¿Soy obsesivo compulsivo?
El paciente con este mal habitualmente se enfrasca en una serie de pensamientos y conductas repetitivos que carecen de sentido

Lavarse las manos con mucha frecuencia, contar mentalmente, realizar algunos rituales al momento de vestirse o antes de bañarse, checar llaves de gas y agua varias veces, así como asegurarse en forma repetida que las puertas estén bien cerradas son, entre otros muchos, indicios de ser obsesivo-compulsivo.

El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es un estado de ansiedad que interfiere en el funcionamiento cotidiano de las personas que lo sufren, e inclusive puede limitar, en grado extremo, su capacidad para relacionarse socialmente.

El individuo que padece TOC habitualmente se enfrasca en una serie de pensamientos y conductas repetitivos que carecen de sentido, son angustiantes y difíciles de vencer. publicidad




Esta disfunción se puede presentar en forma leve, moderada ó severa, y en ocasiones dificulta la capacidad para tener una vida funcional adecuada, ya sea en su entorno escolar, laboral o familiar.

Los trastornos obsesivos-compulsivos no tienen una causa específica, pero se han estudiado factores que están íntimamente relacionados con su desarrollo, como funcionamiento anormal en determinadas áreas del cerebro, en particular con una sustancia llamada serotonina (que interviene en la sensación de bienestar), y con probables alteraciones genéticas.

Pensamientos obsesivos

Ahora bien, cuando hablamos de obsesiones nos referimos a pensamientos, imágenes ó impulsos que las personas perciben, que carecen de sentido y que son producto de la propia mente (intrusivos). Tales manías son molestas y generan mucha ansiedad, por lo que los pacientes hacen intentos por eliminarlas; sin embargo suelen incrementarse y generar mayor ansiedad. A veces, algunas personas logran disminuir esa sensación realizando acciones que contrarresten estas obsesiones.

Por otra parte, al hablar del aspecto compulsivo, debemos entender que en torno a él aparecen formas de conducta repetitivas que se realizan rigurosamente, necesarias para mitigar, prevenir ó evitar la intranquilidad que pueden generar las obsesiones. Habitualmente, el individuo reconoce lo absurdo de su conducta, hecho que si bien no le causa placer, sí le proporciona alivio.

Frecuencia y causas

A través de diversos estudios realizados en Estados Unidos se ha estimado que el trastorno obsesivo-compulsivo afecta a más del 2% de la población en general, se presenta en hombres y mujeres por igual y afecta a cualquier raza. En relación a las causas, se han sugerido tanto la participación genética como la influencia de otros factores (neurológicos, psicológicos y sociales), aunque todavía no hay conclusiones sobre el origen específico del padecimiento.

Los síntomas se presentan en la mayoría de los casos durante la adolescencia ó en la edad adulta joven, aunque se reportan casos de niños que llegan a tener signos del padecimiento desde edad preescolar. Los trastornos compulsivos se caracterizan por creciente necesidad de evitar el daño y rehuir al riesgo. Es casi una regla que haya ansiedad anticipatoria (es decir, angustia por algo que no ha ocurrido), actitudes perfeccionistas, dudas constantes y sentimientos de culpa.

El diagnóstico consta de varios pasos, desde un examen clínico y una entrevista con el psicólogo o psiquiatra, hasta la realización de pruebas de imagen de laboratorio (tomografía de cráneo, resonancia magnética, etc.), pruebas psicológicas, análisis de tablas de escalas que evalúan el grado de severidad de las obsesiones y compulsiones, además de estudios como el electroencefalograma y/o mapeo cerebral, para descartar que haya daño en el sistema nervioso central, entre otros.