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La detención del pensamiento


fuente:http://revista-digital.verdadera-seduccion.com/

La detención del pensamiento
Una técnica sencilla de control emocional para equilibrar tus obsesiones y pensamientos negativos


¿Has probado alguna vez a detener tu pensamiento?. Sí, a detenerlo, en seco, como el frenazo de un coche. Nada de poco a poco y paulatinamente a medida que van sucediendo los acontecimientos. Detener el pensamiento es una medida que resulta bastante interesante, sobre todo en los momentos en los que las obsesiones pueden con nosotros. ¿A quién no se le ha metido nunca en la cabeza esa maldita obsesión?.

Las obsesiones, por regla general, suelen ser pensamientos repetitivos que, nadie sabe bien cómo, se instalan en nosotros, y nos trastocan todo. Frasecitas del tipo: “No voy a lograr hacer bien mi trabajo”, “no le voy a gustar nunca a esa chica”, intensifican nuestro proceso depresivo, y siempre, míralo bien, siempre, generan ansiedad.

Son pensamientos fóbicos que nos atrapan, que nos parecen tener en una cárcel de negatividad, en la que nuesta confianza es nula, y la motivación y la autoestima decrecen ostensiblemente. De ahí que te esté animando a que detengas tu pensamiento. Es una solución válida. Detener los pensamientos a tiempo evita el choque con la ansiedad. Si detienes tu coche en el momento adecuado, evitarás toparte con el vehículo que tienes delante, ¿no?. Pues lo mismo actúan los pensamientos, es así de simple y sencillo. Rara vez un pensamiento se queda solo en nuestra mente atornillándonos en la duda y la obsesión. Lo más común es que, a un pensamiento le suceda otro, y luego otro, y luego el primero sigue generando otro más. Los pensamientos negativos se reproducen rápidamente, y a mayor cantidad de pensamientos, mayor dificultad para detenerlos. Así que, ante el primer pensamiento negativo, actúa rápido, o te chocarás.

Uno negativo, uno positivo… uno negativo, uno positivo…
La detención del pensamiento consiste en volver de espaldas el pensamiento negativo. Dale la vuelta a las cosas. Si no te gusta esa carretera, toma otra. Si no te gusta ese dibujo que estás haciendo, bórralo y haz otro. La detención de un pensamiento negativo consiste en pensar rápidamente en otro positivo. Si piensas que harás mal tu trabajo, busca tus virtudes, rápidamente, no sigas machacándote, así lo único que harás será chocarte con la ansiedad, el agobio, y la generación de nuevos pensamientos negativos. Haz un esfuerzo, e intenta la próxima vez detener tu pensamiento, aunque sólo sea como prueba piloto. Si piensas que nunca vas a gustarle a esa chica, piensa rápidamente en actos que podrías hacer para gustarle. Pero siempre, sigue la secuencia de un pensamiento negativo, uno positivo, un pensamiento negativo, uno positivo. Esta secuencia detendrá la negatividad, o al menos evitará que la obsesión se multiplique o te genere ansiedad.

Como ves, la detención de pensamientos requiere cierto control mental. Si te lo propones, lo puedes conseguir. Al principio te costará un poco. También depende del grado de negatividad que suponga dicho pensamiento, o la tan manida frase: “Hay días en los que uno no tiene ni ganas de pensar en positivo”. Esta frase es mejor que vaya ya desapareciendo de nuestro vocabulario, ¿no crees?. O sea, hay días en los que no se puede, pero, por el contrario, todos los días sí son propicios para pensar en negativo, ¿no?. ¿No lo consideras un poco injusto para ti?. Aquí ya puedes ver un ejemplo de detención del pensamiento. Al hecho negativo de ver que algunos días no se tiene ganas de nada, le hemos antepuesto el hecho de que nos parece injusto que todos los días sí sean propicios para pasarlo mal, cuando no es así. Un pensamiento negativo, uno positivo, un pensamiento negativo, uno positivo. Recuérdalo.

El ruido positivo
También puedes imaginar por un momento esa situación desagradable en la que tú sabes que lo pasas mal. Ese momento en el que todo se vuelve negro, y no sabes cómo vas a salir del problema. Acaba de aparecer el pensamiento negativo. Bien, ahora nos toca actuar. Haz algún ruido. Sí, repite alguna frase siempre que detengas el pensamiento, la misma frase, una especie de mantra que te indique a ti y a tus pensamientos que se acabó, que dejo de pensar en eso, y antepongo mis virtudes, mi actitud positiva. Haz algún ruido positivo en tu mente. Demuéstrale a los pensamientos negativos que puedes con ellos, o al menos, vas a presentar batalla. Si te soy sincero, los pensamientos negativos creen que siempre pueden con nosotros, por eso aparecen y siguen ahí. Pero, cuando ven que reaccionamos, y les hacemos frente, por mínima que sea nuestra batalla, son tan cobardes que tienden a desaparecer poco a poco. Haz ruido en tu mente, ruido positivo, que te vean, que te sientan fuerte. Eres como la marea que sube y borra de la orilla todas las huellas.

Conlusion: entrenamiento
Detener el pensamiento conlleva tiempo, no lo olvides. Que esta pequeña solución no se convierta en una nueva obsesión para ti, es decir, al no conseguirlo, se te vuelva en tu contra. Necesita entrenamiento, nadie nace sabiendo montar en bicicleta, ¿no?, hace falta caerse unas cuantas veces para controlar el equilibrio. Pues igual, necesitarás fallar en la detención de tu pensamiento varias veces para controlarlo de manera más segura. Incluso, habrá ocasiones en la que los pensamientos sean tan negativos, esas obsesiones tan nuestras que parece que nunca saldremos de ellas, que creas que no lograrás detener tu pensamiento. No te preocupes, tú sigue adelante. La cuestión radica en que es demasiado complicado detener un pensamiento y que éste no vuelva a aparecer nunca más. Volverán a aparecer, no lo dudes. Pero, con menor intensidad, o quizás con la misma fuerza, pero te cogerá a ti más fuerte y entrenado, y los controlarás.

Tu mente es un mundo tan abierto, tan lleno de posibilidades, que la capacidad de fuerza positiva que tiene jamás la llegaremos a comprender. Piensa siempre que tu mente no es tu enemigo. Ella no está ahí para almacenar productos negativos. Está a la espera de que tú le lleves a la puerta de los positivos. De ti depende.

tipos de toc



fuente:forer@.metafisica
fuente:http://www.fobiasocial.net

Creo que muchos enumeramos sólo algunos de nuestros rituales. Yo también necesitaría páginas y páginas para ponerlos todos (y sus variantes). Incluso ahora, años después de que todo pasara no soy capaz de verbalizar muchos de ellos ya sea por miedo, por vergüenza...

Autodestrucción/elimiarme de una vez para siempre. Dilo con todas sus letras, s.u.i.c.i.d.a.r.t.e
Ese pensamiento fue (y hoy en día a veces lo sigue siendo) muy recurrente durante mis "años oscuros" con el TOC. Incluso me aliviaba imaginarme muerta.
Divide Nietzsche, creo recordar que en la primera parte del Zarathustra, la "vida": en la acción , la imagen de la acción y el pensamiento.
Imagínate sonriendo, no hace falta que lo conviertas en ación, imagínate haciendo algo que te alivia o que te gusta o que te gustaría que pasara.


Que tu madre sea el único vínculo que te hace estar vivo está bien, pero debería ser complementario. No tú único motivo para vivir.
Lo que subyace a que tú estés vivo ahora mismo eres TÚ y solamente tú.

Perdonad las citas, pero creo que se debe hacer cuando no lo puedes expresar mejor que el autor que lo ha dicho...
Comentaba D. Hume que NADIE DESPERDICIA UNA VIDA SI NO PIENSA QUE MERECE LA PENA CONSERVARLA.

Tu vida merece la pena porque en esto de las enferemdades mentales y concretamente en el TOC abunda la incertidumbre. No quiero decir que te vayas a "curar" mañana, pero quizás ¿por qué no? puede mejorar mucho en este año que tienes por delante y luego comentar a la gente tus progresos...

Y la muerte, para terminar, nadie sabe lo que es, no pienses en ella como si fuera esa dulce "nada", ese dulce "no-dolor" que todos deseamos. No sabemos si es eso.
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Un saludo y ánimo

La clave del trastorno


La clave del trastorno
Todas las personas podemos experimentar, en un momento u otro de nuestra vida, imágenes o pensamientos absurdos y que nos vienen de forma involuntaria. Ése no es el problema. La clave está en cómo nos sentimos y qué hacemos cuando nos vienen esos pensamientos y esas imágenes. En la medida en la que me creo esos pensamientos, me siento de un modo distinto que si los descarto como absurdos y transitorios. Me explico: si me viene a la mente la imagen violenta de apuñalar a mi hijo, yo puedo pensar que eso es absurdo, porque yo quiero a mi hijo y no soy ningún homicida. Puedo pensar, tras leer este libro, que ese tipo de imágenes vienen de forma involuntaria, generalmente en situaciones de cierta tensión, pero que no revelan nada sobre mi forma de ser o mis instintos reales. En ese caso, no llegará a convertirse ese pensamiento en obsesión, ni se hará repetitivo, ni generará malestar.

Pero si yo cuestiono mi forma de ser y dudo sobre si sería capaz de cometer dicho crimen, si doy crédito a esos pensamientos, si me involucro, entonces comienza a tomar forma toda la alteración obsesiva. Dedico más atención a esos pensamientos y esos pensamientos se refuerzan, como cuando te quieres quitar una canción pegadiza de la cabeza; cuanto más tratas de echarla u olvidarla, más te viene.

Las compulsiones comienzan como una forma inicial de aliviar el malestar que genera la obsesión (“Si tengo miedo a contaminarme, pues me lavo y ya está”). Y al principio funciona. Realmente me siento mejor tras hacer la compulsión. Pero eso sólo es el principio del problema. Posteriormente, gracias a que he dado crédito a mis obsesiones, éstas me pasan factura llegando a extorsionar mi mente cada vez con más frecuencia. Porque cuanto más piensas en algo, más inevitable se hace seguir pensando en eso y tenerlo más presente. Conforme se consolida el trastorno obsesivo-compulsivo, el alivio de las compulsiones es cada vez menor y la necesidad de hacer más compulsiones aumenta sin producir alivio, llegando a ocupar cada vez más tiempo.

para reflexionar


fuente:el dandy,foro webtoc
Hola a todos. Por lo que veo a muchos de ustedes les ha pasado algo igual a lo mío. Me refiero a que a lo largo de nuestro camino por el TOC, las obsesiones van cambiando. Primero te obseiones por perder el control y hacer daño a alguien, luego por tener SIDA, luego por tener esquizofrenia, etc. ¿No creen que tantas preocupaciones de ese tipo debería hacer que sospecharamos de ellas, esto es, que no les demos crédito? La verdad es que es muy difícil, por no decir imposible, que en una persona ocurran tantos males: que se vuelva esquizofrénica, que haga daño con cuchillos, que además le dé SIDA o que se contamine por tocar algo.

Las obsesiones crecen porque desde un principio les creemos, pensamos en lo peor que podría pasarnos y siempre que encontramos qué podría ser lo malo, lo creemos. Y como ya lo creímos, entonces pensamos que tenemos algo de gravedad y esto asu vez lleva a que nos preocupemos aún más por lo que nos podría pasar. Esto sin mencionar la gran culpa con la que cargamos al rumiar sobre lo malo que podríamos hacer.

En fin, creo que para los que les ha pasado que han tenido muchas obsesiones en su vida, ya es hora que sospechen de tantaas preocupaciones de ese tipo y que nos demos cuenta que se trata de un juego de nuestro cerebro y no de preocupaciones reales. ¿No creen?

Saludos.

Alrededor de las preocupaciones y obsesiones



Autor: Carlos Mora Vanegas
Título: Alrededor de las preocupaciones y obsesiones


Websappiens.com

"El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir. "
Albert Einsten

RESUMEN

¿Sabe usted manejar sus preocupaciones? ¿Cómo éstas le afectan? ¿Cuál es la razón de ser de sus preocupaciones? ¿Es usted obsesionado?¿Se deja llevar por la obsesión?¿ Está consciente del alcance , las repercusiones de la obsesión?, son algunas interrogantes que lo invitan a reflexionar sobre estos temas que inciden en su conducta, comportamiento. En este escrito nos adentramos en lo importante que es saber enfrentar las preocupaciones y obsesiones a fin de evitarnos conflictos que nos afecten psíquica y físicamente.

ASPECTOS BASICOS A SER TOMADOS EN CUENTA

Al permanecer activos en este plano físico y garantizar que nuestro tránsito debe ser lo mejor de lo mejor garantizando nuestra salud, felicidad, es necesario estar atento sobre cómo las preocupaciones y obsesiones inciden en nuestra conducta, comportamiento. Justamente al respecto de estos tópicos, Ana Muñoz nos comenta, que preocuparse de manera exagerada no sólo no conduce a nada bueno, sino que además produce un gran malestar, interfiere en el trabajo y no te deja dormir. Sin embargo, se pueden utilizar algunas técnicas sencillas para combatirla
Se nos dice además, que la persona preocupada tiene un predominio del lado intelectual sobre el emocional; vive más en su cabeza que en sus sentimientos. Analiza, piensa constantemente y en su cabeza hay una continua cháchara mental. "A veces me dan ganas de golpearme la cabeza contra la pared para que pare", dicen algunos. Es como si todo lo que llegara a la mente de estas personas fuera importante y digno de ser tenido en cuenta. Cada idea, cada recuerdo, cada imagen que surge en su cabeza. Nada se puede desechar y no son capaces de separar lo que verdaderamente importa de lo secundario. No es raro que padezcan de dolor de cabeza, generalmente localizado sobre los ojos. A nivel mental estas personas son poderosas y tienen una energía mental desbordante, pero, por desgracia, no saben cómo utilizarla o la usan de manera incorrecta y agotadora.

Ana Muñoz nos agrega, que se trata de personas concienzudas, dedicadas al trabajo, al cual dedican mucha energía, y tienen un gran sentido de la ética y la moral. Se esfuerzan siempre en hacer lo correcto de la manera correcta, lo que la mayoría de las veces quiere decir "a su manera", ya que suelen tener bastante claro cómo hay que hacer las cosas. Son perfeccionistas y detallistas. Les gusta el orden y la limpieza, la planificación y la rutina, catalogar, hacer listas. Nunca cometen imprudencias ni excesos y no les gusta tirar las cosas, ya que en un momento dado pueden llegar a necesitarlas. Les gusta trabajar y esforzarse y no les atraen las cosas fáciles de hacer. Debido a que se rigen por el intelecto y no por sus emociones o deseos, les cuesta perdonarse los pequeños errores que toda persona puede cometer y es entonces cuando aparece la culpa y la preocupación.Muñoz nos sugiere, que cuando todos estos rasgos se exageran, nos encontramos con el llamado trastorno obsesivo de la personalidad. Se trata de
personas tan preocupadas por los pequeños detalles que es posible que hasta llegue a perderse el sentido inicial de la tarea que se traen entre manos o que no sean capaces de terminarla nunca, porque leen una y otra vez lo que han escrito para asegurarse de que no han cometido ningún error, se ahogan en posibilidades interminables e incluso pueden dedicar más tiempo a hacer listas u horarios que a realizar la tarea en sí. Están tan dedicados al trabajo que no tienen tiempo para las amistades o el placer. Son rígidos e inflexibles en cuanto a la ética y la moral, pudiendo llegar hasta el fanatismo. Son incapaces de desprenderse de objetos sin valor y jamás delegan tareas a nadie. Nunca reconocen que están equivocados. En muchas ocasiones, pueden resultar insoportables para los demás, a quienes no perdonan ni el más mínimo fallo. Viven continuamente atormentados por las preocupaciones, el miedo al trabajo y por estar dándole vueltas siempre a lo mismo. No pueden tomar decisiones ni terminar el trabajo porque nu
nca está perfecto del todo. Por tanto se puede afirmar entonces, que las obsesiones pueden consistir en ideas, imágenes o impulsos a hacer algo que no queremos y nos resulta aterrador (como matar a alguien). Aparecen como intrusos en la mente y producen una gran angustia, miedo o vergüenza. Intentas sacarla de tu mente pero es imposible. Entonces te ves impulsado hacer algo para combatirla y sentirte mejor (la compulsión).Desde luego, Ana Muñoz nos aclara como liberarse de las obsesiones. En primer lugar, cada vez que aparezca ponerle una etiqueta: preocupación absurda u obsesión irracional.

El siguiente paso será aceptar esos pensamientos, después controlarlos voluntariamente y, por último, librarse de ellos.
Se sugiere además: Aceptar tu obsesión. Es decir, cuando estas ideas, imágenes o impulsos aparecen en tu mente y le resultan sumamente desagradables y quiere librarse de ellas, resistirse, luchar y sacarlas de su cabeza para siempre. Pero no puede; es algo que escapa a tu control y si no puedes controlarlo tampoco puedes eliminarlo. Pero, ¿cómo controlar lo que parece incontrolable? Lo primero que tiene que hacer, aunque resulte paradójico, es aceptarlo y no tratar de combatirlo. Deje que esos pensamientos prosigan libremente. No los juzgue ni los analice. De este modo los estás transformando en voluntarios, (ya que has decidido libremente que está bien tener ese pensamiento y está bien que sea obsesivo), aumentando así su dominio sobre ellos. Se recomienda también, controlar la obsesión. Es decir, que una vez que estos pensamientos son voluntarios puedes empezar a controlarlos. Para ello se puede hacer dos cosas:

1. Dejarlos para más tarde. Si está trabajando y empieza a preocuparse con algo, postergue su preocupación para dentro de un rato, eligiendo una hora determinada para obsesionarse. Pueden ser 5 minutos después, o una hora o incluso por la noche, dependiendo de la severidad de su problema y lo insistentes y frecuentes que sean sus pensamientos obsesivos. Si ha decidido dejarlo para cinco minutos después, por ejemplo, trate de posponerlo de nuevo cuando hayan pasado esos cinco minutos y así sucesivamente.

2. Cambiar la forma de preocuparse. Otra manera de adquirir mayor control sobre su pensamiento es cambiando la forma que tiene de responder a la obsesión. Para ello puede hacer varias cosas: Anote tus pensamientos exactos en una libreta cada vez que aparezcan, incluso si aparecen unos minutos después de haberlos anotado y tienes que volver a escribir lo mismo una y otra vez. Esto le ayudará a darse cuenta de lo absurdos que son y el esfuerzo de escribirlos continuamente disminuirá su aparición por puro aburrimiento.

3.-Cambie la situación. Si su obsesión o preocupación consiste en una imagen mental, trate de modificar esa imagen. Por ejemplo, si consiste en ver su casa ardiendo, póngale un marco a esa imagen y luego imagine que dicho marco se encoge poco a poco hasta ser demasiado pequeño como para distinguir lo que hay en su interior. Si su pensamiento obsesivo consiste en imaginar que golpea a alguien con un martillo, transfórmelo en un enorme martillo de goma espuma incapaz de hacer daño a nadie.4.- Cante su obsesión: elija una música alegre y cante: "me van a despedir", "no llegaré a fin de mes", o cualquier frase que resuma su preocupación. Esto hará que disminuya su ansiedad, ya que el hecho de cantar es incompatible con ella y le ayudará a distanciarte de esas emociones desagradables. Cuando se sienta mejor deje de cantar y centre su atención en otra cosa.

En conclusión, trate de evitar que las preocupaciones lo manejen, deterioren su comportamiento, originándole muchas veces problemas físicos, estrés, tensiones que le pueden originar serios problemas en su salud, así como en su comportamiento. Preocúpese de manejar eficientemente sus emociones, sorprenderse como está actuando al perder su equilibrio emocional y entonces usted no podrá ser víctima de las preocupaciones. No lo descuide y verá como el legado de vida que le han dado será beneficiosa en su crecimiento.

¡Qué delgada es la línea que separa estos estados de ánimo! Parece que no pero resulta “relativamente sencillo” empezar dudando y acabar viviendo en consecuencia a una obsesión.

Dudar es sano, es bueno y es positivo; bajo mi punto de vista creo que es uno de los motores de la evolución humana. Si Newton no se hubiera planteado por qué el cayó una manzana en la cabeza, ni le hubiera dado por pensar “y si fuera porque…” puede que no hubiera escrito jamás la ley de la gravitación universal, ¿no?

Pero como todo blanco tiene su opuesto… la duda puede llegar a ser el principio de una obsesión, de un estado emocional paralizado por el miedo y de actuar y vivir coherentemente con lo que se cree en ese momento independientemente de su veracidad o no. La obsesión comienza siempre con una idea o una situación de incertidumbre que nos asusta o que nos genera temor. Por ejemplo, yo tengo la costumbre de cerrar la puerta de casa con llave por la noche, pero si caigo en la tentación de volver a comprobar lo que estoy haciendo, estoy activando (seguramente de una manera inconsciente) la secuencia ‘duda-comprovación’ que me obliga a asegurarme cada vez que me asalta la duda para así quedarme más tranquila. Cuanto más lo hago, más necesidad tengo de hacerlo, hasta el punto que la repetición se convierte en compulsión y ya estoy totalmente presa del miedo a no haber cerrado la puerta… más de una vez he bajado al parking en plena noche para comprobar que el coche estaba cerrado!!

Este ejemplo de la llave por la noche puede resultar trivial, pero no lo es tanto cuando empiezas a dudar de las personas que te importan, de ti misma o de tus actos y tu desarrollo en la vida. Se activan de igual forma estos mecanismos que acaban autodestruyéndonos o alejándonos de esas personas queridas. Y es que una persona obsesionada utiliza una lógica correcta para responder a preguntas “equivocadas”, a veces el error está en lo qué nos preguntamos y de éste modo estamos alimentando unas inseguridades que nos paralizan, nos bloquean y nos impiden ver más allá de nuestro miedo. Más allá de lo oscuro y de lo negro.

Mi experiencia me ha llevado a la conclusión de que no existen soluciones teóricas para la vida, que más que pensarla; la vida está para vivirla y que la acción es el mejor antídoto contra la inseguridad. Y que el fracaso hay que intentar relativizarlo, no significa que nada te importe, no significa no implicarte en nada, significa darle la vuelta a todo y, por muy difícil que resulte mantener una actitud observadora ante las ideas que nos asaltan, sin intervenir ni combatir. Dejarlo pasar, aprender de lo que sucedió pero no abrazarnos a ese hecho que ya no podemos modificar y que seguramente nuestra actitud solamente lo empeorará o nos hará más daño. Desde aquí os puedo decir que la intención excesiva paraliza la consecución de aquello que se desea con todas las fuerzas. No es fácil… se recae… pero todo se puede superar y ya no os digo ¡!lo que se aprende!!

fuente:irene

LAS OBSESIONES


DEL SUFRIMIENTO A LA PAZ
IGNACIO LARRAÑAGA

LAS OBSESIONES

Las obsesiones.

Un sujeto está en su habitación. Entra un enemigo en ese recinto y cierra la puerta. El sujeto no puede expulsar al intruso, ni tampoco puede salir. Eso es la obsesión.

Yo he quedado asustado en más de una ocasión al comprobar cómo el fenómeno de la obsesión es un mar sin fondo y sin orillas de sufrimiento. Decenas de veces me he sentido absolutamente impotente, con el natural abatimiento que causa toda impotencia, para liberar a muchas personas de sus obsesivos círculos cerrados. El fenómeno está emparentado con la ansiedad y la angustia, pero en sí mismo es otra cosa. Entre ambas -obsesión y ansiedad-angustia- hay una relación de causa a efecto, a modo de un círculo vicioso, como veremos; pero encierran, repito, contenidos específicamente distintos.

El yo se siente ajeno a la representatividad obsesiva, como si un cuerpo extraño se hubiera incrustado en la personalidad. Se trata, en definitiva, de representaciones que se le imponen al sujeto y se le hacen presentes en el primer plano de la conciencia contra su voluntad; y le resulta difícil, casi imposible, alejarlas. Lo específico de la obsesión es, pues, que el sujeto que la padece se siente dominado; se da cuenta de que el contenido obsesivo carece de sentido y que se ha instalado ahí sin motivo alguno. Pero, a pesar de todo, se siente impotente para ahuyentarlo. Esto es lo más característico del fenómeno obsesivo. La mayor desdicha que puede experimentar un hombre es el no poder ser señor de sí mismo, el sentir se interiormente vigilado y paralizado por la presencia de un gendarme; es como si le hubieran encadenado de pies y manos, como si su libertad hubiera sido gravemente herida en un ala y se sintiera totalmente impotente para volar, para ser verdaderamente dueño y señor de sí mismo, de su propio mundo.

Una vez más tenemos que precisar que no estamos hablando aquí de enfermos obsesivos, que necesitan una atención clínica, sino de aquellos que se ingenian para disimular su situación, y consiguen conducirse en la sociedad como personas normales, lo que, ya de por sí, es un indicador de que no se trata de enfermos clínicos; pero, al mismo tiempo, sufren intensamente, si bien a intervalos y en una variada escala de altibajos. De hecho, la obsesión acaba convirtiéndose en uno de los más abundosos surtidores de sufrimiento humano.

Ejemplos: Las representaciones obsesivas se dan en la más variada gama de matices, tonalidades e intensidad. El pueblo se expresa con una frase plenamente certera y feliz cuando dice: se le pone, se le puso.

Una mujer vivió durante muchos años cuidando de su padre, enfermo, y lo hizo con esmero y cariño. Meses después de fallecido el progenitor, se le puso en la cabeza a la hija que no había cuidado con suficiente solicitud a su padre mientras vivió. Se daba cuenta de que este pensamiento no tenía base alguna, pero no podía evitar que la dominara; y la dominó hasta el punto de que, cuando yo la conocí, vivía en una angustia mortal, al borde de la depresión.

Hay personas a las que, en lo mejor de una fiesta o en el día más feliz, se les pone la idea de que aquello va a acabar; y esta idea las domina de tal manera que las incapacita totalmente para disfrutar. He conocido personas a quienes le sucede lo siguiente: al acostarse, por la noche, se les pone la obsesión de que, si se duermen, la muerte les va a sorprender en pleno sueño y van a morir sin darse cuenta. Y esta idea fija les provoca una ansiedad tal que les impide dormir. En los preparativos del viaje abren siete veces las maletas para comprobar si han metido algún objeto importante, u otras tantas veces vuelven a casa o se levantan de la cama para averiguar si la puerta estaba bien cerrada, o necesitan lavarse las manos o los dientes una y otra vez.

El pensamiento obsesivo se manifiesta frecuentemente en forma de interrogación, la cual incluye el miedo, que, a su vez, es un auténtico detonante: ¿Y si no duermo esta noche? Esta duda se toma obsesión, y la obsesión en angustia, y la angustia les impide dormir. ¿Y si me pongo colorado ante esta persona? La idea fija y el miedo desencadenan un proceso, y le salen todos los colores. Lo que tanto temía y se esforzaba por reprimir, se le impone. ¿Quién sabe si la presencia de fulano en la sala, durante mi charla, no me pondrá nervioso? Y, efectivamente, la fijación de esa persona le bloquea completamente la inspiración. El barullo de la calle, el tictac del reloj, el ruido del agua, ¿no me perturbarán el sueño? Y se lo perturban. ¿No me impedirá estudiar el ruido del televisor? Y, por supuesto, se lo impide; pero no es el ruido, sino la idea obsesiva del ruido. . ¿No me impedirán dormir los ronquidos de mi compañero de habitación? Y claro que sé lo impiden; pero no son los ronquidos, sino la idea fija de los ronquidos. Sabes que aquella persona piensa y dice que tú eres antipático. Te encuentras con ella, tratas de mostrarte simpático, pero te comportas con mayor torpeza que nunca. La idea obsesiva desencadena el proceso contrario: lo que intentabas evitar se te impone y domina. Y si no doy bien la lección, si esta operación no me resulta, si se me olvida toda la materia de examen? Y claro que se le olvida, y opera desmañadamente, y da la lección de la manera más deslucida. La mayor parte de las llamadas dudas de fe se reducen a eso: el miedo represivo hace que aquello que se quiere evitar se le imponga y lo domine a uno. No son, pues, dudas de fe, sino reacciones psicológicas. La misma cosa acontece con los pensamientos o deseos deshonestos: lo que se teme y reprime contraataca en la medida en que se reprime; es como un resorte demasiado apretado: cuanto más se lo fuerza, más fácilmente salta. La duda degenera casi siempre en inquietud obsesiva; en relación con la salvación eterna, se plantea de esta forma: ¿quién sabe si me salvaré? ¿Y si estuviera predestinado a la condenación eterna?

He conocido sacerdotes ya ancianos con dudas (duda obsesiva) acerca de la validez de su vocación, y, por consiguiente, de sus misas y confesiones. ¿Cabe angustia mayor? La religión sobre todo si está basada en la culpa y el temor, es una de las fuentes más profundas de obsesión y angustia. Hay personas que se confiesan diariamente, y aun varias veces por día, porque se les pone en la cabeza que no manifestaron bien sus pecados. Y cuantas más veces se confiesan, más intranquilos están..., pensando si habrán consentido en tales o cuales pensamientos o imaginaciones. i Una tortura! Y dicen: si yo no tuviera el aguijón de estos escrúpulos sería la criatura más dichosa del mundo. Sobre su historia tiene setenta y cinco recuerdos halagüeños y tan sólo cinco negativos. Pero se les ponen e imponen en el primer plano de la conciencia esos cinco puntos negros, de tal manera que acaban dominando todo su horizonte histórico, como si su vida se resumiera en esos cinco recuerdos negativos, resultándoles imposible realizar una evaluación correcta acerca de sí mismos. Un solo fracaso les obsesiona a algunos de tal manera que, por largos años, respiran por esa herida; y desencadena en su interior un proceso general de inseguridad y de complejos de inferioridad, perturbando notablemente el desarrollo armónico de la personalidad y orientándola hacia actitudes pesimistas y reacciones negativas. De pronto, el rencor adquiere en algunas personas caracteres obsesivos: el personaje más desagradable (un "enemigo") invade su mente y se instala en ella con rasgos tan indelebles que son incapaces de expulsarlo. Y viven dominados por el recuerdo de ese "enemigo".

Ciertas fobias o manías contra una determinada persona tienen también un carácter obsesivo. Se trata de un impulso insuperable e incontrolable de antipatía; una obsesión que nació y vive a despecho del sujeto afectado; pero ahí está, y ¿quién podría desplazarla? Las presunciones o aprensiones son ideas fijas revesten la mente del sujeto de tal realismo que nadie convencerle de que lo que está suponiendo no » objetivo: fulano está en contra de mí; aquí nadie me quiere; el jefe ya se enteró; aquellos otros me han retirado su confianza; aquél no pasó a saludarme, lo que quiere decir que le "soplaron" lo que dije de él; entre bastidores están tramando desplazarme del cargo; ya nadie cree en mí... Son suposiciones que carecen de todo fundamento. Puros fantasmas. Pero estas personas los revisten en su imaginación de un realismo tal que los viven con caracteres de pesadilla. ¡Cuántas veces he visto despuntar la aurora de la alegría en sus rostros tan sólo con este toque de clarín!: ¡ Despierta!, todo eso es mentira, un puro fantasma de tu mente. Hay casos en los que no se dan propiamente contenidos, sino estados obsesivos; y esto es más grave. Estos sujetos no son torturados por obsesiones con perfiles concretos, sino por una confusa mezcla de recuerdos que los agobian, sombras que los entristecen, ansiedades que los turban, inquietudes punzantes llegadas en oleadas sucesivas sin que se sepa exactamente de dónde provienen ni a dónde los llevan, fondos oscuros, mundos ignotos, impresiones irracionales, sensaciones sin rostro..., todo lo cual envuelve a esas personas en un clima de temor confuso y oscuro, como si mil fieras invisibles se les cruzaran en el camino. Estos estados se dan en ciertas personas y en determinadas circunstancias, y, probablemente, necesitan atención clínica.

Causas y remedios

He ahí la obsesión: noche de fantasmas, mar sin fondo de angustia y ansiedad. Leyendo las páginas precedentes, el lector se habrá preguntado: y ¿qué hacer para ahuyentar tantas sombras? El fenómeno es sumamente complejo. Hay personas cuya constitución genética, recibida a través de los cauces hereditarios, es muy proclive a las fijaciones obsesivas. Basta con que en su entorno vital haga, de pronto, su aparición un factor estimulante, a modo de detonador, y entran rápidamente en crisis, se sienten sitia- das por la obsesión y no ven la manera de salir de esa situación. Estos detonantes pueden tener tonalidades muy distintas. Podríamos multiplicar los ejemplos para demostrar cómo un mismo motivo, que a unos les provoca un pavor obsesivo, a, otros los deja fríos; o lo que hoy asusta y obsesiona a una persona, al mes siguiente no le causa ningún efecto, y viceversa. Como veremos; el fenómeno depende también de los estados de ánimo: cuando un sujeto se halla en un estado altamente nervioso o dispersivo, normalmente será fácil presa de las obsesiones, lo que no sucederá cuando se encuentra tranquilo y en una situación normal. . En otras ocasiones se dan una serie de motivaciones y móviles que, desde la oscuridad, actúan sobre la persona. En este caso, los contenidos obsesivos se hallan ligados a la historia vital intena de la persona, en la que unas vivencias se engarzan con otras, emergiendo en la obsesión como una síntesis de carácter simbólico entretejida de acontecimientos pasados. En este caso, un buen tratamiento de psicoanálisis puede ayudar a descubrir y sacar a la luz las oscuras motivaciones que engendraron la obsesión. Con frecuencia, el mero hecho de tomar conciencia de lo que sucede en el misterioso plano de los submundos interiores suele ser _el principio de la curación.

No nos estamos refiriendo aquí, lo repetimos una vez más, a los enfermos obsesivos, aquellos que necesitan una atención médica, sino a los que son obsesivos, sin olvidar que también éstos pueden caer, por emergencia, en crisis insostenibles. Según he podido observar, estos obsesivos normales entran casi siempre en este temible círculo vicioso: la vida agitada, las pesadas responsabilidades, así como un entorno vital estridente y subyugador, conducen a olas personas a una desintegración de la unidad interior, que rápidamente deriva en fatiga cerebral, ya que, en fin de cuentas, toda dispersión no es sino una pérdida de energías, como también sucede con la desintegración del átomo. Esta fatiga cerebral deriva inmediatamente en fatiga mental. Y fatiga mental no es otra cosa que debilidad mental, o lo que es lo mismo, incapacidad de ser señor de Sí mismo, de adueñarse del curso de la propia actividad interior. El sujeto se siente impotente para retener y controlar las riendas de sus recuerdos, imágenes y emociones. ES la impotencia. Al Sentirse la persona mentalmente débil, los pensamientos y recuerdos, por lo general desagradables y sin motivo ni razón de ser, se instalan en ella, apoderándose con facilidad de su mente y ocupando todo su territorio. Y siendo el enemigo -la obsesión- más fuerte que el dueño de la casa -la mente- ésta acaba siendo derrotada por aquélla. Viéndose dominado e impotente para enfrentar al enemigo, el hombre es fácil presa de la. angustia- ansiedad, que, a su vez, produce una fatiga y debilidad mentales cada vez mayores. Cuanto mayor es la debilidad mental, mayor es la fuerza de las obsesiones para adueñarse, sin contrapeso, del hombre, con la secuela de una angustia cada vez más intensa. Este es el círculo vicioso, mortífero y fatal, que mantiene a tantas personas, y por tanto tiempo, presas de insufribles agonías.


fuente:Por raulcelsoar

Si se puede vencer el TOC:fuente:harrier


Hola a todos, quiero decirles que creo que tengo toc desde hace muchisimo tiempo y durante ese tiempo el toc me a hecho batallar mucho limitandome en todo y tenido obsesiones muy complejas y dificil de sobre llevar , al principio no entendia bien este trastorno , solo se lo que todos sabemos que se alimenta de nuestros temores y que te deja muy poco tiempo de pensamientos con claridad en la mente , e estado muy desesperado por eso , hace como unos 4 dias que , me propuse a vencer el TOC
descubri creo que es la clave para hacerlo, y es aplicandole la ley del hielo a esos pensamientos indeseables,
Claro que hacerlo es la parte dificil, ya que en mi caso tengo mucho tiempo con ellos pero he tenido mucha disiplina con esto , y creo que voy mejorando increiblemente, lo que trato es no generar ninguna respuesta a esos pensamientos ni mental ni fisica, al principio cuesta mucho , pero despues esa actitud en uno cobra fuesa y se facilita, no se si es la tecnica adecuada para vencer el toc.
Pero yo pienso que nuestro cerebro es como una increiblemente compleja computadora , pero que es configurable , y con mucha disiplina y teniendo madures mental se puede lograr , yo creo que uno configura su cerebro cuando uno va venciendo miedos en la vida , y aprendiendo habilidaddes nuevas , de la misma forma pienso que se puede vencer el toc , es cuestion de tener la firme creencia que esos pensamientos , no son de uno , se disparan en nosotros pero no son creados por nosotros , asi que no deben de hacernos mal, tan solo es cuestion de aplicarles la ley del hielo , ignorarlos totalmente , para que se alejen. Pero eso es lo que crreo ahora despues de tanto tiempo de pasar por esto.
Es mi experiencia personal

Saludos
fuente:harrier
fuente:ansiedad org

¿SOY OBSESIVO COMPULSIVO?


Título: ¿SOY OBSESIVO COMPULSIVO?
Objetivo: Explicar en qué consisten la obsesión y compulsión, así como detectar sus principales manifestaciones y consecuencias.
Investigadora(s): Elena Cantú González
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La obsesión es una idea o pensamiento repetitivo e irrefrenable; la compulsión es una acción en contra de la voluntad del sujeto.

El psicólogo Arturo Ortiz explica: “para comprender el origen del trastorno obsesivo- compulsivo debemos entender que dentro de cada persona coexisten dos impulsos básicos: vida y muerte. El primero promueve la creatividad; el segundo, la destrucción. Ambos constantemente buscan la forma de salir. El truco es que cada persona aprenda a manejar ambos impulsos armónicamente. En este sentido, la persona obsesiva tiene la intención de dominar los impulsos que surgen por medio de pensamientos repetitivos en torno a un objeto real, pero es el objeto el que finalmente controla a la persona. La realidad sigue igual y cada vez hay mayor presión para manejar el impulso; entonces, la compulsión se dispara por un deseo irrefrenable de repetir incesantemente una conducta que se da en automático, es decir, sin planearla previamente. Aunque la persona esté consciente de que esta acción no tiene sentido, no puede pararla y empieza a sufrir las consecuencias”.

Si bien la obsesión y la compulsión se dan en cualquier individuo y bajo distintas circunstancias, cuando obstaculizan la adaptación en el sujeto, le impiden relacionarse y evitan que realice actividades cotidianas podemos estar frente a un caso patológico. Hasta cierto nivel, los rasgos obsesivo-compulsivos son positivos y necesarios para algunas profesiones, por ejemplo, para aquellas que implican presión, entrega, tenacidad, tiempo y constancia.

Aunque hay un sinnúmero de pensamientos y acciones obsesivo-compulsivas que se manejan a través de rituales, algunas suelen ser más representativas:


ü Rituales de limpieza: se evitan posibles focos, reales o imaginarios, de suciedad o contaminación: pasar al lado de la basura, junto a un hospital o un baño público, sintiendo posteriormente la necesidad de realizar complicados rituales de higiene y limpieza, como lavarse las manos o bañarse varias veces al día.

ü Rituales de repetición: pueden repetirse las más extrañas secuencias, por ejemplo, repetir un determinado número ante un pensamiento, seguir una secuencia de números pares en cualquier situación, etc.

ü Rituales de comprobación: hay multitud de posibles comportamientos, como comprobar repetidamente que se ha cerrado el gas o la puerta.

ü Rituales de acumulación: el sujeto tiene dificultad para desprenderse de cualquier cosa y acumula grandes cantidades de objetos, en su mayoría inservibles.

ü Rituales de orden: todo ha de estar en el mismo lugar, posición, de mayor a menor, etc. Cuando la persona nota un mínimo cambio en el acomodo de las cosas siente gran ansiedad y ocupa muchísimo tiempo ordenando nuevamente.

Una característica muy frecuente de los sujetos obsesivo-compulsivos es el perfeccionismo. Cuando este rasgo gobierna casi todas las actividades es probable que se convierta en una obsesión, aunque algunos niveles de perfeccionismo no caen en lo patológico y contribuyen a alcanzar un objetivo. Otras actividades ritualizadas por las personas obsesivo-compulsivas pueden ser: comprar, robar, comer, hacer ejercicio, desafiar el peligro, participar en juegos de azar, etc.

Independientemente del tipo de conducta o pensamiento que surja en la mente de la persona obsesiva-compulsiva, en todos los casos hay un hilo conductor. La persona se ve empujada por razones internas, usualmente inconscientes. Su comportamiento es persistente y recurrente. Usualmente, altera la continuidad de la vida personal, familiar o profesional; estas personas reiteran cierta conducta para aumentar la confianza en sí mismas, lo que les alivia el penoso sentimiento de la insuficiencia. Internamente, sus impulsos y su propia represión establecen un compromiso por el cual comparten un espíritu de desafío, no su afecto y ni un contacto genuino con los demás. Generalmente tienen cierta incapacidad para dar afecto, expresar sus emociones o entregarse a una relación.

La persona obsesiva-compulsiva parece defenderse de sus propios pensamientos y actitudes y trata de ocultarlos frente a los demás e incluso frente a sí misma, lo que conduce a uno de los mecanismos de defensa más característicos: el aislamiento emocional. Todo esto tiene un alto precio. Es posible que su conducta reste tiempo a la diversión y al tiempo libre. Esta privación puede provocar daños psicológicos y físicos: fatiga, irritabilidad, perturbación del sueño, dificultad de concentración, hipertensión, jaqueca, migraña, depresiones, problemas gastrointestinales y afecciones coronarias.

Antes que nada, es importante no prohibir determinadas conductas compulsivas. Aunque otras personas puedan sentir que la conducta compulsiva es incoherente e irracional, para alguien compulsivo estas acciones son necesarias; si no las realiza esto le genera angustia, ya que el impulso se contiene y no encuentra salida. El manejo de las obsesiones-compulsiones no es racional: sino se requiere una serie de herramientas emocionales psicoterapéuticas a fin de que el paciente logre identificar sus impulsos: cuáles son y de dónde vienen, de modo que aprenda a modularlos de una forma adaptativa.

fuente:canal once tv

Liberarse de los pensamientos obsesivos


Liberarse de los pensamientos obsesivos


“Ojalá no lo hubiera dicho”, “¿Qué hubiese pasado si…?”
“¿Y si les sucede algo?”…
Siempre tenemos motivos para preocuparnmos, pero la búsqueda incesante de seguridad puede convertirse en obsesión.
El círculo se romperá si actuamos; porque la vida no está hecha de certezas sino de experiencias.
Algunas veces estas preocupaciones ocupan tanto espacio en nuestra vida que impioden que nos concentremos en el trabajo o en cualquier otra actividad; nos quitan el sueño, las ganas de salir y acaban instalándose en nuestra vida cotidiana como algo que, de forma irremediable, nos acompaña todo el tiempo.
Una forma común de obsesionarse es repasar una y otra vez las conversaciones y las situaciones que hemos vivido, preguntándonos qué hubiera sucedido si hubiéramos actuado de otra manera, si hubiéramos pronunciado otras palabras.
Tambiéb solemos anticipar situaciones o conversaciones del futuro próximo que nos resultan problemáticas y que no podemos dejar de recrear en nuestra imaginación.

LAS TRAMPAS DE LA MENTE :
Todas estas situaciones nos llenan de desasosiego, esa sensación tan desagradable de no tener ningún control sobre lo que nos acontece. ¿Y qué hacemos ante esto? debemos buscar la manera de sentirnos seguros.

COMO RECUPERAR LA PAZ MENTAL:
ENFRENTARSE A LOS MIEDOS:
Cada vez que, por ejemplo, evitamos tomar una decisión por miedo a equivocarnos, estamos confirmando nuestra incapacidad para afrontar este tipo de situaciones, el miedo crece y cada vez resulta más difícil inclinarse por una opción. Evitar los miedos, ya que nos debilita, y superarlos en la próxima ocasión en que se presenten resultará mucho más difícil. Es mejor actuar.

MEDIA HORA DE LA PEOR FANTASÍA:
El miedo aparece de forma involuntaria, espontánea, sin que lo llamemos. Si aplicamos la lógica de forma inversa, es decir, intentando producir miedo voluntariamente, conseguiremos bloquearlo. Esta prescripción se utiliza sólo en algunos tipos de obsesiones y consigue resultados especialmente positivos.

DIARIO DE LAS PREOCUPACIONES:
Cada día a la misma hora, nunca después de cenar ni a primera hora de la mañana, podemos escribir durante 20 minutos o media hora todas nuestras preocupaciones, sobre uno mismo y el resto de circunstancias de la vida. Esto permite que las preocupaciones nunca nos desborden, ya que lo que hasta ese momento ha sido un elemento intruso, invalidante e involuntario se convierte en voluntario.

UN PEQUEÑO DESCONTROL:
Si sentimos la necesidad de que todo esté en un orden perfecto
y predifinido para sentirnos tranquilos, podemos introducir un pequeño desorden, una mínima variación. Esto nos permitira la flexibilidad necesaria para convivir con un entorno siempre cambiante. Los seres fumanos requerimos pequeños descontroles para apreciar mejor el control de nuestro entorno.

VENCER SIN COMBATIR:
Podemos aprender a llevar nuestras obsesiones como una sombra.
No obstante, esta estratagema requiere de la máxima atención para no volver la cabeza hacia los pensamientos obsesivos que suponen una tortura. La dificultad radica precisamente en mantener una actitud observadora ante las ideas que nos asaltan, sin intervenir ni combatir, de forma similar a la miditación.

MIGUEL HERRADOR - Terapéuta.

Obsesiones, ¿pánico?



Obsesiones, ¿pánico?

""La armonía llega a tu interior a través de tu mente. El predecesor de toda acción es el pensamiento".

Wayne W. Dyer

Los trastornos de ansiedad son los más concurridos dentro de la patología neurótica del ser humano. En las salas de urgencias de Psiquiatría de cualquier hospital general suele observarse a diario cuando surge la crisis.
El episodio de crisis de pánico es quizás el más paralizante para la persona que lo vive porque el poder de los pensamientos en esos momentos es tan grande que la sensación de la persona es "ser atrapada por sí misma". La reacción: la huida del propio yo; algo realmente imposible.

Pero vamos a intentar ordenar el tema para vuestra comprensión, empezando por la definición de trastornos de ansiedad. La ansiedad es aquella emoción que sentimos cuando creemos vernos amenazados por algo o alguien. Es una respuesta innata en el ser humano que de niño le preserva de muchos peligros y es normal que se experimente en determinadas situaciones.
Cuando la ansiedad surge sin que haya ningún estímulo temerario que justifique su presencia, entonces es una respuesta innecesaria que debe tratarse como trastorno psicológico.

Según la clasificación psiquiátrica de las diferentes enfermedades mentales, DSM IV, los trastornos de ansiedad se clasifican en:

1.

Trastorno de angustia sin agorafobia
2.

Trastorno de angustia con agorafobia
3.

Agorafobia sin historia de trastorno de angustia
4.

Fobia específica
5.

Fobia social
6.

Trastorno obsesivo-compulsivo
7.

Trastorno por estrés post-traumático
8.

Trastorno por estrés agudo
9.

Trastorno de ansiedad generalizada
10.

Trastorno de ansiedad debido a…
11.

Trastorno de ansiedad no especificado.

Pero como el objetivo de este artículo no es académico, hablaremos puramente de las crisis de pánico y las obsesiones.

Las denominadas crisis de pánico son episodios desbordantes de ansiedad en los que la persona deja de actuar paralizada por el miedo. No hay estímulo aparente que lo justifique, al menos en la realidad, porque ella cree que puede desvanecerse, sufrir un infarto o cualquier otra situación de pérdida de control. Los pensamientos se suceden rápidamente invadiendo todo criterio lógico y racional. A partir de aquel momento ya nada es lo que parece y la duda inunda todo raciocinio.

El sujeto sufridor de pánico teme cualquier acción y ningún lugar es seguro porque es su pensamiento el que le desborda, le descontrola. Los pensamientos que se suceden para desequilibrarlo siguen unos mismos esquemas:

*

Parecen taquigrafiados
*

Son repetitivos
*

Son específicos
*

Contienen palabras clave
*

Son irracionales, a pesar de lo cual casi siempre son creídos
*

Suelen ser difíciles de detener o desviar.
*

Dramatizan utilizando términos del tipo: "debería de", "y sí…"
*

Se viven como espontáneos.

La persona escucha atentamente esos mensajes que se envía a sí misma, se los cree y asume el descontrol y el miedo que la paralizan queriendo escapar a toda costa de sí misma, es decir de sus pensamientos. Los pensamientos automáticos al ser creídos se asientan con más fuerza en la persona formando parte de su cotidianeidad. Este hecho reduce la socialización en la persona que los sufre, quien limita salidas y contactos por el temor de que se vuelva a producir la crisis. Empieza por evitar aquellos lugares en los que sintió que le invadían esos pensamientos automáticos y poco a poco, con la generalización de sus ataques, se convierte en alguien incapaz de salir de su propia casa.

La solución a esta conducta tan limitativa está en trabajar los pensamientos que provocan esa desagradable emoción. Para ello contamos con diferentes técnicas dentro de la psicología cognitivo-conductual como la detención del pensamiento, la detección previa de esos pensamientos, la confrontación de esos con la realidad, etc.… La consecuencia que se pretende con ese intento de confrontar los pensamientos distorsionados con lo racional es para que uno mismo se crea lo absurdo del pensamiento paralizante y así eliminarlos del lenguaje interior.

Vamos a analizar un pensamiento distorsionante y su confrontación con la realidad para comprender mejor el proceso:

"Soy una persona que por motivos de mi trabajo suelo tener reuniones en los que dirijo a un grupo de subordinados cómo hacer su trabajo. Suelen ser rutinas que por mi propia y amplia experiencia no me suponen ningún temor. El problema surge el día en que como otros tantos días voy a una reunión más general de la firma y estando tranquilamente conversando con unos y otros, siento que se pronuncia mi nombre en alto y la sala queda en silencio en espera de que yo acuda a la "invitación" para contestar la pregunta en cuestión que se me hace y de la que no puedo acordarme. El miedo paraliza mis piernas y siento desfallecer, no soy capaz de moverme y mucho menos de mediar palabra, ¿qué me sucede? No puedo explicarlo pero aquel día hice totalmente el ridículo" -
Estas son las palabras introductoras del problema de pánico frente a situaciones sociales que padece un paciente de 38 años -. Y prosigue así:
"A partir de aquel día no he podido seguir desarrollando mi trabajo con la comodidad que me caracterizaba. Ahora temo cualquier reunión por más simple que sea y ha llegado un punto mi temor que no soy capaz de ir al trabajo por miedo a que soliciten mi presencia y mis palabras en una improvisada reunión."

Le pregunto cómo se siente y describe: "Me siento un fracasado, alguien poco cualificado y ridículo, sé que la gente se ríe de mí por incompetencia."
¿Qué crees te pasó aquel día? - solicito - "Vi demasiados ojos pendientes de mí y creí que no sabría que decir"
¿Acaso no eres alguien competente en tu trabajo? - cuestiono - "Antes sí, ahora ya no."
¿Qué te lleva a pensar así? - pregunto - "No haber podido abrir la boca aquel día".
¿Crees que la competencia en un trabajo se valora por un día y no por un cúmulo de situaciones? - insisto - "Vi sus caras y supe lo que pensaban".
Si tú hubieras pertenecido al grupo que estaba a la escucha, te hubieras preocupado en pensar que alguien que no respondía a una demanda era clasificado de incompetente - increpé yo - "Eso es algo diferente, yo era quién no pronunció respuesta".

Lo único cierto es que no diste respuesta a la solicitud de opinión, lo demás son conjeturas que tú mismo te haces sin ningún apoyo racional. Si en vez de ello no le hubieras dado importancia porque en definitiva todos podemos tener un mal día, no dejarías que un episodio sin más importancia que la que tu pretendas darle te estropee la vida. Si te hubieras reído de tu "pánico" en el instante en que sucedió considerando como normal el acontecimiento, ahora no estarías aquí. Te sentiste incómodo interpretando los pensamientos de los demás asistentes para ridiculizarte. Son tus pensamientos de aquel instante los que han mantenido tu conducta de pánico actual. - manifesté -.

* * *

En la vida, a diario, nos encontramos con situaciones que nos provocan el pánico. Si los pensamientos automáticos que nos invaden en aquel momento son irracionales y dramáticos tendemos con ello a prolongar la emoción desagradable, generalizándola en otras situaciones posteriores. El pensamiento genera una emoción que se mantiene si la situación que provocó el pensamiento fue vivida como amenazante.

Imagínate resbalando en plena sala de juntas cuando estás sirviendo un café. Ante el gran resbalón, los jefes se ríen y tú piensas: "Menudo ridículo acabo de hacer, seguro que han pensado que soy una inútil y tonta." La emoción sentida es de vergüenza y en un futuro evitarás servir el café en la sala de juntas. Si además, cada vez que te cruzas con uno de los que presenciaron el "desastre" piensas seguro que aún se ríe de mí, el pánico invadirá diferentes áreas de tu vida, evitando situaciones de tu entorno cotidiano. Cuanta más negatividad e irracionalidad le dieras a tus pensamientos, más agudo sería el pánico. "Lo que piensas" se traduce en tus acciones, por ello es importante que se intente mantener un buen contacto con la realidad a la hora de expresar el lenguaje interior.

Las obsesiones son pensamientos deformantes que se mantienen constantemente en tu mente creando una obsesión continua. La obsesión es un fenómeno que aparece en tu conciencia contra la voluntad del sujeto. Se vive como absurdo, ilógico, ajeno al yo. El fenómeno obsesivo puede ser: una idea, un recuerdo, un temor, un impulso, un acto, …puede tener un contenido indiferente para el sujeto pero lo normal es que sea algo vivido como intolerable y desagradable. Debido a ello, el sujeto tiende a desarrollar unas conductas defensivas y rituales para vencer la obsesión, es lo que denominamos "compulsión". Los obsesivos con personas con tendencia a la pulcritud y al orden, son perfeccionistas que exigen mucho de los que forman su entorno.

Pánico y obsesión corresponden a luchas internas de la persona que se siente continuamente amenazada por sí misma y sus pensamientos. La primera acumula una gran dosis de ansiedad paralizando toda reacción. La segunda, más rígida y controladora, manifiesta rituales para eliminar la obsesión que no puede evitar. Los dos sufren pero la clave para vencer ambos está en la detección de los pensamientos distorsionantes.

Trabaja tus pensamientos, confrontándolos con la realidad para vencer estos trastornos.

Gloria Marsellach Umbert - Psicólogo

http://usuarios.lycos.es/puntodevista/Pr/tema5/tema5.html

pruebas de realidad


este es el método "general" y "preferido" por la terapia cognitiva, pues contiene la base del método de esta terapia. Las pruebas de realidad consisten en una serie de preguntas que usted puede realizar dirigidas a sí mismo con el fin de comprobar el grado de validez que tienen sus pensamientos automáticos.

La primera prueba de realidad consiste en buscar las pruebas para mantener la seguridad en la creencia de un pensamiento automático: "¿Que pruebas tengo para creer esto? ¿Hay alguna prueba en contra de este pensamiento automático?
Una persona que esperaba ser vista por el médico, llevaba esperando media hora más de la cita acordada previamente. Le vino a su mente el pensamiento automático: "Mi caso no le interesa nada, debe de tener otros más interesantes", y comenzó a sentirse triste y con deseos de abandonar la consulta. Sin embargo se preguntó: "¿Que pruebas tengo para creer que al médico no le interesa mi caso?". Se respondió que en otras visitas el médico se había mostrado con mucho interés por su evolución, y que la media hora de tardanza se podía deber a otros motivos ajenos a ella. Esto le hizo animarse de nuevo y apartó su tristeza.

La segunda prueba de realidad consiste en buscar otras interpretaciones o valoraciones distintas y posibles al pensamiento automático, a esto técnicamente se le llama reatribución. Se utiliza una pregunta del estilo: "¿Puede haber otra explicación para esto?", o "¿Puede haber otras razones o motivos para esto?". Esta pregunta puede ser de utilidad para valorar la seguridad en los pensamientos automáticos referentes a las causas que asignamos a los sucesos.
Una chica estaba en su primera cita con su pareja, ambos estaban muy callados, y ninguno se atrevía a hablar por el momento. A ella se le vino a la cabeza: "Seguro que no le gusto”, y comenzó a sentirse triste y ansiosa. Sin embargo pudo encontrar otras explicaciones más validas para lo que estaba ocurriendo: Ambos parecían más bien tímidos, era su primera cita, les resultaba difícil empezar. Pensando esto redujo su malestar, y dijo a su pareja sonriendo:" Parece que estamos un poco nerviosillos, ¿no te parece?", lo que produjo también una sonrisa en su pareja y "rompió el hielo" para comenzar a conversar.





SITUACION




ESTADO EMOCIONAL

(0-100)




PENSAMIENTO AUTOMATICO

(0-100)




CONDCTA Y RESULTADO






MODIFICACION

COGNITIVA






NUEVAS CONSECUENCIAS



Describe la situación actual que conduce a la emoción desagradable; ó imaginaciones; ó corriente de pensamientos




1.Especifica: triste/ansioso, irritado...







2.Evalua: grado de emoción 1-100




1.Escribe : pensamientos automaticos que acompañan a la emoción.



2.Evalua el grado de seguridad en el pensamiento 1-100




1.Describe tu conducta ante esa situación: lo que hiciste o dijiste





2.Valora las consecuencias de tu conducta sobre ti o la reacción de otros




1. Utiliza las pruebas de realidad y escribe los nuevos pensamientos a esas pruebas

2. Evalua el grado de seguridad en esos nuevos pensamientos (0-100)




1.Vuelve a valorar el grado de seguridad en los pensamientos automáticos previos 1-100

2.Especifica las nuevas emociones y su grado 1-100



3. Nuevas conducta y rsultados






































Explicación: Cuando experimenta una emoción desagradable anote la situación que parece disparar dicha emoción. Si la emoción ocurre mientras estaba pensando o imaginando algo, anote esa circunstancia en la casilla situación. Luego, anote el pensamiento automatico relacionado con esa emoción. Valore el grado de seguridad que tiene ese pensamiento (1%=Nada seguro...hasta..100%=Completamente seguro) y valore también el grado de la intensidad de la emoción (1%=Casi nada intensa..hasta..100%=Lo más intensa posible). Posteriormente, intente y anote los nuevos pensamientos, interpretaciones o valoraciones a los que usted llega tras aplicarse las preguntas de prueba de realidad a sus pensamientos automáticos, asi como el grado en que cree en esos nuevos pensamientos (tambien de 1-100). Y finalmente, valore el grado de crencia final en sus pensamientos automáticos previos, su nuevo estado emocional ( y su intensidad de 1-100) y las nuevas conductas que aparecen.

Una persona realizó el siguiente autorregistro:



SITUACION






ESTADO EMOCIONAL

(1-100)




PENSAMIENTO AUTOMATICO

(1-100)




CONDUCTA Y RESULTADO




MODIFICACION

COGNITIVA

(1-100)




NUEVAS CONSECUENCIAS



-PENSAMIENTO

AUTOMATICO

PREVIO (1-100)



-ESTADO EMOCIONAL

NUEVO (1-100)





-NUEVA CONDUCTA



Mi novio me ha dejado tras 2 años de relación
















-Tristeza (100)



-Ansiedad (90)





-Culpa (80)




- “Jamas encontraré otro hombre tan cariñoso como el”

(80)



-”No puedo vivir sin el”

(90)



-”Es culpa mia que hayamos roto”

(80)








-Casi todo el dia llorando encerrada en casa



-No tengo ganas de salir con las amigas





-Noto que estoy llegando a una depresión




-”En realidad no tengo pruebas para decirme que no encontraré otro hombre que me guste. Simplemente estoy anticiopando sin base alguna”

(100)



-”Estoy exagerando al creer que no puedo vivir sin el, es logico que estñe algo triste, pero podré salir adelante aunque me cueste mas al principio”

(90)



-”Los problemas de pareja se debió a ambos, quizas a una falta de entendimiento”

(75)






-Mi valoración ahora despues de la modificación cognitiva, en mis tres pensamientos automáticos iniciales es: 20, 0 y 10. (“jamas..no puedo.. Es culpa mia..)



-Ahora me siento mas animada (70)



-Voy a quedar en salir esta tarde con amiga Marta.


LAS OBSESIONES
Publicado el 28/10/2007
Por raulcelsoar
DEL SUFRIMIENTO A LA PAZ
IGNACIO LARRAÑAGA

LAS OBSESIONES

Las obsesiones.

Un sujeto está en su habitación. Entra un enemigo en ese recinto y cierra la puerta. El sujeto no puede expulsar al intruso, ni tampoco puede salir. Eso es la obsesión.

Yo he quedado asustado en más de una ocasión al comprobar cómo el fenómeno de la obsesión es un mar sin fondo y sin orillas de sufrimiento. Decenas de veces me he sentido absolutamente impotente, con el natural abatimiento que causa toda impotencia, para liberar a muchas personas de sus obsesivos círculos cerrados. El fenómeno está emparentado con la ansiedad y la angustia, pero en sí mismo es otra cosa. Entre ambas -obsesión y ansiedad-angustia- hay una relación de causa a efecto, a modo de un círculo vicioso, como veremos; pero encierran, repito, contenidos específicamente distintos.

El yo se siente ajeno a la representatividad obsesiva, como si un cuerpo extraño se hubiera incrustado en la personalidad. Se trata, en definitiva, de representaciones que se le imponen al sujeto y se le hacen presentes en el primer plano de la conciencia contra su voluntad; y le resulta difícil, casi imposible, alejarlas. Lo específico de la obsesión es, pues, que el sujeto que la padece se siente dominado; se da cuenta de que el contenido obsesivo carece de sentido y que se ha instalado ahí sin motivo alguno. Pero, a pesar de todo, se siente impotente para ahuyentarlo. Esto es lo más característico del fenómeno obsesivo. La mayor desdicha que puede experimentar un hombre es el no poder ser señor de sí mismo, el sentir se interiormente vigilado y paralizado por la presencia de un gendarme; es como si le hubieran encadenado de pies y manos, como si su libertad hubiera sido gravemente herida en un ala y se sintiera totalmente impotente para volar, para ser verdaderamente dueño y señor de sí mismo, de su propio mundo.

Una vez más tenemos que precisar que no estamos hablando aquí de enfermos obsesivos, que necesitan una atención clínica, sino de aquellos que se ingenian para disimular su situación, y consiguen conducirse en la sociedad como personas normales, lo que, ya de por sí, es un indicador de que no se trata de enfermos clínicos; pero, al mismo tiempo, sufren intensamente, si bien a intervalos y en una variada escala de altibajos. De hecho, la obsesión acaba convirtiéndose en uno de los más abundosos surtidores de sufrimiento humano.

Ejemplos: Las representaciones obsesivas se dan en la más variada gama de matices, tonalidades e intensidad. El pueblo se expresa con una frase plenamente certera y feliz cuando dice: se le pone, se le puso.

Una mujer vivió durante muchos años cuidando de su padre, enfermo, y lo hizo con esmero y cariño. Meses después de fallecido el progenitor, se le puso en la cabeza a la hija que no había cuidado con suficiente solicitud a su padre mientras vivió. Se daba cuenta de que este pensamiento no tenía base alguna, pero no podía evitar que la dominara; y la dominó hasta el punto de que, cuando yo la conocí, vivía en una angustia mortal, al borde de la depresión.

Hay personas a las que, en lo mejor de una fiesta o en el día más feliz, se les pone la idea de que aquello va a acabar; y esta idea las domina de tal manera que las incapacita totalmente para disfrutar. He conocido personas a quienes le sucede lo siguiente: al acostarse, por la noche, se les pone la obsesión de que, si se duermen, la muerte les va a sorprender en pleno sueño y van a morir sin darse cuenta. Y esta idea fija les provoca una ansiedad tal que les impide dormir. En los preparativos del viaje abren siete veces las maletas para comprobar si han metido algún objeto importante, u otras tantas veces vuelven a casa o se levantan de la cama para averiguar si la puerta estaba bien cerrada, o necesitan lavarse las manos o los dientes una y otra vez.

El pensamiento obsesivo se manifiesta frecuentemente en forma de interrogación, la cual incluye el miedo, que, a su vez, es un auténtico detonante: ¿Y si no duermo esta noche? Esta duda se toma obsesión, y la obsesión en angustia, y la angustia les impide dormir. ¿Y si me pongo colorado ante esta persona? La idea fija y el miedo desencadenan un proceso, y le salen todos los colores. Lo que tanto temía y se esforzaba por reprimir, se le impone. ¿Quién sabe si la presencia de fulano en la sala, durante mi charla, no me pondrá nervioso? Y, efectivamente, la fijación de esa persona le bloquea completamente la inspiración. El barullo de la calle, el tictac del reloj, el ruido del agua, ¿no me perturbarán el sueño? Y se lo perturban. ¿No me impedirá estudiar el ruido del televisor? Y, por supuesto, se lo impide; pero no es el ruido, sino la idea obsesiva del ruido. . ¿No me impedirán dormir los ronquidos de mi compañero de habitación? Y claro que sé lo impiden; pero no son los ronquidos, sino la idea fija de los ronquidos. Sabes que aquella persona piensa y dice que tú eres antipático. Te encuentras con ella, tratas de mostrarte simpático, pero te comportas con mayor torpeza que nunca. La idea obsesiva desencadena el proceso contrario: lo que intentabas evitar se te impone y domina. Y si no doy bien la lección, si esta operación no me resulta, si se me olvida toda la materia de examen? Y claro que se le olvida, y opera desmañadamente, y da la lección de la manera más deslucida. La mayor parte de las llamadas dudas de fe se reducen a eso: el miedo represivo hace que aquello que se quiere evitar se le imponga y lo domine a uno. No son, pues, dudas de fe, sino reacciones psicológicas. La misma cosa acontece con los pensamientos o deseos deshonestos: lo que se teme y reprime contraataca en la medida en que se reprime; es como un resorte demasiado apretado: cuanto más se lo fuerza, más fácilmente salta. La duda degenera casi siempre en inquietud obsesiva; en relación con la salvación eterna, se plantea de esta forma: ¿quién sabe si me salvaré? ¿Y si estuviera predestinado a la condenación eterna?

He conocido sacerdotes ya ancianos con dudas (duda obsesiva) acerca de la validez de su vocación, y, por consiguiente, de sus misas y confesiones. ¿Cabe angustia mayor? La religión sobre todo si está basada en la culpa y el temor, es una de las fuentes más profundas de obsesión y angustia. Hay personas que se confiesan diariamente, y aun varias veces por día, porque se les pone en la cabeza que no manifestaron bien sus pecados. Y cuantas más veces se confiesan, más intranquilos están..., pensando si habrán consentido en tales o cuales pensamientos o imaginaciones. i Una tortura! Y dicen: si yo no tuviera el aguijón de estos escrúpulos sería la criatura más dichosa del mundo. Sobre su historia tiene setenta y cinco recuerdos halagüeños y tan sólo cinco negativos. Pero se les ponen e imponen en el primer plano de la conciencia esos cinco puntos negros, de tal manera que acaban dominando todo su horizonte histórico, como si su vida se resumiera en esos cinco recuerdos negativos, resultándoles imposible realizar una evaluación correcta acerca de sí mismos. Un solo fracaso les obsesiona a algunos de tal manera que, por largos años, respiran por esa herida; y desencadena en su interior un proceso general de inseguridad y de complejos de inferioridad, perturbando notablemente el desarrollo armónico de la personalidad y orientándola hacia actitudes pesimistas y reacciones negativas. De pronto, el rencor adquiere en algunas personas caracteres obsesivos: el personaje más desagradable (un "enemigo") invade su mente y se instala en ella con rasgos tan indelebles que son incapaces de expulsarlo. Y viven dominados por el recuerdo de ese "enemigo".

Ciertas fobias o manías contra una determinada persona tienen también un carácter obsesivo. Se trata de un impulso insuperable e incontrolable de antipatía; una obsesión que nació y vive a despecho del sujeto afectado; pero ahí está, y ¿quién podría desplazarla? Las presunciones o aprensiones son ideas fijas revesten la mente del sujeto de tal realismo que nadie convencerle de que lo que está suponiendo no » objetivo: fulano está en contra de mí; aquí nadie me quiere; el jefe ya se enteró; aquellos otros me han retirado su confianza; aquél no pasó a saludarme, lo que quiere decir que le "soplaron" lo que dije de él; entre bastidores están tramando desplazarme del cargo; ya nadie cree en mí... Son suposiciones que carecen de todo fundamento. Puros fantasmas. Pero estas personas los revisten en su imaginación de un realismo tal que los viven con caracteres de pesadilla. ¡Cuántas veces he visto despuntar la aurora de la alegría en sus rostros tan sólo con este toque de clarín!: ¡ Despierta!, todo eso es mentira, un puro fantasma de tu mente. Hay casos en los que no se dan propiamente contenidos, sino estados obsesivos; y esto es más grave. Estos sujetos no son torturados por obsesiones con perfiles concretos, sino por una confusa mezcla de recuerdos que los agobian, sombras que los entristecen, ansiedades que los turban, inquietudes punzantes llegadas en oleadas sucesivas sin que se sepa exactamente de dónde provienen ni a dónde los llevan, fondos oscuros, mundos ignotos, impresiones irracionales, sensaciones sin rostro..., todo lo cual envuelve a esas personas en un clima de temor confuso y oscuro, como si mil fieras invisibles se les cruzaran en el camino. Estos estados se dan en ciertas personas y en determinadas circunstancias, y, probablemente, necesitan atención clínica.

Causas y remedios

He ahí la obsesión: noche de fantasmas, mar sin fondo de angustia y ansiedad. Leyendo las páginas precedentes, el lector se habrá preguntado: y ¿qué hacer para ahuyentar tantas sombras? El fenómeno es sumamente complejo. Hay personas cuya constitución genética, recibida a través de los cauces hereditarios, es muy proclive a las fijaciones obsesivas. Basta con que en su entorno vital haga, de pronto, su aparición un factor estimulante, a modo de detonador, y entran rápidamente en crisis, se sienten sitia- das por la obsesión y no ven la manera de salir de esa situación. Estos detonantes pueden tener tonalidades muy distintas. Podríamos multiplicar los ejemplos para demostrar cómo un mismo motivo, que a unos les provoca un pavor obsesivo, a, otros los deja fríos; o lo que hoy asusta y obsesiona a una persona, al mes siguiente no le causa ningún efecto, y viceversa. Como veremos; el fenómeno depende también de los estados de ánimo: cuando un sujeto se halla en un estado altamente nervioso o dispersivo, normalmente será fácil presa de las obsesiones, lo que no sucederá cuando se encuentra tranquilo y en una situación normal. . En otras ocasiones se dan una serie de motivaciones y móviles que, desde la oscuridad, actúan sobre la persona. En este caso, los contenidos obsesivos se hallan ligados a la historia vital intena de la persona, en la que unas vivencias se engarzan con otras, emergiendo en la obsesión como una síntesis de carácter simbólico entretejida de acontecimientos pasados. En este caso, un buen tratamiento de psicoanálisis puede ayudar a descubrir y sacar a la luz las oscuras motivaciones que engendraron la obsesión. Con frecuencia, el mero hecho de tomar conciencia de lo que sucede en el misterioso plano de los submundos interiores suele ser _el principio de la curación.

No nos estamos refiriendo aquí, lo repetimos una vez más, a los enfermos obsesivos, aquellos que necesitan una atención médica, sino a los que son obsesivos, sin olvidar que también éstos pueden caer, por emergencia, en crisis insostenibles. Según he podido observar, estos obsesivos normales entran casi siempre en este temible círculo vicioso: la vida agitada, las pesadas responsabilidades, así como un entorno vital estridente y subyugador, conducen a olas personas a una desintegración de la unidad interior, que rápidamente deriva en fatiga cerebral, ya que, en fin de cuentas, toda dispersión no es sino una pérdida de energías, como también sucede con la desintegración del átomo. Esta fatiga cerebral deriva inmediatamente en fatiga mental. Y fatiga mental no es otra cosa que debilidad mental, o lo que es lo mismo, incapacidad de ser señor de Sí mismo, de adueñarse del curso de la propia actividad interior. El sujeto se siente impotente para retener y controlar las riendas de sus recuerdos, imágenes y emociones. ES la impotencia. Al Sentirse la persona mentalmente débil, los pensamientos y recuerdos, por lo general desagradables y sin motivo ni razón de ser, se instalan en ella, apoderándose con facilidad de su mente y ocupando todo su territorio. Y siendo el enemigo -la obsesión- más fuerte que el dueño de la casa -la mente- ésta acaba siendo derrotada por aquélla. Viéndose dominado e impotente para enfrentar al enemigo, el hombre es fácil presa de la. angustia- ansiedad, que, a su vez, produce una fatiga y debilidad mentales cada vez mayores. Cuanto mayor es la debilidad mental, mayor es la fuerza de las obsesiones para adueñarse, sin contrapeso, del hombre, con la secuela de una angustia cada vez más intensa. Este es el círculo vicioso, mortífero y fatal, que mantiene a tantas personas, y por tanto tiempo, presas de insufribles agonías.

http://blog.idoo.com/raulcelsoar/post/7758-las%20obsesiones

“No son valientes los que no tienen miedo, sino los que acaban conquistándolo”




EL APRENDIZAJE INADECUADO DEL MIEDO
Dirigido especialmente a los siguientes trastornos: Pánico, Agorafobia, Obsesiones, Hipocondría, Fobias específicas, Fobia social y Ansiedad Generalizada.
Desde el comienzo de la vida, el ser humano cuenta con un potencial innato, una herencia biológica, genéticamente transmitida, que representa la materia prima, la esencia a partir de la cual puede empezar a construir su personalidad.
La herencia de unos rasgos morfológicos y fisiológicos determinados ha supuesto para la especie humana, el resultado de un largo y sofisticado proceso de selección natural que ha tenido como fin último la adaptación al ambiente.
Así por ejemplo, el llanto en el recién nacido es una conducta innata de la especie humana que tiene como misión asegurar su autoconservación, pues gracias a ella, ha podido sobrevivir. La selección natural ha eliminado los genes de aquellos antepasados nuestros, cuyo llanto era débil o que tardaba en manifestarse puesto que de esta forma, dejaban de avisar a sus madres del peligro del depredador que les acechaba en la sabana.
El bebé ignora por completo la utilidad del llanto, de esta conducta adaptativa grabada en sus genes que ha perdurado a lo largo de los siglos favoreciendo nuestra supervivencia. Sencillamente la expresa a fuerza de pulmón. Sin embargo, a medida que crece e interactúa con su entorno, su cerebro madura y es entonces cuando empieza a aprender que al llorar, obtiene alimento, caricias o abrigo, es decir, aprende a utilizar el llanto para conseguir la atención que necesita. Es pues a partir de este aprendizaje cuando el niño comienza a tener un control sobre su entorno y a moldear su personalidad que originariamente no estaba definida.
El papel del aprendizaje es fundamental a la hora de comprender por qué muchos de los mecanismos que hemos heredado de nuestros antepasados y que han hecho posible que estemos actualmente sobre la faz de la Tierra se vuelvan en un momento determinado desadaptativos y nos produzcan sufrimiento.
Este es el caso de la ansiedad, gran aliada del hombre primitivo, expuesto a tantos peligros cuando andaba por la selva. De pronto, oía un ruido y veía cómo un tigre con dientes de sable salía del follaje dispuesto a devorarle. ¿Qué hubiera ocurrido si no se le hubiera disparado en milésimas de segundo ese mecanismo de alerta en su cerebro avisándole del peligro inminente?.
Su cerebro inmediatamente envió la alarma al resto de su organismo: sus músculos se tensaron, su respiración se hizo rápida mandando abundante oxígeno a su corazón, la adrenalina cabalgaba libremente por sus venas, sus pupilas se dilataron...todo ello era una súbita preparación del organismo que tenía como fin luchar, o mejor dicho, correr y subir al árbol más próximo para ponerse a salvo y no ser devorado por aquel animal salvaje.
Gracias a la rápida y eficaz respuesta fisiológica de nuestro primitivo amigo, nosotros estamos aquí y cada vez que hay peligro tenemos la misma forma de reaccionar, a la que denominamos ansiedad.
Como podemos comprobar, una vez más, hemos heredado este poderoso mecanismo de la ansiedad que nos avisa de los peligros reales o que nos prepara para la acción, para la competición o para la lucha y que nos hace altamente eficaces en esas determinadas situaciones.
Sin embargo, ocurre que esa gran aliada nuestra puede llegar a traicionarnos. ¿Cuándo pasa esto? Cuando se dispara en momentos que no entrañan peligro real, en aquellas situaciones donde el riesgo es inexistente o la probabilidad de peligro es muy pequeña (miedo a volar, a conducir, miedo hacia determinados animales, a las alturas, al ascensor...) o ante situaciones donde sí hay algo que está en juego y se requiere una actuación especial, pero la ansiedad es desproporcionada (miedo a hablar o a tocar un instrumento en público, a los exámenes...). En estos casos, la ansiedad en vez de cumplir su verdadera misión, la de facilitar nuestra adaptación y hacernos eficaces, se convierte en boicoteadora de nuestros verdaderos fines produciéndonos malestar.
En el proceso de esta reversión, de pasar de ser facilitadora a ser boicoteadora, interviene el aprendizaje inadecuado del miedo, el cual es esencial para comprender por qué a partir de una mala experiencia que nos produce temor se acabe desarrollando finalmente un trastorno psicológico.
Pongamos el caso de una persona que un día tiene un accidente de coche. Sale afortunadamente ileso pero se asusta muchísimo. A partir de ese momento algo pasa. Cada vez que entra en su coche y se dispone a conducir, su mente se ve invadida por terribles imágenes de accidentes, sus pensamientos son catastróficos pues cree que va a morir inevitablemente y su cuerpo reacciona súbitamente con una gran cantidad de ansiedad: palpitaciones, taquicardia, sudoración, espasmos...Ha aprendido a asociar conducir (una situación que para él antes era neutral) con peligro. Sin embargo, si en ese momento estuviera en sus manos comprender que se trata de una falsa alarma provocada por la experiencia negativa que tuvo, que lo único que está ocurriendo es que su cuerpo ha disparado el mecanismo innato del miedo y que lo único que debe hacer es aguantar el trago hasta que se le pase, podría desconectar esta asociación mal aprendida, conducir-peligro, pues comprobaría que a pesar de lo desagradable del momento (más adelante explicaré por qué es tan desagradable), nada de lo que teme puede pasarle, es decir, comprobaría que sus temores son infundados y que no existe ningún peligro real, por mucho que se lo hubiera creído en el momento y acabaría controlando la situación sin más consecuencias.
Pero desafortunadamente, esto no suele ocurrir así. Los pensamientos acaban disparando, como ocurrió con el hombre primitivo, el sistema de alarma, provocando las reacciones fisiológicas y éstas, a su vez aumentan todavía más los pensamientos catastróficos, formando un bucle, un círculo en el que la persona se encuentra inmersa. Para ponerse a salvo reacciona saliendo del coche, conducta que en principio puede parecer lógica, porque al hacerlo así siente un alivio inmediato. Sin embargo, al realizarla, está conectando más la falsa creencia de que esa situación, coche-conducir, es realmente peligrosa y la próxima vez actuará evitando / escapando más y tendrá más miedo. Ha aprendido de esta forma a tener una fobia. En definitiva, está diciendo a su mente y a su cuerpo que lo que teme es verdaderamente peligroso y evitará conducir, subir en coche, etc. generalizando ese miedo a más y más estímulos que estén directa o indirectamente relacionados con él. Justo lo que cree que le está poniendo a salvo, le está manteniendo el miedo a largo plazo

El aprendizaje inadecuado del miedo se da en todos aquellos problemas emocionales que se basan en una desproporcionada ansiedad: fobias específicas, fobias sociales, agorafobia, pánico, obsesiones, trastorno de estrés postraumático, etc. Lo que cambia son los estímulos o situaciones que provocan el miedo y el contenido de los pensamientos de tipo catastrofista. En la fobia social, los estímulos serían las personas o las situaciones interpersonales, en las específicas determinados objetos o animales, en la agorafobia determinados lugares, en las obsesiones pensamientos concretos, en el pánico determinadas sensaciones fisiológicas etc.
Una de las razones por las cuales el ser humano huye fácilmente frente a las reacciones de temor, es la desagradable respuesta emocional que provoca el miedo. En el ejemplo del hombre primitivo, el mecanismo de la ansiedad se disparaba con el fin de prepararle para la acción: luchar, correr, trepar..., pero como hoy en día por lo general, no nos encontramos delante de ningún tigre feroz, no salimos corriendo despavoridos y como consecuencia, nuestro cuerpo cae en un estado de hiperventilación que provoca sensaciones extremadamente desagradables que, aunque inocuas y nada peligrosas, son difíciles de soportar.
El miedo es fruto de un aprendizaje inadecuado y puede desaprenderse utilizando la metodología adecuada. La investigación en Psicología ha demostrado que técnicas de tratamiento como la exposición in vivo consistente en un afrontamiento progresivo y controlado del miedo, es altamente eficaz para la superación con éxito de este tipo de trastornos, acompañado de otras técnicas dirigidas al control de los pensamientos y las emociones negativas.
El tratamiento cognitivo-conductual tiene éxito en la mayor parte de los casos (85-90%). Su eficacia se basa en teorías que han sido ampliamente demostradas por la investigación experimental.

“No son valientes los que no tienen miedo, sino los que acaban conquistándolo”
fuente: Victoria González Alfonso

Colegiada CV7455

http://www.terapia-conducta.com/art1.htm

consejo de miguel


Hola chica, a mi también me diagnosticaron el trastorno hace unos años. Ahora estoy mucho mejor. Los pensamientos que tu dices no son compulsiones sino obsesiones, las compulsiones son lo que haces para librarte de ese pensamiento. Dentro de las obsesiones, está eso hacer daño a alguien de tu familia, a ti misma, en fin pensamientos que surgen de repente y repetitivos. Mi psicologo me dijo que el que tiene un trastorno obsesivo compulsivo es como si toda la vida hubiese llevado a la espalda una cartera con 30 kilos, con una buena rehabilitación se puede dejar vacía la cartera, aunque eso sí la cartera no te la puedes quitar nunca, quizá un hecho estresante la vuelva a llenar, pero para eso te enseñan a controlarlo. También te tengo que decir, que ese problema es muy dificil controlarlo sin medicación no se si tomas, yo tomo esertia y me va muy bien.

Mi método para controlar las obsesiones es este:

Una obsesión como un amigo mentiroso, digas lo que digas siempre miente, aunque tu intentes decirle: "Eso es mentira, no lo haría", el te dice: "No es mentira, si lo harías", es decir siempre te miente. Que harías si tuvieras un amigo así en la vida real? Dejarías de hablarle, ni entrarías en debate con él, para intentar refutarle, o sea, nada. Lo ignorarías. Eso es lo que debes hacer con esos pensamientos. Aunque al principio puede resultar díficil, es la única manera, ignorar el pensamiento, no entrar en debate con él.

Espero haberte ayudado. Mucha suerte, ánimo que lo vas a superar. Besikos wapa.

fuente:miguel yahoo respuestas

Aprende a controlar tus pensamientos obsesivos


Aprende a controlar tus pensamientos obsesivos

Cuando tienes una discusión, ¿te quedas repitiendo una y mil veces la escena? ¿No puedes dormirte, pensando que quizás no te despiertes a horario? ¿Sientes que tu cabeza es tomada por tus propios pensamientos y pierdes el control de su flujo?
Considera estos tips y podrás recuperar el control sobre los pensamientos que te inquietan.

Pasos
1

Activa tu cuerpo sin forzarte a dejar de pensar. Aplica tu energía hacia la realización de alguna actividad física, y tus pensamientos tenderán a reorientarse por sí solos.
2

Cambia de ambiente cuando tus pensamientos se vuelvan reiterativos: toma aire fresco en el balcón, camina por el parque, vete a realizar una compra. Al modificar el entorno, tus pensamientos tenderán a adaptarse a la nueva situación y se despejará tu mente.
3

Desacredita las ideas u opiniones resultantes de pensamientos obsesivos. La obsesión logra que percibas las cosas de manera desproporcionada y tengas una visión deformada de la realidad. No tomes decisiones a partir de ese tipo de pensamientos.
4

Respira profundamente varias veces, hasta sentir con nitidez la entrada y salida de aire de tus pulmones. Podrás "correrte" de los pensamientos obsesivos. Tú no eres tus pensamientos, ellos son sólo un subproducto de tu actividad mental.
5

Aléjate de los pensamientos obsesivos. Afirma que tú eres su creador y que ellos nada pueden hacer sin tu consentimiento. Imagina que eres un ajedrecista y ellos son piezas que deben obedecer tus indicaciones.
6

Si los pensamientos obsesivos son generados a partir de un problema real, reserva en tu agenda el tiempo necesario para resolverlo. La obsesión puede ser generada por la ansiedad que te causa tal problema, y no por una debilidad de tu pensamiento.
7

Morigera tu autoexigencia. No asumas que eres el único responsable de solucionar todos los problemas de tu entorno. Es frecuente que este modelo de pensamiento, sumado a las exigencias reales del medio, genere patrones de pensamientos repetitivos.
8

En lo posible, evita las situaciones que suelen traerte pensamientos obsesivos. Y nunca participes de ellas cuando te sientas cansado, débil o mal preparado para enfrentarlas.
Importante

* Identifica con claridad la fuente real de tus problemas, es decir, las condiciones que generan en ti emociones, pensamientos y acciones obsesivas. No es dejando de pensar como recuperarás el control, sino desarticulando esas situaciones y reencauzando tu pensamiento hacia la construcción de la realidad a que aspiras.
* No dudes en buscar ayuda. Consulta con tu médico quien te indicará como proceder, y si es necesario podrá derivarte al especialista adecuado.

fuente: cubellun,