Cuando limpiar es más placentero que hacer el amor

Cuando limpiar es más placentero que hacer el amor
 

En el Reino Unido, encontrar casos de mujeres demasiado preocupadas por el mundo de la limpieza es más fácil de lo que parece


Según una estadística publicada por el diario The Times, hasta la mitad de las británicas afirma tener algún tipo de adicción a la higiene del hogar, una cuestión que se convierte en obsesión en cuatro de cada 10 casos.

El placer de ver una casa sin mácula supera incluso los instintos más básicos: un tercio de las encuestadas llegó a señalar que limpiar resulta una experiencia más placentera que el sexo... de ahí al trastorno obsesivo compulsivo (TOC) hay sólo un paso.

Las encuestadas no consideran que esta situación sea un problema, sino más bien una solución a otros. De las 2.000 participantes en el estudio, seis de cada diez piensan que esta actividad es “una terapia mental”. En una proporción similar se encuentran las mujeres a las que limpiar “les hace sentir que controlan sus vidas".

La culpa radica para tres cuartas partes de las encuestadas en las revistas de interiores que muestran en sus páginas casas relucientes y ordenadas, lo que crea en las lectoras un ansia de imitación. En el Reino Unido, además, los programas de decoración en televisión viven actualmente un éxito similar al que en España disfrutan los de cocina, con decoradores estrella que cambian de arriba abajo y por unos pocos cientos de libras las casas y los jardines de gente corriente.

Preocupadas por ser buenas madres
La obsesión por la limpieza no tiene tanto que ver con un deseo personal de mantener la armonía en el hogar como con el interés por aparentar socialmente, ya que el 80% se preocupa por comparar la limpieza de su hogar con la de los demás. Por si esto fuera poco, seis de cada 10 opinan que una casa que está desordenada lleva a los visitantes a pensar que las anfitrionas son “malas madres”, a pesar de que diversos estudios científicos muestran que un exceso de celo con la suciedad aumenta las posibilidades de que los hijos desarrollen alergias al llegar a la edad adulta.

La actriz Joan Crawford interpretó en 1950 el clásico de Vincent Sherman La envidiosa. En el filme, su personaje Harriet Craig se preocupaba más de su hogar que de cualquier persona que pasara por su vida. Según una amiga suya, la estrella acabó inmersa en esta misma obsesión. Ahora el canal por cable Discovery, dedicado al hogar y la salud, comienza a emitir en el Reino Unido un espacio dedicado a este nuevo trastorno mental posmoderno protagonizado por los que ya han sido bautizados como cleanaholics, cuya traducción más o menos literal sería “adictos a la limpieza”.

Entre los hombres, esta obsesión es menos asidua, aunque existen casos similares. Según The Times, aproximadamente uno de cada diez hombres es cleanaholic. Hace pocas semanas, el futbolista británico del Real Madrid David Beckham confesaba en una entrevista con el canal británico ITV que tiene una obsesión por poner orden en las habitaciones de los hoteles donde se hospeda. Beckham, que reconoció que su esposa Victoria lo considera “un bicho raro”, habló de un “desorden compulsivo-obsesivo” que le obliga a “hacer desaparecer todos los papeles y libros y meterlos en un cajón” cuando entra en las habitaciones de los hoteles. Aunque aún predominen las mujeres, la pasión desenfrenada por la bayeta ha cruzado ya la barrera entre los sexos.

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