El pensamiento obsesivo


El pensamiento obsesivo, es en realidad el mecanismo elemental a través del cual, el cerebro elabora las ideas y saca las conclusiones de la experiencia. Las obsesiones forman parte del procesamiento mental de los problemas y los conflictos. Las obsesiones ayudan a estructurar al sujeto, delimitar sus prioridades, organizar sus emociones, consolidar sus creencias y establecer los afectos perdurables. Al igual que otras facetas de la mente, el proceso obsesivo normal puede tornarse enfermizo, existiendo una frontera difusa e imprecisa entre las obsesiones normales y las patologicas, siendo muy dificil a veces la diferenciación. Las obsesiones patológicas con respecto a las sanas, se caracterizan porque provocan un alto grado de malestar subjetivo, son más irracionales, requieren enormes cantidades de tiempo empleado en su rumiación, se acompañan de actos compulsivos, suelen ser invalidantes y tarde o temprano, cristalizan en la estructuración de rituales. La obsesividad, es un proceso normal que se activa ante el afrontamiento de un peligro, pero pierde toda su eficacia cuando la idea obsesiva se torna recurrente, bizarra o irracional y conduce al ensimismamiento permanente o al aislamiento excesivo. Entonces, la persistencia de la idea obsesiva promueve el cuestionamiento del yo por el sujeto que la sufre o por los que le rodean, poniendo en entredicho al individuo y su narcisismo, acentuándose aún más la brecha de la diferenciación, sumiendo al sujeto en la soledad, encerrándole en su propio yo, enclaustrándole en su atribulado castillo mental.