Atrapados por una obsesión




Atrapados por una obsesión

fuente:http://www.xlsemanal.com


Antes de viajar, ¿comprueba una y otra vez que ha apagado el gas y que lleva el pasaporte? A la vuelta del súper, ¿guarda por parejas los tarros en los estantes? ¿Quién no tiene una simple manía? El problema: que este tic se vuelva enfermizo y genere un trastorno obsesivo compulsivo. Una dolencia que sufre una de cada tres personas. Descubra dónde está el límite.

Quien más quien menos tiene sus manías: verificar si el gas está realmente desconectado, sumar los números de la matrícula del coche que va delante de nosotros, organizar objetos con simetría... Las manías son una especie de atavismo; no en vano de nuestros antepasados más remotos sobrevivieron los más prudentes y precavidos. Pero las manías pueden transformarse en enfermedad. El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) ocupa el cuarto lugar entre las alteraciones psiquiátricas más frecuentes, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Afecta a un tres por ciento de la población y provoca tantas incapacidades como las derivadas de la esquizofrenia. A quien lo sufre le asaltan pensamientos obsesivos y, para aliviar la angustia que le causan, desarrolla comportamientos repetitivos llamados `rituales compulsivos´. Esta enfermedad «transforma a sus portadores en esclavos de sus ideas y acciones», explica la psiquiatra Ana Beatriz Barbosa, autora del best-seller Mentes y manías. Entendiendo mejor el mundo de las personas metódicas, obsesivas y compulsivas.

La causa final de un TOC, igual que ocurre con las fobias, es un temor. Pero a diferencia de los fóbicos, que padecen un miedo irreal respecto a un objeto real y evitan entrar en contacto con él, a los obsesivo-compulsivos lo que les genera la angustia son los pensamientos, y para librarse de ellos adoptan comportamientos compulsivos. Por ejemplo, los pacientes que piensan que pueden contagiarse con sólo tocar a una persona pueden llegar a lavarse varias veces con productos pesados de limpieza, como el aguafuerte, para evitar ese peligro. Saben que sus pensamientos y sus actitudes son completamente ilógicas, pero no logran librarse de la condena impuesta por sus propias mentes, y eso acaba por incapacitarlos.


AVANCE MÉDICO


El impacto del TOC es devastador. Tras analizar a más de 700 pacientes, un grupo de médicos del hospital Mount Sinaí, en Nueva York, comprobó que en el 70 por ciento de los casos las relaciones familiares estaban hechas pedazos como consecuencia de sus manías y que nueve de cada diez obsesivo-compulsivos tenían la autoestima por los suelos. Eso explica que el trastorno venga acompañado con frecuencia de depresiones y alcoholismo y que los pacientes sean reacios a buscar ayuda. «Entre la aparición de los primeros síntomas y el diagnóstico, los enfermos esperan una media de 17 años –asegura el psiquiatra Eurípedes Miguel, coordinador del Proyecto Trastornos del Espectro Obsesivo-Compulsivo, de la Universidad de São Paulo (Brasil)–. El problema es que cuanto más tiempo pasa sin tratamiento, más se intensifican los síntomas.» Sin ayuda, la dolencia es incontrolable. Todos los rituales que efectúan los pacientes para alejar sus obsesiones sólo sirven para estimularlas aún más. Y la reacción contraria también lleva al mismo resultado: si no se ejecutan las tareas que se autoimponen, las obsesiones se agudizan. Es un círculo vicioso infernal.

«Yo lloraba de odio hacia mí misma porque no conseguía controlar mis pensamientos», recuerda Lucía Vendra, de 32 años. Los primeros síntomas de su enfermedad surgieron en 1996. Por aquella época, sólo conseguía dormir si se asomaba a la ventana y veía un taxi por la calle. Enseguida, la manía se incrementó a dos taxis. Más tarde, a dos taxis y un peatón caminando en la dirección opuesta. Pero llegó un momento en que ella misma condicionaba todos sus actos a la idea que en ese momento le viniera a la cabeza. «Me creaba rituales para comenzar el día que podían extenderse durante muchas horas», recuerda. En el apogeo de su enfermedad, Lucía perdía el día entero en ese laberinto de obsesiones y compulsiones. Poco amiga de los medicamentos, opuso mucha resistencia hasta que se convenció de que debía tratarse. Hace dos años consiguió controlar sus manías, aunque de cuando en cuando todavía siente «una compulsioncita».

Las causas del TOC aún no están claras. Se sabe que esta patología tiene componentes ambientales y genéticos, y gracias al desarrollo de máquinas que \\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\\\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\\\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\\\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\\\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\\\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\\\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\\\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\\\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\''\''\\\''\''leen\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\\\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\\\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\\\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\\\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\\\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\\\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\\\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\\\\\\\\\''\''\\\''\''\\\\\\\''\''\\\''\'' el cerebro en funcionamiento se han descubierto que las obsesiones y las compulsiones aparecen en el córtex órbitofrontal y en los ganglios basales, las áreas que procesan las informaciones recibidas y controlan el miedo. Y también se ha establecido el papel en el desarrollo de la enfermedad de la serotonina, una sustancia producida en el cerebro que está asociada a las sensaciones de placer y bienestar. Mantener su correcto nivel en el cerebro es la base para el tratamiento farmacológico del TOC, que comenzó a ganar adeptos a finales de los 80, cuando surgieron los antidepresivos de la familia del Prozac.

Y aunque el TOC no tiene cura, la combinación de antidepresivos y psicoterapia reduce sus síntomas hasta un 80 por ciento. La terapia más utilizada es la comportamental-cognitiva, en la que el terapeuta intenta convencer al paciente de que sus preocupaciones son infundadas. Para ello se sirve de argumentos lógicos y expone al paciente al objeto de sus aflicciones. La mejoría se nota a las tres semanas de iniciar el tratamiento, pero la medicación debe mantenerse al menos un año para evitar las recaídas.

Manías, sí; obsesiones, no. Algunas alteraciones psiquiátricas pueden confundirse con el TOC, como el sexo compulsivo, el juego patológico, la hipocondría, la bulimia o la anorexia. Pero la gran diferencia es que, en estos casos, los pacientes no tienen conciencia de que sus pensamientos y actitudes son absurdos. Un obsesivo-compulsivo, que desarrolla un ritual en el cual deja de alimentarse, no lo hace porque se sienta feo. Toma ese camino para alejar de su mente algún pensamiento catastrófico. Además de eso, es consciente de que no comer le hace mal.

Todos somos susceptibles de tener arrebatos obsesivo-compulsivos en ciertos momentos, pero esas manías, como comprobar mil veces si llevamos el pasaporte encima, no tienen mayor importancia si no socavan nuestra salud. Pero para quienes el TOC es una carga inhabilitante hay una buena noticia: la enfermedad, con tratamiento, se puede controlar, y ya nadie está condenado a vivir como rehén de su mente.


Dime en qué piensas...

El 90 por ciento de los TOC, los pensamientos recurrentes y los actos repetitivos están asociados. Éstos son los casos más frecuentes:

1. MENTAL, «REPETIR ME SALVA»

# Qué es: La persona cree que si no realiza ciertas tareas, como repetir palabras, no se librará de sus pensamientos.

# La experiencia: «La estrella de cinco puntas es un símbolo místico: con la punta hacia arriba refleja el bien; hacia abajo, el mal. Y yo siempre pienso en ella así, y eso me obliga a repetir los nombres de los arcángeles». Juana Carrera, 26 años


2. SIMÉTRICA, «ADICTO AL ORDEN»

# Qué es: Cuidado extremo con la exactitud o el alineamiento de los objetos. A veces, al tocar algún objeto sin querer con un brazo, la persona hace lo mismo con el otro.

# La experiencia: «Cuando veía desordenados los discos de mi cuarto, me entraba la angustia y sentía que mis padres o yo íbamos a sufrir un accidente». José Sánchez, 32 años


3. HIGIÉNICA, «TERROR AL VIRUS»

# Qué es: Miedo desmedido a ser contagiado por virus o bacterias. Se asocia a rituales de limpieza y lavado.

# La experiencia: «Cuando rozo a alguien en la calle, me angustio al pensar que esa persona puede estar enferma y contagiarme algo. Sólo me calmo después de pasar horas en el baño lavándome a conciencia». Ainhoa Almela, 25 años


4. INDECISA, «NADA ES SEGURO»

# Qué es: Inquietud constante por no estar completamente seguro de haber realizado determinada tarea.

# La experiencia: «Cualquier cosa que hago, me deja siempre con multitud de interrogantes en la cabeza: `¿Lo he hecho ya?´ o `¿lo he hecho bien?´ No tengo niguna seguridad ni paz. Mi vida es un infierno». Ana Fernández, 28 años


5. SEXUAL, «EL VICIO ME MATA»

# Qué es: La mente es dominada por pensamientos obscenos e impulsos incestuosos, no deseados, que causan gran sufrimiento a la víctima.

# La experiencia: «Evito salir de casa por miedo a no conseguir quitar los ojos de los genitales de la gente que me cruzo por la calle o de hacer propuestas indecorosas a quien considere atractivo». Lucía Rico, 45 años


6. COLECCIONISTA, «TODO ME SIRVE»

# Qué es: Idea fija en coleccionar determinados objetos o no deshacerse de ellos, por pensar que todo podrá ser útil en el futuro.

# La experiencia: «Comencé a juntar periódicos hace cerca de 15 años. Los conservo todos y no tiro ninguno por miedo a que, algún día, necesite alguna de sus informaciones». Carmen Pastor, 51 años


7. SOMÁTICA, «ESTOY ENFERMO»

# Qué es: Preocupación excesiva por padecer alguna enfermedad, incluso aunque la persona no presente ningún tipo de síntoma que la revele.

# La experiencia: «Vivo pensando que tengo cáncer. No siento nada, sé que no tiene nada que ver, pero esa idea me atormenta todo el tiempo y me inhabilita para llevar una vida normal». Eugenio Calderón, 24 años


8. AGRESIVA, «HERIR A MI HIJO»

# Qué es: Sentir que se está a punto de dañar a alguien.

# La experiencia: «Desde que tuve a mi hijo, mi manía de cerrar los cajones de los cubiertos sólo si estaban ordenados empeoró. Pensaba que si algún cuchillo se movía de su sitio en el interior, heriría con él a mi hijo. Así, abría y cerraba el cajón sin descanso». Silvia Luque, 36 años.