La ley suprema de la Obsesión es: Siembra y cosecharás. Cuida tus pensamientos. .porque se volverán palabras Cuida tus palabras... porque se volverán actos Cuida tus actos. porque se harán costumbre Cuida tus costumbres… .porque forjarán tu carácter Cuida tu carácter… .porque formará tu destino Y tu destino será tu vida. ” Nuestras dudas son traidoras y a menudo nos hacen perder las cosas buenas que pudiéramos conseguir. ”
La ciencia descubre las claves de la felicidad
El altruismo pesa más que el hedonismo a la hora de conseguir satisfacción - El bienestar depende por igual de los genes y de nuestra actuación - Los 40 son un bache; los 60 el apogeo
fuente:MONICA SALOMONE
Si es usted un escéptico que no cree en fórmulas mágicas para la felicidad; si la crisis le deja sin dinero para regalos pero con tiempo para dedicar a otros; si entre sus objetivos para 2009 está el conseguir un ansiado bien material... lo que sigue podría interesarle. Resulta que la búsqueda de la felicidad, del bienestar subjetivo, del sentimiento de satisfacción personal, ya no es cosa de gurús que dan consejos, sino que ha entrado de lleno en el ámbito de las ciencias si no exactas, sí experimentales.
Produce más dicha dormir más cada día que comprarse un coche
Las mujeres se declaran más felices que los hombres hasta los 48 años
El bienestar depende de la genética, pero la manipulación es posible
La creatividad, la actividad y energía vital y el trabajo de calidad importan
"La gente alegre no es egoísta, tiende a ser más cooperativa y caritativa"
"Los parapléjicos pueden ser felices porque no lo son todo el tiempo"
Y algunos de sus hallazgos son sorprendentes. Muestran, por ejemplo, que hay más felicidad en el altruismo que en el hedonismo, y en dormir más cada día que en comprarse un coche nuevo. También se sabe que cada uno de nosotros tiene una felicidad basal dependiente de los propios genes pero no por ello marcada a fuego: es posible manipularla... siempre que se descubran los mandos correctos. Lo bonito del asunto es que entre quienes diseccionan la felicidad para buscar sus ingredientes hay economistas, sociólogos o psicólogos que publican sus trabajos en las revistas científicas de mayor impacto internacional. Sí, hay una búsqueda científica de la felicidad.
El estado de máxima felicidad tiene un nombre: flow, flujo, un concepto acuñado hace dos décadas por el psicólogo de origen húngaro afincado en EE UU Mihaly Csikszentmihalyi, y que hace referencia a la absorción total que experimenta desde quien se entrega por completo a una tarea intelectual hasta quien se sumerge en un videojuego. Csikszentmihalyi es, junto con su colega Martin Seligman, uno de los pioneros de la llamada psicología positiva. Cuando Seligman se estrenó como presidente de la Asociación Psicológica Americana, en 1998, llamó la atención sobre un sesgo en su disciplina: entre 1980 y 1985 la literatura científica incluía 2.125 trabajos sobre felicidad, comparados con 10.553 sobre la depresión. Seligman reivindicó la importancia de estudiar no sólo lo que entristece a la gente sino lo que la hace feliz.
La idea cuajó. Desde 2006 hasta ahora la felicidad ha protagonizado más de 27.300 artículos científicos -aunque la tristeza aún gana, con más de 53.000-. Ahora hay un Journal of Happiness Studies (revista de estudios sobre la felicidad) incluido en el sistema de citas científicas, y una World Database of Happiness, o base de datos mundial, que recopila información al respecto, con sede en la Universidad Erasmo de Rotterdam (Holanda).
La ola ha contagiado, además de a las editoriales -véase la proliferación de obras alusivas, como Emociones positivas, del psicólogo de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) Enrique G. Fernández Abascal-, a áreas colindantes, como la economía. La Unión Europea acaba de financiar el proyecto Hapiness, una investigación que durará tres años y analizará cómo influyen las condiciones ambientales -desde el clima y la polución a la disponibilidad de servicios educativos o de salud- en el bienestar subjetivo (uno de los sinónimos técnicos para felicidad) de los europeos. La directora del proyecto, Susana Ferreira, del University College en Dublín, espera que los resultados sean útiles para la toma de decisiones "de la clase política y para el público en general".
Ferreira y el resto de investigadores son economistas. No son ni mucho menos los únicos en este campo. En economía es importante saber por qué el público toma las decisiones que toma, y esa pregunta ha guiado a Daniel Kahneman, premio Nobel de Economía de 2002, hasta la felicidad. Le ha guiado, en concreto, a la siguiente cuestión crucial: si la felicidad es el motor del comportamiento humano, habrá que saber cómo medirla. "Las declaraciones directas de bienestar subjetivo podrían ser útiles a la hora de medir las preferencias del consumidor (...) si esto pudiera hacerse de modo creíble", escribía Kahneman en 2006 en la revista Journal of Economic Perspectives. Y en el mismo párrafo señalaba cómo en economía se da el mismo boom pro-felicidad que en psicología: entre 2001 y 2005 se publicaron más de 100 trabajos sobre economía y felicidad, comparados con sólo cuatro entre 1991 y 1995.
Así pues, ¿cómo se mide la felicidad? Una primera respuesta parece obvia: preguntando a los principales interesados. Las prestigiosas encuestas del European Social Survey (ESS), que se hacen desde 2001, incluyen la pregunta: "¿Cómo es usted de feliz?". No son estudios frívolos. El ESS ha recibido el premio europeo Descartes por su alto rigor científico; su coordinador en España, Mariano Torcal, de la Universidad Pompeu Fabra, estima que cada campaña española del ESS cuesta unos 500.000 euros. El proyecto Happiness utilizará estos datos del ESS.
Hay otras encuestas similares -realizadas con métodos distintos-: el Eurobarómetro y sus equivalentes en otros continentes, o el World Values Survey (WVS), con datos de más de 50 países desde principios de los ochenta.
Los resultados de estas encuestas pintan grosso modo el siguiente panorama. En los países ricos se es más feliz que en los pobres. Bien. Pero superado un nivel mínimo de riqueza, dinero y felicidad se desacoplan: aunque la capacidad adquisitiva se multiplique, el sentimiento de bienestar apenas varía. La paradoja ya la señaló en los años setenta el economista Richard Easterlin, y se corrobora a lo largo de los años. Fernández Abascal lo ha expresado así: "Mis hijos tienen todas las videoconsolas y no son más felices de lo que era mi padre, que jugaba con una cuerda y una caja de cartón en la calle: tenían menos medios, pero los niveles de felicidad eran parecidos".
Las encuestas del WVS también muestran que el nivel de felicidad se mantiene más o menos estable a lo largo de los años, así como las diferencias entre países. En los países nórdicos y en América Latina se declaran más felices que en Asia (Dinamarca, Colombia, Nigeria y Puerto Rico están habitualmente en cabeza). Sin embargo, tras los últimos datos, del pasado julio, Ron Inglehart, el responsable del WVS, llamó la atención sobre el hecho de que desde 1981 la felicidad parece haber aumentado en 45 de los 52 países estudiados. Inglehart y otros autores lo atribuyen a la mejor calidad de vida en países que empiezan a salir de la pobreza y a la extensión de la democracia, supuestamente asociada a más libertad personal.
Pero, en cualquier caso, la foto que proporcionan las grandes encuestas es para muchos demasiado borrosa, así que tratan de afinar con investigaciones más precisas, a menor escala. Algunas dan resultados sobre edad y sexo. En general, hay coincidencia en que son más felices los jóvenes y los jubilados. Un reciente estudio del Instituto Nacional de Estadística francés (INSEE) con encuestas realizadas después de 1975 revela que, tras un bache en torno a los cuarenta años, la felicidad "remonta y alcanza su apogeo durante la sesentena", independientemente del estado civil o el nivel de renta. Y el pasado julio investigadores estadounidenses -Easterlin entre ellos- analizaron décadas de datos antes de concluir que de jóvenes las mujeres se declaran más felices, pero hacia los 48 años las tornas cambian y son ellos quienes se sienten más satisfechos con sus vidas.
En general, hay acuerdo en que estos trabajos muestran que la felicidad se correlaciona con "beneficios tangibles en muchos ámbitos de la vida", ha escrito Sonja Lyubomirsky, de la Universidad de Stanford. Entre ellos: más probabilidades de estar casado y menos de divorciarse; más amigos y mayor soporte social; más creatividad y productividad en un trabajo de más calidad y bien pagado; más actividad y energía vital; mejor salud mental y física; capacidad de autocontrol; e incluso más longevidad. Además, "la gente feliz no es egoísta; la literatura sugiere que tienden a ser relativamente más cooperativos; caritativos y centrados en los demás", dice Lyubomirsky en Review of General Psychology.
Pero esto no basta para sacar conclusiones sobre la fórmula del bienestar vital, para empezar porque no es posible saber si se está más feliz por estar casado -por ejemplo- o a la inversa. Es decir, hace falta diseccionar a la felicidad más y mejor en el laboratorio. Los investigadores lo están haciendo, con resultados curiosos. Antes han afilado sus armas, es decir, han diseñado nuevos métodos para medir la felicidad, aparte de las encuestas declarativas. Kahneman es autor de uno de ellos.
Varios trabajos sugieren que la felicidad que los individuos declaran cuando se les pregunta en global cómo se sienten es muy influenciable por factores intrascendentes, como la formulación de las preguntas o el que se acabe de tener una experiencia buena o mala -un ejemplo clásico: pacientes que se someten a una prueba desagradable dicen pasarlo menos mal si los últimos minutos son placenteros, aun a costa de prolongar el examen-. Así, Kahneman pide a los sujetos del experimento que asignen un grado de felicidad a cada una de sus acciones diarias, reviviéndolas, y no sólo dando un valor global. Con este método realizó y publicó en Science en 2004 un trabajo con casi un millar de mujeres que declaraban cómo de satisfactorias eran sus actividades: el sexo, salir con amigos y relajarse ante la tele figuraban muy alto en la lista, mientras que dormir poco y una agenda laboral muy apretada eran de lo más desagradable. De nuevo, familia y amigos se revelan importantes, pero no el dinero (cubierto lo básico).
Y este no es el único resultado anti-intuitivo sobre la felicidad. Hay más, como que pacientes operados de cáncer puedan sentirse más felices que personas sanas; que víctimas de accidentes muy graves declaren niveles altos de felicidad; o que -por el contrario- personas que han ganado la lotería no sean, poco después del susto, más felices que el común de los mortales. La explicación podría estar en los genes. Varios estudios con gemelos indican que hay una especie de nivel permanente y personal de felicidad, al que pasado un tiempo todo el mundo tiende a volver pase lo que pase, o casi. Ya en 1996 un trabajo con 4.000 parejas de gemelos sugirió que el sentimiento de bienestar con la propia vida es genético en al menos un 50%. Y este mismo año, investigadores británicos y australianos han vuelto a obtener un resultado similar.
Otro resultado anti-intuitivo: genera más felicidad gastar dinero en los demás que en uno mismo. Lo ha demostrado un trabajo de Elizabeth W. Dunn (Universidad British Columbia, Vancouver, Canadá) en Science el pasado marzo, en el que se daba dinero a voluntarios, se les instruía sobre cómo gastarlo y se medía después su grado de satisfacción personal. Este resultado coincide con otros donde la mayor felicidad se correlaciona con acciones de ayuda a los demás y de promoción de la virtud. El altruismo, concluyen los investigadores, pone sobre la pista de la felicidad mucho más que la búsqueda del placer. "Dado que la gente parece pasar por alto los beneficios, las políticas que lo promuevan podrían ser una buena manera de traducir más riqueza nacional en más felicidad nacional", escribe Dunn.
Pero entonces, si el dinero no da la felicidad y el placer personal tampoco, ¿por qué la sociedad actual parece concentrarse en esos factores? ¿Hay un desenfoque generalizado? La causa podría ser un fenómeno ilusorio que Kahneman describió, en Science y otras publicaciones, en 2006. "Cuando la gente considera el impacto de un único factor en su bienestar -como los ingresos, pero no únicamente-, es propensa a exagerar su importancia; llamamos a esta tendencia ilusión de foco (...). Esta ilusión puede ser fuente de errores en la toma de decisiones importantes", ha escrito este experto.
Este fenómeno tampoco ayuda a estimar la felicidad de los demás. "A todo el mundo le sorprende lo felices que pueden ser los parapléjicos", ha dicho Kahneman. "La razón es que no son parapléjicos todo el tiempo. Disfrutan de sus comidas, de sus amigos. Leen las noticias. Tiene que ver con dónde se pone la atención".
Todos estos experimentos tienen un objetivo final: ayudar a mejorar el grado de felicidad personal. No es una utopía, dicen los investigadores. Los genes, al fin y al cabo, dejan un 50% de espacio a la autoexperimentación. Se puede empezar por estas Navidades: pedir menos a los Reyes y ser, en cambio, más generoso...
Lo que el dinero no da
"Aquellas personas con más ingresos que la media están relativamente satisfechas con sus vidas, pero apenas son más felices que los demás en cada momento; tienden a estar más tensas; y no dedican más tiempo a actividades especialmente divertidas. Es más, el efecto de los ingresos en la satisfacción vital parece ser transitorio", escriben en Science (junio 2006) Daniel Kahneman y otros economistas y psicólogos.
No es el único trabajo que explora el efecto del dinero en quien lo posee. También en la revista Science, en noviembre 2006, psicólogos y expertos en marketing estadounidenses concluyen que el dinero hace sentirse a la gente más autosuficiente, y comportarse en consecuencia. "Los resultados de nueve experimentos sugieren que el dinero hace que la gente prefiera sentirse libre de las dependencias y de los dependientes", escriben los investigadores. Cuando se estimulan los pensamientos relacionados con el dinero la gente "pide menos ayuda y está menos dispuesta a ayudar a los demás".
Esto explicaría, según estas fuentes, "por qué el dinero es visto a la vez como el mayor de los bienes y de los males. A medida que los países y las culturas se desarrollaron el dinero habría permitido adquirir bienes y servicios (...) a la vez que disminuían los lazos con amigos y familia. De esta forma, el dinero fomentó el individualismo pero redujo las motivaciones comunes, un efecto aún aparente en la respuesta que hoy da la gente al dinero".
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/ciencia/descubre/claves/felicidad/elpepisoc/20081228elpepisoc_1/Tes#
divagar
Los humanos son únicos en su habilidad para pensar en cosas que podrían no haber sucedido nunca.
* Para el experimento los investigadores usaron una aplicación del iPhone.
* Sólo los humanos pensamos en episodios del pasado o del futuro.
* Esa habilidad lleva consigo un gran coste emocional.
EUROPA PRESS. 15.11.2010 - 12.11 h
[Infelicidad] Las mentes que divagan pertenecen a personas más infelices, según sugiere un estudio de la Universidad de Harvard en Cambridge (Estados Unidos) que se publica en la revista Science. Para realizar el experimento los investigadores han utilizado datos recopilados por una aplicación del iPhone llamada Track Your Happiness ('Sigue tu felicidad') para mostrar que una mente errante o que divaga es una mente infeliz.
Las personas están menos felices cuando sus mentes estaban divagando que cuando no lo estaban
Los investigadores desarrollaron esta aplicación para crear una gran base de datos de información en tiempo real sobre pensamientos, sensaciones y acciones de una amplia variedad de personas en su vida diaria.
Los resultados muestran que la mente de las personas divaga de forma frecuente, con independencia de lo que están haciendo. Las personas estaban también menos felices cuando sus mentes estaban divagando que cuando no lo estaban.
Pensar en episodios que nunca sucedieron
Otra de las conclusiones del estudio, dirigido por Matthew Killingsworth y Daniel Gilbert, apunta que si la mente de alguien deambulaba era un mejor indicador de su felicidad que aquello que hacía en ese momento. Los autores señalan que los humanos son únicos en su habilidad para pensar sobre episodios del pasado, o el futuro, o episodios que podrían no haber sucedido nunca.
Los autores concluyen que aunque esta capacidad permite al ser humano aprender, razonar y planificar y supone un importante logro cognitivo lleva consigo un coste emocional.
http://www.20minutos.es/noticia/873686/0/mente/divaga/infeliz/
Si miras hacia atrás sentirás seguramente que hubo algún momento anterior de tu vida que te hubiera gustado cambiar.
Es posible que algo de lo que dijiste o te dijeron, que hiciste o que dejaste de hacer, tuviera una consecuencia totalmente contraria a la que te hubiera gustado.
Si además ese hecho fue importante, probablemente pienses que de haber sucedido de otra forma tu vida hubiera podido ser diferente.
Si sufriste, si pasaste dolor, también es posible que hubieras dado entonces todo lo que poseías si te hubieran otorgado el poder de parar el tiempo, para así intervenir en él y cambiar lo que sucedió.
Podrías incluso pensar si después de escuchar aquella frase para la que no estabas preparado, y antes de decir la siguiente que trajo la que vino después, ojalá hubieras podido detener el tiempo para saber que decir o que hacer. Si antes de actuar como actuaste hubieras podido detener el tiempo para averiguar de que otra forma podías hacerlo, ¿habrían cambiado las cosas? ¿serían hoy distintas de cómo fueron?
Mi respuesta es NO. En mi opinión, para que las cosas hubieran cambiado en aquel momento, tendrías que poder ser distinto de quiénes eras entonces.
En aquel momento eras quién eras. Tenías una determinada manera de ver el mundo, de interpretar las cosas que sucedían a tu alrededor. Eras lo que eran entonces tus creencias, tus juicios, tus opiniones, tus miedos, tu particular mirada de la realidad, y aunque hubieras podido parar el tiempo nada de lo que eras en aquel momento podía cambiar por lo que tampoco hubieras podido cambiar lo que sucedió.
Deteniendo el tiempo quizá hubieras podido cambiar una frase o una acción concreta, pero sin poder cambiar quién eras en aquel instante la siguiente frase o acción habría nacido de las mismas creencias, juicios, opiniones o miedos que tenías en aquel momento y por tanto nada habrías podido cambiar.
Entonces, ¿cómo cambiar las cosas?
Para cambiar el exterior hay que cambiar el interior.
Tan solo si nos permitimos observarnos y cuestionarnos a nosotros mismos podemos transformar aquello que no que queremos que permanezca en nosotros, y transformando en nuestro interior aquellas creencias, juicios, opiniones o miedos que nos llevaron a equivocarnos en el pasado podremos cambiar no sólo una frase o acción concreta sino todo un comportamiento exterior que en su día falló.
Y que hay mejor que equivocarse, que perder algo o a alguien importante, para preguntarnos, ¿qué tengo yo que ver con lo que me sucede?
Si lo que me va mal siempre tiene una causa exterior a mí, si sólo me reconozco en lo que va bien en mi vida, nunca podré tomar conciencia de lo que me falta. Y sin conciencia de lo que me falta no hay nada que cambiar, todo está bien para mí aunque nada ocupe su lugar.
Entonces, ¿quién soy yo que no me permito equivocarme?
Si no puedo equivocarme tampoco puedo aprender, y quién no aprende no avanza y al no avanzar nada cambia, porque quién no avanza en realidad retrocede.
Quién se permite un proceso interior de cambio vive su propia alquimia y ve en sus errores las mejores lecciones de su vida. Y es porque las ve y porque se las permite a sí mismo por lo que su interior cambia y transforma el exterior.
En ocasiones, la transformación es tan grande que la vida nos regala una segunda oportunidad en aquel lugar del camino en el que un día nos atascamos.
Cuando eso ocurre hemos utilizado el futuro para cambiar el pasado. Ya veis: no hace falta detener el tiempo, basta con saber aprovecharlo.
Y es que para ser quién eres hoy, primero tuviste que ser quién fuiste.
Observar Los Pensamientos
Sabemos que es fundamental atender a los pensamientos para comprender las causas psicológicas y emocionales que nos pueden afectar para recuperar la salud tanto física como psíquica.
Es fundamental en estos momentos atender muy profundamente a nuestros pensamientos y sentimientos ya que debida a tanta información que recibimos por los distintos medios de comunicación a veces es difícil reconocer cuales son nuestros auténticos pensamientos.
Es tanto el ruido mental que a veces acumulamos, que nuestras ideas se acumulan y es difícil discernir entre lo que es beneficioso y lo que no resulta adecuado para cada persona.
Para ello hay que hacer un verdadero esfuerzo de observar nuestros pensamientos y comenzar a elegir entre todas las opciones aquella que nos venga bien.
Muchas de las veces no nos resulta fácil porqué:
El ritmo que llevamos es tan rápido que no nos permite parar.
A veces la cantidad de pensamientos que pasan por nuestra cabeza son tantos que no podemos tener claridad de pensamientos y hay como un aturdimiento general
También a menudo la cabeza nos juega malas pasadas atrayendo un pensamientos que generalmente no es muy gratificante y nos hace caer en la incertidumbre.
Cuando estos pensamientos negativos se repiten una y otra vez se convierten en OBSESIONES.
Las obsesiones tienen la peculiaridad de hacernos pensar que todo a nuestro alrededor ocurre como nosotros estamos pensando, con lo cual cada vez parece más dificil salir de ese estado y la obsesión tiende a perpetuarse.
Cuando una persona cae en ese estado padecen
No poder dejar de pensar sobre el tema que les preocupa.Sobrecarga su nivel emocional
Tienen cambios bruscos de temperamento.
Su vida les parece inestable, o vacía o sin sentido (como si no tuvieran un rumbo fijo, cambian de opinión muy frecuentemente y no saben a que es debido).
Caen en estados depresivos y de ansiedad.
Se preocupan mucho del pasado o del futuro.
Tienen generalmente carencias afectivas profundas por resolver.
Estas personas pueden padecer problemas físicos como:
Colesterol
Problemas renales
Obesidad
Problemas diabéticos.
Afortunadamente podemos salir de estos estados aprendiendo observar nuestros pensamientos y ser capaces de discernir entre aquellos que nos son beneficiosos y los que no lo son.
Hay que hacer un buen ejercicio de voluntad, de atención y de paciencia para poder hacer esta reflexión sobre nosotros mismos.
Tambien es bueno buscar un sistema adecuado como la Programación Neurolinguistica y las esencias florales que te ayudan a resolver los conflictos psicológicos e integrar lo que pensamos y sentimos.
Elaborar tus emociones y buscar un equilibrio entre lo que damos y lo que recibimos en la vida.
La vida es tan bella como tú la quieras ver, por eso os invito a que puedas ver tu vida de otra manera y así mejorar tus pensamientos y escuchar tu intuición para superar tus limitaciones y conseguir estar cada día más en paz.
Os lo deseo de todo corazón.
Elvira García
http://www.secretosdeprosperidad.net/salud-y-bienestar/observar-los-pensamientos/
Hubo una vez en la historia del mundo, un día terrible en el que el odio, que es el rey de los malos sentimientos, los defectos y las malas virtudes convocó a una reunión urgente con todos ellos.
Todos los sentimientos negros del mundo y los deseos mas perversos del corazón humano llegaron a esta reunión con curiosidad de saber cual era el propósito.
Cuando estuvieron todos hablo el Odio y dijo: “los he reunido aquí a todos porque deseo con todas mis fuerzas matar a alguien".
Los asistentes no se extrañaron mucho pues era el Odio que estaba hablando y el siempre quiere matar a alguien, sin embargo todos se preguntaban entre si quien seria tan difícil de matar para que el Odio los necesitara a todos.
Quiero que maten al Amor", dijo. Muchos sonrieron malévolamente pues más que uno le tenía ganas.
El primer voluntario fue el Mal Carácter, quien dijo: “Yo iré, y les aseguro que en un año el Amor habrá muerto, provocaré tal discordia y rabia que no lo soportara". Al cabo de un año se reunieron otra vez y al escuchar el reporte del Mal Carácter quedaron tan decepcionados. “Lo siento, lo intenté todo pero cada vez que yo sembraba una discordia, el Amor la superaba y salía adelante”.
Fue entonces cuando muy diligente se ofreció la Ambición que haciendo alarde de su poder dijo: “En vista de que El Mal Carácter fracasó, iré yo. Desviaré la atención del Amor hacia el deseo por la riqueza y por el poder. Eso nunca lo ignorará”. Y empezó la ambición el ataque hacia su víctima quien, efectivamente cayó herida pero después de luchar por salir adelante renunció a todo deseo desbordado de poder y triunfó de nuevo.
Furioso el Odio, por el fracaso de la Ambición envío a los Celos, quienes burlones y perversos inventaban toda clase de artimañas y situaciones para despistar el amor y lastimarlo con dudas y sospechas infundadas.Pero el Amor confundido lloró, y pensó que no quería morir y con valentía y fortaleza se impuso sobre ellos y los venció.
Año tras año, el Odio siguió en su lucha enviando a sus más hirientes compañeros, envío a la Frialdad, al Egoísmo, a la Cantaleta, La Indiferencia, la Pobreza, La Enfermedad y a muchos otros que fracasaron siempre porque cuando el Amor se sentía desfallecer tomaba de nuevo fuerza y todo lo superaba.
El Odio convencido de que el Amor era invencible les dijo a los demás: “Nada que hacer. El Amor ha soportado todo, llevamos muchos años insistiendo y no lo logramos”. De pronto de un rincón del salón se levantó un sentimiento poco conocido y que vestía todo de negro, con un sombrero gigante que caía sobre su rostro y no lo dejaba ver, su aspecto era fúnebre como el de la muerte: "Yo matare el Amor", dijo con seguridad.
Todos se preguntaron quien era ese que pretendía hacer sólo lo que ninguno había podido. El Odio dijo: “ve y hazlo".
Tan solo había pasado algún tiempo cuando el Odio volvió a llamar a todos los malos sentimientos para comunicarles después de mucho esperar que por fin EL AMOR HABIA MUERTO.
Todos estaban felices pero sorprendidos. Entonces el sentimiento del sombrero negro habló: “Ahí les entrego el Amor totalmente muerto y destrozado” y sin decir más se marchó.
“Espera " dijo el Odio, “en tan poco tiempo lo eliminaste por completo, lo desesperaste y no hizo el menor esfuerzo para vivir. ¿¿Quien eres??”
El sentimiento levantó por primera vez su horrible rostro y dijo:
SOY LA RUTINA
Reprodución del trabajo presentado en las
II Jornadas Aragonesas de Psicología de Octubre de 1993
Autor: Jose Luis Catalan Bitrian
Palabras Claves: PSICOTEEAPIA OBSESION La simulación de conducta por métodos artificiales para la construcción de servomecanismos, sensores y sistemas expertos en la toma de decisiones, han reforzado poderosamente la idea de que la conducta se reorganiza jerárquicamente con subsistemas de relativa autonomía y autocontrol (1). II Jornadas Aragonesas de Psicología de Octubre de 1993
Autor: Jose Luis Catalan Bitrian
Esta idea jerárquica de la organización de la conducta está de acuerdo con la hipótesis piagietiana de las habilidades sensorio-motrices que constituirían la base de la acción más compleja.
La mayoría de las obsesiones se centra más en requisitos básicos para llevar a cabo un propósito que en el hecho de que éste último fuese problemático. Es más atasco en el manejo de medios que en el establecimiento y sostenimiento de finalidades.
Si consideramos las rutinas básicas adquiridas como servomecanismos inducidos por acciones más complejas, la conducta obsesiva se nos aparecería como el caso de un programa mal diseñado cuyas condiciones de éxito difícilmente se cumplen, entorpeciendo por esta razón la fluidez del curso de la acción.
El fracaso en el cierre del acto
La pragmática del acto intencional (2) cuenta con tres momentos básicos en los que un acto se inicia, desarrolla temporalmente su curso realizativo y finaliza (querer-hacer, hacer y haber-hecho).
El momento de inicio de un acto, sobre todo si pensamos en actos rutinarios al estilo de anotar un número o apagar un interruptor, se establece por esquemas organizativos de clase superior (siguiendo los ejemplos anteriores, podrían tratarse de anotar una dirección o salir de casa).
El momento de finalizar un acto consiste en realizar una evaluación rápida acerca de si se han cumplido las condiciones de satisfacción para ese acto.
El fracaso del cierre del acto se da en la obsesión por:
- deslizamiento conceptual de objetivos y condiciones
-inseguridad de haber realizado otra operación distinta o contraria
-inseguridad acerca de si algo ha sucedido realmente o si se trata de un recuerdo engañoso
- inseguridad de que haya pasado desapercibido un error
- inseguridad de que el cerebro esté funcionando correctamente
Se pueden entender estos casos de fracaso del acto no tanto como falsas percepciones cuanto temores que apuntan a una desconfianza acerca del funcionamiento mental.
Transgresión de categorías cognitivas convencionales
Las máquinas de traducción automática están forzando a la lingüística y a las ciencias cognitivas en general al estudio de cómo ser organiza el conocimiento, de forma que pueda ser expresado en diferentes lenguas naturales (3).
Las dificultades de elaborar las ambigüedades del lenguaje y establecer cómo se organiza el conocimiento han ido poniendo de manifiesto el papel del contexto, la categorización y la tipicidad semántica (4).
La relevancia que posee alterar los prototipos cognitivos del significado de /limpio/, /ordenado/, /seguro/, etc. puede tener graves implicaciones en la conducta obsesiva.
Así, por ejemplo, cuando se entiende por suciedad no sólo las manchas visibles o el tacto pegajoso de la mano, sino también una suciedad invisible o una falta de brillo o blancura de la mano que conducirán a que se produzca una evaluación de fracaso de la conducta de lavado.
Y si..
Los algoritmos utilizados para controlar la conducta básica forman parte del aprendizaje de esa conducta y por lo general funcionan de forma transparente al sujeto. No obstante aun la conducta más simple puede ser problematizada y ello conduce a interferir su curso espontáneo.
Se supone que hemos aprendido a caminar correctamente, a utilizar las posturas corporales adecuadamente, a utilizar el lenguaje de una forma bien construida y, en fin, todos los recursos operacionales que nos entregan datos y maniobran nuestro cuerpo según nuestro deseo.
Pero en la obsesión, el sujeto se plantea una profunda desconfianza y actúa como si el cuerpo se fuera a rebelar y conducirle a las más siniestras situaciones. Este temor es el motor de un conjunto variopinto de sospechas (y si tuviera un impulso asesino.., y si me hubiera dejado la llave de gas abierta...)
Conforme se practica la desconfianza aumentan la frecuencia e intensidad de las sospechas, la vigilancia y toda suerte de mecanismos de control. Se llega al punto en el que lo que teme el obsesivo y lo que hace para defenderse de ese temor, entran en tan íntimo comercio que producen una confusión gradual y una penosa inseguridad sobre la calidad de su rendimiento.
Supuestos pragmáticos
La pragmática ha estudiado el papel que cumplen ciertos supuestos conceptuales que no necesariamente están explícitos pero que proporcionan el contexto en el que la conducta se hace inteligible (5).
Beck (6) ha explotado en su análisis de la depresión los "supuestos depresógenos". De igual modo podríamos hablar de supuestos obsesivos cuya detección y análisis pueden jugar un papel decisivo en la psicoterapia.
.La idea de que la obsesión es algo así como la introducción de una locura que está generando.
.El control es imposible, por lo que iniciado un impulso no hay forma de parar bajo pena de arrastrar las más peligrosas consecuencias.
.No hay participación voluntaria en la ideación obsesiva.
En ocasiones los supuestos se mezclan con ideas supersticiosas y/o acientíficas con las que el sujeto se justifica
¿En qué puede fallar mi cerebro?
Podemos aspirar a la realización de deseos complejos siempre que podamos confiar en nuestro bagaje de recursos disponibles. En la obsesión, muy ligada a procesos depresivos, existe una notoria visión reducida de la imagen propia, instalándose creencias de auto-ineficacia e indefensión que hacen aparecer inquietantes hipótesis de un mal funcionamiento psíquico.
Estos temores suscitan a su vez conductas defensivas.. Una búsqueda extraordinaria de seguridad acaba interfiriendo en conductas de naturaleza semiautomática que funcionan óptimamente en un régimen de desatención.
Los lenguajes de inteligencia artificial suelen presumir de poseer cualidades no procedurales, es decir, trabajan con múltiples soluciones. Mientras que una pregunta de tipo precedural se conforma con la primera respuesta correcta
una pregunta de tipo no procedural busca agotar todas las respuestas posibles
Cada vez que se necesita sacar una conclusión, utilizando el último tipo de preguntas, se establecería una diferente para cada uno de los diferentes puntos de partida.
Esta conducta exploratoria es similar a las sospechas y temores obsesivos cuya pregunta es:
La conducta exploratoria es adecuada bajo ciertas circunstancias, pero suele ser ineficaz cuando más que explorar lo adecuado es utilizar una rutina ya comprobada en la historia del aprendizaje.
La creación de lo temido
Hay un mecanismo de especial peso en el mantenimiento y crecimiento de las obsesiones, y es aquel por el cual el sujeto pretendiendo exorcizar lo temido lo crea con sus exceso de celo.
Esto es lo que viene a suceder si se tiene miedo de que aparezca un impulso asesino y al sujeto no se le ocurre cosa peor que coger fuerte un cuchillo para que "no se escape", o temiendo quedar "enganchado" a una idea horrorosa que ese mismo temor encienda la mecha de la primera vez que lo hace.
En este mecanismo magnificador del miedo el sujeto parece ir hacia lo que teme empujado por algún tipo de fuerza imposible de controlar, excitando el miedo como una liebre que corriera tras una zanahoria que se ha colgado ella misma ante la cara, o mejor aún, como una de esas estructuras recursivas autogeneradas y autoperpetuadas que Hofsttadter (7) nos ha mostrado.
El desfallecimiento ante la idea de estar sucumbiendo parte de:
.la premisa de estar desarmado
.de la confusión entre lo que provoca y lo que interpreta como acaecido sin su consentimiento (v.gr. producido por trastorno cerebral)
.de lo que tiene de prueba de descontrol el fracaso del control habido hasta ese momento (la imposibilidad de cambiar una vez que se ha empezado mal).
Causalidad mágica y superstición
La tremenda sensación de vivir en una pesadilla que pueda terminar en tragedia propia o de algún allegado viene acompañada de la dependencia de un ritual cuyo cumplimiento evita o provoca la maldición.
Se pone preferentemente el énfasis en la de seguridad que proporciona el ritual y se desatiende la precaución previa de asegurarse de la realidad del peligro.
El sujeto se pregunta a sí mismo que podría ocurrir de malo y el cerebro responde con la misma diligencia que si se le hubiera pedido una lista de palabras que empiecen por 't' y terminen en 'a'. Para asombro del obsesivo, que espera que ningún suceso horrible pudiera surgir en ese momento, el cerebro le responde con A, B... Z diabólicas posibilidades.
El coqueteo con los posibles terrores antes los que uno se sentiría impotente tiene la virtud de irrealizar la indefensión del sujeto ante sucesos potenciales, le provoca suficiente ansiedad como para titubear, dar un paso en falso y dudar en exceso de su seguridad.
El abuso (adicción) del estudio de posibilidades aciagas que podrían suceder se convierte en un hábito contraproducente.
Cuanta más excesiva seguridad instala el obsesivo para evitar lo fatídico más un fatídico artificialmente poderoso vence imaginarias debilidades e indefensiones, desafiando poco a poco al triunfo de la acción cotidiana con la sombra de la sospecha.
Puntos claves para una psicoterapia de la obsesión
El considerar la obsesión como una especie de temor (dirigido fundamentalmente al propio funcionamiento mental o a la capacidades de desarrollar la estructura básica de la acción) sugiere el tipo de estrategia a seguir:
.exponer al sujeto a lo temido, esto es, aquello A,B,...Z que sucedería si no hiciera A1,B1,...Z1.
.preparar con recursos de control de la ansiedad para el momento en el que realice la exposición.
.elaborar la naturaleza de la obsesión ( oponer miedo a ataque de locura)
.clarificar los mecanismos concretos que han mantenido y acrecentando las obsesiones (los enumerados en los epígrafes anteriores y similares)
.en la medida que se tengan datos suficientes, explicar la historia genética de los síntomas con el fin de impedir la especulación de un origen genético, enfermedad mental, contagio, etc.
.realizar pruebas empíricas de que el sujeto posee control voluntario sobre la conducta (deshacer la quimera de la voluntad perdida) eligiendo para ello:
-ramificaciones menores y más sencillas de abordar -generalmente las más recientes o nuevas-
-técnicas de conducta paradójica
-técnicas de manipulación de la atención
.clarificar las categorías típicas que rigen normalmente el acto particular elegido por la obsesión (v.gr. que podemos entender por /limpio/, /seguro/, /correcto/ etc.) con toda suerte de ejemplos, demostración ad absurdum, y exposición minuciosa de argumentos.
.Discriminar la conducta de "sospechar", de forma que el sujeto tenga clara conciencia de cuando lo hace, qué efectos tiene, y por qué razón debería renunciar a ella. Las sospechas por lo general versarán sobre especulaciones que comienzan con el "y si...".
.trabajar las relaciones del nivel de ánimo/inseguridad, propiciando estrategias que permitan al sujeto una mejoría de su animación general que indirectamente refuercen la seguridad de sujeto de que realmente dispone de recursos básicos suficientes.
estrogenos y salud mental
Los bajos niveles de estrógeno en ratones de laboratorio masculina puede ser una causa del trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). Cuando los niveles de estrógeno se plantearon a través del aumento de la actividad de la enzima aromatasa en ratones de laboratorio masculino, rituales TOC se redujeron drásticamente. los niveles de la proteína del hipotálamo en el gen de la COMT se incrementan al aumentar los niveles de estrógenos que se cree para volver ratones que aparecen rituales TOC a la actividad normal. Deficiencia de aromatasa, es en última instancia, se sospecha que está implicado en la síntesis de estrógeno en los humanos y tiene implicaciones terapéuticas en seres humanos que tienen el trastorno obsesivo-compulsivo.
http://www.news-medical.net/health/What-Does-Estrogen-Do-%28Spanish%29.aspx
riesgos
Nos obsesiona la seguridad. Ponemos rejas y alarmas en casa, no dejamos al niño trepar al árbol para que no se caiga, casi nos desnudamos en el aeropuerto para evitar que alguien lleve armas… Condicionamos nuestros hábitos para eliminar el riesgo de nuestras vidas. Pero ya en la antigüedad clásica los filósofos advertían que vivir es desear, y el que desea y algo espera siempre corre riesgo
El del folio es uno de los muchos ejercicios con los que trata de inculcar a sus alumnos que no hay que temer al riesgo, que un artista siempre tiene que arriesgar, porque cada vez que sube al escenario está expuesto al error propio y al de sus compañeros, a accidentes, a imprevistos… y ninguna de esas circunstancias puede paralizarle.
"El ejercicio rey es la improvisación, porque uno no puede negar los riesgos ni preocuparse por ellos, lo que ha de hacer es dotarse de las herramientas necesarias para superarlos", asegura Egea, consciente de que estas enseñanzas serán muy útiles para sus alumnos tanto si en un futuro han de ganarse la vida encima de un escenario como si no. Porque vivir es asumir riesgos, cada día, en las circunstancias más nimias: al saludar a alguien, al llamar por teléfono, al iniciar una relación, al decidir qué estudiamos… "El riesgo nos rodea, está inmerso en la vida cotidiana desde el momento de nacer e incluso antes, pues los padres, desde sus defi ciencias y sus heridas, son un riesgo para el bebé que va a nacer", explica Concepción Cirac, terapeuta del servicio de psicología aplicada de la UNED.
Las tomas de riesgo son inherentes al comportamiento humano. Constantemente nos proponemos retos, empeños, tomamos decisiones, entramos en acción… Y cada una de esas actuaciones entraña un riesgo, porque tras ellas está el éxito o el fracaso. Otra cosa es que seamos conscientes de estar asumiéndolo, pues la sociedad del bienestar actual se caracteriza por un masivo interés por la seguridad y son muchas las personas que, ante un riesgo evidente, se paralizan. "El riesgo es connatural a la vida, pero es algo cuantitativo, se presenta siempre según un más y un menos, y hay un umbral a partir del cual si nos arriesgamos empezamos a tener cierta seguridad de que vamos a perder - sea la partida o la vida-, y lo que no queremos normalmente es traspasar ese umbral", refl exiona Rafael Alvira, catedrático de Filosofía de la Universidad de Navarra.
Carmelo Vázquez, catedrático de Psicopatología en la Universidad Complutense y referente de la denominada psicología positiva, asegura que las personas tendemos a asumir muchos riesgos individuales porque constantemente retamos nuestras capacidades pero, en cambio, cada vez estamos menos dispuestos a asumir riesgos externos, ajenos a nuestro control.
"Exigimos seguridad alimentaria, más seguridad a las compañías aéreas, infalibilidad a los médicos… Queremos riesgo cero cuando salimos a la calle, fruto de una idea irracional de que todo es predecible y tenemos que ser cuidados", justifica. La reciente denuncia a un hospital madrileño por parte de la familia de una enferma octogenaria que se cayó en sus instalaciones y se rompió una cadera le sirve de ejemplo para explicar que exigimos mucho, y de modo irracional, cuando hay factores externos relacionados con el riesgo, mientras que hay una tendencia al optimismo y a subestimar el riesgo cuando se trata de riesgos individuales y cotidianos.
Como muestra de esto último cita un estudio realizado en Dinamarca, a las puertas del registro civil, según el cual ninguna de las parejas recién casadas encuestadas creía que se fuera a divorciar, cuando las estadísticas indican que más del 40% de los matrimonios daneses acaban en ruptura. "No creemos que nosotros vayamos a tener cáncer, que nos vayan a echar del trabajo, que nos vayamos a separar…; hacemos estimaciones sesgadas, autoprotectoras, que van en contra de las probabilidades reales", comenta Vázquez. Sin embargo, está convencido de que esa subestimación del riesgo, aunque a veces suponga un problema, resulta en general positiva porque es un impulsor enorme de actividad, de metas, de iniciativas.
Claro que la percepción del riesgo depende de aspectos cognitivos que permiten evaluar correctamente o no la probabilidad de que algo suceda, pero también de variables de personalidad. Hay personas que no pueden dormir si asumen algún riesgo, y otras que no duermen si no asumen riesgos importantes. "Los riesgos a veces nos vienen dados, pero otras veces los podemos ir a buscar, y ahí es donde encontramos gente que no los busca nunca y otros con una necesidad casi compulsiva de someterse a situaciones de riesgo; la historia de una persona, su ideal del yo, su narcisismo y autoexigencia tienen mucho que ver en ello", dice Concepción Cirac.
En su opinión, la falta de reconocimiento interno, la necesidad de demostrarse a uno mismo y a los demás la valía, puede llevarnos a entrar excesivamente en situaciones de riesgo. Cirac otorga también un papel muy importante a la seguridad que se haya recibido en la infancia. "Los niños tienden al ejercicio continuo de sus habilidades, a superar sus propios límites, y es importante que los padres les den confi anza, seguridad, para que al contactar con el riesgo también entren en contacto con lo lúdico; eso conforma el ser humano, le hace ser más fl uido y tolerante con lo que luego supone arriesgar y asumir retos", señala esta psicóloga de la UNED.
Porque aunque el riesgo sea intrínseco al ser humano, psicólogos, sociólogos y fi lósofos tienen claro que la educación, la confi anza que transmiten los padres y los modelos de sociedad determinan una mayor o menor seguridad a la hora de arriesgar. "Entra en juego la motivación, la preparación, las expectativas… Nos exponemos al riesgo según nuestras capacidades y lo que creemos que podemos superar, según lo que conocemos de nosotros, salvo que haya un problema de distorsión de la realidad", afirma Cirac. Y añade que es este tipo de riesgo asumido, elegido, el que reporta autoestima, nos hace sentirnos competentes y nos permite crecer, pues a través de él se entra en contacto con la frustración y uno aprende a sobreponerse: "Hay que arriesgarse y saber que si se fracasa no pasa nada, que no se acaba un matrimonio por una discusión ni una obra de teatro porque un actor se quede en blanco".
Rafael Alvira considera que el riesgo tiene otra vertiente crucial para la vida que es la sorpresa, el aportar novedad. "Sin novedades, sin esperar nada, uno se aburre, y el aburrimiento es lo contrario de la vida", afi rma. Además, opina que el riesgo implica tener presente la muerte y, en consecuencia, permite ver la vida con más intensidad: "A la gente que tiene un carácter de vivir con intensidad le gusta más arriesgar que a otros que son más tranquilos, que arriesgan menos, pero que llevan también una vida más triste.
De ahí que considere como una enfermedad la obsesión por la seguridad de la sociedad occidental actual. "Necesitamos seguridad para vivir, pero si es excesiva mata la vida; sólo se puede vivir la vida si se toma en serio lo imposible, como Don Quijote, y la civilización actual sólo busca lo posible, la seguridad", enfatiza Alvira. En términos similares se expresa el neurocirujano pediátrico Ben Carson, del hospital Johns Hopkins de Baltimore, cuando en su libro Toma el riesgo: aprendiendo a identificar, elegir y vivir con riesgo aceptable afi rma que cualquiera que rehúsa examinar sus límites, que no está dispuesto a salir de su zona de confortabilidad, está destinado a vivir en un encierro.
"Si no tomas riesgos, no logras mucho en la vida, y riesgo implica con frecuencia elegir por un momento o por toda una vida", dice. Su consejo es que, a la hora de asumir riesgos, de tomar decisiones, se haga un análisis de lo mejor y lo peor que puede pasar si se hace algo o si no se hace nada. Porque en muchas ocasiones, como declaró hace unas semanas el comisario europeo Joaquín Almunia con relación a la crisis fi nanciera, "el mayor riesgo es no hacer nada".
O, como dice el reportero Simon Hunt en la película La búsqueda (The hunting party,2007) a su cámara cuando le pregunta por qué siempre que están juntos corre peligro: "Porque, querido amigo, correr peligro en realidad es vivir. El resto es televisión". Claro que generalizar implica ya incurrir en ungran riesgo, porque arriesgar signifi ca cosas diferentes para cada persona, como ponen de manifi esto los testimonios que acompañan este reportaje.
http://www.lavanguardia.es/premium/publica/publica?COMPID=53575296250&ID_PAGINA=22088&ID_FORMATO=9&turbourl=false
El del folio es uno de los muchos ejercicios con los que trata de inculcar a sus alumnos que no hay que temer al riesgo, que un artista siempre tiene que arriesgar, porque cada vez que sube al escenario está expuesto al error propio y al de sus compañeros, a accidentes, a imprevistos… y ninguna de esas circunstancias puede paralizarle.
"El ejercicio rey es la improvisación, porque uno no puede negar los riesgos ni preocuparse por ellos, lo que ha de hacer es dotarse de las herramientas necesarias para superarlos", asegura Egea, consciente de que estas enseñanzas serán muy útiles para sus alumnos tanto si en un futuro han de ganarse la vida encima de un escenario como si no. Porque vivir es asumir riesgos, cada día, en las circunstancias más nimias: al saludar a alguien, al llamar por teléfono, al iniciar una relación, al decidir qué estudiamos… "El riesgo nos rodea, está inmerso en la vida cotidiana desde el momento de nacer e incluso antes, pues los padres, desde sus defi ciencias y sus heridas, son un riesgo para el bebé que va a nacer", explica Concepción Cirac, terapeuta del servicio de psicología aplicada de la UNED.
Las tomas de riesgo son inherentes al comportamiento humano. Constantemente nos proponemos retos, empeños, tomamos decisiones, entramos en acción… Y cada una de esas actuaciones entraña un riesgo, porque tras ellas está el éxito o el fracaso. Otra cosa es que seamos conscientes de estar asumiéndolo, pues la sociedad del bienestar actual se caracteriza por un masivo interés por la seguridad y son muchas las personas que, ante un riesgo evidente, se paralizan. "El riesgo es connatural a la vida, pero es algo cuantitativo, se presenta siempre según un más y un menos, y hay un umbral a partir del cual si nos arriesgamos empezamos a tener cierta seguridad de que vamos a perder - sea la partida o la vida-, y lo que no queremos normalmente es traspasar ese umbral", refl exiona Rafael Alvira, catedrático de Filosofía de la Universidad de Navarra.
Carmelo Vázquez, catedrático de Psicopatología en la Universidad Complutense y referente de la denominada psicología positiva, asegura que las personas tendemos a asumir muchos riesgos individuales porque constantemente retamos nuestras capacidades pero, en cambio, cada vez estamos menos dispuestos a asumir riesgos externos, ajenos a nuestro control.
"Exigimos seguridad alimentaria, más seguridad a las compañías aéreas, infalibilidad a los médicos… Queremos riesgo cero cuando salimos a la calle, fruto de una idea irracional de que todo es predecible y tenemos que ser cuidados", justifica. La reciente denuncia a un hospital madrileño por parte de la familia de una enferma octogenaria que se cayó en sus instalaciones y se rompió una cadera le sirve de ejemplo para explicar que exigimos mucho, y de modo irracional, cuando hay factores externos relacionados con el riesgo, mientras que hay una tendencia al optimismo y a subestimar el riesgo cuando se trata de riesgos individuales y cotidianos.
Como muestra de esto último cita un estudio realizado en Dinamarca, a las puertas del registro civil, según el cual ninguna de las parejas recién casadas encuestadas creía que se fuera a divorciar, cuando las estadísticas indican que más del 40% de los matrimonios daneses acaban en ruptura. "No creemos que nosotros vayamos a tener cáncer, que nos vayan a echar del trabajo, que nos vayamos a separar…; hacemos estimaciones sesgadas, autoprotectoras, que van en contra de las probabilidades reales", comenta Vázquez. Sin embargo, está convencido de que esa subestimación del riesgo, aunque a veces suponga un problema, resulta en general positiva porque es un impulsor enorme de actividad, de metas, de iniciativas.
Claro que la percepción del riesgo depende de aspectos cognitivos que permiten evaluar correctamente o no la probabilidad de que algo suceda, pero también de variables de personalidad. Hay personas que no pueden dormir si asumen algún riesgo, y otras que no duermen si no asumen riesgos importantes. "Los riesgos a veces nos vienen dados, pero otras veces los podemos ir a buscar, y ahí es donde encontramos gente que no los busca nunca y otros con una necesidad casi compulsiva de someterse a situaciones de riesgo; la historia de una persona, su ideal del yo, su narcisismo y autoexigencia tienen mucho que ver en ello", dice Concepción Cirac.
En su opinión, la falta de reconocimiento interno, la necesidad de demostrarse a uno mismo y a los demás la valía, puede llevarnos a entrar excesivamente en situaciones de riesgo. Cirac otorga también un papel muy importante a la seguridad que se haya recibido en la infancia. "Los niños tienden al ejercicio continuo de sus habilidades, a superar sus propios límites, y es importante que los padres les den confi anza, seguridad, para que al contactar con el riesgo también entren en contacto con lo lúdico; eso conforma el ser humano, le hace ser más fl uido y tolerante con lo que luego supone arriesgar y asumir retos", señala esta psicóloga de la UNED.
Porque aunque el riesgo sea intrínseco al ser humano, psicólogos, sociólogos y fi lósofos tienen claro que la educación, la confi anza que transmiten los padres y los modelos de sociedad determinan una mayor o menor seguridad a la hora de arriesgar. "Entra en juego la motivación, la preparación, las expectativas… Nos exponemos al riesgo según nuestras capacidades y lo que creemos que podemos superar, según lo que conocemos de nosotros, salvo que haya un problema de distorsión de la realidad", afirma Cirac. Y añade que es este tipo de riesgo asumido, elegido, el que reporta autoestima, nos hace sentirnos competentes y nos permite crecer, pues a través de él se entra en contacto con la frustración y uno aprende a sobreponerse: "Hay que arriesgarse y saber que si se fracasa no pasa nada, que no se acaba un matrimonio por una discusión ni una obra de teatro porque un actor se quede en blanco".
Rafael Alvira considera que el riesgo tiene otra vertiente crucial para la vida que es la sorpresa, el aportar novedad. "Sin novedades, sin esperar nada, uno se aburre, y el aburrimiento es lo contrario de la vida", afi rma. Además, opina que el riesgo implica tener presente la muerte y, en consecuencia, permite ver la vida con más intensidad: "A la gente que tiene un carácter de vivir con intensidad le gusta más arriesgar que a otros que son más tranquilos, que arriesgan menos, pero que llevan también una vida más triste.
De ahí que considere como una enfermedad la obsesión por la seguridad de la sociedad occidental actual. "Necesitamos seguridad para vivir, pero si es excesiva mata la vida; sólo se puede vivir la vida si se toma en serio lo imposible, como Don Quijote, y la civilización actual sólo busca lo posible, la seguridad", enfatiza Alvira. En términos similares se expresa el neurocirujano pediátrico Ben Carson, del hospital Johns Hopkins de Baltimore, cuando en su libro Toma el riesgo: aprendiendo a identificar, elegir y vivir con riesgo aceptable afi rma que cualquiera que rehúsa examinar sus límites, que no está dispuesto a salir de su zona de confortabilidad, está destinado a vivir en un encierro.
"Si no tomas riesgos, no logras mucho en la vida, y riesgo implica con frecuencia elegir por un momento o por toda una vida", dice. Su consejo es que, a la hora de asumir riesgos, de tomar decisiones, se haga un análisis de lo mejor y lo peor que puede pasar si se hace algo o si no se hace nada. Porque en muchas ocasiones, como declaró hace unas semanas el comisario europeo Joaquín Almunia con relación a la crisis fi nanciera, "el mayor riesgo es no hacer nada".
O, como dice el reportero Simon Hunt en la película La búsqueda (The hunting party,2007) a su cámara cuando le pregunta por qué siempre que están juntos corre peligro: "Porque, querido amigo, correr peligro en realidad es vivir. El resto es televisión". Claro que generalizar implica ya incurrir en ungran riesgo, porque arriesgar signifi ca cosas diferentes para cada persona, como ponen de manifi esto los testimonios que acompañan este reportaje.
http://www.lavanguardia.es/premium/publica/publica?COMPID=53575296250&ID_PAGINA=22088&ID_FORMATO=9&turbourl=false
“Entenderás el Amor cuando dejes de verlo como un sentimiento”
a veces las obsesiones nos llevan a dudar sobre las personas que mas amamos,nuestras parejas,convirtiendo nuestra vida en un infierno que no nos deja ver mas allá de nuestra distorsionada realidad obsesiva .
dejandonos ciegos a lo evidente,no te parece sospechoso? que la persona que ayer te hacia sonreír y te acariciaba el corazón hoy te provoque tristeza y dudas¿si es muy extraño lo se pero sobre todo es falso nadie se desenamora en un segundo, ni de un día para otro.a veces perdemos un objeto importante para nosotros las gafas,las llaves.... y están a la vista pero estamos tan acostumbrados a verlos que están integrados en el entorno que no nos damos cuenta de que están a la vista. con las emociones pasa lo mismo buscamos sentirlas erróneamente y no nos damos cuenta de que están hay a flor de piel. y cuando estamos relajados fluyen sin buscarlas debemos quedarnos con esa sensacion y no ceder a la tentacion de las comprobaciones se que es difícil pero el premio es recuperar la serenidad y disfrutar de nuestras parejas vale la pena no creéis?
dejandonos ciegos a lo evidente,no te parece sospechoso? que la persona que ayer te hacia sonreír y te acariciaba el corazón hoy te provoque tristeza y dudas¿si es muy extraño lo se pero sobre todo es falso nadie se desenamora en un segundo, ni de un día para otro.a veces perdemos un objeto importante para nosotros las gafas,las llaves.... y están a la vista pero estamos tan acostumbrados a verlos que están integrados en el entorno que no nos damos cuenta de que están a la vista. con las emociones pasa lo mismo buscamos sentirlas erróneamente y no nos damos cuenta de que están hay a flor de piel. y cuando estamos relajados fluyen sin buscarlas debemos quedarnos con esa sensacion y no ceder a la tentacion de las comprobaciones se que es difícil pero el premio es recuperar la serenidad y disfrutar de nuestras parejas vale la pena no creéis?
?¿
¿Los trastornos mentales se inventan?
Sí. Según el Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales, en
los últimos 50 años, sobre todo a partir de los 80, dichos trastornos
han crecido un 200%.
¿A qué se debe?
Al marketing farmacéutico, a la promoción de medicamentos a costa de
definir supuestas enfermedades. Problemas de la vida que no eran
relevantes, o que las personas entendían y trataban sin calificarlos de
enfermedad, fueron capitalizados por la industria farmacéutica para
comercializar fármacos.
¿Por ejemplo?
La fobia social responde a una estrategia de convertir la timidez, una
manera de ser, en una categoría diagnóstica que ahora se asume como una
enfermedad con base biológica. Lo mismo ocurre con el trastorno de pánico.
¿Temor súbito ante una situación?
Sí; en realidad es una derivación de los aspectos somáticos de la
ansiedad. Es decir, que lo han desgranado de una categoría más amplia
para comercializar un fármaco.
... Si resulta útil.
Un ataque de pánico responde a circunstancias personales de la vida que
tienen que ver con tu pasado, con tu presente y con la perspectiva de
futuro en la que estás situado. Si lo descontextualizamos convirtiéndolo
en una categoría con supuesta base biológica, lo dejamos a merced de una
medicación que, en el mejor de los casos, es sintomática, es decir, que
no cura, sólo rebaja los síntomas.
¿Me está diciendo que todo es una cuestión de dinero?
Sí, pero eso es algo públicamente conocido, no descubro ninguna mano
negra; y eso es lo escandaloso, que no provoque escándalo.
Trastornos como la depresión han alcanzado proporciones epidémicas,
¿por qué?
Hasta los años 80 la depresión se consideraba un trastorno menor. El
boom de la depresión está relacionado con la promoción del famoso
Prozac, que, después de la aspirina, es uno de los medicamentos más
consumidos.
En el 2005, los más vendidos fueron los psicofármacos.
Este fenómeno está relacionado con la medicalización de la vida
cotidiana, es decir, convertir problemas consustanciales a la vida en
síntoma y enfermedad, para luego ofrecer soluciones mágicas que
convierten a la gente en consumidora. Está dentro de la misma tendencia
que el consumo. De hecho, estas campañas se denominan técnicamente
campañas de sensibilización a la población.
¿Como los charlatanes de feria?
Sí, pero ahora con toda la tecnología, sofisticación comercial y el
enmarque de la investigación científica.
Estábamos con la depresión.
La gente ha aprendido a plantear los problemas de la vida -
frustraciones, decepciones, dificultades en el trabajo, expectativas
incumplidas…- como depresión, entendiéndola como un desequilibrio
neuroquímico que se soluciona con fármacos.
Quizá nos cueste hacernos cargo de nosotros mismos.
Sí, es más cómodo atribuir nuestro malestar a cuestiones genéticas. Hay
un estudio importantísimo de la OMS que demuestra que los trastornos
psicóticos se superan en un 63% en los países en vías de desarrollo y,
sin embargo, en el Primer Mundo sólo en un 37%.
Sorprendente.
... Y paradójico. El problema es que aquí tratamos los trastornos
psicóticos, la esquizofrenia por ejemplo, como enfermedades de base
biológica únicamente remediables mediante la medicación, y no está nada
claro que la esquizofrenia tenga una causa biológica establecida. Pero
lo que sí está claro es que los trastornos psicóticos están relacionados
con las circunstancias de la vida.
Aquí, si tienes un brote psicótico, te llevan directo a urgencias y te
ingresan.
Así es, y trabajan los síntomas de acuerdo con el fármaco: si sigues
oyendo voces, te dan un fármaco más fuerte. Es importante saber que la
medicación antipsicótica es, en el mejor de los casos, sintomática, no
actúa en la supuesta causa orgánica.
¿Qué hacen en el Tercer Mundo?
Como no tienen nuestros medios, la gente con estos síntomas no es
segregada de la comunidad, no pasa a ser un enfermo que entra en una
carrera psiquiátrica de hospitales, urgencias..., y se recupera antes
que quien es atendido en el mejor centro de Londres.
¿Pero la esquizofrenia no es una enfermedad crónica?
Ya ve que en el Tercer Mundo hay una alta remisión. Habría que matizar,
pero la propia medicalización de un fenómeno puede convertir el fenómeno
en enfermedad.
Con esto de que todo es genético nos están dejando muy indefensos.
Es un fenómeno cultural de los últimos 20 años, porque no hay bases
científicas sólidas que lo prueben. Los trastornos mentales tienen que
ver más con la persona y sus circunstancias que con el cerebro. Además,
los síntomas tienen un sentido, ocurren por algo, son significados a los
que uno debe atender y no eliminar; eso es como matar al mensajero.
Menos fármacos y más filosofía de vida.
Exacto. Y ahora las medicaciones que se aplican a los adultos se tratan
de generalizar a los niños, y no hay estudios sobre los efectos
secundarios. Es muy preocupante.
Lógica del consumo
Mariano Pérez con Héctor González, investigadores universitarios
expertos en psicología clínica y psicofarmacología, han escrito un libro
necesario, La invención de los trastornos mentales (Alianza Editorial).
En él indagan con rigor las razones del aparente deterioro de nuestra
salud mental, sobre todo en los últimos 20 años, y muestran cómo los
intereses comerciales de las industrias farmacéuticas llegan a crear y
publicitar nuevas enfermedades mentales para ofrecernos fármacos que
actúan sobre los síntomas. "Considerar los trastornos mentales como
enfermedad es una falacia. Culpabilizar al cerebro y a los genes es una
tendencia muy actual relacionada con la lógica del consumo
http://www.esquizo.com/foros/topic/los-transtornos-mentales-se-inventan
Liberarse de los pensamientos obsesivos
“Ojalá no lo hubiera dicho”, “¿Qué hubiese pasado si…?”
“¿Y si les sucede algo?”…
Siempre tenemos motivos para preocuparnmos, pero la búsqueda incesante de seguridad puede convertirse en obsesión.
El círculo se romperá si actuamos; porque la vida no está hecha de certezas sino de experiencias.
Algunas veces estas preocupaciones ocupan tanto espacio en nuestra vida que impioden que nos concentremos en el trabajo o en cualquier otra actividad; nos quitan el sueño, las ganas de salir y acaban instalándose en nuestra vida cotidiana como algo que, de forma irremediable, nos acompaña todo el tiempo.
Una forma común de obsesionarse es repasar una y otra vez las conversaciones y las situaciones que hemos vivido, preguntándonos qué hubiera sucedido si hubiéramos actuado de otra manera, si hubiéramos pronunciado otras palabras.
Tambiéb solemos anticipar situaciones o conversaciones del futuro próximo que nos resultan problemáticas y que no podemos dejar de recrear en nuestra imaginación.
LAS TRAMPAS DE LA MENTE :
Todas estas situaciones nos llenan de desasosiego, esa sensación tan desagradable de no tener ningún control sobre lo que nos acontece. ¿Y qué hacemos ante esto? debemos buscar la manera de sentirnos seguros.
COMO RECUPERAR LA PAZ MENTAL:
ENFRENTARSE A LOS MIEDOS:
Cada vez que, por ejemplo, evitamos tomar una decisión por miedo a equivocarnos, estamos confirmando nuestra incapacidad para afrontar este tipo de situaciones, el miedo crece y cada vez resulta más difícil inclinarse por una opción. Evitar los miedos, ya que nos debilita, y superarlos en la próxima ocasión en que se presenten resultará mucho más difícil. Es mejor actuar.
MEDIA HORA DE LA PEOR FANTASÍA:
El miedo aparece de forma involuntaria, espontánea, sin que lo llamemos. Si aplicamos la lógica de forma inversa, es decir, intentando producir miedo voluntariamente, conseguiremos bloquearlo. Esta prescripción se utiliza sólo en algunos tipos de obsesiones y consigue resultados especialmente positivos.
DIARIO DE LAS PREOCUPACIONES:
Cada día a la misma hora, nunca después de cenar ni a primera hora de la mañana, podemos escribir durante 20 minutos o media hora todas nuestras preocupaciones, sobre uno mismo y el resto de circunstancias de la vida. Esto permite que las preocupaciones nunca nos desborden, ya que lo que hasta ese momento ha sido un elemento intruso, invalidante e involuntario se convierte en voluntario.
UN PEQUEÑO DESCONTROL:
Si sentimos la necesidad de que todo esté en un orden perfecto
y predifinido para sentirnos tranquilos, podemos introducir un pequeño desorden, una mínima variación. Esto nos permitira la flexibilidad necesaria para convivir con un entorno siempre cambiante. Los seres humanos requerimos pequeños descontroles para apreciar mejor el control de nuestro entorno.
VENCER SIN COMBATIR:
Podemos aprender a llevar nuestras obsesiones como una sombra.
No obstante, esta estratagema requiere de la máxima atención para no volver la cabeza hacia los pensamientos obsesivos que suponen una tortura. La dificultad radica precisamente en mantener una actitud observadora ante las ideas que nos asaltan, sin intervenir ni combatir, de forma similar a la miditación.
MIGUEL HERRADOR – Terapéuta.
fuente:http://www.senderoespiritual.com/liberarse-de-los-pensamientos-obsesivos/
“Ojalá no lo hubiera dicho”, “¿Qué hubiese pasado si…?”
“¿Y si les sucede algo?”…
Siempre tenemos motivos para preocuparnmos, pero la búsqueda incesante de seguridad puede convertirse en obsesión.
El círculo se romperá si actuamos; porque la vida no está hecha de certezas sino de experiencias.
Algunas veces estas preocupaciones ocupan tanto espacio en nuestra vida que impioden que nos concentremos en el trabajo o en cualquier otra actividad; nos quitan el sueño, las ganas de salir y acaban instalándose en nuestra vida cotidiana como algo que, de forma irremediable, nos acompaña todo el tiempo.
Una forma común de obsesionarse es repasar una y otra vez las conversaciones y las situaciones que hemos vivido, preguntándonos qué hubiera sucedido si hubiéramos actuado de otra manera, si hubiéramos pronunciado otras palabras.
Tambiéb solemos anticipar situaciones o conversaciones del futuro próximo que nos resultan problemáticas y que no podemos dejar de recrear en nuestra imaginación.
LAS TRAMPAS DE LA MENTE :
Todas estas situaciones nos llenan de desasosiego, esa sensación tan desagradable de no tener ningún control sobre lo que nos acontece. ¿Y qué hacemos ante esto? debemos buscar la manera de sentirnos seguros.
COMO RECUPERAR LA PAZ MENTAL:
ENFRENTARSE A LOS MIEDOS:
Cada vez que, por ejemplo, evitamos tomar una decisión por miedo a equivocarnos, estamos confirmando nuestra incapacidad para afrontar este tipo de situaciones, el miedo crece y cada vez resulta más difícil inclinarse por una opción. Evitar los miedos, ya que nos debilita, y superarlos en la próxima ocasión en que se presenten resultará mucho más difícil. Es mejor actuar.
MEDIA HORA DE LA PEOR FANTASÍA:
El miedo aparece de forma involuntaria, espontánea, sin que lo llamemos. Si aplicamos la lógica de forma inversa, es decir, intentando producir miedo voluntariamente, conseguiremos bloquearlo. Esta prescripción se utiliza sólo en algunos tipos de obsesiones y consigue resultados especialmente positivos.
DIARIO DE LAS PREOCUPACIONES:
Cada día a la misma hora, nunca después de cenar ni a primera hora de la mañana, podemos escribir durante 20 minutos o media hora todas nuestras preocupaciones, sobre uno mismo y el resto de circunstancias de la vida. Esto permite que las preocupaciones nunca nos desborden, ya que lo que hasta ese momento ha sido un elemento intruso, invalidante e involuntario se convierte en voluntario.
UN PEQUEÑO DESCONTROL:
Si sentimos la necesidad de que todo esté en un orden perfecto
y predifinido para sentirnos tranquilos, podemos introducir un pequeño desorden, una mínima variación. Esto nos permitira la flexibilidad necesaria para convivir con un entorno siempre cambiante. Los seres humanos requerimos pequeños descontroles para apreciar mejor el control de nuestro entorno.
VENCER SIN COMBATIR:
Podemos aprender a llevar nuestras obsesiones como una sombra.
No obstante, esta estratagema requiere de la máxima atención para no volver la cabeza hacia los pensamientos obsesivos que suponen una tortura. La dificultad radica precisamente en mantener una actitud observadora ante las ideas que nos asaltan, sin intervenir ni combatir, de forma similar a la miditación.
MIGUEL HERRADOR – Terapéuta.
fuente:http://www.senderoespiritual.com/liberarse-de-los-pensamientos-obsesivos/
Psiconeuroinmunología,
Psiconeuroinmunología, o la relación entre salud y enfermedad
La Psiconeuroinmunología es una rama de la Ciencia que estudia las complejas interrelaciones entre el sistema nervioso central (que controla procesos biológicos y psíquicos) y el sistema inmune
Leonor Santos Ruiz y María Santos Ruiz
La Psiconeuroinmunología o, más propiamente, la Psiconeuroendocrinoinmunología, es una rama de la Ciencia que estudia las complejas interrelaciones entre el sistema nervioso central (que controla procesos biológicos y psíquicos) y el sistema inmune. Esta doctrina se basa en la idea de que el establecimiento y el curso de una enfermedad dependen de dos factores: la agresividad del agente patógeno y el grado de vulnerabilidad del organismo atacado; dependiendo esto último del estado, tanto físico como psíquico, del organismo en cuestión.
Por supuesto, esta idea no es nueva. Hipócrates afirmaba que las enfermedades son consecuencia de un desequilibrio de los 'humores internos', que puede ser restablecido con buena alimentación y con reposo del cuerpo y del espíritu. Pasteur, que creía en el origen microbiano de las enfermedades, pasó media vida discutiendo con Claude Bernard (que defendía la importancia del equilibrio del medio interno) acerca de este asunto para, en su lecho de muerte, darle la razón: 'Bernard tiene razón. La semilla no es nada; el terreno lo es todo'. Sin tener que recurrir a científicos ni a profesionales de la Medicina, las ideas en que se basa la Psiconeuroinmunología pueden encontrarse incluso en el saber popular. Como muestra, valgan la madre que insta al niño a tomarse la leche para 'estar fuerte y no coger enfermedades', o el chiste en el que el médico le dice al paciente: 'Sus achaques no tienen importancia; procure tener dinero y verá cómo se le pasa todo'. En el primer ejemplo, se trata de fortaleza física frente a la enfermedad; en el segundo, de fortaleza psíquica o anímica.
La historia de la Psiconeuroinmunología no es tan corta como, en un principio, podríamos sospechar. Ya en los años veinte, los investigadores soviéticos Metalnikov y Chorine, habían empezado a trabajar en el condicionamiento de respuestas inmunológicas. Sin embargo, esta ciencia no comenzó a ser conocida hasta los trabajos de Ader y Cohen, en la década de los setenta, y la publicación de una monografía sobre el tema por parte de Ader, en 1981 [Ader, R., Psychoneuroimmunology, New York Academic Press (1981)].
En su primer experimento, publicado en 1975 [Ader, R. and Cohen, N. , Psychosom Med, 37(4):333-340 (1975)], Ader y Cohen, que estaban estudiando los efectos producidos por la variación del volumen de una solución de sacarina en la adquisición y extinción de una aversión gustatoria condicionada, inyectaban intraperitonealmente ciclofosfamida, -un estimulador aversivo incondicionado-, 30 minutos después de que las ratas ingirieran 1, 5, ó 10 ml. de solución de sacarina. La magnitud de la respuesta condicionada, y su resistencia a la extinción, fueron directamente proporcionales al volumen de solución edulcorada consumida, por la asociación 'sacarina-ciclofosfamida'. De forma imprevista, algunos de los animales condicionados murieron en el transcurso de las pruebas de extinción, en las cuales se suministraba a los animales sacarina sin inyectarles ciclofosfamida. La importancia de esta observación se puso de manifiesto al averiguarse que la ciclofosfamida posee propiedades inmunosupresoras, lo que sugirió que, durante las pruebas de extinción, los animales habían reaccionado con inmunosupresión condicionada al serles suministrada la sacarina; inmunosupresión que les habría hecho vulnerables a los microorganismos patógenos oportunistas existentes en el medio y que, en condiciones normales, son combatidos por el sistema inmune. De esta forma, Ader y Cohen obtuvieron, antes de su aparición en Occidente, un modelo de laboratorio de uno de los mecanismos de actuación de la llamada 'plaga del siglo XX': el SIDA.
Los experimentos de Ader y Cohen fueron replicados, obteniéndose siempre resultados similares: la simple asociación de la ingesta de sacarina y fármaco inmunosupresor confirió a la solución de sacarina la propiedad de provocar una respuesta inmunosupresora.
El fenómeno de inmunosupresión condicionada ha sido observado por otros autores en múltiples experimentos, demostrándose que los cambios de reactividad inmunológica producidos por condicionamiento pueden darse en ambos sentidos, es decir, tanto disminuyendo como intensificando la respuesta inmune.
Russell y colaboradores aportaron nuevos datos en favor de la capacidad de aprendizaje del sistema inmune al demostrar que la liberación de histamina (considerada como uno de los mecanismos autorreguladores de las respuestas de inflamación e inmunidad), puede producirse ante la presentación de un estímulo neutro que haya sido previamente asociado a una agresión inmunológica [Russell M. et al., Science, 225:733-734(1984)].
Smith y McDaniel [Smith, GR Jr and McDaniel, SM. Psychosom Med, 45:65-70 (1983)] estudiaron la posibilidad de que puedan atenuarse por condicionamiento (o aprendizaje), en humanos, las respuestas inflamatorias mediadas por los linfocitos T. Smith y McDaniel trabajaron con un grupo de 7 voluntarios, que se sometieron seis veces a la prueba de la tuberculina (una sustancia que produce una respuesta inflamatoria al ponerse en contacto con la piel) a intervalos mensuales. En las cinco primeras sesiones, una enfermera, que desconocía el protocolo experimental, efectuó siempre la misma operación: uno de los brazos de cada individuo (siempre el mismo) era tratado con una sustancia procedente de un vial de color verde (tuberculina) mientras que el otro se trataba con una sustancia procedente de un vial de color rojo (placebo). En la sexta sesión, el contenido de los viales fue invertido sin conocimiento de la enfermera, de forma que la tuberculina fue aplicada al brazo que anteriormente recibía el placebo y viceversa. El tratamiento con placebo (solución salina), no produjo inflamación, -cosa que también hubiera podido esperarse-, pero el brazo que recibió la tuberculina, y que antes recibía placebo, experimentó una respuesta inflamatoria mucho menor de lo normal (es decir, muy inferior al nivel de respuesta registrado en las sesiones precedentes).
Kiecolt-Glaser y sus colaboradores publicaron en 1985 [Kiecolt-Glaser et al., Health Psychol, 4:25-41 (1985)] los resultados de un experimento en el cual pudieron mejorar, mediante intervención psicológica, las funciones del sistema inmune de un grupo de ancianos. Asignaron, al azar, a 45 residentes de varias instituciones geriátricas a uno de estos tres tratamientos:
1.- Adiestramiento en relajación progresiva
2.- Contacto social
3.- Ninguna intervención
A los tres grupos se les extrajo sangre antes del tratamiento, al finalizar el mes de tratamiento, y un mes después de haber finalizado el mismo. Los resultados del experimento mostraron un significativo aumento de la actividad de los células K citotóxicas ('Killers') en los individuos del primer grupo al terminar el mes de tratamiento, en tanto que no se apreciaron cambios significativos en los componentes de los otros dos grupos. En el primer grupo, después de un mes sin practicar los ejercicios de relajación, la actividad de las células K volvió a su nivel basal.
Son muchos más los experimentos que, junto con un sinfín de observaciones (aparición de enfermedades inmunes asociadas a enfermedades mentales, mayor incidencia de enfermedades en personas que padecen estrés o depresiones, etc.), han llegado a demostrar que, tal y como propugna la Psiconeuroinmunología, todas las enfermedades son el resultado de la interacción entre múltiples factores, que dependen tanto del agente agresor (bacteria, virus, agente carcinógeno), como del organismo agredido (genéticos, endocrinos, nerviosos, inmunológicos, emocionales y comportamentales). Todos estos datos, y en particular el experimento de Kiecolt-Glaser y colaboradores, abren nuevos caminos en Medicina clínica, al ofrecer la posibilidad de poder usar el tratamiento psicológico como apoyo al tratamiento farmacológico, o incluso como tratamiento preventivo de la enfermedad.
Leonor Santos Ruiz es becaria predoctoral en el Departamento de Biología Celular y Genética de la Universidad de Málaga. María Santos Ruiz es profesora de Enseñanza Secundaria en el IES José Cadalso en San Roque (Cádiz)
Fuente: http://www.encuentros.uma.es
http://bolsaelzorro.foros.ws/t37967/psiconeuroinmunologia/
pareja
Jorge Sánchez terminó su matrimonio debido al Trastorno Obsesivo Compulsivo. En su testimonio en la página del Instituto de TOC en Massachussets, Sánchez dice: "Siempre fui una persona muy organizada, limpia, quería que las cosas se hicieran bien. Seguí haciendo lo mismo cuando crecí. Siempre me llevé bien con todos, era un niño normal en cada sentido de la palabra. Ahora soy mecánico de profesión, comencé arreglar carros a los 18. Me casé a la edad de 26 y comencé a asumir las responsabilidades de la adultez. Fue alrededor de esa época que empecé a notar una tendencia a la obsesión con el perfeccionismo, no podía cometer errores. De repente comencé a chequear las cosas y a sobreverificar mi trabajo. Este comportamiento aumentó y me comenzó a crear problemas matrimoniales, lo cual me causó estrés. Me estresé por completo con el nacimiento de mi segundo bebé, y comencé a preocuparme por mi trabajo toda la noche. Lo único en que pensaba era mi trabajo y si había hecho todo bien, al punto que descuidé a mi familia. Estaba ahí presente, pero mi mente no. Busqué ayuda para este problema que no podía definir, pensé que me estaba volviendo loco. Finalmente, mi matrimonio comenzó a quebrarse debido a esta obsesión. El estrés era demasiado fuerte, no podía encarar mi vida ni mis responsabilidades. Un médico me diagnosticó TOC y traté de ver a varios psicoterapeutas para tratar el problema matrimonial, pero ya era muy tarde, terminé divorciado".
Para Lisa Merlo, profesora asistente de psiquiatría de la Universidad De Florida, en Gainesville especializada en TOC, se trata una enfermedad que aunque parezca simple, interfiere con la productividad de la persona que pierde tiempo pensando en vez de hacer las cosas.
Según el Instituto Nacional de Salud Mental, el Trastorno Obsesivo Compulsivo afecta a más de 13 millones de personas en los Estados Unidos. De acuerdo con un estudio hecho por la Academia Americana de Psiquiatría Infantil, uno de cada 200 niños y adolescentes en los Estados Unidos nace con el Trastorno Obsesivo Compulsivo. El problema, según explica Merlo, es con qué se obsesiona el paciente y hasta qué nivel el acto que hace involuntario de acuerdo a su trastorno es justificado.
Sara Sánchez, del Centro de TOC de Florida, se obsesionó desde pequeña con imágenes eróticas. "Cuando era pequeña me venían pensamientos e imágenes eróticas involuntarias a la cabeza y yo trataba de no excitarme, pero nunca lo conseguía, entonces para ponerme a prueba otra vez (a ver si no me excitaban las imágenes) trataba de reimaginármelas en mi mente sin excitarme para dejar de sentir culpa, pero nunca lo conseguía. Me sentía culpable por haberme vuelto a excitar con la imagen, y lo volvía a intentar, y así volvía a caer en el "círculo vicioso" de ponerme a prueba una y otra vez reimaginando todo sin éxito y esto afectaba mi intimidad. Ya de adulta podía estar en medio de un acto sexual y estaba con estas imágenes en la cabeza."
Sánchez asegura que nadie en su casa lo sabía y que le daba vergüenza. Al crecer, le confesó a su madre que estaba preocupada porque le venían imágenes eróticas a la cabeza. Su madre le decía que era normal pero Sara asegura que, como quiera, se sentía sucia. "Esto duró mucho tiempo (un año y medio), luego no volví ni a masturbarme ni a tener sueños eróticos, pero si por ejemplo veía la más mínima presencia de sexo, en la televisión o una canción, yo me excitaba y le daba mil vueltas a la cabeza. Llegué a esconderme de todo lo relacionado al sexo y los sentimientos de culpabilidad podían llegar a hacer que no durmiera en toda la noche y me la pasara llorando."
Pero Sara no buscó ayuda y esto empeoró. Confiesa que un día, cuando tenía unos 20 años, estaba teniendo pensamientos eróticos y de repente surgió en su mente la imagen de su padre. "Me vino muchísima excitación y culpa a la vez. No sabía realmente si me había excitado por mi padre o por mis sueños, pensé que era por lo de mi padre y de los remordimientos no me pude dormir. A partir de ahí pensaba que él me excitaba a mí y le evitaba, me ponía a prueba re imaginando la imagen, pero parece que cada vez que intento no excitarme consigo efectos adversos. Con mi madre todo iba fantástico no pasaba nada...hasta que pensé: soy bisexual, así que si mi padre me excita, ¿porque no mi madre? A partir de ahí me ocurrió lo mismo con mi madre. Pensé que era incesto, pederasta, todo. Llegué al punto de pensar en el suicidio y la depresión. Todo era producto de mi mente y al buscar ayuda fui diagnosticada con Trastorno Obsesivo Compulsivo", dijo Sánchez quien actualmente recibe tratamiento.
Michael Arévalo recuerda cómo esto le afectó con su ex novia. "Me acuerdo que por pena no le decía nada a ella para no avergonzarme y la dejaba bañarse en mi ducha. Se me movía todo por dentro pensando en el agua y el vapor en las puertas de vidrio y entonces siempre tenía que bañarme después de ella. Ella pensaba que me tardaba en el baño pero en realidad quería ser último porque me bañaba y limpiaba. Y si estaba haciendo el amor o hacia algo con ella una de las primeras cosas que venía a mi cabeza era que no quería que se ensuciara la cama o nada porque si no lavaba las sábanas inmediatamente. A veces ni me acostaba en su pecho después del acto sexual, pensando en las cosas que estaban sucias", concluyó Arévalo a lo que recordó cómo esto causaba múltiples peleas con su ahora ex pareja.
Y es que Arévalo siente que ha estado cambiando: "En estos últimos meses he cambiado un poco. Antes no era capaz de ir a la calle dejando algo en el lavaplatos sin limpiar. Este fin de semana vi un tenedor que duró hasta el día de hoy, desde el viernes y se veía como una mancha y me dio una rabia. Todo un fin de semana, algo que no había pasado antes. A veces me da miedo porque me doy cuenta que ocupo demasiado tiempo en eso; barro, aspiro, trapeo. Tengo otras cosas en mi cabeza. Es como si tuviera un estrés tan grande que sobrepasa la necesidad de limpiar todo. Me pregunto qué me está pasando y me preocupo. Para mí no es normal que deje algo por un tiempo. Yo lo veo negativo, eso me está afectando tanto que ni limpio. Me siento vulnerable, como que no estoy siendo yo porque estoy cambiando eso, yo me la paso limpiando. Entonces si estoy cambiando y no he hecho nada ¿por qué necesitaría decir que es una enfermedad?", concluyó Arévalo.
Según la Oficina Gubernamental del Control de Enfermedades, las obsesiones y compulsiones son muy difíciles de controlar y en el caso de conseguirlo, es posible que resista solo durante un breve periodo de tiempo. Estas obsesiones, según esta agencia, son realmente perturbadoras y suelen consumir gran espacio de tiempo e interfieren sensiblemente con las tareas laborales, sociales y de relación personal.
http://obsesionescaoticas.espacioblog.com/post/2009/12/01/con-pareja
¿Es usted una persona sensible? Pues forma parte de una minoría oprimida
Debido a su capacidad para captar matices y sutilezas que a los demás pasan desapercibidos, los hipersensibles a menudo aportan a su trabajo y relaciones una buena dosis de visión y humanidad. Normalmente son conscientes, creativos y minuciosos, pero en una 'cultura agresiva', cuyos valores son dureza, extroversión y represión de las emociones más delicadas, pueden sentirse como ciudadanos de segunda clase. Deberían organizarse y hacerse respetar.
De acuerdo con la psicóloga doctora Elaine Aron, aproximadamente 15-20% de la población estadounidense podría clasificarse de hipersensible, es decir, que resulta afectada por diversos estímulos en mayor medida que el resto, y reacciona a ellos de forma también más pronunciada. ¿Sería la hipersensibilidad un don o una maldición para quién la sufre?
No son sólo personas más introvertidas, sino que ven el ambiente que las rodea más caótico y ruidoso que el resto de la gente, y les molestan las luces fluorescentes o les deprimen las paredes desconchadas cuando a los demás les trae sin cuidado. Y sobre todo les duele especialmente la forma de ser habitual de la gente, lo que entienden como falta de sensibilidad, superficialidad, y alienación reinantes.
A los hipersensibles les caracterizan muchas o todas de estas cualidades: intuición, alto nivel de empatía, rectitud, creatividad, amor a la soledad y la introspección, fuerte sintonía emocional consigo propio y con los demás, una tendencia a la timidez y la inhibición en la vida social, una gran capacidad de captar la belleza; también baja tolerancia a olores desagradables y luces estridentes, ruido, desorganización y desorden; elevada respuesta física y/o emocional a ciertos alimentos y estimulantes; elevada sensibilidad al cambio, y algunas veces tendencia al insomnio, ansiedad y depresión; habilidad para concentrarse profundamente; percepción de lo sutil; capacidades predictivas; y por último dificultad para pensar, hablar o actuar mientras se siente observados.
Debido a su capacidad para captar matices y sutilezas que a los demás pasan desapercibidos, los hipersensibles a menudo aportan a su trabajo y relaciones una buena dosis de visión y humanidad. Normalmente son conscientes, creativos y minuciosos, hasta el punto de a veces dolerse de que lo son 'demasiado'.
Pero también tienen su lado malo. de acuerdo con la doctora Aron, vivimos en lo que puede describirse como una 'cultura agresiva', cuyos valores son dureza, extroversión y represión de las emociones más delicadas. Es la tendencia general desde la sala de juntas a los medios de entretenimiento, y aquellos que no se ajustan a este ideal cultural pueden sentirse como ciudadanos de segunda clase. Pregunte a la gente hipersensible que les molesta más que nada y muchos le responderán que sentirse incomprendidos, deficientes, menospreciados, o incluso impotentes.
A veces se involucran tanto y captan con tanta intensidad el sentido -o el sinsentido- de lo que ocurre, que necesitan desconectar en mayor medida de los demás. Mientras que los que les rodean disfrutan en lugares multitudinarios, con la música alta y las películas violentas, las personas hipersensibles desean salir corriendo de todo ello, algo que los menos sensibles no comprenden.
Los hombres sensibles lo tienen especialmente crudo en nuestra sociedad. Resulta increíble cómo se confunde género y sensibilidad. Los hombres deben ser estoicos y no expresar emociones o llorar. Todo les presiona en ese sentido, así que su tendencia natural les causa continuas dificultades de integración.
UN REGALO -¿ENVENENADO?- DE LOS CIELOS
El primer paso para hacer frente al problema, es darse cuenta que ser hipersensibles no es un fallo sino un regalo de los cielos. La gente necesitamos ternura, cariño y sentimientos, incluso si no sabemos reconocerlos. Muchos de los que rodean a la persona sensible pueden beneficiarse de esta cualidad suya.
Es crucial encontrar el punto de equilibrio entre la vida social y el necesario aislamiento. Cuidado con la cafeína, el azúcar y el alcohol. El ejercicio físico regular ayuda a hacer frente al estrés y la ansiedad que a menudo afectan a los hipersensibles. Descansar y dormir bien resulta sumamente importante especialmente para los sistemas nerviosos muy revolucionados. Luces indirectas, flores, una estética bonita, música relajante, todo ello resulta de gran ayuda.
Ser hipersensible es un don y un desafío al mismo tiempo. Necesita cuidados. La gente hipersensible está comenzando a organizarse en grupos de autoayuda. La sociedad aún no lo valora, pero quizás lo comprenda un día.
Además, hipersensible quizás es un término equivocado. En inglés se usa 'highly sensitive person', es decir, persona altamente sensible, algo más ecuánime y no peyorativo. Los 'muy sensibles' aducen que ellos son simplemente sensibles, que es al resto de la población al que hay que caracterizar de 'poco sensible' o 'infrasensible'.
Ignoramos si en España e Iberoamérica en general existe alguna agrupación de personas sensibles en defensa de su forma de ser y entender la vida. Si no las hay, debería haberlas. En el mundo anglosajón son varias las iniciativas. Entre ellas, destaca la de la misma doctora Aron, que mantiene el sitio The Highly Sensitive Person.
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