La paroxetina














Es un antidepresivo, análogo a la fluoxetina, cuyo mecanismo de acción se basa en la inhibición de la recaptación de la serotonina, lo que potencia la neurotransmisión serotoninérgica. Esa forma de actuar es característica de varios principios activos englobados, por ello, en el grupo de los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS). Sus metabolitos no son activos farmacológicamente. Se metaboliza en el hígado y se excreta por el riñón.

Está indicada en el tratamiento de la depresión y la profilaxis en sus recaídas, tratamiento del trastorno obsesivo compulsivo y su profilaxis, ansiedad, fobia social, crisis de angustia, etc. Ha comenzado a usarse para tratar adicciones, trastornos sexuales, anorexia, etc.

La vía de administración es oral, normalmente mediante tabletas de liberación controlada.

La posología la indicará siempre el especialista, pues depende de la patología a tratar y de la respuesta clínica del enfermo. Suele comenzarse con una dosis baja, aumentándola en función de las necesidades; se revisa al cabo de unas semanas y se mantiene varios meses, haciendo una retirada gradual para evitar efectos indeseables. Debe ser ajustada con precisión en enfermos hepáticos y renales (no superar 20 mg. diarios). Se recomienda tomarla por la mañana, sin masticar y con alimento. No se puede duplicar la dosis: si se olvida una toma se hará inmediatamente si ha pasado poco tiempo; en otro caso, se esperará a la siguiente. Su actividad se nota al cabo de 7 a 14 días desde el inicio, pudiendo incrementarse inicialmente los problemas de angustia.

Aunque generalmente la tolerancia es buena, algunos pacientes deben suspender el tratamiento por sus efectos secundarios. Las reacciones adversas más frecuentes son de tipo digestivo (náuseas, sequedad de boca, estreñimiento, etc.); también aparecen cefaleas, mareos, temblores, retención urinaria, taquicardia, falta de concentración y memoria, astenia, insomnio o somnolencia, agitación, sarpullido, excitación, visión borrosa, alteraciones en el apetito, sudoración, etc. Es rara la aparición de convulsiones, alucinaciones o impotencia. Si se producen vómitos, cefaleas fuertes, convulsiones y/o problemas en el sueño, debe suspenderse el tratamiento y acudir al médico.

Está contraindicada en personas que hayan desarrollado alergia previa al fármaco. Se recomienda precaución en pacientes con epilepsia, glaucoma, cardiopatías, trastorno bipolar, manía, insuficiencia hepática o renal, hiponatremia, etc.

Debe evitarse durante el embarazo y la lactancia -aunque no hay datos concretos- administrando alternativas más seguras. No se recomienda el uso en niños.

Es rara la aparición de sobredosis debido a su amplio margen de seguridad, pero de producirse cursa con vómitos, náuseas, midriasis, temblor, sequedad de las mucosas, irritabilidad y somnolencia. Se debe acudir al centro médico para tratarla.

Las interacciones con otros fármacos se centran en: otros antidepresivos (imipramina, IMAO, etc.), fenitoína, cimetidina, ritonavir, clozapina, warfarina, dextrometorfano, zolpidem, perfenazina, etc. Es incompatible con el consumo de drogas (éxtasis, LSD, etc.) y compuestos "naturales" como el Hipérico.

Se prescribe bajo diferentes nombres comerciales: Paroxetina Aphar EFG, Seroxat, Motivan, Frosinor, etc.

Cabe destacar que presenta menos efectos secundarios que otros antidepresivos del grupo, no produce alteración psicomotora ni potencia el efecto depresor del etanol, aunque no se debe tomar alcohol. Se ha descrito un síndrome serotoninérgico por reacción con triptófano en animales (mioclonias, taquicardia, temblor, agitación, alucinaciones, confusión, etc.), no demostrado en humanos.

No se debe conducir ni realizar actividades peligrosas durante los primeros días del tratamiento, pues altera la capacidad de concentración y los reflejos. Asimismo, debe tenerse en cuenta que puede alterar los resultados analíticos (hemoglobina, leucocitos, etc.).

Se produce una reacción de retirada por interrupción brusca del fármaco similar a un síndrome de abstinencia que cursa con: mareos, alteraciones sensoriales, cefalea, alteraciones del sueño, agitación, ansiedad, náuseas, sudoración, etc., que hace imprescindible controlar su deshabituación.

Carmen Reija López

Licenciada en Farmacia y diplomada en Óptica.