obsesiones


en el lenguaje cotidiano empleamos a menudo expresiones como
“obsesivo”, “perfeccionista” o “maniático” para referirnos a formas
de comportarnos que pueden ser problemáticas y causarnos gran
malestar. La idea transmitida por esas expresiones es que el comportamiento,
que sería normal en otras circunstancias, ha llegado a un
extremo que parece anormal. Por ejemplo, es deseable mantener
ciertas precauciones para no contaminarse o no contraer enfermedades,
sin embargo, a primera vista, parece excesivo tener que lavarse
las manos 50 ó 100 veces al día. Otro ejemplo: es normal que, hasta
cierto punto, nos puedan asaltar dudas sobre si hemos cerrado bien
o no la puerta de casa o la llave del gas, sin embargo podría ser
anormal comprobar 25 veces si hemos cerrado bien la puerta de casa
y que persista la duda en nosotros. Estos son algunos ejemplos, entre
los muchos que existen, de los síntomas de un trastorno de ansiedad
que denominamos trastorno obsesivo compulsivo (TOC, en adelante).
Los psicólogos ponemos la etiqueta de “obsesiones” a aquellas
ideas, impulsos o imágenes que ocurren de forma espontánea y repetitiva
en nuestra mente. Típicamente, el paciente sabe que ese pensamiento,
esa imagen o ese impulso es suyo pero siente que es absurdo
o inapropiado y aún así le cuesta mucho evitar que acudan a su men-
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te estas ideas o impulsos. Las obsesiones causan gran malestar y pueden
ocupar mucho tiempo, deteriorando nuestra calidad de vida.
Para neutralizar las obsesiones o, de algún modo compensarlas, es
habitual realizar compulsiones, que son comportamientos o acciones
mentales repetitivas que se ejecutan para prevenir o aliviar el malestar
que causan las obsesiones que nos invaden. Por ejemplo, si me siento
sucio, es típico que acuda a lavarme las manos para reducir esa sensación.
Si me asalta la duda sobre si he cerrado bien la puerta, es típico
que vuelva a comprobar si la cerré bien. Si me asalta el impulso de asesinar
a mi hijo, además de sentir una angustia profunda, es típico que
haga “algo” para evitar que eso ocurra (por ejemplo, llamar a mi pareja
para que lo tenga en brazos y me detenga, por si cediese al impulso
de asesinarlo “en un arrebato de locura”). Si cometo un error, puedo
necesitar repetir mentalmente 33 veces la expresión “tres, trinidad,
perfección”, como una forma de subsanar la sensación de ser imperfecto,
cuando objetivamente creo tener muy buenas cualidades.
Las personas que sufren trastorno obsesivo-compulsivo necesitan
dedicar cada vez más tiempo a neutralizar o contrarrestar sus obsesiones
absurdas. Y esto lo hacen mediante cada vez más y más acciones
o pensamientos que al principio tranquilizaban, pero que cada
vez tranquilizan menos. Estas personas se sienten típicamente atrapadas
en una vida que es una repetición continua y desesperante de
pensamientos, actos y profundos sentimientos de angustia. Generalmente,
las personas que sufren TOC acaban desarrollado episodios
depresivos y pueden tener graves dificultades en su trabajo y en su
vida cotidiana.
Inventario para evaluar el trastorno obsesivo-compulsivo
En Tabla 1.1 se presenta un inventario con algunas de las obsesiones
y compulsiones más frecuentes. Rellénalo para explorar tu
“obsesividad”. Marca (V) si consideras que la frase es “verdadera”
en tu caso; marca (F) si la consideras falsa.
DOMINAR LAS OBSESIONES
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Tabla 1.1. Inventario de experiencias obsesivo-compulsivas.
1. Al tocar a otros siento que puedo contraer una enfermedad V – F
2. A menudo me siento sucio o contaminado V – F
3. Me lavo las manos más de 15 veces cada día V – F
4. Cuando cierro una puerta tengo muchas dudas sobre si la he cerrado bien V – F
5. Compruebo varias veces las cosas que hago, a veces hasta el agotamiento V – F
6. Paso mucho tiempo dudando sobre cosas que para otros son sencillas V – F
7. Me siento muy mal cuando no veo mis cosas ordenadas de forma simétrica V – F
o equilibrada
8. Necesito ordenar las cosas de un modo especial para sentirme bien V – F
9. El desorden me pone muy nervioso V – F
10. Me horrorizo por sentir a veces impulsos de agredir a otras personas V – F
11. Me da miedo coger cuchillos afilados si estoy con otras personas V – F
12. A veces me asusto mucho por pensamientos muy agresivos que tengo V – F
13. Si me acerco a un balcón tengo miedo de que me dé por saltar al vacío V – F
14. En lugares sagrados temo que me dé por gritar obscenidades o blasfemias V – F
15. Me imagino escenas sexuales pornográficas con imágenes de personajes sagrados V – F
16. Tengo pensamientos que me atormentan porque van en contra de mis convicciones
morales V – F
17. Tengo pensamientos pornográficos muy desagradables V – F
18. A veces siento impulsos sexuales que me parecen horribles V – F
19. Necesito hacer las cosas tan bien que me pierdo en los detalles V – F
20. Tengo pensamientos absurdos y repetitivos que no puedo detener fácilmente V – F
21. Me cuesta mucho tirar objetos que otros consideran inútiles o gastados V – F
22. A menudo me cuesta eliminar de mi cabeza palabras o música que acabo de V – F
escuchar
23. A veces me siento culpable de sucesos que otros me dicen que están fuera de V – F
mi alcance
24. A menudo me cuesta terminar las cosas porque no encuentro la forma correcta V – F
de finalizarlas
25. Necesito hacer las cosas de una forma tan concreta que me paralizo y no puedo V – F
hacerlas
26. Muchas veces doy tantas vueltas a un mismo tema que paso horas sin llegar a V – F
ninguna conclusión
INTRODUCCIÓN: ¿SOY OBSESIVO?
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Corrección e interpretación de resultados: Si has marcado
alguna de las 26 frases como verdadera y esas ideas, pensamientos,
sentimientos o impulsos te parecen absurdos o irracionales
(o alguna vez te lo han parecido), podrías estar sufriendo un TOC.
Para realizar el diagnóstico de TOC además debería darse al menos
una de las siguientes condiciones:
1. Sientes demasiado malestar como consecuencia de esas ideas,
sentimientos o impulsos.
2. Dedicas mucho tiempo a las acciones que realizas para reducir
o prevenir el malestar que te producirían esas ideas, sentimientos
o impulsos en caso de no hacerlas.
3. Tus relaciones familiares, sociales, académicas o laborales se
están deteriorando como consecuencia de tus ideas, sentimientos
o impulsos, o de las acciones que te sientes obligado
a realizar para reducir tu malestar.

fuente:132
DOMINAR LAS OBSESIONES
Una guía para pacientes

maria


detalle.
DOMINAR LAS OBSESIONES
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EL CASO DE MARÍA1: “¿Soy una madre psicópata?”
María tiene 25 años. Recientemente se ha casado y ha tenido un
niño. Cuando nació su hijo dejó de trabajar en los almacenes de fruta
de su pueblo. Ahora se dedica a cuidar a su hijo y a ayudar a su
marido con el papeleo de un pequeño negocio. Al principio, como
todas las madres, se estresó mucho con los cuidados que requiere
un bebé. Terminaba tan cansada que lo acostaba con ella en la cama
para que se quedara dormido. Un día, preparando la comida en la
cocina, tenía al niño sentado en la trona. Cogió un cuchillo para
pelar unas patatas y cuando lo miró, le pasó por la cabeza un pensamiento
que retumbó como un trueno: “¿y si se lo clavara al
niño...?”. Sintió tal terror que se quedó paralizada. Tras notar un escalofrío
que le recorrió el cuerpo, el cuchillo se le cayó de las manos.
Inmediatamente fue a abrazar a su hijo llorando, como si tuviera
que protegerle de algo. A partir de ese momento, empezó a no
meterlo en la cama, por si se quedaba dormida y lo asfixiaba con su
cuerpo. En la cocina, si su hijo estaba cerca, no cogía los cuchillos.
Los tenía metidos en un cajón al fondo, para que no le fuera fácil
sacarlos. Cuando no había más remedio que coger un cuchillo para
pelar algo a su hijo, si podía, lo hacía fuera de su vista o intentaba
que alguien estuviese presente.
EL CASO DE ADELA: “Comprobar bien es complicado”
Adela estaba casada. Había intentado tener hijos, pero no se
quedaba embarazada. Tenía 37 años. Su marido decía que era una
“maniática”. Antes de ir a acostarse, comprobaba la llave del gas.
Esto no tenía nada de particular, lo hace mucha gente. Pero ella tardaba
quince minutos. Primero la cerraba. Luego, para estar más
segura, volvía a abrirla y la cerraba de nuevo. Cuando se retiraba
INTRODUCCIÓN: ¿SOY OBSESIVO?
1. Los nombres y otros datos que podrían identificar a nuestros pacientes han
sido modificados para preservar su anonimato.
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de la tubería, le asaltaba la duda: “¿La habré cerrado bien?”. Entonces
volvía y la comprobaba de nuevo. Solía apretar hacia la izquierda,
hasta que se convencía de que la llave estaba cerrada. Pero al
retirarse a su habitación, volvía a asaltarle la dichosa pregunta:
“¿La habré cerrado bien?” y empezaba a sentir un sudor frío y una
inquietud, que sólo desaparecía cuando se levantaba y volvía a
comprobar la llave. A veces era tan angustiosa la pregunta, que le
pedía a su marido que la comprobara él, porque ella ya no podía
más. Cuando su marido volvía a la habitación, le preguntaba:
“¿Estás seguro de haberla cerrado bien?”. Él siempre decía que sí,
pero ella insistía: “¿Estás seguro?”. Incluso le pedía que volviera a
comprobarlo, hasta que él se enfadaba. Algunos días ella se dormía
llorando.
Cuando salía de casa, tenía que cerrar con llave y darle tres vueltas.
Esto parece simple, muchas cerraduras tienen tres vueltas. Pero
ella tenía que hacerlo en absoluto silencio. Si había dado la primera
vuelta y de repente aparecía un vecino, hacía como que se le había
olvidado algo y entraba en casa otra vez. Volvía a salir después y
comenzaba de nuevo la operación. Si mientras lo hacía se oía el
ascensor u oía cualquier otro ruido, tenía que empezar de nuevo,
hasta que oyese perfectamente el sonido de cada vuelta. Cuando,
por fin pudo salir a la calle, había tardado 20 minutos en cerrar la
puerta.
Antes de salir de casa, tenía que comprobar que todas las ventanas
estuvieran cerradas. Esto suponía ir habitación por habitación y
comprobar el picaporte. Normalmente lo agarraba con la mano y lo
giraba tres veces, hasta convencerse de que el picaporte estaba perfectamente
cerrado. Cuando ya había hecho el recorrido por toda la
casa, frecuentemente le asaltaba la duda del picaporte de una determinada
habitación. No recordaba si lo había comprobado tres veces
y volvía para asegurarse. Como ya estaba un poco insegura, volvía a
recorrer otra vez todas las habitaciones por si acaso... Salir de casa
podía llevarle entre 20 minutos y dos horas.

fuente: 132
DOMINAR LAS OBSESIONES
Una guía para pacientes

Obsesiones y Compulsiones


Obsesiones y Compulsiones

¿QUE SON LAS OBSESIONES? Son ideas , pensamientos o imágenes que se repiten en la mente de la persona y que , en general crean malestar y nerviosismo.La persona sabe que esas ideas son producto de su mente , pero se siente incapaz de controlarlas.

Las obsesiones no son preocupaciones sin mas.Una persona puede estar preocupada por el examen que tendrá al día siguiente o por lo que estará haciendo su hijo hasta que llegue a casa, y esto no tiene que convertirse en una obsesión.

La valoración de la importancia de la obsesión dependerá del grado en que afecte a la vida cotidiana de la persona . Así , si alguien tiene miedo a contraer una enfermedad deja de salir , evita relacionarse con los demás y abandona el trabajo , nos encontramos ante una obsesión importante.En ese caso es probable que la persona haya iniciado una serie de conductas que se repiten de manera ritualizada y que , sirven para que la persona se sienta menos molesta con sus pensamientos .

Pensemos en nuestro ejemplo , la persona que cree que puede contraer una enfermedad , sabe que esos pensamientos no tienen demasiado sentido , pero se siente incapaz de controlarlos .Le da miedo contraer una enfermedad y , puesto que no puede evitar tocar ciertos objetos , decide que lo mejor que puede hacer es lavarse las manos después de haberlo hecho .Pero lavarse las manos también tiene su complicación , ya que para realizarlo tiene que coger el jabón , abrir los grifos , etc.con lo que es muy probable que lo repita varias veces , pues también puede haberse contagiado en ese momento.En ese caso la obsesión ha dado paso a una serie de conductas que se conocen con el nomñbre de compulsiones.

¿QUE SON LAS COMPULSIONES? Son las acciones o los rituales que la persona lleva a cabo o evita realizar con el fín de reducir el ,malestar que le ocasionan sus pensamientos obsesivos .Así la persona que estando acostada piensa que se ha dejado la puerta abierta , es posible que se levante una y otra vez a comprobar que lo ha hecho correctamente.

Las obsesiones y compulsiones crean un malestar muy importante en la persona , para la cual todo esto supone una pérdida de tiempo considerable y puede afectar al desarrollo de su vida cotidiana .Puede hacer que esos pensamientos cntribuyan a la aparición de dificultades a la hora de concentrarse en tareas diversas como son la lectura o el cálculo e interferir en la actividad profesional o laboral ,y en las relaciones con los otros.

OBSESIONES Y COMPULSIONES EN LA VIDA NORMAL.

Los pensamientos obsesivos y las compulsiones son algo muy frecuente en nuestras vidas.Si observamos la conducta de los niños o recordamos cómo era nuestro comportamiento a su edad , descubrimos muchos pensamientos que van seguidos de rituales , cuyo principal objetivo es protejernos .Así , entre los juegos infantiles figuran rituales como no pisar los bordes de las baldosas de la calle cuando van caminando ,porque creen que esto les va a dar suerte.En la vida adulta también hacemos cosas parecidas , por ejm, santiguarse al salir de casa, no salir sin reloj, sin un determinado pañuelo ......etc Todo esto que se considera normal , puede comvertirse en un problema cuando se vive como algo molesto e interfiere en el desarrollo de la vida cotidiana.

Las causas de las obsesiones.Son muy diversas , un hecho puntual puede ser el desencadenante, l a muerte de un ser querido , tensiones en el trabajo , escuchar una noticia .......No todo el mundo lo desarrolla , depende también de otros factores , hay que ser vulnerable a ello , la educación ,el ambiente hacen que seamos mas vulnerables a ello.

Tener un buen ambiente social y la habilidad adecuada para comunicarnos nos puede proteger de muchos trastornos .Si damos importancia al pensamiento que nos obsesiona y nos negamos a enfrentarnos a él, quizá se repita y nos va a seguir creando malestar.Sin embargo si contamos con apoyo y somos capaces de comunicarnos , nos daremos cuenta de que no hay nada que temer, y que también le han ocurrido a otras personas.Existen situaciones especiales como son las originadas por es estréss o el agotamiento que pueden favorecer la aparición de obsesiones y compulsiones.

¿Como superar las obsesiones?

Distinguir entre obsesiones y preocupaciones:

Puedes hacerte las siguientes preguntas:

¿Te vienen ideas o pensamientos que están fuera de tu control?

¿Se repiten con frecuencia estas ideas o pensamientos?

¿Te crea malestar pensar en ello?

¿Consideras que son idesas en las que no debias de pensar?

¿Tiendes a realizar un ritual o evitar situaciones con el fin de acabar con esos pensamientos ?

El paso siguiente si se ha contestado afirmativamente es enfrentarse a ellos , convencerse de que no se es un enfermo mental , y que es una conducta aprendid a , que se puede desaprender.

Anota los pensamientos que te causen malestar y analiza sus causas , puede ser algo probable en tu vida, que puede ocurrir , pero que no depende de tí como puede ser , un accidente, la muerte etc.Leer una y otra vez ese pensamiento hasta que notemos que no nos causa malestar, y sintamos que no nos tenemos que preocupar por ello.

Marcate un horario , para pensar en ello el resto del tiempo tienes que seguir con tu vida normal.Con ello vas a conseguir controlarlo de modo que no interfiera en la nomalidad de tuvida.

Consultar con un profesional.Si a pesar de todo ello te sigue creando malestar , y te sientes incapaz de afrontar la situación , hay que consultar el caso personal de cada uno con un psicologo.

ADAPTACIÓN DE :

"EL PSICÓLOGO EN CASA"

BERBABÉ TIERNO.EDITORIAL SIGLO.1997

definicion


Trastorno Obsesivo-Compulsivo (toc)
Definición:

El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es un trastorno psiquiátrico perteneciente al grupo de los desórdenes de ansiedad caracterizado por: Obsesiones(El amargo pan de cada día), Compulsiones...

El TOC es más frecuente de lo que se creía hace algunos años. Se calcula que el 2-3% de la población tiene TOC. Eso significa que el TOC es más frecuente que la esquizofrenia o la anorexia. En España puede haber más de medio millón de personas con TOC.

El TOC afecta a hombres y mujeres de todas las edades y por lo general comienza en la adolescencia.

Los pacientes con TOC suelen esconder sus síntomas durante mucho tiempo. Por término medio tardan unos 7 años en acudir al médico. Es importante evitar que los pacientes tarden tanto tiempo en solicitar ayuda médica, por lo que se hace necesario tomar conciencia sobre el diagnóstico del TOC y la disponibilidad de tratamientos eficaces.



El descubrimiento de que algunos fármacos son eficaces en el tratamiento del TOC ha cambiado el punto de vista que se tenía de esta enfermedad. Hoy no sólo existen terapias eficaces para tratar el TOC, sino que hay una gran actividad investigadora sobre las causas que producen esta enfermedad y en busca de nuevos tratamientos.

Una persona con TOC se da cuenta de que tiene un problema. Normalmente, sus familiares y amigos también se dan cuenta. Los pacientes con TOC suelen sentirse culpables de su conducta anormal y sus familiares pueden enfadarse con ellos porque no son capaces de controlar sus compulsiones. Otras veces, en su deseo de ayudarles pueden aparentar que los síntomas no existen o justificarlos o, incluso, colaborar en sus rituales.


1.Obsesiones
Todos tenemos manías, preocupaciones o pensamientos repetidos. Pero si la obsesión llega a dificultar o impedir las relaciones sociales, si la persona pierde libertad... nos hallamos ante un trastorno obsesivo compulsivo que puede requerir de la intervención de un especialista. Resultaría interminable enumerar las consecuencias que pueden acarrear los pensamientos irracionales en quienes los padecen y en quienes conviven con estas personas. La lista es muy amplia, desde los inconvenientes más triviales hasta los desenlaces más dramáticos. Y todo ello sólo por haber interpretado distorsionadamente la realidad. Ya en el siglo I, Epicteto, un filósofo estoico, afirmaba que «los hombres no se perturban por causa de las cosas, sino por la interpretación que hacen de ellas». En cualquier caso, lo interesante es saber cómo librarse de las obsesiones y hacer frente a estos pensamientos irracionales y distorsionados.
No son pocos quienes dudan sistemáticamente si han cerrado bien la puerta, desconectado el gas, apagado la luz... y vuelven una y otra vez a confirmar que, efectivamente, sí lo habían hecho. Otras personas ritualizan su vida cotidiana con manías como contar las baldosas de las cocinas o los peldaños de las escaleras, no pisar las rayas del suelo, retener las matrículas de los coches, ocupar siempre el mismo asiento en las reuniones o comidas, portar un objeto inútil en el bolsillo... Pero esto no son sino manifestaciones casi anecdóticas de unas costumbres que pueden convertirse en un verdadero problema psicológico. Todos tenemos hábitos que, a pesar de que merezcan el calificactivo de manías, consideramos normales. Pero, cuando estos pensamientos o manías hacen sufrir nos encontramos con los trastornos obsesivo compulsivos. Las obsesiones son pensamientos que se repiten de forma insistente a pesar de la voluntad del individuo, y que escapan a su control.
Si los pensamientos obsesivos se convierten en gestos de conducta casi automática, devienen en compulsiones, acciones o manías que la persona se ve forzada a ejecutar para sentirse bien o, al menos, tranquila. Es consciente de lo absurdas e irracionales que son, pero se siente incapaz de eludirlas. Cuando las compulsiones se asocian entre sí, formando una cadena, se convierten en rituales patológicos. Son ideas, pensamientos, imágenes o impulsos recurrentes y persistentes que son egodistónicos, es decir, que no son experimentados como producidos voluntariamente, sino más bien como pensamientos que invaden la conciencia y que son vividos como repugnantes o sin sentido. El enfermo realiza intentos para ignorarlos o suprimirlos, a veces sin conseguirlo.

2.Compulsiones: Son conductas repetitivas y aparentemente finalistas, que se realizan según determinadas reglas de forma estereotipada. La conducta no es un fin en sí misma, sino que está diseñada para producir o evitar algún acontecimiento o situación futura. Sin embargo, o bien la actividad no se halla conectada de forma realista con lo que se pretende impedir o provocar o puede ser claramente excesiva. El acto se realiza con una sensación de compulsión subjetiva junto con un deseo de resistir a la compulsión, por lo menos inicialmente. Por lo general, el individuo reconoce la falta de sentido de la conducta (algo que no siempre ocurre en niños pequeños) y no obtiene placer en llevar a cabo esta actividad, aunque le procure un alivio de su tensión.

En las personas que sufren este tipo de desorden, el pensamiento aparece dominado por una idea intrusiva o secuencia de ideas, que buscan apagar con comportamientos rituales, casi siempre muy caprichosos. Son plenamente conscientes de su trastorno, que es vivido como un malestar y puede estar asociado a un sentimiento de culpa o de vergüenza.

Las obsesiones y las compulsiones son una fuente significativa de malestar para el individuo o interfieren en su funcionamiento social.
El pensamiento, en general, es un diálogo con nosotros mismos en el que terminamos haciendo afirmaciones sobre determinadas situaciones. Pueden ser positivos si nos hacen sentir bien y nos ayudan; o negativos, si nos originan emociones negativas o nos hacen sufrir. Serán racionales si se corresponden con lo que sucede objetivamente en la realidad, e irracionales si se alejan de lo que sucede.
Los pensamientos que causan más sufrimiento son los irracionales negativos. Describamos algunos :
La limpieza. Quienes los padecen tiene pavor a quedar contaminados con lo que tocan o rozan y se lavan repetidamente las manos. Incluso llegan a evitar dar la mano o cualquier contacto físico en los saludos. Una motita de polvo en un mueble les parece algo horrible.
El orden. No soportan que alguna cosa se halle, siquiera temporalmente, fuera de su sitio. Incluso si ocupan su lugar debe ser en simetría o en conformidad con los ángulos de la mesa. Tampoco soportan que los demás no cumplan con esos cánones del orden compulsivo y las personas que conviven en la casa, sean adultos o no, habrán de cumplir estrictamente con las normas de orden y limpieza impuestas por el afectado por esta manía.
Comportamientos indecisos. Por ejemplo, comprueban una y otra vez cómo está la casa antes de cerrar la puerta. Y aun así, vuelven a entrar después de haber cerrado. Ante cualquier decisión, por nimia que sea, lo pensarán durante meses. Y, una vez adoptada, dudarán si fue acertada. Y reflexionarán incasablemente sobre si han hecho bien, o consultarán con otras fuentes.
Interpretación del pensamiento. Creemos saber qué sienten los demás y por qué se comportan como lo hacen. Nos vemos capaces de adivinar lo que sienten los demás acerca de nosotros.
Visión catastrofista. Se vaticina, se espera y se teme irracionalmente, el desastre. El individuo se entera de un problema y empieza a decirse «¿y si ocurre que...?», «¿y si me sucede a mí?»
Personalización. Creemos que todo lo que la gente hace o dice es una forma de reacción hacia nosotros. Y nos comparamos con los demás, intentando determinar quién es más elegante, quién es más brillante, quién tiene aspecto más saludable¿
Culpabilidad. Mantiene que los demás son responsables de su sufrimiento o adopta el punto de vista opuesto y se culpa a sí mismo de los problemas ajenos.
Acumuladores: coleccionan objetos insignificantes, de los que no pueden desprenderse.
Ritualizadores mentales: acostumbran a apelar a pensamientos o imágenes repetitivos, llamados compulsiones mentales, con el objeto de contrarrestar su ansiedad provocadora de ideas o imágenes, que constituyen las obsesiones.
Atormentados y obsesivos puros: experimentan pensamientos negativos reiterados, que resultan incontrolables y bastante perturbadores. No obstante, a diferencia de quienes sufren los demás tipos de TOC, no se entregan a comportamientos reiterativos de tipo físico, sino rumiaciones mentales.

Trastorno obsesivo-compulsivo


Trastorno obsesivo-compulsivo

Adiel es un joven de 24 años con un peculiar patrón de comportamiento obsesivo-compulsivo. En situaciones en las que tiene que conducir sin acompañante, aparecen pensamientos obsesivos relativos a la posibilidad de haber causado algún accidente. Sus respuestas compulsivas consisten básicamente en comprobaciones constantes a través del retrovisor y en no pocas ocasiones a regresar al lugar donde la mente le dice que pudo haber ocurrido algo.
— Demo 1 —
Primera sesión

ADIEL: De verdad que estoy pensado en coger un taxi, ¿si no fueran tan caros? Voy a gastar el espejo, miro más que a la carretera.

TERAPEUTA: Entonces, y corrígeme si me equivoco, cada vez que conduces sin compañía conviertes el viaje en una tortura, mirando constantemente al retrovisor: una y otra vez, una y otra vez. Y claro, cada vez que miras al retrovisor dejas de mirar a la carretera, descuidas tu atención y te vuelves más peligroso.

ADIEL: Pues …en realidad… jeje, sí.

TERAPEUTA: Umm… Interesante. Para confirmar un posible accidente que supuestamente ya ha ocurrido has ideado una estrategia que te pone en disposición de cometerlos.

ADIEL: La verdad es que nunca había sentido que esta tontería mia fuese tan grave. Pero yo no dejo de atender a la carretera, si algo no me falta es atención.

TERAPEUTA: Estoy seguro, pero contéstame con sinceridad. ¿Prestas la misma atención a la carretera que si miraras al retrovisor solo lo normal?

ADIEL: Sé que miro demasiado por el espejo, pero es la angustia, no puedo evitarlo.

TERAPEUTA: Sé que no puedes evitarlo, no te voy a pedir eso pero, por lo poco que te conozco, por ahora, pienso que eres esa clase de persona que haría lo posible por evitar riesgos de causar un accidente.

ADIEL: Cualquier cosa, cualquier cosa que este en mi mano.

En esta primera sesión, como se observará hemos utilizado la propia lógica del paciente, el miedo, para iniciar el bloqueo de la conducta compulsiva, convirtiendo un miedo patológico en un recurso. El resultado fue bastante inmediato.
Segunda sesión

TERAPEUTA: ¿Cómo ha ido?

ADIEL: Mucho mejor, bueno en parte mejor, en otra parte sigo igual. Lo curioso es que en el tramo de autovía voy mucho más relajado, apenas miro al espejo, lo normal. No sé si fue el hecho de hablar contigo, pero me he sentido muy bien esta semana. Sin embargo…

TERAPEUTA: Sin embargo el tramo de carretera de doble sentido que hay de tu casa al trabajo sigue siendo un tortura.

ADIEL: Exacto, sí porque ahí ya no es tanto el espejo, es que necesito buscar un lugar para pararme y ver si atropellé a un ciclista o a un peatón. En la autovía es más a los coches, pero me da menos miedo. Pero un ciclista, un peatón… Sé que si ocurriese algo debería enterarme, pero tengo que…

TERAPEUTA: Confirmar y confirmar. Aunque cuando más confirmas más esclavo eres de tu temor y más fuerza cobra el ritual. ¿Cuántas veces puedes parar durante ese trayecto, para comprobar que no ha pasado nada?

ADIEL: Es para reirse, lo sé, pero ayer seguramente 15 ó 20 veces, incluso llegué tarde al trabajo, pero como me conozco suelo salir con tiempo, entro a las 3 de la tarde y salgo a la 1 del mediodía, para ese trayecto... Bueno, no siempre sucede que paro tantas veces, en ocasiones solo 3 ó 4 veces.

TERAPEUTA: Seguro que a ti no te hace gracia, sobre todo si eso implica que llegues tarde al trabajo. ¿Qué haces, sales del coche inmediatamente y vas al lugar crítico?

ADIEL: Sí, normalmente sí, aunque a veces, si aparco cerca del lugar, simplemente espero a que el ciclista se acerque.

TERAPEUTA: Pero entonces tendrías que pasarlo de nuevo, ¿no?

ADIEL: No, jeje, arranco antes de que me pase.

TERAPEUTA: Umm, entiendo. Te voy a hacer una sugerencia, no un sugerencia, un deber, te planteo una tarea. A partir de ahora cada vez que pares el coche para hacer las comprobaciones debes esperar 5 minutos dentro del coche, si después necesitas salir, adelante sal, y ve a comprobar, pero siempre has de esperar en el coche 5 minutos. Ni uno más ni uno menos.

ADIEL: ¿Pero si en esos 5 minutos pasa el ciclista? Tendré que volver a adelantarlo.

TERAPEUTA: Sí, así es. Si lo necesitas repites el ejercicio cuantas veces sea necesario, y si tienes que salir tres horas antes de tu casa, sal tres horas antes, pero debes hacerlo así. Veremos que ocurre.
Tercera sesión

ADIEL: Hay dos cosas, los 5 minutos son un poco angustiosos para mi, aunque ahora menos. Ha pasado algo curioso con los ciclistas, cuando me pasan y estoy aparcado… al volverlos a adelantar ya no siento tanta ansiedad.

TERAPEUTA: ¿Has parado más veces esta semana o menos?

ADIEL: Al principio algo, incluso salí 3 horas antes, como me dijiste, pero solo una vez, no quiero perder el día en la carretera. Pero últimamente solo he parado 3 o 4 veces.

TERAPEUTA: Si tuvieras que evaluar tu progreso desde entonces, del 0 al 10, ¿qué puntuación te darías? Imaginando que cuando iniciaste estabas en el 0.

ADIEL: Pues, 6.

TERAPEUTA: 6 puntos en 3 semanas, no está mal. Aunque podríamos apuntar, y nunca mejor dicho para este caso, no conviene pisar demasiado el acelerador, porque podemos deshacer lo que hemos hecho, conviene tomárselo con calma, y puede ocurrir que haya alguna recaída. Esta semana solo haremos una variación, pasaremos de los 5 minutos a 10. Nos quedan aún 4 puntos que lograr.
Séptima sesión

ADIEL: Te tengo que confesar que no confiaba en que esto pudiera salir tan bien.

TERAPEUTA: ¿Has tenido algún ritual esta semana?

ADIEL: Cero, no he parado ninguna vez. Sí he mirado a veces por el espejo, pero supongo que lo normal.

TERAPEUTA: ¿Qué puntuación te darías?

ADIEL: 9.5, porque lo que si que me queda es la angustia a veces, me viene a la mente si ocurriría algo.

TERAPEUTA: Bueno, pero ha mejorado respecto a la última vez, eso es muy positivo. Con respecto a los pensamientos negativos y angustiosos… ¿recuerdas la historia del monstruo que tira de la cuerda?

ADIEL: Sí, tengo que soltar la cuerda, dejar de luchar estúpidamente contra ellos, aceptarlos.

En general para los problemas de ansiedad y particularmente para los obsesivo-compulsivos de conductas repetitivas, una estrategia que solemos emplear es la de eliminación por saturación. Y este es un ejemplo exitoso de una modalidad de este recurso terapéutico. También se aplicó la fijación con la metáfora de la diana. En muchas ocasiones el paciente tiende a desplazar un problema generando otro, ante el presentimiento que un aspecto ya esta controlado o curado. Le decimos al cliente que hemos de centrarnos en el punto medio de la diana (también llamado “diana”), es decir, en el problema más grave. Después iremos recorriendo otros espacios de esa diana.

La paroxetina



La paroxetina
La paroxetina está indicada para tratar la depresión.
Es un antidepresivo, análogo a la fluoxetina, cuyo mecanismo de acción se basa en la inhibición de la recaptación de la serotonina, lo que potencia la neurotransmisión serotoninérgica. Esa forma de actuar es característica de varios principios activos englobados, por ello, en el grupo de los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS). Sus metabolitos no son activos farmacológicamente. Se metaboliza en el hígado y se excreta por el riñón.

Está indicada en el tratamiento de la depresión y la profilaxis en sus recaídas, tratamiento del trastorno obsesivo compulsivo y su profilaxis, ansiedad, fobia social, crisis de angustia, etc. Ha comenzado a usarse para tratar adicciones, trastornos sexuales, anorexia, etc.

La vía de administración es oral, normalmente mediante tabletas de liberación controlada.

La posología la indicará siempre el especialista, pues depende de la patología a tratar y de la respuesta clínica del enfermo. Suele comenzarse con una dosis baja, aumentándola en función de las necesidades; se revisa al cabo de unas semanas y se mantiene varios meses, haciendo una retirada gradual para evitar efectos indeseables. Debe ser ajustada con precisión en enfermos hepáticos y renales (no superar 20 mg. diarios). Se recomienda tomarla por la mañana, sin masticar y con alimento. No se puede duplicar la dosis: si se olvida una toma se hará inmediatamente si ha pasado poco tiempo; en otro caso, se esperará a la siguiente. Su actividad se nota al cabo de 7 a 14 días desde el inicio, pudiendo incrementarse inicialmente los problemas de angustia.

Aunque generalmente la tolerancia es buena, algunos pacientes deben suspender el tratamiento por sus efectos secundarios. Las reacciones adversas más frecuentes son de tipo digestivo (náuseas, sequedad de boca, estreñimiento, etc.); también aparecen cefaleas, mareos, temblores, retención urinaria, taquicardia, falta de concentración y memoria, astenia, insomnio o somnolencia, agitación, sarpullido, excitación, visión borrosa, alteraciones en el apetito, sudoración, etc. Es rara la aparición de convulsiones, alucinaciones o impotencia. Si se producen vómitos, cefaleas fuertes, convulsiones y/o problemas en el sueño, debe suspenderse el tratamiento y acudir al médico.

Está contraindicada en personas que hayan desarrollado alergia previa al fármaco. Se recomienda precaución en pacientes con epilepsia, glaucoma, cardiopatías, trastorno bipolar, manía, insuficiencia hepática o renal, hiponatremia, etc.

Debe evitarse durante el embarazo y la lactancia -aunque no hay datos concretos- administrando alternativas más seguras. No se recomienda el uso en niños.

Es rara la aparición de sobredosis debido a su amplio margen de seguridad, pero de producirse cursa con vómitos, náuseas, midriasis, temblor, sequedad de las mucosas, irritabilidad y somnolencia. Se debe acudir al centro médico para tratarla.

Las interacciones con otros fármacos se centran en: otros antidepresivos (imipramina, IMAO, etc.), fenitoína, cimetidina, ritonavir, clozapina, warfarina, dextrometorfano, zolpidem, perfenazina, etc. Es incompatible con el consumo de drogas (éxtasis, LSD, etc.) y compuestos "naturales" como el Hipérico.

Se prescribe bajo diferentes nombres comerciales: Paroxetina Aphar EFG, Seroxat, Motivan, Frosinor, etc.

Cabe destacar que presenta menos efectos secundarios que otros antidepresivos del grupo, no produce alteración psicomotora ni potencia el efecto depresor del etanol, aunque no se debe tomar alcohol. Se ha descrito un síndrome serotoninérgico por reacción con triptófano en animales (mioclonias, taquicardia, temblor, agitación, alucinaciones, confusión, etc.), no demostrado en humanos.

No se debe conducir ni realizar actividades peligrosas durante los primeros días del tratamiento, pues altera la capacidad de concentración y los reflejos. Asimismo, debe tenerse en cuenta que puede alterar los resultados analíticos (hemoglobina, leucocitos, etc.).

Se produce una reacción de retirada por interrupción brusca del fármaco similar a un síndrome de abstinencia que cursa con: mareos, alteraciones sensoriales, cefalea, alteraciones del sueño, agitación, ansiedad, náuseas, sudoración, etc., que hace imprescindible controlar su deshabituación.

Carmen Reija López

Licenciada en Farmacia y diplomada en Óptica.



Colegio de Médicos de Barcelona

Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)

Cuestiones a tener en cuenta
¿Qué es un TOC?
Cómo saber si usted padece un TOC
Temas de preocupación más habituales
Trastornos asociados
Más información acerca del TOC
Tratamiento adecuado
Historia del concepto
Cuestiones a tener en cuenta

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Debe tener siempre presente que el Trastorno obsesivo – compulsivo, es una enfermedad que tiene tratamiento.
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Tener más información acerca del trastorno y seguir un programa de tratamiento adecuado, le ayudará a mejorar sus expectativas de una mejor calidad de vida.
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La recuperación no se produce de la noche a la mañana, se requiere un tiempo para observar la mejoría, por tanto no debe desanimarse.
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Este folleto informativo le ayudará a entender el Trastorno obsesivo – compulsivo como una enfermedad, así podrá reconocer sus síntomas y buscar la atención médica adecuada cuanto antes.

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¿Qué es un trastorno obsesivo – compulsivo?

Las personas que padecen un trastorno obsesivo – compulsivo (TOC), tienen pensamientos o ideas indeseadas e irracionales, de forma repetitiva y persistente (tales como temor de contaminarse con gérmenes) que les produce una gran ansiedad. Estas son las obsesiones.

Para neutralizar o reducir esta ansiedad, que producen las obsesiones, la persona con TOC siente la necesidad irrefrenable de realizar una serie de rituales (acciones o comportamientos compulsivos), tales como lavarse o realizar limpieza repetidamente. Si dicha persona no puede poner en práctica estos rituales de forma inmediata, su ansiedad aumenta desmesuradamente.

Normalmente, la persona reconoce en algún momento que estas obsesiones y compulsiones son excesivas o irracionales (esto no ocurre en niños), produciéndose así un malestar clínicamente significativo que influye en casi todos los aspectos de su vida.

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Cómo saber si usted padece un TOC

La característica esencial del TOC es la presencia de obsesiones y/o compulsiones, de forma recurrente, lo suficientemente importantes como para provocar pérdidas de tiempo significativas (más de 1 hora al día), o una interferencia marcada en la rutina cotidiana del individuo, en sus relaciones laborales, su vida social, etc. lo cual constituye un malestar clínicamente significativo para la persona y su entorno directo.

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Temas de preocupación más habituales

El contenido de las obsesiones y compulsiones acostumbra a tratar sobre una serie de temas comunes en diferentes personas.



Las obsesiones más frecuentes son ideas recurrentes que versan sobre temas como:

· La contaminación (ej. contraer una enfermedad al estrechar la mano a los demás)

· Dudas repetitivas (ej. preguntarse si ha cerrado la puerta de la calle con llave o no)

· Disponer las cosas en un orden determinado

· Impulsos de carácter agresivo que horrorizan a la propia persona ( ej. hacer daño a una niña)

· Fantasías sexuales (ej. una imagen pornográfica recurrente)



Estos pensamientos, impulsos o imágenes no se producen por preocupaciones excesivas por problemas de la vida real (como dificultades económicas, laborales, escolares, etc) es más, rara vez se relacionan con hechos de la vida real.

Por otra parte, las compulsiones más frecuentes implican tareas como:

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Lavado o limpieza
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Comprobaciones reiteradas
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Demandas o exigencias de certeza
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Acciones repetitivas
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Puesta en un orden determinado ciertos objetos

Estas obsesiones y compulsiones pueden llegar a reemplazar comportamientos productivos y gratificantes y desestructurar enormemente la actividad global de la persona.

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Trastornos asociados

A menudo observamos que otros trastornos acompañan al TOC. Algunos de ellos son:

- Comportamientos de evitación en situaciones relacionadas con el contenido de las obsesiones.

- Preocupaciones hipocondríacas (temor a estar padeciendo diversas enfermedades)

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Sentimientos de culpa y excesiva responsabilidad.
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Trastornos del sueño.
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Problemas conyugales, laborales, sociales (a causa del TOC.)
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Trastorno depresivo.
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Otros trastornos de ansiedad (fobias, trastorno de angustia.)
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Trastornos alimentarios.
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Problemas dermatológicos (como consecuencia de los rituales, ej. dermatitis por exceso de lavados.)

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Más información acerca del TOC

Aunque el TOC se suele iniciar, en la mayor parte de los casos, durante la adolescencia o principio de la edad adulta, también puede hacerlo en la infancia. La mayor parte de las veces el inicio del trastorno es gradual.

Estudios recientes han estimado que un 2.5% de la población padece TOC. Aunque lo más importante es saber que existe un alto porcentaje de éxito siguiendo el tratamiento adecuado.

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Tratamiento adecuado

El diagnostico y tratamiento precoz pueden ayudar a abreviar la duración del trastorno, disminuir su severidad e incluso reducir el riesgo de que vuelva a producirse. Seguir el programa de tratamiento que le aconseja su médico mejora sus posibilidades de recuperación.

El enfoque más común para el tratamiento del TOC es el farmacológico (medicación) y la psicoterapia (tratamiento psicológico). Es decir una combinación de ambas cosas nos ofrece la mayor garantía de éxito como resultado.

Con el tratamiento farmacológico (medicación) se consigue contener y disminuir la intensidad de los síntomas que crean tanto malestar en la persona. Una vez tenemos los síntomas “controlados”, y sin dejar de tomar la medicación, puede iniciar una psicoterapia que le ayudará a entender la enfermedad y sus síntomas, y le proporcionará instrumentos (psicológicos) para manejarla de forma eficaz.

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Historia del concepto

La definición operativa de TOC empleada en el DSM-IV, posiblemente la más extendida en la actualidad, nos dice que tal trastorno comporta la presencia de obsesiones y compulsiones de carácter recurrente lo suficientemente graves como para provocar pérdidas de tiempo significativas.

La mención de "obsesiones" y "compulsiones" implica una diferencia semántica entre ambos conceptos. Así, las obsesiones se definen en el DSM-IV como ideas, pensamientos, impulsos o imágenes de carácter persistente, cuya aparición genera ansiedad. Las compulsiones se definen como comportamientos o actos mentales repetidos cuyo propósito es aliviar la ansiedad.

S. Montserrat publicó en 1971 un curioso análisis semántico de la terminología obsesiva en el que estudiaba la evolución de los vocablos, y la manera cómo las palabras pueden llegar a ser tanto o más importantes que los conceptos que pretenden significar.

Los estudios psicopatológicos iniciados en Alemania y en Francia durante el pasado siglo fueron el primer paso en cuanto a calificar los cuadros clínicos, los síntomas y los signos de los trastornos mentales.

En alemán, la palabra Zwang (violencia, fuerza, obligación, coacción, etcétera) fue empleada desde principios del siglo XIX, y, en 1867, Krafft-Ebing crea la palabra Zwangsvorstellung (representación forzada), primera de una larga serie de nuevas designaciones. En 1872, Westphall recalcó el concepto de "lo forzado", significando el punto de partida de toda la doctrina de las obsesiones.

La psicopatología germana maneja otras palabras relacionadas con los fenómenos obsesivos: "Sucht" (enfermedad, morbo…) "Trieb" (instinto, impulso…) creando palabras tales como: Stehlsucht (cleptomanía), Giftsucht (tóxicomanía), Begattugstrieb (instinto sexual), Stheltrieb (cleptomanía). Sin olvidar las palabras formadas con "manie" o "Phylie": Nekromanie, Nekrophylie.

Mientras en Alemania las patologías obsesivas se nombraban como "representaciones forzadas" y "actos forzados", la psicopatología francesa los calificaba como "folies" (locuras): "folie du doute", "folie raisonante"… El dominio del significante sobre el significado ha provocado discusiones acerca de si las obsesiones son o no delirios (síntomas de la "folie") lo que, en la actualidad, puede parecernos irrelevante. Pero Morel, por ejemplo, definió los trastornos obsesivos como "delire émotif"[iv], aún advirtiendo que no debía tomarse el término como determinante de locura.

El vocablo obsesión se emplea por vez primera para denominar un trastorno psicopatológico en 1883, por Luys[v] refiriéndose a contingencias subjetivas y repetidas, sin substrato objetivo.

El término alemán Zwang fue traducido en Londres por "obsession" y en Nueva York por "compulsion" (S. Rado[vi]). Para contentar a todos y respetar el arraigo de "compulsion", Rado tituló su capítulo del libro American Handbook of Psychiatry: "Obsessive Behaviour. So called Obsessive-Compulsive Neurosis".

A partir de aquí la terminología doble se ha mantenido, aunque con distintos significados para los mismos significantes.

Recordemos las definiciones de "obsesión" y "compulsión" contenidas en las primeras líneas de este capítulo. Recordemos que ambas son traducciones de una misma palabra (Zwang).

En los DSM anteriores a la cuarta edición, "obsesión" se definía como pensamiento y "compulsión" como acto. En el DSM-IV ambas pueden ser pensamientos o actos, pero creando ansiedad la aparición de las "obsesiones" y disminuyéndola las "compulsiones". La definición de obsesiones incluye los "thoughts" (pensamientos), en tanto que la definición de compulsiones nos habla de "mental acts" (actos mentales). Nos recuerda el concepto de "evaluación cognitiva" diseñado por Arnold en 1960[vii] y del que derivó la "conducta cognitiva" que permitió a los rigurosos conductistas de la época pasarse al campo cognitivo (Lazarus, 1966)[viii] al considerar que la entelequia "pensamiento" podía ser una "conducta".

Obsesión deriva, etimológicamente, del latín obsessio -onis ("bloqueo"), derivado de obsidere (asediar, bloquear, o más propiamente, sentarse enfrente) y éste de sedere (estar sentado).

Compulsión procede del latín compulsio, supino de compettere (acción y efecto de compeler, o sea forzar a una persona a actuar en contra de su voluntad, de sus impulsos naturales).

Y aquí aparece "impulso", derivado de impulsus (en latín, derivado de impellere, "dar empuje, incitar, estimular"). En el DSM-IV impulso se define como "disposición a actuar con el fin de disminuir la tensión aumentada, causada por la urgencia de los impulsos instintivos o por la disminución de las defensas del yo contra estos". Con ser una definición tautológica (impulso … es causado por la urgencia de los impulsos…) tiene la virtud de delimitarlos marcando claras diferencias con "obsesiones" y "compulsiones".

La diferencia entre obsesión-compulsión y fobia, queda perfectamente explicada en la definición de esta última. En el DSM-IV, fobia es "temor acusado y persistente que es excesivo o irracional, desencadenado por la presencia o anticipación de un objeto o situación específica".

La inclusión de "anticipación" podría complicar las cosas, si no queda bien definido. Un ejemplo: un temor obsesivo, ¿es una fobia? La respuesta correcta es no. El concepto de "anticipación" (tal y como aparece en la definición de fobia) debe incluir la aparición real del estímulo en mayor o menor tiempo. Por ejemplo: el temor obsesivo a suicidarse es descrito por los pacientes como "miedo a que me dieran ganas de suicidarme". No es una anticipación (no hay ganas ni expectativas de suicidio) sino miedo, en ausencia de objeto o situación específica, lo que excluye su inserción en el apartado de fobias.

S. Montserrat Esteve, hacia 1970, comentaba a sus colaboradores que la diferencia fundamental entre fobias y obsesiones era que las primeras tenían un claro fondo ansioso, y las segundas un fondo depresivo. Porta y Vallejo, en el trabajo dirigido por Montserrat en 1971, recogían una amplia experiencia acerca del efecto terapéutico de la clomipramina en los trastornos obsesivos. Mi propia reacción, en esa época, era concluir que "depresión debía de ser todo aquello que se trataba con antidepresivos".

Las hipótesis serotonérgicas y los estudios controlados con el empleo de fármacos reguladores de la serotonina hacen que nos planteemos, en ocasiones, nuevas nosotaxias más basadas en lo biológico que en lo clínico. Según criterios biológicos, el concepto de Montserrat sería válido. Pero hoy en día los criterios imperantes para clasificar los trastornos mentales, tanto en el DSM-IV como en el CIE-X son de tipo clínico. Los trastornos con crisis de angustia y agorafobia, y el TOC quedan subclasificados en el apartado de trastornos de ansiedad.

Qué más da. Creo que lo más relevante de todo proceso médico-enfermo es la curación del paciente, y que la medicina no es una ciencia básica sino una ciencia aplicada cuya finalidad es dar un cuerpo praxeológico (normas para una praxis) que nos lleve a resolver los problemas de nuestros pacientes.

En este sentido creo que el lenguaje, las delimitaciones conceptuales, serán útiles en tanto nos permitan entendernos y comunicarnos. Los sistemas actuales de clasificación, aún cambiantes, cumplen esta finalidad. Fueron creados, en su inicio, para la investigación y para la epidemiología (no para el diagnóstico clínico). Pero cada vez son más los clínicos que los emplean como una especie de alternativa a la nosotaxia y a la psicopatología.

No lo veo mal, a condición de que no se olvide la finalidad fundamental (curar en la medida de lo posible). Un buen diagnóstico o una buena clasificación es digno de encomio, pero a partir de ahí debe empezar el proceso de tratamiento.

El TOC es un trastorno concreto. Las obsesiones y las compulsiones, como síntomas, pueden aparecer en los trastornos depresivos, en estados de ansiedad generalizada, en esquizofrenias, en enfermedades neurológicas, etcétera. El estudio de sus particularidades y de su tratamiento es el objetivo de esta obra cuyo contenido les animo a disfrutar.