Trastorno obsesivo-compulsivo


Trastorno obsesivo-compulsivo

Adiel es un joven de 24 años con un peculiar patrón de comportamiento obsesivo-compulsivo. En situaciones en las que tiene que conducir sin acompañante, aparecen pensamientos obsesivos relativos a la posibilidad de haber causado algún accidente. Sus respuestas compulsivas consisten básicamente en comprobaciones constantes a través del retrovisor y en no pocas ocasiones a regresar al lugar donde la mente le dice que pudo haber ocurrido algo.
— Demo 1 —
Primera sesión

ADIEL: De verdad que estoy pensado en coger un taxi, ¿si no fueran tan caros? Voy a gastar el espejo, miro más que a la carretera.

TERAPEUTA: Entonces, y corrígeme si me equivoco, cada vez que conduces sin compañía conviertes el viaje en una tortura, mirando constantemente al retrovisor: una y otra vez, una y otra vez. Y claro, cada vez que miras al retrovisor dejas de mirar a la carretera, descuidas tu atención y te vuelves más peligroso.

ADIEL: Pues …en realidad… jeje, sí.

TERAPEUTA: Umm… Interesante. Para confirmar un posible accidente que supuestamente ya ha ocurrido has ideado una estrategia que te pone en disposición de cometerlos.

ADIEL: La verdad es que nunca había sentido que esta tontería mia fuese tan grave. Pero yo no dejo de atender a la carretera, si algo no me falta es atención.

TERAPEUTA: Estoy seguro, pero contéstame con sinceridad. ¿Prestas la misma atención a la carretera que si miraras al retrovisor solo lo normal?

ADIEL: Sé que miro demasiado por el espejo, pero es la angustia, no puedo evitarlo.

TERAPEUTA: Sé que no puedes evitarlo, no te voy a pedir eso pero, por lo poco que te conozco, por ahora, pienso que eres esa clase de persona que haría lo posible por evitar riesgos de causar un accidente.

ADIEL: Cualquier cosa, cualquier cosa que este en mi mano.

En esta primera sesión, como se observará hemos utilizado la propia lógica del paciente, el miedo, para iniciar el bloqueo de la conducta compulsiva, convirtiendo un miedo patológico en un recurso. El resultado fue bastante inmediato.
Segunda sesión

TERAPEUTA: ¿Cómo ha ido?

ADIEL: Mucho mejor, bueno en parte mejor, en otra parte sigo igual. Lo curioso es que en el tramo de autovía voy mucho más relajado, apenas miro al espejo, lo normal. No sé si fue el hecho de hablar contigo, pero me he sentido muy bien esta semana. Sin embargo…

TERAPEUTA: Sin embargo el tramo de carretera de doble sentido que hay de tu casa al trabajo sigue siendo un tortura.

ADIEL: Exacto, sí porque ahí ya no es tanto el espejo, es que necesito buscar un lugar para pararme y ver si atropellé a un ciclista o a un peatón. En la autovía es más a los coches, pero me da menos miedo. Pero un ciclista, un peatón… Sé que si ocurriese algo debería enterarme, pero tengo que…

TERAPEUTA: Confirmar y confirmar. Aunque cuando más confirmas más esclavo eres de tu temor y más fuerza cobra el ritual. ¿Cuántas veces puedes parar durante ese trayecto, para comprobar que no ha pasado nada?

ADIEL: Es para reirse, lo sé, pero ayer seguramente 15 ó 20 veces, incluso llegué tarde al trabajo, pero como me conozco suelo salir con tiempo, entro a las 3 de la tarde y salgo a la 1 del mediodía, para ese trayecto... Bueno, no siempre sucede que paro tantas veces, en ocasiones solo 3 ó 4 veces.

TERAPEUTA: Seguro que a ti no te hace gracia, sobre todo si eso implica que llegues tarde al trabajo. ¿Qué haces, sales del coche inmediatamente y vas al lugar crítico?

ADIEL: Sí, normalmente sí, aunque a veces, si aparco cerca del lugar, simplemente espero a que el ciclista se acerque.

TERAPEUTA: Pero entonces tendrías que pasarlo de nuevo, ¿no?

ADIEL: No, jeje, arranco antes de que me pase.

TERAPEUTA: Umm, entiendo. Te voy a hacer una sugerencia, no un sugerencia, un deber, te planteo una tarea. A partir de ahora cada vez que pares el coche para hacer las comprobaciones debes esperar 5 minutos dentro del coche, si después necesitas salir, adelante sal, y ve a comprobar, pero siempre has de esperar en el coche 5 minutos. Ni uno más ni uno menos.

ADIEL: ¿Pero si en esos 5 minutos pasa el ciclista? Tendré que volver a adelantarlo.

TERAPEUTA: Sí, así es. Si lo necesitas repites el ejercicio cuantas veces sea necesario, y si tienes que salir tres horas antes de tu casa, sal tres horas antes, pero debes hacerlo así. Veremos que ocurre.
Tercera sesión

ADIEL: Hay dos cosas, los 5 minutos son un poco angustiosos para mi, aunque ahora menos. Ha pasado algo curioso con los ciclistas, cuando me pasan y estoy aparcado… al volverlos a adelantar ya no siento tanta ansiedad.

TERAPEUTA: ¿Has parado más veces esta semana o menos?

ADIEL: Al principio algo, incluso salí 3 horas antes, como me dijiste, pero solo una vez, no quiero perder el día en la carretera. Pero últimamente solo he parado 3 o 4 veces.

TERAPEUTA: Si tuvieras que evaluar tu progreso desde entonces, del 0 al 10, ¿qué puntuación te darías? Imaginando que cuando iniciaste estabas en el 0.

ADIEL: Pues, 6.

TERAPEUTA: 6 puntos en 3 semanas, no está mal. Aunque podríamos apuntar, y nunca mejor dicho para este caso, no conviene pisar demasiado el acelerador, porque podemos deshacer lo que hemos hecho, conviene tomárselo con calma, y puede ocurrir que haya alguna recaída. Esta semana solo haremos una variación, pasaremos de los 5 minutos a 10. Nos quedan aún 4 puntos que lograr.
Séptima sesión

ADIEL: Te tengo que confesar que no confiaba en que esto pudiera salir tan bien.

TERAPEUTA: ¿Has tenido algún ritual esta semana?

ADIEL: Cero, no he parado ninguna vez. Sí he mirado a veces por el espejo, pero supongo que lo normal.

TERAPEUTA: ¿Qué puntuación te darías?

ADIEL: 9.5, porque lo que si que me queda es la angustia a veces, me viene a la mente si ocurriría algo.

TERAPEUTA: Bueno, pero ha mejorado respecto a la última vez, eso es muy positivo. Con respecto a los pensamientos negativos y angustiosos… ¿recuerdas la historia del monstruo que tira de la cuerda?

ADIEL: Sí, tengo que soltar la cuerda, dejar de luchar estúpidamente contra ellos, aceptarlos.

En general para los problemas de ansiedad y particularmente para los obsesivo-compulsivos de conductas repetitivas, una estrategia que solemos emplear es la de eliminación por saturación. Y este es un ejemplo exitoso de una modalidad de este recurso terapéutico. También se aplicó la fijación con la metáfora de la diana. En muchas ocasiones el paciente tiende a desplazar un problema generando otro, ante el presentimiento que un aspecto ya esta controlado o curado. Le decimos al cliente que hemos de centrarnos en el punto medio de la diana (también llamado “diana”), es decir, en el problema más grave. Después iremos recorriendo otros espacios de esa diana.