Vivir con ansiedad, afecta todos los ámbitos de la vida






por: Roche/Redacción
Fuente: esmas.com

Todas la personas en algún momento de su vida han experimentado ansiedad, pero si se prolonga por más de un mes altera todos los ámbitos de la vida

Aunque se puede confundir el miedo con la ansiedad, se tratan de emociones distintas.

La primera se define como una respuesta emotiva y fisiológica a una amenaza externa real, mientras que la ansiedad es un estado cuyas fuentes son irreales. Ambos fenómenos conducen a la fatiga o agotamiento.

Todo ser humano en algún momento de su vida ha experimentado ansiedad, es una emoción que no tiene fronteras. Si este padecimiento se prolonga por más de un mes, es suficiente para alterar significativamente el rendimiento de la persona en las diversas áreas de su vida.

Los trastornos de ansiedad pueden iniciar a temprana edad, pueden ubicarse en la adolescencia (15 años) y los rangos de edad en que se concentran la mayoría de los pacientes se ubican entre los 25 y 45 años.

En la vida cotidiana se puede experimentar la ansiedad normal, pero ya es patológica cuando intervienen varios factores, como el tiempo que se sufre, la intensidad de la misma, la incomodidad de una situación, entre otras.

Sin duda lo que más claramente define a la ansiedad como una enfermedad es cuando deteriora de manera significativa el estilo de vida, el desempeño laboral o la adaptación social. El sufrimiento en sí mismo justifica el inicio de un tratamiento.

La ansiedad patológica se presenta como consecuencia de los siguientes trastornos:

1. Trastorno de Pánico. Ataques de pánico inesperados con preocupación por más de un mes, en los que se experimentan por lo menos cuatro de los siguientes síntomas: Sensación de ahogo o falta de aliento, mareos, inestabilidad o desmayo, palpitaciones, temblores, sudoración, náuseas, sensación de irrealidad o despersonalización (estar separado de uno mismo); miedo a perder el control o volverse loco; escalofríos o sofocaciones, miedo a morir, opresión o malestar torácico y sensación de entumecimiento u hormigueo.
La mayoría de los pacientes con trastorno de pánico desarrollan agorafobia, la ansiedad que se genera al encontrarse en lugares o situaciones donde escapar resulta difícil o vergonzoso o donde no se dispone de ayuda.

2. Trastorno por estrés post-traumático. Son una serie de síntomas que se presentan durante más de un mes y aparecen después de haber vivido un acontecimiento estresante y traumático. Los síntomas principales son: recuerdos o sueños recurrentes sobre la experiencia vivida que produce malestar importante; sensación de que el acontecimiento traumático está ocurriendo en el instante que se recuerda (flashback); malestar psicológico intenso o respuestas fisiológicas al estar expuesto a un símbolo o situación que evoque al acontecimiento; evitación persistente de estímulos asociados al trauma; dificultad para conciliar y mantener el sueño, irritabilidad o ataques de ira, dificultad para concentrase, hipervigilancia (estar vigilante o expectante para evitar sufrir nuevamente el trauma) y respuestas exageradas de sobresalto.

3. Fobia específica. Miedo persistente a un objeto, o a una situación. La exposición a un estímulo fóbico casi siempre genera ansiedad.

4. Fobia social. Miedo persistente a una o más situaciones en donde la persona se siente sujeta a escrutinio y teme realizar algo humillante o embarazoso y afecta considerablemente el desarrollo social.

5. Trastorno Obsesivo–Compulsivo. Son obsesiones y compulsiones graves que provocan pérdidas de tiempo significativo o un marcado deterioro en la actividad general.

6. Trastorno de Ansiedad Generalizada. Ansiedad y preocupación excesiva que se observa durante un periodo de 6 meses. No son simples temores pasajeros, es una experiencia continua de inquietud y aflicción sobre diversos asuntos de la vida cotidiana y que no pueden ser controlados por la persona. Las preocupaciones se acompañan de tensión motriz (temblores, tensión muscular, dolores, fatiga precoz e inquietud, etc.); hiperactividad autonómica (falta de aliento, palpitación, escalofríos, sudoración, mareos, dolor de cabeza, dificultad para tragar náusea o alteraciones gastrointestinales, etc.); Vigilancia (dificultad para concentrarse, irritabilidad, alteraciones del sueño, impaciencia e inquietud).

Lo más importante es que existen tratamientos contra la ansiedad.

1. Con medicamentos que regulan la alteración en el funcionamiento de tres circuitos de transmisión neuronal que involucra ciertas moléculas que son sintetizadas en el cerebro y permiten funciones tan diversas como, la modulación de la actividad cerebral, memoria, manifestación y expresión emocional, entre otras.
En la práctica cotidiana lo común es que se combinen uno o varios fármacos para obtener una respuesta favorable para el paciente ansioso.

2. Terapias no farmacológicas. Para explicarle al paciente el tipo de trastorno que padece y sus consecuencias, así como de guiar en los primeros pasos para el control de sus síntomas, pude incluir psicoterapia; terapia cognitivo conductual, intervención social, ya que se trabaja con la familia. Otras técnicas complementarias son las técnicas de relajación como puede ser la meditación, el ejercicio aeróbico que disminuye el estrés, la higiene del sueño, relajación muscular progresiva y la técnica del Biofeedback.

Si necesitas ayuda, puedes llamar al 01800-ANSIEDAD (26743323)