La terapia sin excusasPor Albert Ellis, Ph. D.Psychology Today,


Experiencia activadora; B. Creencia; C. Consecuencia; D. Discusión; E. Efectos.Los ABCs de la Terapia Conductual RacionalEmotiva sitúa la responsabilidad del destino de la personadirectamente sobre sus propia espalda. Son las propiascreencias irracionales (B) las que causan que las experien-cias “traumáticas” (A) den por resultado una neurosis. El terapeuta TREC conduce al paciente a atacar sus cre-encias irracionales sometiéndolos a discusión (D). Una vezque el ataque del paciente tiene éxito, éste es libre para esta-blecer unas creencias sensatas o razonables y una conductaadecuada, que son efectos psicológicamente saludables (E).Desde cualquier punto de vista convencional, la Sra.P no necesitaba ninguna terapia. Recientemente le habíanofrecido un trabajo excepcionalmente bueno. Tras lamuerte de su marido había encontrado la compañía de unhombre de alto nivel. No tenía problemas con su hija de 18años, que se estaba adaptando bien a una universidad defuera de la ciudad. A pesar de ello, acudió a mi consultaen un estado extremo de pánico. Dormía poco y mal, y dudaba sobre aceptar el nuevotrabajo. Estas dificultades era manifestaciones recientes, yella creía que superficiales de su ansiedad. De mayorimportancia, tenía miedo de fracasar en cualquier trabajo,a pesar de que nunca había fracasado. Creía que su mari-do había perdido interés por ella antes de morir, a pesar deque él nunca había mostrado signos de desinterés. Y sesentía sexualmente inadecuada, a pesar de que sus com-pañeros sexuales se quejaban de sus propias dificultades yno de las de ella. En lugar de sentirse mejor, a la luz de su recienteéxito laboral y social, y después de lo que ella llamaba“tres años de mucho éxito” de psicoanálisis, se estaba sin-tiendo considerablemente más ansiosa y perturbada. Su analista previa, una mujer bien entrenada en losmétodos Freudianos y Sullivanianos, la había conducido acreer que la base de su perturbación era su actitud hacialos hombres. Había “aprendido” a través del psicoanálisisque de niña había buscado en vano el amor de su padre,pero nunca había conseguido apartarle de su interés obse-sivo mucho mayor por su hermano mayor. En consecuen-cia, inconscientemente odiaba a los hombres. Habíaresuelto el problema obligándose a competir compulsiva-mente con los hombres, a superarles en el mundo de losnegocios. Pero había considerado demasiado peligrosocompetir con ellos sexualmente, porque ellos siempreeran mejores que ella teniendo orgasmos. Por eso se habíaretirado, según su analista, hacia la estimulación extrava-ginal en lugar del coito. Los terapeutas que siguen la terapia conductual racional emotiva te escucharán mientras te quejas de tu madre, pero en elanálisis final, te situarán en el centro del universo, como principal responsable de tus propias acciones y sentimientos. Construir bloques de Terapia; El ABC de la Terapia Conductual Racional Emotiva (TCRE); Escoger creencias; Cambiarcreencias; La trinidad irracional; Humanismo significa auto-control; Apuntes de Albert Ellis.La terapia sin excusasPor Albert Ellis, Ph. D.Psychology Today, Julio 1973, Revisado en Mayo de 1994
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23RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 17 – 1998Tomar consciencia de las explicaciones psicoanalíti-cas de su perturbación no fue suficiente para la Sra. P.Decidió que su análisis no estaba progresando, y desespe-radamente decidió intentar la terapia racional emotiva yconductual (TREC). La TREC, que yo creé en 1955, va más allá del psi-coanálisis ortodoxo y de las aproximaciones conductualesclásicas. Sitúa a los seres humanos en el centro del uni-verso y les otorga una considerable responsabilidad sobresu propio destino. En parte es elección suya convertirse enneuróticos o rechazarlo. Aunque la teoría básica de la per-sonalidad humana de la TREC tiene fuertes raíces en asun-ciones biológicas y ambientales, sostiene que el individuopuede por sí mismo, y habitualmente lo hace, intervenirsignificativamente entre su input ambiental y su outputemocional, y que por lo tanto tiene, potencialmente, unagran cantidad de control sobre lo que siente y hace. El ABC de la TRECLa TREC utiliza una simple aproximación ABC antela personalidad humana y sus perturbaciones. El terapeutahabitualmente empieza con C, la Consecuencia emocionalperturbadora que el paciente ha experimentado reciente-mente. Típicamente, ha sido rechazada. Este rechazo puede llamarse A, al rechazar la Experiencia Activadora,que la persona cree erróneamente que causa directamenteC, sus sentimientos de ansiedad, inutilidad, y depresión. Elpaciente aprende que por sí mismo un acontecimientoActivador (A) del entorno no causa o crea ningún senti-miento o consecuencia emocional (C). Porque si lo hicie-ra, explica el terapeuta, entonces casi todo el mundo quees rechazado se debería sentirse tan deprimido como lapaciente, la Sra. P. Pero dado que esto es escasamente ver-dadero, C es principalmente causada por alguna variableintermedia, que es el sistema de Creencias del sujeto (B). Cuando ocurre el rechazo, el sujeto sano tiene un con-junto de creencias negativas principalmente saludables oracionales: “Es infortunado que haya sido rechazado.Sufriré pérdidas o inconvenientes reales por este rechazo.¿Cómo puedo ser aceptado por esta persona en el futuro, opor cualquier otra persona que probablemente me produz-ca casi tanta alegría?” Estas creencias son racionales o úti-les porque aumentan la felicidad de la persona y minimi-zan su dolor, y están relacionadas a acontecimientosobservables, empíricamente probables. Si el individuo se mantiene riguroso con su creenciaracional sobre ser rechazado, experimentara profundossentimientos en el momento C, pero no serán los queacompañan un juego irracional de creencias: ansiedad,inutilidad y depresión. En cambio, tendrá sentimientos dedecepción, frustración y fastidio. Sus sentimientos seránbastante saludables o apropiados a la experiencia o acon-tecimiento activador, porque le motivarán a intentar cam-biar su vida de manera que pueda ser aceptado en el futuroy, así, disfrutar más. Las creencias de la Sra. P eran irracionales. Si asumi-mos que había fracasado en el intento de ganar el amor desu padre debido al interés obsesivo de éste por su herma-no mayor, se hace importante saber porqué ella había con-vertido este hecho negativo de su vida en tan importante yporqué había insistido en permitir que le afectara durantetanto tiempo. Otras mujeres tienen padres que prefieren asus hermanos mayores, pero a diferencia de la Sra. P, noodian inconscientemente a los hombres para siempre nicompiten compulsivamente con ellos. Por consiguiente lacuestión crucial era: ¿Cuál era su sistema de creencias ofilosofía de vida fundamental, que había acarreado y deri-vado de sus intentos fracasados por ganar el amor de supadre? Escoger creenciasEmpecé a enseñar a la Sra. P el ABC de la terapiaracional emotiva y conductual y a mostrarle porqué el psi-coanálisis, que se había concentrado en A y C, pero no enB, podía haberle proporcionado una explicación engañosao muy superficial de su perturbación. La Sra. P empezó a ver que su depresión no era elresultado directo del rechazo de su padre, sino una conse-cuencia de su sistema de creencias. Sus respuestas C, oconsecuencias, no eran causadas por la preferencia de supadre por su hermano sino por sus propios procesos demediación, o lo que ella pensaba sobre este favoritismo. De hecho, ella se provocó estas Consecuencias alescoger crear ciertas asumciones, o Creencias. Había esco-
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24RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 17 – 1998gido estas Creencias en un momento temprano de su vida,y todavía se aferraba a ellas. Yo le expliqué que ella conti-nuaba pidiendo que su padre (y casi todos los hombres) seconsagraran a ella, y que ella no se liberaría de la ansiedady el odio hasta que se abandonara sus demandas infantiles. Aunque fue capaz de ver, a nivel teórico, que los acon-tecimientos activadores no causan consecuencias emocio-nales en la gente a menos que sus creencias sobre estosacontecimientos sean muy positivos o negativos, la Sra. Pno se sintió cómoda con esta idea. Su fuerte convicción,compartida por la mayoría de gente, de que las emocionessurgen directamente de las experiencias, bloqueó su reco-nocimiento de esta hipótesis. Además, su ferviente obe-diencia a su analista previa y a la teoría analítica quemantiene que los acontecimientos presentes están determi-nados por la historia pasada aumentaron su bloqueo.Durante nuestra quinta sesión, el curso terapéutico giró. LaSra. P empezó a llorar. Me habló de la muerte de su padre,un año antes, y del descubrimiento de su lápida mortuoriaque iba a realizarse en su tumba el próximo domingo. Lepregunté porqué lloraba de forma depresiva. La muerte desu padre, a la edad de 55 años, fue una gran pérdida por laque podía afligirse de forma saludable. Pero ¿era tan“espantoso” y “horrible,” que no podía volver a disfrutar denada?. Me respondió que el descubrimiento de su lápidamortuoria significaba el final absoluto: “Todavía valoromucho su amor, y es una gran desgracia saber que ahoranunca podré conseguirlo de ningún modo.”Objeté. Pensé que había algo más. Si ella pensabaque la pérdida de su amor solo era una gran desgracia, sesentiría muy triste - pero no deprimida, como ella parecíaestar. “Si,” asintió ella. “Si he de ser honesta, cuando llora-ba, también me sentía deprimida. Y creo que aún lo estoy,cada vez que me enfrento al hecho de que el se ha ido, seha ido para siempre, y que nunca podré conseguir de él elamor que siempre he anhelado.”“Y esto te hace — ?” Pregunté, en la manera típica dela TREC.“Una persona sucia. Una persona no válida, inferior,sucia, cuyo propio padre nunca pudo, y ahora nuncapodrá, querer!”Mi presentimiento y mi insistencia dieron resultado.La Sra. P claramente vio que había algo que la molestabamucho más que la pérdida del amor de su padre y causa-ba su depresión - es decir su creencia profunda de que ellaera despreciable por perder este amor. Esto cambió elcurso de la terapia. Desde este momento ella reconocióque ella era la principal causa de su perturbación emocio-nal y que sus creencias sobre su padre y sobre si mismaeran auto-derrotistas. Cambiar creencias La nueva toma de conciencia de la Sra. P no supusoel final de su terapia. La TREC tiene dos objetivos princi-pales. El primero es mostrar a la persona emocionalmenteperturbada cómo las creencias irracionales crean conse-cuencias disfuncionales. El segundo, y en cierta manera elmás importante, es enseñarle a Discutir (D) para cambiaro abandonar estas creencias irracionales. Con respecto alprimero de los estos dos objetivos La TREC se solapa sig-nificativamente con varias terapias de “toma de concien-cia”, incluyendo el psicoanálisis Freudiano y la psicologíaindividual Adleriana, pero difiere radicalmente de ellasrespecto al segundo. La TREC implica un ataques fuerte,filosófico y conductual sobre el sistema de creencias delindividuo de auto-sabotaje. Si el terapeuta consigue guiar al sujeto para queDiscuta sus creencias irracionales sobre si mismo y elmundo, entonces el paciente consigue E, Efectos nuevos yde mejor funcionalidad. El terapeuta anima al paciente aadoptar nuevas filosofías de vida, reduciendo así los sen-timientos de ansiedad. Con el tiempo, el paciente dejarácasi automáticamente de generar ansiedad cuando sesometa a experiencias Activadoras de frustración. La Sra. P se dio cuenta de que no eran sus experien-cias infantiles tempranas las que creaban el pánico sobresu nueva oferta de trabajo, depresión sobre la supuestapérdida del amor de su difunto marido, y sentimientos deinutilidad sobre su sexualidad. Entonces le ayudé a ver lasprincipales creencias irracionales que causaban sus sínto-mas. Parafraseandolas eran las siguientes:“Debo ser excepcionalmente buena en mi trabajopara evidenciar que mi padre se equivocó al preferir a mi
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25RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 17 – 1998hermano y no a mí, y demostrar que yo soy una personaque vale la pena.”“Para demostrar, una y otra vez, que soy una personavaliosa que puede aceptarse a sí misma, debo tener amor yaceptación al cien por cien por parte de cualquier hombrecon el que me implique íntimamente. Y, dado que midifunto marido no me quiso completamente, el no mequiso en absoluto, y esto demuestra que yo soy mala.”“Si no soy capaz de tener orgasmos regularmentedurante el coito, como debería, no soy una mujer y estosignifica que no puedo ser querida.”“No debo sentirme presa del pánico, deprimida oindecisa; y como me siento así, no soy buena.”“Ahora que he admitido mis problemas y he acudidoa psicoterapia, debo conseguir curarme a mi misma en unperiodo de tiempo razonablemente corto, sino es que soyuna persona débil sin esperanza.”Para ayudar a la Sra. P a abandonar estas ideas auto-despreciativas, primero utilicé un abordaje de TREC. Leenseñé que sus creencias irracionales sobre necesitar com-petencia, amor, y estar libre de pánico, eran irreales, ilógi-cas, y auto-destructivas. La mayoría de gente tiende a creer varias ideas irracio-nales. Mantiene esas ideas con resultados nefastos en térmi-nos de sus emociones y conductas. Hasta donde yo hepodido determinar, estas creencias habitualmente son for-mas de absolutismo. Consisten en demandas y necesidades,en lugar de preferencias o deseos. Consecuentemente, sonirreales y auto- derrotistas.La trinidad irracionalExisten quizás 10 o 15 “necesidades” supremas que lagente comúnmente se auto impone o impone a los demás.Estas pueden reducirse a tres mandatos que causan inmen-sas dificultades emocionales. El primer mandato es: “Dado que sería muy preferi-ble que yo fuera eminentemente competente, debería ydebo absolutamente serlo. Es horrible cuando no lo soy.Por eso soy una persona despreciable.”La segunda idea irracional (e improbable) es: “Dadoque es muy deseable que los demás me traten de maneraconsiderada y justa, deberían y deben absolutamentehacerlo, y los que no lo hagan son personas podridas quemerecen ser absolutamente condenadas.”El tercer mandato imposible es: “Dado que es prefe-rible que yo sienta placer en lugar de dolor, el mundodebería absolutamente arreglar esto. La vida es horrible, ysi el mundo no lo arregla yo no puedo sufrirla”Estas tres creencias irracionales fundamentales, y susmuchos corolarios y sub-ideas, son los principales factoresde lo que a menudo llamamos neurosis. No son las únicascausas del trastorno (TNS), ya que puede tener otros orí-genes o causas. Sin embargo, las “causas” originales o lasprincipales creencias irracionales de un sujeto no son tanimportantes - y esta es la razón por la que el psicoanálisis,que hace hincapié en estos orígenes, es a habitualmente depoca ayuda. Porque si crees, como hacía la Sra. P, que tucompañero debe amarte completamente, y consecuente-mente te sientes insegura, aunque llegues a descubrirdónde y cuándo exactamente tuviste por primera vez estaidea irreal, ¿cómo te ayudará tu “toma de conciencia” aabandonarla? Lo más importante, y lo que los filósofosmás que los psicólogos han visto durante muchos siglos,es una extirpación concertada del sistema de creenciasirracionales de la persona perturbada y su sustitución poruna filosofía considerablemente más sana, orientada a larealidad. La Sra. P consiguió atacar y reconstruir sus creenciasirracionales. Continuó aprendiendo aproximaciones posi-tivas de la vida. Yo le enseñé cómo aceptar la realidad,abandonar todas las asumciones mágicas, y aplicar elmétodo científico a la existencia cotidiana. La TREC man-tiene que si uno es empírico y no inventa necesidadesabsolutas, es casi imposible que se vuelva neurótico.Puede sentirse triste o fastidiado, jubiloso o incluso enéxtasis. “Racional” en la terapia conductual racional emo-tiva no significa sin emociones. De hecho, cuanto másdecidido se está a auto-aceptarse, a ser hedonista y auto-realizarse mediante el trabajo mental y de otras facultades,más emocional se es y más en contacto se está con los sen-timientos. Con la Sra. P utilicé varios métodos cognitivos más.Le proporcioné información sobre sexo y la frecuencia deorgasmos femeninos durante el coito. Le enseñé técnicas
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26RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 17 – 1998de imaginación, como la imaginación sexual, que le ayudóa estar más excitada y a alcanzar el orgasmo con mayorintensidad. También le pedí que leyera varios folletos ylibros de TREC y que escuchara algunas de nuestras cin-tas audio. A nivel emotivo, le enseñé cómo usar una confronta-ción poderosa que le ayudara a combatir sus pensamientosirracionales y emociones inapropiadas. Se unió a uno demis grupos de terapia regular, donde se comprometió envarios ejercicios de asumir-riesgos. Por ejemplo, le indu-cimos a hablar sobre sus propios problemas y los de losdemás, aún cuando era muy reticente a hacerlo. Losmiembros del grupo la confrontaron con su reticente hos-tilidad hacia los hombres, la cual al principio era renuen-te a reconocer. Utilizamos entrenamiento en empatía,particularmente mediante ensayo-conductual, en el cual lepedíamos que se pusiera en la piel de un hombre que esta-ba intentando relacionarse con ella y satisfacerla sexual-mente. Recibió lo que Carl Rogers denomina recompensapositiva incondicional, y lo que la TREC llama auto-acep-tación incondicional (AAI), tanto de mí como de otrosmiembros del grupo. Aprendió a reconocer y revelar algu-nas de sus emociones positivas, especialmente diciendo aalgunos de los miembros masculinos del grupo que erande su agrado. También utilicé varias técnicas conductuales con laSra. P en el curso de la TREC individual y las sesiones degrupo. Le ayudamos, mediante ensayo-conductual conotros miembros del grupo, a ser más asertiva con suamante. Para perder peso, le animamos para que utilizaraun programa auto-dirigido, utilizando los principios deauto-recompensa cuando seguía una dieta reductora yauto-castigo cuando no la seguía. Aprendió a desensibili-zarse a sí misma, mediante técnicas de relajación e imagi-nación racional emotiva (IRE), de modo que perdió sumiedo extremo a dar charlas en público. En la IRE, lainducimos a imaginarse a sí misma en situaciones de fra-caso y practicar sentimientos de tristeza y frustración, enlugar de sentimientos de destrucción y depresión mientraslo imaginaba. Consintió en aceptar la oferta del nuevo tra-bajo y enfrentarse al pánico que esto le producía comotarea asignada para casa. También, a través de sus tareasentre sesiones, aprendió a implicarse emocionalmente consu amante, aunque temía que más tarde él la rechazaría. Todas las técnicas empleadas en IRE están diseñadaspara algo más que cambiar la conducta y ayudar al pacien-te a sentirse mejor. También se utilizan para cambiar filo-sofías básicas y para proporcionarle medios específicos dereestructurar estas filosofías una y otra vez, hasta que rara-mente revierta en sabotaje personal y otras visiones yacciones detestables. Tras ocho meses de TREC, en su mayor parte enterapia de grupo, la Sra. P mejoró notablemente. Su esta-do de pánico se había desvanecido hacía tiempo, y solo seponía ansiosa ocasionalmente. Estaba funcionando bienen su nuevo trabajo, tan bien que incluso había recibidootra oferta. Fue capaz de aceptar la nueva posición sinvacilar y con poca ayuda de la terapia de grupo. Estabadeseando incorporarse incluso a pesar de que sabía quepodía fracasar. Sentía que si fracasaba, se sentiría “triste”pero no “horrible.” Todavía tenía problemas para alcanzarel orgasmo durante el coito pero no le molestaba esta difi-cultad y de hecho se veía a sí misma, como una compañe-ra sexual “muy buena” para su amante. Lo más importante, quizás, es que la Sra. P se aceptóa sí misma con todos sus síntomas. Cuando estaba ansio-sa, indecisa, compulsivamente competitiva, o no conse-guía alcanzar el orgasmo, lamentaba su conducta pero nose lamentaba de sí misma. Por consiguiente, fue capaz deenfocar su tiempo y esfuerzo hacía el cambio de sus actua-ciones infortunadas, en lugar de malgastar su energía enflagelarse y condenarse. Humanismo significa auto-controlLa TREC no es un remedio milagroso. Requiere unaconsiderable cantidad de esfuerzo y práctica por parte delpaciente. De este modo, difícilmente será la terapia deelección para los sujetos que quieren que se les mime, quepiensan que deben obtener una gratificación inmediataentre las sesiones de terapia, que creen que una repentinatoma de conciencia producirá una cura mágica, o querechazan trabajar para ayudarse a sí mismos. Tampoco eslo mejor para el terapeuta que quiere principalmente gra-tificarse durante la terapia.
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27RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 17 – 1998Sin embargo la TREC, puede utilizarse con una granvariedad de pacientes. Es terapia cognitiva-emocional-conductual. Enseña al sujeto cómo comprenderse y com-prender a los demás, cómo reaccionar de manera diferente,y cómo cambiar algunos de sus patrones de personalidadbásicos. Yo la llamé originariamente psicoterapia racional,dado que es más honesta y directamente instructiva y per-suasiva que otras formas de tratamiento psicológico. Trasunos pocos años, sin embargo, empecé a ver que era real-mente un procedimiento cognitivo-afectivo. Ahora, misasociados y yo nos referimos a ella como terapia racionalemotiva y reconocemos que es definitivamente una formade terapia conductual. No obstante, dado que deliberada-mente esboza procesos intelectuales, la TREC va más alládel condicionamiento operante de B.F. Skinner o la inhi-bición recíproca de Joseph Wolpe (desensibilización). La gente algunas veces acusa a la TREC de anti-humanista y de sobre-intelectualizada, mecanicista, ymanipulativa. Estas acusaciones son no sólo equivocadas,sino que omiten un punto importante. Las terapias eficien-tes que hacen hincapié en la potencialidad del control delpaciente sobre sus procesos emocionales son en muchosaspectos los medios de cambio de personalidad más huma-nistas que se han inventado hasta ahora. Habitualmente secentran en el ser humano, se orientan hacia la creatividad,y la máxima felicidad y auto-realización. Aunque los psicólogos de orientación experimental,como Abraham Maslow, Frits Perls, y Carl Rogers, sondestacados humanistas, también los son los terapeutas deorientación cognitiva, como Aaron Beck, Eric Berne,George Kelly y Arnold Lazarus. La terapia racional emotiva y conductual (TREC) esun amplio sistema de psicoterapia. Está avalada por estu-dios e investigaciones que demuestran que la teoría ABCde la perturbación emocional y el cambio funcionan y porotros estudios que demuestran que sus principales méto-dos, la instrucción TREC y la asignación de tareas paracasa, son efectivos. Básicamente, la TREC es un procedi-miento científico derivado de apuntar a la máxima huma-nización, o a lo más eficaz y productor-de-felicidad en larelación de la persona consigo misma, los demás, y elmundo.