neurosis obsesiva ¿es esta la vision que tienen los futuros psiquiatras de el enfermo de toc?




La neurosis obsesiva se define por el carácter forzado (compulsivo) de los sentimientos, de las ideas o de las conductas, que se imponen al sujeto y que le llevan a una lucha inextinguible, sin que, no obstante, él mismo deje de considerar irrisorio este parasitismo incoercible.

De aquí los caracteres clásicos de las obsesiones: incoercibilidad, automatismo, lucha y cc de la enfermedad.

La neurosis obsesiva se caracteriza por:

La emergencia de fenómenos obsesivos ( obsesiones de limpieza, de lo infinito, de culpabilidad, de verificación, etc. convertida en preocupación obsesiva.

Por los medios de defensa del obsesivo contra su propia obsesión, medios que a su vez se convierten en obsesivos.

Por una clase de tr intelectuales y afectivos que constituyen los estigmas psicasténicos del obseso.





El pensamiento compulsivo molesta y traba al sujeto contra la que él lucha. Carácter forzado de las ideas y de los actos “compulsivos”, contra los cuales el obseso erige una verdadera defensa estratégica expresan el deseo profundo de martirizarse.





– LOS SÍNTOMAS





EL PENSAMIENTO COMPULSIVO

El sujeto es invadido por ideas obsesivas que se le imponen a pesar de él.

La intrusión en el campo de la cc, de un pens no deseado, insistente, repetido, reconocido por el sujeto como suyo y repudiado por odioso.

El pens intruso varía según los sujetos pero en un mismo enfermo, en un período dado, no se diversifica más que dentro de un círculo restringido, verdadero tema obsesivo. Puede tratarse de una imagen, de palabras o de cifras. En este último caso, es preciso repetir en serie, un número de veces determinado sin omisiones ni errores.

La tendencia a la repetición es inseparable de esta intrusión parasitaria.

Esta modalidad compulsiva del pens traduce la lucha del sujeto contra la intrusión.





LA ACTIVIDAD COMPULSIVA. LA OBSESIÓN-IMPULSIÓN





Experimenta una tendencia a los actos agresivos, impulsivos, particularmente temidos o no deseados.

Dificultades en la decisión y en la acción. Sobre el fondo de esterilidad y de la abulia, aparecen las obsesiones-impulsiones, verdadera hambre de acciones contenidos.

El enfermo se queja de “no poder contenerse” para nos dejarse llevar por una acción que no puede cometer.

Bien sea un acto ridículo, odioso, grotesco, sacrilegio o criminal, es siempre un acto cargado de agresividad contra el sujeto o contra los demás, y es porque no se debe hacer por lo que el obseso se siente en la obligación de realizarlo.

Por otra parte, el paso al acto temido es excepcional. Puede ocurrir que sea realizado sólo a título de esbozo casi simbólico. A veces, el acto se realiza y el obseso queda aliviado. Mucho más raro son los crímenes o suicidios del obseso. El obseso persigue la quimera, el fantasma de dar y retener a la vez.





LOS RITOS OBSESIVOS. EL PENSAMIENTO MÁGICO DEL OBSESO





Se siente forzado a realizar actos repetitivos de carácter simbólico.

Ante su problema insoluble, el obseso encuentra una solución de “compromiso” que constituye el sentido de su neurosis. Establece una especial forma de relación mágica con el mundo. El universo que le presenta tales contradicciones es hostil; y puesto que no puede vencerlo, va a conjurarlo. A los maleficios, opondrá proced mágicos, ritos misteriosos, trucos irrisorios, que ligan todas las conductas obsesivas.

Se puede afirmar que la ritualización de la vida es el punto final de la act obsesiva. El obseso tiende a alienarse en el rito para escapar de lo que aún le queda de libertad en el conflicto compulsivo.

Algunos comportamientos son frecuentes o típicos:

Locura de la duda: delirio de contacto. Les falta la certidumbre de la limpieza.

Obsesión-impulsión de actos criminales: suicidio, homicidio, atentados a la moral, incendios, etc.

Onotomanía: indefinidas series de números y de cálculos. Cuenta, suma, divide y multiplica hasta el infinito, es decir fragmenta hasta la nada todas las posibles formas de sus actos en el tiempo y en el espacio.





EL FONDO PSICATÉNICO





Esta lucha agotadora es a la vez el efecto y la causa de una astenia psíquica.

Baja de la tensión psicológica. Las agitaciones psicomotrices (tics, actos estereotipados, etc.), las agitaciones ideoverbales constituyen un aspecto fundamental de este desorden en este desorden en la vida psíquica del obseso, enteramente sometido a act de bajo nivel.

En el plano de la afectividad, el obseso está consagrado a sentimientos depresivos que son testimonio de su debilidad psíquica (dudas, sent de influencias, de irrealidad, de extrañeza, de fatiga, confusión). La ausencia de decisión, de resolución voluntaria, falta de confianza y de atención, la incapacidad de experimentar un sent exacto en rel con la sit presente, la retrogradación hacia el pasado y hacia lo imaginario, constituyen las caract ppales de estos síntomas psicasténicos que ponen de manifiesto la debilidad psicológica del obseso.




EL CARÁCTER Y LA PERSONALIDAD DEL OBSESO.





La neurosis obsesiva tiene por condición y como infraestructura una forma part de org del Yo: debilidad en las operaciones de la síntesis psíquica, fuerzas icc y represivas del Super-Yo icc de estos desdichados que se martirizan con un cierto goce.





I LOS “ESTIGMAS PSICASTÉNICOS”





Carácter psicasténico como fondo constitucional del obseso.

Rasgos esenciales de la fisonomía del carácter del obsesivo:

La tendencia a los escrúpulos, a la abulia y a la duda.

La tendencia a las crisis morales de cc.

La timidez y la inhibición de los contactos sociales.

La tendencia a la introspección y al autoanálisis de la vida interior.

Los trastornos de la sexualidad (apragmatismo, impotencia, frigidez).

Los estigmas psicomotores (tartamudez, tics, síndrome de debilidad motora).





Es desde la más temprana edad cuando el obseso manifiesta sus temores, sus temores, sus tormentos éticos y su apuro en la vida social, la escuela o la flia. Enrojece fácilmente, se molesta y reacciona vivamente con cólera, con lágrimas o con un nerviosismo mohíno.

La manía del orden y de la meticulosidad. Son sujetos que sienten una necesidad de reglamentar todo, de contarlo todo y de someterse a imperativos o a prohibiciones rigurosas; son estrictos y avaros.





II EL CARÁCTER SADICOANAL DEL OBSESO





Carácter definido esencialmente como sadicoanal. Su mecanismo de defensa es la formación reactiva de rasgos de carácter que constituyen una especie de oposición sistemática a las pulsiones icc.

El comportamiento afectivo del sujeto es simbólico en el sentido de que mantiene, bajo disfraces aparentes, las cond arcaicas del período sadicoanal. De esta regresión pueden resultar 4 combinaciones.

Al igual que el pens o el acto compulsivos, los rasgos del carácter expresan la ambigüedad de las cond, la ambivalencia de las sit: pero la unidad profunda de todas las cond reside en la regresión sadicoanal.

Los 4 puntos cardinales de nuestro esquema: la tendencia a la suciedad, recubierta por su formación reactiva de superlimpieza y la tendencia a la retención de objetos, recubierta por el comp de prolijidad.

El erotismo anal. Los rasgos caracteriales relacionados con la retención anal. La dificultad de abandonar los objetos ante las demandas da lugar a cond, hábitos o estereotipias tales como la obstinación, el coleccionismo, la angustia ante la separación. La obstinación no falta nunca, ella da lugar a una manifestación de agresividad, pasiva, pero eficaz. Le confiere al dinero un valor simbólico que hallamos en todos los casos: el dinero permite a la vez la acumulación, la tranquilidad, la autoridad.

Formación reactiva contra el erotismo anal: la prodigalidad compensadora. Invirtamos todos estos rasgos de erotismo anal. Se asiste entonces a comportamientos de prodigalidad a veces explosivos; se tira el dinero por las ventanas. Los regalos representan una desposesión simbólica y la temeridad puede suceder de golpe al temor a las novedades.

La agresividad sadicoanal. Los rasgos de la rebelión contra el adiestramiento son la suciedad y la agresión, componentes del sadismo fantasmagórico del obseso. Raramente se descubre la suciedad a primera vista. Sin embargo, el estado de las uñas o el de la lencería puede contrastar con la meticulosidad de ciertos lavados. Del mismo modo un voc grosero puede emerger inopinadamente de entre un leng habitualmente vigilado. El sadismo fantasmagórico puede transformarse en “voluntad de poder”, en busca de las posiciones y de los medios de autoridad y de prestigio, en intolerancia, rigidez, ferocidad, en juegos de ingenio cáusticos, que disfrazan la agresividad con bromas. La sexualidad se vive como una lucha cruel.

La formación reactiva contra la agresividad: meticulosidad y escrúpulos compensadores. Resulta especialmente frecuente, ya que el Super-Yo reprime con las tendencias sádicas. El amor a la verdad puede ser llevado al más riguroso extremo, la severidad contra sí mismo puede ir hasta el ascetismo absurdo. Estos rasgos están siempre mezclados con otros: la “supermoralidad” podrá coexistir con pequeñas indecorosidades, hurtos simbólicos, que alimentarán gdes conflictos morales entre la gratificación por el robo, prueba de fuerza y la desaprobación moral, castigo de la agresividad



FUENTE: Francisco Abal