«La agorafobia es como vivir en el infierno»


«La agorafobia es como vivir en el infierno»
La enfermedad desborda las consultas de los psicólogos alicantinos. Están incapacitados para viajar en tren o en bus.

No pueden ir al cine o palidecen mientras esperan en la cola del probador de unos grandes almacenes. Al final salen huyendo. La escena se repite en una playa o paseando por una calle de la ciudad. El pánico asalta al enfermo y, entonces, está perdido.

Semejantes episodios resultan incomprensibles para el ciudadano de a pie, pero quienes lo padecen, los enfermos de agorafobia, aseguran que su vida es «un infierno». Y no son pocos. Sólo en la ciudad de Alicante, hay 9.000 casos diagnosticados, 3 de cada 100 habitantes, y otros tantos que sufren crisis puntuales en espacios abiertos y cerrados.

«No todos los casos se diagnostican, aunque ahora se conoce más que antes. Además varía según el grado de angustia», explica el director del Centro de Psicología Aplicada de la Universidad Miguel Hernández de Elche, Carlos J. van der Hofstadt. Pero los síntomas, tal y como describe desde la Asociación Espacios Abiertos un grupo de autoayuda formado por los propios enfermos alicantinos, son inconfundibles: ansiedad, pánico, taquicardias, temblores y mareos.

La enfermedad está vinculada al ritmo de vida y al estrés de las sociedades modernas. Antes no existían agorafóbicos. Ahora entre el 1,5 y el 5% de los españoles lo son. En Alicante afecta al 3%.

«Se puede superar, pero no te regalan nada», cuenta una ex enferma que pasó muchos años de consulta en consulta sin que ningún experto supiera qué le ocurría.

«Hay, incluso, quien no puede permanecer solo en su domicilio. O al contrario: no puede salir de casa». Todo por un miedo atroz a estar en espacios de los que no se pueda escapar. Según los psicólogos, ellas lo llevan peor. El 60% de los enfermos son mujeres. - Espacios Abiertos: 610 9913 38 / agoratas@yahoo.es. S. GOZALO