Eres esclavo de tu pensamiento?


Eres esclavo de tu pensamiento?

* Juan Ramón Clériga (Reforma)
* 2008-12-03



¿Guarda usted gran cantidad de cosas inútiles pensando en que alguna vez le serán útiles?, ¿siente la necesidad de que los objetos que le rodean guarden un gran orden?, ¿se lava las manos alrededor de una decena de veces al día o emplea un tiempo excesivo para bañarse o lavarse los dientes?, ¿se siente obligado a checar repetidamente si las llaves del gas, las cerraduras o ventanas han quedado bien cerradas?, ¿se imponen en su pensamiento, en contra de su voluntad, ideas o imágenes que considera absurdas? Usted puede tener un trastorno obsesivo compulsivo.

Se trata de una condición esclavizante que se caracteriza por cierto tipo de pensamientos o imágenes repetitivos y persistentes. Las personas que lo sufren suelen ser inteligentes, y quienes los rodean los consideran invasivos e intentan rechazarlos.

Las compulsiones son actos o pensamientos que el individuo se ve obligado a realizar una y otra vez, para calmar sus obsesiones. Implican una urgencia irresistible de llevar a cabo un acto mental, como por ejemplo repetir una y otra vez determinada frase, la necesidad de realizar cierta secuencia conductual, por ejemplo tocar determinado número de veces algún objeto.

Estos actos cumplen la función de aliviar la ansiedad provocada por determinada obsesión, o de "prevenir", a manera de pensamiento mágico, el que ocurra una desgracia. Las conductas más frecuentes son las de verificación, lavado, repetir o perfeccionar: "No podía tocar las chapas de las puertas, por temor al contagio.

Cuando por accidente rozaba o creía haber rozado alguna tenía que lavarme las manos durante varios minutos para asegurarme que no quedara ningún germen en mi piel; al principio, tenía que asegurarme, antes de ir a dormir, de que las puertas y ventanas estuvieran cerradas, aun cuando yo mismo las había cerrado, luego se agregó la llave de paso del gas; con el tiempo, debía salir de la cama para verificarlo.

Actualmente me levanto cinco o seis veces a checar antes de poder dormirme. Un día iba manejando mi coche y por un ruido que escuché, pensé que podría haber atropellado a alguien sin darme cuenta. Me detuve a ver y comprobé que no había pasado nada. Desde entonces ya no pude manejar sin tener esa duda y la angustia consecuente. Comencé a volver sobre mi recorrido, cada vez, para comprobar que nada hubiera sucedido, hasta que finalmente dejé de manejar".

A veces las compulsiones son más complejas: caminar por las banquetas sin tocar los bordes de las losetas, acomodar los objetos en forma simétrica... Estos actos se vuelven rituales que pueden consumir mucho tiempo hasta que la persona pueda sentirse más tranquila y continuar con su actividad normal.

Esto suele generar problemas de puntualidad y de cumplimiento de las actividades cotidianas: "Tuve que dejar de estudiar porque no lograba llegar a buena hora a las clases, no puedo utilizar un baño que no sea el de mi casa, así que opté por salir lo menos posible". Así, se instala una dificultad progresiva en el cumplimiento de determinadas obligaciones o responsabilidades y suele producirse el abandono de estudios o trabajos, con las dificultades para progresar que esto conlleva.

De este modo, el trastorno obsesivo compulsivo se nos muestra como una enfermedad real, cuyo curso tiende a ser crónico, con fluctuaciones en la intensidad de los síntomas. Es más evidente a partir de la adolescencia o en los primeros años de la vida adulta, aunque también es frecuente su inicio en la infancia. Con diversas intensidades, afecta aproximadamente a 2 de cada 100 personas; sin embargo, quienes lo sufren suelen disimularlo y evitan la consulta profesional por mucho tiempo.

Esto, impide que reciban la ayuda adecuada e inicien la recuperación, que, con el tratamiento específico pueden obtener.
Lo primero que se debe hacer es reconocer que lo que le ocurre, no es "un modo de ser", sino una enfermedad. Si las obsesiones y compulsiones se vuelven muy frecuentes y provocan un deterioro significativo en la calidad de vida, sin lugar a dudas podemos afirmar que estamos frente a un padecimiento. Ante esto, desde luego que debe consultarse a un especialista con experiencia en este tipo de casos.

El trastorno obsesivo compulsivo responde a tratamientos específicos que, por lo general, constan de psicoterapia, en ocasiones complementada con medicación, con lo que la recuperación es elevada.

TABLA
Rasgos reveladores
Las personas con este trastorno sienten temor a:
-Contagiarse de gérmenes por tocar alguna superficie u objeto.
-Hacerse daño a sí mismos o a algún ser querido.
-Causar un accidente.
Además:
-Tienen dudas repetitivas sobre casi cualquier cosa.
-Presentan ideas perturbadoras asociadas a la sexualidad o la religiosidad.

¿Guarda usted gran cantidad de cosas inútiles pensando en que alguna vez le serán útiles?, ¿siente la necesidad de que los objetos que le rodean guarden un gran orden?, ¿se lava las manos alrededor de una decena de veces al día o emplea un tiempo excesivo para bañarse o lavarse los dientes?, ¿se siente obligado a checar repetidamente si las llaves del gas, las cerraduras o ventanas han quedado bien cerradas?, ¿se imponen en su pensamiento, en contra de su voluntad, ideas o imágenes que considera absurdas? Usted puede tener un trastorno obsesivo compulsivo.

Se trata de una condición esclavizante que se caracteriza por cierto tipo de pensamientos o imágenes repetitivos y persistentes. Las personas que lo sufren suelen ser inteligentes, y quienes los rodean los consideran invasivos e intentan rechazarlos.

Las compulsiones son actos o pensamientos que el individuo se ve obligado a realizar una y otra vez, para calmar sus obsesiones. Implican una urgencia irresistible de llevar a cabo un acto mental, como por ejemplo repetir una y otra vez determinada frase, la necesidad de realizar cierta secuencia conductual, por ejemplo tocar determinado número de veces algún objeto.

Estos actos cumplen la función de aliviar la ansiedad provocada por determinada obsesión, o de "prevenir", a manera de pensamiento mágico, el que ocurra una desgracia. Las conductas más frecuentes son las de verificación, lavado, repetir o perfeccionar: "No podía tocar las chapas de las puertas, por temor al contagio.

Cuando por accidente rozaba o creía haber rozado alguna tenía que lavarme las manos durante varios minutos para asegurarme que no quedara ningún germen en mi piel; al principio, tenía que asegurarme, antes de ir a dormir, de que las puertas y ventanas estuvieran cerradas, aun cuando yo mismo las había cerrado, luego se agregó la llave de paso del gas; con el tiempo, debía salir de la cama para verificarlo.

Actualmente me levanto cinco o seis veces a checar antes de poder dormirme. Un día iba manejando mi coche y por un ruido que escuché, pensé que podría haber atropellado a alguien sin darme cuenta. Me detuve a ver y comprobé que no había pasado nada. Desde entonces ya no pude manejar sin tener esa duda y la angustia consecuente. Comencé a volver sobre mi recorrido, cada vez, para comprobar que nada hubiera sucedido, hasta que finalmente dejé de manejar".

A veces las compulsiones son más complejas: caminar por las banquetas sin tocar los bordes de las losetas, acomodar los objetos en forma simétrica... Estos actos se vuelven rituales que pueden consumir mucho tiempo hasta que la persona pueda sentirse más tranquila y continuar con su actividad normal.

Esto suele generar problemas de puntualidad y de cumplimiento de las actividades cotidianas: "Tuve que dejar de estudiar porque no lograba llegar a buena hora a las clases, no puedo utilizar un baño que no sea el de mi casa, así que opté por salir lo menos posible". Así, se instala una dificultad progresiva en el cumplimiento de determinadas obligaciones o responsabilidades y suele producirse el abandono de estudios o trabajos, con las dificultades para progresar que esto conlleva.

De este modo, el trastorno obsesivo compulsivo se nos muestra como una enfermedad real, cuyo curso tiende a ser crónico, con fluctuaciones en la intensidad de los síntomas. Es más evidente a partir de la adolescencia o en los primeros años de la vida adulta, aunque también es frecuente su inicio en la infancia. Con diversas intensidades, afecta aproximadamente a 2 de cada 100 personas; sin embargo, quienes lo sufren suelen disimularlo y evitan la consulta profesional por mucho tiempo.

Esto, impide que reciban la ayuda adecuada e inicien la recuperación, que, con el tratamiento específico pueden obtener.
Lo primero que se debe hacer es reconocer que lo que le ocurre, no es "un modo de ser", sino una enfermedad. Si las obsesiones y compulsiones se vuelven muy frecuentes y provocan un deterioro significativo en la calidad de vida, sin lugar a dudas podemos afirmar que estamos frente a un padecimiento. Ante esto, desde luego que debe consultarse a un especialista con experiencia en este tipo de casos.

El trastorno obsesivo compulsivo responde a tratamientos específicos que, por lo general, constan de psicoterapia, en ocasiones complementada con medicación, con lo que la recuperación es elevada.

TABLA
Rasgos reveladores
Las personas con este trastorno sienten temor a:
-Contagiarse de gérmenes por tocar alguna superficie u objeto.
-Hacerse daño a sí mismos o a algún ser querido.
-Causar un accidente.
Además:
-Tienen dudas repetitivas sobre casi cualquier cosa.
-Presentan ideas perturbadoras asociadas a la sexualidad o la religiosidad.

http://www.impre.com/salud/2008/12/3/eres-esclavo-de-tu-pensamiento-96377-3.html