La detención del pensamiento


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La detención del pensamiento
Una técnica sencilla de control emocional para equilibrar tus obsesiones y pensamientos negativos


¿Has probado alguna vez a detener tu pensamiento?. Sí, a detenerlo, en seco, como el frenazo de un coche. Nada de poco a poco y paulatinamente a medida que van sucediendo los acontecimientos. Detener el pensamiento es una medida que resulta bastante interesante, sobre todo en los momentos en los que las obsesiones pueden con nosotros. ¿A quién no se le ha metido nunca en la cabeza esa maldita obsesión?.

Las obsesiones, por regla general, suelen ser pensamientos repetitivos que, nadie sabe bien cómo, se instalan en nosotros, y nos trastocan todo. Frasecitas del tipo: “No voy a lograr hacer bien mi trabajo”, “no le voy a gustar nunca a esa chica”, intensifican nuestro proceso depresivo, y siempre, míralo bien, siempre, generan ansiedad.

Son pensamientos fóbicos que nos atrapan, que nos parecen tener en una cárcel de negatividad, en la que nuesta confianza es nula, y la motivación y la autoestima decrecen ostensiblemente. De ahí que te esté animando a que detengas tu pensamiento. Es una solución válida. Detener los pensamientos a tiempo evita el choque con la ansiedad. Si detienes tu coche en el momento adecuado, evitarás toparte con el vehículo que tienes delante, ¿no?. Pues lo mismo actúan los pensamientos, es así de simple y sencillo. Rara vez un pensamiento se queda solo en nuestra mente atornillándonos en la duda y la obsesión. Lo más común es que, a un pensamiento le suceda otro, y luego otro, y luego el primero sigue generando otro más. Los pensamientos negativos se reproducen rápidamente, y a mayor cantidad de pensamientos, mayor dificultad para detenerlos. Así que, ante el primer pensamiento negativo, actúa rápido, o te chocarás.

Uno negativo, uno positivo… uno negativo, uno positivo…
La detención del pensamiento consiste en volver de espaldas el pensamiento negativo. Dale la vuelta a las cosas. Si no te gusta esa carretera, toma otra. Si no te gusta ese dibujo que estás haciendo, bórralo y haz otro. La detención de un pensamiento negativo consiste en pensar rápidamente en otro positivo. Si piensas que harás mal tu trabajo, busca tus virtudes, rápidamente, no sigas machacándote, así lo único que harás será chocarte con la ansiedad, el agobio, y la generación de nuevos pensamientos negativos. Haz un esfuerzo, e intenta la próxima vez detener tu pensamiento, aunque sólo sea como prueba piloto. Si piensas que nunca vas a gustarle a esa chica, piensa rápidamente en actos que podrías hacer para gustarle. Pero siempre, sigue la secuencia de un pensamiento negativo, uno positivo, un pensamiento negativo, uno positivo. Esta secuencia detendrá la negatividad, o al menos evitará que la obsesión se multiplique o te genere ansiedad.

Como ves, la detención de pensamientos requiere cierto control mental. Si te lo propones, lo puedes conseguir. Al principio te costará un poco. También depende del grado de negatividad que suponga dicho pensamiento, o la tan manida frase: “Hay días en los que uno no tiene ni ganas de pensar en positivo”. Esta frase es mejor que vaya ya desapareciendo de nuestro vocabulario, ¿no crees?. O sea, hay días en los que no se puede, pero, por el contrario, todos los días sí son propicios para pensar en negativo, ¿no?. ¿No lo consideras un poco injusto para ti?. Aquí ya puedes ver un ejemplo de detención del pensamiento. Al hecho negativo de ver que algunos días no se tiene ganas de nada, le hemos antepuesto el hecho de que nos parece injusto que todos los días sí sean propicios para pasarlo mal, cuando no es así. Un pensamiento negativo, uno positivo, un pensamiento negativo, uno positivo. Recuérdalo.

El ruido positivo
También puedes imaginar por un momento esa situación desagradable en la que tú sabes que lo pasas mal. Ese momento en el que todo se vuelve negro, y no sabes cómo vas a salir del problema. Acaba de aparecer el pensamiento negativo. Bien, ahora nos toca actuar. Haz algún ruido. Sí, repite alguna frase siempre que detengas el pensamiento, la misma frase, una especie de mantra que te indique a ti y a tus pensamientos que se acabó, que dejo de pensar en eso, y antepongo mis virtudes, mi actitud positiva. Haz algún ruido positivo en tu mente. Demuéstrale a los pensamientos negativos que puedes con ellos, o al menos, vas a presentar batalla. Si te soy sincero, los pensamientos negativos creen que siempre pueden con nosotros, por eso aparecen y siguen ahí. Pero, cuando ven que reaccionamos, y les hacemos frente, por mínima que sea nuestra batalla, son tan cobardes que tienden a desaparecer poco a poco. Haz ruido en tu mente, ruido positivo, que te vean, que te sientan fuerte. Eres como la marea que sube y borra de la orilla todas las huellas.

Conlusion: entrenamiento
Detener el pensamiento conlleva tiempo, no lo olvides. Que esta pequeña solución no se convierta en una nueva obsesión para ti, es decir, al no conseguirlo, se te vuelva en tu contra. Necesita entrenamiento, nadie nace sabiendo montar en bicicleta, ¿no?, hace falta caerse unas cuantas veces para controlar el equilibrio. Pues igual, necesitarás fallar en la detención de tu pensamiento varias veces para controlarlo de manera más segura. Incluso, habrá ocasiones en la que los pensamientos sean tan negativos, esas obsesiones tan nuestras que parece que nunca saldremos de ellas, que creas que no lograrás detener tu pensamiento. No te preocupes, tú sigue adelante. La cuestión radica en que es demasiado complicado detener un pensamiento y que éste no vuelva a aparecer nunca más. Volverán a aparecer, no lo dudes. Pero, con menor intensidad, o quizás con la misma fuerza, pero te cogerá a ti más fuerte y entrenado, y los controlarás.

Tu mente es un mundo tan abierto, tan lleno de posibilidades, que la capacidad de fuerza positiva que tiene jamás la llegaremos a comprender. Piensa siempre que tu mente no es tu enemigo. Ella no está ahí para almacenar productos negativos. Está a la espera de que tú le lleves a la puerta de los positivos. De ti depende.