Los padres narcisistas


Por Carlos Climent
Los padres narcisistas

El trastorno narcisista de la personalidad es un síndrome
clínico descrito claramente en las clasificaciones
internacionales de las enfermedades mentales. En términos
generales, el narcisista se caracteriza por su egoísmo y su
frialdad afectiva, su arrogancia frente a los demás y su
necesidad de ser el centro de atracción. Su enorme facilidad para
descalificar a los demás, para tener siempre la razón y para no disculparse
ni reconocerle méritos a nadie.
Al referirse a los padres*, este trastorno adquiere una importancia mucho
mayor pues el impacto de sus conductas recae sobre los hijos*, casi
siempre indefensos.
Amar a unos padres generosos que siempre estuvieron pendientes de las
necesidades de sus hijos es lo natural. Es el agradecimiento mínimo. No
importa si los padres se equivocaron o si carecían de la ilustración
suficiente para hacer las cosas mejor. El asunto es que ejercieron su
función de padres, animados por buenas intenciones y como un acto en el
cual jamás primó un interés egoísta sino los mejores deseos hacia el hijo.
Estos padres se merecen todo el reconocimiento.
Caso muy distinto lo constituyen los padres crueles o su versión
camuflada: los padres narcisistas malignos. A esos padres no se les debe
nada. Pero los hijos que no logran entender esta situación, quedan a
merced de sentimientos de culpa y se pasan la vida asustados.
Quien acepta, entiende y asimila que no debe nada a esos padres, así sea
tarde en su vida, puede luchar en contra de los sentimientos de culpa que
generan las memorias del progenitor narcisista que se han instalado en su
interior. Esta lucha le permitirá protegerse de los efectos destructivos de
estos sentimientos. Pero como el padre narcisista tiende a esconder su
condición, se hace necesario aprender a reconocerla
El egoísmo y la insensibilidad, discutidos a continuación, son dos
condiciones básicas de la personalidad narcisista. El abuso, la
grandiosidad, las apremiantes necesidades de atención y la manipulación,
motivo de una próxima columna, complementan las manifestaciones más
frecuentemente encontradas en padres narcisistas.
Todas estas condiciones se repiten consistentemente y marcan al niño de
manera indeleble. En la medida en que tan sólo estén presentes unas
pocas manifestaciones y/o en grado menor, se trata de condiciones más
leves del trastorno narcisista que tiende a generar grados variables de
inseguridad. En la medida en que el número y severidad de esas
manifestaciones es mayor, el diagnóstico se aproxima a un trastorno
narcisista maligno y las consecuencias sobre el niño son mucho más
destructivas.
El egoísmo se manifiesta de diversas maneras, siendo la principal la
incapacidad para el sacrificio o para anteponer las necesidades del niño a
las propias. Lo que es importante para él no se tiene en cuenta. Un padre
egoísta no se incomoda así ello signifique un beneficio para el hijo.
Esconde su egoísmo detrás de falsos principios filosóficos, religiosos,
morales o disciplinarios, falta de energía, cansancio, fragilidad o
preocupación. Y con frecuencia, asume el papel de víctima vulnerable y
sufrida.
Muy cercana al egoísmo está la insensibilidad. El padre insensible ignora y
desvaloriza los sentimientos, necesidades y pensamientos del hijo. Carece
de interés o paciencia para entender sus puntos de vista. No le importa el
impacto negativo que sus actos y sus palabras tengan. Está incapacitado
para experimentar genuinamente amor, felicidad, tristeza o sentimientos
de culpa. Es controlador y no le importa si ello es conveniente o
inconveniente. Resiente cualquier desacuerdo y espera que el hijo
obedezca automáticamente sus órdenes.
*Los términos padre e hijo aplican a los dos sexos.
http://www.gestamos.com/documentos/Padres%20narcisistas%20%20Climent.pdf