¿Qué es la Negligencia Emocional?



Negligencia Emocional


aaloneliness
http://www.abusoemocional.com/negligencia-emocional/
¿Qué es la Negligencia Emocional?

Para comprender este término es necesario definir primero la palabra “negligencia”. Negligencia significa descuido o abandono, entre otras cosas. Negligencia, también es sinónimo de desinterés, desidia, apatía, dejadez, desgano e indolencia.

Con frecuencia, en una familia disfuncional, el abuso emocional por parte de uno de los padres suele generar la negligencia emocional del otro, especialmente con respecto a los hijos. Esto se debe a un error de criterio al establecer las prioridades emocionales de los miembros de la familia, por un lado, y la necesidad de preservar la unidad familiar, por el otro.

Cuando uno de los padres (la madre o el padre, indistintamente) maltrata psicológicamente al otro cónyuge (o a los hijos), y dicho cónyuge no protege la salud emocional de los niños (o la propia), entonces está cometiendo negligencia emocional.

Es común ver, que en el afán por preservar la unidad familiar, un cónyuge (hombre o mujer), que es víctima de abuso emocional por parte de su pareja, no logre separarse de ésta, aun cuando está en juego el bienestar emocional de los hijos.

El apego enfermizo de una víctima con un abusador se conoce también como Síndrome de Estocolmo. Cabe destacar que tanto víctimas como abusadores pueden ser tanto hombres como mujeres. Cuando hablamos de una víctima de abuso emocional, no nos referimos específicamente a una mujer. Las víctimas pueden ser mujeres, hombres, (adultos, niños, adolescentes, ancianos), y lo mismo ocurre cuando hablamos de un(a) abusador(a). El abusador no es, específicamente, un hombre; puede ser también una mujer. De hecho, cada vez hay más hombres que denuncian el maltrato emocional por parte de “abusadoras” mujeres (parejas, jefas, madres, etc.)

Es bastante común, también, que una madre o un padre decida soportar cualquier tipo de abuso con tal de no perder a su pareja. El impacto del maltrato emocional o la violencia física sobre los hijos, suele ser devastador. Los niños que viven en un ambiente familiar dónde el abuso emocional es moneda corriente, sufren un estrés permanente que se traduce en distintos trastornos y problemas de conducta. Algunos de estos problemas que surgen en los niños como consecuencia del abuso y la negligencia emocional son: depresión o apatía permanentes, falta de voluntad, introversión, problemas de relación con sus pares, trastornos alimenticios, problemas para dormir o necesidad dormir excesivamente, enuresis, problemas de conducta (berrinches, morder a los compañeros de escuela o a los hermanos), etc.

El padre (padre o madre) que permite que el abuso emocional continúe ocurriendo, sin ponerle un límite a la situación, está cometiendo negligencia contra sus propios hijos, ya que los obliga a ellos también a tolerar esos abusos. Hay muchos padres y madres que sacrifican el bienestar emocional de sus hijos (y el propio) en un intento por conservar a su pareja o de preservar la unidad familiar.

Lamentablemente, a veces hay que tomar la dura decisión de separase de un abusador porque la salud emocional de los niños es mucho más importante y tiene una prioridad más alta que el hecho de retener a una pareja o de preservar una unidad familiar, cuando esa unidad familiar es altamente nociva o negativa para la formación de los menores.

Además de descuidar las necesidades emocionales de los niños, el padre (padre o madre) que tolera el abuso emocional, establece un modelo de conducta muy negativo ya que les enseña a los niños a tolerar abusos, humillaciones, maltrato, etc. Un padre o una madre que no se respeta a sí mismo, enseña a sus hijos a no ser respetados.

Sacrificar la salud emocional de los hijos, a cambio de mantener una familia o una pareja, es pagar un precio muy alto por lo que se desea conservar. A veces, una buena terapia familiar y/o de pareja puede solucionar el problema. Pero, en casos extremos, es de suma importancia que las víctimas de abuso emocional, logren separarse del abusador.

Un caso grave, tomado de la vida real, es el de la familia López, dónde el padre estaba cumpliendo una condena de 9 meses en prisión por violencia doméstica. La madre lo había denunciado después que el padre la había golpeado delante de sus hijas. El matrimonio tenía cuatros hijas, de las cuáles la hija mayor, de 19 años de edad, había dejado el hogar familiar al cumplir la mayoría de edad porque no toleraba los episodios de violencia doméstica y vivía con cualquiera que le diera un lugar en su casa. La segunda hija del matrimonio, tenía graves problemas de salud mental como consecuencia de ser testigo de los incidentes constantes de abuso físico y emocional, y el Departamento del Menor y la Familia de esa ciudad, le había quitado a los padres la custodia de la menor y la había colocado en un centro de tratamiento residencial para jóvenes con problemas de conducta y de salud mental. La hija que seguía en edad, de sólo 15 años, estaba embarazada y se presumía que el padre era un vecino del lugar, desempleado, de 27 años de edad. La menor de las hijas, de 12 años de edad, había pedido quedarse en la casa de su tía, meses atrás, y se quedó a vivir con ella de modo permanente.

La madre solicitó servicios y ayuda al Departamento del Menor y la Familia, que hizo todas las remisiones necesarias para que la madre obtuviera todos los servicios que necesitaba para ella y sus hijas. En una de sus declaraciones, la madre explicó que había denunciado a su esposo por un incidente de violencia doméstica y que temía por su seguridad y la de las niñas, cuando éste saliera de prisión. Tan sólo dos semanas después, la madre había cambiado de opinión y declaró que ella y su esposo pensaban volver a vivir juntos cuando él saliera de prisión y que deseaban tener a todas sus hijas con ellos para mantener a la familia unida.

Si ella o su esposo hubieran completado con éxito algún tratamiento para personas con problemas de violencia doméstica, la reunificación de toda la familia sería el resultado ideal y deseado. Pero, lamentablemente, éste no era el caso. Tanto la madre como el padre negaban tener problemas de violencia doméstica o de cometer negligencia emocional contra sus hijas. Ante una situación como ésta, el regreso de las niñas al hogar familiar no era, claramente, en el mejor interés de ellas. Como si fuera poco, la madre culpó al Departamento del Menor y la Familia por no ayudarle a reunificar a su familia completa.

En otro caso, completamente diferente, una mujer casada comienza a tener un amorío extramatrimonial con otro hombre, también casado. Esta mujer, en su necesidad de pasar la mayor cantidad de tiempo posible con su amante, deja solos a sus hijos (ya adolescentes) en el hogar. El padre de los menores trabaja todo el día y no sabe que su mujer tiene un amante. Los hijos van a la escuela y cuando regresan al hogar no hay nadie que los supervise. Como consecuencia, los hijos van por la vida sin rumbo, atravesando la complicada etapa de la adolescencia sin una guía, sin un apoyo, ni contención emocional o supervisión adulta alguna. Como es de esperar, los jóvenes intuyen que su madre esconde algo por la manera en que actúa y sufren en silencio. Con el tiempo, ante el abandono físico y emocional de ambos padres, los jóvenes adolescentes se refugian en las drogas, el alcohol y las malas compañías.

Para empeorar las cosas, cuando el marido descubre que su esposa le engaña con otro hombre, no duda en armar un escándalo, mostrarse como víctima y contar todo, abiertamente, delante de sus hijos. El padre termina abandonado el hogar para comenzar una nueva vida y deja a los hijos a cargo de la esposa infiel. La madre continúa su relación con su amante y los hijos son abandonados y descuidados física y emocionalmente por partida doble.

Muchas veces, en su dolor o en su incompetencia, las personas se vuelven egoístas con sus hijos y priorizan sus propias necesidades antes de priorizar las necesidades emocionales de los hijos. La función de los padres (padre y madre) es la de proteger y velar por la salud emocional de los hijos. Los hijos no piden venir al mundo, los adultos los traen, y esto implica un compromiso profundo de por vida.

Se comete negligencia emocional cada vez que se descuidan las necesidades emocionales de los hijos. También se comete negligencia emocional cuando se obliga a los hijos a mentir o a cubrir hechos inadecuados o delictivos. La negligencia emocional también es una forma de abuso, ya que también deteriora profundamente la autoestima y el sentido de valor personal de un niño.

La mujer maltratadora



José Luis Cano Gil - Psicoterapeuta y Escritor



A todos los maridos desdichados,
ignorados y discriminados.



La mujer maltratadora

El tabú silenciado



Todos conocemos el grave problema del maltrato psicológico y físico de las mujeres por parte de muchos hombres. Sin embargo, hay también otra desgracia, extremadamente frecuente, que es la violencia psíquica (y también física) de la mujer contra el varón. Contra su pareja. Como ya existe abundante información sobre el primer tema, examinaremos aquí con algún detalle el segundo -un drama tabú-, a fin de obtener una visión más completa del maltrato doméstico. (1).

Es un hecho que, para desdicha de sí mismas y de quienes las rodean, numerosas mujeres se casan no tanto por amor a su pareja -y ni siquiera desde un amor al hombre en general o con suficiente aptitud para la convivencia o la maternidad-, cuanto por motivos neuróticos o conveniencia práctica (necesidad de huir de su familia, soledad, embarazo no deseado, interés económico, imitación o presión social, etc.) (2). Es fácil entender que, desde tales premisas, tras las primeras semanas de romance y en cuanto la mujer "toma posesión" de su nueva situación de casada, muchas de ellas comenzarán a descargar sus amarguras inconscientes sin resolver contra su chivo más cercano: su marido. (Los hijos son víctimas propiciatorias aún más fáciles, pero éste es otro tema [9]). Comenzará así la pesadilla oculta de los hombres maltratados.

La conducta de estas mujeres es siempre la misma: culpan de forma exclusiva, desproporcionada y permanente a sus maridos de los problemas inherentes a toda convivencia, presentándose ellas mismas como las "víctimas" ajenas e inocentes de los siempre "graves" defectos de su pareja. No hay diálogo, no hay autocrítica, no hay humildad, no hay disculpas; la percepción de la mujer siempre es inequívoca y furiosa: "¡es por tu culpa, eres un egoísta, eres un inútil, eres un idiota, eres un desagradecido!", etc.; y desfoga contra él toda su rabia y su desprecio. Si el marido se muestra cariñoso: "¡eres un pesado, eres un crío, siempre estás con el sexo, sólo piensas en ti!", etc. Si se defiende hostilmente: "¡a mí no me hables así, qué te has creído, te denunciaré!", etc. Si se repliega para protegerse: "¡sólo vas a lo tuyo, me tienes abandonada, nunca me has querido", etc. Y si el hombre, demasiado inmaduro y dependiente de la figura femenina -su fantasía maternal y sexual-, renuncia definitivamente a sí mismo y se somete patológicamente a su mujer, entonces ella aún lo desprecia más: "¡eres un blando, un inepto, un calzonazos, me das asco!" De modo que, haga él lo que haga, ella siempre encontrará la manera de deformar la realidad para justificar su compulsiva necesidad de agredirlo y humillarlo. (3)

En los casos leves, estas mujeres son simplemente mandonas, exigentes, manipuladoras y desdeñosas con sus parejas (10). Cuando, en cambio, su narcisismo ya es patológico (p.ej., sufren un verdadero trastorno de personalidad, etc.), su violencia emocional resultará terrible (5), y también puede ser física (bofetadas, arañazos, patadas, golpes con objetos, amenaza con objetos punzantes o armas, etc.). Pero no suelen hacer nada para separarse de sus "odiadas" víctimas; ni tampoco renuncian a los bienes -dinero, lujos, prestigio social, amistades- que aquéllas puedan proporcionarle. Por otro lado, algunas de estas mujeres, aun pudiendo trabajar, no quieren hacerlo; o, si trabajan, guardan su dinero para sí mismas negándose a compartir los gastos domésticos. Argumentan que el marido debe mantenerlas en "justa compensación por lo mucho que sufren por su culpa", o porque "ya hacen bastante cuidando de la casa". Al margen del machismo implícito en tales excusas, vemos claramente que su pretensión de "lavar" con dinero los asuntos conyugales y neuróticos -o, digámoslo sin ambages, su afán de castigar o vengarse del marido beneficiándose de su dinero-, no evidencia sino su deseo inconsciente de vivir a sus expensas, es decir, de depender y explotarlo emocional y económicamente (4). Cuanto más dinero gana el hombre, más feroz puede ser dicha dependencia explotadora.

Ante semejante situación, muchos hombres buscarán consciente o inconscientemente el amor y el sexo en otra parte, es decir, tenderán a ser infieles. Cuando son descubiertos -lo que suele ocurrir, a veces porque ellos mismos buscan inadvertidamente el castigo que creen merecer-, la brutalidad se cierne sobre ellos. La esposa engañada, fuera de sí, gritará: "¡ajá, ya lo sabía yo, eres un cerdo, todos los hombres sois iguales, ¿quién es esa p...?, ¡ella se va a enterar!", etc.; y escenificará todo tipo de escándalos familiares y públicos, manipulará y se entrometerá en las vidas de terceros, etc. La exageración de su respuesta dependerá también de su educación, su familia y su clase sociocultural.

Ahora bien, ¿son los celos o el dolor ante el posible abandono lo que motiva estos estallidos, como ellas creen? En absoluto. Lo que sufren estas mujeres es la humillación insoportable de su narcisismo burlado, y la no menor frustración de haber perdido el control absoluto sobre la vida y la conducta de su marido. Éste no sólo ha escapado del redil -aunque sea brevemente-, sino que la otra mujer podría quitar a la esposa el cetro de su dominio patológico. Y si esto llegara a suceder, ¿cómo podría sobrevivir emocional y económicamente la maltratadora? Hay un fondo de terror y envidia en la furia de la engañada. Llegada a este punto, puede reaccionar de dos maneras principales: o aumentará sus malos tratos contra el marido durante meses (por mucho que éste vuelva a su lado y se disculpe continuamente), o exigirá el divorcio inmediatamente. Ambas reacciones demuestran su nulo interés inconsciente por comprender y reparar el matrimonio. Los procesos legales de separación tenderán a ser extremadamente conflictivos, abusivos e incluso, a veces, con la alianza del prejuicio social -que hasta hoy ha favorecido a la mujer-, claramente injustos contra el varón.

Muchos hombres, naturalmente, no soportarán este infierno (6). Algunos buscarán alivio en el alcohol, las drogas, la prostitución, el trabajo o los amigos -dando así más pábulo a su mujer-, o desarrollarán trastornos psicológicos (depresión, problemas laborales y sociales, dificultades sexuales, etc.), sin atinar, desde luego, a divorciarse. Pese a sus tormentos, siguen siendo infantilmente dependientes de su verduga, a la que sienten inconscientemente como una madre justiciera que, en realidad, "suele tener razón y les da su merecido" (7). Son hombres inmaduros, depresivos, inhibidos, sin autoestima -aunque pueden tener gran éxito en lo profesional y social-, y sufren en secreto hasta que se sienten definitivamente confundidos, culpabilizados, anulados por la esposa. Ya no saben qué sienten, qué piensan, qué desean hacer ellos mismos -y no la voz dictadora- con su matrimonio y con su vida.

No les cabe esperar ninguna comprensión por parte de la sociedad, que contempla su problema con indiferencia, incredulidad o humor. Después de todo, ¿no es perfectamente normal -y muy "latina"- la relación entre la mujer "de carácter" y el pobre diablo sumiso? ¿No se explicaron siempre chistes e historias, e incluso se realizaron grandes obras de arte al respecto? Además, ¿no es cierto que es feo quejarse, y que "los hombres no lloran", y que "las mujeres son más sensibles y amorosas que los varones"? "Mientras la sangre no llegue al río".... Así, paradójicamente, tanto por prejuicios machistas como feministas el tormento emocional masculino, simplemente, "no existe".

El tabú de la mujer maltratadora no sólo es perjudicial para los hombres sino también, obviamente, para las propias mujeres, que jamás llegan a concienciar y resolver su neurosis. No son tiránicas porque sean "malvadas", sino porque nunca dejaron de ser niñas solitarias y desesperadas. Por muchas razones, casi siempre su infancia fue vacía, desdichada, llena de desamor e incluso malos tratos. Aunque cambiaran mil veces de marido, mil veces volverían a utilizarlo para exorcizar sus demonios, que sólo largas y costosas terapias podrían erradicar. Pero no las harán pues, en definitiva, ellas no tienen ningún motivo para cambiar; es el hombre quien paga -en este caso- el precio más caro. De modo que, en general, tendrá que ser sólo él quien, con ayuda de psicólogos y/o abogados, luche por su felicidad.

Ojalá, en fin, este artículo contribuya un poco a bosquejar la magnitud de un problema que, por negado, es doblemente dramático (8).


1. Ver también "La violencia doméstica", donde esbozamos una exposición general del tema. (Zona de Autor) subir

2. Esto también es aplicable a muchos hombres, pero las consecuencias suelen ser diferentes por las causas psicodinámicas expuestas en "Hombres y mujeres: Manual de Instrucciones" (Zona de Autor) subir

3. Lo que caracteriza al maltratador/a no es que el otro/a no pueda ser también problemático/a (recordemos que, a veces, el maltrato es mutuo), sino que se siente por encima de toda autocrítica, de modo que cualquier posibilidad de comprensión, diálogo y negociación por su parte está descartada de antemano. En realidad, su necesidad primordial inconsciente es culpar a la víctima de su propia infelicidad intrínseca. Ver "El narcisismo" (Zona de Autor) subir

4. El/la narcisista, por definición, no puede vivir sin aferrarse y dominar/explotar al otro/a. subir

5. Burlas, críticas, insultos, denigración en público, difamación, indiferencia, coacciones, amenazas, prohibiciones, castigos, chantaje emocional y sexual, acoso físico y telefónico, mentiras, venganzas, destrozo de objetos personales de la víctima, acusaciones falsas, celos paranoicos, envidias patológicas, lavado de cerebro, manipulación de parientes y amigos, manipulación de los hijos, etc. Una escena típica: subir

6. Por no hablar de las terribles consecuencias sobre los hijos. subir

7. A veces, en efecto, estos hombres sufrieron madres muy similares. subir

8. El actual "pensamiento único" sobre la violencia de género suele ignorar bastante el sufrimiento masculino. El lector/a interesado/a puede investigar por sí mismo el problema. (Ver, p.ej., links recomendados abajo). subir

9. Es un tabú extremadamente silenciado el de la brutalidad emocional e incluso física de algunas mujeres contra sus hijos. subir

10. Un ejemplo real en la calle: una pareja joven -de unos 25 años- sale de unos grandes almacenes. Hace mucho frío. Él va cargado con cuatro grandes bolsas y ella, vestida con aire "sexy", camina a su lado con las manos cómodamente embutidas en su pequeña cazadora blanca. De pronto, una pareja de "Testigas de Jehová" les intercepta, cambian unas palabras y le entregan a la chica una pequeña revista, que coge con una mano. Las "Testigas de Jehová" se van. En seguida, la revista cae de la mano de la mujer y ésta, metiéndose de nuevo las manos en los bolsillos, se detiene y ordena al chico: "Cógela". Éste, refunfuñando, deja trabajosamente las bolsas en el suelo, recoge la revista y... se la entrega.
http://www.psicodinamicajlc.com/articulos/jlc/muj_malt.html

La maldad tiene mucho de enfermedad

un poco de humor para humanizarnos




La maldad tiene mucho de enfermedad


* Siempre es reactiva y cuando una persona la ha recibido, la devuelve.
* Algunos saben que están haciendo mal y sienten placer por ello.
* Cuanta más inteligencia, se puede actuar de manera más perversa.



La maldad que lleva a determinadas personas a actuar contra otra y realizar actos violentos tiene una parte de enfermedad, aunque no se puede explicar sin tener en cuenta otros aspectos, según sostiene el psicólogo forense y profesor de psicopatología de la Universitat de Barcelona (UB), Adolfo Jarne.

"Es un fenómeno tan complejo que no tiene una explicación única", sostiene, al tiempo que señala que sí que existe una base patológica. Sin embargo, hay una parte "incomprensible" en esta maldad que es de difícil explicación, apunta. Existen situaciones de maldad gratuita que no explican racionalmentee

Para Francesc Torralba, doctor en Filosofía en la UB, la maldad siempre es reactiva y cuando una persona la ha recibido, la devuelve. Sin embargo, señala que existen expresiones en las que no se observa una relación causa-efecto y que se trata de maldad "gratuita", situación que no se puede explicar racionalmente.

Por su parte, el psicólogo clínico del Hospital de Día de Adolescentes de Badalona (Barcelona) de la Fundación, Marc Dangerfield, explica que hay un tipo de personas que saben que están haciendo el mal y que sienten placer por ello, a los que se les puede definir como "perversos".

Esta perversión es la forma de vida que han adoptado y la única manera de relacionarse con el resto de la sociedad, y la "satisfacción" que sienten cuando actúan les hace continuar adelante. Una de las características de este colectivo es que intentan presentar lo malo como bueno a través de engaños y son plenamente conscientes de que están haciendo daño.

También existe otra tipología que es la de aquellos que actúan con maldad como "vía de descarga". Se trata de personas muy dañadas personalmente, que han vivido situaciones catastróficas, que no pueden pensar y evacuan su malestar a través de la violencia, aunque no son conscientes de que hacen daño. "Se puede entender el acto violento como una vía de comunicación", declara.Se puede entender el acto violento como una vía de comunicación

La inteligencia y la capacidad cognitiva de cada persona influye también en el punto de maldad que puede hacer una persona. Así, cuanta más inteligencia, se puede actuar de manera más perversa y con mejor capacidad para engañar y esconder lo que se hace. "Tener buenas capacidades cognitivas es ser un mejor perverso", afirma.

Torralba puntualiza que la violencia individual también se explica en ocasiones como consecuencia de las estructuras sociales, políticas y económicas que le oprimen. "La violencia individual es consecuencia indirecta de la violencia estructural", afirma, al tiempo que dice que de no existir dichas estructuras quizá no hubiese realizado el acto violento.

En este sentido, defendió que la crisis económica puede generar estas situaciones de "colapso" y malestar vital como consecuencia de la precariedad. También puede explicar la situación de algunos jóvenes que sienten que no tienen expectativas de futuro.La crisis económica puede generar estas situaciones de "colapso" y malestar vital

Según Dangerfiel, también existe una parte de agresividad necesaria en todos los humanos para poder defenderse, "que no quiere decir maldad", puntualiza. Esta agresividad no tiene que tener el componente destructivo.

En este sentido, defiende que la bondad extrema "también tiene algo de trastorno", ya que no es adecuado no responder ante ninguna situación y añadió que es destructivo no defenderse ante nada
http://www.20minutos.es/noticia/624050/0/maldad/enfermedad/

mi regalo de cumple

hoy me han hecho el regalo mas bonito que me podia hacer en mi cumpleaños

han hablado mi marido y mi cuñado despues de casi cuatro años ya era tiempo el dinero que perdimos no vale el dolor que hemos sufrido durante todos estos años ahora solo hace falta tiempo para curar las heridas y memoria para que no se repita.

La esencia del mal ..... en estado puro


La esencia del mal ..... en estado puro

que oscuros pensmientos pueden llevar a una persona a hacer daño a sus propios hijos
hasta el punto de manipularlos para que no halla comunicacion entre ellos y asi poder hacer y desacer a su voluntad haciendolos quedar como malos entre ellos. cuando la autentica MALA persona es ella con mayusculas, creo que por mucho que viva nunca entendere a esta mujer, donde esta el limite en que mate a nuestro gato?
o que quizas nos envenene a nosotros con una de las muchas medicaciones que se toma
se que es capaz de ello por que lo ha demostrado en alguna ocasion como en uno de los cumpleaños que celebre con ellos y tiro una camada de gatitos a un contenedor y me envio a sacar la basura y oi maullar a los cachorritos que estaban enterrados en basura y me dijo los has oido? los he tirado yo, si quieres metete y los sacas.sobra decir que me amargo el cumpleaños. de una persona asi que se puede esperar es infeliz y hace infeliz a todo el mundo.

amatista.

http://www.cluboptimistavital.com/reflexiones/personal/1030-la-esencia-del-mal-en-estado-puro
[La maldad se vence con el amor por la vida]

La maldad se vence con el amor por la vida
Muchas veces me he preguntado cuál podría ser la causa de la maldad más enquistada, diabólica y demoledora, en su estado puro y según los casos que he venido estudiando en los últimos años creo que estoy en disposición de afirmar que es la envidia unida a la más recalcitrante miseria humana personal. Seguramente le habrá sucedido al lector algo muy normal que es encontrar personas malvadas mentirosas, violentas, que todo lo critican y que traicionan hasta al más amigo. Solemos decir en lenguaje coloquial: “¡Vaya bicho!” No para de hacer el mal y de criticar a todos y de todo. Pues bien, no es a estos malvados cotidianos que podemos encontrarnos al volver cualquier esquina a quien me estoy refiriendo. Todos sabemos que hay gente mala que destroza familias, y que deja su veneno por doquier. Como dice Burns “los bribones y los necios son plantas de cualquier terreno”.

Yo me estoy refiriendo a otro tipo de personas que viven para causar el mayor daño posible a sus semejantes. Necesitan el sufrimiento ajeno como la tierra seca necesita el agua. Se trata de seres verdaderamente diabólicos, que parecen angelitos y en realidad son la maldad en estado puro. No es posible descubrirlos casi nunca a primera vista, porque suelen causar una buena impresión y se constituyen en “defensores de la verdad” y propagan a los cuatro vientos su honestidad, a sabiendas de que es fácil engañar a casi todo el mundo si se colocan una buena máscara de bondad y de honradez.
• La primera muestra de su maldad esencial es la crueldad con que tratan de destruir el buen nombre de aquellas personas a las que envidian y contra las que profesan un odio infernal.

• La maledicencia más demoledora y destructiva se refleja en sus palabras siempre cargadas de veneno. Pero es una maledicencia traidora porque a quienes despelleja y cuyo buen nombre pretende aniquilar, son personas completamente engañadas y casi siempre inocentes que se sienten amigos del malvado carita de ángel.

• La traición está siempre presente y difícilmente pueden descubrir que aquella persona que tiene por confidente y amiga, es precisamente la que apuñala por la espalda con saña increíble.

• La Calumnia, la tergiversación y el sacar de contexto cualquier palabra o frase que pueda utilizar en su afán demoledor; para aniquilar todo cuanto de loable, bueno y positivo pueda tener la víctima inocente.

• El ensañamiento implacable en aquellos defectos, errores, carencias o miserias humanas que pudiera tener la víctima como ser humano que es; es otra característica que define a las personas poseídas por esa “esencia del mal” a las que nos venimos refiriendo.

• Pronto o tarde, su vomitiva maldad les delata. Esta es también otra característica de las personas poseídas por esa esencia del mal. Llega un momento en el que a diestro y siniestro y por doquier estos especimenes diabólicos no logran disimular por más tiempo su miserable condición y aparecen con toda claridad revolcándose en su propio cieno. Como afirma el Abate Galiano “Los malvados, tarde o temprano se desprenderán de la máscara que los encubre”.

• Disfrute y refocilación en el mal causado, se percibe claramente que estos seres despreciables y miserables se regodean al ver que sufren sus víctimas, que enferman, que son despreciados, que pierden su honor y su buen nombre. Todo porque necesitan causar daño y sufrimiento para vivir y como el vampiro se alimenta de la sangre, este tipo de malvados, necesitan la “sangre de las almas” de sus víctimas. Su felicidad se nutre de las desgracias de los demás, del mal causado. La pregunta que nos hacíamos al principio era que donde estaba la verdadera causa, ¿Por qué son así estos pobres seres tan depauperados y miserables?. La causa, según mis propias averiguaciones en todos los casos estudiados es una tremenda envidia o el despecho más exacerbado que podamos imaginas. No tener tu suerte, tu personalidad, tu fama y prestigio, tu nivel económico o tu amor, puede llevar a una persona básicamente miserable como ser humano a desarrollar esa especie de odio recalcitrante e impecable que la convierte en malvada en estado puro.

• Parece que la envidia y el despecho logran aniquilar en algunas personas cuanto de bueno y noble puede quedarles. Por extraño que parezca, las víctimas suelen ser casi siempre personas amables y hasta generosas y bondadosas que se creen seguras y protegidas, precisamente por estos “amigos” que consideran personas de confianza y que curiosamente son sus más encarnizados enemigos que le apuñalan por la espalda y viven para destrozarles la vida. No pocas veces entre estos malvados en estado puro se encuentran personas a las que hemos hecho grandes favores y hemos sido especialmente considerados y atentos con ellos. Si el amable lector se ha quedado alguna vez completamente perplejo porque ese amigo confidente o esa persona por la que hizo todo lo posible para ayudarle, le ha traicionado con todo descaro y sin piedad y se ha convertido en su peor enemigo, comprenderá perfectamente de lo que estoy hablando y cualquiera puede convertirse en malvado en estado puro, si básicamente es lo suficientemente miserable. No descartemos a los más amigos y hasta a los de nuestra propia sangre, a nadie.
¿Qué hacer ante seres así? Simplemente hacer que desaparezcan completamente de nuestras vidas, sea como sea, porque este tipo de maldad se enquista y no tiene cura.
Ser conscientes de que estas personas sólo pueden hacernos daño si nosotros se lo permitimos dándoles carta blanca en nuestras vidas. No hay que demostrar las debilidades ante ellos y marcar los límites para que no enturbien nuestro bien más preciado: “la vida”.

¿Sabe usted manejar sus preocupaciones?



Autor:carlos Mora Vanegas


¿Sabe usted manejar sus preocupaciones? ¿Cómo éstas le afectan? ¿Cuál es la razón de ser de sus preocupaciones? ¿Es usted obsesionado?¿Se deja llevar por la obsesión?¿ Está consciente del alcance , las repercusiones de la obsesión?, son algunas interrogantes que lo invitan a reflexionar sobre estos temas que inciden en su conducta, comportamiento. En este escrito nos adentramos en lo importante que es saber enfrentar las preocupaciones y obsesiones a fin de evitarnos conflictos que nos afecten psíquica y físicamente.

ASPECTOS BASICOS A SER TOMADOS EN CUENTA

Al permanecer activos en este plano físico y garantizar que nuestro tránsito debe ser lo mejor de lo mejor garantizando nuestra salud, felicidad, es necesario estar atento sobre cómo las preocupaciones y obsesiones inciden en nuestra conducta, comportamiento. Justamente al respecto de estos tópicos, Ana Muñoz nos comenta, que preocuparse de manera exagerada no sólo no conduce a nada bueno, sino que además produce un gran malestar, interfiere en el trabajo y no te deja dormir. Sin embargo, se pueden utilizar algunas técnicas sencillas para combatirla
Se nos dice además, que la persona preocupada tiene un predominio del lado intelectual sobre el emocional; vive más en su cabeza que en sus sentimientos. Analiza, piensa constantemente y en su cabeza hay una continua cháchara mental. "A veces me dan ganas de golpearme la cabeza contra la pared para que pare", dicen algunos. Es como si todo lo que llegara a la mente de estas personas fuera importante y digno de ser tenido en cuenta. Cada idea, cada recuerdo, cada imagen que surge en su cabeza. Nada se puede desechar y no son capaces de separar lo que verdaderamente importa de lo secundario. No es raro que padezcan de dolor de cabeza, generalmente localizado sobre los ojos. A nivel mental estas personas son poderosas y tienen una energía mental desbordante, pero, por desgracia, no saben cómo utilizarla o la usan de manera incorrecta y agotadora.

Ana Muñoz nos agrega, que se trata de personas concienzudas, dedicadas al trabajo, al cual dedican mucha energía, y tienen un gran sentido de la ética y la moral. Se esfuerzan siempre en hacer lo correcto de la manera correcta, lo que la mayoría de las veces quiere decir "a su manera", ya que suelen tener bastante claro cómo hay que hacer las cosas. Son perfeccionistas y detallistas. Les gusta el orden y la limpieza, la planificación y la rutina, catalogar, hacer listas. Nunca cometen imprudencias ni excesos y no les gusta tirar las cosas, ya que en un momento dado pueden llegar a necesitarlas. Les gusta trabajar y esforzarse y no les atraen las cosas fáciles de hacer. Debido a que se rigen por el intelecto y no por sus emociones o deseos, les cuesta perdonarse los pequeños errores que toda persona puede cometer y es entonces cuando aparece la culpa y la preocupación.Muñoz nos sugiere, que cuando todos estos rasgos se exageran, nos encontramos con el llamado trastorno obsesivo de la personalidad. Se trata de
personas tan preocupadas por los pequeños detalles que es posible que hasta llegue a perderse el sentido inicial de la tarea que se traen entre manos o que no sean capaces de terminarla nunca, porque leen una y otra vez lo que han escrito para asegurarse de que no han cometido ningún error, se ahogan en posibilidades interminables e incluso pueden dedicar más tiempo a hacer listas u horarios que a realizar la tarea en sí. Están tan dedicados al trabajo que no tienen tiempo para las amistades o el placer. Son rígidos e inflexibles en cuanto a la ética y la moral, pudiendo llegar hasta el fanatismo. Son incapaces de desprenderse de objetos sin valor y jamás delegan tareas a nadie. Nunca reconocen que están equivocados. En muchas ocasiones, pueden resultar insoportables para los demás, a quienes no perdonan ni el más mínimo fallo. Viven continuamente atormentados por las preocupaciones, el miedo al trabajo y por estar dándole vueltas siempre a lo mismo. No pueden tomar decisiones ni terminar el trabajo porque nu
nca está perfecto del todo. Por tanto se puede afirmar entonces, que las obsesiones pueden consistir en ideas, imágenes o impulsos a hacer algo que no queremos y nos resulta aterrador (como matar a alguien). Aparecen como intrusos en la mente y producen una gran angustia, miedo o vergüenza. Intentas sacarla de tu mente pero es imposible. Entonces te ves impulsado hacer algo para combatirla y sentirte mejor (la compulsión).Desde luego, Ana Muñoz nos aclara como liberarse de las obsesiones. En primer lugar, cada vez que aparezca ponerle una etiqueta: preocupación absurda u obsesión irracional.

El siguiente paso será aceptar esos pensamientos, después controlarlos voluntariamente y, por último, librarse de ellos.
Se sugiere además: Aceptar tu obsesión. Es decir, cuando estas ideas, imágenes o impulsos aparecen en tu mente y le resultan sumamente desagradables y quiere librarse de ellas, resistirse, luchar y sacarlas de su cabeza para siempre. Pero no puede; es algo que escapa a tu control y si no puedes controlarlo tampoco puedes eliminarlo. Pero, ¿cómo controlar lo que parece incontrolable? Lo primero que tiene que hacer, aunque resulte paradójico, es aceptarlo y no tratar de combatirlo. Deje que esos pensamientos prosigan libremente. No los juzgue ni los analice. De este modo los estás transformando en voluntarios, (ya que has decidido libremente que está bien tener ese pensamiento y está bien que sea obsesivo), aumentando así su dominio sobre ellos. Se recomienda también, controlar la obsesión. Es decir, que una vez que estos pensamientos son voluntarios puedes empezar a controlarlos. Para ello se puede hacer dos cosas:

1. Dejarlos para más tarde. Si está trabajando y empieza a preocuparse con algo, postergue su preocupación para dentro de un rato, eligiendo una hora determinada para obsesionarse. Pueden ser 5 minutos después, o una hora o incluso por la noche, dependiendo de la severidad de su problema y lo insistentes y frecuentes que sean sus pensamientos obsesivos. Si ha decidido dejarlo para cinco minutos después, por ejemplo, trate de posponerlo de nuevo cuando hayan pasado esos cinco minutos y así sucesivamente.

2. Cambiar la forma de preocuparse. Otra manera de adquirir mayor control sobre su pensamiento es cambiando la forma que tiene de responder a la obsesión. Para ello puede hacer varias cosas: Anote tus pensamientos exactos en una libreta cada vez que aparezcan, incluso si aparecen unos minutos después de haberlos anotado y tienes que volver a escribir lo mismo una y otra vez. Esto le ayudará a darse cuenta de lo absurdos que son y el esfuerzo de escribirlos continuamente disminuirá su aparición por puro aburrimiento.

3.-Cambie la situación. Si su obsesión o preocupación consiste en una imagen mental, trate de modificar esa imagen. Por ejemplo, si consiste en ver su casa ardiendo, póngale un marco a esa imagen y luego imagine que dicho marco se encoge poco a poco hasta ser demasiado pequeño como para distinguir lo que hay en su interior. Si su pensamiento obsesivo consiste en imaginar que golpea a alguien con un martillo, transfórmelo en un enorme martillo de goma espuma incapaz de hacer daño a nadie.4.- Cante su obsesión: elija una música alegre y cante: "me van a despedir", "no llegaré a fin de mes", o cualquier frase que resuma su preocupación. Esto hará que disminuya su ansiedad, ya que el hecho de cantar es incompatible con ella y le ayudará a distanciarte de esas emociones desagradables. Cuando se sienta mejor deje de cantar y centre su atención en otra cosa.

En conclusión, trate de evitar que las preocupaciones lo manejen, deterioren su comportamiento, originándole muchas veces problemas físicos, estrés, tensiones que le pueden originar serios problemas en su salud, así como en su comportamiento. Preocúpese de manejar eficientemente sus emociones, sorprenderse como está actuando al perder su equilibrio emocional y entonces usted no podrá ser víctima de las preocupaciones. No lo descuide y verá como el legado de vida que le han dado será beneficiosa en su crecimiento.



http://www.sappiens.com/sappiens/comunidades/autoarti.nsf/Alrededor%20de%20las%20preocupaciones%20y%20obsesiones/500CC61FAD5E798EC1256FBD0077306B?opendocument

Ansiedad, educación y aprendizaje


Ansiedad, educación y aprendizaje

- ¿Por qué una persona tiene un trastorno de ansiedad? ¿Cuáles son sus causas? ¿Qué factores están implicados en la adquisición y el mantenimiento de los trastornos de ansiedad?

La etiología de los trastornos de ansiedad es compleja y a menudo poco conocida. Como ocurre en otros trastornos, no existe una única causa o factor implicado en su génesis y mantenimiento. En los trastornos de ansiedad interactúan factores biológicos o constitucionales y factores ambientales. Entre los primeros se encuentran los factores genéticos, biológicos (alteraciones en la anatomía cerebral, en los neurotransmisores, etc.) o constitucionales, como el temperamento. El temperamento sería ‘el conjunto de pautas reactivas emocionales y autorreguladoras de origen en buena parte innato que se mantienen constantes a lo largo del desarrollo’ (Echeburúa, 1993). Dicho de otra forma, el temperamento sería la parte innata de la personalidad. Estos factores predisponen al individuo a padecer trastornos de ansiedad. Estos factores biológicos y constitucionales interactúan con otros ambientales dando lugar a un trastorno de ansiedad. Entre estos factores ambientales destacan los acontecimientos vitales o situaciones traumáticas, el estilo educativo de los padres, y, en general, los procesos de socialización del niño-adolescente-adulto en los diferentes ámbitos de su vida: familia, escuela, amigos, trabajo, etc.

El papel y el peso de cada uno de estos factores dependerá de cada persona y de cada trastorno de ansiedad. Así, por ejemplo, un joven puede desarrollar un miedo intenso a los perros (o fobia a los animales) tras la mordedura de uno de éstos (situación traumática). Su aversión a los perros puede ser mayor si ha visto en otras personas, por ejemplo en su familia, comportamientos de rechazo o miedo relacionados con los perros, o si este joven es bastante ansioso desde pequeño y lo manifiesta en diferentes ámbitos de su vida (tiene cierta predisposición a la ansiedad). En otros trastornos, por ejemplo en el Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC), puede jugar un papel importante la herencia o carga genética del trastorno. Es frecuente que una persona que padezca TOC tenga antecedentes familiares de este trastorno o de otros trastornos emocionales. Sin embargo, en este caso la genética no se lleva todo el protagonismo. La gravedad de este problema también depende del grado en que la familia o las personas cercanas al que lo padece participan en sus rituales y le ayudan de algún modo a mantenerlos. En la fobia a los animales los factores ambientales pueden jugar un papel principal; en el TOC es probable que el inicio del problema se asocie a factores genéticos y biológicos y que su mantenimiento se explique por factores ambientales.

En este trabajo nos centraremos en los factores ambientales que pueden estar implicados en el inicio y el mantenimiento de los trastornos de ansiedad. Las situaciones traumáticas o acontecimientos vitales (accidentes, lesiones, incendios, inundaciones, separaciones, muertes, etc.) pueden precipitar la aparición de un trastorno de ansiedad. Por ejemplo, muchas fobias específicas se suelen iniciar tras la vivencia de un suceso traumático relacionado con el objeto fóbico: miedo a los ascensores tras quedarse encerrado en uno de ellos, miedo a ir en coche o a conducir tras sufrir un accidente al volante, etc.

En otros casos, puede jugar un papel importante la forma en que los padres educan a sus hijos. Por ejemplo, la sobreprotección de las madres puede ser clave en el trastorno de ansiedad de separación. En esta situación, las madres limitan el grado de autonomía y de socialización del niño porque les preocupa de forma excesiva que éste tenga un accidente o sufra algún daño. Así, por ejemplo, prefieren que los amigos de su hijo jueguen en casa antes que el niño vaya a la de sus colegas, no quieren que los niños jueguen en la calle, no fomentan la relación con otros niños impidiendo que vayan de colonias, o se muestran muy restrictivos en los horarios de llegada a casa.

Por otro lado, la forma en que las personas importantes para el niño (familiares, amigos, profesores) se comportan y las experiencias que éste tiene a lo largo de la vida también pueden influir en los trastornos de ansiedad. Un niño tímido con unos padres tímidos y muy poco contacto social (poca o nula relación con vecinos, familiares y amigos, trabajos rutinarios e individuales, etc.) es probable que aprenda que ésta es la forma adecuada de comportarse. Si este niño a lo largo de su vida no tiene experiencias que le enseñen que hay otros modos de relación o no se encuentra en situaciones que le ‘obligan’ a adquirir nuevas habilidades, difícilmente superará su timidez.

-¿Por qué una situación traumática, el estilo educativo de los padres, o la familia, la escuela y los amigos pueden influir en los trastornos de ansiedad? Es decir, ¿cuáles son los mecanismos o modelos etiológicos que explican esta relación?


Se considera que estos factores ambientales influyen en la adquisición y mantenimiento de los trastornos de ansiedad a través del aprendizaje. Los principales modelos etiológicos o mecanismos de aprendizaje implicados son el condicionamiento clásico, el condicionamiento operante o instrumental y el aprendizaje vicario u observacional.

Condicionamiento Clásico

Es un tipo de aprendizaje asociativo en el que un estímulo aparentemente neutro acaba suscitando la misma respuesta o similar que otro estímulo cuando aparecen asociados. Imaginemos que un perro muerde a un joven. La reacción de éste será probablemente de dolor y de miedo. Se dice que esta respuesta (dolor y miedo ante la mordedura de un perro) está incondicionada o es automática. Si este joven días más tarde se encuentra con otro perro es posible que sienta malestar y que muestre hacia él recelo y temor. Se dice que este estímulo aparentemente neutro (el nuevo perro) ha desencadenado una respuesta condicionada (temor). Este joven ha aprendido a reaccionar de esta forma cuando se encuentra ante estímulos asociados a la situación de la mordedura.

Una parte importante de las fobias específicas se pueden explicar por el condicionamiento clásico. Sin embargo, en muchos casos no existe un acontecimiento traumático que preceda la aparición de la fobia. Muchas personas, siguiendo el ejemplo del miedo a los perros, tienen fobia hacia este tipo de animales y en cambio nunca han sido mordidos o atacados por uno de ellos.
No es infrecuente el miedo a volar. Las personas que tienen este miedo evitan coger un avión porque les preocupa tener un accidente y morir en él o la posibilidad de perder el control, padecer un ataque al corazón o sentir mucho malestar físico durante el vuelo. En algunos casos la experiencia de un vuelo lleno de turbulencias, o de algún otro suceso relacionado con el avión puede desencadenar este miedo. En otros no aparece ningún acontecimiento asociado que explique este temor a volar. Algunos autores señalan que hay otros factores, a parte de los sucesos traumáticos, que pueden explicar la adquisición de las fobias. Por ejemplo, en muchos casos las fobias comienzan tras un suceso vital doloroso (muerte de un ser querido, divorcio, una enfermedad, etc.) que no está relacionado con el tipo de fobia que experimenta la persona. Otros autores sugieren que las personas con un nivel general de activación elevado son más propensas a desarrollar fobias que las que poseen niveles más bajos. Es decir, las personas con cierta predisposición general a la ansiedad pueden tener más problemas de este tipo que las que no tienen esta ansiedad ‘de base’. Asimismo, el modo en que interpretamos las situaciones puede ser un factor mediador importante en el desarrollo de las fobias.

Los principios del condicionamiento clásico se han aplicado en el tratamiento psicológico de algunos trastornos de ansiedad. El objetivo principal de estas técnicas es romper la asociación existente entre el estímulo condicionado (por ejemplo todos los perros del mundo) y su respuesta condicionada (temor), sin presentar el estímulo incondicionado (el perro que muerde). Veamos con mayor detalle esta estrategia: si una persona tiene miedo a los perros porque uno de ellos le mordió, el tratamiento psicológico de elección será exponer a esta persona al contacto con los perros, para que compruebe que no hay peligro y su respuesta de temor y evitación desaparezca. Este proceso se puede llevar a cabo de varias maneras: se puede pedir al cliente que permanezca en una habitación con un perro durante un período de tiempo largo hasta que note que su ansiedad ha disminuido. Esta técnica recibe el nombre de inundación. En muchos casos este proceso se realiza pidiendo al cliente en primer lugar que imagine esta situación (inundación imaginada). En una segunda fase se expone in vivo al cliente al objeto fóbico (inundación in vivo). En algunas situaciones es poco recomendable o simplemente no es posible exponer in vivo a la persona a los estímulos que le elicitan miedo. Es el caso de los miedos a algunos animales (serpientes) o algunas situaciones naturales (tormentas, truenos...). En estos casos la exposición en imaginación es el tratamiento de elección.

La desensibilización sistemática es un técnica muy utilizada en el tratamiento de los trastornos de ansiedad. En estos casos se persigue que los estímulos que provocan las reacciones de miedo queden condicionados a respuestas incompatibles con el mismo, como la respuesta de relajación. Esta técnica tiene dos componentes: aprender a relajarse y exponerse de forma gradual a diferentes situaciones relacionadas con la situación fóbica. El cliente aprende primero a relajarse. A continuación debe establecer una jerarquía de diferentes situaciones temidas y ordenarla en función del grado de ansiedad que le genera cada una de ellas. El cliente comenzará por enfrentarse a la situación que le provoca menos ansiedad. En ella practicará la técnica de relajación. Una vez disminuida la ansiedad que experimenta en esa situación podrá enfrentarse a la siguiente, y así de forma sucesiva hasta completar la lista. En el miedo a volar, por ejemplo, el cliente realiza una lista de las situaciones relacionadas que le producen ansiedad. Una posible lista sería: preparar las maletas, ir en coche hasta el aeropuerto, facturar el equipaje, despedirse de sus familiares, embarcar, el avión se dispone a despegar, etc. El cliente debería exponerse a cada una de estas situaciones en imaginación o in vivo aplicando las técnicas de relajación que ha aprendido.

Condicionamiento operante o instrumental

Mediante este tipo de aprendizaje asociativo se puede explicar cómo se adquiere y, sobre todo, se mantiene la conducta. Sus principios básicos son los siguientes: si la realización de una conducta va seguida de una consecuencia positiva (una recompensa o refuerzo positivo) o bien de la desaparición o evitación de una consecuencia negativa (refuerzo negativo) aumentará la probabilidad de que esa persona repita la conducta. Si, en cambio, tras la realización de esa conducta la consecuencia es negativa (un castigo) es probable que esa conducta no se realice de nuevo. Finalmente, si la ejecución de una respuesta no tiene consecuencia dicha conducta dejará de realizarse (extinción).

Veamos varios ejemplos. Si un niño recoge la mesa y la madre lo elogia y felicita por ello es probable que el niño realice esta tarea de nuevo. Del mismo modo, si un niño llora porque quiere un juguete y los padres se lo compran, esta conducta (llanto) queda reforzada de forma positiva porque tiene una recompensa (un juguete). Por este motivo, el niño llorará en un futuro cada vez que quiera conseguir algo. Si, en cambio, cada vez que el niño pega a su hermano pequeño los padres lo castigan sin ver la TV o sin tocar el ordenador, el niño dejará de hacerlo, dado que ha aprendido que esa conducta (pegar al hermano) va seguida de consecuencias negativas (no ver la TV o no tocar el ordenador). Si, finalmente, los padres no prestan atención al niño cuando se porta mal, el niño dejará de portarse así (extinción), porque verá que su comportamiento no va seguido de ninguna consecuencia (que los padres le presten atención).

Los principios del condicionamiento operante están implicados en la adquisición y el mantenimiento de algunos trastornos de ansiedad. La fobia a los perros, por ejemplo, se mantiene a lo largo del tiempo porque la persona no se enfrenta a ellos, los evita. La evitación del estímulo fóbico (perro) es un refuerzo negativo, dado que si no ve o no está cerca del animal no experimentará ansiedad o temor (consecuencia negativa). La evitación de las situaciones que provocan ansiedad constituye un potente refuerzo negativo que mantiene el trastorno. Imaginemos una persona que padece agorafobia. Esta persona tiene miedo a perder el control si sale fuera de casa y se encuentra en lugares con mucha gente o donde escapar puede ser difícil (o embarazoso). Por este motivo evita ir al cine, a unos grandes almacenes, a conciertos, a supermercados, a ir en metro, etc. La negativa a estar en esas situaciones reduce la posibilidad de que la persona experimente ansiedad. Para esta persona su conducta de evitación es algo positivo (no siente ansiedad), por eso la realiza. En el TOC, realizar la compulsión (por ejemplo, lavarse las manos) reduce o elimina la posibilidad de que la persona adquiera una enfermedad (obsesión). La ejecución de la conducta compulsiva reduce la ansiedad asociada al temor de una posible enfermedad o contagio. Desde este punto de vista, la obsesión se mantiene porque la compulsión actúa como un reforzador negativo. En ambos casos, sin embargo, la persona no comprueba la validez o no de sus temores (¿perderá el control si sale de casa?, ¿se contagiará de una enfermedad si no se lava las manos?) porque no se enfrenta a las situaciones que le producen ansiedad.

La reacción de ansiedad puede ser directamente reforzada por otras personas. Tras una respuesta de miedo la madre puede coger al niño en brazos, acariciarlo o, simplemente, prestarle más atención. Este exceso de atención es una forma de recompensa para el niño y puede mantener la aparición de la respuesta de ansiedad. Otro ejemplo: muchas personas con ansiedad generalizada necesitan constantemente que alguien cercano les refuerce, tranquilice y confirme que su actuación es la adecuada, que aquello que temen no va a suceder, etc. Esta excesiva atención a sus dudas y preocupaciones (refuerzo positivo) las ‘alimenta’ y las mantiene inalterables.

Estos principios de aprendizaje se han aplicado en el tratamiento de los trastornos de ansiedad. Un importante componente en muchos de estos trastornos es la evitación del objeto o situación que provoca la ansiedad, manteniendo así el problema. Por ejemplo, en la fobia a los animales se evita entrar en contacto con ellos, en el miedo a volar no se coge un avión, en la agorafobia se evita acudir a ciertos lugares, en el TOC se evita tocar determinados objetos y, si esto no es posible, se realiza la compulsión de lavado, etc. Por este motivo, el tratamiento de estos trastornos tiene por objetivo romper con este reforzamiento negativo del miedo. Para ello, el cliente debe exponerse a estas situaciones que le producen ansiedad en vez de evitarlas. Esto se puede realizar de forma gradual, mediante aproximaciones sucesivas, o de forma brusca. Se puede considerar que la exposición integra elementos del condicionamiento clásico (habituarse a la ansiedad ante el estímulo fóbico) y del operante (eliminar las conductas de evitación). En el caso del TOC, la técnica psicológica de elección se denomina exposición con prevención de respuesta. En ella el cliente se debe exponer al estímulo fóbico (por ejemplo, tocar un billete con las manos) pero no puede realizar la compulsión (en este caso, lavarse las manos).

Cualquier tratamiento de un trastorno de ansiedad implica reforzar de forma positiva (elogios, pequeños premios o fichas en el caso de los niños, etc.) las conductas de aproximación a la situación u objeto que genera ansiedad. La práctica reforzada es una técnica psicológica para el tratamiento de algunos trastornos de ansiedad en niños y adolescentes. Al niño se le dan instrucciones precisas acerca de lo que debe hacer. El niño ensaya de forma gradual y repetida la conducta de aproximación al objeto fóbico. Cada pequeño avance es reforzado por el terapeuta, los padres y/o los profesores. Esta técnica se ha aplicado en el tratamiento de la fobia escolar y de la fobia social. En la fobia escolar, por ejemplo, el niño acude a la escuela y permanece en el aula durante períodos progresivamente más prolongados. Al niño se le refuerza constantemente por ello. A este refuerzo positivo, se le suma la nula atención que los padres y maestros deben prestar a las quejas del niño (extinción).

Aprendizaje vicario u observacional

Se trata de un aprendizaje complejo que implica adquirir nuevos comportamientos o modificar otros a partir de la observación de la conducta de los demás. Como se comentaba anteriormente, no todas las personas que experimentan una fobia han sufrido un acontecimiento o suceso traumático previo. En muchos otros casos, estas personas han podido observar las experiencias traumáticas que han vivido otros (por ejemplo, observar cómo al vecino le muerde un perro, ser testigo televisivo de un accidente de avión) o simplemente actuar del mismo modo que sus familiares u otras personas cercanas (evitar entrar en contacto con un perro porque sus padres se apartan cada vez que ven uno). Se considera que en estos casos la experiencia es indirecta y producto del proceso de socialización al que todos estamos sometidos desde que nacemos. Sin duda, las personas que nos rodean actúan como modelos o ejemplos de conducta a seguir. Retomando un ejemplo del principio de este texto, una persona podría tener muchas dificultades para relacionarse con los demás porque no ha adquirido las habilidades sociales necesarias para ello. Esto puede ser debido, al menos en parte, a la ausencia de modelos a imitar, o a que estos modelos no tenían unas habilidades adecuadas. Si un niño tímido tiene unos padres tímidos y con pocas habilidades sociales, difícilmente este niño las aprenderá (al no ser que tenga otros modelos de socialización: hermanos, familiares, profesores, amigos).

Este tipo de aprendizaje facilita la adquisición de nuevas conductas y la reactivación de otras que se realizaban con menor frecuencia. Por otro lado, permite la modificación de conductas inadecuadas. La técnica psicológica que se basa en este tipo de aprendizaje se denomina modelado. Esta técnica se aplica en el tratamiento de diferentes fobias (por ejemplo, fobia a los animales, fobia a las inyecciones-sangre, miedo al dentista), en la fobia social (y en general en el entrenamiento de habilidades sociales), etc. Existen diferentes procedimientos de modelado. En el modelado simbólico, el niño o adulto ansioso puede observar películas o fotos en las que otras personas interactúan con los estímulos temidos (por ejemplo, un video en el que un niño toca un perro, lo acaricia y juega con él). En el modelado encubierto el cliente se imagina primero una situación ansiógena para después representar mentalmente cómo un modelo importante para él (un héroe, un ídolo...) resuelve dicha situación llevando a cabo las conductas temidas. En el modelado en vivo, el cliente observa cómo actúa un modelo (frecuentemente el terapeuta o un colaborador) con el objeto o situación temida. Finalmente, en el modelado participante el propio cliente se enfrenta, ayudado por el modelo (terapeuta) y recibiendo constantemente refuerzo social, a la situación temida. El modelado participante es la variante técnica más interesante y utilizada, junto con el modelado simbólico, en la práctica clínica.

El entrenamiento en habilidades sociales se basa en estas técnicas. Normalmente, en una primera fase el terapeuta o un colaborador hace de modelo y en una situación ficticia realiza la conducta a aprender o a modificar (modelado). En una segunda fase, es el cliente el que debe imitar al modelo (ensayos de conducta o role-playing). En el entrenamiento en habilidades sociales se comienza por aquellas habilidades más básicas o más sencillas y se avanza de forma gradual hasta la adquisición de habilidades más complejas.

Una última consideración...

A pesar de que en el texto se han descrito de forma separada diferentes técnicas psicológicas con una finalidad meramente didáctica, es preciso hacer notar que en la práctica clínica se utilizan todas de forma combinada. Durante la desensibilización sistemática, por ejemplo, el cliente es reforzado positivamente por sus avances. Del mismo modo, en el entrenamiento en habilidades sociales se combina el modelado y el ensayo de conducta durante la sesión clínica con la práctica en situaciones reales (exposición).
http://www.clinicadeansiedad.com/02/154/Ansiedad_educaci%C3%B3n__y_aprendizaje.htm