La actividad reducida de un área del cerebro localizada detrás de los ojos podría indicar que se está bajo riesgo de desarrollar un trastorno obsesivo


La actividad reducida de un área del cerebro localizada detrás de los ojos podría indicar que se está bajo riesgo de desarrollar un trastorno obsesivo-compulsivo, según un estudio de la Escuela de Medicina Clínica de la Universidad de Cambridge en Reino Unido que se publica en la revista 'Science'.

El trastorno obsesivo-compulsivo es una enfermedad debilitante caracterizada por pensamientos y conductas repetitivas y que suele producirse en las familias, aunque los investigadores no han tenido éxito en la identificación de genes que participan en el trastorno.

En estudios anteriores en pacientes con el trastorno se ha detectado el funcionamiento anormal de la corteza orbitofrontal, que es un área del cerebro responsable de los procesos cognitivos como la toma de decisiones. Sin embargo, no está claro si esta anomalía se debe a los síntomas del trastorno o si es un marcador de vulnerabilidad, que indicaría que las personas han heredado los genes que aumentan su riesgo de desarrollar el trastorno.

Los investigadores, dirigidos por Samuel Chamberlain, controlaron la actividad cerebral de pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo y la de sus familiares de primer grado que no tenían síntomas del trastorno junto con un grupo control durante ejercicios de aprendizaje inverso.

Estos ejercicios requieren de los participantes circular a través de una serie de imágenes mediante el ensayo y error para identificar un orden preseleccionado de imágenes. A través de estos ejercicios, los investigadores observaron una activación reducida de la corteza orbitofrontal en los pacientes del trastorno y sus familiares, en comparación con el grupo control.

Estos descubrimientos acentúan además la importancia de esta región del cerebro en la toma de decisiones cotidianas y podría ayudar a arrojar luz sobre las causas que subyacen al trastorno obsesivo-compulsivo.