SALUD: LOS ESPECIALISTAS LA CONSIDERAN UNA EPIDEMIA OCULTA
Cada vez hay más personas con trastornos obsesivos


Según la Asociación Psiquiátrica Argentina afecta a 100 millones de personas en todo el mundo
Y va en aumento
Los obsesivos cumplen ritos como cerrar una puerta o lavarse las manos decenas de veces




Antes de salir de su casa, Mario, un estudiante universitario, debía cumplir con un ritual. Aferrado al picaporte, verificaba una y otra vez que la puerta estuviera bien cerrada. Al principio, lo comprobaba unas diez veces. Para cuando Mario consultó al psiquiatra, el conteo, según él, llegaba a varias decenas, le llevaba gran parte del día y alteraba su rutina diaria: llegaba tarde al trabajo, a la universidad, a cualquier cita.Ese rito funcionaba como respuesta a una idea persistente y obsesiva que lo asaltaba: el temor a que ocurriera una desgracia, que alguien querido se muriera. Y encontró en ese conteo compulsivo una manera de conjurar la posible tragedia.Mario es una de las 100 millones de personas en todo el mundo que padecen una psicopatología llamada Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), según los datos de la Asociación Psiquiátrica Argentina (APSA).Hasta comienzos de los 80, se pensaba que era una afección rara e infrecuente. Pero un estudio hecho por el Instituto Nacional de la Salud Mental de los Estados Unidos (entre 1980 y 1985) reveló que esta enfermedad era muy común. Y se la definió como una epidemia oculta.Diez años más tarde, en el Primer Congreso Internacional sobre esta enfermedad (en Hamburgo, a principios de marzo pasado) los científicos sostuvieron que en la sociedad moderna aumentan en forma dramática los casos de TOC.Según el profesor Iver Hand, responsable de ese encuentro, en Alemania alrededor de 1,5 millón de personas (el 2,5% de la población) sufre en algún momento de su vida una enfermedad obsesivo-compulsiva.En la Argentina no hay estadísticas, pero los médicos aseguran que también los casos son frecuentes. Las primeras manifestaciones del TOC pueden empezar en la niñez o en la adolescencia. Pero los pacientes tardan mucho tiempo en consultar, explicó a Clarín Roberto Gómez Fernández, miembro de APSA.Los especialistas definen al TOC como una enfermedad caracterizada por la aparición de pensamientos repetitivos, insistentes, que se imponen al individuo contra su voluntad.Por ejemplo, el miedo a enfermarse, a ensuciarse o a contaminarse con el contacto con los otros, la preocupación excesiva por el orden y los pensamientos recurrentes acerca de dañar. También, gritar obscenidades o insultos al pasar por una iglesia, la preocupación con algunos números, y la duda patológica.En determinadas circunstancias, estos pensamientos intrusivos vencen la voluntad de la persona. Entonces, el paciente pasa al acto compulsivo y empieza a elaborar un ritual que le produce cierto alivio, explicó Tito Rosán, miembro de la Asociación Argentina de Psiquiatras (AAP).Los ritos más comunes tienen que ver con la limpieza, como lavarse las manos o ducharse de una manera determinada, arreglar la casa en un cierto orden, revisar las puertas, los interruptores de luz, cerraduras, llaves de gas una y otra vez o atravesar las puertas de una forma establecida.Son actos repetitivos y tienen como fin neutralizar las ideas obsesivas como una suerte de conjura. Se desarrollan de acuerdo a ciertas reglas que la misma persona impone y se convierten en ritos exagerados y estereotipados.Para ilustrar estos casos, los especialistas señalan como ejemplo de un paciente TOC al personaje que Jack Nicholson hizo en la película Mejor...imposible. Allí, Melvin Udall -un exitoso escritor- cumplía con ciertos rituales a lo largo del día: cerraba cinco veces seguidas la traba de la puerta de su departamento y otras tantas prendía y apagaba la luz. Usaba guantes para no ensuciarse las manos, evitaba cualquier roce corporal con las demás personas y caminaba por las veredas de Nueva York dando saltitos para no pisar las divisiones entre baldosas.La asepsia que perseguía este personaje suele ser una de las características más frecuentes en esta enfermedad.Según los especialistas, el TOC es la cuarta enfermedad mental que más padecen las mujeres detrás de las fobias y depresiones. Y estudios recientes señalan que la relación de estos casos entre hombres y mujeres es uno a uno.El miedo a la burla, al ridículo o a la incomprensión hace que los pacientes empiecen a tratarse recién alrededor de los 30 años. En general, pasan años ocultando sus síntomas y llegan al consultorio con un cuadro depresivo, dijo Gerardo Ferrario, médico psiquiatra.Según Ferrario, tanto las compulsiones (los ritos) como las obsesiones causan un marcado malestar en la persona. El paciente ve que su calidad de vida se deteriora y que empieza a invertir tiempo -más de una hora por día- en esos rituales.Para entonces, la enfermedad ya empezó a causar problemas en el funcionamiento social de la persona, en sus relaciones interpersonales, laborales o familiares.El perfil de un paciente TOC también se fue delineando en los últimos años. Según el estudio hecho en los Estados Unidos, predomina en la raza blanca no hispánica, en personas de clase alta y un nivel intelectual alto, y tiene incidencia en hijos únicos o primogénitos.Son personas detallistas, meticulosas, con una preocupación excesiva por el trabajo y la producción. Suelen ser mezquinos con su tiempo y dinero; tercos y rígidos en su forma de pensar.La incidencia de TOC en familiares y consanguíneos abre una nueva vía de investigación en la transmisión genética.

La actividad reducida de un área del cerebro localizada detrás de los ojos podría indicar que se está bajo riesgo de desarrollar un trastorno obsesivo


La actividad reducida de un área del cerebro localizada detrás de los ojos podría indicar que se está bajo riesgo de desarrollar un trastorno obsesivo-compulsivo, según un estudio de la Escuela de Medicina Clínica de la Universidad de Cambridge en Reino Unido que se publica en la revista 'Science'.

El trastorno obsesivo-compulsivo es una enfermedad debilitante caracterizada por pensamientos y conductas repetitivas y que suele producirse en las familias, aunque los investigadores no han tenido éxito en la identificación de genes que participan en el trastorno.

En estudios anteriores en pacientes con el trastorno se ha detectado el funcionamiento anormal de la corteza orbitofrontal, que es un área del cerebro responsable de los procesos cognitivos como la toma de decisiones. Sin embargo, no está claro si esta anomalía se debe a los síntomas del trastorno o si es un marcador de vulnerabilidad, que indicaría que las personas han heredado los genes que aumentan su riesgo de desarrollar el trastorno.

Los investigadores, dirigidos por Samuel Chamberlain, controlaron la actividad cerebral de pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo y la de sus familiares de primer grado que no tenían síntomas del trastorno junto con un grupo control durante ejercicios de aprendizaje inverso.

Estos ejercicios requieren de los participantes circular a través de una serie de imágenes mediante el ensayo y error para identificar un orden preseleccionado de imágenes. A través de estos ejercicios, los investigadores observaron una activación reducida de la corteza orbitofrontal en los pacientes del trastorno y sus familiares, en comparación con el grupo control.

Estos descubrimientos acentúan además la importancia de esta región del cerebro en la toma de decisiones cotidianas y podría ayudar a arrojar luz sobre las causas que subyacen al trastorno obsesivo-compulsivo.

Hallada el área cerebral que causa el trastorno obsesivo-compulsivo


Hallada el área cerebral que causa el trastorno obsesivo-compulsivo


Jack Nicholson, el obsesivo-compulsivo más famoso de la historia del cine, probablemente tenía alterada una región cerebral situada entre los ojos, el llamado córtex orbitofrontal. Un grupo de científicos británicos ha observado que esta zona de nuestra anatomía, relacionada con la flexibilidad a la hora de tomar decisiones, funciona de manera diferente en las personas con este trastorno.

Comportamientos repetitivos, rituales diarios, pensamientos recurrentes... Más allá de la gracia que hacía el protagonista de 'Mejor Imposible', Melvin Udall, en la pantalla, el trastorno obsesivo compulsivo es una alteración mental que afecta a un 2%-3% de la población y que puede llegar a interferir gravemente en su vida diaria. Se trata de personas con temores recurrentes a ser contaminados o atacados, que sufren un miedo constante a que le ocurra algo a un ser querido, que tienen que lavarse las manos siguiendo un esquema predeterminado (imposible de alterar), que deben comprobar la llave del gas varias veces antes de salir de casa...

Hasta ahora, los científicos ya habían observado que el problema era más frecuente en algunas familias, lo que hacía sospechar de un componente genético. Sin embargo, aunque los parientes más cercanos de un afectado tienen hasta ocho veces mayor riesgo que la población general de ser obsesivos, hasta ahora no se ha encontrado ningún gen concreto al que 'culpar' del problema.

El equipo de Samuel Chamberlain, del departamento de Psiquiatría de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), reunió en torno a un curioso experimento a varios voluntarios: 14 de ellos sufrían obsesión compulsiva, otros 12 eran familiares directos de un afectado (hermanos, mayoritariamente) y los otros 14 eran personas sanas sin antecedentes familiares. Sus resultados pueden leerse en el último número de la revista 'Science'.

Los investigadores estuvieron midiendo su actividad cerebral mediante resonancia magnética funcional mientras respondían un test de flexibilidad. En una pantalla, los voluntarios iban viendo varias imágenes superpuestas (una cara humana y una casa), y tenían que elegir mediante ensayo-error cuál de las mostradas era la correcta en cada ocasión. Cuando habían encadenado seis aciertos seguidos, el sistema volvía a cambiar y tenían que volver a aprenderse las imágenes.

Los afectados por el 'mal de Nicholson', y también aquellos con un familiar obsesivo, tenían limitada actividad en una región del cerebro denominada córtex orbitofrontal. Situada en los lóbulos frontales, esta zona está relacionada con la toma de decisiones y el comportamiento, pero también es capaz de frenar ciertas rutinas habituales en el día a día.

"Probablemente, el mal funcionamiento de las áreas que controlan nuestra flexibilidad predispone a la gente a desarrollar los rígidos síntomas característicos del trastorno obsesivo-compulsivo", añade el principal investigador.

Hasta ahora, el diagnóstico de este problema se basa sobre todo en una entrevista clínica para identificar los síntomas de las personas afectadas. Sin embargo, los expertos confían en que esta nueva pista cerebral permita ayudar a una detección más temprana de la obsesión. Eso sí, son muy cautos sobre las posibilidades de llegar a encontrar algún gen responsable de su carácter hereditario. "Necesitamos indagar en los factores de vulnerabilidad, pero también en los elementos protectores que hacen que alguien con riesgo genético de desarrollar la patología, nunca llegue a tener síntomas", apunta Chamberlain.

Trastorno Obsesivo-Compulsivo Postraumático: Serie de Casos


PSIQUIATRIA



TITULO : Trastorno Obsesivo-Compulsivo Postraumático: Serie de Casos

AUTOR : Sasson Y, Dekel S, Nacasch N y colaboradores

TITULO ORIGINAL: [Posttraumatic Obsessive-Compulsive Disorder: A Case Series]

CITA: Psychiatry Research 135(2):145-152, Jun 2005

MICRO : En una población de veteranos de guerra se observó una relación clara entre episodio traumático y síntomas característicos del trastorno obsesivo-compulsivo.





Introducción

La relación entre las características clínicas del trastorno de estrés postraumático (TEPT) y del trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) ha recibido escasa atención hasta la fecha. En este estudio, los autores presentan una revisión de la asociación postulada por la bibliografía y realizan el análisis del marco teórico de tal relación.

En el TEPT coexisten tres tipos de síntomas -reexperimentación, evitación e hiperexcitación- que persisten por lo menos durante el mes posterior al episodio traumático. Este último es el que subyace a la presentación del trastorno. Los autores destacan que como el TOC, el TEPT tiene consecuencias altamente negativas sobre la calidad de vida del paciente.

El TOC es un trastorno neurobiológico que afecta aproximadamente al 2% de la población. Se caracteriza por pensamientos intrusivos, persistentes e indeseados (obsesiones), y por conductas repetitivas y exageradas (compulsiones). Con frecuencia se presentan alteraciones asociadas, como trastorno depresivo mayor, fobia social, alcoholismo, fobias específicas, trastornos de pánico y alimenticios.

Aunque la relación entre el trauma psicológico y el TOC es conocida desde hace más de treinta años, la naturaleza compleja de dicha asociación sólo ahora se comienza a comprender. El TOC guarda relación con determinados episodios estresantes, como aumento de responsabilidad o una pérdida significativa. Pueden advertirse conexiones con numerosos episodios ocurridos más de un año antes de la aparición del trastorno. Tales episodios son de carácter significativamente negativo e incontrolable. Los autores enfatizan la complejidad de la relación entre el TOC y el estrés.

Algunos estudios recientes dan cuenta de la influencia que un trauma psicológico, como haber participado de episodios de combate o el abuso sexual, puede tener sobre el desarrollo de obsesiones y compulsiones. Para explicar estas conexiones se han propuesto, entre otros, factores cognitivos, biológicos y psicológicos.

El modelo cognitivo alude a los efectos racionales negativos de la exposición al trauma; los pacientes experimentan una gran ansiedad que los lleva a caracterizar el estímulo como una amenaza. Para contrarrestar dicho estímulo aparecen mecanismos compensatorios, como los rituales compulsivos.

El modelo biológico postula que en el desarrollo del TEPT y el TOC participa el sistema serotoninérgico de la corteza frontoorbitaria. Los rituales compulsivos podrían ser expresión de una vía serotoninérgica destinada a disminuir la ansiedad. La hiperactividad de esta vía conduciría a la caracterización de estos estímulos como amenazas, con la consiguiente aparición de una conducta compulsiva.

Los casos presentados en este estudio sugieren que el TOC podría estar relacionado con un trauma psicológico severo. Además, algunos pacientes estarían afectados simultáneamente por dicho trastorno y el TEPT. Para aclarar la asociación entre el TOC y las experiencias traumáticas, los autores refieren la presencia simultánea de TOC y TEPT en una serie de pacientes veteranos de guerra.

Métodos

Se presenta información sobre algunos veteranos de guerra en quienes la aparición del TOC estuvo claramente asociada con un trauma psicológico. Los casos descritos son los de ex soldados israelíes tratados en la clínica de traumas de combate de la Israel Defense Forces (IDF). Las fuentes de información son los registros militares, médicos y personales de estos pacientes.

Comunicación de los casos

Caso I

R es un hombre soltero, desempleado, de alrededor de 30 años. Es de origen etíope y vive con sus padres. Participó en la guerra del Líbano de 1983, en la que se vio envuelto en un combate con riesgo para su vida. Luego de la guerra mantuvo una vida normal hasta 1997 cuando se encontró expuesto a un ataque terrorista y fue derivado al IDR. En ese momento se sintió "nacido de nuevo y vaciado de voluntad". Entonces comenzaron los recuerdos del episodio traumático, con pesadillas recurrentes, hipersensibilidad a los ruidos, y accesos de ira y violencia, sin remordimiento. También desarrolló rituales de limpieza y conductas de evitación del contacto físico y sexual. El tratamiento del TEPT y el TOC comenzó casi de inmediato, pero los resultados no fueron satisfactorios.

Caso II

L es un granjero de origen israelí, de alrededor de 40 años, casado y con hijos. Participó en la guerra de Yom Kippur y vio amenazada su vida en uno de los combates. Luego de esa batalla debió identificar y evacuar los cadáveres de sus compañeros. La memoria de tales sucesos surgió traumática al cabo de 1 año. Se presentaron recuerdos intrusivos, y desarrolló rituales de limpieza. Tenía sueños angustiantes, accesos de ira, dificultades para la concentración y memoria disociada de ciertos episodios. También se manifestaron conductas de evitación. No obstante, después de este período fue capaz de formalizar una relación matrimonial estable y mantener una familia. Después de 15 años de la guerra decidió realizar tratamiento psicológico, pero los resultados no fueron exitosos.

Caso III

J es de origen europeo y tiene alrededor de 50 años; es soltero y trabaja como bibliotecario. Participó en la guerra de Yom Kippur durante la cual permaneció en cautiverio por 2 meses. Allí fue severamente torturado y humillado. Los síntomas de estrés traumático aparecieron inmediatamente después del episodio. Comenzó a padecer pesadillas, recuerdos intrusivos y temores paranoides que lo llevaron al aislamiento social. Los síntomas obsesivo-compulsivos surgieron inmediatamente. Ordenaba algunos elementos en forma compulsiva por el miedo obsesivo de una amenaza para su vida. Por temor a la contaminación desarrolló conductas obsesivas de limpieza, al tiempo que evitaba el contacto social. Aproximadamente una década después del trauma comenzó el tratamiento, que logró una reducción moderada de los síntomas inherentes al TOC y al TEPT, pero no consiguió la reinserción social ni ocupacional del paciente.

Caso IV

A es un oficial de policía de alrededor de 30 años, de origen israelí, casado y con hijos. Participó en la guerra del Líbano, oportunidad en la cual fue testigo de una explosión causada por terroristas. Colaboró en el retiro de los cadáveres, incluso de soldados que había conocido. Inmediatamente después del episodio experimentó una angustiante reacción psicológica y solicitó el traslado a una unidad ajena al frente de combate. Refiere que a partir del episodio traumático su vida experimentó un cambio muy negativo. Aparecieron síntomas de TEPT, como recuerdos intrusivos y sueños recurrentes, dificultades para la concentración y sentimientos de ira que canalizó a través del boxeo. Desarrolló conductas de evitación y retraimiento social, y un sentimiento de hallarse contaminado que lo llevó a realizar algunos rituales de higiene compulsiva. No obstante, continuó casado, encabezó una familia y mantuvo un empleo estable. El tratamiento que recibió fue moderadamente exitoso.

Discusión

Los casos presentados corresponden a veteranos de guerra israelíes con diagnóstico simultáneo de TEPT y TOC. Las características clínicas de ambos trastornos, en cierto modo son similares. Los dos están asociados directamente con un trauma psicológico, tanto en relación con su aparición como con las características de sus síntomas agudos y crónicos, que parecen guardar relación con el tipo de evento.

Según los autores, los síntomas del TOC constituyen una forma distintiva de la sintomatología del TEPT. Asimismo, los recuerdos intrusivos no son sólo aspectos aleatorios del trauma psicológico, sino que presentan el patrón típico del pensamiento obsesivo (contaminación) característico del TOC. Además, aparecen las conductas repetitivas típicas del TOC (higiene, control, simetría y precisión), como parte de un esfuerzo para eliminar los pensamientos angustiantes y las obsesiones. Los autores señalan que estas obsesiones y compulsiones están relacionadas directamente con el tema del trauma. Las conductas parecen reducir simbólicamente los sentimientos de disgusto, culpa, vergüenza y desesperación característicos de los pacientes con TEPT.

Los datos con que se cuenta sugieren un mecanismo psicológico común para ambos trastornos. Además, el tipo de síntomas obsesivo-compulsivos indica que las características específicas del evento podrían determinar el perfil sintomatológico del TOC.

Este estudio demostró la aparición simultánea de TEPT y TOC, consecutiva a un trauma psicológico. Una posible explicación sería que un estrés considerable durante el combate sería fuente de graves trastornos cerebrales que desencadenarían el estrés postraumático, así como las conductas obsesivo-compulsivas. Alternativamente, algunos de estos pacientes podrían sufrir algún trastorno previo que ocasionaría el desarrollo posterior de un TEPT y un TOC concurrentes. Se observó que en esta población, el curso parece menos favorable que en el caso de los pacientes con TOC sin TEPT.

En conclusión, este estudio puede ser de utilidad para dilucidar la relación que existe entre TEPT y TOC. No obstante, se requiere mayor investigación para determinar la naturaleza de esta compleja asociación.

LA ASOCIACIÓN DE TRANSTORNO OBSESIVO CONVULSIVO SENSIBILIZA A LA SOCIEDAD A TRAVÉS DE INTERNET


LA ASOCIACIÓN DE TRANSTORNO OBSESIVO CONVULSIVO SENSIBILIZA A LA SOCIEDAD A TRAVÉS DE INTERNET.

EL MILLÓN APROXIMADAMENTE DE ESPAÑOLES CON TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO TIENE EN INTERNET UN PROGRAMA DE AYUDA Y DE SENSIBILIZACIÓN HACIA LA SOCIEDAD CON IMÁGENES DE CASOS SIGNIFICATIVOS
La Asociación de Trastorno Obsesivo Compulsivo ha puesto en marcha una campaña de sensibilización a través de Internet sobre esta enfermedad, que afecta en España a alrededor de un millón de personas, para divulgar y mostrar con imágenes las situaciones más comunes que sufren estos pacientes.
“Para un mejor diagnóstico, un mejor tratamiento y una mejora de la calidad de vida de estos enfermos, es necesario sensibilizar a la opinión pública y a la clase médica sobre esta patología poco conocida y muchas veces desapercibida”, indica en un comunicado la citada asociación, que desarrolla la campaña en colaboración con la compañía farmacéutica Lundbeck.

Entre 7 y 12 años para un tratamiento adecuado. Y es que los psiquiatras, argumenta esta asociación, aseguran que pasan entre 7 y 12 años antes de que la persona que sufre este tipo de trastornos acuda a consulta y como promedio trascurren 17 años desde el inicio hasta que se obtiene el tratamiento adecuado.
Se calcula que en España hay más de un millón de personas con obsesiones y compulsiones, trastornos que en la mayoría de los casos interfieren en su vida diaria y la de su familia, reduciendo su calidad de vida.

Patología, posiblemente con factores hereditarios. Esta enfermedad se define como la presencia de obsesiones y/o compulsiones repetidas y suficientemente graves para causar un malestar intenso e interferir en la vida cotidiana de la persona que la sufre. Aunque no se conocen las causas y el origen de esta patología, se ha demostrado que puede haber factores hereditarios y se sabe que afecta por igual a mujeres y a hombres

Asociación de Trastorno Obsesivo Compulsivo: http://www.asociaciontoc.org

Trastorno obseso-compulsivo. Un informe actualizado


Definición
El trastorno obseso-compulsivo (TOC) se caracteriza por la presencia de pensamientos forzados, intrusos e inútiles en una mente dubitativa, pensamientos que no pueden ser rechazados, juntamente con el deseo fuerte e imperioso de llevar a cabo acciones mentales o motoras hasta que satisfagan el componente emocional e intelectual implicado.

Sintomatología
El TOC, al afectar el pensamiento, el humor, la volición, la percepción y la actividad motora, produce modificaciones de la conducta, y con el tiempo, deterioro en la interacción social y en las relaciones familiares, y pérdida de la capacidad para funcionar, lo que a su vez produce pérdidas económicas.
El TOC abarca una amplia gama de síntomas secundarios que si son intensos y frecuentes pueden enmascararlo. Los síntomas más importantes son la ansiedad, la depresión, las fobias, la conducta agresiva, los trastornos sexuales y las alteraciones en la percepción. La presencia de la duda obsesiva es una clave diagnóstica que se manifiesta como la incapacidad de tomar decisiones y la tendencia a sobreanalizar situaciones.
El examen clínico del TOC debe ser exhaustivo, ya que ello permitirá encontrar señales que pueden permanecer ocultas por la intensidad de los signos primarios del TOC. Estos síntomas son delirios, excitación maníaca, deformación de la imagen corporal, disorexia, automutilaciones, hiperquinesia, hipocondriasis, cólera, excitabilidad, convulsiones, distonias y trastornos del sistema nervioso autónomo. La presencia de estos síntomas puede indicar formas subclínicas, variantes o comorbilidad dentro del espectro clínico del TOC.

Epidemiología
Las estadísticas más recientes han indicado que alrededor de seis millones de norteamericanos sufren de TOC. Esta prevalencia es dos veces mayor que la de la esquizofrenia.(1)
El trastorno comienza durante la niñez y la adolescencia en el 50% de los casos, afectando en una relación 1:1 a ambos sexos y siendo significativamente más frecuente en hombres solteros.
Entre el comienzo de la enfermedad y la primera consulta con un profesional suele transcurrir un lapso de entre cinco y siete años. Este lapso es indicativo del comienzo gradual y progresivo de la enfermedad. Por lo general el paciente consulta cuando la gravedad de los síntomas interfiere con la realización de las actividades diarias, el estudio o el trabajo. El 8% de los padres de los pacientes padecen de TOC.

Clasificación
La clasificación clínica del TOC y su espectro es muy importante, ya que un buen diagnóstico conducirá a un tratamiento más eficaz. Nosotros también hemos elaborado una clasificación etiopatogénica alternativa que tiene por objeto mejorar las proposiciones teóricas de los investigadores.(1)
En resumen, hemos clasificado los trastornos obseso-compulsivos en:
1) primarios,
b) formas complejas y
3) trastornos asociados,
de acuerdo con los rasgos fenomenológicos que constituyen el perfil semiológico de cada entidad clínica.
Consideramos que la clasificación del DSM III R sobresimplifica la clínica de estos trastornos, lo que conlleva el riesgo de un diagnóstico erróneo, con el subsecuente error en la selección de la terapéutica.
Diagnóstico diferencial
Habrá que repetirlo una y otra vez: la sintomatología proteiforme del TOC puede ocasionar errores diagnósticos. El diagnóstico diferencial se hará con las siguientes enfermedades:
1) esquizofrenia,
2) psicosis maníaco-depresiva,
3) trastornos esquizoafectivos,
4) depresión mayor,
5) trastornos de ansiedad,
6) trastornos fóbicos,
7) síndromes cerebrales orgánicos, y
8) personalidad obseso-compulsiva.
En el enfermo que padece de TOC el criterio de realidad siempre permanece intacto.

Aspectos dinámicos
El enfermo que padece de TOC se caracteriza por tener que controlar todo. A diferencia del enfermo esquizofrénico, vive su realidad en el mundo exterior. Como consecuencia es hipervigilante. El contenido del pensamiento del paciente obseso-compulsivo se caracteriza no sólo por la abundancia de ideas obsesivas, sino además de ideas fijas, sobrevaloradas y paranoides que se entretejen en un curso del pensamiento que es, por definición, rígido y minucioso. Este perfil dinámico se adhiere a una gran necesidad de dependencia, debida principalmente a la dificultad de tomar decisiones. Estos aspectos del trastorno deben tenerse en cuenta al diseñar el modelo terapéutico a seguir.

Aspectos biológicos
En este trabajo nos limitaremos al enfoque biológico de esta condición. Por supuesto que hay una amplia literatura accesible que ocupa un lugar de importancia en la fisiopatología del TOC.
Las bases neuroquímicas para un postulado teórico se han hallado en el estudio de los mecanismos indolaminérgicos, sobre todo la serotonina (5-HT). Estas investigaciones se realizaron midiendo neurotransmisores o sus metabolitos en sangre total, trombocitos, orina, y líquido cefalorraquídeo de enfermos con TOC.
Se encontraron niveles significativamente bajos de 5-HT en enfermos con TOC al compararlos con un grupo control de personas normales,(2) mientras que el triptofano (TRI) total y libre plasmático (precursor de la 5-HT) y su catabolito, el ácido 5-hidroxiindolacético (5-AHIA), medido en orina de 24 horas de recolección, permanecieron normales.(3)
Se ha demostrado que los enfermos de TOC que respondieron favorablemente al tratamiento con clorimipramina presentaron niveles altos de 5-AHIA en el líquido cefalorraquídeo al ser comparados con enfermos de respuesta terapéutica débil.(4)
Según otro estudio, el 5-AHIA en el líquido cefalorraquídeo fue levemente alto en un grupo pequeño de pacientes con TOC (n= 7) comparados con un grupo control.(5)
La eficacia de bloqueadores potentes (5-A) y específicos de la retoma de la 5-HT(6, 7, 8, 9) es un factor adicional para fundamentar la hipótesis serotoninérgica.(10)
Históricamente la encefalitis pandémica de 1915-1926 introdujo los conceptos necesarios para proponer un modelo neuropsiquiátrico de las enfermedades mentales. En el caso del TOC, los síntomas psiquiátricos de la encefalitis se caracterizaron por la presencia de obsesiones y compulsiones.
Los síntomas que fueron observados en enfermos postencefalíticos incluyeron:
1) dudas,
2) compulsiones,
3) conducta repetitiva, y
4) arritmonamía.
En la encefalitis las obsesiones y las compulsiones son de tipo primitivo y no intelectuales.(11)
Lesiones cerebrales que abarcan desde tumores hasta accidentes cerebrovasculares han sido asociadas al TOC.(12, 13, 14, 15, 16) La tomografía computada ha demostrado una disminución del volumen del núcleo caudado en TOC(17) y un aumento del índice ventrículo-cerebral(18) en un grupo de adolescentes que padecían TOC.

Estudios metabólicos
Un trastorno del metabolismo periférico de la glucosa fue observado en enfermos de TOC al realizarse la prueba oral de sobrecarga de glucosa.(19) Debido a que la glucosa participa activamente en los mecanismos reguladores de la absorción del triptofano en el cerebro,(28) debe ser considerada la relación glucosa-5-HT.
La tomografía por emisión de positrones en una muestra de paciente afectados de TOC con comienzo infantil ha demostrado un aumento del metabolismo de la glucosa en las áreas frontal izquierda, sensorio-motora derecha, prefrontal bilateral y cingular anterior,(21) mientras que en adultos las regiones afectadas fueron la circunvolución frontal izquierda y el núcleo caudado bilateral.(22) Estos estudios pueden asociarse a las observaciones de los enfermos postencefalíticos.

Aspectos neurofisiológicos
Se ha demostrado actividad eléctrica anormal y una disfunción del lóbulo frontal izquierdo con conexiones cíngulo-orbitales.(25, 26, 27)
Pruebas neuropsicológicas han mostrado deficiencias consistentes con un compromiso fronto-parietal.(28, 29)

Modalidades terapéuticas
El tratamiento del TOC debería hacerse con un criterio global incluyendo el uso de medicación, terapias de comportamiento y cognitiva, y participación del grupo familiar. La intervención psicoquirúrgica será contemplada una vez que todas las otras vías terapéuticas han fracasado y el paciente es decididamente refractario a todas las terapias utilizadas. La necesidad de un plan terapéutico comprensivo es indispensable en los casos graves y crónicos, que ocasionan una destrucción del equilibrio bío-psicosocial del enfermo. Los agentes con actividad anti obseso-compulsiva pueden facilitar la tarea de mejoría del enfermo. Ha sido comprobada la eficacia terapéutica de la clomipramina,(30, 31) fluoxetina,(32) fluvoxamina(33) y sertralina.(34) El promedio de eficacia de estas drogas para el TOC es del 50 %.
El L-triptofano, aminoácido precursor de la serotonina, en combinación con piridoxina y ácido nicotínico,(35) con litio y tranilcipromina(36) fue utilizado, obteniéndose resultados moderados. En enfermos de TOC refractarios a los tratamientos standard, el agregado de clonazepan,(37) fenfluramina(38) o clonidina(39) ha demostrado eficacia para coadyuvar en el proceso de recuperación. Debemos añadir que la potenciación de estas drogas para aumentar la eficacia terapéutica requiere estudios adicionales.
Ocasionalmente, con resultados prometedores, se ha llevado a cabo el uso concomitante de varias drogas (polifarmacia), por las siguientes razones:
1) tratar subgrupos de TOC,
2) por razones terapéuticas ante el fracaso al utilizar una sola droga,
3) para aumentar la acción terapéutica de la droga primaria, y
4) para controlar síntomas secundarios tales como la ansiedad grave.
Las recaídas como consecuencia de la suspensión del tratamiento abarcan un promedio del 10 al 90%.(40) Nosotros preferimos una combinación de tratamiento farmacológico-conductista.(41, 42) De ese modo se logran dos propósitos:
1) usar menos medicación, lo que disminuye la presencia de efectos secundarios, y
2) menos posibilidad de recaídas.
Las intervenciones quirúrgicas cerebrales para el tratamiento del TOC están limitadas a los casos refractarios a los tratamientos no invasivos. Los pacientes con compulsiones graves parecen responder mejor a los procedimientos psicoquirúrgicos. Los beneficios son sintomáticos y no producen cura completa; se precisan alrededor de seis meses para observar una mejoría aceptable. La eficacia del tratamiento alcanza a un promedio que oscila entre el 50 y el 80%, con una posibilidad importante de sufrir una recaída. La cirugía órbito-frontal y la del cíngulo han contribuido a validar la hipótesis orgánica del TOC. Podemos agregar que la cirugía de coagulación estereotáctica de la zona intralaminar y la del núcleo medial del tálamo se ha utilizado para tratar compulsiones, fobias, tics y el síndrome de Gilles de la Tourette.(43)
Dado que el TOC presenta como síntoma principal la duda, los enfermos confían en sus parientes para tomar decisiones, por lo tanto se establece un fuerte lazo de dependencia. Los pacientes necesitan ayuda para poder funcionar y enfrentar la vida. Con el paso del tiempo este lazo de dependencia se transforma en una relación simbiótica que causa beneficios secundarios individuales o mutuos. Como resultado, una mejoría amenaza la simbiosis, por lo que se obliga a “sabotear” el tratamiento a los efectos de mantener el status quo. De allí la necesidad impostergable de integrar el núcleo familiar al modelo terapéutico. Una vez que se ha obtenido una mejoría notable con recuperación de la funcionalidad, el enfermo deberá participar en un programa de rehabilitación con la idea de ubicarse nuevamente dentro del marco social y laboral.

Curso y pronóstico
La evolución del TOC se caracteriza por una fase aguda, una subaguda y una crónica. Por lo general el inicio es insidioso, con un aumento gradual en la intensidad y frecuencia de los síntomas. La enfermedad hace picos alrededor de los 18, 25 y 40 años. Estos picos pueden ser debidos a cambios psicosociales, tales como ingreso a la universidad, servicio militar, casamiento, menopausia, y “crisis de la edad media”. El TOC puede empeorar como consecuencia del estrés, embarazo, puerperio, divorcio, pérdida económica, virosis y enfermedades graves. El TOC no sigue un ciclo estacional ni un ritmo circadiano.
Los pacientes podrían reportar un aumento en obsesiones durante la noche, cuando están solos o sin hacer nada. El TOC parece ser crónico, aunque se pueden presenciar recuperaciones espontáneas o remisiones de larga duración. La duración de una recaída puede acortarse en los pacientes que hayan sido previamente tratados.
Existe una forma maligna de TOC que sigue un proceso de deterioro. En estos casos podría ser necesaria la psicocirugía.

Perspectiva filosófica
Se ha asociado el TOC con las siguientes enfermedades: trastornos alimentarios, epilepsia, trastornos de ansiedad generalizados, síndrome de Gilles de la Tourette, Corea, enfermedad maníaco-depresiva, retardo mental, trastornos de pánico, Parkinson, fobias, esquizofrenia, automutilación y trastornos de dismorfia corporal.
Este trastorno multifacético representa tantas conexiones clínicas que, en fin, se podría explicar en términos de un continuo patológico. El continuo comienza en un punto determinado en el cerebro como resultado del impacto de una noxa. El impacto produce un efecto ondulante que involucra en su trayectoria varios subsistemas histoelectroquímicos que causan el mosaico sintomatológico observado. Como ejemplo se podría utilizar el concepto de un abanico cuyos pliegues representan distintos síntomas. Por lo tanto la fuerza del impacto determina el tamaño de la apertura y un panorama mayor de síntomas presentes.(44)
Por último, el TOC puede considerarse como un modelo del sistema general de proceso

LA PREVENCIÓN DE LAS RECAÍDAS


paso 3.2-LA PREVENCIÓN DE LAS RECAÍDAS

El estudio formal de Las recaídas y de su prevención en el TOC se encuentra todavía en su infancia, aunque textos recientes (p. Ej., Emmelkamp, Klock y Blaauw, 1992; Salkovkis, 1985; Steketee, 1993) están abordando la cuestión de forma más explícita. No hay datos sobre la recaída en los pensamientos obsesivos sin compulsiones manifiestas. Nuestra propia experiencia nos dice que la mejor forma de que el tratamiento se vaya desvaneciendo es aumentar el periodo de tiempo entre sesiones y que de vez en cuando haya un contacto con el terapeuta para una "puesta a punto" y para aprender a reaccionar de forma adecuada a nuevas situaciones. Aunque mucha de la información necesaria para vérselas con la recaída se encuentra implícita a lo largo del tratamiento, se debería identificar de forma explícita en las sesiones posteriores y recogerse en un documento que el paciente pueda guardar. La información esencial del paquete incluye:
• Una comprensión clara, del modelo y de cómo el estado de ánimo y acontecimientos de la vida pueden modular el modelo, ayudando al paciente comprender los cambios a niveles de los síntomas residuales y a identificar primeros signos de la recaída. Se debería representar sobre papel el modelo información básica. Se pueden grabar también las sesiones de prevención de recaídas.
• Expectativas claras sobre los síntomas residuales. El paciente puede esperar tener, en ocasiones, apariciones de pensamientos más frecuentes e intensos pero será capaz de afrontarlos. En particular, las situaciones desencadenadas con baja frecuencia son más difíciles de ajustar debido a la falta de práctica y novedad. De este modo, las vacaciones, los cambios imprevistos de la vida situaciones de "mala suerte", se encuentran a menudo asociados a los aumentos de los síntomas obsesivos.
• Instrucciones escritas sobre lo que hay que hacer en caso de recaída, puede resumirse en los puntos siguientes, aunque es mejor presentarlos ejemplos y detalles personalizados:

1. Que no te entre pánico.
2. Revisa el modelo.
3. No concedas importancia a los pensamientos, no catastrófices.
4. No emplees elementos neutralizadores, ni conductas de evitación, no busques factores tranquilizadores, etcétera.
5. Haz prácticas de exposición.
6. Analiza las situaciones clave, aplica técnicas de reestructuración reevaluar la probabilidad, atribuye responsabilidades, etcétera.
7. Identifica estímulos estresantes y aplica la solución de problemas, busca ayudas cuando sea necesario.
8. Identifica lo que hacías cuando las cosas iban mejor y qué has dejado hacer.
9. Considera a las recaídas como una oportunidad de llevar la teoría a la práctica y mantenerte al día, pero no como un retroceso o un fracaso.

Debería observarse que otros autores han planteado toda una serie deudas complementarias que puede ser útil para los pacientes con un TOC a la hora de prevenir las recaídas (Emmelkamp et al, 1992; Riggs y Foa, 1993; Salko 1989; Steketee, 1993; Turner y Beidel, 1988; Warren y Zgourides, 1991). El consenso general es desarrollar formas de superar las dificultades diarias en normales. Las ayudas complementarias pueden incluir entrenamiento en asertividad, terapia marital o familiar, el entrenamiento en el control del estrés, la planificación de las actividades, el entrenamiento en solución de problemas, etc.

fuente:cesar/http://www.asociaciontoc.org/tagboard/viewtopic.php?t=5560