Es una enfermedad mental que ha registrado un notable aumento en los últimos años.


fuente:elpais.com
Es una enfermedad mental que ha registrado un notable aumento en los últimos años. Una razón es que disponemos de más conocimientos y medios para diagnosticarla. Pero también hay que admitir que vivimos en una sociedad que sirve de caldo de cultivo al ensalzar ideales de la ética protestante, como es alcanzar el éxito y el triunfo en esta vida para poder ganar la venidera. Ahora se sobrevaloran la escrupulosidad, el perfeccionismo y la entrega al trabajo duro", afirma Alonso-Fernández.

Su prevalencia es levemente superior en la población femenina (en una relación aproximada de 1,1 mujer por 1 hombre) y tiende a exacerbarse cuando descienden los niveles de estrógenos (periodo premenstrual y posparto). Aunque puede aparecer desde la infancia, en la mujer suele debutar a partir de los veinte, precedido por acontecimientos vitales desfavorables y se manifiesta en crisis episódicas con oscilaciones de intensidad. Sin embargo, en el hombre suele aparecer más precozmente pero de forma insidiosa y tiene un curso más continuo. Se observa que suele presentarse en personas de rango intelectual medio-alto y con un estado civil de soltería, por lo raros que resultan a los demás y lo difícil que a veces es la convivencia con ellos.

En palabras de Jerónimo Sáiz, jefe de Psiquiatría del hospital Ramón y Cajal de Madrid, las investigaciones y los métodos de neuroimagen revelan que el TOC se sustenta biológicamente en unos sistemas neuroquímicos y unos circuitos neuroanatómicos.

"En estos pacientes se observa un déficit de serotonina y una hiperactividad de la dopamina, dos neurotransmisores directamente implicados. También se encuentran alteraciones en la comunicación entre la corteza orbitaria, situada en la parte frontal del cerebro, y los ganglios basales, que son estructuras más profundas".

Como señala Eduardo García Camba, jefe de Psiquiatría del hospital Universitario de La Princesa de Madrid, en el TOC hay tres grandes tipos de conducta: lavado constante de manos y miedo a ser contaminados, comprobación y verificación continua de ciertos actos y precisión, lentitud y parsimonia en multitud de rituales.

"También les asaltan", explica, "ideas mágicas y de tipo supersticioso, como no pisar determinadas baldosas o ir siempre por el lado interior o exterior de la acera. Los que son muy religiosos se ven invadidos por inmensos sentimientos de culpa si han tenido algún pensamiento prohibido en relación con el sexo o con lo sagrado. Todo ello genera una gran carga de ansiedad y algunos incluso tienen que ser tratados por depresión. No obstante, no son agresivos, violentos ni peligrosos".