tricotilomania y toc


Un aminoácido controlaría el impulso de arrancarse el cabello


NUEVA YORK (Reuters Health) - El aminoácido N-acetilcisteína controlaría los síntomas de la necesidad compulsiva de arrancarse el cabello en personas con un trastorno psiquiátrico llamado tricotilomanía, reveló un pequeño estudio.

No existe un tratamiento aprobado para la tricotilomanía, una enfermedad que está asociada con el trastorno obsesivo compulsivo (TOC).

La tricotilomanía se caracteriza por la necesidad recurrente de arrancarse el propio cabello, lo que provoca una pérdida capilar evidente, una sensación creciente de tensión inmediatamente antes de arrancarse el cabello o cuando se intenta resistir el impulso y placer, gratificación o alivio al arrancar el vello.

En Archives of General Psychiatry, el equipo del doctor Jon E. Grant, de la University of Minnesota, en Mineápolis, señala que la N-acetilcisteína había demostrado su utilidad en el tratamiento de trastornos repetitivos o compulsivos al actuar sobre los transportadores de glutamato, el sistema de neurotransmisores más grande en el cerebro humano.

Eso llevó al equipo a estudiar los efectos de la terapia con N-acetilcisteína sobre 50 adultos con tricotilomanía. Al azar, 25 recibieron entre 1.200 y 2.400 miligramos diarios del aminoácido durante 12 semanas y a los 25 se les dio un placebo.

A las 12 semanas, los pacientes tratados con la medicación activa mostraron una mayor reducción de los síntomas del impulso de arrancarse cabello que la cohorte que recibió placebo (grupo de control).

"El 56 por ciento de los pacientes 'mejoró mucho o muchísimo' con la N-acetilcisteína, a diferencia del 16 por ciento del grupo de control", explicaron los autores. Ninguno de los pacientes tratados con el aminoácido sufrió efectos adversos.

Para el equipo, la magnitud de la mejoría observada con la N-acetilcisteína fue mayor que la registrada con otros medicamentos y similar a la registrada con "la terapia hablada" solamente o combinada con fármacos, lo que sugiere que el aminoácido es positivamente similar a las opciones terapéuticas disponibles.

"Si, soy feliz, pero..."


sábado 11 de abril de 2009
"Si, soy feliz, pero..."
fuente:http://psicologia-eldivan.blogspot.com/

Muchas veces cuando a una persona le va muy bien comienza a "entrar en trompo" al ver tanta felicidad, es decir, no se la cree, piensa que inmediatamente después de aquella situación de opulencia, felicidad y/o dicha, enseguida vendrá una calamidad por ser demasiado feliz, se pierde de mucho, reuniones, paseos, incluso tiene problemas de relaciones sociales que afectan su desarrollo. Todos estos "fenómenos afectivos" en su conjunto constituyen lo que se denomina Miedo a Ser Feliz.


Este tipo de personas tienen dificultad en lo que a capacidad de goce y disfrute se refiere, no se dejan ser felices ya que la palabra felicidad viene asociada al componente culpa que no les da la libertad para crecer y disfrutar de eventos que constituyen pieza fundamental en su desarrollo, no solo eso, también, de una u otra manera, afectan su entorno mas próximo, es decir, familia, amigos y/o pareja.


Según Alba Lucia Castro: "Estas personas probablemente repiten algunos esquemas que vivieron en su niñez. Por ejemplo dicen: ¿Quién sabe qué me va a pasar porque me he reído mucho; recuerdo que mi abuela tenía ese agüero y siempre le pasaba algo después de divertirse?".


Sin duda, los antecendentes de una niñez exigente, llena de frustraciones y restricciones, facilita la predisposición de una persona para pensar que "no se merece ser feliz". Es como si, desde la niñez, le dijeran a un jugador de baloncesto con mucho potencial y de 1.95cm de estatura, "eres muy bajo" o "no sirves para esto", sin duda lo va a creer, ya que el niño, por la naturaleza de su desarrollo temprano, es una tábula raza, es decir, "una hoja en blanco" donde se escribe una historia, su historia.


Demos entonces a nuestros hijos la posibilidad de una niñez sana, no con autoritarismo, mucho menos con libertinaje, sino con la capacidad de ser acertivos para tomar sus propias decisiones y disfrutar lo mas posible de ellas, así les dejaremos como legado la mejor herencia para su desarrollo, la capacidad de ser felices.

Mal interpretar síntomas de ansiedad


Mal interpretar síntomas de ansiedad
http://www.vidaemocional.com

¿Qué creo de mis síntomas y que sucede realmente?
Como decíamos en otro artículo el verdadero causante de que sigamos manteniendo las crisis de ansiedad es el MIEDO AL MIEDO, y ese miedo es mantenido por explicaciones irracionales e irreales, aquí veremos lo que sentimos y lo que significa de verdad. Daremos un paso más para solucionar nuestros problemas, comprenderemos la verdadera función de nuestros síntomas, que como ya dije son solo desagradables pero INOFENSIVOS.
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¿Qué creo de mis síntomas y que sucede realmente?
Como decíamos en otro artículo el verdadero causante de que sigamos manteniendo las crisis de ansiedad es el MIEDO AL MIEDO, y ese miedo es mantenido por unas creencias irracionales como son las siguientes, aquí veremos lo que sentimos y lo que significa de verdad. Daremos un paso más para solucionar nuestros problemas, comprenderemos la verdadera función de nuestros síntomas, que como ya dije son solo desagradables pero INOFENSIVOS.
• MAREO. Tensión de cervicales que disminuye el aporte de sangre a la cabeza. Efectos diversos de la hiperventilación. Hipotensión de etiología diversa (por ej., efecto secundario de la medicación).

• FALTA DE AIRE. Aumento de oxígeno en la sangre debido a la hiperventilación (lo contrario asfixia).

• TAQUICARDIA, PALPITACIONES. Cuando estamos en peligro, real o imaginario, el corazón trabaja con mayor fuerza y rapidez. Así, envía más sangre a las zonas implicadas en la reacción de alarma, para que puedan funcionar mejor, eliminar mejor las toxinas, etc.

• HORMIGUEO EN LAS EXTREMIDADES, PÉRDIDA DE SENSIBILIDAD, PALIDEZ. La afluencia de sangre es mayor en los lugares donde puede ser más necesaria, dejando al resto del cuerpo con un riego menor. De ese modo, si fueses herido serías menos propenso a desangrarte.

• OPRESIÓN, DOLOR O PINCHAZOS EN EL PECHO. DOLOR EN BRAZO IZQUIERDO. Tensión de los músculos intercostales debida a la hiperventilación o a mantener los pulmones demasiado llenos. Contracturas en cervicales o dorsales que irradian el dolor a esas zonas. Posturas corporales incorrectas habituales.

• CALOR, SOFOCO, SUDOR, ESCALOFRÍOS. Aumento de la temperatura en las zonas más vitales y puesta en marcha del sistema de enfriamiento de nuestro organismo (sudor).

• PERCIBIR LAS COSAS DE FORMA EXTRAÑA, VER "LUCECITAS", ETC.

• DISMINUCIÓN DE OXÍGENO EN CIERTAS ZONAS DEL CEREBRO. Debida a la hiperventilación. Dilatación de las pupilas que aumenta la visión periférica, facilitando así la percepción de posibles peligros.

• TEMBLOR, PINCHAZOS, PARESTESIAS. Tensión muscular excesiva.

• DIFICULTAD PARA PENSAR EN LA FORMA HABITUAL. Cuando sentimos una emoción muy intensa, como el pánico, la ira, etc.; se produce un "secuestro emocional", que nos causa una dificultad transitoria para pensar y actuar en la forma en que habitualmente lo hacemos. Esa es la forma normal en que funciona nuestra mente y es útil cuando afrontamos una situación de peligro real.

• NAUSEAS O MOLESTIAS ABDOMINALES. Efectos normales de la ansiedad en el sistema digestivo. No suponen ningún peligro y mejoran en cuanto se reduce la ansiedad.

• OPRESIÓN O SENSACIONES EXTRAÑAS EN LA CABEZA. Disminución de oxigeno en ciertas áreas del cerebro. Contractura de cervicales que dificulta la irrigación sanguínea de la cabeza y que produce diversas molestias. Mantenimiento de los músculos estirados y tensos durante mucho tiempo. Falta de sueño profundo y reparador.

• CUALQUIER SENSACIÓN INTERNA TEMIDA. La focalización de la atención en captarlas, aumenta la percepción de cualquier sensación (comprobarlo). Además, dado que las sensaciones temidas en el pánico son las propias de la ansiedad, cualquier pensamiento de que suponen un peligro, puede producirlas o incrementarlas.

POR TANTO SI EXISTE UNA EXPLICACION RACIONAL PARA NUESTROS SÍNTOMAS DE ANSIEDAD EL MIEDO DISMINUIRÁ SEGURO.

Relaciones padres e hijos....


seguimos para bingo: este mes volvemos a tener a la señora en casa y como nos afecta mucho su comportamiento excentrico y nos produce mucho extres , habiamos decidido no hacerle caso como asi hemos hecho en la medida de nuestras posibilidades, a pesar de que esta haciendo lo posible por iniciar las hostilidades.
el segundo dia de estancia en casa nos encontramos la pastilla mas grande que se toma en el suelo para provocar la discusion por que sabe que si la pisamos nuestro gato se envenenara sin remedio al llevarse la pata a la boca, y todos los meses pierde alguna pero nos avisa y siempre le decimos lo mismo por favooor encienda la luz para tomarse la pastilla con el consiguiente enfando y mala cara todo el mes, pero esta vez no nos dijo nada y nosotros intentemos evitar el berrinche encerrando el gato entre nuestra habitacion y la suya y no dejandolo salir en todo el mes, y no le dijimos nada ha estado esperando el berrinche y como no lo a conseguido a cambiado de tactica ahora esta intentando tomar el control de nuestra vida, por si fuera poco control el tener que estar a las horas de las cinco comidas en casa por que no se pone ni un vaso de leche para merendar, ahora es donde vas,con quien has estado,donde esta mi hijo?,que has hecho, por que sales,con quien sales,y lo mejor vas a volver a casa? malas caras si comes fuera, si vuelves tarde. asi que me ha vuelto a ganar me estoy subiendo por las paredes no quiero contestarle mal por que se que me hara mala cara todo el mes y tendre que aguantarla pero si no le digo nada reviento y discuto con mi chico.al final tendre que ir a un psicologo a que me de las pautas para tratar a esta señora
ESTOY HARTA DE LA FAMILIA P.O.L.I.T.I.C.A. mejor huerfanos que mal acompañados
fuente:amatista

Hay muchísimas cosas en las que tanto un hombre como una mujer no quieren perder, sobre todo cuando se está acostumbrado a tener autoridad y sentido de pertenencia, hacia otra persona, y es por ello que a veces los padres, tienden a ser sumamente controladores con sus hijos y aun siendo adultos, no los dejan vivir su propia vida.

Todo padre debe saber dos cosas:

1.- Nuestros hijos no nos pertenecen, aunque son un regalo para nosotros, ellos están bajo nuestro cuidado y protección, pero ese cuidado y protección, requiere simplemente "Mayordomía" que implica cuidar algo que no es de uno, como si fuese, asumiendo una responsabilidad, como si fuésemos los dueños absolutos.
Los seres humanos tenemos la tendencia de pretender adueñarnos de todo lo que es nuestro, y hasta de la vida incluso de otros seres humanos. Pero tenemos que comprender de que no somos dueños de nada, somos mayordomos, responsables, administradores.

2.- Cuando tenemos a otros seres humanos bajo nuestro cuidado y protección, debemos tener propósitos claros, de que queremos lograr con ellos, de que deseamos, y sobretodo de que es lo mejor para ello, pero sin pretender nunca pasar por encima, de sus propios intereses personales, (sobre todo cuando ya son adultos) cada ser humano esta en la capacidad de tomar decisiones sobre su propia vida, y nuestro deber como padres no es decidir por ellos, sino darles herramientas, para que ellos puedan manejar con seguridad sus propias decisiones. Cuando estamos claros de que les hemos dado las herramientas necesarias para la vida, y los hemos enseñado a usarlas, no solamente de palabras sino de hechos, entonces podemos descansar creyendo que ya ellos deben tener la madurez suficiente, para tomar las mejores decisiones en la vida, y para afrontar las consecuencias de sus propios errores cuando, no tomen las decisiones correctas, nuestro deber es darle herramientas, su deber es usarlas, el trabajo que ellos hagan con su vida, será ya su propia responsabilidad, déjelos crecer, madurar, y experimentar.

Analizar estas sugerencias, pareciera que nos hiciera, pensar en que debemos perder a nuestros hijos, pero no, "para ganar a veces hay que perder", tal vez puedas que creas perder a un hijo, pero si lo dejas soltarse de la mano, y andar, recogerás un gran hombre! Pierdes un hijo, pero ganas a una mujer o a un hombre maduro, ganas el fruto de tu trabajo, y sentirás que nunca perdiste tu tiempo, y que valió la pena, soltarlo y dejarlo avanzar. Si no lo sueltas nunca, nunca sabrás que tan lejos llegara!

Así como lo tuvimos que perder, de nuestro vientre para que estuviera fuera de nosotros, pero si no hubiese sido así, nunca hubieses podido conocer su rostro, su cuerpecito, a quien se parece, etc... Así como lo soltamos para que diese sus primeros pasos, y aunque se cayera, lograra aprender a caminar, así como tuviste que dejarlo ir a la escuela, y hacer muchas cosas sin ayuda, para que pudiera crecer, ahora, déjalo libre si es varón, deja que sea un hermoso jefe de hogar, y que aprenda a manejar ese timón de su barco, y si es mujer déjala que crezca como mujer, como esposa, como madre, déjales sea hombre o mujer, que sea mayordomo de su propia generación que vienen detrás de ellos. Cuando lo hagan, ese triunfo te pertenecerá a ti, por haberlos dejado ir, y volar muy lejos y muy alto, a su propio ritmo, alcanzar sus propios sueños, y lograr sus propias vidas, cuando los hayas soltado, creerás que perdiste un hijo, pero te has ganado la felicidad de tu hijo, y la tuya también.

A veces son los hijos los que no entienden esto, y nunca quieren alcanzar las cosas sin ayuda de sus padres, pero esa características de suma dependencia con los padres, no los dejará llegar lejos, somos nosotros los padres, los principales responsables, en alimentar en nuestros hijos cierto grado de dependencia, pero también cierto grado de independencia, nosotros los padres no le vamos a durar toda la vida, y si nos vamos, ellos quedaran dependiendo siempre de alguien, pero si los enseñamos a desarrollar autonomía, ellos podrán salir adelante siempre con y sin ayuda. Si eres padre, dejémosle crecer, y si eres hijo, permítete crecer.

miedo a la gripe


El miedo a la gripe A lleva hasta Urgencias a casi medio millar de pacientes

El coordinador de Urgencias, Pedro Marco, en una de las estancias claves del servicio médico que lidera. / DÍAZ URIEL«Personas con síntomas leves llenan las consultas», admite el doctor Pedro Marco, quien advierte de que «la alarma actual no está justificada»
«Sabemos que estamos preparados», asegura el jefe de Urgencias
El miedo es una patología extremadamente contagiosa y la alarma generada por el virus AH1NIU puede convertirse al final en la única pandemia que suframos a partir del verano con la llegada de los primeros catarros y resfriados comunes. Sólo el servicio de Urgencias del Hospital San Pedro de la capital riojana acumula ya casi medio millar de pacientes al mes que llegan alarmados ante la posibilidad de haber contraído la gripe A pese a acudir con síntomas banales.
Todo está planificado, pero ni que las autoridades sanitarias repitan hasta la afonía que el virus se está comportando como una gripe estacional ni el bombardeo de información ni los llamamientos a la calma erradican el virus del pánico, que llena las consultas con alarmados pacientes que acuden con simples problemas respiratorios en las vías altas.
«El miedo a la gripe A trae ahora a Urgencias, dependiendo del día, entre 10 y 15 personas diarias, que serán más. Eso, en las urgencias hospitalarias, que es precisamente donde se intenta que no vengan para evitar los contagios si es que alguno la tuviese», explica el coordinador de Urgencias, Pedro Marco.
El diagnóstico del doctor es claro: «Lo peor es el miedo y, además, es un miedo injustificado porque se está comportando como una gripe estacional normal. Lo que pasa es que estamos teniendo mucha información y cuando ésta es muy cercana, alarma».
Higiene y paracetamol
Los profesionales de urgencias se ven obligados a diario, ademas de atender a estos pacientes, a intentar lograr su tranquilidad. «Se ven muchas personas agobiadas por el miedo. Se ven muchas situaciones de gente aterrorizada, con exigencias, incluso, de que se les hagan pruebas específicas para descartar la gripe A en pacientes que tienen síntomas banales. El problema es el miedo, la alarma, que, repito, no están justificados», resume Marco.
El coordinador de Urgencias insiste en su llamamiento a la calma: «Se está comportando como una gripe normal, el paciente va a su casa porque de lo que se trata es de disminuir los contagios y para ello se le dan medidas higiénicas normales básicas, sobre todo el lavado de manos, y paracetamol; sin más. Sí hay que tener especial cuidado con los pacientes con patologías crónicas, pero no hay causa para la alarma actual».
De cara al futuro cercano, el doctor admite que no se sabe cómo va a evolucionar la epidemia, «pero lo que sí puedo asegurar es que los servicios de epidemiología están encima, revisando y mandando protocolos de actuación e información exhaustiva a los profesionales. Yo, no como responsable de Urgencias, sino como ciudadano, estoy tranquilísimo en ese sentido», aclara rotundo.
Preparados para todo
El temor a una avalancha que tras el verano colapse todo el servicio sanitario existe en el Ministerio de Sanidad y en las consejerías de Salud de las comunidades autónomas, que preparan ya números telefónicos gratuitos de atención e información.
«Va a haber una pandemia o no la va a haber, va a haber muchos casos o no los va a haber, pero no está sucediendo nada peligroso. Lo que se está haciendo es tomar medidas de prevención, se están actualizando constantemente los protocolos, los casos de que se están viendo de gripe A son banales la mayoría. ¿Qué ocurrirá este invierno? Pues no lo sabemos, lo que sí sabemos es que estamos preparados», concluye Pedro Marco.
Todo sobre la gripe en
www.larioja.com/especiales

trastorno psicosomático


http://www.msd.es/publicaciones/mmerck_hogar/seccion_07/seccion_07_081.html
término no tiene una definición precisa. En la mayoría de los casos se aplica a los trastornos que se consideran originados por factores psicológicos. Sin embargo, no existen trastornos físicos que estén originados exclusivamente por factores psicológicos. Es más, un trastorno físico necesariamente tiene que tener un componente biológico (un factor esencial para que ocurra la enfermedad).

Por ejemplo, para contraer la tuberculosis, una persona tiene que estar infectada por la bacteria Mycobacterium que causa la enfermedad. Pero muchas personas infectadas por el Mycobacterium tienen sólo una enfermedad leve o sencillamente no la padecen. Son necesarios otros factores para que se produzca la tuberculosis como tal enfermedad, lo cual incluye posiblemente una predisposición hereditaria, factores ambientales (como vivir en condiciones de hacinamiento), la presencia de desnutrición y el estrés social o psicológico (como la pérdida de un ser querido) y su consecuente reacción emocional, la depresión. Los factores biológicos, ambientales, sociales y psicológicos se combinan para que alguien infectado por el Mycobacterium enferme de tuberculosis. El término psicosomático abarca esta combinación de factores.

Interacción cuerpo-mente

El estrés social o psicológico puede desencadenar o agravar una amplia variedad de enfermedades, como la diabetes mellitus, el lupus eritematoso sistémico (lupus), la leucemia y la esclerosis múltiple. Sin embargo, la importancia relativa de los factores psicológicos varía ampliamente entre diferentes personas con el mismo trastorno.

La mayor parte de la gente, basándose en su intuición o en su experiencia personal, cree que el estrés emocional puede precipitar o alterar el curso incluso de enfermedades físicas más importantes. No está claro cómo estos factores estresantes pueden actuar de este modo. Las emociones pueden obviamente afectar a ciertas funciones corporales como la frecuencia cardíaca, la sudación, los patrones del sueño y el ritmo de las evacuaciones intestinales pero el establecimiento de otras relaciones parece menos obvio. Por ejemplo, no han sido identificadas las vías de comunicación y los mecanismos por los cuales interactúan el cerebro y el sistema inmune. ¿Puede la mente (el cerebro) alterar la actividad de las células blancas (leucocitos) de la sangre y con ello el sistema inmune? Si esto es así, ¿cómo se comunica el cerebro con las células de la sangre? Después de todo, los leucocitos de la sangre se mueven por todo el cuerpo por el flujo sanguíneo o en el interior de los vasos linfáticos y no están unidos a los nervios. Sin embargo, las investigaciones han demostrado que esas relaciones existen. Por ejemplo, la urticaria puede producirse por una alergia física o por una reacción psicológica. La depresión puede inhibir el sistema inmune, haciendo que una persona deprimida sea más predispuesta a ciertas infecciones, como las causadas por los virus del catarro común.

Por lo tanto, el estrés puede causar síntomas físicos aunque no exista enfermedad orgánica. El cuerpo responde fisiológicamente al estrés emocional. Por ejemplo, el estrés puede causar ansiedad, que a su vez activa el sistema nervioso autónomo y las hormonas, como la adrenalina, aumentan el ritmo cardíaco, la presión arterial y la cantidad de sudor. El estrés también puede causar tensión muscular, que producirá dolores en el cuello, la espalda, la cabeza o en otros lugares. La alteración emocional que desencadenó los síntomas puede ser pasada por alto si tanto el paciente como el médico asumen que éstos eran causados por una enfermedad orgánica. Pueden llegar a realizarse muchas pruebas diagnósticas infructuosamente, tratando de descubrir la causa del aumento del ritmo cardíaco, de los dolores de cabeza o de los dolores de espalda, por ejemplo.

Los factores psicológicos pueden influir indirectamente el curso de una enfermedad. Por ejemplo, algunas personas gravemente enfermas niegan estarlo o niegan su gravedad. La negación es un mecanismo de defensa que ayuda a reducir la ansiedad y hace más tolerable una situación amenazadora. Si la negación alivia la ansiedad, puede resultar beneficiosa. Sin embargo, la negación puede impedir que una persona cumpla un tratamiento, lo cual puede acarrear consecuencias graves.

Por ejemplo, una persona con diabetes que niega la necesidad de las inyecciones de insulina y el control de una dieta estricta, puede sufrir marcadas variaciones en los valores de azúcar en sangre y corre el riesgo de tener complicaciones como el coma diabético. De forma similar, un alto porcentaje de personas con presión arterial elevada (hipertensión) o epilepsia no toman sus medicaciones como deberían hacerlo.

La interacción cuerpo-mente es una vía de doble dirección. No solamente pueden contribuir los factores psicológicos al inicio o al agravamiento de una amplia variedad de trastornos físicos, sino que también las enfermedades físicas pueden afectar al pensamiento de una persona o a su estado de ánimo. Las personas con enfermedades graves, recurrentes o crónicas, generalmente se deprimen. Aunque la depresión en estas circunstancias puede aparecer como una reacción normal, el estado mental merece atención. La depresión puede empeorar los efectos de la enfermedad orgánica y se añade a los padecimientos de la persona. A menudo mejora estas situaciones un tratamiento adecuado como el uso de antidepresivos.

Una persona que está ansiosa o deprimida puede expresar una preocupación por un problema físico. Este fenómeno es más frecuente en las personas deprimidas que parecen incapaces de aceptar que sus síntomas son primariamente psicológicos. La depresión puede conducir a insomnio, pérdida de apetito, pérdida de peso y cansancio extremo. En lugar de decir “estoy tan deprimido”, la persona cree que la causa de su sintomatología es causada por un trastorno físico. Esto se conoce como depresión “enmascarada”. Algunas personas son capaces de admitir que se encuentran deprimidas, pero entonces tratan de explicarlo como resultado de un trastorno físico.

Síntomas de conversión

Un mecanismo por el cual el estrés psicológico y social puede producir una enfermedad es la conversión. En la conversión, la persona inconscientemente convierte un conflicto psicológico en un síntoma físico. Esto desvía su atención de un problema emocional perturbador hacia un problema físico que puede ser menos temible. Cualquier síntoma virtualmente imaginable puede transformarse en un síntoma de conversión. A veces un síntoma de conversión es una metáfora del problema psicológico. Por ejemplo, una persona con dolor en el pecho puede estar sufriendo simbólicamente el dolor de un corazón herido después de ser rechazado por un ser querido o una persona con dolor de espalda puede estar sintiendo que sus problemas son demasiado difíciles de soportar.

Un síntoma de conversión puede también originarse por identificación con alguna otra persona que tuvo dicho síntoma. Por ejemplo, una persona puede tener dolor en el pecho, sugiriendo la posibilidad de un ataque cardíaco, después de que alguno de sus progenitores, parientes o compañeros de trabajo hayan sufrido un ataque cardíaco previo. O un varón puede desarrollar el síntoma de dolor torácico a medida que se aproxima a la edad en la que su padre murió de un ataque cardíaco.

Finalmente, el síntoma de conversión puede no ser ni una metáfora ni el resultado de la identificación con otra persona, sino la reedición de un síntoma de un trastorno físico previo. Por ejemplo, una persona que una vez tuvo una fractura ósea dolorosa puede volver a sentir aquel tipo de dolor óseo como expresión de un síntoma de conversión. Una persona que presenta episodios de dolor torácico debido a una enfermedad coronaria (angina), puede en ocasiones experimentar un dolor similar como expresión de un síntoma de conversión (el dolor entonces recibe el nombre de seudoangina)

Los síntomas de conversión difieren del trastorno de conversión en que en éste los síntomas físicos se asemejan más a menudo a los de una enfermedad neurológica. Los síntomas de conversión son más leves y transitorios y afectan a personas que no tienen una grave enfermedad psiquiátrica subyacente. Cualquiera puede tener síntomas de conversión. Los síntomas pueden ser difíciles de diagnosticar para el médico y es probable que un paciente que los presente tenga que someterse a varias pruebas diagnósticas que aseguren que no existe un trastorno físico como origen de los mismos.

En general, los síntomas de conversión desaparecen con bastante rapidez tras una evaluación de los mismos y una confirmación por parte del médico. Cuando estos síntomas reaparecen o se prolongan y llegan a hacerse discapacitantes, la causa puede residir en un trastorno somatoforme.



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