LA SEROTONINA...Y NUESTROS ESTADOS DE ANIMO


Es una sustancia, que actúa sobretodo como neurotransmisor, que se distribuye por todo el organismo y que ejerce múltiples funciones, aunque las más significativas es su acción sobre el sistema `psiconervioso´.

Hablar de un "neurotransmisor" es decir de una biomolécula sintetizada (generalmente por neuronas) que se vierte a partir de vesículas existentes en la neurona presináptica, hacia la brecha sináptica y que produce un cambio en el potencial de acción de la neurona postsináptica.

Los neurotransmisores son por tanto las principales sustancias de las sinapsis.

Este neurotransmisor, la serotonina, posee una función fundamentalmente inhibitoria. Ejerce influencia sobre el sueño y se relaciona también con los estados de ánimo, las emociones y los estados depresivos. Afecta al funcionamiento vascular y la frecuencia del latido cardiaco, además de regular la secreción de hormonas, como por ejemplo, la del crecimiento.


Cambios en el nivel de esta sustancia se asocian con desequilibrios mentales como la esquizofrenia o el autismo infantil, así como el trastorno obsesivo compulsivo.

Entre las funciones fisiológicas de la serotonina destaca la inhibición de la secreción gástrica, la estimulación de la musculatura lisa y la secreción de hormonas por parte de la hipófisis.

Los bajos niveles de serotonina en personas con "fibromialgia" explican en parte el por qué de los dolores y los problemas para dormir. Dichos niveles bajos se han asociado también a estados de agresión, depresión y ansiedad e incluso a las migrañas, debido a que cuando los niveles de serotonina bajan, los vasos sanguíneos se dilatan o hinchan.

El comportamiento humano depende de la cantidad de luz que el cuerpo recibe por día. De esta manera se produce durante las estaciones menos soleadas (otoño e invierno) un aumento de la depresión y falta de estímulo sexual. Cuando llega la primavera y el verano, la serotonina se condiciona a la luz que recibe del organismo, lo que conlleva un aumento progresivo del bienestar y la felicidad con mayor estímulo sexual, producto de las concentraciones de este neurotransmisor en el cerebro.

Junto a todo lo dicho, no podemos olvidar su intervención en funciones comprometidas con la temperatura corporal, la actividad motora y las funciones cognitivas...

Los investigadores nos dicen que en seres humanos, la gran mayoría de la serotonina es producida por las células del intestino y por las neuronas.

A partir de la serotonina, la glándula pineal o epífisis produce la melatonina.


La serotonina (indolamina) es un neurotransmisor central que juega un importante rol en el humor, ansiedad, sueño, dolor, conducta alimentaria, sexual y en el control hormonal hipotalámico.

Genera diferentes tipos de funciones dependiendo de los diversos receptores a los cuales puede acoplarse. Sus efectos igualmente generarán enfermedades en la medida en la que haya exceso o defecto de tal sustancia en el organismo.

La serotonina (5-HT) tiene un efecto inhibidor de la conducta, sumado a un efecto modulador general.

Influye sobre la casi totalidad de las funciones cerebrales inhibiendo en forma directa o por estimulación de GABA. De este modo regula timia, sueño, actividad sexual, apetito, ritmo circadiano (el reloj biológico por el que sentimos sueño cuando llega la oscuridad y nos espabilamos cuando hay luz), funciones neuroendocrinas, temperatura corporal, dolor, actividad motora y funciones cognitivas.

En relación a la temperatura corporal podemos decir que:

La serotonina produce un efecto dual sobre la termia según cuál sea el receptor estimulado. La 5-HT1 produce hipotermia (frío) y la 5-HT2 interviene en el calor.

Se sabe que en la etapa del sueño de ondas cortas es cuando se produce el pico mínimo de temperatura.

Y ahora resulta interesante exponer lo que investigadores andinos han descubierto tras múltiples estudios.

El vivir en las grandes alturas, significa someterse a un medio donde predomina una baja presión de oxígeno.

Ante tal situación el organismo responde en diversas formas para obtener una adaptación a este medio hipóxico.

Los resultados demuestran diferencias endocrinas en el nativo de la altura, que están relacionados principalmente con el metabolismo intermedio y la reproducción, con respecto al nativo oriundo de zonas costeras o a nivel del mar.

La vida en las alturas representa una situación de mayor demanda energética para el individuo quien lo compensa a costa de diferencias en la morfología y fisiología que normalmente presenta el nativo del nivel del mar.

De estas diferencias morfológicas y fisiológicas se han estudiado los aspectos hematológicos, respiratorios, cardiovascular, antropológico, reproductivos y los endocrinológicos.

Actualmente, están bien reconocidos los efectos de los factores ambientales y emocionales sobre el sistema endocrino.

Se demostró que el hipotálamo era el nexo entre el sistema nervioso central y el sistema endocrino. Estas conexiones consisten en fibras aferentes y eferentes cuya función es regulada por los neurotrasmisores.

Las fuerzas ambientales, frío e hipoxia, producirían cambios en el sistema endocrino.