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¿Cómo curar OCD?


¿Cómo curar OCD?

Las medicaciones más eficaces son inhibidores selectivos del reuptake del serotonin, tales como fluoxetine (Prozac), paroxetine (Paxil), sertraline (Zoloft), y fluvoxamine (Luvox); y antidepresivos tricíclicos tales como clomipramine (Anafranil). Estas drogas ayudan a disminuir la frecuencia y la intensidad de las obsesiones y de las obligaciones. La mejora toma generalmente tres o más semanas y el paciente tendrá que continuar la medicación indefinidamente.

Las terapias del comportamiento - terapia de aversión, pensamiento que para, el cambiar del pensamiento, el inundar, terapia de la implosión, y prevención de la exposición y de la respuesta - también han sido eficaces.

Los tratamientos eficaces para el desorden obligatorio obsesivo están disponibles, y la investigación está rindiendo las nuevas, mejoradas terapias que pueden ayudar a la mayoría de la gente con OCD y otros desórdenes de ansiedad conducen vidas productivas, satisfacientes.

Los tratamientos eficaces para cada uno de los desórdenes de ansiedad tales como desorden obligatorio obsesivo (OCD) se han desarrollado con la investigación. Dos tipos de tratamiento están generalmente disponibles para una desorden-medicación de la ansiedad y los tipos específicos de sicoterapia (a veces llamada “terapia de la charla”). Ambos acercamientos pueden ser eficaces para la mayoría de los desórdenes. La opción de una o la otra, o ambas, depende del paciente y de la preferencia del doctor, y también del desorden de ansiedad particular. Por ejemplo, solamente la sicoterapia se ha encontrado eficaz para los phobias específicos. Al elegir un therapist, debes descubrir si las medicaciones estarán disponibles si están necesitadas.
¿Cómo curar el desorden obligatorio obsesivo (OCD) por Medication?

Los siquiatras u otros médicos pueden prescribir las medicaciones para los desórdenes de ansiedad tales como desorden Obsesivo-Obligatorio (OCD). Estos doctores trabajan a menudo de cerca con los psicólogos, los trabajadores sociales, o los consejeros que proporcionan sicoterapia. Aunque las medicaciones no curarán un desorden de ansiedad, pueden guardar los síntomas bajo control y permitirte conducir una vida normal, satisfaciente.
¿Cómo curar el desorden obligatorio obsesivo (OCD) por Psychotherapy?

La sicoterapia implica el hablar con un profesional de salud mental entrenado, tal como un siquiatra, un psicólogo, un trabajador social, o un consejero para aprender cómo ocuparse de problemas como desórdenes de ansiedad tales como desorden Obsesivo-Obligatorio (OCD).
Línea de fondo para curar OCD:

La medicación se puede combinar con sicoterapia, y para mucha gente éste es el mejor acercamiento al tratamiento. Según lo indicado anterior, es importante dar a cualquier tratamiento un ensayo justo. Y si un acercamiento no trabaja, las probabilidades son que otra una voluntad, no da tan para arriba.

Si te has recuperado de un desorden de ansiedad, y más adelante se repite, no considerarte una “falta del tratamiento.” Las repeticiones se pueden tratar con eficacia, apenas como un episodio inicial. De hecho, las habilidades que aprendiste haciendo frente al episodio inicial pueden ser provechosas en hacer frente a un revés.

* Animar las actividades de diversión activas, tales como silbar o tarareo de una consonancia, para divertir la atención de los pensamientos indeseados y para promover una experiencia agradable.
* Ayudar al paciente a desarrollar nuevas maneras de solucionar problemas. y cultivar habilidades que hacen frente más eficaces fijando límites en comportamiento inaceptable (por ejemplo, limitando el número de épocas por día ella puede complacer en comportamiento obligatorio). Acortar gradualmente el tiempo dado un plazo. Ayudar a tu foco en otras sensaciones o problemas para el resto del tiempo.
* Identificar la penetración y el comportamiento mejorado (comportamiento obligatorio reducido y pocos pensamientos obsesivos). Evaluar los cambios del comportamiento por tus propias observaciones y los informes del paciente.
* Identificar los asuntos que disturban de la conversación que reflejan ansiedad o terror subyacente.
* Ayudar al paciente a identificar progreso y a fijar expectativas realistas del hersell y de otros.
* Trabajar con el paciente y otros miembros del equipo del tratamiento para establecer metas del comportamiento y para ayudar al paciente a tolerar ansiedad en perseguir estas metas.

Terapia Cognitivo Conductual


http://psicologia.laguia2000.com/psicologia-cognitiva/terapia-cognitivo-conductual


Libérese de pensamientos que lo hacen sentir mal, haciendo una terapia cognitivo conductual.

Hasta no hace mucho tiempo, para el tratamiento de depresiones y trastornos obsesivos compulsivos, muchos psicólogos se centraban en las causas internas profundas de tales perturbaciones, lo cual demandaba largos períodos de tiempo.

La vida moderna y los altos costos profesionales exigieron la implementación de una modalidad terapéutica más ágil que en muchos casos resulta una solución eficaz.

Técnicas cognitivas y conductuales combinadas son las que dan lugar a una terapia cognitivo conductual. El enfoque terapéutico es de objetivos limitados, se centra en el motivo de la consulta e intenta obtener resultados.

Por medio del condicionamiento clásico se logran la extinción de las conductas que se desean erradicar y el aprendizaje de comportamientos más adecuados para la adquisición de nuevos hábitos.

La cognición se relaciona con el proceso de percepción, porque cada individuo es único y tiende a ver las cosas en forma diferente según sus experiencias, valores, prejuicios, creencias, preferencias, estados mentales y nivel de conocimiento. Pero también se observa una tendencia común hacia el fracaso, una visión negativa del futuro y del mundo, en los pacientes depresivos.

Los pensamientos son los que causan las emociones y los patrones cognitivos negativos originan estados emocionales depresivos que se tratan de encubrir con síntomas obsesivos.

Es necesario detectar durante la terapia las situaciones que deprimen al paciente y cuáles son los pensamientos negativos que le sugieren cuando éstas ocurren.

Es indispensable que la persona pueda evidenciar la ineficacia de las conductas implementadas en esas circunstancias y pueda apreciar los sentimientos negativos y la experiencia que le proporcionaron.

Se deben identificar los pensamientos irracionales y tratar de reemplazar esos viejos hábitos por otros más positivos.

No se trata solamente de pensar en positivo sino de generar una mayor autoestima mediante una correcta auto evaluación del paciente que le permita ser más optimista.

El tratamiento cognitivo corrige las distorsiones de la percepción y produce una reestructuración del pensamiento.

La persona depresiva tiene una visión negativa de sí mismo, de los demás, del futuro y del mundo.

El abordaje terapéutico se centra en las creencias, las emociones, los síntomas físicos y el comportamiento del sujeto, es decir, cómo piensa, qué siente, qué dificultades tiene y cómo se comporta.

El interés del terapeuta no está puesto en averiguar por qué esa persona piensa de una determinada manera, ni por qué tiene esos síntomas, sentimientos y comportamientos; sino en hallar la forma de resolver estos problemas.

Esta forma de psicoterapia comenzó a desarrollarse en la década de los años ochenta, tiene fundamento científico y una alta eficacia. Abarca la atención de pacientes con problemas emocionales y mentales y lo ayuda en la búsqueda de su orientación existencial.

Uno de los precursores en llevar a la práctica esta modalidad terapéutica combinada, fue el psiquiatra norteamericano Albert Ellis, recientemente fallecido, que desilusionado de las terapias psicoanalíticas se atrevió a desarrollar esta operativa que propone al paciente modificar sus emociones negativas y dañinas por nuevos comportamientos más saludables.

Experimentó en carne propia la timidez siendo muy joven y se decidió a practicar una técnica propia para liberarse de este sentimiento de inseguridad que lo perturbaba, sentándose en el banco de una plaza y proponiéndose hablar con todas las mujeres que pasaran.

Se dio cuenta que ninguna de las más de cien mujeres que tuvo que enfrentar, lo trató con desprecio ni lo insultó o llamó a la policía, como él pensaba.

Su pensamiento de que sería tratado en forma despectiva o rechazante estaba equivocado y pudo entonces reemplazarlo por otro de mayor confianza en él mismo y en los demás.

Ellis decía que creemos que necesitamos sentirnos amados por todo el mundo, tenemos prejuicios sexuales, religiosos, raciales y no aceptamos las cosas como son en realidad.

Nos sentimos víctimas y tendemos a eludir las situaciones amenazantes en lugar de enfrentarlas, porque no confiamos en nosotros mismos pensando que tenemos que destacarnos en todo lo que hacemos, que las heridas recibidas nunca cicatrizarán, que tenemos que controlar todo, que el sufrimiento es necesario y que las emociones nos pueden controlarse.

Trastorno obsesivo-compulsivo TOC Administración, ataques de pánico, y pensamientos obsesivos


Trastorno obsesivo-compulsivo TOC Administración, ataques de pánico, y pensamientos obsesivos
Administrar el TOC, ataques de pánico, y pensamientos obsesivos

Hay veces que nos encontramos temerosos pensamientos que pueden ser difíciles de manejar. Para algunas personas, más que tratar de deshacerse de los pensamientos, los pensamientos más fuerte y convertirse en la más difícil de que se conviertan de gestionar. Como resultado de ello, aquí está una breve lista de técnicas que una persona puede utilizar para ayudar a manejar su miedo y de pensamientos obsesivos y de ansiedad.

Lo primero que una persona debe hacer es no detenerse o se centran en el temor de provocar el pensamiento en lo que se refiere. Cuanto más una persona trata de la razón o el pensamiento se centran en el miedo detrás del pensamiento, el pensamiento se convierte en el más fuerte. La próxima vez que encuentro un pensamiento obsesivo, obtener en la práctica de no detenerse en ella.

De mis entrevistas con varios psicólogos, me dijeron que una persona debe visualizar una señal de stop de color rojo en su mente cuando se encuentran con temor de provocar una reflexión. Cuando viene el pensamiento negativo, una persona debe pensar en una señal de stop de color rojo que sirve como un recordatorio para dejar de centrarse en que el pensamiento y pensar en otra cosa. Una persona puede entonces tratar de pensar en algo positivo para sustituir el pensamiento negativo.

Una persona debe llevar un pequeño cuaderno de declaraciones positivas que les hace sentirse bien. Siempre que vienen a través de un positivo y edificante verso que les hace sentirse bien, anótelo en un pequeño bloc de notas. Una persona puede llevar alrededor de este bloc de notas en el bolsillo y cuando se sienten ansiosos, pueden leer su bloc de notas.

Nuestros pensamientos pueden a veces miedo producen una gran cantidad de ansiedad. Cuando esto sucede, una persona debe tener un profundo respirar y tratar de encontrar algo que hacer durante unos minutos para obtener su cuenta fuera del problema. Una persona puede tomar un paseo, escuchar música, leer el periódico o hacer una actividad que les dará una nueva perspectiva sobre las cosas.

Aunque soy un laico y no un profesional, he entrevistado a muchos consejeros y me enteré de que hay muchas maneras de hacer frente a este tipo de pensamientos. De mis entrevistas, me he enterado de que por lo general es el temor a la idea de que detrás de nosotros se trabajó hasta. Cuando se trata de miedo y pensamientos obsesivos, no detenerme en el pensamiento.

La pastilla y el analista *


La pastilla y el analista


Patricia Markowicz es Miembro de la Escuela de la Orientación Lacaniana y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis.


El analista que medica no es analista mientras medica. Se es analista en el acto. Si es capaz de sostener su acto en el momento adecuado, habrá allí analista. En todos los otros momentos de una cura, se trata de provocar el análisis, de sostener un espacio.




El tiempo, ese otro real en juego aquí, que antes estaba inmovilizado por el goce obsesivo, empieza a existir. Ahora no tiene tiempo para pensar.




La pastilla marcó un límite para este paciente, le mostró que no se puede seguir pensando infinitamente, que eso se puede cortar.

La orientación de un psicoanálisis nos interroga permanentemente, si basamos la ubicación del deseo del analista a la altura de la época. Entonces, ¿qué estatuto adquiere el uso de la medicación en la clínica actual? ¿Es posible introducir el fármaco como real?
Únicamente en la interrogación del caso por caso es posible verificar sus efectos frente a invasiones de goce que, en algunos sujetos, ofrecen una barrera infranqueable a la introducción de un espacio analítico.

Se trata de estar a la altura de la época, de poder pensar sin el prejuicio, con la orientación que el deseo del analista le pueda dar a cada uno.

A partir de la orientación que Jacques-Alain Miller nos da con el sexto paradigma, con la nueva modalidad del síntoma, se abre para pensar nuestra clínica una dimensión absolutamente nueva: Si el goce estaba primero, si los analistas operamos en sujetos encarnados, es decir, cuyos cuerpos son la sede de ese goce primero, no me parece errado tener la posibilidad también de operar allí, además de con la palabra, con sustancias químicas, capaces de reducir en ese nivel los goces, para hacer posible, en algunos casos, un psicoanálisis.

Tradicionalmente un analista no medicaba, su operatoria estaba restringida por la concepción clínica que se derivaba de la primacía indiscutida del significante.

Hoy no operamos así. Hoy nos autorizamos a realizar actos que posibiliten un análisis, o que eviten una interrupción.

El deseo del analista es la mejor guía y se trata aquí de casos que no están en análisis, que suelen ser numerosos en nuestra práctica, aquellos casos, más o menos inclasificables, en los que cualquier maniobra que les posibilite una entrada en análisis es válida.

El analista que medica no es analista mientras medica.

Se es analista en el acto.

Si es capaz de sostener su acto en el momento adecuado, habrá allí analista. En todos los otros momentos de una cura, se trata de provocar el análisis, de sostener un espacio.

R. venía a hablar dos veces por semana durante varios meses, pero nada producía en él algún cambio. No se lo podía tocar con las palabras, su fortaleza yoica, obsesiva, era poderosa.

Había acudido al psicoanálisis a pedido de su mujer, a partir de una crisis matrimonial. Él llegaba, siempre puntual, se sentaba frente a mí y hablaba de su mujer, de lo que ella le había hecho y él no podía olvidar, ni perdonar, ni dejar de pensar en ello. Estaba realmente obsesionado con eso. Empezó a deteriorar también su posición laboral, ya que su obsesión no le dejaba margen de maniobra. Sólo pensaba en su mujer.

Intenté diversas modalidades de intervención, todas infructuosas; hasta que surgió la idea de la medicación.

Este momento tiene dos lecturas:

1) Una maniobra de la analista, un recurso para romper la fortaleza del paciente.

2) La acción farmacológica específica del medicamento(para obtener algún cambio que hiciera posible el deslizamiento significante, coagulado por la obsesión).

Tomar una medicación era cosa de otro orden. Justamente eso es lo que se trataba de introducir en las sesiones: un orden otro, otro que el imaginario-simbólico obstruyendo cualquier resquicio que pudiera llevar a lo real. El fármaco, entonces, hizo, él mismo, de real.

Yo le estaba proponiendo algo que excedía la palabra, algo que apuntaba a su cuerpo vivo. Es cierto que esa pastilla no le era recetada por alguien ajeno a su cura y que el efecto esperado no estaría por fuera de la transferencia.

Poco a poco se fue apaciguando la idea obsesiva y empezó a hablar de otros temas. Surgieron nuevas posibilidades laborales, se fue entusiasmando con eso, a tal punto que tomó decisiones de importancia para él: dejó de trabajar en la empresa familiar, y formó algo nuevo, con gente nueva, con proyectos nuevos, y con riesgo... Él, el pensador obsesivo que no actuaba porque el pensamiento no le dejaba espacio, se arriesga en un emprendimiento propio, no de la empresa del padre en la que trabajaba hasta ese momento.

Deja de pensar tanto en su mujer, según dice, simplemente porque no tiene tiempo. El tiempo, ese otro real en juego aquí, que antes estaba inmovilizado por el goce obsesivo, empieza a existir. Ahora no tiene tiempo para pensar.

¿Qué pasó?

La maniobra de la analista asociada al efecto farmacológico de la medicación, produjo un apaciguamiento del pensamiento obsesivo, de la compulsión a pensar: del goce que el obsesivo tiene anudado al pensamiento.

La vida se le hizo más posible a este sujeto que vivía torturado por el mismo pensamiento que lo parasitaba, sirviéndole de resistencia al inconsciente, al más allá de su yo, a la vida misma.

Si este paciente hace ahora su entrada en análisis o no, dependerá de su deseo de saber. Por ahora, se pudo reducir algo de su goce, a la vez que se le demostraba que hay un más allá de las palabras.

Cuando la analista decidió dar la medicación, se encontraba en un callejón sin salida. Pasados los primeros meses en que el paciente acudía al consultorio, movido por el empuje de su mujer, se produjo un estancamiento. Ya casi no podía hablar. No quería hablar de lo mismo porque se daba cuenta de que se repetía Tampoco podía hablar de otros temas, ya que estaba parasitado por sus pensamientos monotemáticos.

Habían aparecido rasgos de violencia en relación a su mujer. No encontraba otra salida para sus pensamientos que matarla o, al menos, pegarle. Su “problema” con ella sólo podría tener un camino, y este sería violento.

El análisis dejó de ser interesante para él. Empezó a faltar a sus sesiones. Sólo podía hablar de su obsesión, pero no quería hacerlo. Estaba en el borde. ¿Qué hacer? La medicación tomó el valor de eso que él no puede controlar, de algo que, a través de su cuerpo, y no de sus pensamientos, opera en él...un pedacito de real.

Entonces, a la vez que el efecto químico apaciguaba ciertos rasgos, el efecto analítico podía desplegarse al no estar todo el sujeto enmascarado detrás de su pensamiento obsesivo.

Al no pensar, pudo empezar a actuar en direcciones diversas. Por supuesto, no hay garantías de que este sujeto pueda sostener todo el desarrollo de un análisis, pero al menos, la analista pudo dar una respuesta: había que operar allí, había que tener, al menos una intervención, que fuera inolvidable, como nos dijo Eric Laurent, y que produjera un efecto de orientación a lo real.

La pastilla marcó un límite para este paciente, le mostró que no se puede seguir pensando infinitamente, que eso se puede cortar.

También le mostró que su violencia incipiente era el camino inverso, era la imaginarización de su obsesión. Ante eso, la medicación, ese pequeño trozo de real, producto de la decisión de un analista, es decir, de alguien que utiliza mayoritariamente la palabra como instrumento de trabajo, marcó un límite: no se puede decir cualquier cosa, eso tiene consecuencias. No se puede hablar impunemente, en este caso particular, de matar a la mujer. Se le hizo escuchar sus propios dichos a través de su acto

La psicofarmacología es un instrumento más, no es un fin en sí mismo, pero nos permite, en ciertos casos, operar, ya sea para posibilitar un análisis, ya sea para tener, aunque más no fuera, esa única intervención, ese acto, que le provoque una torsión a las coordenadas de la neurosis del paciente.

""La armonía llega a tu interior a través de tu mente. El predecesor de toda acción es el pensamiento".



obsesiones, ¿pánico?

""La armonía llega a tu interior a través de tu mente. El predecesor de toda acción es el pensamiento".

Wayne W. Dyer

Los trastornos de ansiedad son los más concurridos dentro de la patología neurótica del ser humano. En las salas de urgencias de Psiquiatría de cualquier hospital general suele observarse a diario cuando surge la crisis.
El episodio de crisis de pánico es quizás el más paralizante para la persona que lo vive porque el poder de los pensamientos en esos momentos es tan grande que la sensación de la persona es "ser atrapada por sí misma". La reacción: la huida del propio yo; algo realmente imposible.

Pero vamos a intentar ordenar el tema para vuestra comprensión, empezando por la definición de trastornos de ansiedad. La ansiedad es aquella emoción que sentimos cuando creemos vernos amenazados por algo o alguien. Es una respuesta innata en el ser humano que de niño le preserva de muchos peligros y es normal que se experimente en determinadas situaciones.
Cuando la ansiedad surge sin que haya ningún estímulo temerario que justifique su presencia, entonces es una respuesta innecesaria que debe tratarse como trastorno psicológico.

Según la clasificación psiquiátrica de las diferentes enfermedades mentales, DSM IV, los trastornos de ansiedad se clasifican en:

1.

Trastorno de angustia sin agorafobia
2.

Trastorno de angustia con agorafobia
3.

Agorafobia sin historia de trastorno de angustia
4.

Fobia específica
5.

Fobia social
6.

Trastorno obsesivo-compulsivo
7.

Trastorno por estrés post-traumático
8.

Trastorno por estrés agudo
9.

Trastorno de ansiedad generalizada
10.

Trastorno de ansiedad debido a…
11.

Trastorno de ansiedad no especificado.

Pero como el objetivo de este artículo no es académico, hablaremos puramente de las crisis de pánico y las obsesiones.

Las denominadas crisis de pánico son episodios desbordantes de ansiedad en los que la persona deja de actuar paralizada por el miedo. No hay estímulo aparente que lo justifique, al menos en la realidad, porque ella cree que puede desvanecerse, sufrir un infarto o cualquier otra situación de pérdida de control. Los pensamientos se suceden rápidamente invadiendo todo criterio lógico y racional. A partir de aquel momento ya nada es lo que parece y la duda inunda todo raciocinio.

El sujeto sufridor de pánico teme cualquier acción y ningún lugar es seguro porque es su pensamiento el que le desborda, le descontrola. Los pensamientos que se suceden para desequilibrarlo siguen unos mismos esquemas:

*

Parecen taquigrafiados
*

Son repetitivos
*

Son específicos
*

Contienen palabras clave
*

Son irracionales, a pesar de lo cual casi siempre son creídos
*

Suelen ser difíciles de detener o desviar.
*

Dramatizan utilizando términos del tipo: "debería de", "y sí…"
*

Se viven como espontáneos.

La persona escucha atentamente esos mensajes que se envía a sí misma, se los cree y asume el descontrol y el miedo que la paralizan queriendo escapar a toda costa de sí misma, es decir de sus pensamientos. Los pensamientos automáticos al ser creídos se asientan con más fuerza en la persona formando parte de su cotidianeidad. Este hecho reduce la socialización en la persona que los sufre, quien limita salidas y contactos por el temor de que se vuelva a producir la crisis. Empieza por evitar aquellos lugares en los que sintió que le invadían esos pensamientos automáticos y poco a poco, con la generalización de sus ataques, se convierte en alguien incapaz de salir de su propia casa.

La solución a esta conducta tan limitativa está en trabajar los pensamientos que provocan esa desagradable emoción. Para ello contamos con diferentes técnicas dentro de la psicología cognitivo-conductual como la detención del pensamiento, la detección previa de esos pensamientos, la confrontación de esos con la realidad, etc.… La consecuencia que se pretende con ese intento de confrontar los pensamientos distorsionados con lo racional es para que uno mismo se crea lo absurdo del pensamiento paralizante y así eliminarlos del lenguaje interior.

Vamos a analizar un pensamiento distorsionante y su confrontación con la realidad para comprender mejor el proceso:

"Soy una persona que por motivos de mi trabajo suelo tener reuniones en los que dirijo a un grupo de subordinados cómo hacer su trabajo. Suelen ser rutinas que por mi propia y amplia experiencia no me suponen ningún temor. El problema surge el día en que como otros tantos días voy a una reunión más general de la firma y estando tranquilamente conversando con unos y otros, siento que se pronuncia mi nombre en alto y la sala queda en silencio en espera de que yo acuda a la "invitación" para contestar la pregunta en cuestión que se me hace y de la que no puedo acordarme. El miedo paraliza mis piernas y siento desfallecer, no soy capaz de moverme y mucho menos de mediar palabra, ¿qué me sucede? No puedo explicarlo pero aquel día hice totalmente el ridículo" -
Estas son las palabras introductoras del problema de pánico frente a situaciones sociales que padece un paciente de 38 años -. Y prosigue así:
"A partir de aquel día no he podido seguir desarrollando mi trabajo con la comodidad que me caracterizaba. Ahora temo cualquier reunión por más simple que sea y ha llegado un punto mi temor que no soy capaz de ir al trabajo por miedo a que soliciten mi presencia y mis palabras en una improvisada reunión."

Le pregunto cómo se siente y describe: "Me siento un fracasado, alguien poco cualificado y ridículo, sé que la gente se ríe de mí por incompetencia."
¿Qué crees te pasó aquel día? - solicito - "Vi demasiados ojos pendientes de mí y creí que no sabría que decir"
¿Acaso no eres alguien competente en tu trabajo? - cuestiono - "Antes sí, ahora ya no."
¿Qué te lleva a pensar así? - pregunto - "No haber podido abrir la boca aquel día".
¿Crees que la competencia en un trabajo se valora por un día y no por un cúmulo de situaciones? - insisto - "Vi sus caras y supe lo que pensaban".
Si tú hubieras pertenecido al grupo que estaba a la escucha, te hubieras preocupado en pensar que alguien que no respondía a una demanda era clasificado de incompetente - increpé yo - "Eso es algo diferente, yo era quién no pronunció respuesta".

Lo único cierto es que no diste respuesta a la solicitud de opinión, lo demás son conjeturas que tú mismo te haces sin ningún apoyo racional. Si en vez de ello no le hubieras dado importancia porque en definitiva todos podemos tener un mal día, no dejarías que un episodio sin más importancia que la que tu pretendas darle te estropee la vida. Si te hubieras reído de tu "pánico" en el instante en que sucedió considerando como normal el acontecimiento, ahora no estarías aquí. Te sentiste incómodo interpretando los pensamientos de los demás asistentes para ridiculizarte. Son tus pensamientos de aquel instante los que han mantenido tu conducta de pánico actual. - manifesté -.

* * *

En la vida, a diario, nos encontramos con situaciones que nos provocan el pánico. Si los pensamientos automáticos que nos invaden en aquel momento son irracionales y dramáticos tendemos con ello a prolongar la emoción desagradable, generalizándola en otras situaciones posteriores. El pensamiento genera una emoción que se mantiene si la situación que provocó el pensamiento fue vivida como amenazante.

Imagínate resbalando en plena sala de juntas cuando estás sirviendo un café. Ante el gran resbalón, los jefes se ríen y tú piensas: "Menudo ridículo acabo de hacer, seguro que han pensado que soy una inútil y tonta." La emoción sentida es de vergüenza y en un futuro evitarás servir el café en la sala de juntas. Si además, cada vez que te cruzas con uno de los que presenciaron el "desastre" piensas seguro que aún se ríe de mí, el pánico invadirá diferentes áreas de tu vida, evitando situaciones de tu entorno cotidiano. Cuanta más negatividad e irracionalidad le dieras a tus pensamientos, más agudo sería el pánico. "Lo que piensas" se traduce en tus acciones, por ello es importante que se intente mantener un buen contacto con la realidad a la hora de expresar el lenguaje interior.

Las obsesiones son pensamientos deformantes que se mantienen constantemente en tu mente creando una obsesión continua. La obsesión es un fenómeno que aparece en tu conciencia contra la voluntad del sujeto. Se vive como absurdo, ilógico, ajeno al yo. El fenómeno obsesivo puede ser: una idea, un recuerdo, un temor, un impulso, un acto, …puede tener un contenido indiferente para el sujeto pero lo normal es que sea algo vivido como intolerable y desagradable. Debido a ello, el sujeto tiende a desarrollar unas conductas defensivas y rituales para vencer la obsesión, es lo que denominamos "compulsión". Los obsesivos con personas con tendencia a la pulcritud y al orden, son perfeccionistas que exigen mucho de los que forman su entorno.

Pánico y obsesión corresponden a luchas internas de la persona que se siente continuamente amenazada por sí misma y sus pensamientos. La primera acumula una gran dosis de ansiedad paralizando toda reacción. La segunda, más rígida y controladora, manifiesta rituales para eliminar la obsesión que no puede evitar. Los dos sufren pero la clave para vencer ambos está en la detección de los pensamientos distorsionantes.

Trabaja tus pensamientos, confrontándolos con la realidad para vencer estos trastornos.

Gloria Marsellach Umbert - Psicólogo

ESCALA OBSESIVO COMPULSIVO DE YALE-BROWN (Y-BOCS)


http://www.cop.es/colegiados/A-00512/obsecop.html
Esta es la versión html del archivo http://santaclaravillasol.com/Forma%20Yale-Brown.pdf.

NOMBRE DEL PACIENTE
NOMBRE DEL MEDICO
_________________________________________
____________________________________________
FECHA _______________________ DOMICILIO_______________________________________________________
ESCALA OBSESIVO COMPULSIVO DE YALE-BROWN (Y-BOCS)*
Las preguntas 1 a 5 se refieren a sus pensamientos obsesivos.
Las obsesiones son ideas, imágenes o impulsos indeseables que invaden sus pensamientos en contra de sus deseos y
esfuerzos por resistirse a ellos. Habitualmente implican temas relativos a daños, riesgo y peligro. Algunas obsesiones
frecuentemente son los temores excesivos a la contaminación; dudas recurrentes acerca del peligro; preocupación
excesiva por el orden, la simetría o la exactitud; temor de perder cosas importantes.
Por favor conteste cada pregunta anotando el número apropiado en el cuadro.
1. TIEMPO OCUPADO POR PENSAMIENTOS
OBSESIVOS
P. ¿Qué proporción de su tiempo se ve ocupado por
pensamientos obsesivos?
0 = Nada.
1 = Menos de 1h/día o presentación
ocasional.
2 = 1 a 3 h/día o frecuentes.
3 = Mas de 3 y hasta 8 h/día o
presentación sumamente frecuente.
4 = Mas de 8 h/día o presentación casi
constante.
2. INTERFERENCIA DEBIDO A
PENSAMIENTOS OBSESIVOS
P. ¿Hasta que grado interfieren sus pensamientos
obsesivos con su funcionamiento laboral, escolar,
social, o algún otro aspecto importante? ¿Hay algo
que usted no haga a causa de ellos?
0 = Nada.
1 = Ligera interferencia con actividades
sociales o de otro tipo, pero el
desempeño global no se ve alterado.
2 = Interferencia definitiva con el
desempeño social u ocupacional,
pero sigue siendo manejable.
3 = Provoca deterioro sustancial en el
desempeño social u ocupacional.
4 = Incapacitante.
3. MALESTAR ASOCIADOS CON
PENSAMIENTOS OBSESIVOS
P. ¿Qué tanto malestar le ocasionan sus
pensamientos obsesivos?
0 = Nada.
1 = No son demasiado inquietantes.
2 = Son Inquietantes, pero siguen siendo
manejables.
3 = Sumamente inquietantes.
4 = Inquietud casi constante e
incapacitante.
4. RESISTENCIA CONTRA LAS OBSESIONES
P. ¿Qué tanto esfuerzo hace para resistirse a los
pensamientos obsesivos? ¿Qué tan frecuente trata de
ignorarlos o de no prestarles atención cuando surgen
en su mente?
0 = Trato de resistirme todo el tiempo.
1 = Trato de resistirme la mayor parte
del tiempo.
2 = Hago cierto esfuerzo por resistirme.
3 = Me rindo ante todas las obsesiones sin
tratar de controlarlas, aunque con cierta
renuncia.
4 = Me rindo completa y gustosamente a
todas las obsesiones.
5. GRADO DE CONTROL SOBRE LOS
PENSAMIENTOS OBSECIVOS
P. ¿Qué tanto control tiene sobre sus pensamientos
obsesivos? ¿Qué tanto éxito tiene para detener o
distraer sus pensamientos obsesivos? ¿Puede
desecharlos?
0 = Control Absoluto.
1 = Usualmente logro detener o distraer las
obsesiones con algo de esfuerzo y
concentración.
2 = En ocasiones logro detener o distraer las
obsesiones.
3 = Raras veces tengo éxito para detener o
distraer las obsesiones, únicamente logro
distraer mi atención con dificultad.
4 = Las obsesiones son completamente
involuntarias, raras veces logro alterar,
aunque sea momentáneamente, los
pensamientos obsesivos.
* Esta adaptación de la Y-BOCS esta abreviada de la versión original
de Wayne Goodman. La versión original fue publicada por: Goodman
WK, Price LH, Rasmussen SA, etal. The Yale-Brown Obsessive
compulsive Scale I: Development, use and reliability. Arch Gen
Psychiatry. 1989; 46: 1006-1011.
Page 2
Las siguientes preguntas se refieren a sus
comportamientos compulsivos.
Las compulsiones son impulsos que la gente tiene por
hacer algo para aminorar sentimientos de ansiedad u
otras inquietudes. Con frecuencia llevan al cabo
comportamientos repetitivos, intencionales, con un
fin determinado, denominados rituales.
El
comportamiento por si mismo puede parecer
apropiado pero se convierte en ritual cuando se lleva
al cabo hasta el exceso. Lavar, revisar, repetir,
enderezar, atesorar y muchos otros comportamientos
pueden constituir rituales. Algunos rituales son
mentales. Por ejemplo, el pensar o decir cosas una y
otra vez en voz baja.
6. TIEMPO DEDICADO ALLEVAR AL CABO
COMPORTAMIENTOS COMPULSIVOS
P. ¿Cuánto tiempo dedica a llevar al cabo
comportamientos compulsivos? ¿Qué tanto tiempo
más que a otras personas le lleva concluir actividades
rutinarias debido a sus rituales? ¿Con que frecuencia
lleva al cabo rituales?
0 = Nada.
1 = Menos de 1 h/día, o desempeño
ocasional de comportamientos
obsesivos.
2 = De 1 a 3 h/día, o desempeño frecuente
de comportamientos compulsivos.
3 = Mas de 3 y hasta 8 h/día, o desempeño
muy frecuente de comportamientos
compulsivos.
4 = Mas de 8 h/día, o desempeño casi
constante de comportamientos
compulsivos (demasiado numerosos para
contarlos).
7. INTERFERENCIA DEBIDO A
COMPORTAMIENTOS COMPULSIVOS
P. ¿Hasta que grado interfieren sus comportamientos
compulsivos con su funcionamiento laboral, escolar,
social, o algún otro aspecto importante? ¿Hay algo
que usted no haga a causa de ellos?
0 = Nada.
1 = Ligera interferencia con actividades
sociales o de otro tipo, pero el
desempeño global no se ve alterado.
2 = Interferencia definitiva con el
desempeño global no se ve alterado.
3 = Provoca deterioro sustancial en el
desempeño social u ocupacional.
4 = Incapacitante.
8. MALESTAR ASOCIALDO CON EL
COMPORTAMIENTO COMPULSIVO
P. ¿Cómo se sentiría si se viera impedido para llevar
a cabo su(s) compulsión(es)? ¿Qué tan ansioso se
sentiría?
0 = Nada.
1 = Tan solo ligeramente ansioso si me
impiden mis compulsiones.
2 = La ansiedad se agudizaría, pero seguiría
siendo manejable si me impidieran mis
compulsiones.
3 = Aumento notorio y sumamente
inquietante de la ansiedad si mis
compulsiones son interrumpidas.
4 = Ansiedad incapacitante a causa de
cualquier intervención tendiente a
modificar la actividad.
9. RESISTENCIA CONTRA LAS
COMPULSIONES
P. ¿Qué tanto esfuerzo hace por resistirse a las
compulsiones?
0 = Trato de resistirme todo el tiempo.
1 = Trato de resistirme la mayor parte del
tiempo.
2 = Hago cierto esfuerzo por resistirme.
3 = Me rindo ante todas las compulsiones
sin tratar de controlarlas, aunque con
cierta renuncia.
4 = Me rindo completa y gustosamente a
todas las compulsiones.
10. GRADO DE CONTROL SOBRE EL
COMPORTAMIENTO COMPULSIVO
P. ¿Qué tan fuerte es el impulso por llevar a cabo el
comportamiento compulsivo? ¿Qué tanto control
tiene usted sobre las compulsiones?
0 = Control absoluto.
1 = Presión para llevar al cabo el
comportamiento, pero suelo ser capaz de
ejercer un control voluntario sobre este.
2 = Presión intensa por llevar al cabo el
comportamiento, lo puedo controlar con
dificultad.
3 = Impulso muy intenso por llevar al cabo
el comportamiento, debo efectuarlo
hasta su conclusión, solo lo puedo
retardar con dificultad.
4 = El impulso por llevar al cabo el
comportamiento se experimenta como
algo completamente involuntario e
irresistible, raras veces soy capaz de
retardar, aunque sea momentáneamente,
la actividad.
Calificación total
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¿Cómo Salir de Laberinto Junto con Otros?



Lic. María Julia Suárez de Maciel
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e-mail: ctc@ctc-ar.com.ar – http://www.ctc-ar.com.ar
Asociación Argentina de Terapia Cognitiva
XVI Jornada de Actualización en Terapia Cognitiva. 25 de Septiembre de 1999. Buenos
Aires, Argentina.
Trastorno Obsesivo Compulsivo:
¿Cómo Salir de Laberinto Junto con Otros?
Autor: Ma. Julia Suárez de Maciel
Es objetivo de esta presentación reflexionar entre todos sobre una experiencia
terapeútica combinada, que incluye Terapia Cognitiva Grupal en pacientes con Trastorno
Obsesivo Compulsivo que inicialmente recibieron y mantienen terapia psicofarmacológica.
Previamente al desarrollo del programa de tratamiento implementado desearía hacer
una breve revisión sobre los aportes que nos brinda la teoría cognitiva, en referencia al
trastorno obsesivo compulsivo y a quienes lo padecen.
Schapiro, en 1965, delinea la estructura y las características de lo que denomina
"estilos neuróticos". Según él, "el estilo general del pensamiento (de una persona) puede
considerarse una matriz en la que cristalizan los diversos rasgos, síntomas y mecanismos de
defensa". Dice este autor que "el funcionamiento cognitivo de los obsesivos tiene tres
características básicas: la rigidez de pensamiento, el modo de actividad "tenso" con
distorsión del sentido de autonomía, y la pérdida del sentido de la realidad o del sentido de
convicción sobre el mundo".
Beck y Freeman, en 1995, manifiestan que los pensamientos del obsesivo suelen ser
irracionales y disfuncionales y conducen a emociones, conductas y respuestas fisiológicas
inadaptadas. Diferencian entre las obsesiones y compulsiones específicas, características del
Trastorno Obsesivo Compulsivo, y la existencia de estilos o rasgos de personalidad amplios y
estables compatibles con un Trastorno Obsesivo Compulsivo de Personalidad.
María Dolores Avia, en 1994, complementa la descripción de Schapiro, destacando
,que en los obsesivos "...los intereses son muy definidos y tienen un foco intenso que limita
pensamientos más elaborados y fructíferos ". Motivacionalmente se caracterizan por una
actividad tensa y en constante esfuerzo. Por otra parte, la falta de certeza, la incertidumbre
afecta a la autoeficacia, y en algunos casos es la que directamente produce la sensación de
malestar que desencadenan los ritos. Desde el punto de vista clínico, observa que en aquellos
pacientes que padecen TOC en comorbilidad con un
"estilo" de personalidad obsesivo compulsiva, el pronóstico de mejoría es poco favorable.
Guidano y Liotti, en 1983, sostienen que el perfeccionismo, la necesidad de
certidumbre, y una fuerte creencia de la existencia de una solución absolutamente correcta
para los problemas humanos, son los componentes inadaptados que subyacen tanto en el
Trastorno Obsesivo Compulsivo de la personalidad, como en la conducta ritualista del
Trastorno Obsesivo Compulsivo.
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La conducta de parentaje, asume, según Guidano, en la organización obsesiva
compulsiva, todas las características de un vínculo de apego bifronte verdaderamente
ambivalente.
Desde otra perspectiva, el modelo biológico hace hincapié en el sustrato biológico del
trastorno obsesivo compulsivo. Las teorías contemporáneas de este modelo atienden a tres
corrientes interpretativas: la genética, la disfunción serotoninérgica y la neuroanatómica. En
las últimas décadas, los avances de los estudios cerebrales por neuroimágenes han permitido
recoger evidencias al respecto.
Desde una formulación cognitiva conductual, la información errónea de amenaza , es
un sustrato cognitivo fundamental en todos los trastornos de ansiedad. En el caso específico
del Trastorno Obsesivo Compulsivo, la estructura del miedo puede incluir asociación
excesiva entre estímulo y respuesta. Hay desajustes en las redes de
memoria afectiva y en las reglas interpretativas ( Kosak, 1991). Se da una evaluación errónea
sobre el daño que puede resultar y la responsabilidad personal (Salkowsky, 1984). La duda y
la culpa cumplen un importante rol en estos pacientes ( Steketee y
Foa, 1987; Beck, 1989; Tallis, 1992; Frost, 1994 ).
El tratamiento de pacientes con TOC cumpliendo técnicas conductuales ha
sido descripto por Steketee en EE. UU. (1993), teniendo en cuenta el trabajo individual y en
grupo, las intervenciones del terapeuta, la inclusión de familiares y las dificultades que puede
ofrecer el paciente para mantenerse en terapia.
En Inglaterra, Marks, desde 1987, ha incluido el ordenador y el teléfono para las tareas
de autoexposición, limitando el accionar del terapeuta al de guía o evaluador. En ambos
países se cuenta con Fundaciones para obsesivos compulsivos, que informan a pacientes,
familiares y profesionales sobre el trastorno y el tratamiento más adecuado.
Las técnicas conductuales recomendadas y probadas como eficaces son:
◊ Exposición
◊ Prevención de respuesta
Tienen como objetivo romper la asociación obsesión - ansiedad, y ansiedad - ritual,
respectivamente. Se logra aliviar los síntomas y que el paciente asuma un rol activo y
modifique el proceso cognitivo patológico que relaciona la intrusión con la compulsión.
Los últimos aportes de la Teoría Cognitiva con obsesivos compulsivos atienden a
técnicas cognitivas específicas que ayudan a modificar las evaluaciones y creencias
subyacentes.
Van Open y Arntz ( 1994), citados por Tallis en 1995, y por Beck en 1997, trabajan en
:
◊ Estimación de catástrofe (probabilidad de peligro y consecuencias)
◊ Percepción de responsabilidad personal (nivel de responsabilidad y
consecuencias percibidas).
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Para lograr una evaluación más objetiva en la sobreestimación de la posibilidad de
peligro y grado de las consecuencias usan la técnica de Hoekstra. Esta permite el cálculo de
probabilidad acumulada basada en el análisis de la secuencia de sucesos que llevan a la
catástrofe. Otra sobreestimación para atender es la que se refiere a la responsabilidad, ya sea
teniendo en cuenta el nivel de responsabilidad personal, en la que es útil usar técnica de
pastel, como las consecuencias percibidas debido a la responsabilidad, para la que se
recomienda usar técnica de estándar doble.
Es decir, para modificar cada tipo de sobreestimación, recomiendan técnicas
específicas que permitan reatribución objetiva y realista.
Sintetizando :
Tenemos caracterizado el paciente según el trastorno que padece, y descriptas las
técnicas probadas como eficaces tanto en terapia cognitiva individual como grupal. El
interrogante y el desafío que se nos presenta como terapeutas cognitivos de la Ciudad de
Buenos Aires, es:
¿Cómo transculturalizar este programa de tratamiento? ¿Qué ventajas nos ofrece el
formato de grupo ?
Nos encontramos con personas con una gran "duda" sobre su nivel de compromiso en
salud mental, con un largo tiempo de padecimiento y en algunos casos con terapias anteriores
frustradas. Aparecen muy vulnerables, como niños detenidos en su proceso de desarrollo, con
temores absurdos, rituales casi mágicos, nivel de pensamiento que no alcanza la inclusión,
falta de confianza en el mundo y en sí mismos, dificultad para ponerse en el lugar del otro.
Hay figuras significativas familiares con trastornos similares y han transitado por
experiencias infantiles que implican algún tipo de riesgo o maltrato.
El grupo les ofrece un espacio para intentar nuevas formas de aprendizaje con otros,
reconstruir experiencias anteriores y evaluar proyectos para un futuro próximo. En el grupo, y
en cada uno de los participantes, incluyendo al terapeuta, hay una historia personal y
compartida de modelos psicológicos y pedagógicos propios de nuestra cultura, que va a teñir
el quehacer psicoeducativo que se despliegue.
La estructura y el proceso del grupo se sostiene en determinadas pautas referidas a
frecuencia, duración, participantes, agenda diaria, técnicas, dinámica dentro y fuera de sesión.
Las palabras claves son : confianza y flexibilización. Sobre todo, cuando el objetivo
terapeútico no es sólo aliviar síntomas, sino también intentar modificar hasta donde sea
posible este "estilo personal", en que la rigidez, la ambivalencia, el control, la duda, y la culpa
inciden en el funcionamiento cognitivo y en el malestar consecuente.
En la experiencia realizada en estos últimos dos años los resultados generales han sido
buenos. Hay coincidencia con los datos de otros programas en porcentaje de mejoría (
alrededor del 70 % ) y en número de sesiones necesarias para empezar a aliviar síntomas ( 13
a 15 sesiones) sobre un total de 20, en que se logra mayor bienestar.
Se incorporaron a Terapia Cognitiva Grupal 14 pacientes, de los cuáles sólo 2
abandonaron, pero continuaron con tratamiento farmacológico.
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Han registrado mucha mejoría 4 pacientes, moderada 6, y muy poca 2. Estos últimos
corresponden a trastornos de personalidad obsesiva más severos.
Los grupos son pequeños ( 5 personas promedio), heterogéneos ( de ambos sexos entre
20 y 50 años) y con modalidad semi - abiertos.
Las sesiones son quincenales, de 2 horas de duración. Se incluye la posibilidad de
mantener entrevistas individuales antes de sesión o entre sesiones según necesidad del
paciente o a requerimiento del terapeuta. También están previstas reuniones con miembros de
la familia y seguimiento periódico con médico psiquiatra, así como evaluaciones en el
proceso individual por parte del equipo responsable.
El programa de tratamiento incluye etapas de comienzo, desarrollo y culminación, a lo
largo de las cuales se van realizando evaluación diagnóstica, socialización del paciente en
Terapia Cognitiva Grupal, discriminación de sintomatología individual y compartida en
obsesiones y compulsiones, evaluación del desarrollo personal en distintas áreas (familiar,
académica, laboral, social), intercambio activo en el grupo, recuerdos infantiles (en relación
con la vida familiar, escolar, juegos), proyectos actuales y dificultades para concretarlos,
búsqueda de nuevas estrategias personales, reformulación cognitiva, basadas en evaluaciones
más ajustadas a nivel individual y grupal.
Las técnicas privilegiadas en las primeras 10 sesiones del tratamiento son del tipo
conductual. Se les informa que no sirve evitar, que hay que enfrentar porque es la única forma
probada de salir de este "laberinto".
Los pacientes menos comprometidos en la sintomatología, inician rápidamente tareas
de autoexposición y las traen al grupo, permitiendo un intercambio que enriquece a todos. En
los casos más severos y con síntomas circunscriptos a la casa en que viven, se ha hecho
necesario que la terapeuta los visite para cumplir actividades de exposición en vivo en el
hogar. Estas experiencias también se evalúan en el grupo, y animan a los más remisos a tomar
una actitud más activa. Se van seleccionando casi simultáneamente técnicas cognitivas y otras
varias que se detallan en el programa adjunto, con el objetivo de empezar a construir formas
más creativas de aprendizaje y flexibilizar estrategias. Se empiezan a observar cambios en las
relaciones interpersonales más cercanas. Hay mayor registro emocional y una percepción más
realista y objetiva de las distintas situaciones. Hay modelaje y aprendizaje grupal compartido.
De a poco aparecen pequeños proyectos individuales y con otros que se van concretando y
permiten evaluar la dimensión del cambio producido.
El grupo sostiene, estimula, se preocupa y ofrece nuevas posibilidades. El terapeuta,
como dijo un paciente " navega" con ellos, tratando de no perder el rumbo, pero
acompañando en las "tormentas", el "buen tiempo" y en los golpes de timón, que cada uno y
todos juntos somos capaces.

En un estudio sobre 150 pacientes- entre 15 y 55 años...


NUEVAS APORTACIONES AL TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO
Escrito por: miguelmartinezfondon el 31 Mar 2009
En un estudio sobre 150 pacientes- entre 15 y 55 años, diagnosticados psiquiátricamente con TOC que no lograban remitir los síntomas, se llevó a cabo una anamnesis sobre el modelo de relación parental y tras más de un año de estudio, se pudo afirmar que el 85% de los pacientes masculinos, tenía problemas de identificación con la figura paterna y un 90 % de las mujeres, con la figura materna. El 10 % restante, eran pacientes de tipología sexual homosexual o asexual. En los paciente varones, la figura del padre, se hallaba eclipsada por la presencia de una moral maternal fuertemente anclada en la personalidad del paciente, desde su más temprana infancia. En el caso de las mujeres, se observó que padecían de un importante complejo de rivalidad con la figura materna que hacía también casi insignificante la presencia de la figura paterna. Estudiando la relación de estos pacientes, con las normas morales sociales, se pudo hallar que existía un miedo muy desarrollado a cometer actos que pudieran ser juzgados de amorales, los cual, les llevaba a tratar de mantener un orden y una disciplina en sus vidas para ocultar dicho deseo de amoralidad. En el 99% de estos pacientes, se comprobó que existía una fuerte ideología religiosa, cumpliendo con los preceptos del cristianismo, un 56%. El otro 44 % si bien se denominaban creyentes, tenían unas ideas muy particulares de las figuras cristianas, destacando, entre ellas pensamientos de un Dios tirano y castigador mas que beneplaciente. Esta idea de dios malo, les hacía sentirse observados contínuamente por una presencia divina que les juzgaba cada uno de sus actos y pensamientos y que les castigaba según el orden amoral de los mismos a realizar actos compulsivos que pudiera calmar el lastimoso sentimiento de culpa que padecía… ( continuará )

Exposición: Contraindicaciones. Estudio de dos casos.


fuente:clinicadelaansiedad

Exposición: Contraindicaciones. Estudio de dos casos.


Tradicionalmente, el concepto de la ansiedad se ha basado en el condicionamiento clásico y en el instrumental (Fernández-Castro en Tobeña, 1986). El primero, terapeuticamente hablando, daría lugar a las técnicas de contracondicionamiento y el segundo a las de exposición. Bajo el paradigma instrumental el afrontamiento se define como aquellos actos que controlan las condiciones aversivas del medio. Son principalmente la evitación y la huida, que es lo que tratan de prevenir las técnicas de exposición para dar lugar a la habituación.

La psicoterapia conductual, en el abordaje de muchas alteraciones neuróticas relacionadas con la ansiedad, en particular fobias y trastornos obsesivo-compulsivos, fundamenta el tratamiento en las técnicas de exposición, que consisten básicamente en procurar que el paciente entre y permanezca en contacto con la situación temida, tolerando la angustia que ello conlleva, hasta que ésta disminuya, y así reiteradamente hasta que pueda exponerse a la situación sin experimentar miedo alguno.

La exposición integra un conjunto de procedimientos que van desde la desensibilización, que es la forma más gradual y progresiva de exposición, hasta la inundación, donde el paciente se enfrenta con la situación temida en la realidad y "de golpe", ya sea solo o acompañado de un terapeuta que le estimula y alienta. Técnicas como la implosición, donde el paciente imagina las escenas que le provocan un intenso miedo; la intención paradójica, donde al paciente se le prescribe la vivencia, exageración o reproducción de los propios miedos o síntomas; y otras como el modelado con refuerzo, el reforzamiento encubierto, la inoculación al estrés, la prevención de la respuesta responden también al mismo principio, aunque muchas veces desde formulaciones teóricas y diferentes.

No siempre hay acuerdo entre los especialistas sobre dónde radica el mecanismo terapeutico de estas técnicas. En el ámbito conductual se postula dos posibilidades, a veces, complementarias: la habituación y la extinción (Yates, 1975). En un caso y en otro desaparecen las respuestas ostensibles de evitación, la ansiedad subjetiva y la sintomatología neurovegetativa, bien porque el paciente compruebe la inocuidad del medio y éste pierda sus propiedades aversivas o bien porque el paciente se habitúe no sólo a miedos concretos, sino a tolerar experiencias y sentimientos desagradables.

Uno de los más eminentes especialistas en la investigación y tratamiento de las neurosis, preferentemente a partir de la exposición, Isaak Marks (1981) ha señalado que los trastornos fóbicos y obsesivo-compulsivos constituyen un campo de aplicación eficaz de las técnicas conductuales: La mayor parte de los pacientes pueden ser tratados con éxito con un promedio de 1 a 20 sesiones. Las mejorías obtenidas hasta la fecha han durado entre uno y siete años de seguimiento y estos datos se repiten en muchas series de diferentes países. Y eso incluso en presencia de problemas interpersonales, o de ansiedad flotante o generalizada.

No obstante se producen diversos fracasos en la terapéutica por exposición. La mayoría de ellos por abandono prematuro del tratamiento o seguimiento incorrecto de las prescripciones. Estos problemas son generales en toda terapeutica y no pueden considerarse, por tanto, fallos de una técnica o fármaco en particular, sino que responden a otro tipo de problemas. Pero como señala el propio Marks (1981), que ha realizado una exhaustiva revisión del tema, una minoría de pacientes no consiguen habituarse durante la exposición en vivo aunque cumplan perfectamente las instrucciones del tratamiento, no se encuentren deprimidos y no tomen sedantes ni alcohol; estos fracasos son de extraordinaria importancia para la hipótesis de la exposición, pero no conocemos todavía en qué se diferencian estos sujetos de sus compañeros que en casos similares se habitúan normalmente.

La duración de la exposición es una variable decisiva. Se suele considerar que no ha de ser inferior a 15 minutos y como referencia se propone un tiempo razonable de entre una y dos horas, aunque no existe un criterio claro. A veces los clínicos e investigadores siguen la norma de prolongar la exposición el tiempo necesario hasta que la ansiedad empiece a decrecer. En general, cuanto mayor es la duración de la inundación mejores son los resultados (Marks, 1981).

Agras (1972) refiere un estudio de Mealiea en el que la inundación fracasó porque se dijo a los sujetos, expuestos a una situación temida, que abrieran los ojos cada 1 a 4 minutos para comprobar que no había nada que temer, y considera este caso como huida encubierta pues al permitir que los sujetos tuvieran los ojos cerrados se les habría permitido en cierta forma sustraerse a la situación, en detrimento del tiempo de exposición. A este respecto hay que señalar también que la exposción, para ser efectiva, ha de ser global y totalizadora. La exposición a aspectos parciales de lo temido, a no ser como parte de un programa gradual, tiende a mermar la eficacia y consistencia de los resultados.

Parece ser que, por razones aún desconocidas, los deprimidos no responden bien a las técnicas de exposición. Marks, en la obra citada, sugiere, tras repasar diversos estudios, que los antidepresivos estarían indicados, junto con la exposición, en pacientes obsesivo-fóbicos con estado de ánimo deprimido, mientras que la exposición sola sería el tratamiento de elección para los no deprimidos. La dependencia de alcohol o ansiolíticos (secundaria o no) es un obstáculo a la generalización o transferencia del aprendizaje y los resultados al estado de sobriedad, por lo que se prohibe su consumo o se reduce a tomas insignificantes.

Como venimos observando a lo largo de estas páginas no es infrecuente que el paciente combine diferentes estrategias de afrontamiento en su afán por regular la ansiedad y sus consecuencias. En un afrontamiento efectivo las diversas estrategias actuarían de forma complementaria sin interferirse entre sí. Aunque el afrontamiento busca la eficacia, ésta no siempre se alcanza, sea por imperativos del medio, falta de recursos (cognitivos, conductuales, materiales, etc.), u otras razones.

Por nuestra parte, hemos observado que algunos fallos de la exposición como técnica encaminada a provocar la extinción de la ansiedad pueden ser debidos al efecto de simultanear la exposición con algunas formas de autoregulación de los síntomas. Más en concreto, consideramos que en aquellos pacientes fóbicos

-cuyos miedos han surgido en el contexto de un cuadro de ansiedad generalizada con fuerte intensidad de la sintomatología neurovegetativa,

-que centran su atención en el control y seguimiento de los síntomas, antes que en las señales aversivas del medio donde se presentan,

-y que se sirven de estrategias (inmovilizarse, respirar con un determinado ritmo, moverse total o parcialmente de una forma predeterminadaa, apoyarse sistemáticamente en ciertos puntos, mantener firmemente una determinada orientación espacial, etc.) capaces (o tomadas por tal) de provocar cierto alivio o control,


la emisión de dichas respuestas de atención y control sobre los síntomas, en situación de exposición, impide el establecimiento de los procesos de habituación y/o extinción a/de la respuesta ansiosa.

Hemos estudiado esta hipótesis en dos casos clínicos, siguiendo para su comprobación un proceso consistente en impedir a los sujetos que reunen las condiciones mencionadas que, durante la exposición, emitan sus habituales respuestas de afrontamiento destinadas al expreso control y seguimiento de los síntomas neurovegetativos. Así mismo, como la hipótesis presupone teóricamente que la interferencia sobre la habituación y/o extinción se debe a una insuficiente atención (o exposición) al medio, inhibida por la atención a los propios síntomas, se dan instrucciones al paciente sobre la forma de atender frente al medio. El resultado es que, entonces, sí se produce el efecto terapéutico propio de la exposición.

Los resultados parecen indicar que los procedimientos con que los sujetos trataban de regular o contener la ansiedad, o alguna de sus manifestaciones, frente a situaciones temidas, interfieren en los procesos de habituación a la situación o en la extinción del miedo, como lo prueba el hecho de que éstas últimas acontecieron (habituación-extinción) cuando se renunció a los primeros.

Una característica común a los dos casos estudiados es que los miedos aparecen después, o en el contexto, de un cuadro de ansiedad generalizada, con una marcada presencia de síntomas neurovegetativos, que habitualmente llevan al paciente a la sensación de estar "al límite", con riesgos para la propia salud física y/o mental; pasando el control de su estado físico a ser el objetivo número uno de sus preocupaciones e iniciativas: acuden a diversos médicos; pasan el día haciendo un seguimiento exhaustivo de sus síntomas, significado y evolución, en prevención de posibles males; recurren a diversos procedimientos capaces (o tomados por tal) de aliviar momentáneamente y contener o regular los síntomas: estar sentados o adormilados, mantenerse inmóviles, , tomar alcohol, andar cerca de la pared, despacio o deprisa, respirar de una determinada manera, etc.

De entre los muchos procedimientos probados, los pacientes se quedan con los que al menos provisional y perentoriamente mitigan su sufrimiento o su miedo. Así mismo, experimentan mayor angustia en los lugares donde creen que no podrán recurrir fácilmente llegado el caso, a sus recursos: sitios donde no puedan moverse o ausentarse, donde la gente pueda verlos en apuros, donde no puedan asistirlos rápidamente, etc.

En este estado de cosas no es extraño que se susciten diversas fobias: unas por simples procesos de condicionamiento pauloviano, otras porque viéndose el sujeto más incapacitado, situaciones normalmente no inquietantes se convierten ahora en fuente de amenaza, por carecer de recursos, capacidades o auto-eficacia (Bandura 1986). Las más de estas situaciones y circunstancias aversivas son sistemáticamente evitadas como forma de control de la ansiedad. Sin embargo hay otras, a las que, por fuerza mayor, hay que exponerse, y es aquí donde el sujeto no pudiendo servirse de actos que controlen las condiciones (externas) aversivas, trata de mantener el orden emocional y fisiológico utilizando tan rigurosamente y exhaustívamente como puede esos procedimientos de "alivio y control", sin los cuales pasarían, en principio, más apuros.

Teóricamente alguna de estas estrategias, en la medida en que produjeran una cierta distensión, podrían facilitar el proceso de contracondicionamiento en situaciones de exposición, y propiciar la extinción del miedo, sin embargo parece ser que otras puedieran precisamente impedirlo.

Estamos hablando de pacientes fóbicos, no obsesivos que emiten un determinado ritual compulsivo.

Para nosotros se trata de un problema de interferencia entre formas inicial y perentoriamente efectivas para el afrontamiento de la emoción ansiosa y sus manifestaciones neurovegetativas, (fuente de temores sobre la pérdida de control, salud, etc.) y los procesos subyacentes a la exposición por los cuales el medio pierde sus condiciones aversivas o el paciente se habitúa a ellas.

Una posible explicación es que la exposición al medio sea insuficiente, bien porque los pacientes restringen su contacto al mínimo o bien, y esto es lo que pensamos nosotros, porque la atención se centra sobre los síntomas y su evolución, y las formas de regularlos, distrayendo o "alejando" a los sujetos del medio. El hecho de salir de la situación aunque con apuros, reforzaría el uso de esos procedimientos y la idea de que proporcionan la mejor forma, sino de controlar la situación, si de controlarse en la situación.

Digamos que aquí el temor por los propios síntomas se exacerba más en esa situación y la preocupación se centra más en ellos que en las condiciones aversivas del medio.

Estas interpretaciones podrían ser compatibles con lo expuesto por Rachman y Levitt (1988). Dichos autores prueban cómo algunas congniciones relacionadas con los síntomas y su ocurrencia, dificultaron la habituación en un grupo de pacientes claustrofóbicos, y muestran cómo la escasa concentración en los síntomas contribuye a facilitar la reducción del miedo.

Los fallos encontrados por Foa (1979) en el tratamiento de obsesivo-compulsivos, se daban en pacientes con un nivel muy alto de síntomas neurovegetativos. Esta circunstancia pudo haber llevado a los pacientes a estar preferentemente pendientes de sus molestias y tal vez, de la mejor forma de soportarlas, en detrimento de los procesos de habituación y/o extinción presuntamente derivadas de la exposición.

En la curva de extinción de los pacientes objeto de este estudio, inmediatamente después de la línea base, aparece un incremento de la ansiedad que no suele apreciarse en la mayoría de las curvas de extinción, que ya desde el principio tienden a decrecer. Tal efecto podría deberse a un incremento del temor consecuente al no uso de las estrategias "defensivas" o, al ser éstas suprimidas, a la mayor exposición a todas las condiciones del medio aversivo. Ambos efectos pudieran sumarse.

Dicho de otro modo, la desaparición de indicadores de confianza, o señales de seguridad, tendría el efecto de aumentar la ansiedad o inseguridad del sujeto durante las primeras sesiones de tratamiento por exposición.

El trabajo suscita algunos interrogantes que podrían ser objeto de nuevos estudios. Por ejemplo: ¿La interferencia sobre la habituación y/o extinción, en exposición, sería similar a la encontrada si los sujetos simplemente estuvieran atentos y pendientes de sus síntomas, pero no actuaran rituales?, ¿Es más decisiva la falta de atención a las señales aversivas del medio o la percepción, ilusoria o no, de control a partir de los rituales?, ¿Es verdaderamente necesaria la existencia de una patología (como la ansiedad generalizada) previa o simultánea a la aparición del miedo para originar la interferencia señalada a los mecanismos que llevan a ella?.

Los resultados encontrados en la investigación, más allá de las implicaciones teóricas en el campo de la exposición, suponen un avance en las condiciones de aplicación de dicha técnica, y la evitación de algunos fracasos terapéuticos, aspectos de particular relevancia en la práctica clínica.

Evolución a Largo Plazo y Resultados en Pacientes Obsesivo-Compulsivos


PSIQUIATRIA



TITULO : Evolución a Largo Plazo y Resultados en Pacientes Obsesivo-Compulsivos luego de Terapia Cognitivo-Conductual en Combinación con Fluvoxamina o Placebo

AUTOR : Rufer M, Hand I, Alsleben H y colaboradores

TITULO ORIGINAL: [Long-Term Course and Outcome of Obsessive-Compulsive Patients after Cognitive-Behavioral Therapy in Combination with either Fluvoxamine or Placebo]

CITA: European Archives of Psychiatry and Clinical Neuroscience 255(2):121-128, Abr 2005

MICRO : Seguimiento de 30 pacientes durante 6-8 años luego de tratamiento con terapia cognitivo-conductual asociada con fluvoxamina o con placebo.





Introducción

El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es una enfermedad grave e incapacitante, frecuentemente asociada con considerables impedimentos psicosociales y una reducida calidad de vida, comparables a los de los trastornos psicóticos. El curso de la enfermedad sin un tratamiento apropiado es la mayoría de las veces crónico, con síntomas de intensidad variable. El desarrollo de terapias cognitivo-conductuales (TCC) así como de los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) proveyó una efectiva opción terapéutica. Aunque ambas modalidades han demostrado su efectividad, sólo unos pocos estudios compararon la combinación de farmacoterapia y TCC con TCC aislada, con resultados disímiles.

Los datos provenientes de algunos trabajos sugieren que la combinación de TCC y fluvoxamina es superior a la TCC aislada en lo que se refiere a los resultados en el corto plazo, cuando el cuadro clínico es dominado por obsesiones y/o cuando se asocia una depresión secundaria grave. Sin embargo, no se ha publicado hasta la fecha ningún estudio de seguimiento que investigue el curso de la enfermedad luego de la finalización del ensayo.

En este artículo, los autores presentan los resultados del seguimiento por 7 años de una serie de pacientes que entre 1993 y 1995 fueron tratados según un diseño doble ciego y aleatorizado en el Hospital Universitario de Hamburgo. Los objetivos principales fueron, en primer lugar, evaluar el desarrollo de psicopatología en el largo plazo, el desempeño social y la frecuencia de tratamiento adicional y de reinternaciones durante el curso natural del seguimiento y, en segundo término, examinar la relación entre rehospitalización y remisión completa/falta de remisión de los síntomas durante el seguimiento y variables sociodemográficas o clínicas. Un objetivo secundario fue comparar los resultados de ambos grupos de tratamiento (TCC y fluoxetina; TCC y placebo) en el corto y largo plazo.

Métodos

Entre 1993 y 1995, 37 pacientes con TOC se asignaron aleatoriamente a dos grupos experimentales: además de TCC, un grupo recibió fluvoxamina y el otro placebo durante 9 semanas. Todos los sujetos fueron tratados por terapistas experimentados mediante TCC multimodal. Pasados 7 años desde la finalización del estudio se había logrado completar el seguimiento de 30 de los 37 pacientes (81%).

El diagnóstico psiquiátrico había sido realizado al comienzo del ensayo empleando la entrevista clínica estructurada del DSM-III-R. La severidad de los síntomas obsesivo-compulsivos se evaluó mediante un sistema apropiado como el Y-BOCS. Asimismo, se determinó la severidad de los síntomas depresivos asociados (frecuentes en los TOC) y se asignaron dos subpuntajes: para compulsiones y obsesiones. El diagnóstico psiquiátrico durante el seguimiento fue determinado mediante una entrevista estructurada del DSM-IV y el ICD-10. Para el análisis estadístico se calculó la influencia del factor "grupo de tratamiento" (TCC y fluvoxamina vs. TCC y placebo).

Resultados

Los 7 pacientes sin seguimiento no mostraron diferencias desde el punto de vista sociodemográfico ni psicométrico, antes ni después del tratamiento, con los 30 que sí fueron evaluados durante el seguimiento. La edad promedio de los participantes, 12 hombres y 18 mujeres, fue de 32.4 años. El 60% estaban casados o en pareja. El TOC había comenzado a una edad promedio de 24.0 años y habían transcurrido 8.3 años en promedio hasta el comienzo del tratamiento. El 80% de los pacientes tenía obsesiones y compulsiones severas.

Modificación de los síntomas

El seguimiento fue de 7.2 años en promedio. Al final del tratamiento los síntomas obsesivo-compulsivos habían mejorado en forma importante: el puntaje total medio del Y-BOCS se había reducido un 45%. Los autores afirman que estos puntajes medios disminuyeron muy significativamente con el tratamiento, sin cambios de significación desde su finalización en adelante.

Desde el período pretratamiento hasta ya una vez finalizada la terapia, estos síntomas presentaron una tendencia significativa hacia los niveles moderados y no hubo agravamiento en ninguno de los pacientes. A partir del postratamiento, el 40% permaneció estable, el 30% mejoró y el 30% empeoró. Se determinó que el 67% de los pacientes mostraba respuesta en el corto plazo y 60% en el largo plazo. Los síntomas depresivos disminuyeron significativamente, no sólo a lo largo del tratamiento sino, además, desde el postratamiento en adelante.

Durante este ensayo aleatorizado, 19 pacientes recibieron fluvoxamina y 11 placebo, además de TCC. Antes del tratamiento, no existían diferencias significativas en el sexo, edad, educación, empleo, estado civil, duración del TOC ni severidad de los síntomas obsesivo-compulsivos ni depresivos entre los dos grupos. Ni los síntomas obsesivo-compulsivos ni los depresivos mostraron influencia de grupo ni interacciones significativas.

Período de seguimiento

Reinternación. Durante este período, el 37% de los participantes fue rehospitalizado por lo menos una vez. Antes del tratamiento, estos pacientes tenían un mayor puntaje medio de depresión y era menos habitual que estuvieran casados o en pareja.

Indice de mejoría de los pacientes. El 57% de los participantes se autoevaluó como "mejor" o "mucho mejor", comparado con el pretratamiento. La diferencia en el puntaje de la escala Clinical Global Improvement fue altamente significativa entre los pacientes que respondían al tratamiento y los que no lo hacían.

Cambios laborales y de estado civil. El número de pacientes que estaban casados o viviendo en pareja mostró un incremento leve, del 60% antes del tratamiento al 67% en el seguimiento. El número de participantes que consiguió empleo también aumentó, del 43% al 57%. Los pacientes que estaban con licencia por enfermedad disminuyeron del 17% al 7% y los jubilados o incapacitados lo hicieron del 30% al 23%.

Medicación y/o psicoterapia. Durante el seguimiento, 29 de 30 pacientes fueron tratados con psicoterapia o medicación por al menos 3 meses. Sólo 9 participantes permanecieron sin medicación durante la totalidad del período. Diez pacientes recibían antidepresivos (2 de ellos en combinación con benzodiazepinas), y 3 eran tratados con benzodiazepinas.

Asociación entre remisión completa y variables psicopatológicas y sociodemográficas. La remisión durante el seguimiento fue definida como la falta de criterios diagnósticos para el TOC de acuerdo con las escalas Y-BOCS y del DSM-IV. Los pacientes sin remisión completa de los síntomas durante este período tenían antes del tratamiento una duración significativamente mayor del TOC.

Análisis

Para establecer en detalle el curso de los síntomas obsesivo-compulsivos durante el seguimiento de 7 años, los autores tomaron en cuenta: modificaciones en el puntaje Y-BOCS; en la gravedad de la patología; e índices de respuesta y remisión en el corto y largo plazo. El número de pacientes en remisión (con síntomas obsesivo-compulsivos subclínicos y sin criterios para el TOC) en el seguimiento comparado con el postratamiento indica una leve mejoría durante aquel período. Por el contrario, el número de pacientes que no respondía aumentó levemente durante el seguimiento.

Los índices de 67% de los pacientes que respondieron en el corto plazo y de 60% de aquellos que lo hicieron en el largo plazo, coinciden con numerosos estudios previos. La relevancia clínica de los resultados a largo plazo de este estudio, se manifiesta por su correlación con la forma en que se autoevaluaron los pacientes: 57% manifestaron que habían "mejorado" o "mejorado mucho".

No se encontraron diferencias significativas entre los dos grupos de tratamiento (TCC más fluvoxamina; TCC más placebo) en lo referente a los síntomas obsesivo-compulsivos o depresivos. En contraste con la estabilidad de los síntomas obsesivo-compulsivos durante el seguimiento, los síntomas depresivos disminuyeron entre el pretratamiento y el postratamiento, y también durante el seguimiento.

Casi todos los pacientes recibieron tratamiento adicional durante el seguimiento, lo que podría indicar que los sujetos con TOC crónico usualmente necesitan soporte terapéutico adicional luego de una terapia efectiva para mantener los resultados en el largo plazo. Probablemente, concluyen los autores, tal tratamiento adicional es muy relevante en la evolución a largo plazo.



Ref: PSIQ

Resumen objetivo elaborado por el
Comité de Redacción Científica de SIIC
en base al artículo original completo
publicado por la fuente editorial.

Sociedad Iberoamericana de Información Científica (SIIC)
2002

TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO (TOC)Material para el paciente


TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO (TOC)Material para el paciente Pensamientos invasores pasan por la cabeza de las personas contra su voluntad en el 99% de lapoblación. Hemos estudiado estos pensamientos en más de dos mil personas de todas las edades yocupaciones y hemos encontrado algunos contenidos comunes. Habitualmente se refieren a lasexualidad, a la religión, al daño, a la enfermedad, a la contaminación, a la agresión, a los errores, ala falta de honradez, pero tambien incluyen el orden, la simetría y pequeños detalles sin importancia.Los pensamientos a menudo parecen salir de ninguna parte, aunque pueden ser provocados por estímulos desencadenantes específicos. Por ejemplo, pensamientos sobre hacer daño a la gente pueden ser desencadenado por un cuchillo grande, etc. Hay muy poca diferencia en el contenido de los pensamientos entre la población general y la genteque acude a consulta a causa de sus pensamientos obsesivos. La diferencia yace en la frecuencia delos pensamientos, su duración, el malestar producido, la importancia que la persona da a los mismosy el esfuerzo empleado por el sujeto para vérselas con ellos. Los pensamientos invasores extraños constituyen una experiencia normal que cerca del 2 % de la población se convierten en problemáticos y entonces se les denominan obsesiones. Como es normal tener algunos pensamientos desagradables, el objetivo de la terapia no es eliminar esos pensamientos, porque esto te hará diferente a los demás. El objetivo es cambiar tus reacciones a los pensamientos modificando la importancia concedida a los mismos, cambiando las estrategias que empleás. Luego disminuirán la frecuencia y la duración de los pensamientos junto con el malestar que producen. Los pensamientosse harán mucho menos frecuentes y menos molestos y serás capaz de vértelas con ellos cuando enocasiones pasen por tu cabeza La pregunta más frecuente que los pacientes hacen es “¿porque tengo este tipo de pensamientos?”.En estos momentos no poseemos respuestas totalmente convincentes a esta pregunta. Sin embargo,una explicación que se ha mostrado satisfactoria con los pacientes es la siguiente: Necesitamos la capacidad de tener pensamientos espontáneos con el fin de ser capaces de resolverproblemas y ser creativos. De esta forma, podemos saber como actuar en una nueva situación oimaginar ideas nuevas o inventar algo nuevo. Necesitamos un generador de pensamientos que puedadarnos nuevas ideas. Sin embargo, este productor de pensamientos puede generar otros tipos d ellos y creemos que estos pensamientos desagradables provienen igualmente del generador de ideas.Tenemos tambien una capacidad para reaccionar al peligro, de forma útil, y para anticipar el mismo.El sistema de detención del peligro existe para protegernos: éste es el papel de la ansiedad. Por una serie de razones diferentes, el generador de ideas y el sistema de detección del peligro parecen estar asociados más fuertemente en algunas personas. Este sistema parece reaccionar en excesoactuando como si hubiera un tigre esperando en la esquina, cuando, de hecho, lo que hay es ungatito. De modo que cuando el generador de ideas y el sistema de detección del peligro reaccionanconjuntamente en exceso, se producen las obsesiones. Cualquiera que sea la razón exacta, podemosaprender a que el generador de ideas y el sistema de detección del peligro reaccionen de forma más adecuada, de manera que persistan las características útiles, mientras que los rasgos superactivos asociados con las obsesiones disminuyan notablemente.. La razón por la que el mismo tipo de pensamientos desagradables causa molestias considerables enalgunas personas, pero no en otras, se debe a como interpreta la persona los pensamientos o cuantaimportancia les concede. No es una coincidencia que veamos obsesiones de daño entre genteeducada, obsesiones religiosas entre personas religiosas, obsesiones de sexualidad entre frente congran moralidad y pensamientos sobre errores entre gente cuidadosa: cuanto más importante es algo,peor parece ser el pensamiento negativo sobre ello. Cuando alguien ofrece demasiada importancia a sus pensamientos, bien sea a su presencia o a sucontenido, y concluye que el pensamiento es negativo, peligroso, inaceptable, etc. Entonces esnormal querer eliminarlo, controlarlo o solucionarlo de una u otra manera. Todas las estrategias, queal principio pueden ser muy lógicas, se convierten al final en parte del problema. Todos los esfuerzos para controlar, para eliminar o para evitar los pensamientos son formas de lo que denominamosneutralización. Podés pensar en las obsesiones como un circulo vicioso en el que los pensamientos puedendesencadenarse por estímulos u ocurrir espontáneamente. Concedés una notable importancia a los pensamientos, intentás eliminarlos o controlarlos y, por esto mismo, retornan de nuevo. Cuando se da una gran importancia al pensamiento en términos de peligro o daño, es habitual queaumente la ansiedad. Esta es una experiencia desagradable y es normal que la gente intente hacer algo con el pensamiento para disminuir la ansiedad. La neutralización conduce a menudo, aunque noFundación FORO - Malasia 857 - Buenos Aires, Argentina - (54-11) 4779-0015 - info@fundacionforo.com- www.trastornoborderline.com No realice copias sin autorización
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Fundación FORO - Malasia 857 - Buenos Aires, Argentina - (54-11) 4779-0015 - info@fundacionforo.com- www.trastornoborderline.com No realice copias sin autorización siempre, a una disminución temporal y parcial de la ansiedad, como produce cierto alivio, la reducción del malestar aumenta la probabilidad de que se produzca de nuevo la neutralización. Además,conforme la ansiedad empeora, la frecuencia del pensamiento aumenta. Aunque es normal querer evitar o reducir la ansiedad, la neutralización conlleva que retorne el pensamiento. No solo seexperimentará la ansiedad otra vez, sino que, debido a la sensación de perder el control, empeorará amenudo en cada nueva ocasión. Todos los tratamientos efectivos para el trastorno obsesivo compulsivo (TOC), tienen que romper con el circulo vicioso que se establece entre: obsesiones – ansiedad – malestar – urgencia por ritualizar – alivio por el acto compulsivo y reinicio de la secuencia. Según Foa y Wilson (autores especialista sen el tema) hay 4 desafíos que debés afrontar para comenzar a controlar tus síntomas: 1. Adquirir la determinación para superar tu problema. Esto implica decidir que ya es hora de hacer a los cambios necesarios para acabar con los síntomas obsesivo-compulsivos, quese han introducido en tu vida desde hace tiempo. Es necesario que sepas y creas que superar el TOC es posible, y si lo hacés podrás recuperar tu calidad de vida. Para ellonecesitas arriesgarte a experimentar con opciones y técnicas completamente distintas a tuspensamientos y rituales obsesivos-compulsivos habituales. Tenés que renunciar a los viejoscamino y probar otros nuevos, con la determinación y el coraje necesarios, lo que permitirá superar mejor las dificultades que puedan surgir durante este programa. 2. Aceptá tus obsesiones en lugar de resistirlas. Esto implica reconocer que cuanto más intentes resistir o luchar contra tus obsesiones, más difícil se volverá superarlas, o aun más, pueden empeorar. Esto significa que tus obsesiones se mantienen en parte por una paradoja, cuanto más activamente las resiste, mas tienden a afianzarse. Un dilema similar padecen quienes sufren de insomnio: cuanto más tratan de dormirse, menos les viene el sueño. Si enlugar de oponerse, comenzás a aceptar como propias tus obsesiones, aunque reconozcasque son irracionales, te sentirás menos alterado por ellas y verás que empiezan a disminuir.Hasta ahora, cuanto más intentaste resistirlas, más permanecían o volvían a tu mente, o sea que tus intentos de resolver el problema realmente lo empeoraban.3. Recupera la perspectiva de que tus preocupaciones son irracionales. El TOC está incluido en los trastornos de ansiedad y esto se debe a que hay preocupaciones ansiosasacerca de muchas posibilidades irreales. Si las obsesiones son tan poderosas yperturbadoras como para que te sientas superado por ellas, creas que representanverdaderas amenazas y vivas preocupado por como protegerte a vos mismo y a los demás, lomejor es que adoptes una nueva creencia; Tus preocupaciones obsesivas son demasiadoexageradas. Hay que reconocer que es extremadamente difícil ser racional cuando uno estaaterrorizado o con miedo, por lo tanto no debes pretender que, aunque en muchos momentos llegues a ganar perspectivas acerca de tus obsesiones, otras veces creas que estos temores son reales. Mediante recursos de auto- ayuda, podrás aprender que tus creencias no tienen fundamento. Cuando enfrentes tus obsesiones en el futuro, te encontraras mas capacitadopara responder a ellas de un nuevo modo.4. Hay que considera que ritualizar no es la única menea de reducir el malestar producidopor las obsesiones. Una creencia equivocada es que si uno deja de ritualizar, permaneceráalterado para siempre. Para abandonar las compulsiones, hay que experimentar nuevas situaciones y considerar cuales pueden resultar. El deseo de cambiar hay que aplicarlo en su determinación de ir abandonando los rituales, que han funcionado en el pasado, sólo para aliviarte temporalmente.Siguiendo estos principios, Foa y Wilson proponen aceptar estos 4 desafíos y compran tu posición actual problemática con una nueva actitud de auto-ayuda. POSICIÓN PROBLEMATICA POSICIÓN DE AUTO AYUDA 1. El problema siempre me dominará. 1. He decidido ser yo quien domine al problema. 2. Yo debo pasar mis obsesiones. 2. Yo acepto mis obsesiones.3. Creo que mis preocupaciones obsesivas son reales. 3. Mis obsesiones son exageradas e irreales. 4. Los rituales son la única manera para reducir el malestar que me producen las obsesiones. 4. Hay otras opciones útiles y operativas par reducir el malestar que me generan.

TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO (TOC) Y NEUROSIS OBSESIVA: ¿cuál es la diferencia?


TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO (TOC) Y NEUROSIS OBSESIVA: ¿cuál es la diferencia?

En muchas webs encontrará que neurosis obsesiva y TOC son sinónimos, pero no lo son.

¿Qué es la Neurosis Obsesiva?

En el siglo XIX, Falret, un alienista francés, introdujo el término obsesión para definir una patología por la que “el sujeto es asediado por ideas patológicas, una falta que lo acosa y obsesiona“. El término fue traducido por la psiquiatría alemana como “Zwang”, compulsión. Fue Freud el primero en ubicar la enfermedad, que él llamó Neurosis Obsesivo - Compulsiva, en el registro de las neurosis y dotarla de contenido.

“En su forma más típica, el conflicto psíquico se expresa por los síntomas llamados compulsivos: ideas obsesivas, compulsión a realizar actos indeseables, lucha contra estos pensamientos y tendencias, ceremoniales conjuratorios, etc., y por un tipo de pensamiento caracterizado especialmente por la rumiación mental, la duda, los escrúpulos, y que conduce a inhibiciones del pensamiento y de la acción”. Pero esta concepción permite también “relacionar con la neurosis obsesiva ciertos cuadros clínicos en los que los síntomas obsesivos [y compulsivos], propiamente dichos, no son evidentes a primera vista” (”Diccionario de Psicoanálisis” de Laplanche y Pontalis).

El cuadro fue tomado por toda la Psiquiatría Psicodinámica y gran parte de la Psiquiatría Biológica, aunque con diferencias teóricas con el psicoanálisis, tanto respecto de su causa probable como de su clínica.

La neurosis obsesiva así definida permite diferenciar entre formas egodistónicas, es decir que producen conflictos a la persona que las padece, y formas egosintónicas (las llamadas “neurosis de carácter”), en las que la persona convive con su personalidad obsesiva sin que esto implique mayor conflicto. El psicoanálisis va más allá. Cuestiona que exista salud psíquica y considera que todas las personas somos mentalmente un poco patológicas, lo que variaría entre las personas consideradas mentalmente sanas y las consideradas enfermas sería la patología y su grado. Así habría personas que requerirían tratamiento y otras que no, no personas sanas y enfermas. Para esta disciplina las neurosis egosintónicas serían lo más parecido a lo que otros consideran salud mental. ¿Neurosis o Trastorno?



Cuando la OMS (Organización Mundial de la Salud) decidió realizar una Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud (conocida como CIE y que va ya por su décima revisión), se encontró con que en el campo de la Salud Mental existía una enorme dispersión diagnóstica entre corrientes de pensamiento diversas. Esta dispersión obstaculizaba toda posibilidad de realizar estudios cuantitativos. Decidió entonces homologar la clasificación respetando las diferentes concepciones (La Asociación de Psiquiatría Americana, poco proclive a aceptar clasificaciones internacionales, desarrolló su propio manual, el DSM, que es el más conocido por el público aunque, excepto en USA, los profesionales deban utilizar las categorías diagnósticas del CIE. Ambos manuales se aproximan cada vez más en las sucesivas revisiones).

Un comité de psiquiatras expertos llegó a un acuerdo de mínimos que pretende englobar los síntomas mentales manifiestos en un conjunto (bastante grande) de cuadros diagnósticos. Al ser esta clasificación de uso obligatorio para los psiquiatras, independientemente de su corriente psiquiátrica, ha acabado por popularizarse. Es más, se ha terminado por suponer que a cada uno de estos diagnósticos, acordados y sometidos a revisión periódica, le corresponde una causa y un tratamiento común, mientras que los manuales diagnósticos no suponen ninguna de las dos cosas, ya que su función es la de servir a investigaciones, tanto de sus causas probables como de los tratamientos más eficaces.

Puesto que no todos los psiquiatras están de acuerdo en categorías diagnósticas como neurosis o psicosis, se decidió prescindir de ellas y se optó por un término más ambiguo: “disorder” (literalmente: desorden o disturbio), que en castellano, y en el ámbito de la salud mental, se traduce como trastorno.

Así, los diagnósticos de neurosis, clásicos en psiquiatría, se han dispersado en diversos trastornos. En el caso de la neurosis obsesiva u obsesivo-compulsiva, su forma típica, la que incluye ideas obsesivas y compulsiones nítidas, ha quedado encuadrada en el Trastorno Obsesivo Compulsivo o TOC, como un trastorno neurótico en el CIE 10 y como un trastorno de ansiedad en el DSM IV; mientras que “ciertos cuadros clínicos en los que los síntomas obsesivos [y compulsivos], propiamente dichos, no son evidentes a primera vista”, pero que se reconocen por los profesionales como relacionados con ellos, se encuadran en el Trastorno Obsesivo Compulsivo de la Personalidad (DSM IV) o Trastorno Anancástico de la Personalidad (CIE 10). En ambos casos se trata de trastornos egodistónicos, que producen malestar en quien los padece. Las neurosis egosintónicas, aquellas en los que la persona se siente totalmente identificada con sus síntomas y no los considera ajenos a su ser ni le producen especial malestar, no pueden considerarse trastornos ni desórdenes, por lo que no se incluyen en las clasificaciones, con algunas excepciones. Las excepciones se refieren a aquellos casos que, sin que la persona lo viva como un trastorno, afectan a terceros. Un ejemplo típico sería el Trastorno de Personalidad Antisocial, pero también podríamos incluir en este registro egosintónico el Trastorno Negativista Desafiante (DSM IV) o algunos casos de Trastorno por Déficit de Atención, con o sin hiperactividad. La diferencia esencial es que en el caso de una persona adulta es muy difícil que consulte por un trastorno egosintónico y, en caso de hacerlo (porque se enfrenta a problemas con terceros o con la ley, por ejemplo), es difícil que el tratamiento prospere. En el caso de niños y otras personas dependientes, sus familiares o cuidadores pueden conducirlos a un tratamiento aunque el niño no lo viva como un trastorno, y el tratamiento puede ser igualmente eficaz.

En resumen: - La Neurosis Obsesiva puede corresponderse al Trastorno Obsesivo Compulsivo, al Trastorno Obsesivo Compulsivo (o Anancástico) de la Personalidad o, incluso, a otros trastornos de los manuales diagnósticos (por ejemplo: algunos trastornos del humor en los que la coloración afectiva depresiva predomina como principal manifestación de lo que podría considerarse una neurosis obsesiva).

- La Neurosis Obsesiva admite casos egosintónicos, no así los trastornos obsesivos que figuran en los manuales. Podemos decir que una persona tiene una Personalidad Obsesiva, pero no podemos clasificarla como Trastorno de Personalidad si las características de su personalidad no le producen desórdenes o “disturbios” a él mismo o a terceros.

¿CUÁL ES LA OPINIÓN DE PERSONA-PSI AL RESPECTO?:

- Creemos que existe un amplio espectro de trastornos o neurosis obsesivas que no siempre encajan en una clasificación diagnóstica forzosamente rígida, por lo que hay que estudiarlos caso por caso.

- No existe una causa común científicamente demostrada para todo el espectro. Hay hipótesis fundadas que les atribuyen una causa biológica, otras causas psicológicas o ambientales. Probablemente porque interviene más de un factor.

Estudios estadísticos sugieren cierta predisposición genética; la eficacia relativa de los inhibidores de la recaptación de serotonina la participación de algunos neurotransmisores; la eficacia psicoterapéutica la de factores específicamente psíquicos. Parece lógico pensar que existe predisposición biológica (genética o de otro tipo), probablemente necesaria, pero no suficiente para desencadenar el trastorno. Sobre la predisposición orgánica actúan experiencias de la infancia y adolescencia (que es cuando se forja la personalidad) y los modos en que el niño y el adolescente han experimentado esas experiencias y respondido a las exigencias que la vida les planteó. Y finalmente, pero no menos importante, participan factores desencadenantes actuales.

¿Quiere decir esto que nos oponemos a los tratamientos biológicos?

No, de ningún modo. La medicación puede ser necesaria si la gravedad del caso así lo sugiere.

Pero, con o sin medicación, es necesario un tratamiento psicoterapéutico para remover los conflictos psíquicos en juego y que el sujeto adquiera un mejor manejo (es decir: más saludable) de su herencia biológica y sus condicionamientos infantiles. ¿Quiere decir que la psicoterapia debe remontarse a la infancia?



No necesariamente. Lo que se haya torcido en la infancia se repite y se actualiza en el presente, y es el presente y no el pasado lo que se trata de resolver.

Luis Teszkiewicz - Psicoterapeuta
Dra. Marina Averbach - Médico Psiquiatra