La ley de la atracción


Los últimos avances científicos de la física cuántica, demuestran que nuestros pensamientos y emociones son en realidad ondas energéticas; vibraciones. Cada una de estas ondas vibran en una frecuencia concreta y atraen otras frecuencias similares.

Podemos imaginarnos como una radio que uno mismo utiliza para emitir y sintonizar con la frecuencia que desea escuchar. Somos emisores de frecuencias. Atraemos hacia nuestras vidas, situaciones creadas por nuestras propias emociones, por nuestros comportamientos, nuestras creencias profundas… con frecuencias vibratorias semejantes a las que emitimos.

Ilustremos esto con un ejemplo: un director de empresa piensa: “Estamos en plena crisis inmobiliaria. Habrá que ajustarse el cinturón”. Esta persona ya está aceptando la escasez. Su motor aquí ya es el miedo (emoción no muy eficiente para la venta). Este mismo hombre o esta mujer, está aumentando la crisis que ya existe sin su ayuda en lugar de enfocarse en la confianza en sí mismo que necesita ahora más que nunca, en su propia capacidad de eficiencia. Está emitiendo una onda de una frecuencia vibracional baja profesionalmente, además de muy desagradable personalmente. Tal comportamiento sólo puede atraer más situaciones que le asusten un poco más cada día. Resultado: no venderá ningún inmueble… de modo que se sentirá realmente mal, prisionero de su propio estancamiento porque no se da cuenta de lo que el mismo está atrayendo.

De este modo si te enfocas en lo que te hace sentir bien (alegre, relajad@, entusiasmad@…) te llegarán más situaciones cosas, personas, etc. que te harán sentir del mismo modo. Si por el contrario te enfocas en lo que te hacen sentir mal (triste, ansios@, rabios@,…) atraerás hacia tu vida situaciones que concuerdan con ese sentir. Ten en cuenta que para la ley de la atracción no hay bien ni mal. El Universo solo refleja tu estado de ánimo y manifiesta tus deseos.

Ilustremos esto con un ejemplo: dos personas se encuentran en un atasco provocado por un accidente y llevan media hora esperando que la carretera se despeje. El primero está malhumorado, se queja del gobierno, de cómo va el país, de lo mal que conduce la gente, de lo dura e injusta que es la vida por permitir que haya accidentes… está emitiendo una señal de malestar al Universo. Y eso será precisamente lo que le devolverá. El segundo decide descansar un poco, se pone una preciosa música relajante y decide aprovechar esos momentos de pausa que el Universo le procura. La señal que emite es de bienestar, de confianza en la vida y en sus procesos y eso es lo que el universo le devolverá.

Y te puedes preguntar ¿Y cómo puede ser que para la gente que se comporta mal, que roba, que son egoístas… también funcione? La ley de la atracción es una Ley Universal. Al igual que la Ley de la gravedad, si saltas hacia arriba volverás a llegar al suelo, no importa si eres bondadoso, generoso… caerás igual que si hubieses sido de otro modo.

Ocurra lo que ocurra en tu vida, si tú eliges enfocarte en los pensamientos más positivos que te puedan ayudar, entonces, te darás cuenta de que atraes lo mejor para ti. No hablamos de que nunca nos sintamos tristes, solos, nerviosos, perdidos… de lo que se trata es de salir de ese estado y no permanecer en él.

Cuando te estés sintiendo mal: triste, ansios@, enfadad@, celos@, envidios@, desanimad@… encuentra un modo de cambiar esta vibración, elije otros pensamientos que te permitan sentir bien: alegre, feliz, relajad@… De este modo acelerarás el proceso de atraer a tu vida todo tipo de bien. Cuando caemos y nos sentimos mal, es importante no quedarnos mucho tiempo en este sentimiento vibracional bajo. Actúa, haz algo, lo que sea que a ti te inspire. Ya sabes, el Universo es un reflejo creador y refleja exactamente aquello en lo que más te enfocas.

(De un texto de Anne Astilleros)