En caso de TOC, no ayudar podría ser lo mejor


En caso de TOC, no ayudar podría ser lo mejor
LUNES, 6 de julio (HealthDay News/Dr. Tango) -- El alivio instintivo de la ansiedad de un niño podría ser contraproducente si éste sufre de trastorno obsesivo compulsivo, según investigadores de la Universidad de Florida.

Ayudar a los niños que tienen TOC a completar los rituales relacionados con la afección, como asegurarle a los que se lavan compulsivamente las manos que están limpias, podría aliviar la situación inmediata, dice, pero esto en realidad podría fortalecer el deseo del niño de repetir el comportamiento obsesivo después.

"Los padres lo hacen porque es lo que haría el padre de un niño que no tenga TOC", señaló en un comunicado de prensa de la universidad Lisa Merlo, autor líder del estudio y profesor asistente de psiquiatría. "Si su hijo está alterado, usted tratará de reconfortarlo. Pero sabemos que, para los pacientes de TOC, si se les ofrece una adaptación, eso refuerza el TOC que tienen".

"Valida el TOC en la mente del niño", dijo, algo que usted no querrá hacer".

Los hallazgos, publicados en la edición actual de la Journal of Consulting and Clinical Psychology, se basan en el análisis de 49 niños entre los 6 y los 18 que tenían TOC. Los investigadores hallaron que los niños que tenían afecciones graves por TOC también tenían familias que hacían más ajustes al comportamiento del niño.

"Uno podría creer que la ayuda de los padres reduce la discapacidad en el niño", señaló Merlo. "Pero lo que estamos viendo es un efecto bola de nieve en el que las cosas empeoran".

Sin embargo, los investigadores no pudieron decir con seguridad si la "ayuda" de la familia empeoraba el trastorno o si la ayuda excesiva fue una respuesta a que la afección del niño era grave desde el comienzo.

Luego del análisis, las familias participaron en catorce sesiones de terapia cognitiva conductual, un tratamiento en el que los niños manejan sus temores enfrentándolos y usando métodos alternativos para sobrellevarlos. Entretanto, se instruyó a los padres sobre cómo deberían responder cuando surgían los comportamientos obsesivos compulsivos del niño.

Luego del tratamiento, los niños notaron una reducción significativa en la frecuencia con la que las familias ayudaban a los niños durante sus comportamientos y rituales obsesivos compulsivos. Los niños cuyas familias mostraban la mayor reducción en estos ajustes también mostraron la mejora más grande en los síntomas, aseguró Merlo.

Jonathan Abramowitz, profesor asociado y presidente asociado de psicología de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, anotó que también los adultos han informado anecdóticamente sobre este refuerzo no intencional del TOC en sus relaciones.

"Lo vemos en cónyuges y parejas adultas también", aseguró en el comunicado de prensa. "Al tratar de ayudar al paciente de TOC, terminan empeorando el problema".

La Academia Estadounidense de Psiquiatría Infantil y de Adolescentes (American Academy of Child & Adolescent Psychiatry) calcula que cerca de uno de cada 200 niños estadounidenses tiene trastorno obsesivo compulsivo, mientras que la Obsessive Compulsive Foundation calcula que uno de cada cincuenta adultos lo tiene.

Más información

La Obsessive Compulsive Foundation tiene más información sobre el TOC.


Artículo por HealthDay, traducido por Dr. Tango
-- Kevin McKeever

|EL TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO ( TOC ) SI TIENE CURACION



Escrito por: miguelmartinezfondon
http://lacomunidad.elpais.com/psicoanalisisclinico/2009/7/24/el-trastorno-obsesivo-compulsivo-toc-si-curacion
La característica esencial del TOC es la presencia de obsesiones o compulsiones de carácter recurrente, lo suficientemente graves como para provocar pérdidas de tiempo significativas, acusando un deterioro de sus actividades normales y sintiendo un malestar muy significativo. Las obsesiones son ideas, pensamientos, impulsos o imágenes de carácter persistente, que la persona considera intrusas y que provocan malestar, ansiedad y angustia. Suelen tener miedo a contaminarse de una enfermedad por contagio, tienen dudas repetitivas, compulsión a ordenar las cosas, a contar, impulsos agresivos y/o asesinos, imágenes sexuales, ganas de blasfemar, obsesión con el dinero etc…

Actualmente, el psicoanálisis cura nueve de cada diez pacientes con TOC. El resto, son personas, que en el fondo NO QUIEREN CURARSE, porque le sacan algún tipo de partido a su enfermedad. El PSICOANALISIS es 100% efectivo en personas QUE REALMENTE SE QUIEREN CURAR. La causa del TOC TIENE SU ORIGEN EN LA INFANCIA, y el psicoanálisis trabaja la infancia y la relación del paciente con su familia, con la que siempre tiene algún tipo de problema. Los tratamientos psicológicos y psiquiátricos curan en menos proporción y suelen recaer de nuevo, porque no trabajan los aspectos inconscientes e infantiles de la personalidad del paciente. El psicoanálisis es una terapia efectiva, con garantías de curación por el número tan alto de pacientes curados. Si has estado en muchos tratamientos y no has probado el psicoanálisis, comprobarás que desde la primera sesión, ya sientes un alivio. El obsesivo está dentro de un laberinto, dando vueltas y vueltas sin saber dónde está la salida. El psicoanálisis encuentra la salida de ese laberinto.

La creación inconsciente puesta de manifiesto


La creación inconsciente puesta de manifiesto
fuente:http://lianamaste.blogspot.com/
“Lo que nos perturba no es lo que nos ocurre sino nuestros pensamientos sobre lo que nos ocurre” (Epicteto)


El cuerpo mental que creemos controlar está la mayor parte del tiempo dominando nuestras vidas. El proceso del pensamiento es por sí mismo y mientras no somos conscientes nos mueve como si fuéramos en una montaña rusa.
Tenemos un diálogo permanente en el que nos preguntamos y nos respondemos toda clase de cosas y en muchas de estas historias detenemos nuestra atención, le prestamos energía y con ello generamos la creación de nuestra realidad.

Las situaciones que vivimos no son más que eso: situaciones, un abstracto carente de emociones que por sí mismas no tienen la facultad de hacernos ni bien ni mal. Somos nosotros quienes al –en primer lugar- juzgarlas y –en segundo término- elaborarlas mentalmente, les otorgamos el “don” de llevarnos a la cima o la más oscura de las profundidades.

Las realidades no son en definitiva las que nos producen los estados emocionales sino las historias que nosotros tejemos a su alrededor. Si les quitáramos el contexto mental dejándolas al desnudo veríamos que esto es así e incluso agradeceríamos esos escenarios que son los que estamos listos para atravesar en nuestro constante proceso de crecimiento, ya sea porque toca aprender o porque toca recibir el premio a lo aprendido.

Muchos se dirán que probablemente esto sea aplicable a muchas circunstancias de la vida pero que, definitivamente, hay otras que son dolorosas aunque traigan consigo hermosas lecciones.
No es así aunque podemos escoger creer en ese pensamiento.

Hace algunos años una persona cercana se topó de bruces con un cáncer del que salvó la vida perdiendo la oportunidad de recuperar el contacto con el alma. La existencia de esta persona transcurrió por caminos donde el resentimiento, el odio, la falta de perdón y la inflexibilidad fueron los aliados y compañeros de viaje.
Poco días atrás conocí a una persona que había atravesado la misma circunstancia y, curiosamente, desde un contexto inicialmente similar (porque ambas eran ejecutivas medianamente exitosas viviendo sus vidas en casi piloto automático). Al contar su historia empezó diciendo “he tenido mucha suerte, me han cortado una teta pero me han salido dos alas”.

Qué bella expresión, verdad?
Detengámonos aquí un momento a saborear estas sabias palabras.

Esta mujer reflexionó ante la realidad que la vida le traía desde otra perspectiva, tomando consciencia de todo cuanto tenía y había tenido, y desde ahí del poco valor que le había dado al no disfrutarlo en pos de una carrera profesional inacabable.
Hoy esta persona es maestra de Reiki y se ha especializado en acompañar a mujeres con cáncer de mama.

La realidad es “algo”, sin connotaciones, nosotros podemos transformarlas en fantásticas oportunidades o espantosas pesadillas pero nosotros y sólo nosotros con la historia mental que hilemos a su alrededor que creará una perspectiva, como si fuera un mirador, y que tendrá por lo tanto las subjetividades propias de sí mismo (su lugar de ubicación, su altura, el radio de su visión, etc). Si lo construimos más alto, la visión será otra; si lo edificamos orientado al pasado nos ofrecerá un enfoque diferente al que tendríamos si lo dirigiéramos hacia el futuro, o en el presente.

La realidad será siempre la realidad, el concepto lo elaboramos nosotros y podemos saber que tan verdadero (no correcto, no se trata de posturas morales) y auténtico es en función de cómo nos sentimos emocionalmente porque nuestro cuerpo emocional representa lo que los bigotes a los gatos: antenas. Podemos saber cómo estamos experimentando la realidad, desde que mirador, y en qué tipo de procesos mentales lucubramos (si conscientes y constructivos o de ensueños negativos) observando nuestras emociones que nos indican el tipo de vibración en el que estamos sintonizados.
Si no estamos en armonía tendremos la clave para investigar los pensamientos que estamos generando y ponerlos en equilibrio.equilibrio

Me declaro vivo


Me declaro vivo
fuente:http://lianamaste.blogspot.com/


“Saboreo cada acto. Antes cuidaba que los demás no hablaran mal de mí, entonces me portaba como los demás querían y mi conciencia me censuraba. Menos mal que a pesar de mi esforzada buena educación siempre había alguien difamándome. ¡Cuánto agradezco a esa gente que me enseñó que la vida no es un escenario!

Desde entonces me atreví a ser como soy! Tengo amigos de todas las religiones; conozco gente extraña: vegetarianos que devoran al prójimo con su intolerancia, personas que caminan con un cartel que dicen: "Yo se más que tu"; Médicos que están peor que sus pacientes, gente millonaria pero infeliz, seres que se pasan el día quejándose, que se reúnen los domingos para quejarse por turnos, gente que ha hecho de la estupidez su manera de vivir.

El árbol anciano me enseñó que todos somos lo mismo. La montaña es mi punto de referencia: ser invulnerable, que cada uno diga lo que quiera, yo sigo caminando imparable, soy guerrero: mi espada es el amor, mi escudo el humor, mi hogar la coherencia, mi texto la libertad, y si mi felicidad resulta insoportable, discúlpenme, no hice de la cordura mi opción, prefiero la imaginación a lo indio, es decir inocencia incluida. Quizás solamente teníamos que ser humanos.

El que tú no veas los átomos, no significa que no existan. Por eso es muy importante que sea el Amor lo único que inspire tus actos. Sin Amor nada tiene sentido, sin Amor estamos perdidos, sin Amor corremos el riesgo de estar de nuevo transitando de espaldas a la luz. En realidad, sólo hablo para recordarte la importancia del silencio.

Anhelo que descubras el mensaje que se encuentra detrás de las palabras; no soy un sabio, sólo un enamorado de la vida. El silencio es la clave, la simplicidad es la puerta que deja fuera a los imbéciles. La educación oficial te prepara para que seas tu propia interferencia.
Es interesante ver cómo los programas educativos eligen cuidadosamente todo lo esencial para descartarlo; así, no se enseña a vivir ni a morir, a amar ni a reír. La gente feliz no es rentable, con lucidez no hay necesidades innecesarias. No es suficiente querer despertar, sino Despertar. La mejor forma de despertar es hacerlo sin preocuparse porque nuestros actos incomoden a quienes duermen al lado.

Recuerda que el deseo de hacerlo bien será un interferencia; es más importante amar lo que hacemos y disfrutar de todo el trayecto; la meta no existe, el camino y la meta son lo mismo, no tenemos que correr hacia ninguna parte, sólo saber dar cada paso plenamente. No, no te resistas, ríndete a la vida, quien acepta lo que es y se habilita para hacer lo que puede, entonces se encarnan las utopías y lo imposible se pone a disposición. La mejor manera de ser feliz es: "ser feliz"; reconstruye tu raíz y saborea la vida; somos como peces de mares profundos, si salimos a la superficie reventamos.

El corazón está en emergencia por falta de amor, hay que volver a conquistar la vida, enamorarnos otra vez de ella; nuestro potencial interior aflora espontáneamente cuando nos dejamos en paz. Quizá sólo seamos agua fluyendo; el camino nos lo tenemos que hacer nosotros, mas no permitas que el cauce esclavice al río, no sea que en vez de un camino tengas una cárcel. La infelicidad no es un problema técnico, es el resultado de haber tomado el camino equivocado. Amo mi locura que me vacuna contra la estupidez, amo el amor que me inmuniza ante la infelicidad que pulula por doquier, infectando almas y atrofiando corazones.

El amor es, a nivel sutil, la esencia de nuestra instancia inmunológica. Sin amor, el síndrome de inmunodeficiencia será adquirido inevitablemente y ello es mortal. Desde mi corazón indígena sospecho que ser infeliz es una evasión. ¡Cuán fácil es hacer tonterías en este mundo moderno! Sospecho que el hombre empezó a equivocarse hace mucho tiempo, es decir que ya es tiempo de rectificar la marcha, y reorientando el paso, retomar la sagrada senda del sol.

No es posible llegar a nuestro sitio sin trascender el egoísmo; no es posible acceder a la vida plena sin haberse purgado previamente de miedos y temores. La gente está tan acostumbrada a complicarse, que rechaza de antemano la simplicidad; la gente está tan acostumbrada a ser infeliz, que la sensación de felicidad les resulta sospechosa; la gente está tan reprimida, que la espontánea ternura le incomoda y el amor le inspira desconfianza. Hay cosas que son muy razonables y… apestan. Ya no podemos perder el tiempo en seguir aprendiendo técnicas espirituales cuando aún estamos vacíos de amor.

Quienes no están preparados para escuchar tienen la recompensa de no enterarse de nada. Disfruta de lo que tienes, recibe lo que venga, crea e inventa lo que necesites, haz solo lo que puedas, y fundamentalmente celebra lo que tengas. La vida es un canto a la belleza, una convocatoria a la transparencia, cuando esto lo descubras desde la vivencia, el viento volverá a ser tu amigo, el árbol se tornará en maestro y el amanecer en ritual, la noche se vestirá de colores, las estrellas hablarán el idioma del corazón y el espíritu de la tierra reposará otra vez tranquilo. No importa lo que digan de ti… Lo que los demás esperan de ti pueden convertirte en una cárcel; digan lo que digan de mí yo soy el que soy".

La infelicidad es el precio que pagamos para ser libres



imagen:Maelo Terkim
por Eduard Punset
Vamos a ver. La versión heredada, bastante moderna, pero heredada, arranca del descubrimiento del secreto de la vida a mediados de los años 50: nuestra constitución genética –las instrucciones conductuales que llevamos en el núcleo de cada una de nuestras células– se encarga de que nos comportemos de una manera o de otra. Que seamos optimistas o pesimistas. Agresivos o benevolentes. Lúdicos o indiferentes. Vagos o trabajadores. Curiosos o indiferentes. Empáticos o desconsiderados. Con un matiz, claro; dependiendo del entorno que nos haya tocado vivir, los genes responsables, por ejemplo, de la depresión pueden no expresarse.

Potencialmente podemos ser unos depresivos que entristecen la vida a los demás, aunque nuestro destino concreto no sea éste gracias a haber aterrizado en un entorno amable, pacífico, benevolente y considerado. Durante 40 años se fraguó un debate entre los que creían que todo dependía de los genes, los que creían que la mitad dependía del entorno y los convencidos de que la educación y el entorno podían con todo.
A cada cual su cerebro, de Pierre Magistretti y François Ansermet
Un psicólogo -F. Ansermet- y un
neurocientífico -Pierre Magistretti,
al que entrevisté para una
emisión de Redes que saldrá en
octubre- escribieron este libro en
el que sus dos disciplinas conflu-
yen tras años discordia.

Si estabas aquejado por una enfermedad mental, ibas al médico, fuera psiquiatra o neurólogo, o bien al psicoanalista y a los psicólogos. Si tenías –como ocurre con algunos amigos míos– el presentimiento de que la conducta era el resultado de las leyes universales que rigen los procesos cerebrales, te ibas de cabeza al especialista del cerebro. Si, por el contrario, considerabas que la individualidad de cada persona está marcada por su inconsciente, entonces te ibas de cabeza al psicoanalista.

Ahora empezamos a entender por qué nos iba igual de mal en los dos casos. Neurólogos punteros de todo el mundo –fundamentalmente en Suiza y Estados Unidos– están demostrando que necesitan a los psicoanalistas y éstos a los neurólogos en la misma medida para interpretar la realidad. La espoleta que ha activado la convergencia de estos dos ríos del conocimiento ha sido el nuevo concepto de plasticidad cerebral: se acaba de descubrir que cualquier experiencia personal deja una huella indeleble en la estructura cerebral que, a su vez, puede dejar otros rastros en grupos de neuronas que interactúan entre sí a raíz de dicha huella. Allí dentro no hay nada que cambie de una vez para siempre. Estamos descubriendo, asombrados, que se producen discontinuidades, transformaciones superficiales en las sinapsis y permanentes y profundas en otros circuitos. Estamos programados, es cierto, pero para ser únicos. Totalmente distintos del vecino y de los demás.

Y, claro, si estoy programado para no estar determinado porque soy único –todo ello por culpa del famoso inconsciente–, necesitaré al psicoanalista, que mediante un juego verbal reconozca al inconsciente, y no sólo al neurobiólogo, el cual me detalle las leyes universales de los procesos cerebrales.
Pierre Magistretti
Pierre Magistretti, neurocientífico
(imagen: frontiersin.org).

Sólo hay una cosa que todavía no me cuadra en todo esto. Me he pasado años estudiando las dimensiones de la felicidad y he asesorado en la ejecución del estudio académico de mayor envergadura jamás efectuado. La multinacional Coca-Cola ha realizado la definición más exhaustiva y rigurosa de las dimensiones que definen la felicidad. Pero ahora –a la luz de lo que veo en la calle– me pregunto si lo más importante no sería descubrir las razones que explican esa capacidad infinita de la gente para ser infeliz. ¿Tiene esta infelicidad algo que ver con el inconsciente del que hablaba antes?

A ver si resulta que al no estar determinado por los genes o conocimientos innatos soy más libre que el resto de los animales; tengo que empezar desde cero –al contrario del pollito que sale disparado picoteando al nacer– y, claro, me equivoco muchas veces. Soy más infeliz porque soy más libre.

reflexion pesimista


en estos momentos de incertidumbre observo a la gente con sus tristezas, sus problemas sus ilusiones, haciendo planes para el futuro encontrar un trabajo, comprar un piso, tener pareja, hijos quizas cambiar de coche, y pienso con tristeza que quizas a la vuelta de unos dias quizas meses para muchos de nosotros termine el futuro. se que soy muy pesismista pero no estamos preparados para lo que viene, y no se hasta que punto el gobierno esta haciendo lo necesario mas alla de comprar vacunas que son necesarias, pero y la prevencion no es necesaria? creo que segun se van desarroyando los acontecimientos van actuando, esta muy claro el escenario que nos espera visto lo que esta sucediendo en otros paises en los que ya a entrado el invierno, y yo me pregunto no es esto ya una crisis sanitaria suficientemente importante como para tomar medidas drasticas, quizas es que soy muy ignorante para estos temas sanitarios, pero como informatica se que en caso de infeccion hay que atajar el problema al principio o formatear el sistema operativo para asi comenzar de nuevo...

Si es lógico es posible; si es posible es probable; si es probable, mejor estar preparado