eres todo en mi


te dedico este video de esta pelicula que tanto nos gusta, por estar a mi lado siempre en los buenos y en los malos momentos,por ser mi mejor amigo,mi confidente te puedo contar los pensamientos mas disparatados sin que salgas corriendo,mi amante,la persona que me pone los pies en la tierra cuando mis pensamientos estan en las nubes.solo tu has compartido mis alegrias y mis penas.y solo tu me conoces con mis virtudes y mis defectos gracias por los 20 años que llevas siendo todo en mi. tu haces que la vida sea aun en los dias mas dificiles, un agradable paseo por el parque y que valga la pena luchar por seguir caminando a tu lado.te quiero j.a.c

las fobias



¿Qué son las fobias?

Un diccionario de psiquiatría define las fobias del modo siguiente: «Repulsión o temor angustioso específicamente ligado a la presencia de un ser, un objeto o una situación cuyos caracteres no justifican tal emoción.»

Como se ve por esta definición, es difícil separar en la infancia los miedos que he expuesto en el capítulo precedente, de las verdaderas fobias.

Por ello, los psiquiatras de niños, cuando hablamos de fobias infantiles, nos referimos a miedos exagerados, que no presentan mecanismos adaptativos, que aparecen o persisten a edades inadecuadas (el miedo a los perros es normal a los tres años, pero es una fobia a los quince), que se repiten ante la misma situación u objeto preciso, no ceden al desarrollo, son persistentes y, sobre todo, alteran la vida familiar y social del niño y son fuente de sufrimiento para él.

¿Cómo se generan las fobias? Cada escuela psiquiátrica tiene sus propias versiones de cómo nacen. Para unos existe una cierta predisposición natural, las más de las veces unida al padecimiento de obsesiones, que produce un tipo de personalidad que se llama «anancástica» o insegura de sí misma.

El psicoanálisis ha dedicado, ya desde Freud, numerosos estudios a estos problemas, y sostiene que siempre existe una ansiedad primaria que es proyectada a objetos o situaciones externas, que se convierten así en los aparentemente productores de las fobias.

Los conductistas explicaron el porqué de las mismas a partir de un famoso experimento del fundador de esta teoría, el norteamericano Watson que, en 1920, consiguió provocar una fobia en un niño llamado Albert, mediante un apareamiento entre la presencia de una rata blanca y un fuerte ruido que, a la séptima vez de haberse producido, provocó la aparición de la fobia del niño hacia la rata, a la que antes del experimento no tenía ningún temor.

Este mismo psicólogo logró, en otro experimento posterior, justamente lo contrario que en el primero: hacer que desapareciera la fobia asociando al objeto fobógeno un estímulo que evocara javascript:void(0)una reacción placentera, por ejemplo un dulce.

Desde aquellos años se han multiplicado experiencias que han confirmado la teoría del condicionamiento de las fobias y su tratamiento mediante técnicas de descondicionamiento y, aunque las cosas son algo más complicadas de lo que aquí se han expuesto, la terapia conductual sigue siendo la mejor para estos casos.


Fobias infantiles más frecuentes

Las fobias infantiles son muy variadas en su contenido y así, en cincuenta niños con este problema, los temas a que se referían fueron los siguientes:

El más frecuente fue el de los animales, en unos los grandes como perros, lobos, etc.; en otros los pequeños como hormigas o cucarachas y en uno la contestación fue la de pájaros, pero ésta en un niño que había visto hacía poco la famosa película de Hitchcock. Las enfermedades, y aun la muerte, son también, ya en estos años de la infancia temas bastante frecuentes, sucediendo lo mismo con dos fobias muy conocidas de los adultos: la agorafobia o temor a los espacios abiertos y la acrofobia o miedo a las alturas.

En los adolescentes es frecuente la fobia por su propio cuerpo, al que llegan a odiar, por no encontrarlo suficientemente atractivo, odio que se mezcla con el temor de que no cambie nunca y que apareció en cuatro casos de esta muestra de cincuenta.

Menos frecuentes fueron las siguientes respuestas: comidas y exámenes en dos casos cada una y aviones, puertas cerradas, personas deformes, ascensores, ruido desagradable, bomberos, máscaras, locura (en un adolescente) e inyecciones, con un caso por respuesta.

Un caso raro fue el de una niña de dos años que, a la vista de su propia cuna, se echaba a llorar y se negaba a meterse en ella, cosa que le pasaba desde que había ingresado en un hospital y dormía en una cuna parecida a la suya. La explicación es la de que esta fobia se había condicionado por una situación traumática anterior.

Una cosa que salió también en este estudio es que la mayoría de los casos de condicionamiento muy claro y evidente se producía en niños con edades entre los dos y seis años, mientras que en los mayores era más difícil de ver, lo que significa que con la edad aumenta la resistencia al condicionamiento.

En una cosa muy importante se diferencian los miedos normales de las fobias, pues así como los primeros tienen muy buen pronóstico y desaparecen con el tiempo, no sucede así con las fobias que tienen una cierta tendencia a persistir en la juventud y aun en la edad adulta, aunque a veces puedan cambiar de contenido. De todas maneras, hay casos en que desaparecen también por completo y los exfóbicos presentan una total normalidad.

Una fobia un poco especial, que puede producir muchos quebraderos de cabeza a los padres, es la llamada «fobia escolar», que consiste en que hay niños o adolescentes que se niegan a ir al colegio sin motivos reales y conocidos, reaccionando con cuadros de ansiedad y pánico cuando se intenta obligarlos.

Se trata de algo muy diferente a lo que vulgarmente se conoce con los nombres de «hacer novillos» o «hacer pellas», pues realmente el fóbico desea ir a clase y tiene ambiciones escolares, mientras que los otros no tienen ningún interés por el colegio ni por los estudios y suelen ser niños rebeldes, al revés que el fóbico que es un chico angustiado y conformista en todo, menos en lo de asistir a clase.

Esta ansiedad se manifiesta en forma de llantos, súplicas, depresión y hasta agitación cuando llega la hora de ir a clase o bien sufre una conversión psicosomática con aparición de dolores de cabeza o abdominales, náuseas, vómitos o diarreas, síntomas que desaparecen los sábados y domingos y en vacaciones.

Algunos adolescentes encubren muy bien la ansiedad y son capaces de salir de casa para el colegio sin que se les note nada pero, en vez de entrar en clase, se ponen a deambular por las calles hasta la hora de terminación de la jornada escolar, regresando después a su casa como si no hubiera pasado nada. Naturalmente la superchería acaba por descubrirse.

En los niños pequeños la fobia escolar, más que una fobia en sí, es un cuadro que se conoce con el nombre de «ansiedad de separación», producido por el temor del niño, no a ir al colegio, sino a separarse de su madre.

En los chicos mayores se trata más bien de una sobrevaloración de sí mismos que no coincide con la realidad y el muchacho, para mantener su autoestima, el famoso «self», opta por huir a su casa, en la que se encuentra a salvo. Por ello es frecuente fobias escolares a esta edad cuando se ha producido un cambio de colegio, de uno que tiene pocas exigencias a otro que las tiene mayores o simplemente, cuando ha sufrido una humillación en clase o fuera de ella, pero siempre dentro del colegio.

Es evidente que la fobia escolar desaparece sola con el tiempo, cuando al chico se le pasa la edad de asistir al colegio, pero para entonces habrá producido un fracaso escolar, y con él, el cercenamiento de muchas posibilidades vitales. Además de este grave problema la experiencia me dice que, por lo general, aparecen posteriormente signos neuróticos más o menos acentuados y tienen una integración familiar y social no demasiado buena.

De todo ello se deduce que las fobias infantiles deben ser tratadas siempre, por muy banales que parezcan, por un especialista y ya hemos dicho que son las técnicas conductuales las que dan mejor resultado, aunque, sobre todo en la fobia escolar, ha de unirse una psicoterapia que, en este último caso, puede ser larga y costosa.


Obsesiones y compulsiones

Bastante relacionadas con las fobias se encuentran las llamadas «obsesiones», que si bien son menos frecuentes, también se pueden ver en la infancia y que, en la adolescencia, pueden aparecer en forma de verdaderas neurosis obsesivas.

Todo el mundo habla de obsesiones y de estar obsesionado, pero ¿qué son realmente las obsesiones? Pues las podemos definir como «ideas que se imponen a la conciencia a pesar de no ser aceptadas por ella (si lo fueran se trataría de ideas fijas) vivenciándolas el niño como algo extraño a él, que se le impone por la fuerzas. En muchas ocasiones, estas ideas obsesivas conducen a la ejecución forzada de actos, llamados «compulsiones» y que no son más que una defensa para evitar la angustia que tales ideas le producen.

El primer caso infantil de que tenemos noticia fue descrito por el psiquiatra francés Moreau de Tours, en un tratado que se llamaba nada menos que “La locura en los niños”, que fue publicado en 1888 y en que relataba el caso de un niño que fracasó en sus estudios porque tenía que estar repitiendo constantemente el número trece.

En el niño pequeño, antes de los cinco o seis años, es posible ver actos que, en un adulto, podrían ser considerados como obsesivos pero que, a esta edad, son completamente normales. De este tipo son los «rituales» de la comida (la misma cuchara, la misma silla, la misma persona que tiene que dársela), del sueño (dormirse abrazado al mismo muñeco, oír la misma canción, chupar el mismo pañuelo) o de los juegos (hacer y deshacer repetidamente las mismas torres de tacos, colocar y descolocar el mismo número de coches sin que pueda faltar ninguno, pasar y repasar las hojas del mismo cuento) y que, si no se cumplen, despiertan la ira y el llanto del niño.

Estos rituales pseudo-obsesivos pasan sin dejar ninguna huella y es solamente a los siete u ocho años cuando empiezan los verdaderos síntomas obsesivo-compulsivos.

Las ideas obsesivas son de muy diversa temática y dependen en parte de las circunstancias y condicionamientos exteriores. Antes, por ejemplo, eran muy frecuentes los «escrúpulos» o ideas de pecado, tanto en niños como en adultos, y a este propósito recuerdo muy bien el caso de un chico que tenía una imagen de la Virgen clavada en la cara interna de su pupitre y que, a lo mejor en mitad de una clase, se acordaba que había dejado encima de todos los libros el de Historia Sagrada, que tenía un dibujo de Adán y Eva desnudos y, rápidamente, levantaba la tapa del pupitre, quitaba el libro y lo metía debajo de todo «para que no tocara la estampa» y así se quedaba tranquilo por el momento aunque, al poco tiempo empezaba a pensar que ahora el libro que estaba arriba era el de Historia, que también tenía hombres primitivos no muy vestidos y comenzaba otra vez la misma operación, pasándose así la clase para desesperación de los profesores y la ansiedad del niño que racionalmente comprendía que era una tontería, pero no podía dejar de hacerlo.

Es frecuente también el miedo a las enfermedades y la idea obsesiva de que puede contagiarse de mil modos diferentes, tal como sucedía en varios casos vistos por mí, en los que, cada vez que se hacían un arañazo corrían angustiados a que se les pusiera la inyección antitetánica.

La misma muerte es también motivo de obsesiones, aun en los niños, como es el caso de una niña de siete años que empezó a hablar continuamente de la muerte y a hacer preguntas del tipo de «Y si me meten en una caja, ¿ya no respiro?» o «¿Qué pasa cuando se muere uno?» y vivía con el continuo temor de que se le muriera su madre y la dejara sola.

Las compulsiones son también frecuentes acompañantes de estas ideas obsesivas, tal como la de lavarse las manos muchas veces por la creencia de que están sucias y pueden enfermar (cuando digo muchas veces me estoy refiriendo a treinta o cuarenta), recorrer con un dedo las cuatro paredes de un cuarto para que a su padre no le pase nada porque está de viaje o, como un niño de nueve años que vi en cierta ocasión, que comenzó a pasarse horas y horas moviendo rítmicamente una cuerda, que se metía en la boca si se intentaba quitársela y que, solo al cabo de mucho tiempo, confesó que lo hacía para que le aprobaran en el colegio, mejor dicho, para que no le suspendieran, porque estos rituales suelen ser de evitación de cosas desagradables.

Durante la pubertad aparecen preocupaciones obsesivas de tipo metafísico o filosófico como la existencia de Dios, el origen del hombre, la locura, el infierno, pero siguen persistiendo las anteriores y otras muchas, más o menos extravagantes, como el temor de ser homosexual, siendo éste el caso de una chica de catorce años que vio una vez un travestí y, desde entonces, no hacía más que pensar que ella podía serlo, o el de un chico, también de la misma edad, que me confesaba angustiado que le invadía el pensamiento de que podía estrangular a su madre.

Estos dos últimos ejemplos son un exponente de lo que se llaman «obsesiones por contraste», es decir, que lo último que querrían hacer es precisamente el objeto de las mismas.

Y así multitud de ideas, que a los demás nos parecen extravagantes, pero que para ellos son de una certeza absoluta. ¿Qué les parece el caso de un niño de doce años que tenía miedo a comer por si la comida tuviera algún pequeño trozo de cristal, por haberse roto algún vaso cerca?

En los niños, pero sobre todo en adolescentes, además de las ideas y de las compulsiones, puede verse lo que se conoce con el nombre de «carácter obsesivo», caracterizado por una meticulosidad y un orden tan excesivos, que se hace muy difícil convivir con ellos.

Una de las características de los niños y adolescentes obsesivos, que les diferencian de los obsesivos adultos, es la de que, así como éstos «rumian» sus ideas sin comunicárselas casi nunca a nadie, aquellos las exponen una y otra vez a los padres buscando que les liberen del suplicio de la idea o del acto impuestos, pero como éstos recurren al raciocinio para convencerles de lo infundado de los temores, no hacen sino aumentar su ansiedad, pues los primeros convencidos de lo infundado de su irracionalidad son los propios niños.

Uno de los casos en que con más crudeza se manifestaba lo último que acabo de describir, fue el de un adolescente de trece años, que obligaba a su madre a pasar dos y tres horas todas las noches junto a él, cogiéndole la mano cuando estaba ya acostado, para contarle sus obsesiones, con la esperanza de que ella se las disipara, terminando siempre con una crisis de ansiedad en que culpaba a la madre de lo que le pasaba.

Naturalmente no todas las obsesiones son tan intensas, hay toda una gradación. ¿Qué chico no ha sentido alguna vez el impulso de no pisar las rayas de una acera o quizá contar los escalones de una escalera? Y esto es absolutamente banal. Más importantes son ya los síntomas obsesivos aislados de los siete a diez años, pero también suelen pasar sin dejar ninguna huella, no así los que van estructurando una personalidad obsesiva, que se manifiesta ya con toda su fuerza en la adolescencia, en la que estas ideas y actos llegan a constituir una verdadera neurosis obsesiva.

Para terminar esta descripción de lo que son los trastornos obsesivo-compulsivos en estas edades, hay que alertar a los padres cuando éstos son muy intensos y duraderos, sobre todo a la edad de la adolescencia, pues pueden constituir los primeros síntomas de una psicosis que comienza.

Para su tratamiento hay que consultar a un especialista psiquiatra pues, aunque se debe hacer también una psicoterapia profunda y una terapia conductual, hay que recurrir en el 90% de los casos a un tratamiento con imipramina.

http://www.interrogantes.net/Francisco-J0-Mendiguchia-Fobias-y-obsesiones-/menu-id-29.html:

PSIQUIATRÍA EL POLÉMICO `DSM´ La biblia de todos los males


carlos lujan
fuente:elsemanalxl

PSIQUIATRÍA

EL POLÉMICO `DSM´
La biblia de todos los males
CARLOS LUJÁN

Adicción al sexo, síndrome del atracón, de oposición paterna.... Por raro que parezca un padecimiento, si lo recoge el `DSM´, la biblia de la psiquiatría, ese trastorno existe. Su listado tiene consecuencias jurídicas, médicas y, sobre todo, económicas cruciales para su vida. Sepa cuáles.



No estamos locos, estamos trastornados. Somos víctimas de nuestra propia angustia, de nuestra timidez, de nuestra fobia a conducir, de nuestra melancolía neurasténica, de nuestras obsesiones, de nuestros atracones, de nuestra promiscuidad... Elija a la carta. Si quiere saber cómo se llama su trastorno, abra el DSM (el manual diagnóstico de la Asociación Americana de Psiquiatría que se toma como referencia en todo el mundo) y busque su colección de síntomas (que es casi como decir `búsquese a sí mismo´). El DSM es la guía que se utiliza para diferenciar lo que se considera enfermedad de lo que no, es la biblia de la psiquiatría, y su clasificación tiene consecuencias jurídicas, sociales y económicas cruciales para su vida. El que una enfermedad esté o no codificada en el DSM determina que una aseguradora pague las facturas de un paciente, que una compañía farmacéutica haga ensayos clínicos sobre ella o la percepción social de una persona que lleva tal o cual etiqueta diagnóstica. De hecho, hasta que la tercera edición del DSM no la excluyó de su catálogo en los años ochenta, la homosexualidad siguió considerándose como una enfermedad.


El DSM-V, la quinta versión de este best seller sobre la condición humana de 900 páginas, se publicará en 2013 y actualmente su contenido está en plena discusión. La novedad es que, por primera vez, la Asociación Americana de Psiquiatría ha hecho públicas las conclusiones de los debates. Los editores no quieren ser acusados de secretismo ni de manipulación y han dado de plazo hasta el 20 de abril para que profesionales y neófitos en la materia manden sus opiniones vía e-mail sobre las nuevas categorías de salud mental.


¿Deberían considerarse enfermedades psiquiátricas comportamientos como trastorno de la apatía, síndrome de alienación parental, trastorno disfórico premenstrual, trastorno compulsivo de compras, adicción a Internet y trastorno relacional? Varios grupos de presión han presentado sus candidaturas, pero, por lo que ha trascendido hasta ahora, el borrador de la quinta edición no habla de ellas. Sin embargo, el DSM-V propone que los niños con excesivas rabietas y cambios de humor repentinos sufran una nueva enfermedad: el trastorno de desregulación del temperamento con disforia; mientras que los que coman desmesuradamente, al menos una vez a la semana durante tres meses seguidos y se sientan mal por ello, podrán ser diagnosticados con el trastorno por atracón.


Más allá del debate sobre trastornos concretos, desde fuera de la psiquiatría se cuestiona el DSM en sí, ya que los críticos consideran que este tipo de categorías, más que ayudar a sanar a las personas, están `psiquiatrizando´ dificultades de la vida cotidiana con etiquetas que sólo benefician a la industria farmacéutica. En el primer DSM, publicado en 1952, figuraban 106 trastornos mentales; en la segunda edición, 182; en la tercera, de 1980, 265 trastornos; y en la cuarta versión, la actual, 283. ¿Qué está ocurriendo? ¿Por qué se multiplica el número de enfermedades mentales cada década? Miguel Ángel González Torres, jefe de Psiquiatría del hospital de Basurto y psicoanalista, lo relaciona con el hecho de que la atención en salud mental haya crecido en todo el mundo: «Observamos a la población con mayor detalle y eso nos permite fijarnos en las patologías con más precisión». Mientras, el presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, Jerónimo Saiz, cree que «la sociedad ha cambiado mucho desde el primer DSM, pero también la psiquiatría. En aquella época, apenas había medicamentos para las enfermedades mentales y el único tratamiento era la reclusión en hospitales psiquiátricos. Es evidente que ahora sabemos mucho más sobre el funcionamiento del cerebro humano y afinamos más en el diagnóstico».


Cada nueva enfermedad incluida en el DSM supone un lucrativo nicho de mercado para la industria de los psicofármacos, como denuncia Miguel Jara, autor de La salud que viene: nuevas enfermedades y el marketing del miedo (Península, 2009). Jara está convencido de que «el número de trastornos crece, en buena medida, por los enormes intereses comerciales que tienen en ellos la industria farmacéutica y numerosos psiquiatras». En 2006 se publicó un estudio en la revista Psychotherapy and Psychosomatics titulado Nexos financieros entre los miembros del panel del DSM-IV y la industria farmacéutica, en el que concluyeron que más de la mitad de los 170 miembros del panel responsable del DSM y todos los `expertos´ encargados de los trastornos de la personalidad del manual tenían lazos financieros ocultos con la industria. «Los psiquiatras de la Asociación Psiquiátrica Americana –continúa Jara–, que son quienes realizan el DSM, no sólo se lucraron por expandir las enfermedades mentales a título individual; dicha asociación recibió 7,5 millones de dólares de las farmacéuticas en 2003 para su revista en concepto de publicidad, cantidad que se incrementó un 22 por ciento en un año, hasta llegar a los 9,1 millones, según este estudio.» Sin embargo, el presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría niega estas conexiones y afirma que «precisamente para tratar de evitar esas críticas, los comités que trabajan en este proceso le piden a todos sus miembros una declaración de ausencia de conflictos de intereses con la industria farmacéutica y un compromiso de no aceptar ningún tipo de donación, relación ni vínculo con este tipo de compañías».


Por su parte, el doctor González Torres pide que no se demonice al DSM, «porque no es perfecto, pero es el mejor instrumento del que disponemos actualmente para hacer diagnósticos en psiquiatría. Hay que tener en cuenta que hasta el año ochenta, cuando aparece el DSM-III, había una disparidad enorme entre la psiquiatría de distintos países, incluso entre los ingleses y los americanos, que no eran capaces de ponerse de acuerdo sobre lo que consideraban esquizofrenia. La unidad de criterio ha sido especialmente positiva para la investigación».


El contenido del `DSM´ se decide a través de 13 comités de expertos divididos por áreas, que a lo largo de nueve años se reúnen en grandes conferencias y pequeños comités para poner en común los avances científicos y llegar a un consenso. En los paneles participan miembros de la Asociación Americana de Psiquiatría, pero también los considerados mayores expertos mundiales en la materia. Se supone que las categorías deben cumplir una serie de criterios rigurosos antes de ser aceptadas en el manual, pero un consultor de la tercera edición –que prefirió mantener el anonimato– explicó a la revista The New Yorker que las reuniones editoriales sobre los cambios en el DSM a menudo eran caóticas: «Hubo muy poco trabajo sistemático y gran parte de la investigación era un batiburrillo disperso, incoherente y ambiguo. Por lo que creo que la mayoría de nosotros podría reconocer que nuestra aportación científica fue más bien modesta».


El presidente de la Sociedad Psiquiátrica Española reconoce que uno de los puntos calientes del debate del DSM-V tiene que ver con el trastorno bipolar en la infancia y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), cuyos diagnósticos se han convertido en una epidemia en Estados Unidos: «Dentro de la propia psiquiatría hay una fuerte crítica por la medicalización excesiva de estos trastornos, por lo que yo creo que la revisión del manual tenderá a cerrar un poco más los criterios de diagnóstico en la infancia y la adolescencia».


El trastorno bipolar en menores es muy polémico, sobre todo porque sólo se está controlando a través de medicamentos antipsicóticos que pueden provocar efectos secundarios importantes, incluidos cambios en el metabolismo, y algunos profesionales creen que se ha estado diagnosticando como bipolares a niños cuya enfermedad en realidad era otra. Miguel Jara denuncia que «el caso de la autorización del Prozac para niños es un claro ejemplo de cómo se utiliza el miedo para crear nuevos mercados de medicamentos abriendo el espectro de aplicación de esos fármacos hasta abarcar por completo nuestra vida. En 2006, la Agencia Europea del Medicamento (EMA) aprobó Prozac para personas de entre ocho y dieciocho años. Lo hizo, como acostumbra, sin investigaciones propias y olvidando las, éstas sí, alarmantes advertencias de la institución que controla los fármacos en Estados Unidos, la FDA y las reacciones adversas que constata el propio fabricante».


Los trastornos atribuidos en el DSM a la población infanto-juvenil son muy discutidos, sobre todo porque muchos de ellos desaparecen al crecer. ¿Tiene sentido que la conducta hostil de un hijo hacia sus padres esté catalogada como conducta negativista desafiante o que exista el trastorno de ansiedad por separación? El profesor Jerónimo Saiz considera la ansiedad por separación un «auténtico problema, no porque los niños lloren cuando sus padres salen de casa, sino porque se traduce en una interferencia con la vida normal del niño, con el sueño, con su educación y con su conducta. Y lo mismo le podrían decir los padres de niños oposicionistas desafiantes, que saben que no estamos hablando de niños traviesos».


Inevitablemente, otros trastornos del DSM suenan a chiste, como la discalculia, que es una dificultad de aprendizaje específica en matemáticas; el trastorno de rumiación, para aquellos que mantienen la comida en la boca sin tragársela; o el trastorno de comportamiento perturbador no especificado, tan inespecífico como fantasmal. A Miguel Jara le parece «especialmente ridícula la fobia social, porque es la natural timidez que se está medicando con fármacos de probada peligrosidad», pero aún le parece más grave el trastorno de incumplimiento terapéutico, «que no es ni más ni menos que la libre decisión del ciudadano de no medicarse, llevada al paroxismo patológico y al puro totalitarismo».


¿Realmente estamos tan enfermos? El psiquiatra Miguel Ángel González Torres explica que «socialmente, en la calle, se tiende a hablar de enfermedad mental cuando alguien está grave, pero la mayoría de los diagnósticos psiquiátricos no lo son. La razón es que las enfermedades son dimensionales y en la mayoría de los casos tú no estás enfermo o sano, sino que desde la salud hasta la enfermedad más grave hay un continuo donde te encuentras gente que está muy sana, un poco menos sana, casi enferma, enferma y muy enferma. Una cosa es el dibujo de un mapa y otra muy distinta, el terreno que pisas con tus propios pies, y lo mismo ocurre con el DSM: que es un mapa, pero las enfermedades y los enfermos son otra cosa completamente diferente». Y los que viven con ella saben bien que la enfermedad mental no es cosa de chiste.

la importancia de documentar los maltratos por lo que pueda ocurrir


en estos dias en los que me encuentro bloqueada y decepcionada,el comentario que mas escucho es no hay que juzgarla tu madre esta loca o no nunca estuvo bien, y yo me pregunto por que cuando un comportamiento se escapa a nuestra logica siempre pensamos esta persona no esta bien.tenemos la mala costumbre de racionalizar la maldad trasformandola en locura, por que nos cuesta creer que alla gente que es asi es su naturaleza humana.ella fue feliz a su manera, tuvo hijos como inversion para sus fines y no dudo en maltratarnos hasta limites insopechados, usando la violencia fisica y psicologica, cuando no cediamos a sus deseos, tambien tuvo hijos como mercancia para venderlos y conseguir dinero facil, nunca tuvo el mas minimo remordimiento ni cuando alborto de seis meses y casi se muere. para castigar a su marido mi padre y metio el feto en un bote para poder martirizarlo, y mintio a la policia diciendoles que era una hemorragia que habia tenido eran otros tiempos, sobra decir que se separaron poco despues.tambien he sabido que el necesito tratamiento psicologico por todo lo que habia vivido durate su matrimonio con ella. a mi me dejo a su cuidado y al de mi abuela sin la cual habria muerto, dicho por ella un millon de veces, por que me odiaba por recordarle a su marido. fui muiiiii feliz hasta los 6 años de edad en que mi abuela sufrio un derrame cerebral despues de una discusion con mi madre su hija. por aquel entonces ella vivia con un chico y habia tenido a mi hermano el unico que me queda. de seis hermanos que pudimos haber sido, y el que tanto me ha hecho sufrir.ya no lo deseaba le estorbaba y queria dejarlo con mi abuela. sobrevivio a la discusion pero con daños irreparables nunca se recupero de aquella discusion .desde ese dia mi vida dio un giro radical deje atras la infancia y la inocencia. me fui a vivir con ella y comprendi que era yo quien tenia que tirar de la familia, y sacar adelante a mi hermano de meses, pase de el nenuco, a un niño de carne y hueso,
cuantas veces nos ha dejado para irse con el mejor postor y no hemos tenido nada en la nevera, ni tan siquiera pan duro para comer, y volvia a los dias con ropa nueva y de peluqueria trayendo comida y ropa para mi hermano, pero nada para mi y empezaba con la vieja historia de tu me arruinate la vida al venir a esta mundo por que yo podia haber sido lo que hubiese querido y por tu culpa me tuve que casar y por eso te odio, es cierto por mi causa se caso a los diecisiete años, si hubiese estado en mi mano evitarle tanto sufrimiento lo habria hecho.convirtio mi vida en un autentico infierno, y mas tarde la de mi hermano cuando se nego a hacer su voluntad,nos deleitaba con las escenas de amor con sus clientes se ve que se pagaba mas caro y daba mas morbo que estuviesemos alli intento venderme muchas veces y me machaco psicologicamente sin comida para que cediese gracias a dios nunca cedi tuve que escarbar en la basura para comer y no me arrepiento, a los ocho años deje de ir a el colegio y fui la unica niña que comulgo sola fue el primer dia mas triste de mi vida y a los once ya estaba trabajando gracias a dios, mi situacion no mejoro por que ella se ocupaba de cobrar mi jornal por ser menor de edad, pero si encontre una amiga que me ofrecio un plato de caliente durante una temporada, podria contar y no acabar, nunca e querido ir a un psicologo por miedo,miedo a destapar la caja de pandora,miedo a ser juzgada se que es absurdo pero esta ay, y eso es precisamente lo que me va ha hacer volver a vivir en el infierno.
finalmente mi madre se fue y me dejo sola en la casa llevandose a los niños entonces eran dos.yo tenia dieciseis años cuando se fue. y los tenia malviviendo por la calle denucie que mis hermanos estaban desamparados y se los llevaron a centros de acogida con la intencion de llevarmelos a vivir conmigo mas tarde como asi fue con mi hermano, pero no pude traerme a mi hermana de dos años, se adelanto y la dio en adopcion dos meses antes de mi boda, ese fue el segundo dia mas amargo de mi vida claro que segun dice la gente esta loca, mi hermano tiene papeles como dice el tiene documentacion legal mis denucias varias de desamparo agresiones que acababan en caidas por las amenazas que le hacia a mi hermano etc, y no tiene obligacion legal de tener a nuestra madre, yo no tengo nada solo recuerdos y obligaciones, y buenos consejeros que me dicen tu hermano no tiene obligacion por que tu lo salvaste al denuciar y lo trato un psicologo de el centro donde estuvo, piensa que tu madre es una persona humana aunque solo sea por caridad debes llevartela a tu casa si sobrevive judicialmente tengo obligacion de tenerla ahora que juez me creeria si digo que me maltrato? y su pareja tampoco se hace cargo de ella, pero la veo y no siento ni caridad ni dolor ni odio siento terror de que se recupere y recupere su parte de te odio y vuelva a revivir todo el infierno y arratre conmigo a mi marido otra victima mas de mi madre y yo me pregunto si tan loca estaba por que nadie la denucio en los diez años que vivi con ella todo el mundo sabia que viviamos con la basura hasta el cuello, careciendo de lo mas basico, sin luz ni agua,siempre sintiendome culpable y responsable de su comportamiento, y siendo juzgada a la par que ella incluso despues de casarme, por la familia de mi marido.ahora me dicen quienes me igualaron durante una decada tu no eres culpable de nada tu madre estaba loca y yo les digo lo que siempre he dicho no de eso nada no esta loca simplemete es diferente un espiritu libre que no queria obligaciones y no toleraba la frustacion al morir mi abuela yo ocupe su puesto con mis hermanos, tuvo uno mas que vendio al nacer y se lleva conmigo ocho años y la niña que no me pude traer, mas dos albortos provocados,arruino nuestras vidas, y posiblente ahora judicialmente quizas sin saberlo terminara conmigo su obra maestra por que mi hermano dice que le hizo mucho daño y no la perdona y que no esta obligado.
amatista.

Ser Mejor - Imagina un Angel

caricias para el alma