Las emociones negativas impactan la actividad cerebral


Las emociones negativas impactan la actividad cerebral

Un estudio realizado en Estados Unidos ha revelado que las emociones impactan el cerebro, concretamente las regiones de la amígdala y la corteza insular. Pero también ha demostrado que no estamos indefensos ante ellas, porque dependiendo de la actitud que tomemos ante determinadas situaciones podemos controlar la actividad neuronal que las emociones nos provocan. Gracias a dichas actitudes podemos aumentar nuestro bienestar, y disminuir el impacto de las situaciones dolorosas.


Las emociones negativas impactan la actividad cerebral


Las emociones son fenómenos psicofisiológicos continuos que nos permiten adaptarnos a ciertos cambios de nuestro entorno. Psicológicamente, alteran la atención, condicionan nuestras conductas e incluso activan la memoria.

Desde el punto de vista fisiológico, además, las emociones producen respuestas en el cuerpo, en la forma de expresiones faciales o tonos de voz, por ejemplo. Pero, ¿qué influencia tienen las emociones en el cerebro?

Una investigación realizada en la Universidad de Standford, en Estados Unidos, ha analizado el efecto sobre el cerebro de nuestra capacidad de regular las emociones según sigamos dos estrategias distintas: la reconsideración cognitiva y la represión expresiva.

Según explican los científicos del departamento de psicología de dicha universidad, Philippe Goldin y James Gross, en un artículo aparecido en la revista Biological Psychiatry, la estrategia de reconsideración cognitiva (pensar sobre lo que está pasando) tendría un impacto temprano en el proceso de generación emocional, mientras que la represión expresiva (evitar que se note lo que estamos sintiendo) sería una estrategia de comportamiento cuyo impacto es tardío, dentro del proceso de generación emocional.

Imágenes cerebrales de las emociones

La reconsideración, según Goldin, es una estrategia cognitiva que altera la significación de una situación potencialmente desquiciante, y ha sido asociada anteriormente con niveles reducidos de emociones negativas e incremento positivo del bienestar.

Goldin pone el siguiente ejemplo para comprender esta estrategia en un comunicado de la Universidad de Stanford: si vemos a un médico suturando una herida de alguien, justo antes de dejarnos llevar por el horror de la visión de la sangre, podemos pensar que el paciente está siendo ayudado y que se recuperará.

Por el contrario, la represión es una estrategia del comportamiento que implica la inhibición de la expresión física (no llorar o reír, por ejemplo) provocadas por las emociones. En anteriores estudios, esta represión emocional ha sido asociada con el incremento de la respuesta fisiológica a las emociones, así como con la reducción del bienestar. Es decir, cuando una emoción es reprimida, el cuerpo puede manifestar un síntoma específico y por lo general la persona disminuye su nivel de bienestar o felicidad.

Pero, hasta la fecha, explican los científicos en Biological Psichiatry, no se había realizado un estudio que investigase directamente las bases neuronales de estas estrategias emocionales. Para conseguirlo, recurrieron a la exploración por resonancia magnética funcional (fMRI), una técnica que permite medir la respuesta hemodinámica o de los flujos sanguíneos, relacionada con la actividad neuronal del cerebro.

Imágenes desagradables

Un total de diecisiete mujeres en buen estado de salud se prestaron voluntariamente a colaborar en el estudio. Todas las participantes fueron mujeres porque, según los científicos, presentan un mayor grado de reactividad emocional que los hombres, lo que facilitó el trabajo de investigación.

La investigación consistió en mostrar a dichas mujeres una serie de vídeos de 15 segundos de duración, neutros (como de paisajes) o desagradables (como matanzas de animales u operaciones quirúrgicas), en una pantalla situada a sólo 15 centímetros de sus caras. A las voluntarias se les pidió que, ante las imágenes, siguieran una de las estrategias de regulación emocional antes mencionadas, es decir, que reprimieran sus expresiones faciales, aunque no sus emociones, o que reflexionaran sobre el significado de lo que estaban viendo.

Mientras veían las imágenes, una cámara colocada cerca de la pantalla de vídeo grabó las expresiones de sus rostros, registrando cada mueca o tic. Además, su actividad cerebral fue medida con la fMRI, lo que permitió a los científicos comparar las áreas del cerebro que se activaban según la estrategia emocional seguida por las participantes. Inmediatamente después de ver las imágenes, las mujeres informaron por último sobre el grado de experimentación emocional que habían sufrido.

Tal y como explica James Gross en el citado comunicado de Stanford, para poder comprender qué sucede cuando la gente controla emociones muy intensas en su vida diaria, los científicos tuvieron que provocar emociones potentes, de manera que pudieran distinguirse bien las partes del cerebro que se activaban por las emociones y también por las estrategias de regulación emocional.

Resultados

Las imágenes de la fMRI revelaron que, independientemente de la estrategia empleada por las voluntarias, dos áreas del cerebro están asociadas con la activación emocional: la amígdala y la ínsula o corteza insular.

Sin embargo, el grado de actividad neuronal en cada una de estas dos regiones, así como el tiempo de actividad, era marcadamente distinto dependiendo de si la persona seguía la estrategia de reconsideración cognitiva o la de represión.

Al final de cada video, la estrategia de reinterpretación consiguió reducir las emociones negativas, según las mediciones de las expresiones faciales de las participantes. Asimismo, redujo también la excitación neuronal, según las imágenes de fMRI tomadas. Estos datos fueron confirmados por las declaraciones de las propias voluntarias. De hecho, la técnica condicionó los sentimientos de las participantes muy rápidamente.

Por el contrario, la represión de la expresión facial resultó en un incremento de la actividad neuronal en la amígdala y la ínsula, aumentó la reactividad emocional durante la visión del vídeo, así como el tiempo en que resultó más difícil mantener el rostro “inexpresivo”. En resumen, sólo la reconsideración cognitiva resultó efectiva para controlar las emociones y redujo la respuesta fisiológica del sujeto, mientras que la represión realmente incrementó los niveles de estrés de las voluntarias.

A pesar de estos resultados, Groos y Goldin señalan que ambas estrategias funcionan bien en determinadas situaciones, mientras que en otras no. Por ejemplo, si alguien está sometido a abusos, no debe utilizar la reconsideración para justificar el comportamiento de la persona que lo daña. Por otro lado, la represión puede ser a menudo crucial para situaciones en las que las emociones realmente deben controlarse.

Las emociones juegan un importante papel en la vida humana, por lo que regularlas resulta esencial tanto para nuestra salud mental como para nuestra salud física. A la inversa, la dificultad para gestionarlas puede suponer el surgimiento de desórdenes mentales y de ansiedad.

Lo que realmente aporta de nuevo esta investigación es comprobar que las emociones no dejan indiferente a la actividad cerebral. Por otro lado, también ha establecido que la represión de las emociones activa la amígdala y la ínsula. Asimismo, que reflexionar sobre las emociones ayuda a reducir el impacto negativo en el cerebro y en el psiquismo.

Por último, los autores de esta investigación destacan que sus conclusiones no pueden generalizarse, ya que hay circunstancias especiales en las que, más que reflexionar sobre lo que nos hace sufrir, es preciso reaccionar, mientras que también hay otras en que la represión de las emociones ayuda a controlar una situación delicada.


Fuentes:
Yaiza Martínez
Tendecias21.net

Las Emociones Asociadas al Control Obsesivo


fuente: Por: Mirta Dall`Occhio
He observado que tanto los pacientes con trastorno obsesivo de la personalidad como los pacientes con trastorno obsesivo compulsivo persiguen un ideal de mundo personal que construyen en su imaginario y no ahorran esfuerzos ni miden costos para obtenerlo. Es frecuente encontrar pacientes que plantean metas en las distintas áreas de su vida tan idealizadas que dan poco o ningún margen al disfrute y la relajación. Sostienen actividades físicas y mentales persiguiendo sus metas sin tomar conciencia que son ellos con su única vida y su único cuerpo en el tiempo y espacio los que deben llevar a cabo el trabajo que los acerque al objetivo. Aparecen dificultades para reconocer los propios límites de recursos, ya sea tiempo, fuerza, capacidades o apoyos.
El perfeccionismo y la sobreexigencia se asocian en lo que algunos pacientes relatan con el “querer es poder” que vuelve a negar las diferencias de recursos y medios que a cada uno lo posicionan en sus circunstancias.
Borran las diferencias y omiten que parecido no es igual.
Usualmente están bajo mucho estrés, fatigados o con síntomas físicos, ya que su exigencia no les da tregua.
Tienen problemas con el sentido del humor, se toman la vida tan rígidamente que si desdramatizamos algo, o nos reímos de una idea, sólo de una idea pueden ofenderse “cómo te burlarás vos de los pacientes”. Les resulta difícil entender que otra persona pueda hacer cosas de manera responsable u obtener un buen resultado sin sobreexigirse, si se ríe o tiene sentido del humor les resulta sospechoso. Confunden seriedad con solemnidad. Son fáciles de ofender.
Sobrevaloran su pensamiento sin considerarlo una herramienta más de aproximación al conocimiento de los hechos, incluso en detrimento de las propias percepciones visuales, auditivas, kinestésicas. Tienen grave problema para hacerse cargo que hay un aspecto de su pensamiento que procesa la información del mundo de manera disfuncional. Piensan desafiando las evidencias o pruebas de realidad. Sufren de manera crónica y tienen periodos de alivio con recaídas frecuentes. Su tendencia al control indica claramente que creen que pueden hacer con la vida y sus circunstancias más de lo que en realidad depende de ellos.

He observado que estos pacientes rehuyen a la sensación de incertidumbre, ya que les resulta desorganizante para el sistema entrar en contacto con esta emoción. Intentan resolver rápidamente con un acto compulsivo o ritual mental. Lo que cuenta es restaurar rápidamente la idea de estar en control para bajar la ansiedad. Por lo tanto se observa en estos pacientes:

*Sobrevaloración del propio pensamiento
*Fusión Pensamiento y acción con consecuencias morales
*Perfeccionismo y sobreexigencia
*Responsabilidad excesiva
*Sobreestimación del peligro
*Dificultad en la integración de diferencias
*Importancia del control
*Intolerancia a la incertidumbre.

Centraré mi atención en la Intolerancia a la incertidumbre
Estos pacientes no toleran la incertidumbre, negando que vivimos en un mundo que guarda un delicado equilibrio entre lo estable y lo cambiante, entre lo previsible y el imprevisto, que es allí en donde nuestra vida se desarrolla en este permanente cruce de variables geopolíticas, ambientales, económicas, sociales y psicofísicas.
Intentan buscar certezas y reducir a cero los riesgos de la variable en cuestión con muchas dificultades para aceptar que eso nunca sucedió ni sucederá en el planeta. Ya que vivir conlleva riesgos. Podemos minimizar algunos pero inexorablemente hemos vivido desde nuestro origen y hasta nuestro último día con distintos riesgos en grado variable, los conozcamos o no. En el trabajo clínico exploro con ellos sus creencias acerca de lo permanente inherente a la vida desde el comienzo hasta el final. ¿Qué piensa acerca de la continuidad del ser humano desde que nace hasta su muerte? Hablamos de lo que se repite y garantiza la permanencia del si mismo, del ser esencial, rastreo sus creencias acerca de la vida, con el fin de observar cómo se explica la idea de sostén, permanencia y trascendencia, si es que la tiene o si no, que apoye en la parte material de su existencia en su ADN.
Trabajo con el paciente para que recupere la idea de base, de sostén que está allí siempre y en ese plano el tránsito vital transcurre. Me parece una parte importante del trabajo en particular con estos pacientes el rastreo y la reestructuración de creencias acerca de la continuidad y permanencia desde el origen hasta la muerte, ya que he observado en el curso de los tratamientos que ante el contacto con la sensación de incertidumbre, inherente por cierto a los procesos vitales, estos pacientes rehuyen con conductas de evitación, ya sea campos comportamentales o mentales. Creo que les resulta desorganizante para el sistema puesto que no confían en que todo pasa, y no pueden esperar que la emoción displacentera se resuelva. No integran que todo comienza, se desarrolla y tiene un final, así las secuencias se organizan en ciclos con un correlato emocional asociado.

Proceso de Autoobservación

Ya en el abordaje focalizado de sus pensamientos obsesivos y conductas compulsivas propiamente dicho intento ayudarlo a que su conciencia se autoobserve, que tome contacto con lo que su mente hace y con sus conductas para que luego trabajamos ese aspecto.
Utilizo planillas de automonitoreo de pensamientos y conductas obsesivo-compulsivas.
Que observe qué emoción acompaña ese pensamiento obsesivo y qué hace corporalmente, en qué lugar del cuerpo registra la tensión, que la describa. Que autoobserve el proceso de interrupción emocional y la defocalización que se produce una vez que interrumpe su emoción ritualizando (TOC) o persiguiendo compulsivamente un pensamiento idealizado acerca de alguna cuestión que él considera que debe ser de una manera específica, sólo porque así la construyó en su mente, sin integrar las variables ambientales intervinientes que le muestren que por mucho que se esfuerce existen otras variables intervinientes en el mundo que interactúan de manera permanente coconstruyendo su realidad psicofísica y ambiental, y que muchas de estas variables nunca dependieron ni dependerán de él.
Ante la aparición de la idea obsesiva se instala la urgencia del acto compulsivo (conductual o mental). El paciente a veces detecta la idea obsesiva asociada evaluada negativamente, a veces sólo detecta su urgencia por ritualizar. De todos modos así describe un circuito en el que queda atrapado ya que ante la presencia de la ansiedad que sube, realiza el acto compulsivo, la neutraliza, logra alivio y restaura la sensación de control. Todos sabemos que con este accionar el paciente perpetua el ciclo hasta que nuevos estímulos desencadenantes los disparen.
Le propongo al paciente que tolere la emoción que aparece sin interrumpirla, que se quede allí centrado en el presente, busco que gane confianza en que las sensaciones comienzan, se desarrollan y terminan. Que puede esperar que pase con la seguridad que pasará, que autoobserve que cuanto más resiste una emoción más la atasca y dificulta el proceso de resolución. Con esto intento que pare de ritualizar, ya que como dije antes, cuanto más lo hace, más lo refuerza y su aparato psíquico queda a merced de múltiples repeticiones que impiden el contacto con la confianza básica. Por lo tanto, los reprocesamientos son incompletos, ya que lo emocional y lo racional siguen disociados. De este modo el paciente nos dice que él entiende y sabe que sus ideas parecen sin sentido pero no puede evitar hacer los rituales.

- En este recorrido he observado que es difícil que los pacientes quieran conectarse con sus emociones. Quieren no tener obsesiones y no tener que ritualizar por el sabido costo que conlleva, pero rehuyen sentir su miedo y tolerarlo aún guiados. Pueden hablar de él pero al sentirlo automáticamente lo interrumpen. No confían en que sobrevivirán, rápidamente hacen cosas para restaurar la sensación de control, toman las que creen medidas de seguridad, resguardos, y diferentes maniobras para restaurar la sensación de control. Ya que su temor a la pérdida de la sensación de control les resulta muy desorganizante. Me parece importante en esta etapa acompasar a los pacientes en el miedo y el dolor que sienten cada vez que tienen que afrontar su sensación de incertidumbre, ya que están asociadas a niveles de ansiedad tan altos que les resultan desorganizantes. En esta etapa creo que es crucial realizar un sostén emocional muy firme con ellos para ayudarlos a confiar en que todo pasa.
Pienso que aquí la presencia emocional del terapeuta hace diferencias en los resultados, esto todavía lo estoy explorando y será material de otras investigaciones.


Intentos de Control

Cuando continúo trabajando con el paciente sus intentos de control, integro la duda obsesiva como un intento de control más, ya que enfoca su aparato psíquico evitando nuevamente el contacto con la confianza básica. Trabajamos con el paciente con las ideas y evidencias del mundo en que no sé, puedo no saber, no controlar, hay variables externas a mi que me condicionan (siempre las hubo) y aún así sigo viviendo, las cosas pasan, los cambios suceden y mi ser esencial sigue existiendo.
Trabajo con la autoobservación actual de su situación y le pido que reconozca cómo pensaba de algún tema en su infancia, adolescencia, hasta llegar a su edad actual. Que observe el recorrido del pensamiento y cómo ideas que en algún momento eran certezas fueron evolucionando y cambiando. Cómo las prioridades fueron cambiando, los objetivos, los recursos con que contaba en algún momento histórico y con los que cuenta ahora que integre los cambios y la permanencia.

Obstáculos Frecuentes

Los obstáculos más frecuentes que he encontrado son que el paciente confíe en que puede hacer algo por modificar su forma de pensar, ya que la sobrevalora y a lo largo de su vida ha solido identificarse con sus pensamientos. Trabajo “yo no soy mis pensamientos ni mis emociones y sensaciones” que los reconozcan, se autoobserve y transite un proceso de reatribución de nuevo significado personal.

En los pacientes obsesivos he observado una particular dificultad para dejar ir meta inalcalzable, ya sea en los pacientes con toc que buscan la certeza absoluta o garantía o en los pacientes con trastorno obsesivo de la personalidad la idea que la perfección es posible. Esta falta de habilidad para abandonar metas imposibles o cambiarlas por otras los lleva a continuos reprocesamientos de las distintas situaciones repetitivas.

Proceso de Aceptación

Trabajo con el paciente para reestructurar la meta imposible, el camino que recorremos incluye centrarse en el presente, la autoobservación del dolor corporalmente sentido y el tránsito por el mismo. Esta situación que ya he mencionado es rehuida por los pacientes pero debe ser estimulada y sostenida en un contexto de seguridad y apoyo por parte del terapeuta. Incluye la elaboración del duelo por la meta inalcanzable.
Este camino conduce a la aceptación de los límites propios y la integración de las diferencias entre lo deseable y lo posible.
No se trata de analizar el contenido de los pensamientos obsesivos sino de detener la respuesta automática del ritual físico o mental para conectar al paciente con la secuencia emocional asociada y la aceptación de la misma.
En primera instancia pudiendo transitarla sin interrupciones para luego reprocesarla, duelo mediante, y simbolizarla con la mayor cantidad de matices posibles para salir del absolutismo dicotómico todo-nada, ya que este camino ayudará al paciente a integrar diferencias, y sabemos que cuando aceptamos que la vida transcurre en diferencias y paramos de negarlas o pelear con eso algo del orden del sosiego y la calma comienza a aparecer.
http://www.depsicoterapias.com/articulo.asp?IdArticulo=386

Cuando el sexo se convierte en 'adicción'




http://www.elconfidencial.com/cache/2008/10/06/salud_80_cuando_convierte.html
Cuando el sexo se convierte en 'adicción'


¡Cuánta razón tenía Freud cuando postuló que todas las pautas de comportamiento parten de los impulsos sexuales! La sexualidad forma parte natural del ser humano, pero cuando se convierte en una prioridad que interfiere en la vida diaria, en el trabajo, afecta a las relaciones personales y sociales y, además, causa ansiedad, estrés y arrepentimiento, entonces se convierte en adicción. El psicólogo y sexólogo Xud Zubieta, del Instituto Espill de Valencia, habla de “transtorno obsesivo-compulsivo de carácter sexual”. Según ha contado el experto a El Confidencial “mucha gente habla de la adicción al sexo sin saber de lo que habla”. “En la clínica se trata el transtorno obsesivo-compulsivo -que puede ser tanto el sexual como el de lavarse las manos, abrir y cerrar puertas o incluso fumar- siguiendo un tratamiento médico y psicológico combinado. Los fármacos son efectivos rápidamente, por lo que ponen remedio a la parte conductual (compulsivo). Para tratar la obsesión (mental) se requiere de psicoterapia”, afirma Zubieta.


El tabú del sexo


Quienes padecen transtorno obsesivo-compulsivo de carácter sexual acuden a recibir tratamiento “por su propio pie y suelen mantenerlo en secreto. A veces la pareja no se da cuenta. El principal problema de nuestra cultura es el tabú del sexo. No se habla del problema. Puedes pensar que la pareja lo intuye, pero no confronta. El nivel de comunicación de muchas parejas es muy bajo. Últimamente se habla más pero no existe un protocolo de educación sexual”.


Zubieta afirma que el tratamiento médico “no debe ser indefinido y el simple fármaco no es suficiente para ‘curar’ esta adicción, que tiene niveles de graducación. “Una adicción leve se soluciona en menos de un año, y una grave lleva más tiempo”. El experto saca a colación uno de los casos más graves que han pasado por su consulta; “hay gente que se aficiona a visitar prostitutas varias veces al día durante todos los días. Uno de ellos fue paciente suyo. Su terapia exigía verle dos veces al mes. Se trataba de un hombre que estuvo diez años casado y acudió a la consulta tres años después del divorcio. La conducta compulsiva quedó eliminada en unos meses y la faceta obsesiva requirió bastante más trabajo”, comenta.


Furor vaginal


La obsesión por el sexo “suele ser la única obsesión, no se da a la vez que otras. Se les mete una idea en la cabeza y les da por ahí. Si tuvieran varias sería hasta positivo porque dividirían la energía”. Preguntado por si la ‘ninfomanía’ tiene algo que ver con el transtorno obsesivo-compulsivo de carácter sexual, se ríe: “la ninfomanía no existe. Se llama furor vaginal (o uterino: deseo violento e insaciable en la mujer de entregarse a la cópula) y no yo no he visto ningún caso. Pueden ser personas muy activas sexualmente pero sin que por ello les cause ningún problema en su vida. Los casos que tratamos son de hombres. Hay menos mujeres porque en este punto de la historia se las educa para ser chicas decentes. Muchas sólo practican el sexo para reproducirse”.


Xud Zubieta trató el caso de un hombre que tras veinte años de relación aún no había consumado. Ni siquiera hablaba del tema con su mujer y esto lleva a la búsqueda constante e insaciable de este tipo de placer y en la inmensa soledad que ella genera. Por el contrario, en muchas parejas se da la compulsión, que genera ansiedad. “Otro caso muy curioso que tratamos fue el de un guardia civil enganchado a un chat de sexo, pero era muy ‘light’. Tenía mujer y al hacerles el test psicológico ví que era la mujer".



Patrick Carnes, uno de los principales expertos en adicciones sexuales del Reino Unido, sugiere que son varias las señales de advertencia en una adicción de este tipo. La sensación de que se está fuera de control, la intuición de que puede haber graves consecuencias si se continúa por ese camino, un desprecio del peligro o la realización de actividades de elevado riesgo, son algunas de ellas. Cuando existe limitación de las actividades sociales a fin de pasar inadvertidos, el recurso a las fantasías sexuales como una forma de hacer frente a difíciles situaciones o sentimientos, la experimentación de drásticos cambios de humor en virtud de la satisfacción o no del apetito sexual y el empleo de cada vez más tiempo en la planificación, realización o disimulo de las extravagancias sexuales, se podría estar ante una adicción de este tipo. Son hombres y mujeres ‘sexoadictos’ con un enorme problema: el de no poder llevar una vida normal hasta enterrar su obsesión por la actividad más placentera del mundo.

Dentro de la psicología, la obsesión aparece como una de las enfermedades más típicas y comunes que puede sufrir el individuo, sin necesitar la presencia de la misma internación y siendo mucho más frecuente que otras complicaciones psicológicas. Podría describirse a la obsesión como la presencia recurrente de pensamientos de tipo negativo que generan diferentes niveles de ansiedad y angustia en la persona. Por lo general, la obsesión hace que una persona dedique gran parte de su tiempo a ese tipo de pensamientos y termine (en casos extremos) mostrando conductas socialmente peligrosas para sí mismo y para otros.

El término obsesión proviene del latín y significa asedio. Esta es justamente la sensación de asedio y de persecución que una persona puede sufrir ante la presencia irrefrenable de pensamientos y sensaciones obsesivas hacia determinada persona, situación o elemento. La obsesión como una complicación psicológica puede hacerse presente de diversas maneras y mientras que en muchos casos gran parte de la población sufre de algún tipo de obsesión momentánea o pasajera, cuando esta pasa a ocupar un importante segmento de tiempo en la vida de ese individuo estamos en presencia de un problema psicológico de mayor gravedad.

La obsesión puede volverse un peligro para la persona que sufre estos pensamientos como para otras personas. Esto se hace claramente visible cuando una persona se aísla de la sociedad y de sus contactos por diferentes tipos de obsesiones, como también cuando transforma a terceros en posibles amenazas y busca entonces eliminarlos. Las obsesiones pueden tener que ver con angustias de tipo sexual, laboral, profesional, emocional, económicas y muchas otras, siendo estas en realidad una pantalla para el tipo de personalidad obsesiva que una persona puede desarrollar.

El trastorno obsesivo-compulsivo (también conocido como TOC) es aquel que lleva a la persona sentir la necesidad de actuar de determinadas formas creyendo que de ese modo evitará algún tipo de peligro. Por lo general, el TOC evoluciona hacia formas muy complejas y profundas de incomodidad y angustia si no es tratado a tiempo.
fuente:Cecilia en Salud
http://www.definicionabc.com/salud/

Una hormona -y no Cupido- podría ser la responsable.


http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/science/newsid_3487000/3487847.stm
Amor, de Caravaggio.
Una hormona -y no Cupido- podría ser la responsable.

Es culpa de una hormona.

Todo aquello que tiene que ver con el amor, desde el maternal hasta el curioso hecho de que algunos logren permanecer felices por décadas con la misma pareja, o que otros sean incapaces de jamás forjar una relación duradera, es culpa de una hormona.

Sí. Al parecer, las cosas del amor no son tan caprichosas como aparentan.

Según el experto en el cerebro de la Universidad de Edimburgo, Gareth Leng, la hormona oxitocina ayuda a forjar lazos permanentes entre amantes tras la primera oleada de emoción.

La hormona actúa "cambiando las conexiones" de los miles de millones de circuitos cerebrales.

Comportamiento maternal

Al explicar cómo se enamora el cerebro, Leng señala que la oxitocina ayuda a afianzar el vínculo entre una madre y su bebé, y se produce tanto durante un parto como un orgasmo.
El Beso, de Rodin.
Un interruptor central abre nuevos patrones de interacción en momentos cruciales.

Lo que hace es funcionar como un "interruptor central" en el cerebro, que abre nuevos patrones de interacción entre las células nerviosas.

Pero, al explicar por qué algunos cerebros no se enamoran, Leng le da una excusa fisiológica a los tantos (y tantas) aficionados al principio de una relación y detractores del "mañana".

Y es que quienes tienen menos receptores cerebrales de los que se necesitan para recibir la oxitocina pueden tener dificultades al tratar de establecer lazos permanentes con su pareja.

En serio

Varias investigaciones han descubierto que la hormona, que es producida en grandes cantidades por el cerebro durante el parto y cuando hay actividad sexual, es importante para incitar el comportamiento maternal en los animales.

Ratón de campo
Cómo una sola exposición a la oxitocina -por prolongada que sea- puede producir tales cambios de conducta, no sabemos, pero estamos tratando de encontrar la respuesta.
Profesor Gareth Leng

Su papel crucial en la vinculación sexual fue observada por científicos estadounidenses que estudiaban las costumbres de los ratones de pradera.

Leng explica que "los ratones de pradera tienen una sola pareja toda la vida, y ese lazo se establece durante 48 horas de intensa actividad sexual que es también la primera experiencia sexual".

"Durante ese período, grandes cantidades de oxitocina son producidos en el cerebro", agrega. "Los ratones de pradera tienen receptores de oxitocina en diferentes partes del cerebro y los científicos descubrieron que si bloquean esos receptores, no se establece ese vínculo en las hembras".

Aún no está claro cómo una sola exposición a la oxitocina -por prolongada que sea- puede producir tan profundos cambios de comportamiento, pero se está investigando.

"Comprender el proceso es esencial para entender cómo las drogas pueden influenciar el genio y el comportamiento -para bien o para mal", concluye Leng.

Ganar por Cansancio Callejón sin Salida Las Trampas del Pensamiento Emocional



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Las Trampas del Pensamiento Emocional

Si hay algo que los abusadores y las abusadoras emocionales conocen muy bien, es cómo manejar las reacciones emocionales de sus víctimas.

Las víctimas adultas de abuso emocional, por lo general, suelen tener un pensamiento de tipo emocional. Y ¿qué queremos decir con un “pensamiento de tipo emocional”? El pensamiento emocional es el tipo de pensamiento que no suele ser crítico, más bien se basa en las emociones, no suele ser analítico, suele ser espontáneo y, en cierta medida, ingenuo.

Al igual que el pensamiento mágico de los niños, el pensamiento emocional no “razona”. El pensamiento emocional siente. Por consiguiente, la persona que piensa emocionalmente, suele reaccionar desde sus sentimientos, sin filtrar sus sentimientos y emociones por el tamiz de la razón.

Las personas que abusan emocionalmente de otras lo hacen a expensas de este tipo de pensamiento emocional que suelen exhibir las víctimas de abuso. Y la manera más segura de evitar el abuso emocional es comenzar a pensar de un modo “no emocional”, comenzar a desarrollar un pensamiento más crítico.

Por ejemplo, los niños, cuando son pequeños, suelen reaccionar desde sus sentimientos y emociones genuinas y primitivas (sin interferencia de la razón). Así, si se golpean con una silla, le dirán a la silla “mala, mala”, porque en su pensamiento emocional, “la silla es mala y los ha lastimado”. A medida que crecemos y maduramos, comprendemos que la silla sólo estaba allí y fuimos nosotros quienes nos la llevamos por delante. La silla no es ni mala ni buena. Nuestro pensamiento deja de ser emocional para ser más racional y lógico; congruente con nuestro desarrollo psicológico.

De la misma manera que los niños creen genuina, espontánea e ingenuamente cualquier promesa agradable que se les haga (sin medir si esa promesa es viable o no), las víctimas de abuso emocional suelen pensar de un modo bastante similar. Las víctimas de abuso emocional piensan desde sus emociones, sus esperanzas, sus anhelos y sus propias expectativas que el futuro será mejor, o más agradable, o más benévolo.

Si bien no está “mal” pensar de un modo positivo, a la hora de lidiar con abusadores emocionales es conveniente desarrollar un pensamiento más frío, más despojado de sentimientos y emociones. Aquí es dónde el pensamiento crítico se vuelve un recurso o una herramienta sumamente útil y entra en acción.

Si las víctimas de abuso emocional pudieran, por un minuto, “cerrar su corazón” y usaran solamente su cerebro, haciendo una evaluación lo más objetiva posible de su situación, es muy probable que logren una mayor claridad, en un tiempo relativamente corto. La persona que piensa críticamente -en lugar de pensar emocionalmente- evalúa la información que recibe, estudia los datos, analiza la situación desde una perspectiva diferente de la emocional, piensa con una mente mucho más abierta, reconoce y evalúa las posibles consecuencias de sus acciones y de las acciones de los demás; tiene en cuenta los supuestos, lo que se está dando por sentado en una situación determinada, etc.

Normalmente, las víctimas de abuso emocional suelen reaccionar espontáneamente. Rara vez pasan su respuesta o reacción por el filtro del pensamiento crítico. Cuando respondemos desde nuestras emociones, en lugar de responder desde nuestra razón, sólo estamos perpetuando el ciclo del abuso emocional. Continuamos jugando los juegos mentales de las personas que tienen la habilidad de abusar emocionalmente de otras.

El pensamiento crítico, a diferencia del pensamiento emocional, es un pensamiento maduro, de mejor calidad, es autodirigido (no reacciona como el abusador desea que reaccione), es auto disciplinado (uno responde cuando uno así lo decide, no cuándo el abusador lo desea), es autorregulado (no está bajo el control del abusador, sino bajo el propio control de uno mismo) y es auto corregido (uno decide si va a cometer un error o no, si va a corregir un error cometido o no, aprende de los errores, etc.)

A diferencia del pensamiento crítico, el pensamiento emocional no posee estas cualidades. Por lo general, suele dar las cosas por sentado y reacciona según los sentimientos y las emociones que afloran. Y allí es dónde está la trampa del pensamiento emocional. La reacción basada en las emociones es exactamente el tipo de reacción que el abusador emocional está esperando.

Las personas que abusan emocionalmente de otras saben qué botones internos presionar en sus víctimas para que afloren ciertas emociones específicas. Esto les permite a los abusadores, tener el control emocional de sus víctimas. Por consiguiente, cuando la víctima deja de responder desde su pensamiento emocional y se adueña de su propio pensamiento (comienza a usar el pensamiento crítico), el abusador pierde el control y la víctima recupera su poder personal.

El pensamiento crítico es, sin lugar a duda, una de las herramientas más poderosas para prevenir y solucionar el problema del abuso emocional.

Perdonar o No perdonar


como perdonar todo el daño que nos han causado con sus insatisfaciones durante mas de 20 años, si cuando intentas hablarlo lo niegan todo, y encima vienen a tu casa a que los cuides, con provocaciones y haciendo el papel de lobo con piel de cordero, para manipular la relacion y que te separes de tu pareja y asi poder vivir la vida soñada con su hijo de cuidador. tal y como a sido siempre desde que tenia 6 años en que empezo a hacerle la compra a su madre y a ayudarla en las tareas de la casa. hasta que llegue yo la suplantadora que le robo la felicidad a esa pobre madre desvalida que se quedo sin ayuda, no gano una hija perdio un hijo, pero no pierde la esperanza de recuperarlo por todos los medios a su alcanze aunque sea lo ultimo que haga en su vida. el premio vale la pena ser infeliz y hacer infeliz a tu marido valor una vida destrozar la vida de las nueras valor hasta que aguanten, conseguir que tus hijos desearan no haber nacido al verse en la tesitura de tener que vivir con el sentimiento de abandono hacia una pobre madre desvalidad a la que si contrarias se va a vivir a el campo a riesgo de que muera sola y la encuentren despues de un terrible sufrimiento y eso recaiga sobre la conciencia de su hijo, precio toda una vida para cuidarme y cuando me muera ya tendras tiempo si te quedan ganas y alguien te quiere para hacer tu vida nunca olvides que fui yo quien te lleve nueve meses y quien sufri por ti para tenenrte. para todo lo demas mastercard.

fuente:amatista


Perdonar o No perdonar

Jan 5th, 2010 por AEEA

puzzle

Perdonar o no perdonar, ésa es la cuestión.

A decir verdad, el perdón es más significativo para quien perdona que para quien es perdonado. Cuando perdonamos, nos estamos sacando un peso de encima, ya no tenemos que vivir atados a un hecho o un incidente del pasado. El perdón nos sirve a nosotros mismos para ser mejores personas, para dejar ir aquello que nos hacía ruido raro en la mente y en el corazón.

Podemos perdonar, independientemente de que la persona a la que perdonamos cambie su actitud o no. Podemos perdonar en silencio o podemos perdonar públicamente. Lo que en realidad importa es perdonar desde lo más profundo de nuestro ser, es decir, cuando perdonamos sin guardar resentimiento alguno porque comprendemos que si otra persona nos ha causado daño, quizás sea porque no sabe cómo actuar de una manera diferente.

Pero perdonar no significa olvidar y sobre este tema se ha debatido mucho a lo largo de la historia de la humanidad. Podemos perdonar para liberarnos a nosotros mismos de una carga que no nos aporta nada a nuestras vidas; o podemos perdonar y olvidar, hacer borrón y cuenta nueva, pero son dos cosas diferentes.

Pero, a veces, es necesario perdonar sin olvidar que esa persona que perdonamos, quizás no vaya a cambiar su manera de actuar o de pensar. Por esta razón, no podemos decir que perdonar y olvidar sean sinónimos. No tienen el mismo valor. Tanto perdonar una ofensa como olvidar lo sucedido, son elecciones personales. Nadie nos obliga a perdonar a los demás, ni a olvidar un incidente negativo. Así, podemos decidir perdonar de corazón, incluso si decidimos no hacer público nuestro perdón, pero también podemos decidir no olvidar lo ocurrido para que evitar que vuelva a ocurrir otra vez.

Si alguien nos ofende o nos causa una daño por error, podemos perdonar y olvidar, pero siempre que estemos atentos a cómo se comporta esa persona en el futuro. A veces, las personas se arrepienten. Todos cometemos errores, somos humanos y es normal cometer errores. A veces, las personas intentan cambiar y no lo logran, no porque sean malas personas sino porque realmente no pueden cambiar y eso es algo que va mucho más allá de lo que nosotros podemos controlar.

Si una persona nos ofende o nos daña, podemos elegir perdonarla porque comprendemos que quizás esté pasando por un mal momento o quizás no tenga las habilidades necesarias para madurar y dejar de ofender o dañar a otros, pero también podemos elegir no olvidar lo sucedido. Es muy probable que suene egoísta, pero los derechos de los demás terminan cuando comienzan los nuestros y viceversa. Podemos perdonar, pero no tenemos obligación de continuar sometiéndonos a incidentes negativos de por vida.

Cuando una persona perdona y decide “olvidar lo ocurrido”, pero luego vemos que nada cambia, estamos en presencia del conocido ciclo de abuso emocional. Éste tiene tres fases o etapas, claramente definidas: 1) La primera fase es cuando se van acumulando tensiones y se dan avisos previos (”Por favor, deja de hacer eso”), 2) la segunda fase es cuando se produce la ofensa o el incidente, propiamente dicho; y 3) la tercera fase es la llamada “luna de miel” porque es cuando la persona que ha sido víctima de una ofensa perdona a quien le ofende, el incidente se olvida bajo la promesa de que no volverá a ocurrir, solamente para volver a la fase 1, otra vez.

Linda Lord explicó que “el perdón, al igual que la meditación o la oración, es una actividad personal. Usted será la única persona que sabrá cuándo ha perdonado a otra persona. A menos que esa persona pida ser perdonada, guárdese el perdón para usted mismo. Es su proceso, su camino para curar las heridas emocionales y su liberación del resentimiento. Una experiencia personal tan intensa como ésta, sólo deber ser experimentada por usted. Curar sus heridas emocionales es su proceso.”