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Muchas veces he escuchado, que dejar la mente en blanco es totalmente imposible.
Lo cierto, es que dejar de pensar continuamente, en temas que nos hacen estar tristes o enfadados, nos haría tener una mejor calidad de vida.
El pensamiento obsesivo y repetitivo, está en nuestra mente, como un hábito no deseado por nosotros, pero del cual creemos que no podemos deshacernos.
Ser conscientes de que tenemos esos pensamientos, es el primer paso para dejarlos atrás (no significa que dejemos de pensar, sino que dejemos esos pensamientos dañinos).
Por ejemplo, una mañana te levantas convencido o convencida, de que ese día será terrible. Tu mente a cada paso que das, te va “diciendo” palabras y ordenes negativas:
- No merece la pena, - No tengo ganas, - ¿Por qué me pasa todo lo malo a mi?...
Y si no te das cuentas de esos pensamientos, sigues con tu día, y al llegar la noche, verás que muchas de las cosas que has pensado (y atraído hacía ti), se han cumplido.
Hay algunas maneras de hacer que todos esos pensamientos paren.
Una de ellas, es la siguiente:
Busca una goma elástica (como una goma del pelo), y colócatela en una de tus muñecas. La goma no ha de oprimirte, ni ser demasiado ancha.
Una vez que la tienes, comienza con este nuevo hábito:
Cada vez que venga a tu mente un pensamiento obsesivo y negativo, toca la goma del pelo de tu muñeca y tira un poco de ella (sin hacerte daño, solo como un recordatorio de que esos pensamientos van a parar, ya que tú no los quieres en tu día a día).
Con el gesto, di alguna palabra para ti o en voz alta, que te motiven a ello (como por ejemplo: - ¡Para! Todo va a salir bien).
Poco a poco te costará menos asociar ese pequeño acto, con detener los pensamientos incómodos.
http://creerenpositivo.blogspot.com/2010/01/parada-de-pensamiento.html

Hollywood rescata la angustia del trastorno obsesivo compulsivo




La idea se repite en la cabeza y cuanto más quiere uno eliminarla, más le agobia. Puede ser la necesidad de cerrar la puerta de un armario que vemos abierta desde la cama, la sensación de habernos dejado encendido el calentador o el pleno convencimiento de que nuestro hijo pequeño está en apuros. Angustioso, ¿verdad? Pues ése es el estado normal para una persona con TOC, el trastorno obsesivo compulsivo. Según Jerónimo Saiz, jefe del servicio de psiquiatría del Hospital Ramón y Cajal (Madrid), «ideas obsesivas tiene todo el mundo, pero los enfermos de TOC se distinguen porque éstas son exageradas y absurdas e interfieren en su vida normal haciéndoles perder tiempo y energía». La enfermedad vuelve a estar ahora de actualidad por una nueva película que aborda el problema, 23, que este fin de semana se ha estrenado en España y está interpretada por Jim Carrey. Se trata de un hombre que lee en un libro -titulado 23- la historia de su vida y se atormenta cuando el personaje que supone es él comete un asesinato. Está por ver si la película retrata la angustia interior que una idea semejante puede suponer para quien la sufre, pero así es el TOC. Normalmente, quienes padecen este mal lo descubren en la adolescencia -«los picos de la aparición de la enfermedad se sitúan entre los 14 y los 22 años», según Jerónimo Saiz- pero hay un 35% que se percatan de su mal a los 30 o 40 años. El doctor Juan Carlos Díaz del Valle, del servicio de psiquiatría del Juan Canalejo de A Coruña, limita más los años: «Lo normal es detectarlo en hombres, entre los 6 y 15 años y en mujeres, entre los 20 y 29». Las causas, dicen los psiquiatras, son genéticas, o cuando menos congénitas, y pocas veces tiene que ver el ambiente. Díaz del Valle explicó cómo se había llegado a esta conclusión: «En el TOC hay un componente genético muy importante. Se analizaron gemelos iguales, homocigóticos y la proporción de TOC si uno lo era resultaba mayor que en gemelos dicigóticos [diferentes]». Al margen de casos más o menos amables que todos tengamos en mente -el caso más paradigmático es el de Jack Nicholson-Melvin en Mejor imposible o el reciente anuncio de David Beckham de que padecía la enfermedad-, los psiquiatras, y los enfermos, no dejan lugar a las dudas: «Es una enfermedad muy grave, que genera muchísimo sufrimiento» en quienes la padecen, dice Díaz del Valle. La mayor parte de los enfermos tardan mucho en ser diagnosticados, de ocho a diez años, pero una vez determinada el tratamiento es relativamente fácil y muy eficaz. Se combina la prescripción de fármacos que actúan sobre la serotonina (hormona vinculada al bienestar) con una terapia cognitivoconductista, para que el paciente sepa anticiparse a las crisis. Sólo el 15% se estancan y son muchos menos los que necesitan cirugía: «En el Canalejo -apunta Díaz del Valle- en diez años sólo tuvimos que recurrir una vez a la psicocirugía». Sobre lo que no parece existir unanimidad es sobre la oportunidad de que los famosos anuncien padecer TOC (Beckham o el cantante Roberto Carlos, por ejemplo). Para los psiquiatras es un signo de normalización, mientras que algunos pacientes piensan que pequeños tics compulsivos no pueden considerarse del mismo nivel que sus dolencias.
http://www.diariodeleon.es

Tratar de reprimir un pensamiento incrementa las posibilidades de que éste regrese


Tratar de reprimir un pensamiento incrementa las posibilidades de que éste regrese

Las visiones parecen provenir de las “cañerías” de nuestro cerebro durante los peores momentos posibles, durante entrevistas laborales, una primera cita, una importante cena de trabajo. ¿Qué pasaría si empiezo una guerra de comida con los hors- d´oeuvre o me río del tartamudeo del anfitrión?

“Ese simple pensamiento es suficiente -escribió Edgar Allan Poe en El demonio de la perversidad , ensayo acerca de impulsos indeseados-. “El impulso progresa a un querer; el simple querer, a deseo; el deseo, a un anhelo incontrolable.”

Agrega: “No hay pasión en la naturaleza tan demoníacamente impaciente como la de aquel que, tiritando al borde del precipicio, considera la idea de la caída, o la del que medita sobre la pregunta: «¿Estoy enfermo?»”.

En algunos pocos casos, la respuesta puede ser afirmativa. Pero la gran mayoría de las personas rara vez, si alguna, actúa a partir de estos impulsos. Y estas rudas fantasías de hecho reflejan la actividad de un cerebro sensible y socialmente normal, sostiene un trabajo publicado la semana última en la revista Science.

“Hay todo tipo de trampas en la vida social, dondequiera que miremos; no sólo errores, sino que los peores posibles errores vienen a la mente fácilmente -explica el autor del trabajo Daniel M. Wegner, psicólogo de la Universidad de Harvard-. Y el hecho de que venga a nuestras mentes lo peor, en ciertas circunstancias, puede incrementar las posibilidades de que pase.”

La exploración de impulsos perversos tiene una rica historia (¿podía ser de otra manera?), desde las historias de Poe hasta las del marqués de Sade a los deseos reprimidos de Freud y las observaciones de Darwin acerca de muchas de las acciones que se realizan “en directa oposición a nuestras voluntades conscientes”.

En la última década, los psicólogos sociales han documentado cuán comunes son estos impulsos y cuándo aumenta la posibilidad de que alteren el comportamiento.

En un nivel básico, ser socialmente funcional significa controlar nuestros impulsos. El cerebro adulto gasta, sugieren algunos estudios, la misma cantidad de energía inhibiendo que actuando, y la salud mental se basa en inventar estrategias para ignorar o suprimir pensamientos muy turbadores, como el de la
propia muerte, por ejemplo. Estas estrategias son programas psicológicos generales, subconscientes o semiconscientes que usualmente se manejan con el piloto automático.

Los impulsos perversos parecen aparecer cuando las personas se concentran intensamente en evitar errores específicos o tabúes. La teoría es simple: para evitar insultar a un colega, el cerebro primero tiene que estar pensando en esto; la misma presencia del insulto catastrófico, a su vez incrementa las posibilidades de que lo digamos.

“Sabemos que lo que está en nuestras mentes puede influir en nuestros juicios y comportamientos simplemente por estar ahí, flotando en la superficie de la consciencia”, opina Jamie Arndt, psicólogo de la Universidad de Missouri.

La evidencia empírica de esta influencia se ha reunido durante los años recientes, como el doctor Wegner documentó en su nuevo trabajo. En el laboratorio, los psicólogos tienen personas que tratan de desterrar un pensamiento de su mente y encuentran que éste vuelve, alrededor de una vez por minuto. De igual
manera, a las personas que tratan de no pensar en cierta palabra se les escapa durante un test rápido de asociación de palabras.

Incluso los “errores irónicos”, como los llama Wegner, son muy fáciles de evocar en el mundo real. Hay estudios que muestran que los golfistas que saben que deben evitar errores específicos los hacen más cuando están bajo presión.

Los esfuerzos por ser políticamente correctos pueden ser particularmente traicioneros. En un estudio de investigadores de las universidades Northwestern y Lehigh, 73 estudiantes leían una historieta sobre un compañero ficticio, Donald, un hombre negro, en la que se lo describía de manera ambigua. Después,
tenía que responder preguntas acerca del personaje. Un grupo trataba de evitar caer en estereotipos y el otro no se controlaba.

El estudio proveyó “una demostración de que la supresión de estereotipos hace que estos se vuelvan hiperaccesibles”, concluyeron los autores.

El riesgo de decir o hacer algo que no queremos depende del estrés que experimentamos, según Wegner. Al concentrarnos intensamente en no mirar fijo un lunar prominente de un nuevo conocido, al tratar de seguir una conversación, aumenta el riesgo de decir: “Leímos sobre el lunar -es decir, sobre la Luna. ¡Luna!”

“Hay cierto alivio en que pase lo peor, para no tener que seguir preocupándonos más”, explica Wegner.

Algo que puede ser difícil de explicar, claro, si uno acaba de arruinar la fiesta.

Benedict Carey, New York Times | La Nacion
http://maspsicologia.com/2009/07/si-no-quiere-que-ocurra-trate-de-no-pensar-en-ello-si-puede/

'pensamiento intrusivo'


'pensamiento intrusivo'
Tratamiento para las obsesiones

Si un pensamiento le hace sentir mal deságase de él cuanto antes. Pensar más no es pensar mejor. Los pensamientos obsesivos reducen nuestra visión de la realidad y nos hacen filtrar sólo lo negativo, por ello es muy importante aprender a no hacerles caso.

Hay que desconectar. Para ello es muy importante respirar profundamente y dedicarnos a alguna actividad que nos mantenga concentrados. Puede ser salir de compras, llamar por teléfono a una familiar o amigo, jugar con niños y niñas pequeños, leer un libro, ver una película… trabajar como voluntario puede ser una buena alternativa porque pensar en otras personas, ayudarles y escucharles aumenta nuestra autoestima.

Hay que parar el pensamiento de forma contundente. Decir “basta ya”, tengo autoridad suficiente sobre mi pensamiento para controlarlo y que no me haga daño. No puede dejar que su propio pensamiento le venza. Debe llevar las riendas de su propia vida.

Nada más notar que una idea se vuelve repetitiva e intrusiva apúntela, siga con lo que esté haciendo y cuando pueda dedicarle tiempo analícela a ver si se trata de un pensamiento obsesivo.

Es recomendable aprender y practicar a menudo algún tipo de relajación mental o meditación y compatibilizarlo con ejercicio físico.

En resumen, hay una serie de cosas que pueden ayudarle y otras que le perjudicarán:

Le ayudará pasear y hacer ejercicio. Aprender a meditar, relajarse, leer, escuchar música. También sería buena para encontrar paz encontrar alguna aficción a la que dedicar parte de nuestro tiempo (pintura, manualidades, voluntariado…) Dedicarnos a otras personas nos saca de nuestro mundo y de la espiral de pensamientos obsesivos.

Empeorará las cosas el dar por buenos esos pensamientos y dejar que le arrastren a lo negativo (si no dejo de pensar que mi pareja no me quiere debe ser porque es así). La sensación de pérdida de control aumentará si se bebe alcohol, se abusa del café (porque sobreactiva nuestro pensamiento) o si se intenta solucionar comiendo (lo que además aumentará el sentimiento de culpa)

Si cree que necesita ayuda profesional Psicología 24 horas está a su disposición en el teléfono 807-505-766


¿Quién no ha sufrido alguna vez una idea o pensamiento que se repite y nos angustia?

Las obsesiones son eso, ideas, pensamientos, impulso o imágenes que son experimentadas como intrusivas e inapropiadas y que causan ansiedad o angustia. Son pensamientos incontrolables e involuntarios que se producen en nuestra mente repetidamente. La persona que experimenta las obsesiones con frecuencia sabe que no tienen sentido, pero se siente incapaz de detenerlas.

Obsesiones comunes en las personas que sufren trastorno obsesivo-compulsivo son el temor de contaminación, el miedo a la suciedad o nada “sucio incontrolable sexual imágenes o pensamientos que puede ser desagradable e imposible de detener, supersticiones y la excesiva atención a las cosas considera afortunado y la mala suerte, y un deseo de orden y la simetría donde las cosas deben colocarse o alineados de una manera particular o patrón. Realmente no es necesario padecer un TOC para sufrir un pensamiento intrusivo u obsesionarse con cualquier tema o persona que tenga más o menos relevancia para nosotros.

Pensamiento intrusivo es lo que literalmente suena, un pensamiento que se “cuela” en la mente y se repite en contra de la voluntad de la persona, hasta provocar preocupación, malestar. Como una canción que repetimos a cada instante sin darnos ni cuenta.

En muchas ocasiones puede ser algo que no cause malestar a la persona y que desaparece al cabo de un tiempo más o menos largo. Otras veces se requiere aprender alguna técnica que ayude a superarlo. Es algo que le ocurre a muchas personas. De hecho, psicólogos ingleses investigaron los pensamientos obsesivos en una muestra de 302 personas de la población general y el 84 % informó que habían experimentado el asalto de pensamientos, imágenes o impulsos indeseados más de una vez en su vida.
Quizá lo que haya cambiado con el paso del tiempo son los temas. Antes solían ser temas religiosos o de culpa y en los últimos años se refieren más a miedo a tener un determinado virus, a padecer una enfermedad. No es alarmante el tener este tipo de ideas, lo peligroso es confundirlas con la realidad, ya estaríamos hablando de pensamiento mágico propio de un trastorno obsesivo compulsivo.
Se puede entender mejor con un ejemplo histórico:
Tolstoy le dijo un día a su hermano – “Quédate en el rincón hasta que dejes de pensar en un oso blanco.” A pesar de ser una instrucción fácil, el hermano no pudo llevarlo a cabo. Se quedó horas en el rincón pensando sin parar en osos blancos.
Eso es lo que nos pasa a todos cuando queremos dejar de pensar en algo. Cuánto más luchamos contra la idea, ésta se hace cada vez más frecuente e insistente. Siempre que deseamos dejar de pensar en algo logramos el efecto contrario. Así se mantienen las ideas obsesivas. Es un paradoja pero en realidad hay que aceptar la idea y no luchar contra ella para que no os obsesione.
Si cree que no es capaz sólo de superar sus pensamientos intrusivos o si cree que puede sufrir un trastorno obsesivo compulsivo pida ayuda en nuestro teléfono:
Psicología 24 horas 807 505 766
http://www.psicologia24h.es/tag/pensamiento-intrusivo/

OBSESIONES…………….


OBSESIONES…………….
Puede que no haya nada de malo en verificar si usted sacó las llaves de la casa, o si cerró
las ventanas o apagó la estufa antes de salir, sin embargo, hechos tan inocentes como
estos pueden llegar a convertirse en verdaderas obsesiones y/o rituales que generan alta
ansiedad y afectan el disfrute normal de las actividades cotidianas.
Generalmente se cree las obsesiones son hechos aislados que suceden a personas
mentalmente perturbadas, sin embargo, la realidad es muy diferente, este trastorno como
se le conoce T.O.C. ( trastorno obsesivo-compulsivo) afecta según investigaciones a un 3%
de la población mundial y se presenta en personas comunes y corrientes, entre la gente
“normal”, la gente que asiste a la universidad, que trabaja en una empresa, comerciantes,
personas que tienen un negocio, una familia, amas de casa, etc. en una población
heterogénea, se puede manifestar en la adolescencia o en la vida adulta, también se
manifiesta en varios niveles de severidad y no todos aunque la mayoría están acompañados
de comportamiento compulsivo.
Por otra parte, así las personas sientan un gran malestar y vivan presas del stress por lo
que las ideas obsesivas implican en sus vidas, evitan a toda costa contar lo que les pasa o
pedir ayuda, por dificultad para explicar lo que les pasa o por temor a que pueda ser un
problema serio o los cataloguen como locos, por otra parte, algunas veces el sujeto no
tiene conciencia clara de la severidad del problema y puede considerarlo normal o atribuirlo
a una característica de su personalidad, al decir por ejemplo “soy prohibido” “soy
desconfiado” “soy limpio”.
Como se había dicho existen varios niveles de severidad del trastorno obsesivo-compulsivo
T.O.C, cuando este es severo la persona se encuentra sometida a un stress intenso y sus
síntomas compulsivos pueden llegar a ser muy evidentes como por ejemplo cuando la
persona decide no dejar entrar a nadie en su casa para que no sea contaminada, o cuando
usa guantes en su trabajo para no ensuciar sus manos, o cuando su ritual de baño demora
dos horas o mas.
Estos actos compulsivos de limpieza o protección están frecuentemente asociados a ideas
obsesivas de contaminación. Así como actos compulsivos de verificación pueden estar
asociados a ideas obsesivas de inseguridad, de temor a ser violentados o robados, en
todos los casos éstos actos compulsivos pretenden “neutralizar”, la ansiedad resultante de
las ideas obsesivas subyacentes asociadas, sin embargo, en su lugar interfieren en la vida
normal del sujeto sometiéndolo a un nivel alto de ansiedad y de stress, que en algunos
casos le paraliza totalmente de sus actividades.
Hay ideas obsesivas que aunque menos dramáticos y se manifiestan de forma menos
evidente, no implican menor malestar e intrusión en la vida del sujeto.
Mejor Vivir Sonia R. Ortega Benavides.
Psicóloga clínica
Universidad Incca de Colombia, Bogotá, D.C.
Estas ideas obsesivas pueden estar relacionadas con el orden y simetría teniendo la
necesidad de tener todo bajo estricto orden, arreglando toda su ropa con una simetría
perfecta y sintiendo mucha ansiedad cuando los demás no siguen sus mismos parámetros,
hay ideas obsesivas de contar, tiene que contar por ejemplo todos los fósforos de una caja
para tenerlos completos, etc.
En el tiempo se ha creído que estos trastornos obedecen a mecanismos que usa el
consciente para escapar de temores, otros especialistas aseguran que son compensaciones
subconscientes resultantes de frustraciones repetidas en la infancia.
Existen causas etiológicas como las que tienen que ver con mecanismos neurobiológicos,
según las cuales los responsables del trastorno son algunos neurotransmisores como la
serotonina.
Otras causas tienen que ver con la herencia y la crianza, juntas y separadas.
Independientemente de la etiología o la causa que genere el trastorno, existen métodos
para medir y para dar solución al TO.C. como las que se encuentran en el programa
www.mejorvivir.com, también hay terapias conductuales, terapias de medicación. Lo mejor
es estudiar cada caso particular antes de tomar una decisión sobre el mejor tratamiento.
MINI-TEST DE OBSESIONES Y COMPULSIONES
Haga este Test para saber cual es su nivel de ansiedad relacionado con ideas obsesivas o
rituales compulsivo.
Escoja la opción que mejor se acomode a su caso particular:
1- Con que frecuencia considera le suceden pensamientos obsesivos:
a) Casi nunca
b) 1 o 2 veces al mes
c) 2 o más veces a la semana
d) 1 o más veces al día
2- Cuanto tiempo utiliza en rituales de limpieza o comportamiento
compulsivo:
a) menos de una hora al día
b) 2 horas al día
c) 3 a 5 horas al día
d) Mas de 5 horas al día
3- Cuanto siente le afectan los rituales o ideas obsesivas en su vida:
a) muy poco o nada
b) a veces impiden concentrarme o disfrutar
c) mucho, me molesta perder tiempo en esas tonterías pero no he podido
evitarlo.
d) Demasiado, me siento paralizado, afectado en mi estabilidad emocional.
4- Que tanto control tiene usted sobre sus ideas obsesivas y/o compulsiones
a) puedo controlarlos voluntariamente
b) los controlo pero con esfuerzo voluntario
c) los controlo pero solo temporalmente
d) no los controlo
RESULTADOS:
Compare con la tabla y sume sus puntos.
Mejor Vivir Sonia R. Ortega Benavides.
Psicóloga clínica
Universidad Incca de Colombia, Bogotá, D.C.
1- a) 1 punto
b) 2 puntos
c) 3 puntos
d) 4 puntos
2- a) 1 punto
b) 2 puntos
c) 3 puntos
d) 4 puntos
3- a) 1 punto
b) 2 puntos
c) 3 puntos
d) 4 puntos
4- a) 1 punto
b) 2 puntos
c) 3 puntos
d) 4 puntos
Si obtuvo 7 puntos o menos su nivel de pensamiento obsesivo y actos compulsivos están
dentro de los parámetros normales, mas entre menor puntaje obtenga.
Si obtuvo 8 puntos o más es conveniente considerar ayuda profesional

Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC)

El Trastorno Obsesivo Compulsivo es una enfermedad neurológica que es caracterizada por pensamientos recurrentes, incontrolables y obsesiones desagradables; o de comportamientos repetitivos, los cuales uno no puede controlar. Los individuos con TOC reconocen que sus obsesiones y compulsiones son irracionales y excesivas, pero no tienen ningún control sobre ellas.

Algunos ejemplos pueden ser el de la mujer que se queja a su dermatólogo de la sequedad de su piel y que casi nunca se siente limpia, empleando diariamente dos horas en ducharse. O la obsesión, más de cuatro horas diarias, de un hombre en pensar que el café de su empresa está envenenado, preparando continuamente nuevo café para sus compañeros. O la obsesión, bastante común, conocida como Diógenes, de las personas por guardar todo lo que encuentran, siendo imposible el desecharlas por si algún día pudiesen ser necesarias.

Otras compulsiones típicas son: realizar comprobaciones una y otra vez (por ejemplo, asegurar que ha cerrado la puerta con llave); acciones repetitivas, como tocar ciertos objetos; contar; mantener todo en orden, por color o tamaño. Un individuo puede tener varios o todos de estos síntomas y estos pueden variar durante el curso de la enfermedad. Individuos con TOC pueden desarrollar depresión, sentir ansiedad, malestar y repugnancia. Otra forma de comportamiento que puede ser parte del desorden es el impulso de arrancarse los pelos de las cejas y del cabello (Trichotillomania). La preocupación excesiva con un defecto corporal, o solamente imaginado, puede ser otra forma del desorden llamado dismorfofobia, o la hypochondriasis, preocupación constante de tener una enfermedad seria.

Según el Instituto Nacional de Salud Mental, los trastornos obsesivo-compulsivos afectan a una de cada 40 personas, en Estados Unidos, alrededor de 7 millones de sus habitantes padecen este trastorno que generalmente se desarrolla entre los 20 y 30 años de edad. Todo tipo de personas puede sufrir de este trastorno sin importar su grupo social o étnico, o si es hombre o mujer.

la enfermedad de la duda


La Enfermedad de la Duda. El Trastorno Obsesivo-Compulsivo. (TOC) La Vanguardia. Una obsesión es un pensamiento, imagen o impulso no deseado que se vive como repugnante, carente de sentido e inaceptable y que es muy difícil de eliminar de la mente.

Cuando surge una obsesión, la persona siente una gran ansiedad e intenta hacer alguna cosa para tranquilizarse o evitar que suceda algo de consecuencias inevitables. Estos actos repetidos y, a veces estereotipados se llaman compulsiones.

" Son las cuatro de la tarde de un sábado. He recogido la cocina y la ropa. Todo está ordenado. Necesito tenerlo así para poder disfrutar de una película que me interesa ver por televisión. Mi hija pequeña me avisa que dará comienzo en unos instantes. Me siento tranquilamente en un sofá que está situado al lado de la ventana. De repente aparece el pensamiento: ¿ Y si te tiraras por la ventana? ¿Por qué no te tiras? Este pensamiento me paraliza; me pongo rígida; comienzo a sudar; el corazón me late muy aprisa; me cuesta respirar; tengo frío, un frío muy intenso; tengo náuseas...

Pienso que no podré resistir y acabaré tirándome por la ventana y como vivo en un cuarto piso me mataré. Sin embargo, sé que no quiero hacerlo, que solo es un pensamiento. Dudo. No puedo asegurar que no lo haré. Vuelvo a dudar. Intento mirar la película, pero el pensamiento me machaca el cerebro y no me deja en paz. Bajo la persiana; quizá así no lo haga, pienso. La persiana me lo impedirá.

Observo a mis hijos y me digo que tengo mucha suerte con estos hijos, por lo tanto, ¿ por qué voy a querer tirarme por una ventana?. No quiero hacerlo, sin embargo este razonamiento no me sirve para nada. Sigo encontrándome mal y necesito ir una y otra vez al cuarto de baño. Me coloco de espaldas a la ventana intentando parar este pensamiento que me tortura. Finalmente no puedo aguantarlo más y me marcho de la habitación. Pero en los días siguientes el pensamiento sigue torturándome hasta el punto de tenerlo presente incluso en mis sueños. El miedo a hacer aquello que no quiero invade cada instante de mis días."

Aunque la palabra obsesión forma parte de nuestro vocabulario coloquial, los psicólogos la utilizamos para nombrar la manifestación de un trastorno de ansiedad que se basa en pensamientos y hábitos repetitivos y absurdos a los cuales los afectados no se pueden sustraer a pesar de ser conscientes de su futilidad. La enfermedad afecta a un gran número de personas que, a menudo, la sobrellevan en absoluto secreto. El grado de gravedad depende del nivel de angustia que estos pensamientos generan y del tiempo y energía que se dedica a reducir la ansiedad mediante rituales.

¿Habré mirado bien? ¿Habré cerrado bien? ¿Habré limpiado bien?

Lola tiene las manos dañadas por el uso excesivo de la lejía que utilizaba para librarse de todo posible germen. Su temor era que pudiera contagiar a su familia con el cáncer a pesar de saber que esto no era factible. Los actos que llevaba a cabo para evitarlo, su compulsión, era lavarse escrupulosamente con lejía cada dedo repetidas veces, y hasta cuarenta veces al día durante 20 minutos.

Su obsesión era tan exagerada que había implicado a todos los miembros de la familia. El marido y los hijos debían quitarse los zapatos al entrar en casa y cambiarse toda la ropa. Cualquier indicio de contaminación le suponía un sufrimiento enorme y la incapacidad de controlar el avance de los gérmenes por la casa la sumía en un estado depresivo constante. Su actividad en casa era febril y se centraba solamente en limpiar, frotar y volver a empezar. Tenía la sensación de que le faltaban horas al día y nunca estaba satisfecha.

Tomás podría parecer a primera vista un chico meticuloso, cuidadoso y pendiente de los detalles. Sin embargo, sólo él sabía lo mal que lo pasaba cuando volvía al coche repetidas veces (hasta seis o siete) para cerciorarse de que había cerrado bien las puertas.

Cuando tenía que mandar alguna carta, su empeño era cerrarla y volverla a abrir no fuera que hubiera hecho algo mal o hubiera olvidado algún detalle. En la oficina repasaba el trabajo hasta diez veces y se detenía a mirar continuamente si los papeles importantes aún estaban allí. Miraba varias veces la papelera para ver si algo importante se había caído inadvertidamente. Al cerrar nunca se fiaba de que la secretaria apagase las luces y las estufas y llegaba a volver dos y tres veces al despacho a ver si todo estaba en orden. En casa las dudas se centraban en la llave del gas y su familia no podía entender que no acabara de confiar en sus propios sentidos al verlo repetir una y otra vez el camino a la cocina para repasar todo tantas veces.

Su temor u obsesión era el ser responsable de un posible daño a sí mismo o a otros por su falta de atención. Sus actos o compulsiones eran verificar y comprobar.

Para Víctor todo el problema estaba en su cabeza. Él era consciente de lo absurdo de sus preocupaciones, pero esto no lo libraba de aquellos incómodos pensamientos que a veces lo aterraban y a veces le causaban verdaderas crisis de angustia. Pero nada podía hacer ya que cuanto más los deseaba alejar más se repetían impidiéndole trabajar, leer, estudiar e incluso mirar la tele. Además todo lo que oía o leía se encadenaba mágicamente con ellos dándole la sensación de que estaba atrapado. Su estado de ánimo estaba muy decaído y a veces creía que no valía la pena vivir de ese modo.

Cada uno de estos pacientes pertenece a un tipo característico de trastorno obsesivo compulsivo, aunque es frecuente que se mezclen diversos aspectos en la misma persona.

La investigación actual distingue los siguientes rasgos como presentes en los diversos tipos de afectados por el trastorno:


1. compulsión por la limpieza.
2. compulsión por la comprobación.
3. pensamientos, imágenes e impulsos obsesivos.
4. lentitud y prolijidad excesivas.

Obsesiones y compulsiones

Las obsesiones y las compulsiones básicamente se distinguen por su función . Las primeras se componen de pensamientos, imágenes e impulsos cuya principal característica es la de ser involuntarios ; además, están asociados a un incremento de la ansiedad. Por su parte, las compulsiones, sea en forma de acciones u otros pensamientos, tienen la función de neutralizar y conjurar las obsesiones con la peculiaridad de ser voluntarias. La intención con que se efectúan las compulsiones es la de reducir la ansiedad o la probabilidad del riesgo de que ocurra algo nefasto.

El contenido de los pensamientos, impulsos e imágenes obsesivas acostumbra a ser personalmente repugnante. Cuanto más inaceptable para la persona es una idea intrusa, más incomodidad siente cuando ésta se manifiesta. Se dan entonces paradojas como la del sacerdote que se imagina blasfemando en público o la del pacifista con impulsos violentos.

La inspiración común a todos los aquejados es la de prevenir que sucedan hechos ominosos, la cual va seguido de intentos para lograrlo. Los obsesivos de la limpieza se parecen a los que padecen fobias y desempeñan variadas conductas con el fin de soslayar los "objetos contaminados " con los que le depara la vida. Cada vez que la maniobra de evitación falla, le " ponen inmediato remedio " lavando y limpiando. En las obsesiones de comprobación el empeño es el de no ser responsable de causar daño a sí mismo o a otros.

Epidemiología

La mayoría de los obsesivo - compulsivos inician el trastorno antes de los veinte años. El 80% antes de los 30. La forma y el contenido de las obsesiones es sorprendentemente similar en Europa, USA, Canadá e India. La proporción hombre - mujer es de 2:3. En las mujeres es el 4º trastorno más frecuente.

Un reciente estudio epidemiológico del NIMH en USA aporta datos que indican que el trastorno es mucho más frecuente de lo que se consideraba. Se halló una incidencia del 2% en la población general. También es un 2% la cifra de obsesivos entre la población psiquiátrica.

Una observación sociocultural merece mención: el 86% de las mujeres obsesivas estudiadas por Rachman y Hodgson en 198O sufrían obsesión por la limpieza. Además, parece ser que la conducta sexual y afectiva de los obsesivos puede ser muy pobre, según estudios de Hare (1971), ya que existe una tasa muy alta de celibato, particularmente entre los hombres. También se observa que en ambos sexos el matrimonio es tardío. Igualmente la tasa de fertilidad es muy baja, aún más que en pacientes esquizofrénicos.

Los límites de la normalidad

Muchos de nosotros podríamos preocuparnos y dudar de si somos o no obsesivo-compulsivos. Lo cierto es que los rasgos obsesivos se presentan en un gran número de personas consideradas " normales ". De hecho, psicólogos ingleses investigaron los pensamientos obsesivos en una muestra de 302 personas y el 84 % informó que habían experimentado el asalto de pensamientos, imágenes o impulsos indeseados más de una vez en su vida.

A continuación sugerimos un ejercicio de detección de un posible trastorno obsesivo - compulsivo por si los lectores albergan alguna duda con respecto a sus tendencias obsesivas y la necesidad de acudir a un psicólogo.

Consulte la siguiente escala sobre el tiempo que le ocupan, la interferencia que ejercen en su vida cotidiana, el malestar subjetivo que le ocasionan, la resistencia que opone y el control que posee sobre algunos pensamientos y acciones.

1.Dedicación en tiempo a pensamientos obsesivos y rituales compulsivos.

0.Ninguna

1.Leve: menos de una hora al día, o intrusión ocasional ( de pensamientos o rituales)

2.Moderada: de una a tres horas al día o intrusión frecuente.

3.Severa: de tres a ocho horas al día.

4.Muy severa: casi todas las horas en que está despierto.

2.Interferencia debida a pensamientos obsesivos o rituales compulsivos.

0.Ninguna.

1.Leve: ligera interferencia que apenas perjudica su vida.

2.Leve a moderada interferencia.

3.Moderada: clara interferencia en el trabajo o en la actividad social, pero no incontrolable.

4.Muy severa: Incapacitante en las diversas facetas de su vida.

3.Malestar asociado a pensamientos obsesivos y rituales compulsivos.

0.Ninguno

1.Leve: infrecuente y apenas turbador.

2.Moderado: evidente malestar derivado de pensamientos o rituales.

3.Severo: pensamientos frecuentes o acusado incremento de la ansiedad si la ejecución de las compulsiones es impedida.

4.Muy severo: malestar casi constante a causa de pensamientos o rituales.

4.Resistencia a pensamientos obsesivos o rituales compulsivos.

0.Siempre se esfuerza por resistir, o bien los pensamientos no exigen oponer resistencia.

1.Hace un gran esfuerzo por resistir la mayor parte del tiempo.

2.Hace cierto esfuerzo por resistir.

3.Cede por completo ante los pensamientos o rituales.

Si su respuesta a alguna de las cuestiones precedentes ha puntuado 3 ó 4, debería consultar a un psicólogo para obtener un diagnóstico, y, sobre todo un tratamiento.

Obsesiones de contenido agresivo:

Miedo a dañar a otras personas.

Miedo a hacerse daño a sí mismo.

Imágenes horribles y violentas.

Miedo a proferir obscenidades o insultos.

Miedo a actuar sometido a impulsos criminales.

Miedo a aparecer como responsable de algún error o fracaso.

Miedo a que ocurra alguna catástrofe.

Obsesiones de contaminación

Preocupación o disgusto por secreciones o desechos corporales

( Orina, heces, semen o saliva.

Preocupación por la suciedad y gérmenes.

Obsesiones de contenido sexual

Pensamientos o imágenes que repugnan a la persona ( pedofilia, incesto, bestialismo, homosexualidad, etc..).

Obsesión por necesidad de simetría, exactitud u orden

Obsesiones diversas

Miedo a no hablar con total precisión.

Imágenes intrusas, por ej. , imagen mental de un perro.

Sonidos, palabras o música intrusos y absurdos.

Números de la suerte y números nefastos.

Colores con significado especial.

Obsesiones-compulsiones somáticas

Preocupación exagerada por alguna parte del cuerpo, por ej. , la nariz.

Compulsiones de cómputo

Contar una y otra vez hasta cierto número.

Sumar matrículas de los coches.

Compulsiones de comprobación

Comprobación de puertas, cerraduras, interruptores, etc.

Rituales de repetición

Entrar y salir por las puertas, sentarse y levantarse de las sillas, etc.

Compulsiones de ordenar y arreglar

Hacer y deshacer una maleta, ordenar repetidamente el contenido de cajones, clasificar objetos según cierto orden ( colores, tamaños...

Compulsiones de coleccionismo y acumulación

Acumular periódicos viejos, cartas, papel de envolver, ropa vieja, etc.

Compulsiones diversas

Necesidad de informar, preguntar o confesarse.

Necesidad de comparar y medir.

LOS PENSAMIENTOS REPETITIVOS



http://ayudaparaladepresion.blogspot.com
Dentro de la desconexión de la realidad, uno de los motivos fundamentales es que se está pensando continuamente. Hay ideas que obsesionan, en cierto modo, sobre lo que nos ocurre, sobre cómo somos, etc., y no nos dejan vivir.

Es muy importante para nosotros cortar estos pensamientos. Entre otras cosas, porque no siempre son ciertos. La idea que tenemos ahora de nosotros y de lo que nos ocurre irá cambiando, para bien. Recordar, como posiblemente hagamos, conversaciones, caras, situaciones que nos han hecho daño o que no conseguimos superar, tampoco nos ayuda. Por eso, lo mejor es ir cortando los pensamientos desagradables y sobre todo reiterativos.

Al pricipio cuesta concentrarse en algo, anda uno con la cabeza perdida en ningún sitio, sin capacidad para estar centrado en una tarea concreta, con grandes despistes en el trabajo, en casa, y sin ganas de hacer nada. Vamos a salir de ahí, poco a poco, como todo.

Es muy positivo hacer cosas que nos distraigan, pero de verdad. No sirve ir al parque o ver la televisión y estar en realidad pensando en lo de siempre. Hacemos esto para mejorar, así que hay que trabajar, es por nosotros. Si no puedes, como es muy posible, concentrarte en ninguna tarea desde el principio, entonces vamos a fortalecer esa capacidad perdida. Se puede, claro que se puede.

Será de forma gradual. Vamos a coger nuestra atención de forma totalmente consciente y la vamos a poner en algo que no tenga relación con lo que nos pasa y sea agradable para nosotros. Sirve un libro, un programa de televisión, o hacer ejercicio. Ha de ser algo que hagamos a solas.
Nos fijaremos en esa tarea fuertemente, con todo lo que somos, sin pensar en nada. Lo conseguiremos al menos unos segundos. Posiblemente, en seguida la cabeza volverá a lo suyo. Su tarea es ser importante para nosotros y no la vamos a dejar. En nuestra vida mandamos nosotros, pensamientos incluidos. Hay que ser conscientes de que esos pensamientos nos están haciendo daño y no dejarles pasar, de acuerdo?
Volvemos a la carga, nos centramos completamente en la lectura, ejercicio, etc. Una y otra vez, hasta que nos demos cuenta de que hemos estado un rato, un pequeño tiempo sin pensar en el ogro que nos aterroriza. Repítelo las veces que haga falta, cada vez podrás un poco más y siempre se consigue, es algo mecánico. Te estás educando hacia lo que te conviene. Trabaja en ello.

¡Enhorabuena! Este es un paso de gigante. Habrás conseguido coger las riendas de tus pensamientos, mandarlos a la porra por un rato. Esto es algo que nos vendrá bien hacer cada vez más. Cada vez más amenudo, cada vez más tiempo. Iremos haciendo las cosas, sólo pensando en ellas. Iremos sabiendo que somos capaces de centrarnos en algo, en recoger la casa, en terminar el inventario del trabajo, en estar un rato leyendo, etc. Eso nos permitirá planificar, decir, por ejemplo, hoy voy a hacer tal cosa, ya que tenemos la confianza de que podemos centrarnos en ello y no acabaremos despistados en un rincón, pensando en cosas que sólo nos hacen mal.

Adelante, siempre adelante, poco a poco, segundo a segundo, paso a paso, se construyeron las pirámides. Hoy, el reto es parar nuestro pensamiento negativo, aunque sea un instante. Mañana dos instantes...hasta que tú decidas en qué piensas.
http://ayudaparaladepresion.blogspot.com/2009/01/los-pensamientos-repetitivos.html

"La vida consiste en lo que el hombre está pensando todo el día"


Educar nuestra Inteligencia Emocional, una clave para el éxito
"La vida consiste en lo que el hombre está pensando todo el día"
Vamos tejiendo la trama de nuestra existencia con hilos de alegría y tristeza, de esperanzas y desilusiones, con algunos centímetros de resignación y otros tantos de ambición. Puntadas con las que a veces avanzamos o retrocedemos. Y el resultado siempre es nuestro. Desde la perspectiva del Coaching Ontológico instalamos en un lugar de trascendencia a la educación de nuestra inteligencia emocional pues consideramos que nuestros resultados no son sólo el producto de la mente racional, sino también de la mente emocional.
Frente al paradigma racional en el que fuimos educados, la propuesta del mundo de hoy es diferente. No podemos permanecer sordos a lo que nuestras emociones nos dicen. No se trata de batallar contra la razón para poner en su lugar a la emoción – de cambiar un soberano por otro- sino de darles a cada una de estas inteligencias humanas el justo equilibrio en nuestras vidas. Razón y Emoción no son antagónicas. Se necesitan mutuamente, se complementan. La una sin la otra nos hace sentir seres incompletos. Y de eso no queremos más.

Como todo cambio de paradigma, éste también lleva tiempo. No sólo por lo que implica aprender a conocer nuestras emociones, sino también porque desde la propia biología el cerebro procesa de una manera más lenta los datos provenientes del espacio emocional. Esto explica el porqué los seres humanos tardamos tanto tiempo en cambiar ciertos hábitos y respuestas emocionales con los que nos hemos manejado durante años creyendo que eran "nuestra manera de ser".

Un proceso de desaprendizaje

Aprender a liderar con inteligencia nuestras emociones es, a su vez, un proceso de desaprendizaje, de des-educación. Comenzamos a liderar nuestra inteligencia emocional cuando logramos cuestionar aquellas rutinas defensivas con las que aprendimos a actuar.
Nos hemos manejado –quizá con éxito durante algún tiempo– con ciertos mandatos o imposiciones provenientes de nuestros padres, hijos, cónyuges, familiares, compañeros de trabajo, jefes, a quienes les hemos dado la autoridad para determinar e influir en nuestras emociones.

La propuesta de la educación de la inteligencia emocional radica básicamente en aprender a separar las emociones propias de las ajenas y a revisar cuáles fueron los motores que nos impulsaron a estar en el lugar que ocupamos hoy. Al revisar estas conductas pasadas, podemos reinterpretarlas y elegirlas nuevamente o desecharlas.

Esta reinterpretación conlleva a indagar mi espacio emocional en relación tanto conmigo mismo como con el sistema o los sistemas con los cuales interactúo. Al detectar una emoción observamos:

1. En Impacto en mí mismo.
2. El Impacto en mis relaciones.

Cuando hablamos del Impacto en mí mismo nos preguntamos, por ejemplo: ¿Qué aspecto de mí mismo me permite ver esta emoción? ¿Eso que veo es coherente con mis valores? ¿Me sirve esta emoción en mi vida? ¿La quiero? ¿Esto que estoy sintiendo me pertenece? ¿Es mía esta emoción?

Del mismo modo cuando hablamos del impacto de mi emoción en mis relaciones me cuestiono: ¿Qué consecuencias les trae a mis relaciones esta emoción que estoy sintiendo? ¿Qué emociones creen mis relaciones que me gobiernan a mí? ¿Cuáles creo yo que gobiernan en mis relaciones?

Algunos beneficios de la Educación de nuestra Inteligencia Emocional

1. La Flexibilidad ante el cambio: La actual sociedad nos exige en cierta manera ser más flexibles frente a los constantes cambios. Nuestros espacios laborales y los entornos sociales en los cuales interactuamos ya no se ajustan al paradigma racional o de control con el que muchas generaciones se sintieron cómodas. Hoy tanto las organizaciones como las familias (que también los son) requieren de personas flexibles, adaptables, capaces de aceptar otras interpretaciones. La no flexibilidad conduce al enfrentamiento y consecuentemente a la insatisfacción.
2. Conexión con la Importancia de Vivir: Esto significa hallar el placer de hacer lo que hacemos. Es disfrutar de nuestras elecciones, muchas veces nos sucede que hacemos demasiadas cosas –porque creemos que son importantes para nosotros– sin embargo, no las disfrutamos (mientras estamos haciendo algo que nos gusta, nuestra mente está pensando en lo que vendrá, con lo cual ni siquiera disfrutamos de esto que estamos haciendo y nos gusta). Tomar conciencia de ello es parte de nuestra educación emocional. Es estar conectado con nosotros mismos en el momento presente y alineados con lo que en verdad nos importa.
3. Sentido de Completud: Educar nuestra Inteligencia emocional nos posibilita hacer foco en lo que queremos y dejar de librar batallas interiores. Al elegir qué emociones queremos para nuestra vida, con quien queremos experimentarlas, logramos alejar aquellas que nos hacen daño y que impiden sentirnos completos. Encarnamos nuestra vida cotidiana conforme a los valores que elegimos.
4. Relaciones más estables: Al conectarnos con nuestras emociones, así como vamos sintiéndonos más completos al elegirlas, también logramos que nuestras relaciones sean más claras y estables. Dejamos las medias tintas y las sombras. Apostamos a aquellas relaciones con las que podemos mostrarnos auténticos. No dejamos pasar aquellas cosas que en verdad nos importan y que hacen a la calidad de la relación.
5. Satisfacción personal y logro de metas: Existe una estrecha relación entre las emociones, los pensamientos y las acciones. Por lo tanto, si tenemos claro qué queremos, nuestro pensamiento comienza a hacer foco para alcanzarlo y consecuentemente las acciones que emprenderemos estarán direccionadas hacia allí. Una mente educada emocionalmente sabe reconocer a qué la está predisponiendo cada emoción y por lo tanto puede intervenir sobre ella.
6. Desarrollo de la Confianza: Quien se educa emocionalmente conoce sus fortalezas y debilidades; trabaja estas últimas y se apoya en las primeras. La inteligencia emocional posibilita que las personas desarrollen la confianza en sí mismas, esto implica –entre otras cosas– que puedan pedir ayuda si la necesitan, que sepan aceptar un feedback sin ponerse a la defensiva, que logren reírse de sí mismos. En definitiva, que construyan una identidad privada estable con la cual sepan quiénes son y qué quieren en sus vidas.
7. Autocontrol: Si desarrollamos nuestra Inteligencia Emocional, ya no nos controlan las emociones sino que somos nosotros quienes las lideramos. Logramos actuar con calma, serenidad, equilibrio (para los griegos esto era la sofrosyne) lo cual nos permite seguir siendo lideres de nosotros mismos –y de los otros también– ante las situaciones adversas.
8. Empatía: Nuestro autoconocimiento emocional nos va dando pautas de observación en nuestro entorno relacional. Aprendemos a ver cuáles son las emociones que están impactando en el otro –y consecuentemente en nosotros, desarrollamos la habilidad de escuchar más allá de las palabras y de legitimar las diferencias. Cuanto más educamos nuestra mente emocional, más abiertos a las otras culturas y sociedades estamos.

El PODER DEL ENFOQUE

La calidad de nuestros pensamientos impacta poderosamente en nuestro espacio emocional; consecuentemente, uno de los primeros pasos a dar en este proceso de aprendizaje tiene que ver con detectar en qué cosas estamos enfocándonos.
La raíz de lo que sentimos está en los pensamientos que tenemos y en las interpretaciones que hacemos, es decir, que nuestros pensamientos generan emociones y éstas nos predisponen a la acción.
Podemos preguntarnos por ejemplo:

* ¿En qué me estoy focalizando todo el tiempo?
* ¿Cuál es la calidad de mis pensamientos?
* ¿Qué emociones me generan?
* ¿A qué me predisponen estas emociones?

Todos los pensamientos positivos provocan emociones y estados de ánimo constructivos, en tanto que los pensamientos negativos, nos llevan a emociones y estados de ánimo destructivos. El punto es cuál es nuestra elección. Pensemos por ejemplo ¿Para qué seguir haciendo foco en el deseo de venganza que me provoca el resentimiento? ¿De qué nos sirve seguir culpándonos por lo que hicimos? ¿Qué nuevo puede traer a nuestra vida esto? ¿Lo quiero para mí o no? ¿Qué otras posibilidades habría en mi vida si dejara de pensar tanto en vengarme o en sentirme culpable por mi pasado?

Si le damos poder a lo que no hemos hecho, a lo que nos falta, a lo que los otros pueden estar pensando de nosotros, a lo que "debería ser", a lo que no nos gusta, o no queremos hacer; si todo el día pensamos en eso, nos estamos perdiendo la oportunidad de enfocarnos en lo que nos potencia y acerca al sentido de completud que buscamos.

Por ello una de las habilidades del autodominio emocional es el poder del enfoque positivo: elegir aquellos pensamientos que nos lleven a conectarnos con lo mejor de nosotros mismos, con lo que hemos hecho, hemos ganado, con lo que hemos aprendido, con lo que queremos hacer y con quién queremos ser.

Este primer paso marcará sin dudas una diferencia en nuestra vida.

Autora: Lic. Claudia Lalloz
Coach Ontológico Profesional
Bs.As. Argentina

OBSESIONES


OBSESIONES
Las obsesiones son miles y miles conocidas, poco conocidas por la sociedad en general. El punto común denominador a todas ellas es la perdida de control sobre el comportamiento obsesivo que no puede evitar realizar, supera la capacidad del control del individuo a diferentes niveles, leve, moderada, intensa donde la obsesión se apodera de la vida individual sin control sobre sus pensamientos, sus sentimientos con una mente bloqueada donde solo tiene cabida la obsesión.

A diferencia de las dependencias donde inicialmente es una liberación del sufrimiento hasta que llegan a quedar enganchados, adictos a sus comportamientos. En la obsesión el comportamiento es consecuencia del sufrimiento y también se sufre con el comportamiento obsesivo, hay leve liberación del sufrimiento y vuelve de nuevo para generar mas comportamiento obsesivo. Una persona obsesionada por la compra esta sufriendo continuamente hasta que compra algo y vuelve a necesitar otra compra con pequeños momento de no sufrimiento cuando adquiere el producto, el adicto a la compra en su adicción descansa del sufrimiento hasta que no llega a niveles muy elevados donde queda enganchado y entonces también sufre.

Una vez más el sufrimiento vuelve a salir y con ello situaciones de sufrimiento, comportamientos dirigidos por la necesidad de su entorno ansioso mas el comportamiento compulsivo. El primero lleva al segundo y aumenta el entorno ansioso generando una retroalimentación que lleva a niveles más elevados de comportamientos compulsivos aumentando en frecuencia, intensidad, variedades de comportamientos compulsivos, obsesivos.

Cuando me enfrente a comportamientos compulsivos obsesivos, trabajo el ajuste del tratamiento ansiolítico para controlar el sufrimiento del entorno ansioso del paciente y el sufrimiento que vive en el comportamiento compulsivo obsesivo con más o menos medicación según el paciente, según la intensidad del comportamiento compulsivo obsesivo, su frecuencia, sus variedades. Si no se bloquea el sufrimiento ajustando el ansiolítico, mañana, tarde y noche hasta conseguir ansiedad cero no se puede controlar el sufrimiento de las obsesiones ni el sufrimiento del entorno ansioso del paciente no avanzando en su curación.

Si se consigue ajustar el tratamiento ansiolítico poco a poco se va eliminando el sufrimiento de los comportamientos obsesivos y del entorno ansioso hasta el punto de que van desapareciendo las obsesiones y disminuyendo el entorno ansioso de sufrimiento. Poco a poco va hacia la curación viviendo igualmente los problemas en su vida familiar, personal, social, laboral. Al no sufrir no hay entorno ansioso, no aparecen obsesiones, no hay comportamientos de necesidad.
Publicado por Dr. Ricardo Ginés en
http://contralansiedad.blogspot.com/2009/08/depresion.html

¿Los pensamientos negativos no te dejan respirar? ¡Pisa el freno!


¿Los pensamientos negativos no te dejan respirar? ¡Pisa el freno!
Iranzu

Hay ocasiones en las que las cosas no son fáciles. Situaciones en las que nos sentimos abrumados por los acontecimientos, momentos en los que nos intentamos olvidar de las preocupaciones, de la negatividad o de los malos pensamientos, pero estos siguen ahí. Por supuesto todos podemos sentirnos abrumados por estas situaciones en muchos momentos de nuestra vida, pero el lograr vencer el pesimismo y/o la negatividad no solo depende del momento sino también de la personalidad. Hay personas que por naturaleza son más negativas que otras, y para ellas, esta tarea puede resultar mucho más complicada que para otras. A todas esas personas, les digo que no se rindan, que se puede conseguir. Con esfuerzo, constancia, esperanza, optimismo, y diversas técnicas, como la que hoy vamos a presentar: la detención del pensamiento.

■Detención del pensamiento
Esta es una sencilla técnica de control emocional para equilibrar los pensamientos negativos y las posibles angustias que nos bloquean de vez en cuando. La explicación más sencilla para entender esta técnica es equipararla a un frenazo de un coche; imagina que vas por la carretera conduciendo y de repente te encuentras de frente con un obstáculo; sino frenas te golpeas. ¿Qué haces? Pisar el freno todo lo fuerte que puedas ¿no? Lo mismo pasa con los pensamientos negativos; detenerlos a tiempo evita que choquemos de bruces con la ansiedad y la negatividad que producen.


Las obsesiones son por definición, ideas fijas y repetitivas que nos atrapan en un círculo de negatividad, se instalan en nuestra mente de manera persistente y nos perturban. Nos perturban en el sentido de que como consecuencia directa, nuestra confianza, motivación y autoestima decrecen considerablemente. Pueden ser de muy variadas temáticas, algunos ejemplos de ellas son: “no voy a ser capaz de realizar bien mi trabajo”, “nunca voy a conseguir ser una persona más optimista”, “nunca voy a poder conseguir realizar mi sueño”. De lo que no nos damos cuenta es que muchas veces nos dejamos vencer por estas ideas negativas, sin ni siquiera luchar, y estamos hablando de luchar por nosotros mismos, ¿que hay más importante que nosotros? Debemos de ser consciente de que para tener una vida plena, para ser felices con nuestra pareja, con nuestro trabajo, con nuestra vida….lo primero que tenemos que hacer es preocuparnos por nosotros mismos, mimarnos, querernos, y luchar. Solo entonces, todo lo demás comenzará a mejorar.

■¿Cómo se aplica el método de detención del pensamiento
La detención del pensamiento consiste en volver de espaldas el pensamiento negativo. Dale la vuelta a las cosas. Esto se consigue concentrándose en los pensamientos no deseados y después de un corto periodo de tiempo, detener y vaciar la mente, para volver a llenarla de manera inmediata con pensamiento incompatibles con los anteriores (virtudes, mensajes positivos, recordatorios de cosas que hemos hecho bien a lo largo de nuestra vida…). Para lograr echar el pensamiento negativo de nuestra mente, por lo general se utiliza una palabra corta y contundente como puede ser “¡stop!” o “¡alto!”.
Ejemplo:
Si piensas que harás mal tu trabajo, grítate “stop” a ti mismo y dedica tu esfuerzo y energía en buscar tus virtudes, no sigas machacándote, así lo único que harás será chocarte con la ansiedad, el agobio, y con nuevos pensamientos negativos.
Es una técnica sencilla, pero que requiere entrenamiento para llegar a dominarla, ya que es necesario cierto control mental. Una recomendación es realizar una lista de todos los pensamientos estresantes que nos abruman y así nos será más fácil reconocerlos cuando nos asalten la próxima vez.
Ten en cuenta también que a montar en bicicleta no se aprende en dos días, lo que quiero decir con esto es que no te desmotives la primera vez que falles en tu intento; piensa que igual son necesarios varios fallos previos antes de conseguir la detención total de un pensamiento. Como contrapartida a este hecho, piensa que la satisfacción de haberlo conseguido después del esfuerzo ocasionado será mayor que si lo hubieses conseguido a la primera.
También ten en cuenta, que es complicado que tras una detención completa, el pensamiento no vuelva a aparecer nunca más; volverá a aparecer pero con menor intensidad, o igual con la misma fuerza quien sabe. Lo importante es que a ti te encontrará más fuerte, más entrenado y más seguro y lograras controlarlo hasta su completa extinción.
Recuerda que nuestra mente es un mundo lleno de posibilidades, con muchísimo potencial y con mucha fuerza positiva. Piensa que no es tu enemigo, sino tu aliada, y que de ti depende abrir la puerta de los pensamientos positivos y cerrar para siempre la de los negativos. Y recuerda que “nuestra mente no es un vaso por llenar; sino una lámpara por encender”.

Vuestra psicóloga online, Iranzu
http://www.zitre.com/es/magazine/general/los-pensamientos-negativos-no-te-dejan-respirar-pisa-el-freno

TOC sin compulsiones, o trastorno obsesivo puro.


TOC sin compulsiones, o trastorno obsesivo puro.
fuente: http://www.portalesmedicos.com/blogs/trackback/1384
Una entrevista sincera con las 10 personas que tengamos más a mano nos aportaría unos resultados llamativos: todos hemos tenido ideas extrañas en algún momento de nuestra vida que en cuanto a su contenido encajan al 100% con los pensamientos de una persona que sufre TOC. Todos hemos tenido en algún momento de nuestra vida al menos uno de este tipo de pensamientos:
- Pensamientos de comprobación (¿habré cerrado el coche? ¿y desenchufado la plancha?)
- Pensamientos de lavado (cuando le he dado dos besos, ¿me ha infectado de un virus?)
- Me he fijado en esta persona de mi mismo sexo ¿seré homosexual?
- Pensamientos sexuales involuntarios hacia un/a extraño/a.
- Ideas de hacerle daño a un desconocido, sin motivo alguno.
- Pensamientos de saltar a la vía del tren, o metro, o desde la terraza de un edificio.

Como hemos visto en otros artículos de este blog, el tratamiento más efectivo, y por lo tanto el de elección para el tratamiento del TOC cuando existe compulsión/ritual, será la exposición a la situación temida con la prevención de respuesta compulsiva (es decir, evitar que se produzca el ritual).

En los casos de obsesión pura, en los que no existe una compulsión, se realiza exposición en imaginación. Para ello, es necesario tener un registro de al menos 2 semanas de los pensamientos obsesivos más frecuentes, que el paciente registra en una tabla. Veremos que la mayor parte de ellos se repiten durante esas dos semanas. A partir de ellos, seleccionamos los más comunes y realizamos una exposición continuada a ese pensamiento, eliminando todo deseo de borrarlo de la mente o de huir de él.

El resultado que encontramos en la consulta de psicólogo de Valencia es que el pensamiento puede continuar en la mente del paciente, pero esta exposición larga elimina la ansiedad asociada a ese pensamiento, según un proceso de habituación.

Tenemos que tener en cuenta que la ANSIEDAD es lo que hace que el pensamiento obsesivo se quede, y que por lo tanto llegue a ser obsesivo. Un pensamiento sin ansiedad asociada al mismo, puede aparecer, pero no se queda. Es la razón por la que la gente que ha tenido pensamientos idénticos a los que caracterizan el TOC como veíamos más arriba, no desarrolla TOC: porque esos pensamientos no van acompañados de ansiedad.

Fernando Pena
Psicólogo en Valencia
tnfo. 636816609
www.miconsulta.es

Las Emociones Asociadas al Control Obsesivo
por: Mirta Dall`Occhio
Las Emociones Asociadas al Control Obsesivo
29/05/2008 - Por: Mirta Dall`Occhio

www.depsicoterapias.com/site/articulo.asp?...11 -

He observado que tanto los pacientes con trastorno obsesivo de la personalidad como los pacientes con trastorno obsesivo compulsivo persiguen un ideal de mundo personal que construyen en su imaginario y no ahorran esfuerzos ni miden costos para obtenerlo. Es frecuente encontrar pacientes que plantean metas en las distintas áreas de su vida tan idealizadas que dan poco o ningún margen al disfrute y la relajación. Sostienen actividades físicas y mentales persiguiendo sus metas sin tomar conciencia que son ellos con su única vida y su único cuerpo en el tiempo y espacio los que deben llevar a cabo el trabajo que los acerque al objetivo. Aparecen dificultades para reconocer los propios límites de recursos, ya sea tiempo, fuerza, capacidades o apoyos.
El perfeccionismo y la sobreexigencia se asocian en lo que algunos pacientes relatan con el “querer es poder” que vuelve a negar las diferencias de recursos y medios que a cada uno lo posicionan en sus circunstancias.
Borran las diferencias y omiten que parecido no es igual.
Usualmente están bajo mucho estrés, fatigados o con síntomas físicos, ya que su exigencia no les da tregua.
Tienen problemas con el sentido del humor, se toman la vida tan rígidamente que si desdramatizamos algo, o nos reímos de una idea, sólo de una idea pueden ofenderse “cómo te burlarás vos de los pacientes”. Les resulta difícil entender que otra persona pueda hacer cosas de manera responsable u obtener un buen resultado sin sobreexigirse, si se ríe o tiene sentido del humor les resulta sospechoso. Confunden seriedad con solemnidad. Son fáciles de ofender.
Sobrevaloran su pensamiento sin considerarlo una herramienta más de aproximación al conocimiento de los hechos, incluso en detrimento de las propias percepciones visuales, auditivas, kinestésicas. Tienen grave problema para hacerse cargo que hay un aspecto de su pensamiento que procesa la información del mundo de manera disfuncional. Piensan desafiando las evidencias o pruebas de realidad. Sufren de manera crónica y tienen periodos de alivio con recaídas frecuentes. Su tendencia al control indica claramente que creen que pueden hacer con la vida y sus circunstancias más de lo que en realidad depende de ellos.

He observado que estos pacientes rehuyen a la sensación de incertidumbre, ya que les resulta desorganizante para el sistema entrar en contacto con esta emoción. Intentan resolver rápidamente con un acto compulsivo o ritual mental. Lo que cuenta es restaurar rápidamente la idea de estar en control para bajar la ansiedad. Por lo tanto se observa en estos pacientes:

*Sobrevaloración del propio pensamiento
*Fusión Pensamiento y acción con consecuencias morales
*Perfeccionismo y sobreexigencia
*Responsabilidad excesiva
*Sobreestimación del peligro
*Dificultad en la integración de diferencias
*Importancia del control
*Intolerancia a la incertidumbre.

Centraré mi atención en la Intolerancia a la incertidumbre
Estos pacientes no toleran la incertidumbre, negando que vivimos en un mundo que guarda un delicado equilibrio entre lo estable y lo cambiante, entre lo previsible y el imprevisto, que es allí en donde nuestra vida se desarrolla en este permanente cruce de variables geopolíticas, ambientales, económicas, sociales y psicofísicas.
Intentan buscar certezas y reducir a cero los riesgos de la variable en cuestión con muchas dificultades para aceptar que eso nunca sucedió ni sucederá en el planeta. Ya que vivir conlleva riesgos. Podemos minimizar algunos pero inexorablemente hemos vivido desde nuestro origen y hasta nuestro último día con distintos riesgos en grado variable, los conozcamos o no. En el trabajo clínico exploro con ellos sus creencias acerca de lo permanente inherente a la vida desde el comienzo hasta el final. ¿Qué piensa acerca de la continuidad del ser humano desde que nace hasta su muerte? Hablamos de lo que se repite y garantiza la permanencia del si mismo, del ser esencial, rastreo sus creencias acerca de la vida, con el fin de observar cómo se explica la idea de sostén, permanencia y trascendencia, si es que la tiene o si no, que apoye en la parte material de su existencia en su ADN.
Trabajo con el paciente para que recupere la idea de base, de sostén que está allí siempre y en ese plano el tránsito vital transcurre. Me parece una parte importante del trabajo en particular con estos pacientes el rastreo y la reestructuración de creencias acerca de la continuidad y permanencia desde el origen hasta la muerte, ya que he observado en el curso de los tratamientos que ante el contacto con la sensación de incertidumbre, inherente por cierto a los procesos vitales, estos pacientes rehuyen con conductas de evitación, ya sea campos comportamentales o mentales. Creo que les resulta desorganizante para el sistema puesto que no confían en que todo pasa, y no pueden esperar que la emoción displacentera se resuelva. No integran que todo comienza, se desarrolla y tiene un final, así las secuencias se organizan en ciclos con un correlato emocional asociado.

Proceso de Autoobservación

Ya en el abordaje focalizado de sus pensamientos obsesivos y conductas compulsivas propiamente dicho intento ayudarlo a que su conciencia se autoobserve, que tome contacto con lo que su mente hace y con sus conductas para que luego trabajamos ese aspecto.
Utilizo planillas de automonitoreo de pensamientos y conductas obsesivo-compulsivas.
Que observe qué emoción acompaña ese pensamiento obsesivo y qué hace corporalmente, en qué lugar del cuerpo registra la tensión, que la describa. Que autoobserve el proceso de interrupción emocional y la defocalización que se produce una vez que interrumpe su emoción ritualizando (TOC) o persiguiendo compulsivamente un pensamiento idealizado acerca de alguna cuestión que él considera que debe ser de una manera específica, sólo porque así la construyó en su mente, sin integrar las variables ambientales intervinientes que le muestren que por mucho que se esfuerce existen otras variables intervinientes en el mundo que interactúan de manera permanente coconstruyendo su realidad psicofísica y ambiental, y que muchas de estas variables nunca dependieron ni dependerán de él.
Ante la aparición de la idea obsesiva se instala la urgencia del acto compulsivo (conductual o mental). El paciente a veces detecta la idea obsesiva asociada evaluada negativamente, a veces sólo detecta su urgencia por ritualizar. De todos modos así describe un circuito en el que queda atrapado ya que ante la presencia de la ansiedad que sube, realiza el acto compulsivo, la neutraliza, logra alivio y restaura la sensación de control. Todos sabemos que con este accionar el paciente perpetua el ciclo hasta que nuevos estímulos desencadenantes los disparen.
Le propongo al paciente que tolere la emoción que aparece sin interrumpirla, que se quede allí centrado en el presente, busco que gane confianza en que las sensaciones comienzan, se desarrollan y terminan. Que puede esperar que pase con la seguridad que pasará, que autoobserve que cuanto más resiste una emoción más la atasca y dificulta el proceso de resolución. Con esto intento que pare de ritualizar, ya que como dije antes, cuanto más lo hace, más lo refuerza y su aparato psíquico queda a merced de múltiples repeticiones que impiden el contacto con la confianza básica. Por lo tanto, los reprocesamientos son incompletos, ya que lo emocional y lo racional siguen disociados. De este modo el paciente nos dice que él entiende y sabe que sus ideas parecen sin sentido pero no puede evitar hacer los rituales.

- En este recorrido he observado que es difícil que los pacientes quieran conectarse con sus emociones. Quieren no tener obsesiones y no tener que ritualizar por el sabido costo que conlleva, pero rehuyen sentir su miedo y tolerarlo aún guiados. Pueden hablar de él pero al sentirlo automáticamente lo interrumpen. No confían en que sobrevivirán, rápidamente hacen cosas para restaurar la sensación de control, toman las que creen medidas de seguridad, resguardos, y diferentes maniobras para restaurar la sensación de control. Ya que su temor a la pérdida de la sensación de control les resulta muy desorganizante. Me parece importante en esta etapa acompasar a los pacientes en el miedo y el dolor que sienten cada vez que tienen que afrontar su sensación de incertidumbre, ya que están asociadas a niveles de ansiedad tan altos que les resultan desorganizantes. En esta etapa creo que es crucial realizar un sostén emocional muy firme con ellos para ayudarlos a confiar en que todo pasa.
Pienso que aquí la presencia emocional del terapeuta hace diferencias en los resultados, esto todavía lo estoy explorando y será material de otras investigaciones.


Intentos de Control

Cuando continúo trabajando con el paciente sus intentos de control, integro la duda obsesiva como un intento de control más, ya que enfoca su aparato psíquico evitando nuevamente el contacto con la confianza básica. Trabajamos con el paciente con las ideas y evidencias del mundo en que no sé, puedo no saber, no controlar, hay variables externas a mi que me condicionan (siempre las hubo) y aún así sigo viviendo, las cosas pasan, los cambios suceden y mi ser esencial sigue existiendo.
Trabajo con la autoobservación actual de su situación y le pido que reconozca cómo pensaba de algún tema en su infancia, adolescencia, hasta llegar a su edad actual. Que observe el recorrido del pensamiento y cómo ideas que en algún momento eran certezas fueron evolucionando y cambiando. Cómo las prioridades fueron cambiando, los objetivos, los recursos con que contaba en algún momento histórico y con los que cuenta ahora que integre los cambios y la permanencia.

Obstáculos Frecuentes

Los obstáculos más frecuentes que he encontrado son que el paciente confíe en que puede hacer algo por modificar su forma de pensar, ya que la sobrevalora y a lo largo de su vida ha solido identificarse con sus pensamientos. Trabajo “yo no soy mis pensamientos ni mis emociones y sensaciones” que los reconozcan, se autoobserve y transite un proceso de reatribución de nuevo significado personal.

En los pacientes obsesivos he observado una particular dificultad para dejar ir meta inalcalzable, ya sea en los pacientes con toc que buscan la certeza absoluta o garantía o en los pacientes con trastorno obsesivo de la personalidad la idea que la perfección es posible. Esta falta de habilidad para abandonar metas imposibles o cambiarlas por otras los lleva a continuos reprocesamientos de las distintas situaciones repetitivas.

Proceso de Aceptación

Trabajo con el paciente para reestructurar la meta imposible, el camino que recorremos incluye centrarse en el presente, la autoobservación del dolor corporalmente sentido y el tránsito por el mismo. Esta situación que ya he mencionado es rehuida por los pacientes pero debe ser estimulada y sostenida en un contexto de seguridad y apoyo por parte del terapeuta. Incluye la elaboración del duelo por la meta inalcanzable.
Este camino conduce a la aceptación de los límites propios y la integración de las diferencias entre lo deseable y lo posible.
No se trata de analizar el contenido de los pensamientos obsesivos sino de detener la respuesta automática del ritual físico o mental para conectar al paciente con la secuencia emocional asociada y la aceptación de la misma.
En primera instancia pudiendo transitarla sin interrupciones para luego reprocesarla, duelo mediante, y simbolizarla con la mayor cantidad de matices posibles para salir del absolutismo dicotómico todo-nada, ya que este camino ayudará al paciente a integrar diferencias, y sabemos que cuando aceptamos que la vida transcurre en diferencias y paramos de negarlas o pelear con eso algo del orden del sosiego y la calma comienza a aparecer.



He observado que tanto los pacientes con trastorno obsesivo de la personalidad como los pacientes con trastorno obsesivo compulsivo persiguen un ideal de mundo personal que construyen en su imaginario y no ahorran esfuerzos ni miden costos para obtenerlo. Es frecuente encontrar pacientes que plantean metas en las distintas áreas de su vida tan idealizadas que dan poco o ningún margen al disfrute y la relajación. Sostienen actividades físicas y mentales persiguiendo sus metas sin tomar conciencia que son ellos con su única vida y su único cuerpo en el tiempo y espacio los que deben llevar a cabo el trabajo que los acerque al objetivo. Aparecen dificultades para reconocer los propios límites de recursos, ya sea tiempo, fuerza, capacidades o apoyos.
El perfeccionismo y la sobreexigencia se asocian en lo que algunos pacientes relatan con el “querer es poder” que vuelve a negar las diferencias de recursos y medios que a cada uno lo posicionan en sus circunstancias.
Borran las diferencias y omiten que parecido no es igual.
Usualmente están bajo mucho estrés, fatigados o con síntomas físicos, ya que su exigencia no les da tregua.
Tienen problemas con el sentido del humor, se toman la vida tan rígidamente que si desdramatizamos algo, o nos reímos de una idea, sólo de una idea pueden ofenderse “cómo te burlarás vos de los pacientes”. Les resulta difícil entender que otra persona pueda hacer cosas de manera responsable u obtener un buen resultado sin sobreexigirse, si se ríe o tiene sentido del humor les resulta sospechoso. Confunden seriedad con solemnidad. Son fáciles de ofender.
Sobrevaloran su pensamiento sin considerarlo una herramienta más de aproximación al conocimiento de los hechos, incluso en detrimento de las propias percepciones visuales, auditivas, kinestésicas. Tienen grave problema para hacerse cargo que hay un aspecto de su pensamiento que procesa la información del mundo de manera disfuncional. Piensan desafiando las evidencias o pruebas de realidad. Sufren de manera crónica y tienen periodos de alivio con recaídas frecuentes. Su tendencia al control indica claramente que creen que pueden hacer con la vida y sus circunstancias más de lo que en realidad depende de ellos.

He observado que estos pacientes rehuyen a la sensación de incertidumbre, ya que les resulta desorganizante para el sistema entrar en contacto con esta emoción. Intentan resolver rápidamente con un acto compulsivo o ritual mental. Lo que cuenta es restaurar rápidamente la idea de estar en control para bajar la ansiedad. Por lo tanto se observa en estos pacientes:

*Sobrevaloración del propio pensamiento
*Fusión Pensamiento y acción con consecuencias morales
*Perfeccionismo y sobreexigencia
*Responsabilidad excesiva
*Sobreestimación del peligro
*Dificultad en la integración de diferencias
*Importancia del control
*Intolerancia a la incertidumbre.

Centraré mi atención en la Intolerancia a la incertidumbre
Estos pacientes no toleran la incertidumbre, negando que vivimos en un mundo que guarda un delicado equilibrio entre lo estable y lo cambiante, entre lo previsible y el imprevisto, que es allí en donde nuestra vida se desarrolla en este permanente cruce de variables geopolíticas, ambientales, económicas, sociales y psicofísicas.
Intentan buscar certezas y reducir a cero los riesgos de la variable en cuestión con muchas dificultades para aceptar que eso nunca sucedió ni sucederá en el planeta. Ya que vivir conlleva riesgos. Podemos minimizar algunos pero inexorablemente hemos vivido desde nuestro origen y hasta nuestro último día con distintos riesgos en grado variable, los conozcamos o no. En el trabajo clínico exploro con ellos sus creencias acerca de lo permanente inherente a la vida desde el comienzo hasta el final. ¿Qué piensa acerca de la continuidad del ser humano desde que nace hasta su muerte? Hablamos de lo que se repite y garantiza la permanencia del si mismo, del ser esencial, rastreo sus creencias acerca de la vida, con el fin de observar cómo se explica la idea de sostén, permanencia y trascendencia, si es que la tiene o si no, que apoye en la parte material de su existencia en su ADN.
Trabajo con el paciente para que recupere la idea de base, de sostén que está allí siempre y en ese plano el tránsito vital transcurre. Me parece una parte importante del trabajo en particular con estos pacientes el rastreo y la reestructuración de creencias acerca de la continuidad y permanencia desde el origen hasta la muerte, ya que he observado en el curso de los tratamientos que ante el contacto con la sensación de incertidumbre, inherente por cierto a los procesos vitales, estos pacientes rehuyen con conductas de evitación, ya sea campos comportamentales o mentales. Creo que les resulta desorganizante para el sistema puesto que no confían en que todo pasa, y no pueden esperar que la emoción displacentera se resuelva. No integran que todo comienza, se desarrolla y tiene un final, así las secuencias se organizan en ciclos con un correlato emocional asociado.

Proceso de Autoobservación

Ya en el abordaje focalizado de sus pensamientos obsesivos y conductas compulsivas propiamente dicho intento ayudarlo a que su conciencia se autoobserve, que tome contacto con lo que su mente hace y con sus conductas para que luego trabajamos ese aspecto.
Utilizo planillas de automonitoreo de pensamientos y conductas obsesivo-compulsivas.
Que observe qué emoción acompaña ese pensamiento obsesivo y qué hace corporalmente, en qué lugar del cuerpo registra la tensión, que la describa. Que autoobserve el proceso de interrupción emocional y la defocalización que se produce una vez que interrumpe su emoción ritualizando (TOC) o persiguiendo compulsivamente un pensamiento idealizado acerca de alguna cuestión que él considera que debe ser de una manera específica, sólo porque así la construyó en su mente, sin integrar las variables ambientales intervinientes que le muestren que por mucho que se esfuerce existen otras variables intervinientes en el mundo que interactúan de manera permanente coconstruyendo su realidad psicofísica y ambiental, y que muchas de estas variables nunca dependieron ni dependerán de él.
Ante la aparición de la idea obsesiva se instala la urgencia del acto compulsivo (conductual o mental). El paciente a veces detecta la idea obsesiva asociada evaluada negativamente, a veces sólo detecta su urgencia por ritualizar. De todos modos así describe un circuito en el que queda atrapado ya que ante la presencia de la ansiedad que sube, realiza el acto compulsivo, la neutraliza, logra alivio y restaura la sensación de control. Todos sabemos que con este accionar el paciente perpetua el ciclo hasta que nuevos estímulos desencadenantes los disparen.
Le propongo al paciente que tolere la emoción que aparece sin interrumpirla, que se quede allí centrado en el presente, busco que gane confianza en que las sensaciones comienzan, se desarrollan y terminan. Que puede esperar que pase con la seguridad que pasará, que autoobserve que cuanto más resiste una emoción más la atasca y dificulta el proceso de resolución. Con esto intento que pare de ritualizar, ya que como dije antes, cuanto más lo hace, más lo refuerza y su aparato psíquico queda a merced de múltiples repeticiones que impiden el contacto con la confianza básica. Por lo tanto, los reprocesamientos son incompletos, ya que lo emocional y lo racional siguen disociados. De este modo el paciente nos dice que él entiende y sabe que sus ideas parecen sin sentido pero no puede evitar hacer los rituales.

- En este recorrido he observado que es difícil que los pacientes quieran conectarse con sus emociones. Quieren no tener obsesiones y no tener que ritualizar por el sabido costo que conlleva, pero rehuyen sentir su miedo y tolerarlo aún guiados. Pueden hablar de él pero al sentirlo automáticamente lo interrumpen. No confían en que sobrevivirán, rápidamente hacen cosas para restaurar la sensación de control, toman las que creen medidas de seguridad, resguardos, y diferentes maniobras para restaurar la sensación de control. Ya que su temor a la pérdida de la sensación de control les resulta muy desorganizante. Me parece importante en esta etapa acompasar a los pacientes en el miedo y el dolor que sienten cada vez que tienen que afrontar su sensación de incertidumbre, ya que están asociadas a niveles de ansiedad tan altos que les resultan desorganizantes. En esta etapa creo que es crucial realizar un sostén emocional muy firme con ellos para ayudarlos a confiar en que todo pasa.
Pienso que aquí la presencia emocional del terapeuta hace diferencias en los resultados, esto todavía lo estoy explorando y será material de otras investigaciones.


Intentos de Control

Cuando continúo trabajando con el paciente sus intentos de control, integro la duda obsesiva como un intento de control más, ya que enfoca su aparato psíquico evitando nuevamente el contacto con la confianza básica. Trabajamos con el paciente con las ideas y evidencias del mundo en que no sé, puedo no saber, no controlar, hay variables externas a mi que me condicionan (siempre las hubo) y aún así sigo viviendo, las cosas pasan, los cambios suceden y mi ser esencial sigue existiendo.
Trabajo con la autoobservación actual de su situación y le pido que reconozca cómo pensaba de algún tema en su infancia, adolescencia, hasta llegar a su edad actual. Que observe el recorrido del pensamiento y cómo ideas que en algún momento eran certezas fueron evolucionando y cambiando. Cómo las prioridades fueron cambiando, los objetivos, los recursos con que contaba en algún momento histórico y con los que cuenta ahora que integre los cambios y la permanencia.

Obstáculos Frecuentes

Los obstáculos más frecuentes que he encontrado son que el paciente confíe en que puede hacer algo por modificar su forma de pensar, ya que la sobrevalora y a lo largo de su vida ha solido identificarse con sus pensamientos. Trabajo “yo no soy mis pensamientos ni mis emociones y sensaciones” que los reconozcan, se autoobserve y transite un proceso de reatribución de nuevo significado personal.

En los pacientes obsesivos he observado una particular dificultad para dejar ir meta inalcalzable, ya sea en los pacientes con toc que buscan la certeza absoluta o garantía o en los pacientes con trastorno obsesivo de la personalidad la idea que la perfección es posible. Esta falta de habilidad para abandonar metas imposibles o cambiarlas por otras los lleva a continuos reprocesamientos de las distintas situaciones repetitivas.

Proceso de Aceptación

Trabajo con el paciente para reestructurar la meta imposible, el camino que recorremos incluye centrarse en el presente, la autoobservación del dolor corporalmente sentido y el tránsito por el mismo. Esta situación que ya he mencionado es rehuida por los pacientes pero debe ser estimulada y sostenida en un contexto de seguridad y apoyo por parte del terapeuta. Incluye la elaboración del duelo por la meta inalcanzable.
Este camino conduce a la aceptación de los límites propios y la integración de las diferencias entre lo deseable y lo posible.
No se trata de analizar el contenido de los pensamientos obsesivos sino de detener la respuesta automática del ritual físico o mental para conectar al paciente con la secuencia emocional asociada y la aceptación de la misma.
En primera instancia pudiendo transitarla sin interrupciones para luego reprocesarla, duelo mediante, y simbolizarla con la mayor cantidad de matices posibles para salir del absolutismo dicotómico todo-nada, ya que este camino ayudará al paciente a integrar diferencias, y sabemos que cuando aceptamos que la vida transcurre en diferencias y paramos de negarlas o pelear con eso algo del orden del sosiego y la calma comienza a aparecer.

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PENSAMIENTOS INTRUSIVOS


Pero cómo he podido pensar semejante tontería!». ¿Quién no se ha hecho alguna vez este reproche al verse asaltado por una idea que consideraba indigna para su inteligencia? Reacción espontánea y del todo natural pero tampoco muy razonable habida cuenta que nadie es dueño de sus reflejos mentales. «El cerebro es el más sobrevalorado de los órganos», se dice en una película de Woody Allen. Sobrevalorado e imprevisible ya que demasiadas veces va por libre, insumiso a la dictadura de nuestra voluntad, bullendo por sí solo ideas estupendas y profundas cogitaciones junto a gilipolleces y burradas morrocotudas. A estas últimas los especialistas les llaman «pensamientos intrusivos».

Los pensamientos intrusivos son impresiones cerebrales automáticas ajenas a todo encadenamiento lógico. Los hay de diversa entidad. Unos son del género memo: con frecuencia me viene la imagen de un canicón de goma que, a grandes botes, recorre los paisajes de mi ciudad. Increíble majadería contra la que nada puedo hacer. Otras veces son musicales, como esa melodía espantosa que se te pega al córtex cual galleta de galipote y no hay quien la despegue.

Hay pensamientos intrusivos que incomodan porque reflejan lo contrario de lo que uno piensa: una carcajada en el momento de presentar un pésame o el beso que te ves dándole a la persona que más detestas; una blasfemia en la mente de un sacerdote o la feliz madre de familia a quien, junto a las vías del tren, le relampaguea una tentación suicida.

Fijándonos bien, en nuestra vida cotidiana hallaremos elementos que pudieron tener ese origen inopinado. Un buen ejemplo, ahora que se acerca la Navidad, es el de esos belenes catalanes que, en lugar apartado, cobijan la figurita de un personaje evacuando. El famoso caganer tuvo que nacer de una de estas impertinencias de la mente, aunque con el tiempo cogió relieve y aceptación social hasta convertirse en símbolo de prosperidad.

Los especialistas dicen que no hay que rechazar los pensamientos intrusivos a riesgo de caer en la obsesión, según el conocido principio del oso blanco: si alguien te dice «no pienses en un oso blanco», de súbito se te aparece un enorme plantígrado polar tal que en un documental de la BBC. Pero si aprendemos a vivir con ellos, los pensamientos intrusivos pueden resultarnos valiosos y creativos. Desde el surrealismo, el arte viene explorando esos caminos y de ahí han nacido no pocas obras brillantemente desconcertantes.

Todo esto me lleva a la conclusión de que tan verdad es lo que decía Pascal, que el corazón tiene razones que la razón no comprende, como que la razón tiene pálpitos que en el corazón no laten. Pero no sé tú qué pensarás.

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FUENTE:JUAN AGUIRRE