dos minutos, durante los cuales mantendremos en la mente dicho pensamiento. En el momento en que suene la alarma, gritaremos ¡Basta! Intentaremos mantener la mente en blanco durante 30 segundos.
3. Practicar sin ayuda la interrupción del pensamiento: Lo mismo que el anterior pero sin la ayuda del despertador. Hemos de dar por concluida esta fase cuando somos capaces de gritar la palabra clave subvocalmente, es decir, internamente.
4. Preparar las aserciones encubiertas: Seleccionar pensamientos positivos que puedan sustituir el vacío mental.
5. Practicar la aserción encubierta.
6. Usar la aserción encubierta en situaciones de la vida real: Hay que pasar de la práctica de situaciones imaginarias a las de la vida real.

TÉCNICA: La solución de problemas

Podemos definir problema como “el fracaso para encontrar una respuesta eficaz”. La solución de problemas es útil para reducir la ansiedad asociada a la incapacidad para tomar decisiones.

Pasos a seguir:

1. Identificar las situaciones problemáticas.
2. Describir con detalle el problema y la respuesta habitual a dicho problema. Al describir la situación y la respuesta en términos de quién, qué, dónde, cuándo, cómo y porqué, se verá el problema de forma más clara. Al describir la respuesta recuerde añadir qué objetivos pretende, es decir si ello se cumpliera significaría que el problema estaría resuelto.
3. Haga una lista con las alternativas. En esta fase se utiliza la estrategia denominada “tempestad de ideas” para conseguir los objetivos recientemente formulados. Esta técnica tiene cuatro normas básicas: se excluyen las críticas, todo vale, lo mejor es la cantidad y lo importante es la combinación y la mejora. La técnica de la tempestad de ideas debería limitarse, durante esta fase, a estrategias generales para alcanzar los objetivos.
4. Vea las consecuencias. Este paso consiste en seleccionar las estrategias más prometedoras y evaluar las consecuencias de ponerlas en práctica.
5. Evaluar los resultados: Una vez se haya intentado la respuesta nueva, se deberán observar las consecuencias, por ejemplo: ¿Suceden las cosas tal como estaban previstas?.

TÉCNICA: La desensibización sistemática

Con la desensibilización sistemática una persona puede aprender a enfrentarse a objetos y situaciones que le son particularmente amenazadoras. Se trata de aprender a relajarse mientras se imaginan escenas que, progresivamente, van provocando mayor ansiedad. La técnica es efectiva para combatir fobias clásicas, miedos crónicos y algunas reacciones de ansiedad interpersonal.

Los pasos son:

1. Relajar los músculos a voluntad (Relajación progresiva)
2. Hacer una lista con todos los temores
3. Construir una jerarquía de escenas ansiógenas de menor a mayor intensidad de ansiedad.
4. Progresar en la imaginación con las situaciones temidas de la jerarquía. Es importante que se practique la visualización para que la situación se viva como más real. No se pasará a una nueva situación ansiógena si no hemos logrado que la anterior situación de la jerarquía quede totalmente resuelta en cuanto a la ansiedad vivida.

TÉCNICA: La inoculación del estrés

La inoculación del estrés enseña cómo afrontar y relajarse ante una amplia variedad de experiencias estresantes. El entrenamiento incluye aprender a relajarse utilizando la respiración profunda y la relajación progresiva (véase en la sección de técnicas), de modo que cada vez que se experimente estrés, donde y cuando sea, se pueda relajar la tensión. El primer paso es elaborar una lista personal de situaciones de estrés y ordenarla verticalmente desde los ítems menos estresores hasta los más estresantes. Después se aprenderá a evocar cada una de estas situaciones en la imaginación y cómo relajar la tensión mientras se visualiza claramente la situación estresora. El segundo paso es la creación de un arsenal propio de pensamientos de afrontamiento del estrés, los cuales se utilizarán para contrarrestar los antiguos pensamientos automáticos habituales. El tercer paso es la utilización de las habilidades de relajación y de afrontamiento “in vivo” para ejercer presión sobre los hechos estresores que se consideran perturbadores mientras se respira profundamente, aflojando los músculos y utilizando pensamientos de afrontamiento del estrés.

Es eficaz ante ansiedad interpersonal, general, a entrevistas, a hablar en público y ante los exámenes.

TÉCNICA: La sensibilización encubierta

Se utiliza para tratar los hábitos destructivos. Se denomina “encubierta” porque el tratamiento básico se realiza en la mente. La teoría en la que se basa la sensibilización encubierta es la siguiente: las conductas que se convierten en hábitos arraigados son aprendidos debido a que son reforzadas consistentemente por una gran cantidad de placer. Una forma de eliminar el hábito es empezar asociando la conducta habitual con algún estímulo imaginario muy desagradable. Así, el antiguo hábito deja de evocar imágenes placenteras y empieza a asociarse con algo nocivo y repulsivo.

Es efectiva en el tratamiento de ciertas desviaciones sexuales, para reducir los hurtos, la compulsión al juego, a mentir, a comprar. Se ha usado con resultados variables para tratar problemas con el alcohol o el tabaco.

Pasos:

1. Aprendizaje de la relajación progresiva.
2. Análisis del hábito destructivo
3. Creación de una jerarquía placentera: lista de cinco o diez escenas en las que la persona disfrute del hábito destructivo.
4. Creación de una escena aversiva: buscar un pensamiento repulsivo o aterrador.
5. Combinación de escenas agradables y aversivas.
6. Alteración de la escena aversiva.
7. Practicar la sensibilización encubierta en la vida real.

TÉCNICA: La visualización

La visualización es una herramienta muy útil para conseguir un mayor control de la mente, las emociones y el cuerpo y para efectuar cambios deseados de la conducta. Puede usarse para aliviar la tensión muscular, eliminar el dolor y para el éxito de muchas de las técnicas cognitivas ya vistas anteriormente.

No es otra cosa que relajarse e imaginar vívidamente diferentes cosas, situaciones de la forma más real posible y con todos los detalles posibles.


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Estas son algunas de las técnicas cognitivas más utilizadas para el tratamiento del estrés. La barrera más común de la intervención cognitiva del estrés es el fracaso en utilizar completamente la imaginación. Con el fin de mejorar la habilidad para imaginar se recomienda:

1. Concentrarse en otros tipos de sentidos diferentes del visual, como el tacto, el gusto, el oído y el olfato.
2. Grabar una descripción detallada de la escena que se pretende imaginar.
3. Hacer un dibujo de la escena original que se pretende imaginar, como forma de activar los detalles visuales. Apréciese qué objetos y detalles dan a la escena su identidad única.

Otro obstáculo importante es no creer en las técnicas. También lo es el aburrimiento, porque muchos de estos ejercicios lo son. Pero funcionan y eso es lo que hay que creer para poder conseguir la reducción del estrés. Persiste en ellos. No renuncies. Tú puedes controlar lo que piensas y por lo tanto, lo que sientes. Puedes cambiar la estructura de tu vida alterando las estructuras de tu mente. No sufras más.

los gandules para hechar unas risas este finde

muy buenos consejos: Lean esto, les servirá.


fuente:Elohim,foro webtoc
Hola a todos, soy nuevo en este foro, aunque llevo mucho tiempo viéndolo, y en realidad en mis momentos tristes o de angustia, veía cada uno de sus comentarios, y así me di cuenta, para mi alivio, que había mucha gente pasando lo mismo que yo, o incluso peor, verán les contaré mi historia, porque la verdad mi intención es compartir con ustedes, mis vivencias, y tambien ayudarlos, cuando estás mal, es bueno, que alguien te aconseje, o te de una mano, bueno en resumen

Hace un año que estoy diagnosticado con TOC, y aunque tenga 17 años, los entiendo a cada uno de ustedes, porque mi TOC es algo grave, verán, he pasado por todos los síntomas, y por los peores momentos que puedes pasar, por esta enfermedad, me alejé de mi vida normal, me aleje de las personas cercanas, deje de estudiar, deje de salir a fiestas, deje de compartir con la gente, estuve meses encerrado, en mi angustia y en mis compulsiones, estaba realmente mal, todos los días me preguntaba si saldría de esto o no, y verán que los entiendo porque he pasado por todos los tipos de TOC, de limpieza, de recuerdos negativos que se impregnan en mi mente, de chequeo, de repetir una y otra vez las cosas para limpiar los pensamientos negativos, de miedo a volverme loco, creyendo escuchar voces, del TOC "emocional" donde no te dan ganas de levantarte, donde no le encuentras sentido a las cosas, y intentas estar bien pero en el fondo no puedes, yo luché mucho con esta enfermedad, como me imagino que ustedes tambien deben luchar, cuando hay una compulsión me resistía, pero el pensamiento era tan fuerte, que me ganaba, y mas me angustiaba.

Yo los entiendo a cada uno de ustedes, y se por lo que pasaron, o están pasando, de verdad los entiendo, sé que el TOC te aleja de tu vida normal, te angustias, sientes el pecho apretado, sé lo difícil que son las compulsiones, y aunque te resistas a ellas, te terminan ganando y en ese momento ocurre una lucha entre el TOC y tú, o que sientes que tienes demasiados pensamientos negativos, con mucha frecuencia, que no eres una persona normal, que tienes muchos problemas, que estás mal y te dices que te puedes volver loco, o que eres una basura, que no vales nada, que eres un enfermo, que no tienes solución, que tratas de no repetir una cosa, pero te sientes totalmente angustiado, los entiendo de verdad he pasado por todos estos cuadros, ya que desde los 15 que tengo TOC y hoy tengo 17, pero la pregunta es si esto tiene solución y la verdad es que sí, por mucho que hayas sufrido, por mucho que ya hayas pasado por momentos demasiado angustiantes, por mucho que luches día a día, no puedes parar de luchar, verán yo aún no estoy totalmente recuperado, pero estoy bastante mejor, y les comparto mis experiencias, porque los entiendo perfectamente, y me gustaría ayudarlos, que nos apoyemos unos con otros, para eso está el foro, no somos enfermos, somos personas, con un problema llamado obsesivo compulsivo, y si nos ayudamos, se nos hará más fácil el camino, por mucho que has tenido paciencia por años, que has pasado como yo por los peores momentos, que has llorado, que has sufrido, el TOC se irá de tu vida, porque es un problema que sí tiene solución, quizás estas en tratamiento y dices que no te vale de nada, pero vean todos hemos aprendido algo con el TOC, y yo he aprendido muchas cosas que me gustaría compartirlas con ustedes como por ejemplo:

1.El toc nunca te va a llevar a la locura, te puede angustiar profundamente, puedes pasar por los peores momentos de pena, de compulsiones, de estrés mental, pero nunca te volverás loco, porque tu no estás loco.

2.Aunque estés en tratamiento con psqiatra y psicologo, y te sientes igual o un poquito mejor, quizás deberías cambiarte de profesional, yo he pasado por muchos profesionales y afortunadamente ahora caí en buenas manos, pero hay de todo tipo de especialistas, unos buenos y otros malos, tú los tienes que analizar.

3.Es muy importante que tengas un control con un psquiatra y una terapia cognitivo conductual, de verdad, si luchas solo, nunca saldrás adelante, yo lo intenté una y otra vez,mes tras mes, pero no hay caso, necesitas un tratamiento.

4.Saldrás de esto, de verdad, yo actualmente estoy mucho mejor, de verdad quiero que mi experiencia les sirva, aunque sean limpiadores, chequeadores, obsesivos mentales, si tienen TOC con la homosexualidad, si tienes TOC de contagiarse, si no tienen ganas de nada, si sientes angustia, si han luchado por años con esto, si lo tienen hace poco, da igual, igual los entiendo y los quiero ayudar,y aquí hay una persona que ha pasado por lo mismo que tú estás pasando hoy, incluso peor,y gracias a Dios, estoy mejor, yo llevaba una vida completamente normal, y el TOC me arruinó, pero no me lamento, yo sé lo que es estar día a día aguantando compulsiones fuertes, resistiéndose a la angustia, la frustración, la pena, resistiéndose a esos pensamientos, que no te dejan disfrutar de nada, que en ningun momento tienes paz mental, que siempre estas preocupadao, triste, con más y más pensamientos, o que ocurre una lucha de: Ya no haré tal compulsión, y te resistes, pero mas te agobia, la angustia, yo sé lo que estar día a día dándose ganas de levantarse, siendo optimista, tratando de salir adelante, yo los entiendo de verdad, y gracias a Dios estoy mejor, y ustedes tambíén mejorarán, bueno en resumen:

1.Debes llevar un tratamiento
2.Debes seguir luchando, no te rindas, yo sé cuanto hemos aguantado hasta ahora, cuantos pensamientos hemos aguantado, cuanta tristeza hemos aguantado, pero sigue luchando, que esto se acabará.
3.Ten fe en ti, aunque tengas miles de pensamientos que te dicen que eres una basura, que no vales nada, que la demás gente trabaja y tú no, o que la demás gente estudia, y tú no, no importa en el fondo tu sabes que eres una persona que tiene emociones, que tiene sensibilidad, y eres una persona, no eres un instrumento del TOC, por mucho que te ha cambiado tu vida, o que quieres ser como en el pasado, cuando no había TOC, no importa, vendrán cosas mejores en tu futuro, tienes que creer en ti, en Dios, y en todas las personas que día a día sufren de lo mismo.

El mundo esta lleno de personas con trastorno obsesivo compulsivo, lo que ustedes estan viviendo, lo están viviendo muchas personas, y bueno espero que mi experiencia les sirva, yo los ayudaré de cualquier manera y seguire participando en el foro, bueno que Dios les bendiga

Cada día son más las personas que padecen del llamado “ trastorno obsesivo compulsivo.”


http://lacomunidad.elpais.com/psicoanalisisclinico/2009/3/9/trastorno-obsesivo-compulsivo-toc
Cada día son más las personas que padecen del llamado “ trastorno obsesivo compulsivo.”. Afecta a cualquier edad y sexo. Se caracteriza por una serie de síntomas donde hay una repetición de algún tipo de acto, pensamiento. La compulsión a repetirlo aparece súbitamente y frente a lo absurdo del hecho, la persona sólo puede llevarlo a cabo, encontrando en ello una cierta calma. Los actos obsesivos son infinitos: lavarse las manos, mirar por la calle a ver si se atropellado a alguien, querer coger un cuchillo y matar a alguien de la familia – mujer o hijos-, rituales a la hora de dormir, trabajar, levantarse, contar cualquier cosa etc... La persona se siente verdaderamente mal porque no puede evitar que dichos pensamientos acudan a su mente y se le impongan frente a lo racional de la conciencia. Todas las personas tienen en mayor o menor medida algún tipo de obsesión. En este trastorno, la diferencia es que acaba afectando a la vida normal del sujeto, pudiendo impedirle salir a la calle, ir a trabajar o comportarse de manera normal en situaciones corrientes de la vida. En este tipo de trastornos, la educación ha jugado un papel decisivo respecto a la aparición de esta enfermadad. Las personas con TOC, suelen ser personas de moral y ética muy acentuada, con intensos sentimientos de culpa que le atormentan de manera contínua. Algunos psiquiatras medican a este tipo de pacientes pero ello no significa que el medicamento cure. Podemos decir, que no curan nada. El paciente con TOC, necesita llevar a cabo una regresión para profundizar en los aspectos de su infancia y adolescencia, donde algo de sí mismo ha entrado en conflicto con él y con el mundo. Muchos de estos paciente se desesperan porque no ven solución a sus problemas. El psicoanálisis viene a ser una esperanza para este tipo de personas, pues ayuda a entender el origen y la causa del TOC. Podemos decir, que la persona afectada de esta enfermedad, se la enseña a tener el control sobre ella misma, no que la enfermedad la controle a ella.

El Trastorno de Atracones Compulsivos


http://www.healthsystem.virginia.edu/uvahealth/adult_mentalhealth_sp/edbinge.cfm
El Trastorno de Atracones Compulsivos
Datos acerca de los trastornos alimentarios

Todos los años, millones de personas en Estados Unidos sufren serios trastornos de la alimentación que, a veces, representan una amenaza para su vida. Más del 90 por ciento de las personas afectadas son mujeres adolescentes y adultas jóvenes. La razón por la que las mujeres de estas edades son especialmente vulnerables a los trastornos alimentarios es la tendencia a seguir dietas estrictas para lograr una figura "ideal". Los investigadores han concluido que esas dietas tan rigurosas pueden ser un factor clave para desencadenar trastornos alimentarios.

Las consecuencias de este tipo de trastornos pueden ser graves: 5 por ciento a 20 por ciento de casos de anorexia nerviosa causa la muerte por inanición, paro cardíaco, otras complicaciones médicas o suicidio.

El saber cada vez más acerca de los peligros de los trastornos de la alimentación (gracias a los estudios médicos y la extensa cobertura de esta enfermedad por los medios de comunicación) ha llevado a muchos a buscar ayuda. No obstante, algunas personas que sufren trastornos alimentarios se niegan a admitir que tengan un problema y rechazan el tratamiento.
¿Qué es el trastorno de atracones compulsivos?

El trastorno de atracones compulsivos es una enfermedad que se parece a la bulimia nerviosa y se caracteriza por episodios de comilonas o atracones descontrolados. Se diferencia de la bulimia porque quienes lo padecen no purgan su cuerpo del exceso de comida mediante el vómito ni el abuso de laxantes o diuréticos.
¿A quiénes afecta el trastorno de atracones compulsivos?

Las personas que sufren este tipo de trastorno suelen:

* Ingerir grandes cantidades de comida.
* No dejar de comer hasta que se sienten incómodamente llenos.
* Tener antecedentes de fluctuaciones de peso.
* Tener más dificultad para perder peso y mantenerlo que las personas que padecen otros problemas de peso serios.

El trastorno de atracones compulsivos afecta a aproximadamente del 2 al 5 por ciento de la población general y es más frecuente en las mujeres que en los hombres. Los investigadores señalan que el trastorno de atracones compulsivos afecta a alrededor del 30 por ciento de las personas que participan en programas de control de peso con supervisión médica.
¿Cuáles son las complicaciones del trastorno de atracones compulsivos?

Las complicaciones médicas que pueden surgir del trastorno de atracones compulsivos pueden incluir, entre otras, las siguientes:

* Obesidad (sobrepeso de un 20 por ciento por encima del peso normal).
* Mayor riesgo de las siguientes condiciones:
o Colesterol alto.
o Presión sanguínea alta
o Diabetes.
o Enfermedad de la vesícula biliar.
o Cardiopatía.
o Algunos tipos de cáncer.
* Mayor riesgo de enfermedades psiquiátricas, en particular la depresión.

Las personas que sufren el trastorno de atracones compulsivos (y bulimia) típicamente consumen enormes cantidades de comida de una vez, en general comida "basura", para reducir el estrés y aliviar la ansiedad.

* Sin embargo, después de comer de forma compulsiva, se sienten culpables y deprimidas.
* La purgación ofrece un alivio, pero es sólo temporal.
* Los individuos que tienen bulimia normalmente son impulsivos y tienden a participar en comportamientos de alto riesgo tales como el abuso de alcohol y drogas.

La bioquímica y los trastornos alimentarios:

Para comprender mejor los trastornos alimentarios, los investigadores han estudiado el sistema neuroendocrino, que está formado por una combinación del sistema nervioso central y los sistemas hormonales.

El sistema neuroendocrino regula las diversas funciones de la mente y del cuerpo. Se ha descubierto que muchos de los siguientes mecanismos regulatorios pueden encontrarse, en cierta medida, alterados en las personas que tienen trastornos alimentarios:

* La función sexual.
* El crecimiento físico y el desarrollo.
* El apetito y la digestión.
* El sueño.
* La función cardiaca.
* La función renal.
* Las emociones.
* El pensamiento.
* La memoria.

Los trastornos alimentarios y la depresión:

Muchas personas que tienen trastornos alimentarios también sufren de depresión y se cree que estas dos condiciones pueden estar vinculadas. Por ejemplo:

* En el sistema nervioso central, los mensajeros químicos conocidos como neurotransmisores controlan la producción hormonal. Se ha descubierto que los neurotransmisores serotonina y norepinefrina, que funcionan anormalmente en las personas que tienen depresión, también tienen niveles disminuidos tanto en los pacientes que sufren anorexia y bulimia agudas como en los pacientes recuperados de la anorexia a largo plazo.
* Se ha demostrado que algunos pacientes que tienen anorexia pueden responder bien a los medicamentos antidepresivos que afectan a la función de la serotonina en el cuerpo.
* Las personas que tienen anorexia, o ciertas formas de depresión, parecen tener niveles más altos de lo normal de cortisol, una hormona cerebral liberada como respuesta al estrés. Se ha demostrado que los niveles elevados de cortisol, tanto en las personas que tienen anorexia como en las que tienen depresión, son la causa de un problema que ocurre en o cerca del hipotálamo en el cerebro.
* Se han descubierto similitudes bioquímicas entre las personas que tienen trastornos alimentarios y las que tienen el trastorno obsesivo compulsivo (su sigla en inglés es OCD); estos últimos presentan con frecuencia comportamientos alimentarios anormales.
* La hormona vasopresina es otra sustancia química del cerebro que se encuentra alterada en las personas que tienen trastornos alimentarios y OCD. Los niveles de esta hormona son elevados en los pacientes que tienen OCD, anorexia y bulimia.

Factores genéticos/ambientales relacionados con los trastornos alimentarios:

Debido a que estos trastornos suelen darse en miembros de la misma familia y que con frecuencia las mujeres son las más afectadas, se cree que los factores genéticos juegan un papel fundamental en ellos.

Pero otros factores, tanto de comportamiento como ambientales, también pueden tener una influencia importante. Considere estos datos aportados por el Instituto Nacional de la Salud Mental (National Institute of Mental Health):

* Según un estudio reciente, las madres que se preocupan demasiado por el peso corporal y atractivo físico de sus hijas pueden someterlas a un riesgo mayor de desarrollar un trastorno alimentario. Además, las niñas que tienen trastornos alimentarios suelen tener un padre y, o hermanos que critican demasiado su peso.
* Aunque la mayoría de las víctimas de la anorexia y la bulimia son adolescentes y mujeres adultas jóvenes, estas enfermedades también pueden atacar a los hombres y a mujeres de más edad.
* La anorexia y la bulimia afectan mayormente a personas caucásicas, pero estas enfermedades también afectan a las personas afroamericanas y de otras razas.
* Las personas que se dedican a profesiones o actividades que ponen énfasis en la delgadez, como la profesión de modelo, el baile, la gimnasia, la lucha libre y las carreras de larga distancia, son más susceptibles de sufrir estos trastornos.
* A diferencia de otros trastornos alimentarios, de un tercio a un cuarto de todos los pacientes con trastorno de atracones compulsivos son hombres. Los estudios preliminares señalan que la condición afecta tanto a personas afroamericanas como caucásicas.

TRASTORNO LÍMITE DE PERSONALIDAD


Folleto informativo acerca del Trastorno Límite de Personalidad. Centro Logpsic.
981 622 400 1/6
TRASTORNO LÍMITE DE PERSONALIDAD
Según el DSM-IV, la característica esencial del trastorno límite de la personalidad es un
patrón general de inestabilidad en las relaciones interpersonales, la auto-imagen y la
afectividad, y una notable impulsividad que comienza al principio de la edad adulta
(adolescencia) y se da en diversos contextos.
Los sujetos con este trastorno pueden llegar a realizar frenéticos esfuerzos para evitar un
abandono real o imaginario. Son muy sensibles a las circunstancias ambientales. La
percepción de una inminente separación, rechazo o la pérdida de la estructura externa,
pueden ocasionar cambios profundos en la auto-imagen, afectividad, cognición y
comportamiento.
Presentan cambios bruscos y dramáticos de la auto-imagen, caracterizados por cambios de
objetivos, valores y aspiraciones personales o profesionales. Se aburren con facilidad y
están buscando siempre algo que hacer.
El estado de ánimo básico de tipo disfórico de los sujetos con un trastorno límite de la
personalidad, suele ser interrumpido por períodos de ira, angustia o desesperación y son
raras las ocasiones en las que un estado de bienestar o satisfacción llega a tomar el relevo.
Información adicional
La mayoría de las personas con trastorno límite de la personalidad lo pasan muy mal cuando
están solos, incluso por periodos muy cortos de tiempo.
Con frecuencia se sienten dependientes y hostiles, de ahí sus relaciones tumultuosas.
Pueden depender mucho de las personas cercanas y demostrar tremendos enfados o rabia
hacia estas en momentos de frustración. Tienen un bajo nivel de tolerancia a la frustración
y gran dificultad para canalizarla de forma adecuada.
Folleto informativo acerca del Trastorno Límite de Personalidad. Centro Logpsic. 981 622 400 2/6
Según Marsha Linehan, hay sujetos que nacen con una tendencia biológica a reaccionar más
intensamente a niveles menores de estrés que otras personas, y tardan más en recuperarse
(esta puede ser una de las causas de este trastorno).
Dentro de la inestabilidad en las relaciones interpersonales, presentan un patrón de
relaciones inestables e intensas. Pueden idealizar a quienes se ocupan de ellos. Sin
embargo, cambian rápidamente de forma de pensar y pueden pasar de idealizar a los demás
a devaluarlos, pensando que no les prestan suficiente atención.
Tienen una necesidad enorme de llevar una vida normal y tener buenas relaciones, pero a la
vez, tienen mucho miedo a la intimidad. La tensión entre esta necesidad y el miedo causa
ansiedad, culpabilidad y rabia.
Tienen respuestas impredecibles, consistentes en cambios bruscos de humor o repentinas
explosiones emocionales. Pueden mostrar sarcasmo extremo, amargura persistente o
explosiones verbales. Esta conducta es dañina para la persona con este trastorno y para
las personas cercanas, quienes no siempre saben como actuar y pueden pensar que no
importa lo que hagan o digan, será dado la vuelta y usado en su contra.
Los sentimientos varían drásticamente en calidad e intensidad de momento a momento,
pueden ser tan intensos que lleguen a distorsionar la percepción de la realidad.
Pueden alternar entre sentirse llenos de sentimientos o bloquearse dando una imagen de
apatía total y absoluta. Con estos intensos sentimientos o pensamientos de tipo
negro/blanco, la desilusión a menudo se convierte en ira, que puede ser dirigida hacia otros,
en ataques verbales o físicos, o dirigida hacia uno mismo en intentos de suicidio o conductas
autolesionantes.
Es frecuente que los sujetos con trastorno límite de la personalidad expresen ira
inapropiada e intensa o que tengan problemas para controlar la ira. Estas expresiones de ira
suelen ir seguidas de pena y culpabilidad y contribuyen al sentimiento que tienen de ser
“malos” o “bichos raros”.
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La ira y la lógica no se mezclan. El enfado es más fácil que el miedo y les hace menos
vulnerables. Cuando un enfermo está alterado, no se puede esperar que actúe con lógica, no
porque no quiera, sino porque no puede. Un simple enfado parece igual que uno tremendo y
es difícil distinguir.
Los arranques de ira pueden ser aterradores. La persona puede dar la impresión de que
está totalmente fuera de control, actuando por impulsos y sin importarle las consecuencias
de su conducta. La realidad, es que en ese momento NO LO PUEDE EVITAR, aunque es
consciente de que lo que está haciendo apartará aún más a la persona de su lado. Cuando se
enfadan con alguien, ese alguien deja de ser una persona con sentimientos, se convierte en
el objeto de su odio y la causa de su malestar. Es el “enemigo”, se vuelven paranoicos y
piensan que ese alguien les quiere hacer daño, entonces se preparan para demostrar que
tienen el control sobre esta persona.
Aunque pueden ser emocionalmente (incluso físicamente) abusivos, es importante
comprender que por lo general no intentan hacer daño. Están actuando por un intenso dolor,
miedo o vergüenza, utilizando defensas primitivas que posiblemente hayan aprendido hace
mucho tiempo.
Destacar que estas personas suelen ser inteligentes, agudas, graciosas e ingeniosas.
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DIAGNÓSTICO.-
Los terapeutas utilizamos un libro llamado “DSM IV” (Manual diagnóstico y estadístico de
los trastornos mentales) para hacer diagnósticos de salud mental. A continuación aparecen
los criterios para el diagnóstico del trastorno límite (la presencia de 5 o más puede indicar
la existencia de este trastorno) :
- Esfuerzos frenéticos para evitar un abandono real o imaginario
- Patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas caracterizado por la
alternancia entre los extremos de idealización y devaluación
- Alteración de la identidad: auto-imagen o sentido de sí mismo acusada y
persistentemente inestable
- Impulsividad en al menos dos áreas que son potencialmente dañinas para sí mimo
(Ej..: gastos, sexo, abuso de sustancias, conducción temeraria, atracones de
comida..)
- Comportamientos intensos o amenazas suicidas recurrentes, o comportamiento de
automutilación
- Inestabilidad afectiva debida a una notable reactividad del estado de ánimo (por
ej.: episodios de intensa disforia, irritabilidad o ansiedad, que suelen durar unas
horas y raras veces unos días)
- Sentimientos crónicos de vacío
- Ira inapropiada e intensa o dificultades para controlar la ira (por ej.: muestras
frecuentes de mal genio, enfado constante, peleas físicas recurrentes)
- Ideación paranoide transitoria relacionada con el estrés o síntomas disociativos
graves
Hay que tener en cuenta que hasta cierto punto, todos tenemos estas características,
especialmente los adolescentes. Estas características deben de ser de larga duración
(años), persistentes e intensas para que se pueda diagnosticar este trastorno.
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Es importante recordar que hay que tener cuidado a la hora de hacer diagnósticos propios o
a otras personas. Un diagnóstico no debe de estar basado en los contenidos de un folleto
informativo, una página web ni de un libro. Si cree que usted o alguien que conoce puede
tener este trastorno lo mejor es hablar con un terapeuta cualificado.
Muchas personas con este trastorno pueden tener problemas o preocupaciones adicionales
como depresión, trastornos de la alimentación, abuso de sustancias, etc y puede resultar
difícil aislar lo que es el trastorno límite de la personalidad de otros trastornos.
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TRATAMIENTO.-
Las personas con este trastorno, necesitan comprender su enfermedad y ser tratados
correctamente. Para conseguir resultados satisfactorios, se precisan fundamentalmente
dos cosas: elevada motivación del paciente y un buen terapeuta. Los pacientes no tratados
sufren unas vidas extremadamente dolorosas y destructivas, al igual que sus allegados.
El tratamiento que se debe aplicar es muy complejo, dado que es necesario combinar
elementos de diversas terapias para responder adecuadamente a la complejidad del cuadro
y adaptarse a las características particulares de cada persona.
De esta forma, se precisa del trabajo de un equipo multidisciplinar (psicólogos, psiquiatras,
centros de día o urgencias psiquiátricas), así como de la ayuda de la familia (pieza clave en
el tratamiento de este trastorno). En este sentido, es importante dar pautas a las familias
para que sepan afrontar los problemas del día a día.
Dentro de los aspectos básicos en la terapia del T.L.P se destacarían:
1. Establecimientos de límites conductuales: Para la comodidad y seguridad del
paciente, del terapeuta y de otros, a menudo es necesario establecer unos límites
conductuales (manera de acercarse, duración y número de sesiones terapéuticas, de
llamadas de teléfono, etc)
2. Mantenimiento de la independencia: Estas personas necesitan ayuda, ya que no han
desarrollado los suficientes recursos para hacer frente a las dificultades y
situaciones nuevas (no siendo consciente de ello en muchas ocasiones). Sin embargo,
es importante no hacer las cosas por ellos para no alimentar su extrema tendencia a
la dependencia e intentar que aprendan a hacer las cosas por si mismos de manera
adecuada.
Finalmente, señalar que, afortunadamente, la enfermedad tiende a remitir con la edad. Es
decir, suele mejorar conforme el paciente va madurando y reestructurando el pensamiento.

Las emociones prohibidas, por Huriel Schifman



Las emociones prohibidas, por Huriel Schifman

Huriel Schifman

La agresión, la ansiedad y las obsesiones son corazas que encubren nuestros miedos más profundos. Todos tenemos puntos vulnerables donde debido a nuestra historia personal se despiertan ciertas emociones que nos resultan demasiado peligrosas como para expresar en público, o incluso para sentirlas nosotros mismos. Cuando una situación del momento nos mueve esta emoción "prohibida" tendemos a esconderla rápidamente y cubrirla con una emoción falsa. Cada vez que escondemos un sentimiento aparece la pseudo-emoción encubridora y en nuestro interior nos culpabilizamos por el fraude que hemos cometido contra nosotros mismos. El mecanismo es tan rápido que no podemos utilizar la inteligencia y experiencia para solucionar el problema en el acto.


Si el conflicto emocional es grave, es posible que necesitemos la ayuda de una persona experimentada (un psicoterapeuta, un coach o un amigo comprensivo y sincero). Pero para mejorar nuestra situación no es necesario llegar a comprender el entramado del problema. Basta experimentar la emoción prohibida para que con ello cambie nuestra visión. Si nos atreviésemos a sentir nuestras reacciones espontáneas, dejarían de interponerse sombras del pasado y seria más fácil vivir el momento antes de distorsionarlo y mal interpretarlo. Tras experimentar las emociones prohibidas, podemos utilizarlas convenientemente en lugar de que ellas nos "utilicen" a nosotros. Esto puede hacerse sin ayudas externas. Por eso puede llamársele autoterapia. He aquí un procedimiento:

Primer paso: Reconocer una reacción inapropiada
Cuando notemos que estamos reaccionando con falsedad ante una situación podemos preguntarnos: "¿Por qué me he sentido dolido?". A menudo nos cuesta reconocer este dolor, y por algo lo tratamos de encubrir rápidamente.

La agresión, la ansiedad y las obsesiones son reacciones inapropiadas, pues no son emociones genuinas, sino corazas que nos impiden sentir plenamente y encubren nuestros miedos. La tensión emocional, muchos dolores de cabeza y los síntomas psíquicos de ansiedad, como la dificultad respiratoria y las palpitaciones, son indicadores de que nos estamos ocultando algo a nosotros mismos.

Segundo paso: Sentir la reacción inapropiada
En ocasiones tratamos de evitar sentir incluso esta falsa emoción. Es importante sentirla por muy irracional que parezca, pues no hay atajos que nos lleven al inconsciente. No podemos llegar a conocer la verdadera emoción si no comenzamos pon sentir la falsa que está encubriéndola.

A veces la emoción aparente nos parece peligrosa ("estoy tan furioso que podría matarlo"). Como no es necesario que la llevemos a término, pues pensamientos y acciones son fenómenos separables, el mero hecho de sentirla no puede hacer daño. Podemos escribirla, gritarla o llorarla, que suele ser preferible a tragarla.

Si tratamos de explorar una falsa emoción que hayamos tenido hace poco podemos revivirla contándola a un buen amigo que sepa escuchar.

Supongamos que estamos escondiendo un sentimiento tras un dolor de cabeza. Hagamos como un buen detective y busquemos pistas en el camino. ¿Cuándo comenzaron los síntomas? ¿Qué nos había sucedido? ¿Cómo nos sentíamos?

Tercer paso: Profundizar en la investigación
¿Qué otros sentimientos surgieron justo antes de aparecer la falsa emoción? No tratemos de buscar tan pronto la emoción verdadera. Basta que recordemos las sensaciones breves que precedieron a la falsa: ¿Miedo? ¿Furia? ¿Tristeza?

Cuarto paso: ¿Qué recuerdos me trae?
¿Hemos reaccionado alguna otra vez de forma similar? ¿Qué recuerdos nos trae esta situación? ¿Hemos notado similitudes con antiguas reacciones ante hechos parecidos?

Si con todas estas preguntas aún no descubrimos ninguna pista importante, podemos tratar de observarnos desde el exterior. ¿Qué nos parecería si otra persona actuara tal como lo hemos hecho? ¿Qué sospecharíamos que oculta?

En este paso no conviene entretenerse buscando razones ni motivos. Dediquemos mejor la atención a buscar y sentir la emoción que desencadenó todo el proceso. La habremos hallado cuando sintamos que la falsa emoción pierde todo su valor o simplemente se desvanece.

Quinto paso: Desentrañar la estructura
Es preferible no perder el tiempo buscando razones. Tan sólo sacar a la luz ambas emociones falsa y verdadera. Puede que logremos predecir para situaciones posteriores cuál será nuestro probable mecanismo. Y a partir de este descubrimiento es más fácil que nos dé tiempo a vivir la verdadera emoción sin que se ponga en marcha el mecanismo automático y culpabilizante. O por lo menos pasaremos menos tiempo perdidos entre falsedades.

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Obsesiones controladoras: El trastorno obsesivo-compulsivo


Obsesiones controladoras: El trastorno obsesivo-compulsivo
fuente:elmundosalud
El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es un padecimiento que controla las mentes de quienes se obsesionan con ideas recurrentes, ideas recurrentes, ideas recurrentes…

Este trastorno se manifiesta en la aparición indeseada e inesperada de toda clase de compulsiones y de obsesiones (juntas o separadas) que controlan la vida de un individuo. Las compulsiones son conductas o estrategias que se emplean para mitigar la ansiedad, producto de una obsesión, la cual es una imagen o pensamiento repetitivo y perturbador que genera la mente de la persona.

“María es una mujer que vive constantemente preocupada y aterrorizada por los gérmenes y la suciedad; es por esto que a manera de ritual ella se lava las manos con agua y jabón, una y otra vez (excesivamente) durante el día, por miedo a contaminarse. Es una angustia que parece nunca abandonarla —salvo cuando se lava las manos—pero poco tiempo después, la sensación regresa para repetir el ciclo. Ella sufre de TOC.”



Características del TOC

a. Las ideas, creencias o pensamientos tienen un notable potencial perturbador.

b. Los pensamientos están poco relacionados con problemas reales: esto quiere decir que si María trabaja como secretaria, la presencia de gérmenes o de contaminación “peligrosa”, es producto de una obsesión.

c. Cuando reinan estos pensamientos, la persona debe librarse de ellos ejecutando un ritual o una tarea específica: éste caso aplica cuando se repite una oración o una frase “mágica” en un determinado momento.

d. Las personas reconocen que desde su mente provienen estas ideas.

Acciones como contar frenéticamente los pasos, escalones y baldosas sin poderlo controlar; u ordenar hasta el cansancio y categóricamente la ropa, zapatos y objetos se convierten verdaderamente en un problema cuando duran demasiado tiempo, obstaculizan otras tareas importantes en nuestra vida —como relacionarnos con los demás— y nos controlan la existencia, hasta el punto en que nos domina la ansiedad.

El TOC no sólo es una pesadilla para quien lo sufre, sino para las personas que están alrededor. La única manera de enfrentarlo consiste en contrastar la realidad con las creencias y controlar sistemáticamente la ansiedad.

¡Tú puedes!

cansada de comprobaciones , de los murcielagos y del catalogo de obsesiones


en estos momentos en los que he vuelto a repasar los balcones y he cerrado las ventanas por que por mas que se lo digo esta mujer no hace caso, y solo me falta que me tome por loca contandole mis movidas con los murcielagos.
vuelvo a buscar el bicho por si acaso se ha ocultado en algún rincón
gracias a dios no hay nada pero aun así mañana moveré el sillón cuando se meta mi gato debajo por si acaso se encuentra el maldito murciélago,
que tan solo vive en mi cabeza, y tengo la impresión de que si salgo a el balcón me ha mordido o escupido que eso es otra jajaja debo ser la única persona a la que escupen los murciélagos y empiezo con las comprobaciones estas dos marcas yo las tenia antes? o pregunto me ha caído algo puede ser roció que habrá sido? y tengo que recrear la escena una y otra vez

estoy escribiendo esto con el balcón cerrado por si acaso, y sudando como un pollo, me siento mas que harta de de las obsesiones, me parece mentira que el año pasado haya sido capaz de dormir con puertas y ventanas abiertas y casi sin miedo, no me explico como he vuelto a la obsesión murcielaguil o quizás si supongo que unas obsesiones solapan a otras. y que mi cabecita obsesiva no sabe vivir si no esta ocupada haciendome sufrir.

eso unido que somos uno mas en casa, que la señora va por libre y esta nos haciendo la guerra por su cuenta.
hace que aumente mi ansiedad considerablemete y mis queridas obsesiones, tambien van dirigidas hacia ella, y me encanta cuando me viene el pensamiento te esta esperando en la cama y viene acompañado de esa accion como de espera tapándose lo justo, lo odio, el pensamiento se ve reforzado por que cada semana la tengo que bañar, asi es que en estos dias me siento muy hostil, he estado mejor he tenido dias muy relajados pocas obsesiones dejandolas estar hasta que han querido irse solas, pero hay pensamientos que siguen siendo aberrantes para mi y lejos de dejarlos estar quiero fulminarlos y ese es mi error.

¿QUÉ ES EL DESORDEN OBSESIVO-COMPULSIVO NUMÉRICO?


¿QUÉ ES EL DESORDEN OBSESIVO-COMPULSIVO NUMÉRICO?
http://divulgamat.ehu.es/weborriak/sorpresas/sorpresaDet.asp?Id=4

Los individuos afligidos por el desorden obsesivo-compulsivo están con frecuencia impelidos a cometer actos repetitivos que en apariencia no tienen importancia, tal como lavarse persistentemente las manos, contar objetos, comprobar si las puertas están cerradas, y evitar situaciones raramente perturbadoras como pisar sobre las pequeñas grietas de las aceras. El desorden obsesivo-compulsivo que tiene relación con los números es especialmente triste a la vez que fascinante. El gran inventor Nikola Tesla tenía «manía aritmética», también llamada desorden numérico obsesivo-compulsivo. Pedía exactamente 18 toallas limpias cada día. Si se le preguntaba por qué, no proporcionaba ninguna explicación. Los accesorios de mesa y las toallas no eran los únicos artículos que pedía en múltiplos de 3. Con frecuencia, por ejemplo, se sentía impelido a dar 3 vueltas alrededor de una manzana de casas, y siempre contaba los pasos mientras paseaba. Eligió la habitación número 207 en el Hotel Alta Vista, debido a que 207 es divisible por 3. Durante la cena, apilaba sin cesar 18 servilletas de forma escrupulosa, siempre en busca de números divisibles por 3.

Para responder a cuestiones del tipo de si el desorden obsesivo-compulsivo implica números específicos, o si la obsesión por los números impares es distinta de la que se refiere a los pares, o también si en las obsesiones intervienen números mayores que 10, el doctor “Googol” ha estudiado muchos casos y ha creado una lista clasificada según el número con el que estaba obsesionada la persona en cuestión:

1. Ningún caso hallado.
2. Ningún caso hallado.
3. Una niña de 13 años (véase el punto 9) se sentía apremiada a llamar 3 veces sobre el borde de la ventana y en una puerta cercana antes de abrir ésta.
4. Caso 1: la vida de un niño de 11 años estaba afectada a causa de que el número 4 dominaba su existencia. Caso 2: un adolescente debía tenerlo todo en múltiplos de 4, y rechazaba los múltiplos de 6. Tenía también la compulsión de mirarse las plantas de los pies siempre que miraba el reloj de su habitación.
5. Ningún caso hallado.
6. Caso 1: un muchacho evita repetir sus acciones 6, 13, 60, 66 o 130 veces. Evitaba números tales como 42 o 33 cuya suma de dígitos es igual a 6, 13 o 130. Caso 2: un adolescente empezaba el día normalmente, hasta que de repente comenzaba a repetir números como «6, 6, 6, 6» o «8, 8, 8, 8». Según dijo, no tenía control sobre dichos números, los cuales, según él, tenían una mente propia, precisamente la de él.
7. El niño de 11 años aludido en el punto 4 cambió repentinamente, después de una operación, a una manía relativa al número 7, que le hacía tocarlo todo 7 veces y preguntar por todo 7 veces. (Su heptafilia se curó con Anafranil, un fármaco que ayuda en muchos de los casos de desorden obsesivo-compulsivo.)
8. Caso 1: un niño de 12 años se siente impelido a dar 8 vueltas sobre sí mismo en una habitación, con el fin de calmarse. Caso 2: un muchacho se golpea en la ducha 8 veces la parte derecha de su cabeza, se aplica champú, se vuelve a golpear 8 veces, se enjuaga 8 veces y luego se golpea de nuevo 8 veces. A continuación repite el proceso en el lado izquierdo.
9. Una niña de 13 años debe levantar sus pies y golpear 9 veces en el borde de su cama antes de subir a la misma.
22. Un chico de 18 años siente el apremio de contar hasta 22 una y otra vez. Da golpes suaves en la pared 22 veces o múltiplos de 22. Pasa 22 veces a través de las puertas, y se sienta y se levanta de su silla 22 veces. Se convirtió en drogadicto, lo cual tuvo efectos interesantes en relación con su manía con el 22. Con las anfetaminas y la cocaína, por ejemplo, sus sartas de 22 golpes en la pared se hacían más continuas, hasta el punto de consumir todo su tiempo. El LSD hacía desaparecer del todo ese ritual.
50. Una niña de 7 años se veía forzada a contar hasta 50 por cada palabra que leía o escribía. Como es obvio, este ritual bloqueaba su rendimiento en clase.
13,60,66, 130. En el punto 6 hemos hablado de un niño con manía por estos números.
100. La niña de 13 años aludida en el punto 9 contaba también hasta 100 justo después de lavarse los dientes.

Uno se pregunta si la incidencia del desorden numérico obsesivo-compulsivo es menor en las sociedades con menos énfasis en los números, o en sociedades de escaso nivel cultural. Las personas que sufren del trastorno obsesivo-compulsivo son casi siempre conscientes de que su comportamiento es ilógico o autodestructivo, pero al igual que todos los que padecen adicciones fuertes, les resulta imposible parar. Los hay que pueden pasar, por ejemplo, 5 horas cada día lavándose y sintiéndose sucios a pesar de ello. Otros deben comprobar la puerta cientos de veces cada día para asegurarse de que está cerrada. Algunos se arrancan uno a uno los pelos de la cabeza. Los niños pueden llegar a jugar sin fin con cuerdas o llegan a recoger los objetos con sus codos para evitar mancharse las manos. Si no son tratados, esos niños continúan sufriendo los mismos síntomas en la edad adulta.

Uno de los fármacos empleados en la curación del desorden obsesivo-compulsivo es el Anafranil (cloromipramina), que afecta al metabolismo de la serotonina en el cerebro. También son útiles otros fármacos, tales como la fluoxetina (Prozac) y la fluvoxamina (Luvox). El éxito obtenido con tales fármacos ha llevado a muchos investigadores a creer que el trastorno obsesivo-compulsivo tiene una base física, como ocurre con la depresión maníaca (desorden bipolar) o con la epilepsia. El LSD es otra sustancia que aumenta los niveles de serotonina y parece «curar» el desorden obsesivo-compulsivo (el uso del LSD sin control puede resultar peligroso. Los efectos negativos pueden implicar cambios de costumbres, distorsiones del tiempo y del espacio, y comportamiento impulsivo o agresivo). Las anfetaminas agravan la enfermedad, debido probablemente a que afectan al sistema de la dopamina, que actúa contra el equilibrio de la serotonina.

Los estudios médicos de imagen sugieren que el desorden obsesivo-compulsivo está provocado por una anormalidad en una parte del cerebro conocida como ganglio basal, situada en lo profundo del mismo entre los lóbulos cerebral y frontal. En particular, una porción de los ganglios basales llamada núcleo caudal parece comportarse de modo distinto en las personas con desorden obsesivo-compulsivo.

Las personas con el síndrome de Tourette y con la enfermedad de Parkinson tienen también anormalidades en dichas áreas. La evidencia se acumula a favor de la hipótesis de la base biológica del desorden obsesivo-compulsivo; éste parece, por ejemplo, tener un componente genético y se presenta con frecuencia entre miembros de una misma familia. Algunas formas de este desorden se inician después de un primer ataque epiléptico. El hecho de que muchos de los que padecen este trastorno muestren movimientos desordenados, tales como tics faciales, en algunos momentos durante el curso de su enfermedad, sugiere igualmente que existe una causa biológica.

Este fragmento pertenece al libro LA MARAVILLA DE LOS NÚMEROS, Clifford A. PICKOVER, Ma Non Troppo Ciencia, Robinbook, 2002 (véase su página http://sprott.physics.wisc.edu/pickover/noodlead.html ). Agradecemos al Profesor A. Pickover su permiso para incluirlo en DivulgaMAT.

Autor: Clifford A. Pickover

El Consejero ético y el pensamiento obsesivo


El Consejero ético y el pensamiento obsesivo

José Moya Santoyo

1. Autoconciencia

La autoconciencia es una característica exclusiva de los seres humanos, pero la conciencia no implica un control absoluto sobre los contenidos de nuestra conciencia, ya que muchos de los procesos cerebrales son inconscientes y no están bajo el controlador central. Existen ideas indeseadas o impulsos que una y otra vez vienen a la mente de las personas que padecen el desorden Obsesivo Compulsivo. Son frecuentes los miedos persistentes a que nosotros o una persona querida pueda sufrir daño, las creencias irracionales de que hemos contraído una enfermedad terrible, o la necesidad perentoria de hacer las cosas bien. Repetidamente, las personas experimentan un pensamiento perturbador. Estos pensamientos son intrusivos, desagradables, y producen un alto grado de ansiedad. A menudo las obsesiones son de naturaleza sexual.

Uno de los hechos que más llaman la atención de gran número de personas es su incapacidad para controlar el contenido de la propia conciencia. Los pensamientos vienen y van y las ideas se suceden unas a otras con relativa velocidad sin que podamos poner orden en la avalancha de ideas, sentimientos y emociones que llegan hasta nosotros. ¿Qué es lo que sucede en el interior de nuestra mente? Algunas respuestas las encontramos en la neuropsicología. Son muchos los estudios que se han llevado a cabo para dar respuesta a interrogantes de este tipo. En la actualidad se conocen algunos de los mecanismos y estructuras que intervienen en la percepción del mundo exterior, aunque no está del todo claro cómo se llega a tener autoconciencia. Los seres humanos somos los únicos que tenemos acceso a nuestra conciencia. Sabemos que perros, gatos, y otros animales tienen conciencia de las percepciones que llegan a su cerebro. Se alegran cuando ven al dueño, meten el rabo entre las patas cuando se les habla con voz agria, etc. Por sus manifestaciones conductuales podemos inferir que tienen conciencia de lo que está sucediendo en su entorno, considerando también su organismo extracerebral como entorno. Sin embargo, los animales son incapaces de tener conciencia de lo que está sucediendo dentro de su cerebro, es decir, no pueden tener autoconciencia.

Los seres humanos, que tenemos autoconciencia, accedemos a ella prestando atención a los procesos que se llevan a cabo en nuestra mente, es decir, realizando un esfuerzo por centrar un contenido de conciencia y aplicarle las categorías de espacio y tiempo (En este momento y aquí soy consciente de algo que está pasando en mi conciencia). La autoconciencia no es un proceso que se produzca de forma automática sino que es necesario un cierto esfuerzo, una concentración de energía, o una activación de algunos centros neurológicos. Para tener autoconciencia es necesario pasar un cierto umbral. La mayor parte de nuestra actividad se mantiene en un nivel por debajo de la autoconciencia, es decir, no le prestamos atención conscientemente ni le colocamos las categorías espacio temporales. A nivel evolutivo es enormemente adaptativo que los seres humanos no seamos conscientes de todos los procesos que se producen en nuestro cerebro, esto exigiría un derroche de energía y nos impediría responder con rapidez a las demandas del medio.

La conciencia no ejerce el control continuamente si los módulos cumplen con su función adecuadamente. La conciencia es potencialmente controladora de la actividad de la mente, pero, en general, es una fuerza débil que puede ser anulada con cierta facilidad por las circunstancias; un discurso elocuente, los estímulos propioceptivos, la actividad endocrina, las hormonas o cualquier disfunción orgánica hace que la conciencia deje de tener un control directo para atender a las nuevas demandas de la actividad cerebral. Algunos filósofos y teólogos han pensado que la conciencia era el “sancta sanctorun” de la persona, el lugar del libre albedrío donde la persona, como un soberano absoluto, determinaba la dirección del pensamiento y de la conducta. Libremente podemos, mediante entrenamiento, conseguir cualquier cosa que nos propongamos, decían, desde un cambio de carácter hasta realizar las acciones más heroicas. La razón lo es todo, nuestra mente lo puede todo si somos capaces de controlar nuestro pensamiento. Sin embargo, la conciencia entra en acción sólo cuando es necesario un control o intervención deliberados, no automáticos, porque la función más importante del cerebro no es la autoconciencia, sino el mantenimiento de la homeostasis: el control del riego sanguíneo, el equilibrio de la composición química de la sangre, etc. Son muy pocas las decisiones que se desvían hacia la conciencia; solamente las decisiones del más alto nivel cuando hay varias alternativas posibles. De este modo vivimos sin ser conscientes de gran parte de nuestra actividad mental, los módulos cerebrales hacen su trabajo sin nuestra supervisión.

Por otra parte, nuestra mente no es unitaria, está formada de varias mentes que funcionan suficientemente integradas por conexiones neuronales múltiples, que gozan de una cierta autonomía. La excisión drástica de la conciencia se da en la personalidad múltiple, aunque todos hemos experimentado escisiones leves de conciencia. A veces estamos pensando y regresamos de pronto a lo que estábamos haciendo, sin tener conciencia del tiempo transcurrido. Por ejemplo, cuando leemos estas páginas no somos conscientes del substrato gráfico de las páginas que leemos y que sustenta las ideas, ni de la sintaxis, excepto cuando algo nos resulta “llamativo”.

Los procesos inconscientes se producen de forma automática y no suelen producir cansancio, mientras que los conscientes se producen de uno en uno y requieren esfuerzo. Tenemos sensación de cansancio cuando hemos prestado atención a un problema difícil o hemos querido seguir la argumentación de una conferencia sobre un tema que no conocemos bien. Los procesos conscientes tienen al menos dos ventajas sobre los inconscientes: son más flexibles y podemos actuar sobre ellos. Los procesos inconscientes no nos permiten una actuación directa, aunque algunas técnicas de feedback han tenido éxito en la regulación del ritmo cardíaco, la tensión y otros procesos que se rigen por el sistema autónomo. Los procesos inconscientes no son fácilmente modulables, sino que siguen pautas determinadas de encendido-apagado, dependiendo de la activación de los módulos neuronales en respuesta a las demandas del organismo.

Cuando nos enteramos de algo estamos teniendo conciencia de ello. Pero podemos sentir algo sin tener conciencia de ello. Durante el sueño, por ejemplo, la atención hacia el exterior está bloqueada, aunque seguimos respondiendo a nivel cortical a los sonidos. Si éstos tienen un significado especial, la conciencia se puede activar. Tenemos un umbral más bajo de la activación de la conciencia para nuestro propio nombre, para oír el despertador cuando es muy importante no perder el avión, a los vagidos del bebé que duerme en su cuna, etc. En estos momentos sólo se permite la entrada a la conciencia de aquellos estímulos para los que hemos bajado el umbral porque los consideramos más importantes. En algunas personas existe una deficiencia en el funcionamiento de los controles para activar o desactivar las ideas que se presentan a la conciencia.

Un problema especial para el control de la conciencia lo encontramos en los desórdenes obsesivo-compulsivos. Los que padecen esta enfermedad se ven asediados constantemente por observaciones (pensamientos recurrentes no deseados) y/o compulsiones (acciones ritualistas recurrentes no deseadas). Tanto los pensamientos como las conductas varían bastante de unos sujetos a otros. Podemos establecer una línea continua que va de cero a cien a lo largo de la cual se pueden colocar las diferentes personas. Los que están en los valores más bajos muy raramente tendrán ideas o conductas obsesivas, mientras que los que se encuentran en el nivel más alto tendrán constantemente ideas y/o conductas obsesivas. Los primeros llevan una vida normal, sin perturbaciones patológicas remarcables, mientras los segundos apenas si pueden disimular su estado de angustia patológica causada por las más diversas obsesiones. La mayor parte de las personas, las que se encuentran en los valores intermedios, tendrán ciertas dificultades para controlar su pensamiento y sus compulsiones, aunque pueden llevar una vida normal sin mayores dificultades (Rasmussen y Eisen, 1992).

Los síntomas más frecuentes de las personas que sufren esta patología son:

a) Dudas obsesivas. Una preocupación omnipresente de no realizar bien una determinada tarea.

b) Pensamientos obsesivos. Aparece una serie ininterrumpida de pensamientos cuyo contenido tiene que ver con el futuro más que con el pasado o el presente.

c) Impulsos obsesivos para realizar diversas acciones, desde cosas sin importancia hasta homicidios en frío.

d) Temores obsesivos. Se tiene miedo a perder el control de sí mismo.

e) Imágenes obsesivas. Son imágenes de algún suceso que ha impactado fuertemente al sujeto y que se repiten una y otra vez.

f) Actos compulsivos. El sujeto realiza actos que bloqueen las ideas obsesivas, como contar hacia atrás para evitar pensar en algo.

Las personas obsesivo-compulsivas son consientes de que sus actos son teatrales y que llaman la atención, por eso los consideran enfermizos e irracionales, pero descubren que son incapaces de dominar estas obsesiones y/o compulsiones sin caer en una profunda ansiedad. También personas “sanas” realizan actos rutinarios y experimentan pensamientos recurrentes, por ejemplo, alguna canción se pega de tal manera que estamos durante todo el día o toda la noche recordando esa melodía. Pero esto no entra dentro de la enfermedad neurótica; para que ésta alcance un nivel patológico es necesario que produzcan ansiedad alta o perturbe seriamente la tranquilidad de la vida.

2. Etiología de la enfermedad

La neurosis obsesiva parece tener un componente genético suficientemente contrastado. Marks y colaboradores (1969) estudiaron 40 casos de gemelos monocigóticos obsesivos, encontrando que se daba concordancia en 30 de ellos, es decir, el 75% de los hermanos mostraron síntomas de padecer esta enfermedad. Rüdin (1957) apunta hacia una base hereditaria de tipo poligénico, basándose en la distribución cuantitativa de la sintomatología obsesiva de la población general.

Para Rapoport (1989) parece probable que los patrones de comportamiento latentes que están almacenado en los ganglios basales se activen ante anomalías funcionales de áreas inferiores del lóbulo frontal. El impulso desencadenante sería entonces transportado a los ganglios basales por las vías mediadas por serotonina. Se supone que los ganglios basales son el almacén de unidades de comportamiento que se han ido organizando en le transcurso evolutivo de una especie. Está comprobado que los objetos que producen fobias, como la altura, las serpientes, espacios cerrados, etc. constituyen una amenaza para cualquier individuo que se encuentre en esa situación. Otras conductas adaptativas como la limpieza, el aseo personal, el orden, los límites territoriales, la observancia de rituales ante los superiores o los miembros del otro género también fueron cruciales para la evolución (Stein et al. 1993).

Konrad Lorenz (1966) y Niko Tinbergen (1951) describieron en los animales los patrones fijos de acción que tienen ciertas características comunes: ser estereotipados y pertenecer a todos los miembros de la especie, ser balísiticos, es decir, una vez que se ponen en marcha no pueden pararse, tienen un propósito único y son puestos en marcha por estímulos ambientales específicos (Lea, 1984). Muchas de las conductas de los obsesivos compulsivos se parecen a los patrones fijos de acción de los animales. Ciertos comportamientos relacionados con el aseo personal, la territorialidad o el sexo quedaron programadas como patrones fijos de comportamiento durante el curso de su evolución. Por lo común, nuestra mente funciona de una manera análoga a un programa software de ordenador, es decir, un programa de ordenador contiene ordenes que se van ejecutando una tras otra siguiendo las pautas escritas en el programa hasta llegar a la última orden que suele ser “end” (fin). Esta orden indica que el procesador debe parar. Algunos programas tienen una orden denominada “loop” (volver al principio), mediante la cual una serie de órdenes se ejecutan una y otra vez. Algo parecido sucede a las personas que tienen obsesiones y compulsiones. La orden de limpieza, por ejemplo, se ejecuta una y otra vez, repetitivamente, porque no hay una orden de parar.

En muchas ocasiones las órdenes están dispuestas en nuestra conciencia de tal manera que la observación de los sentidos (estado de limpieza personal o que las luces están apagadas) no basta para dar por finalizada la tarea. En este caso es posible que no funcionen correctamente los centros cerebrales superiores, unidos a los ganglios basales por diversas vías, con lo cual los ganglios basales funcionan de forma repetitiva. Esto no suprime la actividad de los centros cerebrales superiores, con lo cual se tiene conciencia de lo absurdo del comportamiento, pero el obsesivo-compulsivo es incapaz de detenerlo si no es a riesgo de caer en una profunda ansiedad.

Se puede plantear la hipótesis siguiente: Algunas personas son genéticamente más sensibles al estrés y tienen más facilidad para integrar los patrones fijos de acción con estímulos que se perciben como peligrosos. Una vez que el sistema se pone en marcha, el circuito no puede interrumpirse, ya que se potencian mutuamente la ansiedad y las respuestas de evitación (lavarse las manos para evitar contagiarse). De hecho, el paciente no puede aceptar la información tranquilizadora de que sus manos están limpias, por tanto, su propia incapacidad para dar fe a lo que está viendo le hace desarrollar un comportamiento ritual que parece hallarse escrito en el cerebro con una complejidad difícilmente descifrable.

3. Pensamiento obsesivo y conciencia moral

Los escrúpulos, las ideas obsesivas y las compulsiones son manifestaciones conductuales más frecuentes de lo que uno podría aventurar. Se calcula que el número de personas con obsesiones graves es de un 2 por ciento de la población (Rapoport, 1995). Este porcentaje hay que corregirlo al alza para todas aquellas personas que sufren este trastorno en forma moderada o leve. Posiblemente un diez por ciento de la población ha sufrido alguna vez en su vida trastornos obsesivo compulsivos, aunque dada la duración o la intensidad no han interferido el desarrollo normal de su conducta.

¿Quiénes son los más propensos a padecer estos trastornos? La respuesta la tenemos en la herencia biológica, pero como sucede en los patrones fijos de comportamiento, es necesario un estímulo externo que los desencadene. Situaciones de estrés, de agotamiento intelectual y una bajada de las defensas orgánicas pueden provocar episodios de ansiedad que, unidos a la percepción de estímulos peligrosos, desencadenan estados obsesivo compulsivos.

No se sabe bien si las personas propensas a tener obsesiones son, al mismo tiempo, personas más preocupadas por la moral o si, por el contrario, es la forma de presentar la moral cristiana la que provoca obsesiones. En muchas ocasiones parece una conjunción de ambas: aquéllas personas propensas a las obsesiones ven agravados sus síntomas al tener que responder a las demandas de una moral excesivamente exigente. Una moral que pone como meta, por ejemplo, la castidad en obras, palabras y pensamientos puede provocar que muchas personas se sientan sucias por dentro porque tienen frecuentes pensamientos obscenos. Es frecuente tener sueños eróticos poco antes de despertar por la mañana. Algunas personas se sienten culpables por el contenido de estos sueños ya que están en conflicto con su decisión de ser limpios en pensamientos, palabras y obras y, por más que se empeñen, no consiguen librarse de imágenes que le provocan gran placer biológico acompañado de un sentimiento de culpabilidad.

Citando al Concilio de Trento, el Catecismo de la Iglesia Católica dice: “En la confesión, los penitentes deben enumerar todos los pecados mortales de que tienen conciencia tras haberse examinado seriamente, incluso si estos pecados son muy secretos y si han sido cometidos solamente contra los dos últimos mandamientos del Decálogo (cf Ex 20, 17; Mt 5, 28), pues, a veces estos pecados hieren más gravemente el alma y son más peligrosos que los que han sido cometidos a la vista de todos” (Cc. de Trento: DS 1680)” (n.1456).

Cuando el Catecismo hace hincapié en los pecados de pensamiento (No desearás la mujer de tu prójimo ni sus bienes) no habría que interpretarlo como un pensamiento obsesivo ligado a sueños o imágenes eróticas. No son las imágenes placenteras ni su duración la que determina si hemos consentido o no. Recordemos que para que se dé plena conciencia tenemos que hacer un esfuerzo intelectual que intente mantener en la conciencia un pensamiento o una imagen. No basta con ser consciente de que en nuestra conciencia se está desarrollando una “película” erótica, es necesario además esforzarnos para que se mantenga. En segundo lugar, es importante dejarles claro a los que nos consultan que los pensamientos y los deseos son incontrolables en muchas situaciones, no sólo para las personas con graves problemas obsesivos compulsivos, sino incluso en personas más o menos normales. Si no es fácil controlar el pensamiento, que se presenta como un flujo incesante de imágenes en personas con el síndrome obsesivo y obsesivoide, es un error querer que estas personas intenten controlar su pensamiento bajo la amenaza de las penas del infierno. Con esto solo conseguiremos añadirles una cantidad adicional de estrés y de ansiedad que son ocasión de agravar sus obsesiones.

El Catecismo afirma que: “El pecado mortal requiere plena conciencia y entero consentimiento… Implica también un consentimiento suficientemente deliberado para ser una elección personal”. Y es claro que estas condiciones no se cumplen cuando se trata de pensamientos recurrentes.

Para no crear sentimientos de culpabilidad ni potenciar los pensamientos recurrentes con la preocupación añadida de intentar controlarlos, el confesor debe dar muy poco valor a los pensamientos o sentimientos de personas que se sienten preocupados por ellos, signo inequívoco de que estos pensamientos o sentimientos no son deseados y se sienten incapaces de controlar su flujo. Las personas con desórdenes obsesivos sólo deben concentrar su atención en controlar los actos, no su pensamiento, y se les debe exigir responsabilidad moral sólo por los actos, nunca por los pensamientos.

Si la población con problemas obsesivo-compulsivos es de alrededor del dos por ciento, podemos considerar que la inmensa mayoría de personas que consultan sobre sus pensamientos y las emociones que los acompañan pertenecen al grupo de población con desórdenes obsesivo-compulsivos u obsesivoides.

Un problema añadido de gran importancia se presenta cuando el confesor padece el síndrome obsesivo-compulsivo, porque sus preguntas suelen producir gran desasosiego en las personas que acuden a él, obsesionado por todas las circunstancias que pudieran agravar la autoinculpación, haciendo especial hincapié en la intencionalidad y en la autoconciencia, es decir, en los pensamientos y emociones que son tan problemáticos para cualquiera que padezca el síndrome obsesivo-compulsivo.

4. Terapia

Ahora podemos señalar algunas técnicas terapéuticas que suelen tener un porcentaje significativo de éxito en el tratamiento de estos problemas: la medicación y la terapia de conducta. La medicación puede regular la serotonina, reduciendo los pensamientos obsesivos y el comportamiento compulsivo.

Estudios pioneros realizados en España con un antidepresivo, la clorimipramina, descubrieron que esta sustancia era capaz de eliminar los síntomas compulsivos de manera drástica, aunque su eficacia fue menor en los síntomas obsesivos (Prat, Vallejo y Porta, 1971). Estudios posteriores, dirigidos de Judith Rapoport (1988 y 1989), han aportado nueva luz sobre sustancias parecidas por su composición química como la Desipramina, Fluoxentina y la Fluvoxamina, todas estas sustancias han tenido efectos beneficiosos para eliminar los síntomas obsesivo compulsivos. El mecanismo de estas sustancias no está del todo clara aunque parecen guardar relación con su eficacia para impedir la recaptación de la serotonina en la sinapsis. Parece ser que estas sustancias afectan también a otros neurotransmisores como la dopamina, aunque no se conoce bien su mecanismo de acción.

La clomipramina (Anafranil) parece ser que no tiene efectos negativos usándola a largo plazo, en particular no incrementa el nivel de los defectos de nacimiento, pero tiene efectos colaterales: sequedad de boca, estreñimiento, cansancio, fatiga, un ligero temblor de manos, disfunciones sexuales, y aumento de peso. Otros antidepresivos recomendados son la Fluosentina (Prozac) y la Sertralina (Zaloft) que tienen algunos efectos colaterales de menor entidad (nauseas, pérdida de peso e insomnio). La Sertralina, un medicamento más nuevo, tiene menos efectos colaterales y tiene la ventaja de ser barato (Hoehn-Saric; McLeod; Zimmerli; Hipsley, 1993).

La terapia de conducta ha mostrado su efectividad en un alto porcentaje de personas con el síndrome obsesivo compulsivo. Los pacientes son sometidos deliberadamente a un objeto o idea que les produce temor (p.e. tocar monedas que les puedan contaminar), directamente o mediante la imaginación, y se les impide que hagan lo que acostumbran hacer de manera compulsiva en estas ocasiones (p.e. lavarse las manos) (De Veaugh-Geiss, 1993). Cuando la terapia funciona, de forma gradual el paciente experimenta menos ansiedad ante el pensamiento obsesivo y es capaz de refrenar las compulsiones a realizar ciertos rituales durante periodos de tiempo cada vez más largos.

Una tercera vía consiste en la intervención quirúrgica. Mediante resonancia magnética, se puede identificar la parte del cerebro implicada en la producción del síndrome obsesivo-compulsivo, y los neurocirujanos hacen cortes microscópicos en el cerebro que disminuyen los síntomas.

5. ¿Qué puede hacer el consejero moral?

Los estudios llevados a cabo sobre algunos tipos de enfermedades psicológicas ponen de relieve la importancia de factores fisiológicos y neurológicos, en especial la importancia creciente que se atribuye a los neurotransmisores. Estudios con gemelos revelan asimismo que existen factores genéticos en la aparición de estos síntomas, aunque no debemos olvidar que son necesarios factores externos para disparar los “patrones fijos de comportamiento”. Por tanto, hay que tener en cuenta tanto la genética, como la fisiología, neurología, y el medio socio-cultural de las personas.

A nosotros nos corresponde en gran manera evitar aquellas condiciones que favorezcan la aparición de obsesiones y compulsiones como son: gravar la conciencia con exigencias que están más allá del control de los individuos; hacer demasiado hincapié en los pensamientos y en las emociones que los acompañan y poner demasiado énfasis en rituales repetitivos que se automantienen.

Debemos tener en cuenta que, aparte de las personas con síndrome obsesivo compulsivo (un 2%), existen otras muchas con tendencias obsesivoides (casi toda la población la ha padecido alguna vez). Por ello:

a) debemos ser conscientes de este problema;

b) debemos utilizar estrategias de desactivación de las tendencias obsesivoides;

c) no podemos crear situaciones de estrés psicológico o teológico (condenación, pecado grave, suciedad, etc.);

d) podemos aconsejar la ayuda de especialistas (psicólogos, psiquiatras, médicos);

e) debemos centrar la responsabilidad exclusivamente en los actos, sin darle importancia a los pensamientos o sentimientos.

Un elemento clave para discriminar entre una deliberación autoconsciente y un pensamiento obsesivoide está en la formulación que hace el paciente de su problema: “no sé si he consentido o no a un pensamiento malo o si me he recreado en él, porque no lo he rechazado con la suficiente rapidez”. Este tipo de formulaciones es típica de las personas con pensamientos obsesivos. Sería un error intentar centrar los esfuerzos del paciente en sacar de la conciencia estos pensamientos porque les produce más estrés y, por consiguiente, se fortalecen más estos pensamientos. Si el consejero no sabe cómo actuar en estos casos, lo mejor que puede hacer es pedir ayuda a un especialista. Sería bueno que los confesores se asomasen de vez en cuando a las ventanas de la ciencia para alumbrar algo más el mu

¿PREOCUPACIONES U OBSESIONES?


¿PREOCUPACIONES U OBSESIONES?

http://ezequielponce.wordpress.com/2009/02/25/%C2%BFpreocupaciones-u-obsesiones-salud-emocional/
Preocuparse de manera exagerada no sólo no conduce a nada bueno, sino que además produce un gran malestar, interfiere en el trabajo y no te deja dormir. Sin embargo, puedes utilizar algunas técnicas sencillas para combatirla.

Llegas a casa después de un día difícil. Ha habido algunos problemas en el trabajo y, aunque parece que todo está solucionado, no eres capaz de olvidar lo sucedido. Se te ocurren un montón de cosas que tenías que haber dicho en esa reunión y no dijiste, la sensación de haber cometido algún error te pone nervioso y tienes miedo de quedar mal ante tu socio o superior. Repasas mentalmente una y otra vez todo lo sucedido, cada palabra dicha, cada decisión tomada; encuentras fallos, analizas, recuerdas una frase concreta y te preguntas qué quiso decir realmente uno de tus compañeros con eso. Al final el cansancio te puede, y decides ver un rato la tele y no pensar más en eso por el momento, pero llega la hora de dormir y, mientras estás en la cama, empiezas de nuevo a darle vueltas y vueltas al mismo tema, incansablemente. Se te ha quitado el sueño y te mueves inquieto en la cama. Tal vez en ese momento empieces a preocuparte también por ese insomnio que hará que no estés despejado a la mañana siguiente. Deseas dormir, olvidar, dejar de torturarte y hundirte en un sueño profundo… Pero parece tan difícil….

Cuando piensas demasiado.

La persona preocupada tiene un predominio del lado intelectual sobre el emocional; vive más en su cabeza que en sus sentimientos. Analiza, piensa constantemente y en su cabeza hay una continua cháchara mental. “A veces me dan ganas de golpearme la cabeza contra la pared para que pare”, dicen algunos. Es como si todo lo que llegara a la mente de estas personas fuera importante y digno de ser tenido en cuenta. Cada idea, cada recuerdo, cada imagen que surge en su cabeza.

Nada se puede desechar y no son capaces de separar lo que verdaderamente importa de lo secundario. No es raro que padezcan de dolor de cabeza, generalmente localizado sobre los ojos. A nivel mental estas personas son poderosas y tienen una energía mental desbordante, pero, por desgracia, no saben cómo utilizarla o la usan de manera incorrecta y agotadora.

La personalidad del preocupado.

Se trata de personas concienzudas, dedicadas al trabajo, al cual dedican mucha energía, y tienen un gran sentido de la ética y la moral. Se esfuerzan siempre en hacer lo correcto de la manera correcta, lo que la mayoría de las veces quiere decir “a su manera”, ya que suelen tener bastante claro cómo hay que hacer las cosas. Son perfeccionistas y detallistas. Les gusta el orden y la limpieza, la planificación y la rutina, catalogar, hacer listas. Nunca cometen imprudencias ni excesos y no les gusta tirar las cosas, ya que en un momento dado pueden llegar a necesitarlas. Les gusta trabajar y esforzarse y no les atraen las cosas fáciles de hacer. Debido a que se rigen por el intelecto y no por sus emociones o deseos, les cuesta perdonarse los pequeños errores que toda persona puede cometer y es entonces cuando aparece la culpa y la preocupación.

La duda

La toma de decisiones les resulta difícil. Quieren tomar la decisión correcta, la mejor alternativa posible y cuando se encuentran con opciones similares, donde no hay ninguna opción mejor ni peor, aparecen las indecisiones y las dudas. Como jamás se permiten guiarse por impulsos, pueden quedarse estancados analizando la misma cuestión una y otra vez.

Las emociones

Como pareja son fieles y responsables, pero poco románticos. Es la persona capaz de regalarte una plancha por tu cumpleaños, aunque puedes tener la seguridad de que a su lado nunca habrá facturas sin pagar. Es el tipo de persona que rara vez dice “te quiero” y no suele demostrar cariño a su pareja, a pesar de que puede quererla de verdad, pero no le molesta que su pareja le exprese su afecto. Suelen ser reservados y no muestran fácilmente sus emociones. De hecho, cualquier situación en la que puedan aparecer emociones profundas les resulta molesta y prefieren evitarla.

El estrés

Su excesiva preocupación les lleva a estar bastante más estresados que la mayoría de las personas. Se llevan el trabajo a casa, se toman pocas vacaciones y siempre tienen que estar ocupados en algo. Quedarse sin trabajo es un golpe tremendo para ellos, aunque en seguida se ponen en marcha y no paran hasta encontrar uno nuevo.

Los atormentados: el trastorno obsesivo de la personalidad

Cuando todos estos rasgos se exageran, nos encontramos con el llamado trastorno obsesivo de la personalidad. Se trata de personas tan preocupadas por los pequeños detalles que es posible que hasta llegue a perderse el sentido inicial de la tarea que se traen entre manos o que no sean capaces de terminarla nunca, porque leen una y otra vez lo que han escrito para asegurarse de que no han cometido ningún error, se ahogan en posibilidades interminables e incluso pueden dedicar más tiempo a hacer listas u horarios que a realizar la tarea en sí.

Están tan dedicados al trabajo que no tienen tiempo para las amistades o el placer. Son rígidos e inflexibles en cuanto a la ética y la moral, pudiendo llegar hasta el fanatismo. Son incapaces de desprenderse de objetos sin valor y jamás delegan tareas a nadie. Nunca reconocen que están equivocados. En muchas ocasiones, pueden resultar insoportables para los demás, a quienes no perdonan ni el más mínimo fallo. Viven continuamente atormentados por las preocupaciones, el miedo al trabajo y por estar dándole vueltas siempre a lo mismo. No pueden tomar decisiones ni terminar el trabajo porque nunca está perfecto del todo.

De la preocupación a la obsesión: el trastorno obsesivo compulsivo

Quienes tienen una personalidad obsesiva son los más propensos a desarrollar este tipo de trastorno. Cuando esto sucede, ya no estamos hablando de preocupaciones molestas e insistentes, sino de obsesiones. La principal diferencia es que las obsesiones se centran en un mismo tema o idea que se repite continuamente, incluso durante años, causando una gran ansiedad o hasta vergüenza, mientras que las preocupaciones insistentes cambian de un día para otro y causan un menor malestar que las obsesiones.

Las obsesiones pueden consistir en ideas, imágenes o impulsos a hacer algo que no queremos y nos resulta aterrador (como matar a alguien). Aparecen como intrusos en la mente y producen una gran angustia, miedo o vergüenza. Intentas sacarla de tu mente pero es imposible. Entonces te ves impulsado hacer algo para combatirla y sentirte mejor (la compulsión).

El resultado catastrófico: “algo terrible sucederá”.

La gran preocupación o angustia que acompaña a una idea obsesiva refleja la posibilidad de que suceda una catástrofe: “si no me aseguro bien de que todas las puertas están cerradas puede que entre alguien, haga daño a mis hijos y se lleve todo lo que poseo”. “Si toco algo contaminado con gérmenes y no me lavo podré enfermar y morir o contagiar a otra persona”. Para evitar que sucedan esos resultados temidos, se lavan sin descanso o verifican una y otra vez que todo es correcto.

Por tanto, se trata de personas que se centran excesivamente en todo lo malo que puede suceder, no soportan la incertidumbre ni el hecho de no poder controlar todos los acontecimientos y tienen gran propensión a sentir culpa o vergüenza, lo que significa que cometer un error les hará sentirse sumamente ridículos, asustados o avergonzados; algo demasiado terrible para ellos que hay que evitar a toda costa.

¿Cómo librarse de obsesiones y preocupaciones insistentes?

En primer lugar, cada vez que aparezca ponle una etiqueta: preocupación absurda u obsesión irracional. El siguiente paso será aceptar esos pensamientos, después controlarlos voluntariamente y, por último, librarse de ellos. Veamos estos pasos con más detalle.

A. Acepta tu obsesión

Cuando estas ideas, imágenes o impulsos aparecen en tu mente te resultan sumamente desagradables y quieres librarte de ellas, resistirte, luchar y sacarlas de tu cabeza para siempre. Pero no puedes; es algo que escapa a tu control y si no puedes controlarlo tampoco puedes eliminarlo. Pero, ¿cómo controlar lo que parece incontrolable? Lo primero que tienes que hacer, aunque resulte paradójico, es aceptarlo y no tratar de combatirlo. Deja que esos pensamientos prosigan libremente. No los juzgues ni los analices. De este modo los estás transformando en voluntarios, (ya que has decidido libremente que está bien tener ese pensamiento y está bien que sea obsesivo), aumentando así tu dominio sobre ellos.

B. Controla tu obsesión

Una vez que estos pensamientos son voluntarios puedes empezar a controlarlos. Para ello puedes hacer dos cosas:

1. Déjalo para más tarde.

Si estás trabajando y empiezas a preocuparte con algo, posterga tu preocupación para dentro de un rato, eligiendo una hora determinada para obsesionarte. Pueden ser 5 minutos después, o una hora o incluso por la noche, dependiendo de la severidad de tu problema y lo insistentes y frecuentes que sean tus pensamientos obsesivos. Si has decidido dejarlo para cinco minutos después, por ejemplo, trata de posponerlo de nuevo cuando hayan pasado esos cinco minutos y así sucesivamente.

2. Cambia tu forma de preocuparte.

Otra manera de adquirir mayor control sobre tu pensamiento es cambiando la forma que tienes de responder a la obsesión. Para ello puedes hacer varias cosas:

Anota tus pensamientos exactos en una libreta cada vez que aparezcan, incluso si aparecen unos minutos después de haberlos anotado y tienes que volver a escribir lo mismo una y otra vez. Esto te ayudará a darte cuenta de lo absurdos que son y el esfuerzo de escribirlos continuamente disminuirá su aparición por puro aburrimiento.

Cambia la situación. Si tu obsesión o preocupación consiste en una imagen mental, trata de modificar esa imagen. Por ejemplo, si consiste en ver tu casa ardiendo, ponle un marco a esa imagen y luego imagina que dicho marco se encoge poco a poco hasta ser demasiado pequeño como para distinguir lo que hay en su interior. Si tu pensamiento obsesivo consiste en imaginar que golpeas a alguien con un martillo, transfórmalo en un enorme martillo de goma espuma incapaz de hacer daño a nadie.

Canta tu obsesión: elige una música alegre y canta: “me van a despedir”, “no llegaré a fin de mes”, o cualquier frase que resuma tu preocupación. Esto hará que disminuya tu ansiedad, ya que el hecho de cantar es incompatible con ella y te ayudará a distanciarte de esas emociones desagradables. Cuando te sientas mejor deja de cantar y centra tu atención en otra cosa.

C. Librarse de la obsesión

Hasta aquí has conseguido aceptar esos pensamientos y controlarlos. Ahora llega el momento de librarse de ellos.

Un tiempo para preocuparse.

Dedica cada día un periodo de 15 ó 30 minutos para preocuparte y durante ese tiempo céntrate sólo en tus preocupaciones y en todo lo malo que podría suceder, intentando sentirte lo más angustiado posible. La mayoría de las veces no resulta fácil llenar un periodo de 10 ó 30 minutos con preocupaciones cuando no tratamos de combatirlas, sobre todo teniendo en cuenta que la mayoría consisten en una idea específica, lo que significaría pasar esos 15 minutos repitiendo lo mismo una y otra vez de forma voluntaria. Esta técnica te ayudará también a posponer tus preocupaciones cuando aparecen en un momento inadecuado.

Graba tus preocupaciones.

Selecciona una frase que resuma tu preocupación, grábala en una cinta de corta duración de las que repiten una y otra vez su contenido y escúchala cada día durante un periodo de 30 minutos. Si cuando aparece ese pensamiento espontáneamente te produce cierto grado de ansiedad, al escucharla tienes que sentir exactamente lo mismo, o no servirá de nada. Escúchala sin desviar tu pensamiento hacia otros temas. Descubrirás que al cabo de un tiempo tu ansiedad ha disminuido debido a que te has habituado a esa situación y ha dejado de producirte angustia. Si al cabo de 30 minutos tu ansiedad no ha disminuido al menos a la mitad sigue escuchando la grabación o no surtirá efecto.

No huyas.

Afronta las situaciones que pueden provocar tus obsesiones o preocupaciones y que tiendes a evitar para no sentirte mal. Por ejemplo, si te preocupa demasiado el hecho de cometer un error es posible que eludas hacer determinadas tareas. Deja de huir, métete de lleno en la situación y cuando en tu mente empiecen a dar vueltas y vueltas las ideas desagradables, utiliza las técnicas antes expuestas.

Aprende técnicas de relajación.

La más sencilla consiste en la respiración profunda. Aspira por la nariz llenando los pulmones de aire por completo. Después expulsa el aire lentamente mientras imaginas cómo tu cuerpo se va relajando cada vez más. Cuenta cada espiración empezando por el número diez hasta llegar a uno. Repite esto varias veces al día para practicar y para que te sea más fácil utilizar la relajación en los momentos de tensión que suelen acompañar a tus preocupaciones.

Utiliza frases tranquilizadoras

Se trata de frases que te ayuden a relajarte o a posponer tus obsesiones, como “cálmate”; “no voy a preocuparme ahora por esto; lo haré más tarde”; “sé que mis pensamientos son exagerados”; “tiendo a centrarme demasiado en el lado malo de las cosas y en todas las catástrofes que podrían suceder”; “está bien cometer errores”; “está bien que haya tenido este pensamiento; no tengo por qué darle mucha importancia”; “esto no es una emergencia, aunque yo esté pensando en ello como si lo fuera”.

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