Tratamiento Cognitivo Conductal



Tratamiento Cognitivo-Conductual

Psicoterapia Cognitivo-Conductual

Los objetivos de la psicoterapia cognitiva respecto a las obsesiones-compulsiones son:

1º Reducir o eliminar la intensidad/frecuencia de los síntomas obsesivos y/o compulsivos y el malestar asociados a ellos.

2º Desarrollar en el sujeto una serie de habilidades cognitivas-conductuales para que este afronte sus obsesiones-compulsiones.

3º Modificación o flexibilización de las reglas rígidas sobre la moralidad y responsabilidad subyacentes y que hacen vulnerable al sujeto a este trastorno (esquema cognitivo).

PROCESO DE INTERVENCION

Según Salkovskis y Warrick (1988) y A. Maldonado (1990) el proceso terapèc)utico de las obsesiones compulsiones seguiría las siguientes fases:

1º Evaluación y conceptualización de los problemas:
1.1) Evaluación de las obsesiones:
A- Claves externas-Objetos o situaciones productoras de malestar.
B- Claves internas-
. Imágenes, pensamientos o impulsos molestos.
. Sensaciones corporales de malestar. Ansiedad.
C- Consecuencias anticipadas de las claves internas/externas:
. Amenaza percibida.
D) Fuerza del sistema de pensamiento: grado de certeza subjetiva de que lo que se teme sucederá.
E) Evaluación de posible estado depresivo asociado.

1.2) Evaluación del sistema de evitación conductual:
A) Elaboración de una lista exhaustiva de rituales y el grado de ansiedad que generan o eliminan cada uno de ellos (jerarquía de rituales).
B) Detectar conductas de evitación pasiva: conductas que el sujeto desarrolla para evitar la aparición de un daño.
C) Detectar las relaciones entre las claves de miedo y las conductas de evitación: Las amenazas o daños que cree evitar con las mismas.

2º Socialización terapeútica:
Se le explica al sujeto la relación entre el pensamiento (obsesiones y expectativa amenazante o “temor”), la conducta (rituales y/o otras conductas de evitación) y el estado emocional (p.e ansiedad); los objetivos de la terapia, el procedimiento general y el autorregistro.

El autorregistro típico suele distinguir cuatro elementos: (1) Los pensamientos intrusivos (obsesiones), (2) los pensamientos negativos subyacentes o expectativas de amenaza (”Temores”), (3) la conducta de evitación pasiva y (4) los rituales. Por ejemplo:

SITUACION Antes de acostarme

PENSAMIENTO .Se escape el gas y explote

INTRUSÍVO Y GRADO .Ansiedad-9
DE MALESTAR (O-10)

PENSAMIENTO .No estoy tranquilo
NEGATIVO O TEMOR .Seria mi culpa
BÁSICO

CONDUCTA DE .Dejar las ventanas abiertas
EVITACION .Levantarme y cerrar 5 veces la espita del gas muy despacio
PASIVA/RITUAL

3º Intervención:
El tratamiento medio suele constar de unas 15 sesiones. Se pueden distinguir dos fases en el mismo:

FASE INTENSIVA: Lo ideal es tener 3 sesiones por semana de 45 minutos a 3 horas de duración; donde se emplea la exposición en vivo o encubierta. El periodo suele durar 3 semanas (9 sesiones).
FASE DE DESARROLLO: Se continúa con un tratamiento semanal, preferiblemente en un formato grupal, para trastornos secundarios (6 sesiones). Estas sesiones se dedicarían a modificar el estilo de vida rígido del sujeto, tras desaparecer los síntomas, a trabajar otros problemas asociados y a mantener los logros (exposiciones a nuevos problemas).

Siendo el componente fundamental del tratamiento la exposición, cabría preguntarse: ¿Quèc) aporta la terapia cognitiva a las tèc)cnicas conductuales (exposición-prevención de respuestas)?. La respuesta seria (A. Maldonado, 1990):

1º La postulación de un sistema cognitivo subyacente a las obsesiones- compulsiones, que explicarían su desarrollo y la vulnerabilidad del sujeto a padecer este trastorno.
2º Facilitar el empleo de las tèc)cnicas conductuales.
3º Trabajar las resistencias al tratamiento.
4º Tratamiento de estados depresivos asociados o ideación.
5º Facilitar la reevaluación cognitiva de las predicciones de amenaza.
6º Modificación de los supuestos personales mas comunes (p.e responsabilidad, seguridad..)
7º Trabajar con las obsesiones puras.

6. TÉCNICAS DE INTERVENCION

6.A. REGLAS TERAPÉUTICAS PARA EL TRABAJO CON OBSESIONES:

1- CUESTIONAMIENTO LAS PROBABILIDADES DEL TEMOR: El sujeto suele confundir la posibilidad (posible en general) con la probabilidad (baja). El terapeuta explica la diferencia y la utiliza (”¿Quèc) probabilidad hay de que eso ocurra?, “Lo piensa muchas veces, ¿y cuantas ocurrió?). El sujeto se hace la misma pregunta como tarea.
2- CONSECUENCIAS DE MANTENER EL TEMOR: “¿Le ayuda en algo?”, “Le da mucha importancia, ¿y la tiene realmente?”.
3- TÉCNICAS DISTRACTORAS: Se enseña al sujeto a parar sus obsesiones y pensar en otras cosas (p.e parada de pensamiento y uso de tarjetas con pensamientos o imágenes alternativas).
4- REATRIBUCION DE LA CULPA: “¿Sería el único responsable?, ¿Podrían haber otros factores que intervinieran?”.
5- REESTRUCTURAR LAS RAZONES DEFENSIVAS DE RESISTENCIA A LA INTERVENCION TERAPEÚTICA: Por ejemplo, uso de ventajas e inconvenientes.
7- EMPLEO DE LA FLECHA DESCENDENTE PARA DETECTAR SUPUESTOS PERSONALES (Ver apartado de la agorafobia).
8- EXPOSICION Y PREVENCION DE RESPUESTAS: Se utiliza la exposición encubierta relatando escenas relacionadas con los componentes obsesivos (se puede utilizar la información de los autorregistros). Se hace que el sujeto adopte una postura relajada y se va describiendo la escena. Cada 5 minutos puede preguntársele por el nivel de ansiedad (p.e de 0 a 10). Intervalos de exposición inferiores a 30 minutos y más. Se puede grabar la sesión de exposición como tarea para casa. La prevención implica no evitar la escena. Es la tèc)cnica esencial a emplear con las obsesiones.

6.B. REGLAS TERAPÉUTICAS PARA EL TRABAJO CON COMPULSIONES:

1- IDEM A LO ANTERIOR CON OBSESIONES Y……..
2- PREVENCION DE RESPUESTA: En las situaciones que elicitan los rituales, prevenir la respuesta, impidiendo el ritual. Se anota los niveles de ansiedad subjetiva; p.e cada 5 minutos. Igualmente los intervalos superiores a 30 minutos son los más efectivos para lograr una mayor habituación de la
ansiedad asociada.
3- IMPEDIR LAS EVITACIONES PASIVAS: Se sigue el mismo procedimiento anterior.
4- NORMAS TÍPICAS PARA LA PREVENCION DE RESPUESTAS:
4.1. COMPROBADORES: solo se permite una pregunta o comprobación.
4.2. Limpiadores: solo se permite durante el tratamiento, una ducha semanal y un lavado de manos corto, antes de cada comida.

6.C. MANEJO DE DIFICULTADES FRECUENTES EN EL TRATAMIENTO:

1- NO SE CUMPLEN LAS INDICACIONES: Se pide al sujeto que explique los motivos (razones) y estas se reestructuran (p.e petición de evidencias, balance de ventajas-desventajas, etc) o se corta el tratamiento en un punto de terminado (p.e si el sujeto tiene otras prioridades).
2- SUSTITUCION DE SÍNTOMAS: Lo más común es la aparición de nuevas conductas de evitación pasivas. Estas suelen ser: (1) Pedir grandes seguridades al terapeuta, (2) Alargar las sesiones como medida de aseguramiento, (3) Aparición de nuevas conductas pasivas. El terapeuta puede indicar que esas maniobras responden a un incremento de la necesidad de seguridad y las desventajas de responder a ellas. Igualmente puede reestructurar las razones asociadas a esas maniobras.
3- APARICIæ#8221;N DE NUEVAS OBSESIONES: Se presta atención a una reactivación de los supuestos personales. Lo indicado es trabajar en la modificación de los mismos.
4- SISTEMA FAMILIAR ALTERADO EN RELACION;N AL PROBLEMA: Se trabaja paralelamente con la pareja o familia.
5- SUJETO ASINTOMÁTICO PERO CON ESTILO DE VIDA RIGIDIFICADO: Se trabaja con incrementos graduales de modificación de actividades (p.e actividades de dominio agrado, reestructuración del tiempo ocio-trabajo, etc..).

6.D. TRABAJANDO CON LAS DISTORSIONES Y LOS SUPUESTOS PERSONALES:

1- SUPUESTOS PERSONALES TÍPICOS: Es común a estos sujetos la búsqueda de la seguridad y responsabilidad absolutas. Un sistema de pensamiento sin límites y fin en su alcance. La finalidad del terapeuta es enseñar al sujeto:
a) Imposibilidad de seguridad absoluta sobre cualquier acontecimiento futuro.

b) La improductividad e inutilidad de la culpa, así como el empleo de la reatribución causal en todo acto no intencionado.

2- MAXIMIZACION CATASTROFISTA: El sujeto da una excesiva importancia a pensamientos particulares y despuèc) cae en la trampa cognitiva de buscar su origen (P.e “Se me pasa por la cabeza matar a mi hijo, ¡No puede ser!…¿Por què) pensarè esto?. Podría ser…¿o podría ser por…?”. El terapeuta informa al sujeto que la mente contiene corrientes de estos tipos de pensamientos, que es algo “natural” que aparezcan alguna vez, y que no tiene sentido buscar su origen.
3-PROFECÍAS AUTOCUMPLIDORAS: El sujeto está a las expectativas de posibles amenazas. Como ocurren acontecimientos desagradables, de hecho; el sujeto reafirma su actitud de “estar pendientes de ellos”. El terapeuta explica al círculo y señala que la alternativa es aceptar la inseguridad futura.

FUENTE:Hospital Psiquiatrico Quinta Bonita
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Miedos extraños: qué hacer ante una posible fobia



Miedos extraños: qué hacer ante una posible fobia
Temerle a los vegetales, a la fealdad o a mirar hacia arriba son son algunas de las menos conocidas. Sepa qué hacer ante terrores infundados raros o comunes

Luego de varios meses de miedo y trastornos familiares, Pedro recurrió a un centro de ayuda y pudo ponerle nombre a una situación que sabía que era irracional, pero que no podía controlar. Pedro tenía pánico del lado izquierdo de su cuerpo y los psiquiatras le diagnosticaron levofobia.

El caso de Pedro es apenas uno, casi insólito, pero de los tantos terrores que aquejan a las personas.

Técnicamente, la fobia es definida como un intenso e irreal miedo: así, acarrea síntomas físicos como aceleración o disminución del ritmo cardiaco, náuseas, transpiración excesiva, tartamudez, etcétera.

Algunas fobias son internas, que sólo se manifiestan en determinada situación y otras, como las de Pedro, que son una barrera constante. El miedo a socializar, a la exposición pública, son algunas de las primeras, como también lo es el miedo a espacios cerrados, como los ascensores (claustrofobia).

El tema son las fobias extrañas. Algunos tienen miedo a los pollos y desarrollan la alektorofobia. Otros, a mirar hacia arriba, o anablefobia.

El psicólogo Gustavo Bustamante relata a Infobae.com el caso de una paciente que actualmente está rehabilitándose de su miedo a comer verduras.

“En este tipo de trastornos no buscamos la causa; creemos que ha sido un condicionamiento que tal vez ocurrió hace diez años. Trabajamos sobre los factores que mantienen ese miedo”, explica el especialista, vicepresidente de Fobia Club, una fundación que brinda asesoramiento y tratamientos para fóbicos.

La cacofobia es el miedo a la fealdad y la geliofobia, a la risa. Entre los adolescentes suele surgir la chorofobia, un terror que los invade ante la posibilidad de pisar una pista de baile. También hay algunos casos de batonofobia: las personas que lo padecen sufren cada vez que tienen que estar cerca de una planta.

Santo remedio
Afortunadamente, para todos estos terrores y fantasmas existen soluciones.

Básicamente se tratan con equipos de profesionales compuestos por psicólogos, psiquiatras y eventualmente, médicos.

Existen también varias asociaciones que se dedican a orientar y aconsejar a los fóbicos.

Tal vez los más recurridos son hoy los centros de ayuda para los trastornos de ansiedad, una enfermedad casi tan usual como el estrés.

Sin embargo, un paciente puede convertir un ataque de pánico –trastorno cada vez más frecuente en mujeres- en una agorafobia o miedo a los espacios abiertos.

Según Bustamante, los panic attacks y el miedo a los lugares abiertos son dos de los trastornos más comunes en la actualidad. En segundo lugar se ubican las fobias sociales, temores que se traducen en dar un examen, concurrir a una entrevista laboral o simplemente ir a una plaza.

“El 90% de nuestros pacientes viene de tratamientos anteriores. Este tipo de trastorno –la fobia social- necesita un tratamiento integrado, que incluya la parte médica y la psicológica”, explica el especialista de Fobia Club.

Según el psicólogo, un paciente fóbico necesita unos tres meses en promedio para rehabilitar su vida, es decir, unas doce sesiones. Sin embargo, un trastorno de tipo obsesivo compulsivo necesita al menos unos ocho meses para lograr una estabilidad.

Las fobias de la época

Así como el estrés es una enfermedad propia de nuestros tiempos, los trastornos por ansiedad generalizada son los que más han crecido. Bustamente ubica dos razones para este hecho: por un lado la realidad que vivió la Argentina, sobre todo a partir de la crisis de 2001 y por otra parte, el mejor entendimiento que han hecho los profesionales sobre esta patología.

Asimismo, hay fobias propias de la gran ciudad: el miedo a los subtes y a las grandes alturas, por poner dos casos. En cualquier caso, lo mejor es remitirse a una institución de este tipo e informarse. Fobia Club realiza, de manera gratuita, una reunión informativa abierta a todo público los martes a las 18.30. Las reuniones son en la sede de la fundación, Junín 1445.

Otra opción es la Dirección de Salud mental del Gobierno porteño, que atiende las consultas en los teléfonos 0-800-333-2922 o el 4863-8888.

Denise González Eguilior
deguilior@infobae.com

Con la edad, dicen, las personas nos volvemos más maniáticas y algo gruñonas.


Con la edad, dicen, las personas nos volvemos más maniáticas y algo gruñonas. Las manías pueden aparecer cuando queremos hacer las cosas de una manera rutinaria o cuando los estados de ansiedad son muy elevados. Es muy normal que ante un examen, por ejemplo, en el que tenemos muchas dudas de si se va a aprobar o no, se recurra a elementos externos para conseguir la seguridad no existente. Podemos llevar estampitas, la camisa de los exámenes y otras supersticiones. De esta forma adquirimos manías para ganar confianza en nosotros mismos y control sobre lo que nos rodea.

A mayor sensación de incertidumbre, es más probable que aparezcan las manías. Generalmente, y especialmente en psicología, todo está bien hasta que se convierte en un exceso; así, tener ciertas manías es completamente normal. El problema surge cuando empiezan a coartar el tiempo y la estabilidad de la persona. Las manías son la consecuencia de los pensamientos obsesivos que previamente circulan por la mente. Esto hace que la ansiedad aumente y se generen una serie de comportamientos contra los pensamientos obsesivos y así disminuir la ansiedad. Entonces, pensamientos como “me he dejado el gas abierto”, harán aparecer comportamientos de comprobación para descartar o aceptar la idea. Como decía, comprobar el gas ante una duda no es negativo o problemático, pero hacerlo tres, cuatro veces o más, aún habiendo demostrado anteriormente que no estaba abierto, comienza a ser para la persona un problema cada vez más angustiante y esclavizante. De hecho, este tipo de manías suele ir acompañado de otras igualmente exigentes, por lo que la vida cotidiana va a acabar plagándose de comportamientos esclavizantes.

En la película protagonizada por Jack Nicholson: “Mejor Imposible”, se refleja de forma exagerada y un tanto cómica la vida de una persona con manías que acaban desbordándole. En este caso el protagonista necesita realizar cientos de “rituales” para controlar diariamente su ansiedad y malestar. Éste sería un ejemplo límite de hasta dónde se puede llegar por la necesidad de realizar estos actos.

Las manías suelen tener algunos temas predilectos. La limpieza, se lleva la palma, así, lavarse acaba convirtiéndose en algo extremadamente necesario para evitar la suciedad y posibles contagios. La comprobación, la duda y la repetición de lo ya hecho para asegurarse de que algo está bien, son otros de los posibles temas.

Son también bastante frecuentes en las personas que necesitan rutinas de control que aparezcan pensamientos relacionados con dañar a alguien, o a sí mismo. De hecho cuanto más tema uno este tipo de pensamiento con más probabilidad dará vueltas le dará. La razón es sencilla: si no debe pensar en hacerlo, el mero hecho de que se pase por la cabeza hace que sea amenazante y que aumente la probabilidad de seguir pensando para garantizarse que no va a ocurrir. Además los comportamientos que se realizan para alejar el temor: alejar cuchillos, alejarse de las ventanas, no acercarse al andén del metro o del tren… calman a corto plazo la angustia pero mantienen la idea de que quizás en un mal momento uno pueda descontrolarse. Este tipo de pensamientos pueden llegar a ser muy bloqueantes ya que la persona siente que son absurdos, pero el hecho de poder planteárselos le hace temer la locura, el descontrol y el rechazo social si alguien conociese sus pensamientos más internos.


No siempre es necesario un tratamiento, normalmente hasta que el malestar no es muy intenso no se da el paso de pedir ayuda. Como siempre, la detección precoz facilita el tratamiento y lo hace más rápido y efectivo.

Enfermedades que coexisten con el TOC


Enfermedades que coexisten con el TOC

Algunas personas con TOC también pueden sufrir depresión, trastornos alimentarios, abuso de ciertas substancias, trastorno por déficit de atención e hiperactividad (ADHD), u otros trastornos de ansiedad. Cuando una persona tiene otros trastornos, el TOC suele ser el más difícil de diagnosticar y de tratar. Los síntomas del TOC también suelen verse en otros trastornos cerebrales, como en el síndrome de Tourette. El diagnóstico y tratamiento correctos de estos trastornos es importante para que tenga éxito el tratamiento del TOC.

En el pasado, se pensaba que el TOC estaba causado por experiencias vitales, pero ahora hay cada vez más evidencia de que están implicados factores biológicos, y que el TOC está relacionado con una anomalía en el funcionamiento de los circuitos de las células nerviosas en zonas específicas del cerebro. El TOC no se debe a problemas familiares ni a actitudes aprendidas en la infancia, tales como la insistencia en la limpieza, o la creencia de que ciertos pensamientos son peligrosos o inaceptables. Usando técnicas que permiten ver lo que ocurre en cerebro de personas vivas, tales como la Tomografía por Emisión de Positrones (PET), los médicos han comparado a personas con y sin TOC. Las personas con TOC tienen esquemas de actividad cerebral que difieren de los de personas con otras enfermedades mentales o de los de personas sin enfermedades mentales. Además, los escáners PET indican que en pacientes con TOC, tanto la terapia conductual como los fármacos, producen cambios en el cerebro. Estos cambios pueden ser una explicación de la mejora clínica conseguida con la psicoterapia y con la medicación. Otros estudios de la estructura cerebral usando imágenes de resonancia magnética (MRI) indican que las personas con TOC tienen menos materia blanca que los sujetos normales, lo que sugiere una anomalía cerebral ampliamente repartida.

Otras teorías sobre las causas del TOC hacen hincapié en la importancia de la interacción entre el comportamiento y el entorno, y sobre las creencias y actitudes, así como en la forma en que se procesa la información. Tanto las teorías conductuales como cognitivas y las razones biológicas son explicaciones importantes de diferentes aspectos de la enfermedad.

Ideas obsesivas


Ideas obsesivas No sólo preocupan a los especialistas los rituales o compulsiones, sino también las obsesiones. Son imágenes, ideas, pensamientos que acuden a la mente sin que la persona quiera, de forma repetitiva, y que son de contenido absurdo. Llegan a angustiar mucho a los pacientes que las sufren y siempre se centran en cuestiones sumamente desagradables. Es frecuente que les asalten imágenes de un niño, que puede ser su hijo o un menor de la propia familia, y piensen que le van a matar. En caso de ser individuos muy religiosos, pueden imaginarse a las vírgenes o los santos con características obscenas... Siempre son los pensamientos más nefastos y contrapuestos a su moral y deseo. El enfermo no sólo se preocupa por lo que le pueda pasar a él, sino a las personas de su entorno. Hay mujeres que se han obsesionado con que se les ha caído una aguja de coser en la comida. Cada vez que ponen lentejas las pasan por un cedazo innumerables veces, comprueban que no hay nada punzante en el puchero porque temen enormemente que alguien de su familia pueda llegar a tragárselo. Ya se ha dado al menos un caso en España de un enfermo obsesivo conpulsivo que cree paceder el mal de las vacas locas y que incluso ha hecho testamento.

Fármacos y psicoterapia En la terapia se utilizan fármacos relacionados con la serotonina. Son inhibidores selectivos de la recaptación de dicha sustancia. En los casos más graves se administra este fármaco por vía intravenosa y se recurre a la hospitalización porque es una enfermedad que se cronifica y que suele requerir tratamiento a largo plazo. También es preciso aplicar psicoterapia conductual y cognitiva: son técnicas que se basan en los síntomas. Por ejemplo, asociar un estímulo agradable con la no realización de la conducta y otro desagradable con la ejecución de la misma. La técnica que se utiliza en este caso se denomina «extinción de la respuesta» para que el paciente se percate, por ejemplo, de que encender un cigarro no va a ocasionar una catástrofe. Según ha publicado la especialista Mª del Pino Alonso, de la Unidad de Trastornos Obsesivos de la Ciudad Sanitaria de Bellvitge, en Barcelona, los estudios comparativos realizados hasta el momento con diversos medicamentos antidepresivos se saldan con «una discreta diferencia a favor de la clomipramida», aunque, continúa la psiquiatra, «no existe unanimidad entre los autores respecto a cuál es el fármaco antiobsesivo más eficaz». La realidad es que la clomipramida es la sustancia que más se emplea para controlar esta patología. En los casos de gravedad máxima, es de los pocos trastornos psiquiátricos en los que se utiliza neurocirugía. Existe una operación que consiste en hacer pequeñas lesiones en determinadas estructuras del sistema nervioso central, que mejoran los síntomas en los pacientes que han fracasado con el resto de las terapias. Otras obsesiones, más que compulsiones, se originan en depresiones muy profundas, pero son más síntomas que una enfermedad en sí misma. Por último, los síntomas repetitivos de tipo compulsivo en trastornos orgánicos se producen en personas con daño cerebral, a las que ha dado un infarto, han tenido un accidente o han vivido los horrores de la guerra. Manías para todos los gustos Han pasado por numerosos cambios de nombre como «locura de la duda», «locura lúcida» o «delirio de tocar». Los trastornos obsesivo compulsivos empezaron a clasificarse en 1838 en el apartado de las locuras parciales o monomanías, para ganar posteriormente el calificativo de locura por parte de autores franceses como Farlet o Trélat. También se les ha definido como neurosis y Freud dijo de ellos que tenían una «causa psicodinámica». A pesar de ello, los tipos de obsesiones o compulsiones no han cambiado apenas a lo largo de los años. Éstos son algunos ejemplos: Relacionadas con la agresión. Temor a hacer daño a los demás, a uno mismo, a insultar o proferir obscenidades, a dejarse llevar por los impulsos, a que pase algo terrible, a ser el responsable de una catástrofe. Sobre la suciedad y contaminación. Mostrar desagrado exagerado por las secreciones del cuerpo, por la suciedad y gérmenes, contaminación ambiental, por contraer una enfermedad, por que otras personas caigan enfermas o por la higiene del hogar. Necesidad de limpiar y lavar. Lavado exagerado de manos, cuerpo, dientes, arreglo personal de forma ritual, tomar medidas para evitar el contagio o para eliminar contaminantes. Sexuales. Pensamientos o impulsos sexuales prohibidos o perversos que pueden involucrar a niños, animales, cuestiones referidas a la homosexualidad o el incesto. De acumulación y colección: Tendencia a acumular todo tipo de cosas hasta que la casa se vuelve inhabitable. El enfermo siente deseos de ordenar, pero no es capaz de hacerlo nunca. Religiosas. Ideas o imágenes religiosas con características sexuales aberrantes. También hay personas que dicen no haberse confesado bien o haberlo hecho con mala intención e intentan repetir el acto numerosas veces de iglesia en iglesia. Necesidad de simetría y orden. El paciente ordena y organiza de forma milimétrica. En otros casos, siente una gran necesidad de contarlo todo. Sobre el propio cuerpo. Arrancarse pelos de cualquier parte del cuerpo, morderse las uñas, los dedos, rascarse de forma excesiva. Compulsiones de comprobación. Comprobación de puertas, cerraduras, aparatos, los mecanismos del coche, así como percatarse de que no ha sucedido ni sucederá nada malo o que no hay sustancias contaminantes que puedan perjudicar. Rituales de repetición. Entrar o salir por la puerta, levantarse o sentarse en la silla. Compulsiones varias. Necesidad de saber, recordar, ver ciertos colores o números -que indican buena o mala suerte-, sonidos que irrumpen en la mente con algún significado. Urgencia por decir, confesar, preguntar, tocar o tomar medidas de prevención para no hacerse daño a sí mismo o a los demás o para evitar un suceso terrible que pueda acaecer. (*) Fuente: tomado parcialmente de la Escala de Obsesiones y Compulsiones de Yale-Brown. Uso o abuso de los psicofármacos La correcta aplicación de medicamentos para tratar enfermedades psiquiátricas está siendo puesta en tela de juicio por algunos profesionales. Para Juan Gibert Rahola, director de la Unidad de Neuropsicofarmacología de la Asociación Europea de Psiquiatría, estas sustancias se recetan en exceso en ocasiones y, otras veces, demasiado poco, ya que hay muchas enfermedades mentales, como la depresión, que no siempre se diagnostican con éxito. El especialista acaba de presentar el libro «Lo que siempre quiso saber sobre psicofármacos y nunca se atrevió a preguntar», que contesta a unas 500 cuestiones relacionadas con medicamentos y trastornos mentales, desde el nivel más básico al más complejo. Los expertos piden que se ajusten las dosis y se afine en su prescripción, especialmente en la realizada a través de los médicos de familia. No todo es Biología ni Genética en la Psiquiatría, como sacraliza una corriente muy en boga hoy, y que relaciona muy directamente los fundamentos físicos con las dolencias mentales. El componente ambiental también es importante, a juicio de los expertos, para que se produzca el «cortocircuito», en palabras del profesor Gibert, que hace que una enfermedad se manifieste, ya sea la esquizofrenia o el propio trastorno obsesivo compulsivo. Por ejemplo, en un paciente aquejado de depresión el tratamiento «debe prolongarse seis meses después de que ésta se dé por curada», señala Gibert, para evitar recaídas. Las depresiones son precisamente otro de los caldos de cultivo de las «manías». El psiquiatra Francisco Alonso-Fernández, que también acaba de presentar un libro, «Claves de la depresión», asegura que ésta no es un simple trastorno del ánimo, como dicta la escuela estadounidense. «A veces -insiste- la persona no se siente deprimida ni triste en exceso, pero duerme mal, no tiene ganas de comer y le falta vitalidad. Este tipo de depresiones no se diagnostican ni se tratan». El especialista aboga por un novedoso «modelo español» sobre esta patología, en el que se tiene en cuenta la energía del individuo, su estado de ánimo, su capacidad para adaptarse a personas y situaciones, y su estabilidad en los ritmos vitales (sueño y vigilia, comidas...). Alonso-Fernández ofrece, además, unas cuantas claves para prevenir entre un 30 y un 40 por ciento de las depresiones: Evadirse o controlar el estrés. Evitar la soledad, practicando relaciones sociales suficientes. El psiquiatra aconseja al menos dos confidentes, no dos parejas, para poder relatar problemas o preocupaciones cotidianas. Dar paseos, hacer ejercicio o deporte al aire libre. La luz natural estimula la creación de neurotransmisores. Regular los ritmos vitales. Una cuestión importante es acostarse siempre a la misma hora, aunque no se tenga sueño. Ayuda a centrar la mente y a acompasar todos los procesos biológicos.

Cuando el niño es perfecto… ¿es perfecto?



Cuando los niños presentan un buen rendimiento escolar, son obedientes, no se comportan mal,
lucen como si fueran adultos, son serios y les dan consejos sobre las buenas costumbres a los
niños de su edad, se acercan mucho al ideal de algunos padres sobre cómo deben ser los niños.
Pero no siempre es verdad tanta belleza. Pueden pasar inadvertidos muchos síntomas ansiosos
que los niños sufren en silencio y sin aparente interferencia hasta que terminan siendo irritables,
con insomnio, tristes y sin amigos.
Trastorno obsesivo compulsivo
El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) se caracteriza por la presencia de obsesiones y/o
compulsiones recurrentes que generan marcado estrés o interferencia en todas las áreas de
funcionamiento. En los niños tiene un amplio rango de síntomas que pueden iniciarse abrupta o
insidiosamente. Así mismo, en los niños se puede presentar un factor que aumente o que perpetúe
el TOC; además, es posible que se presenten fluctuaciones o exacerbaciones y remisiones, que se
inicie antes o durante la pubertad y que haya comorbilidad, incluyendo los trastornos neurológicos
del tipo de los tics (1,2)
Síntomas de ansiedad
El síntoma obsesivo más común durante la infancia es los miedos a la contaminación, generalmente
acompañado de comportamientos rituales, como el lavado repetitivo de las manos y la evitación
de los objetos sucios; este temor, por supuesto, limita gravemente muchas actividades. Le siguen,
en orden de frecuencia, los temores sobre la seguridad de sus padres o la propia, la verificación,
el conteo, el tocar objetos, el orden y la simetría. Estos temores crecientes, que no disminuyen,
son una vivencia muy dolorosa. Interfieren con la vida escolar porque los niños se exigen escribir
y reescribir en múltiples ocasiones un examen o una tarea. Un número menor de niños presenta
pensamientos o imágenes mentales que pueden ser de tipo sexual, agresivo o autolesivo (2).
La perfecta obsesión
El estudio cuidadoso revela que muchos de los pensamientos surgen por agentes externos; es así
como el miedo a la contaminación se desencadena cuando el niño está cerca a ciertas personas
u objetos y aunque él puede saber que la persona u objeto no están contaminados, una vez
activado el pensamiento genera gran estrés y urgencia por lavarse y evitar el contacto, lo cual
disminuye pasajeramente la preocupación (1,3)
Orientación Clínica
1 Psiquiatra de niños, Medellín. Correo electrónico: dbf9@hotmail.com.
2 Psiquiatra de niños. Hospital Pediátrico La Misericordia, Bogotá. Profesor titular de psiquiatría en Universidad Nacional.
Correo electrónico: ravasquezr@unal.edu.co.
13
El perfecto diagnóstico
El diagnóstico de los niños con TOC debe incluir una evaluación cuidadosa de los síntomas, de
las condiciones comórbidas, del desarrollo y del funcionamiento psicosocial, al igual que de los
antecedentes familiares. La evaluación puede tomar más de una sesión y necesitar cuestionarios
de evaluación para calificar la presencia, gravedad y seguimiento de los síntomas (4).
Cómo es un niño perfecto
Para ilustrar la presentación de síntomas describiremos la historia de Álvaro Uriel, un niño de
ocho años de edad que fue llevado a la consulta de Psiquiatría Infantil del Hospital de La
Misericordia, en Bogotá.
Este niño pertenece a una familia formada por su padre, la abuela paterna y un hermano de
once años de edad; la madre falleció de cáncer hace tres años. No sufre de enfermedades y su
desarrollo psicomotor fue normal. Siempre fue un niño con un excelente desempeño escolar,
cumplidor de sus deberes religiosos, llegó a ser uno de los mejores del curso, era obediente y
acataba las sugerencias, pero desde hace seis meses aparecen quejas sobre su comportamiento
en la casa y en el colegio, se muestra muy irritable —en palabras de la abuela, “no se le puede ni
hablar”—, inquieto, con dificultades para conciliar el sueño, aislado, con fallas en el colegio y
muy rebelde.
El temor perfecto…en secreto
Durante la consulta se encuentra que es un niño muy inhibido, con escaso contacto visual, manos
sudorosas y onicofagia. Dice que algunos síntomas que lo inquietan no los comenta con nadie,
son su secreto. Reconoce gastar mucho tiempo pensando en cómo será su desempeño, revisa
una y otra vez las tareas antes de empacar los cuadernos e incluso carga todos los cuadernos
pensando que de pronto pueda llegar a necesitarlos. Acumula en su habitación objetos que no
necesita, como papeles viejos; necesita repasar mentalmente algunas cifras. Teme poder llegar a
hacerse daño con los cuchillos y utensilios de la casa y antes de dormir debe lavarse varias veces
las manos para poder conciliar el sueño. Es irritable, especialmente con su abuela, porque le
repite muchas veces lo que debe realizar. Pero en este momento la historia cambia de rumbo.
Para su padre es un niño perfecto y sin dificultades, rinde académicamente y no hay motivo para
llevarlo al médico.
La perfección se mejoró
Al inicio, en octubre de 2004, a Álvaro Uriel se le diagnostica ansiedad generalizada, se le formula
hidroxicina y control, pero sólo regresa a la consulta en mayo de 2005. Cuenta que aumentaron
los síntomas, los rituales empeoraron, especialmente para acostarse. Se siente muy ansioso si no
revisa exhaustivamente las tareas y cuadernos que debe llevar al colegio. Para contestar los
exámenes emplea muchísimo tiempo.
Se le diagnostica TOC. Recibe tratamiento con fluoxetina suspensión (5) en dosis de 1 cm3 al día
y, debido a la gran ansiedad y a las dificultades emocionales, se añade risperidona en dosis de 1
miligramo en la noche. Así mismo, el niño comienza a asistir al grupo educativo de pacientes con
trastorno obsesivo que ofrece el Servicio de Psiquiatría Infantil del Hospital de La Misericordia.
Reduce la obsesividad y los rituales, su funcionamiento en general mejora, actualmente concilia
más fácilmente el sueño, se lava las manos sólo en una ocasión, ya no revisa tantas veces las
tareas y muestra menos temor a los cuchillos y utensilios cortopunzantes.

fuente:Diana Botero Franco Rafael Vásquez2


DESPUÉS DE LA TERAPIA

Cuando advierta cierta mejoría, no espere librarse completamente de los síntomas. Lo que normalmente sucede, en los casos en que el problema incluye obsesiones y compulsiones interrelacionadas, es que la conducta compulsiva se halla bajo control con el tratamiento de exposición y prevención de respuesta, pero las ideas obsesivas pueden seguir estando vigentes y no desaparecer al mismo tiempo. Pueden presentarse de tarde en tarde pero sin producir el mismo grado de desasosiego que antes, ni provocar la urgencia compulsiva. Después de algún tiempo, advertirá que su presencia es menos frecuente y llegará un momento en que desaparezcan completamente. También es posible que nunca desaparezcan ciertos problemas residuales y quizá continúe siendo una persona más ansiosa que muchas otras. No se desanime por ello, puede aprender a manejarlo. Una vez eliminados los problemas incapacitantes aprenderá con mucha mayor facilidad a manejar estos problemas.

Del libro "Trastorno obsesivo-compulsivo. Los hechos", de Padmal de Silva y Stanley Rachman.
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