«Podemos vivir con poca salud o dinero, pero no sin ilusiones»

«Podemos vivir con poca salud o dinero, pero no sin ilusiones»
 
En la imagen, la psicóloga María Jesús Álava
«Si controlamos nuestros pensamientos, controlamos nuestra vida». Esta es la filosofía de la psicóloga María Jesús Álava, que tras enseñarnos en «La inutilidad del sufrimiento» (250.000 ejemplares vendidos) que el 95% de las veces que sufrimos es «inútil, evitable y no añade nada positivo», ahora presenta «Recuperar la ilusión», una guía práctica en la que nos regala unos cuantos trucos para sentirnos mejor. «Una consulta de psicología en un pequeño libro», como lo denomina ella.
-Si pierdo un día la ilusión, ¿dónde la encuentro?
-Dentro de ti. Lo que te enseña este libro son las herramientas para recuperarla. Podemos vivir mal, con poco dinero o salud, pero no podemos vivir sin ilusiones. Es lo que hace que te actives ante una situación delicada, que pongas toda tu energía en solucionarlo.
-Ha crecido el número de jóvenes que pasan por las consultas de psicología ¿por qué?
-En los últimos cuatro años, se han duplicado las visitas de gente joven. Los hemos sobreprotegido mucho y no están preparados para momentos de dificultad. Te vienen con problemas sencillos que ellos consideran gravísimos. Lo ideal sería que la escuela les enseñase a utilizar la inteligencia emocional.
-¿Nos tomamos la vida demasiado en serio?
-Nos la tomamos con un sentimiento muy trágico y con mucha inflexibilidad. Las cosas no son blancas o negras. Nos fijamos en lo que nos causa el dolor en lugar de enfocar nuestra inteligencia a cómo superar esas dificultades.
-¿Debemos huir de los pesimistas?
-El optimismo es contagioso, pero aún más el pesimismo. Los pesimistas además de vivir una media de ocho años menos, viven peor y hacen vivir fatal a los que tienen alrededor. Lo mejor es coger distancia.
-¿Por qué a veces nos aferramos a cosas que nos hacen daño?
-Hay una resistencia al cambio enorme. Nos agarramos a lo que conocemos, aunque nos haga mal, ante la inseguridad que nos provoca lo nuevo. Es una salvajada pensar que "más vale malo conocido que bueno por conocer". Este tipo de personas necesitan trabajar su propia seguridad, recuperar su confianza en sí mismas y la ilusión para poder llevar a cabo los cambios.
«Podemos vivir con poca salud o dinero, pero no sin ilusiones»
 
Portada del libro


-¿Cómo podemos luchar contra el miedo?
El miedo está provocado  pensamiento y la mayoría de la veces es irracional. No es difícil combatirlo. Si aprendemos a controlar nuestros pensamientos el resultado es rápido.
-Un truco para enfrentarse a un ataque de estrés o ansiedad...
-Llevar nuestra mente a otro sitio, por ejemplo, haciendo una actividad que nos resulte gratificante. Pero nunca trates de solucionar un problema en un estado de ansiedad porque es perturbadora.
-¿Qué nos aleja de la felicidad?
No creer en nosotros mismos, sufrir inutilmente, no saber aceptar lo inevitable, creer que estamos en posesión de la verdad, no confiar en los otros, echar la culpa a lo que nos rodea, no ser concientes de nuestros límietes, pensar que no tenemos solución...
-Lo tengo todo en la vida, pero no soy feliz ...
-Es que la felicidad no está fuera, en lo que puedes tener, está dentro de ti. Depende de que sepamos poner nuestros pensamientos a favor de nuestra mente y nuestros objetivos. Aprender a automotivarnos. La felicidad no se puede comprar, hay que conquistarla.
http://www.abc.es/20110423/sociedad/abci-recuperar-ilusion-201104181709.html

LA IMPORTANCIA DE CERRAR HERIDAS Y ABRIR PUERTAS

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Ps. Paulo Daniel Acero Rodríguez
Investigador Principal Grupo Muerte y Duelo en el Contexto Colombiano, Universidad Manuela Beltrán
Director Científico Fundación Vida por Amor a Ellos
danielacero@hotmail.com


El desarrollo humano es uno de los temas centrales de organismos internacionales como las Naciones Unidas y preocupación de primer orden de los líderes mundiales, pues se entiende que no se puede separar el desarrollo económico, tecnológico y social del desarrollo de los seres humanos. Si se tienen los mejores recursos y desarrollos, pero los seres humanos se estancan, están inermes, se perciben incapaces y se resignan como si estuvieran fosilizados psicológica, emocional y espiritualmente, tendremos un futuro poco prometedor.

Desde esta reflexión, se asume que lo que garantizará un mundo mejor a las generaciones venideras, no es solo que se superen las brechas económicas y las inequidades sociales (lo cual no implica no sea una necesidad urgente), sino que se trabaje por seres humanos que, convencidos de que son superiores a aquello que les sucede, acepten el reto que la vida les hace, miren al futuro con esperanza y que tengan la determinación de abandonar la posición victimista de quedarse culpando enteramente al pasado o al presente, por su actualidad difícil y por su futuro incierto.

Si bien no se puede desconocer que los faltantes económicos, afectivos y económicos hacen mella en el ser humano en crecimiento ( y aún en aquellos que, presuntamente, ya dejaron de crecer – hasta en el proceso de la muerte hay aprendizajes y crecimientos-), tampoco se puede ignorar lo que la historia nos muestra en innumerables casos en los cuales quedan en evidencia seres humanos que han superado esos faltantes y han desarrollado estrategias de afrontamiento y características que les permite, no solamente resistir los embates de la tragedia y la adversidad, sino adoptar posiciones flexibles para reacomodarse y, aún más, crecer a partir del evento adverso, a la manera del águila que usa el viento contrario para remontarse más en las alturas.

Desde nuestra experiencia, uno de los obstáculos más grandes para crecer y desarrollarnos como seres humanos, consiste en la imposibilidad para cerrar heridas y abrir puertas para avanzar al futuro.

CARACTERÍSTICAS DE QUIENES NO HAN CERRADO HERIDAS:

- Quienes no han cerrado heridas suelen ser personas temerosas del futuro y, con frecuencia, tienen a flor de labios un “pero es que...”, un “y que tal que...” o un “este no es el momento para...”, es decir, buscan continuos justificantes para la no acción, para el no avance.
- Quienes no han cerrado heridas, no solamente pasan por la vida “mirando por el espejo retrovisor” sino que tienen como patrón de comportamiento señalar que lo que otros hicieron o dejaron de hacer en pasados años, días o meses, es la causa directa de que ellos no hayan podido alcanzar sus sueños. No dudan en señalar a otros como responsables de lo que a ellos les sucede. En términos más psicológicos, son personas con locus de control externo.
- Quienes no han cerrado heridas, con frecuencia, viven en función de criticar a los demás y no son capaces de reconocer los logros de otros y de dar crédito a que los mismos se deben a la inteligencia, entereza o habilidades de ellos, sino que pregonan que lo que los demás han obtenido ha sido producto de la suerte, del destino, de las influencias o. inclusive, de las trampas o artimañas utilizadas.
- A quienes mantienen heridas abiertas, les cuesta mucho “gozarse con los que se gozan” y les es difícil felicitar sinceramente a otros por sus avances y conquistas.
- Las personas que tienen heridas emocionales sin cerrar, buscan que los demás los compadezcan por “la vida tan dura que les ha tocado” y encuentran satisfacción en que se les diga: “antes no estas más mal”, es decir, adoptan una posición de víctimas y les encantan las políticas asistencialistas de las personas y de los gobiernos.
- Quienes tienen heridas sin sanar, tienen temor a establecer relaciones serias de pareja y por ello son superencantadores cuando las relaciones se mantienen en lo superficial, pero, a medida que se les pide asumir compromisos, o que ven que las relaciones van tomando visos de madurez, provocan situaciones que lleven a la ruptura.
- Cuando alguien no ha cerrado bien sus heridas, se deja dominar por el temor de dejar la casa paterna, y en los casos en que se atreven a dejarla solo lo hacen físicamente, pues no ponen limites a las relaciones permitiendo o invitando a sus padres a que tomen parte de las decisiones al interior de la pareja como por ejemplo: dónde vivir, como decorar, cuando y cuantos hijos tener, entre otros.
- Si no han cerrado adecuadamente sus heridas, cuando son padres, estas personas se interponen continuamente en las relaciones sociales y amorosas de sus hijos, manifestando que ninguna persona “da la talla” de los que su hij@ merece.
- Quienes tienen heridas sin cerrar, pueden llegar al extremo de enfermar a sus propios hijos para obtener ganancias secundarias, como por ejemplo, asegurarse compañía (Síndrome de Munchausen)
- Cuando una persona no ha cerrado sus heridas, ante la muerte o separación de un ser querido, suele hacer duelos complicados porque cree que ellos le dejaron el mandato de que, la única manera de demostrarles que si fueron queridos, es que jamás vuelvan a ser felices y, en consecuencia suelen sentirse mal por sentirse bien.
- Quienes no han realizado el proceso de cerrar sus heridas, “no se alegran, pero sienten un fresco” cuando otros fracasan, pues ello les hace sentirse mejor dado que “es bueno confirmar que somos los únicos caídos en desgracia…”.

Por otro lado; quienes han realizado el proceso intra e interpersonal que permite cerrar heridas, se colocan en disposición para poder, sin ningún lastre, realizar el proceso de abrir puertas.

CARACTERÍSTICAS DE QUIENES ABREN PUERTAS:

- Quienes abren puertas para si y para otros, reconocen, tanto con la razón como con la emoción, que las partidas y las separaciones son inherentes al hecho de estar vivos.
- Las personas que han dado el paso para abrir puertas, se dan el permiso de llorar cuando experimentan alguna tristeza, pues reconocen que las lágrimas son una respuesta natural a la aflicción.
- Los que se colocan en posición de abrir puertas, no temen mostrarse vulnerables, de manera que pueden hablar con otros de sus temores y vacíos, dándose la posibilidad de recibir expresiones de apoyo y compañía.
- Quienes abren puertas, reconocen que hay cosas que no se pueden manejar solos y, en consecuencia, se permiten buscar ayuda.
- Las personas que cerraron sanamente sus heridas y abren puertas, prefieren abrazar a otros que abrazarse a la pena.
- Quienes abren puertas son capaces de reconocer y expresar sus emociones, pues comprenden que no hay emociones buenas ni malas sino emociones expresadas adecuada o inadecuadamente y que el mayor problema es no darle palabras al dolor, pues cuando esto no se hace el cuerpo habla a través de las enfermedades.
- Quienes han determinado permitir que sus heridas cierren, a pesar de lo doloroso del proceso, y abren nuevas puertas, construyen un recuerdo agradecido de las personas que les acompañaron por algún momento, largo o breve de la vida, pues comprenden que cada persona que nos acompaña en el camino de la vida trae una lección que no debe ser desestimada.
- Los seres humanos que abren puertas generan para si y ayudan a otros a generar identidades diferenciadas, pues saben que obligar a otros a cumplir los sueños propios, equivale a impedir que ellos realicen los suyos.
- Para estar en el grupo de quienes abren puertas, hay que tomar la determinación de no reprobar el curso en el que nos inscriben quienes se separan de nuestro lado, y se disponen a integrar la experiencia vital de la pérdida y construir sentido a partir de la experiencia compartida y la nueva etapa que viene con toda pérdida.

Mediante este escrito, la pretensión es que nos cuestionemos sobre que la posición que estamos asumiendo ante la vida y lo que ella nos coloca como tarea. ¿Estamos aún en el lado de los que mantienen sus heridas sin cerrar y sin sanar? o ¿ya estamos realizando las acciones necesarias para ser de aquellos que abren puertas para si y para otros? Tal vez este momento del año es una excusa perfecta para darnos a la tarea de entrar en el próximo más sanos y sin ataduras que nos amarren a lo que nos hicieron a dejaron de hacer en el pasado o a lo que nos dijeron o dejaron de decir; pero también para hacer lo que corresponda para reparar las heridas causadas a otros por lo que hicimos o dejamos de hacer o por lo que dijimos o dejamos de decir.

"La ecología emocional es el único camino, si queremos sobrevivir como especie"



"La ecología emocional es el único camino, si queremos sobrevivir como especie".

 


    Qué significa exactamente "la ecología emocional"?La Ecología Emocional o Psicoecoafectividad es el arte de transformar positivamente nuestras emociones; consiste en gestionar nuestro mundo emocional de tal forma que nuestros afectos promuevan conductas que tiendan a una mejora de nuestro equilibrio personal, nuestro desarrollo humano, así como a una adaptación más inteligente, equilibrada y plena en nuestro entorno.¿Cuáles son las "leyes de la ecología emocional"?       Ley de la diversidad y riqueza de afectos: Nuestra vida afectiva depende de su diversidad y riqueza       Ley de la interdependencia afectiva: Todas las formas de vida dependen entre sí. Nadie es emocionalmente autosuficiente.       Ley de la gestión ecológica de los recursos afectivos: Todos los seres vivos y todos los recursos son limitados. Debemos tener en cuenta el principio de aprovechamiento de la energía psicoecoafectiva o sostenibilidad.Gestión ecológica de las relaciones.Las leyes de la gestión ecológica de las relaciones, nos dan las pautas para mantener relaciones personales gratificantes basadas en el amor y la libertad. Son siete:Þ      Ley de la autonomía: Ayúdate a ti mismo y todos te ayudaránÞ      Ley de la prevención de dependencias: No hagas por los demás aquello que ellos pueden hacer por sí mismosÞ      Ley del boomerang: Todo lo que haces a los demás, también te lo haces a ti mismo.Þ      Ley del reconocimiento de la individualidad y la diferencia: No hagas a los demás aquello que quieres para ti, pueden tener gustos diferentes.      Ley de la moralidad natural: No hagas a los demás aquello que no quieres que te hagan a ti.      Ley de la autoaplicación previa: No podrás hacer ni dar a los demás aquello que no eres capaz de hacer ni darte a ti mismo.      Ley de la limpieza relacional: Tenemos la responsabilidad de hacer limpieza de las relaciones que son ficticias, insanas y que dificultan nuestro crecimiento personal.
______________ ______________ ______________ ______________ _2.      ¿Qué han buscado,  con su selección de relatos de "Aplícate el cuento"?Nos proponemos mover a la reflexión, a la exploración de uno mismo y, por lo tanto, a una mejora de nuestro autoconocimiento, pero principalmente pretendemos, a partir de estos relatos, inducir conductas más inteligentes, armónicas y ecológicas.3.      El libro está dirigido "a todas aquellas personas que han decidido ser parte de la solución de la humanidad en vez de parte del problema". ¿En qué consiste "ser parte de la solución" y qué tipo de actitud o actitudes saboteadoras nos hacen ser "parte del problema?Somos parte del problema cuando nos dejamos llevar por la vida en lugar de asumir nuestra responsabilidad, cuando no somos coherentes y no tomamos una posición clara sobre nosotros mismos y el mundo; cuando  contaminamos emocionalmente, cuando dirigimos nuestra energía a la destrucción adoptando estrategias basadas en la violencia.Ser parte de la solución consiste en elegir de forma responsable un modelo humano más amoroso, más creativo, autodependiente y pacífico. Sólo así tendremos posibilidades reales de sobrevivir como especie.4.      ¿Cómo podemos empezar a ser "parte de la solución"?Asumiendo la responsabilidad que se deriva de nuestra libertad. Educando nuestra parte afectiva. Entendiendo que aunque no somos responsables de lo que sentimos si que lo somos de las conductas que de nuestras emociones se derivan. Aprendiendo que nuestras emociones y sentimientos son datos valiosos que nos informan sobre nosotros mismos, nuestras relaciones con los demás y nuestro proyecto de vida. Aprendiendo a dar nombre a lo que sentimos, a traducir bien el mensaje que cada emoción y sentimiento lleva incorporado y, a partir de ahí, a gestionar esta emoción de forma que nuestra conducta tienda a construir y a crear en lugar de a la violencia y a la destrucción.5.      El poder de la imaginación. ¿Por qué consideran que en los momentos de crisis la imaginación es más importante que el conocimiento?A veces lo que ya sabemos no nos deja ver otros aspectos de la misma realidad. La obertura mental, el ingenio, la creatividad, el pensamiento lateral y la intuición son alimentos de la imaginación que pueden dar lugar tanto a un nuevo descubrimiento como a solucionar un problema o enfrentar una crisis. La imaginación aplicada de forma creativa nos permite dar soluciones nuevas a los retos que nuestra vida nos plantea.
6.      En su cuento sobre la pareja ideal, el hombre elige seguir siendo un "hombre falso" y la mujer una "mujer falsa", a pesar del aburrimiento al que se condenan en unas relaciones de ficción. ¿Cómo podemos empezar a construir relaciones auténticas?Para conseguir relaciones auténticas con otro ser humano es imprescindible empezar relacionándonos de forma auténtica con nosotros mismos. La coherencia y la autenticidad nos van a permitir construir un "yo" maduro y sólo en este caso podremos iniciar con posibilidades la construcción de un "nosotros". Cuando nos desconocemos, o cuando nos conocemos pero no nos aceptamos a nosotros mismos podemos acabar siendo aquello que creemos que va a ser apreciado por los demás. Nos traicionamos y a la vez nos condenamos a relaciones ficticias que no nos contentan a nosotros ni tampoco a nuestra pareja. Además pueden provocarnos desequilibrio y enfermedad.7.      ¿Cuál es la diferencia entre "actuar" y "reaccionar"? La reacción es un sistema de estímulo - respuesta que es instintivo y, por lo tanto, no está filtrado ni valorado por nuestra inteligencia. Si bien en ocasiones es imprescindible reaccionar - cuando peligra nuestra vida o situaciones de emergencia - en nuestras relaciones sociales es importante que nuestra conducta esté regida por nuestra inteligencia emocional, un trabajo en equipo entre nuestra razón y nuestra emoción y guiado por nuestros valores personales. Nuestra conducta tiene consecuencias en nuestras relaciones y en nuestra vida. El autocontrol emocional es necesario para no ser personas dependientes de lo que nos llegue del exterior. Nosotros decidimos quienes queremos ser y cómo queremos actuar. De no ser así seríamos como veletas a expensas del viento y de los demás. "No quiero que sean los demás quienes decidan como me he de comportar yo" - es un buen argumento.8.      ¿Existe un léxico psicoafectivo? ¿Por qué es tan importante el uso de la palabra? ¿Qué podemos hacer para utilizar "las palabras justas"?Sí, existe un léxico psicoecoafectivo o léxico sentimental que debemos educar. El uso de la "palabra justa" es importante porque constituye un medio imprescindible para conocer y comprender los sentimientos propios y ajenos. Las palabras son poderosas porque comunican y participan en la construcción de nuestra identidad. Cuando encontramos la "palabra precisa" para expresar un sentir o una experiencia emocional, cuando somos capaces de hilvanar un relato de un fragmento de vida, nos sentimos liberados puesto que dotamos de sentido nuestra experiencia vital. Darnos cuenta que sentimos es el primer paso en la gestión ecológica de las emociones, dar nombre a lo que sentimos será el paso siguiente e imprescindible.
9.      ¿Qué hay de libertad y qué de azar en nuestras vidas? ¿Qué podemos hacer para ser más libres y depender menos de las circunstancias?No elegimos venir al mundo, ni nuestra familia ni determinadas situaciones que durante nuestra existencia se van a producir. Pero poco a poco vamos haciendo otras elecciones, rechazamos unos caminos y escogemos otros y en este largo proceso nos vamos modelando. En toda situación es importante preguntarnos: ¿Qué margen de maniobra tengo? ¿Lo estoy ejerciendo en la medida de lo posible? Casi siempre tenemos cierto grado de control pero incluso que nos parezca que no es así,  Víctor Frankl decía que todo hombre puede conservar un vestigio de libertad espiritual y de independencia mental incluso en las más terribles circunstancias de tensión física y psíquica. La libertad de escoger debe ir acompañada de la libertad interior y de la responsabilidad que de ella se deriva. Debemos optar por un modelo humano más autodependiente, con capacidad crítica, más psicoecoafectivo (emocionalmente inteligente, responsable y sabio). ¿Cómo ser más autodependiente?      Aumentar la conciencia de uno mismo       Darnos permiso para ser y para ejercer nuestra libertad interior       Tomar el control de la propia vida y convertirnos en nuestra autoridad de referencia (ejercitando nuestras competencias emocionales en un trabajo en equipo con nuestra inteligencia)Þ       No olvidar que siempre tenemos opciones alternativas (por lo menos tenemos la opción de elegir nuestra actitud ante las circunstancias)       Pasar a la acción coherente (la realidad creadora)Resumiendo: autoconocimiento y trabajo en equipo entre mente-emoción y acción dentro de un sistema de valores humanos éticos y ecológicos. Hacer nuestra parte... y confiar! 
¿Te agotan tus propios pensamientos?¿Qué podemos hacer para que nuestras propias emociones no nos agoten? La incorrecta gestión de los recursos emocionales suele venir dado por alguno de estos problemas o por varios a la vez:o       Ignorar nuestro mundo emocional o       Sentir pero:         No ser capaces de dar nombre a nuestras emociones         Saber darles nombre pero no saber qué significan         Traducir mal la información emocional         Captar la información que nos aportan pero no actuar en consecuencia.Lo que nos agota es nuestra ignorancia emocional: no sabemos qué sentimos y sólo sabemos que estamos mal; nos agota aferrarnos a determinada emoción sin dejar que fluya, obsesionándonos con ella o sin pasar a la acción. Nos agota reprimirlas, y nos agotan las consecuencias de las conductas reactivas que tenemos cuando perdemos nuestro autocontrol. Para no agotarnos es importante aprender a gestionarlas de forma ecológica. 10. Explique en pocas palabras cómo podemos liberarnos de las emociones que nos esclavizan: ansiedad, celos, culpa, envidia, ira, miedo, odio, resentimiento, tristeza, vergüenza.En primer lugar, debemos tomar conciencia de nuestras emociones desadaptativas: Recordar que estas emociones son sólo informaciones útiles que, bien gestionadas, nos van a permitir mejorar. Debemos soltarlas, expresándolas aplicando los principios de la inteligencia emocional. O podemos transformarlas canalizando la energía que originan hacia una acción que revierta en nuestra propia mejora personal o la mejora de nuestro mundo. Finalmente, necesitamos tener presente que para reencontrar la armonía es preciso dejar de centrarnos en "poseer" y dedicar mayor esfuerzo en el desarrollo de nuestra dimensión "ser" y aprender a desprendernos. Erich Fromm decía que nuestra destructividad es proporcional al nivel de colapso en la expansión de la propia vida. El crecimiento personal es, pues, la alternativa.En el libro de "La ecología emocional" cada una de estas emociones es analizada respecto a los siguientes aspectos: como definirla, el mensaje cifrado que nos trae, síntomas de deterioro y cómo gestionar ecológicamente esta emoción. Además de lo que hemos observado en general, veremos cómo cada una de ellas tiene un tratamiento propio.11. Asimismo, resuma en pocas palabras cómo podemos desarrollar energías limpias, renovables y ecológicas? La automotivación es la mejor fuente de energía psicoecoafectiva. Esta competencia emocional está a la disposición de todas las personas pero para llegar a ella es preciso aprender a conectar con el interior de uno mismo. La automotivación parte del conocimiento de uno mismo. Quien se desconoce no va a poder automotivarse. También pide disponer de un buen autocontrol emocional , base para poder movilizar y dirigir esta energía interna hacia la acción.  Por lo tanto podríamos señalar que autoconocimiento y autocontrol son las bases iniciales para acceder a esta energía limpia y renovable. En la Ecología emocional hablamos de algunas fuentes que alimentan esta automotivación. Incorporarlas a nuestra vida es inteligente y ecológico:  (Ver cuadro)
FUENTE CONTENIDO ECOLÓGICO ALEGRIA Reír, visión positiva, agradecer, pequeños placeres, la belleza, compartir emociones positivas, cantar, vivir el presente. ¿Qué escojo hoy: alegría o tristeza? CURIOSIDAD Obertura, exploración, interrogación, deseo de descubrir, cambio, mirada nueva, perplejidad, intuición DESEO Desear lo necesario, amar lo que se desea, deseo no es consumo, el gozo, sexualidad, placer (*según Epicuro amistad, libertad y reflexión, una vez cubiertas las necesidades básicas) seleccionar de forma inteligente nuestros posibles objetos de deseo, educar la frustración. FORTALEZA La resistencia inteligente, apostar por uno mismo, asumir la aventura de vivir, virtud (* Según Savater: La fuerza del héroe es el cumplimiento de aquello que nos prometemos con la virtud), vivir la incertidumbre, salir de la franja de comodidad, lanzarse a la acción. SILENCIO Serenidad, silencio interior, pausa, vacío, meditación, contemplación, el respeto por la palabra SOLEDAD Libertad de ser uno mismo, espacio de crecimiento personal, creatividad, intimidad, conexión con uno mismo, autonomía, saber vivir solo para poder vivir con los otros, armonía. (* Soledad plena. No desconexión.) VOLUNTAD Esperar un poco menos y querer un poco más. Elección inteligente de los objetivos. Perseverancia, esfuerzo, determinación, flexibilidad. Compromiso con uno mismo y con los demás. Responsabilidad. Libertad. Trabajar la dificultad, la paciencia, el inconformismo. Asumir el control de la propia vida. VITAMINAS EMOCIONALES La vida. Ternura: abrazos y besos. Sonrisas. Música. Cantar. El humor. Palabras de ánimo. Acoger. Palabra amable. Refuerzos positivos. Agradecer. La belleza. La coherencia. La ética.
12. ¿Cuáles son los "espacios protegidos" (o que deberíamos proteger) de nuestra vida emocional?Necesitamos mantener en nuestra vida unos espacios protegidos de la contaminación emocional porque son ecosistemas afectivos muy delicados y frágiles, en peligro de extinción, pero vitales para nuestra buena salud emocional: AFECTOS SUGERENCIAS PARA UNA GESTIÓN ECOLÓGICA AGRADECIMIENTO Valorarse para valorar. Agradecer las pequeñas cosas. Generosidad. Valorar lo que tenemos. Gratuidad. Educar en la cultura del agradecimiento. AMISTAD Intimidad. Mirada comprensiva que no juzga. Respeto territorial. Sensibilidad, empatia, verdad, reciprocidad. Familia elegida. Invitación a crecer. Compromiso. Libertad AMOR Libertad. Inteligencia. Sorpresa y descubrimiento. Misterio. Una nación a fundar. No dar al otro "por supuesto". Compromiso. Renovarse.  La no exclusividad. Pasar de amor a amar. Volar juntos pero no atados. COMPASIÓN Ser buenos con nosotros mismos. Ternura + empatía. Sentir con el otro. Favorecer la autonomía del otro. Relación de ayuda. Comprensión: obertura mental y afectiva. Atención. Vivir el presente. Solidaridad y compromiso global. CONFIANZA Autoconocimiento, conciencia recursos personales. Situar el centro "punto de anclaje" en nuestro interior. Aceptar el riesgo. Cesión del control. Asumir la incertidumbre. Elegir relaciones ecológicas. Lanzarse a la acción. ESPERANZA Ampliar el presente. Situar la esperanza en un bien posible. Pasar a la acción posible mientras esperamos. Esfuerzo y tarea diaria. FELICIDAD Incorporar la ética a nuestra vida. Desarrollar un carácter compatible con la felicidad. Elegir felicidad. Solidaridad. Generosidad. Aplicar energías ecológicas. Amar. GENEROSIDAD Ser generosos con nosotros mismos. Aprender el placer de dar. Aplicar el efecto boomerang. Aprender a recibir. Espíritu de servicio. SERENIDAD Trabajar la coherencia entre el pensar - sentir - actuar. Cerrar círculos. Desprenderse. Eliminar rencores, resentimientos y odio. Vivir el momento. Contemplar la belleza. Lentitud, "tempo". TERNURA Ser tiernos con nosotros mismos para poder serlo con los demás. Mirada, tacto, tono de voz, sonrisa. Ritmo lento. Calidez. Acariciar. Abrazar. Encuentro. Inocencia. Recuperar la sensibilidad hacia todo lo vivo. 13. ¿Qué nos aportan los cuentos?Para nosotros son llaves que abren puertas y ventanas en nuestra mente y en nuestro corazón; son preguntas que lanzamos como semillas a lo mas profundo de nuestro interior, puentes que pueden unir nuestra mente, nuestra alma y nuestro corazón; medicinas sin efectos secundarios y vitaminas emocionales amplificadoras de nuestros sentidos. Un cuento puede entretener, provocar la reflexión, ayudarnos a la exploración de nosotros mismos y también inducir conductas más inteligentes, armónicas y ecológicas. La elección del nivel de influencia ya es cosa del lector: la respuesta está en sus manos.
14. Habéis agrupado vuestros "cuentos para despertar" en ocho capítulos temáticos. Por favor, definid los siguientes conceptos: El misterio. Nuestra parte secreta, oculta, a veces incomprensible, inaccesible a nuestra razón aunque accesible desde nuestra intuición y afectividad. Es aquella esencia que nos convierte en personas únicas. La vida y nuestra existencia es un misterio que debemos respetar, contemplar, gozar, admirar, saborear y explorar. El desafío vital. Nuestro desafío vital consiste en asumir la responsabilidad de conseguir ser nosotros mismos. Transformar nuestra potencialidad en una realidad, desplegar nuestros recursos y dirigir nuestra energía a la mejora de nosotros mismos y nuestro entorno. El trayecto interior. Consiste en el camino del autoconocimiento. Somos seres cambiantes y en constante evolución. Por este motivo este trayecto interior no finaliza hasta que morimos. No es un trayecto preestablecido. Nosotros somos los diseñadores y arquitectos de nuestro propio laberinto interior. Nosotros somos quienes lo exploramos buscando el centro que nos ilumina. Lao Tse decía: Conocer a los demás es sabiduría, conocernos a nosotros mismos es iluminación. Elegir equilibrio. Somos nosotros quienes decidimos ser de una forma u otra, porque de nosotros esencialmente depende nuestra construcción. El equilibrio emocional es la consecuencia del buen ejercicio del autocontrol. Esta competencia emocional no es innata por lo que debe ser educada. No debemos confundir autocontrol con represión. Elegir equilibrio supone elegir el "camino del centro" (expresar la emoción a la persona adecuada, en el momento adecuado, con el propósito justo y de la forma correcta). La paz y la serenidad son estados que derivan de nuestra elección y de una gestión emocional ecológica. Energía emocional ecológica. La automotivación es la energía emocional dirigida a la acción y no depende tanto de nuestro entorno como de nosotros mismos. Es importante ser capaces de autoabastecernos, de usar energías ecológicas, limpias, sostenibles, renovables. Entre ellas están: la voluntad, la curiosidad, la alegría, el silencio, el deseo, la soledad plena y, evidentemente, todas las energías que derivan del amor. Las relaciones. Vínculos creados a partir de la comunicación con otro ser humano. Las relaciones ecológicas se basan en vínculos que no atan sino que liberan, son relaciones que colaboran en nuestra construcción personal y que se basan en la libertad, la generosidad y el amor. El poder del pensamiento. Lo que creemos es lo que creamos. Nuestras convicciones van a determinar nuestras conductas y nuestras conductas van a tener consecuencias en nuestras vidas y en las de los demás. Las creencias pueden ser velos que nos impiden ver la realidad. Pero una mente abierta, flexible, con imaginación y con objetivos elegidos de forma inteligente y ecológica puede movernos a acciones creativas y de mejora de nuestro mundo. Lo que es cierto es que si nuestras mentes no cambian, el mundo nunca cambiará. La respuesta depende de ti. Tenemos la responsabilidad de elegir. Podemos elegir aportar nuestra energía a la creación y mejora de nuestro mundo o dirigirla hacia la destrucción y la violencia. Esta es la consecuencia de nuestra libertad. Cada acción es importante y si no aportamos nuestra respuesta habrá un vacío que nadie podrá llenar en nuestro lugar en el tapiz de la humanidad.­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­ 
¿Tener o ser?Había un hombre muy rico y un hombre muy pobre. Cada uno tenía un hijo.Un día el rico subió a su hijo a una montaña:-          Mira -le dijo - todo eso de ahí abajo un día será tuyo.Otro día subió el pobre y le dijo a su hijo:      -     Mira. 
¿Reflexión o tradición?Se cuenta que en medio del patio de un cuartel militar situado junto a un pueblecito cuyo nombre no recuerdo, había un banco de madera. Era un banco sencillo, humilde y blanco.Junto a ese banco, las veinticuatro horas del día, los soldados se alternaban en una guardia constante, noche y día. Nadie sabía por qué. Pero lo cierto es que la guardia se hacía. Se hacía noche y día, todas las noches, todos los días, y de generación en generación, todos los oficiales transmitían la orden y los soldados la obedecían. Nadie dudó nunca, nadie preguntó nunca: la tradición es algo sagrado que no se cuestiona ni se ataca: se acata. Si así se había hecho siempre, por algo sería. Así se hacía, siempre se había hecho y así se haría. Y así siguió haciéndose hasta que un día alguien, no se sabe bien quién, quizás un general o un coronel curioso, quiso ver la orden original.  Hizo falta revolver a fondo los archivos. Y después de mucho hurgar se encontró: ¡Hacía 31 años, 2 meses y cuatro días que un oficial había mandado montar guardia junto al banco, que estaba recién pintado, para que a nadie se le ocurriera sentarse sobre la pintura fresca!

http://www.crecejoven.com/psicologia--ecologia-emocional


Bàner



Algunas cuestiones sobre Inteligencia emocional y Ecología Emocional (Mercè Conangla i Jaume Soler) PDF Imprimeix Correu electrònic

1. ¿Qué es la IE? ¿Y la Ecología Emocional?

IE es la capacidad para reconocer y expresar nuestras emociones a la persona adecuada, en el momento adecuado, con el propósito justo y de la forma correcta. Comprende cinco grupos de habilidades o competencias emocionales: autoconocimiento, autocontrol, automotivación, empatía y habilidades de relación.
La Ecología Emocional o Psicoecoafectividad plantea dar un paso más allá de la IE. Se trata del arte de gestionar nuestros afectos de tal forma que la energía emocional que de ellos se deriva se canalice en dirección al crecimiento y mejora como seres humanos, a la mayor calidad de nuestras relaciones con los demás y a un mejor y mayor cuidado del mundo que nos rodea. Incluye dos valores importantes: la responsabilidad y la conciencia del impacto emocional global.

2. ¿Cuáles son sus beneficios en la persona?

No nacemos con las competencias emocionales desarrolladas. Éstas pueden educarse mejor o peor. Actualmente se habla de analfabetismo emocional refiriéndonos a aquellas personas que han desarrollado el ámbito cognitivo pero que son incapaces de manejar su mundo emocional: desconocen lo que sienten o no saben qué hacer con ello, les resulta difícil autocontrolarse, tienen relaciones de baja calidad con los demás y, en general, se sienten insatisfechos con su proyecto de vida.
Los beneficios de trabajar las competencias emocionales, especialmente desde el ámbito de la ecología emocional, supone la mejora de tres niveles: Respecto a uno mismo: la mejora del conocimiento de uno mismo, la traducción correcta de la información emocional y su incorporación en el mapa de situación en el momento de tomar decisiones; un buen equilibrio personal y mayor coherencia en el eje mente-emoción-acción.
Respecto a nuestra relación con los demás: Relaciones más honestas, coherentes y profundas, mejor calidad de comunicación y capacidad de crear vínculos basados en la libertad y no en la dependencia. Respecto a nosotros en relación al mundo: Conciencia de la interdependencia de los sistemas vitales que habitamos la tierra, acciones creativas de mejora del mundo, mayor respeto al entorno.

3. ¿Cómo se puede aprender a canalizar esta fuerza?

Las emociones mueven energía dirigida a la acción. Pero no toda la energía es una energía ecológica, renovable y limpia. No es lo mismo actuar por miedo o por egoísmo que por generosidad o amor. Será preciso elegir bien ya que los efectos de la acción y su impacto en nuestra vida y en la de los demás  no serán los mismos en un caso o en otro.
La canalización correcta de la energía deberá realizarse mediante una mejor educación emocional desde la infancia: trabajando la conciencia emocional, colocando las bases de un buen autocontrol emocional, educando en los límites y vacunando en la frustración; fomentando una cultura del esfuerzo, trabajando la voluntad dirigida a objetivos elegidos de forma inteligente, aprendiendo estrategias de automotivación…

4. ¿Cuáles son los ámbitos donde mayor influencia puede tener la Ecología Emocional?

En toda el vida de una persona, en todos los niveles desde nuestro interior hasta el mundo entero. Erich Fromm decía: Toda la energía que no se dirige a crear, se dirige a destruir. Nuestro mundo afectivo tiene un potencial enorme. Nosotros elegimos: ¿crear o destruir? ¿ser parte de la solución o formar parte del problema de la humanidad? No somos responsables de lo que sentimos pero sí que somos responsables de las acciones que se derivan de una correcta o incorrecta gestión emocional. Éste es el planteamiento básico que, a partir de la IE, y desplegando dicho concepto, hace la EE.

5. ¿Por qué nace hoy día ese “boom” por querer conocer nuestro interior y dominar nuestras emociones?

Por necesidad, por intuición, por inteligencia, porqué el hecho de no hacerlo y continuar dejándonos llevar por impulsos primarios o reprimiendo nuestro sentir sólo nos lleva a la autodestrucción y a la destrucción colectiva. Tenemos sobradas pruebas de ello: aumento de la agresividad (insultos, agresiones físicas, psíquicas y morales), estrés, aumento de patología ansioso-depresiva…)
Porqué llega el momento de efectuar cambios preventivos en lugar de esperar ha “tener que” realizar cambios catastróficos cuando ya quizás sea tarde. Defendemos un modelo humano psicoecoafectivo de personas que trabajan para conseguir un espacio interior armónico en el cual razón y emoción trabajen en equipo; una persona que proyecte esta armonía interior en acciones más empáticas, generosas y solidarias hacia los demás y el mundo.

Bibliografía

Jaume Soler i Mercè Conangla, La ecología emocional, Amat, 2003

ALTERACIONES PRODUCIDAS POR EL ESTRÉS,

 
Ampliación del conocimiento en lo que se refiere a la actividad de las personas que sufren de enfermedades mentales y cuando el producto de estas afectan los intereses jurídicos.... Introducción Es interés del contenido de la presente investigación el ampliar el conocimiento de las personas que de una u otra manera puedan acceder al presente trabajo; en lo que se refiere a la actividad de las personas que sufren de enfermedades mentales y cuando el producto de estas afectan los intereses jurídicos, ya que la acción que conlleva a la realización de un acto previsto y sancionado por nuestra legislación, ya sea esta adjetiva o sustantiva, como falta o delito, siempre tendrá un castigo, pero es evidente que la intención del legislador fue la de apreciar una situación especial cuando el ejecutor de una acción delictiva no se encuentra dentro de sus cabales, porque quiere decir que existe dentro de él una circunstancia ajena a su voluntad, la cual en un momento determinado le hicieron actuar y por ende delinquir y que el producto de esta acción no puede ser sancionado como en el caso de aquellas personas que actúan en pleno goce de todas sus facultades. Es por esto que durante el desarrollo del presente contenido apreciaremos las situaciones, que de una u otra manera forma mas común concurrencia en nuestro diario acontecer, pudiendo evaluar con mayor precisión, tal y como lo observan los Psiquiatras desde su punto de vista las enfermedades mentales y como encuadran estas cuando una actuación delictiva sobreviene de la acción de un paciente y como el Derecho las regula de acuerdo al grado de estas. Estrés o Stress, en medicina, proceso físico, químico o emocional productor de una tensión que puede llevar a la enfermedad física. Una eminente autoridad en estrés, el médico canadiense Hans Seyle, identificó tres etapas en la respuesta del estrés. En la primera etapa, alarma, el cuerpo reconoce el estrés y se prepara para la acción, ya sea de agresión o de fuga. Las glándulas endocrinas liberan hormonas que aumentan los latidos del corazón y el ritmo respiratorio, elevan el nivel de azúcar en la sangre, incrementan la transpiración, dilatan las pupilas y hacen más lenta la digestión. En la segunda etapa, resistencia, el cuerpo repara cualquier daño causado por la reacción de alarma. Sin embargo, si el estrés continúa, el cuerpo permanece alerta y no puede reparar los daños. Si continúa la resistencia se inicia la tercera etapa, agotamiento, cuya consecuencia puede ser una alteración producida por el estrés. La exposición prolongada al estrés agota las reservas de energía del cuerpo y puede llevar en situaciones muy extremas incluso a la muerte. Es de conocimiento general que las personas se preocupan de su cuerpo de muy distinta manera, aunque lo habitual es que partan de la presunción de salud mientras no experimenten malestar ni padezcan incapacidades funcionales que limiten su vida diaria. La medicina sabe desde sus inicios que no siempre existe una correspondencia entre el funcionamiento objetivo del organismo y las sensaciones corporales del sujeto, de ahí que haya establecido una crucial distinción entre los signos (o alteraciones observables) y los síntomas (o manifestaciones subjetivas). Lo habitual es que la demanda de atención médica dependa de la aparición de estos últimos, que juegan el papel de señales de alarma y advierten al sujeto de que en su organismo algo no funciona bien. Esta connotación del síntoma como estímulo sugerente de amenaza permite entender la enfermedad como agente estresante por excelencia, ya que provoca alarma e incertidumbre en el sujeto, sin concederle apenas margen para el uso de conductas operantes que desactiven el peligro. De hecho, la única conducta realmente adaptativa es la de pedir ayuda a un médico, y eso ya da una idea de lo mucho que la enfermedad aproxima a los sujetos a los estados de indefensión. ALTERACIONES PRODUCIDAS POR EL ESTRÉS, enfermedades causadas o agravadas por el estrés psicológico. Estos trastornos psicosomáticos generalmente afectan al sistema nervioso autónomo, que controla los órganos internos del cuerpo. Ciertos tipos de jaqueca y dolor de cara o espalda, el asma, úlcera de estómago, hipertensión y estrés premenstrual, son ejemplos de alteraciones relacionadas con el estrés. Los médicos han reconocido desde hace tiempo que las personas son más proclives a enfermedades de todo tipo cuando están sometidas a un gran estrés. Los acontecimientos negativos, tales como la muerte de un ser querido, parecen causar el suficiente estrés como para reducir la resistencia del cuerpo a la enfermedad. Sin embargo, las circunstancias positivas, tales como un nuevo trabajo o el nacimiento de un bebé en casa, también pueden alterar la capacidad normal de una persona para resistir la enfermedad. Los sociólogos han elaborado una lista de situaciones vitales y han calculado el relativo efecto del estrés en cada una de ellas. Así, por ejemplo, la muerte del cónyuge encabeza la lista con un 100, mientras que los problemas con el jefe representan un 23; ser despedido, un 47; ir a la cárcel, un 63; cambio en los hábitos de sueño, un 16, y un 73, divorciarse. CAUSAS: Aunque el estrés puede ejercer alguna influencia sobre cualquier enfermedad, tales como catarro o tuberculosis, y quizás incluso el cáncer, afecta directamente a otras. Los científicos atribuyen al menos parte de este efecto a la historia evolutiva, argumentando que cuando había que vivir con constantes amenazas físicas por parte de animales salvajes y otros elementos, así como de otros individuos, el cuerpo evolucionó ayudando a gestionar estas presiones físicas. El corazón late más deprisa, aumenta la presión de la sangre y otros sistemas corporales se preparan para enfrentarse a la amenaza. Cuando alguien reacciona físicamente para salir de una amenaza, estos sistemas retornan a la normalidad. Huir o luchar, denominadas reacción de agresión o fuga, son dos formas acertadas de combatir muchas amenazas físicas. Sin embargo, el problema surge cuando el cuerpo está preparado para enfrentarse al peligro pero no puede hacerlo. Quedar atrapado en un atasco de tráfico, por ejemplo, puede hacer que el cuerpo se prepare para una respuesta de agresión o fuga, pero cuando no se puede tomar ninguna acción, los sistemas corporales permanecen hiperactivos. La repetición de experiencias similares de naturaleza frustrante puede crear estados tales como la hipertensión. Hay muchos otros factores que también pueden ocasionar alteraciones producidas por el estrés. Entre los que actualmente se investigan podemos mencionar un cierto tipo de conducta que los científicos llaman ‘tipo A’, un término que originalmente se aplicó a personas proclives a enfermedades coronarias. El estilo de enfrentamiento tipo A, caracterizado por una competitiva y absorbente intensidad, es común en las sociedades desarrolladas, y cada vez existen más pruebas de que esta clase de conducta está asociada con una incidencia cada vez mayor de varias alteraciones producidas por estrés. TIPOS: La tensión alta o hipertensión es una de las alteraciones más comunes que agrava el estrés. Aunque no hay síntomas apreciables, la hipertensión puede dañar los riñones y llevar a un ataque de apoplejía. Otras alteraciones relacionadas con el estrés y de orden más común son los problemas gastrointestinales. Los más serios son las úlceras pépticas y la anorexia nerviosa. Las úlceras están producidas por un exceso de jugos gástricos o por una sensibilidad excesiva en una zona de la pared digestiva, lo que causa náuseas y dolor. La anorexia nerviosa, más común entre las mujeres adolescentes, se caracteriza por la negativa a comer, hasta el extremo de que pueden llegar a morir. Otras alteraciones gastrointestinales producidas por el estrés son las dolencias inflamatorias del colon y el intestino, tales como la colitis ulcerosa y la enteritis local. Las alteraciones respiratorias también se pueden ver afectadas por el estrés. La más común de ellas es el asma, que puede estar producida por contratiempos de tipo emocional. Los ataques de asma se caracterizan por respiración dificultosa, jadeos y la sensación de asfixia. Además, el estrés emocional puede causar o empeorar muchos trastornos de la piel, desde picores, cosquilleo y dolor hasta los que producen sarpullido y granos. Las situaciones más traumáticas, como pueden ser accidentes, catástrofes o experiencias de guerra pueden ocasionar una alteración hoy llamada alteración de estrés post-traumática. Conocida en tiempos de guerra como neurosis de guerra, esta alteración pasó a denominarse así tras su aparición en ex-combatientes que volvían de Vietnam e intentaban reincorporarse a la vida civil. Sus síntomas, que pueden tardar meses en aparecer tras observar un estado inicial de aturdimiento, incluyen la irritabilidad nerviosa, dificultad en relacionarse con el entorno y depresión. TRATAMIENTO: El tratamiento de las alteraciones producidas por el estrés se limita a veces a aliviar el síntoma físico concreto. Por ejemplo, la hipertensión se puede controlar con fármacos. Los tratamientos psicológicos van dirigidos a ayudar a la persona a solucionar la causa del estrés o bien a enfrentarse a ella de una manera más eficaz. A menudo se recomienda la combinación de tratamientos físicos y psicológicos. Que es el Estrés? Es un estado de gran tensión nerviosa originado en la persona por el exceso de trabajo, las aspiraciones no satisfechas, la ansiedad, etc. Suele manifestarse a través de una serie de reacciones que van desde la fatiga prolongada y el agotamiento hasta dolores de cabeza, gastritis, úlceras, etc., pudiendo ocasionar incluso trastornos psicológicos. El estrés es un hecho habitual en nuestras vidas. No puede evitarse, ya que cualquier cambio al que debamos adaptarnos representa estrés. Los sucesos negativos, daño, enfermedad o muerte de un ser querido, son hechos estresantes, así como los sucesos positivos; Ascender en el trabajo trae consigo el estrés del nuevo status, de nuevas responsabilidades. Desde que Hans Selye introdujo en el ámbito de la salud él termino estrés, este se ha convertido en una de las palabras mas utilizadas, tanto por los profesionales de las distintas ciencias de la salud, como en el lenguaje coloquial de la calle. Selye, definió el estrés como una respuesta general del organismo ante cualquier estimulo estresor o situación estresante. No obstante se han realizado múltiples trabajos sobre el estrés que han aportado diversas conceptualizaciones. Una conceptualización más comprensible de estrés, lo definiría como un exceso de demandas ambientales sobre la capacidad del individuo para resolverlos, considerando además las necesidades del sujeto con las fuentes de satisfacción de esas necesidades en el entorno laboral. Nuestras experiencias estresoras provienen de tres fuentes básicas: nuestro entorno, nuestro cuerpo y nuestros pensamientos. El entorno se refiere a las condiciones ambientales, como por ejemplo ruidos, aglomeraciones, demandas de adaptación, etc. Las fisiológicas se refieren a nuestro organismo: enfermedad, accidentes, trastornos, etc. Las amenazas exteriores producen en nuestro cuerpo unos cambios estresantes. Así nuestra forma de reaccionar ante los problemas, las demandas y los peligros, viene determinada por una aptitud innata de lucha o huida, cuando los estímulos que nos llegan son interpretados como amenazantes. Este proceso se traduce en una serie de cambios físicos observables. Así, por ejemplo, las pupilas se agrandan para mejorar la visión y el oído se agudiza, los músculos se tensan para responder al desafío, la sangre es bombeada al cerebro para aumentar la llegada de oxigeno a las células y favorecer los procesos mentales. Las frecuencias cardiaca y respiratoria aumentan, y como la sangre se desvía preferentemente hacia la cabeza y el tronco, las extremidades y sobre todo las manos y los pies, se perciben fríos y sudorosos. Sin embargo, el estrés no se puede considerar en principio como una enfermedad sino como la respuesta, tanto física como mental, a las adaptaciones y ajustes del ser humano a los diversos acontecimientos vitales. Esa respuesta, que en principio puede ser natural y que surgiría para ayudarnos a afrontar nuevas situaciones, cuando se transforma en una reacción prolongada e intensa es muy posible que desencadene serios problemas físicos y psíquicos. Actualmente el estrés es uno de los factores de más alto riesgo en las enfermedades cardiovasculares, por lo que les recomendamos una serie de pautas, no sólo para intentar controlarlo, sino también para prevenirlo. El estrés desempeña un papel importante en la aparición, no sólo de trastornos mentales, sino también de patología médica. Desde los trabajos pioneros de Walter Cannon y Hans Selye, se acepta sin reservas el papel preponderante del estrés como pieza clave de lo que podemos denominar "Procesos psicopatogenéticos en Medicina" y el término "Enfermedades de estrés" ha quedado bien acuñado en el seno de la medicina. (González de Rivera, 1980a). En Psiquiatría, las situaciones de estrés son reconocidas como susceptibles de desencadenar manifestaciones psicopatologiítas de la más variada patoplastia, generalmente moduladas por la personalidad, patología previa, y estado psicofisiológico del paciente. El concepto de "Reacciones de Estrés" se recoge en distintos apartados de la Sección de Psiquiatría de la Clasificación Internacional de enfermedades de la Organización Mundial de la Salud, y el Manual Diagnóstico y Estadístico de la Asociación Psiquiátrica Norteamérica incluye en su clasificación multiaxial un código representativo de la intensidad del estrés previo al inicio del cuadro patológico. Los factores de estrés (Glez. de Rivera, 1989, 1991) son múltiples y variados, y su clasificación y estudio detallado resulta necesario para poder entender su intervención precisa en la patogénesis de los diferentes tipos de trastornos asociados con el estrés. Según el mecanismo y grado de participación de los distintos factores, pueden dividirse los síndromes de estrés en tres grandes grupos: 1) Inespecíficos, secundarios a un estado más o menos crónico de sobrecarga de mecanismos homeostáticos, con reducción de la capacidad defensiva e incremento inespecífico de la vulnerabilidad del organismo. Ejemplos de este tipo son citados frecuentemente por. los estudiosos de fenómenos psicosomáticos, y entran en ellos probablemente todas las enfermedades crónicas en las que mecanismos neuroendocrinos y neuroinmunológicos juegan un papel preponderante, como el lupus eritematoso sistémico, algunas neoplasias, la artritis reumatoide o la tiroiditis, por citar sólo unos pocos (Valdés, 1991). Toda la importante línea de investigación iniciada por Holmes y Rahe está relacionada con el estudio del "efecto acontecimientos vitales" o influencia inespecífica de los factores externos de estrés en la vulnerabilidad o predisposición a la enfermedad (Miller, 1996).. Entre los trastornos psiquiátricos, esta influencia inespecífica se reconoce de manera prácticamente generalizada, incluso en trastornos considerados "endógenos", o sea, no reactivos por definición, como la depresión mayor (Goodwin, 1990) o la enfermedad de Alzheimer (Spencer, 1990). 2) Semi-específicos, en los que factores externos de estrés se combinan, generalmente de forma aguda, con otros elementos patógenos independientes, necesarios para activar el ciclo patogenético del cuadro clínico en cuestión. Entre los ejemplos de este segundo grupo podemos contar la Coronariopatia isquémica, las infecciones respiratorias víricas, las reacciones alérgicas, entre otras (Matthews,1986; Valdés, 1991). Las descompensaciones sintomáticas agudas de muchas personalidades psicopáticas, los episodios disociativos, las psicosis reactivas y muchos trastornos de ansiedad se pueden encontrar en este grupo. 3) Específicos, en los que los factores externos de estrés actúan de manera determinante en la causación del proceso morboso. Síndromes de estrés específicos típicos son el Síndrome Post-traumático (al que se añade el calificativo "de estrés", para distinguirle de los síndromes post-trauma físico, como el síndrome concusional), los estados de intensa disregulación neurovegetativa, que pueden concluir en muerte súbita, y que han sido observados en sujetos sanos sometidos a situaciones de estrés particularmente agudas e intensas (McMahon, 1975), el trastorno agudo de estrés y los trastornos adaptativos. Síndrome de fatiga crónica (SFC), proceso que se caracteriza por la existencia de fatiga permanente o recurrente durante al menos seis meses consecutivos. Esta sensación debilitante de fatiga permanente se acompaña casi siempre de una combinación de síntomas como dificultad de concentración, pérdida de memoria reciente (para los acontecimientos próximos), dolores musculares y articulares y alteraciones del sueño. Este proceso (SFC) ha sido denominado enfermedad crónica del virus de Epstein- Barr (VEB), síndrome de fatiga crónica y disfunción inmune, neuromiastenia epidémica y encefalitis miálgica (EM). Se calcula que el SFC afecta de cuatro a diez de cada 100.000 adultos. La edad media de comienzo de los síntomas es a los 30 años. No existen pruebas de que este proceso se transmita de una persona a otra. No se conoce la causa del SFC. Se ha propuesto que algunos virus que producen infecciones crónicas y que ocasionan síntomas como cansancio y estrés, como el virus de Epstein-Barr, pueden estar implicados. También se han estudiado otros virus —el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), el virus del herpes tipo 6, o los enterovirus— como posibles responsables. En la actualidad, el diagnóstico del SFC se realiza por exclusión de otros procesos conocidos que producen síntomas parecidos. Este diagnóstico siempre es controvertido ya que no se pueden excluir con absoluta certeza otros procesos que causan también fatiga, como la depresión o la fibromialgia. Muchos de los síntomas del SFC mejoran con medicamentos tonificantes o estimulantes, pero algunos tratamientos pueden ser peligrosos si no se ha establecido el diagnóstico correcto. No existe curación. Los pacientes con SFC tienen una evolución variable: mientras en algunos existe un empeoramiento progresivo, en otros los síntomas mejoran o incluso desaparecen con el tiempo. NEUROSIS Definición Las neurosis son episodios de desequilibrio psicológico que se presentan en personas que han alcanzado una función mental relativamente adecuada. Son trastornos mentales sin una base orgánica demostrable, en los cuales el paciente puede tener un considerable poder de auto observación y una sensación adecuada de la realidad; en ellos lo más común es que no se confundan las experiencias patológicas subjetivas y sus fantasías, con la realidad externa. La conducta puede ser afectada seriamente, aunque es común que se mantenga dentro de límites sociales aceptables; pues la personalidad no está desorganizada. Típicamente, la conducta neurótica es repetitiva, conduce a una mala adaptación y es insatisfactoria. Funcionalmente, las neurosis son reacciones inadecuadas a las causas de estrés. En consecuencia, muy a menudo los síntomas incluyen angustia y una exageración o hiperactividad de los mecanismos que el paciente emplea comúnmente para resolver su angustia y el estrés. Las neurosis pueden ser de tipo recurrente y se manifiestan de la misma forma a través de toda la vida del paciente. Pueden variar de gravedad, desde episodios leves hasta una enfermedad grave e incapacitante, que incluso requiera hospitalización. Neurosis antiguamente quiso decir lleno de nervios. Di Mascio, (1970) dijo: "Las neurosis son episodios de desequilibrio psicológico que presentan en personas que han alcanzado una función mental relativamente adecuada". (pp. 2321) Neurosis, también llamada psiconeurosis, término que describe una variedad de trastornos psicológicos que originalmente parecieron tener su origen en algún problema neurológico, pero a los que hoy se atribuye un origen psíquico, emocional o psicosocial. Una de sus características es la ansiedad, personalmente dolorosa y origen de un comportamiento inadaptado. Es ampliamente aceptado que el término neurosis se aplica para intentar diagnosticar aquellas afecciones cuyos síntomas son la expresión simbólica de un conflicto psíquico. El psicoanálisis adoptó este término y lo convirtió en una de las más importantes aportaciones a la psiquiatría clásica, un concepto que designa la respuesta de un sujeto como solución de compromiso entre el deseo y la defensa. El diagnóstico de estructura, que distingue tres grandes estructuras clínicas —neurosis, psicosis y perversión—, es un instrumento clínico fundamental frente a cualquier clasificación nosográfica que tienda a agrupar síntomas y trastornos, y a imposibilitar, precisamente, el diagnóstico. En el DSM-IV, Manual de Clasificación de las Enfermedades Mentales de la Organización Mundial de la Salud (OMS), de orientación terapéutica conductista, la neurosis no es definida como enfermedad mental, aunque incluye en este trastorno las siguientes enfermedades: Historia: La neurosis ha cambiado con la evolución de la nomenclatura psiquiátrica. Su significado literal (lleno de nervios) fue utilizado durante el siglo XIX (diecinueve) como término general para todos los trastornos nerviosos de etiología desconocida. Los neurólogos del siglo pasado decían que era un mal adoptado por la civilización como una consecuencia de la vida acelerada. Pero la verdad es que la neurosis se conoce desde los tiempos de Hipócrates, en ese entonces se les llamaba hipocondrías relacionándola con la tristeza y la debilidad del enfermo. Se descubrió el sentido de los síntomas neuróticos mediante el estudio y la acertadísima derivación de un caso de histeria. Freud hizo sus observaciones acerca de las bases psicogénicas de la histeria y de los estados obsesivos, él designó a un subgrupo de trastornos mentales con el nombre de psiconeurosis; en la nomenclatura más reciente el término neurosis se emplea exclusivamente para este subgrupo. Las neurosis constituyen siempre un desequilibrio en el nivel individual de adaptación y el individuo sirve como su propia línea de referencia cuando se descubren esos trastornos. La mayor parte de las personas desarrolla hábitos, síntomas menores o inhibiciones que pudieran recordar los signos de una neurosis. En cualquier momento en que se observen patrones crónicos de mala adaptación que simulen una neurosis, debe tomarse en cuenta la posibilidad de un trastorno de personalidad. Factores muy importantes para él diagnostico de las neurosis son el examen mental, la historia personal del paciente, la evaluación medica y las observaciones del curso clínico de la enfermedad. Además, las pruebas psicológicas, especialmente el Rorschach, resultan muy útiles para identificar las neurosis y para diferenciarlas de las psicosis y de otros trastornos de base orgánica. TRASTORNO POR ANSIEDAD GENERALIZADA: También conocida como ansiedad libre flotante, es una condición constante de displacer y de sentimientos aprensivos, que supone una sobrerreacción al estrés normal, que no afectaría a una persona equilibrada. CRISIS DE ANGUSTIA: Se caracteriza por los ataques de pánico que también se dan en el trastorno anterior y que son episodios de aprensión aguda, imposible de sobrellevar, acompañados de síntomas físicos como palpitaciones cardiacas, transpiración copiosa, respiración entrecortada, temblores musculares, náuseas y desmayos (una persona que sufre un ataque de angustia se siente como si fuera a morir). FOBIAS: Consisten en una respuesta de miedo desmedido ante un estímulo o ante situaciones que normalmente no se consideran peligrosas (por ejemplo, viajar en el metro). Para diagnosticarse como una fobia, el pánico debe ser lo suficientemente intenso y constante como para que interfiera en la vida normal del individuo. La reacción emocional varía desde el mero disgusto al pánico. Normalmente, una persona que sufre de alguna fobia es consciente de que su miedo es irracional, pero es incapaz de controlarlo. En relación a las Fobias investigamos otro concepto lo cual “es un temor patológico asociado a algún tipo especifico de estimulo o situación”. El paciente reconoce que su miedo es lógico y desproporcionado, pues el objeto fóbico no representa un peligro real para él. Las fobias se explican por el desplazamiento de la angustia interna e inconsciente sobre un objeto externo que adquiere de esta manera un valor simbólico. Las fobias es una reacción defensiva en la cual el paciente, en un intento por manejar su angustia, la desliga de una idea, objeto o situación especifica de su vida y la desplaza hacia una idea, objeto o situación especifica externa, con lo cual consigue tener reprimido y olvidado un trauma afectivo. Las fobias pueden aparecer como síntomas en una gran variedad de afecciones psiquiátricas, así como también en las personas normales. En las neurosis fóbica el síntoma predominante es la fobia, pero para que pueda ser considerada una enfermedad deben también estar presentes la evitación sistemática y los llamados mecanismos contrafóbicos. TRASTORNO OBSESIVO-COMPULSIVO: Este trastorno consiste en la persistente intrusión de pensamientos o impulsos desagradables en la conciencia del individuo, y en las urgencias irresistibles —compulsiones— a desarrollar acciones o rituales para reducir la ansiedad consiguiente. Ambas características se suelen dar juntas en este trastorno (por ejemplo, una persona obsesionada con la idea de que su vivienda puede ser saqueada y su familia atacada, comprobará de forma constante que todas las ventanas y puertas estén cerradas, numerosas veces al día; otro caso típico es el de las personas que tienen la compulsión de lavarse las manos constantemente). TRASTORNO POR ANGUSTIA DE SEPARACIÓN: Ocurre durante la infancia y consiste en un miedo irracional a estar separado de los padres. A menudo los adultos que sufren de agorafobia (miedo a espacios públicos abiertos) han sufrido la angustia de separación cuando eran niños. TRASTORNO POR ESTRÉS POSTRAUMÁTICO: Este término se acuñó después de la guerra del Vietnam para describir los síntomas psicopatológicos experimentados por los veteranos de guerra cuando retornaban al hogar. En la I Guerra Mundial se llamó ‘neurosis de guerra’, y en la II Guerra Mundial, ‘fatiga del combate’. Pero este trastorno no es exclusivo de estas situaciones, ya que puede aparecer después de cualquier tipo de desastre, como un accidente aéreo o una catástrofe natural. Los síntomas consisten en revivir los sucesos traumáticos, sufrir desarreglos del sueño, como pesadillas e insomnio, padecer ansiedad, distanciarse de los entornos normales, y perder el interés por las actividades que se realizaban antes de que ocurriera el desastre. PERSONALIDAD MÚLTIPLE: Trastorno extremadamente infrecuente en el que más de una personalidad coexiste en el mismo individuo. A menudo, una de las personalidades es inconsciente de lo que ocurre mientras la otra domina, por lo que aparecen periodos de amnesia. Este trastorno sigue a una experiencia infantil extremadamente traumática. TRATAMIENTO DE LAS NEUROSIS: Las neurosis pueden ser tratadas mediante el psicoanálisis, la psicoterapia o la modificación de conducta (especialmente en el caso de las fobias y de los trastornos obsesivo-compulsivos). En este tipo de trastornos, la medicación suele ser sólo un medio complementario para reducir los niveles de ansiedad, como la relajación o la hipnosis. Muchas de las neurosis responden bien al tratamiento y sus efectos perturbadores sobre el individuo se logran atenuar en gran medida. Aun cuando las neurosis se encuentran entre los trastornos más comunes de la practica médica, probablemente ninguna otra entidad clínica es, con tanta frecuencia, tan mal comprendida. En vez de utilizarlo exclusivamente para un grupo especifico de trastornos mentales, la palabra se ha vuelto de uso popular para describir trastornos emocionales de la más diversa naturaleza. Con mucha frecuencia se titula de "neuróticos" a individuos con un comportamiento excéntrico o un poco inestable. Trastornos de esta clase afectan de manera fisiológica y psicológicamente a los individuos que presentan este cuadro clínico. Manifestaciones: Las manifestaciones principales incluyen una angustia exagerada, síntomas histéricos, fobias, síntomas obsesivos y compulsivos y una depresión grave. Causas: "Rosenhan, D (1975). Funcionalmente las neurosis son reacciones inadecuadas a las causas del estress". (pp. 118) Se pueden presentar también después de un gran susto o disgusto. Comportamiento de las personas que sufren de neurosis: Muy a menudo la enfermedad incluye angustia y una exageración o hiperactividad de los mecanismos que emplea el paciente comúnmente para resolver su angustia y estress; la forma que adoptan los episodios neuróticos, corresponde a la personalidad del individuo que los sufre. Frecuencia con que se presentan las crisis: Los episodios neuróticos aparecen más frecuentemente entre los 25 y los 45 años y, con excepción de las neurosis hipocondríacas, siguen aumentando hasta los 60 años de edad. Aunque los síntomas neuróticos son raros durante la niñez, algunos rasgos de personalidad asociados con neurosis adultas pueden ser identificadas durante la pubertad. Las mujeres parecen ser más susceptibles a los rasgos histéricos y a las neurosis depresivas. "En 1973, Kolb, realizó estudios que indicaron que la neurosis de angustia y las neurosis depresivas juntas constituyen más del 80% de los episodios neuróticos que se ven en la práctica médica general". (pp. 509) Clasificación de las neurosis: "Ya es hora de reconocer la real clasificación de las neurosis, teniendo en cuanta todos y cada uno de los síntomas para no equivocarnos, pues la verdad en que son ocho los tipos de neurosis que hoy afectan al mundo" (Reich, P y Kelly, M, Medicina interna de Harrison, 1971, pp. 2324) Los tipos de neurosis están clasificados según sus características, dentro de estas hay ocho principales. Véase figura 1 y tabla 1 Figura 1 Clasificación de las neurosis Tabla 1 Características de las neurosis Tipo de neurosis Características Neurosis de angustia Angustia episódica difusa en Ataques; molestias somáticas Parestesias, mareos y pesimismo Neurosis fóbicas Miedos intensos irracionales Hacia objetos o situaciones; Ataques de angustia que pueden Coincidir con síntomas físicos Neurosis Pensamientos persistentes de Obsesivocompulsivas Contenido angustioso y actos Incontrolables, se nota depresión y sentido de culpa Neurosis depresivas Autocrítica excesiva en forma Episódica, disminución de la Confianza y de la autoestimación se acompaña de molestias físicas Neurosis neurasténicas Debilidad, fatigabilidad, con un Bajo grado de autoestimación Neurosis de Sentimientos de irrealidad y de Despersonalización Extrañeza hacia determinadas Partes del cuerpo, hacia sí mismo y hacia el ambiente, se pueden Presentar episodios de pánico Neurosis hipocondríacas Preocupación con respecto a los Procesos orgánicos, acompañados de quejas múltiples de tipo físico, es común la depresión Neurosis Histérica Tipo conversivo Parálisis paradójicas, crisis Convulsivas, diferencias sensoriales y dolor; viven una actitud de Indiferencia. Tipo disociativo Alteraciones de la conciencia y del Sentido de identidad, la angustia No es evidente. Nota: Características esenciales de los ocho principales tipos de neurosis. Neurosis de angustia: Este tipo de neurosis varía en su gravedad desde periodos de agitación moderada, hasta estados de profunda ansiedad caracterizados por una gran tensión. En las neurosis de angustia es posible que en forma transitoria se presenten otras manifestaciones neuróticas como las obsesiones, las fobias y las quejas de tipo hipocondríaco. Los trastornos de tipo fisiológico como palpitaciones, hiperventilación, excesiva sudación, temblores, insomnio, anorexia son unos de los mas nombrados por los neuróticos de angustia. Un episodio de angustia es una experiencia dolorosa y debilitante además los pacientes sufren de fatiga, debilidad e irritabilidad entre los episodios agudos de angustia. Los primeros sentimientos que tienen los pacientes son terror, hiperventilación, sofocación, mareo, parestesias y otras sensaciones amenazantes que llevan al paciente a buscar ayuda médica urgente. Neurosis hipocondríaca: Esta clase de neurosis aparece en varias formas a través de diferentes trastornos psiquiátricos. Puede llegar a convertir a la enfermedad en una expresión de sentimiento de culpa. Los síntomas expresan tanto su angustia como una parte de auto castigo y llevan al paciente a un aislamiento total de naturaleza inmadura en el cual buscan obtener una gran protección y un cuidado exagerado. En este caso se le debe informar al paciente sobre la situación neurológica que padece, para estimular su angustia con ayuda de especialistas y en algunos casos para que en sus episodios neuróticos exista un aislamiento entre el médico y el paciente; pues eso constituye un importante elemento de apoyo. Neurosis obsesivo-compulsiva: Aquí son extremadamente comunes las variaciones, el cuadro clínico de este tipo de neurosis es de los mas complicados y de los más dolorosos e incapacitantes. Los individuos más propensos a sufrir la neurosis obsesivocompulsiva son los de personalidad meticulosa, perfeccionista, rígida y en general personalidades inseguras que carecen de espontaneidad y son intolerantes a sus propias reacciones de furia. Sus pensamientos están dominados por las secuencias de ideas, el recuerdo de una escena de comportamiento perverso o de actos violentos. Todos los síntomas apuntados se acompañan de dudas, vacilaciones e indecisiones constantes. Las dudas pueden llegar a ser un verdadero delirio cuando en el momento de tomar una decisión importante no se puede posponer para más adelante. Se presentan a menudo rasgos depresivos y el paciente suele sentir un inevitable sentimiento de culpa o de vergüenza. Casi siempre el enfermo sufre de insomnio, inquietud y fatiga, resultantes de un gran estado de tensión. Neurosis depresivas: En este tipo de neurosis se presenta una reacción excesiva de depresión cuando ocurre un conflicto, sobre todo alguna perdida emocional. Las reacciones se caracterizan por una perdida de auto estimación, aparición de impulsos inhibitorios o de agresividad y distanciamiento de algunas personas. En los estados de depresión se expresa cierto grado de hostilidad por que esta agresividad hace sentir a la otra persona inútil, incapaz de agradar y rechazada. Neurosis neurasténica: Este trastorno se caracteriza por debilidad, fatigabilidad y sentimiento de encontrarse exhausto. Es muy común que existan depresión y sentimientos de autodesprecio. "La neurosis neurasténica es frecuente en la adolescencia tardía." (Feldman, R, 1998, pp. 406) Puede aparecer también a continuación de un episodio psicótico agudo. Neurosis de despersonalización: Aquí los síntomas dominantes son sentimientos de irrealidad y de extrañeza hacia sí mismo, hacia su cuerpo y hacia el ambiente. En algunos casos se encuentra asociada con las primeras etapas de una reacción esquizofrénica. Los síntomas de esta neurosis recuerdan algunos trastornos neurológicos que afectan a los lóbulos temporal y parietal. Neurosis histéricas: Las neurosis histéricas son menos frecuentes de lo que sugiere la palabra histeria. En este tipo de neurosis se identifican claramente dos clases: 1. De tipo conversivo, en la cual los síntomas incluyen a los sistemas neuromusculares y sensoriales. 2. De tipo disociativo, en la cual aparecen los trastornos de la conciencia. En algunos casos se tiene la impresión de que el paciente obtiene beneficios a partir de su estado de incapacidad lo cual lo lleva a confundir la enfermedad con la simulación. Los síntomas principales de las neurosis histéricas no están bajo el control consciente del paciente, así la verdadera simulación puede llegar a ser una manifestación de un trastorno de personalidad. Se ha comprobado que en algunos casos, los pacientes presentan alucinaciones visuales, aisladas no acompañadas de pensamientos falsos. El tipo de histeria de conversión presenta una enorme variedad de síntomas difusos, como parálisis motora o ceguera, trastornos del sistema nervioso, incluyendo temblores y parálisis localizadas, parestesias y estados variables de crisis de tipo epiléptico. Los estados disociativos surgen por la repentina emergencia del estado consciente de impulsos destructivos primarios; esos estados se presentan con cierta frecuencia después de que los pacientes han cometido un acto violento y llegan a constituir problemas en el juicio. Psicopatología Trastorno "Obsesivo - Compulsivo" Aspectos históricos del Trastorno Obsesivo-Compulsivo. El término obsesión proviene del latín obsessio, -onis; significa asedio, es utilizado como sustantivo para describir una perturbación anímica producida por una idea fija, o una idea que pertinazmente asalta a la mente de una persona. Desde el punto de vista de la patología es un síndrome de carácter ideativo y emocional, que consiste en la aparición de pensamientos o sentimientos que se imponen y van acompañados con estados de ansiedad; en este estado obsesivo hay una imposición de la idea obsesiva o de la emoción sobre el paciente variando en el grado de imposición pudiendo llegar a lo gravemente patológico tiranizando la voluntad del sujeto. Otra acepción del término obsesión es la aportada por The C.V.Mosby Co. (1989) que propone que es una idea, temor o impulso que se apodera del ánimo del paciente, dominándolo por completo y provocando un estado de ansiedad y angustia. Por su parte, Dorsch (1981) tiene en cuenta la derivación latina de obsidere que significa sitiar, cercar, y define el término como "idea, temor, acto que se presenta repetidamente y es sentido por el individuo como forzado, impuesto en contra de su voluntad". Sillamy (1974) considera el término obsesión como "preocupación intelectual o afectiva que acosa a la conciencia". Por otra parte, el término compulsión va íntimamente asociado al de obsesión, así pues la compulsión es la consecuencia de la obsesión, y que derivado del latín compulsio, -onis se como "apremio y fuerza que, por mandato de autoridad, se hace a uno, compeliéndole a que ejecute alguna cosa". The C.V.Mosby Co (1989) la define como "impulso irracional, irresistible y repetitivo de realizar un acto contrario a la razón que produce ansiedad si no se lleva a cabo, y suele ser resultado de una idea obsesiva". Dorsch (1981) lo define como "fuerza interior que determina y domina el pensamiento y la acción de una persona en contra de su voluntad y el individuo se siente coaccionado". Sillamy (1974) ve en el término la "tendencia a la repetición, donde el sujeto realiza actos irracionales sabiendo muy bien que no corresponden a ninguna razón lógica, y sólo para conjurar la angustia que nacería si no se realizase estas acciones". Como se ve en las definiciones anteriores es difícil diferenciar realmente una obsesión de una compulsión en el sentido de que en ambos términos se incluye tanto ideas, pensamientos, temor, emociones, impulsos, sentimientos y actos, junto al denominador común de la ansiedad. Es decir, en las definiciones anteriores no está delimitado cada uno de los componentes de la obsesión y/o de la compulsión. No obstante sí se ponen de manifiesto características diferenciales respecto a otros trastornos o psicopatologías, especialmente en cuanto a la diferenciación de neurosis/psicosis, en ningún caso se refiere que los sujetos con obsesiones o compulsiones presenten ideas delirantes o alucinaciones, sin embargo es algo que en algún momento del proceso del sujeto puede estar presente mediante síntomas de psicosis reactivas breves cuando la sintomatología de la neurosis obsesivo-compulsiva genera en el sujeto un grado de deterioro o alcanzan un grado de frecuencia e intensidad tal que su comportamiento puede verse afectado por síntomas de tipo psicótico; en otras ocasiones es difícil delimitar si la idea obsesiva puede corresponder a un trastorno de tipo paranoide o simplemente camufle una depresión o sea consecuencia de ésta. Una de las primera obras en referencia a la neurosis obsesivo-compulsiva es la de Freud (1896), posteriormente los escritos de Löwenfeld (1904) y de nuevo Freud (1923) con revisiones a su obra Paranoia y Neurosis Obsesiva donde expone el caso del llamado "hombre de las ratas", aquí hace referencia a los elementos básicos de la neurosis: la presencia de un deseo obsesivo, el temor contrario y enlazado a tal deseo, un afecto penoso y un impulso a la adopción de medidas defensivas (Pág. 114); en otro lugar (Pág. 178 ss) propone hablar de pensamientos obsesivos en tanto que los productos obsesivos pueden equivaler a muy diversos actos psíquicos, pudiendo ser determinados como deseos, tentaciones, impulsos, reflexiones, dudas, mandatos y prohibiciones; refiere que las "representaciones obsesivas" dan lugar a "delirios" que los identifica como el resultado mixto de las reflexiones razonables de un sujeto como oposición a su ideación obsesiva, ello significa que a través del lenguaje del paciente se observa tanto la idea obsesiva como su interpretación errónea emitida por el paciente encubriendo o deformándola y del mismo modo puede observarse a través de la fórmula protectora o conductas impulsivas. Manteniendo cierta línea psicodinámica y haciendo referencia a la psicopatología infantil Ajuriaguerra (1991) expone que las obsesiones y compulsiones se relacionan con un Yo limitado en la expresión de su pensamiento o en sus actos, limitación que se resuelve mediante la enfermedad, que un alivio transitorio pero inútil porque su porvenir es la repetición, caracterizándose esencialmente por la incoercibilidad, la lucha y la angustia. La edad media del comienzo del trastorno es a los 7 años y medio y su sintomatología lo suficientemente grave como para trabar la actividad general del niño. Otros autores como Collon (1960) y Prick (1952) plantean que los trastornos obsesivos pueden desarrollarse tempranamente pero verdaderamente el síndrome obsesivo no puede sentirse subjetivamente por debajo de cierta edad y de cierto nivel de maduración mental que se sitúa alrededor de los 7 años de edad. El comportamiento obsesivo-compulsivo en el niño no puede valorarse sólo como una descripción sintomática ya que "puede tener, considerando el momento evolutivo del niño, un valor de normalidad o de anormalidad". Estos autores en referencia a Piaget proponen que una ritualización convulsiva es inherente al desarrollo normal del niño ya que en el curso de todas sus actividades el niño ve al mismo tiempo placer y displacer, y el ritual se encuentra en todas las formas de aprendizaje, y llega el momento en el que el niño impone sus propios hábitos, así dependiendo de la intolerancia o de la complacencia inflexibles de los padres dependerá el riesgo de que el niño fije tales rituales. En el período de latencia, cuando el Yo comienza a afirmarse y a organizarse los mecanismos de defensa, reaparecen los rituales encontrándose comportamientos compulsivos de tipo manía de lavado, ritos al acostarse, actividades de orden, enumeración, recordatorios, necesidades de control, etc. y al mismo tiempo observarse rasgos de personalidad obsesivos como meticulosidad en los actos, perfeccionismo, elección precisa de expresiones verbales, inestabilidad o inhibición psicomotríz, focalización de actos en forma de tics y pensamiento lento o sin fluidez. Otros autores como Bender y Shilder (1940) diferencia la "compulsión" de la "impulsión", en estas últimas los niños están sujetos a ciertas actividades pero no consideran que sus ideas o actos sean anormales, ni se acompañan de reacciones ansiosas y se puede experimentar satisfacción a diferencia de las compulsiones. Ajuriaguerra (1991) clasifica el síndrome obsesivo en el curso de la pubertad o de la adolescencia en (1).obsesiones ideativas, (2)obsesión fóbica y (3).obsesiones impulsivas. En las primeras, ideativas, la característica esencial es la duda y la rumiación dialéctica de contrarios; en la segunda, fóbica, el rasgo importante es la fobia; y en la tercera, impulsiva, el temor a actuar o pensar de una forma determinada acompañándose con una lucha ansiosa que evita el cumplimiento del acto, encontrándose los caracteres propios de la obsesión. También afirma que la evolución de la sintomatología obsesiva puede generar otros cuadros sindrómicos o preceder a una desorganización psicótica, e incluso ser el mecanismo defensivo contra una psicosis, no obstante otros autores como Bollea y Giannotti (1972) consideran que la aparición de obsesiones y compulsiones están en la base depresiva de la personalidad, y Guareschi y Fabiani (1972) refieren que los síntomas obsesivo-compulsivos pueden ser manifestaciones de una psicosis depresiva de fondo, a una psicosis esquizofrénica, una depresión neurótica o una neurosis con defensa obsesiva. Como factores explicativos de la sintomatología obsesivo-compulsiva infantil, hay tres puntos de vista, uno el constitucionalista, otro el organicista y por último el psicodinámico. Los constitucionalistas valoran el factor hereditario, pero no se debe confundir herencia con psicopatología familiar. Los organicistas plantean que hay una correlación de las obsesiones-compulsiones con enfermedades como la epilepsia (Sauget y Delaveleye, 1958), la patología del sistema extrapiramidal (Gaston, Reda y Ciani, 1969), la encefalitis epidémica y la corea. Por último, los psicodinámicos consideran que el trastorno obsesivo-compulsivo depende en cuanto a sus manifestaciones y valor pronóstico de la cronología de su aparición; Lebovici y Diatkine (1957) plantean que el núcleo obsesivo es el resultado de una regresión de estructuras de la libido, con puntos de fijación pregenital y emergencia de impulsos, deseos y fantasmas sexuales agresivos, unidos a la angustia y culpabilidad, movilizando reacciones de defensa por parte del Yo bajo la influencia del Superyo; consideran que ciertas manifestaciones durante el primer año son pasajeras y normales siendo la primera estructuración del Yo, sin embargo pueden convertirse en patologías a partir de ciertas relaciones con una madre ansiosa y perfeccionista; por otro lado estos rituales pueden encontrarse en formas sintomáticas graves preneuróticas o prepsicóticas. Durante el período de latencia, puede llegar a decirse de manera paradójica que el Yo del niño es precisamente obsesivo todo él en este período, sin embargo algunos trastornos del comportamiento, así como tics y fobias pueden integrarse en el cuadro de una evolución neurótica de probable tipo obsesivo-compulsivo. En la adolescencia sí tiene ya una significación patológica normal presentándose como transitorio y cede rápidamente cuando se toma una actitud comprensiva hacia el adolescente. Sandler y Joffe (1965) plantean que el síndrome obsesivo puede ser transitorio, no son neuróticos los niños sino que los síntomas aparecen en el transcurso del desarrollo progresivo y no son una regresión sino que puede tratarse de una exageración de las formas normales de comportamiento. Proposiciones generales actuales. Vallejo-Nájera (1991) expone que las obsesiones son pensamientos insistentes que dominan al sujeto, al menos intermitentemente, pese a que éste los considere injustificados, absurdos, e intente librarse de ellos; propone que la diferencia principal con las ideas delirantes es que el obsesivo "sabe" que sus ideas son absurdas, pero no puede sustraerse a su influjo, mientras que el delirante cree que sus ideas delirantes son ciertas. Llama compulsiones al impulso patológico que lleva a realizar determinados actos o ceremoniales en relación con las ideas obsesivas; el paciente es de nuevo consciente de que estos actos son absurdos y desea librarse de ellos, pero sufre tal angustia al no realizarlos que cede a sus impulsos compulsivos. Las obsesiones y compulsiones suelen estar tan enlazadas que se presentan unidas en la neurosis obsesivo-compulsiva. Hace la diferencia entre el predominio de las obsesiones, llamándose neurosis obsesiva, o bien el predominio de las compulsiones llamándose neurosis compulsiva, aunque en general van unidas siendo mixtas y dando lugar a la llamada neurosis obsesivo-compulsiva. Polaino y Maldonado (1987) exponen que las obsesiones pertenecen al grupo de alteraciones del contenido del pensamiento, dentro de las cuales inlcuye los juicios repetidos y absurdos, la duda patológicas, la interrogación obsesiva y por último la idea obsesiva. Definen la obsesión como la presencia patológica de un pensamiento o impulso, persistente e irresistible, que no puede eliminarse mediante ningún esfuerzo lógico y que domina al sujeto, por lo menos intermitentemente, aún a pesar de considerarlo injustificado y absurdo e intentar librarse de él. El miedo obsesivo puede estar solapado con alguna fobia. El sujeto con obsesión se siente muchas veces obligado a realizar rituales específicos o estereotipados con el fin de disminuir los efectos ansiosos por sus pensamientos, estos actos son las compulsiones y que el paciente también considera conscientemente como absurdas. Polaino (1987) expone que las neurosis obsesivo-compulsivas son lo mas atormentador, los enfermos se ven forzados a pensar o realizar, contra su voluntad, ideas acciones siempre molestas y frecuentemente repugnantes por la índole inmoral y dolorosa de tales representaciones o impulsos. El enfermo sabe en todo momento que sus pensamientos no son normales, pero no acaba de desprenderse de la noción de que esos mismos pensamientos y gestos pueden tener cierto carácter significativo. El comportamiento compulsivo puede adquirir en casos extremos proporciones tales que las actividades habituales quedan anuladas sin que el enfrmo sea capaz por sí solo de llevar a cabo modificación alguna, siendo por tanto una de las alteraciones psíquicas más difíciles de tratar. La tendencia a la cronicidad es una constante; los esfuerzos del paciente por el autocontrol de estas ideas son infructuosos, a pesar de que reconozca la irrealidad de las ideas; sea como consecuencia de ellas o como característica acompañante es propio en estos pacientes la inhibición, el aislamiento social, la aparición de síntomas depresivos, las respuestas de ansiedad, las conductas estereotipadas en forma de rituales, el descenso de la autoestima y la baja tolerancia a la ambigüedad; según Kaplan (1981) las compulsiones podrían expresar el deseo infructuoso del paciente por controlar sus ideas obsesivas. Cuando el cuadro lleva muchos años de evolución la ansiedad deja paso a la depresión. Trastorno obsesivo-compulsivo Síntomas y trastornos asociados Características descriptivas y trastornos mentales asociados. Con frecuencia existe evitación de situaciones que se relacionan con el contenido de las obsesiones, como son la suciedad o la posibilidad de contraer enfermedades. Por ejemplo, un individuo obsesionado por la suciedad puede evitar las salas de espera públicas o estrechar las manos de las personas extrañas. Las preocupaciones hipocondríacas son frecuentes, traduciéndose en visitas repetidas al médico para que éste descarte cualquier enfermedad. También puede haber sensación de culpa, sentimientos patológicos de responsabilidad y trastornos del sueño. Cabe observar asimismo un consumo excesivo de alcohol o fármacos sedantes, hipnóticos o ansiolíticos. La realización de los actos compulsivos puede convertirse en una de las principales actividades diarias del individuo, traduciéndose en problemas conyugales, laborales o sociales. Los comportamientos permanentes de evitación pueden conducir a un confinamiento total del individuo en su propio hogar. El trastorno obsesivo-compulsivo puede asociarse a trastorno depresivo mayor, otros trastornos de ansiedad (fobia específica, fobia social, trastorno de angustia), trastornos alimentarios y trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad. Existe una alta incidencia de trastorno obsesivo-compulsivo en el síndrome de la Tourette, con unas cifras que oscilan entre el 35 y el 50 %. Por el contrario, la incidencia de síndrome de la Tourette en individuos con trastorno obsesivo-compulsivo es menor, situándose los porcentajes entre el 5 y el 7 %. Un 20-30 % de los individuos con trastorno obsesivo-compulsivo manifiestan la presencia actual o pasada de tics. Aunque el trastorno obsesivo-compulsivo se suele iniciar en la adolescencia o a principios de la edad adulta, también puede hacerlo en la infancia. La edad modal de inicio es menor en los varones que en las mujeres: entre los 6 y 15 años para los varones, y entre los 20 y 29 años para las mujeres. La mayor parte de las veces la aparición del trastorno es de carácter gradual, si bien se han observado casos de inicio agudo. La mayoría de los individuos presentan un curso crónico con altas y bajas, con exacerbaciones de los síntomas que podrían estar relacionadas con acontecimientos estresantes. Alrededor del 15 % muestra un deterioro progresivo de las relaciones sociales y ocupacionales. Aproximadamente un 5 % sigue un curso de carácter episódico, con síntomas mínimos o ausentes en los períodos intercríticos. La tasa de concordancia del trastorno obsesivo-compulsivo es superior en los gemelos homocigotos que en los dicigotos. La incidencia de trastorno obsesivo-compulsivo en parientes de primer grado de individuos con síndrome de la Tourette es superior a la observada en la población general. El trastorno obsesivo-compulsivo debe diferenciarse del trastorno de ansiedad debido a enfermedad médica. El trastorno de ansiedad relacionado con sustancias se diferencia del trastorno obsesivo-compulsivo porque las obsesiones o compulsiones se consideran etiológicamente relacionadas con esta sustancia (p. ej., drogas, fármacos o tóxicos). Los pensamientos, impulsos, imágenes o comportamientos recurrentes o intrusos pueden aparecer en el contexto de muchos otros trastornos mentales. El diagnóstico de trastorno obsesivo-compulsivo no debe efectuarse si el contenido de las ideas o rituales se relaciona exclusivamente con otro trastorno mental (p. ej., preocupación por la propia apariencia en el trastorno dismórfico corporal, inquietud por un objeto o situación temidos en la fobia específica o social, estiramiento del cabello en la tricotilomanía). El diagnóstico adicional de trastorno obsesivo-compulsivo puede seguir estando indicado si el contenido de las obsesiones o compulsiones no mantiene relación alguna con el trastorno mental concomitante. En el episodio depresivo mayor la constante cavilación sobre acontecimientos potencialmente desagradables o sobre posibles acciones alternativas es una característica frecuente y se considera un aspecto de la depresión congruente con el estado de ánimo más que un síntoma de trastorno obsesivo-compulsivo. El trastorno de ansiedad generalizada se caracteriza por preocupaciones excesivas, que se diferencian de las obsesiones por el hecho de que el individuo las experimenta como una inquietud excesiva referente a circunstancias de la vida real. En cambio, el contenido de las obsesiones no suele versar sobre problemas de la vida real, y el individuo las considera inapropiadas. Si estas ideas perturbadoras de carácter recurrente se relacionan exclusivamente con el miedo a padecer o estar padeciendo una enfermedad importante y este miedo deriva de la incorrecta interpretación de síntomas físicos, en vez de un trastorno obsesivo-compulsivo debe diagnosticarse una hipocondría. Sin embargo, si la preocupación por tener una enfermedad se acompaña de rituales como lavados o comprobaciones excesivas por el miedo a empeorar o bien a contagiar dicha enfermedad a los demás, puede estar indicado el diagnóstico adicional de trastorno obsesivo-compulsivo. Si existe una preocupación prominente por contraer la enfermedad (más que por padecerla) y no hay comportamiento ritual alguno, el diagnóstico más apropiado es fobia específica a la enfermedad. La capacidad de estos individuos para reconocer que las obsesiones o compulsiones resultan excesivas o irracionales se manifiesta a lo largo de un continuó. En ocasiones en el trastorno obsesivo- compulsivo el sentido de la realidad puede haberse perdido y la obsesión adquiere a veces dimensiones delirantes (p. ej., la creencia de que uno es el responsable de la muerte de otro individuo por el simple hecho de haberla deseado en algún momento). En estos casos la presencia de síntomas psicóticos puede hacerse constar mediante el diagnóstico adicional de trastorno delirante o trastorno psicótico no especificado. La especificación con poca conciencia de enfermedad puede ser útil en las situaciones que se encuentran a medio camino entre la obsesión y el delirio (p. ej., un individuo cuya preocupación por contraer una enfermedad, aunque exagerada, es menos intensa que en el trastorno delirante y se justifica por la ubicuidad innegable de los gérmenes). Las ideas delirantes de carácter recurrente y los comportamientos estereotipados extraños que se observan en la esquizofrenia se diferencian de las obsesiones y compulsiones por el hecho de no revestir carácter egodistónico y no ser congruentes con la realidad. No obstante, algunos individuos presentan síntomas de trastorno obsesivo-compulsivo y esquizofrenia a la vez, lo que justifica el diagnóstico simultáneo de ambos trastornos. Los tics (en el trastorno de tics) y los movimientos estereotipados (en el trastorno de movimientos estereotipados) deben diferenciarse de las obsesiones. A diferencia de los actos compulsivos, los tics y los movimientos estereotipados son típicamente menos complejos y no tienen como objetivo neutralizar una obsesión. Algunos individuos presentan síntomas de trastorno obsesivo-compulsivo y trastorno de tics a la vez, lo que puede justificar el diagnóstico simultáneo de ambos trastornos. Algunas actividades como comer (p. ej., trastornos alimentarios), el comportamiento sexual (p. ej., parafilias), el juego (p. ej., juego patológico) o el consumo de sustancias (p. ej., dependencia o abuso de alcohol), han recibido la calificación de «compulsivas» cuando se llevan a cabo de forma excesiva. Sin embargo, y según la definición recogida en este manual, no pueden considerarse compulsiones toda vez que la persona suele obtener placer a través de dichas actividades y muchos desean abandonarlas debido a sus consecuencias perjudiciales. Aunque el trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad y el trastorno obsesivo-compulsivo comparten semejanzas nominales, las manifestaciones clínicas de estos trastornos son bastante diferentes. El trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad no se caracteriza por la presencia de obsesiones o compulsiones; el individuo, ya al principio de la edad adulta, está permanentemente preocupado por el orden, el perfeccionismo y el control. Si el individuo presenta síntomas de ambos trastornos, puede estar indicado el diagnóstico simultáneo de trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad y trastorno obsesivo-compulsivo. Las supersticiones y los comportamientos repetidos de comprobación son frecuentes en la vida cotidiana. En estos casos sólo debe considerarse el diagnóstico de trastorno obsesivo-compulsivo si aquellos suponen una pérdida diaria de tiempo significativa o dan lugar a un acusado deterioro de la actividad global del individuo o a un malestar clínicamente significativo. Un trastorno de la personalidad es un patrón permanente e inflexible de experiencia interna y de comportamiento que se aparta acusadamente de las expectativas de la cultura del sujeto, tiene su inicio en la adolescencia o principio de la edad adulta, es estable a lo largo del tiempo y comporta malestar o perjuicios para el sujeto. Criterios para el diagnostico de trastorno obsesivo-compulsivo A. Se Cumple para las obsesiones y las compulsiones: Las obsesiones se definen por (1), (2), (3) y (4): 1. Pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y persistentes que se experimentan en algún momento del trastorno como intrusos e inapropiados, y causan ansiedad o malestar. 2. Los pensamientos, impulsos o imágenes no se reducen a simples preocupaciones excesivas sobre problemas de la vida real. 3. La persona intenta ignorar o suprimir estos pensamientos, impulsos o imágenes, o bien intenta neutralizarlos mediante otros pensamientos o actos. 4. La persona reconoce que estos pensamientos, impulsos o imágenes obsesivos son el producto de su mente (y no viven impuestos como en la inserción del pensamiento). Las compulsiones se definen por (1) y (2): 1. Comportamientos p. Ej. Lavado de manos, puesta en orden de objetos, comprobaciones) o actos mentales (p.ej., rezar, contar o repetir palabras en silencio) de carácter repetitivo, que el individuo se ve obligado a realizar en respuesta a una obsesión o con arreglo a ciertas reglas que debe seguir estrictamente. 2. El objetivo de estos comportamientos u operaciones mentales es la prevención o reducción del malestar o la prevención de algún acontecimiento negativo; sin embargo, estos comportamientos u operaciones mentales o bien no están conectados de forma realista con aquello que pretende neutralizar o prevenir o bien resultan claramente excesivos. A. En algún momento del curso del trastorno la persona ha reconocido que estas obsesiones o compulsiones resultan excesivas o irracionales. Nota: Este punto no es aplicable en los niños. B. Las obsesiones o compulsiones provocan un malestar clínico significativo, representan una pérdida de tiempo (suponen más de 1 hora al día) o interfieren marcadamente con la rutina diaria del individuo, sus relaciones laborales o su vida social. C. Si hay otro trastorno en el Eje 1, el contenido de las obsesiones o compulsiones no se limita a él (p.ej. preocupaciones por la comida en un trastorno alimentario, arranque de cabellos en la tricotilomanía, inquietud por la propia apariencia en el trastorno dismórfico corporal, preocupación por las drogas en un trastorno por consumo de sustancias, preocupación por estar padeciendo una grave enfermedad en la hipocondría, preocupación por las necesidades o fantasías sexuales en una parafilia o sentimientos repetitivos de culpabilidad en el trastorno depresivo mayor) D. El trastorno no se debe a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p.ej. drogas, fármacos) o de una enfermedad médica. Trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad Síntomas y trastornos asociados Cuando las normas y los protocolos establecidos no dictan la respuesta correcta, la toma de decisiones se convierte en un proceso de larga duración y a menudo doloroso. Los sujetos con trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad tienen tantas dificultades para decidir qué tareas son prioritarias o cuál es la mejor forma de hacer alguna cosa concreta, que puede ser que nunca empiecen a hacer nada. Tienen tendencia a trastornarse o enfadarse en las situaciones en las que no son capaces de mantener el control de su entorno físico o interpersonal, si bien es típico que la ira no se exprese de manera abierta. Por ejemplo, una persona puede enfadarse si el servicio de un restaurante es malo, pero, en lugar de quejarse a la dirección, meditará sobre cuánto va a dejar de propina. En otras ocasiones, la ira puede expresarse con una indignación justiciera por lo que aparenta ser una cuestión secundaria. Las personas con este trastorno están especialmente atentas a su status respecto a las relaciones de dominio-sumisión y muestran una deferencia exagerada a una autoridad a la que respetan y una resistencia exagerada a una autoridad que no respetan. Los individuos con este trastorno suelen expresar afecto de forma muy controlada o muy ampulosa y se sienten muy incómodos en presencia de otras personas emocionalmente expresivas. Sus relaciones cotidianas son serias y formales, y pueden estar serios en situaciones en que los demás ríen y están contentos (p. ej., al dar la bienvenida a la novia en el aeropuerto). Se contienen cautelosamente hasta estar seguros de que lo que van a decir es perfecto. Pueden estar preocupados por lo lógico y lo intelectual y ser intolerantes con el comportamiento afectivo de los demás. Es frecuente que les cueste expresar sentimientos de ternura y es raro que hagan halagos. Los sujetos con este trastorno pueden experimentar dificultades y malestar laborales, especialmente al enfrentarse a situaciones nuevas que exijan flexibilidad y transigencia. Aunque algunos estudios sugieren una asociación con el trastorno obsesivo-compulsivo, parece que la mayoría de las personas con un trastorno obsesivo-compulsivo no tienen un patrón de comportamiento que cumpla los criterios para el trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad. Muchos de los rasgos del trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad se solapan con las características de la personalidad «tipo A» (p. ej., hostilidad, competitividad y sensación de urgencia), y estas características pueden darse en la gente con riesgo de sufrir un infarto de miocardio. P
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